TIEMPO DE SILENCIO
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cela dictadura fra·nquista».
David Ruiz
cela oposición al franquismo». Pierre C. Malerbe
Para una mejor comprensión
de cuarenta años de la Historia
de España.
C/. Asturias, 27 - OVIEDO
SOCIEDAD FONOGRAFICA ASTURIANA, S. A.
Cervantes, 2-7.º - OVIEDO
Títulos editados:
• Canciones asturianas, (Suite llanisca, La Xana, etc.).
• Vaqueiras y otras canciones asturianas.
• ¡Ay rapacina!
• Esparabanes, (intérprete: Julio Ramos).
Próxima publicación:
• Canción lírica asturiana, (intérpretes: Joaquín Pixán y Luis Vázquez del Fresno).
Representante:
Juan Taboada Buceta Tel. 291306 - OVIEDO
Los Cuadernos de la Actualidad
CUESTION DE
MIRADAS Jerzy Kosinski & Hal Ashby, Bienve
nido Mr. Chance.
V arias son las razones que han convertido la novelita casi insignificante de J. Kosinski, aparecida en1970, en una muy aprecia
ble película, presentada con éxito en el Festival de Cannes de 1980. En primer lugar, debe considerarse el propio trabajo de Kosinski al escribir el guión, enriqueciendo con personajes y situaciones las dos ideas centrales que en el libro -desprovisto, además, de relieve estilísticoapenas encontraban desarrollo: la ausencia de ideas y hasta cierto punto también la anemia estética de la más tecnológicamente sofisticada sociedad actual y el papel sustitutivo de la identidad personal que en el ámbito de la vida cotidiana puede alcanzar la televisión. Así, lo que en la novela sólo embrionaria y parceladamente se apunta, a través de la casual pero irresistible ascensión de un anónimo jardinero deficiente mental a las máximas esferas de influencia de la política y de las finanzas de los Estados Unidos, en el guión cuenta ya con un mayor grado de elaboración y se presenta más hilvanado. Realzar el personaje del multimillonario americano, anfitrión y confidente del inerme jardinero, y la introducción del médico de la familia como contrapunto creador de cierta intriga por el probable descubrimiento de la imbecilidad patológica del Chance Gardiner, son aciertos indudables; como también las nuevas situaciones creadas: el largo paseo por un Washington invernal cuando el protagonista abandona su jardín amurallado, la primera entrada en la mansión de los acaudalados Rand, la visita del Presidente y, sobre todo, la espléndida utilización de la imagen de la televisión como patrón inmediato de movimientos, gestos, comportamientos (apretones de manos, besos, movimientos corporales, etc.).
En segundo término, hay que destacar una realización cinematográfica que, no sin ciertas vacilaciones en el tratamiento del tema -oscilando entre una contenida ironía y gruesos brochazos de fácil comicidad-, consigue contar con eficacia y buen ritmo una historia que, por inusual, no puede apoyarse en compli-
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cidades convencionales del espectador.
Otra razón, y acaso la más importante, que ha contribuido a hacer de Being There -título original- una obra de mucho mayor interés cinematográfico que literario, es una interpretación magnífica, pues si excelente es la de Peter Sellers, como magistral puede calificarse la de Shirley McLaine, Jack Warden, Melvyn Douglas y la de algunos otros más que notorios actores secundarios; de tal forma que este valiosísimo y reconocido activo del cine americano vuelve a influir decisiva y positivamente en el resultado final. En este sentido, la despedida de Sellers no ha podido ser más brillante, hasta el punto de convertirse su mirada en el auténtico eje de toda la película; una mirada desprovista
de toda expresión ... s.alvo cuando se posa en la criada negra o en Eve Rand, pues entonces la idiotizada indiferencia de los ojos de Chance Gardiner se trueca en deseo de matar (ante la ofensa gratuita de Louise, recordándole al indefenso jardinero la pequeñez de su «cosa»), o en mudo terror o fastidiosa sorpresa o cruel inapetencia (ante lossucesivos asaltos de la, por lo demásmaravillosa, señora Rand), ofreciendo así el baqueteado intérpretedel no menos maltrecho inspectorClouseau una suerte de recital misógino que recientemente tan sóloMastroianni se ha atrevido a manifestar en la felliniana Cittá delledonne.
José Luis García Delgado
VALERIANO BOZAL
LA ILUSTRACION GRAFICA
DEL SIGLO XIX EN ESPAÑA
ALBERTO CORAZON
EDITOR
ROBLE, 22 - MADRID, 20
INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS
«El Reino de Asturias» (Selección).-Claudio Sánchez Albornoz.
«Boletines 1 y 2» (reedición facsimilar).
«Historia de los Boticarios de Oviedo».-Melquíades Cabal.
«La creación de la Real Audiencia en la Asturias de su tiempo».-Francisco Tuero Bertrand.
«Refranero Asturiano».-Luciano Castañón.
«Del folklore Asturiano».-Aurelio de Llano.
«Asturias por la independencia y la libertad de España».�. E. Casariego.
«Excavaciones en la cueva "Tito Bustillo"».�. A. Moure Romanillo.
1 · D·E·A PLAZA DE PORLI ER, 5
OVIEDO
Los Cuadernos de la Actualidad
EL ROCK, BOOMERANG
Ningún sitio mejor para discrepar del admirado Juan Cueto que éste de Los Cuadernos del Norte.
Además, el tema -como diría uno de nuestros maestros- no es baladí.
Uniendo, como siempre, amplia información y sensibilidad para lo vivo, me decía hace poco Juan Cueto que el rock está pasando, está en decadencia. Me escandalizaba yo, rasgando solemnemente mis vestiduras. (No es de extrañar: se trataba de defender la permanencia de cosas que nos han tocado, físicamente incluso, muy de cerca).
Tratemos de ser objetivos: mejor o peor organizados, los festivales derock, en España, no suelen estar vacíos. Muchos vivimos jornadas deincertidumbre, por ejemplo, dudando si vendría o no a Madrid EricBurdon, con Roxy Music. En cambio, la vuelta de Joan Báez pasó conmás pena que gloria.
Consagración académica: el Festival Internacional de Música de Santander ha dedicado por primera vez, este verano, una sesión dentro del programa oficial, a lo que ha llamado «música popular contemporánea»: es decir, los grupos de rock Dr. Fellgood y Wishbone Ash, que congregaron a más de siete mil jóvenes. ¿Es que el sistema asimila a lo que ya no es peligroso? En todo caso, es un hecho que no tiene precedentes en la programación de ese Festival y que coincide con la apertura a la «música clásica» contemporánea.
