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UNIVERSIDAD DE CHILE DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLITICA David Pérez Carrillo (*)

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LA FRONDA MILITAR: EL 11 DE SEPTIEMBRE

INTRODUCCIÓN La pugna entre el elemento civil y el militar por alcanzar el dominio del Estado se ha transformado en un tema de importancia para la Ciencia Política en particular y las Ciencias Sociales en general. Prueba de ello han sido los innumerables estudios que desde diferentes perspectivas de análisis han intentado comprender y explicar el problema.1 En este último sentido sostenemos que una parte importante de las “relaciones cívico-militares” en Chile se ha sustentado en la pugna por el dominio del Estado como recurso a partir del cual ambos sectores han pretendido asegurar su rol protagónico en el quehacer nacional. Es así como es posible explicar la implementación de múltiples fórmulas o estrategias a través de las cuales los protagonistas de esta lid han buscado mantener y/o maximizar los beneficios corporativos que les reporta desempeñar un rol dominante en el Estado2. El supuesto teórico en el que descansa este conflicto de intereses considera a los competidores como actores políticos, cuyas acciones se fundan en aspiraciones comunes de las diversas instancias- tanto colectivas e individuales- que los conforman; sin desconocer con ello la posibilidad de que existan diferentes interpretaciones sobre las mismas al interior de cada uno de estos grupos.

(*) Magíster en Ciencia Política, Universidad de Chile, Instituto de Asuntos Públicos. 1 Por nombrar los estudios más emblemáticos que han estudiado el tema podemos mencionar: Stepan; Alfred: The military in politics, Princeton University Press, 1974. Huntington; Samuel: El soldado y el estado. Teoría y Política de las Relaciones Cívico-Militares. Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires 1995, Varas; Augusto: Chile, democracia y fuerzas armadas. FLACSO, Santiago 1980. 2 Al respecto, interesantes han sido los aportes que ha realizado el marxismo analítico, y más específicamente, el individualismo metodológico para explicar el comportamiento de los actores en un contexto determinado. Antecedentes de esta perspectiva de análisis en: Dobry; Michel. Sociología de las crisis políticas, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. S/f.

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Desde la perspectiva antes descrita y considerando la experiencia histórica, es factible reconocer dos grandes expresiones en torno a las cuales se han establecido las relaciones entre los elementos civiles y militares bajo un Estado de Derecho. Es así como podemos reconocer modelos que expresan un claro predominio del poder civil por sobre el militar, y también, patrones en donde dicha relación se establece a partir del desempeño de un protagónico rol del aparato militar. Respecto a ambas expresiones podemos precisar que su implementación puede dar origen a múltiples fórmulas, siendo comunes las que a continuación se enuncian. En relación a las expresiones de relación civil-militar en donde los primeros someten a los segundos, la experiencia política e histórica nos muestra dos grandes manifestaciones. En efecto, dicha relación se ha implementado a partir de una exclusión total o parcial del aparato militar de las instancias decisionales del Estado, o a través de modalidades en donde la supremacía civil se alcanza mediante una política de defensa que busca la maximización del profesionalismo castrense con miras a hacer de éstos verdaderos instrumentos del orden vigente controlado por la civilidad. En relación a la segunda expresión de relación civil-militar, en donde el aparato castrense somete a la comunidad civil, la experiencia política e histórica también nos muestra dos grandes manifestaciones. Una de ellas es la instauración de un “régimen del terror” que anula parcial o totalmente los canales de expresión de la comunidad civil; mientras que la otra, materializa el predominio militar a partir de la auto-asignación de un rol nuclear en el Estado por parte de los uniformados. A modo de sustentar lo hasta aquí expuesto podemos señalar que las cuatro modalidades de relación civil-militar enunciadas en los párrafos anteriores, han tenido expresiones a lo largo de nuestra historia continental y nacional. Es así como en la primera parte del siglo XIX, y específicamente aquel período inmediatamente posterior a la independencia de las colonias americanas del imperio español, el modelo de relación civil-militar predominante, y que tuvo heterogéneas proyecciones temporales, fue aquel donde el aparato castrense aparece sometiendo a la comunidad civil.3 Sin embargo, finalizada esta experiencia, la civilidad latinoamericana logró imponer un modelo de relación cívico-militar, que con diferentes grados e intensidades, sometió a las Fuerzas Armadas. En efecto, el intervencionismo castrense en América Latina reaparecerá luciendo nuevas características durante la segunda mitad del siglo XX. Las incursiones en el campo político que realizaron los militares se sustentaron esta vez en argumentos que se desprenden de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) que Estados Unidos irradió en el continente en el contexto de Guerra Fría. Es así como

3 Para algunos autores la debilidad que demostró la comunidad civil latinoamericana durante el llamado proceso de independencia se debió a la ausencia de “…una estructura de clases hegemónicas, carentes de riqueza y profundidad de la vida civil e intelectual, casi como meras proyecciones de la decisión administrativa borbónica y del alcance de la capacidad de un caudillo para disciplinar a una sumatoria de burguesías locales poco integradas entre sí…” Ejemplos de esta realidad fueron la Argentina de Rosas; Bolivia como creación de Bolívar y Sucre; México con Santa Ana; Ecuador con Flores; Chile con O´Higgins, etc. En: Varas; Augusto. Op cit. Pág 10.

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la participación política de los militares fue justificada a partir de argumentos contingentes que superaban las fronteras nacionales. Respecto a la validación del intervencionismo castrense latinoamericano a partir de preceptos que se desprenden de la mencionada doctrina, es importante consignar que dicha justificación se fundó en la sobre-valoración de uno de sus conceptos , como lo es la llamada “guerra contra-subversiva”, que por si mismo no logra representar la propuesta global contenida en la DSN. Desde esta perspectiva es posible sostener que la tendencia reduccionista y coyuntural que se hizo de la mencionada doctrina debilitó el impacto que pudo haber tenido ésta al interior de las Fuerzas Armadas latinoamericanas. En efecto, la propuesta ideológica que conforma dicho cuerpo doctrinario es compleja, dando de esta manera cabida a diversas interpretaciones acerca del “deber ser” de las Fuerzas Armadas bajo un Estado de Derecho. En este sentido, la identificación que hizo expreso el intervencionismo castrense latinoamericano hacia la DSN, fue una de las tantas interpretaciones que surgieron de ella, la que antes de materializarse en un proyecto sedicioso sorteo una lucha intestina con las restantes visiones que se habían elaborado en torno a la seguridad nacional.4 La superposición que logró el proyecto intervencionista por sobre las restantes interpretaciones del “deber ser” de las Fuerzas Armadas en América Latina, no sólo es posible explicarlo a partir de la contingencia político-social que se vivió en nuestro continente durante los años sesenta y setenta, sino también, a partir del rescate de constructos ideológicos decimonónicos que hicieron algunos aparatos militares. Desde esta perspectiva, la heterogeneidad que presentó el proyecto intervencionista al sintetizar la concepción original de las Fuerzas Armadas con la interpretación contra-subversiva emanada la DSN, es posible explicarlo a partir de una contingencia particular que se vivió al interior del aparato castrense local. Es decir, la irrupción de la doctrina coincidió con un proceso de crisis institucional cuyo origen fue la ausencia de un perfil militar que les permitiera insertar y proyectar el aporte de las Fuerzas Armadas en el quehacer nacional. El proceso de redefinición del perfil profesional que experimentaron ciertos cuerpos castrenses latinoamericanos, estuvo acompañado por la apertura nuevos horizontes de acción que les brindó la DSN. Desde la perspectiva de esta última, las Fuerzas Armadas latinoamericanas pasaron a constituirse en piezas claves en el equilibrio del escenario político internacional, explicándose a partir de ello la reedición y presencia de antiguas nociones mesiánicas en sus perfiles institucionales que justificaron la auto-asignación de su rol tutelar en el Estado. Esta sucinta exposición de lo que han sido las relaciones cívico-militares en nuestro continente, no escapa mayormente a lo vivido en Chile a lo largo de su historia republicana. La fase caudillista con la que se iniciaron dichas relaciones en 4 Respecto a las implicancias de la DSN y sus diferentes perspectivas, véase: Arraigada, Genaro: El pensamiento político de los militares. Impresor Salesianos, Santiago, 1985. Barahona, Pablo, Domic; Jurak, Garrido; José, Ibáñez; Gonzalo, Mac-Hale; Tomás, Miranda; Sergio, Barahona, P. (Et. Al). Riesle; Héctor: Fuerzas Armadas y seguridad nacional. Ediciones Portada, Santiago, 1973. Varas; Augusto, Aguero; Felipe: El proyecto político militar. FLACSO, Santiago, 1984. Valdivia; Verónica: La historia que fue: el proyecto social de los oficiales del golpe. Universidad de Santiago, Santiago, 2002.

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Latinoamérica no tuvo una larga prolongación en nuestro país. En efecto, tras su fracaso, el poder fue rápidamente controlado por la civilidad que ejerció su predominio a través del fortalecimiento de sus instituciones representativas que marginó de dichas funciones al aparato militar. Iniciado el siglo XX la política excluyente que se venía aplicando a las Fuerzas Armadas se mantuvo vigente. Los argumentos en los que descansó dicha marginación se relacionan con la concepción de orden profesional que buscaba hacer de éstos verdaderos instrumentos del Estado. El protagonismo político que en la actualidad ejercen los militares en Chile es una condición sin precedentes en nuestra historia nacional. En efecto, tras el 11 de septiembre de 1973 los uniformados junto con derrocar al Presidente constitucional asumieron un control total del aparato estatal sustentado en un “régimen del terror”, que al poco andar se expresa en la institucionalización de la supremacía militar al promulgarse la Constitución de 1980. Los orígenes de la cosmovisión en la que descansa este último modelo de relación civil-militar, se vinculan a un complejo proceso institucional que experimentaron las Fuerzas Armadas chilenas en la segunda mitad del siglo XX y que se circunscribió en un polarizado contexto nacional e internacional. Es así como podemos señalar que tras el estallido de la Guerra Fría en la segunda mitad del siglo XX, las Fuerzas Armadas chilenas se incorporaron a la ola modernizadora que inició Estados Unidos en los ejércitos de la región, y que en sus líneas centrales les significaba formar parte del aparataje de seguridad regional diseñado por la súper-potencia, para lo cual era necesario adoptar el cuerpo doctrinal que posesionaba el aporte del aparato militar en el Estado. Este proceso “modernizador” al que se adscribieron los militares chilenos se registró en un contexto de crisis institucional motivado por la ausencia de un perfil profesional que les permitiera reconocer su rol en el Estado. Desde esta perspectiva, la incorporación al sistema de seguridad continental se constituyó en un fenómeno revitalizador que les proporcionó herramientas ideológicas a partir de las cuales lograron redefinir su perfil profesional. En efecto, detrás de esta crisis institucional nos encontramos, al decir del sociólogo, Augusto Varas, con una incoherencia del discurso profesionalista con el que la civilidad mantenía y justificaba el aislacionismo castrense de las tareas del Estado. Para este autor dicha política careció de acciones concretas que mantuvieran a las Fuerzas Armadas abocadas a sus labores eminentemente profesionales. Bajo este contexto, el mundo militar inició un proceso de enclaustramiento que tuvo, entre otras manifestaciones, fallidos intentos por definir dicho perfil institucional a partir de elementos doctrinarios que formaron parte de la concepción castrense decimonónica, así como también, variados actos de protesta e intentos de sedición que protagonizaron algunos uniformados durante el siglo XX. Es así como podemos comprender que entre las antiguas nociones militares que algunos círculos castrenses reeditaron en este contexto de crisis, y que desde su perspectiva justificaba su postura intervencionista encontremos la concepción mesiánica las Fuerzas Armadas. Si bien es cierto que esta última solo tuvo fallidas y

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marginales expresiones durante gran parte del siglo XX, la irrupción de la DSN en los cuarteles allanó el camino para su materialización. Desde esta perspectiva podemos señalar que la cosmovisión militar resultante al finalizar el proceso de enclaustramiento fue una concepción híbrida que consideró los principios generales que emanan de la DSN y los fundamentos teóricos en los que descansó la profesionalización primaria de estas instituciones. La implementación de las definiciones ideológicas a las que había llegado el mundo militar a fines de los años sesenta, requería modificar el rol al que estaban confinadas bajo el modelo de relación civil-militar entonces vigente. Si bien es cierto que al interior de las instituciones castrenses existió acuerdo en torno a la necesidad de cambiar dicho patrón, no deja de ser menos cierto que al interior de éstas no existieron criterios unívocos en torno a la estrategia que implementara la nueva cosmovisión militar. A partir de esta última realidad, a fines de los años sesenta, surgieron en el seno de las Fuerzas Armadas diferentes fórmulas a partir de las cuales se buscó materializar dicha cosmovisión militar, las que iban desde el respeto a los cánones institucionales entonces vigentes hasta las que buscaron materializar el proyecto castrense a partir de la ruptura con dicho orden. La identificación mayoritaria que finalmente expresaron las instituciones de la defensa con esta última fórmula el 11 de Septiembre de 1973, se alcanzó tras una senda lucha ideológica que enfrentó a las corrientes de pensamiento más representativas en torno al “deber ser” de las Fuerzas Armadas frente al escenario político contingente. Profundizar en los orígenes y características de este proceso se constituye en el problema a acotar en la presente investigación. En este sentido sostenemos el discurso y acción rectificadora que los uniformados manifestaron el 11 de septiembre, se articuló no sólo en los principios ideológicos que emanan de la DSN, sino también, en un antiguo sentimiento supraclasista, que se expresa en actitud mesiánica con la que los militares interpretan la sublevación. Desde un punto de vista teórico la intervención o rectificación, sea civil o militar, ha motivado el interés de diferentes disciplinas y corrientes de pensamiento que convergen en las llamadas Ciencias Sociales. Una de ellas, y que para efectos de esta investigación sólo cobra importancia interpretativa, la encontramos en las ideas expresadas por el filósofo alemán, Oswald Spengler, que en su libro “Años de Decisión” en el que busca evidenciar la debacle que significó para occidente la instauración del orden político moderno.5 Para Spengler, el origen de dicha decadencia se haya en la adhesión que hicieron las elites europeas a los principios liberales de la ilustración, que se expresó en la destrucción del antiguo orden y el inicio de una fase de caótica, caracterizada por el estallido revolucionario y el sistemático desconocimiento a los principios sobre los que se fundo occidente.

5 Spengler; Oswald: Años de decisión. Editorial Ercilla, Santiago, 1937.

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Es así como para el citado autor la fuente en la que se sustentó la estabilidad y proyección de la cultura occidental, radicó en el arraigado sentimiento de pertenencia y de exclusividad que la elite tuvo hacia el poder. Desde la perspectiva spengleriana, la decadencia de occidente se hubiera evitado si la elite no hubiese desvalorado el sustentó espiritual con el que gobernó durante siglos, reaccionando frente al movimiento ilustrado a través de un movimiento de “fronda”, cuya acción subterránea y espiritual hubiera tenido la capacidad de movilizar al colectivo dominante a rectificar el orden material existente en pro de la estabilidad y proyección del Estado que se encontraba en sus manos.6 Tras el establecimiento del orden moderno, Spengler, reconoce a las Fuerzas Armadas como las únicas herederas de los principios que fundaron occidente, y por lo tanto, con capacidad para ejercer contrapeso frente al caos reinante y constituirse en el medio que logre superar la crisis. Desde este punto de vista, la noción de superioridad con que Spengler concibe a las Fuerzas Armadas y el derecho rectificador que les reconoce a éstas, se constituyen en los supuestos teóricos que adoptamos de su visión a fin de interpretar el intervencionismo castrense del último tercio del siglo XX, y que se constituye en el origen del modelo de relación cívico-militar actualmente vigente. Con la finalidad de corroborar los supuestos teóricos ya mencionados, concebimos una investigación de carácter explicativo-interpretativo que consideró la utilización de fuentes escritas y orales como recursos a partir de cuales intentaremos alcanzar los objetivos propuestos. Desde una perspectiva general, la metodología que empleamos para el trabajo con fuentes, consideró una fase primaria de carácter exploratorio que buscó conocer la realidad institucional de las Fuerzas Armadas durante la temporalidad que abarca este estudio, con la finalidad de establecer los indicadores sobre los cuales iniciar un estudio más profundo. A partir de éstos últimos iniciamos una segunda etapa en la describimos aquellos aspectos de la realidad institucional que forman parte de esta investigación, lo que nos permitió establecer las variables constitutivas de los ámbitos estudiados. Por último, realizamos una revisión de las fuentes con fines explicativos e interpretativos a partir del enfoque de la investigación. A partir de lo anterior, nuestro trabajo con fuentes escritas estuvo guiado a partir de la clasificación que tradicionalmente se hace de ellas. Es así como entre las fuentes primarias consultadas consideramos los periódicos, revistas o diarios, representativos de distintas corrientes de opinión que circularon durante el período en estudio, así como también, las relaciones o escritos inéditos que nos proporcionaron algunos protagonistas de los hechos que aquí se estudian.

6 Este concepto fue tomado por el historiador chileno Alberto Edwards, quien en su libro “La Fronda Aristocrática” buscó interpretar estas características.

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En este mismo orden se incluyen las fuentes orales o testimonios que fueron recogidos a partir de entrevistas en profundidad. En relación a ellas cabe señalar que no existió un diseño metodológico previo a partir del cual nos fuera posible seleccionar los testimonios que forman de la investigación. Las razones que justificaron este último proceder se relacionan con las características herméticas que presenta el mundo castrense, las escasas posibilidades de encontrar fuentes orales debido a la distancia temporal del tema, y el desinterés y/o “temor” de constituirse en fuentes que manifestaron algunas personas. Desde esta perspectiva, las posibilidades objetivas que tuvimos para realizar un acucioso proceso de selección de entrevistas, quedaron reducidas a las oportunidades y la disposición que expresaron los testigos. En relación a las fuentes de orden secundario empleadas en este estudio, tenemos que partir señalando que la revisión de ellas tuvo una clara tendencia teórica que buscó sustentar el enfoque interpretativo y conceptual sobre el que se estructura este estudio. Es así como la selección de tales fuentes quedo determinada por el tema de estudio y la interpretación, lo que nos permitió consultar una amplia gama de investigaciones, que directa o indirectamente han trabajado el tema y el marco conceptual que aquí consideramos. A modo de complementar la exposición metodológica antes realizada, creemos necesario explicar las razones que nos llevaron a emplear fuentes orales en este trabajo. Desde una perspectiva general, la inclusión de testimonios orales se debió a la necesidad de corroborar los componentes subjetivos que subyacen en nuestro enfoque teórico-interpretativo. En efecto, el sentido de superioridad mesiánica con el que asociamos una buena parte del intervencionismo y posterior protagonismo militar, no se encuentra precisamente registrado en las “tradicionales” fuentes de consulta, sino más bien, en la memoria, el trayecto biográfico y la interpretación de los procesos sociales de los uniformados, para cuyo rastreo la entrevista en profundidad nos pareció el instrumento más adecuado. Por otro lado, consideramos que el reconocimiento de dichas variables implicaba una rigurosa pesquisa de nuestra parte, que se expresó en la necesidad de trabajar con un máximo de testimonios no interpretados previamente por terceros. Es así como también dichas entrevistas arrojaron innumerables detalles no considerados por otras investigaciones y que hemos incluido con el ánimo de contribuir a la necesaria verdad histórica de nuestro país. A partir de lo ya señalado creemos estar en condiciones de presentar la estructura general de la presente investigación, que se hilvana en torno a seis capítulos, cinco de los cuales dan cuenta del movimiento “frondista” en las Fuerzas Armadas a partir del análisis de proyectos sediciosos que tuvieron lugar en los años sesenta y setenta. Desde esta perspectiva, en el capítulo primero, la exposición histórica de lo que fue el desarrollo profesional y doctrinario de las Fuerzas Armadas durante el siglo

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XIX y buena parte del siglo XX, busca introducirnos en la compleja cosmovisión militar. A partir del capítulo segundo, analizamos la problemática militar de los años sesenta, y que desde nuestra perspectiva, gatilló la “fronda militar” que culminó el 11 de septiembre, reconociendo al “tacnazo” de octubre de 1969 como el movimiento militar que sintetizó y expresó dicha realidad institucional. En el capítulo tercero, profundizamos en la evolución que experimentó el intervencionismo castrense en el período inmediatamente posterior al “tacnazo”, que en sus líneas centrales comenzó a expresar una abierta crítica al Estado, siendo el fallido complot el 25 de marzo de 1970 el movimiento que sintetizó dicho escenario. En el capítulo cuarto, junto con diagnosticar el estado de avance del proyecto intervencionista, intentamos graficar las diversas sensibilidades que coexistieron al interior de las Fuerzas Armadas en torno a la materialización del perfil institucional, resultando, el complot de octubre de 1970 una pieza clave para comprender dicha problemática. En el capítulo quinto, explicamos como las relaciones que estableció la UP con las Fuerzas Armadas amainaron las posibilidades de materializar el proyecto intervencionista antes de 1973, así como también, damos cuenta del permanente llamado a la intervención que expresó un sector de la civilidad. Finalmente, en el sexto capítulo, abordamos la última fase de la llamada “fronda militar”, que como ya señalamos, se expresó en la implementación y materialización del golpe militar.

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Capítulo Primero: “Las Fuerzas Armadas: Orígenes, Profesionalización y Participación Política. 1810-1955.” El presente capítulo pretende introducir al lector en la desconocida y a veces compleja temática de las Fuerzas Armadas. Para ello hemos considerado pertinente centrar este análisis preliminar en tres aspectos que nos parecen relevantes tener en cuenta a la hora de adentrarnos en los orígenes mismos de la fronda militar del 11 de septiembre. Nos referimos a la génesis de cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas, su desarrollo profesional y doctrinario y por último, a los intentos de protagonismo político que han desempeñado éstas a lo largo del período histórico que comprende este capítulo. Cada uno de estos temas será expuesto y analizado sucintamente, profundizando sólo en aquellos aspectos que nos parezcan relevantes a la luz de la presente investigación. Esta determinación, quizás arbitraria para el lector, se debe a que la temporalidad de este capítulo escapa al marco histórico de la presente investigación y no forma parte, en muchos casos, del tema de investigación que aquí pretendemos abordar, teniendo sólo una utilidad introductoria a nuestro tema de estudio. En efecto, conocer y comprender la problemática y cosmovisión militar resultan para esta investigación elemental, en el entendido de que a través de ellos podemos alcanzar los objetivos planteados en el presente trabajo. Con el fin de lograr una exposición clara y ordenada de los antecedentes ya mencionados, procedimos a dividir el siglo y medio que comprende este capítulo en tres períodos. Esta división fue realizada a la luz de los grandes hitos que se registraron al interior de las Fuerzas Armadas. El primero de ellos abarca los años 1810 a 1914 y enfatiza la profesionalización primaria a la que tuvo acceso el mundo militar. En el segundo período que comprende los años 1914-1932 se exponen las características que adoptaron las Fuerzas Armadas frente a la crisis de la República Parlamentaria y el protagonismo político que desempeñaron más tarde. El tercer y último subperíodo nos introduce en la evolución que experimentaron las Instituciones de la Defensa Nacional bajo un importante período histórico en el que estuvo vigente el marco de la constitución de 1925, quedando desde nuestra perspectiva abierto el espacio para analizar en profundidad los distintos antecedentes que se sucedieron en la década del sesenta y parte del setenta al interior de las Fuerzas Armadas, y que sin lugar a dudas constituyen la antesala del 11 de septiembre de 1973. A.- La Profesionalización de las Fuerzas Armadas Chilenas: (1810-1914)

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La acepción de Fuerzas Armadas como cuerpo colegiado de distintas instituciones de carácter militar, que posee directrices institucionales y profesionales comunes, es sin lugar a dudas un término moderno. Durante el siglo XIX el factor militar en Chile estuvo constituido por el Ejército y la Marina, cada uno con sus respectivas direcciones y tareas, las cuales eran uniformadas ocasionalmente en caso de conflicto bélico tras la figura del Ministro de Guerra y Marina. 7 La ausencia de un organismo castrense de características globalizadoras permanentes, como lo es hoy en día el Estado Mayor de la Defensa Nacional (E.M.D.N.), determinaron en gran medida el carácter improvisado que presentaron las instituciones de defensa decimonónicas. Hacia el siglo XX surgieron los otros dos componentes con que hoy cuenta las Fuerzas Armadas en nuestro país. El primero de ellos fue Carabineros, que a fines de la década del veinte surgió como una forma de alivianar las tareas de orden interno que venían recayendo sobre el Ejército y estructurar bajo un mando las tareas de orden y seguridad interna en el país.8 Hacia los años treinta, el desarrollo experimentado por la tecnología aérea hizo imprescindible separar del Ejército y la Armada aquellos elementos que se venían dedicando a profundizar y estructurar la defensa por aire de Chile, surgiendo así la Fuerza Aérea de Chile, FACH. Como ya lo señaláramos, el monopolio de la fuerza se materializó en Chile con la fundación de Ministerio de Guerra y Marina bajo el gobierno de O´Higgins y la posterior redefinición que sufrió esta cartera bajo el llamado Estado Portaliano. La evolución y complejización que experimentó la guerra y las instituciones que tienen por misión evitarla, así como también su ligazón con el Estado, determinaron que durante los años treinta surgiera en Chile el Ministerio de Defensa Nacional (M.D.N.)9. Por último, hacia la década del cuarenta surgió otro importante órgano para este estudio, nos referimos al E.M.D.N, tras el cual los militares persiguieron una uniformidad político-estratégica de las Instituciones de la Defensa en materia de

7 Hasta 1898 las Subsecretarías de Guerra y Marina permanecieron normalmente refundidas en un sólo ministerio, pero con dos líneas paralelas de mando: una sobre los Cuerpos del Ejército y otra sobre la Marina de Guerra. Cada una de estas líneas de mando estaban regidas por ordenanzas diferentes que fueron heredadas por Chile desde la Colonia. En caso de conflicto bélico la conducción político-estratégica permanecía bajo el control del Ejecutivo, a través del Ministerio de Guerra y Marina. Terminados los conflictos, los mandos en jefe y sus estados mayores se disolvían, reintegrándose los cuerpos de línea a las respectivas áreas jurisdiccionales de los intendentes y gobernadores. Toledo Leal, G. “Continuidad histórica y orgánica de la infantería de marina en la Armada de Chile”, En Revista de Marina Nº 6, 1999. Pag. 523. Desde este punto de vista es sostenible afirmar que la creación del Ministerio de Guerra y Marina bajo el gobierno de O`Higgins buscó expresar una de las cualidades de todo Estado moderno, como lo es el monopolio de la fuerza. 8 Si bien es cierto que técnicamente Carabineros no pertenece al Ministerio de Defensa ni a las Fuerzas Armadas, para efecto de este trabajo lo consideraremos como si perteneciera debido a su participación en el movimiento militar de septiembre de 1973 y el posterior Régimen Militar. 9 El Ministerio de Defensa Nacional fue fundado por el Presidente Juan Esteban Montero el 4 de marzo de 1932, y fue producto de la fusión de los Ministerios de Guerra y Marina y la Subsecretaría de Aviación, dependiente del Ministerio del Interior, con el fin de modernizar aquella cartera que mantiene ligadas administrativamente a las Fuerzas Armadas al poder civil.

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seguridad externa e interna del país, que pusiera a las Fuerzas Armadas en el centro del desarrollo político-social. 10 A continuación nos adentraremos en el estudio de los orígenes y características con que surgió cada una de las ramas que hoy forman parte de las Fuerzas Armadas. 11 En este sentido tenemos que partir por señalar que el Ejército de Chile fue la primera institución de carácter militar que tuvo nuestro país. Sus orígenes los hallamos en el Decreto del 2 de diciembre de 1810 que dictó la Primera Junta Nacional de Gobierno. Tras este acto es quizá posible evidenciar el primer contacto del mundo militar chileno con el poder político, en el entendido de que un número no despreciable de miembros de la Junta fueron oficiales-criollos del aparato militar colonial que adhirieron al “movimiento juntista” hispanoaméricano.12 El carácter caudillista con que surgió esta institución, y cuya mayor expresión lo constituyeron durante la gesta emancipadora O´Higgins, Carrera y Freire, fue cediendo lentamente a la estructura de un Ejército formal.13 En efecto, tras el triunfo de los conservadores en la “Batalla de Lircay” y el inicio del llamado Estado Portaliano en los años treinta del siglo XIX, el Ejército fue sometido al poder civil poniéndose fin temporalmente a las continuas intervenciones en la arena política que se habían registrado durante la segunda década de ese siglo.14

10 Esta moderna noción de Fuerzas Armadas, vinculada no sólo a la seguridad externa sino también interna, y el rol nuclear que se auto asignan en ella los uniformados en el desarrollo del país, fue uno de los grandes aportes teóricos que provino desde las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, cuyos lazos se iniciaron después de la Segunda Guerra Mundial. Al respecto Samuel Huntington señala que luego de la Segunda Guerra Mundial el protagonismo militar en el quehacer político norteamericano fue mayor como una manera de garantizar que la seguridad militar de los EE.UU. no fuera descuidada por los encargados de tomar decisiones políticas. Mayores antecedentes acerca de este fenómeno en: Huntington, Samuel: El soldado y el estado: teoría y política de las relaciones cívico-militares. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1995. Capítulo 13. Págs. 345-369. 11 Por cronología, el desarrollo institucional de Carabineros y la Fuerzas Aérea será expuesto en la segunda parte de este capítulo. 12 En torno al temprano protagonismo político desempeñado por los militares chilenos existen hoy distintas posturas. Mientras algunas califican a ésta como una estrategia de la clase dominante por contar con fuerzas funcionales a sus intereses de grupo; otros reafirman a través de ella el rol fundacional y nuclear que desempeñan los uniformados en el desarrollo político del país. Al respecto ver: Ramírez Necochea, Hernán: Fuerzas Armadas y Política en Chile (1810-1970). Casa de las Américas. La Habana, Cuba 1984; Molina Jonson, Carlos: Chile: Los Militares y la Política. Editorial Andrés Bello. Santiago, Chile 1989. 13 Dicho caudillismo se ejerció fundamentalmente desde Concepción y sus alrededores, zonas que concentraron gran parte de las fuerzas militares hasta la primera mitad del siglo XIX. Esta concentración de fuerzas militares en el centro sur de Chile fue una de las características heredadas por nuestro país desde el período colonial, en donde la Guerra de Arauco determinó la presencia de un fuerte contingente militar en las cercanías del Río Bio Bio. 14 Tras la renuncia de Bernardo O´Higgins al cargo de Director Supremo en 1823, el intervencionismo militar se expresó a partir de diferentes caudillos. La Junta Gubernativa que sucedió a O´Higgins y que estuvo dirigida por Agustín Eyzaguirre, Fernando Errázuriz y José Miguel Infante, fue rápidamente desconocida por el general Ramón Freire, entonces jefe militar en Concepción. En octubre de 1825 el general Freire, entonces Director Supremo, fue depuesto momentáneamente del poder por el coronel José Santiago Sánchez. Durante el ensayo de las leyes federales en 1826, esta situación empeoró y se expresó en motines y los cuartelazos, en la impotencia de las autoridades, y la falta de fondos fiscales, que mantenían impaga a la administración pública-y al propio Ejército- durante meses. Hacia 1829 esta realidad se expresó en el desconocimiento de las asambleas provinciales de Concepción, Chillán y Maule (en donde los militares tenían gran presencia) al procedimiento constitucional para elegir Presidente y Vice Presidente de la República, que originó un enfrentamiento entre un Ejército constitucional, al mando del general Freire, y el del sur al mando del general Joaquín Prieto. Mayores antecedentes acerca de este proceso en: Molina Jonson, Carlos. Op cit. Vial Correa; Gonzalo: Historia de Chile. Editorial Santillana 1994.- Si bien es cierto que las intervenciones de los uniformados en el campo político se siguieron registrando una vez iniciado el orden partaliano, éstas fueron legitimadas por la sociedad. En efecto, después de 1830 fueron elegidos Presidente de la República los generales Joaquín Prieto y Manuel Bulnes, quienes ejercieron el poder hasta 1851 donde se produjo la primera elección de un Presidente civil, como lo fue, Manuel Montt.

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El caso de la Armada no es tan distinto al que hemos descrito aquí en relación al Ejército. La institución naval fue fundada bajo el gobierno de Bernardo O´Higgins en 1818 con el nombre de Escuadra Nacional.15 Al igual que su homólogo terrestre, la incipiente marina chilena se caracterizó por contar con una modesta dotación de barcos y hombres, todos ellos sin experiencia y asimilados a través de un “...sistema de enganche voluntario, dado que las escuelas de clases aún no existían.” 16 Sin embargo, a diferencia del Ejército, en la institución militar naval el caudillismo al parecer estuvo ausente durante su fase de gestación. El liderazgo y disciplina británica que impuso desde sus orígenes Lord Thomas Cocharne al mando de la Escuadra, otorgaron a esta rama un carácter aparentemente más formal que el Ejército. En relación al monopolio del poder militar por parte del Estado, éste logró materializarse, sin mucho éxito, bajo el gobierno de O´Higgins tras la creación del Ministerio de Guerra y Marina, siendo Diego Portales quien logró imponer una dirección política centralizada a las fuerzas militares. En efecto, hacia este mencionado período se produjo un proceso de reordenamiento y sometimiento de los uniformados al poder civil, el que se caracterizó por marginar al estamento militar de las grandes decisiones del Estado. Con este fin se creó un cuerpo militar paralelo que fue conocido como Guardia Cívica, que tuvo por finalidad resguardar el nuevo orden ante cualquier intento de subversión por parte del Ejército y la Escuadra, también se redujo el presupuesto del Ministerio de Guerra y Marina y se expulsó de las filas a aquellos uniformados que disentían del orden conservador y que habían creado un Ejército que apoyó a los liberales en la Guerra Civil.17 Desde esta perspectiva, el rol asignado a las Fuerzas Armadas fue limitado. En el caso del Ejército, éste se orientó a cumplir labores de policía interna, “que limpiaba los campos de montoneros y cuatreros, consolidaba la frontera sur y llevaba una lánguida guerra fronteriza contra los mapuches.” 18 En la Armada en tanto, la situación no varió sustancialmente a la de años anteriores: su reducido personal continuó velando por la soberanía de Chile en el Pacífico, orientando con mayor intensidad estos esfuerzos hacia el sur austral de nuestro país. Como se desprende de los párrafos anteriores, durante gran parte del siglo XIX las Fuerzas Armadas carecieron de criterios unívocos de acción que surgieran desde sus propias direcciones. El sometimiento al poder civil se explica por la ausencia de una doctrina y perfil militar que les permitiera realizar un cuestionamiento de fondo al Estado. Estos elementos llegaron a ambas instituciones desde el exterior y se

15 Durante gran parte del siglo XIX la Marina fue conocida con el nombre de Escuadra Nacional. El cambio de nombre se registró tras la llamada “Guerra contra España” entre los años 1865-66, pasándose a llamar Armada Nacional. 16 Según testimonios recogidos, gran parte de los primeros marineros asimilados por la Escuadra fueron hombres “arrancados” de las cantinas, bares y calles de los principales puertos y puestos al servicio del país luego de una rápida familiarización con el manejo esencial de los buques. ENTREVISTA: Capitán de fragata Hugo Ponce. 04/05/99.- 17 Mayores antecedentes acerca de este proceso en: Varas, Augusto; Agüero, Felipe; Bustamante, Fernando: CHILE, DEMOCRACIA Y FUERZAS ARMADAS. FLACSO 1980 18 Ibid. Pág. 12.

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constituirán en los fundamentos que hoy sustentan a las Instituciones de la Defensa en Chile. 19 En efecto, las características enunciadas en el párrafo anterior se mantuvieron casi inalterables en las Fuerzas Armadas hasta la Guerra del Pacífico (1879-1883), conflicto que a pesar de la victoria que obtuvo Chile, dejó en evidencia un conjunto de debilidades que afectaban a las Fuerzas Armadas, entre los que cabe mencionar el carácter voluntarista de la función militar que impidió contar con elementos capaces y aptos para la desempeñarse en dichas funciones, así como también, la falta de equipamiento y de modernización de los pertrechos militares. Esta situación, sumada a la necesidad de defensa de los enclaves mineros conquistados tras la mencionada guerra, a los problemas limítrofes con Argentina y el sometimiento de la Araucanía, reafirmaron ante el Estado la necesidad de modernización de las Fuerzas Armadas, tarea que fue encomendada a misiones militares extranjeras en ritmos desiguales. El Ejército fue la primera institución que modernizó el Estado. La profesionalización prusianiana que caracteriza hasta hoy a esta institución se inició bajo la administración de Domingo Santa María. A grandes rasgos ésta consistió en la adopción de la doctrina y organización militar alemana.20 Según estudios que han profundizado en este proceso, se pueden distinguir tres fases en esta modernización del Ejército. La primera se inició con la llegada de las primeras misiones militares prusianas encabezadas por Emil Körner. Durante esta fase los estudios señalan que la modernización institucional apuntó a crear una nueva cosmovisión al interior de Ejército, que se funda en la adhesión a dos grandes ideas. La primera de ellas se vincula con el “mito del vencedor”, tesis que postula que la valentía y éxitos bélicos chilenos fueron “producto de la fusión hispano americana a través de la mezcla entre varones españoles y mujeres indias.” La segunda idea se relaciona con el rol educativo del Ejército, en donde se enseñan valores tales como el respeto a la propiedad privada, la puntualidad, la limpieza, la disciplina, la honradez y la higiene21, entre otras. Desde el punto de vista estructural y operativo, las mismas fuentes señalan que durante este período la profesionalización del Ejército se vio afianzada con la fundación de la Academia de Guerra, organismo eminentemente planificador que vino a otorgar un carácter más racional a la función defensiva que cumple esta institución. La segunda fase o período de profesionalización se inició con la llamada Guerra Civil de 1891 que puso fin a la República Liberal. Durante este conflicto intestino el Ejército nuevamente se dividió.22 Mientras el grueso de las filas militares liderados

19 Nos referimos a los procesos de profesionalización a los que fue sometido el Ejército y la Armada hacia fines del siglo XIX, así como también, a la influencia que ejerció Estados Unidos a través de la Doctrina de Seguridad Nacional. 20 Para tener una idea más acabada del proceso profesionalización del Ejército VER: Quiroga, Patricio; Maldonado, Carlos: El prusianismo en las Fuerzas Armadas chilenas. Ediciones Documentas 1989. 21 Quiroga; Patricio, (et al). Op cit. Pág. 47. 22 Una primera división significativa que se registró al interior del Ejército durante el siglo XIX fue la que se produjo en torno a la llamada “Revolución de 1829” que terminó con el predominio del sector conservador en dicha institución en particular y cuya expresión política fue la llamada República Autoritaria.

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por el general Manuel Baquedano apoyó al Presidente Balmaceda, un sector minoritario encabezado por Emil Körner se alió con el bando congresista, opositor al Presidente. Las razones que al parecer estuvieron detrás de esta división de la principal Rama de las Fuerzas Armadas, se pueden sintetizar en dos ideas. La primera se relaciona con la tesis de que Körner creyó que sumándose al bando congresista llevaría de mucho mejor forma su proyecto de reorganización castrense.23 Mientras que otros estudios señalan que la inclinación de Körner se explica porque el oficial germano provenía y respondía a los intereses de la clase dominante alemana (los Junker), al apoyar al Congreso no hacía otra cosa más que sustentar la expansión alemana y sus intereses en los enclaves salitreros.24 Tras el triunfo del bando congresista, los estudios referidos al tema dan por iniciada la tercera y última fase de este proceso de modernización prusiana en el Ejército. Este período se inició por un proceso de purga de las filas de la institución de todos aquellos oficiales contrarios al modelo salitrero exportador inaugurado por el parlamentarismo. Según las fuentes consultadas, durante este período la reorganización del Ejército adquirió rasgos claramente compulsivos, que van desde la adopción por parte del Estado Mayor del Ejército chileno de la misma estructura del Estado Mayor del Ejército alemán, a la imitación del mismo uniforme del Ejército germano.25 Según las palabras del general Carlos Sáez, este proceso se caracterizó por “...un afán de imitar...no sólo...reglamentos, métodos de instrucción y costumbres militares del Ejército germano, sino (que en) transformar a nuestros soldados, que nada tienen de alemanes, en militares prusianos de nuevo cuño.” 26 Desde el punto de vista ideológico esta fase vino a consagrar la misión educativa antes esbozada a través de la introducción del Servicio Militar Obligatorio (SMO). A través de ella el Ejército tuvo la oportunidad de inculcar masivamente valores militares en las nuevas generaciones del país, así como también servir al desarrollo nacional a través de la estricta enseñanza cívica y moral a la que eran sometidos los reclutas. De esta manera la institución se autoasignaba el rol de “la gran escuela educadora de nuestro pueblo y la verdadera base de la democracia ordenada, obediente y limpia.” 27 Por otro lado, hacia este mismo período es posible distinguir los primeros indicios de rechazo por parte del Ejército hacia aquellas ideologías que cuestionaban el orden oligárquico-parlamentario. En efecto, tanto el marxismo como el anarquismo en boga con el naciente movimiento obrero chileno, no pasaron desapercibidos por los militares, quienes vieron en ellos un peligro permanente al cuestionar éstos la existencia misma de las instituciones armadas. Ante esto, los uniformados reafirmaban la defensa de la guerra como “un mal necesario...cien 23Arriagada, Genaro. El pensamiento político de los militares. Impresor Salesianos, 1985. Pág. 73 24Quiroga, Patricio; Maldonado, Carlos. Op.cit. Pág. 60-63. 25 Sáez, Carlos: Recuerdos de un soldado. el ejército y la política. Tomo I. Ercilla 1934. Pág. 22 La necesidad de expulsar de las filas del Ejército aquellos oficiales “balmacedistas” se explica fundamentalmente porque a través de ella se buscó eliminar cualquier posible cuestionamiento al modelo militar germano, cuyos representantes en Chile habían terminado por oponerse al proyecto del Presidente Balmaceda. 26 Idid. Pág. 28. 27 Aylwin, Mariana; Alamos, Ignacia: “Los Militares en la Época de Don Arturo Alessandri Palma.” EN Orrego Vicuña, Claudio: Siete ensayos sobre Arturo Alessanri Palma. ICHEH, 1979. Pág. 310-314.

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veces preferible al que pueda acarrearnos esas teorías mal sanas que algunos pregonan contra la defensa nacional.”28 Es así como el carácter anti-izquierdista del Ejército chileno en particular y de las Fuerzas Armadas en general es posible reconocerlo desde los tiempos del influjo prusiano que, a pesar de su alejamiento y posterior decadencia, se mantuvo vigente al interior de los cuarteles. El alejamiento de las misiones militares germanas de nuestro país coincidió con el estallido de la Primera Guerra Mundial, tras la cual los instructores militares alemanes debieron regresar a su país para asumir responsabilidades en el desarrollo del conflicto. La derrota que sufrió el Ejército germano en la “Gran Guerra” no produjo un profundo cuestionamiento al interior del Ejército chileno acerca de las virtudes del modelo militar adoptado. El desarrollo que experimentó el Ejército luego del alejamiento de las misiones militares estuvo supeditada a la crisis del modelo salitrero exportador, que se manifestó en críticas de orden económico, social, profesional y político hacia el orden oligárquico-parlamentario que aparecía como ineficiente para enfrentar los grandes problemas institucionales y nacionales. En relación a la profesionalización de la Armada esta se inició bajo el gobierno de Manuel Balmaceda 29 y consistió en la adopción del modelo británico de fuerza naval. Si bien es cierto que esta institución desde sus orígenes mostró una cierta orientación inglesa, no fue hasta fines del siglo XIX cuando dicha influencia se hizo más evidente. Dentro del proceso modernizador de la marina nacional es posible advertir dos etapas. La primera de ella consistió en un crecimiento agresivo de esta arma bajo el gobierno de Balmaceda. En efecto, dentro de las prioridades de la política internacional que mostró nuestro país en este período, estuvo el fortaleciendo de su fuerza naval debido al protagonismo comercial que había venido adquiriendo Chile a través del puerto de Valparaíso. En este sentido la adquisición de buques y material de guerra a Inglaterra y el crecimiento de efectivos fueron las principales características que adoptó esta etapa.30 El segundo período y el más significativo en este proceso modernizador de la Armada se inició bajo el gobierno del almirante Manuel Montt, bajo la llamada República Parlamentaria. En efecto, bajo dicha administración el crecimiento en infraestructura y material que se venía registrando con anterioridad se acentuó

28 Capitán F. Galdamez. El ejército y la civilización. Memorial del Ejército de Chile 1909. EN: Arriagada, Genaro. Op. cit. Pág. 94. Ante los ataques del cual fue objeto el aparato militar por parte de las ideologías anti-militaristas, juicios como el siguiente primaron en la visión de la oficialidad: “La dedicación entera al servicio por parte del superior, la preocupación constante por el bienestar de la tropa contribuirá a combatir los avances del socialismo que puede invadirnos en un futuro no lejano”. Capitán Alberto Muñoz. “El problema de nuestra educación militar”. Santiago, 1914. Pág. 45. EN: Quiroga; Patricio. Maldonado; Carlos. Op.cit. Pág. 82. En este mismo sentido, el tenor de algunos escritos publicados en la prensa contra las instituciones armadas queda reflejado en las siguientes ideas: “Hoy es el día en que debemos según la ley acudir al cuartel, a esos centros de corrupción, a instruirnos en las armas para que cuando llegue el caso de defender los intereses de los ricos, nos convirtamos en asesinos de nuestros compañeros...” EN: Arriagada; Genaro. Op cit. Pág. 88. 29 Contradictoria fue, sin embargo, la actitud que expresó la Armada hacia el gobierno del Presidente Balmaceda. La institución naval prefirió profundizar sus relaciones con Inglaterra y su armada apoyando al bando congresista que respaldaba los intereses salitreros británicos. 30 Varas, Augusto; Aguero, Felipe; Bustamante, Fernando. Op cit. Pág. 23.

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aún más, llegando a ubicar a nuestra Armada entre las diez más poderosas del mundo 31 Desde el punto de vista organizativo y doctrinario, se produjeron importantes cambios al formalizarse los contactos técnicos que se venían registrando con la marina británica. Al igual que en el Ejército, este proceso se caracterizó por una estrecha cercanía entre ambas fuerzas navales que se expresó en que más de un centenar de oficiales chilenos profundizaran sus conocimientos en Inglaterra, así como también los cambios de orden organizativo que ejerció el modelo inglés al fundarse en Chile la Academia de Guerra Naval, dirigida en sus orígenes por instructores británicos, que se expresó, entre otras cosas, en una reestructuración general de la Armada al crearse la Dirección General de esta arma y en los cambios que sufrió la malla de estudios de la Escuela Naval al incorporarse nuevas asignaturas, servicios y especialidades. Todo este complejo proceso de crecimiento institucional estuvo acompañado, naturalmente, de un número de efectivos que hicieran frente a las nuevas características adoptadas por la institución. 32 Desde el punto de vista doctrinario, la influencia externa en la Armada chilena se expresó, al igual que el Ejército, en la configuración del perfil profesional a partir de la noción de universalidad o de síntesis de la nacionalidad que representan los marinos, recurriendo para ello a elementos tales como raza, espíritu de servicio, abnegación y valentía. “…condiciones que posee todo marino y que entrega voluntaria y amorosamente a su patria.” 33 Las similitudes entre ambos perfiles doctrinarios se debe fundamentalmente a que el fin que persiguen ambas instituciones es el mismo,34 siendo distinto sólo el área en donde se desempeñan las funciones profesionales. Las diferencias entre ambas concepciones las encontramos, sin embargo, en los énfasis que cada una de las ramas militares otorga a los elementos constitutivos de la chilenidad.35 En efecto, para la Armada es mucho más relevante la abnegación, valentía, esfuerzo y la formación católica que la noción de raza mestiza que rescata el Ejército.36

31 Ibid. Pág. 24. 32 Idib. Pág. 24 33ENTREVISTA Capitán de Fragata Hugo Ponce 04/05/99.- 34 En el entendido de que la defensa de la soberanía nacional es el principal objetivo de cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas 35 La chilenidad es entendida por las Fuerzas Armadas como un estilo de vida que se caracteriza por la vivencia permanente de los valores fundadores del país, así como también, la defensa de los intereses nacionales y símbolos patrios. 36 A partir de diferentes conversaciones con los uniformados y lectura de algunos de sus libros es factible llegar a esta conclusión. En este sentido el almirante José Toribio Merino en sus Memorias nos aporta algunos elementos cuando especifica las diferencias que existen entre los marinos y los hombres que siguen otras profesiones y disciplinas. En las páginas que dedica a explicar estas diferencias, Merino se explaya sobre dos puntos: la alta exigencia académica a la que están sometidos los marinos, que demanda una alta dedicación y esfuerzo por parte de los jóvenes aspirantes y la firme formación católica familiar, propia de nuestra cultura chilena. EN: Merino; José Toribio: Bitácora de un Almirante. Memorias. Editorial Andrés Bello, Santiago 1998. Págs. 291-303 En este mismo sentido el general Julio Canessa Robert señala que “La lejanía y el relativo aislamiento del país contribuyeron a formar una raza homogénea, merced a la fusión permanente de la sangre europea, predominantemente española, y la indígena. El Ejército, principalmente, y después las otras instituciones encargadas de la defensa...contribuyeron a formar la matriz de la que se fue forjando y desplegando la nacionalidad.” EN: Canessa; Julio: Quiebre y recuperación del orden institucional en Chile. El Factor Militar 1924-1973. Emérida Ediciones 1995. Pág. 255

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Quizá una de las razones de fondo que sustente estos distintos énfasis se relacione, para el caso de la Armada, con una búsqueda de ésta por contar dentro de sus filas a los “mejores chilenos”, noción que no sólo se funda en principios y valores que debe poseer el aspirante a oficial, sino también en condiciones económico-sociales concretas que permitan, al igual que sus homólogos ingleses que sirven a la Real Armada Británica, recibir una estricta educación que los transforme en modelos para las otras instituciones y el país en general.37 El proceso de profesionalización de la Armada estuvo supeditado, al igual que el del Ejército, a los vaivenes de la política internacional europea. El estallido de la guerra recién entrado el siglo XX determinó el alejamiento temporal de las misiones militares británicas, con las cuales se mantuvo un estrecho contacto técnico-profesional, que sin lugar a dudas incidió en la posterior evolución doctrinaria de la Armada Nacional.38 B) Ensayos Político-Militares: (1914-1932) El alejamiento de las misiones militares extranjeras durante los primeros años de la pasada centuria, no se tradujo en un desconocimiento del legado ideológico y organizativo heredado de las misiones militares foráneas. En efecto, el desarrollo institucional experimentado por dichas instituciones armadas durante el período “de entre guerras” demostró que no hubo modificaciones en estas materias. El desarrollo institucional que siguieron las Fuerzas Armadas durante los primeros lustros del siglo XX, parece indicar que éste estuvo vinculado al fortalecimiento al desarrollo institucional alcanzado con el aporte de las misiones militares extranjeras. En este sentido tendríamos que señalar que los uniformados comenzaron a identificar los vaivenes de su desarrollo, con la existencia de la crisis política, económica y social que manifestó el modelo económico basado en la exportación salitrera que hizo suyo el Estado Parlamentario.39 En efecto, hasta septiembre de 1924, los institutos castrenses incubaron una serie de críticas en torno a cómo la oligarquía parlamentaria enfrentaba la crisis salitrera, que en definitiva se tradujo en un cuestionamiento de fondo al régimen

37 Las características elitistas de la Real Armada Británica fueron imitadas en Chile. A partir de ello es factible comprender el carácter “aristocrático” que presenta esta arma, que se expresa para cualquier interesado en pertenecer a ella en los altos costos económicos que significa entrar a la Escuela Naval, así como también, la severa educación británica a la que son sometidos los aspirantes a la oficialidad. 38 A pesar de la cercanía de la Armada Nacional con su homólogo norteamericano desde la Guerra Fría, los contactos y asesoría técnica, derivada de las compras de material de guerra a la Real Armada Británica, se mantienen hasta nuestros días, no existiendo por otro lado diferencias de orden ideológico entre las armadas anglosajonas, sino más bien un mutuo complemento que ha sido recogido por la Marina Nacional. 39 El modelo de desarrollo monoexportador del “Parlamentarismo chileno” (1891-1925) se transformó en un escollo para el desarrollo profesional de los uniformados. La dependencia de la economía chilena del precio del salitre, y más tarde, la caída de éste en los mercados internacionales, mantuvo a las Fuerzas Armadas sumidas en su crisis económica y logística de proporciones. Por otro lado, el desorden callejero derivado del malestar popular y el permanente uso de las Fuerzas Armadas por parte de los sucesivos gobiernos parlamentarios para reprimir las huelgas, tomas y protestas, comenzaron a incubar en los uniformados un “sentimiento antiparlamentario” que se expresó en 1924 con una intervención militar en el campo político. EN: Canessa; Julio. Op cit. Págs. 38-45

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oligárquico parlamentario, que versó en aspectos económicos, sociales, profesionales y políticos.40 Desde el punto de vista económico, el modelo abierto al exterior que venía aplicando el Estado Parlamentario se proyectó hacia el mundo militar. La dependencia de los mercados internacionales por parte de las Fuerzas Armadas en lo que a material bélico se refiere, hizo crisis al estallar la Primera Guerra Mundial y reducir el Estado chileno el gasto destinado a Defensa, comenzando una etapa de obsolencia de material de guerra como de sus instalaciones. A partir de lo anterior se comenzó a desarrollar al interior de los cuarteles una postura más bien industrialista que buscó terminar con la dependencia del extranjero y el fortalecer la industria nacional. Para el entonces capitán Luis Urrutia “...era necesario independizarnos de la industria extranjera pues sólo así seremos financieramente grandes, ya que los intereses de nuestros capitales quedarán en el país... y no correríamos peligro de vernos desprovistos de cuanto necesitemos en caso de guerra.” 41 Esta postura industrialista que surgió en el seno de las Fuerzas Armadas por una coyuntura específica, no tardó en transformarse en un proyecto de desarrollo nacional, que los uniformados pusieron en ejecución cuando se toman el poder a mediados de los años veinte. En el aspecto social, las Fuerzas Armadas criticaron el modelo oligárquico por su incapacidad para resolver los problemas del naciente proletariado del norte grande de nuestro país. En este sentido creemos conveniente distinguir dos matices que sustentaron la actitud cuestionadora que hicieron manifiesta los uniformados. En primer lugar, existió por parte de las Fuerzas Armadas una cierta sensibilidad hacia la llamada “cuestión social”. Si bien es cierto que los uniformados miraron con desprecio las doctrinas anarquistas y marxistas que abrazó el naciente proletariado, no dejaron por ello de preocuparse paternalistamente de los innumerables problemas que afectaron a los obreros. Así por ejemplo para el teniente René Montero, “los conceptos de solidaridad humana y de justicia social alcanzan (...) una amplia y generosa significación y siento por los desamparados y los débiles una honda simpatía que arranca desde lo más delicado de mi ser.” 42

40 Las críticas del mundo castrense hacia el orden parlamentario se dieron a conocer a través de artículos publicados en sus respectivas revistas institucionales o deliberaciones. En relación a las primeras nos referimos al Memorial del Ejército de Chile y la Revista de Marina. En relación a la primera veáse: Capitán Luis, Urrutia: Las industrias nacionales. MECH año XII, Tomo 2, 1917. Pág. 817; Capitán Marcial; Urrutia. Nacionalización y movilización de industrias militares. MECH, Tomo II 1918. Mayor Ambrosio Viaux: La política y la guerra. MECH año XVI, I Semestre, 1921. Pág. 278. Entre otros. En relación a la Revista de Marina véase: Nauta: La construcción naval de chile. Esfuerzos de la Dirección General de la Armada. RM, Valparaíso, mayo 1901, nº 179. Pág. 456. Capitán de Corbeta B. Barros Merino. Reconstruyamos en el país nuestros destructores y vipers. RM. Tomo LXV, Marzo-abril 1920, nº 376, Pág. 235. Entre otras. Una reseña interesante de las deliberaciones registradas en 1907, 1912, 1917, 1919 y 1924 EN: Charlín; Carlos. Del avión rojo a la republica socialista. Editorial Quimantú 1972.- 41Capitán Luis Urrutia: Las industrias nacionales. Memorial del Ejército de Chile año XII, 2 semestre 1917. EN: Varas, Augusto; Agüero, Felipe. El proyecto político militar. FLACSO 1984 Pág. 55 42 Teniente René Montero Moreno. Orígenes del problema social en chile. Memorial del Ejército de Chile 1921. en: Aylwin, Mariana; Alamos Ignacia. Op cit EN: Orrego Vicuña, Claudio. Op cit. Págs. 317-318. En este sentido interesante resulta el rescate de la problemática obrera que realizó el movimiento de la oficialidad joven de 1924. Al respecto el Comité Militar Rebelde, liderado por Carlos Ibáñez, Bartolomé Blanche y Marmaduque Grove señala que “...es necesario establecer contacto con los gremios obreros u otras instituciones similares, a fin de orientarlos sobre los propósitos del nuevo Gobierno. Oficiales idóneos podrán desarrollar labor

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Por otro lado, los militares cuestionaron al Estado parlamentario la instrumentalización represiva que hicieron con ellos en contra del movimiento obrero, no existiendo por parte del grupo en el poder una verdadera voluntad por solucionar el conflicto social.43 Desde el punto de vista profesional, la principal crítica de los militares hacia el régimen oligárquico consistió en su constante intromisión en materias consideradas como netamente profesionales. Quizá el mejor ejemplo para graficar este malestar uniformado fue la llamada Ley de Ascensos, en donde la participación y consulta al Congreso estaba estipulada por las leyes entonces vigentes. Esta atribución fue vista como una amenaza que atentaba contra la disciplina y espíritu de trabajo que primaba al interior de las instituciones de la defensa.44 En síntesis, la oficialidad visualizaba al poder político como ineficaz, no sólo por atentar contra su desarrollo institucional, sino que además por incapacidad para manejar los problemas propios del país. Para el general Carlos Sáez, el sistema parlamentario era sinónimo de “anarquía en vez de orden; licencia en vez de libertad; peculados en vez de buena administración, favoritismo y no justicia; arrebatos inconsiderados y no ponderación; ambiciones antes que patriotismo.”45 Esta crítica que el mundo militar comenzó a incubar y que se tradujo en la intervención militar de 1924, tuvo manifestaciones concretas entre los años 1907, 1912 y 1919. Es decir, la oligarquía parlamentaria conoció expresiones de malestar institucional con anterioridad al golpe militar, no esforzándose por apaciguar la efervescencia militar.46 Las elecciones presidenciales de 1920 abrieron para el país en general y para las Fuerzas Armadas en particular, la posibilidad de introducir cambios en el sistema político chileno. El triunfo del liberal Arturo Alessandri Palma representó este anhelo. En efecto, Alessandri llegó al poder prometiendo una serie de cambios de orden político-social que fueron compartidos por los militares, sin embargo, “(el Presidente) no consiguió realizar ninguna de las grandes reformas prometidas...los proyectos siguieron trabajosamente los trámites constitucionales...todo hacía presumir que el Congreso no daría al gobierno mayores facilidades.” 47 La férrea oposición de la oligarquía llevó a Alessandri a iniciar una gira electoral en 1924, en búsqueda de la ansiada mayoría parlamentaría que le permitiría materializar sus proyectos. Si bien es cierto que en las elecciones parlamentarias de marzo de 1924 ganó la alianza política que apoyó a Alessandri, ésta no se preocupó durante los

múltiple en este elemento, el convencimiento de que se persigue una obra de regeneración que será fecunda y de beneficiosos resultados para el país.” EN: Charlín; Carlos. Op.cit. Pág. 47 43 Varas, Augusto et al. Op cit. Pág. 318. 44 En relación a la Ley de Ascensos el general Carlos Sáez anota en sus Memorias que “...una buena recomendación bastaba para anular la mejor hoja de servicios. Los oficiales que pertenecían a la alta sociedad tenían asegurada su carrera.” EN: Sáez, Carlos: Op.cit. Pág. 34. 45 Ibid. Pág. 37. 46 Los antecedentes sediciosos que comenzó a expresar el mundo uniformado fueron múltiples. Los más recordados fueron aquellos ocurridos en 1907, cuando un grupo de oficiales se reunió en el Cerro Santa Lucía a fin de discutir la demora en el congreso de la Ley de Ascensos; la formación de la “Liga Militar” de 1912 con miras a derrocar al gobierno y el complot militar de 1919 liderado por el general Amstrong. 47 Sáez, Carlos. Op cit. Pág. 58.

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meses inmediatos a su elección de aprobar los proyectos sociales que reposaban en el congreso desde hacía años, así como tampoco, de responder satisfactoriamente a las demandas militares. 48 La crítica militar hizo crisis cuando los congresistas discutieron un aumento de su dieta parlamentaria, no existiendo para ellos pobreza fiscal o recursos que impidieran su materialización. Así, el 2 de marzo de 1924, mientras se desarrollaba esta discusión en el Senado, concurrieron al hemiciclo, a modo de protesta, oficiales de Ejército pertenecientes a la guarnición de Santiago, con la intención de solicitar la rápida aprobación de los proyectos reformistas de Alessandri referidos a un nuevo Código Laboral y un mejor pago a los militares.49 Ante la exigencia de desalojo de la sala, los uniformados acataron esta petición, pero al momento de retirarse arrastraron sus sables por las escaleras, dando origen al célebre “ruido de sables”.50 El malestar expresado por los uniformados intentó ser capitalizado por el Presidente Alessandri tras un acuerdo de éste con los militares, el que se expresó en la elaboración de un pliego de reivindicaciones que fueron aprobadas por el Congreso ante la presión ejercida por el movimiento castrense.51 El Presidente no contó, sin embargo, que al interior del Ejército surgía un movimiento, encabezado por la oficialidad joven, representada por Marmaduque Grove y Carlos Ibáñez, quienes comenzaron a hablar de un movimiento de regeneración y restauración nacional, provocando un conflicto con el ejecutivo que se resolvió el 24 de septiembre de 1924 con la caída de Alessandri y el inicio de un largo período de intervencionismo castrense.52 El protagonismo político de las Fuerzas Armadas no estuvo ajeno de conflictos internos. En este sentido tenemos que señalar que éstas presentaron en sus inicios una división de carácter horizontal en lo que a soluciones políticas se refiere. En efecto, la oficialidad de la Armada y los oficiales de alta graduación del Ejército fueron proclives a una restauración del orden en crisis a través de leves reformas y la promulgación de las leyes de carácter social e institucional que no habían sido aprobadas por el congreso.53 Otro sector, en el que estuvieron representados oficiales de menor graduación y la suboficialidad, fueron partidarios de una “regeneración nacional” que se expresó en lo político en la creación de una nueva institucionalidad y en lo económico, en la modernización del modelo

48 Las demandas más urgentes de los uniformados se vinculaban al aumento del presupuesto de defensa y de reajuste en sus salarios. 49 Los militares hacen suyo el proyecto de legislación social que el congreso mantiene sin aprobar. EN: Drake, Paúl. Socialismo y populismo. chile 1936-1973. Instituto de Historia Universidad Católica de Valparaíso 1992. Pág. 39. 50 Con el fin de conocer los pormenores de esta protesta castrense VER: Sáez, Carlos. Op. cit. Pág. 74. 51 Los principales puntos contenidos en este acuerdo consignaron una Reforma a la Constitución Política; despacho inmediato de la Ley de Código del Trabajo; Aprobación de Leyes Sociales; Reforma a Ley Orgánica del Ejército; aumento de sueldo de los miembros de las Fuerzas Armadas, exclusión absoluta de los miembros del Ejército y la Marina de las luchas electorales o cualquier acto de índole política. En: Aylwin, Mariana; Alamos, Ignacia. Op.cit. Pág. 341. 52 Cuando hablamos de oficialidad joven hacemos referencia a aquella oficialidad que va desde subteniente a mayor para el caso del Ejército, FACH y Carabineros; subteniente a capitán de fragata para el caso de la Armada. 53 Según estudios abocados a este conflicto intestino la familiaridad de la alta oficialidad con los sectores oligárquicos determinó la postura reformista de este sector. EN: Joxe, Alain: Las fuerzas armadas en el sistema político chileno. Editorial Universitaria, 1970. Pág. 61.

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capitalista a través de la noción de Estado benefactor e industrialista. Como es sabido, fue esta última concepción la que se impuso en los cuarteles.54 El gobierno de Carlos Ibáñez (1927-1931) fue sin lugar a dudas el más representativo de este período de intervenciones militares. La profundidad de los cambios que propició, el tiempo que se mantuvo en el cargo y la adhesión que produjo su imagen al interior de las Fuerzas Armadas, no fueron, sin embargo, suficientes para sustentar su permanencia en el poder. En efecto, la incontrolable crisis económica de los años treinta que generó un malestar social de envergadura terminó con el proyecto ibañista e inició el retorno de los civiles a la arena política a través del fugaz gobierno de Juan Esteban Montero.55 Tras la caída de Ibáñez en julio de 1931, las Fuerzas Armadas iniciaron un profundo proceso de fraccionalismo interno. Según los estudios realizados en relación a esta problemática, las tendencias castrenses oscilaron entre “el nacionalismo corporativo de tendencia fascista...el ibañismo sin duda el sector más significativo en las filas, el socialismo y el constitucionalismo.”56 Bajo este ambiente de búsqueda de un proyecto político que identificara a las Fuerzas Armadas y que se expresó en un divisionismo interno, es posible comprender la sublevación de la marinería el 5 de septiembre de 1931 y la instauración de la fugaz República Socialista en 1932, y por último, los frustrados intentos por reinstaurar el modelo ibañista a través de los efímeros gobiernos de los generales Carlos Dávila y Bartolomé Blanche. De todos los proyectos militares ensayados tras la caída de Ibáñez, el que merece nuestra atención es el que dio origen a la República Socialista.57 En este sentido tenemos que precisar que este movimiento no contó con una identificación masiva al interior de los cuarteles, a partir de lo que es posible comprender su derrocamiento, así como también, que su proyecto difiere de la estricta formación anticomunista en la que fueron educados sus defensores por los instructores alemanes. En este sentido creemos posible señalar, a modo de hipótesis interpretativa que en este contexto de búsqueda de un proyecto político institucional que identificara a las Fuerzas Armadas, los sectores con mayor sensibilidad social creyeron posible concatenar los anhelos de justicia social de los grupos obreros con un bosquejo populista y nacionalista, no existiendo desde nuestro punto de vista, una adhesión hacia el modelo socialista soviético por parte de sus líderes al interior de los cuarteles.58

54 El triunfo de esta última corriente se selló con el golpe de estado del 23 de enero de 1925 tras el cual se iniciaron las transformaciones que el país necesitaba desde la perspectiva castrense que había logrado imponerse. 55 Si bien es cierto que tras el gobierno Montero los uniformados continuaron aventurándose en la arena política, esta gestión marcó el inicio de la “reacción” civil contra el intervencionismo castrense. 56 Maldonado, Carlos. Entre reacción civilista y constitucionalismo formal: las fuerzas armadas chilenas en el periodo 1931-1938. FLACSO Nº 55 1988. Pág. 15; Valdivia, Verónica. Las milicias republicanas: los civiles en armas 1932-1936. Centro de Investigación Barros Arana. Biblioteca Nacional, 1992. Pág. 16. 57 Nos referimos a la fugaces Juntas de Gobierno que proclamaron la República Socialista en Chile entre el 04 de junio de 1932 y el 30 del mismo mes.- 58En un Boletín Confidencial que enviara a sus compañeros de armas el comodoro Marmaduque Grove Vallejo, entonces Ministro de Defensa de la Junta de Gobierno que proclamó la controvertida República Socialista, explicaba la participación suya y de la institución aérea en el movimiento señalando que con ella “...las Fuerzas Armadas avanzan muchos lustros en el camino de la humanidad...” agregando que “...la República Socialista ha destruido intereses demasiados arraigados. La reacción acudirá a todos los medios y ardiles para tratar de destruirnos... En nuestra unión descansan los destinos de la República Socialista y la vida de nuestras propias Instituciones.” A través de las ideas de Grove es factible concluir la identificación de algunos sectores al interior de las Fuerzas

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La crisis y divisionismo institucional que afectó a las Fuerzas Armadas hacia fines de 1932, allanó el camino para el retorno de los civiles al quehacer político. Este último fenómeno se caracterizó básicamente por el sometimiento de los uniformados al orden civil a través de fórmulas que van a resultar marcadoras para el mundo militar. Nos referimos al proceso de purga interna que afectó a todos aquellos elementos que habían expresado su compromiso con los gobiernos de facto; a la reducción del presupuesto de defensa; a la creación de la Guardia Cívica-verdadero cuerpo militar paralelo a través del cual se intentó sofocar cualquier intento golpista-; y por último, la constante marginación de los militares de las tareas del Estado. A todas estas estrategias implementadas por los civiles en el poder se les conoce como “reacción civilista”.59 Antes de pasar a revisar los aspectos que presentaron las Fuerzas Armadas bajo la llamada República Presidencial, resulta conveniente completar nuestro recuento de los orígenes de las instituciones de la defensa. En efecto, hacia el período analizado en esta sección surgieron dos de los restantes organismos castrenses, siendo Carabineros la primera institución al crearse en 1927 y la Fuerza Aérea de Chile en 1930. En relación a los orígenes de Carabineros de Chile tenemos que partir por señalar que la fundación de la policía uniformada correspondió a una fusión de la Policía Fiscal y Municipal con el Cuerpo de Carabineros.60 La dirección centralizada de estos órganos buscó responder satisfactoriamente a la inestabilidad político-social que caracterizó al período de intervencionismo castrense, así como también, alivianar al Ejército de las tareas de orden interno que circunstancialmente venía asumiendo, lo que significó el traspaso de miles de hombres a funciones de orden y seguridad pública.61 Durante sus primeros años de vida, Carabineros mantuvo una dependencia con el Ejército que se tradujo no sólo en el mantenimiento de la dotación de su personal, sino también, en la dirección misma de la institución que fue encomendada a un general de Ejército.62 El regreso de los uniformados a sus cuarteles y el inicio de la llamada República Presidencial abrió paso para el desarrollo institucional. Desde el punto de vista organizativo, Carabineros asumió una estructura interna de carácter líneal o militar dependiente del Estado a través del Ministerio del Interior.63 En este Armadas con un modelo populista como medio válido para zanjar la crisis institucional que venía afectando a las Fuerzas Armadas, no existiendo detrás de ello una adhesión hacia de carácter ideológico a los principios del socialismo internacional. EN: Martínez; Rodolfo. Historia de la fuerza aérea de chile. Imprenta Fuerza Aérea de Chile, s/f Tomo I Pág. 171. 59 Una interesante relación de este proceso en Maldonado; Carlos. Op cit. 60 El cuerpo de Carabineros que adhirió a la fundación de Carabineros de Chile en 1927, estaba conformado por el antiguo escuadrón de caballería del Ejército, que cumplía funciones policiales, y el Cuerpo de Gendarmes para Colonias. 61 La necesidad del Estado chileno de centralizar y especializar las tareas de orden y seguridad, lo llevaron a traspasar miles de hombres a las funciones policiales. Los desequilibrios que originó la implementación del modelo industrialista propiciado por los uniformados requirió contar con un aparato militar con fines represivos para soportar los intereses contradictorios que confluían en el programa industrial. EN: Varas; Augusto et al. Op cit. Pág. 68. En este mismo sentido, el general Julio Canessa R. señala que el Ejército traspasó 3.964 hombres a Carabineros tras su fundación. En: Canessa; Julio. Op cit. Pág 65. 62 Desde su fundación hasta 1931 Carabineros estuvo dirigida por un general de Ejército. El último de ellos fue el general Ambrosio Viaux Aguilar, padre del controvertido general Roberto Viaux Marambio al que nos referiremos en el próximo capítulo. 63 El carácter militar con que surgió Carabineros buscaba terminar, entre otras cosas, con los abusos y corrupciones en que habían caído las instituciones policiales anteriores. Entre las ventajas del modelo lineal de organización figura la facilidad de control, mantención de disciplina y una clara división entre autoridad y responsabilidad. Toda esta estructura estuvo ligada en sus orígenes al Estado a través del Ministerio del Interior, para pasar en 1980 a formar parte del Ministerio de Defensa. Mayores antecedentes acerca

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mismo sentido, la fundación de la Escuela de Carabineros, Escuela de Suboficiales y las distintas instancias de especialización profesional vinieron a estructurar y definir en parte su ambiguo perfil institucional. Al respecto es importante señalar que históricamente Carabineros viene asumiendo funciones múltiples, que sin lugar a dudas han hecho más trabajosa y confusas sus funciones policiales.64 Desde el punto de vista doctrinario, es factible concluir que por los orígenes de Carabineros, hay una significativa semejanza con el Ejército, sin embargo, la lenta acotación de la función policial comenzó a configurar un perfil propio que sin lugar a dudas no olvidó elementos de la doctrina militar. En este sentido Carabineros se autodefine como una institución de “...orden público y de seguridad pública que existe para dar fuerza al derecho a través de su acción preventiva, educativa e integradora de la comunidad.”65 Expresando con ello su sometimiento hacia la constitución y las leyes y el gobierno legítimamente constituido. Con el fin de cumplir los roles antes señalados, la doctrina institucional de Carabineros subraya la noción de profesionalismo con que deben ser cumplida las funciones policiales. En este sentido la disciplina, veracidad, serenidad, rectitud y honradez se transforman los principios que deben guiar la acción de todo Carabinero.66 Por el carácter de servicio público- y por lo tanto de mayor exposición a la crítica- que conlleva la acción policial ejercida por Carabineros, esta institución construye gran parte de su perfil doctrinario apelando a valores compartidos por la sociedad, los cuales no sólo se deben reflejar en los procedimientos policiales sino que también en el comportamiento privado de cada Carabinero.67 A partir de lo antes expuesto es factible entonces, señalar que en la doctrina de Carabineros, al igual que en las restantes instituciones de defensa, hay un fuerte componente supraclasista que apela al ejercicio de los mejores valores y principios sociales e individuales como medios sustentadores del prestigio institucional, y a través de ellos, del país.68 La agitada coyuntura político-social que caracterizó a los años sesenta, tras el cual los sectores populares buscaron integrarse al modelo,69 significó para

de la estructura de Carabineros en Morales; Mario: Administración policial “principios de autoridad y responsabilidad en Carabineros de Chile.” Universidad de Chile. 1993. 64 Nos referimos a las funciones de Policía Forestal, de Menores, cumplimiento de mandatos de citación, arresto y notificación, labor de ayuda sanitaria con puestos de socorro, etc. 65 Según la Ley Orgánica Constitucional que rige a Carabineros esta institución policial es de carácter técnico y militar...su finalidad es garantizar y mantener el orden público y seguridad pública interior en todo el territorio de la República a través de actividades tendientes a fortalecer su rol de policía preventiva.” EN: Ley Orgánica de Carabineros de Chile, Artículos 1 y 3, Pág. 1. 66 Pellegrini; Luis. “La imagen del carabinero en la comunidad y su incidencia institucional.” EN: Revista de Carabineros s/nº. Pág. 27. 67 El traspaso a la órbita de “lo privado”en que cae la doctrina institucional se expresa en que para Carabineros resulta fundamental que sus miembros “...mantengan una vida honesta y digna, procurando el logro de una auténtica integración con los componentes de su grupo familiar, asegurando así su prestigio personal y de la institución toda.” Pellegrini; Luis. Op cit. Pág. 29.- 68 Según el modelo integracionista heredado por los militares chilenos de las misiones militares europeas del siglo XIX las Fuerzas Armadas y sus miembros son una síntesis de los mejores valores y principios patrios, que los hace superiores a los civiles. Este principio se alcanza a través de una férrea disciplina y convencimiento de que cada acción emprendida por alguno de sus miembros contribuye al desarrollo de la Nación, autopercibiéndose ellos como una verdadera síntesis de los más sentidos valores patrios.- 69 El movimiento popular que caracterizó a Chile en los años sesenta no fue sólo exclusivo de nuestro país, sino que también, de toda América Latina. Los proyectos de reforma agraria y sindicalización campesina fueron demandas continentales que movilizaron a estos sectores.

