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n.º33II semestre de 2015

e d i c i ó n

La creación de la Universidad Peda-gógica Nacional en 1955 representa un momento significativo en la histo-ria de la educación nacional: de una parte, recoge dos diversas tradiciones pedagógicas (una alemana, represen-tada en el antiguo Instituto Pedagó-gico Nacional para señoritas (ipn), fundado en 1927, y otra francesa, la Escuela Normal Superior, creada en 1936); de otra parte, es muestra de una tendencia emergente, procedente del ámbito norteamericano, que comienza a cobrar fuerza después de la Segun-da Guerra Mundial: los llamados es-tudios sobre el desarrollo.

La tradición alemana se remonta más allá de la creación del ipn. Hacia la década de 1870 los liberales radica-les trajeron la primera misión peda-gógica alemana y contrataron varios profesores de ese país para dirigir las escuelas normales. Entre 1924 y 1926, el gobierno conservador contrató una segunda misión pedagógica y, en el marco de un conjunto de medidas dirigidas a reorientar la formación de maestros, trajo a dos profesores ale-manes: Julius Sieber, para dirigir la Escuela Normal de Varones de Tunja,

en esta edición

UPN60 añosApuntes históricos

y Franziska Radke, como directora del ipn. Radke permaneció en su car-go hasta 1937, cuando, por razones políticas, fue expulsada de Colombia. Con el regreso de los conservadores al poder se restablecieron las relaciones con la pedagoga, a quien se le encar-gó la tarea de dirigir la nueva Escuela Normal Universitaria Femenina, crea-da en 1951, y dentro de la cual funcio-naría el ipn como colegio femenino de prácticas de las futuras maestras.

Cuatro años después, en 1955, la Escuela Normal Universitaria Feme-nina se convirtió en la Universidad Pedagógica Femenina. Con ello se le quiso dar un estatus mayor a la forma-ción de maestros, en lo que se tradujo la decisión política de darle estatuto universitario al oficio docente y, con ello, mayor autonomía a la institución encargada de su formación. Todo este proceso hacía parte de un nuevo mo-delo para pensar la organización de la educación nacional y la formación de maestros, fundamentado, principal-mente, en la economía, la sociología y la administración, e impulsado por una serie de misiones internacionales como las dirigidas por Lauchin Currie

Alejandro Álvarez GallegoDirector [email protected]

Carlos Ernesto Noguera RamírezDecano Facultad de Educación [email protected]

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añosapuntes

históricos

La acreditación institucional

para la UPN:un esfuerzo

y un compromiso colectivo

Formación en la práctica pedagógica:

un tejido que singulariza

la tarea formadora

de la upn

La investigación en la UPN.

Un ejercicio de vocación y

compromiso con la educación

UPN: territorio de paz.

una acción colectiva de

convivencia en la universidad

instituto pedagógico

nacional.Un proyecto

pedagógico de frontera

universidad pedagógica

nacional un compromiso

con la formación de maestras y

maestros para una Colombia

en paz

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Magazín pedagógico

(1949) y Joseph Lebret (1956). Aquí es donde podemos escudriñar

las relaciones filiales entre el Institu-to Pedagógico Nacional (ipn) y la Uni-versidad Pedagógica Nacional (upn). La upn en su gestación quiso recoger la trayectoria y la apuesta fundacio-nal del ipn, especialmente en lo rela-cionado con su experiencia en la for-mación de maestras para las escuelas primarias y normalistas, la formación de inspectores nacionales y la forma-ción de maestros en ejercicio a través de los llamados cursos complementa-rios. Lo que hizo potente esta expe-riencia, y lo que llevó a que esta se recogiera en la propuesta de estruc-tura orgánica de la upn, fue la figura de formar en la práctica, la cual era posible gracias a que el ipn, como ins-tituto de educación básica, desde pre-escolar (kindergarten), pasando por la primaria y hasta el bachillerato, no tenía otra razón de ser distinta a la de servir de lugar para la experimen-tación de alternativas pedagógicas de avanzada en la que se formarían los mejores maestros. He allí su singula-ridad, su éxito, su fortaleza.

A instancias de la Unesco, la Uni-versidad Pedagógica Femenina funcio-nó como centro piloto de lo que sería un experimento llamado unidad ho-mogénea, aplicado por Franciska Ra-dke desde 1955. Esta práctica consis-tía en un internado donde las futuras maestras vivían con sus formadoras

Niños del jardín infantil, instalaciones calle 72, 1966.

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Pág.2Magazín pedagógico

para garantizar una orientación y una metodología rigurosa y controla-da. Los métodos con los que se forma-ban las maestras eran trabajados en seminarios permanentes y discutidos en juntas mensuales, en las que se re-visaba la consistencia lograda en las prácticas que realizaban en el prees-colar, las escuelas primarias anexas (El Nogal y calle 73) y en el bachille-rato del ipn. No siempre se logró que las maestras en formación vivieran en los predios del ipn, donde estaba su lugar de prácticas (varias estudian-tes, por razones de espacio, vivían en casas de religiosas o en las residen-cias femeninas de la Universidad Na-cional); sin embargo, sí se garantizó que fueran becadas con recursos del Ministerio de Educación. Otra de las apuestas del modelo de unidad homogénea era la posibilidad de que las niñas que ingresaban al preesco-lar pudieran continuar su vida como estudiantes hasta que salieran egre-sadas como maestras tituladas de la Universidad Pedagógica Femenina financiadas por el Estado.

