INTEGRACIÓN SOCIAL EN EL ESPACIO Y
POSIBILIDADES DE CONVIVENCIA ENTRE GRUPOS DE
BAJOS Y ALTOS INGRESOS
El caso de Bosque de la Villa en Las Condes
POR
MARIA DE LOS ANGELES MORANDÉ VIAL
Tesis presentada al Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile para optar al grado de Magíster en Desarrollo Urbano Profesor Guía: Rodrigo Salcedo Hansen Diciembre, 2007
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y ESTUDIOS URBANOS INSTITUTO DE ESTUDIOS URBANOS Y TERRITORIALES
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© 2007. María de los Angeles Morandé Vial Se autoriza la reproducción total o parcial, con fines académicos, por cualquier medio o procedimiento, incluyendo la cita bibliográfica del documento.
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INDICE
PRESENTACIÓN…………………………………………………………………… 4
Capítulo 1. Marco Teórico……………………………………………………….. 7
1.1 Integración y/o exclusión social en el espacio: Conceptos básicos……… 7
1.2 Antecedentes del caso chileno……………………………………………… 14
1.2.1 Política de vivienda…………………………………………………. 14
1.2.2 Posibilidades de mezcla social ………………………………….... 18
1.3 Integración social: convivencia entre grupos sociales diferentes……….. 21
Capítulo 2. Aspectos metodológicos……………………………………………. 28
2.1 Problema de investigación………………………………………………………. 28
2.2 Hipótesis teóricas………………………………………………………………… 29
2.3 Objetivos de la investigación……………………………………………………. 31
2.4 ¿Por qué un estudio de caso? ………………………………………………… 32
2.5 Grupos sociales en observación ……………………………………………… 34
2.6 Dimensiones del estudio …………………………………………………….. 38
Capítulo 3. Presentación del caso de estudio: El Bosque de la Villa I…… 40
4
Capítulo 4. Resultados …………………………………………………………. 46
4.1 Oportunidades de un entorno compartido ………………………………… 46
4.1.1 Empleo ……………………………………………………………. 46
4.1.2 Servicios públicos …………………………………………………. 50
4.1.3 Localización e infraestructura urbana ………………………….. 55
4.1.4 Modelos de rol y diversidad social ……………………………… 56
4.2 Relación entre los grupos de altos y bajos ingresos ……………………. 58
4.2.1 Tipo de vínculos ……………………………………………………. 58
4.2.2 Percepción hacia el otro …………………………………………… 64
4.3 Condiciones y estrategias para la convivencia …………………………. 72
4.4 Vida al interior de la villa ……………………………………………………. 77
Capítulo 5. Conclusiones……………………………………………………….. 85
Bibliografía…………………………………………………………………………. 92
Anexos………………………………………………………………………………. 99
5
PRESENTACIÓN
La integración social es un tema que ha cobrado importancia en la discusión
pública de los últimos años, pasando a ser un objetivo prioritario y prácticamente
una estrategia de desarrollo para los países latinoamericanos, que a pesar del
mayor crecimiento económico, persisten con altos niveles de pobreza y
desigualdad. Chile no ha sido una excepción, abordando dentro de sus programas
estatales metas como la equidad, la disminución de la desigualdad y la integración
social en los últimos gobiernos. En este contexto, recientemente se ha dado
también mayor importancia al componente urbano en la reflexión acerca de la
integración social, constatándose que la ciudad es una de las aristas más
determinantes en este proceso, pues es el terreno práctico donde tienen lugar las
posibilidades de inclusión o exclusión de los individuos al sistema social. De esta
manera, las ciudades constituyen el espacio básico y privilegiado para la
integración social, pues mientras tengamos ciudades y barrios integrados
socialmente, recién podremos pensar en tener sociedades más igualitarias. De
aquí que la nueva política habitacional en nuestro país tenga dentro de sus
objetivos fundamentales promover la integración social en los barrios y ciudades
de Chile.
Numerosos estudios han demostrado que la integración social es un desafío de
peso para las grandes áreas metropolitanas, pues se caracterizan por sus altos
niveles de segregación residencial, dificultándose cada vez más los contactos
entre los distintos grupos sociales y separándose sus lugares de residencia.
Además, por los elevados valores del suelo, los sectores más pobres quedan
relegados a las zonas más periféricas de las ciudades, alejados de los centros y
del equipamiento urbano, de los servicios y de las oportunidades de trabajo,
generándose espacios residenciales homogéneos de concentración de pobreza,
que a la larga favorecen la formación de guetos. La integración social es entonces
un tema pendiente para las ciudades, estallando hoy en día algunas
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manifestaciones sociales del descontento de la población excluida y desintegrada
de las oportunidades educacionales, laborales, o habitacionales que brinda el
territorio a algunos grupos sociales.
En este escenario, surge entonces el interés por estudiar las posibilidades de
integración social urbana en ciudades tan desiguales y poco integradas como
Santiago de Chile, bajo la hipótesis central de que la convivencia entre grupos de
origen social diferente en el territorio es perfectamente posible en ciudades como
las nuestras. De esta manera, se hace necesario conocer la predisposición de los
mismos grupos a vivir en territorios socialmente más diversos, pues se tiende a
creer que la segregación residencial es un fenómeno natural de ordenamiento de
las ciudades. En este sentido, la presente investigación aborda el tema de la
integración social en el espacio, estudiando las interacciones entre grupos de
bajos y altos ingresos que comparten un espacio en la ciudad y las percepciones
de cada uno acerca de esta mezcla social.
Asimismo, a partir de las apreciaciones de los mismos grupos involucrados, se
busca contrastar el supuesto de que los grupos pobres y los más ricos no pueden
compartir un territorio de residencia, desmintiendo aquellas teorías que se basan
en la idea de que los grupos menos favorecidos se sienten menoscabados y
estigmatizados al vivir próximos a grupos de mayores ingresos y bajo la hipótesis
de que las ventajas de la mezcla social en el espacio, particularmente para los
menos favorecidos, tienen mayor importancia para los individuos que los
resentimientos o prejuicios que puedan establecerse en esta interacción social.
Para comprobar el asidero de estas hipótesis en la realidad, se estudió un caso
que presenta esta situación especial de mezcla social en el espacio. Se trata del
conjunto de vivienda social Bosque de la Villa I, localizado en la comuna de Las
Condes de la Región Metropolitana de Santiago, que colinda tanto con
poblaciones de bajos ingresos bien consolidadas, como con otros sectores de
altos ingresos, que conviven de alguna u otra manera en el espacio. De este
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modo, se analizan desde una mirada cualitativa y en profundidad las percepciones
de los propios actores en juego, de modo de poder dar luces acerca de la
viabilidad de la convivencia entre estos grupos.
Si bien, se han hecho reconocidos esfuerzos por estudiar los efectos de la
segregación residencial y la exclusión con muy buenos resultados por cierto; poco
se ha discutido acerca de la posibilidad de convivencia de grupos de diferente
origen social en la ciudad desde la perspectiva de los mismos sujetos. En este
sentido, investigaciones como la que aquí se presenta, dan la oportunidad de
conocer estos aspectos, con la opción de ser un aporte al diseño de futuras
políticas urbanas en un momento en que se discuten en nuestro país, medidas
que tiendan hacia la integración y que contribuyan a generar ciudades menos
segregadas.
La tesis se estructura básicamente en cinco capítulos. Un primer capítulo que
desarrolla el marco teórico en que se inserta la investigación, así como los
principales conceptos y hallazgos al respecto. Luego, un segundo capítulo en
donde se exponen brevemente los aspectos metodológicos de la investigación. Un
tercer capítulo donde se describe con detalle el caso de estudio. Posteriormente
un cuarto capítulo que presenta los resultados de la investigación y su
correspondiente análisis. Por último, un quinto capítulo donde se plantean algunas
conclusiones en torno al caso de estudio y otros aspectos para la reflexión en el
tema de la integración social.
La presente tesis forma parte del Proyecto “Barrios en crisis y barrios exitosos
producidos por la política de vivienda social en Chile”, Proyecto Anillos de
investigación en Ciencias Sociales 2004-2007 -CONICYT , llevado a cabo en
conjunto por investigadores del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales y del
Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
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Capítulo 1. Marco Teórico
1.1 Integración y/o exclusión social en el espacio: Conceptos básicos
La ciudad se constituyó desde sus orígenes en el medioevo, como un espacio de
integración social y encuentro entre individuos y grupos sociales diferentes. En
esta línea, Wirth (1968) define a la ciudad como un establecimiento de individuos
socialmente heterogéneos, pues si bien, en las sociedades estamentales existían
jerarquías muy marcadas, era en el espacio público, en el mercado, en la iglesia,
donde se reunían las personas de distinto origen social y donde se ejercía la vida
pública. En este sentido, se puede decir que la integración social no puede
desligarse de su dimensión espacial, pues en esta convivencia entre diferentes, la
ciudad se asienta como el terreno práctico donde tiene lugar la integración o
cohesión social, ya que en ella se viven las experiencias reales de
inclusión/exclusión social. (Tironi, 2006).
Actualmente, muchas de las grandes ciudades del mundo presentan problemas de
desintegración social, pues simultáneamente a la expansión urbana y
modernización de las áreas metropolitanas, algunos segmentos sociales han
quedado aislados de las ventajas de la modernidad, siendo postergados a vivir
más en la exclusión que en la integración. En este contexto, la integración social
ha pasado a ser un objetivo prioritario para cualquier sociedad, convirtiéndose en
una especie de imperativo ético que resuena en las políticas públicas a nivel
internacional y local.
Pero en términos prácticos, ¿Qué se entiende por integración social en el
espacio? ¿Qué significa concretamente que un individuo esté o no socialmente
integrado al espacio urbano? Como punto de partida para la discusión acerca de
las posibilidades de integración en el espacio, es conveniente comprender en
primer lugar, su concepto opuesto, es decir, la des- integración o exclusión, pues
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no puede haber integración si es que no hay exclusión, configurando ambos
conceptos las dos caras de una misma moneda. Bajo este punto de vista,
Luhmann (1995) plantea que en las sociedades funcionalmente diferenciadas
existen simultáneamente fenómenos de inclusión/exclusión en los distintos
sistemas sociales, pudiendo un individuo estar al mismo tiempo integrado en un
sistema y excluido de otro, debido a la distinta distribución de las oportunidades.
La exclusión tendría que ver entonces con la incapacidad de un individuo de
acceder a los distintos sistemas funcionales, quedando fuera de cualquier red
social o institucional que le permita ser reconocido como persona o sujeto de
derecho; por su parte, la integración tendrá que ver con la capacidad de los
mismos de ocupar posiciones dentro de esos sistemas. De aquí que la integración
social tendría finalmente relación con la vulnerabilidad social, o el riesgo que
corren familias o individuos, de ver deterioradas sus condiciones de vida al no
contar con un portafolio de activos que les permita mantenerse integrados.
(Wormald, 2007)
La integración o exclusión social en su dimensión espacial, se vincula entonces
con lo que se conoce como segregación residencial, concepto que hace alusión
al grado de proximidad o separación espacial entre individuos o familias que
pertenezcan a un mismo grupo social en la ciudad. (Sabatini et al; 2001, Sabatini;
2004) Lo anterior determina de alguna manera las oportunidades de interacción
informal entre las distintas clases sociales, contribuyendo la concentración de
determinados grupos sociales en ciertas áreas del espacio urbano, a la exclusión y
desintegración de los grupos menos favorecidos. (Kaztman; 2003)
Entrando más en detalle, Sabatini (2004) reconoce tres dimensiones de la
segregación residencial. En primer lugar, señala dos dimensiones objetivas: Por
un lado la segregación se relacionaría con el grado de concentración -o
dispersión- de los grupos sociales en el espacio urbano; y por otro lado, se
vincularía a la homogeneidad -o bien heterogeneidad- de un área determinada en
términos de su estructura social. En otras palabras, la segregación residencial
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tendría que ver objetivamente, primero con la disposición de los grupos sociales
en el espacio y luego con la composición social de un espacio determinado, las
cuales representan distintas escalas de observación de la misma, pues la primera
dimensión hace referencia a una segregación residencial a gran escala y la
segunda, a una segregación a escala más pequeña. Por otra parte, existiría una
tercera dimensión de la segregación, esta vez subjetiva, que apunta a la
percepción de los individuos que viven en espacios alejados y homogéneos al
interior de la ciudad, y al sentido que estos mismos otorgan a su condición de
segregación.