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Carabineros un profundo proceso modernizador que se expresó en la fundación del llamado “Grupo Móvil”, hoy Fuerzas Especiales, y en la creación de un aparato de inteligencia que buscaba facilitar las tareas de seguridad encomendadas a esta institución.70 Los cambios antes señalados repercutieron en el ámbito ideológico a través de un refuerzo de la noción anti-izquierdista heredada de los militares. La concordancia de éstos con el emergente movimiento popular de los sesenta terminaron por asociar al interior de las unidades policiales el desorden y el caos con los grupos progresistas.71 En relación a la Fuerza Aérea de Chile tenemos que señalar que ésta institución surgió como una necesidad de modernizar la defensa de nuestro país y terminar, en gran medida, con las disputas y rivalidades surgidas entre las restantes instituciones castrenses en torno a la dirección de la aviación militar.72 Los orígenes de la aviación en Chile se remontan a 1913 tras la fundación de la Escuela de Aeronáutica Militar dependiente del Ejército. Esta ligazón se explica por que en sus inicios la aviación fue considerada como una especialidad militar y no como una institución castrense paralela a las ya existentes. Así lo entendió también la Armada, quien comenzó a enviar oficiales y suboficiales a instruirse en la mencionada academia aérea en 1916.73 La instrucción eminentemente técnica entregada por esta academia, tuvo en sus orígenes una clara influencia francesa, la que varió en 1919 hacia la escuela inglesa y en 1924 hacia el modelo alemán.74 Las razones que estuvieron detrás de estas zigzagueantes políticas de instrucción aérea estuvieron vinculadas a los mercados proveedores de material aéreo a los que tuvo acceso la aviación chilena, no lográndose evidenciar en cada una ellas un aporte doctrinario sustantivo que identifique posteriormente a la FACH.75

70 Preocupados por los desbordes sociales los gobiernos de turno modernizaron los aparatos represivos. Al respecto EE.UU. ostentaba hacia este período modernas técnicas represivas que fueron imitadas en Latinoamérica, tales como el Grupo Móvil, una brigada antimotines que contaba con personal preparado y armas disuasivas. En relación a las tareas de inteligencia, estas prácticamente no existían en Carabineros, y eran más bien exclusivas de la Policía de Investigaciones de Chile. Los años sesenta abrieron esta área a Carabineros con el fin de garantizar con mejores herramientas la seguridad pública.- 71 En Chile el movimiento popular fue prácticamente privativo de los Partidos de Centro, tales como la Democracia Cristiana, y de la izquierda, agrupada primitivamente en FRAP y más tarde en la Unidad Popular. Este hecho hizo necesariamente gatillar con la asociación de que tales grupos eran “promotores del desorden.” ENTREVISTA Coronel Lionel Acuña F. 01/10/97.- 72 Desde la fundación de la aviación militar en Chile, tanto el Ejército como la Armada se disputaron el monopolio de ella. Antecedentes de estas disputas En: Martínez; Rodolfo. Op cit. 73 Desde esa fecha la Armada envió alumnos suyos a recibir instrucción en la mencionada academia. Las intenciones de la Armada era contar con una dotación de pilotos para fundar la Dirección de Aeronáutica Militar.- 74 En efecto, entre los años 1913-1919 la Aviación Militar mostró una clara orientación francesa que se expresó en el envió de los capitanes Manuel Avalos Prado y Eduardo Molina Larraín a recibir instrucción en Francia. Hacia el año 1918, a través de la Armada, la escuela inglesa comenzó a influir en materias de aviación en Chile. El regalo de algunos ejemplares de aviones a la Armada trajeron al país a los instructores ingleses, que iniciaron un profundo proceso modernizador en la aviación que se tradujo en una reorganización de la misma y en el traspaso de los adelantos técnicos y experiencia de la Primera Guerra Mundial. Hacia 1925 la escuela alemana acaparó la atención de la aviación militar chilena. Los cursos de paracaidistas y la adquisición de aviones de transporte y de bombardeo Junkers cautivaron la atención de la FACH hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando el modelo alemán dejo en evidencia su fracaso. EN: Martínez; Rodolfo. Op.cit. 75 En efecto, las misiones extranjeras intentaron por todos los medios incidir en este aspecto. En este sentido los esfuerzos que realizaron las misiones Huston, Spot y Travers por fundar la Academia de Guerra de la Aviación y lograr con este paso su independencia de las “instituciones madres” a fin de acotar el perfil doctrinario de las mismas fracaso en reiteradas oportunidades. En este sentido para las instituciones que se disputaban el monopolio de la Aviación resultaba impensable este paso, así como también para el Estado, que no estaba en condiciones de financiar una tercera rama de las Fuerzas Armadas. La misión alemana tampoco

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A pesar de la cambiante política proveedora de material de guerra de la Fuerza Aérea, esta institución alcanzó rápidamente una estructura organizativa moderna. Hacia 1937 se fundó la Academia de Guerra Aérea a fin de proveerse de oficiales en Estado Mayor y comenzar a definir su perfil institucional. Hacia 1939 se creó la Escuela de Especialidades, destinada a la instrucción de la suboficilidad y la tropa. Y por último, en 1942, se fundó la Escuela de Cadetes en donde se formaba la oficialidad de esta institución. Desde el punto de vista doctrinario la Fuerza Aérea definió su concepción castrense tras el estallido de la Guerra Fría y la consiguiente tensión en las relaciones internacionales. En este contexto las Fuerzas Armadas chilenas entraron a formar parte, primero, del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (T.I.A.R) y más tarde, del Programa de Ayuda Militar (P.A.M.) tras los cuales Estados Unidos comenzó a uniformar el perfil ideológico de los militares latinoamericanos, cuya expresión máxima lo constituyó la llamada Doctrina de Seguridad Nacional en la década del sesenta.76 La Fuerza Aérea no estuvo ajena a este tipo de influencias. Es más, su reciente fundación; la ausencia de un modelo o patrón significativo en cual proyectarse77; así como también, la durabilidad con que se presentó la asistencia militar norteamericana y la dependencia de la FACH en lo que a pertrechos militares se refiere, se constituyeron en elementos sustanciales a partir de los cuales es factible comprender la influencia que ejerció la escuela norteamericana en la aviación militar chilena. Los contactos, que hasta nuestros días mantienen ambas fuerzas aéreas, se formalizaron hacia 1940 cuando el gobierno chileno autorizó al embajador de Chile en EE.UU contratar los servicios de tres técnicos del entonces Cuerpo Aéreo del Ejército Norteamericano, para que prestaran sus servicios en la FACH en calidad de instructores.78 Por otro lado, hacia 1944 los primeros oficiales graduados en la recién fundada Escuela de Cadetes, iniciaron su instrucción de vuelo en las bases norteamericanas, instancia que con el tiempo fue obligatoria en la formación de todo oficial de la Fuerza Aérea.79 La influencia norteamericana se expresó en la FACH en la estructura orgánica de esta arma y en una definición de su perfil doctrinario. En relación al primer aspecto es importante consignar la fundación del Grupo de Defensa

logró grandes avances en materia doctrinaria, sólo admiración por un modelo que demostró su fracaso luego de la II Guerra Mundial. EN: Martínez; Rodolfo. Op cit. 76 El TIAR se firmó en Río de Janeiro el 02 de septiembre de 1947 y consistió en un acuerdo de no agresión mutua entre las Repúblicas de América y de reacción conjunta en caso de algún ataque foráneo. Este acuerdo se perfeccionó hacia 1949 con la firma del PAM, con el que se transfirió equipos y capacitación bélica a los países firmantes a fin de enfrentar los principales problemas de la defensa hemisférica. Estos acuerdos entre las Fuerzas Armadas abrieron paso para una lenta difusión de elementos doctrinarios de Seguridad Nacional que se formalizaron a partir de 1960 tras la fundación de la Junta Interamericana de Comandante en Jefes. Antecedentes acerca de este proceso EN: Prats; Carlos. Memorias. Testimonio de un Soldado. Editorial Pehuén 1985; Varas; Augusto. Op.cit. 77 Como lo señaláramos más arriba, ninguna escuela extranjera logró imponer un perfil doctrinario a la Aviación chilena. Si bien es cierto que existían en ella elementos derivados de las “instituciones madres”, éstos resultaban insuficientes para acotar una línea de acción independiente. 78 Los instructores norteamericanos fueron el Teniente Coronel Omer Niergarth, Capitán Robert Burns y el teniente Primero Joe Kelly. Mayores detalles en torno a este proceso EN: Martínez; Rodolfo. Op cit. Pág. 212. 79 A través de este hecho es factible concluir la intención de la FACH por querer asimilar rápidamente el modelo norteamericano. El primer grupo de oficiales cadetes que se graduó en 1944 fue enviado a EEUU, lo que abrió una tradición al interior de la FACH.-

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Antiaérea, la creación del Departamento de Búsqueda y Salvamento, el perfeccionamiento de la Medicina de Aviación, el traspaso de la Oficina Meteorológica de Chile a la FACH, entre otros. Desde el punto de vista doctrinario, es posible señalar que la escuela norteamericana concatenó la “sensibilidad social” presente en la Fuerza Aérea desde su fundación con una nueva concepción en torno a la institución y a la guerra.80 Bajo los preceptos de la D.S.N., las Fuerzas Armadas en general y la FACH en particular, desempeñan un rol nuclear en la sociedad. Estas instituciones además de poseer el monopolio de la fuerza, se transforman bajo esta doctrina en verdaderos planificadores de la vida nacional a fin de orientar todos los esfuerzos y energías de la sociedad en pro de los objetivos o intereses nacionales, todo ello coordinado a partir de su activa participación en las diferentes áreas del quehacer del Estado.81 En relación a la guerra, la mencionada doctrina enfatiza en un concepto de enemigo ideológico que no sólo está representado por una nación sino por personas o grupos que adhieren a dichas ideas, y que perfectamente se pueden encontrar al interior del país. En este sentido las clases de contrainteligencia militar estuvieron orientadas a la detección de este enemigo dentro de las fronteras. Esta especificación del enemigo fue acompañada de modernas concepciones en torno a la carrera espacial, que resultaron a la larga, fuente de conflictos al interior de la FACH, abriendo un debate en torno a las bondades del modelo norteamericano.82 C.- Camino al Golpe. (1932-1955) El retorno de los civiles al poder se materializó tras la entrega de éste al entonces Presidente de la Corte Suprema, Abraham Oyanedel, quien llamó a elecciones generales, resultando electo en ellas, por segunda vez, Arturo Alessandri Palma.83

80 Esta afirmación arranca de una opinión generalizada en todos los oficiales de la FACH entrevistados para realizar este trabajo. En este sentido para los mencionados oficiales la Fuerza Aérea desde sus orígenes presenta un profundo sentimiento de justicia social que muchos han confundido con socialismo. A partir de esta concepción es factible concluir la participación de la República Socialista de Marmaduque Grove en los años treinta. Esta concepción no fue considerada peligrosa por los instructores norteamericanos, sino que sobre ella se concatenaron las ideas de seguridad nacional. ENTREVISTA Coronel Carlos Castro S. 13/07/96. 81 En este sentido la FACH se identifica con la mencionada doctrina al permitir ésta una mayor participación de los uniformados en la administración del Estado y con ello poder materializar la sensibilidad social presente en la institución. La noción de Estado a la que adhiere la mencionada doctrina visualiza al Estado como un supraorganismo compuesto por múltiples células. La supervivencia de éste se encuentra determinada por la coordinación del trabajo de cada una de estas células, labor en donde las Fuerzas Armadas juegan un rol nuclear. Mayores antecedentes acerca de la noción organicista del Estado presente en la D.S.N. EN: Varas; Augusto et al: Op cit. Toro Dávila; Agustín. La seguridad nacional. Universidad de Chile. Documento nº 2. s/f. 82 En este sentido los oficiales de la FACH entrevistados concuerdan en señalar que la interpretación de la seguridad nacional a partir de la presencia sólo de un enemigo interno fue nefasta para la Fuerza Aérea. “Es imposible que nosotros empleemos nuestra arma, que es aérea, contra un enemigo interno llamado marxismo”. En este mismo sentido las mismas fuentes señalan que hubo un proceso de discusión interna en torno a la validez para la FACH de esta variable interna, discusión que concluyó tras el 11 de septiembre. ENTREVISTAS. Coroneles de la Fach Carlos Castro S. 13/07/96. Pedro Guerrero 24/01/97. 83 El gobierno temporal de Oyanedel terminó con la dictadura del general Bartolomé Blanche, iniciándose una transición a la democracia que se vio coronada a fines del año 1932 con la elección por segunda vez de Arturo Alessandri Palma.

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Desde el punto estrictamente castrense, la segunda administración de Alessandri se caracterizó por poner a las Fuerzas Armadas en una relación funcional al nuevo marco institucional, reduciendo la posibilidad de los uniformados de tener injerencia en los asuntos de decisión del Estado. De esta manera se comenzó a configurar lo que algunos estudios han denominado “constitucionalismo formal” de los institutos armados, que no es más que un sometimiento circunstancial al poder civil que careció de argumentos ideológicos sustentadores que reforzaran esta actitud al interior de los cuarteles.84 La permanente marginación del quehacer del Estado que practicaron en distintos grados los gobiernos civiles del período 1932-1973, se expresó al interior de los cuarteles en una constante búsqueda de un perfil institucional que satisfaciera sus aspiraciones corporativas. En este contexto de búsqueda permanente es posible comprender la sucesión de conatos militares durante el periodo mencionado, que terminaron por allanar el camino al 11 de septiembre.85 Esta política de sometimiento que persiguió la civilidad en torno a las Fuerzas Armadas, fue materializada entre otras medidas a través de la clausura del Ministerio de Guerra y Marina y la creación del Ministerio de Defensa Nacional, a cargo de un civil que buscó fundamentalmente sentar el predominio de este sector sobre el uniformado; en la reorganización de la Policía de Investigaciones, con el fin de obtener la “vigilancia de las actividades militares en las diferentes guarniciones del país”86, la reducción del presupuesto de defensa que afectó el reclutamiento, la infraestructura militar y los sueldos de los uniformados, el simbólico cambio de juramento a la Bandera que enfatizaba en el respeto y sometimiento de los uniformados a las leyes vigentes, el carácter apolítico de las Fuerzas Armadas y su carácter estrictamente profesional . Y por último, no podemos dejar de mencionar la creación de las Milicias Republicanas, como un cuerpo paramilitar que buscó proteger y mantener el acceso de los civiles al poder 87 La adopción de las reglas del juego provenientes de la civilidad por parte de los uniformados se debió, fundamentalmente, a una necesidad de supervivencia ante un estado de descomposición y caos institucional. Desde este punto de vista los uniformados adhirieron al constitucionalismo civil con el fin de insertarse en la sociedad y recuperar el espíritu de cuerpo, no existiendo tras este acto una adhesión sentida hacia los valores democráticos. En este mismo sentido, consideramos pertinente añadir que de parte del mundo civil, no se elaboró un discurso y una línea de acción que reafirmara con elementos teóricos el carácter constitucionalista que se esperaba de las Fuerzas Armadas.

84 El sociólogo Augusto Varas fue quien acuñó este concepto. Desde el punto de vista de Varas el retorno a sus cuarteles de los uniformados no fue un acto que respondió a una concepción madurada y sentida en los cuarteles, sino a una contingencia de supervivencia que afectó a las Fuerzas Armadas luego del largo período de intervenciones militares en donde las divisiones internas amenazaban con destruirlas. en Varas, A. Op cit. 85 En el texto citado de Varas se señala además que así como el sometimiento que expresaron los militares no fue un acto sentido, la civilidad durante los años 1932-1973 no entregó a los uniformados ningún elemento que afirmara al interior de los cuarteles el apoliticismo de las Fuerzas Armadas, sino que por el contrario las marginó, aisló y debilitó. 86 Valdivia, V. Op. Cit. Pág. 65. 87 Todas estas medidas reciben el nombre de “Reacción Civilista”. Mayores antecedente acerca de éstas y las reacciones que originaron al interior de los cuarteles en el ya citado texto de Maldonado;. En relación al interesante tema de las Milicias Republicanas véase: Valdivia; Verónica: Las Milicias Republicanas: Los Civiles en Armas 1932-1936. Centro de Investigaciones Barros Arana, Biblioteca Nacional, Santiago, 1992.

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A partir de lo anterior, en este ambiente de mutuo desconocimiento entre mundo militar y el civil, se comenzaron a registrar una serie de intentos de golpes de estado que buscaron llamar la atención de la civilidad y modificar el escaso protagonismo al cual parecían condenadas las Fuerzas Armadas. En este sentido el primer antecedente sedicioso que hicieron manifiesto un grupo de oficiales de Ejército y que la prensa de la época lo bautizara como “El Ariostazo”, estalló en mayo de 1939. 88 Para comprender la implicancias de este fenómeno, creemos necesario señalar que el malestar que hicieron público un grupo de uniformados en este frustrado movimiento, guarda directa relación con la tensión que se produjo al interior de los cuarteles tras la llegada al poder de la coalición de centro izquierda; del Frente Popular. En efecto, como lo señaláramos en la segunda parte de este capítulo, el fraccionalismo que afectó a las Fuerzas Armadas hacia la década del treinta hizo posible la existencia de un grupo de militares que, identificados con las ideas del fascismo italiano entonces en boga, crearan un movimiento militar que buscó reaccionar ante el gobierno del Frente Popular.89 Si bien no es posible aseverar que este movimiento identificó a la mayoría de los uniformados, resulta sintomático su existencia y su discurso que buscó modificar el entonces rol secundario que ocupaban los militares en el quehacer del Estado. En sus líneas centrales las ideas que giraron en torno a este movimiento militar buscaron reeditar al interior de los cuarteles el sentido anticomunista de su formación prusiana y de la herencia Ibañista de los años veinte, a través del discurso fascista de pre-guerra. Dentro de la crítica vertida contra el mundo civil, cabe mencionar además la reivindicación económica de las Fuerzas Armadas y el descontento que generaba en algunos círculos castrenses las características del sometimiento a la sociedad civil90. El complot estalló el 25 de agosto de 1939 cuando el general Ariosto Herrera en compañía de Carlos Ibáñez, se acuartelaron en el Regimiento de Artillería “Tacna”, para intentar un conato de sublevación contra el gobierno frentista. Sin embargo, el Coronel Luco, Comandante de dicho regimiento, avisado previamente de las intenciones de los conjurados, procedió a detener a Herrera y expulsar del regimiento a Ibáñez. 88 Así fue bautizado por la prensa de época el acuartelamiento del Regimiento de Artillería Nº 1 Tacna, que protagonizó el general Ariosto Herrera, luego de ser llamado a retiro por el gobierno del Presidente Pedro Aguirre Cerda por expresar ideas abiertamente fascistas las que atentaban contra la coalición centroizquierdista que gobernaba por ese entonces nuestro país. 89 La adhesión a las ideas fascistas por parte del general Herrera se explican, entre otras cosas, por su estadía en Italia como agregado militar bajo el gobierno de Mussolini. En relación a la personalidad del general Herrera la Revista Ercilla publicó una edición extraordinaria que tituló “El general que Fracasó” En ella se señala que detrás del escritorio particular de Herrera “...sobre una vitrina, aparecen tres figurillas. Son estatuas en greda de Hitler, Mussolini y Hindenburg. El general faccioso es de ideas fascistas. Confiesa su admiración por los regímenes dictatoriales...” En: Revista Ercilla. 26/08/39 Pág. 6. 90 Como una forma de contar con un perfil profesional y doctrinario, un grupo de uniformados intentó reeditar el proyecto ibañista de los años veinte. Esta mirada al pasado arrancaba de un grave deterioro logístico y de infraestructura que afectó a las instituciones de la defensa. Todo ello acompañado de bajos sueldos que afectaban el diario vivir de los uniformados. Por otro lado, el modelo de relación civil-militar inaugurado tras el retorno de los civiles al poder en 1932, ponía énfasis en la prescindencia del aparato militar en la administración del Estado. Esta realidad quedó graficada en el cambio de la fórmula del Juramento de la Bandera que se registró bajo el gobierno de Aguirre Cerda. Mientras la antigua fórmula enfatizaba el sometimiento castrense en los conceptos de Patria y Dios, la nueva modalidad ponía hincapié en el sometimiento castrense al poder civil a través de nociones como Constitución, Autoridades de la República, Democracia, entre otras. EN: Alvarez; Rolando, Cruces; María Angélica, López; Eduardo, Pérez; David, Santibáñez; Filomena, Villalobos; Daysi , Vergara; Verónica: De Ariosto Herrera al general Viaux: un estudio de los complots militares en chile, 1939-1969. Universidad Católica Blas Cañas, 1995.

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El sumario que afectó a treinta seis oficiales de Ejército a raíz del llamado “Ariostazo” y la expulsión y condena de muchos de ellos no fue, sin embargo, suficiente para terminar con la búsqueda de un perfil institucional que satisfaciera a los uniformados.91 En efecto, hacia el año 1948 estalló el segundo movimiento de carácter sedicioso relacionado con esta problemática y que a pesar del escaso eco que encontró al interior de los cuarteles, dejó entrever la inquietud del mundo militar por ocupar un sitial más destacado en el vertiginoso panorama político nacional e internacional. El complot de “Las Patitas de Chancho”,92 nombre con el que fue conocido públicamente este movimiento, respondió a factores relacionados con la coyuntura que se desarrolló a nivel regional. Durante estos años algunos países sudamericanos consolidaron regímenes nacional-populistas, a partir de lo cual grupos nacionalistas del país, aprovechando un momento de relativo auge, intentaron a través de las Fuerzas Armadas, implementar un gobierno que respondiera a dichas características. La evidente conexión argentina93 y la existencia de un gobierno cuya ideología no se constituía en una real amenaza para las Fuerzas Armadas,94 fueron elementos que determinaron la corta vida de este proyecto sedicioso al interior de los cuarteles. La oportunidad del crítico discurso que un no despreciable grupo de uniformados venía dando cuenta desde el retorno de los civiles al poder, tuvo la oportunidad de materializarse tras el triunfo del caudillo castrense, Carlos Ibáñez, en las elecciones presidenciales de 1952.95 El carácter abiertamente antipartidista y de reestructuración nacional e institucional con que Ibáñez llegó a La Moneda, logró identificar a un amplio grupo de uniformados que vieron en el anciano “conspirador” “la esperanza” de ver construidos sus anhelos. Para comprender la existencia de este movimiento es conveniente señalar que la gestión gubernamental de Ibáñez tuvo serias diferencias con importantes aparatos del Estado, tales como, la Contraloría General de la República y el Parlamento, que entorpecieron en parte el proyecto Ibañista.96 Frente a estas dificultades la alternativa del auto golpe apareció como vía atractiva en la mentalidad conspirativa del Presidente, quien no tuvo mayores obstáculos para agrupar en torno a su figura a un importante número de oficiales admiradores. 91 Entre los oficiales de Ejército que fueron expulsados de las filas de la institución y que cumplieron penas de reclusión y extrañamiento figuran Carlos Zúñiga, Carlos Arriagada, Eduardo Moreno, Alfonso Cuevas, Manuel Hormazábal, entre otros. EN: Alvarez; Rolando et al. Op cit. 92 Este particular nombre se debe a que los conspiradores fueron descubiertos comiendo “patitas de chancho” en San Bernardo 93 La conexión entre este movimiento y el peronismo quedaron demostradas en la investigación sumaria que se siguió contra los conspiradores. Una visión más profunda de este movimiento en: Magnet; Alejandro: Nuestros vecinos justicialistas. Editorial Pacífico, 1953. 94 En efecto, el gobierno del radical Gabriel González Videla no se constituía en una amenaza ideológica para los grupos nacionalistas que sustentaron el movimiento. Recuérdese la promulgación de la Ley de Defensa de la Democracia en 1948 que puso en la ilegalidad al Partido Comunista. EN: Alvarez; Rolando et al. Op cit. 95 Desde su fracaso en 1931 Ibáñez venía intentando volver al poder. En este proceso no importaron los medios. Luego de una fugaz campaña presidencial en 1938 que terminó con el sangriento conato del 05 de septiembre, vino el Ariostazo y el Complot de las Patitas de Chancho. 96 Como lo hemos establecido en los párrafos anteriores, desde los años treinta giraban en torno al General Ibáñez un grupo de uniformados que buscaban reeditar el proyecto ibañista. En este sentido G.O.S. (Grupo de Oficiales Selectos) en los años cuarenta y P.U.M.A. (Por un Mañana Auspicioso) en los cincuenta se constituyeron en la plataforma militar del caudillo con el que se fundó Línea Recta en 1955 y tras el cual intentó dar un autogolpe. EN: Alvarez; Rolando, et al Op cit

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Este movimiento militar en el que participaron no sólo miembros del Ejército sino también oficiales de la Fuerza Aérea, fracasó ante las notorias diferencias que se produjeron entre sus líderes y los mandos de ambas ramas de las Fuerzas Armadas involucradas.97 En efecto, el poder de intervenir en las direcciones del Ejército y la FACH por parte de los “rectistas”, provocó hondas diferencias entre las partes que se tradujeron en el abandono de las filas de importantes oficiales, tales como el entonces Comandante en Jefe del Ejército, general Enrique Franco y del general de la FACH, Fernando Ortega. La publicitada salida de los mencionados oficiales generales determinó que el Presidente comenzara a descartar el putsch. En efecto, el rechazo político que provocó esta fórmula, así como también, el deterioro de la imagen del gobierno se constituyeron en poderosos elementos que sustentaron tal decisión.98 A partir de lo antes mencionado, las características que presentaron los tres complots militares que estallaron luego del regreso de los civiles al poder, se caracterizaron en sus líneas centrales por presentar una recurrente crítica al mundo civil por la deteriorada situación económica que afectaba a las Fuerzas Armadas. Ante esta situación, los militares veían fuertemente afectados sus intereses corporativos, ya que la defensa nacional era una área secundaria al momento de definir prioridades nacionales, en circunstancias que su auto percepción veía en ellas un rol fundamental en la vida y desarrollo nacional.99 La alusión permanente en cada uno de los complots a la problemática económica, generó en los militares la percepción de que el modelo no respondía adecuadamente a las necesidades del país. De esta manera, fue fácil que, con el transcurso del tiempo, estas críticas abarcaran al conjunto del sistema, dando paso a una propuesta propia de las Fuerzas Armadas, acerca de cómo el país debía enfrentar el problema del modelo de desarrollo.100 En la generación de una propuesta propia del mundo militar, jugaron un rol fundamental los aportes doctrinarios que provenían de la derecha y la Doctrina de Seguridad Nacional. En relación al primero de ellos, hacia fines de la década del cuarenta un grupo nacionalista liderado por Jorge Prat fundó la “Revista Estanquero”, corriente

97 En efecto, con la fundación de Línea Recta se buscaba impedir el llamado a retiro de decenas de oficiales ibañistas que los respectivos mandos institucionales habían dado de baja, situación que fue interpretada como un castigo hacia los oficiales ibañistas. EN: Revista El Debate. 17/03/55 Pág. 1. 98 Los oficiales generales que abandonaron sus funciones reafirmaron públicamente su postura constitucionalista en sendas cartas publicadas en la prensa de la época. En este mismo sentido la reacción ciudadana no se hizo esperar y se expresó en la publicación del “Manifiesto Ciudadano”, que condenaba cualquiera dictadura, franca o embozada, implantada en nombre de uno u otro halagüeño principio.” VER: Revista El Debate 01/04/55 Pág. 1; El Diario El Ilustrado 25/03/55 Pág. 1. 99 Esta demanda es sin lugar a dudas la que gatilló la seguidilla de protestas y conspiraciones militares hasta aquí vista. La civilidad al regresar al poder en los años treinta redujo el presupuesto de defensa lo que empobreció a las Fuerzas Armadas a niveles alarmantes y que evidentemente atentaban contra su rol profesional. Al respecto las diferentes Memorias de uniformados consultadas, así como también, en las entrevistas sostenidas con ellos, se hace alusión a la problemática económica, que afectó la operatividad de las instituciones armadas al no contar éstas con los suficientes recursos para realizar instrucción militar. La infraestructura militar y social también se vio afectada. Al respecto los oficiales recuerdan que los cuarteles no contaban con las comodidades mínimas, así como también ,las “casas fiscales” que habitaban por la falta de mantención. En este mismo sentido los oficiales hacen alusión a sus remuneraciones, que a duras penas les permitían alcanzar los bienes básicos. EN: Alvarez; Rolando et al. Op cit. 100 Al igual que en los años veinte, cuando los uniformados ven que el modelo exportador salitrero no responde coherentemente a sus demandas corporativas y adhieren al proyecto industrialista, los militares comenzaron a pensar en un modelo que garantizará estas demandas. Importantes artículos que se refieren a esta necesidad se encuentran recopilados en el interesante trabajo de Varas; Augusto et al. Op cit.

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de opinión a través de la que se desarrolló una ácida crítica al sistema político del ´25, que fue calificado de “...servil a la clase política de turno en desmedro de los grandes intereses nacionales”; señalando a las Fuerzas Armadas, como el único estamento de la sociedad, que no se encontraba contaminado con la lógica de intereses particularistas.”101 El cuestionamiento que realizó “Estanquero” al sistema democrático y el rescate de las instituciones castrenses, no caló como proyecto político al interior de la derecha en los años inmediatamente posteriores a su elaboración,102 sin embargo, al interior de las Fuerzas Armadas, la figura de Jorge Prat y las ideas de “Estanquero” fueron recibidas como “...sabias concepciones de un sector político del país...”103 con el cual se estrecharon vínculos que permitieron decantar, junto a otros aportes, el perfil institucional que las Fuerzas Armadas venían buscando. El segundo elemento a partir del cual el mundo uniformado comenzó a cristalizar el proyecto institucional con el cual hoy le conocemos, provino desde las Fuerzas Armadas norteamericanas y se conoce como Doctrina de Seguridad Nacional (D.S.N.) Como ya lo señaláramos en la segunda parte de este capítulo, iniciada la bipolaridad en el mundo de post Guerra, Estados Unidos propició una política uniformadora hacia América Latina con miras a defender su “área de influencia.”104 Dentro de este contexto se inscribieron los pactos y tratados de ayuda militar en los años cuarenta y cincuenta, que modernizaron táctica y tecnológicamente a las Fuerzas Armadas, introduciendo a través de estas innovaciones, conceptos acerca del sentido e importancia de las instituciones de la defensa, a la luz de la coyuntura internacional y nacional de cada país miembro de la región. Así la llamada D.S.N. comenzó a ser asimilada lentamente y en ritmos desiguales por las Fuerzas Armadas y sus miembros,105 este proceso se hizo intensivo a partir de 1960 con el triunfo de la Revolución Cubana y la amenaza que significó para EE.UU. este hecho106 En efecto, a partir de ese año, el general

101Varas; Augusto et al. Op cit. Pág. 154. Un interesante análisis de este movimiento y de otros de carácter nacionalista durante los años cuarenta y cincuenta EN: Valdivia; Verónica. El nacionalismo chileno en los años del frente popular (1938-1952). Serie de Investigaciones Universidad Católica Blas Cañas Nº 3 Santiago 1995. 102 En efecto, el rescate de las Fuerzas Armadas que realiza Estanquero fue reeditado por la derecha tras la fundación del Partido Nacional en 1966. 103ENTREVISTA General Roberto Viaux M. 18/11/94. 104Dentro de este contexto se inscribieron el TIAR ,PAM , la fundación de la Junta Interamericana de Defensa (JID) en 1942 que surgió como una instancia con capacidad de recomendar medidas militares contra la agresión del EJE, el Consejo Superior de la Defensa (CSD) que tuvo por objetivo facilitar recursos para la defensa nacional, entre otras, vinieron a allanar el camino para la transferencia ideológica que masivamente se practicó durante la década del sesenta. 105 Cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas recibió las nociones norteamericanas a medida que mandó a instruir a parte de su personal en los centros especializados de los Estados Unidos. De esta forma la primera en familiarizarse con estas nuevas ideas fue la FACH, más tarde la Armada y casi a la par el Ejército. En relación a Carabineros ésta fue la última entidad uniformada en ser incorporada a este proceso.- 106 En efecto, el triunfo de la Revolución Cubana se transformó en un antecedente que venía a comprobar la validez de la doctrina de seguridad nacional. Desde el punto de vista militar, a partir de 1960 se creó la Conferencia de Comandantes en Jefes de Ejércitos Americanos; así como también, se hizo más masivo el “perfeccionamiento” de oficiales latinoamericanos en los centros de formación militar de los EEUU, lo que incluyó los periódicos encuentros o ejercicios en conjunto. En definitiva a partir de este período se hizo más explícita la noción de seguridad continental y nacional propiciada por EE.UU. En lo político esta noción encontró su materialización a través de la llamada Alianza para el Progreso, que consistió en la entrega de fondos para sustentar proyectos sociales sin producir cambios estructurales que amagaran cualquier atisbo revolucionario en la región.

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Carlos Prats anota en sus “Memorias” que las Fuerzas Armadas norteamericanas tomaron la iniciativa de invitar anualmente a los Comandantes en Jefe de los Ejércitos latinoamericanos a una reunión de acercamiento, cuyos acuerdos tuvieron la intención de ser recomendaciones de seguridad a los gobiernos, quienes debían evaluarlas soberanamente.107 La extensión de este tipo de encuentros hacia otras ramas de las Fuerzas Armadas y la incorporación de los mandos institucionales a estas sesiones de seguridad continental, se constituyeron en la diligente reacción con que EE.UU que buscó frenar el avance de movimientos revolucionarios de corte marxista en el continente.108 En efecto, a partir del mencionado período, el general Prats señala que en estos encuentros de jefes militares se comenzó a imponer el concepto de “Fronteras Ideológicas” que distinguía como único adversario de la seguridad continental e interna de cada nación al comunismo.109 Por otro lado, los entrenamientos y asesorías técnicas que se venían realizando entre las Fuerzas Armadas de Latinoamérica con sus homólogos norteamericanos, se intensificaron, y versaron sobre temas de política contingente. En este sentido es importante señalar que los conocimientos adquiridos por los uniformados que recibieron entrenamiento en las bases militares estadounidenses, fueron rápidamente transmitidos en sus respectivos países. A grandes rasgos la preparación norteamericana tuvo por finalidad adentrar a los uniformados latinoamericanos en la “...lucha contra el comunismo guerrillero.”110 En efecto, oficiales que recibieron este tipo de entrenamiento recuerdan que a partir de la década del sesenta las tradicionales prácticas de tiro fueron modificado por la decidora frase “mato al comunista”, y las clases de inteligencia militar estuvieron orientadas a enseñar al joven militar a chequear y contra chequear a las organizaciones políticas y sociales.111

107 En relación a esta afirmación hecha por el General Prats la pregunta que surge es ¿Cómo iba a evaluar el gobierno estos acuerdos si prácticamente las relaciones entre mundo civil y militar estaban rotas,? La civilidad no se interesaba por los temas militares. El abandono en el que se encontraban les permitió evaluar ellos estos acuerdos y comenzar de esta forma a estructurar un nuevo perfil profesional y doctrinario. Mayores antecedentes acerca de estas asambleas de Comandantes en Jefe EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 98-99. 108 La instrucción bajo los nuevos conceptos de seguridad continental y nacional fueron entregados casi en su mayoría a la oficialidad joven. Con el fin de incorporar a los mandos a estas nuevas ideas y provocar una rápida implementación de ellas en los países latinoamericanos, el Pentágono evaluó la conveniencia de incorporar a los jefes militares en la discusión de algunos temas, en este sentido el general Carlos Prats en sus citadas Memorias hace alusión a la Junta Interamericana de Comandantes en Jefe. 109 El General Prats anota que a partir de la V Conferencia de Comandantes en Jefes de los Ejércitos Americanos de 1964 estos “...encuentros comenzaron a tener un claro alcance práctico, cuando el general argentino Onganía, formuló el planteamiento de las “Fronteras Ideológicas”, que distinguía como único adversario continental al comunismo, transformándose estas reuniones en verdaderos foros políticos donde se alinearon criterios y posiciones acerca de la seguridad continental...” Otra posición que se debatió al interior de estas asambleas, y que fue derrotada por la ya mencionada, fue la que en materia de seguridad no sólo distinguía al comunismo como principal adversario, sino a cualquier agresión imperialista, sea esta ideológica o económica. Esta discusión también se vivió al interior de nuestras Fuerzas Armadas y sobre ello nos detendremos más adelante.- Mayores antecedentes acerca de estas conferencias EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 134. 110 Los oficiales entrevistados que recibieron este tipo de instrucción en Panamá o Kansas recuerdan que la instrucción militar incluía clases de Comando, Inteligencia y Contrainteligencia, distinguiendo en cada uno de los ejercicios prácticos y teóricos al Comunismo en su versión de guerrilla como el enemigo con el que se debían enfrentar en sus respectivos países.- 111 Tradicionalmente la frase que se gritaba en las prácticas de tiro con reclutas y clases era “Viva Chile”. En este mismo sentido las organizaciones civiles, como partidos políticos, sindicatos o movimientos político-sociales, no formaban parte de las preocupaciones de los servicios de inteligencia.

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Esta preparación eminentemente operativa estuvo respaldada de aportes ideológicos de carácter político-militar que terminaron por definir el perfil institucional de las Fuerzas Armadas. En efecto, los conceptos e ideas introducidas por los militares norteamericanos reafirmaron y respaldaron ideológicamente la auto percepción supraclasista de los uniformados chilenos. Según esta percepción las Fuerzas Armadas son una síntesis de valores patrios y morales, por lo que sus miembros son un ejemplo de rectitud, honradez y chilenidad que los hace superiores o mejores que el resto de la ciudadanía.112 El modelo norteamericano reforzó estas ideas a través de la asignación de un rol destacado de las Fuerzas Armadas en asuntos de Estado. Desde este punto de vista, las Instituciones de la Defensa pasan a desempeñar un rol nuclear en la administración del Estado, al ampliarse sus funciones defensivas permitiendo ésta que las Fuerzas Armadas tengan una destacada injerencia en materias de gobernabilidad.113 Este sustantivo papel que pasaron a desempeñar las Fuerzas Armadas chilenas, fue introducido a través de conceptos geopolíticos tales como unidad nacional, poder nacional y guerra contra los subversivos, que se constituyen en los fundamentos en los que descansó D.S.N. Al respecto es importante consignar que cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas que recibió estas nociones, otorgó a cada una de las ideas constitutivas de esta doctrina una interpretación particular, manteniéndose en torno a ellas, sin embargo, algunas ideas ejes compartidas por cada una de estas instituciones y que son las que revisaremos sucintamente a continuación.114 La geopolítica es una disciplina militar que centra su análisis en el Estado a partir de una concepción organicista. Es decir, analiza a éste como si se tratara de un “ser supraindividual” o “suprapersona”, de cuyas características se deducen pretendidas leyes científicas y reglas prácticas acerca de su conducción política.115 A partir de esta concepción es factible identificar objetivos nacionales que aseguran la supervivencia de este supraorganismo. Con el fin de alcanzar estas metas resulta necesario eliminar cualquier obstáculo que se interponga a ellas, para lo cual es preciso mantener la hegemonía política interna, a fin de alcanzar la unidad nacional en torno a dichos objetivos vitales. El papel que desempeñan 112 A través de esta idea es posible evidenciar la mezcla que se produjo al interior de las Fuerzas Armadas entre los elementos integracionistas del siglo XIX y los conceptos de seguridad nacional. Bajo estos últimos preceptos los militares ocupan un rol destacado en las tareas del Estado porque son la máxima garantía de seguridad de que se alcanzarán los objetivos nacionales. Son ellos, y no otros, por que las Fuerzas Armadas son una síntesis nacional y sus miembros los mejores representantes de los valores y principios de dicha sociedad. Al respecto VER: Mayor Luis Valenzuela Reyes. Misión de las fuerzas armadas y su participación en el desenvolvimiento normal de nuestra vida democrática. MECH Mayo-Junio, 1958. Teniente Coronel: Richard Neeb Gevert. Ensayo sobre una definición del pensamiento político del oficial del ejército de chile. MECH Enero-Abril, 1977. EN. Varas; Augusto et al. Op cit. 113 Un buen ejemplo de ello fue la fundación del Consejo Superior de Seguridad Nacional (CONSUPSENA) en los años sesenta y las amplias atribuciones que hoy tiene este renovado Consejo de Seguridad Nacional bajo los actuales marcos legales.- 114 Como lo señaláramos en la II parte de este capítulo cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas interpretó o enfatizó de manera particular cada uno de los aspectos que forman parte de lo que llamamos DSN. Desde este punto de vista hablar de doctrina es un tanto errado al existir en torno a ellas múltiples interpretaciones. Lo que llamamos doctrina son una serie de conceptos que en su generalidad son compartidos por las instituciones armadas, existiendo en torno a ellos distintos énfasis. Mayores antecedentes en torno a estas problemática en: Varas; Augusto, et al. Op cit. 115 Mayores antecedentes en torno al desglose de las nociones que forman parte de la seguridad nacional que veremos a continuación EN: Varas Augusto (et al). Op cit.

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las Fuerzas Armadas en este aspecto resulta trascendental, en el entendido de que son ellas las llamadas a mantener un ambiente propicio para el desarrollo nacional. La unidad de todos los componentes del Estado en torno a los objetivos por alcanzar, nos introduce en el segundo concepto clave; el poder nacional. Este es entendido como la fuerza organizadora de la sociedad que es capaz de movilizar una serie de recursos a fin de alcanzar las metas trazadas. Por último, la guerra contra subersiva, aparece como el tercer elemento clave para comprender la nueva cosmovisión castrense adoptada a partir de los años sesenta. Según ésta, el enemigo más temible del desarrollo del Estado es el comunismo, frente al cual no puede haber diálogo sino sólo cabe su eliminación a fin de asegurar los “grandes objetivos nacionales”, tarea en la que a las Fuerzas Armadas, como agentes especializados del Estado, les corresponde un rol vital. A partir de esta visión de Estado, en donde las Fuerzas Armadas desempeñan un rol nuclear en el mantenimiento de las condiciones que aseguren interna y externamente el desarrollo y proyección de éste, los uniformados comenzaron a cuestionar el orden político y la institucionalidad entonces vigente. Desde la perspectiva castrense el desarrollo nacional hacia fines de los sesenta se encontraba subordinado a las “mezquindades” partidistas de cada gobierno, entorpeciéndose de esta manera los grandes objetivos del país. Por otro lado, los militares vieron en la apertura del sistema de partidos, claros peligros para el desarrollo de la nación, al surgir movimientos revolucionarios de corte marxista que saboteaban el orden.116 En síntesis, las innovaciones profesionales a las que fueron sometidas las Fuerzas Armadas hacia la década del cuarenta y cincuenta por efectos de la coyuntura internacional, así como también, el abandono material e ideológico con que el mundo político pretendió mantener sometidos a los uniformados al poder civil, incidió en la creación de un nuevo perfil institucional que buscó poner a las Fuerzas Armadas en un sitial más protagónico en el quehacer del Estado. Los frustrados intentos de materialización por parte de los uniformados de esta nueva concepción castrense hacia la década del sesenta, abrieron la crítica, la protesta y la intervención militar en el campo político. Los detalles de este proceso los analizaremos en el siguiente capítulo. Ahora bien, si hacemos un recuento de lo que fue la relación cívico-militar durante los casi ciento treinta años que acabamos de revisar, tendríamos que señalar que ésta se caracterizó por alcanzar el sometimiento castrense a través de la marginación de los uniformados de las tareas del Estado. En este sentido la historia nos muestra dos grandes modalidades a partir de las cuales se llevó a cabo el control civil en nuestro país. La primera, en donde los sectores civiles coparon las instancias de decisión del Estado, pero incorporando a los uniformados en aquel orden. Tal es el caso de los gobiernos de Prieto y Bulnes bajo la llamada República Autoritaria y el gobierno de Jorge Montt bajo la 116 El antipartidismo ha estado presente en el seno de las Fuerzas Armadas desde su profesionalización en el siglo XIX y a partir de ello arranca el supraclasismo con el cual se auto perciben. Hacia los años sesenta esta visión de la realidad cobró sentido ante la apertura del sistema y el surgimiento de grupos abiertamente anti-sistémicos, tales como el MIR, y el movimiento social que reclamaba por la sindicalización campesina y la reforma agraria. El evidente desequilibrio que provocaron estos cambios fue interpretado por los uniformados con los nuevas categorías analíticas de la seguridad nacional.

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República Parlamentaria, los que no pueden ser interpretados como una supremacía del aparato militar sobre el civil. El segundo período se inauguró el año 1932 luego de una larga fase de intervencionismo militar en el campo político. Durante este período la marginación castrense se alcanzó a través de un abandono por parte de la comunidad civil que posibilitó que los uniformados actuaran con cierta independencia en su ámbito profesional, situación que ha sido interpretada como un enclaustramiento del estamento militar que, sin embargo, jamás perdió de vista lo que acontecía en el quehacer político. En este mismo sentido dicho ensimismamiento castrense, permitió que dichos institutos iniciaran un proceso de búsqueda de un perfil profesional que garantizara su desarrollo, abriéndose de esta forma al influjo norteamericano post Segunda Guerra Mundial, que vino a reforzar las nociones supraclasistas subyacentes en el perfil doctrinario de las Fuerzas Armadas chilenas y que terminaron por configurar el espíritu frondista que se expresó en las décadas del sesenta y setenta.

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Capítulo Segundo: “El Tacnazo: Conato Frustrado del Gremialismo Militar.” Como lo estableciéramos en el capítulo anterior las Fuerzas Armadas se vieron sumidas en una profunda crisis institucional bajo la llamada República Presidencial. El modelo de relación civil-militar que se impuso, se caracterizó, entre otras cosas, porque el sometimiento de los uniformados al poder político se alcanzó mediante su aislamiento. El desconocimiento de las demandas profesionales y el nulo aporte doctrinario para sustentar el apoliticismo de las Fuerzas Armadas en el tiempo, comenzó a ser sistemáticamente desconocido por los militares a partir de la década del sesenta. En efecto, tras la incorporación de las Fuerzas Armadas chilenas al modelo de seguridad nacional, éstas vieron interpretadas sus demandas en el nuevo esquema. La evidente disfuncionalidad que se produjo entre el modelo de relación civil-militar implementado por la clase política y el protagónico rol que les asignaba a los uniformados el nuevo esquema militar, fue en definitiva la causal de la efervescencia castrense y de los actos de protesta militar que se comenzaron a registrar a partir de 1967. En el presente capítulo revisaremos los diferentes actos de protesta y las primeras conspiraciones que se registraron a la luz de los aspectos antes descritos. En este sentido nos parece relevante conocer los orígenes y características que adoptó cada movimiento, así como también, diagnosticar en ellos los principales puntos de quiebre con el modelo civil a fin de conocer a través de este análisis el proceso de adoctrinamiento de las Fuerzas Armadas bajo los nuevos preceptos militares de la seguridad nacional. Por otro lado, consideramos pertinente referirnos al proceso de “validación” ante la comunidad civil del esquema de seguridad nacional por parte de los uniformados. En este sentido la posterior sistematización de estas ideas al modelo de relación civil-militar pasó necesariamente por la aprobación, si no de toda la comunidad civil, por lo menos de una parte de ella. En este sentido creemos importante conocer los orígenes de este proceso que concluyó el 11 de septiembre. Los diferentes actos de protesta y conspiraciones que en este capítulo desarrollaremos nos permiten adentrarnos en esta problemática. La hipótesis que guiará nuestro trabajo en el presente capítulo sostiene que la polarización que afectó a nuestra sociedad hacia la década del sesenta, la encontramos presente al interior de las Fuerzas Armadas a través de una pugna ideológica en torno al “deber ser” de las instituciones castrenses, cuya máxima expresión lo constituyó el “Tacnazo” de octubre de 1969. En este mismo sentido sostenemos que durante la década del sesenta las Fuerzas Armadas estuvieron abiertas a cualquier organización político-social, menos la comunista; a través de ellas buscaron un apoyo político para hacer realidad sus demandas corporativas. En este contexto la derecha fue el único sector político que presentó un proyecto coherente que determinó la cercanía que hasta el día de hoy mantienen. a) Los Antecedentes:

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La incorporación de las Fuerzas Armadas chilenas al plan de defensa hemisférico liderado por los EE.UU. a fines de los años cuarenta, se expresó, como lo señaláramos en el capítulo anterior, en una lenta asimilación de elementos doctrinarios derivados del plan de seguridad continental a través del fluido contacto entre las partes. La difusión ideológica que llevaron acabo las Fuerzas Armadas Norteamericanas, estuvo acompañada de innovadoras técnicas militares que buscaron responder coherentemente a los fines que perseguían las Fuerzas Armadas latinoamericanas. Desde este punto de vista los uniformados chilenos se familiarizaron con cursos de comando, paracaidistas, contrainteligencia, etc, que modernizaron la instrucción militar que hasta ese entonces se practicaba en los cuarteles. El teniente Raúl Munizaga Neumann recuerda que estos cambios permitieron a los uniformados ya no sólo “... estudiar materias relacionadas con la teoría y disciplina, sino en el manejo de armas y nuevas técnicas de ataque.”117 En este mismo sentido el coronel Carlos Ossandón Sánchez sostiene que en la Academia de Guerra, con el fin de otorgar visiones militares provenientes desde los EE.UU., se incorporaron materias que antiguamente estaban vedadas al plan de estudios de un profesional de las armas, como Economía, Fundamentos del Derecho Constitucional, Política, Comercio Exterior, entre otras.118 Las innovaciones profesionales hasta aquí descritas, no sólo fueron exclusivas del Ejército, sino también, la Fuerza Aérea, la Armada y Carabineros, quienes en diferentes ritmos e intensidades, también se vieron trastocados con la modernización tecnológica y renovación ideológica que afectó a las instituciones de la defensa. Al respecto el coronel de la FACH, Carlos Castro Suritaín, recuerda que la adquisición por parte de la Fuerza Aérea de los Hawker Hunter en 1967 y los cursos de comando y contrainteligencia a los que tuvo acceso esta arma fueron recibidas con entusiasmo por la institución.119 En la Armada los periódicos encuentros con la infantería norteamericana a través de la llamada “Operación Unitas”, así como también, los modernos conceptos de guerra contra subversiva a través de una modernización de sus aparatos de inteligencia vinieron a oxigenar un ambiente cargado de escepticismo desde hacía décadas.120 En Carabineros, la formación del Grupo Móvil y la extensión de las tareas de inteligencia a esta institución también incorporó a la policía a los nuevos conceptos de seguridad imperantes.121 La modernización que iniciaron las Fuerzas Armadas durante este período si bien es cierto que respondió satisfactoriamente a sus necesidades corporativas, en el entendido de que a través de ella los uniformados lograron definir su papel en la

117 ENTREVISTA Teniente Raúl Munizaga N. 30/03/95.- El mencionado oficial añade que en el Ejército, bajo la dirección del general Bernardino Parada Moreno, se introdujeron importantes cambios, vinculados fundamentalmente en la modalidad de instrucción. El general Parada estuvo al mando del Ejército durante el año 1967 y sorpresivamente dejo la institución debido a diferencias con el gobierno. En relación al retiro del general Parada del Ejército VER: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 102.- 118 ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.- 119 ENTREVISTA Coronel Carlos Castro S. 13/07/95.- 120 ENTREVISTA Contralmirante Sergio Huidobro J. 08/10/96. 121 ENTREVISTA Coronel Lionel Acuña F. 01/10/97.-

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sociedad, su implementación tuvo serias dificultades financieras. En efecto, hacia la década del sesenta las relaciones Fuerzas Armadas-clase política entraron en una fase crítica al no producirse una identificación del mundo político con las necesidades corporativas de los uniformados. El presupuesto de defensa, aprobado anualmente en el Congreso, no aumentó y en algunos casos se redujeron las cantidades esperadas por los militares para introducir los cambios que la cosmovisión de seguridad nacional requería.122 El proyecto modernizador que las Fuerzas Armadas propiciaron hacia este período apuntó a cuatro áreas específicas. En primer lugar, desde el punto de vista logístico, las instituciones de la defensa presentaban serias dificultades hacia los años sesenta. La no renovación sistemática del material de guerra durante largos años había dejado obsoleta gran parte de la defensa militar de nuestro país. Sólo pequeñas innovaciones se habían introducido en estas materias y se derivaban de la ayuda proveniente desde los EEUU.123 De las tres instituciones de defensa, el Ejército presentó los niveles más críticos de falta de material de guerra. En este sentido los artilleros de esta arma recuerdan que “...no tenían municiones y los ejercicios de combate eran simulados para producir economía de combustible y material. Las unidades se tenían que mantener con lo que se denomina economías generales, derivadas de los permisos que se otorgaban a los conscriptos...”124 En la FACH en tanto, la situación no dejó de ser diferente a la antes descrita. La escasez de material de guerra se transformó en un obstáculo “...para contar con una cantidad suficiente de pilotos de combate...los ejercicios de vuelo (por falta de medios) eran bastante modestos, la posibilidad de disparar un rocket era prácticamente nula debido a su elevado costo.”125 En la Armada, por otro lado, la situación también fue crítica. Los recursos existentes “...a duras penas alcanzaban para la adquisición de municiones y petróleo, así como también, para mantener en buenas condiciones un buque.”126

122 En este sentido las cifras del presupuesto de defensa durante la década del sesenta oscilaron “...entre las tres instituciones era- desde hacía diez años- un promedio del 44,1% para la Armada, un 34,1% para el Ejército y un 21,8% para la FACH...” Así lo establece el general Prats. EN: Prats, Carlos. Op cit. Pág. 193.- 123 Los oficiales entrevistados y los testimonios escritos que se han dejado son concordantes en señalar en que la situación logística de las Fuerzas Armadas hacia la década del sesenta era desastrosa. En el caso del Ejército, el general Sergio Castillo Aránguiz, Comandante en Jefe del Ejército durante 1968-1969, recuerda que esta realidad se debía fundamentalmente al bajo presupuesto que afectaba a la institución, obligaba a convertir parte del presupuesto en moneda extranjera a moneda nacional, para hacer frente a necesidades imperiosas de vivienda e infraestructura, renunciando con ello a la adquisición de material de guerra.” ENTREVISTA General Sergio Castillo A. 16/02/ 95.- En relación a la ayuda norteamericana emanada a través del PAM, el general Prats señala que ésta fue más bien marginal en el caso de Ejército y poco relevante en la situación general de las Fuerzas Armadas chilenas. Añadiendo que hacia 1967 “...EE.UU. obtiene la dictación de la Ley sobre Foreign Military Sales (FMS), que elimina la donación o préstamos de material de guerra, reduciendo la “ayuda militar” al ámbito de entrenamiento y asesoría técnica” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 100.- 124 ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95. La misma fuente añade que a “...los cuarteles, dentro del cuidado y limpieza que se logra gracias al esfuerzo cotidiano que realizan las Fuerzas Armadas, y a su estricto régimen interno, no se les podía, sin embargo, renovar su infraestructura.” 125 ENTREVISTA Coronel Carlos Castro S. 13/07/95.- 126 ENTREVISTA Contralmirante Sergio Huidobro J. 08/10/96. El mencionado oficial recuerda que la gravedad de la crisis presupuestaria hizo popular entre los marinos la frase de “que no había plata ni para huaipe”. En relación a Carabineros, la policía uniformada no fue la que se vio menos afectada con la crisis logística que afectó a las instituciones de la defensa. El agitado período político-social determinó que esta institución mantuviera relativamente estable esta área. ENTREVISTA General Arturo Yovane Z. 24/11/96.-

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En segundo lugar, la modernización de las Fuerzas Armadas pasaba por un mejoramiento en la infraestructura militar. Esta área, al igual que la anterior, presentó serias falencias que entorpecían las tareas de los uniformados. En el Ejército esta situación se expresó en la lentitud con que fue aplicado el plan de redistribución de fuerzas en el centro-sur del país,127 los deficientes índices de conscripción militar,128 así como también, en el deterioro de las instalaciones de la institución. En el “Regimiento Tacna”, por ejemplo, los oficiales Carlos Ossandón y Víctor Mora Valladares concuerdan en señalar que hacia dicho período la unidad de artillería más importante del país, como lo fue el “Tacna”, “...carecía de baños y duchas en buen estado...(y junto a ello) de una adecuada dotación de oficiales y cuadro permanente.”129 En la FACH esta situación se vinculó a la falta de una adecuada infraestructura terrestre para realizar operaciones básicas, tales como aeropuertos, torres de control, hangares, etc., así como también en falta de algunas comodidades básicas en las Bases.130 En la Armada la situación pasaba por el mantenimiento de la infraestructura existente “...la que a duras penas alcanzaba un nivel básico.”131 Un tercer aspecto que buscó mejorar el proyecto modernizador de las Fuerzas Armadas se vinculó con las remuneraciones que percibía su personal, que al igual que en los rubros antes vistos, presentaba características preocupantes que obstaculizaban las tareas castrenses. En este último sentido es importante consignar el permanente éxodo de oficiales y suboficiales hacia el mundo civil, debido fundamentalmente a los bajos sueldos y jubilaciones que percibían los uniformados.132 Esta realidad que afectó a las tres ramas de las Fuerzas Armadas y a las policías en distintas intensidades,133 adquirió características críticas en los rangos inferiores de la oficialidad y suboficialidad, así por ejemplo, un “oficial joven”134 presentaba serias dificultades para mantener los gastos de habitación, vestuario y educación para sus hijos. Ello obligó a las esposas de subtenientes, capitanes y mayores, sin recursos independientes, a trabajar para incrementar el

127 Así lo relata el general Carlos Prats cuando señala que una de los grandes anhelos de la institución pasaba por la redistribución de los reducidos medios. Al respecto añade que la concentración de éstos en las guarniciones del centro del país impide un adecuado desarrollo institucional.- EN Prats; Carlos. Op cit. Pág. 102. 128 El mismo general Prats anota que en el caso del Ejército la conscripción desciende hacia 1967 a un 50% del nivel mínimo indispensable. Mayores antecedentes en torno a este tema EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 104. 129 ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95. ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.- 130 Los coroneles de la FACH Carlos Castro y Pedro Guerrero concuerdan en esta apreciación. El último de ellos recuerda por ejemplo que en Puerto Montt, donde comandó una unidad hacia este período, los suboficiales no tenían un casino donde pasar sus momentos de descanso, estando obligados a salir de la base en las horas de franco. La institución no les podía brindar un espacio a sus hombres, por falta de medios. ENTREVISTA Coronel Pedro Guerrero. 24/01/97.- 131 ENTREVISTA Capitán de Fragata Hugo Ponce. 04/05/99.- 132 En este sentido el general Sergio Castillo recuerda que fue la problemática económica que afectó al Ejército gravitaba en el aspecto moral y se expresaba en un considerable éxodo de oficiales y personal de planta, que abandonaba su carrera en busca de mejores expectativas. Al respecto añade que fue habitual “...que un alto porcentaje de cadetes que terminaban sus estudios humanísticos, renunciaba a ser promovido al curso militar y preferían integrarse a la vida civil.” ENTREVISTA General Sergio Castillo A. 16/02/95.- 133 Según los testimonios del general Prats el Ejército fue la institución en donde los problemas fueron más acentuados. Esta misma apreciación es también compartida por el general Castillo quien señala que “...la mayor diferencia se producía con la Fuerza Aérea, que desde su creación y por razones de riesgo, percibía importantes gratificaciones que eran permanentes incluso en el retiro.” ENTREVISTA General Sergio Castillo A. 16/02/95.- En relación a Carabineros esta realidad igual se expresó con crudeza en la policía uniformada así lo recuerda el general Yovane y el coronel Acuña.- 134 Este apelativo lo usaremos intensamente en este capítulo y en el próximo. Para entender a que llamamos Oficialidad Joven VER pie de página hoja número cuarenta y tres del capítulo primero.

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ingreso familiar.” A menudo esposas empleadas como secretarias, ganaban más que sus maridos oficiales...”135 generando ello frustración, y en algunos casos, el retiro de muchos jóvenes que permanecieron en las filas institucionales, quienes llegaron a recurrir al “pluriempleo”, conduciendo taxis o haciendo clases particulares en las horas de franco. La situación de la oficialidad de alta graduación,136 no dejaba de ser muy diferente a la de sus subalternos. La hija del general Mahn recuerda que “...vivían con modestia rayana en la pobreza...escondíamos y paliábamos (nuestras necesidades) pasando los fines de semana en clubes militares; veraneando en casa de huéspedes o recintos militares, atendiendo nuestros problemas de salud o dentales con especialistas uniformados.”137 Por último, las Fuerzas Armadas buscaron desempeñar un rol más destacado en la sociedad a través de una participación más protagónica en el Estado. Como lo explicáramos en el capítulo anterior la DSN jugó un rol importante en este sentido, al propiciar una participación más activa de las instituciones de la defensa en las diferentes áreas de la sociedad.138 Desde esta perspectiva, dentro de las demandas castrenses de los años sesenta, hubo la intención de terminar con el carácter secundario a los que el modelo civil-militar los confinaba. En este sentido, uno de los elementos que más molestó a los militares fue el permanente desconocimiento que les hizo extensivo la clase política en temas de seguridad. Al respecto esta crítica hacia el mundo civil quedó graficada a través de dos hechos. La creación de la Dirección de Fronteras y Límites en donde fue ignorado el aporte especializado de los uniformados, así como también, el sistemático desconocimiento que afectó a los estudios de apreciación de la situación interna que preparaba periódicamente el EMDN.139 El desprecio con que fueron tratadas las demandas y el aporte de los uniformados por parte de la clase política, obedeció a razones de orden histórico, ideológico y social. En relación al primero de ellos tenemos que señalar el desprestigio en el que quedaron los militares luego de los frustrados ensayos en la arena política en los años veinte, lo que determinó la “reacción civilista” y en gran parte las pautas cívico-militares que caracterizaron a la república del ´25.140 En segundo lugar, desde el punto de vista ideológico, la existencia de sectores pacifistas, como la Democracia Cristiana y otros, en el espectro político nacional nos permite explicarnos este “abandono” que afectó a las Fuerzas

135 North; Liisa: Los militares en la política chilena Universidad de York s/f. Pág. 16. 136 Término con el que nos familiarizaremos en las siguientes páginas. Entenderemos por oficialidad de alta graduación aquella que para el caso del Ejército, Carabineros y Fuerza Aérea esta sobre el grado de coronel y ha realizado el curso de Estado Mayor, imprescindible para seguir ascendiendo. En el caso de la Armada esta categoría se encuentra representada por aquellos grados de capitán de navío hacia arriba.- 137 Marras; Sergio: Confesiones. Editorial del Ornitorrinco 1988. Pág. 125.- 138 Todos los uniformados entrevistados concuerdan en señalar que hacia este período la civilidad sólo se acordaba de los militares durante el mes de la Patria por el tradicional desfile, extendiéndose la sensación de que eran para la civilidad un mal necesario.- 139 Así lo deja entrever el general Prats en su obra cuando se refiere a este período, resaltando en ella el profesionalismo y exactitud con que los militares pueden abordar temas políticos. Al respecto ver los comentarios de Prats cuando le recuerda a Frei la precisión con que el EMDN vaticinó el triunfo de Allende.- EN Prats; Carlos. Op cit. Págs. 140-141.- 140 En efecto, los teóricos de la problemática militar sostienen que la única forma de mantener el modelo de relación civil-militar existente en Chile entre 1932-1973 era a través de una reducción de presupuesto de la defensa. Así lo confirma Augusto Varas y Samuel Huntington en sus sendas obras. VER: Varas: Augusto et al. Op cit. Mayores antecedentes en torno a este modelo en los EE.UU. EN: Huntington; Samuel. Op cit. Veáse Capítulo 11. Págs. 289-310.

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Armadas. En efecto, estos grupos veían innecesario un aumento en el gasto de defensa, mirando con reticencia la intervención política que llevaban los militares brasileños y argentinos. En la izquierda, en tanto, el antimilitarismo se justificaba a partir de una visión estratégica que sustentaba la opción revolucionaria del pueblo, concepción que cobraba fuerza ante el surgimiento de dictaduras militares en Latinoamérica.141 Desde el punto de vista social, las fuentes consultadas concuerdan en señalar que el estrato del cual provenían los uniformados se constituía en un elemento a partir de cual también es posible explicar el desprecio civil hacia el mundo militar. Al respecto, el ex senador democratacristiano, Rafael Agustín Gumucio, añade que “...para un coronel cualquiera su mayor aspiración era casarse con la hija de un hacendado rico de provincia. Esta actitud menoscabada, humillada, trascendió en la DC en el sentido de que no se formó un grupo que apoyara a los militares en sus demandas.”142 En este mismo sentido el ex senador de derecha Francisco Bulnes Sanfuentes, reconoce que en su sector existían amplios grupos que miraban con desprecio al mundo militar, explicando a partir de ello en parte la despreocupación que manifestó este sector hacia las demandas de los uniformados.143 Si bien es cierto que esta situación de abandono que venía afectando a los uniformados, fue uno de los aspectos característicos de las relaciones cívico-militares bajo la llamada república del ´25, la situación que afectaba a las Fuerzas Armadas cobró síntomas de gravedad cuando la desatención civil atentó contra el proyecto institucional de los uniformados y puso en peligro desde el punto de vista militar la soberanía nacional.144 En efecto, el rearme continental, el fortalecimiento y protagonismo que sus homólogos vecinos, quienes a través de golpes militares o la modernización de las estructuras de sus respectivos Estados, habían cobrado mayor importancia en sus respectivas sociedades. Junto a ello la eventual amenaza de un conflicto bélico- para lo cual se requería de fuerzas militares lo suficientemente dotadas- con Bolivia, por el accidentado curso del Río Lauca en 1962, y con Argentina, por la discutida soberanía de Laguna del Desierto en 1966, se transformaron en fuertes antecedentes a partir de los cuales los requerimientos castrenses cobraron más fuerza, así como también, su frustración al no recepcionar la comunidad política dichas demandas.145 Bajo este contexto o coyuntura político-militar se comenzó a expresar en algunos círculos castrenses la reedición del discurso antipartidista y corporativo que llevó en dos oportunidades al general Ibáñez al poder, siendo el Ejército la

141 Si bien es cierto que la desatención que afectó a los uniformados fue practicada por los diferentes grupos políticos sin distingo, en el centro y la izquierda esta postura estuvo determinada por elementos ideológicos.- Las primeras dictaduras militares de seguridad nacional en América Latina fueron la de Brasil en 1964 y la de Argentina en 1966.- 142 ENTREVISTA Ex Senador Rafael Agustín Gumucio. 09/05/96.- 143 Aunque la derecha se transformó hacia fines de la década del sesenta en la principal defensora y promotora de los uniformados en el congreso. ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S. 30/09/96.- 144 Nos referimos a la necesaria inversión que requería la adopción del modelo de seguridad nacional al cual los uniformados adhieren 145 Al respecto el general Prats anota en relación al llamado a retiro del general Parada y la paralización de los cambios que se pensaban materializar que “...se genera un peligroso y oculto sentimiento de desaliento, al observar que en los países vecinos el Ejército adquiere preeminencia orgánica entre las instituciones de la defensa, mientras que en el propio bordea el precipicio de la decadencia.” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 102.-

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institución en donde la efervescencia castrense se presentó con mayor nitidez, y desde donde la “rebeldía militar” hacia el mundo civil fue más manifiesta. En sus líneas centrales el malestar que los uniformados comenzaron hacer público a partir de 1967 versó fundamentalmente en la incapacidad, que desde la perspectiva militar, tenía la clase política de turno al no reconocer el nuevo escenario mundial y otorgar a las Fuerzas Armadas un rol más destacado en el Estado y la sociedad. Este reconocimiento pasaba necesariamente por un aumento del presupuesto de la defensa y una mayor injerencia de los uniformados en las diferentes tareas del país. A partir de lo anterior, es factible comprender que los primeros actos de protesta militar a través de los cuales se comenzó a expresar el sentimiento de fronda militar, hayan presentado un fuerte contenido “gremialista” que veladamente dejó entrever una concepción antipartidista y corporativa del Estado. Junto a este componente se expresó un segundo tópico interesante de analizar, nos referimos al reacomodo que se produjo al interior de las Fuerzas Armadas tras la lenta adopción del modelo de seguridad nacional, el que se expresó en una división generacional en torno a la visión de las instituciones castrenses. b) Las Primeras Deliberaciones: Si bien es cierto que las condiciones que desembocaron en las diferentes acciones de protesta y complot militares en la década del sesenta se venían presentando con bastante anterioridad en el seno de las Fuerzas Armadas, éstas, como en todo orden de cosas, requerían de una causal precipitante para poder expresarse.146 En este sentido, la “conciliadora postura”, como calificaron los uniformados las diversas acciones que desarrolló el gobierno en torno al confuso incidente de “Laguna del Desierto” en 1966, se transformó en el antecedente tras el cual surgieron las primeras “células militares rebeldes” al interior de los cuarteles.147 La estructuración tanto orgánica como del propio “discurso” de este tipo de grupos fue un efecto del tiempo en que éstos estuvieron vigentes. En sus orígenes se trató de cerrados círculos sin contactos entre sí y con demandas inmediatistas como un aumento presupuestario o de remuneraciones. Más tarde es posible evidenciar una coordinación intra y extrainstitucional, así como también, la elaboración de una propuesta mucho más global como lo veremos en las siguientes páginas. El primer movimiento de protesta que se registró en las Fuerzas Armadas y que se inscribió dentro del ambiente de inquietud hasta aquí descrito, estalló en la

146 Como lo estableciéramos en el capítulo anterior la crisis presupuestaria era una situación que se arrastraba desde hacía décadas en las Fuerzas Armadas. Los años sesenta presentaron la coyuntura favorable para que el malestar de los uniformados, originado a raíz de esta problemática, estallara.- 147 Los uniformados entrevistados califican de “entreguista “ la postura del gobierno DC en materias de conflictos limítrofes con naciones vecinas. En este sentido el general Carlos Prats comenta que el año 1967 se creó “...la Dirección de Fronteras y Límites del Estado, en la que se omite considerar la validez de la opinión y presencia técnica de las Fuerzas Armadas en materias que comprometan la soberanía nacional y el sagaz Ministro de Relaciones Exteriores, Gabriel Valdés, expresa que “Chile está dispuesto a considerar la concesión de un corredor para Bolivia al norte de Chile.” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 99.-

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Armada en mayo de 1967. La oficialidad joven de la mencionada arma redactó una carta que fue entregada a su alto mando y a las autoridades políticas en las que se daba cuenta de “...la urgente necesidad de mejores medios técnicos y de alza en sus sueldos.”148 La controvertida misiva, denominada por la prensa de la época como el “Manifiesto de los Tenientes”, respondió a una inquietud surgida entre la oficialidad joven de la Escuadra Nacional, que sentía una falta de compromiso de sus mandos con la situación que las afectaba, así como también, de la clase política que desconocía su necesidades corporativas.149 En agosto del mencionado año miembros de las Fuerzas Armadas dieron a conocer un segundo llamado de atención a la opinión pública, la clase política y el alto mando militar. En efecto, hacia el mes ya mencionado apareció en el diario “El Mercurio” una carta supuestamente escrita por un Comandante de Unidad que resumía su pensamiento señalando que ”... los militares no tenemos derecho a deliberar en política; pero no somos tarados mentales.” 150 En su carta el coronel NN, exigía además remuneraciones dignas para los uniformados y un aumento en el presupuesto destinado a defensa. Casi a la par con los hechos anteriormente descritos, se reunieron en el Club Militar, más de un centenar de oficiales jóvenes del Ejército. En el encuentro que fue conocido como la “Reunión de la Pilsener”, los uniformados deliberaron acerca de la situación económica que afectaba a su institución y la actitud poco comprometida que venía manifestando el alto mando frente a esta situación.151 A través de las diferentes acciones de protesta militar ocurridos durante 1967, la oficialidad joven buscó comprometer al alto mando institucional con el sentimiento de frustración profesional y personal que los venía afectando, obteniendo de paso una rectificación por parte del gobierno en torno a su postura hacia el mundo militar. La nula receptividad con que fueron recibidas las demandas de la oficialidad joven por los altos mandos institucionales y el gobierno, acentuó la frustración profesional en los uniformados comprometidos en los movimientos de protesta hasta aquí descritos, así como también, las diferencias en materia de cosmovisión militar que se comenzaron a registrar entre la oficialidad. En efecto, una de las consecuencias de la DSN en las Fuerzas Armadas chilenas estuvo vinculada a la generación de una brecha generacional en torno a las características del “deber ser” de las instituciones castrenses, la que terminó por desencadenar una silenciosa lid entre estas dos cosmovisiones que concluyó el mismo 11 de septiembre de 1973. 148 Diario El Ilustrado 30/10/69. Pág. 2. 149 Tras la carta se inició en la II Zona Naval un sumario administrativo para sancionar a los autores de la mencionada misiva proveniente desde la oficialidad de baja graduación de la Escuadra Nacional. Finalmente fueron sancionados dos uniformados, quienes declararon ante el fiscal ser los creadores e instigadores del movimiento, lo que determinó el cierre del sumario. El Contralmirante Huidobro recuerda que su sobrino fue uno de los que se culpó y que fue llamado a retiro para proteger a sus compañeros. ENTREVISTA Contraalmirante Sergio Huidobro J. 08/10/96.- 150 Diario El Mercurio. 09/07/67. Pág. 2. 151 La prensa de la época bautizó con ese apelativo a este encuentro por los uniformados se reunieron a discutir estos temas compartiendo una cerveza. El grado de organización que tuvo este movimiento quedó demostrado con los contactos que tuvo con la prensa de la época. Uno de los oficiales que dirigió esta reunión recuerda que ellos solicitaron a unos conocidos de un influyente diario de la época, como lo era el diario El Ilustrado, que enviara a sus periodistas a cubrir la noticia a fin de que la reunión no pasara desapercibida en la opinión pública. Luego de esta reunión no hubo sumarios por el carácter público de la acción y por no figurar ningún cabecilla dirigiéndola. ENTREVISTA Coronel Edgardo Fuenzalida V. 12/01/96.