A partir de la salida de Radke, y como efecto de la nueva tendencia de los estudios del desarrollo, hacia la década de 1960 la upn se distancia de la tradición normalista y de la peda-gogía alemana. Desde 1962 abandona su carácter de institución femenina y se convierte en mixta con el nombre de Universidad Pedagógica Nacional. Un hecho significativo de los nuevos rumbos de la upn es la creación del Instituto Colombiano de Pedagogía (Icolpe), adscrito a la Universidad y encargado de la realización de dos tareas consideradas claves en su momento, en la medida en que no existían en el país: la primera, la investigación socioeducativa y la in-vestigación curricular, con las que el Ministerio de Educación buscó aten-der programas como el de integración

liderazgo que tuvo en las décadas pasadas e intenta estrechar de nuevo los lazos con su ipn para poder orien-tar las políticas nacionales de forma-ción de maestros, como lo estableció la Ley 30 de 1992. Desde luego, los tiem-pos han cambiado, pero nuevamente se escuchan diferentes voces haciendo un llamado a redefinir la formación de docentes, pues se reconoce que de ello depende, en gran parte, el mejo-ramiento sustantivo de la educación. La Universidad está llamada, por su misión y por su origen, a liderar dicho proceso, y para ello cuenta con su am-plia tradición y un ánimo renovado en la búsqueda de nuevos caminos para la pedagogía y la escuela. El reto es pensar la complejidad en la que hoy se debate el problema de la formación de las nuevas generaciones, y cree-mos que están dadas las condiciones para abrir el pensamiento pedagógico hacia nuevos horizontes y prácticas.

educativa urbana (el caso de los Insti-tutos Nacionales de Educación Media Diversificada [inem]) y rural (las Con-centraciones de Desarrollo Rural); la segunda, la capacitación docente, la asesoría pedagógica y la elaboración de medios educativos y textos escola-res (Müller, 1992).

Con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud) y la asistencia técnica de la Unesco se creó el Centro de Documen-tación Educativa (primero en el país) y el Centro de Recursos Educativos; en 1971 se abrieron los primeros posgrados en educación en la Escue-la de Graduados con los programas de Administración educativa, Orien-tación y consejería, Supervisión de enseñanza media y Psicopedagogía (Müller, 1992).

Durante las primeras décadas de su historia la upn fue pieza clave para el desarrollo e implementación de políticas educativas nacionales, en tanto institución estrechamente liga-da al Ministerio de Educación Nacio-nal. A partir de la década de 1980, las nuevas políticas de organización del sistema de educación superior (De-creto Ley 080 de 1980), a medida que favorecían la autonomía universita-ria, fueron distanciando a la Univer-sidad del Ministerio de Educación y, por tanto, de su papel en la promoción e implementación de políticas educa-tivas nacionales. Desde inicios del siglo xxi, la upn se ha visto obligada a ampliar su matrícula (en la última década ha duplicado su población es-tudiantil que hoy llega a los 10 000 estudiantes) con la misma planta profesoral definida desde 1993, sin un aumento proporcional de su pre-supuesto y en la misma planta física.

A pesar de la difícil situación finan-ciera, condición compartida con las demás universidades públicas del país, la upn hoy está retomando el

El futuro de la formación de los educadores del siglo xxi en Colombia pasa por lo que se logre hacer con la Universidad Pedagógica Nacional, y para ello la historia nos recuerda cómo se han enfrentado los desafíos de cada momento.

Castro, J. (2009). Memoria institucional y acontecer pedagógico. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional.Müller, I. (1992). La lucha por la cultura. La formación del maestro colombiano en una perspectiva internacional. Bogotá: Centro de Investigaciones de la Universidad Pedagógica Nacional (ciup).

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El Magazín Pedagógico es un medio de comunicación institucional de la Uni-versidad Pedagógica Nacional.

RectorAdolfo León Atehortúa CruzDirección generalHadasha Cárdenas GarzónEdiciónDiana Beatriz Daza RodríguezDiseño y diagramaciónAndrés Torres BohórquezDarío Redondo GutiérrezFotógrafoDarío Redondo GutiérrezFotógrafías históricasMuseo Pedagógico ColombianoArchivo fotográfico Biblioteca ipnrevisión ortotipográficaLucía Bernal CerqueraImpresiónEl Espectador

Grupo de Comunicaciones Corporativas Edificio AdministrativoCarrera 16A n.º 79-08, piso 8 / 594 1894 ext. 217 / [email protected]

Edificio P, instalaciones calle 72, 2015.

Fachada instalaciones El Nogal, 1972.