Prueba «a contrario»: si el rock está muerto, ¿por qué el coro de vo-
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ces, de todas las procedencias políticas, horrorizadas ante el «salvajismo» del concierto de Lou Reed, en Madrid? Casi nadie dijo que el público juvenil se portó mucho más pacífica y civilizadamente que los espectadores de cualquier partido de fútbol o corrida de toros.
Pero el erudito asturiano no se refería a España, ya lo sé, sino a un fenómeno europeo o universal. Permítame una «dulce objeción», como pedía d'Ors. Por supuesto, el rock nació como un nuevo tipo de música en conexión con un momento histórico, expresión de una sensibilidad colectiva. (Así sucede con todos los movimientos musicales; pero, si son de verdad importantes, trascienden su origen). Por fuerza, ese momento ha pasado, pero -creono se lo ha llevado todo: queda la música, si tiene calidad; y algo del espíritu, claro.
Cuando oigo hablar de la decadencia del rock, me acuerdo -perdón- de los que proclaman el ocaso de las ideologías o sentencian que el liberalismo o el marxismo son cosa pasada, del siglo XIX. Me parece Claro que, hoy, el marxismo o el freudianismo impregnan toda nuestra cultura cotidiana, incluso, por supuesto, en las personas que jamás han leído a Freud o a Marx. ¿No pasará hoy lo mismo con el rock, que empapa casi todos los sectores de la llamada «música popular»?
Eso querrá decir, por supuesto, impureza, mezcla, indeterminación de fronteras (algo que no me puede parecer mal). Hoy, el rock se mezcla con todas las variantes de lo pop, y hasta con algo tan absolutamente serio -en el mejor sentido de la palabra- como es el jazz.
Una prueba anecdótica: en una discoteca ideal del rock ( «El País Semanal», 24 de agosto de 1980) se incluyen cantantes tan variados como Joan Báez, Johnny Cash, • Leonard Cohen, Wo.odie Guthrie, Pete Seeger, Joni Mitchell ... y toda una sección dedicada a «Jazzeros» (sic) .
He tratado de «salvar», con apariencia de razones objetivas, mis nostalgias personales. Por supuesto. Pero no es sólo eso, me parece. Si no me equivoco, detrás de mucha gente que hoy hace música, lo adviertan o no, está el rock.
No es sólo que «los viejos rockeros nunca mueren». Miguel Ríos lo ha precisado más: «el rock es un boomerang»; «por eso, siempre volverá».
Andrés Amorós
CUADERNO
DE BITACORA Marce! Duchamp, Escritos .. Duchamp
du signe. Gustavo Gili. Barcelona, 1979.
a escritura de Marce! Du-
Lchamp es una escritura enigmática, jeroglífica, un espeso tejido, una malla nudada por signos y
concordancias que se entrecruzan formando una tupida tela de araña, el cuaderno de bitácora de un viaje apasionante: su obra. Combinación
cifrada del origen, evolución y síntesis de todo su pensamiento por un lado, sus escritos se revelan por el otro (en especial, La caja verde) como un catálogo de instrucciones para el manejo y funcionamiento de las piezas y engranajes de una extraña maquinaria, de una máquina inquietante: La Novia.
El lenguaje de Marce! Duchamp es hermético, cerrado, un lenguaje muy cercano al de las ciencias exactas, preciso, intrincado, críptico, en el que las palabras huyen de lo descriptivo para fijarse en conjunciones no muy alejadas de las ecuaciones matemáticas. Duchamp no escribe nada que no quiera decir, ni nada en lo que no subyazca otro sentido, cuando menos. Pero su ambigüedad, su reversibilidad no está ni en la movilidad (o quietud) de los signos ni en las palabras (no en vano una de sus investigaciones sería la búsqueda de «las palabras primeras, «primas», únicamente «divisibles»· por sí mismas y por la unidad») sino en las formulaciones. Sus igualdades se
Los Cuadernos de la Actualidad
tornan invertibles, irónicas, intencionadas, humorísticas, trágicas. Duchamp juega con el sentido y con los sentidos; sus escritos sin dejar de ser cabalísticos (o quizás por eso mismo) son poéticos, convocan «otra» realidad, sorprendentes analogías, conjugaciones inverosímiles. Dirá André Breton de él: «las palabras han dejado de jugar, hacen el amor» (Antología del humor negro).
Duchamp lo pone todo en entredicho, su método: la metaironía, una ironía que destruyendo su propia negación se vuelve afirmativa: los contrarios se disuelven en la indiferencia: la belleza liberada al fin de la «noción de belleza»: ready-made, amor con «h» (de humor), sonrisa de Gioconda bigotuda, desvalorización del objeto, contemplación, transparencia. Al final, «¡qué árido, qué fértil, qué alegre, qué triste!».
Duchamp desvela un desgarramiento, una hondonada, una falta que es una falta: la del arte y la de la vida moderna: un hueco, una oquedad inhabitable, ni aquí ni allá, sino entre aquí y allá, en el camino. Nuestro mundo es un mundo sin ideas a pesar de todas sus ideologías, y su única idea, la crítica, se derrama como agua entre las manos. Duchamp hará de esta idea el móvil central de su pintura y de su escritura colocándonos ante un muro invisible: el Gran Vidrio, el gran espejismo («lo invisible -dice Octavio Paz en Apariencia desnuda- no es oscuro ni misterioso, es transparente»). Duchamp nos empuja contra ese muro, contra esa apariencia: la presencia de una ausencia, La Novia: la soledad y el deseo. Quien no se estrelle contra el muro no entrará en el juego, quien pretenda saltárselo, se saldrá.
Dos anotaciones de La caja blanca, fechadas en 1913, en su estilo enigmático e irónico habitual, abren a la vez que cierran, cerrando al mismo tiempo que abren, como aquella doble puerta sobre un sólo batiente de su habitación parisina, toda su labor: su obra. «Cuando se sufre el interrogatorio de los escaparates, uno inmediatamente dicta su propia condena. En efecto uno escoge viaje redondo». Y, «no hay que obstinarse, ad absurdum, en esconder el coito, a través del vidrio, con uno o varios objetos del escaparate. El castigo consiste en romper el vidrio y lamentarlo apenas se consuma la posesión». Nada tan claro, nada tan oscuro.
