MI EXPERIENCIA EN OBSERVACIÓNUn acercamiento a mi práctica docente.
La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir
soberanamente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también
puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión el
descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos. Esteve, José M. (1998)
Así, la escuela se convierte en un universo cambiante, en el que cada día se
puede vivir de manera diferente y tener experiencias variadas. En este sentido
puedo decir que ha transcurrido una semana de observación en un segundo grado
de escuela telesecundaria en un contexto rural.
EL DOCENTE
Con 17 alumnos, el docente titular desarrolla sus actividades de acuerdo a su
formación y experiencia. Situación que le permite tener un control adecuado del
grupo. El docente parece conocer las características de los alumnos, sus gustos e
intereses así como las cosas que les desagradan o no les despierta interés e
incluso conoce sus necesidades. Con todo lo anterior el docente se muestra muy
humano ante ellos, trata de comprender su realidad (en la que algunos tienen que
caminar bastante y otros ayudar en labores del campo y/o domesticas), por lo que
el contacto primero que tiene con los alumnos es muy humano, tal vez ha
comprendido lo que en palabras de José M. Steve dice “Hace tiempo, descubrí
que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es
ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea.
Para ello, no hay más camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el
valor humano del conocimiento” (1998).
Esta se vuelve en mi primera impresión, la manera en que el docente se acerca a
los alumnos y trata de entenderlos desde su realidad y conocer cuáles son sus
maneras de ser y de pensar que se reflejan día a día en la escuela y aula.
El docente, que cuenta con más de 25 años de experiencia, tiene claro la manera
que ha de abordar los contenidos y las asignaturas. “La enseñanza es una
actividad que busca favorecer el aprendizaje. La enseñanza genera un andamiaje
para facilitar el aprendizaje de algo que el aprendiz puede hacer si se le brinda
una ayuda”. Gvirtz, Silvina y Mariano Palamidessi (1998) El docente usa como
andamiaje lo que el sistema de Telesecundaria le provee, es decir parte del
programa televisado y hace uso del libro principalmente aunado a las actividades
que se hacen en el cuaderno y que está ampliamente relacionado con lo que el
libro provee.
De esta forma los diferentes contenidos y asignaturas son abordados: se mira el
programan televisivo, para después hacer algunos comentarios (que son en su
mayoría dados por el docente), se realiza la actividad que indica el libro y
prácticamente no se realiza una socialización final al respecto.
Con lo anterior se puede apreciar que utiliza un mismo método, solo con algunas
variantes, para las diferentes asignaturas. Y deja de lado las características de los
alumnos y las oportunidades que puede ofrecer los contenidos, para Cesar Coll “el
tratamiento educativo de las diferencias individuales es que una enseñanza
verdaderamente individualizada que tenga en cuenta estas diferencias debe
renunciar a prescribir un método de enseñanza único aplicable a todos los
alumnos” (1997). Esto significaría tener un abanico de métodos que fueran
convenientes de acuerdo a las características de los alumnos, a los contenidos y
las circunstancias que pudieran ir sucediendo, por lo que para el trabajo docente
se consideraría una gran labor y estar en una constante renovación de
conocimientos. Desafortunadamente el sistema ha dejado a muchos docentes que
se mantengan en esta zona de confort en el que el docente cumple con el
programa, el alumno se adapta a las formas de trabajo rutinarias y los padres
aceptan las formas de trabajo del docente y escuela.
Por otra parte la disciplina que se tenga o la ausencia de esta dentro del aula
determinan en gran medida el ambiente que ha de prevalecer y por lo tanto
favorecer el desarrollo de las actividades y la apropiación de las competencias que
se pretendan desarrollar. Conocer de donde provienen los alumnos, las
costumbres y formas familiares determinan la formas de comportarse de los
alumnos como lo menciona Zubillaga “Cuando el alumno de secundaria llega a la
escuela, ya lleva consigo un tipo de disciplina y una idea de la misma; sin
embargo, este nuevo espacio suele llevarlo a modificar o reafirmar su
comportamiento y su concepto sobre aquélla, según sus características de
personalidad (John Horrocks, 1987), pues los cambios de trabajo de la escuela
primaria a la secundaria son bruscos, a la vez que el estudiante en lo individual
vive otros de la misma magnitud (fisiológicos, biológicos, psicológicos) que
inciden, algunas veces, en su comportamiento y carácter” (1998). Pues en este
periodo junto con las experiencias que ha adquirido, su desarrollo propio y el
carácter que mantenga la escuela ante esto determina el ambiente y los
comportamientos que se pueden suceder en este entorno social.
