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LA PENÍNSULA IBÉRICA ENTRE LOS SIGLOS VIII Y XV
1.- LA PENÍNSULA ENTRE LOS SIGLOS VIII-XI
1.1.- AL-ÁNDALUS. EL ISLAM EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
En el año 711, una reducida tropa de árabes y bereberes cruzó el estrecho de Gibraltar al
mando de Tariq (lugarteniente de Muza) con la intención de saquear. Pero la derrota del rey
visigodo don Rodrigo en la Batalla de Guadalete (711) les animó a proseguir en su avance.
La ocupación de la Península fue rápida y sin apenas resistencia. Sin embargo, el avance
musulmán se detuvo en las zonas montañosas del norte, donde los musulmanes fueron
rechazados por los astures en la batalla de Covadonga (722). Desde la Península, lanzaron
ataques al sur de Francia, hasta caer derrotados por los francos en la batalla de Poitiers
(732). Tras ella, se replegaron hacia el sur de los Pirineos.
Los musulmanes llamaron al-Ándalus al territorio peninsular conquistado. Inicialmente
lo organizaron como un emirato o provincia dependiente política y religiosamente del
califato omeya de Damasco, cuya capital se estableció en Córdoba.
1.2.- LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE AL-ÁNDALUS HASTA 1031
1.2.1.- EL EMIRATO INDEPENDIENTE (756-929)
En el año 755, llegó a la Península el príncipe omeya Abderramán I huyendo de la
matanza de los abasíes. Tras derrotar al emir de al-Ándalus se proclamó emir independiente
en 756, por lo que se independizó políticamente de los califas abasíes de Bagdad, aunque
siguió reconociendo su autoridad religiosa.
En esta época, al-Ándalus sufrió numerosos conflictos. Los cristianos conquistaron
Girona y Barcelona y crearon la Marca Hispánica, una provincia fronteriza al sur de los
Pirineos. Y se produjo la sublevación de los muladíes o conversos al islam, al sentirse
discriminados por los árabes.
1.2.2.- EL CALIFATO DE CÓRDOBA Y LOS REINOS DE TAIFAS (929-1031)
En el año 929, Abderramán III se proclamó califa y rompiendo la unidad religiosa con
Bagdad. Con él se inició un periodo de prosperidad política y cultural de al-Ándalus.
Reorganizó el ejército, acabó con las sublevaciones y obligó a los cristianos a tener que
pagarles un tributo. Córdoba quedó convertida en la principal ciudad de Occidente.
Alhaken II continuó el florecimiento cultural.
Hixen II, delegó el gobierno en Almanzor, un caudillo militar que llegó a saquear a
Santiago y Barcelona. Pero a su muerte, en 1002, el califato entró en una grave crisis
política ante la falta de autoridad de los califas.
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El califato se mantuvo hasta el año 1031. En esa fecha, los gobernadores de las
provincias se declararon independientes, y el califato se desintegró en veintiocho pequeñas
taifas o reinos independientes perdurando hasta el año 1086.
Ilustración I
El espacio geopolítico de al-Ándalus.
2.- LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA DE AL-ÁNDALUS
2.1.- El gobierno y la administración
El gobierno de al-Ándalus estuvo en manos de emires y califas que concentraron todo el
poder político, dirigiendo la administración, la política exterior y el ejército, y administraban
justicia. También ejercieron el poder religioso.
Se ayudaban de funcionarios, entre los que destacaron el hachib o primer ministro, que
controlaba la administración y las finanzas, y los visires que aconsejaban al emir o al califa
en un consejo denominado maswar.
La administración del territorio se organizó en coras, que constaban de una capital y de
un territorio circundante a cargo de un valí, y jueces o cadíes.
El control del territorio se completaba con el cobro de impuestos, que eran más altos
para los no musulmanes; y con un poderoso ejército formado por mercenarios.
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2.2.- La economía andalusí
La agricultura fue la base de la economía de al-Ándalus. En las tierras de secano se
cultivaban productos tradicionales del medio mediterráneo, como cereales, vid y olivo. En
las tierras de regadío se obtuvieron productos de huerta y se introdujeron otros
procedentes de Oriente, como caña de azúcar, arroz, cítricos, azafrán, algodón y morera.
Los musulmanes ampliaron la superficie regada con la creación de embalses, acequias,
pozos y norias, y mejoraron el aprovechamiento de la tierra mediante el uso de abonos y la
reducción del barbecho.
El sector primario se completaba con la ganadería, que se centró en la cría de corderos,
caballos y gusanos de seda; la pesca. La minería se explotó metales como hierro, cobre,
plomo, oro, plata, mercurio, estaño.
Las actividades económicas principales de las ciudades fueron la artesanía y el comercio.
La artesanía fabricó tejidos de algodón, lino, seda y brocados. También se fabricaron
objetos de cerámica y cristal; se trabajaron el marfil, el cuero y la madera, y se fabricó
pergamino, papiro y papel.
