La Estética
Parecería lógico afirmar que todo lo que se ve es solo el
producto de la sociedad que lo ha creado, extrañamente, no es
así.
Nuestro trabajo se encuentra ante el espectáculo y ante lxs
acomodadxs espectadorxs de este espectáculo aparentemente
bello que es la sociedad. Identificamos en lxs espectadorxs la
apatía (que se evidencia inclusive en la expresión de su rostro)
ante lo que se encuentra luego de ese espectáculo, atravesando
esa gigantesca cortina de terciopelo (o de humo). Y quizá, el
fijar nuestra mirada en el telón justo cuando este se abrió un
poco develando las fealdades (u horrores sociales), las cuales
observamos interesadamente, nos generó un cuestionamiento
o una revolución de nuestras conciencias. Esto, nos fundó un
cuestionamiento: ¿Qué es lo que estamos viendo, oliendo,
tocando y escuchando?
Entonces decidimos analizar la estética dominante en las
ciudades, es decir, la estética de este espectáculo del poder.
Para Debord, La sociedad del espectáculo es aquella en la
cual: «Las imágenes que se han desprendido de cada aspecto
de la vida se fusionan en un curso común, donde la unidad de
esta vida ya no puede ser restablecida. La realidad
considerada parcialmente se despliega en su propia unidad
general en tanto que seudo-mundo aparte, objeto de mera 1 Véase, Foucault, M. (1992). Microfisica del poder. Madrid: La
Piqueta.
contemplación. La especialización de las imágenes del mundo
se encuentra, consumada, en el mundo de la imagen hecha
autónoma, donde el mentiroso se miente a sí mismo. El
espectáculo en general, como inversión concreta de la vida,
es el movimiento autónomo de lo no-viviente.» (Debord,
1998).
Identificamos que la estética, de este espectáculo del poder,
transgrede a la percepción de la sociedad en su conjunto y la
modifica. Pues, la presencia del poder es hoy inclusive
microfísica (Foucault, Microfisica del poder, 1992), se
encuentra en toda la estructura social actual y no es el poder
propiamente represivo, simplemente 1 . Es un poder que
produce sujetos, ciudadanos o espectadores:
«Con respecto a este poder, es necesario distinguir primero el
que se ejerce sobre las cosas y proporciona la capacidad de
modificarías, utilizarlas, consumirlas o destruirlas[…] las
relaciones de poder mismas, en una parte fundamental se
ejercen mediante la producción y el intercambio de signos;
difícilmente se les puede disociar de las actividades
terminadas, ya sean las que permiten ejercer el poder (como
las técnicas de entrenamiento, los procesos de dominación, las
medios mediante los cuales se obtiene la obediencia)»
(Foucault, El sujeto y el poder, 1988, págs. 11-12).
Creemos entonces, ya no nos enfrentamos ante el ejercicio de
poder político o el represor, únicamente, sino, ante un poder
de carácter omnipresente en lo cotidiano que trasciende el
mero ejercicio institucional (Albano, 2005, pág. 19); el cual,
ejerce su dominación a través de la modificación y trasgresión
de toda estructura social, y de lxs sujetxs que en ella se
encuentran. Es el de hoy entonces un poder más astuto,
impositivo, sutil y no menos violento que en otros momentos
de la historia. Es decir, identificamos distintas formas de
ejercer el poder como: el micropoder2 , el bio-poder3 o el
poder político4.
Nuestro estudio se realizó, entonces, en las ciudades de la
posmodernidad5, indistintamente.
Entonces el poder de hoy (o poder posmoderno – si así
prefiere el lector-) no deja de ser violento, sino que por el
contrario al imponerse como objetivo, incuestionable o única
verdad existente, ante toda la sociedad: es violento. Es decir,
el poder sujeta la subjetividad lxs sujetxs (o lxs dominadxs) y
les somete a una subjetividad predominante (la del poder) que
se autodenomina falsamente, como objetiva e incuestionable.
Hace esto ejerciéndose a través de la construcción de saberes 2 «Este poder, por otra parte no se aplica pura y simplemente
como una obligación o prohibición a quienes “no lo tienen”; los
invade, pasa por ellos y a través de ellos» (Albano, 2005, pág.