Dada las condiciones de segregación residencial que presentan muchas ciudades,
las posibilidades de integración social de los individuos van a depender de la
estructura de oportunidades de la que disponen los sujetos por el hecho de
pertenecer a un sector u otro, lo que se conoce como geografía de
oportunidades. De acuerdo a Wormald et al. (2002), estas oportunidades que
ofrece el territorio se podrían definir como la oferta institucionalizada de
integración social a través del Mercado (trabajo), el Estado (educación, salud y
previsión social) y la Sociedad (redes y organizaciones sociales). Por su parte,
Galster y Killen (1995) identifican la geografía de oportunidades como el acceso a
sistemas sociales, mercados e instituciones que promueven la movilidad social,
las cuales sumadas a las propias aspiraciones y valores de los individuos,
influenciados a su vez por sus redes sociales, incidirán en sus decisiones
individuales o familiares, ya sea en temas como la educación, el trabajo, la familia,
o bien, caminos ilegales como el crimen. En este sentido, estos últimos autores
aportan con la incorporación de un componente subjetivo al concepto de geografía
de oportunidades, en relación al sentido que atribuyen los mismos habitantes a las
posibilidades que el territorio les ofrece y a las decisiones que realizan en torno a
ello.
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Como se mencionaba anteriormente, la integración social de un grupo
determinado va a depender de las oportunidades que brinde su entorno y de las
posibilidades de contacto con otros grupos sociales. En este sentido, los teóricos
del efecto barrio, dan especial énfasis a la composición social del territorio,
basándose en el supuesto de que los barrios segregados reducen los contactos
cotidianos entre distintos grupos socioeconómicos, y por ende los potenciales
accesos a oportunidades de empleo o aprovechamiento de servicios, las
posibilidades de relacionarse con modelos de referencia y las ocasiones de
compartir experiencias cotidianas con otros que generen sentimientos de
pertenencia y ciudadanía, debilitándose el capital social individual y colectivo de
los grupos más aislados. (Kaztman; 2001)
Bajo esta mirada, plantean también que la segregación residencial a nivel de
barrios tendría efectos particularmente negativos sobre los niños y jóvenes que
viven en esos vecindarios, quienes al tener oportunidades deficientes en términos
educacionales y laborales, se exponen a conductas de riesgo como la deserción
escolar, la inactividad juvenil o el embarazo adolescente. Desde esta perspectiva,
tanto el comportamiento educacional de los niños, como las decisiones de los
jóvenes en su proceso de socialización, estarían permeados por las relaciones
que se construyen al interior del propio barrio en tres niveles; a nivel del grupo de
pares en su formación de identidad en conjunto con otros niños o jóvenes del
barrio, a nivel de la comunidad de adultos y su influencia en la formación y
control social de los menores, y a nivel institucional, principalmente con los
actores externos que se desenvuelven en el ámbito de la escuela u otras
instituciones del barrio. (Kaztman;1999, Jenks & Mayer; 1990, Sabatini et.al;
2005, Flores; 2006)
De esta manera, mientras más heterogéneo un barrio y mientras mayores
posibilidades de contacto social tengan sus habitantes con otros grupos, menores
serán los efectos de la segregación residencial, pues la presencia de modelos de
rol y las potenciales oportunidades de integración social a partir del empleo,
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mejores servicios o infraestructura, palean enormemente los efectos sociales
asociados a un barrio segregado. En tanto, en el otro extremo, mientras más
homogéneo sea socialmente un barrio y mientras menos posibilidades de contacto
interclases exista, mayores serán las probabilidades de que sus moradores vivan
en una situación de aislamiento, desesperanza y exclusión social, lo que puede a
su vez generar estrategias ilegales de sobrevivencia ligadas a la cultura de la
droga y el crimen.
Esta situación de exclusión trae como consecuencia la pronta estigmatización
territorial de sus habitantes, lo que corresponde a la asociación de conductas
socialmente desvaloradas hacia los residentes de ciertos territorios específicos y
la generalización de estos rasgos a su población, como si todos los residentes de
una determinada zona actuaran bajo los mismos cánones. De acuerdo a Goffman
(1963) el estigma corresponde a un atributo que vuelve al otro, diferente de los
demás, lo desacredita y lo convierte en alguien socialmente menos apetecible, por
lo tanto, el individuo estigmatizado se encontraría en la situación de un individuo
inhabilitado para una plena aceptación social. Asimismo, el sujeto estigmatizado
se aísla, pues tiene conciencia de su inferioridad y temor al contacto con otras
personas. Bajo esta misma lógica, el estigma territorial, además de actuar en el
plano de la conciencia del individuo, opera también como una barrera que impide
muchas veces el acceso a oportunidades de integración social de los habitantes
de un lugar específico, quienes pasan a ser discriminados, por ejemplo a la hora
de buscar trabajo (Wormald et al, 2002). En este contexto, autores han sostenido
que la malignidad de la segregación residencial ha empeorado, pues las
consecuencias de vivir en áreas homogéneas de pobreza y en el aislamiento,
generan en los habitantes más pobres de la ciudad, mayores sentimientos de
desintegración y desarraigo territorial. (Sabatini et al.; 2001)
La plena exclusión en el espacio es lo que se conoce en la literatura como gueto,
en alusión al aislamiento racial donde ha vivido la población pobre negra en las
ciudades norteamericanas. Sin embargo, se han planteado distintas posturas al
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respecto, distinguiéndose dos tendencias generales; una que concibe el gueto
como una realidad estática generada por condiciones estructurales y otra que
entiende el gueto más como un proceso que como un estado de situación
(Salcedo; 2007).
En la primera línea Wacquant (2001; 2007) entrega algunas categorías analíticas
que son de utilidad para acercarnos a este fenómeno, presentando el gueto como
una realidad de plena exclusión que se configura principalmente a partir de los
cambios estructurales y los procesos mundiales de transformación económica,
política y social de los últimos treinta años y que puede observarse en la mayoría
de las sociedades avanzadas. En esta línea, define el gueto como una realidad
socio espacial históricamente determinada, que se basa en la relegación de una
población negativamente tipificada y que se desarrolla bajo una serie de
instituciones paralelas a las instituciones dominantes en la sociedad.
Adicionalmente, el autor configura el término de hipergueto para referirse al gueto
contemporáneo que conlleva además nuevas condiciones de violencia y crimen,
economías informales de sobrevivencia como el tráfico de drogas u otras
actividades ilícitas, pobreza permanente, y aislamiento social y económico de
barrios estigmatizados. Todas estas condiciones de marginalidad avanzada,
observables ya en muchos países -y por cierto, también en el nuestro- se
acentúan a juicio del autor por el abandono estatal de sectores deprimidos de las
ciudades, la desconexión de sus habitantes de los mercados de trabajo y una
dinámica espacial de concentración de la pobreza, como resultado de las políticas
públicas.
Asimismo Wilson (1993), atribuye la transformación del gueto contemporáneo a
causas económicas que tienen que ver con la evolución de la industria hacia el
sector de los servicios, los cambios en el mercado del trabajo, y la relocalización
de las industrias fuera de los centros urbanos, entre otros factores; lo que llevaría
a una situación crítica de desempleo en el gueto negro norteamericano,
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contribuyendo a la concentración de la pobreza en estos sectores y generando
una dependencia hacia el Estado y sus programas sociales.
Dentro de la segunda postura, Marcuse (2001) se refiere al gueto como el proceso
mediante el cual un grupo poblacional considerado inferior es forzado a agruparse
en un área espacial definida. De esta manera, el gueto implica la manifestación de
un diferencial de poder en el espacio urbano, donde fuerzas dominantes separan y
limitan a un grupo a la exclusión. También en esta mirada procesual, Salcedo
(2007) plantea al gueto como un fenómeno complejo y una realidad socioespacial
multidimensional que involucra distintos factores objetivos y subjetivos. Por un
lado distingue factores objetivos internos, que tienen que ver con las carencias
materiales del territorio y de sus habitantes; y otros externos que se relacionan con
la posición espacial que ocupa el territorio en relación al resto de la ciudad y con la
geografía de oportunidades que éste ofrece a sus habitantes. Por otra parte, hace
referencia a un grupo de aspectos subjetivos, los externos vinculados con la
estigmatización o prejuicios que recaen sobre un territorio o sus habitantes; y por
último, factores subjetivos internos que de alguna manera resumen a los otros
tres, y que se relacionan con la formación de una conciencia de gueto,
caracterizada por el resentimiento, la pérdida de sentido y la desesperanza de los
habitantes de estos territorios. Esta determinación subjetiva de los “guetizados”
sería reforzada por la experiencia o mundo vivido al interior del gueto, terminando
el individuo por resignarse a su condición, y entregándose muchas veces a
estrategias ilegales de sobrevivencia y conductas anómicas que empeoran aún
más sus posibilidades de integración social.
Es conveniente señalar, que estos procesos no son necesariamente simultáneos,
ni se dan en los mismos lugares, ni con la misma intensidad. Algunos pueden
avanzar más rápidamente que otros, dependiendo de las particularidades
socioespaciales de cada territorio. Tal como afirma Luhmann (1995), la distinción
entre inclusión/exclusión nunca se da con tanta claridad en el terreno práctico,
como para que la totalidad de los individuos puedan ser encasillados en uno de
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sus dos lados. En este sentido, la situación de pobreza económica no bastaría
para constituir un gueto, pues para ello se requiere de la combinación y el refuerzo
de los distintos factores de exclusión antes mencionados. Sin embargo, esto no
implica que se puedan reconocer sus manifestaciones en aquellos sectores de
pobreza que avanzan hacia procesos de guetización.
En este sentido, un área determinada de pobreza, puede cumplir con algunas
condiciones reconocibles en el gueto, sin embargo, puede corresponder por otra
parte, a una realidad en donde sus habitantes a través de distintas estrategias de
integración social busquen salir de su situación de marginalidad, con buenos
resultados en algunos casos. Esta es la situación del caso de estudio que se
analizará en este trabajo y que pretende demostrar a partir de un ejemplo
paradigmático y desde la mirada de sus propios habitantes y de sus vecinos de
mayores ingresos, como la proximidad física entre distintos grupos sociales es un
factor de importancia en la reducción de la segregación residencial y la exclusión,
y en el detenimiento de ciertos procesos de guetización.
1.2 Antecedentes del caso chileno
1.2.1 Política de vivienda
En Chile la integración social en la ciudad ha sido un tema poco analizado en las
políticas públicas urbanas, concentrándose el esfuerzo de los últimos 20 años en
solucionar los problemas de habitabilidad de la población, avanzando por cierto,
enormemente en la reducción del déficit de vivienda. Mediante la política de
subsidio habitacional se han obtenido logros cuantitativos ampliamente
reconocidos a nivel latinoamericano, llegando Chile a ser uno de los países con
menor cantidad de asentamientos irregulares del continente y con mayor
proporción de propietarios de la vivienda en los sectores populares. De esta
manera, miles de chilenos han cumplido el sueño de la casa propia, significando la
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vivienda para las familias más pobres, si no salir de la pobreza, haber dado un
gran paso en la superación de esta condición, pues el acceso a la vivienda
definitiva, junto con la educación de los hijos son los acontecimientos de mayor
envergadura para la vida de una familia. Asimismo, la casa propia constituye
subjetivamente uno de los principales vehículos de movilidad social en el
imaginario de la sociedad chilena. (Rodríguez y Sugranyes; 2005)
Sin embargo, esta política ha traído asociada también, una serie de problemáticas
de desintegración social y concentración de la pobreza en algunos sectores de las
ciudades, contribuyendo al aumento de la segregación residencial a escalas
metropolitanas, trayendo consecuencias de aislamiento y exclusión social para los
segmentos más pobres. Estos efectos sociales derivados de la segregación
residencial se asocian en primer lugar a la localización de los conjuntos, y en
segundo lugar a su tamaño. Por una parte, los grupos más pobres han tenido que
instalarse en terrenos cada vez más baratos emplazados en sectores alejados de
las nuevas infraestructuras urbanas, posibilidades de empleo, servicios de calidad
y mejor educación; y cercanos a mayor contaminación, transporte deficiente,
delincuencia y redes de narcotráfico, entre otras cosas. De esta manera, aunque
los más pobres se hayan convertido en propietarios, sus viviendas están insertas
en lugares poco atractivos para hacer de su casa un bien transable, lo que los
obliga a permanecer en localizaciones que acentúan la pobreza, la desintegración
social y la desesperanza. Por otra parte, la magnitud de los proyectos de vivienda
social ha generado espacios residenciales homogéneos de pobreza en la periferia
de las ciudades, lo cual disminuye las posibilidades de contacto social de los más
pobres con otros grupos socioeconómicos, y por ende, reduce sus oportunidades
de acceso a mejores empleos y servicios. Lo anterior, lleva a identificar ciertos
rasgos revisados en la literatura, relacionados con fenómenos de estigmatización
territorial y procesos de guetización, en muchos de los conjuntos de vivienda
social de nuestro país.