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Para la oficialidad joven, instruida bajo los preceptos ideológicos de la DSN, resultaba insostenible seguir manteniendo la relación de marginalidad a la que la clase política los condenaba, por el evidente desequilibrio armamentista frente a los países vecinos y el surgimiento de movimientos guerrilleros. Frente a ello se hacia imprescindible que los altos mandos institucionales actuaran diligentemente, y si era necesario por la fuerza, para mejorar la situación de las Fuerzas Armadas. Por otro lado, la visión de la oficialidad de alta graduación no difería aparentemente de la que expresaban sus subordinados; ellos reconocían la crisis de infraestructura y económica que afectaba a los uniformados, así como también, la necesidad de un mayor protagonismo castrense en materias de Estado, difiriendo con la oficialidad joven en los caminos a seguir para alcanzar los objetivos esperados. Estas diferencias, de carácter más bien estratégico, se profundizaron y llegaron a temas más de fondo al prolongarse la crisis que afectaba a las Fuerzas Armadas.152 Volviendo al tema que aquí nos ocupa, la reacción que manifestó la oficialidad comprometida en los actos de protesta, ante los magros resultados obtenidos,153 se expresó a través del Ejército en el mes de mayo de 1968 cuando los oficiales alumnos de las diferentes academias de la institución presentaron sus “renuncias” simultáneas a la carrera militar. Esta nueva acción de protesta, la más grave que había estallado hasta ese momento, fue gatillada por el estancamiento en el Congreso del proyecto relacionado con el aumento de las remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas, teniendo éstos como antecedente la rapidez con que se había aprobado el reajuste de la dieta de los congresistas días antes de estallar el conflicto. La rebeldía militar estalló el 1º de mayo en la Academia de Guerra del Ejército, cuando los oficiales alumnos pertenecientes al curso regular y al de informaciones, a través de sus profesores jefes, presentaron individualmente su renuncia a la institución. Esta actitud, de acuerdo a las propias palabras del general Horacio Toro Iturra, involucrado en el movimiento de protesta, se transformó en una verdadera “bomba de neutrones”, puesto que comenzó a ser imitada en las restantes Academias de las Fuerzas Armadas.154

152 En efecto, durante los primeros años en que se expresaron estas diferencias (1967-1968) la oficialidad en general tuvo el mismo sentimiento. Sin embargo, las diferencias generacionales se expresaron cuando el estamento joven pretendió alcanzar sus objetivos por la fuerza, provocando esto “roces” con el alto mando que van a terminar profundizando las diferencias. El estamento de mayor graduación, por una formación doctrinaria diferente era más respetuoso de la autoridad y por lo tanto de la constitucionalidad. Esta situación la podemos ver graficada en las “Memorias” del general Prats. El mencionado oficial aparece identificándose con el malestar pero a la vez apegado a un procedimiento que fue mañosamente mal interpretado por la oficialidad que quería modificar las pautas de relación civil militar entonces vigentes. 153 Las diferentes acciones de protesta castrense ocurridas en 1967 no lograron sensibilizar al gobierno. Al terminar el año el Ministro de Hacienda, Sergio Molina, hizo pública la noticia de que no habría reajuste presupuestario para las Fuerzas Armadas el próximo año, añadiendo que en los primeros meses de 1968, el gobierno enviaría al congreso un proyecto especial que aumentaría las remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas. 154 El general Horacio Toro añade que las “renuncias” respondieron a “...una necesidad de expresar públicamente nuestro malestar, de manera que pudiera ser percibido por el alto mando y el gobierno. “ EN: Marras; Sergio: Palabra de soldado Editorial del Ornitorrinco, 1989. Pág. 101. Acerca de la adhesión que tuvo este movimiento los oficiales entrevistados concuerdan en señalar el profundo impacto y masividad del movimiento. La prensa de la época señaló que el total de “renuncias” alcanzó a unos 152 renunciados en la capital. VER: Revista Ercilla 08-12/04/68. Págs. 8-13.

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La evidente critica al alto mando y a las autoridades de gobierno que llevó consigo este movimiento de protesta, se tradujo en el llamado a retiro de cuatro generales de Ejército y una reestructuración en aquellas carteras ministeriales claves para resolver la crisis militar.155 La actitud poco comprometida con que la oficialidad joven evaluó más tarde las acciones emprendidas por el recién nominado Comandante en Jefe del Ejército, general Sergio Castillo Aránguiz, y el nuevo Ministro de Defensa, general (r) Tulio Marambio Marchant, determinó la formalización y coordinación de los improvisados grupos de deliberación que habían programado los actos de protesta ocurridos entre los años ´67 y ´68, quienes a través de orgánicas y proyectos más acabados buscaron alcanzar sus objetivos corporativos. c) De Golpe de Estado a Huelga Militar: Las acciones de protesta militar hasta aquí descritas, dieron como resultado la implementación de dos estrategias a través de las cuales los uniformados buscaron mejorar la delicada situación que los afectaba. Una de ellas, que definiremos como “legalista”, representó a los altos mandos institucionales y fue liderada por sus respectivos Comandos en Jefe. La segunda de ellas la calificaremos como “rupturista”, e identificó los anhelos de un importante e influyente número de oficiales y suboficiales, que en orden de participación decreciente representó a uniformados del Ejército, FACH, Carabineros y Armada. En el Ejército, institución donde el número de oficiales que participó fue alto, el liderazgo de esta estrategia no fue unívoco. La descoordinación existente entre los uniformados determinó que se expresaran dos grandes vertientes que se diferenciaron por los contactos de sus respectivos líderes. Así fue como hubo un movimiento con el que se identificaron oficiales de infantería y blindados, y otro que agrupó a los artilleros y oficiales de caballería. El liderazgo del primero de ellos recayó en el mayor Arturo Marshall Marchesse, y el del segundo, en el general Roberto Viaux Marambio. Siendo la intervención militar el medio a través del cual ambas agrupaciones pretendieron materializar sus concepciones. A continuación pasaremos a revisar cada una de ellas de acuerdo al orden con que fueron presentadas más arriba, centrando la descripción de cada una de ellas en el Ejército, institución indiscutidamente nuclear a la hora de analizar la problemática militar, y del cual se poseen mayores antecedentes que nos permiten reconstruir este conflicto. Una de las primeras gestiones a las que se dedicaron los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas luego de las sorpresivas “renuncias”, fue la de acercarse a sus respectivas unidades con la finalidad de informar a sus subalternos las respectivas diligencias -institucionales y gubernamentales- que se estaban llevando acabo para mejorar la situación de las instituciones de la defensa, y así prever otra manifestación de descontento militar.156

155 La crítica al alto mando que llevó consigo las “renuncias” significó para el entonces Comandante en Jefe del Ejército, general Luis Miqueles Caridi ser llamado a retiro junto a los generales Jorge Quiroga Mardones, René Cabrera Soto y Rodolfo Abé Ortiz. En el Ministerio de Defensa fue reemplazado Juan de Dios Carmona y en Hacienda Sergio Molina fue reemplazado por Andrés Zaldívar. 156 ENTREVISTA General Sergio Castillo A. 16/02/95.-

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Visitas similares realizó el recién nominado Ministro de Defensa quien, valiéndose de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas y conocedor del descontento castrense, realizó una ácida crítica a los movimientos de protesta ocurridos, apelando a la ética profesional de las instituciones militares.157 La tarea más ardua para tranquilizar el exacerbado ánimo de la oficialidad joven fue desarrollado en el Ejército, la institución castrense que presentaba el déficit más alto en materia de infraestructura, armas y remuneraciones, y donde los síntomas de insubordinación, luego de las “renuncias”, se hacían más evidentes. Con la finalidad de oxigenar el tenso ambiente que se respiraba al interior de los cuarteles del Ejército, el general Castillo recuerda haber “...ordenado al Estado Mayor institucional, elaborar un informe acucioso de la realidad económica del Ejército y su incidencia en el desempeño profesional.”158 El mencionado informe, añade el general Castillo, fue presentado al Presidente Frei y discutido más tarde con el Ministro de Hacienda, Andrés Zaldívar Larraín y el Subsecretario de Guerra, General ® Carlos Gardeweg Costa. Los frutos de estas discusiones se materializaron con la aprobación del ejecutivo de un Plan Extraordinario de Adquisiciones de Material de Guerra, información que fue comunicada a las distintas reparticiones de la institución a través de sus respectivos Comandantes, a fin de disminuir los niveles de efervescencia al interior de los cuarteles.159 A pesar de las acciones y esfuerzos que realizó el alto mando de las Fuerzas Armadas para mantener a sus miembros dentro de los cánones constitucionales, éstos resultaron infructuosos. El anuncio de las nuevas adquisiciones en el Ejército, Armada y Fuerza Aérea, fueron interpretadas por la oficialidad joven como “medidas parches” que tendían a mantener en el tiempo una crítica situación que se arrastraba desde hacía décadas, responsabilizando a sus respectivos altos mandos en la agudización de esta crisis, al no expresar éstos una actitud más resuelta ante el ejecutivo para reclamar las demandas corporativas. El escepticismo con que evaluó la oficialidad joven las diligencias de sus altos mandos, obedeció a la existencia al interior de los cuarteles de una estrategia paralela a partir de la cual se buscó solucionar los problemas militares, y que se expresó en la formación de “células militares rebeldes” que buscaron implementar una estrategia sediciosa. Como ya lo enunciáramos en los párrafos anteriores, el liderazgo de ésta en sus inicios no estuvo centralizado, expresándose en dos movimientos que terminaron por aunar fuerzas. El primero en expresarse públicamente, fue el que encabezó el segundo Comandante del “Regimiento Yungay”, mayor Arturo Marshall el 19 de septiembre de 1969. En relación a este movimiento, fuentes cercanas a él recuerdan que el complot comenzó a tomar cuerpo en el mes de agosto del mencionado año, en los ensayos de la Parada Militar en el Parque Cousiño, hoy Parque O´Higgins. En dichos encuentros preparativos, que congregaban a un importante contingente 157 En el encuentro que tuvo con la oficialidad de la guarnición de Santiago el Ministro Marambio señaló “...que de no encontrarse una solución en seis meses al conflicto él renunciaría al cargo.” VER: El Diario El Ilustrado 06/05/ 68. Pág. 8. 158Castillo Aránguiz; Sergio, Comandante En Jefe del Ejército, 03/05/68 y 27/10/69. Documento inédito Pág. 1. 159 Esta modalidad para enfrentar esta problemática fue imitada por las restantes instituciones de la defensa.

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de la guarnición de Santiago, el mayor Marshall capitalizó el descontento de algunos uniformados llamándolos a reuniones clandestinas.160 De las dieciocho unidades de Ejército que se plegaron al movimiento a través de sus respectivos oficiales, es necesario añadir algunos contactos con otras ramas de las Fuerzas Armadas que existieron en sus inicios. En este sentido, el capitán Fernando Nieerad comprometido en el movimiento recuerda conversaciones con un grupo de aviadores de la Base Aérea El Bosque, liderados por el capitán de escuadrilla Carlos Castro, con un sector de la Armada a través de un capitán de corbeta, y con el Comandante del Grupo Móvil de Carabineros, coronel Nilo. Estos encuentros conspirativos entre miembros de las Fuerzas Armadas no llegaron a buen término, la personalidad “alocada” de Marshall determinó que se alejaran de éste en búsqueda de nuevos aliados en el Ejército.161 La intención de expresarse a través de un golpe de estado llevó a Marshall y a sus seguidores a fundar una Junta Militar compuesta por seis oficiales, en sus inicios jóvenes, quienes debían ir retirándose de ella en la medida que oficiales de mayor graduación se integraran al movimiento, con la finalidad de robustecerlo e ir ampliando su representatividad.162 En sus líneas centrales la operación militar que ideó el Movimiento 19 de Septiembre, como más tarde se pasó a denominar, fue “...que una vez terminada la Parada Militar que conmemora el Día de las Glorias del Ejército, las dieciocho unidades de la institución debían acuartelarse y proceder a entregar munición y armamento de combate a sus conscriptos. Mientras estos ocurriría las tropas de los Regimientos “Yungay” y “Guardia Vieja” debían rodear el Club Militar pasadas las 23:00 horas, a fin de entregar al Presidente de la República, presente en la tradicional celebración institucional una carta en la que se exigía la renuncia del gabinete, del alto mando de las Fuerzas Armadas y el reconocimiento de la Junta Militar. Paralelo a esta acción, el Blindado Nº 2 y la Escuela de Suboficiales debían tomarse los Arsenales de Guerra con el que cuenta el Ejército en Santiago, quedando de esta forma el gobierno sin capacidad de reacción inmediata.” 163 Las actividades conspirativas antes descritas quedaron al descubierto el 17 de septiembre tras la confesión de tres capitanes de infantería ante su superior. La delación en la que incurrieron estos oficiales determinó que Marshall decidiera, en primera instancia, no asistir a rendir honores al Presidente de la República cuando éste se dirigía al tradicional Te Deum de Fiestas Patrias, llegando con su unidad de formación con evidente retraso.164 160 El mayor Arturo Marshall venía, sin embargo, desde hacía mucho tiempo trabajando en una eventual conspiración. Los preparativos de la Parada Militar sólo le brindaron la posibilidad de aunar algunas fuerzas a esta aventura. A través de ellas es posible señalar que los uniformados no modernizaban sus técnicas para elaborar un golpe de estado. En el sentido que tales acciones hacen recordar las que tuvo el general Ibáñez de la década del veinte bajo condiciones muy diferentes. 161 En efecto, los oficiales entrevistados que conspiraron con Marshall lo recuerdan como un voluntarista y soñador. No era una persona que proyectara confianza por ser muy impulsivo. Así lo recuerda el coronel Castro y los capitanes Mora y Catalán. 162 La junta fue bautizada como José Miguel Carrera. ENTREVISTA Capitán Fernando Nieerad. 17/10/96.- 163 ENTREVISTA Capitán Fernando Nieerad. 17/10/96. La insistente postura de los líderes del movimiento de sumar a las demás ramas de las Fuerzas Armadas, encuentra su respuesta en su planificación. El hecho de que el Ejército tomara presos a los jefes militares de las restantes ramas ponía en peligro la acción militar, puesto que éstas podían reaccionar contra los amotinados. 164 El mayor Marshall debía asistir en la mañana del 18 de septiembre con su unidad de presentación a rendir honores al paso de la comitiva presidencial. Al enterarse de que sus intenciones fueron descubiertas decidió en primera instancia no ir, pero sus subalternos lo convencieron, llegando con evidente retraso a cumplir con sus funciones. La prensa de la época interpretó esta acción como un desaire al primer mandatario, pero al parecer no fue así. ENTREVISTA Capitán Víctor Catalán Polanco 23/12/96.-

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Mientras la Parada Militar se desarrolló con aparente normalidad,165 la oficialidad comprometida en la acción procedió a ocupar sus puestos según la planificación acordada. Sin embargo, sus intenciones fracasaron al enterarse de la detención de Marshall y de los capitanes Nieraad y Hantke por efectivos del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) apostados en los Arsenales de Guerra de la institución.166 En relación al movimiento que lideró el general Roberto Viaux, este fue sin lugar a dudas el que contó con una mayor fuerza y estructurada planificación. Los orígenes de esta conspiración los encontramos a partir de septiembre de 1968, cuando el entonces coronel Viaux se desempeñaba como Director de la Escuela de Artillería, en la ciudad de Linares. En ese período, las actividades del cuestionado oficial se limitaron a diagnosticar en la oficialidad joven que dirigía, el grado de inquietud y malestar en torno a la situación económica que afectaba a la institución, para luego elegir a algunos oficiales que lo acompañarían en la asonada, llegando a utilizar, en algunos casos, todas sus influencias para cambiar las destinaciones de sus “elegidos” 167 La alternativa liderada por Viaux fue presentada a un pequeño grupo de oficiales en la capital,168 oportunidad en la que el caudillo militar aprovechó de adelantar a su audiencia su eventual ascenso a general y su destino a la Primera División de Ejército con asiento en Antofagasta. En relación al plan de intervención militar presentado por Viaux, el capitán Víctor Mora recuerda que éste consistía “...en acuartelar a la totalidad de las unidades de la Primera División que él dirigiría, desconocer el gobierno e impedir que los buques cargados de cobre, que tenían por destino los EEUU, zarparan del país. La ciudad de Santiago, en tanto, debía reaccionar apresuradamente y acuartelar el máximo de unidades a las afueras de la capital, con la finalidad de dejar sin reacción inmediata al gobierno. Los puntos elegidos para acuartelarse en Santiago eran Batuco y la Base Aérea El Bosque.”169 Mientras en los cuarteles capitalinos se comenzó a conocer la existencia de un movimiento militar líderado por Viaux, el caudillo fue informado periódicamente

165 Mientras se desarrollaba el desfile, las unidades de los Regimientos “Yungay” y “Guardia Vieja” lo hicieron luciendo munición de combate. Situación inusual, puesto que para tales ocasiones los uniformados lo hacen con proyectiles a fogueo. Al respecto Nieraad justifica la medida señalando que ella se debió a que ambas unidades eran las encargadas de rodear el Club Militar. La distancia geográfica entre Santiago y Los Andes-San Felipe, era un obstáculo que impedía que las unidades desfilaran con munición a fogueo, para luego retornar a las unidades y reaprovisionarse con munición de guerra. ENTREVISTA Capitán Fernando Nieerad. 17/10/96.- 166 Esta va a ser una situación normal en todos los complots militares que veremos en este capítulo. Los conspiradores no han dimensionado la capacidad de los organismos de inteligencia. Creen que aún se encuentran en los años veinte donde reunirse con fines sediciosos era sólo un asunto de querer hacerlo. 167 El capitán Mora que más tarde levantó el Tacna donde se refugio Viaux el 21 de octubre, fue subalterno de éste en Linares. En primera instancia, su destino fue la ciudad de Punta Arenas, la que fue cambiada por Viaux al Regimiento Tacna, donde le fue útil meses más tarde.- ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 168 Los compañeros de Viaux en estas reuniones recuerdan que el punto habitual para estos encuentros fue el Centro Chilote ubicado en la calle Londres. 169 En esa oportunidad el capitán Mora recibió de Viaux la orden de levantar contra el gobierno el Tacna e iniciar los contactos con el Regimiento Buin y la Escuela Militar. Con el primero de ellos se comunicó a través de su Comandante, el coronel Daniel Ponce. En la Escuela Militar convenció a los oficiales Ricardo Gaete y Jaime Nuñez. Con la finalidad de afianzar la tarea de enlace con otras reparticiones, el capitán Mora delegó parte de su función conspirativa en el “Tacna” en los oficiales Víctor Manuel Vergara y Gustavo Sanhueza. Estos últimos, añade, comenzaron a conversar con la suboficialidad y la tropa, con el fin de convencerlos y “aleonarlos” para que participaran en el movimiento. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.-

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de los pasos que se estaban dando en Santiago. Este fluido contacto incluyó innumerables viajes de Mora y otros oficiales a la ciudad de Linares. Una vez que Viaux fue notificado de su ascenso a general y Comandante de la Primera División de Ejército, los viajes y mensajes cambiaron de destino, esta vez iban rumbo al norte, lo que indicaba que la planificación se desarrollaba a pasos agigantados. De las actividades con fines sediciosos que desarrolló Viaux en el norte del país, cabe señalar las vinculaciones que el propio conspirador recuerda haber tenido con el entonces Comandante en Jefe de la VI División de Ejército, con asiento en la ciudad de Iquique, general Augusto Pinochet Ugarte, y con otros oficiales de la mencionada zona militar.170 En relación a la participación de Pinochet y sus subalternos en el movimiento de Viaux, el coronel José Domingo Ramos recuerda que “... en más de una oportunidad Viaux se reunió con oficiales de la Sexta División, incluidos en ellos Pinochet...”171 Si bien es cierto que el coronel Ramos nunca conoció los temas tratados en esos encuentros, la actitud de algunos de éstos al producirse el “Tacnazo”, permite concluir que en la planificación ideada por Viaux también se incluyó a la oficialidad de la Sexta División.172 En relación a los argumentos a los que recurrió Viaux para convencer a quienes lo acompañaron en el movimiento, éstos consistieron en hacer manifiesta la despreocupación del gobierno y el alto mando hacia la institución. En este sentido Viaux no dio a conocer, en su jurisdicción, los adelantos que desde el Estado Mayor del Ejército se estaban llevando acabo. La tardanza con que se materializaron tales logros (sólo después del Tacnazo se aceleraron) se “confabuló” con el discurso “gremialista” con que Viaux cautivó a sus seguidores.173 La labor conspirativa que desarrolló el general Viaux en el norte quedó al descubierto a mediados de 1969, cuando el Comandante en Jefe del Ejército realizó una visita de rutina a la División que comandaba Viaux. Los resultados de la visita desde el punto de vista logístico dejaron preocupado al general Castillo, quien evidenció que “...la Primera División no contaba con un Plan de Operaciones...y los esfuerzos de su Comandante estaban apuntados más bien hacia el ámbito social de ésta...”174

170 El general Viaux señala que Pinochet estaba enterado de sus intenciones y las compartía. ENTREVISTA General Roberto Viaux M. 18/11/94.- 171 El coronel Ramos fue Comandante del Regimiento Dolores de la Sexta División de Ejército que estaba a cargo de Pinochet hacia este período. El oficial recuerda que los encuentros entre ambos generales eran periódicos durante este período. ENTREVISTA Coronel José Domingo Ramos. 17/11/96.- 172 El día del “Tacnazo” Pinochet estaba aún en Santiago a raíz de la reunión anual de la Junta Calificadora de Oficiales. El oficial Jefe de Estado Mayor de Pinochet mantuvo una actitud extraña junto al oficial de la marina de esta zona de apellido Arenst. En este ambiente de confusión provocado por el jefe interino de la división, el coronel Ramos recibió un llamado telefónico desde Arica, donde se encontraba el coronel Agustín Toro Dávila, quien trato de indagar la postura de Ramos respecto al “Tacnazo”. ENTREVISTA Coronel José Domingo Ramos. 17/11/96.- 173 En cada Consejo de Generales y también por correspondencia se mantenía al tanto a los Comandantes de Divisiones de los adelantos que se estaban realizando en materia económica a fin de tranquilizar los ánimos. El general Viaux no comunicó esta información a sus Comandante de Unidades para que estos la entregaran a sus subalternos. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/95.- 174 Así lo revela el general Manuel Torres de la Cruz, entonces coronel y ayudante del general Castillo que acompañó a éste a la visita de rutina donde se evidenció que Viaux no era la persona más idónea para el cargo que desempeñaba. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz.23/03/95.-

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Las dudas de que algo fuera de lo normal estaba tomando cuerpo en los cuarteles del norte del país, fueron corroboradas por el Ministro de Hacienda, Andrés Zaldívar175 y por las confesiones que hiciera el Comandante del Regimiento Calama, coronel José Pérez Luco, ante el general Castillo y el Presidente Frei. El descubrimiento de las actividades conspirativas de Viaux, por las autoridades del país y del Ejército, motivó su llamado a la capital una semana antes de realizarse la Junta Anual Calificadora de Oficiales. Ante este sorpresivo llamado Viaux reunió y alertó a sus subalternos a quienes les señaló “...que se estaba tramando algo en su contra, en forma traidora y deleznable,” recibiendo expresiones de lealtad de parte de los uniformados. 176 Tras su llegada a Santiago el 2 de octubre, el general Viaux, sin el consentimiento del Comandante en Jefe, realizó frustrados intentos por comunicarse con el Presidente de la República. Luego de haber solicitado en tres oportunidades una entrevista, Viaux fue notificado de que “el Presidente no recibiría a ningún general antes de que se reúna la Junta Calificadora...”177 Los frustrados intentos por comunicarse con el Presidente Frei se tradujeron finalmente en el envío de una carta al Palacio de Gobierno en la que se detallaba la realidad institucional y le solicitaba el retiro del alto mando del Ejército.178 Mientras Viaux realizó frustrados intentos por comunicarse con Frei, la Junta Calificadora de oficiales comenzó a sesionar y el 16 de octubre se constituyó en Consejo. En este encuentro el general Pablo Schaffhauser procedió a dar lectura a la investigación sumaria por los actos de insubordinación ocurridos durante las últimas Fiestas Patrias,179 y más tarde el general Castillo procedió a llamar a retiro a tres generales, entre ellos Viaux, quien se negó a cursar su expediente de retiro.180 Con esta negativa actitud, Viaux buscó ejecutar su plan de golpe de estado. En este contexto se explica su súbito abandono de la capital el mismo 16 de octubre y su posterior arribo a la ciudad de La Serena, en donde buscó plegar sin éxito al Regimiento Arica.181 Una vez en Antofagasta, reunió a sus oficiales y les comunicó su llamado a retiro y su negativa de entregar el cargo. Las muestras de adhesión de algunos oficiales se vieron desvanecidas al tomar la palabra el teniente coronel Nilo Floody, quien se dirigió a Viaux señalando

175 El Secretario de Estado obtuvo la información a través de Guillermo Carey Tagle, abogado adinerado y cercano a la DC. Este último conoció las intenciones de Viaux luego de entrevistarse con Mora en un ágape militar que reunió a la generación del 59, en donde Mora y Carey resultaron ser compañeros de curso. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 176 Viaux fue llamado antes para entregar el plan de operaciones que nunca ideó para su división. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/95.- 177 El Presidente por costumbre no recibe a ningún General mientras está en ejercicio la Junta Calificadora de Oficiales para no entorpecer la labor de la Junta encargada de los ascensos o bajas que más tarde firma el Presidente. 178 La carta fue enviada por Viaux a través de su hermana. Esta acción, según la apreciación del general Manuel Torres, fue la más dañina de todas las que realizó Viaux, la autoría intelectual del estudio que él hizo suyo corresponde al Consejo de Generales que en reuniones anteriores venía estudiando la situación del Ejército. Viaux lo único que hizo fue firmar estos estudios como propios y añadir la solicitud de retiro del alto mando. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/95.- 179 Detalles en torno a este informe EN: Canessa; Julio. Op cit. Pág. 125.- 180 Junto a Viaux fueron llamados a retiro los generales Florián Silva y Manuel Pinochet. 181 Al general Viaux se le había ofrecido un cupo en el avión que llevaría al general interventor y al relevo de Viaux a la ciudad de Antofagasta el día 17, pero éste no aceptó. Viajó por tierra a La Serena donde fracasó en su objetivo. ENTREVISTA General Ramón Valdés M 26/09/95.-

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“...francamente nosotros estamos...pero tenemos que obedecer la verticalidad del mando. Si el Comandante en Jefe está en esto, nosotros vamos...” 182 Tras este fallido intento Viaux realizó un último esfuerzo al día siguiente de haberse producido el traspaso del mando.183 En efecto, en la tarde del 18 de octubre Viaux invitó a su domicilio a los segundos Comandantes de las Unidades de la Primera División. La finalidad de la reunión fue incitarlos a apoderarse del mando de las Unidades tomando presos a sus Comandantes.184 Mientras en el norte Viaux realizó frustrados intentos por convencer a sus ex subalternos a rebelarse, la oficialidad que lo seguía en la capital se encontraba profundamente desorientada.185 Tras las señales que finalmente envió desde el norte, los oficiales que lo seguían en la capital comenzaron a preparar su bienvenida, haciendo llegar al Presidente de la República una carta firmada por una gran cantidad de uniformados, en la que se solicitaba el reintegro del general a sus funciones.186 Tras el arribo de Viaux a Santiago187 la oficialidad rebelde de Ejército se citó a una reunión extraordinaria en el “Centro Chilote”, mientras que la oficialidad de la FACH lo hizo en las “Torres de Tajamar”. Los exacerbados ánimos intervencionistas y la presencia en Santiago del líder natural para conducirlo, hicieron decidir a ambos grupos a enviar emisarios a la casa del destituido general. La pasiva actitud con que recibió Viaux a las delegaciones de uniformados sorprendió a los conjurados, quienes luego de conversar entre ellos acordaron exigir a Viaux poner en marcha la acción de fuerza que se había planificado.188 Los ácidos argumentos esgrimidos por los oficiales no fueron suficientes para despertar en el controvertido oficial la idea de protagonizar un golpe de estado, decidiendo éste pasada la medianoche del 20 de octubre dirigirse al Regimiento Tacna a liderar un movimiento de protesta y malestar institucional.189

182 Nilo Floody era un oficial con mucho liderazgo en la I División y no se encontraba dentro del grupo de oficiales con que Viaux venía preparando el movimiento. 183 El traspaso del mando al general Galvarino Mandujano López, sirviendo como interventor el general Ramón Valdés, se realizó en la más absoluta normalidad. ENTREVISTA General Ramón Valdés M. 26/09/95.- 184 Así lo recuerda el general Ramón Valdés quien debía traer a Viaux de regreso a Santiago. Ibid. 185 El capitán Mora recuerda que no sabían qué iba a suceder. Por ello viajaron al norte, por tierra, los oficiales Piedra Arangua y Sansani a recibir órdenes de Viaux. Las señales fueron de “...que el 20 de octubre a las 18:30 horas lo estuvieran esperando la máxima cantidad de oficiales en el aeropuerto de Los Cerrillos.” ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 186 Esta carta apareció en el diario La Segunda y una similar circuló en el diario Estrella del Norte de Antofagasta el día del cambio de mando. Esto motivó el acuartelamiento de la guarnición de Santiago para impedir la bienvenida que le tenían preparada los oficiales a Viaux en el aeropuerto. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/95. 187 Viaux debía concurrir al despacho del general Castillo pero no lo hizo. Una vez en su casa recibió al general Alfredo Carvajal quien le comunicó que el general Castillo lo esperaba en su despacho al día siguiente y que tuviera el buen cuidado de no salir de su casa. En pocas palabras Viaux estaba arrestado en su domicilio. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/95.- 188 Tanto Mora como Castro recuerdan que el general Viaux llegó muy desanimado desde el norte. El capitán Mora recuerda haber increpado a Viaux con estas palabras: “Si usted no sale, la suboficialidad y la tropa van hacer quizá qué embarrada. La “aleonamos”, la entrenamos, le dimos esperanza, y ahora usted no quiere ir...Si es así tendremos que salir solos con el Tacna.” ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 189 Esto motivó el abandono de la FACH del movimiento. El coronel Carlos Castro señala que ellos no se habían preparado para protagonizar una protesta sino un golpe de estado. ENTREVISTA Coronel Carlos S. 13/07/95.-

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El ingreso de Viaux al Regimiento Tacna se produjo a las siete de la mañana.190 A su llegada el Regimiento, ya se encontraba en armas junto a la Escuela de Suboficiales. En este último lugar, el teniente Munizaga se dirigió a la tropa diciendo “estamos revolucionados, el general Viaux manda el Ejército y obedecemos sus órdenes.”191 En la Escuela Militar el movimiento también tuvo sus repercusiones. El coronel Carlos Ossandón recuerda “que todos sin excepción observamos con simpatía lo que estaba sucediendo...hubo algunos oficiales que pretendieron salir en su apoyo, pero sus impulsos fueron controlados. Mas tarde, cuando el general Emilio Cheyre, a cargo de las tropas que debían sofocar el movimiento, solicitó nuestra ayuda, una amplia mayoría se negó a salir de la Escuela en muestra de adhesión al general Viaux.”192 En relación a la actitud de las ramas de la Defensa Nacional y Carabineros en el movimiento, los amotinados recuerdan haber recibido a delegaciones de solidaridad de la Armada, Carabineros y la Fuerza Aérea.193 Mientras el alto mando reaccionó aceleradamente con miras a sofocar el movimiento194 el general Viaux llamó a la prensa para aclarar que el movimiento “...que se ha generado en el Ejército es absolutamente profesional, motivado por la crítica situación económica que afectaba a las Fuerzas Armadas,” añadiendo su acatamiento al Presidente de la República y a los poderes legítimamente constituidos.195 El unánime respaldo que encontró en las Fuerzas Armadas el discurso “gremialista” adoptado por los rebeldes, significó para el gobierno acatar las condiciones exigidas por Viaux y que se encuentran resumidas en la discutida “Acta del Tacna”.196 Como consecuencia del “Tacnazo” se llamó a retiro al entonces Comandante en Jefe, Sergio Castillo y a seis oficiales generales. Igual suerte tuvo el Ministro de Defensa Nacional, general ® Tulio Marambio. En relación a las remuneraciones y el equipamiento militar fuentes pertenecientes a la institución reconocen una mejoría. 197

190 Las fuertes medidas de seguridad de Viaux obligaron a disfrazarlo de anciano y sacarlo a las tres de la mañana de su domicilio. Como todo auto era rastreado, se fue a San Bernardo, a la parcela de un oficial y allí espero la hora para regresar a Santiago y tomarse el Tacna. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 191 ENTREVISTA Teniente Raúl Munizaga N. 30/03/95.- 192 Al momento de producirse el “Tacnazo” Ossandón era el Subdirector de la Escuela Militar.- 193 Los amotinados recuerdan que recibieron delegaciones de solidaridad de la Armada, Carabineros a través de su general Director, Vicente Huerta Celis, quien telefoneó al Regimiento y solidarizó con Viaux. Además de la activa participación del Grupo Móvil de la institución en las inmediaciones del Regimiento. A pesar del retiro de la FACH, la mencionada institución se negó a bombardear el Tacna cuando se le solicitó estudiar esa posibilidad, argumentando que volarían las manzanas vecinas. Este argumento que demostró ser falso el 11 de septiembre. Por lo demás a través de estas actitudes de solidaridad es posible además encontrar las primeras acciones monolíticas de las Fuerzas Armadas. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 194 El general Cheyre estuvo a cargo de sofocar el movimiento. Un detalle de este hecho EN: Canessa; Julio. Op cit. Pág. 133 195 El carácter de “protesta” militar que le otorgó Viaux al movimiento durante las conferencias de prensa sorprendió a muchos amotinados, quienes creían que el ingreso de Viaux al Tacna estaban protagonizando una intervención militar. 196 Un detalle de esta Acta EN: Varas; Florencia. Conversaciones con Viaux. Impresores Eire, Santiago 1972. Canessa; Julio. Op cit. 197 Junto al general Castillo fueron llamados a retiro los generales Ramón Valdés, René Sagredo, Emilio Cheyre, Alfredo Carvajal, Alfredo Manh y Jorge Rodríguez. En relación a las remuneraciones los oficiales consultados concuerdan en reconocer un aumento. “...muchos oficiales al recibir su sueldo no podían creer el cambio.” En relación al equipamiento los trámites continuaron su curso normal en el Congreso. ENTREVISTA Teniente Raúl Munizaga N 30/03/95.-

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Una vez que se dio por concluida, en la Justicia Militar, la investigación del “Tacnazo”,198 surgió en la opinión pública la interrogante acerca de las verdaderas razones que tuvo el general Viaux al acuartelarse en el “Tacna”. Si hacemos un análisis del hecho, en forma aislada, la respuesta lógica sería decir que éste no fue más que un acto de protesta militar, producida por la deficitaria situación económica, que afectaba a las instituciones castrenses hacia fines de la década del sesenta. El discurso gremial-corporativo que barajó Viaux durante el acuartelamiento, y el respeto que declaró en las cuatro conferencias de prensa, al gobierno y los poderes constituidos, nos permiten hacer esta aseveración. Sin embargo, si analizamos las actividades desarrolladas por Viaux antes del “Tacnazo” en la ciudad de Linares, Santiago y Antofagasta, nos topamos necesariamente con intenciones abiertamente sediciosas abrigadas por el general. ¿Por qué no se impuso el golpismo el 21 de octubre? ¿Por qué Viaux cambió de parecer, si tres días antes del “Tacnazo” había intentado infructuosamente levantar la Primera División de Ejército? El repentino cambio de actitud se debió a que la supuesta acción de fuerza, que se daría en Santiago ese 21 de octubre, no se encontraba bien acabada. Prueba de ello lo constituyó la división de las tropas que se produjo al interior del Ejército. De esta manera, Viaux optó por modificar su táctica y no perderse como líder, presidiendo un movimiento militar “aventurero”, sino que por el contrario, decidió mantenerse vigente ante sus compañeros de armas encabezando un movimiento gremialista, que vino a legitimarlo como líder indiscutido al interior de las Fuerzas Armadas. El hecho de que el general Viaux no haya conducido una acción de fuerza el 21 de octubre, no quiere decir que en él se hayan diluido su carácter conspirativo. Su activa participación en el frustrado “putsch”, que terminó con la vida del general Schneider, un año después del “Tacnazo” no indica lo contrario. El hecho concreto es que si había de materializarse una acción de fuerza en Chile, en octubre de 1969, el escenario propicio debía haber sido el norte de nuestro país, pues allí se encontraba el motor de la planificación rebelde que Viaux había implementado. De esta manera es posible afirmar que el acuartelamiento del “Tacna” fue la última acción- de muchas que se habían venido sucediendo desde 1967 que terminó por quebrar la disciplina institucional. Fue, en definitiva, un escalofriante augurio para la ingrata tarea que debieron enfrentar los generales René Schneider y Carlos Prats en la dirección del Ejército. Por otro lado cabe aquí puntualizar que el quiebre institucional que se venía gestando hacía meses en el Ejército y la FACH, fue acompañado de una ácida crítica hacia el desempeño de los Comandos en Jefe de las Fuerzas Armadas frente al gobierno. La “sumisa” postura del alto mando, denunciada por los “rebeldes”, más que relacionarse con la personalidad de los oficiales, que detentaron tales cargos, encuentra su respuesta en que ya a fines de la década del sesenta, los uniformados estaban cuestionando en forma tácita la institucionalidad del ´25, que no revestía de poderes extraordinarios y de suficiente 198 El Juez Militar, general Orlando Urbina condenó a 300 días de reclusión al general Viaux bajo el cargo de incumplimiento de deberes militares. Esta pena se conmutó por la firma diaria en el Patronato de Reos. El capitán Víctor Mora recibió 200 días de reclusión, la que finalmente fue remitida junto a la del mayor Orlando Orellana, los capitanes Julio Sarria, Edgardo Leiva y los tenientes Jorge Morales y Raúl Munizaga. Todos ellos sentenciados a 61 días.-

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independencia a los Jefes de las Fuerzas Armadas, frente a las decisiones gubernamentales. Por otro lado, detrás del discurso gremial-corporativo de Viaux y sus seguidores, subsistió una crítica a la civilidad y, con ello, a la Carta Constitucional que establecía que ella debía detentar el poder. El abandono y desprecio del que fueron objeto las instituciones castrenses, al entrar en vigencia el período presidencialista se agudizó bajo el gobierno de Frei. La pacifista postura con que manejó la mencionada administración las relaciones exteriores, no ameritaron que el gasto de defensa y la participación de los militares en las tareas del Estado fueran mayores, acentuándose, de esta manera, la brecha que dividía al mundo civil del militar.199 El fortalecimiento de los partidos izquierda, fue otro elemento que hizo crisis para los uniformados a fines de los sesenta. La difusión de la DSN se transformó en un fundamento ideológico sustantivo que los militares comenzaron a incorporar a su crítico discurso contra el Estado. Por otro lado, su utilización cada vez más frecuente para desbaratar conflictos sociales y políticos por parte del gobierno, se transformó en el antecedente que comenzó a corroer, desde sus cimientos, la postura constitucionalista que los sucesivos gobiernos desde el ´32 al ´69 les venían obligando a adoptar, haciéndose imprescindible, de esta manera, para los militares, participar activamente en las decisiones del quehacer nacional. La crítica de orden político que subsistió detrás del aparente “gremialismo uniformado” que inspiró al “Tacnazo” fue develada por los uniformados meses más tarde. Las elecciones presidenciales de septiembre de 1970 así lo ameritaron. Sobre este punto volveremos en el próximo capítulo. d) El Discurso Legitimador de la Derecha: Como lo estableciéramos en la introducción a este capítulo, los uniformados interesados en modificar el “status quo” al cual estaban sometidas las Fuerzas Armadas, entablaron relaciones con grupos civiles a fin de encontrar alguna resonancia con sus ideas que les permitiera proyectar con éxito su alternativa intervencionista.200

199 Bajo el gobierno de la DC, a iniciativa del ejecutivo, se crearon sólo cuatro proyectos referidos a las Fuerzas Armadas, curiosamente dos de ellos promulgados luego del “Tacnazo”. La Ley que puso en marcha la Comisión Chilena de Energía Núclear (1965); Departamento de Policía de Menores (1966); Entrega a la Subsecretaría de Guerra, la tutela de la Dirección General de Deportes y Recreación (1970) y la Comisión Chilena Antártica, donde tenía participación el Jefe de Estado Mayor de la defensa Nacional (1970) VER: Fruhling; Hugo, Portales; Carlos, Varas; Augusto: Estado y fuerzas armadas. FLACSO 1982. Pág. 74.- 200 En este mismo sentido es factible sostener que grupos civiles, interesados en aprovechar la crítica coyuntura que afectaba a los uniformados, se acercaron a los representantes de las “células rebeldes”. La verdad parece indicar que se trató de un fenómeno en el que convergieron intereses mutuos, pero que por razones metodológicas analizaremos en este trabajo sólo la perspectiva militar.

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Este contacto entre las partes es posible rastrearlo desde la “Reunión de la Pilsener”, tras la que se pueden reconocer los primeros pasos de acercamiento hacia algunos grupos civiles que se mostraron interesados en “conocer” las inquietudes de los uniformados.201 En sus orígenes esta estrategia de “validación” de la propuesta castrense hacia la civilidad no tuvo una orientación política definida, iniciándose conversaciones con diversos grupos políticos, resultando el Partido Nacional la agrupación política que logró “sintonizar” con las nociones de país que comenzaron a encubarse al interior de los cuarteles.202 Al respecto tendríamos que partir aseverando que el PN y los uniformados coincidieron en su análisis de cambiar el orden constitucional entonces vigente. Esta intención en la mencionada agrupación partidaria, fue acompañada de un coherente discurso político que rescató a los uniformados como elementos imprescindibles del nuevo orden que llevaría a Chile al progreso.203 En este sentido la importancia que otorga al S.M.O el mencionado partido y la similitud de su propuesta con ideas provenientes de la emergente DSN, fueron elementos que terminaron por sellar la unidad entre la “oficialidad rebelde” y este sector político.204 Con el fin de comprender, a partir de sus orígenes, las características que presentó este proceso de acercamiento, tenemos que necesariamente retroceder algunos años para conocer la evolución que afectó a la derecha. En efecto, el discurso y acción intervencionista que apareció liderando este sector el 11 de septiembre, se comenzó a gestar décadas antes de asumirse como un proyecto que identificó a la totalidad de la derecha. Si bien es cierto que éste surgió en el seno de grupos marginales, como lo fueron las propuestas de grupos nacionalistas de los años cuarenta y cincuenta, la adversa coyuntura política de la década del sesenta terminó por identificar a gran parte de este sector con estas ideas.205 En este sentido el grupo nacionalista liderado por Jorge Prat Echaurren, parece ser el hilo conductor que nos permite recrear los orígenes del discurso golpista que se impuso en 1973. En efecto, Prat fundó en la década del cuarenta

201 En efecto, uno de los líderes de esta reunión, el coronel Edgardo Fuerzalida Verdugo, recuerda que con el fin de dar publicidad al encuentro se gestionó “...con un diario amigo la posibilidad de cubrir esta noticia...” El mencionado medio fue “El Diario Ilustrado”. ENTREVISTA Coronel Edgardo Fuenzalida Verdugo 12/01/96.- 202 En efecto, los uniformados que participaron en estas reuniones reconocen que en sus orígenes se conversó con agrupaciones políticas de izquierda, como el MIR y el Partido Socialista. Las distancias ideológicas entre los uniformados y la izquierda aún no eran radicales al momento de producirse estos encuentros. En las páginas 73 y 74, pertenecientes al próximo capítulo, entregamos mayores antecedentes acerca de estas conversaciones. 203 Estas ideas se encuentran presentes en el punto número diecisiete de los fundamentos doctrinarios y programáticos del mencionado partido. Esta idea de Fuerzas Armadas como elementos importantes de la nueva sociedad, cedió, bajo la administración de Allende, a la de salvadores y gestores del cambio que Chile requería. Todo parece indicar que el Triunfo de la Izquierda en 1970 transforma a los uniformados en piezas claves para la derecha. EN: Fundamentos doctrinarios y programáticos del Partido Nacional. Santiago, 1968.- 204 Al respecto, el ya citado documento de los fundamentos doctrinarios y programáticos del PN, hace mención al SMO como una verdadera escuela para la juventud chilena en la que se adquieren los más sentidos valores y principios. En este mismo sentido Sergio Onofre Jarpa, dirigente del PN, realiza una larga exposición en torno a la seguridad nacional. Llama la atención la facilidad de este estadista en el manejo de estos conceptos, que para el común de los miembros de la clase política de los setenta, eran prácticamente desconocidos. EN: Jarpa; Sergio: Creo en chile. Sociedad Impresora de Chile, 1973.- 205 En efecto, esta propuesta surgió en el seno de la derecha marginal, como lo fueron los grupos nacionalistas en los cuarenta y cincuenta. Nos referimos al Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista y el Grupo Estanquero. Un estudio interesante acerca de estas dos agrupaciones EN: Valdivia; Verónica. Op cit.

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la Revista Estanquero, medio de comunicación a través del cual se desarrolló una ácida crítica al sistema político del ´25, que fue calificado de “servil a la clase política de turno en desmedro de los grandes intereses nacionales, señalando a las Fuerzas Armadas, como el único estamento de la sociedad, que no se encontraba contaminado con la lógica de intereses particularistas.”206 El cuestionamiento que realizó Estanquero al sistema democrático y el rescate de las instituciones castrenses, aparece valorado por la derecha en un contexto de crisis interna en los años sesenta que se expresó en la fundación del Partido Nacional en 1966.207 En efecto, la crisis que afectó a Conservadores, Liberales y Nacionales hacia la década del sesenta y cuya máxima expresión fue la derrota electoral en las elecciones parlamentarias de 1965,208 más que vincularse con la crisis en la que terminó el gobierno de Jorge Alessandri, obedeció a la incapacidad de la derecha de generar un discurso atrayente. En efecto, el fortalecimiento de los proyectos políticos progresistas, dejaron a este sector sin un proyecto político que cautivara al electorado, resultando fundamental aunar fuerzas al interior del sector fin de mantener vigente a la derecha como alternativa política.209 La unidad del sector no fue tarea fácil. Podríamos señalar que en un primer momento se mantuvo por una necesidad estratégica que buscó fortalecer la imagen de la derecha ante la opinión pública. Más adelante, hacia fines del gobierno del Presidente Frei Montalva, es posible evidenciar la fuerza que adquirió el proyecto Estanquero al interior del PN al lograr unidad en torno a la necesidad de un cambio institucional que garantizara la proyección de la derecha en el tiempo, no logrando, sin embargo, aunar fuerzas en torno al modelo de desarrollo que proyectase mejor al capitalismo y las características que tendría el nuevo orden político.210 El divorcio que emprendió este sector contra el orden constitucional no fue un fenómeno realizado en forma drástica. Hacia fines de la década del sesenta es posible evidenciar la presencia de un discurso contestatario frente a los cambios sociales que la administración democratacristiana implementaba, realizando en ella una crítica tangencial al sistema democrático del ´25.211 El velado discurso

206 Varas; Augusto. Op cit. Pág. 154.- 207 En el PN confluyeron el Partido Conservador, Liberal y el grupo nacionalista de Jorge Prat conocido como Acción Nacional. 208 En la elección parlamentaria de 1965, la derecha sufrió una de sus peores derrotas. Sólo lograron elegir a 9 diputados y ningún senador. La votación de los liberales conservadores y nacionales sumó un 13% de los sufragios. Mayores antecedentes acerca de este proceso EN: Moulián; Tomás: La forja de ilusiones. El Sistema de Partidos 1932-1973. ARCIS-FLACSO 1993. 209 La reforma agraria, la sindicalización campesina, la nacionalización del cobre, entre otras, eran temáticas altamente sensibles en el electorado chileno. La oportunidad de hacerlos realidad, luego de los frustrados intentos radicales, terminaron por orientar al electorado hacia aquellas propuestas políticas que apostaban al cambio, quedando de esta forma la derecha sin un discurso lo suficientemente atrayente. En este contexto se inscribe la debacle electoral del ´65 y el atrincheramiento de las derechas en un sólo partido en 1966.- 210 Por lo menos así lo recuerda el ex senador Francisco Bulnes Sanfuentes, quien señala que no fue fácil poner de acuerdo a sensibilidades tan diferentes, como liberales, conservadores y nacionalistas. De todas las corrientes la que contaba con un proyecto más acabado hacia este período correspondió a Acción Nacional, es decir, los herederos del grupo nacionalista Estanquero. Esto se reflejó en que sus dirigentes asumieron el liderazgo del nuevo partido. Figuras como Jorge Prat, Sergio Onofre Jarpa, Mario Arnello, entre otros, fueron los nuevos rostros de la derecha. Así como también su proyecto político terminó por ser adoptado por el partido. Al respecto, el ex senador Bulnes se refiere a Jorge Prat como un “político visionario”. ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S. 30/09/96.- 211 La adhesión al discurso Estanquero no fue brusco. Los sectores de derecha que convergieron en el PN lentamente se comenzaron a dar cuenta que el modelo democrático del ´25 no les reportaba garantías para el futuro. El triunfo de la izquierda más adelante

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que llevó acabo el PN contra al orden vigente, fue necesario a fin de ser consecuentes con el apoyo a la candidatura del independiente Jorge Alessandri en las elecciones de 1970, que se inscribía dentro de los cánones legales rechazados por la derecha.212 Por otro lado, la adopción de la derecha de la propuesta política de Estanquero se expresó en un acercamiento hacia las Fuerzas Armadas. En efecto, la indiferencia o el desprecio con que muchos conservadores y liberales venían tratando a los temas castrenses, cedió a una preocupación por las demandas corporativas de los uniformados al fundarse el PN.213 En este sentido el Congreso y los medios de comunicación manejados por este sector se transformaron en verdaderos voceros de las demandas que la oficialidad joven comenzó a hacer pública a partir de 1967. Este abierto apoyo político fue acompañado de actividades secretas en las que se alentaron los actos sediciosos que se comenzaron a implementar por los “rebeldes”.214 La postura defensiva que caracterizó al PN frente a las demandas de los uniformados en el congreso, quedó graficada cuando éste, discutió el reajuste extraordinario de remuneraciones del personal de las instituciones de la defensa en 1968. En esa oportunidad los representantes del PN fueron los primeros en hacer indicaciones al proyecto original enviado por el Presidente Frei.215 En este mismo sentido, tras los sucesos del “Tacna”, este sector declaró en el hemiciclo del Senado que la pasada “protesta militar” fue “la culminación de una tendencia hacia la anarquía y la subversión desarrollada progresivamente en el curso del actual gobierno...él ha hecho grave abandono de las más delicadas funciones que le son propias...” Con estas últimas declaraciones el PN culpó al gobierno democratacristiano de la crisis militar, justificando de esta manera la actitud de los “rebeldes” al tomarse el “Tacna”.216 En relación a la identificación que expresó el PN hacia las demandas de los uniformados en sus medios de prensa, “El Mercurio” fue el menos consultado para

terminó por convencer a muchos indecisos. Una situación similar ocurrirá bajo el gobierno de la UP en torno a la intervención de las Fuerzas Armadas. Esta salida comenzó a ganar lentamente adeptos al interior del partido hasta que fue mayoritaria el 11 de septiembre. 212 En este sentido tendríamos que señalar que el apoyo a una candidatura presidencial bajo cánones legales no compartidos por la derecha obedecía a razones de imagen. El PN no pretendió transformarse rápidamente en una agrupación anti-sistémica. Para estos fines la derecha fundó Patria y Libertad más adelante. Por otro lado, el propio senador Francisco Bulnes recuerda que Jorge Alessandri pensó en llamar a los militares si no lo dejaban gobernar en su eventual gobierno, lo que demuestra el endeble compromiso con los marcos constitucionales que tenía la derecha. 213 En relación a la postura que tuvieron algunos políticos de derecha antes de fundarse el PN revisar página 37 del capítulo primero. 214 Entre los principales órganos de difusión a través de los cuales la oficialidad rebelde dio a conocer sus demandas podemos mencionar el ya citado El Diario El Ilustrado; Tribuna y los pertenecientes a la cadena periodística de El Mercurio, tales como, La Segunda, Estrella del Norte y el propio Mercurio de Santiago. Al respecto VER: El Diario Ilustrado 27/04/68 Pág 6;01/05/68 pág 5; 03/05/68 Pág. 2; 14/09/69 Pág. 6; 21/10/69 Portada y Pág. 2; 30/10/69 Pág. 2. El Mercurio 09/07/67 Pág. 2; Revista Tacna Nº 1 septiembre-octubre 1970. Entre otras ediciones. 215 En relación a este proyecto enviado por el gobierno a raíz de las “renuncias” el PN argumentaba que la problemática de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas, no pasaba por la aprobación de un “bono recompensatorio”, sino que en la fijación de los sueldos bases, que correspondían a cada grado del escalafón. La derecha denunciaba al mismo tiempo que con la asignación de los suplementos salariales, el gobierno perjudicaba las jubilaciones de los uniformados, puesto que los mencionados bonos no son considerados en la previsión de los militares. Con este último argumento la derecha tocaba un punto sensible para los uniformados que se encontraban en retiro y que sin lugar a dudas resultaban ser una opinión influyente dentro de las Fuerzas Armadas. Hacia 1968 el personal pasivo de las FF.AA era de alrededor de 53.000 hombres. EN : Alvarez; Rolando, et al. Op cit. Pág. 202. 216 EN: Alvarez; Rolando. et al. Op cit. Pág. 203.

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estos fines, no dejando de ser decidor su ya citada página editorial del 09 de julio de 1967, en donde el Coronel NN además de referirse a la crítica situación castrense e irónicamente cuestionar el constitucionalismo que regía a los uniformados, vertió una ácida crítica hacia los dirigentes del FRAP que se presentaban “como los campeones del mejoramiento económico de los cuadros de la Defensa Nacional”, utilización política que el alto oficial aprovechaba de denunciar a través de las páginas de “El Mercurio”. El vespertino “La Segunda”, perteneciente a la empresa periodística de “El Mercurio”, tuvo una actitud más comprometida con la problemática militar. En este sentido la publicación, en primera plana, de la carta de apoyo de oficiales al general Viaux, es posible interpretarla como un verdadero llamado a la solidaridad con el destituido oficial.217 En relación a identificación que caracterizó a “El Diario Ilustrado” con las demandas castrenses, ésta alcanzó su punto más significativo el mismo día del “Tacnazo” cuando, por “casualidad”, en su primera plana apareció un cuadro comparativo de los sueldos que percibían los empleados fiscales, quedando en evidencia la deficitaria situación económica por la que atravesaban las familias militares. La “sensibilidad” del PN frente a la crisis militar también se vio acompañada de acciones encubiertas, que alentaban las tentativas intervencionistas que se implementaban en los cuarteles. En este contexto se inscriben las reuniones clandestinas, que sostuvieron líderes de derecha, con los dos movimientos militares que estallaron en 1969. Si bien es cierto que no es posible señalar el número de ellas y los personajes que participaron,218 resulta ilustrativa la actitud de Sergio Onofre Jarpa, Miguel Angel Salazar, Mario Arnello, Engelberto Frías, Raúl Zillaruelo y Pío Cifuentes, en arrastrar al Grupo 7 de la FACH al movimiento del “Tacna” el 21 de octubre.219 Frente a las acusaciones de sedición que pesaron contra el PN luego del “Tacnazo”, su presidente declaró que el movimiento militar “no tuvo intenciones de derrocar al gobierno, que a su partido se le intentó comprometer a través de una serie de informaciones falsas y hechos distorsionados,” declarando finalmente sentirse ajeno a cualquier intento de subvertir el orden institucional. 220 La complicidad que se desprende en estas declaraciones con la “causa de la oficialidad rebelde”, al no reconocer el atentado al orden establecido que subsistió detrás del “Tacnazo”, terminó acercar a ambos sectores. Sólo el tiempo y la polarizada coyuntura política de los años posteriores terminaron por masificar

217 Una actitud similar tuvo el diario Estrella del Norte y El Mercurio de Antofagasta pertenecientes a la misma empresa periodística con una carta de apoyo de la oficialidad de norte al general Viaux. Ver ediciones de ambos diarios del 16/10/69. 218 Los oficiales entrevistados que admiten estas reuniones reservándose nombres y puntos de encuentros. 219 En efecto, el entonces Comandante del Grupo 7 de la FACH detuvo el 21 de octubre de 1969 a los mencionados personajes por pretender arrastrar a esta unidad al movimiento del Regimiento Tacna. al respecto VER: Diario La Nación. 25/10/69. en donde se señala que dichos personajes fueron detenidos cuando intentaban convencer, mediante arengas, a los aviadores del grupo 7 de apoyar el movimiento que se había originado en el Ejército Al respecto, anecdótico debió haber sido para Fernando Matthei, entonces Comandante del grupo 7, encontrarse años más tarde con Jarpa en el gobierno militar. 220 Cuando el entonces presidente del PN se refería a informaciones falsas y distorsionadas, aludía a la denuncia del coronel Matthei y las que hiciera el general Prats desde la III División de Ejército.

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esta unión, que hacia fines de la década del sesenta se encontraba representada por la inquieta oficialidad joven y la dirección del Partido Nacional. Capítulo Tercero: “El Ultimo Intento de la Oficialidad Joven”. La crisis institucional que venía afectando a las Fuerzas Armadas y cuya mayor expresión en la década del sesenta fue el “Tacnazo”, se mantuvo vigente al interior de los cuarteles luego del 21 de octubre de 1969. El carácter de reivindicación económica que adquirió el movimiento del “Tacna”, no logró abarcar la totalidad de la problemática militar, quedando fuera de éste otros aspectos como el fortalecimiento de la izquierda, el surgimiento de grupos antisistémicos como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y la sostenida política de marginación castrense de las tareas del Estado que se había profundizado bajo el gobierno democratacristiano. Estas dos últimas temáticas se constituyeron, como lo veremos en el presente capítulo, en las principales banderas de lucha de la oficialidad rebelde

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en el año setenta, que reforzados por la contingencia político-social pre eleccionaria, encontraron su validación en algunos sectores de la comunidad civil. En este contexto de reedición de la problemática castrense a partir de un discurso abiertamente político, es importante analizar la compleja personalidad del general (r) Roberto Viaux, que había fortalecido su imagen de líder y conductor del malestar de las Fuerzas Armadas. Analizar su pensamiento político y sus acciones resultan fundamentales para comprender los pasos que siguió la alternativa intervencionista luego del “Tacnazo”, que como veremos en las siguientes páginas, implementó dos frustrados “putsch” en 1970. La complejidad que guarda cada uno de ellos amerita que sean expuestos en capítulos diferentes, por lo que en el presente capítulo profundizaremos sólo en el primero de ellos. Nos parece relevante también, conocer las estrategias que paralelamente implementaron los respectivos mandos de las Fuerzas Armadas para recuperar la disciplina, verticalidad del mando y apoliticismo de las instituciones de la defensa. A través de este análisis podremos profundizar nuestros conocimientos entorno a la lid intestina que se venía librando en los cuarteles en relación al “deber ser” de las Fuerzas Armadas.221 La hipótesis que guía el presente capítulo se relaciona con que los uniformados como actores políticos-sociales, con demandas e intereses propios, vieron en el modelo democrático del ´25 y las relaciones cívico-militares a las que dicho modelo las confinaba, un obstáculo para su desarrollo y misión profesional. a) Pensamiento Político: “ Viaux el Ultimo Resabio Ibañista.” Las diferentes estrategias a través de las cuales el general Viaux buscó materializar un golpe de estado, no respondieron sólo a las circunstancias coyunturales que le correspondió vivir al controvertido oficial, sino que también a una arraigada cosmovisión militar de marcado tinte ibañista.222 Los primeros indicios de esta influencia que ejerció el general Ibáñez en el accionar de Roberto Viaux se remontan a 1955, cuando un importante número de oficiales de Ejército y de la Fuerza Aérea dieron vida al movimiento de “Línea Recta”.223 La trascendencia que tuvo este movimiento, en el discurso que adoptó Viaux quince años más tarde amerita que nos detengamos en él. En

221 Si bien es cierto que después del “Tacnazo” las Fuerzas Armadas sintieron la necesidad de revisar el modelo de relación civil-militar, no deja de ser menos cierto sostener que no hubo acuerdo en el seno de las mismas en torno a las características del nuevo modelo a seguir. Mientras unos fueron partidarios de realizar modificaciones al entonces vigente, con la finalidad de lograr una mayor independencia en lo que administración de las mismas, otros, apelaban a la destrucción del modelo entonces imperante con el fin de construir una relación civil-militar en donde los uniformados desempeñaran un rol más protagónico en las tareas del Estado. 222 El “ibañismo” de Viaux lo encontramos en el seno de su familia y por lo tanto en su educación. El padre de Viaux, también general de Ejército, fue el último General Director de Carabineros que salió de las filas del Ejército. Ambrosio Viaux Aguilar, se le recuerda como uno de los servidores cercanos a Ibáñez en su primera administración de gobierno (1927-1931) Fue llamado a retiro, junto a otros oficiales “ibañistas”, bajo el segundo gobierno de Arturo Alessandri. EN: Maldonado; Carlos. Op. cit. Pág. 95. 223 En su segunda administración ( 1952-1958), Ibáñez, debió enfrentar una aguda crisis económica, social y política, que lo llevó a volver sus ojos hacia la institución que lo había acompañado durante todo su primer gobierno, con la finalidad de imponer un gobierno autoritario y fuerte, que le permitiese terminar con la tenaz oposición del congreso y la Contraloría General de la República. Este movimiento militar se conoció como “Línea Recta”. Mayores antecedentes acerca de este proceso EN: Olavarría; Arturo: Confesiones políticas. Editorial Zig Zag 1958. Pág. 304; Alvarez; Rolando. Op cit. Capítulo V. Págs. 148-183

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efecto, si leemos atentamente el “Manifiesto de los Rectistas”, la regeneración nacional que proponen es de corte nacionalista, antipartidista y corporativa, conceptos que engloban sin mayores dificultades el discurso y accionar “viauxista” de los años setenta. El carácter nacionalista del “rectismo” se desprende de la formación militar de sus miembros. En efecto, para esta agrupación la única organización que sintetiza mejor los más sentidos valores y tradiciones patrias son las Fuerzas Armadas. Esto se refleja, según el rectismo, en su “...conciencia vigilante y limpia...decididos a sacrificarse por la Patria, dotados de reconocida capacidad técnica, dueños de una irreprochable conducta pública y privada...”224 Esta concepción eminentemente supraclasista, que pone a las instituciones de la defensa nacional, por sobre las divisiones y conflictos políticos presentes en la comunidad civil, aparece como uno de los ejes fundamentales en los que descansó el discurso del general Viaux.225 Frente a la crisis político-social que afectó a nuestro país hacia la década del sesenta, Viaux señalaba que resultaba fundamental imponer un “nuevo régimen, que debía estar al servicio de los grandes intereses nacionales...”226 Este nuevo orden nacional, añadía, debía ser conducido por un gobierno fuerte, similar al que lideró Ibáñez en los años veinte, “cuya tendencia ideológica no puede ser otra que la de todos, es decir, la Nación.”227 En relación al corporativismo, Línea Recta postulaba a “un Chile mejor, forjado por los mejores chilenos para que todos los chilenos vivan mejor.”228 En relación a este planteamiento, Viaux señalaba que el proceso de “regeneración nacional” no podía ser liderado “...por los elementos comprometidos e implicados en la corrupción política-moral...”229 que afectaba al país. Añadiendo por último que “si alguna vez me cupiera alguna responsabilidad, en la conducción del Estado, mi línea moral no podría ser otra que la del interés comunitario...”230 El carácter corporativo de ambos discursos, está acompañado de una profunda crítica a los partidos políticos. En efecto, el antipartidismo de Línea Recta se expresaba en que las organizaciones políticas “...han hecho del país una tierra de conquista, dividiendo a los chilenos...minimizando los altos objetivos de la política para transformarlos en reparto de privilegios...y abusando del poder.”231 En este mismo sentido, Viaux llamaba a una “revolución contra la demagogia y contra la minoría depredadora y parasitaria...(contra) el canibalismo político y social, alimentado paradojalmente, por quienes llevan siempre la palabra “democracia” entre los labios.”232

224 Olavarría; Arturo. Op cit. Pág. 309-310. 225 El general Viaux bosquejó su pensamiento político en dos discursos públicos en 1970 que fueron publicados por la Revista Nacionalista Tizona. El Primero de ellos corresponde al “Discurso del Circulo Español” del 07 de febrero de 1970, titulado El ejercito y el destino nacional”. El segundo de ellos corresponde al “Discurso de la Quinta de Rosedal” en junio del mismo año, titulado El pensamiento político del general Viaux” 226 Viaux; Roberto. “El pensamiento político.” Revista Tizona Nº 13 Julio de 1970 Pág. 4 y 5. 227 Viaux; Roberto. Op. Cit. Pág. 2 y 3 228 Olavarría; Arturo. Op cit. Pág. 310. 229 Viaux; Roberto. Op cit. Pág. 3. 230 Viaux; Roberto. Op cit Pág. 5 231 Olavarría; Arturo. Op cit Pág. 308.- 232 Viaux; Roberto. Op cit. Pág. 5

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La simetría existente entre ambos discursos es perfecta, no dejando lugar a las dudas de que el general Viaux, además de encontrarse profundamente influenciado por el pensamiento nacionalista del ibañismo, pretendió imitar su maniobrar político para alcanzar sus objetivos. Dentro de este último aspecto cabe mencionar el caudillismo político-militar de ambos uniformados, su sentimiento de predestinación mesiánica para resolver los problemas nacionales y el carácter velado de su liderazgo en los diferentes movimientos militares. El caudillismo que caracterizó al general Ibáñez se manifestó a través “de rasgos carismáticos y populistas por sobre los elementos proyectuales y de organización”,233 que lo mantuvieron vigente en el escenario político durante treinta años. Este desenvolvimiento, en la arena político-social, intentó ser reeditado por Viaux luego del Tacnazo, obteniendo con ellos, sin embargo, magros resultados.234 El discurso mesiánico que particularizó al general Ibáñez como actor político, se basó en ideas “...más bien emotivas que buscaban despertar sensibilidades latentes, a punto de aflorar dado el contexto socio-político-económico existente. Su referencia a nociones como raza, alma colectiva, destino de la Nación, buscaban responder al enfoque racionalista de sus opositores y movilizar a la sociedad en torno a valores “trascendentes” e inmutables...La salvación de la Patria, por tanto, requería a la nación entera movilizada tras el caudillo.”235 En este mismo sentido el general Viaux señalaba en febrero de 1970 que la “acción depuradora” de la Nación debía realizarse con el empuje del pueblo; “desde el minero al campesino; del empleado al pescador; del obrero, al intelectual y al soldado...todos ellos constituyen la palanca generosa de la acción.” Rescatando como elemento eje de esta “renovación nacional” el aporte de la juventud “...que no tiene complicidad con el pasado y están libres de prejuicios paralizantes...que no necesitan programas dogmáticos que marquen un fin, sino ideales que señalen el camino.”236 En el citado discurso de 1970, Viaux especificaba la necesidad de un nuevo marco institucional para el país. En esta materia el “caudillo” de los setenta evocaba “el impulso patriótico de la oficialidad joven en 1925, que hizo entrar a Chile en un nuevo camino de progreso, hoy erosionado y entorpecido por el renacimiento de las tendencias, hábitos y vicios políticos, que trató de proscribir la Carta Constitucional”.237 Para Viaux, la nueva Carta Fundamental que debía 233 Valdivia; Verónica: Nacionalismo e ibañismo. Serie de Investigaciones Universidad Católica Blas Cañas. Nº 8 1995. Pág 34.- 234 En efecto, luego del “Tacnazo” el general Viaux lideró dos frustrados “putsch”. El primero correspondió a un proyecto sedicioso en el que participó la oficialidad joven que lo había acompañado durante el “Tacnazo” y que en el presente capítulo será desarrollado. El segundo se relaciona con el intento de secuestro con resultado de muerte del general Schneider. 235 Valdivia; Verónica. Op cit. Pág. 36. 236 Viaux; Roberto. Op cit. Pág. 2. Con este último argumento, el general Viaux rescataba, además, parte del emotivo discurso nacionalsindicalista de los años cincuenta, que establecía que “era deber de los jóvenes endurecerse para derrotar a los enemigos de Chile...puesto que el cambio radical no podía provenir de las masas dominadas por el sistema, sino por aquellos aún incontaminados, capaces de actos y vidas trascendentes” que le permitiesen contar con una plataforma de apoyo político social para su “protagonismo” futuro. EN: Valdivia; Verónica. Op cit. Pág. 29. 237 Dentro de la “imitación” que realizó el general Viaux respecto a Ibáñez, se inscribe la adopción del discurso “gremial-corporativo” como una forma de ganar la simpatía de la oficialidad joven. El poderoso respaldo que significó para el caudillo de la primera mitad de siglo, el apoyo de la oficialidad joven, fue la herramienta con la que pretendió Viaux instalarse en el poder. A partir de lo anterior, es posible comprender que, incluso dentro del grupo dirigente que acompañó a Viaux, en su aventura en el “Tacna”, el oficial que lo

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poner fin a la “politiquería y la corrupción”, comprendía sustancialmente dos aspectos. En primer lugar, la organización política del país, perfeccionando radicalmente el sistema de gobierno, lo que involucra realizar una reforma política amplia y profunda, llamada a producir, entre otros efectos, una drástica depuración de vicios e inconvenientes actuales. El segundo elemento de la reforma comprendía el área económica. En este sentido señalaba la necesidad de garantizar la justicia económico-social, sobre la base del integral desenvolvimiento de la personalidad humana.”238 En relación al primer punto, Viaux profundiza sus ideas señalando la excesiva burocratización que afectaba al sistema político del ´25, señalando, como principales responsables de este “estancamiento”, a “los partidos políticos que anteponen a los intereses nacionales los particulares y de grupo.”239 En materia económica, el general Viaux señala que el sistema mixto era el único que permitía al Estado “asegurar a cada chileno un mínimo necesario, que garantice su subsistencia y desarrollo...” 240 La escasa fundamentación con que Viaux entrega los lineamientos generales de esta nueva institucionalidad, que debe regir los destinos del país, no permiten un análisis más profundo de ellos. Los mecanismos a través de los cuales se iba a llevar acabo esta “depuración política y justicia económica” no son desarrollados por Viaux. Si bien es cierto que el tiempo que ha transcurrido, desde que fueron lanzadas estas ideas hasta nuestros días, se transforman en un “obstáculo” para un análisis profundo, creemos que la ambigüedad e inconsistencia con fueron planteadas, más que relacionarse con una característica personal del caudillo, se vinculan a una falencia que afectó a la oficialidad de las Fuerzas Armadas del período. Como ya lo hemos señalado sólo después de 1962 los uniformados tuvieron acceso a una serie de conocimientos que antiguamente estaban “vedados” para un profesional de las armas. Si bien es cierto que tanto Ibáñez como Viaux han gozado de la formación necesaria para plantear los “grandes problemas nacionales”, no es menos cierto que a la hora de proponer soluciones concretas y aplicables a los escollos que denuncian, topan con serias dificultades, siendo ellas vacíos de formación o ausencia de un criterio militar homogéneo. 241 Finalmente la estrecha relación de Viaux con el ibañismo, se manifestó en el “modus operandi” que intentó reeditar el controvertido oficial luego del “Tacnazo”. En los dos movimientos militares que estallaron en 1970, la figura de Viaux-líder resultó fundamental para implementar e intentar arrastrar a un considerable número de uniformados a la acción sediciosa, actuando éste como

seguía en antigüedad haya sido un teniente-coronel. Así como también, que la orientación de su discurso pretendiera despertar las sensibilidades y “espíritu de rebeldía” en el estamento joven de la oficialidad, no descartándose con ello la adhesión que pudiese encontrar en las altas esferas castrenses. 238 Viaux; Roberto. Op cit. Pág. 3. 239 ENTREVISTA General Roberto Viaux M. 18/01/95. 240 ENTREVISTA General Roberto Viaux M. 18/01/95.- 241 Junto a los vacíos de formación ya señalados, en algunas oportunidades los militares también han demostrado no tener criterios uniformes para enfrentar los problemas. Un buen ejemplo de ello fueron las disputas que se libraron al interior de la junta de gobierno en 1977-78 por las directrices económico-sociales adoptadas por el gobierno militar y que terminaron con la salida del general Gustavo Leigh del gobierno. Mayores antecedentes de este hecho EN: Varas; Florencia. Leigh el General disidente. Editorial Aconcagua año 1979.