El comercio se vio favorecido por la acuñación de monedas de oro (dinar) y de plata
(dírham). El interior se realizaba en los zocos o mercados de cada ciudad. El exterior se
potenció por la situación estratégica de al-Ándalus entre Europa y áfrica. Los mercaderes
andalusíes vendieron por todo el Mediterráneo e importaban de Oriente objetos de lujo,
como especias, oro, marfil y esclavos negros y blancos.
Ilustración II
El comercio. Las rutas comerciales.
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Ilustración IV
Las coras de al-Ándalus en el siglo X.
3.- LA SOCIEDAD
En la sociedad de al-Ándalus convivieron distintos grupos étnicos, religiones y niveles
económicos y de poder.
La aristocracia o jassa. Incluía a un reducido grupo formado por la familia del califa y los
árabes conquistadores, ocupaban los altos cargos y poseían grandes propiedades.
La masa de la población o amma. Constituía el resto de la sociedad e incluía a los
campesinos y a los habitantes de las ciudades, que podían ser: mozárabes cuando se
mantuvo la religión y costumbres cristianas; muladíes cuando adoptaron la religión islámica
y costumbres musulmanas; bereberes, procedentes del norte de África; los judíos; y los
esclavos, paganos o convertidos al islam.
Las fiestas principales eran las que celebraban al final del ayuno durante el ramadán; y la
fiesta del cordero al final de la peregrinación.
Respecto a la indumentaria, los hombres cubrían sus piernas con pantalones
abombados, y las mujeres con bandas de tela. Ambos sexos llevaban túnica; calzaban
sandalias, babuchas, alpargatas o botas altas; se perfumaban. Los hombres llevaban
turbantes y las mujeres, para salir, se ponían tocas y tapaban el rostro con un pañuelo.
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Los tejidos más usados fueron la lana, el algodón y el lino. El uso de la seda, tejido de
lujo, despertó algunas controversias.
La educación estaba reglamentada en dos tipos de enseñanzas:
La enseñanza básica se recibía en las escuelas coránicas, donde niños y niñas aprendían a
leer y escribir, a recitar el Corán, y algunas nociones de matemáticas y de gramática. Se
utilizaba la transmisión oral.
La enseñanza superior se realizaba en las madrasas o universidades, cuyo acceso estuvo
más restringido. Se estudiaba el Corán, historia, filología, matemáticas, filosofía, etc.
Ilustración V
La sociedad de al-Ándalus.
4.- LA CULTURA Y EL ARTE CALIFAL
Al-Ándalus recibió y difundió por la Europa cristiana la cultura clásica griega procedente
de la parte oriental del imperio musulmán. Además, durante el califato, se convirtió en un
importante foco cultural, que alcanzó su mayor esplendor con Abderramán III y Alhakén
II.
En las letras destacó el historiador, filósofo y poeta Ibn Hazm. En las ciencias
predominaron las disciplinas prácticas, como la navegación; la astronomía, en la que
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destacó Abulcasim Maslama, y la medicina, donde sobresalió Abulcasis, autor de un tratado
médico muy utilizado en Europa occidental.
Respecto al arte, las manifestaciones artísticas más importantes de la época califal fueron
la mezquita de Córdoba y el Palacio de Medina Azahara.
La mezquita de Córdoba se fue ampliando a medida que crecía la población de la
ciudad. El primer edificio lo levantó Abderramán I en el año 785. Después se amplió por
su frontal por Abderramán II (833) y Alhakén II (961). Finalmente, Almanzor realizó la
ampliación lateral (987) duplicando su extensión.
La sala de oración consta de varias naves, separadas por arquerías dobles formadas por
un arco inferior de herradura y otro superior semicircular para dar mayor altura al edificio.
Sobre los arcos descansa una cubierta adintelada. Otros elementos destacados de la misma
son la quibla de doble muro; la maxura o espacio reservado al califa, rematada con bóvedas
de crucería califal y con ventanas; y el mihrab, con una rica decoración de mosaicos y placas
de mármol con motivos vegetales e inscripciones.
En el patio se situaron el alminar, para llamar a los fieles a la oración; y la fuente de las
purificaciones.
La ciudad-palacio de Medina Azahara fue construida en el siglo X por Abderramán III
en las afueras de Córdoba para ser la capital del califato, residencia real y sede del gobierno.
Estaba rodeada de una muralla y se organizaba en tres terrazas. En la más alta estaba la
residencia del califa; en la segunda, la zona oficial; y en la tercera, la ciudad con las viviendas
del pueblo y de los artesanos.
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Ilustración VI
Plano de la Mezquita de Córdoba
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Ilustración VII
Interior de la Mezquita
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Ilustración VIII
Bóvedas califales
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II.- LOS NÚCLEOS CRISTIANOS ENTRE LOS SIGLOS VIII-XI
Tras la conquista musulmana, en las áreas montañosas de la cordillera Cantábrica y de
los Pirineos se formaron núcleos cristianos de resistencia. Con el tiempo, estos núcleos se
convirtieron en reinos y estados independientes, y sostuvieron con los musulmanes una
continua lucha conocida como reconquista.