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Desde mediados de los noventa, la política de vivienda comienza a cambiar su
enfoque hacia una mirada más cualitativa del problema habitacional, en el
entendido de que se trata de un fenómeno de mayor complejidad, que no pasa
solamente por el acceso de los más pobres a la vivienda, si no por su integración
general a la ciudad y a su red de servicios sociales. De esta manera, se
incorporan dentro de las prioridades del Ministerio de Vivienda temas como la
calidad de la vivienda y de su entorno, y la importancia de la construcción de
mejores barrios y ciudades. En esta línea, se diseñan programas de mejoramiento
de barrios -Programa Chile Barrio- además de programas de espacios públicos y
equipamiento comunitario dirigidos principalmente hacia los sectores más pobres.
Ya en el nuevo milenio, el énfasis en la ciudad fue uno de los ejes estructurantes
de la política habitacional, adquiriendo la integración social urbana un nuevo
impulso. De aquí que en el gobierno de Ricardo Lagos, el Ministerio de la
Vivienda se propone “generar políticas, planes y programas destinados a mejorar
la gestión de la ciudad y el territorio, propiciando el desarrollo de ciudades
funcionales, equitativas, eficientes, socialmente integradas, con viviendas que
reconozcan la diversidad de la demanda, barrios con equipamiento y espacios
públicos”1. En esta dirección, se fortaleció el programa Chile Barrio y se
impulsaron ‘proyectos urbanos integrales’ en algunas ciudades del país, los cuales
promovieron la creación de barrios plurisociales, incorporando vivienda social a
proyectos inmobiliarios que consideraban la instalación de viviendas destinadas a
hogares de distintas condiciones socioeconómicas.
No obstante, es en el actual gobierno donde la integración social cobra especial
centralidad en la política habitacional, manifestando explícitamente dentro de sus
objetivos “promover la integración social, procurando soluciones habitacionales
insertas en barrios y ciudades”2; y estructurando la política a partir de ejes
programáticos dirigidos específicamente a cumplir con dicho objetivo.
1 Camilo Arriagada. “Chile un siglo de políticas en vivienda y barrio”. (MINVU, 2007). Pg. 300. 2 Nueva Política Habitacional del Gobierno de Michel Bachelet. www.minvu.cl
18
En primer lugar, en continuación a la línea de mejoramiento de barrios iniciada en
los gobiernos anteriores, se diseñó un programa de recuperación de los 200
barrios más críticos o vulnerables del país, a fin de mejorar la calidad de vida de
sus habitantes y de contribuir a su integración social urbana. En segundo lugar, en
el convencimiento de que la localización de la vivienda y los barrios es una de las
principales deficiencias heredadas de la política habitacional de construcción
masiva de vivienda social, y en el entendido de que el suelo urbano de calidad no
está al alcance de las familias más pobres; la nueva política habitacional focaliza
su acción en esta dirección creando nuevos mecanismos de integración social.
Estos mecanismos se resumen principalmente en cuatro ejes de acción3:
Un Subsidio Diferenciado a la Localización; que promueve la localización de la
vivienda social al interior del área urbana en sectores que cuenten con
adecuado equipamiento a nivel de barrio y buena conectividad con el resto de
la ciudad.
Un Programa de Vivienda Usada; que estimula la movilidad habitacional
fomentando la adquisición de vivienda de segunda mano a muchos hogares,
que mediante este subsidio, puedan vivir cerca de sus trabajos, de servicios y
de sus redes sociales y familiares de origen4.
Gestión de suelos públicos y flexibilización de cambios normativos para uso de
suelo; de modo de aportar con suelos al servicio de la nueva política
habitacional que permitan mejorar la localización para la vivienda social.
Proyecto de Ley para la Integración Social; proyecto que aún no ha sido
presentado al Congreso Nacional que contempla la cesión obligatoria de un 5%
de suelo para vivienda social en todos los proyectos inmobiliarios que no
contengan vivienda social5.
3 PROURBANA. Ciclo de Reuniones “Políticas de suelo para la integración social”. (2006-2007) www.prourbana.cl 4 Estos dos programas (Subsidio Diferenciado de Localización y Programa de Vivienda Usada) funcionan actualmente bajo la gestión del Ministerio de Vivienda. 5 Este proyecto ha sido intensamente debatido, recibiendo numerosas críticas por parte del sector privado, que considera esta obligación como un impuesto al sector inmobiliario.
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En definitiva, la nueva política habitacional ha puesto en discusión pública el tema
de la integración social como un requisito adicional dentro del concepto de ciudad.
Si bien, aún no se han constatado los resultados de estos programas y
propuestas, e indiscutiblemente falta mucho por hacer al respecto, dicha discusión
releva la importancia de la integración social en la ciudad y pone de manifiesto la
necesidad de continuar estudiando su factibilidad en ciudades como las nuestras.
1.2.2 Posibilidades de mezcla social
En el caso de chileno, existen antecedentes históricos y empíricos que evidencian
de algún modo las posibilidades de mezcla social en el espacio. Revisando un
poco el pasado, se puede comprobar que en América Latina históricamente en las
ciudades se han dado posibilidades de convivencia de grupos de diferente origen
social en las ciudades, presentándose una segregación residencial más bien
heterogénea. Tal como lo señala Portes (2005), la acelerada expansión de las
ciudades del continente, provocó un crecimiento urbano desordenado, que
impulsó una suburbanización de naturaleza muy diferente a la de origen
anglosajón de carácter más bien racial y mucho más excluyente. En nuestras
ciudades en cambio, los sectores de bajos ingresos se han encontrado
históricamente situados en las cercanías de las clases más favorecidas, donde la
elite en busca de mayor espacio y mejores ambientes para vivir, se fue
trasladando desde el centro hacia las periferias, formando conos de alta renta.
En este sentido, se puede afirmar que las elites han sido históricamente
permeables a la introducción de otros grupos sociales en sus lugares de
residencia en la ciudad, pues los conos de alta renta de las ciudades
latinoamericanas se han constituido desde sus orígenes como zonas de elevada
diversidad social. Si bien, las clases opulentas se instalaron en áreas
determinadas de la ciudad con el objeto original, entre otras cosas, de distanciarse
de las clases populares y obreras, estos grupos por mucho tiempo han convivido
en el espacio urbano.
20
Hay algunas tesis que explican esta convivencia social en el espacio a partir de
elementos culturales, aludiendo a la formación de un ethos cultural que impediría
la formación de suburbios socialmente homogéneos al estilo anglosajón en
Latinoamérica y favorecería más bien la diversidad social que ha caracterizado a
los procesos de suburbanización latinoamericana. (Sabatini 2004, Brain et al.,
2007)
Este ethos cultural latinoamericano, de sustrato religioso católico, de acuerdo con
Morandé (1987), se expresa en todos los ámbitos de la vida social, legitimando
una dimensión colectiva de la vida, contraria al modelo protestante basado en el
éxito individual. Por otra parte, el autor señala que el origen de nuestra cultura se
explica a partir del primer encuentro entre el español y el indígena, instancia que
redefine cada una de las culturas anteriores y crea una nueva síntesis cultural
cuyo sujeto es el mestizo. En este sentido, la cultura latinoamericana desde sus
orígenes legitimaría la mezcla social.
Por otra parte, en América Latina las configuraciones espaciales de las elites
nunca han sido de largo plazo, pues éstas han permitido rápidamente la
introducción de otros grupos sociales así como de otros usos de suelo en sus
lugares de residencia en la ciudad. En este sentido, siguiendo la tesis culturalista,
la mezcla social en el espacio en América latina ha sido posible ya que la
concepción religiosa del mundo colectiva y festiva, ha originado una cultura que no
le teme al diferente, pues no puede sustraerse de su condición mestiza,
constituyéndose la mezcla social como un rasgo inherente a nuestra cultura.
Ahora bien, nuestros atributos culturales conllevan la posibilidad de que grupos
heterogéneos puedan convivir en el espacio, sin embargo, esta mezcla social se
instituye como un movimiento que se despliega en dos sentidos diferentes. Por
una parte, los grupos más pobres buscan acercarse a las clases medias y altas
como una manera de mejorar su estructura de oportunidades. En este sentido, el
asentamiento de grupos de menor condición social en barrios de elite dentro de
21
los conos de alta renta en las ciudades latinoamericanas ha sido definido como
una “necesidad estructural”6, pues la cercanía de grupos populares a estratos
medios y altos, genera para los grupos de menores ingresos mayores
oportunidades de sobrevivencia, no siendo extraño encontrar hasta hoy en día,
campamentos o tomas irregulares de terreno en las zonas más ricas de la ciudad
de Santiago, por ejemplo.
Por otra parte, en el sentido opuesto, en los últimos años se ha producido también
un movimiento contrario en algunas ciudades chilenas7, donde los grupos altos y
medios se han aproximado a los de menores recursos, colonizando espacios
periféricos tradicionalmente pobres. Dichos movimientos han generado mayor
convivencia social en la ciudad, en vista de que grupos de ingresos medios y altos
se han estado acercando a los grupos desposeídos al penetrar zonas pobres de la
periferia, bajo la modalidad de barrios o condominios cerrados, provocando un
cambio en el patrón de la segregación residencial (Sabatini 2004). Esta tendencia
ya es generalizada en Latinoamérica, pues en ciudades argentinas, brasileras,
mexicanas o ecuatorianas la emergencia de conjuntos o urbanizaciones cerradas
también ha permitido el acercamiento físico entre los grupos pobres y los de
mayores ingresos.
Estos conjuntos han sido vastamente criticados en la literatura urbana, pues se
argumenta que este tipo de construcciones amuralladas, enrejadas y recargadas
de mecanismos de seguridad, serían una nueva forma de fragmentación de la
ciudad y una manifestación de la segregación espacial de los más pobres
(Caldeira; 2000, Hidalgo; 2005). No obstante, en otra línea, estudios han
demostrado que la instalación de estos mismos ha sido positiva, en tanto el
acercamiento geográfico de distintos grupos sociales reduce la segregación
residencial a escala metropolitana. (Cáceres y Sabatini; 2004) En este sentido, los
6 “Los barrios cerrados y la ruptura del patrón tradicional de segregación en las ciudades latinoamericanas: el caso de Santiago de Chile” . Gonzalo Cáceres y Francisco Sabatini, 2004. 7 Esto ha ocurrido más intensamente en Santiago, aunque también está ocurriendo en áreas metropolitanas como Valparaíso, Concepción o Talca.
22
estratos pobres cercanos a estos conjuntos privados, se favorecerían por la
llegada de estos desarrollos a sus comunas, pues en términos objetivos significan
mayores oportunidades de empleo, acceso a nuevos servicios de calidad y
mejoramiento del equipamiento e infraestructura urbana. Por otro lado, en
términos subjetivos, los grupos populares compartirían un sentimiento de
pertenencia a un área que está progresando y de ser beneficiarios de la
modernización, además de la dignidad de vivir en un sector que no está
estigmatizado por su pobreza o delincuencia.
En definitiva, revisando las posiciones de los distintos grupos sociales en la ciudad
y las posibilidades culturales de convivencia social en el espacio, se puede afirmar
que las ciudades de América Latina desde sus orígenes han sido escenario de
mezcla social y que las nuevas tendencias de acercamiento entre las clases
opulentas y las clases desposeídas, se presentan como oportunidades
fundamentales de mitigar las desigualdades sociales que han caracterizado
también a nuestro continente. Sin dejar de ser realistas frente a las exclusiones
que persisten de manera continua en nuestras ciudades, estas tendencias dan
actualmente mayores esperanzas de integración social y disminución de las
desigualdades en las urbes de nuestra región.
1.3 Integración social: convivencia entre grupos sociales diferentes
Después de enfatizar en la importancia de la proximidad física de los distintos
grupos sociales para la integración social en el espacio urbano, y luego de haber
conocido las tendencias naturales y culturales a la mezcla social y los actuales
procesos de convivencia en nuestras ciudades, será de utilidad antes de entrar en
el caso de estudio, analizar en mayor profundidad los tipos de integración social
en el espacio, sus fundamentos y posibilidades reales.
23
Partiendo de la idea de Marcuse (2001) de que la integración social comprendería
la proximidad o acercamiento físico entre grupos sociales distintos,
constituyéndose como lo opuesto a la segregación residencial, es necesario definir
los distintos planos o niveles donde tiene lugar esta integración en el espacio.
Básicamente se han definido tres tipos de integración social en la literatura:
Integración Funcional; Integración Simbólica e Integración Comunitaria. (Sabatini
y Salcedo; 2006)
En primer lugar, la integración funcional hace referencia a los medios a través
de los cuales los individuos se integran al mercado o al Estado. Por un lado, la
integración funcional indica la participación de los más pobres y su relación con
otros, en el mercado a través del consumo o el trabajo; y por otro, en el Estado a
partir de su rol como sujetos de derecho político, beneficiarios de programas
estatales o usuarios de servicios sociales o infraestructura urbana. En un segundo
nivel, la integración simbólica se relaciona con el sentido de pertenencia y
arraigo que presentan los habitantes de un determinado territorio, aún cuando se
trate de una sociedad desigual. En estos dos niveles, al otro se le tolera, pero no
se le frecuenta, tratándose más bien de relaciones esporádicas (Márquez; 2003).