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Pág. 3Edición n.º 33 / II semestre de 2015

Olga Cecilia Díaz FlórezDocente Facultad de Educació[email protected]

Sandra Patricia RodríguezVicerrectora de Gestión [email protected]

La acreditación institucional

para la UPN: un esfuerzo y un compromiso colectivo

Desde el año 2007, la Universidad Pe-dagógica Nacional formalizó su decisión de asumir el proceso de autoevaluación con fines de acreditación; sin embar-go, solamente a partir del año 2013 se crearon las condiciones institucio-nales para iniciar las acciones tendien-tes a materializar los requerimientos de este proceso. En el segundo semes-tre de 2013, la Universidad recibió la visita de los pares académicos encar-gados de analizar las condiciones ini-ciales. Posteriormente, en noviembre del mismo año, el Consejo Nacional de Acreditación (cna) le notificó su aval a la Universidad para realizar el proceso de autoevaluación, y le seña-ló un conjunto de aspectos que hacían evidentes los compromisos de la insti-tución con la calidad, así como una se-rie de acciones que debía desarrollar y consolidar para mejorarla.

Desde la upn resaltamos una visión de la calidad que reconoce el carácter de bien público de la educación y las diferentes formas como ella puede contribuir a los debates y acciones que requiere el país para la disminución de las desigualdades sociales y la priorización de la justicia social.

Durante los dos últimos años, la Universidad se ha ocupado de atender estas recomendaciones (7 en total), así como de realizar el proceso de autoe-valuación institucional, y hoy es posi-ble mostrar con satisfacción, no solo un conjunto de documentos y un infor-me de autoevaluación que dan cuenta de la tradición, los logros y aspectos por mejorar de la upn, sino unas obras emprendidas con el compromiso de hacer de ellas condiciones y formas de vida apropiadas y consonantes con el carácter público de la institución.

Para el proceso de autoevaluación, la upn acogió las orientaciones fijadas como referentes por el cna; de este modo, se analizaron 10 factores rela-

cionados con los logros de la misión y el proyecto institucional, los procesos académicos y administrativos, la in-vestigación, la pertinencia e impacto social de la Universidad, el bienestar institucional, la infraestructura físi-ca, las condiciones financieras, entre otros. Para dar cuenta de estos facto-res se abordaron 34 características y se examinaron 353 indicadores (210 documentales, 75 estadísticos y 68 de percepción entre la comunidad uni-versitaria), cuyos resultados mues-tran las fortalezas de la Universidad en la calificación de cumplimiento en alto grado (con puntajes que oscilan entre 4.1 y 4.5) en 9 de los 10 facto-res, así como sus debilidades en uno de ellos (recursos de apoyo académico y planta física), en el que obtuvo un nivel aceptable de cumplimiento (con una ca-lificación de 3,93).

Como resultado de este proceso, este año se hizo visible un importante nú-mero de obras y acciones de transfor-mación que revelan el compromiso de la Universidad con la idea de calidad que se ha construido en la institución y que se relacionan con su capacidad para aportar a la formación y poten-ciación de maestros e investigadores en educación, así como a la construcción del proyecto político y pedagógico del país. Bajo esta perspectiva, desde la upn resaltamos una visión de la cali-dad que reconoce el carácter de bien público de la educación y las diferen-tes formas como ella puede contribuir a los debates y acciones que requiere el país para la disminución de las desigual-dades sociales y la priorización de la justicia social.

De manera particular, hoy damos cuenta de los logros académicos, admi-nistrativos y de gestión –que se dieron al acatar las recomendaciones del cna, así como las surgidas del proceso de autoevaluación institucional– que le permitirán a la Universidad gozar del reconocimiento interno y externo que otorga la acreditación de alta calidad. Dichos logros son: la mejora y adecua-ción de la planta física y tecnológica para la docencia y la investigación; los avances en la configuración de una planta de profesores de tiempo completo y en la cualificación profeso-ral; el aumento del acervo bibliográfico y la mejora de los servicios biblioteca-rios; la ampliación en la participación de profesores en actividades investi-gativas y de producción académica; el estímulo a la enseñanza de una segun-da lengua, en especial, del inglés; el fortalecimiento de la participación de profesores y estudiantes en activida-des académicas en el ámbito nacional e internacional, y el fortalecimiento de estrategias para reducir tasas de deserción estudiantil, especialmente expresadas en un amplio conjunto de apoyos e incentivos.

En cuanto a los aspectos cualitati-vos, este ejercicio de autoevaluación muestra diversos logros de la upn en medio de las condiciones y limitacio-nes que enfrentan las universidades públicas, a la vez que sitúa los asun-tos que esta debe priorizar, los cuales están estructurados en el Plan de Mejoramiento (2015-2019) derivado de la autoevaluación, así como en las proyecciones establecidas en el Plan de Desarrollo Institucional (2014-2019).

Comparsa de la alegría por la acreditación institucional,

instalaciones calle 72, 2015.

Durante los días 8, 9 y 10 de octubre la Universidad Pedagógica Nacional recibirá al equipo de pares académicos designado por el Consejo Nacional de Acreditación (cna) para adelantar la visita de evaluación externa con fines de acreditación institucional. Esta comisión está conformada por los siguientes académicos del ámbito nacional e internacional:

Carlos Augusto Hernández Rodríguez CoordinadorEduardo Posada Flórez RelatorGilberto Alfaro Varela Par internacionalJosé Germán López QuinteroEdilberto Montaño OrozcoPares nacionales

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Soy profesor en favor de la esperanza que me anima a pesar de todo. Paulo Freire

Formación en la práctica pedagógica: un tejido que singulariza la tarea formadora de la upn

Nylza Offir García VeraDocente Facultad de Educació[email protected]

Piedad Ortega ValenciaDocente Facultad de Educació[email protected]