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un verdadero “imán-garantizador” que, a través de terceros, intentó alcanzar sus objetivos. Esta estrategia de estar detrás de los movimientos militares, como garantía y, por lo tanto, como elemento atrayente, fue la que utilizó el propio Ibáñez durante la primera mitad del siglo XX, y que le permitió, en reiteradas oportunidades, pasar invicto ante los Tribunales de Justicia.242 En este sentido Viaux careció del olfato político que distinguió a Ibáñez en este tipo de aventuras. Sólo en el movimiento de febrero de 1970 logró eludir responsabilidades, demostrando inexperiencia meses más tarde.243 Por otro lado, resulta necesario añadir que, en este aspecto de evocación del “glorioso ibañismo”, se manifestó además una suerte de “apego” al período histórico, en el que actuó el otrora caudillo militar. En este sentido es importante señalar que la primitiva operación militar que pretendió liderar Viaux en la ciudad de Antofagasta, se asemeja bastante al que llevó a cabo el general Pedro Vignola en la misma ciudad el 14 de septiembre de 1931, difiriendo solamente en el objetivo que se pretendió alcanzar. Mientras el primero pretendió derrocar al gobierno de la Democracia Cristiana e imponer un régimen fuerte, el segundo, a través de un movimiento militar, con fines civilistas, intentó terminar con la injerencia de Ibáñez y de las Fuerzas Armadas en la arena política.244 Entre las similitudes operativas de Viaux con Ibáñez, se inscribe además la fundación del movimiento “pro-viauxista” que se denominó Alianza Nacionalista. A este grupo confluyeron uniformados en retiro-y veladamente personal activo- que se sintió identificado con el discurso del caudillo. El objetivo de este movimiento fue el de “...crear y otorgar un respaldo popular al general Viaux...que le permitiese proyectar su imagen en el tiempo.”245 De esta manera, la ya conocida estrategia ibañista de ampararse en organizaciones de carácter político, como la Alianza Libertadora de fines de los años treinta y las conocidas simpatías que siempre mantuvo en el grupo Estanquero y el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista (M.R.N.S) de los años cincuenta, fue la línea de acción que intentó seguir Viaux, en los años setenta.246 Habiendo tratado de dejar establecidas las semejanzas entre Viaux e Ibáñez, queda por revisar los entretelones de uno de los complots militares que estalló en 1970. Con el fin de comprender las características de éste, consideramos pertinente primero conocer las líneas de acción que siguieron las respectivas comandancias en jefe luego del Tacnazo. 242 Tal es el caso del “Ariostazo” en 1939 y “Línea Recta” en 1955, donde Ibáñez logró eludir los tribunales de justicia gracias a la utilización de una estrategia de usar a terceros en las acciones claves. 243 En efecto, como lo veremos en este capítulo Viaux logró eludir su responsabilidad ante la justicia en marzo de 1970. El general Gamboa aparecerá como el líder de un movimiento militar. En octubre del mismo año, sin embargo, las circunstancias fueron distintas. El “chivo expiatorio” no cumplió las expectativas. 244 Mayores antecedentes acerca del plan del General Vignola EN: Molina; Jonson. Op cit. Pág 121. 245 Según uno de los dirigentes de este grupo, en la fundación de la Alianza Nacionalista pro-viocista confluyeron diecinueve organizaciones de este tipo, siendo su presidente el Teniente (r) Víctor Catalán y su centro de operaciones el “Centro Chilote”. ENTREVISTA Capitán Fernando Nieerad. 17/10/96.- 246 En este mismo sentido es importante señalar la “cercanía” de Viaux con el Frente Nacionalista Patria y Libertad. La mencionada organización lo tuvo como una de sus “estrellas” el día de la fundación del Frente Cívico en septiembre de 1970. Más tarde en prisión Viaux gozó de una gran cobertura de prensa en el medio periodístico de esta agrupación, así como también de un fluido contacto que incluía ayuda solidaria que era entregada personalmente por el militante Juan Serrano. ENTREVISTA Juan Serrano. 04/02/98.-

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b) El Discurso de los Nuevos Mandos: Como lo estableciéramos en la introducción a este capítulo, luego del “Tacnazo” el déficit remunerativo y de infraestructura que afectaba a las Fuerzas Armadas fue sustantivamente mejorado, sin embargo, el “espíritu de rebeldía” permaneció en los cuarteles. El quiebre de la disciplina institucional, que había significado para el Ejército, en particular, y para las Fuerzas Armadas, en general, el acuartelamiento del “Tacna”, se transformó en una barrera infranqueable que debieron sortear los futuros Comandantes en Jefes de las Fuerzas Armadas. La búsqueda de un perfil institucional que asignase un rol protagónico a los uniformados, surgió como una necesidad imperativa, que ya sin excusas o adjetivos de carácter “gremial”, trató de incorporar al “movimiento rebelde” de la oficialidad joven, a los uniformados que ostentaban altos cargos dentro de las respectivas instituciones. Desde el punto de vista de la oficialidad joven, el desprestigio en el que había caído el sistema democrático del ´25, ameritaba la intervención mediadora de las Fuerzas Armadas en la arena política. El permisismo del sistema de partidos, que se había expresado en el fortalecimiento de la izquierda, el surgimiento de movimientos de corte revolucionario, la excesiva burocratización de los aparatos del Estado y el número cada vez más creciente de huelgas y movilizaciones sociales, fueron percibidas por un importante número de uniformados, como un caos generalizado del que la clase política y el orden constitucional entonces vigente, eran incapaces de contener.247 En este contexto de efervescencia castrense, es posible marcar otro hito en esta disputa ideológica que libraron las dos concepciones de seguridad nacional presentes al interior de las Fuerzas Armadas en 1970. Con el fin de conocer los detalles de este proceso creemos necesario adentrarnos en los episodios que se sucedieron al interior de los cuarteles una vez que asumió la dirección del Ejército el general René Schneider Cherau.248 La misión que cumplió el general Schneider como Comandante en Jefe del Ejército fue delicada. Si intentamos definirla en pocas palabras, tendríamos que decir que ella fue un fracasado intento profesionalizador de su institución y de las

247 Así los sostienen los oficiales entrevistados que vincularon a estas “células rebeldes” al interior de sus propias instituciones. Al respecto el coronel de la FACH Carlos Castro señala que”...nos sentíamos manoseados. No sólo por el gobierno, sino por todo el sistema político de la época. Estimábamos que en el país no se daban soluciones a los problemas, dándole cabida al caos y el desorden...” El capitán Mora recuerda las continuas huelgas, las revueltas callejeras y el aumento de las actividades terroristas eran aspectos que preocupaban a la oficialidad de la época.” El teniente Víctor Catalán sostiene que “... hacia ese período nos dábamos cuenta de que todo lo que estaba ocurriendo en Chile nos conducía a un desastre. No creíamos en la democracia...” 248 El general René Schneider asumió la Comandancia en Jefe del Ejército el 27 de octubre de 1969. Era la quinta antigüedad en el Ejército cuando éste era dirigido por el general Castillo. Al estallar el “Tacnazo” se encontraba cumpliendo sus funciones profesionales en la V División de Ejercito con asiento en Punta Arenas. Las razones de su nominación por el Presidente Frei nunca fueron muy claras, dando ello pie a una serie de especulaciones y resentimientos en algunos oficiales que se creían seguros de ser los sucesores de Castillo. Uno de los sentidos en este aspecto resultó ser el general Alfredo Mahn, quien luego de haber gestionado la discutida acta del Tacna que terminó con el movimiento de Viaux, se creyó merecedor de la confianza del Presidente para ser nombrado Comandante en Jefe de su institución. Si bien es cierto que no nos fue posible conocer las razones que tuvo Frei para nominar a Schneider como jefe del Ejército, lo que sí logramos conocer fue que el Presidente Frei y Schneider trabaron una amistad tras una visita que hiciera Frei a la región austral, donde Schneider cautivó a los asistentes con sus dotes de buen anfitrión. ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.

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Fuerzas Armadas, frente a la aguda crisis que provocó el “Tacnazo” y la efervescencia política que afectó a nuestro país en 1970. La “ingrata” tarea en la que se embarcó el nuevo Comandante en Jefe del Ejército, estuvo acompañada de un discurso militar apegado al Estado de Derecho, que indistintamente puso énfasis en dos importantes componentes al quehacer de los uniformados. En un primer momento, estuvo orientada a servir como un elemento “descongestionador” de los efectos que se produjeron al interior de los cuarteles luego del “Tacnazo”; y más adelante, como un “discurso de coyuntura” que intentó unificar criterios acerca de cómo debían enfrentar las Fuerzas Armadas, el polarizado ambiente político pre-eleccionario. La descripción y análisis de las dos áreas en las que puso atención el “discurso constitucionalista” de Schneider- la primera relacionada estrechamente con la realidad institucional y la segunda con el ámbito político-constitucional- serán desarrolladas en capítulos distintos. La razón de esta arbitraria división se debe fundamentalmente a que la segunda de ellas gatilló la implementación de una de las más oscuras conspiraciones, que debido a sus implicancias, merece ser analizada con detención en un capítulo aparte.249 A partir de lo anterior tendríamos que partir señalando que desde el punto de vista institucional la actitud que caracterizó a Schneider, al asumir sus funciones como Comandante en Jefe del Ejército, fue lo suficientemente diligente para impedir que el brote sedicioso “sembrado” por Viaux “cosechara” frutos en la oficialidad y suboficialidad postergada por años en sus necesidades profesionales e individuales. En este sentido apenas asumida la Comandancia en Jefe, el general Schneider se reunió en compañía del Jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional, general Carlos Prats, con el entonces Ministro de Defensa, Sergio Ossa Pretot, con la finalidad de lograr una pronta y satisfactoria solución a la problemática de remuneraciones e infraestructura que afectaba a los uniformados. En el citado encuentro, se delineó el plan de adquisiciones que se discutió con el Consejo de Seguridad Nacional y el Ministerio de Hacienda, durante el mes de noviembre de 1969, así como también, el proyecto que aumentaba las remuneraciones de los uniformados y que la mencionada cartera debía estudiar cómo financiarlo.250 La insistencia que caracterizó el accionar de la nueva Comandaría en Jefe del Ejército por lograr una rápida solución a los problemas económicos y de infraestructura que la venía afectando. En efecto, si se quería urgentemente “descontaminar” a la institución del discurso “gremialista” de Viaux, era necesario implementar medidas para cubrir las postergadas necesidades militares. Esta situación que se hizo extensiva a las demás ramas de las Fuerzas Armadas y la policía civil y uniformada.

249 Nos referimos al fracasado plan de golpe de estado que se iniciaba con el secuestro del general Schneider en octubre de 1970 y que tenían por objetivo impedir que el Congreso Pleno nominase a Salvador Allende como Presidente de la República. 250 Una interesante exposición de este hecho EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 134. Luego de reiterados “tira y afloja” entre las partes, el general Prats anota en sus citadas “Memorias”, que el 19 de noviembre se logró aprobar el llamado “Plan Schneider” de adquisiciones de material de guerra, así como también, el proyecto de ley de nuevas remuneraciones para el personal de las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones, fijando las escalas de reajuste, aumento que osciló entre el 68 y 106% de aumento.

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A la par con los trámites para solucionar la problemática económica, el general Schneider se abocó a la tarea de recorrer las unidades militares con la finalidad de fortalecer el espíritu de cuerpo institucional. En todas las visitas realizadas, Schneider además de ser insistente en señalar que “la solución a la problemática de remuneraciones y equipamiento institucional estaba en marcha”,251 fue enfático en criticar las actividades sediciosas en que se habían involucrado destacados uniformados de las principales unidades militares del país. En este sentido la actitud que adoptó la Comandancia en Jefe del Ejército y los restantes comandos de las Fuerzas Armadas y de orden consistió en reforzar nociones profesionales en torno al comportamiento de los uniformados bajo un estado de derecho. Al respecto, las características que hasta ahora hemos asociado al general Schneider fueron la actitud, que bajo intensidades distintas, fueron asumidas por los otros mandos de la Fuerzas Armadas. El almirante Porta hizo “tímidamente” lo suyo en la Armada y el general Errázuriz, con más consistencia, dirigió por los mismos lineamientos a la FACH. En relación a Carabineros, la cercanía manifiesta del general Huerta con Viaux no nos permiten vincularlo con este accionar de los Comandantes en Jefe. En sus líneas centrales “...el ideario constitucionalista señalaba que la confianza depositada por el Estado, al entregar el poder de las armas a las Fuerzas Armadas para defender la soberanía nacional, no puede ser vulnerada para utilizarla contra el poder civil indefenso y confiado en el profesionalismo de las mismas, apelando con ello además, al tradicional sometimiento que las Fuerzas Armadas chilenas venían demostrando al poder civil, por más de treinta cinco años.252 En el Ejército este proceso se expresó en la creación de la Comisión de Ética Profesional Militar, que tuvo la misión de culminar el texto de Ética Profesional Militar que se venía trabajando en la Academia de Guerra desde 1962, así como también, la selección de contenidos que serían abordados en el curso obligatorio de Ética Militar.253 El coronel Carlos Ossandón recuerda que a partir de 1970 se comenzó a dictar, en los niveles básico (tropa); medio (oficialidad joven) y superior ( oficialidad de estado mayor), la asignatura de Ética Profesional que contó con sus respectivos textos guías para cada uno de los niveles. El grado de compromiso que expresó Schneider con esta tarea quedó demostrado en que él fue el profesor titular de la mencionada cátedra, en el último año que cursaban los oficiales de estado mayor en la Academia de Guerra. Junto a ello también es importante consignar los esfuerzos que realizó para que las restantes ramas de las Fuerzas Armadas también acentuaran los conceptos éticos en sus respectivas instituciones. La maratónica carrera que decidió emprender el general Schneider contra la concepción autoritaria presente en las Fuerzas Armadas, cuya cabeza visible

251 ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.- 252 ENTREVISTA General Ervaldo Rodríguez 06/11/96. 253 El año 1962 es considerado como una fecha clave en lo que a conocimientos se refiere para el Ejército. En este sentido las profundas transformaciones que sufrió la malla curricular de los militares, determinaron la creación de la cátedra de ética militar con el fin de usar correctamente los conocimientos adquiridos. Lamentablemente ésta estuvo orientada en sus orígenes sólo a oficiales que alcanzaban estudios de Estado Mayor, no llegando a la oficialidad joven, estamento, que como hemos analizado hasta aquí, era el que más necesidad presentó de ella. ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.-

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hasta ese entonces era el general (r) Roberto Viaux, no fue suficiente para imponerse al “espíritu de rebeldía” que había despertado el “Tacnazo” en un importante número de uniformados. El obstáculo que se impuso a su objetivo, y que sin lugar a dudas sólo la perspectiva del tiempo nos permite develarlo, fueron los conceptos de seguridad nacional difundidos en los diferentes niveles con los que cuenta la carrera militar y que mañosamente eran interpretados por los uniformados comprometidos con la sedición.254 En efecto, la contingencia política pre-eleccionaria de 1970, en la que se vaticinaba un probable triunfo del abanderado de la izquierda, vino a contextualizar algunas nociones de seguridad nacional. Expresándose tempranamente esta inquietud en la “oficialidad rebelde” que implementó la primera tentativa para impedir el triunfo de Salvador Allende.255 A continuación profundizaremos en este nuevo proyecto sedicioso. c) Un Golpe que no se Terminó de Planificar: Como lo señaláramos en las páginas anteriores, la figura del general Viaux luego del “Tacnazo” cobró mayor popularidad al interior de las filas castrenses, transformándose desde este punto de vista en un líder natural, capaz de canalizar las inquietudes que afloraban al interior de las unidades militares, que como ya lo apuntáramos, iban más allá de lo económico, y se vinculaban con las nociones de seguridad entonces en boga. En este sentido es posible señalar que mientras el alto mando del Ejército en particular y de las Fuerzas Armadas en general realizaban frustrados intentos por imponer la disciplina al interior de los cuarteles, los sectores “rebeldes” que no fueron llamados a retiro por los sucesos del “Tacna” continuaban reuniéndose en las unidades y casinos militares. La reorganización del movimiento de la “oficialidad rebelde” se comenzó a producir en los días inmediatamente posteriores al “Tacnazo”. Un punto de encuentro, que resultó fundamental para este fin fue el propio Hospital Militar, 254 La postura que caracterizó al general Schneider ante la llamada DSN quedó graficada en la VII Conferencia de Comandantes en Jefes de los Ejércitos Americanos, celebrada en Buenos Aires en 1966. En esa oportunidad, a Schneider le correspondió asesorar al entonces Comandante en Jefe, general Bernardino Parada. Al respecto el general Carlos Prats anota en sus “Memorias” que el entonces coronel Schneider y el general Parada se identificaban con la tesis “...eliminar la especificación del comunismo internacional como “el único adversario” y señalaban que el desarrollo y la seguridad de las naciones del continente es amagada por cualquier tipo de agresión imperialista, ya sea ésta ideológica o económica o por la subversión de cualquier procedencia.” EN: Prats; Carlos. Op cit Pág. 99. 255 El grupo que hasta ese entonces estaba más estructurado para llevar acabo un proyecto sedicioso era el de la “oficialidad rebelde”. Sin embargo, no fueron los únicos. Mientras los días se acercaban al día de la elección presidencial, los ánimos al interior de las Fuerzas Armadas y de los propios mandos se fueron tensionando. Prueba de ello las entrega el propio General Prats en sus “Memorias”, cuando recuerda que en una de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional el almirante Porta dió a conocer el temor de sus subalternos ante un eventual triunfo de Allende. En este sentido, el mismo Plan de Directiva Presidencial elaborado por el EMDN dirigido en ese entonces por Prats, deja entrever estos temores. A partir de lo anterior podemos señalar que el eventual triunfo de la UP tensionó a importantes sectores de las Fuerzas Armadas. Muchos de ellos, a pesar de no haber sido educados bajo los conceptos de seguridad nacional, adhieren a éstos como una forma de impedir el triunfo de la izquierda y ser coherentes con la formación anticomunista heredada de su formación profesional. Antecedentes de esta tensión EN: Prats; Carlos. Op cit; Merino; José Toribio. Op cit; Huidobro; Sergio. Decisión naval. Editorial de la Armada, 1989.Entre otros.

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centro asistencial donde estuvo internado Viaux luego del acuartelamiento del 21 de octubre. Desde allí se restituyeron y nacieron los nuevos enlaces y células “rebeldes” que asistieron a un “secreto encuentro” en la calle Gay en el antiguo barrio República de Santiago.256 En tal encuentro, donde participaron más de un centenar de oficiales de la guarnición de Santiago, los asistentes deliberaron acerca del acontecer político pre-eleccionario en virtud de un mensaje grabado que había enviado el general Viaux a los asistentes.257 El discurso que dirigió el caudillo en esta oportunidad fue una “...emotiva arenga en la que se recordaba los sucesos del 21 de octubre, incitando a través de mesiánicas frases continuar la “causa-militar” e impedir las elecciones presidenciales de 1970, que descansaban en una corrompida e ineficiente institucionalidad, no garantizando ninguno de los candidatos el orden y progreso de la Nación.”258 El abierto llamado a realizar un golpe de estado para impedir las elecciones de septiembre que envió Viaux a la oficialidad que le seguía, se expresó en una rápida implementación de una propuesta sediciosa. Para graficar el “modus operandi” del caudillo en estas lides, tendríamos que señalar que ésta se llevó a cabo a través de terceros con el fin de disipar las dudas que el Servicio de Inteligencia Militar tenía acerca de las actividades desarrolladas por Viaux.259 En este sentido las relaciones con la oficialidad “rebelde” se mantuvieron a través de uniformados en retiro, tales como el coronel Raúl Igualt, suegro de Viaux, y el general Horacio Gamboa. Las relaciones con los mandos de provincia, piezas decisivas a la hora de materializar el golpe, fueron llevadas directamente por Viaux a fin de responder con el requisito de jerarquía que existe en toda relación militar.260 Las acciones que desarrolló la oficialidad “rebelde” con miras a materializar este acto de fuerza, se pueden sintetizar en dos misiones. En primer lugar, a fin de conocer y ejercer algún control en el escenario político que justificara ante la opinión pública la intervención militar, oficiales en 256 Las visitas que recibió el general Viaux en el centro asistencial fueron fotografiada y rastreadas por personal del SIM. Esta información sirvió para infiltrar al movimiento y enterarse de la reunión del 03 de diciembre en la calle Gay 2496 en la casa de los padres de los oficiales Alvarez Clark. Para dirigir este encuentro Viaux designó a su suegro Raúl Igualt como interlocutor válido entre él y sus seguidores, cumpliéndose de esta forma esta característica tan propia del ibañismo que es la de actuar a través de terceros para eludir responsabilidades ante la justicia y la opinión pública. ENTREVISTA General Mario Sepúlveda Squella. 08/02/95. 257 El capitán Víctor Mora llevó a la reunión la cinta en la que Viaux llamaba a sus seguidores a impedir las elecciones presidenciales. Este recuerda que en el patio de la casa había más de un centenar de oficiales de la guarnición militar y aérea, así como también muchos oficiales de inteligencia militar, quienes con la ayuda de la policía uniformada detuvieron a muchos de los asistentes. Así lo recuerdan quienes asistieron a ese encuentro entre los que cabe destacar a Víctor Mora, Raúl Munizaga, Fernando Nieerad, Edgardo Fuenzalida, entre otros. 258 ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 259 En efecto, por medidas de seguridad, luego del fracaso de la reunión de la calle Gay, Viaux cambió su interlocutor con sus seguidores. El general (r) Horacio Gamboa fue quien asumió esta tarea como “cabecilla” de este movimiento militar. La amistad entre Gamboa y Viaux era antigua y se remonta a la década del cincuenta cuando Ibáñez era por segunda vez Presidente de la República. El conocido ibañismo de Gamboa quedó demostrado el 02 de abril de 1957, cuando el entonces Comandante de la II División, general Horacio Gamboa, reprimió ferozmente una manifestación de la población capitalina. Por otro lado, Gamboa había actuado como Juez Militar en el caso de “Línea Recta”, donde terminó por absolver de todas sus culpabilidades a los oficiales involucrados, entre los que se encontraba el entonces Mayor Roberto Viaux. EN: Alvarez; Rolando et al. Op cit. Veáse Capítulo V. Págs. 148-183. 260 En efecto, por razones jerárquicas de la carrera militar, resulta imposible que la oficialidad en su conjunto conspirase. Las conversaciones se realizan entre pares y Viaux no contaba con nadie de su confianza aún activo para realizar esta tarea. Por otro lado, el persistente seguimiento que mantenía el SIM hacia su persona impedía realizar esta labor más de cerca. Por ello recurrió a la ayuda de civiles o militares en retiro que vivían en provincia para enviar mensajes en torno a la conspiración.

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retiro vinculados al movimiento, procedieron a infiltrar a organizaciones políticas de izquierda. La cercanía que habían expresado algunas de ellas hacia las demandas “gremialistas” de los “rebeldes” en el “Tacna” posibilitaron estos encuentros.261 En este sentido, oficiales que desempeñaron estas funciones de contrainteligencia recuerdan que la cercanía y sensibilidad demostrada por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el Partido Socialista hacia el movimiento del “Tacna” facilitaron los contactos.262 Con el MIR las conversaciones versaron en compartir impresiones y proyecciones acerca de la realidad nacional y la constante problemática de aislamiento que venía afectando durante décadas a las Fuerzas Armadas. Los oficiales añaden que los contactos con este movimiento se cancelaron, luego que se detectara un intento por parte de esta organización de utilizar la inquietud de la oficialidad para sus fines políticos.263 A través del PS la oficialidad rebelde conoció algunos puntos del programa de la Unidad Popular y los alcances de la “vía chilena al socialismo”. La mencionada organización partidaria llegó a ofrecer la reincorporación al Ejército de los oficiales que habían sido exonerados por los sucesos del “Tacna”, a cambio de su apoyo a Salvador Allende en las próximas elecciones.264 Junto con la labor de contrainteligencia llevada acabo por los uniformados comprometidos en la sedición, se desarrolló una segunda tarea vinculada con la agudización el escenario político a través de una propaganda intervencionista. Al 261 Según los militares involucrados en el “Tacnazo” fueron varias las organizaciones de izquierda que pretendieron capitalizar el malestar de los uniformados en el Tacna. Entre las agrupaciones cabe mencionar al PS que envío emisarios a solidarizar con los amotinados del “Tacna”. Al respecto el teniente Raúl Munizaga señala que “...Oscar Squella, Fernando Munizaga (mi padre) y Guillermo Munizaga (mi hermano) fueron al “Tacna” a entregarle a Viaux la solidaridad del Senador Salvador Allende. El general agradeció el gesto y les comentó que en esos momentos estaba discutiendo el acta para entregar el Regimiento. Acto seguido los emisarios de Allende se fueron a la casa del senador, quien al enterarse de lo que sucedía señaló “que movimiento tan grande para un objetivo tan chico” ENTREVISTA Teniente Raúl Munizaga N 30/03/95. En este mismo sentido el mayor Patricio Cabezas Gacitúa, presente en el regimiento también recuerda haber visto a la delegación del Partido Socialista llegar al “Tacna”. ENTREVISTA Mayor Patricio Cabezas G . 26/06/95. 262 El PS, que vivía una etapa de radicalización, no fustigó la actitud de los uniformados, que se habían acuartelado en el “Tacna”. En su declaración pública llamó “...a los trabajadores, no a defender la institucionalidad burguesa, sino a movilizarse para imponer sus reivindicaciones sociales y políticas, amenazadas por las fuerzas reaccionarias, que pretenden utilizar el movimiento reivindicativo militar...el vacío de poder debe ser llenado por las fuerzas del pueblo...”, lo que equivalía a plantear la convivencia de aprovechar la coyuntura para la toma inmediata del poder. Para tener una idea más acabada de la declaración del PS, VER: Diario Las Noticias de Ultima Hora. 22/10/69. Para el MIR el “Tacnazo”, fue una expresión reivindicativa que estaba indicando la crisis del sistema político imperante. Para este movimiento “los militares eran esencialmente trabajadores que, como el resto de ellos, necesita un tratamiento económico adecuado.” VER: Revista Punto Final. 28/10/69.- 263 La cercanía del MIR con algunos círculos de oficiales activos es graficada por el capitán Mora cuando señala que tras su detención en el Regimiento Buin, luego del “Tacnazo”, fue visitado una noche por Florencio Fuentealba Aguayo, el hermanastro de éste, Luciano Cruz, líder del MIR y el Subteniente Melo. La intención de ellos fue rescatar a Mora porque un oficial comando y paracaidista como lo era Mora no podía ser objeto de ese trato. Esta decisión había sido adoptada por una célula de suboficiales miristas que funcionaba en la Escuela de Paracaidista, bajo la dirección de los oficiales Fuentealba y Melo junto a Luciano Cruz, quien dormía habitualmente en el “Buin”. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95. Al respecto el general Carlos Prats anota en sus Memorias que el 7 de julio de 1970 “El Director de la Escuela de Paracaidistas da cuenta de que dos oficiales y 14 clases, trabajaban clandestinamente como instructores del MIR y esperaban la oportunidad para fugarse del cuartel de Peldehue, llevándose armamento, munición y equipo. Se comprueba al subteniente Melo el robo de granadas de mano.” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 154. 264 En las reuniones que sostuvo el PS con los uniformados, luego del “Tacnazo”, participaron conocidos dirigentes del mencionado conglomerado político. Entre ellos, Aniceto Rodríguez, Raúl Ampuero y María Elena Carrera. Los contactos con esta última, añaden los militares, fueron fluidos y facilitados por su propio hermano, perteneciente a las filas del Ejército, y activo protagonista de las células rebeldes de la oficialidad joven. ENTREVISTA Mayor Patricio Cabezas G. 26/06/95.

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respecto, la cercanía manifestada por el Partido Nacional a la “causa militar” resultó útil para que los “rebeldes” aprovecharan los medios de difusión de la derecha. En este sentido la página editorial del “diario Tribuna”, fue ocupada en reiteradas oportunidades para dar a conocer el inminente peligro por el que atravesaba el país si triunfaba el candidato de la Unidad Popular.265 La necesidad de difundir un clima que favoreciera a un golpe de estado se hizo extensiva, además, al interior de los propios cuarteles. Para ello, el teniente Víctor Catalán, recuerda que “...la difusión de boletines y panfletos con información sediciosa, se concentró en la capital, en los casinos de oficiales y suboficiales de las principales unidades de la guarnición de Santiago, tales como los Regimientos Buin, Tacna, Yungay, Andino y Escuela de Suboficiales. Así como también, en las bases aéreas de Colina y El Bosque.”266 En relación a los mandos a los que tuvo acceso Viaux para implementar este “putsch”, el controvertido general insiste en señalar que la adhesión de los jefes de plaza fue masiva ocultando celosamente la identidad de dichos uniformados.267 Si bien es cierto que no nos fue posible conocer la identidad de los altos oficiales involucrados, así como también, comprobar la masividad de este movimiento, sí estamos en condiciones de entregar nociones aclaratorias en torno algunos de los mecanismos usados por Viaux para acercarse a los oficiales-jefes de las guarniciones del país. En este sentido el capitán Víctor Mora, recuerda que en febrero de 1970 respondiendo a una inquietud de Roberto Viaux envío a Santiago la información del escalafón de las plantas de oficialidad de la III División de Ejército con asiento en Concepción. Esta información, deduce Mora, pudo haber sido solicitada con el fin de elaborar los supuestos cuadros de mando que capitanearían la sedición en el centro-sur del país.268 A través de este tipo de mecanismos Viaux se familiarizó con la oficialidad de las divisiones que no había explorado en sus conspiraciones anteriores y buscó en ellas aquellos uniformados que podrían ser útiles a la hora de la asonada. Si atendemos a las características centralistas que tuvo la frustrada operación militar podremos concluir que la misión de estos oficiales se reduciría a no reaccionar

265 El teniente Víctor Catalán, fue uno de los encargados de utilizar los medios del PN. Llegó a este partido desempeñando funciones de guardaespaldas de Sergio Onofre Jarpa y Jefe de una brigada muralista alessandrista. En forma paralela redactó varias páginas editoriales para el diario Tribuna que fueron firmadas bajo el seudónimo de “Rusti y Rasti” o “Semáforo”. ENTREVISTA Teniente Víctor Catalán P. 23/12/96.- A partir de este hecho es factible señalar que la corriente Nacional-Estanquera, anidada en el PN, no perdió la oportunidad que le brindó la cercanía al segmento joven del Ejército, para insistir con su discurso sedicioso, frente a la incierta situación política del país. 266 El teniente Catalán, además, señala que los mencionados panfletos eran llevados por la suboficialidad comprometida hacia las reparticiones militares. En ellos, recuerda el oficial, se hacia hincapié en la necesidad de intervenir. ENTREVISTA Teniente Víctor Catalán P 23/12/96. 267 En relación al concepto de jefe de plaza, tenemos que señalar que en caso de emergencia, sitio o guerra, el país se divide en guarniciones militares. El jefe de ella, que se llama jefe de plaza, toma el control de la zona de su jurisdicción, quedando cualquier otra autoridad sometida a éste. En relación a la identidad de estos Comandantes, los oficiales involucrados insisten en señalar que era Viaux quien mantenía los contactos con las diferentes divisiones que se sumarían al movimiento. El general Viaux al ser consultado por la identidad de estos oficiales aún es receloso de darla a conocer. A pesar de esta dificultad, en las páginas de siguientes algunos de nuestros oficiales entrevistados nos dieron algunas pistas a partir de las cuales es factible reconstituir parte del tejido sedicioso que logró elaborar el general Viaux. 268 El capitán Mora además recuerda que el general Viaux le dijo: “Víctor, usted es mi hombre de confianza, el general Gamboa esta preparando un movimiento con toda mi gente, así que vaya cortándose el pelo porque en unos meses tomaremos once en Morandé 80.” ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V 12/04/95.-

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apoyando al gobierno derrocado y a reprimir cualquier intento que pretendiera oponerse al movimiento militar. En efecto, el plan intervencionista que alcanzó a diseñar este movimiento concentraba sus esfuerzos operativos en la capital. Se trataba del secuestro de las más altas autoridades del país por grupos comandos, tales como, el Presidente de la República, el Presidente Senado, el Presidente de la Cámara de Diputados y el Presidente de la Corte Suprema, los Ministros de Estado y el alto mando de las Fuerzas Armadas que no se encontraba comprometido con la sedición. Mientras los plagios ocurrirían, las unidades militares se apoderarían de los puntos neurálgicos del quehacer nacional, como el Palacio de Gobierno, los Tribunales de Justicia, el edificio del Poder Legislativo, las radioemisoras y el aeropuerto. El descubrimiento de la conspiración por el gobierno, tuvo como principal protagonista a un detective que recibió la orden del entonces Director de Investigaciones, Gaspard de Fonseca, de infiltrar los grupos “rebeldes” de los uniformados, luego que los efectivos del SIM- que habían logrado frustrar el encuentro conspirativo de la calle Gay- comenzaran a ser reconocidos por sus compañeros de armas. Las fuentes consultadas recuerdan que el mes de febrero de 1970 el detective Marambio ofreció a una célula de oficiales “rebeldes”, que se encontraban en retiro, su departamento para una de las reuniones.269 La información que en ella se vertió fue grabada, sin que los asistentes se percatacen, constituyéndose ésta en la mayor evidencia para proceder a desbaratar este movimiento militar.270 En efecto, la detención de los “cabecillas” de este complot se produjo el 25 de marzo de 1970, es decir, un mes después de conocerse la existencia de una conspiración.271 Este hecho, además de frustrar por segunda vez un “putsch” preparado por el Movimiento de la Oficialidad Joven, se constituyó en el alejamiento de este grupo de su entonces caudillo. Si bien es cierto que la contingencia política de los meses posteriores al desbaratamiento del complot, fue propicia para que la oficialidad joven levantara una nueva propuesta sediciosa, ésta, prefirió disolver sus “células

269 En dicha reunión participaron Horacio Gamboa, Fernando Nieraad, Raúl Munizaga, entre otros. ENTREVISTA Teniente Raúl Munizaga N. 30/03/95. 270 En el mencionado encuentro se bosquejaban los puestos de mandos que ocuparían a la hora de la asonada. Esta información que quedó grabada junto a un proyecto de primer bando incautado desde el domicilio del general Gamboa se constituyeron en las contundentes pruebas para que los oficiales detenidos confesaran sus intenciones, ocultando, sin embargo, la identidad del instigador de la operación, el general Roberto Viaux. EN: Prats; Carlos. Op cit. Págs. 146-147.- 271 En torno a esta tardanza con que la opinión pública conoció la existencia del complot, Benjamín Prado, entonces Presidente de la DC, no descarta que ella halla buscado manipular el hecho para fines políticos. En efecto, a la par con el descubrimiento del complot en febrero de 1970 el entonces Ministro de Defensa, Sergio Ossa Pretot, fue acusado ante el Congreso por el personal de las Fuerzas Armadas en retiro por considerar que habían sido privados de sus derechos previsionales, al no cancelarse, en una sola cuota la diferencia que les concedía la Ley de Reajuste de Remuneraciones del Personal de las Fuerzas Armadas y Carabineros recientemente aprobada. Si nos detenemos en la fecha en que fue interpuesta la acusación y el día en que se procedió a publicar el descubrimiento del complot, éstas coinciden casi matemáticamente con la fecha que compareció el Ministro Ossa ante el Poder Legislativo. Bajo esta lógica, el gobierno DC, que había sido objeto de un intento de subversión meses atrás guardaba celosamente el enorme respaldo popular y político a su gestión. Los hábiles estadistas de la DC, supieron manejar este complot para su propio beneficio, puesto que ante la publicación de una nueva amenaza de golpe de estado, la reacción del espectro político no podía ser otra que la del apoyo irrestricto al gobierno y sus representantes. De esta forma se entiende que la acusación contra Ossa fuera rechazada por mayoría en el congreso.

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rebeldes” y esperar un nuevo líder que canalizara sus inquietudes. La razón de esta determinación se halla en la desilusión que provocó la figura de Roberto Viaux en los “oficiales rebeldes”. La cercanía que tuvo éste hacia sectores “despreciados” por la oficialidad joven, con el fin de implementar un nuevo intento de golpe de estado en septiembre u octubre de 1970, fueron determinantes en esta decisión.272 En este mismo sentido el general Viaux comprendió que las estrategias “ibañistas” no se adecuaban para implementar con éxito una intervención militar en 1970. El complot era necesario concretarlo “desde arriba”, desde una altura suficiente que impidiese a los efectivos del SIM y la Policía de Investigaciones percatarse de su existencia. Por otro lado, además, la plataforma que hasta ahora había utilizado Viaux se encontraba chequeada por los organismos de inteligencia. Cualquier otro intento de querer subvertir el orden constitucional desde la oficialidad joven, estaba destinado a fracasar. Así como la “oficialidad rebelde” quedó sin un líder o conductor, el caudillo quedó sin seguidores militares. Los grupos civiles con los que se hizo acompañar Viaux y los oficiales generales que lo apoyaron más tarde demostraron falta de experiencia y lealtad. El movimiento rebelde de los oficiales jóvenes prefirió disolverse, sin diluirse con ello el espíritu de fronda al interior de los cuarteles. Capítulo Cuarto: “ La Manifiesta Sedición del Alto Mando: El Caso Schneider”.- El descubrimiento del movimiento militar que aparentemente dirigió el general (r) Horacio Gamboa, no diluyó las actitudes conspirativas en Roberto Viaux. Su velada participación en los hechos detallados en el capítulo anterior y la efervescencia político-social, que vivió nuestro país en los meses siguientes, posibilitaron, una vez más, su reedición como caudillo militar para encabezar un golpe de fuerza en el mes de octubre de 1970. En efecto, el triunfo relativo que obtuvo la izquierda en las elecciones generales de 1970 vino acentuar el ya incierto escenario político. Marxismo o democracia, progresismo o conservantismo, fueron la síntesis de un largo proceso de polarización del quehacer político nacional. En este contexto la alternativa intervencionista volvió a presentarse como una salida posible para aquellos sectores civiles y militares que buscaban impedir el acceso de la izquierda al gobierno, y el general (r) Roberto Viaux, como un personaje capaz de conducir un movimiento de esta naturaleza en las Fuerzas Armadas.

272 Según los testimonios de los oficiales entrevistados y la investigación sumaria a raíz del Caso Schneider, no hubo participación de la oficialidad joven en el movimiento de octubre de 1970. La razón de fondo se halla en que los “oficiales rebeldes” no podían comprender cómo su líder conspiraba con aquellos sectores civiles responsables de la debacle institucional que había terminado con la expulsión de muchos de ellos de las filas del Ejército. No comprendían la cercanía de Viaux a los democratacristianos, a quienes por lo demás habían pretendido derrocar en dos oportunidades y por quienes sentían un profundo desprecio. Al respecto, el teniente Raúl Munizaga señala “...la verdad es que le teníamos mala a los políticos, y en especial a los democratacristianos. Su concepción de vida es tan diferente a la de un militar. Nosotros estamos acostumbrados a ciertos parámetros de veracidad, hombría y las cosas claras, con ellos ocurre lo contrario. Para los democratacristianos las cosas son siempre matizadas.” ENTREVISTA Teniente Raúl Munizaga N 30/03/95.-

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El notorio apoyo político que tuvo la fronda militar en esta oportunidad, no fue suficiente para imponerse e impedir el acceso de la Unidad Popular al gobierno. Sin embargo, logró importantes avances en materia de deslegitimación en el modelo de relación civil-militar, como lo fue, el tercer quebrantamiento a la verticalidad del mando al interior de las Fuerzas Armadas en dos años, la participación de oficiales de las Fuerzas Armadas y Carabineros en frustrados conatos, y por último, el desconocimiento del marco legal que hiciera un importante sector de la clase política, terminó por validar el cuestionamiento hacia el modelo del ´25 que venían efectuando algunos círculos militares. En este capítulo nos adentraremos en uno de los acontecimientos histórico-político más relevantes de nuestra historia reciente. A través del estudio en profundidad de los pormenores que se vinculan a este hecho, podremos dimensionar la “sensibilidad” a temas políticos que habían alcanzado las Fuerzas Armadas hacia fines de la década del sesenta. En este mismo sentido, creemos importante someter a una reevaluación el “discurso” que se venía barajando al interior de los círculos conspiradores de las Fuerzas Armadas, a fin de conocer si hubo nuevos elementos que sustentaran la crítica de éstos hacia el marco legal entonces vigente. Las hipótesis que guiará el presente capítulo se relacionan con que la noción autoritaria de las Fuerzas Armadas logró imponerse, aunque no triunfar en 1970, siendo el asesinato del general Schneider el principal obstáculo con el que tocó esta cosmovisión militar para imponerse. En este capítulo desarrollaremos tres aspectos que nos parecen fundamentales. El primero vinculado a la obra político- coyuntural que realizó el general Schneider, El segundo, que buscó profundizar en las alternativas de índole político que surgieron tras el triunfo de la UP, para pasar en último termino a conocer los entretelones del complot cívico-militar de octubre de 1970. a) La Llamada Doctrina Schneider Antes de detallar las estrategias y el complot que terminó con la vida del Comandante en Jefe del Ejército, creemos conveniente comenzar nuestro recuento de los hechos adentrándonos en la postura coyuntural que caracterizó el accionar del Alto Mando de las Fuerzas Armadas en el período previo a la elección presidencial de 1970.273 A partir de este análisis lograremos comprender el grado de recepción y vulnerabilidad política al que habían llegado las Fuerzas Armadas durante este período, así como también, podemos graficar, la pugna interna que venían librando las dos concepciones de la seguridad presentes al interior de las Fuerzas Armadas. Lucha en la que la influencia de destacados y gravitantes sectores políticos determinaron un importante avance de la visión autoritaria de las Fuerzas Armadas en 1970.274 273 Recordemos que en el capítulo anterior revisamos la postura institucional que caracterizó el accionar del general René Schneider. 274 La monolítica postura que expresaron las Fuerzas Armadas en 1970, obedeció fundamentalmente al compromiso que tuvieron altos jefes uniformados con la sedición. Este antecedente nos permite señalar que tres años antes de la intervención militar definitiva, la visión autoritaria ya había alcanzado importantes triunfos al interior de las instituciones de la defensa. La participación de altos oficiales en la conspiración fue posible además por la voluntad que existía en algunos sectores económicos y políticos de impedir la

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Como ya lo señaláramos, en el ámbito interno la postura que caracterizó el accionar de los Comandos en Jefe de las instituciones de la defensa luego del “Tacnazo”, fue la de eliminar cualquier resabio conspirativo que se hubiese anidado en los cuarteles. En este mismo sentido, en el plano ideológico-valórico el general Schneider promovió al interior del alto mando de las Fuerzas Armadas una sistematización de los valores éticos que debían caracterizar el accionar de los cuerpos uniformados, los que, a grandes rasgos, debían ser obedientes, jerarquizados y no deliberantes.275 En el ámbito público y coyuntural es importante destacar los planes operativos de seguridad interna, que las Fuerzas Armadas, en coordinación con el EMDN, habían comenzado a perfeccionar.276 En este sentido el desconocido Plan Septiembre, fue un aporte concreto del alto mando para lograr mantener la institucionalidad entonces vigente. En este mismo sentido la reafirmación pública que hiciera la “concepción democrática” de las Fuerzas Armadas de mantener su accionar acorde con las pautas constitucionales, no tuvo más objetivo que hacer entender a aquellos sectores civiles interesados en una intervención militar, que el Ejército en particular y las Fuerzas Armadas en general no se saldrían de los cánones legales. A través de declaraciones de prensa y entrevistas concedidas, el general Schneider pretendió dar a conocer a los civiles, que habían demostrado interés por los pasados brotes de sedición, la línea de acción que desde el alto mando hasta el último conscripto demostrarían frente a la incierta contingencia política pre-electoral. Al respecto Schneider puntualizaba que “...las Fuerzas Armadas van a llegar a la elección manteniendo el tradicional respaldo a las decisiones del gobierno constitucional de la República, que va a garantizar el proceso eleccionario y a dar seguridad que asuma el poder ejecutivo quien resulte electo...que en caso de no haber mayoría absoluta...el Congreso Pleno es dueño y soberano de elegir...y es misión nuestra que sea respetado en su decisión.”277 Si bien es cierto que tanto en el ámbito institucional como en el público el constitucionalismo había logrado importantes logros, como lo fueron, la reducción

asunción al mando de Salvador Allende. Tanto los sectores conservadores como el gobierno de los EE.UU. fueron los grandes sustentos de la alternativa golpista en Chile. En relación a la presión de los “sectores conservadores” (derecha y el freísmo de la DC) véase Prats; Carlos. Op cit. Págs. 169, 171, 172, 173, 174, 175, 178, entre otras. Merino; José Toribio. Op cit. Pág. 74; Pinochet; Augusto: El día decisivo. 11 de Septiembre de 1973. Empresa Periodística La Nación, Santiago, 1984. Pág. 49. La presión que ejerció EE.UU. en miembros de las Fuerzas Armadas es posible encontrarla detalladamente EN: Opazo; Cristian: Frei, Allende y la mano de la CIA. Ediciones del Ornitorrinco; Uribe; Armando: El libro negro de la intervención norteamericana en Chile. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1974; Documentos secretos de la ITT, Editorial Quimantú, 1972. 275 Por otro lado, este aspecto se expresó también en los intentos de “saneamiento institucional” que llevó acabo el SIM y la Policía de Investigaciones, tras el seguimiento al que se sometió el movimiento de la oficialidad rebelde que terminó por identificar a los instigadores en sus respectivas unidades y expulsarlos de las filas del Ejército. Un número cercano a cuarenta oficiales fueron expulsados entre octubre de 1969 y marzo de 1970 de las filas institucionales por haberse determinado su vinculación con las “células rebeldes”. EN: Prats; Carlos. Op cit. En la FACH, institución que presentó igual movimiento de la oficialidad joven, no hubo expulsiones, sino sólo, cambio de destinaciones. ENTREVISTA Coronel Carlos Castro S. 13/07/95.- 276 Desde la promulgación de la llamada Ley de Defensa de la Democracia en 1947, los gobiernos de turno, a través de Ministerio de Interior, comenzaron a encomendar a las Fuerzas Armadas, a través del EMDN, la elaboración de planes de seguridad interna. Estos, según oficiales de esta repartición, son actualizados anualmente a fin de responder coherentemente a las cambiantes características de nuestra coyuntura política-económica y social. ENTREVISTA Coronel Uros Domic 15/09/96. 277 Esta visión de las Fuerzas Armadas, absolutamente apegadas al derecho, es lo que los medios de prensa de la época bautizaron como Doctrina Schneider. Para tener una idea más acabada de ella VER: Diario El Mercurio 08/05/70.-

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de los niveles de efervescencia militar luego de las visitas del alto mando a los regimientos y la elaboración de los planes de seguridad interna a fin de asegurar el veredicto popular, debemos señalar que éstos fueron insuficientes para imponerse en los momentos político-sociales decisivos. 278 Entre los principales distractores podemos mencionar la ya citada DSN, que afectó el accionar interno o institucional que desarrolló la corriente constitucionalista, mientras que en lo público o coyuntural, fue el desconocimiento que hizo la civilidad hacia la política no intervencionista de esta cosmovisión militar. Antes de profundizar en estas últimas ideas, creemos necesario conocer los detalles en los que se expresó la gestión coyuntural o pública del constitucionalismo. En este sentido, junto a las declaraciones públicas en las que se buscaba rearfirmar la vocación democrática de las Fuerzas Armadas, hubo acciones concretas, que no fueron publicitadas, pero que formaron parte de este ámbito. Nos referimos al llamado Plan Septiembre. Como es sabido, desde la promulgación de la Ley sobre Seguridad Interior del Estado en 1958, se les delegó a las Fuerzas Armadas, como cuerpos jerarquizados, obedientes y no deliberantes, la facultad de fiscalizar los procesos eleccionarios con la finalidad de terminar con una serie de vicios electorales registrados en períodos anteriores.279 A partir de esta misión asignada, las instituciones de la defensa cumplieron con ella a través de la periódica elaboración y aplicación de planes tridimensionales,280 que salían tras sendos estudios coyunturales desde el EMDN.281 Esta información de la realidad nacional, en la que además se incluían dos o tres posibles escenarios, era enviada a los respectivas jefaturas de plaza en las que se encuentra dividido el país, a fin de que ellas reactualizarán sus respectivos planes de seguridad interna. 278 La actitud que hasta ahora hemos asociado al general Schneider fue una línea de acción que en apariencia compartieron todos los oficiales-generales de las Fuerzas Armadas y Carabineros de este período. Todos ellos realizaron reuniones con sus subalternos luego del “Tacnazo” a fin de eliminar la efervescencia que se vivió al interior de los cuarteles, así como también, todos ellos compartieron la elaboración de planes de seguridad interna a fin de asegurar el veredicto popular. Sin embargo, cuando éste último no concordó con sus intereses e ideas, su adhesión a las nociones constitucionalistas demostraron ser endebles, siendo fácilmente arrastradas por la ola civil que reaccionó contra el triunfo relativo de la UP. 279 Esta medida buscaba terminar con el cohecho, el robo de urnas, y con todas aquellas conductas que empañaban la transparencia del proceso electoral. Para enfrentar esta contingencia las Fuerzas Armadas asumían el control del país durante el tiempo que duraba la elección. El control se realizaba mediante la división del territorio nacional en guarniciones militares, dirigidas por un jefe de plaza, quien ideaba un plan a través del cual se distribuían las fuerzas militares en los diferentes puntos de votación y zonas de cierta sensibilidad que debían ser custodiadas por los uniformados a fin de garantizar la limpieza del proceso. Mayores detalles de este rol de las Fuerzas Armadas, veáse : Miranda; Sergio: “Las fuerzas armadas en el ordenamiento jurídico chileno.” EN: Barahona; Pablo; Cox Ricardo; Domic; Jurak; Garrido; José, Ibáñez; Gonzalo, Mac-Hale; Tomás, Miranda; Sergio, Riesle; Héctor: Las fuerzas armadas y seguridad nacional Ediciones Portada 1973.- 280 Tanto el EMDN como las guarniciones militares elaboraron planes tridimensionales, es decir, donde participan simultáneamente las tres ramas de las Fuerzas Armadas. La diferencia está en que los primeros casi siempre son de orden más bien general, señalándose en ellos sólo los objetivos a alcanzar y no especificándose los medios y las estrategias a partir de cuales se materializará. Sólo en situaciones claves o extremadamente peligrosas pueden aparecer planes puntuales desde el EMDN. Es tarea de cada guarnición militar elaborar sus planes tridimensionales de seguridad interna, los que a su vez responden a las directrices provenientes de una planificación general emanada desde el EMDN. ENTREVISTA Coronel Pedro Guerrero 24/01/97.- 281 Hasta ahora hemos señalado que el EMDN es un organismo planificador, que a partir de un estudio de factibilidades es capaz de estructurar líneas de acción. Para realizar este trabajo, este organismo cuenta con cuatro departamentos especializados en la recolección, tratamiento y planificación a partir de lo estudiado, cada uno de ellos con su respectiva jefatura que son operaciones, logística, inteligencia y servicios. En la planeación de un plan de seguridad, en lo primero que trabajan estos departamentos es en realizar un diagnóstico de la situación nacional, para más tarde elaborar los supuestos o interrogantes a partir e los cuales se definirá su línea de acción. ENTREVISTA Coronel Uros Domic. 15/09/96.

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Hacia el mes de agosto de 1969 las Fuerzas Armadas, a través del EMDN, comenzó a prepararse para cumplir su misión garantizadora de los comicios que se avecinaban. El estudio y diagnóstico previo a la reactualización de los planes de seguridad, que es conocido como “Síntesis de la Situación Nacional”, fue entregado al entonces Ministro de Defensa, Sergio Ossa, el 28 de diciembre.282 La apreciación militar que se desprendía del mencionado documento, resultaba ser lo suficientemente certera como para adelantar al gobierno en nueve meses, la estrechez de las cifras que sacarían cada uno de los candidatos, lo que se expresaría en una mayoría relativa que tendría que ser reafirmada por el Congreso Pleno para poder gobernar, siendo la izquierda el sector con mayores posibilidades de alcanzar ésta en las elecciones. Esta situación se manifestaría, según los análisis castrenses, en una agudización del enfrentamiento entre bandos opuestos que pondría en peligro la seguridad interna del país.283 A partir de estos estudios, el EMDN aprobó el llamado Plan de Directiva Presidencial, que no es más que la orden de reactualizar los planes zonales a partir de los supuestos que se desprendían del análisis de coyuntura.284 Según el coronel Carlos Ossandón el mencionado plan además “...detallaba la actuación de las Fuerzas Armadas durante el proceso electoral, poniendo énfasis en una acción enérgica para disuadir todo intento de alteración del orden público.”285 En este contexto la guarnición de Santiago, como era tradicional, encargó a la Academia de Guerra del Ejército la reelaboración del plan tridimensional de seguridad interna de la capital, que se puso en práctica en la madrugada del 3 de septiembre.286 El triunfo relativo de la UP en las elecciones vino a corroborar las conclusiones a las que había arribado meses atrás el EMDN. Sobre este nuevo escenario, ya no virtual sino real, en el que el Congreso Pleno debía dirimir entre las dos primeras mayorías, los expertos de la Academia de Guerra debieron reelaborar el plan de seguridad interna capitalino, que bautizaron como Plan Septiembre.287 El coronel Carlos Ossandón recuerda que frente a las dos posibilidades que se presentaban, los oficiales de la Academia de Guerra siempre trabajaron con la

282 Hacia fines de 1969 el General Carlos Prats se desempeñaba como jefe del EMDN. En sus citadas “Memorias” recuerda que el “...el lunes 29 se reúnen los Comandantes en Jefe con la asistencia mía, para coordinar su política interna institucional frente a la campaña presidencial, ya que se vislumbra será enconada frente al previsible equilibrio de fuerzas en las tres candidaturas.” Prats; Carlos. Op cit. Pág. 139. 283 El análisis al que hace alusión el general Prats concluía que Jorge Alessandri obtendría un 35%, Radomiro Tomic un 27% y el candidato de la UP un 38%. La semejanza con los datos reales que se conocieron más tarde es sorprendente. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 141. 284 Este es el plan tridimensional preparado por el EMDN al cual hacíamos alusión en la cita nº 8 de este capítulo. 285 Estas ideas se vinculan al objetivo que deben cumplir las Fuerzas Armadas con la ejecución de los planes. 286 Las guarniciones militares surgían siguiendo la división político administrativa del país. Hacia estos años Chile presentaba una organización estructural de provincias las que se subdividían en departamentos, sumando un total de 25 provincias, es decir, hubo un número similar de guarniciones militares. Es importante consignar que en una provincia o departamento pueden estar presente todas las ramas de las Fuerzas Armadas, dos de ellas o sólo una. El liderazgo o jefatura de plaza para efectos de coordinación de las fuerzas en los dos primeros casos corresponde a aquella rama que presente la más alta dotación. A ella corresponde además afinar los detalles de la operación, delegando funciones en ella a las ramas menores. 287 En efecto, ese año eleccionario se aplicaron dos planes en las diferentes guarniciones militares. El primero correspondió al que buscó garantizar la limpieza de la elección, mientras que el segundo, respondía a una realidad, aunque anticipada por estudios anteriores, en la que el Congreso Pleno debía dirimir entre las dos candidaturas más votadas. Este último, en la Provincia de Santiago, fue bautizado como Plan Septiembre.

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hipótesis más peligrosa o atentatoria de la seguridad interna, es decir, con la posibilidad de que el Congreso Pleno eligiera a Jorge Alessandri como Presidente de la República. A partir de ella el mencionado oficial recuerda que se volvio a idear todo el sistema de seguridad de la capital.288 En este sentido, la ciudad de Santiago fue dividida en círculos concéntricos o anillos de influencia, delegando, a cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros, una posición dentro de ella.289 La ubicación de las fuerzas y el establecimiento mismo de los anillos, se fundó en un acabada investigación que logró detectar aquellas zonas que pondrían resistencia a la voluntad del Congreso Pleno- que hipotéticamente se iba a inclinar por el abanderado de la derecha- y que los uniformados debían controlar no autorizando su ingreso al centro de la ciudad a provocar desórdenes y enfrentamientos con el alessandrismo.290 Este plan de seguridad interna, añade el coronel Ossandón, se caracterizó por ser una planificación libre, que podía invertir su objetivo a la hora en que el Congreso Pleno designara a Allende como Primer Mandatario. De ser así las tropas apostadas en los puntos de conflicto debían permitir el ingreso de los sectores populares al centro de la ciudad, e impedir que desde el sector oriente bajaran elementos de derecha a provocar disturbios. Este ordenamiento de las fuerzas militares en la capital, además de impedir encuentros violentos entre grupos abiertamente contrarios, era capaz de sofocar cualquier intento de subversión armada en la que se pudiese aventurar cualquiera de los bandos que se disputaban el poder, cumpliéndose de esta manera, eficientemente, con la misión última de defender la Institucionalidad vigente.291 La elaboración de un plan operativo por las Fuerzas Armadas que asegurase el respeto por la decisión popular, fue un intento demostrativo del sometimiento de éstas a las reglas del juego democrático del ´25.292 Para el general Schneider su elaboración debió haber significado un importante triunfo ante la visión autoritaria de las Fuerzas Armadas, sin conocer las verdaderas intenciones de algunos de sus camaradas, que desde hacía tiempo, como ya lo

288 Los organismos planificadores de las Fuerzas Armadas, una vez que han realizado la apreciación de la situación distinguen los cursos de acción posible a partir de la coyuntura y las posibilidades del adversario. De ellas se trabaja y elige para idear el plan la más peligrosa y no la más probable. La alternativa Alessandri se consideraba peligrosa para la seguridad interna por la reacción en la que se podía aventurar la izquierda. ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.- 289 El barrio cívico, la Plaza de Armas y sus inmediaciones se constituía en el último anillo. Este estaría al resguardo de Carabineros. Más hacia la periferia se instalaron las Fuerzas Armadas. El sector norte estuvo vigilado por efectivos de Regimiento Buin, el sur por la Fuerza Aérea, el sector oriente por la Escuela Militar, Blindados, Escuela de Telecomunicaciones, entre otros, y el poniente por el Regimiento Tacna. Cada uno de estos frentes contaba con sus respectivos elementos adelantados hacia la periferia capitalina. Estos últimos se organizaron siguiendo a aquellas posibles poblaciones que opondrían mayor resistencia al supuesto que inspiraba al plan. ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S 20/04/95.- 290 ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/95.- 291 El Plan Septiembre, en Santiago, así como los demás planes operativos de seguridad interna creados por las diferentes guarniciones militares, entraron en vigencia en la madrugada del 24 de septiembre, ocasión en que el Congreso Pleno dirimió entre las dos candidaturas más votadas en las pasadas elecciones. 292 En efecto, la coyuntura que le correspondió vivir a Schneider como jefe del Ejército fue altamente sensible al tema del sometimiento de los uniformados al orden político. En este sentido, la vertiente autoritaria en las Fuerzas Armadas como el anticomunismo de algunos círculos civiles, se confabularon para forzar a las instituciones de defensa a tomar partido.

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hemos venido anotando, intentaban materializar una intervención militar en nuestro país. 293 La aceptación por parte de las demás jefaturas de las Fuerzas Armadas de la postura no intervencionista de Schneider y, en definitiva, la elaboración misma del plan, resultan difíciles de comprender una vez que se supo de la activa participación de uniformados de alta graduación, en el frustrado intento de golpe de estado que terminó con la vida del entonces Comandante en jefe del Ejército. Nos referimos específicamente al Comandante en Jefe de la Armada, almirante Hugo Tirado Barrios, al general Camilo Valenzuela Godoy, quinta antigüedad del Ejército y jefe de plaza de la poderosa guarnición de Santiago, a la segunda antigüedad de la FACH, general Joaquín García Suárez y el general Director de Carabineros, Vicente Huerta Celis. Todos ellos conocieron y compartieron públicamente la postura constitucionalista encabezada por Schneider, mientras soterradamente conspiraron e intentaron derribar el orden político entonces vigente.294 Al tratar de explicarnos la “vulnerable” actitud que caracterizó a estos uniformados, nos topamos, necesariamente de nuevo, con la DSN; pero esta vez no como un elemento que se haya encontrado arraigado y que formase parte de la concepción militar que los animaba, sino, más bien, como un “argumento” que pretendió validar, ante sí mismo y sus pares, su vacilante actitud. El anticomunismo al que adherían por formación militar encontró en esta doctrina una justificación “valedera” para implementar la sedición al interior de las Fuerzas Armadas. De paso esta doctrina además, logró quebrar, definitivamente, la verticalidad de mando en algunas ramas de la Fuerzas Armadas y derrotar la concepción no intervencionista del deber ser de las instituciones de la defensa. Si bien es cierto que los uniformados anteriormente aludidos fueron llamados a retiro una vez que se conoció su participación en los hechos que terminaron con la vida de Schneider, resultaría iluso pensar que, con su destitución, se acabaría cualquier peligro contra el orden democrático del ´25. La ejecución del golpe de fuerza de octubre de 1970 no se hubiese materializado sólo con la decisión de los militares antes mencionados, sino que además para ello resultaba necesario contar con la venia de los mandos intermedios, los que no fueron llamados a retiro en 1970 para no provocar un descabezamiento de las respectivas instituciones.295 Otro elemento que, junto al anterior, se sumó para posibilitar el triunfo de la concepción autoritaria de las Fuerzas Armadas en 1970, fue el desconocimiento que hiciera un importante e influyente sector de la clase política hacia la postura no intervencionista de las instituciones de la defensa. Nos referimos

293 Oficiales que estuvieron cerca del general René Schneider recuerdan que éste expresaba optimismo en relación a la actitud legalista de los uniformados. Había realizado todos los esfuerzos posibles para erradicar desde su institución, en particular, y desde las Fuerzas Armadas en general, las conductas sediciosas que se habían venido expresando profusamente en la década del sesenta. 294 De todos ellos, la actitud menos comprensible, señalan algunos oficiales, fue la que demostró el general Valenzuela, “...quinta antigüedad del Ejército y amigo de Schneider... Compañero de almuerzo de Prats y Schneider los días martes.” ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S 20/04/95.- 295 La permanencia de estos últimos fue determinante en el hostigamiento institucional del cual fueron objeto el general Prats en el Ejército y al almirante Montero en la Armada, bajo el gobierno de la Unidad Popular. En este mismo sentido Joan Garcés confiesa que la estrategia de la UP hacia el mundo militar consistió en evitar un descabezamiento de las Fuerzas Armadas a fin de poder provocar otros cambios más urgentes que pudiesen sustentar el futuro estado socialista. EN: Garcés; Joan: Allende y la experiencia chilena. Las Armas de la Política. Ediciones BAT, Santiago 1990. Pág. 134.-

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específicamente al rol jugado por algunos personeros del PN y de la DC en este frustrado “putsch”. Los oficiales implicados en la Operación Alfa, como se le llamó al plan que desencadenaría la acción militar, insisten en nombrar a destacadas figuras civiles en este movimiento. Viaux por ejemplo involucra, hasta nuestros días, al entonces Presidente Eduardo Frei Montalva, con quien tomó contacto a través de terceros, como el sacerdote Alfredo Ruiz Tagle y Nicolás Díaz Pacheco. Así como también algunos miembros del gabinete de la época, como el Ministro Sergio Ossa y Patricio Rojas. Por la derecha se insiste en involucrar a Sergio Onofre Jarpa, Mario Armello, Engelberto Frías, entre otros. 296 El abierto desconocimiento que hiciera este grupo de civiles hacia el orden democrático entonces vigente, una vez que se conocieron los resultados de la contienda electoral, se transformó en un verdadero “factor combustible” para encender en un importante número de uniformados el arraigado espíritu anticomunista de su formación militar.297 El conservantismo chileno, que llevó en definitiva a un importante sector de las instituciones de la defensa a materializar un golpe de estado, recurrió a la ya mencionada “visión supraclasista” de las Fuerzas Armadas para que éstas entraran en el juego político de 1970. El rescate que realizan de este argumento, que tan sólo en octubre de 1969 había sido repudiado por los mismos sectores que ahora lo “resucitaban”, luego de las ácidas críticas vertidas en su contra, viene a demostrar la frivolidad con que fueron tratadas las instituciones de la defensa por la clase política. La inconsecuencia y poca seriedad con que fue tratado el “apoliticismo” de las Fuerzas Armadas, en 1970, vino a legitimar el discurso antipartidista de la vertiente “viauxista” en las Fuerzas Armadas.298 Si bien es cierto, que no le correspondió a Viaux y a sus seguidores encabezar la intervención definitiva, la acomodaticia postura de los sectores políticos interesados en implementar una estrategia de esta naturaleza, se encargó de llevar y “buscar” en los cuarteles a los uniformados que la concretarían. Mucho se ha especulado a lo largo de estos años acerca de la verdadera participación de algunos personeros de la DC en el movimiento sedicioso. Si bien es cierto, que ésta resulta difícil de precisar, el transcurso de los años se ha encargado de entregar algunas hebras a partir de las cuales es posible reconstituir parte del tejido sedicioso, que estuvo detrás de los uniformados ya mencionados. b) Democracia v/s Marxismo. El triunfo relativo obtenido por la Unidad Popular en septiembre de 1970 vino a contextualizar la disyuntiva política planteada y hábilmente manejada por la Democracia Cristiana en la campaña presidencial de 1964. El ya conocido slogan

296 ENTREVISTA General Roberto Viaux 18/01/95.- 297 La historia de Chile en este sentido nos permite concluir que el espíritu de fronda militar siempre se ha presentado cuando han tenido un “referente” civil que avala su postura intervencionista. Hacia 1970 los grupos civiles interesados eran influyentes, lo que auguraba un eventual triunfo de la intervención militar. En este sentido los uniformados recuerdan que civiles preguntaban “cuál sería la postura de las Fuerzas Armadas ante un gobierno marxista, haciéndoles notar la actitud “entreguista” de los militares si aceptaban someterse a un gobierno de ese tipo.” 298 Para tener una visión más aclara al respecto VER: Primera parte del capítulo Tercero.

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de “vote por la DC y alejará al marxismo de Chile” con el cual Eduardo Frei llegó a la primera magistratura, fue esta vez reeditado por los sectores conservadores del país con la finalidad de influir en la decisión parlamentaria que tenía que designar al futuro Presidente de la República entre las dos candidaturas más votadas.299 El discurso y propaganda política con los que el conservantismo pretendió impedir la nominación de Salvador Allende como Presidente de Chile, tendió a dejar por establecido un ambiente de “caos irreparable” dentro del juego democrático del ´25, resultando como única alternativa el golpe, sea éste civilista o militar.300 En este sentido la izquierda atrincherada en la Unidad Popular, contribuyó a crear un ambiente de “libre albedrío” con que el conservantismo pretendía alcanzar su objetivo. Frases como “nadie arrebatará la victoria popular” o “paralizaremos al país si fuese necesario”301 fueron suficientes para agregar una importante dosis de “psicosis colectiva” al incierto destino político de Chile. Como en todo orden de cosas, el factor discursivo estuvo orientado a causar un efecto social, que en este caso fue desestructurar el modelo político del ´25. Lo cierto es que tanto para algunos sectores conservadores como para un sector de la izquierda, se hacía necesario crear las condiciones para el cambio del orden entonces vigente.302 Si bien es cierto que este factor discursivo-desestructurador al que hemos hecho mención, se manifestó claramente bajo el gobierno de Allende, no deja de ser menos cierto que las diferentes estrategias que se utilizaron para llevar a cabo cada una de las finalidades comenzaron a implementarse a partir del triunfo de la UP. Para el sociólogo Tomás Moulian, la desconfianza que había provocado el modelo al posibilitar el triunfo electoral de una coalición política donde habían grupos marxistas, se tradujo en la implementación de estrategias que escapaban

299 En la elección de 1970 Salvador Allende obtuvo un triunfo electoral relativo al no superar el 50% de los sufragios. En términos porcentuales en la mencionada elección el candidato de la UP alcanzó el 36%, la derecha un 34% y la del centro político un 27% de los votos. En tales eventualidades la Constitución Política, en sus artículos 64 y 65 señalaba “que si ninguno de los candidatos obtenía la mayoría absoluta, el Congreso Pleno era soberano para elegir entre las dos primeras mayorías relativas.” Durante la llamada República Presidencial (1932-1973) en sólo dos oportunidades la Primera Magistratura fue alcanzada con más del 50% de los votos, siendo tradicional que la contienda electoral se zanjara mediante la mayoría relativa, que con Congreso Pleno (diputados y senadores reunidos en cámara común) ratificaba. 300 El discurso de estos sectores se caracterizó por estrechar aún más el abanico de posibilidades. Era la Democracia o el Marxismo lo que se instalaba en Chile. Este fue el discurso del Movimiento Cívico Patria y Libertad (MCPL), del Partido Nacional y soterradamente de un sector de la DC, quienes a través de una campaña del terror pretendieron crear incertidumbre frente al futuro del país. La prensa fue, sin lugar a dudas, el medio predilecto a través del cual se vertió esta incertidumbre: democracia o marxismo, orden o caos. Al respecto véase las páginas editoriales de El Mercurio; “Huelga del Poder Judicial” 01/12/69, “El Camino a la Insatisfacción”, 03/12/69, “Ley y Orden. Violencia Revolucionaria” 01/03/70, “La Legalidad sobrepasada y Tribunales y paredones” 14/03/70, “Violencia Organizada” 22/03/70, “Milicias Marginales” 31/03/70, “Nuevo asalto a un banco” 03/06/70, “Violencia y UP” 28/06/70. EN: Sunkel; Guillermo: El Mercurio: 10 años de educación político-ideológica 1969-1979. Estudios Ilet, 1983. Pág 81. 301 Estas frases corresponden a Salvador Allende en el marco de la campaña electoral de 1970. Ellas denotan la incertidumbre que se vivió también en la izquierda en torno al proceso eleccionario y la desconfianza que ya provocaban las prácticas políticas de sus adversarios y el marco legal entonces vigente en este sector político. 302 En este sentido hacemos nuestra la tesis del sociólogo Tomás Moulian que señala que la crisis política del sesenta que desembocó en el 11 de septiembre de 1973, se debió en gran medida a una pérdida del consenso y confianza política entre los actores que terminaron de romper el “Estado de Compromiso” que había fundado la legalidad entonces vigente. Desde este punto de vista el modelo dejó de ser eficiente ante la presencia de discursos globalizadores y excluyentes que entraron en una fase de pugna por posesionarse del poder, resultando necesario para estos sectores crear un nuevo orden legal. Moulián; Tomás: FASES DEL DESARROLLO POLITICO CHILENO ENTRE 1973-1978. FLACSO 1980.