Por último, la integración comunitaria que se expresa en las relaciones de
amistad -incluso sanguíneas- o las redes sociales que se forman en un
determinado territorio. Este último tipo de integración precisa el reconocimiento de
una comunidad de iguales que busca formar una identidad basada principalmente
en su homogeneidad (Márquez; 2003).
Como ya se ha señalado anteriormente, en los últimos años se han desplegado
proyectos inmobiliarios y comerciales para grupos medios y altos en sectores de
las periferias de nuestras ciudades, que de acuerdo a algunos autores traen
posibilidades de integración social, creando espacios socialmente más diversos.
Este fenómeno denominado “Dispersión espacial de las elites” (Cáceres y
Sabatini; 2004) ha contribuido al acercamiento físico entre grupos de altos
ingresos y grupos pobres en la ciudad, pues estos últimos se ven especialmente
24
favorecidos por las oportunidades que se les presentan en términos objetivos – o
integración funcional- y subjetivamente por la percepción del arribo de la
“modernidad” a sus barrios - integración simbólica.
Estos postulados también pueden ser refutados desde corrientes psicologistas
contrarias a las tesis de la integración social y a la importancia de la composición
social de los barrios. Llamados modelos de privación relativa, se basan en la idea
de que los individuos juzgan sus éxitos o fracasos bajo la comparación de sí
mismos con otras personas, planteando que la frustración de no poder alcanzar
los mismos estándares de vida que su entorno, los mantendría en una exclusión
simbólica o gatillaría conductas desviadas como producto de su fracaso. (Jenks &
Mayer; 1990) Sin embargo, existen estudios empíricos que demuestran lo
contrario, comprobando las ventajas de la integración social y derribando los mitos
acerca de la imposibilidad de convivencia entre grupos pobres y colectivos de
mayores ingresos, revelando también sus respectivas percepciones al respecto.
Un conjunto de estudios realizados en distintas comunas de la Región
Metropolitana de Santiago en donde se han desplegado barrios cerrados8, da
cuenta de esta realidad, demostrando que se han establecido vínculos
funcionales entre los grupos, pues los individuos de más altos ingresos se
relacionan con los pobladores comprando en sus negocios o dándoles trabajo. Por
su parte, les permite a estos últimos trabajar cerca de sus casas, acceder a
nuevos trabajos y obtener clientes para sus negocios.
Asimismo, estos trabajos revelan que los pobladores no sienten frustración,
envidia o desagrado frente a la llegada de condominios cerrados a sus barrios,
sino por el contrario, valoran estos proyectos en cuanto han traído elementos
modernos a un sector anteriormente olvidado por la ciudad9. En este sentido, los
pobladores se sienten orgullosos de su lugar de residencia, pues su barrio pasa a
8 Cáceres G. y F. Sabatini (eds.) “Barrios Cerrados en Santiago de Chile. Entre la Exclusión y la Integración Residencial” 9 “Los Nuevos barrios enrejados: ¿muros o fronteras?” Rodrigo Salcedo y Alvaro Torres, 2004.
25
ser un lugar bueno y decente para vivir, generando integración en el nivel
simbólico. Sin embargo, estas investigaciones demuestran también que no se
forman lazos fuertes entre los pobladores y sus vecinos de los barrios cerrados, no
logrando una integración a nivel comunitaria, aunque esta situación no es vista
con resentimiento por parte de los pobladores.
Otro estudio en la misma línea, que indaga acerca de las relaciones de vecinos del
conjunto de vivienda social Bosque de la Villa- caso de estudio de esta tesis- y un
conjunto de mayores ingresos próximo, concluye también que la integración se da
más bien a nivel funcional, y deja ver la percepción positiva de los vecinos más
pudientes de vivir en un barrio de mayor mezcla social, aún cuando devela
también una cierta preocupación o temor a esta convivencia, por la posible
devaluación de sus viviendas. (Salcedo, 2005)
Sumado a los antecedentes mencionados, hay estudios más generales que
confirman que la convivencia entre distintos grupos sociales es posible. Una
encuesta del PNUD10 indica que frente a la pregunta ‘¿Le molesta vivir cerca de
una población?’, un 64% de los encuestados dice no tener problemas con ello,
perteneciendo un 41% de los casos a clases medias altas y altas. (Grupos
socioeconómicos ABC1 y C2).
De esta manera, aunque no hay mayor interacción entre los grupos que cohabitan
en un mismo sector a nivel comunitario, estos datos nos indican que la
convivencia de estos segmentos en el espacio es real y que a la larga posibilita
una suerte de integración social principalmente a través del mercado, ya sea
laboral o de consumo, o a través del sentido de pertenencia a un mismo territorio.
Ahora bien, la integración social debe estudiarse también a partir de los contactos
diarios que establecen los individuos en distintos espacios de la vida cotidiana y la
consiguiente formación de identidades al interior del territorio. Al respecto, Schnell
10 Informe de Desarrollo Humano 2002. “Nosotros los chilenos, un desafío cultural”
26
& Yoav, (2001) plantean que en el ámbito de la interacción, además de
preocuparse por las probabilidades de que grupos sociales heterogéneos se
encuentren o vivan en el mismo barrio, es importante enfatizar en el modo en
cómo se utilizan los espacios de interacción en la construcción de identidades
sociales, pues los distintos agentes pueden asignar distintos significados a los
espacios de encuentro en la vida cotidiana y a la utilización de dichos espacios. En
este sentido, son las percepciones de los mismos involucrados hacia los otros y
hacia sus espacios de interacción, las que van a ir definiendo las identidades y los
estilos de vida de los grupos sociales en la ciudad.
Es así como en función de los propios significados que atribuyen los individuos a
sus espacios de interacción, se van creando fronteras al interior de la ciudad, aún
cuando se comparta un territorio, pues la generación de identidad se reduce cada
vez más al ámbito de la vida cotidiana, a la familia, haciendo referencia a una
comunidad de iguales, que aunque tolera y convive con otros en el territorio, no
comparten una identidad de referencia (Márquez, 2003).
De este modo, el encuentro cotidiano entre grupos diferentes puede generar
sentimientos de “otredad” e inferioridad, pues tal como afirma Goffman (1963,
1971) en la interacción en tanto encuentro presencial entre dos individuos,
siempre existirá la posibilidad de que uno gane y deje al otro en una posición
inferior. Esto en el extremo puede convertirse en estigmatización, tendiendo el
individuo estigmatizado, por su parte, a reproducir con sus pares, una actitud
similar a la que tuvieron los estigmatizadores con él. Sin embargo, como afirma el
mismo autor, es posible también que con el tiempo y con el contacto frecuente,
disminuya el rechazo entre grupos o individuos diferentes, siendo posible esperar
una rutina de aceptación del otro y de normalización por el contacto cotidiano. Así
mismo, mientras más intensa y frecuente sea la interacción entre los grupos de
altos y bajos ingresos, más probable es que se produzca alguna empatía entre
ambos, y cierto sentimiento de obligación moral de los primeros hacia los
segundos por las desigualdades existentes. (Kaztman; 2001) De aquí la
27
importancia de los encuentros cotidianos entre estos grupos en el espacio público,
en los medios de transporte, hospitales, recintos deportivos, espectáculos
masivos, etc. para la integración social.
El contacto interclases traerá también efectos en las aspiraciones y las
orientaciones hacia la movilidad social por parte de los residentes de menores
ingresos. Entrando en la racionalidad de los grupos más pobres, Portes (1970)
señala que no se constituyen como grupos estáticos y receptores de beneficios
sociales como se ha planteado muchas veces, sino que por el contrario, se
caracterizan por ser segmentos dinámicos dentro de la estructura social, con
aspiraciones de bienestar similares a las de otros sectores sociales, relacionadas
principalmente con logros ocupacionales, de habitabilidad y oportunidades
educacionales para sus hijos. De esta manera, la racionalidad con que actúan
estos grupos frente a las oportunidades que la estructura urbana les presenta, se
dirige hacia integrarse lo mejor posible a la ciudad, asemejándose sus
aspiraciones a las de grupos sociales medios o más altos. En este sentido, los
estudios mencionados anteriormente que indagan acerca de las relaciones entre
pobladores y residentes de conjuntos cerrados, confirman que en el discurso de
los primeros se identifica una cierta ideología de clase media, sin embargo esto
ocurriría sólo en términos subjetivos, y no implicaría necesariamente movilidad
social real y objetiva.
De esta forma, se da un fenómeno de orientación hacia la ascensión social, que
ocurre en la mayoría de las sociedades, la que según Goffman (1971) se basa en
la idealización de los estratos superiores y en la aspiración de ascender hasta
ellos por parte de quienes se encuentran en una posición inferior. Esta situación
también se puede vincular con el fenómeno conocido como “medianización” o
“moyenizacion”, que viene del término francés moyennisation que dice relación
con la reconfiguración de las clases medias en las sociedades avanzadas, donde
la diferenciación de clase deja de ser un indicador cultural o identitario. (De
Mattos et al.; 2005, Preteceille; 1999). Bajo este supuesto los grupos más pobres
28
tenderían a adoptar pretensiones similares a las que tradicionalmente se han
reconocido en las clases medias, manifestando aspiraciones de movilidad social.
A la luz de la literatura revisada, se puede sostener que aún cuando existan
fronteras y distintas identidades en la interacción entre diferentes en la vida
cotidiana, el encuentro de los grupos sociales en el espacio es elemental para las
posibilidades de integración social en la ciudad. A continuación se planteará el
estudio de un caso real de convivencia social en el espacio en la ciudad de
Santiago y las diferentes aristas desde las cuales se analizarán las relaciones y
percepciones entre los distintos grupos sociales que comparten el territorio.
29
Capítulo 2. Aspectos metodológicos
2.1 Problema de investigación
En función de los antecedentes planteados en el marco teórico, la presente
investigación pretende indagar acerca de las posibilidades de integración social en
el espacio en ciudades como Santiago, estudiando las interacciones entre grupos
de origen social diferente que comparten un espacio en la ciudad, así como las
percepciones de cada uno acerca de esta mezcla social. Bajo la hipótesis de que
ciertas tendencias positivas de la segregación residencial, están mejorando la
geografía de oportunidades y las posibilidades de integración social de grupos
opuestos en el territorio, se tomará un caso de estudio que presenta esta situación
especial de mezcla social en el espacio, a saber, el conjunto de vivienda social
Bosque de la Villa I, en la comuna de Las Condes de Santiago.
De esta manera, la pregunta que guía la investigación es:
¿Es posible la integración de grupos de origen social opuesto en el espacio
urbano en sectores de altos ingresos?
A esta pregunta se suman una serie de otras interrogantes que se intentará
indagar a la luz del caso de estudio:
- ¿Qué tipo de interacciones entre los distintos grupos tienen lugar en el territorio
compartido? ¿Qué tipo de prestaciones y contraprestaciones existen entre
ambos?
- ¿Qué oportunidades se les presenta a los grupos de bajos ingresos por el
hecho de vivir en un sector de altos ingresos?
30
- ¿Cuáles son las percepciones de los distintos grupos acerca de los otros y de
vivir en cercanía? ¿Qué aprensiones u opiniones existen hacia los otros?
- ¿Cuál es la percepción de los vecinos de bajos ingresos con respecto a sus
vecinos de similar condición social en comparación a las apreciaciones respecto a
los residentes de altos ingresos?
- ¿Qué condiciones deben darse para que exista convivencia entre grupos de
distinto origen social en un mismo territorio?
2.2 Hipótesis teóricas
A partir de la literatura revisada y en función del problema de investigación se
pueden esbozar algunas hipótesis teóricas que se busca comprobar en la
investigación.
1. En sectores de altos ingresos es posible la convivencia social en el espacio
entre grupos de origen social opuesto
En primer lugar, lo que se busca contrastar es la idea de que los grupos pobres y
ricos no pueden compartir un territorio de residencia. Como ya se mencionó
existen teorías que avalan estas hipótesis, basadas principalmente en la idea de
que los grupos más pobres se sienten menoscabados y estigmatizados al vivir
próximos a grupos de mayores ingresos, creándose barreras físicas o simbólicas
que sólo aumentan la segregación a una escala menor. En esta investigación se
intentará demostrar lo contrario, a partir de las percepciones de los propios
involucrados en el proceso de convivencia, bajo la idea de que las ventajas de la
mezcla social en el espacio, particularmente para los más pobres, tienen mayor
importancia para los individuos que los resentimientos o prejuicios que puedan
establecerse en esta interacción social.