Tomás Hermosa
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LA «SANTA
CENA» DE LA
PROGRESIA
pablo Picasso la pintó entre el 1 de mayo y el 4 de junio de 1937. Mide 349,3 por 776,6 centímetros (en los cuadros, no
sé porqué, dan las medidas de alto por ancho). Es el «Guernica». Tantos años en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y ahora viene a España. Nació de sus dolores y de sus muertes y aquí presidió y aún preside muchos hogares progres («Ni un hogar sin lumbre, ni un progre sin «Guernica»).
Si en las universidades españolas circulase algo de imaginación, hace tiempo que tendríamos varias tesis doctorales sobre este tema: «La evolución de España y los españoles según la iconografía hogareña». Pero no; seguiremos con la asociación de tejedores de Barcelona y la «d» intervocálica ...
El «Guernica» era un poco como la «Santa Cena» de la progresía rampante. Lo parecía por su tamaño, por su formato apaisado ... hasta por su ubicación, aunque bien que se guardaba el progre hirsuto de llamar comedor a lo que antes se llamaba así y que ahora ni siquiera se atrevía a llamar salón, que eso quedaba muy Madame Sevigné.
Estaba el «Guernica» sin marco ni listón. Clavado con cuatro o seis chinchetas a la pared como Cristo al madero con los clavos: Cristo era también una imagen del dolor... A veces la acompañaba el póster del «Ché ». La efigie emboinada y empu-
Historia de Asturias
Atlas de Asturias
Romancero Asturiano
Colección Popular Asturiana
Ediciones facsímiles·
Diccionario Ilustrado de la
Lengua Asturiana
Colección «Pais Astur»:
Flora y Vegetación de Asturias
Fauna Salvaje de Asturias
Geografía de Asturias
Colección «El Cuélebre»
�
�a\gajedicione)SALINAS/ASTURIAS
• BIBLIOTECA
Uría, 5 OVIEDO
TITULOS PUBLICADOS
JUAN URIA RIU, Obras Completas: Tomos I y IV.
AURELIO DE LLANO, Esfoyaza de cantares asturianos.
AMBROSIO DE MORALES, Viaje a los reinos de León y Galicia, y Principado de Asturias.
LUIS ARRONES PEON, Historia Coral de Asturias.
CONDE DE TORENO, Descripción de varios mármoles minerales y otras diversas producciones del Principado de Asturias y sus inmediaciones.
JOSE CAVEDA Y NAVA, Esvilla de poesíes na llingua asturiana.
RAMIRO SUAREZ, Vida, obra y recuerdos de Manuel Llaneza.
COLECCION EL TRASGU
DIEGO TERRERO Y TEODORO CUESTA, Andalucía y Asturias.
DOCTRINA ASTURIANISTA. ANTONIO GARCIA OLIVEROS, Más
cuentiquinos del escañu. TEODORO CUESTA, Poesíes Astu
rianes.
Los Cuadernos de la Actualidad
rada del Dr. Ernesto Guevara era el «Sagrado Corazón».
Vivieron de niños en unos hogares donde sus santos padres -además del «Sagrado Corazón» entronizado y de la «Santa Cena», que en ocasiones era una especie de espantoso altorrelieve estañado-- tenían al joven José Antonio con los brazos cruzados y arremangados o en enérgica actitud oratoria, los tres luceros de capitán sobre el pecho azul mahón, y también al Caudillo Franco cuando todavía no era Caudillo sino general fotografiado en Zaragoza por Jalón Angel. Estaba allí nuestro general (que luego sería tan particular y superlativo que llegaría a generalísimo) al filo de los cuarenta años, con fino bigote castrense, medalla militar individual, fajín sobre la guerrera austera y capote con cuello de piel.
Los abuelos ilustrados aunque no despóticos tuvieron en su cuarto de trabajo una reproducción de «La Gioconda» y otra de «El caballero de la mano en el pecho». Así lo cuenta el Ortega de 1921 en «El Espectador».
(Sugiero al presunto doctorando que relacione todo este tinglado iconográfico con los diversos «idola» de don Francis Bacon. Eso dará a su tesis un respetable aire de seriedad antigua y señorial. Absténgase -eo ipso y of course-- de citas solaperas de Umberto Eco y de Roland Barthes; queden ellos para uso exclusivo de porteras, columnistas y autodidactas).
Retornemos a la progresía qel desmadre tras la corta incursión por la imaginería de sus orígenes y de los orígenes de sus orígenes.
Estas icónicas marcas de fábrica de la generación tuvieron también su degeneración. Aunque nadie llegó a realizar un «Guernica» con palillos de dientes ni un «Ché» con huesos de aceituna (pues en ese caso el señor lñigo los habría sacado en televisión), sí hubo quien sobre madera los grabó a fuego, con ese lápiz rojo que escribe negro, según dijo mi amigo Chesterton.
(No olvide el presunto doctorando un sustancioso apartado para pirograbados y kitsch.)
Algunos tenían también a HoChi-Minh. Llegaba la santa madre con sus novenas, triduos y quinarios y miraba al «Ché» con esos pelos y al abuelo vietnamita con una barba un si es no es de Fumanchú y decía:
-¡Ay hijo, qué gente tienes aquí! Estos hombres tan feos y con tanto pelo me parecen que son todos comunistas.
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Años después Marilyn Monroe se incorporaba a la galería doméstica, al minilouvre del progre, que tenía el libro de bolsillo para leer y el Louvre de bolsillo para ver. La suculenta actriz anunciaba ya desviacionismos esteticistas, peligrosos reformismos del porvenir, primaveras de Praga, veranos de Ibiza, otoños de la nueva Edad Media, ¡ qué se yo!... Acaso el eurocomunismo, el socialismo y hasta el jubileo ucedeo.
Víctor Márquez Reviriego
CRIMEN Y CATEDRAL EN ASTURIAS
José María Casielles Aguadé, Ladro
nes en la catedral. Imprenta Love, Gijón, 1979. e orno todos sabemos desde
el Padre Brown del gran G. K. C., es posible articular temas criminales y eclesiásticos con gran
brillantez. Por otro lado, desde la publicación del libro de Juan José Plans De noche, un sábado (Club del crimen, 1978), también sabemos que se ambientan pertectamente en Asturias las novelas policíacas. De aquí que haya leído con gran atención Ladrones en la catedral -por cierto, ¿por qué no Robo en la catedral jugando con el título de T. S. Eliot?-, donde junta temas policíacos, clericales y asturianos. Después de ha-
cerio, he deducido que el autor sabe escribir con gracia, e incluso que es capaz de expresarse con un buen ritmo en algunos momentos, como por ejemplo sucede en las secuencias de los robos. Calificaría así de excelente el expolio que relata de Murcia, a ratos al de Oviedo -por ejemplo, es confusa la explicación de cómo se llevan unas cruces como si fuesen trajes de confección recién adquiridos-, y bastante inferior el que ambienta en Burgos.