100). 3 « […] la construcción de un “cuerpo útil” en términos
productivos, opuesto así a un “cuerpo debilitado” [o inútil, en
términos productivos… Es decir,] cuando el Estado comienza a
ejercer su soberanía sobre los cuerpos y despliega lo que podría
llamarse una “tecnología de la seguridad biológica” aplicada sobre
para los sujetos, a los que se les somete a la incuestionabilidad
que presupone la objetivación que realiza el poder:
« El espectáculo no puede entenderse como el abuso de un
mundo visual, el producto de las técnicas de difusión masiva
de imágenes. Es más bien una Weltanschauung [o
cosmovisión] que ha llegado a ser efectiva, a traducirse
materialmente. Es una visión del mundo que se ha
objetivado.» (Debord, 1998, pág. 3).
El poder somete al o la sujetx a observar el espectáculo que
se muestra como bello y le oculta las fealdades o los horrores
sociales tras el telón; El poder presupone dominación y
necesita del otro (el o la dominadx, excluidx, periféricx,
subyugadx,…). Por tanto, es generador de desigualdad, es
corruptible, productor y defensor de la injusticia social,
represivo (aunque esta represión sea ejercida de distintas
maneras, inclusive por la o el mismo sujetx que es moldeadx
-a través, quizá, del micropoder o biopoder-); el poder no
permite la emancipación del ser humano por el contrario le
el cuerpo y a su vez, sobre el conjunto de la población.» (Albano,
2005, págs. 19, 58). 4 « […] conjunto de dispositivos de naturaleza jurídica e
institucional, que son aplicados a los sujetos» (Albano, 2005, pág.
19). 5 Entendiendo esta, simplemente, como momento histórico y no
como la etiqueta de lo que el lector pueda considerar como la
postura filosófica de este trabajo.
sujeta y le somete a relaciones desiguales garantizando la
existencia de: poseedorxs y desposeídxs, dominadxs y
dominadorxs,… ; las relaciones de poder son fundamentales
para el mantenimiento de la injusta estructura social existente.
Por tanto el fin de este trabajo es emancipar la subjetividad
que se encuentra sujetada por la subjetividad aparentemente
objetiva del poder que niega la humanidad (la singularidad, el
colectivismo, la destrucción de las relaciones de poder, la
subjetividad emancipada, la propiedad comunitaria, la
solidaridad y la libertad -colectiva y absoluta-) de forma
violenta; es también, el fin de este trabajo, generar
cuestionamiento a esa supuesta objetividad, y con ella,
contribuir a la generación de humanidad y relaciones, ya no
de poder, sino ¡horizontales y libres!
«Nos joden, nos joden/ nos controlan y nos mienten/ nos
joden, nos joden/ programando nuestra mente/ otra vez más
militares en son de paz/ blindan su imperialismo/ otra vez
más/ inocentes pagarán/ victimas del capitalismo/ nos
inyectan su violencia/ nos impiden razonar/ dime si es
verdad/ que alguien ha logrado/ escapar de esta tela de
araña/ dime cuánto cuesta/ saber la puta verdad y quien le
pone precio/ nos inyectan su violencia/ nos impiden razonar/
siembran su autoridad/ edifica sobre nuestras tumbas/
geriátricos con cámaras de gas/ …nos joden» (Segismundo
Toxicómano, 2004).
A continuación, nos encargaremos de estudiar dos los
elementos del espectáculo a través de los cuales el poder
produce saberes o sujeta la subjetividad del sujetx,
manteniéndole entretenido en el espectáculo.
«El espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma,
como una parte de la sociedad y como instrumento de
unificación. En tanto que parte de la sociedad, es
expresamente el sector que concentra todas las miradas y toda
la conciencia. Precisamente porque este sector está separado
es el lugar de la mirada engañada y de la falsa conciencia; y
la unificación que lleva a cabo no es sino un lenguaje oficial
de la separación generalizada.» (Debord, 1998).
Estos elementos son: la escenografía que completa el
espectáculo: la estética ecologista; y la puesta en escena, el o
la artista y el arte, lo que se presenta en aquella tarima frente
al espectador: el Arte.
Estos serán los que configurarán la estética del poder que se
impone a la sociedad y son una nueva forma de dominación.
La estética ecologista:
El ecologismo surge como un movimiento en defensa de los
ecosistemas naturales, a pesar de ello hoy el ecologismo es
todo lo contrario. El ecologismo es una forma de dominación
y es estructuralmente necesario para el mantenimiento del
ecocida6 Statu Quo.