31
2. La mezcla social en el espacio trae ventajas tanto para los grupos de bajos
como de altos ingresos
En relación a la hipótesis 1, se puede sostener que la convivencia en el espacio
trae beneficios para los grupos involucrados, especialmente para los de bajos
ingresos, quienes por el hecho de vivir en espacios más integrados socialmente
pueden acceder a más oportunidades laborales, a mejores servicios públicos,
infraestructura urbana de mejor calidad, además de la exposición a modelos de rol
dentro de su lugar de residencia y la ventaja de vivir en un lugar subjetivamente
bien valorado por el resto de la ciudad. Por otra parte, la mezcla social favorecería
sentimientos de justicia social por parte de los habitantes de mayores ingresos
hacia sus vecinos más pobres, contando además con la disponibilidad de mano de
obra y otros servicios en los alrededores de sus barrios por el hecho de compartir
le territorio con grupos de menores recursos.
3. Existen ciertas condiciones físicas y simbólicas que permiten esta convivencia
Si bien la interacción nunca está exenta de conflictos entre las partes y pueden
existir ciertos temores o resguardos hacia el otro, en tanto un diferente, se
trabajará bajo la tesis de que la convivencia entre grupos sociales de origen
opuesto es posible, mientras existan ciertas condiciones físicas o simbólicas que
permiten aceptar la presencia de otros grupos y en cierta medida, “normalizar” al
otro. En este sentido, las estrategias de diferenciación/desdiferenciación de los
grupos de bajos ingresos por distinguirse de sus similares, y sus aspiraciones de
tratar de asimilarse a su entorno de mayores ingresos, sería una condición que
permitiría esta convivencia.
32
4. La integración entre los grupos de altos y bajos ingresos ocurre principalmente
a nivel funcional o simbólico.
Por último, se plantea que la posibilidad de convivencia en el territorio de grupos
de distinto origen social y la probable integración de los mismos, será a partir de
relaciones funcionales en el plano del mercado ya sea de trabajo o de consumo, o
de pertenencia simbólica a un territorio compartido. En este sentido, la integración
social nunca se dará plenamente en una integración comunitaria, pues existen
fronteras identitarias entre los grupos, estableciéndose las relaciones de amistad
o parentesco en comunidades de iguales, no de diferentes. Pensar lo contrario
sería caer en idealizaciones de un escenario muy difícil de encontrar en la
realidad.
Objetivos de la investigación
Ya planteado el problema de investigación y las hipótesis teóricas bajos las cuales
se enmarca este trabajo, se pueden definir los objetivos de la presente tesis, que
son los que se enlistan a continuación.
Objetivo General:
Estudiar desde la perspectiva de los propios involucrados las posibilidades de
integración social en el espacio entre los habitantes de Bosque de la Villa y los
grupos de mayores ingresos de su entorno.
Objetivos Específicos:
- Estudiar los tipos de interacciones entre los habitantes de Bosque de la Villa y
los residentes de altos ingresos.
33
- Analizar las oportunidades o ventajas que tienen los habitantes de Bosque de
la Villa al vivir en un sector de altos ingresos.
- Indagar acerca de las percepciones y sentimientos de los habitantes de
Bosque de la Villa con respecto a sus vecinos de mayores ingresos.
- Estudiar las apreciaciones de los habitantes de Bosque de la Villa acerca de
sus vecinos de similar condición social, en comparación a las de sus vecinos
más ricos.
- Examinar las percepciones de los residentes de altos ingresos hacia sus
vecinos más pobres.
- Investigar acerca de los sentimientos y el sentido que otorgan los habitantes de
altos ingresos al hecho de vivir en un entorno de mezcla social.
- Estudiar las estrategias de convivencia de los distintos grupos sociales en el
territorio compartido.
2.4 ¿Por qué un estudio de caso?
La metodología para llevar a cabo la investigación corresponde a un estudio de
caso, en donde a partir de técnicas cualitativas de recolección de información se
logró un conocimiento de la realidad a estudiar a través de los propios actores
involucrados.
Ahora bien, se utilizó el caso de estudio como estrategia de investigación por
tratarse de un fenómeno complejo como lo es el de la integración social urbana, y
como una manera de acercarse en forma exploratoria a dicho fenómeno. Se
indagó en las percepciones de los mismos implicados en este proceso, para poder
34
analizar y describir de manera adecuada los factores que determinan las
posibilidades de integración social y su asidero en la realidad.
Si bien, la metodología del estudio de caso puede ser criticada por no aportar con
datos estadísticamente representativos o generalizables a la población, un buen
caso de estudio, aunque no necesariamente ofrece una visión completa de los
fenómenos, entrega si, una estructura de discusión al respecto y planteamientos
teóricos que a la larga permiten entender condiciones contextuales importantes
para la comprensión del fenómeno de estudio. (Yin, 1994)
De esta forma, a través del caso de estudio escogido, se pretende testear de
alguna manera, las hipótesis que hay detrás de la investigación y aportar a la
construcción teórica-conceptual referente a las posibilidades de integración social
en el espacio, tema que se mantiene aún incipiente y que ha sido poco explorado
en los estudios urbanos.
El caso de estudio fue especialmente seleccionado por su condición de mezcla
social en el espacio, tratándose de un conjunto de vivienda social – Bosque de la
Villa I- localizado en la comuna de Las Condes, en pleno cono de alta renta de la
ciudad de Santiago, cercano a residencias de altos ingresos.
El conjunto Bosque de la Villa I fue seleccionado como uno de los casos de
estudio del Proyecto “Barrios en crisis y barrios exitosos producidos por la política
de vivienda social”, trabajo al que se adscribe esta tesis, por tratarse de un
conjunto de vivienda social localizado en un área de Santiago con bajo nivel de
segregación residencial a gran escala, considerando los niveles de concentración
de pobreza y homogeneidad social dentro de la ciudad, y luego de realizar un
catastro de todos los conjuntos de vivienda social construidos en el período entre
1990 y 2001. En la presente tesis se tomó este caso de estudio para poder
observar específica y concretamente las posibilidades de integración social en el
espacio a partir de un caso real en la ciudad de Santiago.
35
2.5 Grupos sociales en observación
Si bien, el caso de estudio se centra en el conjunto habitacional Bosque de la Villa
I, para estudiar las posibilidades de integración social en el espacio y las
relaciones que se puedan establecer entre los distintos grupos que comprenden el
entorno donde se localiza este conjunto, se analizaron también las percepciones
de los otros integrantes de este territorio compartido, para lo cual se definieron
cuatro grupos sociales de observación.
Un primer grupo de bajos ingresos representado por los pobladores de Bosque
de la Villa I, caso de estudio que se describirá con detalle en el capítulo 3.
Un segundo grupo, también de bajos ingresos, correspondiente al sector
poblacional circundante al conjunto en estudio, que se analiza de manera
indirecta a partir de las percepciones de los otros tres grupos de observación,
solamente como un grupo de referencia. Comprende en primer lugar como
entorno inmediato del caso de estudio, a las poblaciones “Bosque de la Villa II”
(1999), conjunto de 92 departamentos arquitectónicamente similar a las del
Bosque de la Villa I, que albergó a la población que habitaba anteriormente en
el campamento localizado en esos terrenos; y al conjunto “Portada de
Fleming” (1994), condominio de 330 departamentos, que acogió a personas
organizadas en un comité de allegados de la comuna que durante diez años
reunieron el dinero suficiente para comprar el terreno donde se construyó el
conjunto y postularon a la vivienda a través del subsidio del SERVIU
Metropolitano, entidad que construyó las viviendas. Asimismo, en este grupo
de observación se incluyó a otras poblaciones más consolidadas cercanas a
Bosque de la Villa I, en los sectores de Fleming, y un poco más alejado, el
sector de Colón Oriente, villas de distinta tipología constructiva que se
formaron en las décadas del setenta y ochenta en base a familias provenientes
de asentamientos irregulares de la comuna, que se agruparon y organizaron en
cooperativas para buscar solución habitacional a su situación a través de
36
distintos programas de vivienda, entre ellos autoconstrucción. Estas villas
corresponden a los lugares de origen de la mayoría de los residentes del
Bosque de la Villa I y actualmente aún viven allí muchos de sus familiares.
Dentro de los habitantes de altos ingresos del sector, un tercer grupo social
corresponde a los residentes de la Comunidades Cerro Apoquindo I y II,
condominio localizado en el entorno inmediato de la villa, al final de la avenida
Alexander Fleming, que data de fines de los años ochenta y principios de los
noventa. Este conjunto fue construido en la ladera de un cerro por el connotado
arquitecto Fernando Castillo Velasco11, en un territorio cercano a un sector
poblacional bien consolidado y limitado por terrenos donde se habían instalado
previamente campamentos o asentamientos irregulares, lugar donde hoy en
día se erigen los edificios de conjuntos habitacionales de vivienda social como
Bosque de la Villa. Se trata de un recinto privado que cuenta con alrededor de
cien casas agrupadas en dos sectores del cerro que se construyeron por
etapas, en terrenos de entre 600 y 1300 metros cuadrados con valores
actuales de las propiedades cercanos a las 6500 UF. El conjunto se encuentra
inserto en un paisaje que con los años y el esfuerzo de sus propietarios ha ido
dotando de un entorno natural a las viviendas, además de la vista a la ciudad
que se disfruta desde la mayoría de las casas. El recinto cuenta también con
espacios de uso común como cancha de tenis, quincho, plazas y juegos
infantiles, además de un jardín infantil en su interior. Si bien, entre ambos
sectores no hay división entre sí, el conjunto se encuentra cercado
perimetralmente, contando además para la seguridad, con una barrera a la
entrada del condominio y un sistema de guardias que controlan la entrada al
lugar.
11 Fernando Castillo Velasco ha construido más de 50 “comunidades”, especialmente en la comuna de La Reina, bajo la modalidad de proyectos de grupos organizados de personas que compran terrenos y construyen sus casas – de similar tipología- respetando el entorno natural y generando espacios compartidos. Su arquitectura ha sido considerada como el antecedente de los condominios en Chile.
37
Por último, un cuarto grupo de observación incluye a los residentes de altos
ingresos del entorno cercano, pero no inmediato del Bosque de la Villa I, sector
definido para esta investigación a partir de un radio funcional o de servicios, es
decir, barrios por donde los pobladores del Bosque de la Villa I circulan por
motivos de trabajo, para acceder a los colegios de sus hijos, a los servicios de
salud de la comuna, al comercio o supermercados, entre otros motivos. Se
estableció como este entorno cercano dos zonas de altos ingresos en
particular, conectadas en este radio funcional con el caso de estudio. Un
primer sector definido a partir de la avenida Padre Hurtado Sur y sus
alrededores, zona donde ha surgido un desarrollo inmobiliario en los últimos
años de tipo residencial en altura con departamentos de valores entre UF3000
y UF5000, además de la construcción de un centro comercial; y un segundo
sector residencial de altos ingresos comprendido desde la avenida Paul Harris
hacia el oriente, en los alrededores de la avenida Vital Apoquindo, donde se
han construido viviendas para sectores socioeconómicos altos.
Cabe señalar, que en el imaginario de los distintos grupos las diferencias
establecidas para el análisis, no son tan claras en el discurso de los entrevistados,
pues si bien los habitantes de Bosque de la Villa identifican a sus vecinos más
inmediatos de Cerro Apoquindo, por tratarse además de un condominio privado,
no hay una mayor distinción del resto de los barrios de mayores ingresos, siendo
para ellos simplemente “los ricos” de la comuna o de su sector. Por su parte, los
entrevistados de Cerro Apoquindo, no diferencian por su nombre a sus villas
vecinas, refiriéndose a los pobladores como la “gente de la población” y
agrupando a todo el sector poblacional que reconocen en su entorno, haciendo
diferencias solamente por las tipologías de poblaciones y sus colores. (“Los
edificios amarillos, los edificios verdes, las casas”). Lo mismo ocurre con los
entrevistados de sectores de altos ingresos un poco más alejados del Bosque de
la Villa, quienes hacen referencia al sector poblacional en general, distinguiendo
en determinadas ocasiones entre el sector poblacional de Colón Oriente y el de
Fleming.
38
Por estas razones, en el análisis se hace referencia a los grupos de bajos y altos
ingresos de manera más general, diferenciando específicamente a los grupos
sociales en los casos correspondientes.
A continuación en la Imagen 1 se presenta un plano para identificar espacialmente
a los grupos de observación.
