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2005 -

2015

COLECTIVO INTERDISPOSITIVOS 2014

LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO DE LA RIBA DE

SAELICES (GUADALAJARA) JULIO 2005

INTERDISPOSITIVOS 2014: LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO DE LA RIBA 2005

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DOCUMENTO DE CONCLUSIONES: LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO

RIBA DE SAELICES. INTERDISPOSITIVOS 2014

JUSTIFICACIÓN

Entre el 5 y el 8 de diciembre de 2014 se celebró en la Finca Solanillos de la provincia de

Guadalajara el espacio Interdispositivos 2014: Lecciones Aprendidas del Accidente de

Riba de Saelices. A él acudieron profesionales de distintos estamentos y dispositivos del país,

y trabajaron en grupos coordinados para extraer lecciones del accidente que supuso la muerte

de 13 compañeros, de manera que éstas pudieran servir de aprendizaje al resto de la

Comunidad de Incendios. Este documento es un resumen del resultado, con dos objetivos:

- Para la Comunidad de Incendios en general y los profesionales que no pudieron acudir

al evento en particular, supone una puesta en situación de lo que se debatió allí, de

forma que puedan entender con más claridad de dónde provienen y cómo se generaron

las lecciones aprendidas que se describen en el punto 5, al final del texto.

- Para los que acudieron al evento sirve de recordatorio y de visión general de todo lo

que se trató, así como de ‘punto y seguido’ al trabajo realizado en Interdispositivos. A

pesar de que se generaron muchas lecciones como suma de todos los grupos, se ha

reducido el total de ellas en un número fácil de recordar y asimilar para todos.

PREÁMBULO

Un accidente no es fruto de un error, sino que generalmente suele ser la suma de una serie de

circunstancias o errores sucesivos y combinados. Algunos de ellos actúan a nivel indirecto,

y sin embargo deben estar presentes para que el accidente tenga lugar. Otros son más

determinantes, y resulta más clara su relación con el incidente final. Es por esto que en

Interdispositivos se presentó el estudio de lecciones aprendidas del suceso de Riba de Saelices

como un puzzle conformado por diversas piezas, aspectos, o entornos relacionados. Cada

una de esas piezas suma una porción de probabilidad en la consecuencia final del accidente,

aunque por sí sola no lo determine; es necesario tenerlas todas y cada una de ellas en cuenta

para aprender y evitar futuras situaciones de riesgo.

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Otro aspecto fundamental en la generación del presente documento fue el tratamiento del

error. El error no es una excusa para la asignación de culpas. El error está presente en el

día a día del quehacer humano, y lo entendemos como una oportunidad de aprendizaje que,

bien gestionada, debe conducir a la mejora o al éxito. El mayor fracaso es no querer

aprender del error, esconderlo, obviarlo, ocultarlo, no estudiarlo analíticamente con el

respeto de quien no estuvo allí ni tomó la decisión, con cuidado. El fracaso es la búsqueda

de culpables y de víctimas. Eso queda fuera del presente documento en el que el tratamiento

del error es visible y respetuoso.

Y por último, sabemos que es determinante ponerse lo máximo posible en situación para

comprender mejor lo sucedido; de ahí que fuese fundamental visitar in situ la zona del

incidente, presentar el entorno físico real y poner los pies en tierra para entender mejor todo

lo que nos habían explicado y, con ello, asimilar e interiorizar esas lecciones aprendidas.

Pensamos que este paso es fundamental en la consecución de los objetivos finales.

1- ENTORNO DEL FUEGO

La situación meteorológica de Guadalajara en aquellos días era muy desfavorable. Existía

una sequía acusada, una continental Sahariana que producía temperaturas altas, humedades

relativas bajas y vientos elevados. Las condiciones sinópticas durante esos días eran las

siguientes: entre altitudes de 1000 a 1380 metros, en una topografía compleja y condiciones

de alta inestabilidad, se dieron vientos con medias de 20 a 25 kilómetros hora durante los tres

primeros días del incendio (con rachas medidas de 70 km/h), temperaturas medias de 25º C.,

con máximas de 33º y mínimas de 17º C., humedades relativas de entre 8 y 10 %, con una

recuperación mínima de la humedad durante la noche, humedades de combustible fino muerto

entre el 2 y 4 % y una probabilidad de ignición del 80-90 %.