La formación de maestros se inscribe hoy en un campo de tensiones, ambigüedades y exclusiones en nuestro país, así que dar cuenta de unos trayectos formativos supone contar con un mapa, el cual, paradójicamente, se nos presenta desterritorializado: de sujeto de saber pedagógico hemos pasado a “profesional competente”, “experto en ambientes de aprendizaje” u “operario de las tic”, entre otros. Son estas miradas las que desdibujan, poco a poco, la identidad de los maestros en tiempos de despedagogización y desprofesionalización docente, como lo afirma el investigador Marco Raúl Mejía, y es en este escenario en que las instituciones formadoras de maestros, como la nuestra, subsiste, insiste y per-siste con sus proyectos de formación. Un trayecto de cinco años, que una vez culmina, enfrenta también a los futuros maestros a la desintegración de una promesa basada en el ideal de movilidad, el reconocimiento de sus identidades y el ascenso social.

Asimismo, la pedagogía es aquí un territorio de mediación simbólica, de agenciamiento político, de expresión ética que se resiste a sucumbir ante la realidad desesperanzadora. En ese orden, politizamos la educación, esto es, recuperamos la singularidad de la transmisión cultural que ha sosteni-do durante siglos a la escuela.

En coherencia con nuestro Proyecto Educativo Institucional (pei), la prác-tica pedagógica se proyecta también como una acción intencional vinculada con la investigación. Por ello, en el marco de nuestras dinámicas forma-tivas, se dispone para ella de unos tiempos (vividos) y unos espacios (habitados) de los cuales emergen cualidades que la hacen singular y es-pecífica, pues se trata de la construc-ción y actuación pública del maestro en un lugar social.

En esa medida, la presencia de los otros es una condición de la práctica pedagógica, en la que entran en juego no solo un conjunto de referencias de mundo y de acumulados culturales por compartir (los maestros lo son siempre de algo, de aquello que profesan), sino, además, unos modos de concebir ese mundo, de posicionarse frente a él, de interrogarlo y de transformarlo.

sabilidad educadora. Ante las pregun-tas ¿por qué educar?, ¿para qué?, ¿en nombre de quién? y ¿en qué sociedad y para qué sociedad?, respondemos ofreciendo unas nuevas generacio-nes de maestros y maestras forma-dos como trabajadores y mediadores de la cultura, productores de saber pedagógico, sujetos ético-políticos, que sostienen la asimetría necesaria para que tenga lugar una acción sub-jetivante en los otros, pero también la hospitalidad necesaria para el acogi-miento de su palabra como expresión y autoafirmación en el mundo.

Ofrecemos ese “otro disponible”, un profesional formado que puede mediar entre la realidad problemática y los ni-ños y los jóvenes, pues tal como lo afir-ma Perla Zelmanovich (2003), la media-ción opera como una pantalla protectora ante esa realidad y se ofrece como una herramienta cultural contra el desam-paro. Nuestros maestros en formación saben y comprenden que no todo está jugado en el mundo que les hemos he-redado, y que hay espacio para la trans-misión de la cultura, pero también para su transformación, mediante estos vín-culos ético-políticos y estéticos que sos-tienen y singularizan a la educación.

Ante las preguntas¿por qué educar?, ¿para qué?, ¿en nombre de quién? y ¿en qué sociedad y para qué sociedad?, respondemos ofreciendo unas nuevas generaciones de maestros y maestras formados como trabajadores y mediadores de la cultura, productores de saber pedagógico y sujetos ético-políticos.

Cátedra del Doctorado Interinstitucional en Educación, Edificio de Posgrados, 2015.

Clase de música, Instituto Pedagógico Nacional, 2015.

Práctica pedagógica de la Facultad de Bellas Artes en la Escuela Maternal, 2015.

Quizás no es la única profesión con este panorama desalentador, pero este hecho se agudiza aún más, pues-to que son precisamente los maestros quienes tienen que hacerse cargo de educar a quienes en su mayoría vi-ven en contextos de exclusión y des-igualdad, y padecen los efectos de múltiples violencias. A estas situa-ciones hay que sumarles otra reali-dad: quienes siguen formándose en la especificidad de la pedagogía, lo hacen sabiendo que se enfrentarán a un campo laboral en el que ya no hay especificidad posible, pues cualquier profesional, de cualquier carrera, puede hacerse cargo de educar a los otros. Estamos ante el desarraigo profesional, como una de las tantas políticas ‘reformistas’ instaladas en el sistema educativo nacional.

De ahí que se agudice la incertidum-bre en los proyectos laborales, familia-res y culturales de esta generación de maestros, pero también que emerjan condiciones de posibilidad para hacer más válido y legítimo optar por una carrera en educación. En este esce-nario nos preguntamos: ¿qué dife-rencia hay entre un profesional que se forma para esa tarea y aquel que no lo hace?; ¿cuál es la impronta, la especificidad de saber que lo prepara para ese estar y actuar en-y-con-los-otros?; finalmente, ¿es posible culti-var la vocación educadora? Respon-der a estas formulaciones implicaría explicitar el entramado epistémico, contextual y práctico que constituye esta experiencia de formación y en-culturación pedagógica, pero también develar los modos como se concibe la educación, la escuela, la pedagogía, la enseñanza, en un país como el nuestro.