Imagen 1. Plano de localización de los grupos de observación
----- Poblaciones cercanas
----- Cerro Apoquindo
----- Entorno altos ingresosBosque de la VillaGRUPOS SOCIALES EN OBSERVACION
2.6 Dimensiones del estudio
39
Para estudiar las posibilidades de convivencia en el espacio entre los grupos
anteriormente descritos, se puso atención en cuatro dimensiones principalmente,
que tienen que ver, en primer lugar con la estructura de oportunidades y el sentido
que atribuyen los pobladores al hecho de vivir en un entorno de mayores ingresos,
en cuanto el acceso a empleo, servicios, infraestructura, modelos de rol y redes de
apoyo estatal; así como la percepción de los grupos de altos y bajos ingresos de
compartir un territorio y de vivir en un sector de mezcla social.
En segundo lugar, se indagó en la relación entre los grupos de altos y bajos
ingresos y las percepciones existentes de unos respecto a los otros. En este
marco, se analizaron los tipos de vínculos que se establecen y los niveles de
integración funcional, simbólica o comunitaria que se produzca entre los grupos.
Así también se estudiaron los encuentros en la vida cotidiana y el significado que
le atribuye cada uno a esos espacios de encuentro, además de los sentimientos y
el nivel de aceptación o tolerancia hacia el “otro”, y las fronteras que se establecen
entre los distintos grupos sociales.
Una tercera dimensión del estudio tiene que ver con las claves para la convivencia
entre los distintos grupos sociales, donde se examinaron las condiciones
necesarias para mantener una convivencia armónica entre los grupos de altos y
bajos ingresos en el territorio, así como las distintas estrategias de dichos grupos
para compartir su territorio de residencia.
Por último, como cuarta dimensión se indagó acerca de las dinámicas sociales
que se establecen al interior del conjunto Bosque de la Villa I y su relación con
otros conjuntos o poblaciones vecinas, además de las aspiraciones sociales de los
mismos residentes en relación al contacto con grupos sociales heterogéneos en el
sector.
40
La recolección de información se realizó de primera fuente a través de la
aplicación de un total de 30 entrevistas en profundidad a mujeres –dueñas de
casa- en los distintos grupos (Bosque de la Villa I, Cerro Apoquindo y Entorno
cercano de altos ingresos)12. Se entrevistó a mujeres estimando que tienen una
visión más global de lo que ocurre en sus barrios, apelando además a su
capacidad de interpelar a sus hijos o cónyuges. Adicionalmente, para conocer
mejor la realidad de la villa, se entrevistó a seis informantes complementarios,
tanto residentes de la misma villa como agentes externos relacionados con ella,
como dirigentes vecinales, integrantes de la administración del conjunto, y
funcionarios del Municipio, consultorio y centro comunitario correspondientes.
12 Las entrevistas se aplicaron en los meses de mayo y junio de 2007.
41
Capítulo 3. Presentación del caso de estudio:
El Bosque de la Villa I
El conjunto habitacional Bosque de la Villa I se localiza en el sur oriente de la
comuna de Las Condes y pertenece a la Unidad Vecinal C-23, la cual está
compuesta por 25 villas. El proyecto nace a partir de un mandato municipal que
indica la construcción de dos conjuntos de vivienda básica para cubrir el déficit de
vivienda de la comuna de Las Condes proveniente principalmente de población
asentada en campamentos o población en condición de allegados y/o
arrendatarios dentro de la comuna. En 1999 se construyen los conjuntos Bosque
de la Villa I y Bosque de la Villa II, que acogen a la población antes mencionada.
Este último acoge a 92 familias, la mayoría de ellas provenientes de un
campamento localizado anteriormente en el mismo terreno donde posteriormente
se construyó una de las villas.
El primer caso, Bosque de la Villa I, es el que se estudia en la presente tesis y
consta de 445 departamentos distribuidos en 22 bloques de edificios. La mayoría
de la población que actualmente es propietaria de estos departamentos postuló de
manera individual a través del SERVIU Metropolitano y la Municipalidad de Las
Condes para acceder a la vivienda, luego de haber logrado un ahorro previo. Uno
de los principales requisitos impuestos por el municipio para postular a las
viviendas, fue ser residente de la comuna, de aquí que gran parte de estas
familias son originarios de Las Condes, viviendo anteriormente muchos de ellos de
allegados en casas de parientes en el sector de Colón Oriente o Fleming,
poblaciones más consolidadas que albergan a gran parte de la población de
menos ingresos de la comuna. Estos grupos, junto a otras cooperativas del sector
presionaron por su demanda habitacional en el Municipio, obteniendo varios años
después las que serían sus viviendas definitivas.
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La Municipalidad apoyó la construcción de estas viviendas aportando directamente
en la compra del terreno, diseño del proyecto y supervisión de su construcción,
además del aporte en terminaciones, cierre perimetral, jardines y áreas verdes. El
SERVIU por su parte, se encargó del financiamiento y contratación de las obras en
el marco del programa Vivienda Básica. El costo unitario de cada departamento
fue de 347.45 UF de acuerdo a información del SERVIU. Al momento de la
entrega, los departamentos se constituían de living-comedor-cocina, baño y dos
dormitorios, ya divididos por un tabique. Con el tiempo muchas familias que han
logrado surgir se han ido del conjunto vendiendo o arrendando sus
departamentos, siendo igualmente la mayoría de los residentes asignatarios
originales de la vivienda en el conjunto.
Imagen 2. Plano del conjunto Bosque de la Villa I
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Caracterizando brevemente a los hogares, y de acuerdo a una encuesta que
realizó el proyecto bajo el cual se enmarca esta tesis13, se puede afirmar que la
población del Bosque de la Villa I en general es bastante joven, con alta presencia
de jóvenes y niños, alcanzando el jefe de hogar una edad promedio de 45 años.
En relación a esto, se trata de una mayoría de familias que se constituyen como
hogares biparentales con jefatura de hogar masculina e hijos menores de 15
años14. Asimismo existe un nivel mínimo de allegamiento y en promedio habitan
3.8 personas por departamento.
En cuanto al nivel socioeconómico de las familias, aún tratándose de viviendas
sociales, los niveles socioeconómicos son más bien medios- bajos, alcanzando
casi un 70% de hogares entre los grupos D y C3, y sólo un 6% del grupo E. Cabe
destacar que en los 8 años que llevan viviendo las familias del Bosque de la Villa,
muchas de ellas han mejorado sus condiciones socioeconómicas, pues la mayoría
de los hogares se encontraba en niveles más bajos, alcanzando un 15% de
hogares en el grupo E y un 52% en el grupo D cuando llegaron al conjunto.
Actualmente el ingreso promedio de las familias del Bosque de la Villa I es
cercano a los trescientos mil pesos.
El nivel educacional de los jefes de hogar y sus cónyuges es relativamente bajo,
pues la mayoría no alcanza a terminar la educación media, llegando muchos
solamente a niveles de escolaridad básica. Sin embargo, el bajo nivel educacional
de la población no parece influir en su acceso a oportunidades laborales, pues la
mayoría de los jefes de hogar y sus cónyuges trabajan, aunque en empleos no
calificados, como asalariados en el sector privado en distintos servicios y otro
tanto es trabajador por cuenta propia. En el caso de las mujeres, la mayoría
trabaja en servicio doméstico puertas afuera. Por otra parte, una gran proporción
de los empleos se localizan en la comuna o dentro del sector oriente de
Santiago15.
13 Encuesta aplicada en Junio de 2006. 14 En un 67% de los hogares vive al menos un menor de 15 años. 15 Un 53% de los jefes de hogar trabajan dentro de la comuna y un 64% de los cónyuges también lo hacen.
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En relación el acceso a oportunidades educacionales, la mayoría de los niños del
Bosque de la Villa I estudian en colegios municipales o particulares
subvencionados de la misma comuna, muchos de los cuales se concentran en el
sector donde se localiza el conjunto o en lugares cercanos, y son calificados
positivamente por sus padres. Cabe destacar eso si, que a pesar de lo anterior,
existe un nivel de desersión escolar del 10%. En cuanto al acceso a la salud, la
mayoría de los residentes se atiende en consultorios o servicios de urgencia del
sector, calificando positivamente la atención y el servicio de salud al cual tienen
acceso.
El conjunto Bosque de la Villa I se rige bajo la Ley de Copropiedad de acuerdo a la
cual, tienen un consejo de administración que acuerda un reglamento interno para
el funcionamiento del conjunto. Este consejo está formado por habitantes del
mismo condominio elegidos en asamblea de residentes, quienes se encargan de
velar por la organización y seguridad del condominio. Bajo la dependencia de este
consejo existe un administrador externo, el cual fue contratado recientemente para
administrar los fondos comunes y poner orden interno al funcionamiento del
condominio, pues, hasta ese momento había problemas de pérdidas de dinero y
desórdenes con las administraciones anteriores.
Al momento de la investigación el consejo de administración estaba compuesto
solamente por su tesorero quien se entiende directamente con el administrador,
pues, el resto del consejo había presentado la renuncia, quedando a la espera de
la elección de una nueva administración. Adicionalmente y para una mejor
organización, existe un delegado(a) por cada block, quienes se entienden
directamente con la administración.
Mensualmente cada departamento debe pagar un monto de cinco mil pesos en
gastos comunes, los cuales son utilizados para solventar costos de iluminación,
aseo y guardias, además del sueldo del administrador y los gastos varios de la
administración. Para quienes no paguen sus gastos comunes durante más de tres
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meses, a modo de sanción se les corta la luz a los departamentos morosos hasta
que cancelen su deuda. De este modo, han logrado mantener los fondos comunes
del condominio y su buen funcionamiento. Por otra parte, la Municipalidad hace
aportes directos para la mantención de los jardines en tanto el agua para regar y la
contratación de un equipo de jardineros que se encarga de las áreas verdes del
condominio en forma permanente.
La seguridad de Bosque de la Villa I se organiza en un sistema de guardias que
bajo la supervisión del administrador, vigilan día y noche la puerta principal del
conjunto controlando quien entra y sale del recinto. Anteriormente a que existieran
los guardias, cuando llegaron al condominio, los vecinos se organizaron para
hacer turnos de vigilancia y rondas por las noches, pues a pesar de las rejas, al
parecer, tenían problemas de seguridad con gente que entraba a hacer
desórdenes o peleas entre pandillas de jóvenes del sector. Hoy en día, hay
bastante dominio de estos problemas, pues a pesar de que las barreras son bien
porosas en cuanto a quienes entran al condominio, los guardias han logrado
mantener un orden interno, llamando a carabineros ante cualquier evento o
controlando ellos mismos algún incidente interno entre los jóvenes, convocando a
los padres y cobrándoles multas en caso de ser necesario.
El conjunto consta de estacionamientos al interior del recinto, los cuales son
arrendados por algunos residentes. Debido a los escasos estacionamientos y a la
gran cantidad de vehículos, los vecinos se han organizado para utilizar un terreno
aledaño al recinto que arriendan y mantienen con sistemas de vigilancia, en forma
independiente a la administración del condominio.
Existen ciertas normas que se han impuesto a modo de mejorar la convivencia
entre los vecinos, que al parecer fue bastante complicada en sus inicios. Estas
normas tienen que ver con evitar tener ropa tendida en los balcones, no poner la
música fuerte e impedir los desórdenes en las áreas públicas del conjunto, para lo
cual existen multas o sanciones para quienes no cumplan con este reglamento.
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Sin embargo, existen por cierto, algunos conflictos, muchos de ellos relacionados
con la tenencia de perros por ejemplo, y las molestias que esto pueda causar a los
vecinos.
Además del consejo de administración existe una junta de vecinos, la cual al
momento de la investigación funcionaba hace un año y medio aproximadamente, a
partir de una iniciativa de un grupo de vecinos que formaban un comité solidario
para conseguir apoyo de la Municipalidad. La junta de vecinos, a pesar de no
contar con una sede, se encarga principalmente de generar proyectos
comunitarios para el mejoramiento del condominio a partir de fondos concursables
municipales. Además, es el canal de comunicación legal que tiene la villa con el
Municipio, a través del cual los residentes pueden optar a los beneficios
municipales, postular a trabajos en una bolsa laboral, inscribirse en diversas
actividades o facilitar algunos trámites. Dentro de su labor comunitaria, esta
entidad trabaja bajo el alero de un centro comunitario cercano que acoge también
a otras villas del sector, donde los vecinos pueden optar a la participación de
distintos talleres y actividades recreativas de la comuna.
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Capítulo 4. Resultados
A continuación se exponen los principales resultados de la investigación recogidos
a partir de las entrevistas realizadas y su correspondiente análisis.
4.1 Oportunidades de un entorno compartido
4.1.1 Empleo
Como ya se ha planteado, un entorno de mezcla social trae ciertos beneficios para
los residentes de un territorio, especialmente para los más pobres, quienes
aprovechan una serie de oportunidades por el hecho de vivir cercanos a grupos de
mayores ingresos, siendo una de ellas las mayores posibilidades laborales.