Las condiciones existentes suponían que cualquier fuego que se produjera resultase difícil de

controlar, y por añadidura peligroso para la seguridad. Una vez producido el incendio,

rápidamente se encontraba fuera de capacidad de extinción para los medios presentes y los

que fueron llegando (quemó 200 hectáreas en 30 minutos, y 3000 hectáreas en 3 horas) Con

estas velocidades de propagación dadas y longitudes de llama estimadas de 5 a 7 metros en

los combustibles menos pesados, el incendio de estudio contaba con unas condiciones que lo

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hacían incontrolable en muchos frentes, y que aumentaban considerablemente el riesgo de

posibles estrategias que contemplasen ataques directos.

figura 1. Situación de temperatura y precipitación en el verano de 2005

Ante este entorno cabe preguntarnos para aprender ante el futuro:

¿Somos conscientes de la primera de las diez normas de seguridad, de su importancia, y de cómo

las condiciones meteorológicas que nos acompañen pueden determinar el riesgo del entorno del

fuego al que nos enfrentemos?

¿Ajustamos la operatividad de los dispositivos a las condiciones meteorológicas?

¿Somos conscientes del riesgo que implica el ataque a incendios de este tipo, y adecuamos

nuestras acciones y nuestra prudencia a esos peligros?

¿Organizamos el equipo de intervención que acude a la extinción de la manera que el plan de

acción y su gestión controle el estado y posición de cada recurso y sus necesidades?

¿Atendemos a signos meteorológicos como indicativo para nuestra seguridad, como el

comportamiento de los medios aéreos, la regla de los 30, la inestabilidad, la hora del día?

¿Tenemos formación adecuada para actuar ante este tipo de incendios? ¿Cómo podemos

formarnos en este tipo de incendios?

¿Somos conscientes de la importancia que supone la suma de factores (topográficos

meteorológicos combustible) en la visión integral o global de un incendio y no como un fenómeno

o fenómenos aislados?

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2- ENTORNO EMOCIONAL

Realmente en nuestra sociedad y en particular en nuestra profesión, el entorno emocional se

ha subestimado enormemente, cuando es de una importancia vital; supone un factor de

riesgo igual o más importante que los riesgos procedentes de los materiales con los que

trabajamos, que las acciones mismas que planificamos y ejecutamos o que el propio ambiente

del fuego. Las emociones experimentadas por los intervinientes en una situación de

emergencia van a influir en la toma de decisiones y en la seguridad, igualmente lo

motivados que estén, la confianza que tengan unos en otros y en los mandos que los dirigen y

las capacidades y habilidades de éstos para dirigir y gestionar a un equipo ante estas

situaciones.

El entorno emocional y la toma de decisiones en casos de emergencia se pueden analizar

desde cuatro factores fundamentales:

- DE EQUIPO: Un equipo maduro no es aquel cuyos miembros cuentan con gran madurez

personal, sino el que cuenta con miembros que se conocen profundamente, conocen sus

fortalezas y debilidades, y han aprendido a trabajar conjuntamente de forma efectiva. Para

ello hace falta un trabajo diario de construcción del equipo. El caso del atrapamiento lo

formaba un retén, dos mandos, y un conductor de otro dispositivo, lo que constituiría un

equipo inmaduro. En situaciones de extrema emergencia esto es un serio condicionante, y

lamentablemente por necesidades operativas es algo que sucede con frecuencia en nuestros

dispositivos, sin embargo no somos conscientes de que esto supone un punto débil en

nuestro operativo y un aumento de situaciones de riesgo.

El tipo predominante de liderazgo también es fundamental; en este caso se trataba de un

estilo autoritario probablemente motivado por el condicionante anterior, lo que ofrece otro

inconveniente más, ya que al ser sólo el líder quien valora y asume los riesgos de actuar en

un incendio de aquella magnitud, deja en sus manos todo el peso de la probabilidad de

acertar o equivocarse.

Un gran factor derivado de la toma de la decisión de entrar es la subestimación del riesgo

real basada en una evaluación de la situación deficiente o sobreestimación de la capacidad

de los recursos con que se cuenta; esto se apoya en creencias de exceso del deber, de

anteponer la responsabilidad a un refuerzo de la seguridad, o de sentimientos de estrés o

frustración entendible por no poder hacer más.

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- INDIVIDUALES: En este caso afecta lo que cada uno sienta como individuo. Puede

existir una falta de confianza en el líder por no ser el mando habitual1 o por su estilo, lo que

condiciona las decisiones en el atrapamiento. Igualmente existían sentimientos de

incertidumbre, frustración e impotencia por lo que acontecía.

- DEL ENTORNO: Aparte de otros factores que se estudiarán en el punto 3 y que influyen

en la toma de decisiones, aquí se incluye lo poco definido que pueda estar el rol de cada

interviniente y la falta de preparación técnica o emocional de que disponían ante

situaciones de atrapamiento.