Lxs ciudadanxs cada vez perciben más en su ambiente una
estética bella y verde, las ciudades ya no se caracterizan por
aquella estética gris y fría que caracterizaba a las ciudades en
la sociedad modernas e industriales, las ciudades de hoy son,
irónicamente, bellas, ecologistas y ecocidas:
6 Ecocidio: Muerte, destrucción o exterminio de los ecosistemas, por acciones del humano.
Vista aérea del Central Park, Nueva York, Estados Unidos.
Se observa el de Nueva York, por ejemplo, una ciudad en la
que a diario se arrojan grandes toneladas de basura, a pesar de
ello lxs neoyorquinxs están alienados a través de la estética
ecologista, con lugares como el Central Park.
Y también es el caso de Vizcaya, tal como percibe la banda
de punk Eskorbuto:
« Desde Santurce a Bilbao, vengo por toda la orilla…/
Mirarás al cielo y verás/ Una gran nube sucia / No lo pienses,
no lo dudes/ Altos hornos de nuestra ciudad/ Mirarás las
fachadas/ Llenas de mierda, llenas de mierda/ Desde
Santurce a Bilbao, vengo por toda la orilla/ Somos ratas en
Bizkaia/ Somos ratas contaminadas/ Y vivimos en un pueblo/
Que naufraga, que naufraga, fraga, fraga/ El orgulloso
puente colgante/ Por debajo el gran Nervión/ Donde reposan
los excrementos/ Despidiendo mal olor/ En sus orillas cuanta
gente/ Lucha por subsistir. […]» (Eskorbuto, 1984).
A diario lxs ciudadanxs arrojan varias toneladas de basura y
excrementos los cuales son retirados del ambiente urbano
para mantener la estética ecologista en las ciudades. A pesar
de ello, las basuras y excrementos realmente no desaparecen;
la o el ciudadanx es medianamente consciente de ello, pero,
en su experiencia más fundamental, al percibir un ambiente 7 A menudo, nos encontramos con campañas publicitarias de
grandes empresas (generalmente de producción química, y por
tanto grandes generadoras de residuos tóxicos) en las que se dice que sus productos son: “amigables con el medio ambiente” o
“quieren un mundo mejor y más verde”, etc. Lo cual, es realmente
irónico, debido a que el mismo acto de producción y consumo ya son, de por sí, actos ecocidas. a pesar de ello el consumidor o
consumidora de la campaña publicitaria considerara que al
armonioso y verde en sus ciudades creerá, de cierta manera,
que la basura si desaparece, a este acto, resalta Zizek, se le
denomina en psicoanálisis “Renegación” (Zizek, 2008). Por
ello, el o la ciudadanx continuará con su estilo de vida cada
vez más consumista, y por esto, más ecocida o más
contaminante para la naturaleza. Y debido a las bellas y muy
verdes campañas mediáticas actuales creerá que el acto
contaminante no es el consumir, por lo que su consumo será
mayor, de productos de color verde, claro está.7
« […La incorrecta idea del ecologismo es que:] nosotros los
occidentales en nuestro entorno tecnológico artificial,
estamos alienados de entornos naturales inmediatos… [Por]
que no deberíamos olvidar que nosotros los seres humanos
somos parte de un planeta viviente [… Y] Todos sabemos en
qué peligro nos encontramos, calentamiento global,
posibilidad de otras catástrofes naturales, etcétera. Pero ¿por
qué no hacemos nada sobre esto? » (Zizek, 2008).
consumir productos ecológicos o con el sello o empaque verde,
pensara que el daño que le haga a la naturaleza será resarcido. Por
ello, consumir es un mandato universal, y la mercancía podrá, inclusive, resarcir culpas, esto corresponde a «el principio del
fetichismo de la mercancía, la dominación de la sociedad por
"cosas suprasensibles aunque sensibles" que se cumple de modo absoluto en el espectáculo, donde el mundo sensible se encuentra
reemplazado por una selección de imágenes que existe por encima
de él y que al mismo tiempo se ha hecho reconocer como lo
sensible por excelencia.» (Debord, 1998).
En cierto modo el ecologismo y su estética contribuyen al
proceso de fetichización o de escenificación de la sociedad.
El poder, plantea el ecologismo como una solución única y
objetiva al ecocidio masivo, a pesar de que no lo sea; y,
además, luego de haber evidenciado su ineficiencia, el
ecologismo no es replanteado:
«Tal vez la ecología pase a ser un nuevo opio de las masas»
(Zizek, 2008).