El docente es quien en gran medida regula estos comportamientos e interviene
con los alumnos cada vez que lo ve prudente con el fin de formar en valores y
comportamiento; y es que cuando los alumnos reconocen las exigencias de la
institución o del docente parecen tenerlas presentes y cumplirlas o más bien
regulan su comportamiento dependiendo de las situaciones, pues pareciera que
reconocen en donde y cuando modificar estas pautas de comportamiento,
principalmente para su conveniencia.
Creo que en algún momento el sistema de telesecundaria se ha institucionalizado
al punto de llegar a un estandarización en donde los apoyos y materiales
didácticos han llegado a ser parte de un mecanismo que parece aplicarse
indistintamente a todos los contenidos y asignaturas, llegando incluso a formar un
ambiente rutinario y monótono en donde lo único que puede cambiar la jornada es
ese humanismo que se presenta en los alumnos y en algunas ocasiones en los
docentes. Pero es un humanismo más lejano al conocimiento y más cerca a las
relaciones de convivencia con el fin de tener un ambiente agradable.
LOS ALUMNOS
Para el adolescente de secundaria este espacio significa muchas cosas, lugar de
interacciones, de cambios, de oportunidades y de aprendizajes; estos últimos
tomados con poca importancia en muchas ocasiones. Un espacio en el que
suceden diversas situaciones, ambientes, circunstancias, etc., y que en su
mayoría son generadas por los alumnos y sus maneras de ser.
En este primer encuentro con un grupo de estudiantes, uno se encuentra a la
expectativa de quienes son los estudiantes, como son, sus intereses, su argot, sus
ideales, etc. y así sucede, en un primer encuentro los alumnos se muestran un
poco serios por mi presencia, pues en cuanto toman confianza aparecen con más
claridad sus atributos y características.
Están los alumnos más disciplinados y que responden a las actividades que se
llevan a cabo (que son mujeres), esta quien atiende apenas el trabajo del aula e
incluso se atreve a decir que sinceramente la escuela no le gusta y que asiste por
obligación, también esta quien atiende a las actividades pero no le gusta
participar, incluso hablar.
Pero en este grupo se puede observar como surgen las diferentes formas de
trabajo de acuerdo a las interacciones que en el suceden. Para unas actividades
ellos parecen reconocer sus habilidades y se integran de tal forma que se ayudan
mutuamente. Aun cuando el trabajo es individual algunos grupos de trabajo
resultan entre ellos de tal manera que se logra una continua cooperación; aunque
el docente no dé lugar a estas agrupaciones parecen resultar de manera natural y
favorable según Reyzábal “ Parece pues que regularmente los resultados que las
actividades de grupo pueden dar lugar a producciones más elaboradas, incluso
más adecuadas, que las de los mismos sujetos trabajando individualmente” en
este sentido el grupo trabaja de esta manera y le resulta aunque lo hace de una
manera no premeditada.
Durante las clase los alumnos, si no todos se muestran participativos, todos están
dispuestos a trabajar en lo que se les pide, a ritmos diferentes lo que ocasiona que
en muchas de las ocasiones algunos terminen mucho antes que otros y razón
también para que al cambiar de asignatura el trabajo quede incompleto, lo cual se
vuelve un problema al momento de que el docente revisa lo que hacen. Por lo
anterior considero que “Una vez iniciada la enseñanza, el maestro la evalúa
constantemente observando las reacciones de sus alumnos y haciéndoles
preguntas. Con base en esas reacciones y respuestas, toma una decisión sobre
cómo está realizándose la instrucción. Si piensa que la lección se efectúa en
forma satisfactoria, seguirá enseñando conforme a lo planeado” Airasian, Peter W.
(2002). Eso debería de suceder pero el mecanismo escolar mantiene alejada esta
práctica y se prefiere evaluar al final con el propósito de verificar cuanto se ha
comprendido y no en el momento de desarrollar las actividades y así cerciorarse
de los procesos que pudieran ocurrir y como intervenir. La intervención del
docente se reduce y limita.