- DE LA SITUACIÓN: ante las condiciones meteorológicas vistas en el punto 1 y un gran

incendio fuera de control, se suma la afección de pueblos y la sobrecarga emocional que

ofrecen los vecinos, que genera estrés, frustración, e inclina la balanza hacia una decisión

que sobreestima la capacidad de los recursos actuales y decide el ataque directo a un punto

de un gran incendio.

Ilustración: Sokatira: Trabajo en Equipo (google images)

1 Uno de los objetos de estudio del accidente del incendio de South Canyon (Colorado, USA) de 1994 fue que el

líder, aunque muy experto, no contaba con la confianza del grupo por no haber interactuado más con ellos, lo

que motivó que dudaran de su decisión y sus órdenes cuando se dio la situación de emergencia

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De estos factores podemos aprender haciéndonos las siguientes preguntas:

¿Nuestros equipos básicos son maduros o inmaduros?

¿Están motivados y bien avenidos? ¿Fomentamos dinámicas o filosofías que refuercen el

sentimiento de equipo?

¿Se cuenta con buenos líderes? ¿Confían en ellos los equipos?

¿Son los estilos de liderazgo adecuados?

¿Y los miembros del equipo, tienen la actitud de construir o de destruir equipo?

¿Se tiene una idea del dispositivo como un gran equipo?

¿Se prioriza la seguridad por encima de presiones externas, como pueblos amenazados, o

internas, como exceso del deber?

¿Tenemos claros los riesgos o los subestimamos?

¿Tenemos clara la capacidad de nuestros medios o la sobrestimamos?

¿Se da la importancia que merece a la gestión de nuestras emociones y a las de nuestros

compañeros?

¿Sabemos que el factor humano es un factor de riesgo?, ¿qué soluciones individuales y

grupales ponemos para minimizar esos riesgos o sus consecuencias?, ¿tenemos una

formación adecuada en este campo?

3- ENTORNO DEL DISPOSITIVO

La seguridad de un dispositivo no es algo aislado de un retén, de una zona o de un flanco o

sector. La seguridad es un concepto integral que influye y está conformado por cada una

de las partes de un dispositivo de extinción; un dispositivo es seguro si cada una de las

partes es segura y cada uno de sus componentes o elementos lo entiende así. Los incidentes

no afectan sólo a una parte del dispositivo, sino a todo el conjunto, por lo que el análisis de

los riesgos debe realizarse por todas las partes y las medidas para mitigar o minimizar las

consecuencias, han de ser igualmente llevadas a cabo por todos sus miembros. Un dispositivo

que no se ve a sí mismo como un ente integral no podrá nunca evaluar el total de los

factores de riesgo que afectan a su seguridad, porque por displicencia de alguna de sus

partes obviará factores de riesgos que creen que no le afectan, lo que provocará el caer

siempre en el mismo error y, por lo tanto, las mismas graves consecuencias del no ser seguro.

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El estado en que se encuentra un dispositivo antes de la generación de un incendio de riesgo

tiene gran influencia a la hora de afrontar un atrapamiento. Dentro de esta área se analizaron

varios factores:

- NIVEL DE FORMACIÓN: Es necesario observar qué nivel de formación tienen sus

componentes, y mucho más importante aún es cómo la tengan asimilada, si se es

competente o no, si se ha convertido en habilidades y destrezas integradas en la toma

de decisiones o ha quedado sólo a nivel teórico-informativo. El tema de la seguridad

en los incendios es clave, y debe abarcar a todos los niveles hasta el punto que quede

reflejada en protocolos de actuación que marquen una línea común.

- NIVEL DE EXPERIENCIA: También hay que tener en cuenta la experiencia en

extinción; ésta no sólo se cuenta en campañas o años de trabajo, sino también en

número y tipología de incendios, incluso en cantidad de incendios de grandes

dimensiones o comportamientos extremos. Si además de esto no se tiene la cultura del

Análisis Post Actuación y no se realiza un análisis del incendio al que se ha acudido,

es muy posible que la experiencia adquirida en él cuente con vicios adquiridos que no

se han detectado al no hacer crítica constructiva y, consecuentemente, no se han

corregido.

- NIVEL DE RECONOCIMIENTO Y ESTABILIDAD: La estacionalidad del

trabajo determina en cierta medida la experiencia y asimilación de conceptos y

destrezas; si el trabajo es inestable la capitalización de la experiencia se ve afectada.