Pero es claro que se trata de una obra inicial de Casielles Aguadé, que precisa aún de notables mejoras si quiere convertirse en un buen escritor de temas policíacos. Las observaciones principales creo se podrían dirigir a:
1) La falta de imaginación, mezclada con una escasa valentía para resolver situaciones. Le sucede tanto frente a grandes cuestiones como ante planteamientos muy chicos. Por ejemplo no consigue la unión de las condenas grabadas en los siglos IX y X en las joyas robadas y la suerte que corren los protagonistas. O no sabe cómo exponer adecuadamente el enlace entre «El Ardilla» y el ladrón portugués. O es incapaz de mezclar bien los controles policíacos por atentados terroristas con la conducta de los protagonistas.
2) La confusión entre el datoexacto y una excesiva recopilación de noticias banales de los periódicos del día.
3) La vacilación entre seguir laescuela de l. Fleming que desde un serie 007 nos hizo habituarnos a la presentación de marcas muy concretas de objetos y servicios de tipo consumista, o la clásica puritana que soslaya esto, y donde el Floid es «masaje facial», la Lavanda Atkinson es una «colonia suave», el Corte Inglés se convierte en unos «grandes almacenes», o el Seat 132 en un «coche burgués sin pretensiones». Casielles tan pronto entona loas -en competencia con el profesor Gimeno Cuspinera- al Gran Hotel de Ribadesella, como evita el nombre de, supongo, los Almacenes Botas en Oviedo.
4) Carecen de sentido las descripciones femeninas que hace. La alusión al «tubular de René Vartan» (Pág. 115), no se acomoda mucho a una «tercera vedette» que anda con «minitrapos» (pág. 121).
A pesar de todo esto, José María Casielles Aguadé, demuestra ser novelista con capacidad de descripción y síntesis, con garbo y con buen sentido. No está mal para una novela
Los Cuadernos de la Actualidad
incipiente que por cierto, está pintorescamente distribuida. La compré al verla entre rosarios, medallas y tarjetas de motivos sacros en el puesto de venta de la puerta de la saqueada Cámara Santa de Oviedo.
Juan Velarde Fuertes
PORRIDGE
CONYVORNE Graham Greene, El Dr. Fischer de Gi
nebra. Argos Vergara, 1980.
Don Pedro Sáenz Rodríguez refiere, con la evidente satisfacción de quien al menos en este caso está en el secreto, que com
partió con un rey, una chuscada de Alfonso XIII, quien durante un viaje a París obsequió a varios cortesanos con un menú excelente y vino pi-
cado. El Dr. Fischer de Ginebra, multimillonario inventor del Dentophil Bouquet, eficacísimo dentífrico, procedió, en una de sus afamadas fiestas en su mansión ginebrina, de manera contraria que el rey español pues ofreció a sus invitados excelente vino de Yvorne y para comer, porridge frío.
El porridge es una especie de bazofia de harina de avena, que como el gofio es antipático hasta en el nombre. El Dr. Fischer, caracterizado entomólogo, tomaba a ciertos notables personajes como objetos para contemplar la abyección humana. Tan sólo un modesto oficinista, Jones, no se plegaría a sus humillaciones porque quien no tiene nada que perder tampoco tiene nada que ganar. Y Jones era un hombre a su manera sabio, bien por propia ex-
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periencia: «puesto que la cerveza de barril era casi tan cara como el whisky, pedí un whisky» (pág. 27), bien por haber escuchado ciertas máximas a su mujer, precisamente la hija del Dr. Fischer: «Somos demasiado pequeños para ser humillados. Es como cuando alguien intenta humillar a un camarero: sólo se humilla a sí mismo» (pág. 52).
El poder, al final de la cuerda, sólo se justifica en que con él se puede comprar la humillación. Y Fischer no humilla a camareros sino a poderosos: los humilla y los compra. Cuando el dinero adquiere categoría metafísica ya no sirve para invertir, para comprar chucherías o para que un ciudadano se improvise turista. En manos de Fischer es un catalejo que le sirve para observar la flaca y despreciable condición humana. El Dr. Fischer es un moralista, algo que no alcanza a comprender el oficinista Jones pero que el lector, gracias a Mr. Green e, comprende enteramente. Decía Hemingway que el arte del escritor, a la larga, cuando alcanza la perfección suprema, se limitaba a una sola cosa, a comprender. Cualquiera que se tenga por escritor es capaz de escribir un adjetivo tras un sustantivo; hace falta haber sido Graham Greene a lo largo de setenta y cinco años para poder comprender al Dr. Fischer.
El Dr. Fischer es todopoderoso, viudo, tiene una hija rebelde que se enamora de un hombre mediocre y manco: este esquema es el de aquel .. bello film barroco y moral de Orson Welles, «Mr. Arkadin». Greene, en su prólogo a «El tercer hombre», asegura que la célebre frase dicha por Harry Lime en la noria sobre la democracia y los relojes de cu-cú no fue escrita por él sino por Mr. Welles; al cabo de varias décadas, quien fuera el más brillante intérprete cinematográfico de una obra de Greene, le proporciona un personaje; el Dr. Fischer. Tan sólo el personaje, pues el punto de vista de la novela es el de Greene. Pero sería inimaginable una versión cinematográfica de esta novela sin Orson Welles interpretando al Dr. Fischer. Los planteamientos tan diversos de Orson Welles y Graham Greene coinciden en una posición común ante la condición humana.
Lúcido observador de la comedia humana, Greene alude de pasada a uno de los más grotescos circos políticos contemporáneos. Un confitero madrileño aparece en la página 53, dispuesto a continuar sus negocios en el país de los vascos, «para lo que
La Ilustración Gallega y Asturiana.
Crónica General de España.
Gran Enciclopedia Asturiana.
Gran Enciclopedia Gallega.
Quixote de la Cantabria ...
Son tan sólo algunos de nuestros títulos.
Silverio
Cañada
AEDA
Editor.
