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MAÍZ HUMANIZADO, UN EJEMPLO DE ARTE SIMBÓLICO,
EN EL TEMPLO ROJO DE CACAXTLA.
introducción
La pregunta del presente trabajo es: ¿EL MAÍZ, UN SÍMBOLO MESOAMERICANO?
Para contestar a esa inclinación mía por el arte mesoamericano y de los herederos directos de
ellos para una tesis de historia del arte debía encontrar un ejemplo, entre los muchos que hay
en este conjunto multicultural americano que pudiese contar con “las cualidades de lo
simbólico”. Ese ejemplo fue el maíz humanizado del mural oriente del Templo Rojo de Cacaxtla
en el altiplano mexicano.
Debía encontrar una base que sustentara “lo simbólico”, no sólo desde un campo del
arte para hablar de arte, sino encontrando conexiones con otras disciplinas y otros autores no
críticos de arte que dan puntos descentralizados ricos en sentido para tratar el tema. Son tres
recipientes, es decir tres visiones que dan un sostén a la búsqueda de la presente tesis. Y estas
conforman el primer capítulo.
El primer recipiente recoge las expresiones del inconsciente, el “contenido” que
conforma la “parte oculta” de cada individuo y de algo común que compartimos. Este contiene
una información que nos hace crear arte desde un punto de vista personal e universal
respectivamente.
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Como segundo recipiente las ideas de Leroi-Gourhan dándole una importancia a las
artes primitivas, como un campo esencial de comunicación de un mensaje religioso y esfuerzo
manual.
Y como tercer recipiente la “memoria indígena” de Florescano, quien trata a
Mesoamérica en particular.
El Primer Recipiente: el discurso de Jung y la utilización de sus planteamientos, del
inconsciente particular y colectivo del ser humano como contenido que influye para la creación
artística. Cada creador parte de sus experiencias y tiene similitudes con otros “comunicólogos”
de mensajes, de arte, a través de todo el mundo según la aplicación de esta teoría jungiana.
Los artistas “primitivos” comunican un mensaje plasmando las ideas o cosmovisiones
que su colectividad vive, cree y aspira. Leroi-Gourhan es quien trata al arte prehistórico como
una actividad reflexiva y coherencia de símbolos. Su planteamiento es satisfactorio para
trasladarlo a cualquier época donde haya grupos de personas que hayan manifestado o
manifiesten artísticamente un lenguaje permeado de creencias religiosas y de mensajes
simbólicos. Por ello la interpretación de sus ideas nos permite acercarnos a la vida y al arte
cosmogónico mesoamericano.
El Segundo Recipiente: el discurso de Leroi–Gourhan con las aportaciones de una
nueva lectura del arte prehistórico europeo, dando así una idea de lo que podría conformar este
arte mesoamericano. No me refiero a similitudes de “estilo” sino al tipo de procesos mentales y
sociales que se requerían para hacer estas obras. Si “arte primitivo” significa ir al origen de arte,
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se puede expresar que su texto es una revaloración de las aportaciones espirituales, lejos de la
visión utilitaria del mismo. Los herederos de aquel vientre común de creencias mesoamericanas
plantean este esfuerzo y este arte simbólico en el ayer y en el hoy , como lo podrían ser algunas
comunidades, por ejemplo los huicholes.
Los huicholes hoy en día se alimentan de las coincidencias entre las culturas
mesoamericanas que han sobrevivido y han ido modificándose. Han pervivido gracias a la
semilla, donde todo inicia y termina, en la tradición oral. Que es lo que nunca se destruye ya
que carece de materia. Esta es la base fundamental de cualquier manifestación de arte en
Mesoamérica. Es por ello, que sea cual sea el contenido de esta: iconografía con escritura,
arquitectura, plumaria, es el fijar, el dejar constancia de una vida permeada de ritos, mitos y
tradiciones.
El Tercer Gran Recipiente: es el discurso de Florescano, la Memoria Indígena, aquello
que se debía recordar para darle cohesión a un grupo, a través de la tradición oral. Esta es el
sustrato común de por qué las similitudes entre los mitos de creación, ya sean de origen:
palencano, quiche, nahua, purepecha y mixteco. Y también es el por qué o el fondo de las
fiestas claves como: el 3 de mayo, el día de muertos. Así como también la idea constante de
que todo rito antecedió a toda manifestación artística. Este recipiente es la causa de todas estas
consecuencias inmediatamente anteriores, es la explicación de la presencia de cualquier gesto
memorable mesoamericano.
Las obras “primitivas” mesoamericanas y de sus herederos transmiten un pensar y un
vivir. El maíz es una de las características que comparten todos los pueblos de Mesoamérica y
forma parte del sustrato del pensamiento religioso de este conjunto multicultural americano.