Esto constituye un primer paso pero no el único; la estabilidad y condiciones laborales

son una condición necesaria pero no suficiente para la generación de destrezas; es

decir, una vez conseguidos los primeros peldaños en la escala de Maslow2 hay que

seguir avanzando en los siguientes, y esto es responsabilidad de todos incluido el

propio trabajador. La actitud ante las tareas diarias, ante la formación recibida, la

aplicación diaria de la seguridad propia, hacia los compañeros y subordinados es tan

importante como la aptitud.

2 Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas que forman una pirámide, y defiende que

conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan

necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide). Todos aspiramos a satisfacer las necesidades

más elevadas, pero no podremos acceder a ellas hasta no solventar las más básicas.

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- EVOLUCIÓN DEL DISPOSITIVO: el avance en técnicas, formación, análisis de

actuaciones, equipos, etc., debe ser continuo. Es posible que determinadas amenazas

como una crisis económica puedan frenar la mejora en materiales o medios, pero de

ningún modo puede afectar a procedimientos de seguridad, habilidades adquiridas,

transmisión de conocimientos o actitud profesional.

Caben preguntas que nos podemos hacer ante todo esto, tales como:

¿Nuestra formación es adecuada, la hemos prestado suficiente atención y la aplicamos en

nuestro trabajo diario o en la extinción como una habilidad adquirida?

¿La experiencia que tenemos es suficiente, no sólo en campañas o años, sino en extinciones?

¿Y en grandes incendios?

¿Mostramos inquietud por mejorarla?

¿Analizamos nuestras actuaciones con espíritu crítico y constructivo?

¿Qué se hace por fomentar el reconocimiento de nuestro oficio a nivel externo e interno?

¿La crisis ha frenado la calidad del servicio o ha mermado la seguridad en algún modo?

¿Cuál es la actitud que mostramos ante el trabajo?

¿Qué entendemos por ‘estabilidad’ laboral?

¿De qué manera realmente afecta la estacionalidad de un trabajo al desarrollo profesional?

4- ENTORNO TÁCTICO

Con los condicionantes anteriores como situación de base o caldo de cultivo, el entorno

táctico es la clave que determinó las decisiones de ataque directo en el lugar del atrapamiento

que condujo a la desgracia. Aparte del hecho espeluznante de que el equipo de intervención se

internó en la zona en el peor momento, dadas las gráficas de temperatura y viento (ver figuras

2 y 3), sí se observaron algunas normas de seguridad en la aproximación, como un

reconocimiento previo o una ruta de escape. Sin embargo lo interesante aquí es encontrar

pautas que nos sirvan para, una vez reconozcamos situaciones similares en nuestras

intervenciones futuras, activemos nuestros protocolos de seguridad, los extrememos si es

preciso y podamos actuar moviéndonos dentro de unos rangos aceptables y asumibles de

efectividad-seguridad.

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figuras 2 y 3 que muestran la evolución de la temperatura (arriba) y del viento (abajo) durante el incendio.

- Es muy común que en incendios de gran magnitud se descontrole el estado y

ubicación de alguno de los medios que actúan, si no de la mayoría, que no haya un

plan de acción establecido, transmitido y conocido por quienes trabajan, que se

ejecuten estrategias y tácticas sin conocimiento de la dirección por iniciativa propia,

con buena voluntad de ayudar, pero sin una organización del dispositivo como

colectivo, que no se realice una evaluación y análisis de la situación o si se realiza,

no se tengan en cuenta todos los factores de riesgo o se haga de una manera no

protocolizada ni pre-establecida. Todo esto genera acciones de riesgo al estar en

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descoordinación unos equipos con otros, el estrato terrestre y el aéreo, y ofrecer un

dispositivo ni integral ni integrado.

figura 4: esquema de la situación del accidente (en círculo amarillo) durante el día 17 en torno a las

17:30. La línea roja indica el perímetro aproximado en ese momento

- A varios niveles se subestimó el incendio; se intentó hacer más de lo que las fuerzas

eran capaces de manejar. Ya en los primeros momentos del incendio supimos de

situaciones de acorralamiento tal vez derivadas de una planificación que no se

ajustaba con la situación. Una vez transcurridas algunas horas, en el momento en el

que ocurre el incidente, quizá hubiera sido mejor esperar al convoy que venía en

camino desde Cuenca y, en colaboración con él, cambiar de objetivos y elaborar una

estrategia indirecta basada en la defensa de Santa María del Espino en los alrededores

del pueblo junto a los cultivos. Lo preocupante de lo que sucedió es que sí se tomaron

medidas de precaución en la aproximación, se tanteó el terreno, a pesar de que no se

contaba con una observación general una vez inmersos en la zona, lo que nos lleva a

pensar que si no realizamos una buena evaluación de la situación, nos podría

suceder a cualquiera de nosotros el subestimar los elementos presentes y que

condicionan un gran incendio y no aplicar unas precauciones o normas básicas de

seguridad. En la visita al lugar del accidente durante el espacio Interdispositivos

varios profesionales confesaron que ellos habían estado en situaciones similares en

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diversas ocasiones sin que haya habido consecuencias por fortuna o siquiera que

hayan sido conscientes del peligro. No obstante ese riesgo existía en todas ellas, de ahí

la importancia de extraer unas medidas de prudencia.