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del tradicional juego democrático. En primer lugar se buscó romper con una tradición política como lo era ratificar la candidatura más votada, si bien es cierto que la legalidad lo permitía, existía una práctica política y un consenso político anterior que no había hecho uso de este recurso. En segundo lugar, la implementación del complot militar que terminó con la vida del General Schneider, es otra prueba de que desde antes que asumiera Allende las prácticas políticas dejaron de usar los recursos tradicionales y muchas veces legales.303 Sobre este punto conviene detenernos ahora. Y específicamente en aquella que utilizó el conservantismo inmediatamente después del triunfo de la izquierda, la que fluctuó entre las dos vertientes del autoritarismo, la civil y militar, no logrando ninguna de ellas que Salvador Allende no ocupara la Primera Magistratura del país. El golpe civilista o la alternativa política de Alessandri, comenzó a cobrar vida casi a la par con la estrategia militarista que analizaremos más adelante. En relación a la primera, ésta buscó subvertir la tradicional costumbre del Congreso Pleno de ratificar como triunfador a la primera mayoría electoral, que en este caso, correspondía al abanderado de la UP.304 Los orígenes de esta estrategia no son fáciles de recrear. A fin de ordenar las circunstancias que se vinculan a este hecho, comenzaremos señalando que la campaña de Jorge Alessandri en 1970 estuvo liderada por sectores de derecha que se encontraban fuera del único referente político que los podía interpretar. El rol secundario que tuvo el PN, buscaba reforzar la imagen independiente de Alessandri y lograr identificar a la “...inmensa mayoría no marxista chilena...” con la cruzada anti-izquierdista.305 La organización que se encargó de aglutinar y estructurar la tarea de los independientes fue el Movimiento Independiente Alessandrista, MIA.306 “Tras él confluyó una masa heterógenea de personas y grupos que esperaban de la figura apolítica del candidato, de su austeridad y de su plataforma, el éxito electoral.”307 El nacionalismo chileno, que había cobrado fuerzas luego del “Tacnazo” de Viaux, vio en este espacio la oportunidad para rearticularse y

303 Moulian; Tomás, Vergara; Pilar: Estado, ideología y políticas económicas en Chile 1973-1978. Estudios Cieplan nº 3, 1980. 304 Si bien es cierto que con esta estrategia no hubo un intento expreso por subvertir la normativa legal entonces vigente, no deja de ser menos cierto que el consenso político o la práctica política de considerar como ganadora a la candidatura más votada intentó ser alterada por los sectores conservadores. 305 En efecto, el interés de la derecha en 1970 fue abrir la candidatura de Alessandri hacia otros sectores a fin de fortalecer su respaldo electoral. Coherente con esta estrategia fue necesario entonces que el PN no tuviera una participación tan gravitante dentro de la campaña. En este mismo sentido Alessandri siempre gustó mantener su independencia política y la campaña del ´70 no fue la excepción. En tal oportunidad se hizo asesorar por gente de derecha e independiente como Benjamín Matte, Ernesto Pinto Lagarrige, entre otros. ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S. 30/09/96.- 306 Las organizaciones que se dieron cita en el MIA fueron múltiples. Estas iban desde orgánicas poblacionales, gremiales, nacionalistas, empresariales y grupos políticos descolgados de los tradicionales partidos. Todas ellas unidas por un fuerte anticomunismo representado por Jorge Alessandri. Entre los grupos descolgados de partidos tradicionales podemos mencionar a uno proveniente del radicalismo que se llamó “Movimiento Recuperación Radical”, más tarde conocido como Democracia Radical, su líder era Angel Faivovich. Otro grupo de ex militantes de partidos políticos que perteneció al MIA fue el que se agrupó bajo la sigla “Legión Alessandrista”, agrupación de ex conservadores y liberales que no se fueron al PN, entre ellos cabe mencionar Armando Jaramillo, Francisco Iturriaga, Enrique Prieto Urzúa. 307 Valdivia; Verónica. Camino al golpe: el nacionalismo chileno a la caza de las fuerzas armadas. Serie Investigaciones nº 11 Universidad Católica Blas Cañas. Santiago 1996. Pág. 47

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difundir la necesidad de un nuevo marco político que pusiera atajo al avance de las ideas socializantes.308 Las ideas centrales de la proposición a la que llegó la derecha tras la derrota de su abanderado, se comenzó a configurar el sábado 5 septiembre tras una reunión evaluatoria que realizaron los máximos líderes del Partido Nacional.309 En ella Francisco Bulnes, Sergio Onofre Jarpa, Enrique Ortúzar, entre otros, afinaron las ideas que presentarían a Arturo Matte, Eduardo Boettsh y Ernesto Pinto Lagarrigue el domingo 6 en una reunión evaluatoria de la campaña alessandrista.310 Tras esta última hubo consenso en retrasar el reconocimiento del triunfo de Allende que pensaba realizar Jorge Alessandri el lunes 7 y apelar a la voluntad del Congreso Pleno con la siguiente propuesta. “Si el Congreso se inclinara a nominar Presidente de la República a Jorge Alessandri, éste renunciaría y se llamaría a una nueva elección donde no se volvería a presentar como candidato.” 311 Esta sustantiva propuesta que veladamente transmitía a la DC la posibilidad de volver a gobernar con apoyo de la derecha,312 estuvo acompañada por el surgimiento de un movimiento que resultó clave en los acontecimientos que se desataron más tarde. Nos referimos al Movimiento Cívico Patria y Libertad, MCPL,

308 Miembros del MIA recuerdan que las orgánicas nacionalistas que adhieren a este movimiento de independientes fueron variadas. Añadiendo que múltiples siglas de organizaciones nacionalistas que allí se dieron cita fueron más bien de fantasía y respondían a una de las características más notables del nacionalismo chileno, el caudillismo. Entre las orgánicas de carácter nacionalista que adhieren al MIA fuentes cercanas a este movimiento recuerdan al grupo Gremialista de Jaime Guzmán; Movimiento Alessandrista Democrático MAD de Luciano Murgado, un grupo de jóvenes “aventureros” de la juventud nacional liderados por Widow Poli que tras el triunfo de Allende se pasaron a llamar Junta Ofensiva Nacionalista; El grupo TIZONA encabezados por Juan Antonio Widow, entre otros. ENTREVISTA Juan Serrano Chavarría 04/02/98.- 309 El ex senador Francisco Bulnes recuerda que “el 04 de septiembre se encontraba en Concepción, provincia que representaba en el Senado, cuando recibió el llamado de su hermano Manuel desde Santiago, quien le comunicó la intención del comando alessandrista de reconocer el triunfo de Allende. El ex senador recuerda que su hermano le comunicó que había conversado con Sergio Onofre Jarpa, y que éste estaría en desacuerdo con reconocer un triunfo que aún no reconoce el Congreso Pleno.” ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S. 30/09/96. Estas ideas coinciden con las reveladas por la el teniente Víctor Catalán cuando señala que él fue testigo presencial de una conversación telefónica de Sergio Onofre Jarpa con Jorge Alessandri en la que Jarpa señalaba la inconveniencia de reconocer el triunfo de Allende sin antes realizar una propuesta que cautivara a los parlamentarios de votar por Alessandri en el Congreso Pleno. ENTREVISTA Teniente Víctor Catalán P. 23/12/96.- 310 Francisco Bulnes recuerda que el PN, y él en lo personal, como Senador y representante de una circunscripción tuvo serios problemas con la dirección de la campaña alessandrista liderada “por gente bien intencionada pero ignorante en materias de campañas políticas” Al respecto recuerda que “...luchó mucho al interior del alessandrismo para cambiar la forma como se estaba llevando la campaña. Por ejemplo en mi zona (Concepción) llegaban allá unos señores que no conocían el lugar a buscar independientes, y resulta que reclutaban y entregaban cargos de dirección a personas que habían sido expulsadas de tres partidos...Esta mala asesoría se expresó también en el debate televisivo Decisión ´70 oportunidad en que las ideas de Alessandri fueron anotadas en papel blanco y las luces de la TV de aquella época eran tan fuertes que no le dejaron leer bien y apareció tiritando ante las cámaras, dando con ello una imagen de debilidad” ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S. 30/09/96.- 311En entrevista con el ex senador Francisco Bulnes éste reconoció que en el seno del Partido Nacional surgió esta propuesta. Existían, añade Bulnes, molestias al interior el Partido con la dirección de la campaña que habían hecho los independientes, por ello fuimos enfáticos en señalarles tras la derrota electoral que seríamos nosotros (Partido Nacional) quienes conduciríamos el proceso a partir de ahora (refiriéndose al período pos-elección y pronunciamiento del Congreso Pleno). Al respecto el teniente Víctor Catalán confirma que la llamada Alternativa Alessandri surgió de Sergio Onofre Jarpa la misma noche del 04 de septiembre cuando por los diferentes medios de comunicación se daban a conocer los resultados de los comicios. Quizá los dirigentes del PN tenían pensada con anticipación su postura ante eventuales resultados adversos. 312 Esta propuesta si bien es cierto que no aparece expresa en la Alternativa Alessandri, se verbalizó en reiteradas conversaciones que sostuvieron representantes del PN con dirigentes de la DC y el propio Presidente Eduardo Frei. El propio Francisco Bulnes recuerda encuentros para tratar estos temas con Patricio Rojas, Carlos Figueroa y Sergio Ossa.

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que tuvo como finalidad servir de apoyo propagandístico a la llamada alternativa alessandri.313 Para materializar con éxito la opción Alessandri, la derecha necesitaba contar con el apoyo de la DC en el Congreso Pleno.314 La representación parlamentaría del PN no alcanzaba a superar el tercio de los escaños, por lo que contar con la votación del centro político, era la única manera de impedir la ratificación de Allende dentro de las cánones establecidos por la Ley.315 En este sentido, líderes de derecha recuerdan que existía conocimiento de que un sector de la DC-y específicamente el grupo cercano al Presidente Frei- sentía malestar por el triunfo del abanderado marxista. La frustración que sentía este sector fue sondeado por la derecha a fin de conocer si había ánimo para impedir la voluntad que se había expresado en las urnas.316 En efecto, el senador Francisco Bulnes recuerda haber recibido tras la reunión evaluatoria del comando alessandrista, la misión de entrevistarse con el Presidente Frei y exponer los acuerdos del alessandrismo. Dicho encuentro se llevó acabo el lunes 7 de septiembre, y en éste, Bulnes recuerda que el Presidente estuvo de acuerdo con el peligro que significaba la UP para el país y en la necesidad de hacer lo posible por evitar la ratificación de Allende en el Congreso. En la citada reunión Bulnes no olvidó hacer explícito el mensaje que se desprendía de la llamada propuesta Alessandri, y que se relacionaba con el apoyo de la derecha a un DC en la posible nueva elección si se desconocía a la primera mayoría alcanzada por la UP.317 En relación a las circunstancias que se vivieron al interior de la DC luego del triunfo de Allende, fuentes cercanas a este partido señalan que a un importante sector de la DC les complicó el triunfo de la izquierda. El arraigado espíritu antimarxista que se expresaba desde los propios orígenes del partido, se contraponía con los principios democráticos que identificaban a la colectividad Al respecto uno de sus fundadores señala que “...la educación conservadora en la que se formaron los jóvenes líderes falangistas que más tarde dirigieron la DC fue

313 Así lo recuerda uno de los fundadores del Patria y Libertad. Originalmente este movimiento civil buscó crear una corriente de opinión que se opusiera a la nominación de Salvador Allende y fortaleciera ente el Congreso Pleno la alternativa presentada por Alessandri el 09 de septiembre. Los dirigentes y militantes de este movimiento cívico fueron los mismos que habían dado origen al MIA meses antes. ENTREVISTA Juan Eduardo Hurtado Larraín 29/11/95. 314 De los 197 cargos parlamentarios que formaban parte del Congreso de 1970 y que tenían que decidir entre las dos primeras mayorías, 75, es decir, un 32,5% eran democratacristianos. 315 Otro de los apoyos que se hizo indispensable en este sentido fue el que proporcionó la Central de Inteligencia Norteamericana CIA. Al respecto los informes desclasificados de este organismo en relación a operaciones encubiertas en nuestro país, señalan que entre los días 08 y 14 de septiembre “el comité de los 40 discutió la situación chilena, aprobando 250 mil dólares para que el embajador Korry influya en la votación del 24 de octubre en el Congreso.” Para tener una idea más acabada de esta intervención VER: Opaso; Cristián. Op cit. Uribe; Armando. Op cit. 316 Así lo recuerda Francisco Bulnes. A través de conversaciones entre líderes políticos de derecha con algunos personeros de la DC fue posible conocer los entretelones de lo que sucedía en el partido de gobierno. 317 El ex senador Francisco Bulnes recuerda que en esa ocasión el Presidente Frei estaba aproblemado con el triunfo de la UP. El costo político que significaba ser él quien le entregaría el poder a un marxista era lo que más complicaba a Frei. En este mismo sentido, uno de los fundadores de la DC y presidente de ese partido, Rafael Agustín Gumucio, recuerda que desde 1967 Frei venía sufriendo cuando el movimiento FIDUCIA lo bautizó como el “Kerenski chileno”, lo que denota una personalidad influenciable a este tipo de comentarios. ENTREVISTA Ex Senador Rafael Agustín Gumucio 09/05/96.-

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un factor que gravitó siempre al interior del partido a la hora de tomar decisiones trascendentales...” 318 Para el entonces senador y presidente la DC, Benjamín Prado, existían dos posturas claramente diferenciables en relación al triunfo de de la izquierda al interior del PDC. “Para el sector cercano a Radomiro Tomic el triunfo de la UP produjo una desilusión esperada pero no una tragedia. Se creía entonces que la unidad del pueblo en la base que se buscó en la campaña aun era posible llevarla a cabo si Allende reaccionaba hacia el “tercerismo” del partido. Mientras que para la corriente conservadora, el triunfo de la UP se transformó en una noche negra y temida, creían firmemente que con ello se instalaba el comunismo en Chile.”319 La impulsividad antimarxista con la que podían haber actuado algunos círculos de la DC, topaba, con el liderazgo y perfil democrático que gozaba el partido democratacristiano y su líder, Eduardo Frei, en la esfera nacional e internacional. El costo político hacia un abierto compromiso con el golpismo civilista y militar no estaban dispuesto aceptarlo estos sectores en 1970. Velándose, desde esta perspectiva su participación en los hechos relacionados con ambas estrategias anti-izquierdistas.320 La presencia de estas dos cosmovisiones al interior de la DC, y que aparentemente se encontraban congeladas desde el retiro del “sector rebelde” que dio origen al MAPU en 1968,321 se profundizaron tras la elección presidencial. En este sentido, los acuerdos de la Junta Nacional del PDC para decidir a qué candidato apoyar en el Congreso Pleno, nos permite dimensionar el impacto con que se hizo sentir la coyuntura post-electoral al interior del partido de gobierno.322

318 El antimarxismo era algo vivo al interior de algunos sectores del PDC. Nos autodefiníamos como pacifistas, antimarxistas y anticapitalistas. ENTREVISTA Ex Senador Rafael Agustín Gumucio 09/05/96. Así también lo confiesa Benjamín Prado, quien añade que hacia 1970 existían, sin embargo, sectores al interior del PDC abiertos a propiciar una alianza con los sectores de la izquierda marxista. Así como también, sectores reticentes a cualquier entendimiento con estos grupos. ENTREVISTA Ex Senador Benjamín Prado. 29/01/97.- 319 A través de estas ideas el ex presidente del PDC nos grafica a grandes rasgos las corrientes internas que había dentro de la DC hacia 1970. Una vinculada fuertemente a Radomiro Tomic y sus propuestas de crear “Unidad Popular” para provocar los cambios que Chile necesitaba y la otra que giraba en torno al entonces Presidente de la República, Eduardo Frei, que era más bien moderada en sus planteamientos. Para la primera corriente, añade Prado, no hubo derrota el ´70. Se logró el objetivo de derrotar la soberbia de la derecha. Es por ello que nuestra juventud bailó con la gente de la UP esa noche en la Alameda, añade Prado. Para la corriente conservadora en cambio el pánico se apoderó de ella. Creían que el proceso sería similar al cubano. ENTREVISTA Ex Senador Benjamín Prado 29/01/97.- 320 Esta tendencia a actuar más bien encubiertos también funcionó al interior del PDC. Al respecto Benjamín Prado recuerda que en la Junta Nacional donde se discutió la postura de la DC ante el Congreso Pleno el grupo reacio a apoyar a Salvador Allende no se atrevió a presentar a Alessandri como una alternativa válida a apoyar por todo lo que significaba la derecha y cómo se había comportado ésta ante la reforma agraria. En este mismo sentido, Francisco Bulnes recuerda que Frei y su gente no estuvo dispuesto a liderar el movimiento que pararía a Allende. Con el fin de graficar esta idea, Bulnes añade que en la noche del mismo lunes en que conversó con Frei, lo llamó su hermano Manuel pidiéndole que vaya a su casa donde lo esperaba Patricio Rojas con un recado de Frei. Este recado era que Alessandri debía señalar a través de la prensa la opción para poder comenzar hacer algo al interior del Partido. Es decir, él no era capaz de tomar la opción. Esta actitud vacilante de Frei se tradujo en una visita que Francisco Bulnes, Eduardo Boetsch y Julio Durán hicieron a Frei para pedirle que presionara a su partido y tomara una actitud más resuelta. ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S. 30/09/96. 321 Hacia 1968 se produjo el primer quiebre de la DC. Entre sus protagonistas podemos mencionar a los entonces senadores Rafael Agustín Gumucio y Alberto Jerez, entre otros. El retiro de este sector, conocido internamente como “rebelde”, significó que al interior de la DC permanecieran dos grandes corrientes. El tercerismo o ala progresista del PDC y el freísmo o grupo más bien conservador de la Democracia Cristiana. 322 Prado recuerda que “...en la Junta Nacional que decidió a qué candidatura apoyar en el Congreso Pleno, las posturas internas del partido democratacristiano quedaron reflejadas en los dos votos que se sometieron a votación. El grupo cercano al Presidente Frei,

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La decisión de apoyar a Salvador Allende a la que finalmente llegó la DC, previa firma de nueve condiciones o garantías, terminó por sepultar la alternativa política que había ideado el conservantismo para desconocer la voluntad popular expresada en las urnas.323 Potenciándose de esta forma la opción militarista en los cálculos de los sectores interesados en impedir la nominación del abanderado de la izquierda. c) La Operación ALFA: La incapacidad de los sectores conservadores de impedir la nominación de Salvador Allende en el Congreso Pleno, abrió paso para que la fórmula golpista encabezada por el general Viaux cobrara importancia en algunos círculos políticos y económicos.324 Si bien es cierto que el conservantismo tenía conocimiento de la inquietud que se había generado al interior de algunos círculos castrenses luego de conocerse los resultados, necesitaba imperativamente encauzar dicha efervescencia para lograr un pronunciamiento claro de las Fuerzas Armadas.325 representados por los senadores Patricio Aylwin y Juan de Dios Carmona, postulaban a la creación de una comisión mixta entre miembros del PDC y la UP para fijar las condiciones del apoyo. La opción que respaldó la Mesa Directiva, y que representaba al tercerismo democratacristiano, apuntaba a obtener un voto de confianza de la asamblea para que fuera la mesa la que fijara las condiciones del apoyo del PDC. Con esta última propuesta, añade Prado, se buscaba evitar la estéril discusión que se podría dar entre las partes si se aprobaba la propuesta de los sectores vinculados a la Moneda. En este mismo sentido, añade Prado, la intención de dialogar con la UP por parte de este grupo, sólo buscaba reafirmar ante la opinión pública la imagen demócrata del PDC, pero en ningún caso, la intención de llegar a un acuerdo político con la izquierda, avalando de esta forma un eventual apoyo al abanderado de la derecha. ENTREVISTA Ex Senador Benjamín Prado 29/01/97.- Al respecto Francisco Bulnes recuerda que el curso que siguió esta propuesta que representó veladamente al alessandrismo dentro de la Junta Nacional extraordinaria de la DC, fue seguida por él junto a Frei. Esta cercanía no hace más que demostrar los lazos a los que habían llegado ambos sectores políticos. ENTREVISTA Ex Senador Francisco Bulnes S 20/09/96.- 323 El apoyo que recibió la mesa directiva del PDC en la Junta Nacional logró detener la estrategia que buscó desconocer el triunfo de Salvador Allende. En este sentido el progresismo del partido de gobierno venía haciendo desde hacía tiempo lo posible por evitar que el veredicto popular fuera desconocido. En este sentido Benjamín Prado recuerda que con el fin de evitar desórdenes y malos entendidos ante los resultados, se acordó con el comando de la UP que si a las 20:00 horas del 04 de septiembre uno de los dos candidatos iba perdiendo por un 5% de los votos de las mesas debía reconocer el triunfo del otro. En este contexto se inscribe el saludo de Tomic a Allende, el que buscó además, añade Prado, impedir que la DC se involucrará en un intento por desconocer el triunfo de la izquierda. ENTREVISTA Ex Sanador Benjamín Prado 29/01/97.- 324 La derecha política y económica, los sectores conservadores del partido de gobierno y el gobierno de los Estados Unidos, interesados en impedir que Allende asumiera el poder, demostraron un especial interés en el éxito de la fórmula Alessandri. Las razones para haber preferido la opción menos violenta se explican fundamentalmente porque estos sectores no creían que Viaux fuera capaz de arrastrar a las Fuerzas Armadas a un golpe de estado. Por otro lado, las Fuerzas Armadas ya habían sido sondeadas por estos grupos, y si bien es cierto que en algunos estamentos, como la oficialidad de alta graduación, era posible diagnosticar una preocupación, no deja de ser menos cierto que un importante número de uniformados tenía claridad de que el problema debía zanjarse en el ámbito de lo político. Si las fuerzas de Frei y Alessandri, que eran mayoría, acordaban no apoyar a Allende las Fuerzas Armadas los hubieran respaldado. Al respecto, Francisco Bulnes recuerda que habló en una oportunidad este tema con Prats, quien le señaló que el Presidente Frei le había insinuado a Schneider realizar una “Operación Reina Isabel” (que significaba nombrar un gabinete compuesto por uniformados) , pero que Schneider le respondió “Los militares no somos tontos y no queremos pasar a la Historia como los grandes gorilas de América, aquí debe haber una actitud resuelta de usted (Frei) y Alessandri. A partir de estas ideas es comprensible que los gravitantes sectores antes nombrados no se hayan esforzado desde un comienzo en fortalecer la alternativa militar. 325 Para los Estados Unidos fundamentalmente Viaux no daba garantías de éxito. Por ello se buscó dentro de las filas castrenses a nuevas figuras que fueron reclutadas por el coronel norteamericano Paul Wimert. Estos oficiales debían incorporar a Viaux al movimiento aprovechando su imagen atractiva al interior de algunos circulos castrenses. Entre este grupo de oficiales captados por este agente norteamericano figuran el general Camilo Valenzuela Godoy, el Director general de Carabineros Vicente Huerta Celis, el

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Lo cierto es que al interior de éstas se venía estudiando la posibilidad de una intervención militar con bastante anterioridad. Prueba de ello fueron las inusitadas reuniones conspirativas en el centro sur del país relatadas por el general Prats en sus Memorias y que acusan fecha de descubrimiento el 14 de septiembre de 1970. La estrecha relación de este movimiento con el general Viaux, resultó ser el indicio a partir de la cual la civilidad dispuesta a respaldar un golpe de fuerza comenzó a implementar la maquinaria sediciosa.326 Así como el MIA dio vida al MCPL con el fin de respaldar la opción Alessandri, miembros de esta misma organización alessandrista en compañía con otras organizaciones anticomunistas, todas las cuales contaban con “grupos de choque”, fundaron el Frente Republicano Independiente (FRI), que surgió como una organización de apoyo a la opción golpista implementada por algunos uniformados.327 En efecto, a la improvisada estructura del FRI contempló una doble militancia entre los activistas del MCPL y el FRI. Entre las organizaciones que formaron parte de esta última cabe mencionar a un grupo de choque del MIA, liderado por Luis Hurtado Arnés; el grupo Casa de la Victoria, encabezado por Luis Gallardo; un grupo de choque de la Juventud Nacional que llamó Ofensiva Nacionalista, liderado por Guido Poli; el grupo nacionalsindicalista TACNA, representado por Juan Diego Dávila y por último el grupo de choque de FIDUCIA, que no formó parte de MCPL y de la campaña alessandrista, representado por Juan Luis Bulnes, Julio y Diego Izquierdo Menéndez. Los activistas del FRI recuerdan al general (r) Héctor Martínez Amaro como la persona que articuló el movimiento. El mencionado oficial era un reconocido nacionalista que en 1970 fundó en compañía de Franz Pfeiffer, el Partido Nacional Popular (PANAPO), que trató de reagrupar a la vertiente nazi del nacionalismo y a los oficiales en retiro de las Fuerzas Armadas. La relación entre Martínez y Viaux se remonta al rectismo de los años cincuenta. A través de este oficial nacionalista, Viaux pretendió crear una nueva plataforma que sustentara su imagen de caudillo tras el alejamiento de la oficialidad joven. Al respecto uno de los dirigentes del FRI recuerda que las diferentes organizaciones que se dieron cita en este movimiento, recibieron de Martínez la misión de ponerse a las ordenes del general Viaux, “...quien tenía especial interés

almirante Hugo Tirado Barros y el general Joaquín García Suárez. Todos ellos, junto Viaux, debían hilvanar el golpe militar. EN: Documentos Secretos de la I.T.T. Editorial Quimantú, Santiago, 1972. Op cit. Pág. 14. 326 Aquí es importante recordar que tras el descubrimiento del complot que aparentemente dirigió el general (r) Horacio Gamboa en marzo de 1970 se produjo un distanciamiento entre la oficialidad que seguía a Viaux y el caudillo. Sin embargo, un grupo de oficiales encabezados por Edgardo Fuenzalida Verdugo aún permanecía ligado a éste. Estos oficiales retirados fueron los que comenzaron a gestar un movimiento en el centro-sur del país, zona que conocían bastante por haber desempeñado funciones profesionales en esa zona. Al respecto el general Prats anota en sus Memorias que “...se ha descubierto la realización de reuniones clandestinas de oficiales subalternos en Temuco y Lautaro, en las que participarían oficiales de la III D.E. y División de Caballería.” Prats; Carlos. Op cit. Pág. 171. 327 Al FRI adhieren los grupos de choque de las organizaciones nacionalistas y gremiales que habían dado vida al MCPL y de otras que se habían marginado de la campaña de Alessandri, como FIDUCIA Esta organización no participó en la campaña de Alessandri por las diferencias que habían surgido con éste tras la aplicación de la Reforma Agraria bajo su gobierno. El PANAPO proviene de del Partido Nacional Socialista (PNSO), que tras el atentado a la sinagoga de la calle Tarapacá en 1969 y la posterior detención de sus líderes, entró en crisis y desapareció. ENTREVISTA Juan Serrano. 04/02/98.-

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por trabajar con un grupo de civiles para impedir el acceso de Allende al poder.”328 A través de las sucesivas reuniones que tuvo el FRI con Viaux, el nacionalismo conoció la decisión de un grupo de uniformados de materializar una intervención militar, así como también, el rol que jugaba el FRI en los cálculos de los militares.329 Al respecto, Luis Gallardo, recuerda que resultaba fundamental para los líderes de la conspiración crear las condiciones de alarma pública que justificara la acción militar, siendo necesario realizar acciones de carácter terrorista en la capital. A partir de este momento surgió en el seno del FRI la fantasmal Brigada Obrero Campesina (BOC), que a través acciones terroristas y de panfletos con mensajes supuestamente izquierdistas, pretendió cumplir con una de las primeras condiciones para el golpe requeridas por los uniformados involucrados y que se relacionaba con crear vínculos entre el terror y la izquierda que se avecinaba al poder.330 Mientras la capital fue víctima de un inusual estallido de la actividad terrorista,331 el entonces Ministro de Hacienda, Andrés Zaldívar, dio a conocer a la opinión pública un escalofriante análisis de la economía nacional, derivado de la masiva fuga de capitales realizado por importantes multinacionales norteamericanas a la luz de los resultados de la reciente elección presidencial. Estas declaraciones de Zaldívar respondían, sin saberlo quizá el ex Ministro de Hacienda, a una segunda condición exigida por la dirigencia del movimiento para materializar con éxito la operación militar. En efecto, no bastaba con sembrar el terror a través de atentados y bombazos, sino que también se hacía necesario

328 Por otro lado, para el nacionalismo resultaba importante posesionarse públicamente de una imagen que podía atraer militancia y a los medios de comunicación. ENTREVISTA Juan Serrano Ch. 04/02/98.- 329 Luis Gallardo fue uno de los líderes del FRI y atrajo a este movimiento a la agrupación Casa de la Victoria que él dirigía. Esta organización estaba compuesta por pobladores y pequeños comerciantes que apoyaron a Alessandri. Tras la derrota electoral y con la finalidad de mantener el grupo cohesionado, sus miembros fueron llevados por Gallardo en pequeños grupos a la casa de Viaux, donde éste les levantara el ánimo señalándoles que las “Fuerzas Armadas eran anticomunistas y que harían lo posible por evitar el acceso de Allende al poder.” Así como Gallardo, las restantes orgánicas hicieron lo suyo para mantener operativa a su gente y señalarles que no estaba todo perdido. Si bien es cierto que la palabra golpe no se pronunciaba se daba por entendido. La participación de estas organizaciones en los cálculos del golpismo, se vinculaban a la designación de tareas de ayuda para implementar la operación militar. Las acciones que debían desarrollar en esta materia, fueron conocidos por los jefes de cada una de las organizaciones que dieron vida al FRI, los que a su vez los compartían con su selecto grupo de choque. ENTREVISTA Luis Gallardo Gallardo. 23/07/96.- 330 En la BOC participaron todas los cuadros de choque del FRI. Para operar se delegó a Enrique Lautaro Arancibia Clavel la tarea de producir los atentados terroristas. En efecto, Arancibia proporcionaba las dinamitas, estudiaba los lugares donde se realizarían los atentados y coordinaba las personas que participaban en ellos. Enrique Arancibia Clavel era un ex alumno de la Escuela Militar y miembro de una familia de uniformados. Es un nacionalista, que como muchos de ellos, aparece militando y colaborando con diferentes agrupaciones lo que hace difícil una apreciación más definida. Según el militante de Patria y Libertad, Juan Serrano, Arancibia proviene ideológicamente del grupo TIZONA, agrupación viñamarina que se vincula a la Armada y que dirigió Juan Antonio Widow. En forma paralela militaba en la Juventud Nacional y se vinculaba al grupo que lideraba Guido Poli con quien fundó Ofensiva Nacionalista. Otro personaje que colaboró con estos atentados fue el agente de la CIA Nicolás Díaz Pacheco, quien en reiteradas oportunidades entregó dinamita y armas. Los principales atentados realizados por este grupo fueron a Radio Magallanes, Antena de Canal 9 de TV, las torres de alta tensión del Aeropuerto, atentado al supermercado ALMAC, entre otros. Junto con vincular estas actividades a grupos supuestamente izquierdistas, la idea era también provocar en aquellos sectores indecisos de las Fuerzas Armadas una actitud más resuelta. ENTREVISTA Juan Serrano Chavarría. 04/02/98.- 331 Entre los días 18 de septiembre y 11 de octubre se registraron 14 atentados dinamiteros en el país. EN: Revista Desfile. 30/1070. Pág. 6.

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crear un ambiente de incertidumbre económica que movilizara a la población en la defensa de sus intereses.332 Según los recuerdos de quienes desempeñaron importante funciones en la implentación de este movimiento militar, hacia fines del mes de septiembre la conspiración había dado importantes pasos. En efecto, habían logrado el desconcierto en amplios sectores civiles, así como también, identificar a importantes oficiales de las Fuerzas Armadas. En este último sentido el apoyo de algunas autoridades de gobierno resultó vital, así lo revela el almirante Fernando Porta Angulo, entonces Comandante de la Armada, cuando señala en su Testamento que su sorpresivo llamado a retiro de la institución el 13 de octubre de 1970 “...fue una maniobra para...llevar a la Comandancia en Jefe al almirante Tirado que junto con el general Viaux y el General Valenzuela, Comandante de la guarnición de Santiago, más otros uniformados y oficiales en retiro, estaban comprometidos con políticos para producir el auto golpe.” 333 A partir del relato del almirante Porta es sostenible afirmar que hacia octubre de 1970 el movimiento sedicioso había logrado importantes avances al interior del gobierno y de las Fuerzas Armadas. De estas últimas, sin embargo, la dirección del Ejército, merecía dudas al no haber dado señas de querer comprometerse con la conspiración.334 En este sentido cabe señalar las reiteradas declaraciones de carácter constitucionalistas formuladas por el Comandante en Jefe del Ejército, tanto a los medios de prensa, así como al interior de las filas institucionales.335 Por otro lado la 332 Si bien es cierto que las declaraciones que formuló el entonces Ministro Zaldívar el 23 de septiembre de 1970, en relación al resentimiento de nuestra economía por la fuga de capitales nacionales y extranjeros se basaban en un hecho real, éstas no hicieron más que agudizar la incertidumbre acerca del futuro del país. Según las declaraciones formuladas por los detenidos en el llamado Caso Schneider y más tarde ratificadas en entrevistas sostenidas con ellos, autoridades de gobierno colaboraron con el movimiento creando condiciones necesarias para poder materializar el golpe. En relación a este hecho puntual el general Roberto Viaux insiste en señalar que Frei a través de terceros”... les dio luz verde para realizar la acción, pero que tuviéramos cuidado porque en caso de que falláramos, él con todo el peso de la ley se vendría contra nosotros...él siempre dio sus instrucciones en general, sin aparecer como cabecilla. Incluso nosotros le mandábamos a decir: Presidente, necesitamos que un Ministro del área económica haga una presentación por radio y TV a todo el país de la catastrófica situación económica que se vive por el hecho de haber triunfado el señor Allende. Bien, a los tres o cuatro días después había cadena nacional.” ENTREVISTA General Roberto Viaux 18/11/94. Este contacto con el Presidente Frei que aduce haber tenido el General Viaux debió haberse llevado a cabo a través de las figuras civiles ya nombradas. 333 El argumento que utilizó el gobierno de Frei para dejar el camino libre al almirante Tirado fue que el encuentro que sostuvo el Presidente Electo Salvador Allende con los Almirantes Montero y Merino no había sido consultado al gobierno y que en ella la Armada había aprovechado la oportunidad de pedir a Allende la compra de un portaaviones con aviones necesarios, lo que había originado malestar en las restantes instituciones castrenses. El almirante Porta añade en su Testamento que en dicho encuentro los oficiales que representaron a la institución ante el Presidente Electo no hicieron más que informar a Allende que la Armada deseaba que Chile continuara a efecto a nuestros tratados, que tenían gran importancia para la seguridad nacional. Mayores antecedentes acerca de este hecho EN: Merino; José Toribio. Op cit. Págs. 104-120. 334 En efecto, hacia fines de 1970, el golpismo contaba con el apoyo de decisivas figuras del mundo castrense, entre ellas el general Director de Carabineros, Vicente Huerta Celis; el general de la FACH Joaquín García Suáez; el recién nominado Comandante en Jefe de la Armada, almirante Hugo Tirado Barros, quien ocupó la dirección de la marina tras el oscuro abandono de sus funciones del Almirante Porta. En el Ejército la conspiración había logrado involucrar al general Camilo Valenzuela Godoy, quinta antigüedad del Ejército y Comandante de la II División de Ejército con asiento en Santiago. Los oficiales que antecedían en antiguedad a Valenzuela eran Augusto Pinochet, Pablo Schaffhauser, Carlos Prats y René Schneider. Todos ellos fueron sondeados y, en algunos casos, presionados para reaccionar en favor de la intervención. El general Prats, que ha dejado testimonio escrito sobre estas materias, anota en sus Memorias visitas de civiles y militares en retiro con estas intenciones. Para tener una idea más acabada sobre estas presiones VER: Prats; Carlos. Op cit. Págs. 169-184. 335 Con el fin de fortalecer el irrestricto sometiendo de las Fuerzas Armadas a la Constitución, Schneider dio conferencias de prensa, dictó charlas que tituló “Las Fuerzas Armadas no son alternativa de poder”, en fin, una serie de acciones que fueron, sin embargo, sobrepasadas por las circunstancias. Al respecto ver primera parte de este capítulo.

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decidida actitud legalista demostrada por el general Prats y la diligente investigación que dirigió el general Pablo Schaffhauser contra la sedición descubierta en el centro-sur del país, eran pruebas suficientes para que los dirigentes del “putsch” sintieran que no contaban con estas figuras. A partir de esta realidad surgió la tercera y última condición para el golpe. La necesaria unidad que debían demostrar las Fuerzas Armadas en el movimiento, pasaba por neutralizar la reacción que pudiesen adoptar los cuatro oficiales que se encontraban cumpliendo funciones sobre el general Camilo Valenzuela, quinta antigüedad del Ejército, y uno de los líderes de la intervención militar. Para ello se ideó un plan de secuestro simultáneo de estas cuatro figuras. Originalmente esta planificación de “neutralización” se denominó Alfa, Beta, Gama y Delta, correspondiéndole-según el grado de jerarquía- a cada uno de los uniformados una letra del abecedario griego. La misión de secuestro simultáneo fue encomendada a los cuadros operativos del FRI, designando Viaux como coordinador de la operación a Juan Diego Dávila Basterrica. Según los recuerdos de este último, “...el plan presentado por Viaux a comienzos de octubre era un tanto descabellado...resultaba imposible secuestrar en el mismo instante a cuatro altos oficiales sin que los servicios de inteligencia no se percatasen...” Es por ello- puntualiza Dávila- solicitó a Viaux un tiempo para modificar el plan presentado.336 Juan Diego Dávila, que ya en 1970 poseía un prontuario sedicioso bastante extenso,337 se abocó a la tarea de indagar a través de sus contactos al interior del Ejército, la veracidad de las aprensiones de la dirección del movimiento hacia las cuatro primeras antigüedades del Ejército.338 El estudio realizado por Dávila reducía a dos el número de oficiales que se opondrían al golpe. Según este análisis presentado a Viaux “...el general Schaffhauser mantendría una actitud funcional frente al movimiento que realizara la mayoría de la institución...” En cuanto al general Augusto Pinochet, Dávila aseguraba “...que fuentes muy cercanas le habían confidenciado que (el oficial en cuestión) tenía un arraigado espíritu anticomunista ante lo que no había motivos de preocupación.”339 De esta manera el plan de secuestro quedó reducido a las claves de Alfa y Beta, facilitándose de esta manera la planeación y ejecución misma del plagio. Sobre la base de la información proporcionada por los contactos al interior del Ejército, se elaboró un primitivo plan que consistió en detener a los generales Schneider y Prats en sus respectivas oficinas. Para ello contaban con la participación de personal que se desempeñaba como ayudantes de ambos oficiales generales. Esta acción, añade nuestra fuente “...aseguraba el éxito de la operación, puesto que sería realizada por personas idóneas que por lo demás no

336 ENTREVISTA Juan Diego Dávila. 06/03/95.- 337 Juan Diego Dávila es un conocido y experimentado nacionalista que saltó a la fama por haber sido el cerebro intelectual y operativo de la fuga de Kelly, nacionalista trasandino en los años cincuenta. Oficial de reserva de Caballería, militante del Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista, miembros del grupo Tacna, comandante de tropa de asalto de la Brigada Zebra de la Acción Chilena Anticomunista (ACHA). Poseía condiciones suficientes para coordinar acciones de esta naturaleza. 338 Dávila señala que sus buenos contactos con el Ejército, específicamente con el arma de caballería le permitió indagar en torno al pensamiento político de sus objetivos y las posibilidades de que éstos se involucraran con la acción. 339 ENTREVISTA Juan Diego Dávila. 06/03/95.-

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maltratarían a los secuestrados.”340 Este plan fue finalmente descartado por Viaux, quien prefirió, según recuerda Dávila, trabajar con el grupo de activistas civiles en la operación de secuestro. Antes de pasar a detallar los planes que se barajaron para desatar el movimiento militar en octubre de 1970, conviene señalar que una de las características del grupo de civiles que participó en la misión de secuestro fue la heterogeneidad de sus componentes. En efecto, a partir de las declaraciones formuladas por los miembros que pertenecieron a esta improvisada agrupación operativa, es posible distinguir a seis sub-grupos dentro del grupo de activistas, siendo la cohesión y la disciplina los aspectos más difíciles de moldear, y desde donde se cometieron los errores claves que costaron la vida del general Schneider.341 Los estudios realizados por el grupo de activistas arrojaron cuatro improvisados planes de secuestro que se idearon en no más de dos semanas. De ellos, sólo dos se aplicaron, fracasando todos en su intento por secuestrar a los generales Schneider y Prats, así como también, en provocar a las Fuerzas Armadas a pronunciarse ante la incertidumbre que reinó en Chile luego de la elección de septiembre.342 El primer intento de secuestro que se aplicó debió efectuarse en la noche de 19 de octubre, luego de una cena que los generales de Ejército habían preparado a su Comandante en Jefe por motivo de cumplir un año al mando de

340 Dávila señala que los oficiales que se desempeñaban como ayudantes en la Comandancia en Jefe del Ejército y que se habían comprometido con la acción pretendían detener en sus respectivas oficinas a ambos generales. El mismo Dávila recuerda que este planteamiento fue desechado por Viaux quien le señaló que por razones de jerarquía, lealtad y respeto militar le parecía dudoso que el plan se llevara a cabo. A partir de ese momento, Dávila se vio obligado a trabajar con el grupo de activistas del FRI. 341 A todos los grupos que participaron en esta acción los unía el anticomunismo. A los ya mencionados grupos de choque que dieron vida al FRI hay que añadir a un grupo de hombres adinerados, que no es orgánico, sino que participó a título personal prestando recursos para la acción, tales como, dinero, autos, casas, etc. Se vincularon al movimiento a través del suegro de Viaux, el coronel ® Raúl Igualt. Cada grupo mantenía sus identidades internas, lo que dificultaba el trabajo puesto que las decisiones debían ser conversadas con los respectivos jefes de cada núcleo y no siempre había unidad de criterio, siendo habitual que las cosas no se hicieran como se habían pensado. EN: El caso Schneider Editorial Quimantú, Santiago 1972. Págs. 75-76. 342 En relación a los planes operativos que no se llevaron acabo, tenemos que señalar que tras el fracaso del primer intento de secuestro el 19 de octubre, Dávila declara ante el fiscal Lyon que le hizo ver a Viaux que “...con esa gente (refiriéndose al grupo de activistas) nada resultaría.” Proponiéndole de inmediato un plan que se asemeja bastante al primero que había ideado y que fuera descartado por Viaux. Dávila añade en la entrevista sostenida para este trabajo que “...yo había hablado con tres oficiales y con ellos habíamos acordado secuestrar a los generales Prats y Schneider en sus respectivas casas. Para ello necesitábamos reducir al máximo el número de la guardia de Carabineros presentes en cada una de las residencias. En este sentido la operación sería más simple si contábamos con la ayuda de Vicente Huerta, entonces General Director de Carabineros. La idea era entrar a las casas usando uniforme de Carabineros y llevarnos a ambos generales a la casa de seguridad que se había implementado.” El otro plan que confesaron ante la justicia, y que nunca se aplicó, consistió en secuestrar a ambos generales rumbo a sus domicilios al caer la tarde. Para ello se siguió en reiteradas oportunidades a los blancos y se confeccionó una hoja de ruta. Sin embargo, el tráfico capitalino a esa hora hizo que desistieran de la idea. EN: El caso Schaider. Op cit. Pág. 140. ENTREVISTA Luis Gallardo G 23/07/96

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la institución.343 El plan se comenzaría a ejecutar una vez terminado el ágape y cuando los objetivos se retiraban a sus respectivos domicilios.344 A pesar del amplio despliege operativo y del apoyo de importantes oficiales generales que participaban de la cena de honor al Schneider, la acción de secuestro resultó un fracaso. La desinteligencia con que se planeó el plagio no permitieron cubrir todas los posibles caminos de acción.345 El fracaso del primer intento profundizó las diferencias existentes entre los líderes de los grupos operativos del FRI. En efecto, Juan Diego Dávila y Luis Gallardo venían desde hacía tiempo disputando el liderazgo de la acción, proponiendo y aplicando cada uno de ellos planes, siendo el General Viaux el árbitro de estas discusiones.346 El segundo, y fatal intento de secuestro se realizó en la mañana del 22 de octubre. El plan consistía en raptar al General Schneider en la intersección de las calles Américo Vespucio y Martín de Zamora, cuando éste se dirigía a su oficina. Desde este punto, el general sería llevado a una parcela en la comuna de San Bernardo, mientras la oficialidad comprometida en la conspiración reaccionaba airada contra esta afrenta al Ejército y las Fuerzas Armadas a través de una intervención militar.347 Esta planificación, sin embargo, adoleció de profundas y fatales desinteligencias. En efecto, sus ideadores parece que jamás pensaron en una posible reacción o defensa de parte del general Schneider con su arma. Según los estudios que realizaron los abogados que llevaron la causa ante la justicia, ésta puede haber sido una de las motivaciones que gatillaron las armas que se descargaron contra el general.348 Otra de las posibles respuestas del fracaso de

343 El general Carlos Prats anota en sus Memorias que el General Schneider cumplía un año como Jefe del Ejército el día 27 de octubre, pero que la celebración se había anticipado porque el 24 correspondía la Sesión del Congreso Pleno, estimándose que esos días serían muy agitados como para que todos los generales se reunieran con tranquilidad. La ceremonia sería de civil en la casa oficial del Comandante en Jefe que Schneider usaba sólo para actos oficiales, pues vivía en su casa particular. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 183. Este evento fue conocido por el equipo operativo del FRI a través de Viaux, quien a su vez había obtenido la información por intermedio de Camilo Valenzuela. Este último se comprometió a distraer a sus camaradas cuando los dos objetivos a secuestrar se retiraran a sus respectivas casas. En este sentido es costumbre militar retirarse de eventos oficiales siguiendo el grado de antigüedad, correspondiéndole primero a Schneider y luego a Prats retirarse del ágape. EN: El caso Schaider. Op cit. Pág. 19. 344 Dávila y Gallardo recuerdan que con la finalidad de conocer el momento en que se retiraban Schneider y Prats a sus casas, se instaló frente a la residencia oficial del Comandante en Jefe una pareja de pololos con radios portátiles quienes les avisarían. En la calle del Inca sería detenido el automóvil del general Schneider por un grupo de activistas que lo cercarían con sus vehículos. El General Prats sería interceptado por la misma calle Crescente Errázuriz donde se aplicaría la misma estrategia antes descrita. 345 La declaración de los reos ante el Fiscal Lyon sostiene que el fracaso de la operación se produjo porque ambos generales asistieron en sus autos particulares, lo que provocó una cierta confusión en el grupo. Esta, sin embargo, no parece ser la razón fundamental a partir del cual se explica el fracaso de la acción. Dávila comenta que la pareja instalada en las afueras de la casa alcanzó a precisar la información, el problema estuvo en la persona que debía cruzar su automóvil e impedir que Schneider siguiera su camino. Al respecto Dávila puntualiza que Rafael Fernández, ex oficial de Ejército, no se atrevió a ejecutar su tarea. Habiendo perdido a Schneider no tenía sentido raptar a Prats, por lo que se dio la orden de dejarlo pasar al grupo que debía interceptarlo en la calle Crescente Errázuriz. 346 Tanto Dávila como Gallardo reconocen estas diferencias, originadas fundamentalmente por rivalidades con Gallardo. 347 El general Schneider sería trasladado a San Bernardo a una propiedad que se había conseguido con la oficina de corredores de propiedades Ossandón, quienes a su vez también habían prestado otra de sus propiedades en la comuna de Ñuñoa que funcionaría como cortina de humo. La reacción de las Fuerzas Armadas era tomarse el poder porque la situación política había llegado a niveles de violencia y desorden que sólo los militares podían solucionar. Según Viaux la operación militar duraría unos dos años y sería dirigida por el Almirante Tirado. ENTREVISTA Juan Diego Dávila 06/03/95. ENTREVISTA General Roberto Viaux 18/01/95- 348El general Viaux señala que la reacción defensiva de Schneider había sido considerada en todo momento. Para ello se había traído desde los EE.UU. (utilizando agentes de la CIA) unos combos para romper los vidrios del automóvil y un spray para adormecer al general. Estas herramientas las portaban, según consta en la reconstitución de los hechos realizada por la Justicia, Juan Luis Bulnes

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la operación Alfa, se pueden hallar en la composición del grupo de activistas que intentó ejecutar el plagio. Todos ellos respondían a dirigencias diversas lo que pudo haber posibilitado la filtración de la información y el aprovechamiento de esta oportunidad para otros fines. En este sentido, las investigaciones realizadas por los peritos de la policía, señalaron que las balas que asesinaron a Schneider provinieron desde el lugar donde actuaron Juan Luis Bulnes, Julio Izquierdo Menéndez y Carlos Silva Donoso. Los dos primeros militantes activos de la ultra derechista FIDUCIA. Suponiendo que estas personas y los grupos a los cuales pertenecían hubieran tenido razones para disparar contra Schneider, éstas son aún desconocidas.349 Lo cierto es que el asesinato de Schneider provocó un enorme impacto en las Fuerzas Armadas 350 y en los oficiales generales involucrados en la conspiración. Estos últimos, que tuvieron la oportunidad para aplicar su plan y culpar a la izquierda de los hechos como se tenía pensado, abortaron la operación superados por el fatal desenlace.351 La investigación dirigida por el general (r) Emilio Cheyre352 logró reconstituir en gran parte el tejido sedicioso que estuvo detrás de esta operación, quedando, sin embargo, velada la identidad de los poderosos instigadores. En relación a las penas a las que fueron sometidos los activistas que lograron ser detenidos, éstas fueron conmutadas bajo el gobierno militar, alegando todos ellos que lo hicieron por “amor a la patria”. Tratando de realizar una evaluación global en torno a las repercusiones de este hecho en la relación comunidad civil-Fuerzas Armadas tendríamos que señalar que éstas se vieron resentidas a raíz de esta conspiración. En efecto, la civilidad interesada en el éxito de la operación anti-izquierdista no hizo más que validar ante los uniformados las prácticas desleales y el desconocimiento hacia el marco legal entonces vigente. Poco o nada pudieron hacer, el general Prats, el almirante Montero y el general Sepúlveda Galindo, en materias de respeto a la

y Julio Izquierdo. Junto a ellos estaba además Carlos Silva con un chaquetón azul que cubriría el rostro del General al sacarlo de su auto. Los tres portaban sus respectivas armas. Si seguimos la tesis de los abogados, éstas podían haberse gatillado ante el nerviosismo de gente “novata” en estas lides que al ver la actitud resuelta de defenderse de Schneider olvido el combo y el spray y defendió su vida con sus armas. Sin embargo, ¿ por qué gatillar todas las balas de los revólveres o pistolas usados? 349 Aquí encontramos la tesis de la izquierda que culpa a FIDUCIA del asesinato de Schneider. ¿Qué motivos tendría este grupo?. Carlos Silva Donoso pertenecía al grupo de Gallardo, es culpado por Dávila y Viaux como el responsable de la muerte de Schneider. ¿Cuáles serían sus razones? 350 Tras el asesinato del general Schneider la edición del Memorial del Ejército de Chile fue dedicada en exclusivo al ex Comandante en Jefe, en ella es posible conocer la posición del Ejército en relación a este trágico hecho, que esta muy bien sintetizada en las siguiente circular: “ a) Protestar por tan vil y cobarde crimen y condenar enérgicamente a los autores, cómplices y encubridores de este alevoso asesinato. b) Solicitar al Ejecutivo que ordene la más amplia y exhaustiva investigación que conduzca al pronto esclarecimiento de los hechos y la aplicación de las más severas sanciones a quienes resulten culpables...” EN: Memorial del Ejército de Chile Nº 358 Noviembre-Diciembre de 1970. Pág. 138. 351 Siempre se pensó en culpar al MIR del secuestro del general Schneider, sin embargo, el sorpresivo asesinato de éste desorientó a los líderes de la operación militar, quienes prefirieron abortar el plan. En la entrevista sostenida con el coronel Carlos Ossandón, éste me sugirió revisar fotografías del funeral del general Schneider “...a fin de conocer los rostros de arrepentimiento de aquellos oficiales y civiles que estuvieron detrás del complot.” 352 El general Emilio Cheyre salió a retiro del Ejército luego del Tacnazo. La nominación de Schneider como jefe institucional significó el retiro automático de los cuatro oficiales generales más antiguos que él. Tras el asesinato de Schneider fue nombrado Director de Investigaciones desde donde dirigió vitales diligencias a raíz de este caso.

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Constitución en sus respectivas instituciones, si la propia clase política ya les había indicado a los uniformados la vulnerabilidad de las leyes y del orden vigente.353 Este último, que venía siendo cuestionado por sectores vinculados a la oficialidad joven a la luz de los aportes ideológicos de la DSN, quedó de esta forma mayormente expuesto a las críticas que surgieron desde el seno de las Fuerzas Armadas bajo el gobierno de la Unidad Popular y que terminaron en el 11 de septiembre de 1973. En este sentido creemos importante acotar que el discurso antipartidista, corporativo y nacionalista con que el general Viaux había levantado una propuesta al interior de los cuarteles, se valida en estamentos uniformados a los cuales el caudillo militar no había tenido acceso anteriormente, dejando de ser una perspectiva que identificaba sólo a oficiales jóvenes para pasar a ser lentamente una postura que se institucionalizó bajo el gobierno de la UP. Junto a lo ya señalado nos parece importante añadir que la explosión político-social que provocó el triunfo de Allende y más tarde su gobierno, gatilló en sectores de las Fuerzas Armadas una reacción de “alerta” que se expresó en conductas deliberativas que abrieron paso, en algunos casos, a la conspiración, en la que los elementos ideológicos del “discurso viauxista” fueron recreados a partir de concepciones provenientes de la DSN. La reaparición de actitudes abiertamente cuestionadoras al modelo del ´25 a través de una crítica al gobierno de la UP, no fue un hecho instantáneo tras el asesinato de Schneider. La trágica muerte del Comandante en Jefe del Ejército vino más bien a retrasar el resurgimiento de la conspiración al interior de los cuarteles. Esta última, que se había quedado sin líder luego del desprecio institucional que se dejó caer sobre Viaux, se retrasó en reaparecer ante la profunda crisis institucional que afectó a las Fuerzas Armadas y que se expresó en un rechazo hacia cualquier fórmula que las sacara de sus tareas eminentemente profesionales. Frente a esta realidad los sectores políticos y económicos interesados en promover una actitud más confrontacional entre los uniformados y el gobierno, debieron esperar a que la relación civil-militar se tornarán más crítica para que comenzaran aparecer en su seno nuevas voces y rostros que reactivaran el espíritu de fronda.

353 No citamos al general César Ruiz Danyou por que el compromiso de éste con las nociones constitucionalistas demostraron ser endebles. El consentimiento de éste para que algunos de sus oficiales asistieran a encuentros conspirativos a partir de marzo de 1973 no permite incluirlo en el grupo de oficiales-generales ya mencionados.

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Capítulo Quinto: “El Tancazo: La Ultra Derecha se Adelanta”. El asesinato del general Schneider abrió un breve período de “enclaustramiento” de las Fuerzas Armadas, que se expresó en un rechazo a cualquier fórmula que buscara sacarla de sus tareas eminentemente profesionales. En este mismo sentido, los grupos políticos que habían buscado impedir el acceso de Salvador Allende al gobierno, también entraron en una fase de “letargo” que favoreció el desarrollo de fórmulas violentistas a través del nacionalismo. En relación a las Fuerzas Armadas creemos importante añadir que la fase de letargo en la que entró es espíritu frondista durante el primer año del gobierno de la UP, se debió en gran medida a dos circunstancias. En primer lugar tenemos que señalar la falta de puntos de quiebre o discrepancias con el gobierno de la izquierda en lo que se refiere a las Fuerzas Armadas y administración del Estado. En efecto, la política militar que diseñó el gobierno de Salvador Allende buscó satisfacer sentidas aspiraciones castrenses, que silenciaron durante largo tiempo aquellas voces disidentes que pretendieron crear un ambiente de crisis institucional proclive a la formación de un movimiento militar. En este mismo sentido el Presidente Allende trató de ser cauto en el respeto a la estructura legal en la que descansaba el Estado, diluyendo las primitivas aprensiones de los uniformados en torno a la eventual destrucción de las Fuerzas Armadas y del Estado que sucederían bajo el gobierno de la izquierda. La coincidencia entre la política militar de la UP y los intereses corporativos de los uniformados no fue un fenómeno fortuito. Detrás de ella hubo una poderosa razón de gobernabilidad que la izquierda no podía despreciar. En efecto, las transformaciones estructurales que pretendía realizar Salvador Allende requerían de un respaldo popular que no ostentaba al momento de asumir el gobierno. Bajo este contexto, en donde el centro y la derecha se opondrían a los cambios que formaban parte de su programa de gobierno, la eventualidad de que ocurriera una intervención militar era una posibilidad casi segura, por lo que se hacía imprescindible mantener la lealtad de las Fuerzas Armadas. A pesar de los esfuerzos que realizó el gobierno de la UP por mantener su accionar político dentro de los cánones legales y de brindar amplias garantías de respeto al profesionalismo de las Fuerzas Armadas, éstas terminaron conspirando y siendo funcionales a los intereses “putschistas” de un importante grupo de la civilidad. ¿Qué razones desencadenaron este hecho? Hacia este período, después de haber sido protagonista y testigo de múltiples conspiraciones, ¿hasta qué punto eran constitucionalistas las Fuerzas Armadas? El eje central del capítulo esta puesto en el fallido conato del 29 de junio de 1973, más conocido como el “Tancazo”, que se constituyó en una prueba flagrante de la derrota de la UP y del constitucionalismo en los cuarteles. La hipótesis que orientará nuestra investigación en el presente capítulo se vincula a la idea de que si bien es cierto que la participación política que han tenido las Fuerzas Armadas chilenas no deja de sorprender a la hora de hacer un balance, creemos que no por ello es posible afirmar que éstas tienen una “vocación golpista”. El intervencionismo castrense que es la expresión de la

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“fronda” es representativo y monolítico una vez que la civilidad expresa esta voluntad. a) El Rayado de Cancha: Las Reglas que caracterizaron la nueva Comandancia en Jefe.- La labor que desempeñaron los nuevos Comandantes en Jefes de las Fuerzas Armadas y Carabineros nombrados por Salvador Allende, debió ser más intensa que la que desarrollaron luego del “Tacnazo” y en el período pre-electoral de 1970 los respectivos Comandos en Jefe Institucionales. La efervescencia política que provocó al interior de los cuarteles el asesinato del general Schneider y el acceso al gobierno de una coalición de partidos con clara predominancia marxista, fueron los elementos que gatillaron un cuestionamiento institucional, que, con períodos de altos y bajos, se prolongó hasta el 11 de septiembre de 1973.354 En sus líneas centrales, el cuestionamiento militar con que se inició el gobierno de la UP se explicaba por la presencia de organizaciones abiertamente marxistas en la coalición gobernante o por la manifiesta cercanía de la UP hacia grupos anti-sistémicos que pregonaban la destrucción del Estado y de las Fuerzas Armadas. Desde el punto de vista castrense, la coyuntura política de 1970 era contraria a su cosmivisión militar, pero a la que por su formación profesional debían someterse por tratarse de un gobierno legítimamente constituido.355 Desde la perspectiva anterior, la labor que desempeñaron los Comandos en Jefes de las Fuerzas Armadas durante los primeros meses del gobierno de Salvador Allende, lo podríamos entender como “un rayado de cancha” que buscó aquietar los ánimos al interior de las respectivas instituciones y delimitar ante el gobierno los grados de sometimiento castrense ante el poder civil representado por un gobierno lejano a sus cosmovisiones militares.356 Para ejecutar el primero de ellos se recurrió como herramienta el tradicional discurso constitucionalista que guiaba a las instituciones de la defensa desde 1932, que en sus líneas centrales señalaba que las Fuerzas Armadas eran cuerpos jerarquizados, obedientes, apolíticos y no deliberantes.357

354 El cuestionamiento institucional al que se hace alusión adquirió distintas intensidades en las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas. En la Armada y el Ejército dicho malestar se hizo más evidente y desde donde se comenzaron a planificar distintas fórmulas intervencionistas durante el gobierno de la UP. 355 La formación doctrinaria anticomunista de las Fuerzas Armadas se constituyó en un muro de contención que impidió una relación fluida entre la UP y las instituciones castrenses. Desde la perspectiva del sociólogo Pierre Bourdieu, la realidad es el resultado de una relación dialéctica entre la acción y la estructura, entre el habitus, que son las estructuras mentales de cada individuo, y el campo, que son las relaciones que se dan dentro de una estructura en la que los ocupantes emplean sus energías en salvaguardar o mejorar sus posiciones. Desde este punto de vista es posible señalar que el habitus de la oficialidad era anti-izquierdista, sin embargo, éste estaba condicionado por lógicas de subsistencia del campo militar que recientemente se había visto afectado por el asesinato del general Schneider, así como también, por intereses individuales de los oficiales por querer llegar a la cumbre de sus carreras. Mayores antecedentes acerca del trabajo de Pierre Bourdieu EN: Bourdieu; Pierre: La distinción Criterios y Bases Sociales del Gusto. Editorial Taurus, Madrid. Capítulo 8 “Cultura y Política”. 356 El carácter exigente y distante que adoptaron los Jefes Castrenses con el gobierno, más que vincularse a una exigencia de las Fuerzas Armadas para someterse respondió a una coyuntura provechosa que las instituciones armadas no despreciaron y que se relacionaba con debilidades de la UP. 357 Estos elementos no formaron parte del “habitus” de las Fuerzas Armadas. Investigaciones realizadas por el sociólogo Augusto Varas concluyen que a las Fuerzas Armadas se les impuso este discurso tras su retorno a los cuarteles en 1932, pero no formó parte de una cosmovisión que surgiera en el seno de las mismas y por lo tanto de sus estructuras mentales. Estos principios forman parte de lo que Bourdieu llama campo, que condiciona el habitus y la acción individual y colectiva de los uniformados.

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El segundo aspecto vinculado a las relaciones con la Unidad Popular, fue manejado por los jefes militares a partir del rescate de dos importantes lecciones que van a modificar el perfil que hasta ese entonces venían expresando los sucesivos Comandantes en Jefes de las Fuerzas Armadas y Carabineros, y que condicionó en parte la política con que la UP se relacionó con los uniformados. En efecto, los jefes militares expresaron una postura respetuosa pero distante del gobierno, que les permitió exigir mejoras presupuestarias para cada institución, así como también, gozar de cierta libertad en lo que ascensos y retiros se refiere. Desde esta perspectiva se modificaron las tradicionales prácticas a partir de las cuales se llevaban a cabo las relaciones civil-militares desde 1932.358 Ambos ejes orientadores del accionar de los Comandos en Jefes institucionales fueron aplicados con énfasis diferentes en cada rama de las Fuerzas Armadas, por lo que resulta conveniente revisar su aplicación por separado. En el ámbito interno el proceso de reordenamiento que se produjo en el Ejército y que buscó el sometimiento de dicha institución al poder civil, se encuentra resumido en el documento titulado como “Definición Doctrinaria Institucional”, a través del cual el general Prats desarrolló las directrices fundamentales que debían inspirar el trabajo profesional de esta rama de las Fuerzas Armadas. En los siete puntos de esta circular, Prats y sus colaboradores enfatizaban en la “misión permanente de la institución de garantizar la soberanía nacional ante amenazas externas e internas...que en conformidad al artículo 22 de la Constitución Política del Estado, el Ejército es parte constitutiva de la fuerza pública. Por lo tanto asegurará leal y firmemente la estabilidad del gobierno institucional...estando vedado deliberar frente a las alternativas políticas nacionales. Por último este documento señalaba que...la disciplina y cohesión institucional son el factor fundamental para que el Ejército cumpla su rol superior.”359 El documento esbozado en sus ideas centrales en el párrafo anterior, fue acompañado de repetidas reuniones que sostuvo el general Prats con el cuerpo de generales, así como también, de un completo itinerario de visitas a las unidades e instalaciones del Ejército ubicadas a lo largo y ancho del territorio nacional, en las que se buscó mejorar la cohesión espiritual y el adoctrinamiento de los cuadros permanentes y la tropa en función de las ideas constitucionalistas.360

358 En su teoría Bourdieu admite que en determinadas circunstancias el “habitus” y el “campo” se vean influenciados por otros campos, que en ese momento son predominantes en la realidad. Desde esta perspectiva las prácticas u acciones de los actores son modificadas. En este sentido, hacia 1970 se produjo una super posición del campo político por sobre los demás campos que constituyen la realidad, el campo militar no estuvo ajeno a ello y recibió toda la presión lo que determinó que estuviera alerta para mantener la supervivencia de su campo. De allí se explica el cambio de postura de los uniformados. 359 Este argumento a partir de la cual el Ejército asumió el sometimiento al poder civil, fue reinterpretado por algunos uniformados a la luz de los aportes ideológicos provenientes desde la DSN, y que dicen relación con la superioridad de la seguridad nacional por sobre el orden político, así como también, el rol de guardianes, y por lo tanto evaluadores de dicho orden, a fin de mantener la seguridad del país. Esta nueva lectura de la doctrina constitucionalista es la que defendieron los militares anti-UP para justificar su actitud. Prats; Carlos. Op cit. Págs. 195-196. 360 Estos encuentros también incorporaron a líderes de la UP, quienes en compañía del alto mando institucional, explicaron a los uniformados la política militar de su gobierno, que se inspiraba en el respeto del perfil institucional de las instituciones de defensa y en

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Esta tarea fue concluida en su primera parte en el mes de abril de 1971, y se mantuvo vigente en la agenda del Comandante en Jefe hasta días antes de su renuncia a la jefatura del Ejército.361 La energía desplegada por Prats en torno a estas ideas fue, sin embargo, sobrepasada por la coyuntura político-económica que vivió nuestro país meses más tarde. En este sentido el discurso sedicioso logró finalmente quebrar el espíritu de cuerpo en el Ejército, que se manifestó en un hostigamiento intrainstitucional a la gestión de Prats. En este mismo sentido, la extrema izquierda hizo lo suyo en este esquema de asedio a las Fuerzas Armadas, al lograr arrastrar a su causa a un pequeño sector de la suboficialidad y la tropa. 362 En la Armada la situación que se vivió al iniciarse el gobierno de la Unidad Popular fue mucho más confusa que en el Ejército. El necesario proceso de purga de la oficialidad comprometida con el golpe de fuerza de octubre de 1970, involucró a su propio Comandante en Jefe, el almirante Hugo Tirado Barrios, quien junto a otros oficiales pasaron a retiro para dejar el paso libre al almirante Raúl Montero Cornejo, quien asumió la jefatura de la marinería.363 La confusión al interior de la Armada se acentuaba aun más al haber detectado el servicio de inteligencia institucional, claras muestras de adhesión y alegría en algunas unidades por el triunfo de la izquierda en los pasados comicios.364 La verdad es que al alto mando de la Armada no le dejaba de incomodar esta última realidad. Bajo la perspectiva castrense en general y de la marinería en particular la manifiesta simpatía que adoptaron algunos suboficiales con el triunfo la importancia de las Fuerzas Armadas en el desarrollo nacional. Al respecto el general Prats anota en sus “Memorias” algunos encuentros de esta naturaleza en las que participó el propio Presidente Allende. Prats; Carlos. Op cit. Pág. 205. 361 El general Carlos Prats renunció al Ejército el 22 de agosto de 1973, luego de una campaña de hostigamiento intra y extra institucional de los sectores que propiciaban la intervención militar. Mayores antecedentes de estos hechos en las ya citadas “Memorias”. 362 Agrupaciones de extrema izquierda como el MIR, el Movimiento de Liberación Nacional “Elenos”, entre otros, así como las estructuras militares de algunos partidos de la UP como el PS y el MAPU, realizaron una infiltración horizontal hacia las Fuerzas Armadas, con la que se buscó crear “conciencia de clase” en la suboficialidad que creara las condiciones para una rebelión de éstas contra el abuso y los intereses de los grupos patronales representados por la oficialidad. Para llevar acabo este tipo de misiones miembros pertenecientes a este tipo de organizaciones recuerdan que hacia este período fue orden de partido hacer el Servicio Militar y tratar de utilizar este espacio para los fines antes expuestos. Al respecto interesantes son las visiones que circularon en algunos órganos de prensa cercanos a estas ideas, tales como Punto Final y Chile Hoy. En una de las ediciones Punto Final señalaba que “para la clase obrera, las Fuerzas Armadas son un aliado potencial cuya colaboración hay que buscar sistemáticamente.” Revista Punto Final. Edición nº 187 del martes 3 de julio de 1973. Pág. 5. En este mismo sentido el semanario Chile Hoy publica una serie de artículos en los cuales se analizaba la problemática militar. En una de ellas Marta Harnecker entrevista a un soldado del Ejército titulada “ Los Soldados son también Explotados”. Revista Chile Hoy Nº 58, semana del 20 al 26 de julio de 1973. Pág. 32. 363 El conocimiento de Allende y la UP del almirante Montero eran casi nulas. Sólo tenían vagos conocimientos de su persona a raíz de una entrevista que sostuvo Salvador Allende y la dirección de UP días posteriores a la elección presidencial con representantes de las Fuerzas Armadas, entre los que se encontraba Raúl Montero. El Contralmirante Sergio Huidobro sindica al almirante Montero como un hombre de ideas moderadas. Jamás cercano a las ideas de la UP y con un alto sentido de profesionalismo. En relación a la figura del almirante Montero, hubiera resultado interesante para la presente investigación haber conocido su punto de vista de los hechos y circunstancias que él conoció mientras se desempeñó como jefe de la Armada. Sin embargo, infructuosos fueron los intentos por lograr una entrevista. 364 El servicio de inteligencia naval detectó en Valparaíso expresiones de júbilo en algunas reparticiones tras el triunfo de la UP. El entonces Jefe del Departamento de Inteligencia de la Primera Zona Naval, Erwin Conn, transmitió esta información al Jefe de la Primera Zona Naval, almirante José Toribio Merino. EN: Huidobro; Sergio. Op cit. Pág 20. Al respecto, el almirante Merino anota en sus Memorias que al enterarse del triunfo relativo de Salvador Allende en la elección presidencial de 1970 redactó su renuncia a la institución para no “...servir a las órdenes de un Presidente que en nada representaba lo que para mí era lo más respetable y sagrado, como lo son el amor a Dios, a la Patria y a la Familia.” Esta iniciativa, añade más adelante Merino, fue descartada por el almirante al conocer las manifestaciones de júbilo que había detectado inteligencia. EN Merino; José Toribio. Op cit. Pág 72-73.