Es por eso que el docente reconoce en los alumnos falta de autonomía que les
permita trabajar de manera autónoma y las tareas que se llevan a casa, en pocas
de las ocasiones se cumplen o mejor dicho solo son algunos alumnos los que la
realizan y la mayoría no lo hacen ya sea porque sus tardes las ocupan el labores
domésticas, ya sea por costumbre y falta de interés. Es preciso mencionar que las
tareas son extraídas del libro del alumno, llevar materiales y en ocasiones en
realizar alguna indagación con gente adulta. ¿Por qué esta falta de interés? ¿Qué
hacer?, he aquí un ejemplo
“Es cierto, en ocasiones los niños no trabajan en el salón. ¿Qué hacer con ellos,
entonces? Más de uno podrá contestar con ligereza: "Pues que en su casa
desquite cuanto no hizo en la escuela, ¡que le dejen una buena tarea!". Yo pienso
muy diferente. Cuando mis chicos no trabajaban bien en la escuela, lo hacían
conmigo por la tarde. No se trataba de un castigo. Mientras la escuela estuvo en
Rébsamen puse en práctica cierta costumbre” Jiménez. Es decir estar con ellos
acompañarlos, conocer cómo se enfrentan a las tareas y porque si no lo hacen en
la escuela deberían hacerlo en casa. Realmente se debe de cambiar la práctica en
el aula, poner verdadero empeño en que las tareas escolares se lleven a cabo y
fomentar este hábito de terminar con las tareas que se proponen. Para interesar a
los alumnos en el estudio, no basta con captar su atención; hay que lograr
mantenerla. Por eso, un profesor no puede estar satisfecho sólo con las técnicas
de animación. Tiene que planificar la enseñanza de forma que establezca la
relación de estudio entre la asignatura y el alumno.
En cuanto a si los alumnos han comprendido lo que han realizado no me queda
del todo claro, pues prácticamente durante esta semana no se hizo evaluación de
ningún tipo, y las tareas que se realizaban no se socializaban, el trabajo se quedó
en lo que hicieron los alumnos y uno hubo confrontación al respecto de su trabajo.
Se puede decir que los alumnos comprenden a partir de sus propias
representaciones y estas en poco son desequilibradas para formar un nuevo
conocimiento, sino que el conocimientos se forma a partir de sus experiencias
como lo dice en “yo enseño, pero ¿ellos aprenden?”. En realidad, los alumnos
abordan las tareas escolares (escucha, lectura, observación, etc.) con la ayuda de
sus antiguas ideas (Duffy y Roehier, 1986) y estas concepciones iniciales con
frecuencia persisten a pesar de las actividades escolares” (Giordan y De Vecchi,
1987) Saint-Onge, Michel (2000). Así con la poca asistencia que los alumnos tienen
se crean concepciones de lo que están realizando a partir de sus experiencias.
CONCLUSIÓN
El grupo de manera general se encuentra disciplinado y responde a la
organización tanto de la escuela como del docente, a pesar de seguir un ritmo
mecanizado y utilizando los medios y materiales que el sistema provee, muestra
suficiente flexibilidad para poder intervenir y realizar cambios en la dinámica de
trabajo. Muestran disposición principalmente cuando las actividades se muestras
más dinámicas y se trabaja en grupo.
El ambiente áulico es favorable pues los alumnos reconocen que tienen que
realizar tareas, aunque sus ritmos son diferentes y la atención diversificada es
necesaria pues sus necesidades también lo son.
En este grupo encuentro una gran oportunidad para desarrollar la práctica docente
a partir de sus características y posibilidades que se pueden alcanzar, tanto de
aprendizaje por parte de los alumnos como de desarrollo de actividades por parte
del docente.
Bibliografía
En: Esteve, José M. (1998), “La aventura de ser maestro”, en Cuadernos de Pedagogía, núm. 266, febrero, Barcelona, Praxis, pp. 46-50.
Gvirtz, Silvina y Mariano Palamidessi (1998), "La enseñanza" en El ABC de la tarea docente: curriculum y enseñanza, Buenos Aires, Aique, pp. 133-137
Coll, César (1997), ―¿Cómo enseñar?... O el problema de la metodología de la enseñanza‖, ‖ en Psicología y currículo, México, Paidós, pp. 111-118
En Gabriela Ynclán (comp.), Todo por hacer algunos problemas de la escuela secundaria, México, Patronato SNTE para la Cultura del Maestro Mexicano, 1998, pp. 141-168.
Los grupos de trabajo como generadores de destrezas orales Ma. Victoria Reyzábal
Airasian, Peter W. (2002) La evaluación en el salón de clases, México, SEP (Biblioteca para la actualización del maestro).
Tareas, ¡no! Fernando Jiménez
Saint-Onge, Michel (2000), ―¿Disponen siempre los alumnos de las informaciones necesarias para poder comprender?‖, en Yo explico, pero ellos... ¿aprenden?, México, SEP (Biblioteca del normalista), pp. 76-84.
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