Entre las preguntas que podemos hacernos para nuestro crecimiento pueden encontrarse las

siguientes:

¿Somos conscientes realmente de que estamos en una profesión que entraña riesgos de estas

características?

¿Conocemos realmente todos los factores de riesgo presentes en nuestra profesión y a la hora

de una actuación?

¿Realizamos una evaluación de la situación adecuada a las condiciones en las que nos

disponemos a actuar?

¿Conocemos y utilizamos realmente nuestros protocolos básicos de seguridad (OACEL,

10/18, Actuaciones Pendiente Abajo, Riesgos de la Interfaz, etc)? ¿Era la ruta de escape

demasiado larga?, ¿cómo son las que usamos habitualmente?

¿Contamos con una zona de anclaje en la que asegurar nuestro trabajo e incluso en la que

podamos refugiarnos ante un incendio cuya magnitud nos supera?

¿Tenemos observación en todo momento?

¿Actuamos por iniciativa propia, movidos por nuestras buenas intenciones, o sujetos a

mandos, sectores y un plan claro?

¿Nos extralimitamos en nuestras funciones?

¿Somos conscientes de nuestro tiempo de residencia en Zona del Hombre Muerto?

¿Existe plan de acción?

¿Existe una organización tipo ICS en cada flanco y sector del incendio supervisada por el

director de extinción?

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5- LECCIONES APRENDIDAS

Una vez puesto en situación sobre lo analizado, en este epígrafe se describe la selección final

de lecciones aprendidas del conjunto de ideas que desarrollaron los grupos de trabajo. Durante

el encuentro Interdispositivos 2014 se organizaron 7 grupos formados por profesionales de

diversa procedencia y rango coordinados por un dinamizador, con el objetivo de extraer

lecciones de las diversas áreas que se habían expuesto en las ponencias. El espíritu fue

eminentemente constructivo y colaborativo. Hemos creído oportuno seleccionarlas en

diferentes apartados a modo de ‘nuestras particulares’ situaciones de riesgo y medidas de

seguridad

Estas fueron las lecciones que aprendimos del accidente de Riba de Saelices 2005:

1: PRESTA ATENCIÓN A LOS INDICADORES DE COMPORTAMIENTO

METEOROLÓGICO Y DE COMPORTAMIENTO DEL INCENDIO

Durante el incendio se produjo un aumento en la velocidad del viento en los momentos

previos al accidente que supuso la retirada de los medios aéreos debido a posibles problemas

de seguridad. En principio el fuego era conducido por el viento y más tarde pasó a ser un

incendio de convección. Estos hechos o indicadores deben hacer saltar las alarmas en nuestro

proceso de toma de decisiones, ya que sin duda estos cambios en las condiciones

meteorológicas provocarán un cambio en el comportamiento del fuego a peor.

Observa de forma continua el incendio anticipándote a su evolución, y ten cuidado con los

indicios de comportamiento no previstos. Ante un cambio de comportamiento debemos actuar

con cautela, readaptar la actuación a las nuevas condiciones y repensar nuestro

OACEL/OCELA de manera que nuestros elementos de seguridad estén dimensionados

adecuadamente ante estos posibles cambios.

Si estás a pie de llama interpreta lo que veas y comunícalo; si tu puesto en el incendio es en la

gestión del mismo, ten en cuenta estos indicadores e incorpóralos a tu proceso de toma de

decisiones.

¡Recuerda la importancia del observador!

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2: APLICA EL PROTOCOLO OACEL DE MANERA DINÁMICA EN TUS

ACTUACIONES

Aplica SIEMPRE el protocolo OACEL/ OCELA/ LACES, independientemente del puesto

que ocupes en la maniobra de extinción, en todas las actuaciones y en cada uno de los

momentos del incendio. El protocolo OACEL nos marca el umbral de una actuación segura,

por ello si no es posible cumplirlo estamos en la obligación de ponerlo en conocimiento del

mando de nuestra unidad o responsable de nuestro sector. Aplícalo siempre de manera

dinámica, es decir, repensado y analizado constantemente de manera que contemple las

circunstancias y/o condicionantes que van surgiendo a medida que evoluciona el incendio.