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de la UP fue interpretada como una estrategia del marxismo que sólo buscaba “...la demolición de la máquina burocrática-militar del Estado como condición previa a toda verdadera revolución popular...” Desde esta perspectiva para la Armada la destrucción de las Fuerzas Armadas era una condición ineludible del marxismo previa conquista del poder total 365 Frente a este análisis de la realidad institucional el Consejo Naval optó por una línea mucho más expresa que el Ejército.366 Desde su perspectiva, el sometimiento de dicha institución al gobierno pasaba por evitar una guerra civil que podría derivar en un quiebre de las Fuerzas Armadas... Se pretendía que el gobierno desarrollara su política y el pueblo constatara su realidad... Para ello resultaba fundamental contar con unas Fuerzas Armadas cohesionadas que facilitarían la libertad de reacción nacional si el pueblo rechazaba la nueva política y respaldarían su actitud en votaciones democráticas para imponer su voluntad soberana.367 Al igual que el Ejército esta determinación de apegarse a las reglas constitucionales por parte de la Armada fueron comunicadas a sus subalternos. El entonces Contraalmirante Sergio Huidobro Justiniano recuerda que inspeccionó diferentes unidades de infantería de marina que estaban a su cargo. En los diferentes encuentros expresó el sentir del alto mando del cual formaba parte, apelando ante todo a la fidelidad de los mandos y a la institución.368 A diferencia de sus homólogos terrestres y marinos, la Fuerza Aérea no adoptó posturas defensivas ante el gobierno de izquierda. Oficiales consultados concuerdan en señalar que por sus orígenes institucionales existía “... un sentimiento generalizado de profundo optimismo en relación a la nueva administración...” El discurso de equidad social de la coalición triunfante interpretaba el sentir de esta institución de las Fuerzas Armadas.369 A pesar de no existir un cuestionamiento hacia la propuesta de país que encarnó el proyecto de la UP, la distancia que adoptó la FACH frente a la nueva administración estuvo determinada por la cercanía de algunos grupos anti-sistémicos a la coalición de gobierno, situación que fue interpretada por la FACH

365 Mayores antecedentes acerca de este análisis de la Armada EN: Huidobro; Sergio. Op cit. Pág 57. 366 Mientras el general Prats logró el sometimiento del Ejército a partir del rescate de nociones tradicionales, como el Constitucionalismo, y modernas, como las nociones de seguridad nacional; el almirante Montero logró el sometimiento de la Armada a través de principios provenientes desde la DSN. Según estos lineamientos el gobierno de la UP buscaría la división de las Fuerzas Armadas para su posterior destrucción, por lo que se hacía necesario la unidad de éstas para en un futuro no lejano destruir los planes del marxismo. 367 Huidobro; Sergio. Op cit. Pág 24-25. En este sentido el Contralmirante Huidobro señala que la Armada partía de la base de que el proyecto de la UP generaría resistencia en un importante número de chilenos, cuyos anhelos se verían concretados con la ayuda de unas Fuerzas Armadas vigorosas y conscientes de su rol. ENTREVISTA Contralmirante Sergio Huidobro J 08/10/96.- 368 El Contraalmirante Huidobro era Comandante General del Cuerpo de Infantería de Marina. En esta calidad estaba al mando de todas las reparticiones de esta naturaleza existentes en el país, tales como, los destacamentos Lynch en Iquique, Miller en Valparaíso, Cochrane en Punta Arenas y la Escuela de Infantería de Marina, Sargento Aldea, en Talcahuano. En todas las visitas realizadas, Huidobro recuerda que siempre dejó entrever a sus subalternos que el alto mando no permitiría la destrucción institucional y que la fortaleza de ellos era fundamental para los lineamientos que desarrollara el alto mando. ENTREVISTA Contralmirante Sergio Huidobro J. 08/10/96.- 369 Oficiales de la Fuerza Aérea entrevistados para este trabajo concuerdan en esta visión. Al respecto el coronel Carlos Castro señala que los principios socialistas de Marmaduque Grove calaron profundo en la institución. Si bien es cierto que por ello no es factible calificar a la FACH como una institución marxista, sí es posible señalar que fue más receptiva a los discursos populistas y sociales. Desde este punto de vista los anhelos de igualdad de la UP de una u otra manera eran compartidos por la institución. ENTREVISTA Coronel Carlos Castro S. 13/07/96.

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como potenciales fuerzas desvirtuadoras de las reformas estructurales que pretendía implementar la UP.370 Bajo este ambiente, en general favorable hacia los cambios que figuraban en el programa de gobierno de la UP, la tarea que le correspondió desempeñar al general César Ruiz Danyau fue mucho menos intensa que la sus homólogos del Ejército y la Armada. El apego a las reglas constitucionales por parte de la FACH no fue una tarea difícil de materializar y mantener durante el primer año de gobierno de la UP.371 Para Carabineros la nueva administración no se constituyó en un fenómeno cuestionable desde el punto de vista ideológico y programático. Sin embargo, veían con preocupación el futuro del orden público. El notorio fortalecimiento de las organizaciones de extrema izquierda y la manifiesta articulación de grupos de extrema derecha a partir de 1970, no dejaban de preocupar a la policía uniformada. 372 Todo este complejo cuadro se vio “...agudizado con un profundo sentimiento de frustración profesional cuando el Presidente no acepto la protección policial y formó un selecto grupo con civiles miristas como su propia guardia personal.” 373 En Carabineros el sometimiento al gobierno fue mucho más fácil de obtener y mantener en el tiempo que en las restantes instituciones de la defensa nacional. La directa dependencia de éstos del Ministerio de Interior se expresaba en una

370 Más que la presencia de agrupaciones marxistas en el seno de la UP, lo que complicaba a los aviadores era la cercanía de esta coalición y del Presidente Allende con el MIR, que pregonaba la destrucción del Estado y las Fuerzas Armadas. En relación a éstas, la UP propició una política respetuosa del profesionalismo de los uniformados, que en ningún caso atentaba contra las instituciones de defensa. En relación a la postura que tuvo el MIR hacia el mundo militar, los uniformados veían con preocupación los llamados de este grupo a “la defensa del pueblo” a través de la organización de cordones industriales, la formación de cuadros paramilitares y la infiltración que realizaran en algunas unidades castrenses, atentando todas ellas contra la existencia misma de las Fuerzas Armadas, como lo es el monopolio de la fuerza y prescindencia de ideas políticas como medida que garantiza el profesionalismo de las mismas. Desde la perspectiva del MIR era necesario un acercamiento con las Fuerzas Armadas a fin de obtener un apoyo de ésta en el proceso revolucionario. En este sentido el MIR proponía democratizar las Fuerzas a fin de “...terminar con las discriminaciones que aún persisten en ellas, como la restricción de los derechos ciudadanos de los suboficiales, clases y soldados...(en este mismo sentido el MIR estimaba necesario)...resolver los problemas de ingreso de los miembros de las Fuerzas Armadas, especialmente de los suboficiales, clases y soldados, a costa de las ganancias de las clases patronales” EN: Revista Chile Hoy nº 59 semana del 27 de julio al 2 de agosto de 1973 Pág 29. Entrevista a Miguel Enríquez, Secretario General del MIR. La intención del MIR de quebrar a las Fuerzas Armadas a través de un “discurso” clasista que buscaba crear una brecha entre la oficialidad y la suboficialidad fue otro aspecto que no dejó de molestar a los uniformados. 371 La Fuerza Aérea más que preocuparse de elaborar un acabado discurso que justificara el sometimiento de esta arma al gobierno, debido a la ausencia de manifestaciones masivas de descontento, se abocó a la tarea de profundizar su plan de desarrollo profesional, generando ello dificultades con el Ejército. Al respecto el general Carlos Prats nos aporta “algunas luces” en torno a estas disputas, señalando los sobresueldos o asignaciones por desempeño riesgoso, los programas de desarrollo científico del Ejército vinculados a la Comisión Chilena de Energía Nuclear y la estructuración de la aviación militar, como los aspectos en los que parece haber versado estas diferencias. Al respecto VER: Prats; Carlos. Op cit. Págs. 207, 213, 243, 256, 265 y 268. 372 Desde este punto de vista es sostenible señalar que la preocupación por el triunfo de la UP en Carabineros era velada. La coyuntura creada tras el triunfo de la izquierda dificultaba la misión institucional de garantizar el orden público, por lo que la principal expresión de esta preocupación fue exigir una mejor infraestructura policial que garantizara un adecuado trabajo. En este sentido en 1971 se llevó a cabo una reestructuración territorial en Carabineros que buscó responder eficientemente a esta nueva realidad. En este mismo sentido cabe mencionar la adquisición de material disuasivo para el Grupo Móvil. 373 El Presidente Salvador Allende cometió el grave error de menospreciar la seguridad que brindaba Carabineros a los Jefes de Estado. La formación de los GAP fue un aspecto que despertó las primeras animosidades con el gobierno de la izquierda. La UP no tuvo con Carabineros la actitud cuidadosa que expresó con las FFAA. Hacia este período la institución policial no era considerado como una rama de las instituciones de defensa, y además existía la visión de que era una institución funcional a cualquier gobierno, por su dependencia con el Ministerio del Interior, por lo que no era necesario realizar mayores concesiones. ENTREVISTA Coronel Lionel Acuña F. 01/10/97.-

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actitud aparentemente no cuestionadora de los cambios de administración gubernamental.374 Como se desprende de lo anterior, el acceso de la UP al gobierno generó en las Fuerzas Armadas un malestar que fue canalizado por sus respectivos Comandos en Jefes a partir de una actitud defensiva hacia las nuevas autoridades. Es decir, el sometimiento que logró el general Prats en el Ejército, el almirante Montero en la Armada, y con menor intensidad, el general Ruiz en la FACH y el general José Sepúlveda Galindo en Carabineros, se obtuvo mediante un compromiso de los nuevos mandos con sus subalternos. El detalle de este compromiso forma parte de las líneas orientadoras con las que se llevaron acabo las relaciones con la UP.375 En relación a las directrices que inspiraron las relaciones Fuerzas Armadas-gobierno, tendríamos que señalar que éstas versaron en una exigente política presupuestaría que buscó asegurar el buen funcionamiento de las instituciones de la defensa, así como también, en una mayor independencia en la administración institucional.376 En relación al carácter más diligente que adoptaron los Comandantes en Jefes ante el gobierno, es sostenible señalar que esta estrategia respondió a una postura defensiva de las Fuerzas Armadas que buscó garantizar su existencia y la protección del Estado ante cualquier intento de destrucción de las mismas por parte del marxismo. Consecuente con esta visión, se pidió un aumento en el gasto en defensa y una mayor libertad de los jefes militares en lo que se refiere a la administración de sus respectivas instituciones.377 La independencia que gozaron los Comandante en Jefe Institucionales en relación a la administración de sus respectivas armas, obedeció también al mismo temor de una eventual destrucción de las Fuerzas Armadas bajo un gobierno de izquierda. En este sentido resultaba vital para los uniformados manejar sus instituciones con criterios profesionales y no políticos, no importando si éstos eran coincidentes con la clase política.378 Al respecto, innumerables son los episodios a partir de los cuales las respectivas jefaturas militares hicieron uso de esta independencia administrativa. Con el fin de ilustrar los casos más notables en esta materia, podemos mencionar por ejemplo la negativa actitud del general Prats por incluir en nómina de retiros a los oficiales anti-UP y la misma actitud que demostró el almirante Montero al no

374 Esta visión utilitarista y funcional de Carabineros que tuvo la UP no le permitió visualizar a tiempo la existencia de inquietudes en las filas. Por otro lado, la tendencia a ver a Carabineros como una institución poco relevante ante un eventual golpe de estado fue otro elemento que jugó en su contra. ENTREVISTA General Arturo Yovane Z. 24/11/95.- 375 En efecto si analizamos las medidas adoptadas por cada una de las armas en relación al gobierno de la UP es factible concluir que todas ellas se expresaron en una exigente política presupuestaría que asegurara su existencia o desempeño institucional. 376 La relación de estas medidas con el presupuesto de las Fuerzas Armadas y las adquisiciones de material de guerra determinan en gran parte el celo de los uniformados a entregar este tipo de información. Desde este punto de vista la exposición de estas ideas será de orden más general, debido a que no nos fue posible acceder a la información de cómo cada rama de las Fuerzas Armadas llevó a cabo esta política. 377 Desde este punto de vista el sometimiento que obtuvo la UP estuvo condicionado por los militares, quienes veían en la coalición de gobierno a un potencial enemigo con el que tarde o temprano se iban a enfrentar y para lo cual debían estar preparados. 378 En este sentido el Ejército rescató el ejemplo del general Schneider quien siempre se apegó a los criterios profesionales no importando si éstos acomodaban o no al gobierno. A partir de este distanciamiento se pretendía ser consecuente con los intereses corporativos de la institución, que tanto critico el “viauxismo” a fines de los sesenta.

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expulsar de sus filas al contralmirante José Toribio Merino por delitos de sedición. 379 En materia presupuestaria iniciado el gobierno de la UP, cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas, a través de los Estados Mayores institucionales y el Ministerio de Defensa, expusieron ante las nuevas autoridades sus respectivos planes orgánicos con el fin de acrecentar la capacidad operativa a través de un complejo programa de adquisiciones. La tarea que cumplieron los respectivos Estado Mayores institucionales fue relevante durante este proceso. El carácter eminentemente planificador de este organismo permitió a las Fuerzas Armadas presentar sus aspiraciones al Consejo Superior de Seguridad Nacional (CONSUSENA) en el mes de abril de 1971. La factibilidad económica de los respectivos planes reguladores de la orgánica institucional, fueron estudiados por una comisión interministerial quienes dieron una respuesta satisfactoria a las demandas de los uniformados en julio del mencionado año, a pesar que ella no pudo ser materializada en su totalidad debido a la crisis económica en la que terminó el gobierno de la UP.380 La preocupación que manifestó la UP por atender las necesidades de los uniformados quedó expresada en un aumento sustantivo del presupuesto de defensa. En efecto, bajo el gobierno de Eduardo Frei el porcentaje del presupuesto nacional destinado al gasto militar cayó al 5,3%; sin embargo, durante el gobierno de Allende éste aumentó al 9,2%.381 Para el caso específico del Ejército, institución de la que se poseen datos confiables, y que nos permiten extrapolar en sus líneas centrales las aspiraciones de las restantes ramas de la defensa nacional, tendríamos que señalar que éstas buscaban “...acrecentar la capacidad operativa de la institución durante el período 1971-1976, dotándola de un equipamiento moderno...y un significativo aumento de los cuadros oficiales y suboficiales y un incremento anual de la conscripción, así como la expansión de la red de infraestructura militar...y social de la institución”382 Es decir, se buscaba alcanzar un desarrollo global de la institución luego de años de abandono. La actitud defensiva con que los uniformados reaccionaron ante el gobierno de la UP, vino a condicionar la postura que adoptó la civilidad, representada por el gobierno de turno, ante las Fuerzas Armadas. En efecto, el respaldo popular de que gozó Salvador Allende y la UP al iniciar su gestión no alcanzaba a constituir mayoría nacional, por lo que el gobierno de la izquierda quedó supeditado a acuerdos con otros partidos y a concesiones a grupos de presión. En este último sentido las Fuerzas Armadas se constituyeron en una de las piezas claves a partir de las cuales la UP pretendió materializar su programa de gobierno. La neutralidad y más tarde el apoyo del aparato militar del Estado a las

379 Detalles acerca de estos hechos en Prats; Carlos. Op cit. Huerta; Ismael. Op cit. Entre los oficiales de Ejército más cuestionados por la UP figuraron el general Alfredo Canales, el coronel Alberto Labbé, el comandante Felipe Geiger, entre otros. 380 Es natural que al iniciarse un nuevo gobierno las Fuerzas Armadas expongan ante las autoridades sus aspiraciones. Lo que no era normal en este período era que el gobierno estuviera dispuesto a aprobar en su totalidad las demandas militares. En realidad, como lo veremos más adelante, la UP no tenía otra salida que diseñar una política castrense acorde a los intereses de los uniformados. 381 Valenzuela; Arturo. El quiebre de la democracia en chile. FLACSO, 1989. Pág. 78. 382 Prats; Carlos. Op cit. Pág 205. Por infraestructura social los uniformados entienden casinos, viviendas fiscales, lugares de recreación veraniega, establecimientos asistenciales. Por infraestructura militar se entiende cuarteles, instalaciones y polvorines.

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políticas de la izquierda, fueron la base a partir de la cual la UP conformó una política militar que vino a alterar las tradicionales pautas de relaciones civil-militares. b) Relaciones Unidad Popular y Fuerzas Armadas. Si para un importante sector de la civilidad no fue fácil aceptar el triunfo de la UP y frente a sus temores antepusieron la firma de “garantías” para validar el triunfo de Salvador Allende, para las Fuerzas Armadas tampoco fue una situación que resultó fácil de entender y aceptar. Si bien es cierto que éstas a través del EMDN habían sido capaces de anticipar el triunfo de la coalición de izquierda,383 y contaron con el tiempo suficiente de reacción si hubiesen determinado impedir su acceso al poder, la actitud legalista de gravitantes sectores de ellas determinaron que la propuesta sediciosa no lograra identificar a la totalidad de las instituciones de defensa, apareciendo como una alternativa más bien marginal que no logró arrastrar a la totalidad del alto mando de las Fuerzas Armadas. La izquierda, conocedora en parte de las aprensiones que guardaba el mundo castrense hacia su gobierno, buscó disipar las dudas a través de variadas entrevistas con miembros de las instituciones de la defensa nacional. A través de un sector de la oficialidad en retiro cercano a la coalición, se produjeron los enlaces con los que Salvador Allende pudo conocer de cerca la realidad de las Fuerzas Armadas, intentado de paso hacer entender a los militares que su gobierno no atentaría contra el desarrollo profesional de las mismas.384 Detrás de todos estos encuentros subsistió un discurso legalista por parte de la UP, que buscó directamente tranquilizar a las Fuerzas Armadas e indirectamente debilitar las voces que pedían un levantamiento militar para impedir su acceso al gobierno.385 El interés de la izquierda por tranquilizar a las Fuerzas Armadas se explica a partir de que la materialización de las transformaciones estructurales del programa de la UP, pasaba por el sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil. En este sentido la administración de Salvador Allende debía evitar una contraposición con ellas, así como también, no alimentar revanchismos internos que pusieran en peligro el proceso político. 386 Con este fin el gobierno de la izquierda elaboró una coherente política militar que eludió la confrontación directa con los sectores medios, predominantes dentro de los cuarteles, así como 383 Nos referimos a los estudios electorales realizados por el EMDN bajo la dirección del general Prats, que fueron conocidos por el gobierno de Frei nueve meses antes de la elección. Mayores antecedentes acerca de estos estudios EN: Prats; Carlos. Op cit. Págs 139-141. 384 A través de oficiales en retiro de la FACH y del Ejército, Allende pudo tomar contacto con oficiales de las Fuerzas Armadas. En ellas participaba por la UP el Presidente electo, Jaime Tohá, Luis Corvalán, Volodia Teitelboim, Luis Guastavino y Osvaldo Puccio y dos oficiales generales de una de las ramas de las Fuerzas Armadas. 385 Recuérdese las innumerables presiones que se ejercieron sobre las Fuerzas Armadas para arrastrarlas a una intervención militar en el período pre-electoral y post-electoral de 1970 que fueron expuestas en el capítulo cuarto de este trabajo. Una visión sintetizada de este fenómeno EN: Prats Carlos. Op cit. Págs. 165-184. 386 El interés que demostró la UP hacia las Fuerzas Armadas se hizo expreso a través de la intención de querer responder eficientemente a las demandas de los uniformados. Este fenómeno positivo para las Fuerzas Armadas originó, sin embargo, una competencia entre las instituciones de defensa por querer acaparar una mayor atención por parte de la clase política, que no fue explotada por la UP.

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también, con la estructura legal del Estado, en la que descansaba la sobordinación del aparato militar. En efecto, la vía pacífica al socialismo que proponía Salvador Allende pasaba por la no destrucción del modelo entonces vigente, lo que incluía a las Fuerzas Armadas como aparato coercitivo del Estado. El carácter no rupturista del programa de la izquierda se explica fundamentalmente por la ausencia de controles populares para realizar las transformaciones que incluía el proyecto de la UP, las que se realizarían utilizando el marco legal entonces vigente, y en este sentido, con el respaldo disuasivo del aparato militar del Estado, que permitiesen crear paulatinamente el poder popular que provocaría los cambios radicales en una etapa posterior.387 Ambas realidades, la coyuntural pre-eleccionaria y la ausencia de controles populares, configuraron la política militar de la UP. En sus líneas centrales, las directrices que adoptó la izquierda para relacionarse con los militares versó en estos dos aspectos. En primer lugar, la UP buscó eliminar en las Fuerzas Armadas el temor de una eventual destrucción de éstas por el gobierno de la izquierda y alejarlas de esta forma de cualquier proyecto sedicioso. Para ello se esforzó por garantizar el desarrollo profesional de dichas instituciones. En este sentido, el gobierno debió respetar la jerarquía militar para efectos de ascensos y nombramientos institucionales, así como también, garantizar el equipamiento profesional de las mismas. En relación al respeto de la jerarquía militar, el gobierno de la UP realizó un primer gesto que buscó aquietar los ánimos castrenses nominando como jefes institucionales a las líneas de mando que seguían a las salientes. El pensamiento político personal de estos uniformados estaba cercano a la oposición tanto DC como de derecha, pero en ningún caso, cercanos a la UP; sin embargo, su formación profesional y apego a las normas constitucionales garantizaban al Presidente una conducción coherente con la normativa vigente.388 Con el fin de reforzar la conducta profesional de estos jefes militares y evitar posibles acusaciones de intervencionismo por parte de la oposición, Allende se comprometió a no intervenir en los nombramientos y retiros del personal de las instituciones militares, con la condición de garantizar el mantenimiento de la línea profesional en ellas. En este sentido, la UP buscó hacer realidad una de las demandas más sentidas de los uniformados, y que se vinculaba a la visión “servil”

387 En otras palabras, el hecho de que UP no lograra constituirse en mayoría nacional, carecía de un respaldo necesario y suficiente para realizar los cambios que contemplaba su programa de gobierno. Desde este punto vista, la estrategia de la izquierda debió haber consistido en introducir tales transformaciones gradual y cuidadosamente. Sin pasar a llevar la legalidad vigente, respetando aquellas instituciones que formaban parte de ella, a fin de crear las condiciones que permitieran el surgimiento del “poder popular” con el cual pasar a una etapa superior en la construcción del socialismo. EN Garcés; Joan. Op cit. Págs. 169-170. 388 Según los oficiales entrevistados ninguno de los cuatro generales que desempeñaron sus funciones como jefes institucionales bajo el gobierno de la UP era de izquierda. El General Carlos Prats era más bien un hombre de derecha que votó por Alessandri en la elección presidencial de 1970, El almirante Montero estaba más bien cercano ideas de centro representadas por el sector conservador de la DC, El general César Ruiz y el general José Sepúlveda igualmente se sentían representado por ideas de centro vinculadas a la DC.

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de los jefes militares, que el movimiento de la oficialidad joven a través de Viaux denunció en 1969.389 Otro tema sensible en lo que a profesionalismo castrense se refiere se relacionaba con el equipamiento militar. En este sentido el gobierno la UP realizó esfuerzos por responder a esta problemática y eliminar cualquier sospecha de debilitamiento del aparato militar del Estado para su posterior apropiación. Sin embargo, la crisis económica que comenzó afectar al país a mediados de 1972 y las amenazas de cierre del suministro de pertrechos militares por parte de los EE.UU, llevaron al gobierno a ofrecer a las Fuerzas Armadas la alternativa de comprar armamento en Europa occidental y oriental, registrando este hecho resistencia al interior de los cuarteles.390 En materia de equipamiento debemos mencionar también los proyectos de aumento de la conscripción militar y las mejorías en infraestructura social, como viviendas, casinos y establecimientos asistenciales, que no se alcanzaron a concluir.391 El respeto del profesionalismo castrense que formaba parte de la política militar de la UP, se complementaba con una marginación de éstas de aquellas áreas de decisión eminentemente política, así como también, por evitar un enfrentamiento directo con los sectores medios, de los cuales provenía el grueso de la oficialidad.392 389 Los cargos de Comandante en Jefe de alguna rama de las Fuerzas Armadas o de General Director, eran nombramientos de confianza del Presidente de la República, por lo que un descabezamiento del alto mando para nombrar al oficial que el Presidente necesitaba era una realidad probable. Esta situación molestaba a los uniformados, quienes luego de casi cuarenta años de carrera profesional se veían privados de ocupar el cargo de dirigir su institución por razones subjetivas. En este mismo sentido, la oficialidad se sentía incómoda con la participación de la clase política en los ascensos y retiros del personal de las Fuerzas Armadas. En efecto, anualmente el Comandante en Jefe y el Ministro de Defensa debían concurrir a la Comisión de Defensa del Senado con la lista de oficiales acordada por la Junta Calificadora, para que los congresistas la confirmaran, siendo habitual que algunos uniformados fueran objetados por los políticos, sin una razón de orden profesional que justificara la medida. A partir de esta realidad fue común que muchos uniformados que aspiraban a los altos cargos se congraciaran con políticos a fin de obtener su apoyo en los momentos decisivos. 390 Dentro del boicot norteamericano contra el gobierno de Allende las Fuerzas Armadas no estuvieron ausentes. Con el fin de introducir animosidades entre los militares y el gobierno de la UP, EEUU no aceptó la inclusión de las deudas militares en la renegociación de la Deuda Externa del año 72. En efecto, las Fuerzas Armadas chilenas adeudaban cuotas provenientes de créditos del Foreing Military Sales. La estrategia del gobierno norteamericano consistió en inducir a Allende a ofrecer a los uniformados un cambio de dependencia en lo que a pertrechos se refiere, conociendo éste de antemano las resistencias que originaría esta propuesta en los cuarteles. En las citadas “Memorias” del general Prats éste señala que las Fuerzas Armadas terminaron rechazando esta proposición apelando a que el mercado europeo no garantizaba el suministro de repuestos y municiones, existiendo detrás de ella temores de orden ideológico de pasar a depender de la órbita socialista. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 218, 250, 265 y 267. 391 Así lo apunta el general Carlos Prats en sus “Memorias” cuando señala que “...los estudios realizados por los ministerios de Interior, Economía, Hacienda y Defensa, resolvían satisfactoriamente las aspiraciones institucionales, especialmente las del Ejército... (que comprendían un exigente plan regulador) destinado a acrecentar la capacidad operativa del Ejército...(que pasaba) por una significativo aumento de los cuadros oficiales y suboficiales y un incremento anual de la conscripción.” La expansión de Famae, la construcción el complejo químico de Talagante y el desarrollo del proyecto de energía nuclear a través del parque “lo Aguirre”, también son rescatados por Prats como importantes avances. Desde el punto de vista social la misma fuente rescata la construcción del Hospital Militar, la construcción de la primera población fiscal para oficiales en Colón con Tomás Moro. 392 Un interesante estudio de reclutamiento social de la oficialidad es la que realizó el sociólogo Norteamericano Roy Allen Hansen en 1967. Según éste la composición social de las Fuerzas Armadas chilenas es de clase media. En una entrevista a 37 Generales retirados entre 1952 y 1964, Hansen pudo establecer que el 20% de los padres de tales oficiales eran comerciantes o empresarios, un 26% profesionales o gerentes, otro 26% oficiales militares, un 20% agricultores y un 9% empleados de oficina. Junto a ello Hansen indagó en el parentesco de dichos oficiales una vez casados y pudo establecer que el patrón social se mantenía, al establecer éstos vínculos con familias de clase media y alta provinciana. EN: North; Liisa. Op cit. Págs. 68-69. En este sentido interesante resultan los estudios que revelan la existencia de endogamia en las Fuerzas Armadas. En la llamada “familia militar” es posible encontrar apellidos que se repiten, tales como, Ewing, Cheyre, Izurieta, entre otros. Con el fin e profundizar en este aspecto VER: Diario El Mercurio. 25/06/00 Cuerpo D. Según investigaciones posteriores, el estudio de Hansen formó parte del Proyecto Camelot que consistió en

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En relación al primer aspecto, el gobierno de Salvador Allende apelaba a la intervención militar en el conflicto político, sólo cuando las circunstancias pusieran en peligro la estabilidad del gobierno legalmente constituido. El hecho de que bajo su gobierno se registraran importantes convulsiones sociales, explica en parte la visión utilitarista con que se asocia la política militar de la UP. En este sentido tendríamos que precisar que el apoliticismo de los militares fue vulnerado por la difícil coyuntura político-social que caracterizó al gobierno de Salvador Allende. En el período 72-73 los uniformados debieron intervenir en reiteradas oportunidades en el campo político como mediadores de huelgas o como Ministros de Estado. Esta situación generó resistencias en las filas institucionales, al aparecer las Fuerzas Armadas colaborando con un gobierno alejado de sus cosmovisiones militares.393 Por otro lado, los sectores medios no formaban parte de la reestructuración socio-económica que buscaba llevar acabo la UP. La incorporación de éstos al conflicto político en 1972 se debió en gran medida a coyunturas que escapaban del programa de la UP y que en definitiva crearon el ambiente propicio para el resurgimiento del golpismo al interior de los cuarteles.394 El segundo aspecto que formó parte de la política militar de la UP, se vinculaba más bien a una estrategia indirecta que buscaba identificar paulatinamente a los uniformados con el gobierno. Para la izquierda resultaba fundamental contar con el apoyo, aunque sea parcial, de las Fuerzas Armadas. Existía conciencia en el gobierno de que iba a llegar un momento de definiciones en el que la sociedad debía decidir si profundizar en las transformaciones impulsadas por la UP o prefería mantener el modelo entonces vigente. Ante esta eminentemente pugna, la UP necesitaba contar con apoyo de un aparato militar, que provendría desde una parte de las Fuerzas Armadas y desde grupos paramilitares de izquierda.395 Con el fin de que este objetivo no apareciera evidente y entorpeciera la marginación política de las Fuerzas Armadas que formaba parte del primer aspecto de la política militar de la UP, el Presidente Allende buscó incorporar a su gobierno a la oficialidad a través de cargos públicos en el área social, a fin de que éstos conocieran en profundidad los alcances equitativos de su programa de gobierno y terminaran identificándose con las iniciativas del ejecutivo.396 Esta estrategia que buscó crear un sustento pro-UP dentro de las Fuerzas Armadas estuvo vigente durante todo el gobierno de Salvador Allende. A pesar de que no se tienen datos exactos del número de oficiales que formaron parte de estudiar toda la sociedad de un país para deducir su capacidad política revolucionaria, calcular su instinto de agresión social y medir sus fuerzas de represión. Detalles de este proyecto EN: Uribe; Armando. Op cit. Pág. 32. 393 Una detallada exposición de las repetidas oportunidades en que fueron llamados a ocupar cargos de gobierno o mediadores y la resistencia que se generó en las filas EN: Prats; Carlos. Op cit. Págs. 246-403. Huerta; Ismael. Op cit Tomo II. Págs. 30-106. 394 Allende siempre evitó enfrentarse directamente con la clase media. Su objetivo político mediato fueron los grandes capitales representados por las transnacionales. La incorporación de los grupos medios al conflicto fue gradual y comenzó a ser evidente tras la ruptura con la DC a mediados de 1971 y el desabastecimiento que se comenzó a registrar hacia el año 72. La familiaridad de la oficialidad con este sector social fortaleció la alternativa sediciosa al interior de los cuarteles. 395 Desde este punto de vista, la estrategia de la UP de crear poder popular para propiciar las transformaciones profundas, también se hizo extensiva a las Fuerzas Armadas. EN: Garcés; Joan. Op cit. Pág. 172. 396 Fue habitual que durante el gobierno de la UP oficiales generales fueran requeridos por el gobierno para ocupar cargos en donde tomaran contacto con la población y conocieran en terreno las transformaciones que la UP propiciaba. La presencia de uniformados como directores o consejeros en las empresas o instituciones del área social fue preferentemente ocupada por generales del Ejército y la FACH.

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esta estrategia, sí se sabe que la mayoría de ellos formaron parte de la oficialidad de alta graduación que no demostró, salvo contadas excepciones, una identificación con el proyecto de la izquierda el 11 de septiembre.397 Si bien es cierto que no forma parte de los objetivos de este trabajo hacer una evaluación de la política militar de la UP, creemos conveniente hacer unas reflexiones en torno a esta problemática que nos permitan comprender el comportamiento de las Fuerzas Armadas bajo el gobierno de Salvador Allende. En primer lugar tendríamos que partir señalando que la izquierda no estaba en condiciones de seguir aplicando la política de marginación y empobrecimiento que las sucesivas administraciones, con altos y bajos, venían aplicando desde 1932. El proyecto de gobierno de la UP necesitaba de la neutralidad del aparato militar expresada en un sometimiento de ellas a las normas constitucionales. Sólo con unas Fuerzas Armadas funcionales al orden político-constitucional vigente, la izquierda podría acallar los llamados a la intervención militar provenientes de un sector de la civilidad, así como también, lograría materializar sus propuestas con la ayuda del poder disuasivo que representan las instituciones de la defensa. La dependencia de la UP hacia las Fuerzas Armadas nos permite explicarnos la existencia de una política militar acorde a los intereses de los uniformados. En efecto, si comparamos las demandas provenientes desde los cuarteles con las políticas de defensa de la UP podemos notar la simetría entre ellas, a pesar de que la bancarrota en la terminó el gobierno de la UP no permitió materializar muchos proyectos. A partir de lo anterior es factible sostener que la desfavorable coyuntura en la que asumió el gobierno Salvador Allende, determinó que su gestión tuviera que incorporar a las Fuerzas Armadas como uno de los sustentos o plataforma de apoyo de su programa de gobierno. Este fenómeno se tradujo en una modificación de las tradicionales pautas de relación civil-militar que formalizaron sentidas aspiraciones del mundo castrense.398 Si bien es cierto que la política militar de la UP, en sus líneas formales, no hacía más que reafirmar el sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil, en la práctica formalizaba demandas corporativas surgidas a la luz de los procesos modernizadores que venían afectando a las instituciones de la defensa desde la década del sesenta. En efecto, la figura de un Comandante en Jefe preocupado de las demandas institucionales y con fuerza para hacer sentir estas necesidades al interior del gobierno, era una de las aspiraciones que el movimiento de la oficialidad joven, a través de Viaux, habían exigido en los años sesenta. Esta

397 He aquí uno de los vacíos de la estrategia militar de la UP. La oficialidad de graduación media y baja no fue considerada en este “reclutamiento” que realizó el gobierno de izquierda. De este estamento provino el malestar que condujo a las Fuerzas Armadas al movimiento militar de Septiembre de 1973. La oficialidad que participó de estos programas no demostró un arraigado sentimiento por el proyecto de la UP. Sólo contadas excepciones en la FACH, Carabineros, Ejército y en menor medida en la Armada, respondieron a esta estrategia. 398 Las relación civil-militar vigente hasta 1970 se basaba en un sometimiento mecánico de las Fuerzas Armadas al poder civil, sin existir de parte de éstos una política que integrara a las instituciones castrenses al desarrollo nacional. Por otro lado la frustrada experiencia intervencionista de los militares en años veinte y las divisiones que surgieron en el seno de las Fuerzas Armadas atentaron contra su supervivencia, lo que determinó su alejamiento de la arena política. Desde esta perspectiva no existía relación civil-militar, sino sólo una política de enclaustramiento por parte de los militares y de desprecio por parte de la civilidad. Este modelo que había funcionado con altos y bajos hasta 1970 fue modificado por la UP al propiciar una incorporación de las Fuerzas Armadas al desarrollo del país y aumentar el gasto en Defensa.

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característica de jefe militar se comenzó a visualizar, por lo menos en el Ejército, a partir de la dirección que ejerciera el general René Schneider, transformándose en una realidad en las restantes instituciones castrenses al iniciarse el gobierno de Salvador Allende.399 En este sentido tendríamos que añadir que el carácter diligente que comenzó a adquirir la dirección de las instituciones castrenses, estuvo acompañada de una nueva interpretación del sometimiento que las Fuerzas Armadas venían expresando al poder civil desde 1932. En efecto, a partir de la administración del general Schneider es posible visualizar un sometimiento a las leyes vigentes pero no a los intereses del gobierno, lo que es coincidente con el carácter más resuelto del jefe militar en exigir mejoras profesionales a la clase política. Estas dos grandes transformaciones que sufrió el modelo de relación civil-militar a partir de 1970, se profundizaron cuando Salvador Allende asumió el gobierno otorgando mayor independencia a los jefes militares en la administración de sus instituciones. De esta manera se hizo realidad otra de las grandes demandas de los uniformados y que se relacionaba con la excesiva injerencia de la clase política en los ascensos y retiros de los uniformados. A partir de esta modificación, ya no fue necesario que los uniformados que aspiraran a un ascenso tuvieran que congraciarse con altos dirigentes del gobierno y de la Comisión de Defensa del Senado para lograr sus aspiraciones. Bastaba con ser un militar profesionalmente brillante para llegar a los cargos más altos de la carrera de las armas.400 La necesidad de las Fuerzas Armadas de introducir estos cambios obedecía a razones profesionales que arrancaban de la modernización institucional que las venía afectando desde la Guerra Fría. En efecto, las nociones de seguridad hemisférica en boga desde fines de los cuarenta, la cooperación material y de adiestramiento que realizaron las Fuerzas Armadas norteamericanas en los años cincuenta y sesenta, se expresaron en la necesidad de reactualizar el patrón de relaciones civil-militar creando uno más acorde a la nueva realidad que estaban viviendo los uniformados.401 Las demandas que hasta los años sesenta habían hecho pública los uniformados a través de diversos movimientos, trataron de materializarse bajo el gobierno de la UP. En efecto, bajo dicha administración a los uniformados se les aprobó proyectos que cubrían sentidas necesidades profesionales básicas, ejerciendo además una cierta independencia en lo que administración institucional se refiere y en sus relaciones con el gobierno.

399 Como lo apuntáramos en los párrafos de más arriba, los militares anhelaban la figura de un jefe militar independiente del poder político. Esta concepción continuó evolucionando hasta llegar a modernas concepciones sintetizadas en la inamovilidad de los altos cargos castrenses. 400 En este sentido un buen ejemplo lo constituyó la insistencia que siempre demostró el general Prats para lograr que la Comisión de Defensa el Senado aprobara la totalidad de la nómina de ascensos de oficiales por él propuesta. En este sentido Prats anota en sus Memorias las diligencias que debió realizar para lograr el ascenso a general de Hermán Brady. 401 El rol protagónico del Comandante en Jefe pasaba por entablar un diálogo con el poder civil. Era necesario que éste conociera las demandas de los uniformados y dentro de las posibilidades las satisfaciera. Otro elemento que modificó las pautas vigentes fue la mayor participación de las Fuerzas Armadas en las tareas del Estado, produciéndose en este punto una similitud, al menos formal, con la UP, quien necesitaba incorporar a los uniformados en su proyecto.

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Estas necesidades cubiertas por la UP, abrieron paso a otras, que surgieron bajo el nuevo esquema de relaciones civil-militar y en una coyuntura político-social diferente. En este sentido el agitado contexto político que caracterizó el último año del gobierno de la UP posibilitó una participación más activa de los uniformados como mediadores o garantizadores del proceso político, abriéndose de esta forma la deliberación entre la oficialidad que desempeñó tales cargos, así como también, en la oficialidad media y baja que interpretaba la acción de sus mandos como un compromiso con el “gobierno marxista”.402 Esta nueva realidad hizo emerger demandas que se encontraban latentes al interior de las Fuerzas Armadas, tales como, un rol más decisivo en las tareas del Estado, que fue decantando a una abierta intervención militar en el campo político en el año 1973. Si bien es cierto que el carácter intervencionista de las Fuerzas Armadas chilenas es antiguo, es posible señalar que desde que ellas adhieren a los criterios de seguridad nacional existen argumentos teóricos coherentes a partir de los cuales se comenzaron a sustentar dichas intervenciones. En este sentido, la crisis de Estado que comenzó afectar a Chile bajo el gobierno de Salvador Allende, se constituyó en una validación de los supuestos teóricos de seguridad interna a los que las Fuerzas Armadas habían asumido. En este último término, decisiva resultó ser la presión que ejerció la oficialidad media y baja en arrastrar a sus jefes a la intervención militar. Este estamento se constituyó en uno de los sustentos de la fórmula “putschista” que triunfó el 11 de septiembre. En efecto, este grupo de oficiales estaba conformado mayoritariamente por uniformados provenientes de sectores medios, que en el transcurso del gobierno de la UP fueron adoptando una postura cada vez más crítica a la gestión de la izquierda, llegando a “golpear las puertas de los cuarteles” y exigir una intervención militar a sus parientes uniformados.403 Desde este estamento conviene adentrarnos en el estudio del frustrado conato que protagonizó el Comandante Roberto Souper el 29 de junio de 1973, pues es un buen ejemplo a partir del cual graficaremos la participación de la oficialidad media y baja en la gestación del movimiento militar de septiembre. c) El Complot del 29 de Junio. A pesar de que el acceso de la UP al gobierno generó malestar al interior de las instituciones de la defensa, éste fue bien conducido por el gobierno y los respectivos jefes castrenses a fin de evitar una intervención militar. La aparición de 402 El asedio del cual fue objeto el general Prats en el Ejército y el almirante Montero en la Armada, provino de la oficialidad media quien interpretaba como una actitud “entreguista” o abiertamente marxista la postura de tales oficiales. En este sentido podemos mencionar la “rebeldía” que expresaron los coroneles Labbé y Geigger con el general Prats, así como también la manifestación de las esposas de oficiales de Ejército frente a la residencia del Comandante en Jefe el 21 de agosto de 1973, y en la que no estuvieron ausentes algunos oficiales en servicio activo, como los mayores Claudio Lobos y Francisco Ramírez. En relación al asedio que afectó al almirante Montero decidor resulta el estudio que realizó la oficialidad de graduación media y que circuló profusamente en la Armada criticaba la actitud de los mandos en relación al gobierno, calificándola de irresoluta y poco definida. Mayores antecedentes acerca de esta circular EN: Huerta; Ismael. Op cit. Págs. 61-62. 403 Todos los uniformados que formaron parte de la llamada oficialidad media y baja durante el gobierno de Allende recuerdan que sus parientes permanentemente los incitaban a la intervención. Estos encuentros familiares se transformaban en verdaderos foros políticos que más tarde eran reproducidos por estos uniformados con sus amigos militares en sus respectivas unidades. Fue habitual también que los familiares los contactaran con militantes de partidos y movimientos de oposición, como Patria y Libertad, el Partido Nacional y la Democracia Cristiana, quienes elaboraron un discurso para arrastrar a las Fuerzas Armadas a un pronunciamiento.

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movimientos de carácter conspirativo al interior de las Fuerzas Armadas durante el gobierno de Salvador Allende, no fue inmediata, apareciendo más bien cuando ésta presentó los primeros síntomas de crisis hacia 1972. Entre las razones que podemos enumerar para comprender la ausencia de proyectos sediciosos durante el primer año de gestión de la izquierda, cabe mencionar el impacto que provocó en los uniformados el asesinato del general Schneider a manos de activistas que pretendían desencadenar una intervención militar. Este antecedente, aunque parezca a simple vista débil, generó en el seno de las Fuerzas Armadas una suerte de animadversión hacia cualquier fórmula que las sacara de su rol profesional. El sentimiento de culpa que debió haber embargado a aquellos oficiales comprometidos con la acción militar y los “costos insospechados” que subsisten detrás de una acción, se constituyeron en poderosos silenciadores de las voces pro-golpistas con que algunos grupos civiles trataron de hacer reaccionar a las Fuerzas Armadas.404 En este mismo sentido, la coherente política militar que aplicó la UP en lo que a aspiraciones corporativas se refiere, fue otro obstáculo que debieron sortear aquellos sectores interesados en arrastrar a las Fuerzas Armadas a una intervención militar. En efecto, la materialización de sentidas aspiraciones institucionales bajo el nuevo esquema de relación civil-militar, dejó a los sectores interesados en implementar un movimiento castrense sin espacio de crítica o puntos de quiebre a partir de los cuales ir introduciendo la propuesta sediciosa al interior de los cuarteles.405 Según los informes de la CIA, los primeros contactos con oficiales de las Fuerzas Armadas se lograron concretar en el mes de septiembre de 1971, es decir, a casi un año de gobierno de la UP. Estos enlaces alcanzaron a los tres niveles en que se encuentra dividida la oficialidad, concentrándose preferentemente en los estamentos altos y medios.406 La infiltración a las Fuerzas Armadas que llevó acabo la CIA fue complementada con acciones similares materializadas por las agrupaciones nacionalistas existentes, entre ellas, Patria Libertad, cuya finalidad fue coordinar un movimiento militar en el año 1972. El primer intento de golpe de estado que se planeó bajo el gobierno de Salvador Allende y que respondió a la estrategia antes descrita, debió haber estallado el 25 de marzo de 1972. En este movimiento la participación masiva de personal activo no pudo ser comprobada por las investigaciones judiciales

404 Los oficiales entrevistados para esta investigación y que fueron opositores al gobierno de Allende, reconocen que el asesinato de Schneider generó un profundo malestar en las filas, siendo el Ejército la institución más afectada. 405 A partir de los complot militares que hasta ahora hemos revisado, es sostenible señalar que la participación de militares en fórmulas sediciosas siempre ha sido justificada a partir de demandas “gremiales”. Desde este punto de vista la realidad que vivieron los uniformados bajo el gobierno de la UP impidió que este discurso se constituyera en la “cortina de humo” de los conspiradores. Por otro lado, las razones de seguridad nacional con que los uniformados terminaron justificando su acción militar surgió más tarde, bajo una coyuntura diferente. 406 Ante el llamado a retiro de los oficiales que habían servido de enlace con la CIA para el golpe de octubre de 1970, los agentes norteamericanos debieron reconstituir una nueva red de contactos. VER: Covert Action in Chile 1963-1973, Pág 37. EN: Garcés; Joan. Op cit. Pág. 159. Según información confidencial entre los oficiales que reclutó la CIA más tarde, debemos mencionar al almirante Patricio Carvajal Prado y los generales Washington Carrasco, Herman Brady del Ejército y Francisco Herrera Latoja de la FACH.

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realizadas con posterioridad.407 Sólo fue posible establecer una coordinación entre el mayor (r) Arturo Marshall y algunos ex-uniformados cercanos al general Viaux, quienes dirigidos aparentemente por el general (r) Alberto Green Baquedano pretendieron materializar una acción militar.408 Los ex-uniformados involucrados en esta conspiración, además de tener algunos de ellos un reconocido pasado sedicioso, eran líderes de organizaciones nacionalistas que reunían a ex militares y que realizaban una permanente propaganda antimarxista en los cuarteles que buscaba quebrar la obediencia del mundo militar a las normas legales y obtener un pronunciamiento de éstas. 409 Según los recuerdos de uniformados que giraron cerca de este movimiento militar, el general Alfredo Canales Márquez, que hasta ese entonces se desempeñaba como Director de Instrucción del Ejército, fue uno de los grandes líderes ocultos de esta operación militar. Junto a él, las mismas fuentes recuerdan la participación el teniente-coronel Horacio Toro, Comandante del Regimiento Guías de Concepción y del coronel Felipe Geiger, Comandante del Regimiento Buin.410 Todos estos oficiales activos junto al ya retirado coronel Alberto Labbé fueron la plataforma original que tuvo la CIA y la derecha para iniciar una serie de incursiones abiertamente sediciosas durante 1972. A este grupo de oficiales es importante añadir el sector de uniformados que comenzó a girar en torno a la Democracia Cristiana y que primitivamente se caracterizó por mantener una actitud más cauta y menos evidente en materia de conspiraciones. Este último grupo estuvo liderado por los generales Oscar Bonilla, Sergio Arellano Stark y Héctor Bravo Muñoz.411 La coordinación civil que hubo detrás de estas incursiones conspirativas quedó en evidencia en el segundo “putsch” que conoció la UP en 1972. En efecto, hacia el mes de octubre se puso en marcha el llamado “Plan Septiembre” encabezado por el recién destituido general Alfredo Canales.412 En sus líneas

407 La investigación que llevó acabo el SIM sólo pudo establecer la participación del capitán Bernales, del Batallón Blindado Nº 2. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 266. 408 En sus líneas centrales el plan consistía en capturar el Palacio de Gobierno y asesinar al Presidente Allende y liberar al general Viaux que se encontraba cumpliendo pena en la cárcel. Las operaciones se iniciarían el viernes 24 de marzo, una vez finalizada la “Marcha de la Libertad” en donde Patria y Libertad provocaría desórdenes que dejarían a muchas mujeres heridas y muertas. De esta forma se levantaría una ola de repudio contra el gobierno que justificaría la operación militar. ENTREVISTA Juan Serrano. 04/02/98.- 409 El general Green es el único al que no se le conoce participación conspirativa. Sin embargo, en 1971 era un reconocido líder nacionalista y opositor a la UP a través de la Unión Cívica Democrática. El ex Comandante Marshall mantenía fuertes contactos con Patria y Libertad y a su vez dirigía una organización nacionalista denominada Alianza Nacionalista. Junto a ellos el general Viaux mantenía a un grupo de oficiales leales a su persona que habían fundado el Movimiento Viauxista. ENTREVISTA Capitán Fernando Nieerad. 29/10/96.- 410 ENTREVISTA Capitán Fernando Nieerad. 29/10/96 411 La infiltración y la elaboración de un discurso que arrastrara a las Fuerzas Armadas a actuar fue realizada por los diferentes partidos y movimientos anti UP. El PN tuvo acceso a la Armada, siendo los almirantes Merino, Huidobro y Carvajal los más cercanos, junto a ellos los generales Washington Carrasco y Manuel Torres de la Cruz. Patria y Libertad tuvo acceso más bien a oficiales medios, aunque el general Francisco Herrera de la FACH y el general Javier Palacios del Ejército fueron la excepción. La DC tuvo acceso a un número mayor de oficiales generales, quienes se sentían identificados con la figura del Presidente Frei. Junto a los ya nombrados podemos mencionar a los generales Arturo Yovane de Carabineros, Arturo y Mario Viveros Avila, del Ejército y la FACH respectivamente, Sergio Arellano Stark, Oscar Bonilla y Héctor Bravo Muñoz. EN: Revista Proceso Nº 97, Ciudad de México 1978 Pág 17. 412 El general Alfredo Canales fue el primer oficial general que comenzó a plantear la desobediencia de los uniformados al gobierno. Desde este punto vista fue uno de los oficiales que más problemas originó al general Prats en su gestión. La UP en reiteradas oportunidades solicitó a Prats su retiro, pero éste se negó a cursarlo por que consideraba que no existían razones fundadas para su

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centrales la idea era lograr una masiva movilización social que pusiera en la calle a los diferentes sectores que estaban descontentos con el gobierno, generando con ello una crisis multisectorial que terminara con la renuncia del Presidente.413 Dentro de esta planificación también se esperaba que las Fuerzas Armadas se movilizaran contra el gobierno. Para ello la oficialidad comprometida en la operación militar y los medios de comunicación afines a este objetivo explotaron profusamente el llamado a retiro del general Alfredo Canales, intentando movilizar a raíz de este hecho a los uniformados anti-UP y convencer a los indecisos militares de que la política del gobierno de la izquierda sólo buscaba la destrucción de las Fuerzas Armadas, dejando en sus filas aquellos oficiales leales a las políticas de la UP.414 A pesar del fracaso del Plan Septiembre la oficialidad comprometida en él logró importantes avances luego de las experiencias anteriores. En efecto, la ejecución de ambas conspiraciones permitió a los uniformados comprometidos tomaran contacto entre ellos, cuyo conocimiento fue vital para los planes que se sucederían posteriormente. Por otro lado, la plataforma de militares comprometidos con la sedición creció tras ambos intentos. Las debilidades que manifestó la UP en el manejo de la crisis de octubre, así como también, las primeras manifestaciones de fracaso de la política económica de la UP que se registraron hacia este período, fueron otro elemento que determinó la incorporación de nuevos rostros a la conspiración militar. En este último sentido la incitación de la familia de los oficiales fue decisiva a empujarlos a la intervención. La clase media vio afectado su estándar de vida, la inseguridad y violencia se hicieron cotidianas y los ánimos de querer un gobierno que ordenara al país se hicieron cada vez más intensos. Muchos oficiales recuerdan haber sido increpados por sus parientes y a otros se les arrojó maíz. 415 La contingencia política pre-electoral que vivió nuestro país con posterioridad al Paro de Octubre de 1972, determinó un receso en materia conspirativa, pero una acentuación de la deliberación al interior de las cuarteles. En efecto, el cambio de escenario a través del cual se buscó zanjar la derrota de

expulsión. El hecho que finalmente gatilló su llamado a retiro fue una intriga que ideó para justificar su actitud de rebeldía. Mayores antecedentes acerca de este hecho EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 289. 413 Otro teórico de la sociología es Michel Dobry quien ha estudiado las movilizaciones multisectoriales intentando analizar la lógica propia de las crisis. Este autor señala que dichas movilizaciones se caracterizan, en primer lugar, por cuestionar la legitimidad de los poderes establecidos; en segundo lugar, por tener un ritmo desigual de participación de los diferentes grupos; y en tercer lugar, por que en ella las prácticas tradicionales pierden eficacia, produciéndose una alteración del habitus al reducirse la autonomía de cada campo y erosionarse el funcionamiento de éstos. La pérdida de los antiguos mecanismos regulatorios, otorgan a estos movimientos una sensación de incertidumbre. En el caso que estamos analizando aquí a el movimiento de camioneros se incorporaron lentamente otros gremios, incluso la Corte Suprema declaró que el gobierno era ilegal al no hacer cumplir las sentencias judiciales, cuyas demandas propias se pierden o confunden con otras, produciéndose conjuntamente una irrupción de otros campos y de nuevas tácticas. Veáse: Dobry; Michel: Sociología de las crisis políticas. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. Capítulos III-IV y VII. 414 Una visión interesante de este hecho en las Revistas SEPA, PEC y Patria y Libertad. Las que no olvidaron culpar al general Prats de este hecho iniciando una campaña en su contra que no terminó hasta su renuncia a la institución. La expulsión del general Canales generó malestar en algunos oficiales, quienes a través del general Oscar Bonilla expusieron a Prats la necesidad de especificar el rol del Ejército y “...no sólo velar por el respeto de la Constitución sino hacerla respetar”. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 290. 415 Al respecto los generales Mario Sepúlveda y Ervaldo Rodríguez recuerdan haber encontrado en varias oportunidades puñados de maíz en sus respectivos jardines. En este mismo sentido el capitán de Fragata Hugo Ponce señala que en reuniones familiares fue común tocar temas de contingencia llegándose siempre a la pregunta de si se iba a hacer algo. Un recuerdo similar tiene el coronel de la FACH Pedro Guerrero en el sentido de que la familia y los amigos civiles siempre estaban indicándoles el camino a seguir.

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la UP, a pesar de ser ajeno al mundo militar, incorporó a las Fuerzas Armadas a dicho proceso.416 La participación de las instituciones de la defensa en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, fue requerida por la comunidad civil como una garantía de transparencia de dicho proceso eleccionario. Las Fuerzas Armadas como cuerpos jerarquizados, obedientes, apolíticos y no deliberantes fueron los llamados a sostener la desprestigiada institucionalidad democrática del ´25, cuyo costo fue la formalización de los debates políticos al interior de las unidades militares que profundizaron la indisciplina profesional.417 La derrota que obtuvo la oposición en dichas elecciones al no lograr los dos tercios del Senado, potenció la fórmula golpista para derrocar al gobierno Salvador Allende.418 Bajo este contexto, el 27 de junio debió estallar un tercer intento de golpe de estado, que al igual que los anteriores no se materializó, pero cuyo descubrimiento y acciones posteriores de sus líderes provocaron un impacto a nivel nacional. Antes de pasar a detallar los entretelones del “Tancazo”, como se denominó más tarde a la reacción que tuvieron los líderes del movimiento militar de junio de 1973, creemos conveniente analizar algunas características de Patria y Libertad, que como grupo anti-UP jugó un importante rol en este complot. Como lo señaláramos en el capítulo cuarto, Patria y Libertad surgió primitivamente como movimiento cívico que buscó llamar la atención de los congresistas para que votaran por Alessandri en la elección del Congreso Pleno. El fracaso de esta opción determinó su disolución en octubre de 1970 para reaparecer en escena como Frente Nacionalista el 1º de abril de 1971.419 Según fuentes cercanas al MCPL y más tarde al FNPL, recuerdan que los contactos entre los líderes y la militancia comprometida jamás se perdieron durante estos meses de disolución, sino más bien entraron en una etapa de “sumergimiento” que buscó estudiar la nueva coyuntura que vivió nuestro país. En

416 La cercanía de una próxima elección parlamentaria originó que los esfuerzos por derrotar a la UP cambiaran de escenario. La oposición creía que podía obtener una aplastante victoria en marzo de 1973 que se traduciría en una mayoría parlamentaria que declararía ilegal al Presidente Allende, llamando a nuevas elecciones Presidenciales. De esta forma la salida al gobierno de la UP a través de una intervención militar quedó congelada. Incluso los propios uniformados que desde el retiro venían efectuando la campaña sediciosa, adhirieron a partidos políticos de oposición o se presentaron como candidatos a la elección de Marzo, tal fue el caso del general Canales y el coronel Labbé. 417 Si bien es cierto que las Fuerzas Armadas bajo la institucionalidad entonces vigente cumplían un rol tutelar de la transparencia de los procesos eleccionarios, la crisis político-social desatada tras el Paro de Octubre terminó por romper los lazos de confianza entre los diferentes sectores políticos y en los cuales descansaba la institucionalidad del ´25. Esta situación determinó que las Fuerzas Armadas fueran consideradas como árbitros en esta pugna política. Para la UP, la participación de los militares en el gobierno significaba un respiro luego de meses de paros, huelgas y desórdenes, y por otro lado, para la oposición, las Fuerzas Armadas eran las únicas capaces de garantizar que el gobierno no se aventuraría en acciones fraudulentas para ganar la elección. Los ministros militares fueron el general Carlos Prats en el Ministerio del Interior, el almirante Ismael Huerta en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes y el general de Brigada Aérea Claudio Sepúlveda en el Ministerio de Minería. Los ministros militares estuvieron en estos cargos desde el 02 de noviembre de 1972 hasta el 27 de marzo de 1973. En relación a los debates políticos que se libraron al interior de los cuarteles, es importante anotar que éstos se produjeron a raíz de la resistencia que originó en los uniformados ver a miembros del alto mando comprometidos en funciones gubernamentales. Este hecho venía a confirmar la tesis de la oposición que decía relación con la utilización política que realizaba la UP de las Fuerzas Armadas. 418 En dicha elección la Federación de la UP obtuvo un 43,3% de los votos mientras que la oposición unida en la Confederación Democrática CODE alcanzo un 54,7%. A pesar de que la oposición obtuvo la mayoría en dicha elección, con estos resultados no alcanzaba a los dos tercios en el Senado para inhabilitar al Presidente Allende. 419 Al acto de fundación del Frente Nacionalista Patria y Libertad asistió el general Roberto Viaux, que hasta ese minuto aun no cumplía su pena de cárcel.

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efecto, tras el juramento de Allende como Presidente de la República se generó un desconcierto en la derecha en general. Para el MCPL el Partido Nacional tuvo una actitud demasiado cauta y prudente en este proceso. Por otro lado, las Fuerzas Armadas no reaccionaron ante el nuevo gobierno, y por último, la Democracia Cristiana validó la elección en el Congreso Pleno. Estos antecedentes se constituyeron en la base para que la gente que había fundado el Movimiento Cívico fundara el Frente Nacionalista a fin de boicotear el gobierno de la izquierda. Para Juan Eduardo Hurtado, uno de los fundadores de Patria y Libertad, esta agrupación “...surgió como alternativa a la derecha tradicional, que aun continuaba creyendo en mecanismos legales para derribar al gobierno marxista y a la institucionalidad que lo amparaba. No se daban cuenta que a un gobierno que responde con la fuerza a través de sus organizaciones terroristas se les debe responder de la misma manera...”420 El boicot que se propuso realizar Patria y Libertad no tuvo una orientación definida, sino que toda acción que lograra desprestigiar y destruir al gobierno de la izquierda fue considerada positiva. En este sentido la alternativa de un golpe militar siempre estuvo presente como una salida válida, iniciándose de esta forma un sondeo e infiltración hacia las Fuerzas Armadas.421 Si bien es cierto que Patria y Libertad jamás contó con una estructura o “aparato militar” definido para realizar los contactos con las Fuerzas Armadas, lo cierto es que “...había una orden de hacer llegar a todos los recintos militares y policiales a los que tuviera acceso un militante la revista del Frente Nacionalista. Comentarlo con los uniformados receptivos al discurso anti-UP e invitarlo a colaborar con el Frente Nacionalista a través del “frente invisible”422 En los cálculos de Patria y Libertad, un eventual alzamiento de las Fuerzas Armadas estaría precedido de una violenta guerra civil que se expresaría en una división de las instituciones de la defensa. Para ello, “...era necesario contar con un grupo de civiles preparados paramilitarmente a fin de colaborar con aquellos militares dispuestos a derrocar la UP.”423 420 ENTREVISTA Juan Eduardo Hurtado Larraín. 29/11/95. Otro dirigente de Patria y Libertad añade que durante este período los sectores nazis, que estaban presentes en Patria y Libertad desde la fundación del movimiento, pierden el liderazgo ideológico el que fue asumido por dirigentes Nacional Sindicalistas quienes levantaron el modelo Corporativista de José Antonio Primo de Ribera como proyecto político del Frente. ENTREVISTA Juan Serrano. 04/02/98.- 421 En efecto, Patria y Libertad mas que un grupo nacionalista hay que entenderlo como un grupo anti-UP que buscó por todas las vías derrocar a Allende. Desde este punto de vista las tareas no sólo fueron terroristas sino que también se tradujeron en un trabajo de base. 422 La estructura de Patria y Libertad fue bastante simple. De la Secretaria General Ejecutiva encabezada por Roberto Thieme se desprendían cuatro frentes o áreas de acción. El Adulto, dirigido por Manuel García Ballesteros y María Eugenia Campos. El Femenino, encabezado por María Oliva Monckberg, María de la Luz Zañartu Cerda y Elda Thieme. El Juvenil, dirigido por María Pellegrini, Ernesto Miller y Eduardo Díaz. Y por último el Frente Invisible, dirigido por Patricio Arpa Díaz de Valdés, que tenía por misión reclutar a todas aquellas personas que por diferentes razones no podían aparecer firmando la cartilla de adhesión al Frente y participar públicamente en sus manifestaciones. En este frente participaron militantes del PN, DC, Democracia Radical y Miembros de las FFAA. En relación a la ayudistas que formaron parte del frente invisible Juan Serrano recuerda que en Puente Alto, comuna en que desarrolló parte de su trabajo, la colaboración de personas de partidos de oposición era clave. “Por ejemplo realizábamos junto a la 10 militantes del frente una acción de tomarnos un colegio, pero aparecían muchos más, a los que les estregábamos brazaletes del frente para que apareciéramos como cientos.” En este mismo sentido el teniente Raúl Munizaga y el Capitán Víctor Mora confiesan sus vínculos con grupos de choque de derecha. El primero como instructor de defensa personal y el último desempeñando labores de contrainteligencia junto a Patria y Libertad. 423 Interesante resulta que Patria y Libertad haya tenido el mismo análisis que la UP. Para este fin el Frente Nacionalista inició contactos con grupos nacionalistas argentinos para introducir clandestinamente armas a Chile. El dinero provino de la CIA y la misión

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La penetración que realizó Patria y Libertad hacia las Fuerzas Armadas abarcó todo el abanico de posibilidades, concentrándose preferentemente en oficiales que desempeñaban cargos medios o bajos al interior de sus respectivas unidades. En este sentido tendríamos que señalar que no sólo Patria y Libertad infiltró a las Fuerzas Armadas, sino que también lo hicieron otras organizaciones nacionalistas que por diversas razones no entraron al Frente Nacionalista, pero que tenían la misma finalidad.424 En este sentido, es importante mencionar a la Junta Unificadora Nacionalista liderada por el general (r) Alfredo Canales, el Movimiento Viauxista encabezado por el teniente (r) Víctor Catalán, el Movimiento Nacional Sindicalista, que a pesar de pertenecer a Patria y Libertad jamás perdió su identidad, y el Frente de Estudiantes Nacionalistas (FREN), liderado por Erwin James Valdivia y Cristian Larraguibel Sepúlveda, por nombrar los más importantes. Los contactos que a nivel personal y familiar mantuvieron algunos militantes de Patria y Libertd con uniformados, les permitieron conocer la existencia de un complot militar en el Regimiento Blindado Nº 2 a realizarse el 27 junio de 1973. Una de las vías a partir de las cuales Patria y Libertad tomó conocimiento de este complot fue a través del mayor (r) Arturo Marshall, quien luego de pasar a retiro colaboró con diversas agrupaciones nacionalistas, entre ellas, el Frente Nacionalista. Otro punto de contacto a partir del cual Patria y Libertad se enteró de este movimiento fue a través del teniente José Gasset, quien tenía un hermano que era militante del Frente Nacionalista.425 La participación de Patria y Libertad en este movimiento militar fue a través de dos vías. La primera de ellas fue a través de la incorporación de otras unidades al movimiento a fin otorgarle una mayor representatividad y fuerza. En este sentido el discurso de Patria y Libertad había logrado convencer a un número importante de oficiales de distintas unidades del país. En el caso de Santiago, la investigación pesquisada por el SIM sindica contactos con oficialidad media del Regimiento Tacna; las Escuelas de Suboficiales, Militar y de Infantería y el grupo 7 y 10 de la FACH. En el ámbito nacional, para este movimiento militar Patria y Libertad se contaba con oficiales comprometidos en la Armada, en las nortinas I y VI Divisiones de Ejército, más los Regimientos de Chillán y Lautaro.426 La segunda vía, a partir de la cual Patria y Libertad pretendía participar en el movimiento, era a través de una acción encubierta que provocara a la izquierda a salir a la calle y se justificara de esta manera la intervención militar. En este último sentido, dos fueron las misiones que se autoasignó Patria y Libertad. La primera consistió en provocar desórdenes en la tarde del 26 de junio en el centro de la capital y la segunda asesinar a un reconocido dirigente de UP. Para llevar

fue dirigida por Roberto Thieme y Patricio Jarpa Díaz de Valdés. Según Juan Serrano se trataba de 10.000 armas que serían entregadas a aquellos chilenos y chilenas dispuestas a derrocar a la UP por esa vía. En este sentido la misma fuente recuerda que Patria y Libertad solicitaba a los militares a los que tenía acceso que preparara militarmente a su gente, que no superaba los 1000 militantes y 5.000 simpatizantes a nivel nacional. Estas cifras son coincidentes con las entregadas por el dirigente de Patria y Libertad Carlos Fuentes W su libro: Fuentes; Carlos: Memorias secretas de patria y libertad. Editorial Grigalfo-Mondadora. 1999. 424 Fundamentalmente de orden caudillista son las razones por las cuales muchos movimientos nacionalistas no aunaban fuerzas. 425 Aquí es posible evidenciar cómo la familiaridad es utilizada para provocar al interior de los cuarteles un movimiento sedicioso. 426Según la investigación que realizó el SIM pudo establecer la participación de estas unidades. EN: Relación de los hechos referidos al alzamiento de parte del personal del regimiento blindado Nº 2. Documento de la Comandancia en Jefe del Ejército. Reservado. 09/07/73.-

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acabo ambas tareas el Frente Nacionalista sabía que contaba con una fuerza movilizadora suficientemente masiva para hacerse sentir en las calles. En relación a la segunda, el dirigente de Patria y Libertad, Juan Serrano Chavarría, asegura que Patria y Libertad contaba para dicha acción con un grupo selecto de 25 personas preparadas para materializar la misión.427 Ambas actividades asumidas por la dirección de Patria y Libertad fueron coordinadas con la dirección militar del complot. Para ello se efectuaron tres reuniones entre ambas direcciones, siendo la última el domingo 24 de junio, donde hubo contacto directo entre los líderes del Frente Nacionalista Pablo Rodríguez, John Schaeffer, Benjamín Matte, Manuel Fuentes y Juan Eduardo Hurtado, con los jefes militares del complot capitán Sergio Rocha, los tenientes José Gasset, René López, Edwin Dimter, Antonio Bustamante, Mario Garay, Carlos Martínez y Raúl Jofré.428 El descubrimiento de estas actividades conspirativas por personal del SIM el 26 de junio determinó el relevo del Comandante del Regimiento Blindado Nº 2, teniente-coronel Roberto Souper Onfray; un llamado de atención al capitán Rocha por parte del Comandante de la Guarnición de Santiago general Mario Sepúlveda Squella y la apertura de un Sumario Administrativo para aclarar los hechos.429 En forma paralela, casi como sabiendo el descubrimiento del complot por parte de los servicios de inteligencia, Patria y Libertad desistió de participar en la aventura, quedando de esta forma frustrado el conato que se había planificado.430 El relevo del Comandante del Regimiento Blindado debía realizarse el viernes 29 de junio a las 09:00 por el coronel Carol Urzúa, quien actuaría como interventor, siendo el teniente-coronel Uros Domic el reemplazante de Souper.431 El ambiente que se vivió al interior del Blindado nº 2 a raíz de estos hechos fue confuso y conflictivo. El relevo de su comandante y la detención de los capitanes Rocha, Lemus y varios suboficiales, generó un ambiente de solidaridad en el personal que fue aprovechado por la dirección del movimiento quien vio en esta actitud la posibilidad para continuar con el plan. En efecto, el teniente Gasset instó a Souper a sumarse al movimiento que recientemente había sido

427 Hasta ahora se continúa insistiendo que Patria y Libertad fue un movimiento masivo. Como ya lo señaláramos la masividad de sus movilizaciones se debía a que a ella concurría gente de otros partidos. En relación al asesinato de un dirigente de izquierda el dirigente de Patria y Libertad Juan Serrano señala que una semana antes les avisaron el objetivo, sin especificar el día y la hora. Desde ese minuto estuvieron alertas y acuartelados. 428 Así lo estableció la investigación que realizó el SIM EN: Relación de los hechos. Op cit. 429 El general Mario Sepúlveda Squella, Comandante de la Guarnición y Director del SIM recuerda además que muchos de complotados no alcanzaron a ser avisados del descubrimiento del complot y llegaron en un camión con un grupo de suboficiales los cuales fueron detenidos junto a los capitanes Rocha y Lemus. ENTREVISTA General Mario Sepúlveda S. 12/05/95 .- 430 Según los informes del SIM “El contacto “Manuel”llamó al capitán Rocha a las 18:00 del 26 de junio y le señaló “que no van.” El hecho de que Patria y Libertad decidiera no continuar adelante con el plan frustraba cualquier intento de golpe. Los contactos con las restantes unidades habían sido manejados por ellos por lo que su retiro dejaba aislados a los oficiales del Regimiento Blindado nº 2. 431 El Coronel Domic recuerda que la orden la recibió del general Pinochet, quien en ese entonces se desempeñaba como Jefe de Estado Mayor del Ejército. Este en presencia de los generales Lutz, Alvarez y Urbina le comunicó la medida. Por otro lado, Domic era hermano de Jurak Domic, ferviente militante de Patria y Libertad. ENTREVISTA Coronel Uros Domic. 15/09/96.

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descubierto, dándole a conocer los detalles de la operación y el apoyo masivo que tendría la acción que él como Comandante del Regimiento debía iniciar.432 Tras el convencimiento de Souper de liderar la aventura, el Regimiento Blindado nº 2 fue alistado por los tenientes Gasset y Dimpter, quienes procedieron a impartir las órdenes y ejecutar acciones relacionadas con la operación.433 La unidad fue organizada en tres equipos de combate. Una quedaría a cargo del cuartel, mientras que los dos grupos restantes fueron destinados a La Moneda y el otro al Ministerio de Defensa Nacional.434 La salida de los tanques que lideraba el Comandante Souper del Regimiento Blindado Nº 2 se registró pasadas las 08:30 de la mañana. La aventurera acción militar determinó que ninguna otra unidad se plegara al movimiento, el que luego de producir algunos destrozos en el Ministerio de Defensa y enfrentarse personalmente con el general Prats en la calle Teatinos, fue enérgicamente desbaratado por una operación militar desplegada por los generales Sepúlveda, Pickering y Pinochet.435 El fracaso del intento de golpe de estado, así como también, los gestos de solidaridad que tuvieron con el Comandante en Jefe del Ejército las restantes jefaturas institucionales, se expresaron en la UP en un sentimiento triunfalista frente a las intenciones intervencionistas de la oposición, no dimensionando las implicancias que tendría esta fracasada acción en los meses posteriores.436 En efecto, como lo tratáramos de establecer en los párrafos anteriores, el “Tancazo” como acción militar, careció de una planificación y coordinación de las fuerzas militares que hacia ese entonces estaban dispuestas a derrocar a Salvador Allende. La salida del Comandante Souper y sus seguidores fue más bien un acto de rebeldía por las medidas adoptadas por el alto mando institucional en su contra, así como también, un intento desesperado de los oficiales involucrados desde sus orígenes en la operación por expresar el malestar del Ejército contra el gobierno de la UP.