Lxs ciudadanxs son, aparentemente, conscientes de las
eminentes crisis hídricas, energéticas, y un largo etcétera; aun
así se les hace más fácil pensar en estas crisis e inclusive el
fin de la humanidad, que en una forma de vida distinta y
sostenible, en una sociedad estructuralmente distinta, en un
mundo sin capitalismo, entendiendo este como generador de
consumo, producción masiva y por tanto de ecocidio masivo.
El ecologismo entonces, es un movimiento fundamental para
el mantenimiento del espectáculo del poder, corresponde en
este espectáculo a la escenografía.
El no replanteamiento de la sociedad es generado, entonces,
por la estética bella y ecologista que perciben lxs ciudadanxs
en sus urbes, es decir, como mencionamos antes, esto es
fetichizante, esto es lo que responde en cierta medida a la
pregunta: ¿Si sabemos acerca de las inminentes catástrofes o
crisis naturales, inclusive, apocalípticas, por qué no hacemos
nada sobre esto?
La respuesta corresponde a: el no pensamiento. Generado por
el poder que se ejerce, inclusive, a través de la estética que
perciben lxs sujetxs dominadxs. Es, entonces, en cierta
medida, la estética de la belleza la que imposibilita el
pensamiento, pues idealiza la sociedad y contribuye a que esta
aparente que no necesita ser replanteada.
La o el pro-ambientalista no debe, entonces, idealizar o
escenificar el mundo; debe, por el contrario hacerlo real, debe
generar incomodidad en el espectador o espectadora del falso
espectáculo idealizado, para generar en el espectador o
espectadora repudio hacia el espectáculo y decida cambiarlo,
pues debe notar que está mal y que si sigue observando
cómodamente el espectáculo, cual voyerista, esto le lleve a su
auto-destrucción, al apocalipsis o a su exterminio. Entonces,
el o la pro-ambientalista no debe plantar árboles, sino, por el
contrario, debe plantar: ¡basura en las ciudades!
Título: Homo-UrbLand Art
Técnica: Instalación
Año: 2013
Autor: Ja Cul Es una presentación que utiliza la arquitectura de paisaje (de manera
incorrecta) y la escultura; generando así, una combinación, casi invisible
entre el entorno, la obra y el espectador.
Su finalidad es generar el máximo de procesos sensoriales e intelectuales
en el espectador, que se enfrenta ante dicho entorno, que ha sido,
vagamente alterado.
Teniendo como soporte y material el propio paisaje existente, interactuando de manera directa con el entorno más cercano al ser humano
en su cotidianidad, a pesar de que este no se percate de ello. Pues, a diario
los ciudadanos arrojan varias toneladas de basura y excrementos los cuales
son retirados del ambiente urbano para mantener la estética ecologista en
las ciudades. A pesar de ello, las basuras y excrementos realmente no
desaparecen; el ciudadano es medianamente consciente de ello, pero, en
su experiencia más fundamental, al percibir un ambiente armonioso y
verde en sus ciudades creerá, de cierta manera, que la basura si desaparece.
El Arte:
El arte, entendido como forma de expresión, en la cual, se
expresa una singular visión sensible del mundo a través de
una pieza única; la cual debido al ejercicio omnipresente del
poder, es estéticamente bella y de visión ya no tan singular.
¿Todo el arte que se ve es solo producto de la sociedad que lo
ha creado?
La respuesta es no. En la sociedad actual evidenciamos
horrores e injusticias sociales aun así no las vemos, es decir,
sabemos que están allí, pero la estética bella que nos impone
el poder nos lo impide ver. El arte es bello pero la sociedad
es fea. La belleza es alienante, es idealizar la sociedad,
escenificarla, no permite evidenciar la realidad de lo mal de
la sociedad actual. Y consideramos para demostrar la fealdad
de la sociedad, no es necesario agregar al trabajo imágenes de
niños en Somalia o de los lumpen de la vuelta de tu casa:
« […] no existe una escala para juzgar la sociedad en términos
de bueno o malo. Si existen elementos malos, entonces la
sociedad entera es una farsa. Lo malo se define como algo
antihumano. La palabra antihumano no debe confundirse con
inhumano. Antihumanos son los principios que ha
desarrollado la sociedad. En toda sociedad que haya habido
sobre la tierra han existido elementos antihumanos. Toda
sociedad sostiene un ejército. Toda sociedad ha participado
en la guerra. En toda sociedad ha muerto alguien
violentamente. Estos hechos hacen irrelevantes todas las
invenciones y "progresos" de la sociedad. ¡LOS MUERTOS
NO CONDUCEN COCHES! La modernización que guía a la
sociedad no es más que la pérdida deliberada de la vida
humana.» (Zygonov, 2010).