Todos somos responsables de la seguridad, por eso habrá tantos OCELAS iguales como

miembros en el equipo.

3: ANCLA TUS ACTUACIONES

Antes de llevar a cabo una intervención en un incendio debemos tener claro dónde se va a

empezar su ejecución, asegurarnos de que es una zona segura para trabajar con seguridad y

efectividad. Si no anclamos nuestras actuaciones nuestro trabajo no será útil ni efectivo, y

además pondremos en riesgo nuestra integridad y la de los demás. Es necesario y de obligado

cumplimiento que todo trabajo que realicen las brigadas comience en un anclaje seguro, bien

valorado y dimensionado. Todos los miembros del equipo tienen la responsabilidad de

establecer un anclaje en el ataque al incendio que les proporcione seguridad, y si éste no

existe, deben ponerlo en conocimiento del jefe de grupo.

Entrena la elección de puntos de anclaje seguros e interioriza la sistemática de su aplicación.

4: DIMENSIONA ADECUADAMENTE TUS RUTAS DE ESCAPE

Una zona segura es inservible si no consigues llegar hasta ella. En base al OACEL/OCELA

no sólo es necesario que exista ruta de escape y sea conocida por todos los miembros del

equipo, es necesario que esté dimensionada adecuadamente. Una ruta de escape es dinámica,

a medida que avanza nuestra actuación varía su longitud, pendiente, puede variar también la

localización de la zona segura... Se puede dar el caso de que existan rutas de escape diferentes

para el personal de un mismo equipo incluso. ¡Recuerda los accesos!

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5: ASUME QUE TU CAPACIDAD DE TRABAJO TIENE LIMITACIONES

Las limitaciones de nuestro equipo determinan nuestra capacidad de actuación y

nuestra seguridad. Nuestro tipo de unidad, EPI, herramientas, formación, experiencia,

preparación física, nivel de cansancio, grado de equipo, etc. marcan nuestros límites; es decir,

el rendimiento y capacidad de actuación que podemos aportar en un incendio.

Es importante que el equipo entero sea consciente de estos límites para determinar su propia

capacidad de actuación asumiendo su propio rol y manteniendo siempre la seguridad.

Debemos ser conscientes de nuestras capacidades de trabajo y anteponer la seguridad al

exceso de celo profesional. A pesar de que en ocasiones recibiremos presiones para realizar

una determinada intervención hay que aceptar y asimilar que hay zonas donde no se puede

trabajar; en ocasiones trabajar donde un fuego es más intenso no es ni lo más efectivo ni lo

más seguro. En estos casos la única opción es dejar que queme hasta encontrar oportunidades

de intervención.

Será entonces cuando tendremos que gestionar adecuadamente nuestras emociones para no

asumir situaciones de riesgo innecesarias. En definitiva, honra tu humanidad y tu finitud, esto

es, aceptemos que somos humanos y tenemos límites.

6: EL CONJUNTO DEL DISPOSITIVO DEBE SER UN EQUIPO

Para realizar eficientemente un trabajo manteniendo la seguridad y estando satisfechos del

resultado es imprescindible ser un equipo.

En una intervención, donde hay personas que no conocemos y con las que nos encontramos

en un incendio por primera vez es fundamental trabajar en la confianza y el respeto.

El respeto hacia el resto de nuestros compañeros -ajenos a nuestra unidad- significa

entendimiento y confianza en el dispositivo. Para ello es importante crear una relación entre

diferentes unidades y mandos a distinto nivel: con encuentros, jornadas formativas, prácticas

y simulacros.

La confianza en el dispositivo -en sus procedimientos y en la profesionalidad de su personal-

nos encaminará para que en el futuro el conjunto de éste sea un equipo. Revisa tu idea de

equipo; en un incendio los distintos intervinientes no son competencia puesto que todos

tenemos el mismo objetivo: apagar el incendio

INTERDISPOSITIVOS 2014: LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO DE LA RIBA 2005

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6- MÁS LECCIONES APRENDIDAS

Aparte de la selección anterior contamos con otra batería de lecciones que no son tan

exclusivas de dicho incendio, y quizá más aplicables al día a día de los dispositivos.

7: TOMA CONCIENCIA DE LA SITUACIÓN METEOROLÓGICA

Conocer los datos meteorológicos y las previsiones nos permiten estar preparados física y

psíquicamente ante una posible actuación (respetando los descansos, la alimentación, etc.) y

nos permite también estimar el posible comportamiento del fuego y anticiparnos a él, así

como estar preparados para situaciones inesperadas. Para ello no sólo debemos conocer la

meteorología pasada y las previsiones, sino que debemos ser capaces de interpretar estos

datos constructivamente.