Por ahora decimos que en nuestra tarea formativa se despliegan múlti-ples iniciativas que nos permiten te-jer el vínculo pedagógico, no solo en la escuela sino en muchas otras comuni-dades, asumiendo así nuestra respon-

El maestro en formación entra en la escena pedagógica con su historia personal, su trayecto formativo, su disposición y su repertorio de saberes y apuestas éticas, estéticas y políticas que se inscriben, no solo en esa voz que habla, sino en ese cuerpo que re-corre un territorio, que lo interviene y que toma un lugar junto a los otros. Reconocer las corporeidades que ocu-pan el lugar del educador y de los edu-candos es reconocer que en la práctica no nos limitamos a asumir un rol es-pecífico –en un tiempo cronológico y en un espacio físico dado–, sino que edificamos un entorno humano com-partido en el que se juega el sentido de la experiencia educativa, que es siempre única y singular, como las subjetividades que allí se exponen, se interrelacionan y se reconfiguran.

Este es el horizonte de una ins-titución que ha optado por seguir formando, y que, además, lo hace desde un proyecto político-pedagógi-co: el de formar maestros y maestras para una Colombia en paz.

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¿Qué principios orientan una peda-gogía de la no violencia?, ¿cómo es-tablecer vínculos productivos entre la escuela y la familia?, ¿qué elemen-tos contendría un currículo para la formación artística en la educación básica?, ¿cómo enseñar a razonar me-diante la geometría o la estadística?, ¿cómo ha evolucionado la enseñanza de la historia en el país?, ¿cómo fa-vorecer una escuela incluyente y di-versa? Estos son ejemplos del tipo de preguntas que los investigadores de la Universidad Pedagógica Nacional (upn) intentan responder mediante proyectos de construcción de conoci-miento educativo, pedagógico y didác-tico. Sin duda, podemos constatar la vocación investigativa de la Universi-dad en el contexto de su misión prin-cipal como educadora de educadores. Cabría pensar en tres posibles senti-dos de esta vocación: el formativo, el académico y el comunicativo.

La investigación en la UPNUn ejercicio de vocación y compromiso con la educación

Ángela Camargo UribeDocente Facultad de Humanidades

[email protected]

que le permite al profesor en forma-ción, o al profesor en ejercicio, una do-cencia activa, crítica y reflexiva, en la búsqueda de propuestas educativas, pedagógicas o didácticas cada vez más adecuadas, calificadas y justas.

Con un sentido académico, la comu-nidad de profesores entiende que su misión básica es la construcción de conocimiento en el campo educativo, lo cual hace a través de los 39 gru-pos de investigación institucionales, cuyo esfuerzo encuentra apoyo en el Centro de Investigaciones de la Uni-versidad Pedagógica Nacional (ciup). Esta instancia, con más de 40 años de existencia, constituye el emblema de la vida investigativa en el campus.

Finalmente, con un sentido comu-nicativo, la Universidad es interlocu-tora calificada en el debate nacional y regional alrededor de problemas de orden educativo y sobre los que el tra-bajo investigativo tiene respuestas y propuestas de solución. Con tal obje-tivo, edita libros y revistas científicas, ofrece cátedras universitarias y orga-niza coloquios y congresos en los que se comunica el conocimiento construi-do y se llevan a cabo diálogos de pares sobre la aplicación de este saber en po-líticas, planes y proyectos educativos.

Los sentidos mencionados mues-tran cómo la upn hace honor a su compromiso con la investigación edu-cativa. Es un compromiso firme que se traduce en convocatorias internas anuales para el apoyo a la investiga-ción, en asignación de tiempo para investigación a los profesores, en con-venios de cofinanciación de proyectos con entidades como el Departamento Administrativo de Ciencias, Tecnolo-gía e Innovación (Colciencias), el Ins-

tituto para la Investigación Educati-va y el Desarrollo Pedagógico (idep) y el Servicio Nacional de Aprendizaje (sena), y en partidas presupuestales específicas para la investigación.

Queremos convertirnos en la ins-titución nacional en la que todo co-lombiano piense cuando se haga una pregunta referida a la educación. Es-tamos trabajando para ello.

Con un sentido formativo, la upn cree firmemente en educar profesores investigadores, capaces de incidir con relevancia en la transformación de la realidad educativa del país. Así, sus programas de licenciatura, maestría y doctorado tienen un eje investigativo

eventos

Clase en el laboratorio de Química, Edificio B, instalaciones calle 72, 2015.

Taller especializado de educación especial (iv nivel), Instituto Pedagógico

Nacional, 2015.

Cátedra de la Facultad de Humanidades, Edificio A, instalaciones calle 72, 2015.

La Universidad cree firmemente en educar profesores investigadores, capaces de incidir con relevancia en la transformación de la realidad educativa del país.

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upn: territorio de paz Una acción colectiva de convivencia en la UniversidadHasta mediados del año pasado, la imagen que proyectaba la Universidad Pedagógica era la de una fuente de disturbios que alteraba la tranquilidad de la zona. Entre la ciudadanía, y en especial entre los vecinos del sector, era común escu-char la expresión “eso fueron los de la piedragógica” cuando sucedía cualquier hecho, ya fuera un trancón provocado en Transmilenio o cualquier otra manifestación pública.

