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3. Un intento de explicacinEl avance de la investigacin sociolgica alrededor del mundo del Nuevo Testamento, hoy nos permite acercarnos con mayores herramientas a todo el universo cultural, eclesial y social en medio del cual nacen los escritos que lo configuran. Esto adems de que se han descubierto y dado a conocer muchos textos apcrifos que igualmente arrojan luces sobre los procesos y tensiones en medio de las cuales se establecieron los cauces de la tradicin teolgica y dogmtica. "La misin de Mara Magdalena como testigo y mensajera de la verdadera fe era nica en el contexto de lo que hoy podra parecer un perodo igualmente nico de la floreciente comunidad cristiana. Aparece como la primera y desde luego, la ms importante de las mujeres discpulas en torno a Cristo; pero en la generacin posterior a la resurreccin, resulta sorprendente descubrir la magnitud de la importancia de algunos de los papeles que desempearon las mujeres..." Y sin embargo hay testimonios claros a lo largo de toda la historia eclesial de que esta misin de las mujeres y de Miriam de Magdala en particular, gener siempre incomodidad y polmica. Retomemos las palabras de Rafael Aguirre en su estudio sobre el movimiento de Jess, porque son muy iluminadoras de un proceso innegable: "Hay ciertas fluctuaciones en los nombres de las mujeres en las diversas listas de los evangelios, pero siempre se menciona a Mara Magdalena. Ella es testigo de la muerte de Jess y de su sepultura, la que descubre la tumba vaca y recibe el anuncio pascual, la que primero proclama la buena nueva de la resurreccin y la que primero se encuentra con el Seor resucitado. Sin duda, esta mujer, Mara Magdalena, tuvo en los orgenes del cristianismo una importancia tan grande como la de Pedro, si no mayor. Es significativo y elocuente que los textos cannicos -la literatura oficial- hable mucho de Pedro y muy poco de Mara Magdalena, mientras que la literatura cristiana marginal -apcrifos- mantiene muy vivo el recuerdo de esta mujer... "Ahora bien, muy pronto comienza un proceso de relegacin del papel decisivo de las mujeres en el origen, para favorecer el protagonismo de los apstoles varones y, especialmente l de Pedro. La institucionalizacin eclesistica fue de la mano de un androcentrismo creciente... Pero este proceso se ignora sistemticamente en el pensar cristiano. Uno de los ltimos testimonios de ello, lo encontramos en la obra del profesor alemn: Gerd Ldemann, La resurrecin de Jess, en la que sin ninguna prueba, ni sustentacin seria, se afirma la historicidad de la aparicin del resucitado a Cefas (Pedro) y se niega esa misma historicidad para la aparicin a Mara Magdalena. Esta obra no ser la ltima en la que se infravalore este liderazgo. Los primeros testimonios son por el contrario muy antiguos. Hay algunos evangelios y textos apcrifos, que recogen muy bien las polmicas comunitarias intraeclesiales en medio de las cuales se form y desarroll el cristianismo. Los textos gnsticos dan cuenta de una forma especial del enfrentamiento entre hombres y mujeres por el liderazgo eclesial. Retomemos alguna cita larga que nos permite iluminar mejor esta realidad: "Pistis Sophia aporta pocas novedades sobre la importancia de la mujer en el conjunto de la literatura gnstica. Subraya ms, si cabe, este dato, reflejando las tensiones existentes en la primitiva Iglesia, pero sobre todo es testigo de la fuerte oposicin de Pedro al excesivo intervencionismo de la mujer. A este propsito encontraremos en nuestro escrito frases muy significativas. Abramos las citas con una queja de Pedro: Oh, Seor mo, baste ya de que pregunten las mujeres, pregntemos tambin nosotros (Lib. IV, cap. 146). La primera intervencin de Pedro muestra ya no slo su malestar por el papel de las mujeres, sino una fuerte oposicin a Mara Magdalena: Oh mi Seor, no permitas que esta mujer ocupe nuestro lugar y no nos dejes hablar a cada uno de nosotros, porque habla muchas veces (Libro I, captulo 36) Mara Magdalena es consciente de ser rechazada por Pedro y lo manifiesta abiertamente:Oh Seor! Mi mente es siempre conocedora para poder adelantarme todas la veces. Expres la solucin de las palabras que ella pronunci, pero temo a Pedro porque me rechaza y odia a nuestro sexo (Libro II, cap. 72)." Esta tensin entre tradiciones femeninas y masculinas, no permanece fuera del canon. Al leer el evangelio de Juan, en contraste con los sinpticos, podemos darnos cuenta del peso de la tradicin de las mujeres que el texto tiene, la eclesiologa definida en el cuarto evangelio es indiscutiblemente una eclesiologa de mayor igualdad y que confiere a la mujer un papel ms significativo.

No sabemos mucho sobre Mara Magdalena, lo que sabemos, una figura que despierta la curiosidad de muchos. La imagen que predomina es una mujer muy bella, de largo cabello, que llora por sus pecados y encarna la arcaica relacin entre belleza, la sexualidad y el pecado femeninos. Durante muchos siglos se ha concebido tradicionalmente a Mara Magdalena como una prostituta que, al escuchar las palabras de Jess se arrepinti de sus pecados, y desde entonces, le dedic su vida y su amor.[footnoteRef:1] Pues, bien la nica fuente seguro que tenemos como cristianos son los evangelios cannicos aunque no hablan mucho de ella pero nos ofrece mucha luz a la hora de hablar de ella. [1: Pp 23]