COLECCION DE POESIA Apdo. de Correos 4112
GIJON
- Del lado de la ausencia. M.ª del Carmen Pallarés
- Atardecer en la fábrica. Xavier Palau
- Sinfonía Interior.Fernando Menéndez
- De volver a ella. Luis Beltrán
- Vértigo de la Infancia.Antonio Rodríguez Jiménez
- Los Caracteres del Agua.Alvaro Díaz Huici
En preparación: Tratado de Soledad, de Jesús Aguilar Marina; Manuscrito del Mar, de Rosa Espada.
Pedidos y suscripción al Apartado de correos 4112 de Gijón. Número suelto, 200 pesetas; suscripción por 3 números, 450 pesetas; por seis, 900 pesetas. Pago mediante talón bancario o giro postal.
Los Cuadernos de la Actualidad
solicitaba, entre otras cosas, la modificación de nuestras especialidades, al fin de adaptarlas al gusto vasco: al parecer, y por razones que se me escapaban, con nuestros chocolates de leche al whisky estábamos subestimando la intensidad del sentimiento nacionalista de aquella minoría».
José Ignacio Gracia Noriega
DIOS SALVE
AL REY S.S.-G.B. Len Beigthon. Colección
Cinco Estrellas. Editorial Bruguera.
No era fácil imaginarlopero Deigthon lo ha hecho.En 1940, los Panzers germanos destrozaron en lasarenas de Dunquerque al
Ejército Expedicionario Británico. Meses después, en febrero de 1941, la W ermach desembarca en Do ver y al cabo de fuertes luchas conquista la isla. Con el rey encerrado en la Torre de Londres y Churchil fusilado, Gran Bretaña se convierte en una colonia más del Nuevo Orden Europeo de los nazis.
Este es el escenario, que hasta ahora sólo se había tocado en relatos de ciencia ficción. Pero aquí, la ucronía es una posibilidad que la ambientación de Deigthon hace creíble. Un detective especial, Archer, de Scotland Yard, intenta ser leal a su profesión en una Inglaterra ocupada por los alemanes y traicionada por su nobleza. La investigación de un asesinato le llevará a sumergirse en un complot en el que están involucrados el Servicio Secreto Militar Alemán, las S.S., la Gestapo, la Resistencia Británica, la bomba atómica, los norteamericanos y la Corona. En este fabuloso pastiche, Deigthon abandona su escritura hermética de lpcress y Funeral en Berlín, para hacerse más asequible y llegar al gran público con una denuncia clara: No te fies nunca de un político. Sobre todo, si procede de la aristocracia.
Le Carré suele presentar a sus protagonistas del establishment con un distanciamiento frío que les favorece, que incluso permite comprenderlos. Deigthon, radical de procedencia proletaria, los retrata con furia, haciéndonos sentir su desprecio
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por esa clase dominante que se cree Inglaterra y sólo es un inútil adorno. Si las novelas anteriores, con el espía Harry Palmer que interpretó eficazmente en el cine Michael Caine, relataba que en el juego de la información secreta hay demasiada complicidad entre las diversas clases de inutilidad burocrática, llámese gobierno o servicio de inteligencia, en esta lanza, en vez de piedras, un misil con la peor mala leche del mundo: Ni tradición, ni historia, ni glorias, ni gaitas: lo que importa son los privilegios de esa aristocracia.
Deigthon, uno de los mejores historiadores mundiales de la aviación militar, posee también amplios conocimientos sobre el mundo nazi y divierte con pequeñas ironías como la del general S.S. molesto con su uniforme de gala, que le obliga a llevar espuelas en las botas con las que puede enredarse en las alfombras. Esperemos que siempre haya una alfombra que haga temer a los superhombres en uniforme de gala por su estabilidad.
¿Para cuándo una ucronía española en profundidad? No las oportunistas En el día de hoy o El desfile de la victoria, sino un relato, por ejemplo, de cómo Camilo Alonso, desde la Dirección General de la Guardia Civil organiza un complot contra el ministro del Ejército Muñoz Grandes, con el apoyo de monárquicos y carlistas para cargarse a la Guardia Pretoriana de la Falange, mientras el jefe del Estado fascista, Serrano Suñer, mantiene a Franco encerrado en San Marcos de León bajo custodia de S.S. alemanes y españoles por orden personal de Adolf Hitler... ¡ Qué pena que nadie se atreva con el tema! ¿O es que aún no dejan atreverse?
Juan Antonio de Bias
LA
ORDENADA
SUCESION DE
LOSNUMEROS
NATURALES
Juan Ramón Jiménez, Platero y yo; William Burroughs, El almuerzo desnudo: Club Bruguera, núms. 21 y 22. Barcelona, 1980. E n realidad, todo está ya
dicho con enunciarlo. A buen entendedor. .. , lo bueno, si breve ... , etc., que no se trata ahora de ha
blar de Juan Ramón Jiménez y su Platero pequeño, peludo, suave, ni de William Seward Burroughs y ese «instante helado en el que todos ven lo que hay en la punta de sus tenedores», su almuerzo desnudo de droga, sexo y apocalipsis previsible; se trata, nada más, de dejar apuntada la sorpresa, la paradoja, de abrir la boca en pasmo o sonrisa ante las inopinadas consideraciones a que puede dar lugar el impecable orden de sucesión de los números naturales, la aséptica acumulación ordenada de unidades súbitamente llena de contenidos ideológicos por obra y gracia de los responsables de la colección Club de la Editorial Bruguera, S. A., esos libros buenos, bonitos, baratos, que están desde el invierno bien repartidos por todos los kioskos y librerías, no sé si del país o del mundo. Del país, sin duda: todos podemos dar fe, habiéndolo visto.
El caso es que, tal vez arrepentidos de optar por un Juan Ramón Jiménez menor -menor, cuando me-
Juan Ramón Jiménez.
Los Cuadernos de la Actualidad
nos, junto al Juan Ramón de ese inmenso poema, también en prosa, que es Espacio (editado por Júcar, Madrid, 1974, en el volumen En el otro costado), o de Animal de fondo-, un Juan Ramón Jiménez fácil y catequéticamente purísimo al que pusieron el número 21, decidieron compensarlo y dar .el 22 al reverso de la medalla, a otro libro para niños adultos, aunque, esta vez, salvajes, a un Almuerzo desnudo que es un Burroughs mayor, difícil -pero menos que otros, desde luego-, e impuro como el universo. No en vano la familia Burroughs sabía de números y el abuelo del escritor, que también se llamaba William, patentó a finales del siglo pasado una máquina de sumar: la simple sucesión devuelve al club popular el tono más bien osado que propone con otros autores: Henry Miller, D. H. Lawrence.