Alfonso Torres CarrilloDecano Facultad de [email protected]

Helberth ChoachíSecretario [email protected]

la consulta a la comunidad universi-taria frente a problemas relevantes de convivencia en el campus que se realizó en noviembre de 2014.

Con la elaboración colectiva del Plan de Desarrollo Institucional (pdi) 2014-2019, Una universidad comprometida con la formación de maestros para una Colombia en paz, y la construcción participativa de la Autoevaluación Institucional y del Plan de Mejoramiento, se ha ratifica-do el compromiso con la transforma-ción y democratización de la Univer-sidad, así como con la formación de maestros y la construcción de la paz con justicia social.

Con referencia a lo último, en lo que va corrido de 2015, los colectivos es-tudiantiles han afirmado su vocación crítica y su capacidad de organización y se han movilizado en defensa de los derechos y en contra de las injusticias presentes en el país y en el mundo. Además de las muchas y variadas for-mas de organización y acción al inte-rior de la Universidad, estos grupos han participado activamente en jor-nadas de movilización nacional tales como el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas y el Paro Nacional de la Federación Colombiana de Trabajadores de la

Esta situación comenzó a cambiar desde mediados del año pasado, no por el apaciguamiento de los estu-diantes, sino por el nuevo rumbo en la orientación de sus acciones colectivas, las cuales se vieron favorecidas con el cambio de gobierno universitario. En efecto, desde el 1.º de julio de 2014 se respira un nuevo ambiente, que se ha hecho manifiesto en el impulso de ac-ciones que afirman el sentido de per-tenencia y el compromiso con la Uni-versidad, en la ampliación de espacios y canales de participación democráti-ca y el fortalecimiento de estrategias y canales de comunicación, así como en la tramitación democrática de los con-flictos propios de la vida universitaria.

En cuanto a lo primero, muchas han sido las acciones colectivas. Una de las más recordadas es la jornada Ponte la 10 por la Universidad que Queremos. Frente a la deplorable condición en que se encontraban las instalaciones de la Universidad, y a partir de una iniciativa estudiantil, en agosto de 2014 toda la comunidad pedagógica se movilizó en torno al arreglo y adecuación de los espacios públicos del campus y a la aplicación de pintura en los mismos. Más que una acción estética, fue un acto políti-co para rehacer el tejido social y dig-nificar el lugar que habitamos.

Respecto a lo segundo, la participa-ción y movilización universitaria en defensa de la Universidad también se ha expresado de diferentes mane-ras. El 29 de octubre del mismo año se realizó el foro Diálogos por la Paz y la Convivencia, en el que participaron más de 1500 personas y en el cual los integrantes y grupos de la comuni-dad universitaria con previa ins-cripción expresaron sus puntos de vista. Como resultado de un proceso de diálogo y trabajo conjunto entre los colectivos estudiantiles y el equipo de gobierno universitario, este ejercicio pedagógico contribuyó a restablecer confianza entre todos los estamentos y potenció otros procesos y escenarios de movilización colectiva tales como

Educación (Fecode); han respalda-do la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular, y han contribuido a la creación del Frente Amplio por la Educación, los Derechos Humanos y la Paz, que promovió la audiencia pú-blica en el Congreso de la República por presupuesto para la educación.

Por otra parte, el equipo de traba-jo Eje de Paz, junto con algunas orga-nizaciones estudiantiles y los sindi-catos de trabajadores, de empleados públicos y de profesores, ha generado diversos procesos de formación políti-ca y acción colectiva. Algunos de estos han sido el Observatorio de Derechos Humanos, la Escuela Formadora de Educadores, la cátedra itinerante y abierta de la Universidad Pedagógica Nacional Formación de Maestros y Educadores para una Colombia en Paz y la Semana por la Paz.

Por último, como ratificación del nuevo rumbo que ha tomado la Uni-versidad, y a la vez por la necesidad de proteger y cuidar esta experiencia de convivencia democrática, empieza a cobrar fuerza la propuesta de decla-rar la Universidad Pedagógica como “territorio de paz”, tal como algunas comunidades indígenas y campesinas lo han hecho en sus respectivas regio-nes; sería una apuesta ética, estética

y política por la defensa de la autono-mía universitaria y de los derechos de quienes habitan la Universidad, de tal manera que permitiría, de mane-ra creativa, estar-juntos habitando y construyendo una universidad pública comprometida con la paz, y haciendo realidad el himno de la Universidad: “(…) sembramos flores donde hay ad-versidad, por los caminos de justicia y libertad”.

Medios de comunicación destacan la jornada Ponte la 10 por la Universidad que Queremos, instalaciones calle 72, 2014.

Espacios públicos universitarios y procesos creativos, mural en las instalaciones de Valmaría. Artista: Sebastián Abella, Guache, 2014.

Con la elaboración colectiva del Plan de Desarrollo Institucional (PDI) 2014-2019, y la construcción participativa de la Autoevaluación Institucional y del Plan de Mejoramiento, se ha ratificado el compromiso con la transformación y democratización de la Universidad, así como con la formación de maestros y la construcción de la paz con justicia social.

Mandala. Trabajo colectivo liderado por el profesor Edwin Agudelo, del grupo de investigación Merawi de la Facultad de Humanidades, instalaciones calle 72, 2014.