432 Junto a ello existía malestar porque el reemplazante de Souper no pertenecía al arma blindada. En efecto, Domic era oficial de inteligencia militar. Por otro lado, los informes del SIM revelan que en el origen del movimiento el Comandante Souper no había sido considerado por la oficialidad que participó en la planificación del “putsch”. El liderazgo que apreció ejerciendo éste el 29 de junio fue producto de una larga sesión de convencimiento en la que los oficiales complotados capitalizaron la frustración de su Souper por haber sido removido del regimiento que comandaba. 433 Estos oficiales procedieron a cargar una camioneta con seis ametralladoras, dos mil tiros y otras armas, la que fue entregada al hermano del Teniente Gasset que era Patria y Libertad, quien vestido de uniforme se llevó el cargamento junto a dos civiles. El coronel Domic recuerda que recurrió a sus contactos en Patria y Libertad (su hermano Jurak) para que el armamento fuera devuelto, hecho que se materializó días más tarde en las cercanías de la Escuela Militar. ENTREVISTA Coronel Uros Domic 15/09/96. 434 El grupo que quedó a cargo del cuartel estuvo dirigido por el teniente López. La unidad blindada que se dirigió al Ministerio de Defensa fue encabezada por el Teniente Molina y tuvo como misión rescatar al capitán Sergio Rocha, tarea que se llevó a cabo entrando un tanque al Ministerio de Defensa. El grupo que fue a La Moneda estuvo dirigido por el Comandante Souper. EN: Relación de los hechos. Op cit. 435 Tan aventurera fue la acción de Souper que ni siquiera contaba con aprovisionamiento de combustible para los tanques. La prensa de la época fotografió un tanque echando combustible en una bencinera, imagen que circuló por el mundo entero, buscando ridiculizar la acción. En relación a la operación militar de sofocamiento VER: Prats; Carlos. Op cit. Págs. 417-422.- 436 La UP preparó para esa tarde una concentración de apoyo a Allende y a las Fuerzas Armadas que habían abortado el complot. La imagen de los tres Comandantes en Jefe de las FFAA en el balcón de La Moneda, y que la prensa de época bautizó como “el balconazo” causó un profundo malestar en las respectivas filas institucionales, que motivó la creación de una instancia de diálogo interinstitucional que fue conocida más tarde como “La Reunión de los 15”.. Para conocer de talles de este malestar VER: Huerta; Ismael. Op cit. Tomo II. Págs. 43. Pinochet; Augusto. Op cit. Pág 99.

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En efecto, el Ejército y Carabineros eran considerados por la UP como las fuerzas más leales a su gestión gubernamental. En este sentido la oficialidad media del Regimiento Blindado Nº 2 buscó dos objetivos a través de esta operación. En primer lugar, enviar un mensaje de malestar a su alto mando institucional y de disposición de este estamento de derrocar al gobierno de la UP. Y en segundo lugar, se buscó un pretexto para que Salvador Allende llamara a retiro al general Prats por no haber detenido a tiempo esta acción conspirativa, abriéndose de esta forma la posibilidad de que el Ejército lo asumiera un comandante en jefe dispuesto a liderar un movimiento militar.437 El rápido sofocamiento de la operación militar se explica por la descoordinación del movimiento con las otras unidades que originalmente participarían, así como también, por el peligro que significó para el alto mando de las Fuerzas Armadas, que ya venía preparando una operación militar contra la UP, que Salvador Allende sospechara de la fidelidad de los uniformados ante una actitud titubeante de éstos frente al movimiento de Souper.438 Desde este punto de vista podríamos decir que la visión democrática de la Fuerzas Armadas estaba prácticamente derrotada en junio de 1973. Como ya lo señaláramos las actitudes constitucionalistas con que la UP interpretó el sofocamiento de la operación y la nula adhesión que esta generó, respondieron a razones diferentes y que en el fondo se vinculaban a la estrategia que buscaba deponer al gobierno. Por otro lado, es posible aseverar que hacia este período la oficialidad, y en especial los altos mandos institucionales, estaban divididos en dos grupos. Uno mayoritariamente anti-UP que venía coordinándose desde marzo de 1973 para generar un movimiento militar efectivo y monolítico. Y otro minoritario, cuya férrea defensa del principio de sometimiento de las FF.AA al gobierno constituido los llevó identificarse con él, sin que ello significara necesariamente una afiliación de dichos uniformados a las ideas de izquierda. Sobre este fenómeno volveremos en el próximo capítulo. 437 Los cálculos de los oficiales conspiradores no daban a Pinochet como un hombre leal a la “causa golpista”, sino más bien cercano a la UP. Para los líderes del “putsch” hubiera sido ideal que se nombrara al general Ernesto Baeza Michelssen, que en ese entonces era la cuarta antigüedad o al general Manuel Torres de la Cruz, quinta antigüedad en el Ejército y comprometido con la intervención. 438 Así lo explican los generales Arturo Viveros y Manuel Torres de la Cruz, quienes reconocen que en un primer momento la aventura de Souper puso en peligro los planes que se estaban preparando desde los meses de marzo; abril de 1973. Pasado el peligro, añaden los oficiales generales, pudimos sacar buenas lecciones de éste, como por ejemplo constatar el malestar de la oficialidad media y baja que simbolizaran los oficiales del blindado, así como también, que la izquierda no contaba con una capacidad de reacción como lo hacían creer los señores Altamirano y Enríquez. ENTREVISTA General Arturo Viveros A 04/08/96. ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/96.-

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Capítulo Sexto: “Llueve en Santiago: El 11 de Septiembre”. Como lo señaláramos en el capítulo anterior, la intervención militar que finalmente protagonizaron los uniformados el 11 de septiembre fue el resultado de la presión de los sectores medios y jóvenes de las Fuerzas Armadas hacia sus respectivos mandos, luego que éstos fueran cautivados por el discurso sedicioso de un sector de la civilidad. Junto a este hecho existieron “razones institucionales” a partir de las cuales se creó el cuadro propicio para que muchos uniformados reafirmaran sus intenciones de deponer al gobierno. En este sentido no es aventurado señalar que tras el Paro de Octubre de 1972 la condicionada relación civil-militar que se registró bajo el gobierno de la UP, comenzó a mostrar síntomas de deterioro que se expresaron en una serie de hechos y circunstancias que terminaron por institucionalizar la opción intervencionista. En este sentido la validez del marco legal en el que descansaba el sometimiento de los militares al poder civil, la crisis económica que afectó al país a partir de 1972 que impidió la materialización de proyectos institucionales y la incorporación de las Fuerzas Armadas al gobierno que trastocaron el perfil de comandante en jefe surgido tras el “Tacnazo”, fueron los principales hechos que gatillaron el cuestionamiento institucional al gobierno de la UP. En el presente capítulo intentaremos reconstituir el quiebre que se registró en las relación civil-militar bajo el último año de gobierno de la UP, así como también, establecer los vínculos de la crítica que dieron a conocer los uniformados con los postulados de la DSN, que se transformó en el principio eje a partir del cual los uniformados construyeron más tarde la vigente relación civil-militar. En este mismo sentido, interesante resulta además reconstruir la conspiración militar que desencadenó el 11 de septiembre. A través de ella podemos graficar los planteamientos de orden teórico que surgen del análisis del quiebre de las relación civil-militar, así como también, conocer los entretelones de un hecho político de trascendencia que aún, después de veintiocho años, presenta una serie de interpretaciones erróneas. La hipótesis que orientará nuestra investigación en el presente capítulo se relaciona con la idea de que detrás del 11 de septiembre hubo razones de índole institucional que se vinculan a nociones castrenses que se desprenden de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional. a) La Fronda Militar: En las variadas entrevistas sostenidas con los uniformados que protagonizaron el 11 de septiembre, una de las preguntas constante que se formuló estuvo orientada a conocer las motivaciones que los llevaron a participar de tal movimiento militar. En sus líneas centrales los uniformados recuerdan el desorden callejero, la impunidad de los delitos cometidos por militantes de

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izquierda, el desabastecimiento económico y el clamor de la clase política. En relación a este último punto el general Manuel Torres de la Cruz señala que “...el 11 de septiembre fue fruto del clamor de los políticos. Estos son muy amnésicos. Hay un señor llamado Patricio Aylwin que fue Presidente del Senado que junto a otros caballeros fueron poco menos que de rodillas a implorar la participación de las Fuerzas Armadas para derrocar al señor Allende...” 439 Desde el punto de vista político tenemos razones de seguridad nacional que señalan el peligro por el que atravesó el país tras la experiencia de la UP. En este sentido los uniformados recuerdan los miles de extranjeros cubanos avecindados en Chile, la impunidad de las acciones terroristas de la izquierda y la preparación de un plan de exterminio del Estado chileno más conocido como el “Plan Zeta”.440 Junto a este aspecto los uniformados también hacen alusión a la ilegalidad de muchas acciones que emprendió el gobierno de la UP y que terminaron por quebrar el Estado de Derecho. En este sentido las declaraciones de inconstitucionalidad que emitiera el Poder Judicial, la Contraloría General de la República y la Cámara de Diputados, son los elementos a partir de los cuales los militares validan su intervención el 11 de septiembre. Por otro lado, la debacle económica en la que terminó el gobierno de Allende, aparece como otra de las motivaciones que llevaron a los uniformados a poner fin a la experiencia socialista. En este sentido los oficiales consultados señalan razones de índole más bien familiar y recuerdan las penurias por las que debieron pasar sus parientes y muchas veces ellos mismos ante la escasez de productos en el mercado.441 Como se desprende de estas respuestas, los uniformados consultados no señalan razones de índole institucional en lo que se refiere a la materialización de la intervención militar de 1973. Sin embargo, si indagamos en ellas podremos encontrar algunas ideas a partir de las cuales reconstruir motivaciones de esta naturaleza que estuvieron detrás del 11 de septiembre, y que se constituyeron en los elementos coyunturales que animaron el espíritu frondista de las Fuerzas Armadas. Con la finalidad de conocer las motivaciones de carácter profesional, tenemos que comenzar por descubrir los puntos de quiebre que se registraron en la relación civil-militar bajo el gobierno de la UP. En este sentido conviene recordar que la relación UP-Fuerzas Armadas versó en tres puntos básicos. 442 En primer lugar, las Fuerzas Armadas, desde que asumió Salvador Allende, fueron claras en señalar que el sometimiento castrense al poder civil representado por el gobierno de izquierda se fundaba en principios legales presentes en la Carta

439 El general Torres añade. “Ellos declararon al señor Allende inconstitucional, y esto no es cosa mía, están las actas del congreso.” ENTREVISTA General Manuel Torres de la Cruz. 23/03/95.- 440 Mayores antecedentes acerca de este plan EN: El libro blanco del cambio de gobierno en chile. Secretaría General de Gobierno 1974. 441 Esta situación se expresó en presiones familiares hacia los uniformados. Estos últimos recuerdan que era prácticamente habitual que en reuniones familiares se les preguntara cuándo iban actuar, añadiendo las penurias por las que debían pasar. En este mismo sentido, era habitual que muchos oficiales encontraran maíz en sus jardines. Señalándoles con ello que eran gallinas e incapaces de tomar una resolución. En relación a los efectos de este tipo de presiones en el ánimo de los uniformados ver el interesante trabajo de North; Liisa. Op cit. Pág. 75. 442 Una exposición más detallada de esta problemática en capítulo quinto de este trabajo.

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Fundamental de 1925. Este énfasis jurídico con que los uniformados interpretaron su sometimiento al gobierno, buscó tranquilizar los ánimos de muchos militares que se sentían incómodos con la izquierda. En segundo lugar, el carácter permanente de las instituciones de la defensa debía garantizarse a partir de una exigente política presupuestaria que facilitara el desempeño profesional y modernizara el obsoleto material e infraestructura de las Fuerzas Armadas. Y por último, como una forma de asegurar estos principios, la figura del Comandante en Jefe fue dotada de mayor autonomía en lo referente a la administración de sus respectivas instituciones. Si bien es cierto que el sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil históricamente se ha expresado en normas legales que definen el comportamiento de los uniformados, no deja de ser menos cierto que bajo el gobierno de la UP los Comandantes en Jefes institucionales tuvieron que recordar a sus subalternos las normas en las que descansaba su comportamiento profesional. El énfasis jurídico que las Fuerzas Armadas rescatan, primero para justificar ante aquellos sectores civiles su carácter apolítico y obediente a las normas legales en la elección de 1970,443 y más tarde, para mantener la cohesión institucional una vez que Allende asumió el gobierno, se constituyeron en una nueva realidad que aclaró las pautas de relación civil-militar entonces vigente. En este sentido el sociólogo Augusto Varas sostiene que el sometimiento de las Fuerzas Armadas chilenas al poder civil durante la llamada República Presidencial (1932-1973) fue meramente formal, fundado en principios legales que carecieron de una adhesión internalizada por parte de las instituciones castrenses en torno a los principios a los que la Carta Fundamental del ´25 les señalaba. 444 En efecto, la aclaración que muchos jefes militares realizaron a sus subalternos en el sentido de que el sometimiento de las Fuerzas Armadas era a la ley y no al gobierno UP, descansaba en diferencias ideológicas que buscaron mantener intacto el perfil profesional y el distanciamiento del gobierno que muchos uniformados necesitaban reafirmar. Desde este punto de vista, el sometimiento castrense quedó sujeto a la legalidad y al respeto de ésta que tuvieran los restantes sectores de la sociedad. 445 En este último sentido, bajo el gobierno de la UP, diferentes sectores político-sociales, abogando razones diversas, buscaron deslegitimar el marco legal entonces vigente. Para la oposición resultaba fundamental desprestigiar el marco legal para arrastrar a las Fuerzas Armadas a la intervención. En este mismo sentido, para la izquierda anti-sistémica era necesario terminar con la estructura legal burguesa a fin de profundizar en las transformaciones iniciadas por la UP446 En 443 Al respecto recordemos la posición que caracterizó a los uniformados durante el período en que fue Comandante en Jefe del Ejército al general Schneider. Mayores antecedentes acerca de este fenómeno en capítulo cuarto de este trabajo. 444 El desarrollo de esta tesis EN: Varas; Augusto et al. Op cit. 445En este sentido, aclarador resulta el comentario que anota el general Carlos Prats en sus “Memorias” cuando recuerda una entrevista sostenida con el general Bonilla en la que éste le reprocha que “...a las Fuerzas Armadas corresponde no sólo respetar la Constitución, sino hacerla respetar.” Este comentario fue vertido por Bonilla en octubre e 1972, cuando la situación interna en el país recién comenzaba a tomar ribetes de crisis. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 290. 446 Para tener una visión de la postura de la derecha véase: Revista Patria y Libertad. (Editoriales) “La Otra Mascarada del oficialismo.” año I nº 22 Pág. 2; “En Medio de la Crisis.” año I nº 20; “ El Gobierno solo se sustenta en el Poder de las FF.AA”. año I nº

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este contexto, el sometimiento de las Fuerzas Armadas dejó de tener sentido para muchos uniformados, quienes guiados por sus concepciones ideológicas iniciaron un movimiento tendiente a derrocar al gobierno.447 En este contexto de cuestionamiento del sometimiento de las Fuerzas Armadas a la civilidad, muchos oficiales hicieron suyas otras interpretaciones entorno a la sujeción del poder militar al poder civil que emanaban de la llamada Doctrina Schneider, lo que nos permite evidenciar la identificación de estos uniformados con estos sectores políticos. Al respecto el almirante Ismael Huerta anota en sus Memorias las siguientes conjeturas: “...¿ quién representa al poder civil?. ¿ Es sólo el Poder Ejecutivo?. Evidentemente que no; el poder civil está conformado por todos los poderes del estado...(aunque) al paso que vamos, impávidos e indiferentes, nos dirigimos a convertirnos en instrumento del Ejecutivo...Fuerzas Armadas al servicio exclusivo del Poder Ejecutivo terminan por convertirse en guardia pretoriana...Acá vale la “Doctrina Schneider” cuando señala que las Fuerzas Armadas se deben al Estado-Nación.” 448 Otro punto de quiebre que obstaculizó la relación Fuerzas Armadas-UP se vinculó a las dificultades que encontró la administración de la izquierda para responder a las necesidades militares. En este sentido, sostenemos que el embargo económico norteamericano a nuestro país se expresó en dificultades crediticias, que reintrodujeron en los cuarteles la problemática corporativa con las consiguientes secuelas de frustración profesional y personal en los uniformados. La angustia castrense se acentuó por efecto de las expectativas que se habían generado en torno a la histórica coincidencia de objetivos con la comunidad civil, así como también, por efecto del desorden generalizado que se desencadenó después del Paro de Octubre de 1972, cuya máxima expresión fue el desabastecimiento del mercado chileno.449 En relación a las dificultades crediticias el general Carlos Prats relata una serie de situaciones de orden diplomático a través de las cuales se buscaron diversas soluciones a las amenazas de corte de suministro de material de guerra por parte del Pentágono, que se inscribían en la Nueva Política Económica que el

27 y el artículo “Por el Control de las Mayorías.” año nº 22 Pág. 2. El Mercurio. (Editoriales) “La Crisis Institucional.” 16/07/72. Pág. 2 y “El Fraude a la Constitución.” 11/10/72 Pág. 2. En relación a la izquierda véase: Revista Punto Final. “Lucha de Clases y Poder Revolucionario.” 03/07/73. Pág. 4-5; “Que el Gobierno Dialogue con los Trabajadores.” 31/07/73. Págs. 4-7. Revista Chile Hoy. “La Izquierda después del golpe.” nº 57, semana del 13-19 de julio de 1973 Págs. 6-8. 447 Al respecto el general Arturo Yovane recuerda que “...Carabineros fue la institución que sufrió más fuertemente los abusos a la Constitución y la ley. El escaso personal estaba limitado a ciertas circunstancias. Por un lado tenían una orden judicial que cumplir y por otro lado se nos presentaban limitantes por parte de la autoridad administrativa, llegándose al absurdo de que antes de dar cumplimiento a una orden judicial teníamos que pedirle autorización al Intendente, al Gobernador o Sub-Delegado.” ENTREVISTA General Arturo Yovane Z. 24/11/96.- 448 Huerta; Ismael. Op cit. Tomo II. Pág 38. La similitud de estas ideas con las que publicaba por esa misma época la Revista Patria y Libertad es impresionante. Al respecto el citado medio de comunicación realizó un “rescate del verdadero pensamiento del general Schneider” en el que concluyen que “las Fuerzas Armadas y de Orden en Chile son eminentemente profesionales y no políticas, constituyen un factor de garantía respecto del fiel y justo cumplimiento del sistema legal. Se hallan al servicio de la Nación más que del Estado, porque lo primero es lo permanente y lo segundo lo transitorio. Deben actuar siempre que se quebrante el orden legal para restablecerlo o en caso de una grave anormalidad nacional.” EN: Revista Patria y Libertad. Año I nº 17. Pág 7. En otro artículo aparecido más tarde añaden: “Al defender el Derecho, las Fuerzas Armadas se defienden a sí mismas, no sólo porque son integrantes del cuerpo defendido, sino porque al suprimirse la norma jurídica que las creó y las mantiene, terminaría su propia vida legal. Ya sabemos lo que la fuerza sin ley significa.” EN: Revista Patria y Libertad Año I nº 18. Pág. 4 449 En el capítulo quinto de este trabajo hicimos referencia a la coincidencia que se produce entre los intereses militares y civiles al asumir el gobierno Salvador Allende.

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Presidente Nixon declaró a todos aquellos países que habían afectado los intereses de los inversionistas norteamericanos tras los procesos de expropiación.450 La problemática de fondo que buscó desencadenar EEUU con esta medida fue provocar la oposición de la oficialidad chilena a una eventual dependencia económica y militar de la URSS. En este sentido, los estrategas norteamericanos estaban ciertos de dos cosas. En primer lugar, de que el gobierno de la UP propiciaría un entendimiento de las Fuerzas Armadas con la Unión Soviética o de Europa oriental en materia de suministro de material de guerra por las ventajas crediticias que entregaban estos bloques al gobierno de Chile. Y en segundo lugar, que los militares educados bajo los preceptos de la DSN verían este hecho como una materialización de los intentos expansionistas del comunismo internacional, confirmándose de esta forma para los uniformados las verdaderas intenciones que perseguía la UP.451 En efecto, la UP propició un acercamiento de las Fuerzas Armadas chilenas a los mercados socialistas. Al respecto el general Prats relata en sus “Memorias” variados encuentros en los que se evaluó una posible apertura hacia estos mercados, topándose en “...la trascendencia de los factores psicológicos implícitos en un compromiso de connotaciones políticas internas e internacionales

450 Sin embargo, la ayuda militar que los Estados Unidos venía entregando a las Fuerzas Armadas chilenas no sufrió grandes variaciones bajo el gobierno de la UP. Las amenazas de un eventual corte de suministro no se llevaron a cabo y sólo buscaron despertar animosidades entre el gobierno y los militares. Para tener una idea más aproximada de este tema reproducimos parte de un cuadro comparativo que aparece en el trabajo de Arturo Valenzuela y cuya fuente son sesiones del Senado norteamericano. EN: Valenzuela; Arturo. Op cit. Pág. 222. ---------------------------------------------------------------------------------------------- Año Asistencia Militar Ventas Militares ---------------------------------------------------------------------------------------------- 1966 8.366.000 1.490.000 1967 4.766.000 1.690.000 1968 7.507.000 2.100.000 1969 2.662.000 2.147.000 1970 1.966.000 9.450.000 1971 1.033.000 2.958.000 1972 2.227.000 4.583.000 1973 918.000 2.242.000 451 Hacia el año 1973 una importante cantidad de uniformados había recibido instrucción norteamericana, por lo que al Pentágono sólo le bastaba crear las circunstancias a partir de las cuales gatillar los conocimientos entregados. El boicot de los créditos del Foreing Military Sales llevaría al gobierno de la UP a insistir en la alternativa del Mercado Socialista, lo que generaría serias resistencias al interior de la oficialidad. Si bien es cierto que por razones de seguridad los uniformados son reacios a dar cifras respecto a número de oficiales instruidos en centros extranjeros, así como también el tipo y las cantidades de armamento y pertrechos que adquieren del extranjero, el general Carlos Prats anota en sus Memorias el siguiente estudio realizado por la Oficina de Asuntos Políticos del Departamento de Estado del gobierno de los EE.UU. en materia de ayuda militar. En él se establece en Latinoamérica se ha invertido aproximadamente entre 1967 y 1972 unos 1.700 millones de dólares ...de los cuales el 97% corresponden a compras efectuadas por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Venezuela...” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 387. El citado estudio de Arturo Valenzuela parece dar mayores luces en torno a las cantidades de oficiales que recibieron instrucción militar por parte de militares norteamericanos. Entre 1966 y 1973 el número de oficiales chilenos que se sometió a estos entrenamientos alcanzó a los 1.182, siendo curiosamente 1973 el año que registra una importante alza llegando a los 257 oficiales. EN: Valenzuela; Arturo. Op cit. Pág 222.

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y nos preocupan las complicaciones logísticas de mantener una larga técnica de suministro de repuestos y reposición de consumos.” 452 En este mismo sentido la coherente política militar de la UP comenzó a sufrir duros reveses por efecto de la crisis económica que se desató en 1972. Al respecto, el general Carlos Prats anota en sus citadas “Memorias” los esfuerzos que realizó el gobierno de la UP por no afectar la ejecución del Plan Regulador de Ejército en Paz que el Estado Mayor institucional había ideado con miras a modernizar esta institución militar.453 En este sentido, Prats puntualiza los esfuerzos que realizó el gobierno por no perjudicar el presupuesto del Ejército en moneda nacional, destinado fundamentalmente para el desarrollo de la infraestructura militar y social, no logrando resultados positivos en lo que concierne al presupuesto en moneda extranjera, destinado fundamentalmente a la adquisición de material de guerra.454 En este último sentido la situación se tornó preocupante para el Ejército en particular y para las Fuerzas Armadas en general, debido al desequilibrio bélico que había introducido en la región el Perú, quien accedió al suministro de armas del mercado socialista, modernizando su armamento y minimizando con ello la capacidad operativa de las fuerzas chilenas. Más adelante, la cercanía ideológica del gobierno peruano con el de Salvador Allende, hizo suponer a muchos uniformados una posible reacción peruana en favor de la UP, por lo que la frontera norte fue doblemente vigilada después del 11 de septiembre. Al respecto el general Arturo Viveros sostiene que al tomarse la decisión de intervenir, ésta fue una de las grandes preocupaciones de las Fuerzas Armadas. En este sentido Viveros recuerda que el general Carlos Forestier y el coronel Odlanier Mena debieron prestar un especial cuidado a nuestra frontera norte.455 En materia interna, si bien es cierto que los recuerdos del general Prats nos sugieren que el presupuesto canjeable en moneda nacional no sufrió fuertes variaciones bajo el gobierno de la UP, ello no significa que no haya habido imponderables surgidos a raíz del desabastecimiento que afectó a nuestra economía. Al respecto, el Comandante de Infraestructura del Ejército, general Ernesto Baeza Michelssen recuerda que para la construcción del ala norte del Hospital Militar, “...hubo que pedir fierro al Metro por que no había posibilidad de conseguir en el mercado.”456 Los problemas presupuestarios que vivió el Ejército bajo el gobierno de la UP son también homologables a los que vivenciaron, en mayor o menor medida, las restantes ramas de las Fuerzas Armadas bajo la mencionada administración. 457 En efecto, los oficiales consultados de la Armada y la Fuerza Aérea recuerdan que

452 Sin lugar a dudas que con estas palabras el general Prats suaviza la resistencia que se generó en los cuarteles ante la posibilidad de que las Fuerzas Armadas en general y el Ejército en particular pasaran a depender de un mercado y órbita ideológica alejada de las cosmovisiones militares chilenas. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 219. 453 Detalles en torno a este Plan en capítulo quinto de este trabajo. 454 En la página 250 de sus Memorias el general Carlos Prats expone esta problemática. 455 Los oficiales nombrados por Viveros se encontraban a cargo de la Provincia de Tarapacá y el Departamento de Arica respectivamente en septiembre de 1973. ENTREVISTA General Arturo Viveros Ávila. 04/08/95.- 456 ENTREVISTA General Ernesto Baeza Michelssen 12/08/95.- 457 La diferencia que hacemos al referirnos a las restantes ramas de las Fuerzas Armadas son sugeridas por el general Carlos Prats en sus Memorias, quien es insistente en señalar las diferencias presupuestarias y crediticias que benefician a cada institución, siendo el Ejército, por su magnitud, el más perjudicado.

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bajo el gobierno de la UP en sus instituciones se registraron profundas carencias en materia de infraestructura militar, siendo más profundas estas dificultades en lo se llama infraestructura social, vinculada fundamentalmente a la falta de fondos y materiales para la construcción de viviendas, modernización de centros médicos, etc. Sin lugar a dudas que el desabastecimiento que afectó al mercado chileno durante la crisis de 1972 es otro de los argumentos esgrimidos por los uniformados. En este sentido, los oficiales consultados recuerdan la impotencia que sentían al ver las dificultades que encontraban sus padres y hermanos para conseguir alimentos, que por no ser uniformados, no accedían a la canasta básica de alimentos que entregaba el gobierno.458 A partir de las dificultades financieras que encontró la UP para responder satisfactoriamente a las necesidades militares, es comprensible la proyección en el tiempo que muchos uniformados realizan en torno a la escasa preocupación de la civilidad por las demandas castrenses. En este sentido el general Washington Carrasco, cuando recuerda las relaciones de la UP con el Ejército señala que “...el gobierno de Allende aparentaba ser muy partidario de las Fuerzas Armadas pero era puro teatro.”459 Por último, un tercer aspecto a partir del cual se quebró la relación civil-militar en 1973 se vincula al perfil del Comandante en Jefe. Al respecto conviene recordar que tras el “Tacnazo” emergió en las Fuerzas Armadas un jefe castrense ejecutivo cuyo norte era responder eficientemente a las necesidades e intereses institucionales, para lo cual le era conveniente mantener una cierta distancia de los círculos políticos que le permitieran exigir y defender las demandas corporativas. Este perfil de comandante en jefe se fortaleció tras el triunfo de la UP. En efecto, la necesidad de aclarar los grados de sometimiento militar al poder civil y la exigente política presupuestaria que garantizaba el eficiente desempeño de las Fuerzas Armadas, requirieron más que nunca un jefe militar de esas características. Este perfil de comandante en jefe se vio, sin embargo, trastocado bajo el gobierno de la UP. La crisis desatada a partir de 1972 llevó en dos oportunidades a los jefes militares a desempeñar cargos de gobierno como Ministros de Estado, lo que fue interpretado por la oposición y más tarde por los propios uniformados como un apoyo de las Fuerzas Armadas al gobierno de la UP. El primer gabinete cívico-militar se inició el 01 de noviembre de 1972 y se prolongó hasta 27 de marzo de 1973. El segundo gabinete se prolongó entre el 09 de agosto y el 23 del mismo mes. Interesante resulta revisar la campaña periodística que realizó la oposición cada vez que el gobierno recurrió a esta fórmula. Al respecto, el entonces Presidente del Senado, Eduardo Frei, declaraba a la prensa el 17 de agosto del año ´73 “Este gobierno ha llevado al país a una

458 Esta situación parece haber sido más dura en la oficialidad joven y media, por lo menos eso revelan las entrevistas sostenidas con oficiales que se desempeñaron en tales estamentos hacia este período. 459 Al respecto el general Washington Carrasco añade que en una oportunidad fue a entrevistarse con un funcionario de la UP para ver la posibilidad de financiar una obra del Ejército. En tal encuentro el funcionario de gobierno en vez de tramitar la solicitud o recortar la suma pedida, le ofreció más dinero del que se solicitaba. Sin embargo, continúa Carrasco, los fondos nunca aparecieron, lo que explica que la buena voluntad de la UP con los militares era solo aparente. ENTREVISTA General Washington Carrasco 18/07/95.

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catástrofe, y ahora, con un golpe de habilidad y de audacia, utiliza a las Fuerzas Armadas para que se hagan cargo de este desastre y tengan que afrontar las consecuencias de una política funesta, en la cual no les cabe responsabilidad alguna.”460 La resistencia que comenzaron a expresar las instituciones de la defensa hacia estas medidas de emergencia adoptadas por el gobierno, obedecían más bien a razones de índole ideológico al aparecer las Fuerzas Armadas participando de un gobierno lejano a sus concepciones. En este sentido la necesidad que tuvo la UP de incorporar a las Fueras Armadas al gobierno como una forma de entregar, primero confianza a la oposición y más tarde, para evitar el golpe de estado, vino a desperfilar la noción de jefe militar antes descrita. El involucramiento de los jefes militares con los objetivos que persiguió el Presidente Allende, tras la incorporación de las Fuerzas Armadas al gobierno, no fue entendida por sus subalternos, quienes exigían un Comandante en Jefe comprometido con las inquietudes predominantes en la institución, las que se alejaban de los objetivos que buscaban materializar los jefes militares. La claridad con que el general Carlos Prats anota en sus “Memorias” las intenciones de buscar una salida pacífica al conflicto político de 1973, y el rol garantizador que desempeñarían en ella las Fuerzas Armadas, no fue entendida por sus subalternos, quienes a ese período estaban compenetrados con la idea de intervenir en política no para continuar con el gobierno y el modelo democrático que lo sustentaba, sino para derrocarlo e inaugurar una “nueva era” política en Chile. El involucramiento que demostró el general Prats con la posibilidad de que las Fuerzas Armadas colaboraran en crear las condiciones para el entendimiento con la DC, arrancaba de las diversas solicitudes que expresó este partido en ese sentido, para quienes hubiese resultado ideal que Allende nombrara sólo a uniformados como Ministros de Estado con el fin de garantizarles una rectificación de la política de gobierno 461 Al respecto, aclarador resulta presentar la “Primera Sesión de Estudio de los Mandos Medios” de la Armada, que en sus líneas centrales, señala una serie de hechos que buscaron constatar el clima de ilegalidad que vivía el país, poniendo énfasis en la incapacidad del alto mando por hacer variar la política gubernamental que ha generado“...un clima de frustración y desconcierto en toda la institución y en el país...Por lo que exigían una pronta definición del alto mando tendiente a oponerse a la dictadura marxista.” 462 460 Con el fin de conocer mayores detalles en torno a estas campañas VER: Diario El Mercurio. 17/08/73 Cuerpo A Pág 1. En una de las editoriales de la Revista Patria y Libertad se puede leer: “ El aparato militar se ha transformado junto a los partidos Comunista y Socialista en los únicos sostenedores de esta política represiva y contraria a la libertad...los nacionalista, al parecer, estábamos equivocados cuando creíamos que aquellas reservas morales de Chile se mantendrían fieles a una doctrina que hoy ha pasado al recuerdo...Si no tenemos éxito, a pesar del heroico comportamiento de los gremios y partidos políticos democráticos, es porque las Fuerzas Armadas respaldan incondicionalmente al gobierno...” Revista Patria y Libertad, Año I nº 27. Pág 2. 461El nombramiento de un gabinete militar hubiera significado un “golpe blando” que congelaría el programa de la UP hasta la creación de mejores condiciones político-sociales. Esta estrategia anuladora del gobierno de Allende fue conocida con el nombre de “Operación Reina Isabel”. Este sentido habría que señalar que la postura que caracterizó a la DC frente a la participación de los militares en el gabinete es ambigua. Por un lado la pedían y cuando ella se concretaba la criticaban a través de los medios de prensa. 462. El documento que nos presenta el almirante Huerta en sus Memorias tiene fecha de envío por correo el 23 de julio del año ´73, lo que nos permite inferir que hacia ese período aún no existía una coordinación entre las oficialidades (media y alta) comprometidas en el golpe. EN: Huerta; Ismael. Op. cit .Tomo II. Págs. 61-62.

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A partir de lo anterior es factible comprender las diferentes discusiones que se registraron entre los Comandantes en Jefes y sus subalternos en los consejos de generales o almirantes. Al respecto el general Carlos Prats anota en sus “Memorias” las diferencias de apreciación que se comenzaron a registrar en los consejos de generales. Por nombrar algunas de ellas: en el Consejo de Generales del 25 de Junio de 1973 Prats anota: “Extrañamente, interviene el general Sergio Arellano Stark, que normalmente mantenía silencio en estas reuniones oficiales, y expresa que tampoco debe aceptarse que un militar sea Ministro de Defensa Nacional” haciendo referencia a su persona. En este mismo sentido los almirantes Merino y Huerta exponen en sus Memorias situaciones similares que afectaron al almirante Montero463 Otro aspecto a partir del cual es posible evidenciar las diferencias entre los Comandantes Constitucionalistas y la oficialidad comprometida con la intervención militar es el “hostigamiento” institucional y periodístico que se registró hacia aquellos comandantes que no “rectificaron” su accionar a los intereses y objetivos que perseguían un importante número de uniformados. Al respecto emblemático resulta el asedio intra y extra institucional que afectó al general Carlos Prats. En sus citadas “Memorias” deja testimonio de una serie de hechos y estrategias a partir de los cuales se buscó su salida de la institución, tales como los comentarios de los Generales en los consejos, el “Tiroteo en La Costanera” y la afrenta de las mujeres de la que víctima el 21 de agosto. Estas dos últimas464, señala el coronel Ossandón, fueron las que lograron desestabilizar emocionalmente a Prats, logrando con ello sus artífices su renuncia a la Comandancia en Jefe del Ejército el 22 de agosto.465 Las motivaciones de índole institucional aquí revisadas y las experiencias de orden familiar que vivieron los uniformados466 parecen haber sido las precipitantes 463 Prats; Carlos. Op cit. Pág 411. Situaciones similares pasó el almirante Montero. Al respecto Ismael Huerta nos relata una ellas cuan señala en el consejo naval del 24 de agosto le correspondió comunicarle a Montero la posición de los demás almirantes en torno a su desempeño, en relación a la conveniencia de que dejara el cargo. “...el almirante, que había escuchado pacientemente el exordio, fue poniendo ceño adusto a medida a medida que expuse mis argumentos en presencia de los demás almirantes. Cuando llegué al punto culminante de su retiro, se puso de pié iracundo y levantó la sesión.” EN: Huerta; Ismael. Op cit Tomo II. Pág. 85. 464 En relación al hecho ocurrido en La Costanera así lo expone el general Prats en sus Memorias: “El miércoles 27 de junio...a las 15:00 horas salgo con mi chofer de la residencia de los Comandantes en Jefe...rumbo al Ministerio...en el cruce con avenida Vitacura advierto que dos o tres automóviles nos sobrepasan con personas que me hacen gestos obscenos y me lanzan groserías...Al cruzar Vitacura...se aproxima por la derecha una “renoleta” roja con dos personas. La que conducía se dedicaba a sacarme la lengua y hacerme gestos con las manos, mientras su acompañante se ríe y pronuncia frases evidentemente groseras... ante la insistencia de los gestos tomo el revólver y le apunto por la ventanilla, diciéndole que se detenga a darme explicaciones. Hasta ese momento estaba plenamente de que se trataba de hombres. Como en lugar de detenerse, insisten...bajo el arma hacia el tapabarro... y disparo. De inmediato se detienen. Sólo en ese momento advierto que la persona que conduce es una mujer. Doy explicaciones y pido excusas. Ella entretanto me pide nerviosamente perdón... a los pocos segundos me veo rodeado de conductores que bloquean mi automóvil...y me insultan gritando que yo había querido matar a una mujer ...en menos tres minutos llegan periodistas y fotógrafos.” Prats; Carlos: Op cit. Pág 414-415. En relación a la protesta de las mujeres frente a su domicilio el 21 de agosto Prats anota: “Despierto con un bullicio frente a mi domicilio. Mi mujer, muy impresionada, me dice que se han concentrado unas 300 mujeres que piden que ella las reciba para entregarle una carta. Al observar, estupefacta, que participaban en la concentración varias esposas de generales y jefes en servicio activo...muy pronto no son sólo mujeres...unas 1500 personas-hombres, mujeres y menores- profieren toda clase de insultos.” Ibid. Págs. 476-477. 465 El coronel Carlos Ossandón, amigo del general Carlos Prats, asegura que la protesta de las mujeres, primero en La Costanera y más tarde frente a su domicilio, despertaron en él un profundo sentimiento de frustración que terminó por agotar sus fuerzas para seguir resistiendo a las presiones de las que fue objeto. Quienes compartieron con Prats (entre ellos sus compañeros de armas) conocían su galantería y caballerosidad ante las mujeres, así como también, su debilidad frente a un desaire de éstas. ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón 20/04/95.- 466 Nos referimos a presiones familiares, de amistades y al maíz depositado en los jardines o puertas de las casas de los uniformados.

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en los uniformados y más tarde a las instituciones castrenses para planificar y ejecutar la intervención militar. En la segunda parte de este capítulo, intentaremos reconstituir las reuniones a partir de las cuales se comenzó a configurar la operación de septiembre de 1973, pero antes conviene revisar un episodio a través del cual intentaremos graficar el cuestionamiento que las Fuerzas Armadas realizaron a la relación civil-militar que se registró bajo el gobierno de la UP. Nos referimos a la renuncia del general César Ruiz Danyau a la Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea el 20 de agosto de 1973. A partir de lo anterior es factible afirmar que la “fronda militar” y el espíritu que la animó fue gatillado bajo el gobierno de la UP por circunstancias coyunturales. Por otro lado las llamadas motivaciones institucionales del 11 de septiembre que hasta aquí hemos revisado fueron provocadas por una sociedad civil en crisis que buscaba la destrucción del entonces sistema democrático. b) La Aventura en el Bosque: El Caso Ruiz Danyau. Como lo señaláramos en la primera parte de este capítulo, uno de los aspectos que más molestó a las Fuerzas Armadas bajo el gobierno de la UP fue la participación de jefes institucionales o oficiales-generales en cargos de gobierno. Básicamente, la crítica de los afectados hacia esta práctica de la UP apuntaba a las diferencias ideológicas que separaban a los uniformados de la izquierda y a la falta de atención del Comandante en Jefe a las necesidades y aspiraciones de la institución. Esta crítica, que se dio a conocer a los respectivos jefes institucionales en los consejos de generales y almirantes, cobró más fuerza una vez que el golpe logró estructurarse tras el “Tancazo”.467 Los líderes del movimiento militar entendían de que la única forma de asegurarse el éxito de la operación era comprometiendo a los respectivos jefes institucionales,468 para lo cual resultaba fundamental recuperar la imagen ejecutiva de Comandante en Jefe que había trastocado la UP. Recordemos que el gobierno de Allende recurrió las Fuerzas Armadas con el fin de dar gobernabilidad a su gestión, que se encontraba acosada por un bien orquestada oposición. Como ya lo sostuviéramos, esta necesidad del gobierno frustró uno de las condiciones que facilitó el sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil en 1970, viéndose éstas involucradas con un gobierno lejano a sus concepciones ideológicas.469 En este contexto, la oficialidad de la Fuerza Aérea fue la única que logró que su jefe institucional “rectificara” su comportamiento, ganándose éste la simpatía y adhesión de la oficialidad pro-golpista de la FACH, que le dio a

467 Todos los oficiales-generales entrevistados para este trabajo recuerdan que en repetidas oportunidades le hicieron ver a sus respectivos Jefes Institucionales el malestar que provocaba en las filas la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de gobierno. Estas ideas se corroboran con los apuntes que dejaran el general Carlos Prats y el almirante Huerta en sus Memorias. 468 A partir de las experiencias pasadas los uniformados sabían que la única forma de asegurar el éxito de una operación militar era a través de los respectivos Jefes Institucionales. La obediencia jerárquica era y es fuerte en las Fuerzas Armadas. Sólo algunos oficiales-generales se atrevieron a desafiar a sus respectivos jefes. 469 En efecto, tras el Tacnazo de 1969, uno de las lecciones que quedó al interior del Ejército fue la de un perfil de Comandante en Jefe más comprometido con las demandas institucionales, para lo cual era necesario mantener una cierta distancia con el gobierno que permitiera exigir con más soltura dichas necesidades.

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conocer el movimiento militar que se venía planificando desde el EMDN.470 Al respecto el general de la Fuerza Aérea Francisco Herrera Latoja recuerda que tras “...el Tancazo, César Ruiz autorizó a los generales de la FACH para conversar con los almirantes en el quinto piso del edificio de las Fuerzas Armadas.” Siendo habitual “...que le informáramos de todos los acuerdos adoptados en las reuniones de los 15 ó en los clandestinos encuentros en Lo Curro.”471 Una vez que el movimiento militar tomó forma, la FACH pretendió capitalizarlo a través de la figura del general César Ruiz. Al respecto Herrera sostiene que en el mes de agosto la presión de la civilidad era cada vez más fuerte y los deseos de la institución de ver a su líder encabezando este movimiento los llevaron a precipitar el desenlace de su intervención.472 El argumento que utilizaron para provocar la crisis con el gobierno fue la renuncia del general César Ruiz al Ministerio de Transportes,473 lo que se traduciría en la petición de renuncia a la Comandancia en Jefe de la institución por parte del Presidente Allende. A su vez ello provocaría la renuncia simultánea de todos los generales de la FACH, desencadenándose de esta forma la protesta de sus subalternos y de las demás instituciones de la defensa.474 Este acuerdo nació de un encuentro de grupo de generales de la FACH con César Ruiz el viernes 17 de agosto, día en que éste se presentó ante el Presidente Allende con la renuncia a su cargo en el Ministerio de Transporte. El desenlace que pretendieron provocar los oficiales-generales de la Fuerza Aérea con este hecho no dio los resultados esperados. Allende logró convencer a César Ruiz que renunciara voluntariamente al cargo de Comandante en Jefe de la FACH, lo que invalidaba las intenciones de renuncia de la oficialidad y el amotinamiento de sus subalternos. Al respecto, el general Francisco Herrera recuerda que “...cuando llegué el sábado para los efectos de renunciar me encontré que César Ruiz había renunciado y no lo habían echado, entonces hicimos una composición de los hechos y llegamos a la conclusión de que nuestra presentación a retiro le iba a dar el gusto a Allende, quien quedaría en libertad de poner en nuestros puestos a quien quisiera.” De esta forma se abortó el plan que se había ideado.475 Tras la renuncia de César Ruiz a la Comandancia en Jefe de la FACH y al Ministerio de Transporte, el Presidente Allende buscó un reemplazante en el cuerpo de generales de la Fuerza Aérea. El primer ofrecimiento de la jefatura de la FACH recayó en el general Gabriel Von Schouwen, quien no aceptó la proposición apelando que el parentesco que tenía con el líder del MIR afectaría aun más la imagen del gobierno, optando finalmente Allende por nombrar al general

470 En efecto, el general Herrera confiesa que asistía a reuniones conspirativas con consentimiento del general César Ruiz. 471 La confianza que existió entre los oficiales conspiradores de la FACH con su jefe institucional se remontan a abril de 1973 producto de los hechos del debate de la ENU. ENTREVISTA General Francisco Herrera L. 14/01/96.- 472 Hacia este período, el plan de golpe de estado que estaba coordinando el EMDN no tenía fecha prevista. Sólo se sabía que se podía registrar entre los meses de septiembre y noviembre de 1973. 473 El general Ruiz Danyou ocupaba la cartera de transporte el 09 de agosto en un contexto de huelga de transportistas. 474 Esta era la idea a partir de la cual un grupo de oficiales de la FACH pretendió capitalizar los ánimos de los uniformados para desencadenar el golpe de estado. 475 ENTREVISTA General Francisco Herrera L. 14/01/96.-

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Gustavo Leigh Guzmán,476 en la jefatura de la FACH quien recibió el mando de manos del general Ruiz en la tarde del lunes 20 de agosto. 477 El inusual retardo de la ceremonia del cambio de mando en la FACH, cobró síntomas de gravedad el domingo 19 de agosto cuando el general César Ruiz asistió al programa televisivo “A esta hora se improvisa” con uniforme y no de civil como corresponde a un ex-uniformado. La rebeldía que trató de expresar Ruiz con este acto, fue entendido por sus subalternos quienes solidarizaron con su jefe institucional a través de un amotinamiento en las Bases Aéreas del Bosque y Cerrillos el lunes 20 de agosto. El general Herrera señala que al llegar a Cerrillos se encontró la Base Aérea en “pie de guerra”. Muchos oficiales jóvenes se acercaron a él para señalarle su malestar y su intención de querer actuar ante el vejamen que sentía la institución al perder a su Comandante en Jefe bajo esas circunstancias. 478 La maniobra de César Ruiz encontró resonancia en la oficialidad media y joven de la institución, pero no así en algunos generales de la FACH, que entendieron que una actitud precipitada podía conducir a la Fuerza Aérea a enfrentarse con otras instituciones de la defensa, frustrándose de esta forma los planes de un golpe monolítico que se venían trabajando desde hacía meses. Los generales que estaban al tanto de estos planes le hicieron entender a Ruiz que su actitud no contribuía en nada a la unidad de las Fuerzas Armadas. “Que su minuto había pasado y que había sido responsabilidad suya no haber actuado como correspondía, debido a que jamás se acordó que renunciara, sino que lo echaran, sólo ello desencadenaría una justificada renuncia de los generales y la protesta de los subalternos y las demás ramas de las Fuerzas Armadas”. 479 La posición que expresaron las restantes ramas de las Fuerzas Armadas frente a este hecho no fue monolítica. Mientras la Armada acuarteló y envió señales de apoyo a cualquier decisión que adoptara la FACH, el Ejército a través del coronel Gerardo Rojas Angulo les hizo saber la animosidad de los militares frente al acuartelamiento de los aviadores. Al respecto, los propios oficiales involucrados en la conspiración tampoco estuvieron de acuerdo con las características que adquirió este acuartelamiento. En el encuentro que sostuvo César Ruiz con los Generales de su institución en la tarde del lunes 20 de agosto en la Base Aérea El Bosque, éstos expresaron su solidaridad con Ruiz pero acto seguido los generales Mario Viveros y Gabriel Von Schouwen solicitaron que por el bien de la institución entregara el mando al general Leigh. Terminada la reunión con los Generales de la FACH, se realizó privadamente la ceremonia de entrega de mando a las 20:00 horas en la Base Aérea El Bosque. 476 Según los apuntes del general Prats, testigo presencial de la discusión que tuvo el general Ruiz con Allende, el mencionado oficial resistió a la renuncia de la institución, pero finalmente Allende lo forzó a hacerlo. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 470. Esto último confirma las versiones de los oficiales de la FACH que señalan que hubo un acuerdo previo entre algunos generales de la institución con César Rúiz para provocar una crisis con el gobierno, al negarse éste a dejar la Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea. 477 Lo natural en un cambio de mando es que este se produzca lo más rápido posible. El general Herrera recuerda que“...el general Ruiz se reunió esa tarde en su casa con amigos, políticos y oficiales que llegaron a solidarizar con él. Yo (explica Herrera) traté de hablar con Ruiz pero éste estaba molesto con nosotros porque sentía que no lo habíamos apoyado.” 478 ENTREVISTA General Francisco Herrera L. 14/01/96.- 479 ENTREVISTA General Mario Viveros A. 10/08/95.-

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De esta forma se puso fin a un movimiento institucional que pudo haber frustrado el movimiento militar que se venía planificando. c) Las Primeras Reuniones: De las tres ramas de las Fuerzas Armadas, la más recia a someterse a los reglamentos constitucionales en 1970 fue la Armada. Si bien es cierto que el almirante Raúl Montero demostró un apego irrestricto a las normas legales durante su gestión, la actitud que siguieron sus subalternos no fue la misma. Al igual que el general Prats, el almirante Montero desarrollo diversas tareas tendientes a descongestionar a su institución del discurso anti-gubernamental. Sin embargo, la formación conservadora de estos oficiales creo un verdadero “cordón sanitario” ante las ideas expresadas por Montero en circulares internas o visitas a las unidades.480 A partir de lo anterior y de los antecedentes que desarrollaremos a continuación, no resulta pretencioso afirmar que la intervención militar fue incubada en Valparaíso y dirigido por los almirantes Patricio Carvajal Prado y José Toribio Merino Castro.481 La incorporación de las demás ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros al movimiento, fue el fruto de la contingencia político-social que se vivió en nuestro país después del Paro de Octubre de 1972 y de la respectiva coordinación interinstitucional que el propio almirante Carvajal llevó a cabo a partir de marzo de 1973 desde el EMDN.482 Las primeras reuniones que recuerda uno de los protagonistas del 11 de septiembre, se comenzaron a desarrollar en Valparaíso en noviembre de 1972. A ellas concurrían el almirante José Toribio Merino, entonces Comandante de la Primera Zona Naval, el general Sergio Arellano Stark, entonces coronel y Comandante del Regimiento Maipo y el general de Carabineros Arturo Yovane Zuñiga, entonces Jefe de Zona Policial de Valparaíso.483 En los reiterados encuentros, el general Yovane recuerda que “...se analizaba la situación nacional, llegándose a la conclusión de que en todas partes había un ambiente que los empujaba a actuar.”484 Sin embargo, añade Yovane, se optó primero por levantar el ánimo del personal y para ello se idearon encuentros interinstitucionales en donde “...recordábamos a nuestros héroes y homenajeábamos nuestros símbolos nacionales...Los repetidos encuentros fueron convenciendo al personal de que no estaba todo perdido y de algo que se estaba preparando.”485

480 Para tener una idea más acabada acerca de la posición “pro-intervencionista” en la Armada veáse: Merino; José Toribio. Op cit págs 153-188. 481 Algunos oficiales sindican al almirante Carvajal como el más crítico hacia el gobierno de la UP. Su compromiso con el golpe se vincula a ideas ultra católicas que lo llevaban a ver en la figura de Salvador Allende a Satanás. ENTREVISTA General Francisco Herrera L. 14/01/96. 482 En efecto, si revisamos los capítulos cuarto y quinto de esta investigación podemos ver que tanto el Ejército, como la FACH y Carabineros, no expresaron mayores “resquemores” por el triunfo de la UP. La posición crítica y pro-golpistas de éstas surgió bajo un contexto de crisis que afectó al país. 483 ENTREVISTA General Arturo Yovane Z. 24/11/96. 484 Ibid. 485 Ibid.

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Los encuentros de “camaradería” que el general Yovane recuerda, obedecieron, sin embargo, a la estrategia de la Armada de fortalecer el espíritu de cuerpo al interior de las respectivas unidades de las Fuerzas Armadas para respaldar el veredicto popular cuando la ciudadanía decidiera poner fin al gobierno de la izquierda.486 Como lo estableciéramos en el capítulo anterior el fracaso que obtuvo la oposición en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, en donde esperaban obtener una amplia mayoría en el Senado para inhabilitar al Presidente Allende de sus funciones, volvió a poner a las Fuerzas Armadas en las expectativas de los sectores que aspiraban el derrocamiento de la UP. En relación a lo anterior, el propio general Yovane recuerda que a partir de marzo de 1973 se comenzaron a desarrollar las reuniones claves que desembocaron en lo que más tarde se conoció como el 11 de septiembre. En la primera de ellas, añade el citado general,”... se habló abiertamente de intervención militar...acordándose seguir en contacto y comenzar a trabajar este tema con sus respectivas fuerzas...” Al mencionado encuentro concurrieron, por la Armada el almirante Raúl Troncoso y los capitanes Castro y Vásquez y por Carabineros el general Yovane en compañía de los comandantes Stange y Fuentes.” 487 Mientras que en Valparaíso las fuerzas militares presentes en la zona habían comenzado a implementar un golpe de estado, en la capital el recién nominado Jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional, vice-almirante Patricio Carvajal, se abocó a la misma tarea con los subalternos que tenía a sus órdenes.488 En efecto, el coronel Pedro Guerrero, entonces oficial del EMDN recuerda que a partir del mes de marzo de 1973 este organismo, a través de sus cuatro departamentos, se abocó a la tarea de reactualizar los planes de seguridad interna.489 Entre las características que tuvo el Plan de Defensa Interior de las Fuerzas Armadas que se aplicó el 11 de septiembre, tenemos que recordar que toda planificación de operación militar cuenta con cinco puntos, que son, Estado de la Situación, Misión, Actividades Operativas, Actividades Logísticas y Otros.490 Para materializar los diferentes aspectos que se encuentran presentes en el plan, el EMDN cuenta con cuatro departamentos: Operaciones, Logística, Inteligencia y Servicios. Cada uno de ellos, en forma separada, comenzó a trabajar en los cinco puntos del plan en forma secuencial. Es decir, partiendo por el orden ya señalados. 486 Recordemos que la Armada al asumir el gobierno de la UP adoptó esta postura. La cercanía de las elecciones parlamentarias de 1973 fue la posibilidad para poner en ejercicio estas intenciones. 487 Según los recuerdos de Yovane, esta reunión clandestina se llevó acabo en el piso diez de un edificio de departamentos de Viña del Mar. En este encuentro además se habló de “...que siempre hemos sido considerados los parientes pobres de los uniformados y ellos (refiriéndose a los representantes de la Armada) me dicen que no. Que éramos tan militares como ellos, en fin. Bueno les dije que estábamos dispuestos a participar pero con la condición de que vamos hacer cuatro fuerzas que vamos a compartir las mismas responsabilidades y derechos.“ ENTREVISTA General Arturo Yovane Z 24/11/96.- 488 El almirante Patricio Carvajal Prado asumió la dirección del EMDN en enero de 1973. Desde allí coordinó los cuatro departamentos con que cuenta esta repartición para preparar el golpe de estado, que son Inteligencia, Operaciones, Logística y Servicios. ENTREVISTA Coronel Pedro Guerrero. 24/01/97.- 489 El primer plan de seguridad interna que hubo en Chile se remonta al año 1947, bajo el gobierno del Presidente Gabriel González Videla. Desde esa época que se vienen reactualizando anualmente los planes por parte de las Fuerzas Armadas. 490 El quinto punto de un plan operativo, que se acostumbra a definir como “Otros” se refiere aquellos aspectos colaterales que ayudan al éxito de la operación, como lo fue la Operación Silencio en el Plan Lautaro.

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En este sentido el coronel Guerrero señala que los cuatro departamentos, lograron reunir la información del Estado de Situación del país en el mes de mayo de 1973, llegando a la conclusión de “que estábamos en un período de desorden total, político, social y económico.” Dicha información, añade el mismo oficial, fue comunicada al Jefe de Estado Mayor, Patricio Carvajal, quien la dio a conocer al Ministro de Defensa José Tohá, quien no prestó mayor interés a los análisis desarrollados por el EMDN.491 En relación al segundo punto de la planificación, la misma fuente asegura que la misión entregada por Carvajal fue la de “llegar a una idea más precisa de lo que estaba ocurriendo en el país con la finalidad de conocer las factibilidades de una intervención militar bajo esa coyuntura.” En relación a este punto el mismo oficial recuerda que “se llegó a la conclusión de que era posible una intervención de las Fuerzas Armadas entre los meses de septiembre y noviembre, iniciándose la planificación operativa del golpe en el mes de julio.”492 Las diligencias iniciadas por Patricio Carvajal en el EMDN se complementaron más tarde con la que venían sosteniendo paralelamente algunos oficiales en la capital. En relación a estos encuentros conspirativos, el general Arturo Viveros Ávila señala que éstos comenzaron a producir a partir de marzo de 1973 y que a ellos concurría un número variable de oficiales. Por el Ejército lo hacían los generales Sergio Arellano, Oscar Bonilla, Sergio Nuño y Javier Palacios. Por la FACH, los generales Francisco Herrera y Mario Viveros Ávila.493 La activa participación que tuvo en ellas el general Arellano, conocedor de la postura que habían adoptado destacadas figuras de la Armada fue determinante para contactar a este inquieto grupo de oficiales con Patricio Carvajal y los uniformados que se reunían en Valparaíso.494 A partir de estos contactos es posible comprender la monolítica crítica que realizó un importante número de oficiales al Proyecto de Escuela Nacional Unificada (ENU) que el entonces Ministro de Educación, Jorge Tapia, expuso ante sesenta oficiales de las Fuerzas Armadas el 11 de abril de 1973. En este sentido habría que precisar que la efervescencia que provocó la ENU en los uniformados versó fundamentalmente en dos aspectos, en primer lugar la presencia de categorías marxistas de análisis presentes en el proyecto, que desde la perspectiva de los militares atentaban contra los principios y valores nacionales. En segundo

491 El coronel Pedro Guerrero, oficial de operaciones del EMDN recuerda que el Ministro de Defensa José Tohá no se conmovió con los informes que se le dio a conocer. Sólo deslizó algunas explicaciones para excusar ciertas situaciones. En general, no le dio importancia a nuestro estudio. ENTREVISTA Coronel Pedro Guerrero 24/01/97.- 492 Una vez que las Fuerzas Armadas a través del EMDN llegaron a esta conclusión, se asumió esta misión rescatando un decreto supremo secreto de septiembre de 1954 que señalaba que la misión de las Fuerzas Armadas no era sólo referida a vigilar la soberanía externa, sino que también ésta se hacía extensiva hacia el ámbito interno. ENTREVISTA Coronel Uros Domic 15/09/96.- 493 Fuentes cercanas a estos grupos conspirativos señalan que los hermanos Viveros fueron piezas claves para contactar a la FACH y al Ejército. Otros oficiales añaden que estos contactos se vieron favorecidos porque la mayoría de los entonces generales de la FACH en 1973 habían recibido parte de su formación militar en las filas del Ejército, en los tiempos en que la institución aérea dependía del Ejército. Sólo el año ´40 la Fuerza Aérea logró contar con un centro de estudios propio. 494 Sergio Arellano al ser ascendido a general fue trasladado a Santiago. En la capital se autoasignó la tarea de crear un movimiento similar al que funcionaba en Valparaíso, en donde recordemos que participaban los almirantes Merino, Huidobro y Huerta.

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lugar, el procedimiento a través del cual se pretendió implementar esta reforma, que no contó con una ley específica de reforma educacional.495 En relación a este hecho el general Francisco Herrera recuerda que la posición que manifestaron los uniformados presentes en el foro fue discutida y acordada con anticipación. Al respecto señala que hubo conversaciones previas entre los generales Gustavo Leigh, Javier Palacios y el contralmirante Ismael Huerta, principales interlocutores del malestar castrense ante el proyecto educativo.496 A partir de los recuerdos del general Herrera es posible establecer que ya en abril de 1973 los contactos entre la oficialidad “putschista” se habían materializado. En este mismo sentido, creemos posible establecer que las reuniones de oficiales a la que alude el general Herrera, coincidía con la planificación que el Almirante Carvajal venía efectuando desde el EMDN. En efecto, el general Herrera recuerda que la presencia de los almirantes Carvajal y Huerta fueron recurrentes en los encuentros conspirativos que se desarrollaron en Lo Curro.497 De lo ya señalado es posible concluir que los aludidos encuentros tuvieron una finalidad planificadora más que deliberativa, en el entendido de que la información que recogía el EMDN era estudiada en tales reuniones. Si bien es cierto que corresponde a los Estados Mayores y a las respectivas Academias de Guerra, actualizar los planes operativos que guiaran el accionar de las Fuerzas Armadas, no deja de ser necesaria la participación de otras instancias en una conspiración. En efecto, de toda planificación operativa se desprenden misiones puntuales que no viene al caso someterla a una planeación de las Academias de Guerra, por tratarse de acciones que pretenden crear condiciones favorables a la aplicación misma del plan, tales como la llamada Operación Silencio498y la política de “hostigamiento” que debieron enfrentar los Comandantes en Jefe Constitucionalistas para que desistieran del cargo y dejaran el camino libre a los oficiales que estaban dispuestos a liderar en sus respectivas instituciones la intervención militar. En relación a este punto habría que señalar que el hostigamiento institucional hacia los Comandantes en Jefes anti-golpe fue coordinado con la oposición a través de sus medios de prensa. Internamente los

495 Ante la efervescencia que provocó el proyecto de Escuela Nacional Unificada en las Fuerzas Armadas, el entonces Ministro de Defensa Nacional, José Tohá organizó una reunión aclaratoria en la que el Ministro de Educación de la época, Jorge Tapia, expondría los principios y objetivos de la ENU. 496 El general Herrera recuerda que antes de realizarse el foro el general César Ruiz le preguntó “...¿quién va hablar en el foro?. el general Leigh y yo, respondió Herrera. Conforme, entonces yo voy a hablar con Prats y Montero para que nosotros apoyemos a los que hablen allí. Íbamos a entrar a la ENU y nos encontramos con Ruiz quien nos dice que no pudo ponerse de acuerdo con Prats y Montero, así es que bajo mi responsabilidad ustedes hablen.” ENTREVISTA General Francisco Herrera L. 14/01/96. Al respecto el almirante Ismael Huerta, uno de los protagonistas en aquel foro intenta dejar entrever en sus Memorias que no tuvo contacto previo con los otros oficiales que hablaron en aquella oportunidad. 497 A la casa de Jorge Gamboa asistían además los oficiales de Ejército a los que hace alusión el general Viveros. Jorge Gamboa es un civil familiar del general Sergio Arellano. 498 La Operación Silencio fue un Plan de Telecomunicaciones Tridimensional que permitió mantener comunicadas a las Fuerzas Armadas el 11 de septiembre, así como también, acallar aquellas radios que se opusieran al movimiento militar y desconectar las comunicaciones entre el gobierno central y sus intendencias.

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oficiales-generales que buscaban la renuncia de sus jefes vertieron fuertes críticas hacia sus gestiones en los consejos de generales y almirantes.499 Otro aspecto que no fue necesario someterlo a planeamiento militar se relacionó con los contactos civiles cuyas acciones facilitarían el movimiento militar. Al respecto, representantes de La Armada fueron quienes expresaron mayor cercanía a este tipo de agrupaciones. Fuera de los contactos que existieron con miembros de partidos políticos de oposición es importante nombrar a la “Cofradía Náutica del Pacífico, en la que el almirante Merino era su vice-presidente. En ella también participaban Agustín Edward, Hernán Cubillos, Patricio Carvajal y Roberto Kelly.” 500 Toda esta tarea coordinación se hizo intensa a partir del mes de julio de 1973, una vez que el almirante Carvajal conoció los estudios del EMDN que señalaban la viabilidad de la intervención militar. Con anterioridad a esta fecha las reuniones entre los oficiales involucrados en el movimiento fueron esporádicas y debieron haber girado en torno a los informes que periódicamente recibía Patricio Carvajal y que se relacionaron con el llamado “Estado de Situación del País”,501 así como también, en evaluar los contactos que se comenzaron a implementar con las provincias. En este sentido los generales Manuel Torres de la Cruz y Washington Carrasco recuerdan haber estado en contacto permanente para estos fines con los generales Bonilla, Viveros, Baeza y Arellano.502 La operacionalización del movimiento militar a partir de julio es coincidente con los recuerdos de los oficiales consultados, quienes sostienen que luego del “Tancazo”, las reuniones se hicieron más frecuentes, a raíz de la formalización de la actividad deliberativa con la llamada “Reunión de los 15”. En efecto, tras el sofocamiento del Regimiento Blindado nº 2, la UP organizó una concentración en la Plaza de la Constitución en la que los jefes institucionales fueron homenajeados por los asistentes. La presencia de los Comandantes en Jefe en el balcón con Salvador Allende causó una reacción de recelo en la oficialidad de la FACH y la Armada que se expresó en una reunión espontánea en el edificio de las Fuerzas Armadas. Este tipo de encuentros, en donde los oficiales analizaron la situación nacional para unificar criterios de acción, se hicieron habituales y se incorporó a ellos al Ejército. Cada institución participaba con cinco oficiales-generales, que no siempre eran los mismos, de ahí el nombre de “Reunión de los 15”. 503 En este

499 Ya en el presente trabajo hemos dado a conocer algunos episodios en los cuales la oficialidad pro-golpe hizo ver al general Prats su descontento. En relación a la Armada el almirante Montero pasó por situaciones similares. Al respecto véase: Huerta; Ismael. Op cit Tomo II Pág 84. Merino; José Toribio. Op cit. Págs. 204-226. 500 Revista Hoy. nº 998 del 09-15 de septiembre de 1996 Pág 18. En la preparación de la Operación Silencio el general Herrera también reconoce la participación de civiles como Sergio Arellano Iturriaga, hijo del general Arellano, Federico Willoughby, Eduardo Muller, entre otros. Para conocer más detalles en torno a la participación de civiles en el 11 de septiembre véase: Arellano; Sergio: Mas allá del abismo. Un Testimonio y una Perspectiva. Editorial Protección. Santiago, 1995.- 501 Luego del Tancazo (29/06/73) los oficiales consultados concuerdan que las reuniones se hicieron más frecuentes y apuntaron a objetivos más concretos. 502 Los contactos no siempre fueron personales. Se recurría a personal de confianza para ello. Los viajes por motivos personales o laborales sirvieron para intensificar estos enlaces. 503 El objetivo que se persiguió la aparición de los Comandantes en Jefes con el Presidente Allende en la concentración de la Plaza Constitución ha tenido diferentes interpretaciones. Mientras para la oficialidad golpista se trató de una utilización más por parte de la UP, para el general Carlos Prats este “...gesto buscaba diluir el sentimiento adversión popular contra la totalidad de las Fuerzas Armadas.” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 423.

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sentido, el coronel Guerrero, que estuvo a las órdenes de Carvajal en el EMDN señala que “...los temas y punto de vista que allí se discutían llegaban al Estado Mayor de la Defensa a través de los Estados Mayores institucionales, quienes luego de analizarlos nos proporcionaban la información y sus conclusiones para que nosotros las consideráramos.” El necesario análisis y coordinación de la información a la que alude el coronel Guerrero, cobra sentido cuando los oficiales comprometidos en el movimiento recuerdan que no todos los oficiales que participaban de la “Reunión de los 15” estaban al tanto de las decisiones que venían adoptando un número importante de uniformados. Nos referimos específicamente al general Augusto Pinochet, que como Jefe del Estado Mayor del Ejército participó en todas ellas, a los generales de Ejército Pickering, Urbina y Sepúlveda y a los generales de la FACH Bachelet, Vergara y Von Schouwen. Todos estos oficiales eran considerados cercanos al pensamiento de Carlos Prats o abiertamente izquierdistas por parte de sus compañeros de armas. De todos ellos, tres dieron sorpresas el 11 de septiembre al incorporarse al movimiento militar. Nos referimos a los generales Pinochet y Urbina del Ejército y Von Schouwen de la FACH.504 A partir de lo anterior es factible señalar que en las repetidas “Reuniones de los 15” nunca se habló abiertamente de golpe de estado. En ellas más bien “...se fijaron criterios de acción conjunta de las Fuerzas Armadas para enfrentar la delicada situación del país”, criterios que sin lugar a dudas sirvieron para implementar la monolítica operación militar del 11 de septiembre. Al respecto, uno de sus más asiduos participantes, el almirante Ismael Huerta anota en sus “Memorias” que entre los objetivos de acción conjunta que se trazaron en dichas reuniones se encontraba evitar la división de las instituciones de la defensa, comprometerse a no atacarse mutuamente evitando la guerra civil, conocer el pensamiento de sus subalternos para canalizarlo y fijar criterios para efectuar los allanamientos.505 A pesar de que siempre se evitó mostrar las verdaderas intenciones de dichas reuniones, en casi todos estos encuentros se habló mal del gobierno y de la izquierda.506 En una de las oportunidades el Almirante Huerta anota en sus Memorias que el general Leigh al referirse a los allanamientos para hacer cumplir la Ley de Control de Armas señaló que era necesario intensificarlos, “...para buscarles el odio.”507 La viabilidad de implementar con éxito un movimiento militar entre los meses de septiembre y noviembre del año 73 y la institucionalización de la actividad deliberativa a través de la “Reunión de los 15”, intensificó los encuentros clandestinos entre la oficialidad comprometida con el movimiento. En efecto, hacia fines del mes de julio aparecen conspirando no sólo los oficiales generales

504 Los generales de Ejército Pickering y Sepúlveda renunciaron al Ejército el 23 de agosto de 1973, como una manera de solidarizar con la renunciada presentada por el General Prats. En la FACH los generales Bachelet y Vergara fueron perseguidos al interior de su institución después del 11 de septiembre. 505 Huerta; Ismael. Op cit Tomo II. Pág. 78. 506 Al respecto el general Carlos Prats anota en sus Memorias: “Pinochet confirma mi presunción de que en la reunión sostenida entre 15 generales y almirantes, se habían deslizado “inquietudes” respecto a la acción del gobierno, adecuadamente encubiertas para no dar pie a reacciones de los Comandantes en Jefe.” EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág. 436.- 507 Huerta; Ismael. Op cit. Tomo II. Pág 78.