Por tanto, es importante no permanecer expectante a recibir la información de la previsión

meteorológica, sino tomar la iniciativa para conseguirla.

Del mismo modo, es vital para la seguridad de los trabajadores del dispositivo contar con los

conocimientos necesarios para comprender e interpretar dichas previsiones, por lo que

deberíamos tener formación en el tema, adquiriéndola incluso de forma autodidacta sin

esperar a recibirla de forma ajena en caso de no estar prevista.

Recuerda: interpretar la meteorología en el incendio es básico para prever el comportamiento

del fuego y esto es vital para tu seguridad; tomar conciencia de la situación meteorológica

8: TÓMATE UN MINUTO PARA LA SEGURIDAD

O los que sean necesarios. Siempre antes de iniciar una intervención, para identificar los

riesgos, conocer los objetivos y comprender la actuación. Incluso para proponer alternativas.

Aumentará la seguridad y generará confianza en el equipo.

Pero también durante la intervención, para reconocer el entorno, reconocer los indicadores de

comportamiento del fuego e interpretarlos, no hay que confiarse: no pierdas la percepción del

peligro e interioriza la importancia de reevaluar constantemente.

INTERDISPOSITIVOS 2014: LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO DE LA RIBA 2005

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9: INTERIORIZA LOS PROTOCOLOS Y APLÍCALOS

Los protocolos de seguridad se conocen, pero en demasiadas ocasiones no se aplican, ya sea

por exceso de confianza, porque no están completamente interiorizados en nuestras

actuaciones o porque pensamos que nuestra seguridad depende de otras personas.

Sin embargo, la actitud personal es fundamental de cara a la seguridad y los protocolos de

seguridad constituyen una herramienta imprescindible de cara a evitar riesgos innecesarios,

por lo que debemos interiorizarlos bien y aplicarlos en todas las actuaciones, sin excepción.

Es preciso evaluar su aplicación y entrenarlos.

Plantéate como trabajador en qué puedes mejorar para incrementar tu seguridad y la de tus

compañeros. El primer interesado eres tú.

10: ERES IMPORTANTE PARA EL EQUIPO: ¡MOTÍVATE!

El trabajo en incendios forestales requiere un nivel de conciencia situacional extremo, y para

mantener este nivel de atención y concentración es imprescindible la motivación personal.

Estar motivado significa un deseo de aprender diariamente; implica estar “despierto” durante

el incendio, interés por analizarlo después, e ilusión por hacerlo mejor en el siguiente.

Además, tu motivación es irradiada al resto de tus compañeros, y la de éstos a ti, redundando

en tu seguridad y en la del grupo.

Por el contrario un trabajador desmotivado es un trabajador apático y eso conlleva

inseguridad. De igual manera, la desmotivación y la apatía se extienden fácilmente por el

grupo. Y un mal ambiente entre los compañeros destruye la confianza del equipo, poniendo

en riesgo la seguridad del dispositivo entero. Por contra, el optimismo y el positivismo se

contagian, y un equipo motivado acrecienta la confianza y trabaja en su conjunto para

conseguir los mismos objetivos aportando calidad.

Por eso, cuando la desmotivación se observe como síndrome generalizado e influya en el día a

día del trabajo de los equipos cayendo en la dejadez por parte de TODOS, motívate y motiva

a tus compañeros; nuestra vida va en ello.

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11: ENTRENA TU MENTE

El entrenamiento y los adiestramientos ya forman parte de nuestras rutinas diarias para

prepararnos física y técnicamente y poder así encarar las labores de extinción con garantías.

Pero en la mayor parte de los casos nos olvidamos de prepararnos psicológicamente para

hacer frente a la presión que para los individuos supone el incendio y el ambiente que lo

rodea.

Factores como el exceso de responsabilidad o exceso de deber (presión social) muy comunes

entre el personal que trabaja en la extinción de incendios forestales pueden hacer que no se

analicen con claridad los riesgos que podemos asumir o se tomen decisiones precipitadas y se

deje la seguridad y la eficacia en un segundo plano.

Debemos aprender a soltar lo negativo (rabia, enfado, frustración, ego...), potenciar lo

positivo y revisar la forma de relacionarme con el entorno.

Es importante detectar, reconocer y comunicar a tiempo nuestras sensaciones y sentimientos

personales.

¡Aprende a gestionar tus emociones!

12: FOMENTA DINÁMICAS Y ACTITUDES QUE MANTENGAN TU EQUIPO

UNIDO

Un grupo de personas no es un equipo, para ello se necesita confianza, responsabilidad y toma

de conciencia del “nosotros”, y esto requiere tiempo y trabajo para conocernos mejor,

aprender a convivir, comunicarnos y madurar.