En el caso de estudio, los pobladores de Bosque de la Villa están conscientes de
que no es difícil conseguir trabajo para ellos, pues por vivir en una comuna de más
ingresos cuentan con mayor cantidad de ofertas de trabajo, ya sea por las
opciones laborales que les entrega la Municipalidad, por los potenciales clientes
para sus negocios o posibles empleadores para sus servicios. Es así como los
residentes de la villa, pueden acceder a los empleos temporales o permanentes
que ofrece el mismo Municipio, o a otros trabajos que ofrecen empresas a través
de la bolsa laboral que funciona en la Municipalidad para residentes de la comuna.
“Yo creo que igual hay que buscar trabajo y encontrai, tu vai a la Muni y encontrai,
igual es más fácil que en otros lados, yo pienso. O sea, la vez que yo fui había
justo uno, y pasé la entrevista” (Analí, Bosque de la Villa)
“He conocido a dos personas del condominio que consiguieron trabajo a través de
letreritos que ponen acá en el centro comunitario, que llegan de la oficina de
colocaciones de la Municipalidad”. (Lucía, Bosque de la Villa)
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Por otra parte, los pobladores buscan distintas estrategias para acceder al empleo,
ya a sea buscando en los diarios, a través de avisos en supermercados o
negocios del sector, o simplemente repartiendo panfletos en edificios o casas
particulares. De esta manera, los habitantes de Bosque de la Villa a través de
métodos formales o informales, utilizan tácticas en su mayoría individuales y más
cercanas a las lógicas del mercado para conseguir empleo, distanciándose de los
mecanismos tradicionales de acceso al trabajo a partir de redes de solidaridad o
amistad, más comunes en sectores populares. Es así como asesoras del hogar,
gasfiter, jardineros, entre otros, ofrecen sus servicios a los hogares de mayores
ingresos del sector.
“La mayoría se van a inscribir por el Jumbo y a los departamentos nuevos que
están llegando, ahí uno también deja un papelito y los conserjes te lo anotan y
después te llaman”. (Soledad, Bosque de la Villa)
Sin embargo, simultáneamente a estas prácticas, funcionan también los contactos
de persona a persona, donde cada cual echa mano a sus propias relaciones
sociales para “hacer encargos” a vecinos, conocidos o antiguos empleadores para
conseguir trabajo. De este modo, se va formando una especie de red de contactos
laborales, que funciona a partir de las recomendaciones de quienes ya insertos en
el mundo laboral, sugieren a sus conocidos para distintos empleos.
Quienes trabajan de forma independiente o tienen sus propios negocios, también
ven las ventajas de vivir en un sector de mayores ingresos, pues con los años han
formado su propia clientela en la comuna, lo cual les ha permitido tener un ritmo
asegurado y permanente de trabajo, y la posibilidad de cobrar más por sus
servicios o productos que en otros sectores.
Otra ventaja que afirman tener los pobladores, por el hecho de pertenecer a su
comuna y no a otra, es la facilidad de obtener empleo, a diferencia de otras
personas que residen en comunas pobres hacia las cuales existen ciertos
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prejuicios o sobre las que recaen estigmas territoriales que les dificulta la
posibilidad de encontrar empleo. Por otra parte, los mismos pobladores atribuyen
flojera a quienes no trabajan, pues afirman que por vivir en una comuna con gente
de mayores ingresos, siempre habrá alguna posibilidad de trabajar para ellos.
“Yo encuentro que es fácil (conseguir trabajo) porque por ser de la comuna es más
fácil, pero si viene alguien de La Pintana, ahí no, porque son más desordenados,
no te van a dar trabajo”. (Anita, Bosque de la Villa)
“Yo creo que es fácil conseguir trabajo, porque estamos alrededor de gente que
tiene, o sea, es más fácil conseguir pega acá que en La Pintana, allá hay más
pobreza, acá estamos rodeados de gente como más cuica, por eso es más fácil, tu
vai y le ofreces barrer hojas, o barrer el patio, no te mori de hambre. La gente floja
es la que siempre va a estar mal, yo creo que es cosa de uno”. (Cristina, Bosque
de la Villa)
Ahora, si bien la mayoría de los empleos a los que acceden los pobladores de la
villa son de baja calificación, cabe destacar que pese a su bajo nivel de educación,
pueden acceder a una oferta amplia de trabajo para cubrir una demanda de
servicios de parte de los hogares de mayores ingresos del sector, quienes de
distintas maneras canalizan sus necesidades hacia los grupos de menores
ingresos donde se encuentra esta mano de obra. Para conseguir estos servicios,
los grupos de mayores ingresos también hacen sus “encargos”, accediendo a los
prestadores de servicios a partir de las recomendaciones de otros pobladores ya
conocidos, o de entes intermediarios como los guardias de su barrio o dueños de
kioscos cercanos que muchas veces tienen estos contactos. Así también, los más
desconfiados se resguardan en las recomendaciones de sus propios vecinos o
redes de contacto, que ya han utilizado los servicios de distintos pobladores
anteriormente.
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Los grupos de mayores ingresos basados en sus buenas experiencias, reconocen
las ventajas de poder encontrar determinada mano de obra en la misma comuna,
acudiendo a los sectores de menores ingresos, y reconociendo también lo
favorable que es para ambas partes este intercambio, viéndolo como una forma de
hacer más eficiente el funcionamiento de la ciudad y de aprovechar la cercanía
entre los oferentes y los demandantes de los distintos servicios, como se observa
en las citas.
“Que bueno que tengamos este barrio ahí, porque nosotros necesitamos mano de
obra que nos ayude, y no vas a pretender que la nana siempre tenga que venir
desde Puente Alto o de donde sea, si tú tienes un barrio que te provea”. (Viviana,
sector Padre Hurtado)
“Me parece bueno para la sociedad que haya cerca poblaciones, para que la nana
no tenga que atravesar toda la ciudad para llegar, si no que la nana viva al lado, el
carpintero, el pintor, y eso se da harto en esta población de acá…en ese sentido
se hace más eficiente la ciudad”. (Janne, sector Vital Apoquindo)
De esta manera, la cercanía entre grupos de altos y bajos ingresos en el territorio,
es mirada de modo positivo desde el punto de vista del empleo y la prestación de
servicios por ambos grupos, dejando manifiestas las ventajas de compartir el
espacio de residencia.
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4.1.2 Servicios públicos
Otra oportunidad importante para los grupos más pobres que viven en sectores de
mayores ingresos, es el acceso a servicios públicos de calidad como la educación,
la salud, la seguridad, o el apoyo comunitario municipal, temas que se describen a
continuación y que se grafican en un plano en el anexo 1.
a) Educación
Desde el punto de vista de los pobladores de Bosque de la Villa, la educación es
uno de los servicios públicos más valorados. Muchos de ellos tienen la percepción
de que en la comuna hay establecimientos educacionales de alta calidad para sus
hijos, ya sea por los resultados académicos, la formación valórica, la preparación
de profesores y otros profesionales, así como la infraestructura y la tecnología.
Así también reconocen la buena localización de los colegios, ya que a la mayoría
les queda cerca de sus casas, y la ventaja de no tener que ir a otras comunas en
búsqueda de mejores colegios o liceos para sus hijos, como lo hacen algunos
familiares que viven en comunas más pobres.
“Yo creo que acá es mejor el nivel académico de los colegios, porque en otras
comunas tenís que salir. Mi hermana vive en Pedro Aguirre Cerda y mis sobrinas
tienen que salir de la comuna, porque en la comuna de ellos no hay un colegio
bueno cerca”. (Analí, Bosque de la Villa)
No obstante, los establecimientos no están exentos de crítica, especialmente en lo
que respecta al mal comportamiento de los compañeros de sus hijos, o a las
escasas vacantes de algunos colegios en particular, quedando las familias
obligadas a poner a sus hijos en diferentes establecimientos. Esto mismo, les
permite comparar y poder calificar con mayor decisión a uno u otro colegio, siendo
unos pocos, los más codiciados por las mujeres entrevistadas. Un dato interesante
al respecto, es que justamente, aquellos colegios más apetecidos por los padres,
coinciden con aquellos donde asisten alumnos de niveles socioeconómicos más
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altos, y donde sus hijos tienen la oportunidad de convivir con compañeros “menos
desordenados” pertenecientes a familias con padres de mayor educación, lo cual
es visto como algo positivo por parte de las mujeres de la villa. De hecho, muchas
de ellas aspiran a poder cambiar a sus hijos a esos colegios para que puedan
terminar allí su enseñanza media o técnica.
“Allá arriba llevamos varios años ya, pero el nivel es distinto, acá ponte tú son
todas personas como más de Colón, de por acá, allá arriba no po (…) la diferencia
es el roce social que tiene la gente arriba, que es gente de cómo de más ingresos”.
(Analí, Bosque de la Villa)
“Otra gente que va es del Camino El Alba, mira, gente que más bien empezó a ir
porque los papás se quedaron sin trabajo. Es gente de estudios y trabajo, de
estudios particulares, entonces subió el nivel de personas, de educación”. (Anita,
Bosque de la Villa)
Por otra parte, las madres señalan que si bien están satisfechas con el servicio
educacional al que acceden en la comuna, la buena educación que reciban sus
hijos va a depender en gran medida de las enseñanzas provenientes de la familia
y de la formación que los mismos padres les entreguen, asumiendo una cuota
importante de responsabilidad en la educación de los menores. Asimismo, dan
importancia al propio esfuerzo y al aprovechamiento de las oportunidades por
parte de sus mismos hijos, reconociendo el valor de la capacidad individual para
poder salir adelante. En este sentido, se distingue entre los pobladores una
ideología más cercana a la de sectores medios en sus aspiraciones de vida y en la
valoración del esfuerzo individual como mecanismo de superación y movilidad
social, lo cual a la larga mejora sus posibilidades de integración social al
incorporar elementos subjetivos a la geografía de oportunidades que les ofrece el
territorio, pues las propias aspiraciones o valores influirían positivamente en las
decisiones individuales o familiares con respecto al futuro de los hijos.
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b) Salud
El servicio de salud es igualmente considerado de calidad entre las pobladoras,
coincidiendo en la buena percepción acerca del equipo médico y de los
profesionales de la salud, aunque el sistema de acceso y las demoras en la
atención son criticados. Sin embargo, para muchas de las entrevistadas es un
privilegio el consultorio que tienen cerca, pues “parece clínica privada” afirman,
destacando la limpieza y la buena atención que les brindan, además de la
variedad de especialidades médicas. En este sentido, reconocen abiertamente los
beneficios de este servicio, en comparación a las malas experiencias de familiares
o conocidos de otros sectores, señalando incluso conocer gente de otras comunas
que viene a atenderse a Las Condes, pues es considerablemente superior el
servicio de salud que en sus propias comunas, como se observa en la cita:
“El consultorio es buenísimo, a uno la atienden bien, le dan los remedios, tiene
buena atención, el lugar es muy limpio, muy bonito, hay muchos profesionales que
se preocupan bastante de uno, entonces yo lo encuentro muy bueno. He visto el
hacinamiento en otros lados y es espantoso. Yo conocí el Policlínico de Recoleta,
y era un basurero en vez de un policlínico, horrible. Yo acá estoy orgullosa de
tener un policlínico como el que tengo, hay laboratorio, hay dentales, hay
ginecólogo, psicólogo, de todo. Es muy completo, mucha especialidad, yo estoy
bien conforme y contenta con eso”. (Inés, Bosque de la Villa)
c) Seguridad
El tema de la seguridad es también un punto ampliamente valorado por los
habitantes del Bosque de la Villa, quienes tienen la percepción de que su sector es
tranquilo y que cuenta con un buen servicio de seguridad, ya sea, por el hecho de
tener guardias en el mismo condominio, o por la acción de la seguridad municipal
o de los propios carabineros. De esta manera, confiesan que se puede andar en
la calle de noche sin problemas, y que aunque existen ciertos conflictos que se
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presentan de vez en cuando como peleas callejeras, problemas con tráfico de
drogas o desórdenes por alcohol, en general reina la tranquilidad. Además hay
quienes consideran que por el hecho de tratarse de una comuna de mayores
ingresos, se invierte más en la seguridad de los barrios, lo cual es visto como algo
positivo que los beneficia a ellos directamente. En este sentido, están concientes
de que en otros sectores el tema de la seguridad es algo más complicado, razón
por la cual valoran aún más vivir donde viven, como cuenta una mujer de la villa:
“Acá podi andar hasta tarde, porque en otras comunas…por ejemplo, el otro día fui
a Cerro Navia y tenía que acompañar a una amiga a dejar un regalito y el chofer
de la micro nos dijo que tuviéramos cuidado. Andábamos así bien bonitas, y el
chofer nos dijo que como a las nueve ya empezaban a cogotear. Entonces
miramos para todos lados, y se empieza como a comparar las diferencias de las
poblaciones, calles bien humildes… y yo digo, yo no me cambio de mi comuna”.