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hasta aquí nombrados, sino la oficialidad media, que venía desarrollando actividades de esta naturaleza desde hacía meses, pero sin coordinarse tridimensionalmente. La coordinación de este estamento es coincidente con las tareas de tomar contacto hacia abajo que se fijó en una de las “Reuniones de los 15” y que buscó capitalizar el malestar de este estamento evitando de esta forma una acción aislada de estos oficiales. Como lo estableciéramos en el capítulo anterior, desde estos sectores comenzó a emerger un movimiento tendiente a hacer reaccionar a sus respectivos mandos. Oficiales generales entrevistados para esta investigación señalan que al no haber reaccionado a tiempo, estos grupos habrían tomado la iniciativa.508 Los temas que se afinaron en las sucesivas reuniones clandestinas que se registraron en “Lo Curro”, “Lo Cañas” , en la “Escuela Militar”, por nombrar algunos puntos, continuaron enfocados a la Operación Silencio, al hostigamiento a los Generales reticentes al golpe, así como también, en crear ciertas condiciones políticas para ejecutar el movimiento militar. Al respecto llama la atención el “cuidado” que tuvieron los militares chilenos de exigir a la civilidad interesada en la operación militar una confirmación de su parte. En este sentido habría que señalar que detrás de la declaración de ilegalidad que redactó la Cámara de Diputados hubo una coordinación civil-militar, no resultando posible establecer lo mismo con las declaraciones que hiciera el Poder Judicial y la Contraloría General de la República 509 Al respecto, el general Arturo Yovane, uno de los tantos contactos que tuvo la DC con los oficiales generales que conspiraron el 11 de septiembre,510 recuerda que llamó “...a su compadre Alejandro Noemí, senador y amigo de Frei, y le conté 25 días antes del 11 lo que estábamos preparando y la necesidad que había de que ambos convencieran a los parlamentarios de hacer presente que el gobierno era inconstitucional”. En efecto, el 22 de agosto la Cámara de Diputados adoptó un acuerdo que declaró la inconstitucionalidad del gobierno de la UP. 511 Uno de los últimos encuentros conspirativos que se llevaron acabo, se efectuó en la Escuela Militar el 7 de septiembre. En ella participaron el coronel Nilo Floody, Director de la Escuela Militar; el coronel de la FACH de apellido Forley (ayudante del el General Leigh), el capitán de Navio de apellido Limey; el general (r) Ramón Valdés, entonces Comandante del Regimiento Simbólico Bueras y el general de Carabineros Arturo Yovane. Este último recuerda que el tema central de dicho encuentro giró en torno a las fuerzas que estaban dispuestas a actuar el viernes 14 de septiembre, evidenciándose que el Ejército no contaba con la participación de Pinochet a quien se le invita al movimiento esa misma noche. 508 Llama la atención que el temor a ser sobrepasados por sus subalternos fue uno de los aspectos que preocupó a la alta oficialidad en 1973. 509 Si esta declaración fue el resultado de una coordinación civil-militar, podría sostenerse también que las restantes declaraciones en las que se buscaba dejar en evidencia la ilegalidad del gobierno también respondieron a esta lógica. 510 Entre los contactos que se le reconocen a la DC con la oficialidad golpista podemos mencionar a los generales de Ejército Sergio Arellano, Oscar Bonilla y Héctor Bravo Muñoz. La cercanía de os dos primeros uniformados con la DC se debe a que fueron edecanes de Eduardo Frei mientras este fue Presidente de la República. 511 La fechas que maneja el general Yovane calzan exactamente con el 11 de septiembre. ENTREVISTA General Arturo Yovane Z. 24/11/96.-

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En esa reunión la Armada y la FACH aseguraron unanimidad. Es decir, desde la máxima autoridad hacia abajo. A pesar de que la renuncia del almirante Montero aún no se formalizaba, el almirante Merino, como interino, ya concitaba la adhesión de la institución. En contraste, Carabineros presentaba una división de mandos que se podía expresar en división de fuerzas. Al respecto, Yovane aseguró en aquella oportunidad la participación de las zonas de Valparaíso y Concepción, así como también la Escuela de Suboficiales y las unidades operativas. El Ejército, al igual que Carabineros no tenía la certeza de que todo su alto mando participara en la operación. Pinochet y Urbina, es decir, el Comandante en Jefe y el Jefe de Estado Mayor no estaban aun confirmados. La tarea de avisar esa noche a Pinochet fue encomendada al general Arellano quien lo hizo el sábado 8 de septiembre.512 La incorporación del general Pinochet al movimiento se formalizó el 9 de septiembre a través de la conocida carta que el almirante Merino envía a los generales Leigh y Pinochet con el almirante Huidodro y el comandante Ariel González. En dicho documento se alteró la fecha original con que había sido pensada la operación militar, cambiándose para el martes 11 de septiembre. Al respecto los uniformados justifican el cambio de fecha a partir de razones tácticas que buscaron no llamar la atención de la civilidad y de las autoridades. En este sentido los militares sostienen que esta determinación se debió a que un acuartelamiento previo era menos notorio un día lunes que el día jueves, donde muchos uniformados regresan a sus casas y dejan la vida en el cuartel. Esta justificación carece, sin embargo, de lógica. ¿Cómo es posible que el EMDN planifique una operación militar sin haber tomado esta precaución? La verdad parece ser otra, y se relaciona al encuentro que tuvo el almirante Merino con el Presidente Allende el jueves 7 de septiembre en La Moneda. En aquella reunión el Almirante Merino anota en sus “Memorias” que el Presidente Allende “...no tenía ninguna intención de recapacitar y sólo buscaba ganar tiempo para imponer sus ideas”. Omitiendo señalar que en aquel encuentro Allende le comunicó la intención de llamar a un Plebiscito para zanjar la problemática que vivía el país. De publicarse este anuncio ¿qué razones había para ejecutar una intervención militar si la UP iba a perder el Plebiscito ?. Desde esta perspectiva se adelantó la fecha del movimiento militar. Este cambio fue comunicado a los restantes jefes militares a través del documento o carta que llevó el Contraalmirante Huidobro y el comandante González. En ella, además, hay una invitación a Pinochet a sumarse al golpe. La verdad es que éste último no había confirmado su participación luego que enterara de los planes el 8 de septiembre. Según los informes que le proporcionara Carvajal a Huidobro, Pinochet sólo aseguró la neutralidad de su institución, compromiso que resultaba insuficiente para los restantes almirantes quienes temían que el Ejército terminara sumándose al gobierno.513

512 El general Sergio Arellano no concurrió al domicilio de Pinochet el 7 de septiembre como se había acordado por tener que asistir a un evento familiar. Según lo relata su hijo en su libro lo hizo al día siguiente, no prestando mucho interés en querer participar. 513 En la conversación que tuvo el almirante Merino con Salvador Allende el 7 de septiembre, éste debió haberle mencionado su intención de llamar a un Plebiscito. En efecto, esta “salida” al conflicto político debió haber sido anunciada públicamente el 11 de septiembre a mediodía, antes de que se reuniera el Consejo Nacional de PDC. La franqueza y a ratos cercanía con que el propio almirante recrea la conversación con Allende en sus Memorias nos hace pensar que el almirante omite esa proposición., señalando

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Una vez que la dirección del movimiento confirmara la fecha de la intervención militar, fueron avisados el lunes 10 los oficiales cuyo desempeño operativo resultara vital para el movimiento. En relación a este punto hubo diferencias en cada una de las ramas. Así por ejemplo, el almirante Merino no tuvo mayores inconvenientes en conversar la decisión de actuar con sus almirantes y oficiales con mando de tropa, al igual que el general Leigh, quien hizo lo mismo con sus generales de brigadas aéreas y coroneles. Una realidad diferente se vivió en el Ejército. El general Pinochet tuvo sus aprensiones en comunicar a todos sus generales la fecha y hora de la operación militar. Sólo se les comunicó con 24 horas de anticipación a los generales de División Torres de la Cruz, Carrasco y Brady, así como también a los generales de Brigada Palacios, Arellano y Benavides. Los restantes oficiales fueron comunicados el mismo 11 de septiembre.514 Una realidad similar se vivió en Carabineros, donde hubo cuatro oficiales antes del general Mendoza que fueron sobrepasados, al igual que tres generales más antiguos que Yovane. Desde este punto de vista el conocimiento de golpe en Carabineros fue selectivo y en función de aquellas unidades que poseían más fuerza. Los oficiales-generales que se encontraban en la línea de mando antes que el general César Mendoza Durán fueron los generales Sepúlveda, general Director de Carabineros, Viveros, Urrutia y Yánez. En relación al general Mendoza todos los oficiales consultados señalan que éste nunca participó en una reunión previa al 11 de septiembre, siendo más bien una figura desconocida en las lides conspirativas. La dirección del movimiento en Carabineros recayó en su persona por antigüedad ya que Yovane indirectamente lo incorporó al informarle lo que venía haciendo desde enero de 1973. Al respecto el general Yovane puntualiza que el día 10, después que había firmado Pinochet, Merino y Leigh, este último lo llamó para que firmara en representación de Carabineros, enterándose allí de que existía un general más antiguo que Yovane en Carabineros que estaba al tanto del movimiento. Tras la firma de Mendoza, éste en compañía de Yovane arrastraron al movimiento a la Escuela de Oficiales de la institución.515 Cada una de las instituciones que participó el 11 de septiembre tuvo sus respectivas claves para comunicar a sus subalternos de provincia la fecha y hora de la operación militar. Al respecto el general Manuel Torres de la Cruz recuerda que el mensaje en el Ejército fue comunicado por el coronel Pedro Ewing con las siguientes palabras: “Las olimpíadas en el Ejército son el martes 11 de septiembre a las seis de la mañana.” En la Armada la clave que dio el vamos a la operación naval fue “se soltó la lancha”. Mientras que en la FACH fue “llueve en Santiago”.516

que el Presidente Allende sólo buscaba ganar tiempo, no especificando la propuesta con que pretendió ganar tiempo el líder de la UP. Para tener una noción más acabada de la conversación que tuvo Merino con Allende VER: Merino; José Toribio. Op cit. Págs. 221-223. 514 De ahí que se señale que para muchos generales de Ejército Pinochet dio un gran sorpresa el 11 de septiembre. En este sentido los generales Baeza y Viveros recuerdan haberse enterado el mismo día del movimiento que Pinochet lo encabezaba por el Ejército. 515 ENTREVISTA General Arturo Yovane Z.24/11/96.- 516 Internamente se manejaron otras frases claves, como “Mañana no tomen desayuno antes de las ocho.” “La once de las cuatro tías”. Carabineros no tuvo clave única.

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d) Los Planes del 11: Para comprender a cabalidad las diferentes planificaciones a través de las cuales se ejecutó el 11 de septiembre en nuestro país, conviene señalar que éstos serán expuestos desde un orden general a uno particular. Es decir, se expondrá primero el Plan de Defensa Interior de las Fuerzas Armadas que fue preparado por el EMDN, para más tarde pasar a detallar la información obtenida en torno a los planes que se elaboraron en las guarniciones más importantes del país, tales como, Valparaíso, Santiago, Concepción y Punta Arenas. Detrás de la acción conjunta de las Fuerzas Armadas y Carabineros el 11 de septiembre, hubo una planificación general de carácter tridimensional preparada por el EMDN. Esta última fue en definitiva el factor explicativo de que los uniformados actuaran monolíticamente a lo largo y ancho del país. Junto a ella cada guarnición militar aplicó los planes zonales de seguridad interna. D.1 Plan Lautaro: Esta planificación fue dirigida por el vice-almirante Patricio Carvajal. Sus orígenes se remontan al mes de marzo de 1973 cuando se comenzó a elaborar el Estado de Situación Interna del País. El análisis de esta información se coordinó tridimensionalmente a partir de julio de 1973. En efecto, a partir de esta fecha el EMDN ordenó a los Estados Mayores institucionales la actualización de los Planes de Seguridad Interna de las diferentes Guarniciones Militares que corresponden a cada rama de las Fuerzas Armadas según los CAJSI517. El Plan de Defensa Interior de las Fuerzas Armadas que elaboró el EMDN se denominó “Plan Lautaro” y fue firmado por los respectivos Comandantes en Jefe el 17 de agosto, es decir, tres semanas antes de la fecha programada, que en sus orígenes fue el viernes 14 de septiembre.518 En relación a las características que tiene un Plan de Defensa Interior de las Fuerzas Armadas y en especial el que aquí nos interesa, el coronel Guerrero señala que éste no puede entrar en detalles de la acción que emprenderán las distintas fuerzas el día que se ejecute la operación. Más bien, añade, es un esbozo en el que se sintetizan las motivaciones del plan519 y se ordena la ejecución de los diferentes planes tridimensionales que cada guarnición ha preparado. El

517 Recordemos que este tipo de estructura fue asumida por el EMDN bajo la dirección del general Carlos Prats en 1970, quien para enfrentar el ambiente eleccionario de ese año ideó esta estructuración. Básicamente los CAJSI (Comando de Área Juridiccional de Seguridad Interna) se relacionan con la idea de que en una guarnición o departamento militar la institución más representativa tomaba el mando de ella y las restantes instituciones se sometían a su dirección. 518 Así lo deja estipulado el general Carlos Prats en sus Memorias cuando anota que “El Jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional me trae para mi firma un Plan de Telecomunicaciones anexo al Plan de Defensa Interior de las FF.AA de carácter preventivo “frente a la insurgencia” Comprendo el doble filo del documento, pero lo firmo ante la necesidad de extremar el alistamiento frente a la sedición en marcha”. EN: Prats; Carlos. Op cit. Pág 469. 519 Aquí se hace mención a la misión de defensa interna que deben cumplir las Fuerzas Armadas y que se desprendió, según el coronel Uros Domic del decreto supremo secreto del año 1954, cuyos detalles no pudimos conocer.

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mencionado oficial recuerda que el “Plan Lautaro” no tuvo más de dos hojas en las cuales se hizo alusión a los aspectos ya apuntados.520 En relación al conocimiento del Plan Lautaro por las autoridades civiles, tales como el Ministro de Defensa, y militares no golpistas, como el general Prats y el almirante Montero, ¿Porqué entonces no se denunció ?. Básicamente porque el plan fue presentado a las autoridades con un carácter preventivo frente a la insurgencia que afectaba al país. Es decir, se podía entender como una acción que podía evitar una eventual intento de derrocar al gobierno. En relación a la fecha, ella no se estipulaba en el original que conocieron algunas autoridades, siendo ésta una información conocida sólo por quienes ejecutarían la operación. El cambio de objetivo del plan, de carácter defensivo a ofensivo no es tarea difícil explican fuentes entendidas.521 La necesaria coordinación institucional previa para poner en ejecución los lineamientos del Plan Lautaro no fue tarea difícil de lograr en la Armada y en la FACH. El compromiso con la intervención militar de Merino, vice-almirante y líder natural en su institución522, así como también, del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, general Gustavo Leigh, facilitaba esta labor. ¿Pero qué sucedía en el Ejército y Carabineros? ¿De dónde obtuvo el Ejército la información para actuar el 11 de septiembre si su líder máximo no estaba comprometido hasta antes del 9 de septiembre ? Evidentemente que no a través de Pinochet y tampoco de parte del Jefe de Estado Mayor institucional, general Rolando Urbina, que era considerado por la oficialidad anti-UP, y por el propio Pinochet más tarde, como poco confiable.523 La información fidedigna por orden de jerarquía debió haber sido entregada al general Manuel Torres de la Cruz, pero éste por encontrase en Punta Arenas debió haber sido descartado como coordinador de la intervención en el Ejército. El oficial general que probablemente recibió la orden por su antigüedad fue el general Ernesto Baeza Michelssen, quien se desempeñaba como Director de Abastecimiento del Ejército en Santiago. Sin embargo, el hecho de que no tuviera tropa a su mando pudo haber influido en que la confirmación del golpe en Ejército haya recaído en otro oficial. En efecto, el general Baeza confiesa haber conocido la fecha del movimiento militar el mismo 11 de septiembre, cuando se le encomendó coordinar la operación que realizaría la institución en el centro de la ciudad desde las dependencias de la Comandancia en Jefe del Ejército, frente al palacio de La Moneda.524

520 En sus líneas centrales este señalaba lo siguiente:“A partir de.... Usia se servirá asumir las atribuciones político, militares y administrativas de su zona juridiccional. Acuse recibo.” 521 El coronel Pedro Guerrero, oficial del EMDN, nos señala que “...se creó un plan operativo paralelo en el EMDN que no fue conocido por el Ministro de Defensa y los Comandantes en Jefe.” En efecto, el Plan Lautaro, fue velado por el Plan Hércules, que es similar al Plan Lautaro pero con un objetivo diferente, pues buscaba mantener y no derrocar el orden entonces vigente. 522 Al momento de producirse el golpe Allende aún no formalizaba al almirante Merino como Comandante en Jefe de la Armada. Este fue el tema que reunió a Allende y Merino el jueves 7 de septiembre y frente al cual no se llegó a acuerdo. 523 La falta de confiabilidad hacia el general Urbina se expresó el mismo 11 cuando Pinochet no le informó de lo que planeaba para ese día, encomendándole realizar una visita militar de rutina al departamento militar de Temuco para mantenerlo de esta forma alejado de Santiago. 524 El general Baeza conversó en dos oportunidades vía telefónica con Allende el 11 de septiembre. En la primera de ellas el Presidente le solicitó una reunión con los Comandantes en Jefe, pero éstos se negaron señalando “...que hemos tenido tantas pero no se ha logrado nada”. El segundo contacto fue para solicitar una tregua al ataque aéreo que afectó a La Moneda, con el fin de que salieran las mujeres que aun se encontraban en el palacio de gobierno. En esa oportunidad se le ofreció un avión para que abandonara el país, pero Allende se negó. ENTREVISTA General Ernesto Baeza Michelssen. 12/08/95.-

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Si bien es cierto que sólo nos fue posible aproximarnos a verdades a medias en torno a los conductos a partir del cual se coordinó el Plan Lautaro en el Ejército, creemos posible señalar que tras la renuncia del general Prats a la dirección del Ejército, casi la totalidad del Cuerpo de Generales era proclive a una intervención militar. De esta manera, no fue necesario para el EMDN canalizar el Plan Lautaro a través de los conductos regulares, sino que por el contrario, esta información pudo haber sido entregada a aquellos generales que aparecían más cercanos al movimiento. En este sentido las fuentes consultadas insisten en señalar a los generales Oscar Bonilla y Sergio Arellano, como los líderes del movimiento en el Ejército.525 Una situación similar a la anterior ocurrió en Carabineros. Al respecto el general Arturo Yovane resultó ser pieza fundamental en la coordinación de la intervención militar en la policía uniformada, labor a la que se sumó más tarde el general César Mendoza.526 D.2. Operación Silencio: Como lo señaláramos en los párrafos anteriores, dentro de la planificación que elaboró el EMDN se desprendieron tareas puntuales que facilitaron la ejecución del Plan de Defensa Interior de las Fuerzas Armadas. Al respecto el general Francisco Herrera recuerda que “...llegado el momento se vieron en la necesidad de contar con un plan anexo de telecomunicaciones para mantener a las Fuerzas Armadas conectadas.” Para ello el EMDN cuenta con una oficina especializada que se denomina “Comunicaciones de las Fuerzas Armadas” C.O.FF.AA., que es la responsable de coordinar el Plan de Comunicaciones que se ha ideado, cuyo objetivo básico es impedir un sabotaje a las comunicaciones de las fuerzas al operar.527 Este plan, añade el general Herrera, fue anexado al Plan Lautaro y servía aparentemente para mantener comunicadas a las Fuerzas Armadas en caso de que fuera necesario defender al gobierno.528 Sin embargo, las verdaderas intenciones de esta operación se relacionan con el silenciamiento de las radioemisoras oficialistas que eventualmente podían entorpecer, con llamados a la subversión, el derrocamiento del gobierno que realizarían las Fuerzas Armadas y Carabineros, dejando al aire sólo aquellas radioemisoras comprometidas con la operación militar, como las radios Agricultura y Balmaceda.529 Esta misión fue asumida tridimensionalmente por las Fuerzas Armadas a través de la C.O.FF.AA. y fue encabezada por el entonces Director de

525 Al respecto el general Arturo Yovane recuerda que en la reunión que sostuvo con otros oficiales en la Escuela Militar el jueves 7 de septiembre, ante la no confirmación de Pinochet se pensó en que asumiera Bonilla. En este mismo sentido otras fuentes de Ejército señalan que el día del juramento de la Junta en la Escuela Militar iba a jurar Bonilla ante el retraso de Pinochet, quien fue alertado por el general Urbina, que llegaba de Temuco, de esta maniobra. 526 Como hemos venido sosteniendo a lo largo de todo este capítulo, el general Yovane, novena antigüedad institucional fue el coordinador del golpe en Carabineros. 527 ENTREVISTA Coronel Pedro Guerrero. 24/01/97.- 528 Mantener un fluido contacto radial sin interferencias. 529 Ambas radios de oposición funcionaron el 11 de septiembre bajo las órdenes de la C.O.FF.AA. para lo cual fue necesario instalaran salas de emisión desde el EMDN.

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Comunicaciones de la FACH, general Francisco Herrera, el capitán Aragay de la Armada y por el coronel de Telecomunicaciones del Ejército Julio Polloni. Esta operación de telecomunicaciones, al igual que el Plan Lautaro, fue conocido y firmado por el Ministro de Defensa José Tohá y los respectivos Comandantes en Jefe Institucionales el 17 de agosto de 1973, sin conocer todos ellos las intenciones que guardaban detrás de tales documentos. La llamada Operación Silencio,530 como fue conocida esta tarea, fue implementada luego de un acucioso estudio en terreno de las radioemisoras que se acallarían. En relación a Santiago, en donde prácticamente se enfocó esta operación, el general Francisco Herrera recuerda que “...se realizó un estudio en profundidad de las radioemisoras a intervenir. Se hicieron bosquejos de ellas con la intención de conocer el lugar donde se encontraba ubicada su sala de transmisiones”, así como también, añade la misma fuente, “...se llevó acabo un estudio aéreo de ellas con la finalidad de precisar la ubicación de sus antenas para posteriormente intervenirlas aéreamente.” Para ejecutar esta tarea Herrera sostiene que fue necesario el apoyo de civiles. Al respecto los aportes que realizaron Alvaro Puga, Sergio Arellano Iturriaga, hijo del general Arellano Stark, Federico Willoloby, Eduardo Muller, entre otros, resultaron ser elementales. Estas personas se hicieron pasar como vendedores, que con el pretexto de que iban a ofrecer productos a las radio emisoras a intervenir, entraban en ellas y confeccionaban más tarde un bosquejo o plano de sus dependencias y características. El estudio aéreo para conocer la ubicación de las antenas de las radioemisoras fue ejecutado por oficiales de la FACH. Esta información sirvió para inutilizar sus antenas a través de una operación aérea.531 En relación a la ejecución misma de la operación tendríamos que señalar que ésta se inició en la noche previa al 11 de septiembre,532 cuando la Radio Agricultura instaló una sala de emisión para operar el día de la intervención militar en la sede de la C.O.FF.AA, así como también, el blindaje de la radioemisora Balmaceda. La Operación Silencio estuvo cargo de personal de la FACH y el destacamento de Infantería de Marina ubicado en Quinta Normal.533

530 Debido a la misión de silenciar las radios oficialistas, con el fin de que la Proclama de los militares no sufriera interferencias o llamados a la resistencia y establecer las comunicaciones entre las tres instituciones, las radioemisoras oficialistas fueron rápidamente acalladas. Sin embargo, la Radio Magallanes siguió en el aire hasta las 11 AM. debido a que salió a través de un móvil que fue interceptado por helicópteros de la FACH. 531 ENTREVISTA General Francisco Herrera L. 14/01/96.- 532 El general Herrera, coordinador de la Operación Silencio debió haber dirigido este Plan desde el EMDN el 11 de septiembre, sin embargo, por órdenes del general Leigh fue relevado de esta tarea. Las poderosas razones para el relevo se vinculan a la necesidad de la FACH de asegurar la participación del destacamento de Artillería Antiaérea de Colina, cuyo comandante se había mostrado esquivo a la idea propuesta por Leigh. Desde este punto de vista el general Herrera relevó de su mando al comandante del destacamento de Colina en la madrugada del 11 de septiembre. La importancia de este destacamento se explica por la operación aérea que tenía planeada la FACH para ese día y que se desprendía de la misión asignada a la Fuerza Aérea en el Plan de la Guarnición de Santiago (Plan A-1), que consistía en la tarea de hacerse cargo de la zona sur de la capital, que los Hawker Hunter quebraran la barrera de sonido e intervinieran desde el aire algunas antenas de radioemisoras. La operación aérea contra la residencia del Presidente Allende y el Palacio de La Moneda fue una decisión que se adoptó a última hora. Desde este punto de vista era fundamental para la FACH contar con el apoyo del destacamento de Artillería Antiaérea, a fin de que éste no dificultara la operación aérea que iniciaría la institución. 533 El destacamento de Infantes de Marina de Quinta Normal fue reforzado con un grupo comando de Viña del Mar el 10 de septiembre. A este destacamento le correspondió básicamente someter a la Universidad Técnica del Estado y silenciar su radioemisora.

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Otro aspecto que fue coordinado la C.O.FF.AA. y que se desprendía del Plan de Telecomunicaciones fue la proclama que se leyó el 11 de septiembre. Esta en sus orígenes estuvo programada para salir al aire a las 08:00 AM534 y fue diseñada, según lo recuerda el general Herrera, por personal del Ejército. Esta, añade la misma fuente, fue redactada el domingo 09 de septiembre y fue grabada por el teniente-coronel Roberto Guillard. Los planes de las guarniciones militares, tuvieron diferentes nombres y características. Cada uno de ellos, a excepción del de Santiago, fue elaborado por los respectivos CAJSI locales, que tomaron el liderazgo o jefatura de plaza en la mañana del 11 de septiembre. D.3. Plan A 1 Una vez que EMDN dio la orden de actualización de los planes de seguridad interna a las respectivas guarniciones del país a través de sus respectivos Estados Mayores institucionales, se inició una rápida reacción de las zonas militares, sin saber muchas de ellas las verdaderas intenciones de la reactualización.535 Para el caso de Santiago, como ya era tradicional, esta orden fue ejecutada por la Academia de Guerra del Ejército quien usó como base los planes de seguridad interna anteriores, así como también, los informes de la situación nacional que les proporcionara el EMDN y que habían sido recolectados por los respectivos Estados Mayores institucionales.536 En relación a esta última repartición, el entonces coronel de inteligencia del Ejército y miembro del Estado Mayor de la época, Uros Domic, recuerda que “...el Departamento de Inteligencia del Ejército entregó a los oficiales de la Academia de Guerra, toda la información subversiva que se había actualizado a partir del año ´72”. Para ello, añade Domic, debió especificar los puntos en los cuales se concentraban dichas actividades en la capital. Acotando que dicha información se usó para determinar la acción que debían seguir los uniformados en tales localidades y conocer con anticipación los nombres y direcciones de los individuos que debían ser detenidos por los uniformados.537

534 Durante las primeras horas del golpe hubo expectación entre los oficiales por el retraso con que fue al aire la Proclama de la Junta. Esta se materializó a las 08:30 horas. Este retraso se debió, al parecer, a que el ataque aéreo que se practicó hacia algunas antenas de radioemisoras oficialistas, afectó la antena de la Radio Agricultura que se encontraba cerca de ellas. La proclama saldría al aire a través de este medio que había instalado para tales efectos una sala de transmisiones en las mismas dependencias de la C.O. FF.AA. 535 Es natural que a partir de los Estados de la Situación Nacional que elaboran los Estados Mayores, éstos reactualicen los planes de seguridad interna anualmente. 536 El coronel de inteligencia del Ejército, Uros Domic, recuerda que le correspondió al Tercer Año de la Academia de Guerra, junto a otros oficiales, confeccionar el Plan que se ejecutó el 11 de septiembre. El modelo de guerra subversiva que se siguió para planificar intentaba cubrir una eventual guerra con todos los frentes. 537 El coronel Domic llegó el año ´72 al departamento de inteligencia del Estado Mayor del Ejército. Su funciones como Jefe de contrainteligencia estuvieron centradas en analizar la situación civil, y específicamente la referida a la situación subversiva del país. Desde este punto de vista Domic se abocó a la tarea de actualizar toda la información subversiva a los máximos detalles, tales como direcciones, teléfonos, actividades privadas, etc. de sus objetivos. Tras la dictación de la Ley de Control de Armas, el Estado Mayor solicitó información acerca del MIR, siendo esta información la que sirvió para detener a muchos miristas el 11 de septiembre y en los días posteriores.

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El Plan A-1, como se denominó a la operación militar en Santiago, al igual que todos los planes que elaboraron los CAJSI a nivel nacional, tuvieron como objetivo la defensa de el orden y la legalidad en el país. Es decir, en teoría fueron pensados como planes defensivos del gobierno contra la subversión que caracterizó a nuestro país durante las últimas semanas del gobierno de la UP. Sin embargo, como se sabe, la intencionalidad defensiva fue modificada por los jefes institucionales el 11 de septiembre por una orden ofensiva tendiente a derrocar al gobierno y sofocar la supuesta reacción violenta de los sectores de izquierda. La ejecución del Plan A-1 el 11 de septiembre se inició con un premeditado retraso para hacer creer al gobierno que el movimiento iniciado en la madrugada en Valparaíso era local y no tenía ramificaciones en Santiago. Al respecto el almirante Patricio Carvajal anota en su libro “Téngase Presente”, que el atraso con que se iniciaron las operaciones militares en Santiago, buscó que Salvador Allende creyera que el movimiento era sólo de Valparaíso y se fuera a La Moneda y no a los Cordones Industriales a resistir. El coronel de Ejército, José Domingo Ramos, que tuvo a cargo la ejecución del plan en el sector oriente, señala que ésta se inició no antes de las 08:00 A.M.538 El supuesto que puso en ejecución todos los planes de seguridad que se habían elaborado fue que en el Congreso Nacional se iba a discutir un eventual desafuero a los parlamentarios Carlos Altamirano y Oscar Guillermo Garretón por su participación en el intento de infiltración de la Armada. Frente a este hecho, la guarnición de Santiago debía reaccionar imponiendo el orden en la capital ante una posible sublevación de los sectores de izquierda.539 Esta información o supuesto a partir del cual se encubrió la intervención militar durante las primeras horas, lo conocieron el grueso de los uniformados en la madrugada del 11 de septiembre. Como lo señaláramos más arriba, sólo los oficiales generales que tenían a su mando tropa supieron las veladas intenciones que existían detrás de este acuertelamiento iniciado en la noche del lunes 10 de septiembre. Al respecto el coronel de Ejército José Domingo Ramos, entonces Jefe de Estado Mayor de los Institutos Militares, señala que fue citado a presentarse, con carácter de urgente, a las 06:00 A.M del martes 11 de septiembre en el cuartel general.540 Al llegar al mencionado recinto, recuerda Ramos, recibió del general Raúl Benavides, entonces Jefe de los Institutos Militares, el supuesto antes descrito, tras lo cual se le pidió que pusiera en ejecución el Plan de Seguridad Interna de la guarnición.541 538 ENTREVISTA Coronel José Domingo Ramos. 17/11/96.- 539 La infiltración a la Armada que habían propiciado ambos parlamentarios abrió un proceso en la I y II Zona Naval que condujo la queja formal de la Marina ante los tribunales en busca de un proceso contra ambos políticos. A partir de esta realidad, los uniformados elaboraron un supuesto creíble a partir del cual se encubriera la ejecución de la operación militar, como el que ese martes 11 el Congreso discutiría dicho desafuero lo que provocaría la reacción de la izquierda. ENTREVISTA Coronel José Domingo Ramos. 17/11/96.- 540 El cuartel general del sector oriente de la capital fue la Escuela Militar. 541 El coronel José Domingo Ramos recuerda que “...a las once de la noche del día 10 se septiembre fue citado en carácter de urgente por el general Benavides a presentarse a las 06:00 horas al cuartel general. Yo estaba con permiso durante esos días porque

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Para cumplir con este cometido, Ramos sostiene que el general Benavides le proporcionó a seis oficiales de refuerzo de la Academia de Guerra, en compañía de los cuales realizó una reunión con la oficialidad del cuartel general. En sus líneas centrales en esta reunión Ramos les explicó a los oficiales que “...la discusión del desafuero de los parlamentarios de izquierda iba a provocar desmanes en la capital que pondrían en peligro la seguridad nacional, de tal manera que el plan de seguridad que se ha ideado para estos eventos se debe aplicar antes de las 09:00 de la mañana de hoy.” 542 Alas 08:00, el coronel Ramos recuerda que el general Benavides le ordenó una segunda reunión con todos los comandantes que habían llegado hasta el cuartel general de los Institutos Militares. A los dieciocho oficiales que allí se congregaron el general Benavides les dio a conocer la situación y la decisión de las Fuerzas Armadas de hacerse cargo del país.543 Los recuerdos del coronel Ramos del 11 de septiembre corresponden a la operación militar que se realizó en el sector oriente de capital. En este sentido es importante anotar que la ejecución del Plan A-1 fue coordinada por el general Herman Brady. Los puestos de mando fueron entregados a los generales César Raúl Benavides, quien operó con sus tropas desde Vicuña Mackenna hacia el oriente. El general Sergio Arellano, a quien le correspondió la movilización de fuerzas en el centro y la zona poniente. El Palacio de la Moneda y el Barrio Cívico fue encomendado al general Javier Palacios. El sector sur, desde Avenida Departamental hasta San Bernardo, fue encomendado al general de la FACH Mario Viveros. Más al sur operaron las tropas de la Escuela de Infantería y por último, en la zona norte al Río Mapocho operaron las tropas del Regimiento Maipo dirigidos por el coronel Felipe Geiger. La acción de Carabineros, por su movilidad, estuvo sujeta a los focos de resistencia que aparecieran, así como también, en torno al Palacio de la Moneda. Al respecto, el general Yovane recuerda que las tanquetas policiales que encontró Allende al llegar a la sede de gobierno y que aparentemente lo protegían, fueron dispuestas por él con la misión de retirar todo el armamento institucional que existía al interior del palacio.544 Por último, los líderes de las distintas fuerzas que actuaron en la operación militar en Santiago lo hicieron desde distintos frentes. El general Pinochet lo hizo

me correspondía coordinar la próxima Parada Militar. En la mañana del 11 de septiembre el general Benavides me ordenó que tomara mi puesto y que hiciera cumplir las tareas que estaban en el plan de seguridad porque ese día el Congreso iba a discutir en torno al eventual desafuero a los congresistas Altamirano y Garretón, frente a lo cual se preveía una violenta reacción de la izquierda que había que contener.” ENTREVISTA Coronel José Domingo Ramos 17/11/96.- 542 Idem. 543 En ese minuto Ramos comprendió que la operación que él había activado cambiaba de giro y en vez de defender el orden establecido buscaba derrocar al gobierno. Al respecto Ramos recuerda que pidió la palabra y señaló “...que el caos político no es responsabilidad de las Fuerzas Armadas restablecerlo, porque para ello hay mecanismos legales. Además señalé que estaba en desacuerdo con la decisión que habían adoptado los mandos. En ese minuto fue interrumpido por el general Benavides quien ordenó a todos los oficiales tomar sus puestos y a mí me invitó a quedarme en la sala. Privadamente me pidió que digiera lo que tenía que decir, reiterándole lo que ya digiera frente a los demás oficiales y añadiendo mi presentación de renuncia a la institución” ENTREVISTA Coronel José Domingo Ramos. 17/11/96.- 544 En relación a las acciones que realizó Carabineros el 11 de septiembre el general Yovane recuerda que ordenó retirar las tanquetas y la Guardia de Palacio a las 10:30 AM. Para evitar contraórdenes detuvo a los generales Urrutia y Rubén Alvarez, este último fue a buscar a Allende a su casa y lo llevó a La Moneda. Las comunicaciones, de acuerdo a la Operación Silencio sólo permitían que las unidades escucharan las órdenes sin poder contrapreguntar. ENTREVISTA General Arturo Yovane Z. 24/11/96.

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desde la Escuela de Telecomunicaciones de Peñalolén, el general Gustavo Leigh desde la Academia de Guerra de la FACH, el almirante Patricio Carvajal desde las dependencias del EMDN y el general César Mendoza desde el edificio de la Dirección General de Carabineros. D.4.- Plan Cochayuyo. En relación a la operación militar que se utilizó en la Primera Zona Naval con asiento en Valparaíso, la Armada ideó para todas sus zonas navales un plan institucional que se denominó Plan Cochayuyo, que se complementaba con las líneas que debía seguir la marinería en aquellas zonas donde asumía el control las Fuerzas Armadas de acuerdo a las CAJSI.545 Al igual que casi la mayoría de los planes de seguridad interna que se emplearon el 11 de septiembre, el Plan Cochayuyo fue ideado por la Academia de Guerra institucional y se activó a partir del supuesto desafuero de los senadores Altamirano y Garretón. El Plan Cochayuyo contó de dos partes bien definidas. Una fue la operación marítima, que correspondió a aquella que llevó a cabo la Escuadra Nacional, y una segunda, que fue la operación terrestre, en donde las actividades desarrolladas por la infantería de marina resultaron fundamentales. En sus líneas centrales, las operaciones marítimas contenidas en el mencionado plan contaron de dos fases. Una distractiva, que estuvo dirigida por el comandante Cristian Storaker y otra ofensiva que fue ejecutada por el comandante Mauricio Poisson. En relación a la primera de ellas, tenemos que señalar que ésta se inició el lunes 10 a las 06:00 horas y consistió en la llamada “operación de diversión” que llevó la Escuadra Nacional rumbo a Caldera, donde supuestamente debería participar en un ejercicio de la Operación Unitas. Este tipo de operaciones conjuntas con los marines norteamericanos era una actividad que anualmente desarrollaba la Armada Nacional. Desde este punto de vista el zarpe de la Escuadra sería interpretado como una actividad profesional que señalaba a las autoridades que la Armada estaba preocupada de estas materias y no de preparar el golpe. Aunque los oficiales de la marina consultados no reconocen que hubo una coordinación previa con los marines norteamericanos para ejecutar esta “operación distractiva”, otras fuentes señalan que sí existió tal contacto y que mientras se desencadenó el golpe la escuadra norteamericana estaba en alta mar atenta a lo que ocurría en el continente. 546 En relación a la fase ofensiva, ésta se inició a las 05:30 horas del martes 11 de septiembre con el regreso de la Escuadra Nacional hacia sus respectivos objetivos en la Primera Zona Naval. Esta segunda parte de la operación marítima contenida en el Plan Cochayuyo, fue confirmada a las 05:40 horas, tras lo cual la

545 Dos son las zonas a nivel nacional donde la Armada le correspondía asumir el liderazgo de las Fuerzas Armadas según la división de los CAJSI. La Primera Zona Naval de Valparaíso y la Segunda Zona Naval de Talcahuano y Tomé. 546 ENTREVISTA Coronel Carlos Ossandón S. 20/04/96. Los oficiales de la Armada entrevistados para este trabajo niegan el contacto con los marines norteamericanos.

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tripulación conoció la decisión de las Fuerzas Armadas de deponer el orden establecido.547 El inicio del plan ofensivo de las fuerzas marítimas fue programado para las 08:30 horas y fue ejecutado de la siguiente manera. El Cocharne fue ubicado frente al Puerto de San Antonio, el Simpson fue enviado a Laguna Verde, los barcos Blanco Encalada y Orella se apostaron frente a Quintero y los buques Prat y Sargento Aldea cumplieron sus funciones en Valparaíso.548 En relación a la operación terrestre que llevó acabo la Armada en la Primera Zona Naval, ésta fue ejecutada por el contraalmirante Sergio Huidobro Justiniano, quien recuerda haber acuartelado sus tropas a las 02:00 de la madrugada del 11 de septiembre, para iniciar la operación terrestre propiamente tal a las 05:00 AM.549 Entre las tareas que se desarrollaron en la operación terrestre, es posible señalar la ocupación de la Administración de Aduanas, de los muelles Prat y Barón y las dos estaciones ferroviarias que se encuentran en Valparaíso. Junto a estas misiones, cabe mencionar el silenciamiento de las radios oficialistas que se desprendían de la llamada Operación Silencio presente en el citado Plan Lautaro.550 Todas las actividades desarrolladas por la Armada en la Primera Zona Naval fueron coordinadas por el almirante José Toribio Merino desde la Academia de Guerra Naval. Mientras que en el departamento de Talcahuano y Tomé, en donde la Armada asume el control de la zona, el Plan Cochayuyo fue ejecutado por el almirante Jorge Paredes Wetzer.551 D.5. Plan Tijera. La Zona Militar de Concepción y Arauco a cargo del general de la III División de Ejército, Washington Carrasco, comenzó a elaborar un plan operativo conducente a un movimiento militar a partir del mes de junio de 1973. La coincidencia de esta fecha con la elaboración de otros planes de la misma naturaleza en otras zonas militares del país, se debe fundamentalmente al contacto que existía entre un número no despreciable de uniformados quienes habían acordado “preparar a sus respectivos mandos para una acción mayor que se pudiera desencadenar.”552 La operación militar con que elaboró la zona militar a cargo del general Carrasco el 11 de septiembre se denominó “Plan Tijera” en virtud de que las 547 A pesar que los oficiales de la Armada no mencionaron resistencia a esta orden, el coronel de Ejército Carlos Ossandón asegura que uno de los capitanes de los buques de la Escuadra se negó a regresar e iniciar la operación militar contra el gobierno, siendo relevado del mando en alta mar. 548 Mayores antecedentes EN: Huidobro; Sergio. Op cit. Pág. 248.- 549 El almirante Huidobro recuerda que les señaló a los comandantes “...que desde ese momento, la Marina de Chile apoyaba un movimiento de fuerzas de aire, mar, tierra y orden que buscaba derrocar al gobierno de Salvador Allende” ENTREVISTA Almirante Sergio Huidobro J. 08/10/96.- 550 Huidobro; Sergio. Op cit Pág. 247. 551 El almirante Paredes al retornar a Talcahuano, luego del consejo naval de los días 8 y 9 de septiembre, ya estaba enterado de la fecha y hora de la operación militar que iniciaría la Armada el 11 de septiembre por lo que no fue necesario avisarle. 552 En este mismo sentido el general Carrasco añade que es deber de todo Comandante tener a su gente preparada. Añadiendo que “la improvisación en este tipo de profesiones no sirve, y más yo, que sabía lo que podía ocurrir.” ENTREVISTA General Washington Carrasco. 18/07/95.-

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diferentes operaciones asignadas a cada unidad militar fueron cortadas del documento original con tijeras para que cada comandante sólo conociera su misión.553 La planificación de esta operación fue el resultado de una reactualización del Plan de Contingencia elaborado por las Fuerzas Armadas en general y por la III División de Ejército con asiento en Concepción y Arauco en particular tras la nominación de Salvador Allende como Presidente de la Republica en 1970.554 En este sentido el general Carrasco recuerda que encargó a su Jefe de Estado Mayor, coronel Luciano Díaz Neira, la reactualización del plan de seguridad interna de la zona a partir del objetivo de deponer el gobierno de turno. Al igual que en todos los planes operativos, al Estado Mayor que le corresponde elaborar la operación debido a la división de las fuerzas que establecen los respectivos CAJSI, debe seguir los cinco puntos que contempla una planificación de una operación militar. Si bien es cierto que es natural emplear a funcionarios activos para realizar estas labores, no deja de ser menos cierto que existen tareas puntuales que pueden ser desarrolladas por terceros. En este último sentido una de las preocupaciones de los uniformados en la ciudad de Concepción giró entorno a la posible reacción del MIR frente a la intervención militar. Con la finalidad de garantizar el éxito de la operación el general Carrasco solicitó al capitán ® Víctor Mora-555quien había sido un estrecho colaborador de Viaux y quien correspondió levantar el Regimiento Tacna el 21 de octubre de 1969- información acerca de la estructura del MIR en Concepción, con la finalidad de complementar los datos que el personal de inteligencia de la III División de Ejército venía registrando entorno a este movimiento y otros de la misma naturaleza desde hacía meses.556 Esta información, recuerda el general Carrasco y el capitán Mora, fue coordinada con la que recogió la Armada en Talcahuano, con el fin de neutralizar la acción del MIR en estas vecinas estructuras militares. De esta forma, añade Carrasco y el capitán de fragata Hugo Ponce, se explica la nula capacidad de reacción que demostró el MIR en estas localidades, así como también, la numerosa cantidad de detenidos que se registró tras la intervención militar en el Estadio Regional de Concepción y la Isla Quiriquina.557 553 Las Fuerzas Armadas trabajan mucho con lo que se denomina ”compartimentos estancos”, es decir, para evitar que la información se filtre y que el oficial a quien se le asignó una misión se preocupe sólo de alcanzar la suya, se procede a trabajar de esa forma. Cada comandante que recibió una misión en el Plan Tijera debía planificar como alcanzar el objetivo encomendado. 554 El general Carrasco recuerda que el Plan Tijera fue una actualización del Plan de Contingencia o Seguridad Interna que se elaboró para las elecciones de 1970. Si bien es cierto que esa realidad había cambiado una enormidad en tres años, se puso énfasis en la actualización de la actividad subversiva como una forma de aplacar una eventual reacción. 555 Recordemos que el capitán Mora fue el que levantó el Regimiento Tacna para que el general Viaux se acuartelara el 21 de octubre de 1969. Tras esta aventura militar Mora residió en Concepción, en donde trabajo primero como subgerente de la Forestal Arauco y más tarde, bajo el gobierno de la UP, se abocó a la tarea agitadora como vice-presidente de los multigremios penquista y coordinador de las juventudes políticas de oposición. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 556 El capitán Mora tenía preparación suficiente para realizar labores de contrainteligencia. Además de haber sido militar recibió instrucción de comando, siendo siempre uno de los mejores alumnos. Para realizar esta tarea, Mora recuerda que se coordinó con un señor de apellido Santander, segundo hombre de Patria y Libertad en Concepción, con el abogado Fernando Saenger y Hernán Jiménez Serrano, con los cuales procedió a recopilar la información que le proporcionaron los gremios universitarios. ENTREVISTA Capitán Víctor Mora V. 12/04/95.- 557 Ambos uniformados justifican estas medidas como una forma a través de la cual se evitó muertes o derramamiento de sangre, ya que estos grupos no tuvieron posibilidad de reaccionar.

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D.6. Plan Australis. A diferencia de las restantes guarniciones militares del país, la Región Militar Austral fue una de las primeras en idear un plan operativo de intervención militar. La naturaleza de esta operación, debido fundamentalmente a la descoordinación existente entre los uniformados “putschistas”, fue la de un movimiento militar de carácter eminentemente local que buscó la reacción de las restantes zonas militares. De esta forma el relativo aislamiento geográfico de la zona austral fue explotado por los estrategas de la operación, como un recurso que retardaría cualquier intento de sofocamiento, así como también, permitiría ganar tiempo para obtener la adhesión de otras zonas y departamentos militares.558 A partir de lo anterior, es factible concluir que esta operación militar regional pretendió desencadenar una acción mayor en las Fuerzas Armadas, como lo era arrastrarlas a derrocar al gobierno. Este movimiento se iniciaría a través de una declaración de la zona de Magallanes como una “región antidecomiso” que buscaba terminar con las prácticas expropiadoras que venía practicando el gobierno de la UP en la región, y frente a las cuales las Fuerzas Armadas tenían una posición crítica.559 Los orígenes de esta planificación se remontan hacia los meses de marzo-abril de 1973 cuando la oficialidad joven y media de la región austral se comenzó a reunir clandestinamente, haciendo extensiva la invitación a los respectivos Jefes de Estados Mayores institucionales presentes en la región de austral. La incorporación de este estamento a la conspiración fue determinante en la rapidez con que se implementó la operación militar en Punta Arenas.560 En efecto, el aporte de esta instancia resulta clave para estructurar con éxito un plan operativo. Primeramente, recordemos que los Estados Mayores, sean éstos institucionales o tridimensionales, tienen un carácter eminentemente planificador. Son ellos los que recaban la información necesaria para que las respectivas instituciones o las Fuerzas Armadas en su conjunto adopten una decisión. Por otro lado, los Estados Mayores poseen cualidades operativas, quienes a través de las respectivas academias de guerra institucionales proceden a afinar los detalles de un plan. Por otro lado, la presencia de los respectivos Jefes de Estados Mayores en la conspiración militar austral, además de otorgar representatividad al movimiento, por tratarse de los segundos comandantes institucionales, sirvió de enlace con los

558 El general Manuel Torres de la Cruz, entonces Jefe de la Zona Militar Austral y el Jefe de Estado Mayor de la FACH de la región militar austral, coronel Carlos Castro Suritain, recuerdan que ellos idearon un plan tridimensional conducente a un golpe de estado local para el 18 de septiembre. Si las demás zonas militares se unían a ellos, mejor, pero si no igual realizarían el movimiento. La idea original era incitar a las demás a actuar como ellos y llevarlas al golpe. 559 Aquí encontramos un argumento interesante. Las Fuerzas Armadas locales hicieron suyo uno de las banderas de lucha de la derecha, como lo era la defensa de la propiedad. El hecho de que este haya sido el argumento que utilizarían los militares de la Zona Militar Austral para justificar el movimiento, nos permite señalar que estos uniformados se levantaron contra el gobierno en defensa de la propiedad privada. La sensibilidad que expresaron estos militares a esta demanda de la derecha, se puede explicar a partir de la cercanía que al parecer tuvo el general Manuel Torres de la Cruz con estos sectores, quienes veían en él al líder para encabezar en el Ejército un movimiento militar que depusiera a Allende. 560 El coronel de la FACH Carlos Castro enfatiza que fueron los oficiales de menor rango los que iniciaron el movimiento en Punta Arenas.

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oficiales generales a cargo de la región militar austral, aunándose de esta forma criterios y fuerzas para la acción militar.561 Tras la incorporación de los oficiales generales al movimiento en mayo de 1973, el general Manuel Torres de la Cruz, entonces Comandante de la V División de Ejército y Jefe de la Región Militar Austral, recuerda que se comenzaron “...a trazar las primeras líneas de cómo iba a obrar la región militar austral en caso se produjese un golpe militar.” Si bien es cierto que el objetivo intervencionista siempre estuvo presente en los oficiales de la región de Magallanes, no deja de ser menos cierto que la descoordinación primaria que se produjo entre estos oficiales y la oficialidad “putschista” a nivel nacional, fue determinante para confeccionar un plan intervencionista con características locales.562 A pesar del carácter regionalista del movimiento militar de Magallanes, éste requería para su pleno éxito del apoyo de otras zonas militares, especialmente de las aledañas a ella, con el fin de entorpecer cualquier intento de sofocamiento desde la capital. En este sentido el general Manuel Torres de la Cruz, Jefe de la Zona Militar Austral y Comandante de la V División de Ejército, reconoce contactos con el general Washington Carrasco de la III División de Ejército con asiento en Concepción y con el coronel Hernán Ramírez Ramírez de la Cuarta División de Ejército con asiento en la ciudad de Valdivia. Al respecto el general Carrasco recuerda que el general Manuel Torres de la Cruz envío un emisario con el fin de ponerlo al tanto de este plan. Sin embargo, Carrasco “rechazo la idea por considerarla arriesgada al no estar todos de acuerdo.” Cuando el general Carrasco habla de todos se refiere a los oficiales generales de la capital con los que tenía contacto.563 A pesar de los contactos que se realizaron entre la oficialidad de la región militar austral con otras zonas militares del país, el objetivo regionalista del plan fue abandonado a última hora. El coronel Carlos Castro, Jefe del Estado Mayor de la FACH en Punta Arenas, recuerda que, ante la confirmación de la operación militar a nivel nacional el día 11, “...se decidió sumar fuerza a este movimiento con el plan operativo que se había ideado,” descartándose de esta forma la operación militar local que se había fijado para el 18 de septiembre. Al respecto, tanto el general Manuel Torres como el coronel Carlos Castro recuerdan que la confirmación del golpe llegó por conductos institucionales el día 10 de septiembre.564 La aplicación de este Plan el 11 de septiembre fue coordinada por el general Manuel Torres de la Cruz, entonces Comandante de la Zona Militar Austral, en compañía del contraalmirante Horacio Justiniano Aguirre, Comandante de la III Zona Naval y el general de Brigada Aérea José Berdichevsky. Con el fin de garantizar el éxito de esta operación militar los oficiales mencionados ensayaron el

561 En este sentido Castro recuerda que una vez que estuvo bien estructurado el movimiento, por el mes de mayo, se invitó a los jefes institucionales locales, marginándose de las reuniones a seis u ocho oficiales que no les daban confianza. 562 Otras fuentes insisten en señalar que este carácter localista respondía a un interés del general Torres de aparecer él como el líder del golpe a nivel nacional, en el entendido de que esta operación local lograría arrastrar a otras zonas militares. Las mismas fuentes añaden que este golpe es el que identificaba a la derecha. 563 ENTREVISTA General Washington Carrasco. 18/07/95.- 564 El general Manuel Torres añade que el coronel Pedro Ewing avisó en las guarniciones militares dependientes del Ejército de la siguiente forma: “ Las olimpiadas del Ejército se inician el día 11 a las 06:00 A.M.”

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Plan Australis el 5 de agosto del año ´73. El pretexto que utilizaron los uniformados para explicar el despliege militar, fue un ejercicio conducente a aplicar la Ley de Control de Armas en la Zona Militar Austral. Respecto a esta Ley, propiciada por los Comadantes en Jefe y el senador democratacristiano Juan de Dios Carmona, el general Yovane señala que ella “...era el arma que nosotros necesitábamos, porque ella nos dio la oportunidad de allanar y registrar.” Comprobando que la izquierda no tenía las suficientes armas para iniciar la revolución que ellos pregonaban. “...Muchas (armas) las andábamos trayendo en nuestros propios vehículos y la lucíamos como de la izquierda.” Estas armas, añade Yovane, se repetían en los hallazgos descubiertos. Si nos atenemos a los recuerdos de Yovane, podríamos decir que una de las grandes preocupaciones de los uniformados fue la reacción de la izquierda ante una intervención militar, frente a ello esta Ley los facultó para comprobar qué tan ciertas eran estas preocupaciones. En este mismo sentido los recuerdos de Yovane indican que esta Ley sirvió para iniciar una campaña publicitaria contra la UP, al cargarle armas que no poseían. En el mes de agosto los allanamientos a instalaciones dominadas por la UP se intensificaron, los más recordados son los de Punta Arenas el 5 del mencionado mes, en donde falleció un obrero en la Lanera Austral que le correspondió allanar a la FACH y el otro fue el que practicó el general de la FACH Mario Viveros en la Empresa Sumar, correspondiente al Cordón Industrial de Vicuña Mackenna. La intención que se persiguieron estos allanamientos fue diagnosticar la capacidad bélica de la izquierda para no tener sorpresas el 11 de septiembre. Si bien es cierto que grupos de izquierda tuvieron acceso a armamento e instrucción paramilitar, ésta no era suficiente para provocar la reacción armada que irresponsablemente pregonaron tantos líderes durante ese período y que engrandecieron los sectores interesados en el golpe para justificar la violencia con que fue castigada la izquierda en nuestro país. 565

565 Para conocer las dimensiones que adquirió la persecución de la izquierda durante los meses que precedieron al golpe, véase: Síntesis del informe de la Comisión Verdad y Reconciliación. Comisión Chilena de Derechos Humanos/ Centro Ideas, julio de 1991.

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Conclusiones El actual modelo de relación civil-militar en el que las Fuerzas Armadas aparecen desempeñando un rol destacado en las tareas del Estado, es uno de los grandes anhelos que los uniformados lograron materializar tras la “fronda militar” del 11 de septiembre. Los orígenes de esta concepción de Estado tiene raíces profundas que son posibles rastrear desde la profesionalización temprana a la que fueron sometidas las Fuerzas Armadas en el siglo XIX. En efecto, las nociones supraclasista, antipartidista y anticomunista heredadas por las instituciones armadas de los modelos profesionalizadores alemán e inglés se transformaron en los sustentos ideológicos a través de los cuales los uniformados iniciaron una sostenida costumbre intervencionista en el escenario político en la pasada centuria. En efecto, las incursiones militares en el campo político ocurridas con anterioridad a los procesos profesionalización, carecieron de una cosmovisión ideológica que surgiera desde el seno de las Fuerzas Armadas y respondieron más bien al carácter “caudillista” de sus líderes. Desde este punto de vista es sostenible señalar que iniciado el siglo XX las Fuerzas Armadas comenzaron a dar muestras del desarrollo doctrinario alcanzado tras los procesos profesionalizadores. En efecto, la crítica global al modelo parlamentario que inició la oficialidad joven se debió en gran medida a la incapacidad de éste para responder a su desarrollo institucional, así como también, para manejar los problemas propios del país. El protagonismo político que alcanzaron las Fuerzas Armadas con el golpe militar de 1924 no estuvo ajeno de conflictos internos. En efecto, la división horizontal que se registró al interior de las instituciones de la defensa en lo que a soluciones político-sociales se refiere, así como también, el fraccionalismo interno con que se expresaron dichas diferencias, se confabularon para terminar esta fase intervencionista e iniciar el retorno de los civiles al gobierno. La frustración profesional que significó para los uniformados su experiencia gubernativa y la consiguiente reacción civilista que se registró durante la década del treinta, fueron determinantes para inaugurar un período de “enclaustramiento” castrense que se prolongó debido a la institucionalización del desconocimiento entre las partes, y cuya expresión fue un modelo de relación-civil militar con supeditación del aparato militar al civil, alcanzado mediante una maximización de la sociedad civil a través de sus instituciones gubernamentales, es decir, sin la apelación de valores y principios de la profesión militar que sustentaran dicho sometimiento. La ausencia de lineamientos por parte de la civilidad que les señalara a los uniformados el rol que les cabía desarrollar como instituciones del Estado dentro del marco democrático del ´25, fue generando en el seno de las Fuerzas Armadas un resentimiento hacia la civilidad. En este contexto las instituciones de la defensa comenzaron a buscar en las experiencias de otras naciones un modelo de relación civil-militar que considerara a los uniformados en las tareas del Estado.

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A partir de ello algunos sectores al interior de las Fuerzas Armadas iniciaron un sostenido cuestionamiento hacia el modelo de relación civil-militar entonces vigente, que se expresó en fallidos “putsch”, como el “ariostazo” de 1939, el complot de “las patitas de chancho” en 1948 y “línea recta” en 1955. El estallido de la “Guerra Fría” y la consiguiente delimitación de las áreas de influencia por parte de las super potencias, brindó a las Fuerzas Armadas la oportunidad de hacer suyo un proyecto militar en boga, acorde a sus anhelos y necesidades profesionales. Sin embargo, la adopción de este modelo de seguridad nacional por parte de las Fuerzas Armadas significaba el inició de un proceso de modernización tecnológica e ideológica que requería del compromiso y apoyo de la civilidad, debiendo renunciar con ello a su “autoenclaustramiento” y abrir canales de comunicación con el mundo civil. La indiferencia con que reaccionó la civilidad ante las peticiones de aumento del presupuesto de defensa o ante la importancia que podría significar para el país el apoyo de las Fuerzas Armadas en materias relacionadas con la seguridad, acentuaron la frustración profesional en éstas, la que se expresó en algunos sectores castrenses en el reinició de las conspiraciones y los fallidos intentos intervencionistas. Junto a la indiferencia de demostró la civilidad hacia las necesidades profesionales de los uniformados, su desprecio hacia las Fuerzas Armadas se expresó también en el desinterés colectivo hacia las nociones de seguridad nacional que abrazaron los militares. En efecto, los temas sociales así como los ideales “pacifistas” formaban parte de los discursos políticos de la época. En este contexto se inscribe la vehemencia con que la oficialidad joven reclamó la atención de la civilidad representada por el gobierno. El idealismo de los oficiales jóvenes y la fuerza con que penetraron en ellos las nuevas cosmovisiones militares proveniente desde Norteamérica, provocaron una diferencia generacional con el resto de la oficialidad, que no sólo se expresó en la forma y conductos a partir de los cuales llamar la atención civil, sino también, en como se materializaría el protagonismo que debían desempeñar las Fuerzas Armadas en el contexto de la seguridad nacional. Protestas y velados movimientos militares como “el manifiesto de los tenientes”, “la reunión de la pilsener”, “las renuncias”, “el movimiento José Miguel Carrera”, el “Tacnazo” y el movimiento militar de marzo de 1970 se constituyeron en las principales expresiones del malestar de la oficialidad joven, que por lo demás buscó afanosamente “aliados” en el mundo civil a partir de los cuales construir una plataforma de apoyo ante una eventual intervención militar. De todos los sectores políticos consultados por los uniformados, el único que presentó un proyecto de país cercano a las ideas de la seguridad nacional fue el Partido Nacional, el que se encontraba disconforme con la permisividad del modelo democrático hacia las ideas marxistas y los grupos anti-sistémicos. El triunfo de la izquierda en la elección presidencial de 1970 agudizó aun más estas disconformidades con el modelo, a las que se sumaron los grupos conservadores del centro político. En este marco estos sectores civiles vieron en las Fuerzas Armadas la posibilidad de impedir el acceso de Salvador Allende al gobierno

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La situación que vivían las instituciones de la defensa hacia este período, luego de la continua efervescencia que manifestó la oficialidad joven, era delicada. El leve triunfo que había alcanzado la concepción democrática de la seguridad por sobre la autoritaria, luego de un fugaz pero intenso enfrentamiento que terminó con el fracaso del “Tacnazo”, se transformó en un muro de contención para los llamados a la intervención por parte de algunos grupos civiles, quienes iniciaron una sostenida presión e infiltración hacia las Fuerzas Armadas que terminó con el asesinato del general René Schneider en octubre de 1970. El compromiso y participación de sectores civiles despreciados por la oficialidad joven en el complot que frustró el asesinato del general Schneider, determinó su automarginación de este movimiento y su posterior disolución ante la persecución que realizó hacia ellos el SIM. Desde este punto de vista al iniciarse el gobierno de la UP no existían al interior de las Fuerzas Armadas grupos organizados que buscaran sabotear su gestión, lo que no quiere decir que el acceso al gobierno de una coalición de partidos con elementos marxistas no se constituyera en un llamado de alerta para los uniformados a la luz de conceptos de seguridad entonces vigentes. En efecto, el modelo de relación civil-militar que hasta entonces se venía practicando por los sucesivos gobiernos desde 1932 sufrió modificaciones bajo el gobierno de la UP. Al respecto habría que precisar que dos fueron las circunstancias que condicionaron este cambio en las pautas de la relación civil-militar. En primer lugar la imposibilidad de la UP de conformar una mayoría nacional que respaldara la gestión de su abanderado, lo que significó adoptar una política militar cautelosa hacia las Fuerzas Armadas. Y en segundo lugar, el nuevo perfil de Comandante en Jefe que surgió al interior de las Fuerzas Armadas luego del “Tacnazo”. Desde este punto de vista es sostenible plantear que la conjunción de intereses por parte del gobierno civil y las Fuerzas Armadas al iniciarse la UP auguraba una armónica relación entre las partes. Sin embargo, hubo circunstancias coyunturales que terminaron por trastocar el modelo de relación civil-militar, tales como, la participación de los militares en el gobierno, el congelamiento de los planes modernizadores a raíz de la debacle económica y los intentos de infiltración de las Fuerzas Armada. Estos puntos de quiebre que se registraron en la relación gobierno y Fuerzas Armadas, reflejan también la pérdida del equilibrio de las fuerzas que apoyaban el modelo democrático del ´25, el que al dejar de concitar consenso en las mayorías buscó ser cambiado por aquellos sectores políticos disconformes, resultando la intervención militar uno de los caminos mediante el cual era posible alcanzar este objetivo. La situación que se vivió al interior de las Fuerzas Armadas durante el período de crisis del modelo democrático del ´25 fue un fiel reflejo de lo que se vivió en la sociedad civil hacia el mismo período. En efecto, el aprovechamiento que realizaron algunos de estos sectores de las diferencias surgidas entre las Fuerzas Armadas y el gobierno, con el fin de llevar a los uniformados a protagonizar un golpe de estado, se expresó en deliberación e insubordinación en las instituciones de la defensa, siendo la oficialidad joven y media los sectores en donde penetró con mayor fuerza el discurso sedicioso, siendo el “Tancazo” del 29 de junio de 1973 un ejemplo de ello.

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Este último hecho es sin lugar a dudas clave para comprender la última parte de esta crisis de Estado. A pesar del fracaso del movimiento de junio, éste tuvo su utilidad para las mentes que urdieron el 11 de septiembre. En efecto, el inmovilismo con que reaccionó la izquierda y el comportamiento de los uniformados que no habían dado muestras de identificación con la conspiración contra Allende, fueron alicientes para continuar con los planes de derrocar a la UP. Durante este último proceso la oficialidad constitucionalista fue asediada por sus compañeros “putschistas”, o para que se sumaran al movimiento o para que dejaran el camino libre a quienes querían protagonizarlo, no importando los mecanismos y las estrategias que se utilizaron para ello. En forma paralela la oficialidad que desempeñó claves funciones planeadoras desde los Estados Mayores y que estaba decidida a intervenir en el campo político se abocó a la misión de ultimar los detalles de la operación militar. En este mismo sentido la postura intervencionista que adoptaron amplios sectores de la oficialidad de las Fuerzas Armadas estuvo supeditada al apoyo explícito de los sectores civiles interesados en derrocar a la UP. Desde este punto de vista la declaraciones de inconstitucionalidad del gobierno realizadas por la Cámara de Diputados, la Contraloría General de la República, la Corte Suprema y las agrupaciones gremiales, entre otras, se inscriben dentro de este interés de los militares de comprometer a la civilidad en el paso que iban a dar las Fuerzas Armadas, siendo de esta forma posible afirmar que el intervencionismo castrense se expresó sólo cuando tuvo en sus manos el apoyo de gravitantes sectores civiles.

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Bibliografía 1.- Fuentes Primarias: 1.1.- Documentos impresos: 1.1.1.- Diarios y Revistas Diario El Ilustrado. Diario El Mercurio. Diario El Mercurio de Antofagasta. Diario Estrella del Norte. Diario La Segunda. Diario Las Noticias de Ultima Hora. Memorial del Ejército de Chile. Revista de Carabineros de Chile. Revista El Debate. Revista El Desfile. Revista Chile Hoy. Revista Ercilla. Revista Hoy. Revista de Marina. Revista Patria y Libertad. Revista Punto Final. Revista Tacna. Revista Tizona. 1.1.2.- Documentos y Cartas Boletín de Sesiones del Senado. Estatutos del Frente Nacionalista Patria y Libertad. Fundamentos Doctrinarios y Programáticos del Partido Nacional. General Sergio Castillo Aránguiz 03/08/68 al 27/10/69. (inédito) Ley Orgánica de Carabineros de Chile. Relación de los hechos referidos al alzamiento de parte del personal del regimiento blindado nº2 C.J.E. (reservado) Síntesis del Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación. 1.2.- Entrevistas 1.2.1.- Uniformados Acuña Faúndez Lionel. Coronel de Carabineros. Baeza Michelssen Ernesto. General de Ejército. Cabezas Gacitúa Patricio. Mayor de Ejército.

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Carrasco Fernández Washington. General de Ejército. Castro Suritain Carlos. Coronel FACH. Castillo Aránguiz Sergio. General de Ejército. Catalán Polanco Víctor. Teniente de Ejército. Domic Uros. Coronel de Ejército. Fuenzalida Verdugo Edgardo. Coronel de Ejército. Guerrero Pedro. Coronel FACH. Herrera Latoja Francisco. General FACH. Huidobro Justiniano Sergio. Contraalmirante. Mora Valladares Víctor. Capitán de Ejército. Munizaga Newman Raúl. Teniente de Ejército. Nieraad Fernando. Capitán de Ejército. Ossandón Sánchez Carlos. Coronel de Ejército. Ponce Gutiérrez Hugo. Capitán de Fragata. Ramos José Domingo. Coronel de Ejército. Rodríguez Ervaldo. General de Ejército. Sepúlveda Squella Mario. General de Ejército. Torres de la Cruz Manuel. General de Ejército. Valdés Martínez Ramón. General de Ejército. Viaux Marambio Roberto. General de Ejército. Viveros Avila Arturo. General de Ejército. Viveros Avila Mario. General FACH. Yovane Zúñiga Arturo. General de Carabineros. 1.2.2.- Civiles Bulnes Sanfuentes Francisco. Senador Partido Nacional. Dávila Basterrica Juan. Activista grupo Tacna. Gallardo Gallardo Luis. Activista grupo MIA Gumucio Rafael Agustín. Senador Demócrata Cristiano. Hurtado Juan Eduardo. Dirigente Patria y Libertad. Prado Benjamín. Senador Demócrata Cristiano. Serrano Cavaría Juan. Dirigente Patria y Libertad. Ubilla Miguel. Dirigente Patria y Libertad. II.- Fuentes Secundarias:

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2.1.- Libros: - Arellano Iturriaga; Sergio: Mas Allá del Abismo. Un Testimonio y una Perspectiva. Editorial Protección, Santiago, 1985. - Arriagada; Genaro: El Pensamiento Político de los Militares. Impresor Salesianos, Santiago, 1985. - Alvarez; Rolando. Cruces; María Angélica. López; Eduardo. Pérez; David. Santibáñez; Filomena. Vergara; Verónica. Villalobos; Daysi. De Ariosto Herrera al General Viaux: Un Estudio de los Complot Militares en Chile. 1939-1969. Instituto Profesional de Estudios Superiores Blas Cañas, 1994. - Barahona Urzúa; Pablo, Domic; Jurak, Garrido Rojas; José, Ibáñez Santa María; Gonzalo, Mac-Hale; Tomás, Miranda Carrigton; Sergio, Riesle Contreras; Héctor: Fuerzas Armadas y Seguridad Nacional. Ediciones Portada, Santiago, 1973. - Burdieu; Pierre: La Distinción. Criterios y Bases sociales del Gusto. Editorial Taurus, Madrid. - Canessa Robert Julio. Quiebre y Recuperación del Orden Institucional en Chile. El Factor Militar 1924-1973. Editorial Emérida, Santiago, 1995. - Carvajal Prado; Patricio. Téngase Presente. Ediciones Arquén, Valparaíso, 1989. - Documentos Secretos de la I.T.T. Editorial Quimantú, Santiago, 1972. - Charlín; Carlos: Del Avión Rojo a la República Socialista. Editorial Quimantú, Santiago 1972. -Dobry; Michel. Sociología de las Crisis Políticas. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. - Drake; Paul. Socialismo y Populismo en Chile 1936-1973. Instituto de Historia. Universidad Católica de Valparaíso, 1992. - Fruhling; Hugo, Portales; Carlos, Varas, Augusto. Estado y Fuerzas Armadas. Flacso, 1982. - Garcés; Joan: Allende y la Experiencia Chilena. Las Armas de la Política. Ediciones BAT, Santiago, 1990.- - Huidobro Justiniano; Sergio. Decisión Naval. Imprenta de la Armada, Valparaíso, 1989. - Huntington; Samuel. El Soldado y el Estado. Teoría Política y Relaciones Cívico Militares. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1995.

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- Huerta Díaz; Ismael: Volvería a ser Marino. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1988. - Jarpa; Sergio Onofre. Creo en Chile. Sociedad Impresora de Chile, Santiago, 1973. - Joxe; Alain: Las fuerzas armadas en el sistema político chileno. Editorial Universitaria, Santiago, 1970. - El Caso Schneider. Editorial Quimantú, Santiago, 1972.- - El Libro Blanco del cambio de Gobierno en Chile. Secretaría General de Gobierno, Santiago, 1974.- - Magnet; Alejandro. Nuestros Vecinos Justicialistas. Editorial Pacífico, Santiago,1985. - Maldonado; Carlos. Entre Reacción Civilista y Constitucionalismo Formal: Las Fuerzas Armadas Chilenas en el Período 1931-1938. Flacso, 1988. - Marras; Sergio. Confesiones. Editorial del Ornitorrinco, Santiago, 1988.- - Marras; Sergio. Palabra de Soldado. Editorial del Ornitorrinco, Santiago, 1989.- - Martínez; Rodolfo. Historia de la Fuerza Aérea de Chile. Imprenta Fuerza Aérea, Santiago, s/f.- - Merino Castro; José. Bitácora de un Almirante Memorias. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1999.- - Molina Johnson; Carlos. Chile. Los Militares y la Política. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1989.- - Morales; Mario. Administración Policial: Principios de Autoridad y Responsabilidad en Carabineros de Chile. Universidad de Chile, 1993.- - Moulian; Tomás. La Forja de Ilusiones. El Sistema de Partidos 1932-1973. Arcis-Flacso, 1993.- - Moulian; Tomás. Fases del Desarrollo Político Chileno entre 1973-1978. Flacso, 1982.- - Moulian; Tomás, Vergara; Pilar: Estado, Ideologías y Políticas Económicas en Chile: 1973-1978. Estudios Cieplan, Santiago, 1980.- - North; Liisa. Los Militares en la Política Chilena. Universidad de York, s/f.- - Olavarría; Arturo. Confesiones Políticas. Editorial Zig Zag, Santiago, 1958.- - Opazo; Cristian: Frei, Allende y la Mano de la CIA. Informes del Senado de los Estados Unidos. Editorial del Ornitorrinco, Santiago, 1990.-

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- Orrego Vicuña; Claudio (editor): Siete Ensayos sobre Arturo Alessandri Palma. Icheh, Santiago, 1979.- - Pinochet Ugarte; Augusto: El Dia Decisivo. 11 de septiembre de 1973. Empresa Periodística La Nación, Santiago, 1979.- - Prats González; Carlos: Testimonio de un Soldado. Memorias. Editorial Pehuén, Santiago, 1985.- - Quiroga; Patricio, Maldonado; Carlos: El Prusianismo en las Fuerzas Armadas Chilenas. Ediciones Documentas, Santiago, 1989.- - Ramírez Necochea; Hernán: Las Fuerzas Armadas y la Política en Chile (1810-1970). Casa de las Américas, La Habana, 1984.- - Sáez; Carlos. Recuerdos de un Soldado, El Ejército y La Política. Editorial Ercilla, Santiago, 1934.- - Spengler; Oswald. Años de Decisión Editorial Ercilla, Santiago, 1937. - Stepan;Alfred. The Military in Politics. Princeton University Press, 1974. - Sunkel; Guillermo. El Mercurio: 10 años de Educación Político-Ideológica 1969-1979. Estudios Ilet. Santiago, 1983.- - Toro Dávila; Agustín: La Seguridad Nacional. Universidad de Chile, Documento nº 2 s/f.- - Uribe; Armando: El Libro Negro de la Intervención Norteamericana en Chile. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1974.- - Valdivia; Verónica: Las Milicias Republicanas: Los Civiles en Armas 1932-1936. Centro de Investigaciones Barros Arana, Biblioteca Nacional, Santiago, 1992.- - Valdivia; Verónica. Nacionalismo e Ibañismo. Serie de Investigaciones. Universidad Católica Blas Cañas, Santiago, 1995.- - Valdivia; Verónica. El Nacionalismo chileno en los años del Frente Popular (1938-1952.)Serie de Investigaciones. Universidad Católica Blas Cañas, Santiago, 1995.- - Valdivia; Verónica. Camino al Golpe: El Nacionalismo a la Caza de las Fuerzas Armadas. Serie de Investigaciones. Universidad Católica Blas Cañas, Santiago, 1996.- - Valenzuela; Arturo. El Quiebre de la Democracia en Chile. Flacso, 1989.- - Varas; Florencia. Conversaciones con Viaux. Impresiones Eire, Santiago, 1972.-

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- Varas Florencia. Leigh el General dicidente. Editorial Aconcagua, Santiago, Chile, 1979.- - Varas; Augusto, Aguero; Felipe, Bustamente; Fernando. Chile, Democracia y Fuerzas Armadas. Flacso, 1980.- - Varas; Augusto, Agüero; Felipe. El Proyecto Político Militar. Flacso, 1984.- - Vial Correa; Gonzalo. Historia de Chile. Editorial Santillana, Santiago, 1994.-