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Pág. 7Edición n.º 33 / II semestre de 2015

InstitutoPedagógico NacionalUn proyecto pedagógico de fronteraEl Instituto Pedagógico Nacional (ipn) se proyecta hoy como un proyecto pe-dagógico de frontera. Esa ha sido su tarea histórica desde que se creara en 1927 como parte de una política de Estado que buscaba poner al país en la vanguardia pedagógica de la época. Hoy nos proponemos actualizar ese legado con cuatro estrategias que a continuación sintetizamos.

4. Mejorando nuestro proyecto pedagógico: Para cualificar nuestro proyecto vamos a intensificar proce-sos de búsqueda en tres frentes: pri-mero, la construcción colectiva de una propuesta para el bienestar institu-cional desde una concepción de desa-rrollo humano y en una perspectiva holística de salud, atención psicope-dagógica, escuela de padres, orienta-ción vocacional, acompañamiento en situaciones de riesgo en prácticas de consumo de sustancias psicoactivas, desarrollo de una sexualidad sana y dignificación de las condiciones de vida de los diferentes actores de la co-munidad; segundo, el fortalecimiento del gobierno democrático de la insti-tución mediante convocatorias para nombramiento de representantes de profesores, coordinaciones académi-cas y de convivencia, consejo de pa-dres de familia, así como el acompa-ñamiento al Consejo Estudiantil para afinar los mecanismos de participa-ción de los representantes en las ins-tancias de gobierno escolar, donde se reconocen sus iniciativas como apor-tes en la toma de decisiones pedagó-gicas y administrativas. Esperamos tener un manual de convivencia que reivindique el diálogo y los acuerdos negociados, sin desconocer el conflic-to; y tercero, la revisión y ajuste del plan de estudios. Allí apostamos por una estrategia de trabajo pedagógico por ciclos y por proyectos transversa-les e interdisciplinares. Las formas de evaluar a los estudiantes está siendo obje-to de revisión juiciosa, toda vez que es par-te fundamental del proceso pedagógico.

Finalmente, la Universidad está haciendo un esfuerzo presupuestal para mejorar la planta física y apoyar la infraestructura informática y de ayudas educativas, así como las sali-das pedagógicas y la movilidad nacio-nal e internacional de sus profesores.

De esta manera creemos que el Ins-tituto, siguiendo su vocación históri-ca, será un lugar privilegiado para vivir una experiencia pedagógica de frontera donde nuestros niños, ni-ñas y jóvenes crezcan con las condicio-nes ideales para enfrentar su vida adulta como personas autónomas, políticamente responsables, capaces de aportarle, como generación de la paz, al futuro del país.

1. Fortalecimiento del maestro como productor de saber: Hemos acordado liberar unas horas en los horarios de los profesores para que se puedan reunir en grupos y trabajar individualmente en la concertación, desarrollo, sistematización y evalua-ción de avances de proyectos de área, grado y sección; hemos instituciona-lizado las jornadas pedagógicas de un día al mes en las que se discute qué es un proyecto pedagógico, se analizan documentos, se trabaja en grupos, se socializan avances de los mismos, se escuchan experiencias de otros colegios y voces de académicos reconocidos en estos temas; nos pro-pusimos elaborar colectivamente una propuesta para la evaluación del tra-bajo docente con un criterio diagnós-tico formativo, desde la cual espera-mos aportar al debate nacional que la Federación Nacional de Educadores (Fecode) ha planteado sobre el tema.

Como estrategia de formación avanzada, la Universidad Pedagógica Nacional (upn) les está subsidiando a 35 profesores la Especialización en Pedagogía in situ, a la vez que ellos orientan sus proyectos de grado a fortalecer el trabajo en el ipn. Parale-lamente se están financiando con re-cursos del Centro de Investigaciones de la upn (ciup) 8 proyectos de inno-vación e investigación y 12 proyectos en convenio con el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (idep) para la producción de material didáctico y la sistematización de la experiencia de viaje de intercambio de saberes de los docentes con colegas de otras regiones del país.

2. Estrechando los lazos con la Universidad: Asumimos que la Uni-versidad no puede pensarse sin el ipn y viceversa, por eso se ha instituido un lugar visible en la alta dirección para coordinar todas las acciones en las que interactuamos.

3. Visibilizarnos como referente posible: El colegio quiere convertirse en un punto de referencia importante a nivel nacional, no para competir ni aparecer en las primeras listas de los ranking, sino para servir de ejemplo y jalonar la cualificación de todo el sis-tema de educación preescolar, básica y media. La revista Nodos y nudos nos servirá como herramienta para inter-cambiar con redes nacionales e inter-nacionales las experiencias que con-sideramos dignas de difundir. Junto a la Vicerrectoría Académica y la Fa-cultad de Educación, estructuramos la Escuela del Maestro, un espacio para aportar a la formación continua-da del magisterio colombiano; se trata de un espacio desde donde se coordi-na un plan de formación de maestros en ejercicio que recoge la experiencia de la Expedición Pedagógica y de la Red de cualificación de maestros en ejercicio que la upn ha implementado durante años; esta será la oportuni-dad de institucionalizar estas expe-riencias y de darles sostenibilidad y proyección, con el ánimo de aportar a la política nacional de formación de maestros.