Tal vez, sin embargo, sea algo mucho más oculto y esotérico que todo eso. Pudiera ser, simplemente, pura casualidad propiciada por triviales conveniencias editoriales o comerciales -cualquier cosa: número de páginas y existencias de papel, colores de cubiertas, disponibilidad de originales-, pudiera ser un trait d'humour sin más, o una meditada secuencia de ejercicios espirituales, laicos en lo aparente: reflexión sobre la gracia y sobre el cielo -¿sobre el limbo, quizá?-, reflexión sobre el pecado y el infierno. Sospecho que tan aritmética casualidad no es sino una insidia más a incluir en la ola de irracionalismo que nos invade, en consonancia con la cifra mágica del segundo milenio que ya viene -viene para nosotros, claro, ombligos del mundo: que chinos, muslimes et alteri se las apañen si no saben- ofreciéndonos sus señales. Yo, aquí, quiero ver una más, y agradezco a Bruguera que nos la dé, porque ellos saben mucho de estas cosas o, al menos, publican y venden mucho de estas cosas y tienen buena cantidad de títulos sobre horóscopos, magias, adivinaciones y sabidurías secretas en sus catálogos, además de mostrar notoria afición por los acrósticos: el título mismo de la colección, ese inocente CLUB, se explica por extenso en las cubiertas posteriores: Colección de Literatura Universal Bruguera. ¿ Y si, a fin de cuentas, nuestra numeral antilogía resulta sutilísima estratagema comercial, puro marketing pitagórico? Arcano tiempo de crisis. Angeles y demonios.
Fernando G. Corugedo
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SI LA ULTIMA
NOVELA DE
ITALO
CAL VINO (Halo Calvino, Si una noche de in
vierno un viajero. Traducción de Esther Benítez. Bruguera. Barcelona, 1980.)
E n el boom de lo fantástico, los relatos de Nuestros antepasados han llevado hasta Calvino a muchos lectores que quizá
ahora, con esta nueva novela, se vean defraudados como primero lo fueron los lectores realistas. ¿ Cómo podemos, después de haber visto un rostro desde un cierto ángulo, reconocerlo luego desde otra posición? ¿Cómo reconocer al escritor si en
cada oportunidad se nos muestra distinto? ¿Es siempre el mismo rostro? Precisamente en estos cambios se reconoce que es él.
Si una noche de invierno un viajero es la mejor expresión de esta discontinuidad de Calvino; es la discontinuidad llevada a la propia novela. Dice Silas Flannery, o Ermes Marana, o ltalo Calvino: «¡ Qué bien escribiría si no existiera!». El autor lamenta su presencia en el texto. Un velo oculta el rostro. ¿Cómo hacer para derrotar no a los autores sino la función del autor, la idea de que detrás de cada libro hay alguien que garantiza una verdad a ese mundo de fantasmas y de invenciones por el mero hecho de haberlos creado? Es la hora del lector. Pura retórica.
El protagonista de Si una noche de invierno un viajero es el Lector; un Lector incapaz de terminar sus lecturas, de reconocer el sentido, el orden de la novela misma que él
BIBLIOFILOS
ASTURIANOS
PROXIM OS TITULOS
El Fénix Católico Don Pe
layo el Restaurador Reenacido de las Cenizas del Rey Witiza, del doctor don Joseph Micheli y Márquez. Madrid, 1548.
•
Missale Antiquum de la Ca-
tedral de Oviedo.
•
Apuntes históricos, Genea-
lógicos y Biográficos de Llanes y sus hombres, de don Manuel García Mijares. Torrelavega, 1893.
Pedidos a:
BIBLIOFILOS ASTURIANOS
Cimadevilla, 10-3.º
OVIEDO
MONUMENTA HISTORICA ASTURIENSIA Apartado 425
GIJON-ESPAÑA
ULTIMAS PUBLICACIONES:
VI. ELVIRO MARTINEZ,Los documentos asturianos del
Archivo Histórico Nacional.
Gijón 1979.
VII. JULIO SOMOZA,El carácter asturiano. Edic. de
J. L. PEREZ DE CASTRO,Gijón 1979.
DE INMEDIATA APARICION:
VIII. CARLOS GONZALEZPOSADA, Asturianos ilustres.
Edic. de J. M. FERNANDEZPAJARES.
Los Cuadernos de la Actualidad
construye; un hombre que trata de leer una novela que continuamente se interrumpe y le lleva a nuevos relatos siempre inconclusos. Incipit continuo, procedimiento narrativo en el que se yuxtaponen hasta diez· novelas distintas en las que también se ve involucrado el Lector. Para que esto sea así, la mistificación es total, la discontinuidad, argumento, y el engaño, continuo: apócrifos, falsificaciones, equívocos, azar ... la falsedad como conocimiento; caleidoscopios, máquinas catóptricas, galerías de espejos que obligan a manifestarse a las tinieblas. No hay corteza al margen de la mentira.
¿Por qué esta dispersión, la dificultad de terminar una historia? ¿De qué huye Calvino? ¿Qué angustia atraviesa el rostro del lector? Calvino, como Scheherazada, huye de la muerte. En el relato, el espacio está sobrecargado, es denso, no deja ninguna rendija al horror, al vacío. Más allá del texto, el vértigo, la oscuridad que nos llama. Más allá, los libros continúan en la lengua de los muertos. El sentido último al que remiten todos los relatos tiene dos caras: la continuidad de la vida, la inevitabilidad de la muerte. Por ello, el lector pregunta, ansioso de escuchar el relato: «¿Cuál historia espera su fin allá abajo?».
Hace unos meses, hablando de su libro, Halo Calvino declaraba en Barcelona (El País, 22-IV-80): «Yo quería representar aquí el mundo de hoy, la dificultad de encontrar el hilo que relacione los hechos que se nos presentan dispersos». Sí; y, obviamente, también: es el mundo quien nos muestra a Calvino.
Moisés Morí
UN DESCUBRIMIENTO JUVENIL DE GRECIA
Salvador López Becerra, Poemas, Cuadernos de María Isabel. Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce. Málaga, 1979.