II.1.- El Núcleo cantábrico
El reino de Asturias se formó a principios del siglo VIII en la cordillera Cantábrica. Los
astures junto con los visigodos refugiados dirigidos por don Pelayo, derrotaron a los
musulmanes en la batalla de Covadonga (722). Los sucesores de don Pelayo establecieron la
capital en Oviedo (808) y ampliaron el reino que, en tiempos de Alfonso III, se extendía
desde Galicia y la cabecera del Ebro hasta el río Duero.
En el año 914, Ordoño II trasladó la capital a León. Así surgió el reino de León, que
tuvo que enfrentarse a los musulmanes y al deseo de independencia del condado de
Castilla, que en 1030 se incorporó a Pamplona. Fernando I heredó poco después el
condado de Castilla y lo convirtió en reino independiente en 1035. Después derrotó al rey
de León, Bermudo III (1037) y anexionó el territorio leonés formando el reino de Castilla y
León.
II.2.- Los núcleos pirenaicos
En los Pirineos se constituyeron núcleos de resistencia en Pamplona, Aragón y
Cataluña. Se enfrentaron por el sur a los ataques de los musulmanes y por el norte a los
francos.
Reino de Pamplona nació en el Pirineo Occidental. Los vascones se libraron del
dominio musulmán y de la influencia de los francos tras la batalla de Roncesvalles (778)
iniciando su expansión hacia La Rioja. El reino alcanzó su mayor esplendor a principios del
siglo XI con Sancho III el Mayor, que heredó el condado de Aragón e incorporó el de
Castilla y los territorios de Sobrarbe y Ribagorza. Pero a su muerte en 1035, el reino quedó
dividido entre sus hijos, así, los condados de Castilla y de Aragón se convirtieron en reinos
independientes.
El núcleo de Aragón surgió en el Pirineo central. Hasta el año 820 estuvo dominado
por los francos; y luego pasó a depender del reino de Pamplona (940). Pero, tras la muerte
de Sancho III el Mayor, su hijo Ramiro I heredó el condado y lo convirtió en un reino
independiente.
Los condados catalanes surgieron en el Pirineo oriental. Esta zona, en la segunda
mitad del siglo VIII pasó a manos de los francos, que formaron con ella la Marca
Hispánica, y la dividieron en condados. En la segunda mitad del siglo IX, el conde Vifredo
el Velloso reunió los condados (878) y extendió sus territorios por la Plana de Vic. A finales
del siglo X (988) sus sucesores se independizaron de los francos.
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II.3.- GOBIERNO, ADMINISTRACIÓN, ECONOMÍA Y SOCIEDAD
CRISTIANAS
El gobierno de los núcleos de resistencia cristianos pasó de los iniciales jefes tribales a
reyes hereditarios; o, en el caso catalán, a condes. En esta primera etapa, los territorios
conquistados a los musulmanes fue escaso, y se localizó en la cuenca del Duero.
La repoblación consistía en instalar nueva población y poner en explotación la tierra
arrebatada a los musulmanes. El sistema más utilizado fue la presura o aprisión, es decir, la
ocupación libre de la tierra por los campesinos, monasterios y nobles, que se convertían en
propietarios de la tierra ocupada. Otras veces, la organizaba el rey o el conde mediante carta
puebla, un documento donde quedaban escritas las normas que debían cumplir los nuevos
pobladores, el reparto de las tierras y los privilegios concedidos a los repobladores.
La administración del territorio se organizó en torno a castillos, gobernados por
delegados del rey o del conde. Estos junto con los habitantes del distrito, tenían la
obligación de defenderlo.
Las actividades agrarias fueron la base de la economía. En las zonas montañosas
predominaba la ganadería, y en las zonas llanas, la agricultura de cereales, que utilizaba el
barbecho.
La artesanía y el comercio fueron muy escasos y se concentraron en las pocas ciudades
existentes. A principios del siglo XI, las tres ciudades más importantes del territorio
cristiano peninsular fueron: Santiago, León y Barcelona.
En las zonas conquistadas a los musulmanes y repobladas, la sociedad contó con
numerosos campesinos libres, que eran propietarios de la tierra que trabajaban. Se
agruparon en aldeas, y se reunían en concejos abiertos para tratar los asuntos importantes.
Junto a ellos existía un reducido grupo de poderosos formado por la nobleza, que repobló
grandes extensiones y fue encargada por los reyes de administrar y defender el territorio; y
por los abades de los grandes monasterios, que también desempeñaron un destacado papel
en la repoblación.
III.- EL ARTE EN LOS SIGLOS IX y X. El CAMINO DE SANTIAGO
III.1.- El arte prerrománico
El arte asturiano se desarrolló entre finales del siglo VIII y principios del X en el reino
de Asturias. Los edificios, realizados por encargo del rey, se caracterizan por el empleo de
materiales pobres: arcos semicirculares, cubiertas de bóveda de cañón y una decoración
interior con pinturas al fresco y tocas esculturas. Ejemplos: Iglesias de San Julián de los
Prados, San Miguel de Lillos.