Además, el arte como dispositivo de poder ha adquirido una
función ornamental, distractora y de dominación. Es también,
un elemento fundamental en el espectáculo o en la estética del
poder. Es decir, es estructuralmente necesario para el
mantenimiento del poder y de la estructura social existente.
«El arte ha sido utilizado como modelo de belleza física,
como medio para catequizar o como elemento de poder para
acercarse a las masas de una forma indirecta y así entrar en
todos los rincones donde la religión o la política necesitan
gobernar.» (Pertuz).
El arte, ha abandonado la búsqueda de un fin, e incluso, una
inspiración social o política; distanciándose de su realidad,
pues, su expresión se enfoca únicamente en el entretenimiento
y en la estética bella, en la idealización de la percepción de la
realidad: el arte por el arte. Arte que contribuye a la
objetivación, escenificación o fetichización de las
perspectivas sensibles de la realidad, generando una
percepción dominante y objetiva.
«[La teoría de la muerte del arte según Proudhon:] La
sociedad para del arte; lo saca de la vida real; hace de él un
8 Para Heisenberg «la realidad objetiva se ha evaporado»
(Heisenberg, 1958a) y que «lo que nosotros observamos no es la
naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de
medio de placer y de diversión, un pasatiempo, pero del cual
no depende; tiene algo de superfluo, de lujo, de vanidad, de
libertinaje, de ilusión, todo lo que se quiera. Pero no es ya una
facultad o una función, una forma de vida, una parte
integrante y esencial de la existencia.» (Reszler, 1974).
Por ello, «La sociedad esta pérdida si se deja guiar por el
artista», pues este dispositivo del poder es productor de
saberes para sujetos, pues, para Proudhon: «El artista tiene
poder sobre nosotros, como el hipnotizador sobre el
hipnotizado» (Reszler, 1974, pág. 6).
La realidad, que es subjetiva 8 , y por ello, opuesta a la
apariencia o la percepción dominante y aparentemente
objetiva que propone la o el artista, se encuentra, entonces,
subyugada ante tal oposición; tanto así, que la percepción
dominante transgrede el acto voluntario de construcción de
saberes acerca de la percepción de la realidad, en pro del
poder existente.
« […] Nuevo orden mundial / automatismo social / de atacar
la inteligencia / para doblegar la resistencia / deformando la
realidad / dándote más necesidad / adulterando la historia /
para no escribirla en tu memoria / cuidando de tu salud / o
preparando tu ataúd / esclavitud con elegancia / disfrazada de
democracia / Armas silenciosas para controlar el poder /
manteniéndote ocupado, confundido y desinformado /
interrogación» (Heisenberg, 1958b, pág. 58), a pesar, de que el
ejercicio del poder ha logrado, en cierta medida, una realidad
aparentemente objetiva y dominante.
Guerras tranquilas que nadie puede ver ni entender / Viviendo
de lo precario y agradecido […] » (Los Suziox, 2008).
Entonces, podemos determinar, el poder se ejerce hoy en lxs
sujetxs, inclusive, a través de la impartición de saberes, por
medio de la percepción de cierta estética predefinida por el
poder. La estética configura hoy nuevos escenarios de
dominación.
Por ello, la expresión y la estética deben ser auténticas de las
crisis, catástrofes o injusticias sociales actuales. Por ello, debe
replantarse el arte y el ecologismo, deconstruirles, se debe
expresar a través de una estética fea, tal como lo es la de la
sociedad real, emancipando así las subjetividades sujetas por
una subjetividad autodenominada, erróneamente, como
objetiva y única verdad, que es la estética del poder. Se debe,
entonces, evitar el mundo antihumano a través de nuestra
fealdad.
Bibliografía
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Recuperado el 13 de Marzo de 2013, de Industrias
Mikuerpo: http://mikuerpo.blogspot.com/2010/06/neumerz-
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