En nuestra mano está tener una actitud constructiva y colaborativa hacia tus compañeros que

permita establecer dinámicas para conseguir pasar de ser un grupo de personas que trabajan

en lo mismo a ser un EQUIPO de profesionales de la prevención y extinción. Podemos

también aprovechar nuestras rutinas de prácticas y adiestramientos para mejorar tanto nuestras

capacidades como nuestras actitudes.

Apóyate en tus compañeros, escucha, confía en los profesionales que trabajan contigo: el

equipo son recursos para ti como tú lo eres para los demás

INTERDISPOSITIVOS 2014: LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO DE LA RIBA 2005

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13: PARA SER UN VERDADERO PROFESIONAL LO FUNDAMENTAL ES LA

ACTITUD

El trabajo de extinción de incendios forestales conlleva un elevado nivel de riesgo, y para su

correcto desempeño se requiere actuar con profesionalidad. Para alcanzar la profesionalidad

por encima de otras consideraciones es fundamental que actuemos como profesionales y nos

sintamos como tales, para lo cual es preciso que cambiemos de actitud.

Este cambio de actitud nos llevará al deseo de seguir aprendiendo, autoformándonos en

ocasiones cuando sea necesario, a seguir los protocolos y procedimientos establecidos, a

analizar las actuaciones que vamos a realizar y a evaluar nuestras actuaciones pasadas, a

actuar con ganas, con coraje y con cabeza (la desidia y el enfado nos pueden conducir a tener

descuidos), a ser responsables y estar motivados.

Por ello es fundamental ser humilde y estar abierto a recibir otros puntos de vista,

correcciones y críticas.

Solo nuestra actitud y trabajo nos pueden hacer merecedores de reconocimiento, y es hacia

donde debemos tender. Que la calidad de nuestro trabajo sea la base de la que partamos para

cualquier demanda. Crea una imagen de ti como profesional en la que no quepan dudas.

Demuestra que eres imprescindible: apuesta por la profesionalidad

14: ANALIZA TUS ACTUACIONES Y COMPARTE LAS LECCIONES

APRENDIDAS

Por lo general en nuestros dispositivos no existen mecanismos de transferencia de

conocimiento que permitan aprender de nuestros errores, e incluso parece extendida la

sensación que lejos de fomentar esta cultura/mentalidad se intenta limitar.

En manos de cada uno de nosotros y de nuestros equipos está realizar los pertinentes análisis

de nuestras actuaciones, identificar posibles situaciones de riesgo, incidentes, accidentes,

disfunciones y plantear mejoras/medidas preventivas que eviten que se vuelvan a repetir. En

un equipo maduro y cohesionado podremos hablar sin temor, y haciéndolo con espíritu

constructivo y positivo contribuiremos a crearlo.

Cada uno lo puede hacer a su nivel independientemente de que lo apoye o no su

dispositivo/responsable, y divulgarlo entre su equipo compañeros cercanos.

Un primer paso para que se produzca este necesario cambio en nuestros dispositivos es

cambiar nosotros mismos y nuestro entorno más cercano.

INTERDISPOSITIVOS 2014: LECCIONES APRENDIDAS DEL INCENDIO DE LA RIBA 2005

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A todas las personas que de una u otra forma protegen los montes.

A todos los que se responsabilizan de la mejora de sus colectivos y analizan con humildad sus

acciones.

Interdispositivos es un colectivo de carácter altruista formado por asociaciones y

profesionales independientes que pretenden mejorar y construir los dispositivos. En la edición

de 2014 han colaborado ANBF, Extremadura-FIRE, PROINFO, SATIF, Nutrición Sin

Límite, Vallfirest, Tecno2, Apadrina un Árbol, Pau Costa, Micorriza, agentes-guardas

forestales, voluntarios, periodistas, técnicos, bomberos, amantes de los bosques y de la

naturaleza, activistas y miembros de diversos colectivos y dispositivos contra incendios

forestales, …, y sobre todo, cada una de las personas que acudieron y aquellos que no

pudieron estar físicamente en el encuentro, personas responsables y conscientes de la

necesidad de mejorar nuestra profesión para poder aportar lo mejor de nosotros en la

recuperación, protección, cuidado, conservación y mejora de nuestro rico patrimonio natural.

Muchos quieren cambiar el mundo, pero pocos piensan en cambiarse a sí mismos.

Leon Tolstoi

Con el más profundo respeto y el amplio cariño,

a las 13 personas que nos dejaron su ejemplo en este incendio.