En la arquitectura civil destaca el palacete de Santa María del Naranco, de dos pisos,
cubiertas abovedadas con bóvedas de cañón con arcos fajones y columnas con fuste
sogueado.
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Ilustración IX
Santa María del Naranco
III.2.- El arte mozárabe
Se desarrolló en el siglo X en las tierras del valle del Duero repobladas por los cristianos
procedentes de al-Ándalus.
En este estilo se construyeron iglesias que utilizaron materiales pobres, arcos de
herradura de influencia musulmana y cubiertas de madera o con bóveda de cañón. Iglesia
de San Miguel de Escalada (León). También se ilustraron con miniaturas los Beatos, libros
con comentarios al Apocalipsis.
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Ilustración X
San Miguel de Escalada (León)
III.3.- El Camino de Santiago
En el año 813 tuvo lugar el descubrimiento en Galicia de la tumba con los restos del
Apóstol Santiago. Pronto fue potenciada por los reyes y la Iglesia. Para ello se organizaron
peregrinaciones a la tumba para hacer penitencia o para agradecer favores divinos.
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El también llamado Camino Francés o Ruta Jacobea, constaba de cuatro rutas que se
iniciaban en Francia. Tres de ellas cruzaban los Pirineos por Roncesvalles, y otra por
Somport. Las cuatro se unían poco antes de Puente la Reina, y desde allí discurría entre
otras localidades por Logroño, Burgos, León, Ponferrada y Villafranca del Bierzo.
El Camino de Santiago fue, sin embargo, mucho más que una ruta religiosa. Con el
tiempo, la peregrinación favoreció el desarrollo de la artesanía y del comercio para atender
a las necesidades de los peregrinos; impulsó el florecimiento de las ciudades; propició la
construcción de puentes, hospederías, hospitales, monasterios e iglesias, e impulsó los
intercambios culturales con Europa.
Ilustración XI
Camino de Santiago
III.4.- El arte románico peninsular
El arte románico llegó a la Península Ibérica procedente del otro lado de los Pirineos. Se
desarrolló en los estados cristianos entre los siglos XI y XII. En la Península nos
encontramos con dos escuelas: la catalana y la castellano-aragonesa.
La escuela catalana, corresponde al inicio del estilo a finales del siglo X con una clara
influencia del estilo lombardo, consistente en el uso de arquerías ciegas que decoran las
cornisas y los cuerpos de las torres. Destacan: Las iglesias de San Clemente y Santa María
de Tahull ambas en Lérida; y de monasterios, como San Pedro de Roda, en Gerona.
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Ilustración XI
San Clemente de Tahull
La escuela castellano-aragonesa, está muy vinculada al estilo francés, a la Orden de
Cluny, a las peregrinaciones y al Camino de Santiago. Sus características: empleo de piedras
regulares, el uso de bóvedas sostenidas por arcos fajones y la plena incorporación de la
escultura y la pintura del edificio.
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Como ejemplo, tomaremos la Catedral de Santiago fue el mayor templo de la España
cristiana y es el mejor ejemplo de las llamadas iglesias de peregrinación. Se inicia su
construcción en 1075, atrayendo a muchos trabajadores, especialmente a canteros
organizados y dirigidos por maestros.
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Ilustración XII
Catedral de Santiago de Compostela
(Interior)
La escultura románica se concentró en los capiteles y portadas de las iglesias. Los
ejemplos más sobresalientes se encuentran en Jaca, León, y especialmente, en Santiago de
Compostela. Aquí trabajaron maestros famosos, como el Maestro Esteban, autor de la
puerta de las Platerías; y el maestro Mateo, autor del Pórtico de la Gloria.
La pintura mural, se utilizó en la decoración interior de los templos, tiene entre sus
principales obras los ábsides de San Clemente y Santa María de Tahull (Lérida), y el
panteón real de San Isidoro de León.
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Ilustración XIII
Panteón Real de San Isidoro de León
II.- LA PENÍNSULA IBÉRICA ENTRE LOS SIGLOS XI y XV
1.- La decadencia política y territorial de al-Ándalus
Tras la finalización del califato de Córdoba en el año 1031, los estados cristianos del
norte peninsular comenzaron a expandirse hacia el sur y extender su territorio.
Durante este período, la evolución de al-Ándalus fue la siguiente:
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Los reinos de taifas (1031-1085)
Cada reino taifa comprendía una ciudad principal y el territorio de alrededor, y estuvo
gobernada por un determinado grupo étnico:
Los árabes, en Córdoba, Sevilla, Badajoz, Toledo, Zaragoza y Murcia.
Los musulmanes de origen eslavo, en el este peninsular.
Los bereberes, en Málaga y Sevilla.
Los estados cristianos del norte aprovecharon su debilidad, primero para cobrarles
tributos o parias a cambio de la paz; y luego, para atacarlos. Así, Alfonso VI de León
conquistó Toledo en 1085.