Grecia ha sido un constante descubrimiento para los poetas. Todo lo que significa ese nombre, aún oculto cuando ya se creía
desvelado. Y así, como el neoclasi-
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cismo obviamente erró el tiro (a salvo muy contadas excepciones) los románticos emprendieron viaje, lo que venía a significar un ansia de contacto, de fisicidad lograda. Ese primer viaje, que encuadraría a Holderlin, a Keats, a Byron y a Platen, continuaría con los simbolistas (Verlaine, Wilde, Hofmannsthal, George) y llegaría hasta hoy -habría que contar con. Durrell, Kavafis, o Cernuda, en modos distintos- en una trayectoria que (dejando, por supuesto, de lado otros muchos nombres) se cimenta en el común denominador de una comprensión cada vez más cercana, menos prejuiciada, y por ello en cada eslabón más nueva. Grecia -parafraseo de lejos a Zubiri- esciertamente nuestra contemporánea.Y quizá la poesía española más última (no me atrevo a ampliar a todanuestra cultura) ha iniciado, desdehace dos o tres años claramente, unode esos pasos.
Hay una búsqueda de clasicismo, de helenidad, pero naturalmente (y por eso es cada vez más nuevo fenómeno) sin ningún marchamo académico. En este paso (y de muy singular manera) se inscribe el libro Poemas, primera y breve entrega de un poeta malagueño inquieto y joven, Salvador López Becerra. Poemas se abre con una muy aclaratoria cita de Hermano Hesse: Hacia los templos de los griegos / esta nostalgia que jamás termina, y se cierra con una nota animosa de Juan GilAlbert, que es uno de nuestros escritores (no sólo poeta) más conectados con este nuevo helenismo que comento ...
El libro de López Becerra -sólo ocho, muy bien impresos, poemases esencialmente lírico. Y me atrevo a decir que parte, como Holderlin (pero no desde Holderlin) de un bor-
botón ansioso y casi mconsciente ... Se nos describen emociones griegas y sentimientos griegos, pero no hay culturalismo. Asistimos a una vivencia interior de lo griego, pero el autor no es en ningún caso un éru'dito, ni siquiera un conocedor, es un poeta puro, que íntimamente, casi ocultamente, presiente el himno. En Poemas pueden rastrearse toques de Cemuda, acaso de Kavafis y posiblemente del mismo Holderlin, pero todo con levedad, y ello porque me consta que el joven López Becerra no es poeta de clerecía.
Los poemas rebosan un afán de panteísmo y de pureza, y el erotismo se mezcla así a un refinado sentimiento religioso: todo entra -líricamente- en la concepción, apenas esbozada, pero muy bien intuida, de un mundo soleado donde reina la armonía y el equilibrio, y donde todo -cuerpo, temor, deseo- entra en lamisma balanza inmóvil. Sacrificios,altares, dioses, ofrendas, son referencias continuas en estos poemasrituales de López Becerra. Y un detalle no sé si de grecidad máxima ode máximo narcisismo: el sujetopoemático es muchas veces el diosmismo o su sumo sacerdote: Elpoeta que detenta el fuego y la inocencia. (Cf. los poemas Estos donesque se me otorgan, Holocausto y elfinal Alabanza a Orfeo.)
No puedo evitar la sensación al leer el librito de Salvador López Becerra -que verdaderamente me gusta- de que sus poemas están escritos como en estado de trance. De que lo que dicen -y como lo dicenes en gran manera fruto de un entusiasmo (en el sentido etimológico griego de la palabra). El poeta -como una sibila- habla iluminado.Por lo demás Poemas (tan modestotítulo) es un excelente comienzoenormemente significativo de lo quebusca hoy la ultimísima poesía española, y si no puede (naturalmente)dejarnos con el sabor del logro, sínos deja, y muy acusado, con el sabor (mejor tal vez) de la esperanza ...
Luis Antonio de Villena
Los Cuadernos de la Actualidad
DE
ACADEMICOS
Y MUNDANOS Francisco Umbral, Los Helechos Arbo
rescentes. Argos-Vergara. Barcelona, 1980.
No andaba errado CharlesPercy Snow al suponerlemagnitud d if íci lmentemensurable y soslayable ala antagonía entre cien
tíficos y escritores, the two cultures. Olvidó, sin embargo, la tradicional escisión entre la intelligentsia académica y su negación mundana, así como -sociologías al margen-, las dichosas contradicciones internas de cada una de las enemistadas bande-
rías, sin que haya a mi juicio mejores claves para aterrizar con estilete cirujano sobre «Los Helechos Arborescentes», postrer novelería del prolífico (que no polígrafo) Francisco Umbral.
Místicos o heréticos, culteranos o populistas, poéticos o prosáicos, idealistas o materialistas, amantes de lo sustantivo o cultivadores del adjetivo. La disyunción como negación: desde el illud tempus, los hispanos escribidores han sido hombres de secta, carbonarios del estilo, gentes de plumífera logia y olivetti intransitiva. Advirtiófo Umbral y, bachiller de la Escuela de Annales, pasólos
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por el tamiz diacrónico de una infancia fingida, zarandeándolos en un anacrónico relato que analoga putas y excelentes seres, románticos y falangistas, chulos y espiritistas, pederastas y franquistas.
He leído muchas tonterías al respecto (de «Los Helechos Arborescentes»). Que si esperpento, que si tenebrista o goyesco repaso expresionista a los consabidos demonios familiares. No hay quien se lo crea y sólo acierto a explicarlo constatando que e11 esta tierra son legión los adoradores del ya acuñado precepto (concepto o denuesto), del estilema polivalente siempre a punto y de esa escasamente retórica figura a la que dicen lugar común.
Los folios encausados son, con lo dicho, operación superadora de lo mortalmente rosáceo por la vía del diurno amorío hortera, ceremonia autorreflexiva llamada a concitar (di) (a) sentimientos idénticos a los previos, que Umbral siempre escribesobre sí mismo, esa es la norma.Decía Unamuno, conocido y vizcaíno meapilas, que «toda novela,toda obra de ficción, todo poema,cuando es vivo es autobiográfico».Francisco Umbral debe haber leídoal adelantado de nuestra modernidadexistencial.
Paralelas y nada plutarquianas vidas las de Francesillo y Paquito, metafóricos donceles en un trasiego histórico e histérico por guerracivilescos pasillos, antesalas de puteríos, mancebías y solariegas heredades, olorosas sacristías y recoletos claustros. Excluyendo ficciones y salvando buenas intenciones, es una historia de la literatura española parca y escrita como con mano zurda, vengándose de los manuales al uso. El sempiterno ajuste de cuentas textual evidenciador de lenificadas tribulaciones contexturales. El resto bien, gracias.