El trabajo con las escuelas normales también se articulará allí; igualmente, el Museo Pedagógico y el Archivo Peda-gógico harán parte de esta estrategia.

“El paraíso”, hoy instalaciones de jardín infantil. Instituto Pedagógico Nacional, década de 1960.

“Locomotora”, Instituto Pedagógico Nacional, 2015.

Estudiantes de primaria, Instituto Pedagógico Nacional, década de 1950.

Así, con la participación del gobier-no universitario y del colegio, se ha logrado hacer visible al Instituto en el Plan de Desarrollo Institucio-nal (2014-2019), en el documento de Acreditación Institucional y en el Plan de Mejoramiento (2015-2019). Igualmente, se ha logrado una pre-sencia activa del ipn en la vida de las facultades, los departamentos y las licenciaturas. El mayor esfuerzo se está poniendo en la articulación de criterios para la realización de la práctica docente, entendida como el lugar por excelencia donde se forman los maestros.

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Universidad Pedagógica Nacional

Con reconocida e indiscutible trayectoria, la Universidad Pedagógica Nacional es la única institución de educación superior en Colombia, de carácter estatal y naturaleza pública, cuya misión se dirige exclusivamente a la formación de maestras y maestros, así como a la producción de conocimiento y pensamiento edu-cativo, pedagógico y didáctico, desde la investigación, la innovación y el queha-cer práctico de sus procesos formativos en la misma Universidad, en el Instituto Pedagógico Nacional y en su Escuela Maternal. Esta singularidad constituye su identidad institucional, condición que alude al conjunto de rasgos, estructuras y relaciones que la distinguen y diferencian de otras instituciones.

Adolfo León Atehortúa [email protected]

un compromiso con la formación de maestras y maestros para una Colombia en paz

Revistas institucionales

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formación de educadores en el debate público, en las políticas del gobierno nacional y en los fines del Estado, así como por la esperanza colectiva en la construcción de una sociedad en paz, con justicia y democracia, en un en-torno mundial en transformación que plantea nuevos y más difíciles retos.

La edición del presente Magazín Pedagógico, que circulará cada cua-tro meses con El Espectador, la pro-puesta en marcha de crear la Emisora Pedagógica Nacional, así como la ini-ciativa de impulsar un programa de formación –junto con la Universidad de Antioquia– que atienda las deman-das de maestras y maestros rurales en territorios de conflicto, hacen parte de dicho propósito. La Universidad compromete sus ejes misionales y de desarrollo con el país, con la escuela en la ciudad y el campo, y con la for-mación de maestras y maestros para una Colombia en paz.

La discusión abierta y pluralista de nuestra misión, analizada en forma participativa por todos los estamen-tos universitarios, incluidos nuestros egresados, bosqueja, entonces, la con-solidación del carácter nacional de la upn. Por esa razón, la Universidad posiciona hoy su carácter de asesora del Ministerio de Educación Nacional en la definición de políticas relativas a la formación de docentes (artículo 136.º de la Ley 30 de 1992) y define estrategias de actuación frente a sus designios; promueve con los maes-tros y maestras oficiales, y gracias al acuerdo entre el Ministerio y la Fede-ración Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), el carácter de una nueva evaluación diagnósti-co-formativa; propone la constitución

de un sistema permanente de cuali-ficación docente; reúne a los rectores de las universidades pedagógicas latinoamericanas para discutir el contenido, orientaciones y estrategias en la formación de maestros y maes-tras a que se aspira en la región; con-voca a las normales para reflexionar sobre su papel y construir acciones conjuntas para impulsar su fortaleci-miento en diálogo de saberes; diseña en su Plan de Desarrollo un eje de paz que la involucra en las perspec-tivas de un nuevo país en procesos de posacuerdos; robustece su investi-gación académica, y se dispone para un rol internacional más amplio que incluya la movilidad y el intercambio plural de profesores y estudiantes.

La Universidad Pedagógica Nacio-nal ha entrado en nueva etapa. Su propósito, al lado del fortalecimiento de sus propias potencialidades para asumirlo, se dirige a influir de mane-ra significativa en la orientación de la educación en el ámbito nacional, en la escuela, en la construcción de paz y en la dignificación de la pro-fesión docente. Es este un mandato misional, reclamado por nuestra co-munidad universitaria y asumido por el actual gobierno universitario.

Desde su creación formal, hace ya 60 años, e incluso con sus antecedentes, que datan de 1927, la Universidad Pedagógica Nacional ha orientado su misión al fortalecimiento de su identidad. Lo ha hecho a partir del reconocimiento del acumulado de sus prácticas educativas y pedagógicas en escenarios escolares y no escolares para garantizar la formación de nuevas generaciones de jóve-nes que optan por el magisterio con vocación y responsabilidad profesional, y a través de la identificación de sus vínculos con la escuela, con la formación posgradual y con otras dinámicas educativas y sociales del país.

Hoy, camino a la acreditación, la Universidad se ha propuesto ampliar su misión y asumir un mayor protagonismo en la construcción del proyecto edu-cativo y pedagógico para el actual momento histórico por el que atraviesa Co-lombia, un momento caracterizado por la centralidad de la educación y de la

Diálogos por la Paz y la Convivencia, instalaciones calle 72, 2014.

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