Los almorávides (1085-1144)
Tras la conquista de Toledo, los reyes de las taifas pidieron ayuda a los almorávides,
bereberes nómadas que a principios del siglo XI habían formado un gran imperio en el
norte de África, con capital en Marrakech.
Los almorávides entraron en la Península en 1086, y derrotaron a Alfonso VI de León
en la batalla de Sagrajas, imponiendo su dominio en al-Ándalus, que incorporaron a su
imperio africano, e implantaron un fuerte radicalismo religioso, persiguiendo a los
mozárabes y judíos.
En 1145, se desintegraron en los llamados segundos reinos de taifas.
Los almohades (1147-1224)
Los almohades, tras conquistar Marrakech en 1147, sustituyeron a los almorávides en el
norte de áfrica. Penetraron en la Península ese mismo año aunque no lograron dominar
todo el territorio andalusí hasta 1172, en el que implantaron un mayor radicalismo religioso.
En un principio, los almohades paralizaron las conquistas cristianas al derrotar a
Alfonso VIII de Castilla en Alarcos (1195), pero después fueron derrotados en la batalla de
las Navas de Tolosa (1212), que permitió el avance de los cristianos por el valle del
Guadalquivir.
Desde ese momento, el poderío almohade decayó. Finalmente, fueron expulsados al
norte de África, y al-Ándalus quedó constituida en los terceros reinos de taifas en 1224,
siendo conquistados progresivamente por los cristianos.
Desde 1238 hasta su desaparición en 1492, el territorio andalusí quedó reducido al reino
nazarí de Granada.
El arte de los primeros reinos de taifas se caracterizó por el empleo de materiales
pobres, como el ladrillo; el uso del yeso en revestimientos decorativos; y la utilización de
arcos muy variados: mixtilíneos y de herradura apuntada. De esta época destacan, el palacio
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de la Aljafería de Zaragoza y la alcazaba de Málaga, una formación palaciega donde residían
los reyes y los gobernadores.
Del periodo almorávide destaca el castillo de Monteagudo, en Murcia.
Finalmente, de los almohades impulsaron una arquitectura sencilla y austera. Sus
realizaciones artísticas principales fueron la Giralda de Sevilla, alminar de la mezquita
mayor de la ciudad decorada con la típica sebka o red de rombos almohades; y la Torre del
Oro, edificio defensivo poligonal, rematado en almenas, situado a orillas del Guadalquivir.
2.- El reino nazarí
El reino nazarí de Granada, formado en 1238, fue el único reino musulmán que pervivió
en la Península en la Baja Edad Media.
Su supervivencia hasta 1492 se debió a distintas circunstancias favorables. Así, su
situación geográfica facilitó que las montañas de Sierra Nevada actuaran como una muralla
natural de protección; su apertura al Mediterráneo favoreció el apoyo de los musulmanes
del norte de África y un floreciente comercio; y la diplomacia se utilizó para comprar la paz
a Castilla, a cambio del pago de tributos o parias.
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Los conflictos políticos fueron constantes en el reino nazarí, donde los cristianos fueron
ganando territorios poco a poco.
La economía nazarí fue muy próspera. Se basó en la extensión del regadío, la
explotación minera, la artesanía textil, en la que la seda jugó un papel destacado; y el
comercio con el África musulmana y los reinos cristianos peninsulares y europeos.
En este período, la principal obra arquitectónica fue la Alhambra de Granada, una
fortaleza-palacio que recibe su nombre del color rojizo de sus muros. Consta de varias
partes:
La alcazaba, realizada en el siglo XIII por Alhamar, el fundador de la dinastía nazarí, es
un recinto fortificado donde se localizaba la guarnición militar. Consta de murallas y torres
defensivas, como la torre del Homenaje y la torre de la Vela. La alcazaba conectaba con el
Generalife, finca de recreo con jardines edificada por Muhammad II.
La Casa Real, realizada en el siglo XIV, incluye dos palacios reales encargados por Yusuf
I y Mohamed V. Construidos con materiales pobres, tienen paredes decoradas con
cerámica y paneles de yeso y techumbres de madera o de mocárabes. Los palacios
constaban de dos cuartos o conjunto de habitaciones en torno a patios, con fuentes y
jardines.
El Cuarto de Comares era la parte pública. Sus dependencias se organizaban en torno al
Patio de los Arrayanes, destacando la sala para administrar justicia, o Mexuar, y el Salón de
Embajadores.
El Cuarto de los Leones era la parte privada. Se disponía en torno al Patio de los
Leones, y encerraba el harén y los aposentos privados del califa.
El conjunto se completaba con una ciudad palatina, o barrio administrativo con casas,
mezquitas, baños públicos y cementerio; y se rodeaba por un recinto por un recinto
amurallado, comunicado con el exterior a través de grandes puertas como la Puerta de la
Justicia.
