Las escuelas historiográficas (II)Las escuelas historiográficas (II)
Con el Renacimiento (siglos XIV-XV) la Historia se
humaniza e individualiza, perdiendo progresivamente su naturaleza de relato del
itinerario de un sujeto colectivo (la Cristiandad)
entre el pecado original y la salvación.
El triunfo de las Repúblicas urbanas (Florencia, Venecia) supondrá la
recuperación de las formas políticas de la Antigüedad como referente
inmediato para el presente.
Maquiavelo (1469-1527) defiende el uso político de la historia como
herramienta de gobierno. Él y otros autores resaltan la hegemonía de la
política, lo militar y la diplomacia para interpretar el presente y el
pasado.
Petrarca (1304-1374) introduce la idea de anacronismo, de atención a las circunstancias de tiempo y
lugar como magnitudes significativas, al mismo tiempo que recurre a una periodización
profana de la historia.
La revisión de los textos clásicos mediante el análisis filológico
comparativo sienta las bases de la historiografía científica moderna: la fundamentada en la erudición
crítica documental.
Su primer gran éxito fue el descubrimiento por parte de Lorenzo Valla (1407-1457) del fraude papal de la supuesta Donación de Constantino. El Vaticano, para sustentar su
predominio político sobre los soberanos temporales, alegaba la posesión de un documento
firmado por el emperador Constantino, que otorgaba plena
autoridad a la Iglesia romana sobre los territorios
occidentales del Imperio. El trabajo de Valla encontró
múltiples anacronismos en el documento, demostrando
fehacientemente su falsedad.
La Reforma protestante acentuó las técnicas de estudio crítico
filológico y documental, con el fin de fundamentar sus posiciones
mediante el análisis de las Escrituras.
Jean Mabillon (1633-1707), en De Re Diplomatica sistematizó las
reglas para alcanzar un conocimiento sólido sobre el
carácter cierto o fraudulento del material documental.
Giambattista Vico (1668-1744), por su parte, fue un defensor de la posibilidad
de transformar la historia en una ciencia social. Planteó
el primer modelo con etapas históricas de desarrollo
social dentro de una concepción de progreso.
Por tanto, fue el pionero en abrir el camino para la transformación de la
historia en una disciplina científica a finales del siglo
XVIII.
Los períodos recorridos por la especie humana eran; la Edad de Oro, la Edad de Plata, la Edad de
Bronce y la Edad de Hierro; después de la cual, se retornará a
la Edad de Oro. La Edad de Oro fue el mejor momento de la humanidad.
En la tradición judeo-cristiana equivale al Paraíso Terrenal. Los alimentos eran otorgados por la
naturaleza. Los hombres no necesitaban trabajar. No había dolores, ni enfermedades, ni
maldad. Cada nueva edad implicará una degradación en relación a la anterior. Después el mundo tal como lo conocemos acaba, y
comienza un nuevo ciclo con los frutos de las semillas del anterior.
Actualmente nos encontramos en la edad de hierro esperando para volver a la edad de oro en un
movimiento ciclico.
La Ilustración (siglo XVIII) introdujo una concepción del
tiempo como vector y factor de evolución y progreso,
estableciendo una cronología a modo de cadena causal y
evolutiva de cambios significativos e irreversibles en
la esfera de la actividad humana.
Su metodología consistía en la confección de una narración
basada en el discurso racionalista, construido sobre
la crítica de las fuentes y pruebas materiales
conservadas del pasado.
La Ilustración introdujo definitivamente la perspectiva
del tiempo lineal con el objetivo en el Futuro y el discurso del
Progreso como meta de la evolución histórica de la
Humanidad.
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