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En el segundo capítulo se aborda el tema de la representación del maíz en el mural
oriente del Templo Rojo desde la cosmogonía. Esta última viene desarrollándose y recorriendo
diversas culturas, ampliándose y modificándose, pero al “centro” de cada creencia hay un
sustrato común que viene desde los olmecas, la cultura madre. Todos esos conocimientos
fueron transmitidos por una fuerte tradición oral, y también a través de aquello que sus demás
sentidos “tocaban”. Como pasar de frente a los murales o dar un recorrido por su ciudad o
caminar por sus milpas. El maíz es parte de ese sustrato común, es el hermano sustento a lo
largo de Mesoamérica. El maíz es un símbolo pues es el alimento básico para los
mesoamericanos y su vida cotidiana se rige por un calendario agrícola.
En el arte mesoamericano se plasma el maíz en varias ocasiones y en distintas
culturas, un ejemplo es el que está pintado en el mural oriente del Templo Rojo de Cacaxtla.
El tercer capítulo trata el ejemplo del maíz humanizado del Templo Rojo. El maíz en
este apartado cobra también significación en su contexto como hierofanía, con datos
geográficos y con datos arquitectónicos e iconográficos. En este apartado se desarrollan cuáles
y qué significan hasta hoy los elementos que conforman la composición del mural oriente del
Templo Rojo. También se ahonda en el tipo de técnicas, paleta de color y aportaciones de la
pintura del Templo Rojo. Así como también la identificación y las interpretaciones de la
presencia de Quetzalcóatl y del “viejo Mercader” en la composición. Quetzalcóatl está presente
en la iconografía del mural oriente del Templo Rojo, es quien rodea a la escena con su cuerpo
de serpiente, es la estrella de cinco picos de la cenefa, se manifiesta en la fecha 4 perro.
Quetzalcóatl es dios portador del maíz. Este dios es un ejemplo de como la tradición
oral lo ha convertido en una deidad importante ya sea como Quetzalcóatl, en el altiplano o como
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Kukulakan en el área maya. Está relacionado con los ciclos de la naturaleza, con el crecimiento
de los seres y con la agricultura, especialmente con el maíz. Es el lucero de la mañana y del
atardecer, vigila desde las alturas a sus semillas y a sus sementeras. La devoción a la serpiente
emplumada va a través de Mesoamérica gracias a la memoria indígena. Cada elemento
iconográfico-escritura, concepción arquitectónica, receta de cocina, etc. tiene su por qué en la
tradición oral.
En el cuarto capítulo expongo la parte que acompaña las lecturas simbólicas del
capítulo anterior, la importancia también histórica del Templo Rojo y sus pinturas a través de la
escritura, consecuencia de la memoria indígena. Sin embargo, el principal icono de esta última
es el maíz. La memoria identifica en toda su plenitud al maíz humanizado del mural oriente del
Templo Rojo. Pienso que es esta planta la síntesis de lo mítico de este mural oriente. Esta
expresión artística, el mural oriente, se debe a una colectividad y a un hombre- tlacuilo,
debidamente formado en el calmecac para ser un decodificador de su ámbito religioso. Así
como también, manejando técnicas, lenguajes figurativos y simbólicos (incluyendo escritura). El
enfoque casi “religioso” de la labor del tlacuilo, la idea conceptual de fertilidad que evoca la
imagen del maíz humanizado, dan un segundo “marco de ideas” a través de las opiniones de
León Portilla y la provocación que hace Santana en sus lecturas respecto a los ciclos vida-
muerte que él encuentra como concepto indicado a través de la iconografía del mural oriente del
Templo Rojo. Así se termina de sustentar el “carácter” de pintura simbólica del mural oriente del
Templo Rojo.
En resumen, la pintura cosmogónica del mural oriente del Templo Rojo está sostenida
por el inconsciente colectivo, por una comunicación de un mensaje religioso, por una memoria
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indígena, por una cosmogonía, por una hierofanía, por una iconografía y una escritura. Todo
esto espejo de lo creído y por la labor espiritual de quién lo lleva a cabo.
El campo simbólico religios o se engrandece cuando se profundiza en la importancia del
maíz para estas culturas. A lo largo de los capítulos dos, tres y cuatro se encuentran ideas
sobre él como: RELACIÓN MAÍZ-SUPERVIVENCIA., RELACIÓN MAÍZ-CREACIÓN DEL
HOMBRE ,EL MAÍZ MOTIVO DE OFRENDAS, EL MAÍZ COMO AXIS MUNDI, RELACIÓN
VEGETAL-HOMBRE.