3.- CONSOLIDACIÓN Y AVANCE DE LOS REINOS CRISTIANOS
Durante los siglos XI, XII y XIII, los estados cristianos peninsulares se consolidaron
como reinos. Castilla y Aragón extendieron considerablemente su territorio hacia el sur,
aprovechando los problemas internos de los musulmanes. El avance de Navarra, en
cambio, se quedó bloqueado, al no tener frontera con los musulmanes.
Los reinos de Castilla y León
Se consolidó como un reino único en 1230, cuando Fernando III unió definitivamente
ambos territorios, que hasta entonces habían pasado por diversos momentos de unión y
separación. La expansión territorial pasó por varias etapas:
En el siglo IX llegó hasta el Tajo, tras la toma de Toledo por Alfonso VI (1085).
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En el siglo XII, se conquistó Cuenca (1177).
En el siglo XIII, tras la derrota de los almohades en las Navas de Tolosa, se
incorporaron Extremadura; el valle del Guadalquivir, donde Fernando III tomó Córdoba
en 1236, Jaén en 1246 y Sevilla en 1248, y su hijo Alfonso X, Cádiz en 1265, y el reino de
Murcia fue pactado con las autoridades musulmanas siendo aún príncipe.
Aragón y Navarra
Aragón y Navarra estuvieron unidos entre 1076 y 1135. Durante este período, Alfonso I
el Batallador conquistó el Valle del Ebro, tomando Zaragoza en 1118, Tarazona en 1119 y
Daroca en 1129. A su muerte, ambos reinos se separaron. Desde entonces, Aragón y los
condados catalanes se unieron en la corona de Aragón y Navarra quedó como reino
independiente.
La Corona de Aragón
Se formó en 1137 tras el matrimonio de Petronila, heredera de Aragón con Ramón
Bereguer IV, conde de Barcelona. Su territorio se extendió hacia:
- Hacia al-Ándalus, en el siglo XII, se conquistaron Tortosa, Lleida y Teruel entre
1148 a 1171. Jaime I incorporó Mallorca entre 1129-1131 y Valencia en 1238, que se
integraron como nuevos reinos de la corona de Aragón.
- Hacia el Mediterráneo, se conquistó Sicilia en 1282.
El reino de Navarra
Tras separarse de Aragón, sufrió los intentos de anexión de Castilla y Aragón. Para
evitarlo, desde mediados del siglo XIII se vinculó a Francia mediante alianzas
matrimoniales.
Tras la conquista de Calahorra (1045) no pudo proseguir su expansión territorial, al
quedar bloqueada entre Aragón y Castilla y quedarse sin frontera con los musulmanes.
El reino de Portugal
Portugal se independizó de León en 1143. A partir de ese momento inició su propia
expansión territorial hacia el sur. En 1147, Alfonso I Enríquez ocupó Lisboa y llevó la
frontera del reino al río Tajo.
La expansión territorial culminó con Alfonso III tras anexionar el Algarve, la región más
meridional de Portugal.
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4.- Gobierno, administración, economía, sociedad y cultura de los reinos
cristianos
1.- Las monarquías peninsulares
El gobierno de los estados peninsulares recayó en reyes. El poder de los reyes se veía
limitado por la autonomía de los señoríos y de las ciudades.
En Castilla, la monarquía era unitaria; es decir, estaba formada por un solo reino y la
autoridad del rey era mayor, al considerarse que su poder procedía de Dios.
En Aragón, la monarquía era federativa; es decir, estaba compuesta por varios reinos
(Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia) contando con sus propias instituciones, leyes y
costumbres. Los monarcas y los súbditos se comprometían mediante pactos a respetar sus
respectivos derechos.
Los reyes se ayudaron para gobernar de la Curia Regia o Consejo Real, un organismo
compuesto por nobles, caballeros, eclesiásticos y representantes de las Órdenes Militares.
A partir del final del siglo XII en León, y en el siglo XIII en los demás reinos
peninsulares, los reyes incorporaron a la Curia Regia a los burgueses ricos de las ciudades,
naciendo las Cortes, que eran asambleas formadas por representantes de los tres
estamentos.
En Castilla, las Cortes eran únicas para todo el territorio; en Aragón, cada reino tenía sus
propias Cortes; y en Navarra, las Cortes se denominaron Tres Estados y velaron por la
defensa de los fueros y privilegios de cada estamento.
Con el nacimiento de las Cortes, la función de aconsejar al rey pasó en todos los reinos a
otros organismos, los Consejos.
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La administración territorial y municipal
La administración territorial y municipal era muy compleja, el rey controlaba
directamente sus propios señoríos, llamados de realengo; y los nobles y eclesiásticos tenían
autonomía para gobernar los suyos.
Las ciudades poseían amplia autonomía económica y un gobierno propio, denominado
Consejo.
La repoblación del territorio conquistado
Los extensos territorios conquistados a los musulmanes en este periodo fueron
repoblados con población cristiana.
En los valles del Duero, del Tajo y del Ebro se acudió a la repoblación concejil. Esto
consistió en que el territorio conquistado se dividía en concejos o municipios, formados
por una villa o ciudad amurallada y un término municipal o alfoz.