Francisco Orejas
EL VINO DEL
DOMINGO
Xavier Domingo, El vino, trago a
trago, Dédalo Ediciones. Madrid, 1980. 186 págs. e inco motivos para beber
veía en su Art de boire Wikram, escribano que fue del magistrado de Colmar allá por el siglo XVI:
1.0 La llegada de un huésped. 2.0 La sed presente. 3.0 La sed futura. 4.0 Las excelencias del vino.5.° Cualquier otra razón ... Pierda cuidado quien leyere, que
no habré de mentar la tan manida sentencia de «In vino veritas»; pero me la trae sin querer al magín el libro que acabo de leer de ese excelente periodista y mejor cocinólogo que es Xavier Domingo, quien, supongo, no ha menester de presentación. Ese cachondo mental y acratón sincero sabe bien que los tratados enológicos suelen resultar piezas de difícil digestión por su tecnicismo, su aridez, su asepsia o su entelequismo. Por eso se ríe estruendoso de esa cata profesional que con metalenguaje de casta o capilla puede calificar a un vino de «sedoso» o «redondo», «florido» o «completo», «ele gan te» o «const i tu ido», «blando» o «cargado», «gordo» o «nervioso», entre otros muchos asombros. Sabe que al común de los mortales de nada le sirven estos preciosismos a la hora de beber, que es de lo que se trata, y a la cata opone el trago; a la técnica, la sensualidad; a la persona fría del profesional, el cuerpo cálido del bebedor. ¡Viva el cuerpo a cuerpo y viva el vino trago a trago!
Es su andadura personal y cotidiana por el vino lo que nos narra, su saber de buen bebedor, divulgación que nos resulta mucho más útil que un ciento de esos preciosos· álbumes sobre el tema que llegan a costar más de mil duros. Sabremos así que en eso del vino somos los hispanos más bien tercermundistas y que nuestros viticultores tienen aún mucho que aprender e innovar hasta lograr vinos más competitivos en el futuro, unos caldos adaptados al gusto de hoy, modernos, jóvenes y ligeros, frente a «las recias creencias de las gentes del terruño, para quienes el vino ha de ser fuerte, con grado y, como dicen, añejo». Sabremos que abrir una botella de vino en España es hoy por hoy una pequeña aventura.
Pero sabremos también otras muchas cosas placenteras, recibiremos información amena y abundante sobre cuestiones que interesan a todos los amantes del vino, de la culinaria y de la gratificación del cuerpo en general. Reflexiones siempre impresionistas que quieren partir de la �<subjetividad existencial» de un neo-hedonista más próximo a Epicuro que a Brillat-Savarin y que vindica la elevación a la embriaguez frente a la caída en la borrachera o la
Los Cuadernos de la Actualidad
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mesa como Saber y no como Cultura, según quisiera, no sin cierta petulancia, la opinión francesa.
No resulta difícil estar de acuerdo con Xavier Domingo en casi todas las ocasiones; quizás por sus sanos juicios o tal vez por su maestría en el noble arte de convencer con la palabra; seguramente porque nos una común filosofía lúdica ante la vida y sepamos, con Léon Bloy, que «cuando el vino es puro, nos hace ver a Dios» o, con Rabelais, que «nunca hombre noble despreciará el buen vino».
Eduardo Méndez Riestra
UN INEDITO Y
UN RARO Secundino Fernández Arma!, Teoría
del palimpsesto y otras digresiones, manuscrito inédito, Depósito de la Bilioteca Pública de Urbiés.
La pasada primavera, los azares de una dilatada investigación sobre tema asturiano condujeron mi curiosidad hasta la Biblio
teca Pública de Urbiés. No hallé lo que buscaba, así que me dispuse a guarecerme de la lluvia y a esperar el moroso tren de regreso hojeando la nutrida sección de manuscritos. La caligrafía de la página ocho de la Teoría del palimpsesto, de Fernández Arma], se dejó leer con gozo. La transcribo a continuación:
«Javier de Fano Caldonís sostuvo
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en el siglo XVIII, en su obra De laesencia de la traducción, que el origen de los palimpsestos reside en las vacilaciones de los traductores y no, como pretende un economicismo vulgar, en la escasez de pergamino, luego de venados y carneros. La verificación de que las escrituras superpuestas no tienen conexión entre sí no refuta -recuerda Caldonís- la tesis que concibe el palimpsesto como arrepentimientos sucesivos de traductor, pues traducir identifi'caseen demasía con trasformación de escrituras cuando es, en esencia, una conversión de mensajes: escribir es traducir el pensamiento; pensar, traducir la realidad, la realidad, traducción de Dios, y Dios se dice de infinitos modos. La obra del astur Javier de Fano Caldonís fue editada por Agustín de Roa en Arriondas. El de Roa, impresor ambulante y sucesor en el oficio de Agustín de Paz, aprovechó para la tarea las ganancias -y dícese que aun las sobras mismas de papel ( otro fragmentario palimpsesto, según las tesis materialistas)- del comercio de una remesa de misales. Edición tan corta es hoy inencontrable; se conoce su existencia por la versión al rumano, obra caprichosa de l. Busuioc en 1892. Su recuperación para el español o el bable, además de reforzar las tesis de Caldonís, merece constituirse en tarea de tesis doctoral. No deben desalentar al intrépido autor las dificultades del rumano, lengua en la que omul significa 'el hombre', boul'el buey', Derecho Constitucional escríbese Drept Constitutional y República, Republicii: una vez que el lector advierte las veleidades del latín, el rumano se rinde pací
ficamente.»
Aún busco el ejemplar de la Delectación morosa en el regionalismo asturiano que me negó la Biblioteca Pública de Urbiés; a cambio me reveló un manuscrito inédito, y éste, un raro o curioso, la obra asturiana de un asturiano, Javier de Fano Caldonís, que no registran Fuertes Acevedo, Julio Somoza ni Constantino Suárez. Un espectro en nuestro acervo cultural.
Por cierto que una nota introductoria al manuscrito de Fernández Armal nos lo revela autor de una tesis de doctorado acerca de las «Apariciones de Don Alfredo Hitchcock en sus propias cintas», con el subtítulo de «Un estudio de semiótica», también inédita y de triste e irreprochable actualidad. ¡ Hitchcock ! .. . El que confesaba que sus películas eran sueños diurnos.
Bernardo Fernández Pérez
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