El maíz es un símbolo porque: lo simbólico es un campo relacionado con lo religioso. El
maíz es tan “religioso” por ser: ALIMENTO BÁSICO DESDE HACE 5000 AÑOS. Además es el
prototipo de planta sagrada, la materia del cuerpo mesoamericano y don de sus dioses.
¿Cómo se convierte en un símbolo? por tradición oral, ya que hay varios mitos en
relación al maíz. También por medio del arte mesoamericano y de las obras realizadas por los
herederos de aquellos. El arte es una manera de fijar la importancia de maíz desde los olmecas
.¿Cómo se convierte en un símbolo el maíz humanizado del mural oriente del Templo
Rojo? el maíz es una constante en los dos grupos principales que habitaron Cacaxtla y que
pintaron el mural (los primeros pobladores y los olmecas xicalancas).
Por lo tanto, el maíz es una constante mesoamericana. Y el arte de la pintura mural en
Cacaxtla fue el medio elegido en este caso para plasmar una tradición oral y un rito al maíz. El
maíz es un elemento iconográfico muy simbólico dentro del mural oriente del Templo Rojo, sin
embargo los logogramas (escritura) del mismo templo, ubican la obra como parte de la historia
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de un pueblo. La pintura mural oriente del Templo Rojo es una obra simbólica, sin embargo
también nos “habla” de los orígenes de los olmecas xicalancas.
“ESCUCHA EL TONACÁYOTL, MAÍZ, NUESTRO SUSTENTO, ES PARA NOSOTROS
MERECIMIENTO COMPLETO (...) ES NUESTRO SUSTENTO, NUESTRA VIDA, NUESTRO
SER...ES ANDAR, MOVERSE, REGOCIJARSE (...) MUY DEVERAS SE DICE QUE ES EL
QUE MANDA, GOBIERNA, HACE CONQUISTAS. TAN SÓLO (POR ÉL) (...) SUBSISTE LA
TIERRA, VIVE EL MUNDO, POBLAMOS EL MUNDO. EL MAÍZ (...) ES EN VERDAD LO
VALIOSO DE NUESTRO SER”. (CÓDICE FLORENTINO)
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Los huicholes hoy en día se alimentan de las coincidencias entre las culturas
mesoamericanas que han sobrevivido y han ido modificándose. Han pervivido gracias a la
semilla, donde todo inicia y termina, en la tradición oral. Que es lo que nunca se destruye ya
que carece de materia. Esta es la base fundamental de cualquier manifestación de arte en
Mesoamérica. Es por ello, que sea cual sea el contenido de esta: iconografía con escritura,
arquitectura, plumaria, es el fijar, el dejar constancia de una vida permeada de ritos, mitos y
tradiciones.
El Tercer Gran Recipiente: es el discurso de Florescano, la Memoria Indígena, aquello
que se debía recordar para darle cohesión a un grupo, a través de la tradición oral. Esta es el
sustrato común de por qué las similitudes entre los mitos de creación, ya sean de origen:
palencano, quiche, nahua, purepecha y mixteco. Y también es el por qué o el fondo de las
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fiestas claves como: el 3 de mayo, el día de muertos. Así como también la idea constante de
que todo rito antecedió a toda manifestación artística. Este recipiente es la causa de todas estas
consecuencias inmediatamente anteriores, es la explicación de la presencia de cualquier gesto
memorable mesoamericano.
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Los huicholes hoy en día se alimentan de las coincidencias entre las culturas
mesoamericanas que han sobrevivido y han ido modificándose. Han pervivido gracias a la
semilla, donde todo inicia y termina, en la tradición oral. Que es lo que nunca se destruye ya
que carece de materia. Esta es la base fundamental de cualquier manifestación de arte en
Mesoamérica. Es por ello, que sea cual sea el contenido de esta: iconografía con escritura,
arquitectura, plumaria, es el fijar, el dejar constancia de una vida permeada de ritos, mitos y
tradiciones.
El Tercer Gran Recipiente: es el discurso de Florescano, la Memoria Indígena, aquello
que se debía recordar para darle cohesión a un grupo, a través de la tradición oral. Esta es el
sustrato común de por qué las similitudes entre los mitos de creación, ya sean de origen:
palencano, quiche, nahua, purepecha y mixteco. Y también es el por qué o el fondo de las
fiestas claves como: el 3 de mayo, el día de muertos. Así como también la idea constante de
que todo rito antecedió a toda manifestación artística. Este recipiente es la causa de todas estas
consecuencias inmediatamente anteriores, es la explicación de la presencia de cualquier gesto
memorable mesoamericano.
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