Cada concejo recibía del rey un fuero o ley que recogía los deberes, derechos y
privilegios de sus habitantes.
Entre el río Tajo y Sierra Morena y en los altos valles de los ríos Turia y Júcar, la
repoblación se encomendó a las Órdenes Militares. En estas zonas, fronterizas, peligrosas y
de escasa población, recibieron extensos señoríos denominados maestrazgos. A cambio,
debían defender el territorio asignado y fomentar su repoblación.
En el valle del Guadalquivir, Murcia, la costa valenciana y las islas Baleares se empleó el
sistema del repartimiento, donde el territorio se repartía de forma proporcional a la
participación en la conquista. Aquí, los nobles recibieron grandes propiedades, y las gentes
del común, pequeños lotes de tierra.
Las actividades económicas
La agricultura y la ganadería fueron la base de la economía de los reinos cristianos
peninsulares. Se practicaban en los extensos señoríos pertenecientes a la monarquía, la
nobleza, el clero y las órdenes militares.
En Castilla, la nobleza y las órdenes militares convirtieron sus tierras en pastos
destinados a la cría de la oveja merina, en régimen de trashumancia. Así, los ganaderos
formaron en 1273 el Honrado Concejo de la Mesta reconocida y privilegiada por Alfonso
X.
En la Corona de Aragón, la ganadería predominó sobre la agricultura.
Las ciudades cobraron importancia a partir del siglo XI gracias a la conquista de
destacadas ciudades musulmanas, revitalizando la artesanía y el comercio.
En Castilla, los artesanos trabajaban en talleres familiares y se agrupaban en cofradías
para la ayuda mutua de sus miembros. En la corona de Aragón, se agrupaban en gremios.
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El comercio se realizaba en tiendas urbanas, en mercados semanales y en ferias anuales.
Sociedad estamental
En los reinos cristianos peninsulares se impuso pronto la sociedad estamental.
Estamentos privilegiados: La nobleza y el clero constituían los estamentos privilegiados.
Disfrutaban de privilegios (no trabajar, no pagar impuestos, ser juzgados por sus propias
leyes), gozar de ciertos honores.
En la nobleza se distinguían varios niveles. Los ricoshombres eran dueños de grandes
señoríos y vivían en palacios; los infanzones o hidalgos poseían tierras más modestas y una
casa solariega; los caballeros villanos de Castilla eran agricultores o ganaderos acomodados
que contaban con recursos suficientes para mantener caballo y armamento.
El clero tampoco era homogéneo, pues existían grandes diferencias entre el alto y el
bajo clero.
Estamento no privilegiado:
El campesinado era el grupo social mayoritario. Formado por pequeños propietarios
libres y por campesinos dependientes de los señoríos. Vivían en pequeñas casas y su
alimentación basada en pan oscuro, legumbres y verduras.
Los grupos urbanos eran tres: La oligarquía urbana que vivía de modo similar a la
nobleza; el nivel intermedio, integrado por propietarios de talleres artesanales y pequeños
comerciantes, que llevaban una vida modesta; y el nivel inferior comprendía a los
asalariados, que vivían en la miseria.
Al margen de la sociedad estaban los judíos, los mudéjares y otros grupos marginales.
Los judíos vivían en barrios urbanos propios, llamados aljamas o juderías. Eran
prestamistas, médicos, artesanos especializados y funcionarios de confianza de los reyes.
Los mudéjares eran los musulmanes que, tras la conquista quedaron en territorio
cristiano. Vivían en barrios denominados morerías, y eran artesanos y agricultores que
trabajaban las tierras de los señores cristianos.
Los grupos marginales, formados por vagos, mendigos y gentes sin oficio, se asentaban
sobre todo en las ciudades.
La cultura y el arte cristianos
En la Plena Edad Media se produjo un cierto resurgimiento cultural en los reinos
peninsulares.
La convivencia de las culturas musulmanas, cristiana y judía. Su principal lugar de
encuentro fue la Escuela de Traductores de Toledo, que alcanzó su mayor esplendor en el
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siglo XIII bajo el reinado de Alfonso X. Gracias a esta labor, se introdujo el saber de
autores griegos, latinos, orientales y árabes en las universidades peninsulares y europeas.
La literatura aportó obras muy variadas, muchas de ellas escritas en lenguas romances.
Poema del Mío Cid; la poesía culta con Gonzalo de Berceo; la poesía cortesana, y las
primeras obras teatrales como los Auto de los Reyes Magos.
La enseñanza contó con las escuelas catedralicias y con nuevas universidades, como la
de Palencia, Salamanca, Valladolid, Lleida y Huesca.
El arte gótico
La arquitectura inició la transición del románico al gótico a finales del siglo XII y
principios del siglo XIII. Destacan las catedrales de Ávila, Tarragona y Lleida. En el siglo
XIII, el gótico se desarrolló en Castilla, donde las catedrales estaban muy influenciadas por
el gótico francés, construyéndose las de Burgos, León y Toledo.
