l4 v3nG4nz4 d3l prof3sor d3 m4T3m4T1c4sJordi sierra i fabra Ilustración: pablo nuñez
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anayainfantil.es/venganza
Código Comercial | 1571211ISBN | 978-84-698-3369-8
Páginas | 168
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El temido profesor de matemáticas está a punto de jubilarse, aunque sigue en su empeño de que sus alumnos com-prendan la importancia de su asigna-tura. Cuando es víctima inesperada de una broma preparada para otra perso-na, decide dar una lección a tres de sus alumnos que no podrán olvidar.
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—Ahora por aquí —le sugirió Quique al ver que su
amigo se detenía.
Faltaba poco.
Poco…
Lo vieron ya claro al marcar el camino por la parte
superior, totalmente despejado hasta el final.
Cuando alcanzó la salida, todos soltaron el aire rete-
nido en sus pulmones.
Otro juego diabólico, sobre todo por la presión aña-
dida del tiempo, pero felizmente resuelto.
Como si fuera de mantequilla, la pared se deshizo.
Desapareció. Lo que seguía tras ella era un pasadizo
pobremente iluminado.
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Jordi Sierra i Fabra
Les entró un poco de aprensión.
—De locos —movió la cabeza de lado a lado.
—Supongo que habrá que avanzar y retroceder
—tomó la iniciativa Nacho—. No dice nada de pasar
varias veces por el mismo sitio, solo que no lo hagamos
por encima de dos bolas del mismo color.
Puso un dedo en la salida y dado que el laberinto era
táctil dejó un rastro mientras avanzaba por él.
Tropezó en la cuarta bola.
Volvió a empezar y lo hizo en la sexta. Lo intentó de
nuevo.
Llegó a la parte inferior, pero allí, antes de la salida,
había dos bolas rojas.
—Espera, no corras —le calmó Dory—. Cuando lle-
gues a esta bola roja, sube y retrocede.
Nacho le hizo caso.
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Jordi Sierra i Fabra
—Veintidós —suspiró dándose cuenta de que él también habría respondido lo mismo que su amigo.
—¿Cómo se escribe mil utilizando solamente ochos?Quique le pasó el bloc y el rotulador a su hermana. La chica se puso a calcularlo. Pasó un minuto. Dos.
—¿Hay límite de tiempo? —quiso saber ella, ner-viosa.
—¡Oh, no, en absoluto! —Se repantigó más cómo-damente David en la butaquita.Un minuto más. Al final le mostró el papel:
8 + 8 + 8 + 88 + 888 = 1 000Nacho y Quique ni tuvieron tiempo de felicitarla.—¿Cuál es el único número simple que multiplicado
por los restantes números simples siempre da nueve sumando las cifras?—Tú multiplica y suma del uno al tres, tú del cuatro
al seis y yo lo haré del siete al nueve —les dijo Dory para ganar tiempo.Empezaron a hacer cálculos mentales.
A los diez segundos volvió a hablar ella.—El nueve.David les lanzó la cuarta pregunta.—Un anciano deja diecisiete cerdos a sus hijos al
morir. Y tres monedas de cobre. En su testamento dice que la mitad de los cerdos han de ser para el hijo ma-
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34.ª edición
8.ª edición
26.ª edición
2.ª edición
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9237785
Datos técnicosEdad de interés: a partir de 12 años
Precio | 8,80 € Tamaño | 12,50 x 19,00 cm
Páginas | 168Encuadernación | Rústica Hilo
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