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Ilustración XIV
Catedral de Burgos
(Fachadas e interior)
La escultura gótica ganó en naturalidad, los personajes sonríen y se comunican entre sí.
Se plasmó en las portadas de las catedrales como las de León y Burgos.
La pintura tuvo un menor desarrollo, pues quedó reservada fundamentalmente para las
miniaturas que ilustraban los libros, y en menor medida, en algunas tablas de temática
religiosa. Sin embargo, fue espectacular el desarrollo de las vidrieras, como las de la catedral
de León.
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El arte mudéjar
El mudéjar es un estilo arquitectónico original de la Península Ibérica, en el que se
mezclan influencias románicas o góticas y musulmanas. Los edificios son de ladrillo, y su
decoración de influencia musulmana, empleando los atauriques de yeso en el interior y
diversos motivos de ladrillo en el exterior, como arcos ciegos, ajedrezados, red de rombos,
etc. Destacan la Iglesia de San Lorenzo de Sahagún (León), la Iglesia de San Salvador en
Teruel, y el Palacio del rey Pedro I el Cruel, en los Reales Alcázares de Sevilla.
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Ilustración XV
Palacio de Pedro I
(Reales Alcázares de Sevilla)
5.- LA BAJA EDAD MEDIA EN LOS REINOS CRISTIANOS
PENINSULARES
En el siglo XIV, todos los reinos peninsulares sufrieron una grave crisis que ahondó sus
conflictos internos.
Castilla inició su proyección atlántica con el control del estrecho de Gibraltar tras la
Batalla del Salado en 1340, y las tomas de Tarifa en 1340, Algeciras en 1344 y Gibraltar en
1462. Así se impidió la ayuda norteafricana al reino nazarí y se aseguraba el comercio
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marítimo entre Italia y Flandes. Además, inició la conquista de las islas Canarias en 1402
con la toma de Lanzarote.
Aragón, conquistó en el Mediterráneo los ducados de Atenas en 1311 y Neopatria en
1319, Cerdeña en 1323 y el sur de Italia, donde Alfonso V fundó el reino de Nápoles en
1443.
Los enfrentamientos por controlar el poder político fueron constantes. En Castilla la
nobleza depuso al rey Pedro I e impuso en el trono a su hermano bastardo, Enrique II de
Trastámara en 1369. En Aragón, los reyes tuvieron que admitir la creación de la
Generalitat, una institución que vigilaba el cumplimiento de los acuerdos de las Cortes, y en
Navarra, los reyes aceptaron el poder de las Cortes y de la nobleza.
Impactos de la crisis del siglo XIV
- La epidemia de peste negra.
- La crisis económica, donde la agricultura se vio afectada por períodos de sequías, las
guerras y el despoblamiento del campo causado por la peste. La artesanía entró en
crisis, por el descenso de la demanda, y el comercio se resintió de la crisis agraria y
artesana.
- Los conflictos sociales y las frecuentes oleadas de antisemitismo.
La recuperación del siglo XV
Tras la crisis del siglo XIV, en el siglo XV la población y la economía se recuperaron.
La agricultura incrementó la producción de cereales y extendió los cultivos comerciales,
como el olivo y la vid en Castilla y los productos de huerta en Aragón.
La ganadería ovina creció de manera importante.
La artesanía se benefició de la recuperación demográfica, y el comercio alcanzó un gran
dinamismo, lo que originó instituciones públicas de crédito.
6.- LA REPOBLACIÓN EN ANDALUCÍA
Se llevó a cabo entre los siglos XIII y XIV, y se basó en el modelo castellano.
Hasta 1264, se mantuvo la presencia de grandes masas de mudéjares en el territorio, a
fin de asegurar la explotación económica de la tierra y los ingresos fiscales.
Después de 1264, año de la gran sublevación mudéjar, se expulsó a los musulmanes, que
provocó el despoblamiento de extensos territorios y obligó a adoptar la fórmula del
repartimiento.
En este sistema, los agentes reales valoraban la masa de bienes y procedían a su reparto
entre los conquistadores bajo dos modalidades: los donadíos y los heredamientos.
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Los donadíos fueron extensas propiedades otorgadas a los nobles y eclesiásticos que
habían acompañado al rey durante la conquista, y originaron grandes latifundios y extensos
señoríos nobiliarios.
Los heredamientos o heredades, fueron pequeños lotes de tierras entregadas a los
pobladores, caballeros y villanos, llegados de otras partes del reino. A cambio, estaban
obligados a residir en la localidad y no vender o traspasar los bienes durante un
determinado período de tiempo. El resto del territorio quedó bajo control del rey,
constituyendo las denominadas tierras de realengo.
La economía en territorio andalusí se caracterizó por la diversidad de cultivos y la
importancia del regadío y de las producciones artesanales, entre las que destacaron las
relacionadas con la seda.
En territorio cristiano, la escasez de población explica el predominio de los cultivos
mediterráneos, como el trigo, la vid y el olivo, sin olvidarnos de la importancia de la
actividad ganadera.