(Soledad, Bosque de la Villa)
d) Apoyo municipal a la comunidad
Otros de los beneficios percibidos por algunas de las pobladoras, son las
posibilidades de participar en actividades de desarrollo comunitario a través de la
Municipalidad. Aunque la participación no es muy intensa, entre las mujeres
entrevistadas más de alguna había participado en algún taller deportivo, recreativo
o de crecimiento personal, valorando mucho la posibilidad de tener un tiempo para
ellas y de encuentro con otras personas del barrio y de la comuna.
“Siempre participo, me gusta para aprender. He estado en talleres de psicología,
de música, de repostería, de baile. Mis hijos igual participan en talleres de baile o
de música. También antes yo iba a la piscina en el estadio municipal. Siempre
tratamos de ocupar las cosas que hay, porque si la gente inventa un programa
quiere que la gente participe, además van los abuelitos de la tercera edad”. (Anita,
Bosque de la Villa)
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Asimismo, señalan con agrado que sus hijos participan en ligas deportivas o
grupos de música o baile, aprovechando los recintos comunales; o reconocen las
posibilidades de apoyo para los escolares en sus estudios a través de las
bibliotecas municipales, donde tienen acceso a tecnologías como Internet,
computadores, impresoras, etc., servicios muy bien valorados.
“Lo bueno es que acá por ser la comuna de Las Condes hay artos beneficios.
Están los talleres de deporte, de gimnasia, para los niños, la biblioteca, que
pueden ir a la biblioteca y sacan algo por el computador y lo imprimen. Eso es
bueno, porque en otras partes no hay eso, y les hace bien a los niños.” (Patricia,
Bosque de la Villa)
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4.1.3 Localización e infraestructura urbana
La localización y la infraestructura urbana es otra de las ventajas que tienen los
grupos más pobres que viven en sectores de altos ingresos. De hecho, los
residentes de Bosque de la Villa, reconocen estar bien conectados con el resto de
la ciudad y demorar poco tiempo en llegar a sus trabajos o lugares a los que
acuden con más frecuencia en su vida cotidiana. Además señalan que
aprovechan las áreas verdes del sector y la infraestructura de complejos
deportivos, centros comerciales o supermercados, la mayoría a los cuales pueden
acceder caminando desde sus hogares. En este sentido, la percepción de los
pobladores es que su condominio está bien localizado dentro de la comuna, en
términos de centralidad y conectividad.
“Está bien ubicado (el condominio), para la locomoción, para supermercado, para
policlínico, para todo… Vamos al mall, vamos al jumbo, igual de repente vamos al
Líder. Hay lugares donde se puede llevar a los niños, todas esas cosas”. (Inés,
Bosque de la Villa)
Los pobladores de Bosque de la Villa están de acuerdo además, en que la
localización de su conjunto es favorable para conseguir oportunidades que gente
de similar condición socioeconómica de otros sectores de la ciudad no tendrían.
Efectivamente repiten incansablemente en su discurso “Yo soy nacido y criado en
Las Condes”, defendiendo de alguna manera su derecho a permanecer en la
comuna, donde tienen a la mano diversos servicios y equipamiento, buen acceso
al transporte y las redes sociales y familiares de toda una vida en el sector. En
este respecto, se genera una suerte de integración simbólica al territorio, pues los
pobladores revelan un fuerte sentido de pertenencia y arraigo a su comuna de
origen, insistiendo en la ventajas que esto implica y manifestando sus
pretensiones de permanecer en el sector a futuro.
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“Me gusta la comuna por el orden, la limpieza, porque puedo encontrar trabajo
rápidamente, porque la gente te ayuda, los vecinos son solidarios.” (Anita, Bosque
de la Villa)
“Cuando llegamos acá yo estaba súper contenta porque iba a quedar dentro de la
comuna, iba a quedar en un lugar que yo conocía, iba a quedar con gente que yo
conocía. Yo siempre quise quedar acá, por el ambiente, por las cosas que hay
cerca, a la mano, que hay supermercado, que hay policlínico, hay hartas cosas
favorables para vivir uno acá” (Inés, Bosque de la Villa)
“Yo soy nacida y criada aquí en Las Condes, creo entonces que pertenezco acá.
Me gusta por el hecho de que nací acá, me siento que pertenezco, que soy como
hija de la comuna, no podría vivir en otra parte, porque no me podría acostumbrar.
Es como esa gente que vivió toda su vida en el sur y se vino a la ciudad, les
cuesta acostumbrarse. Si yo me voy a La Florida, no podría vivir allá”. (Cristina,
Bosque de la Villa)
4.1.4 Modelos de rol y diversidad social
Los grupos de altos ingresos también reconocen los beneficios de sus vecinos
más pobres por localizarse en la comuna, destacando especialmente la cercanía a
los trabajos, la buena calidad de los servicios a los que pueden acceder y la
infraestructura urbana, valorando estas situaciones. Asimismo, hacen hincapié en
la posibilidad de los grupos de menores ingresos de exponerse a ciertos modelos
de rol por el hecho de vivir en esta situación de mayor mezcla social, influenciando
de alguna manera sus aspiraciones sociales o materiales. De esta manera, el
mayor contacto social que se produce en sectores socialmente heterogéneos,
traería a los grupos menos favorecidos, mayores posibilidades de relacionarse
con modelos de referencia y de reproducir ciertos patrones de comportamiento en
su anhelo de ascender hacia los estilos de vida de los grupos de mayores
ingresos.
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“La población que tenemos acá atrás no es un población hedionda, sucia, ni
ruidosa, no, incluso cuando nosotros vamos allá a caminar, las casas están
limpias. Ellos te están mirando, si vienen a tu casa y está todo limpio, ellos quieren
lo mismo, es un modelo”. (Viviana, sector Padre Hurtado)
“Algunas personas se han superado harto. Tienen computadores, tienen lo mismo
que uno. Es como una escuela para ellos, porque ellos van viendo, buscan los
mejores colegios, porque te van escuchando, y ven que la gente tiene que trabajar.
Si no tuvieran esto como pauta, yo pienso que quedarían en lo mismo no más, no
tendrían ni una aspiración a otra cosa mejor”. (Virginia, sector Padre Hurtado)
Por otra parte, para los mismos grupos de altos ingresos, el hecho de convivir con
un entorno poblacional y de pasar cotidianamente por estos sectores, también es
visto como una oportunidad de vivir de una manera menos segregada, de tener
más sentido de realidad y no permanecer encerrados en un mundo tan
homogéneo, ideal o casi irreal. De hecho, muchas de las mujeres de altos
ingresos entrevistadas atribuyen significado a vivir en un sector más diverso
socialmente, por el hecho de ser también una especie de escuela de formación
para sus hijos y una manera de que conozcan otras realidades.
“A mi me gusta que haya esta heterogeneidad, no me gustan los barrios donde
todo sea bonito y perfecto, me gusta que mi hija vea que a cuatro cuadras de su
casa hay departamentos de dos por dos y que se puede convivir bien”. (Carolina,
sector Vital Apoquindo)
“Vivir aquí tiene que ver también con mi decisión de vida, en el sentido de
mostrarle a mis hijos la variedad, que no todo el mundo tiene o vive en una casa
preciosa, que no todo el mundo tiene la misma realidad y creo que esto ha sido
súper bueno para mis hijos” .(Astrid, Cerro Apoquindo)
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Analizando las posturas de los distintos grupos sociales se puede deducir que
ambos aprovechan las oportunidades de vivir en un territorio compartido,
particularmente los más pobres quienes además sienten que pueden acceder a
una mejor calidad de vida y oportunidades de superación por el hecho de estar
insertos en este territorio compartido.
Para comprender mejor estos procesos vale la pena analizar con más detalle en
qué instancias se relacionan estos grupos sociales y que sentimientos tienen cada
cual al respecto, lo cual se discutirá con mayor profundidad en el siguiente
apartado.
4.2 Relación entre los grupos de altos y bajos ingresos
4.2.1 Tipo de vínculos
La relación que se da entre los grupos de bajos y mayores ingresos se puede
describir como un vínculo mayoritariamente funcional, pues la conexión entre los
grupos se da principalmente en el ámbito del mercado, ya sea de trabajo o de
consumo. En primer término, los pobladores prestan servicios a los hogares de
mayores ingresos de su entorno, ya sea, en trabajos permanentes de servicio
doméstico, principalmente en las mujeres, o trabajos de jardinería, gasfitería,
construcción o electricistas, entre otros, que se dan de manera más esporádica.
De esta manera, los grupos de altos ingresos pasan a ser empleadores de ciertos
servicios, quienes, como ya se analizaba, valoran positivamente estos nexos, pues
pueden acceder fácilmente a mano de obra en su mismo barrio.
En el ámbito del consumo, los residentes de mayores ingresos reconocen actuar,
esta vez, como clientes de los pobladores que trabajan en forma independiente en
sus propios negocios, comprando en sus almacenes, panaderías, verdulerías, o
acudiendo a sus negocios donde prestan servicios de vulcanización, talleres
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mecánicos, peluquerías, o a sus talleres de muebles, vidrierías, talleres de
confección de vestuario, entre otras cosas, señalando incluso que les sale más
barato que en otros lugares. Por su parte, los pobladores reconocen también que
durante los años que llevan con sus negocios en la comuna, han logrado captar
su propia clientela en el sector de altos ingresos, cosa que valoran mucho y que
reconocen les costaría encontrar en otros lados.
Fuera de las relaciones funcionales antes mencionadas no se configuran vínculos
de otro tipo entre los pobladores y los habitantes de mayores ingresos. De hecho,
en el caso de Bosque de la Villa con sus vecinos más acomodados de Cerro
Apoquindo, tampoco se establecen relaciones de tipo formal entre las
organizaciones vecinales o administraciones correspondientes, ni han existo lazos
comunitarios de tipo religiosos o solidarios entre ellos, ni siquiera antes de que se
construyera el conjunto, cuando allí había un campamento.
Además de establecer algunas relaciones funcionales, los sectores de altos y
bajos ingresos desarrollan sus vidas cotidianas en mundos muy aparte, donde
existe más bien una tolerancia hacia el otro con el cual se convive, antes que una
mayor interacción. Esta tolerancia hacia el otro coexiste también con cierto grado
de indiferencia, donde se ignora en alguna medida la existencia del otro,
considerándose más bien como parte del contexto espacial, siendo común
escuchar entre los pobladores de Bosque de la Villa frases como “Yo no tengo idea
como es para allá” ; “Me da lo mismo la gente que vive allá arriba” refiriéndose a sus
vecinos de las Comunidades de Cerro Apoquindo, caso en que además los
habitantes de mayores ingresos son minoría, y que la identidad del lugar tiene un
sello claramente poblacional.
Sin embargo, en la vida cotidiana, dada la proximidad física entre los grupos, hay
algunos encuentros que permiten el mayor contacto entre ellos. Esto ocurre
principalmente en espacios de consumo, siendo supermercados o centros
comerciales los lugares más comunes de acercamiento entre los grupos. De
61
hecho, hace algunos años construyeron un nuevo centro comercial cercano al
sector en estudio, lugar al que acuden los pobladores y los vecinos de más altos
ingresos. Para muchos pobladores, este lugar se ha convertido en un nuevo paseo
para ir en familia los fines de semana, donde pueden acudir caminando desde sus
hogares y donde coinciden como consumidores con personas de otros niveles
socioeconómicos, quienes no ven mayor problema a estos encuentros. La feria es
otro lugar de contacto entre los pobladores y sus vecinos más pudientes, donde
también en el ámbito del mercado concurren ambos grupos los domingos en pleno
sector poblacional, hallando más variedad de productos y a un mejor precio que
en los supermercados.
“En el supermercado los sábados y los domingos, como que es el paseo de ellos ir
para allá, a mi no me molesta, por el contrario, es gente de menos recursos, tan
simple como eso, hay gente de menos y gente de más recursos” (Viviana, sector
Padre Hurtado)
“Mucha gente de aquí va hacia allá porque hay feria, es más barata y tienen un
montón de cosas que aquí no tenemos” (Isabel Margarita, sector Padre Hurtado)
En estos encuentros en espacios de consumo se da una tendencia de imitación de
ciertos modelos, pues como ya comentaban los grupos de altos ingresos, la
mezcla social incitaría a que los pobladores siguieran ciertos patrones de consumo
a imagen de los grupos de mayores ingresos, ya sea en la manera de vestirse o
en el equipamiento y embellecimiento de sus viviendas, representando de alguna
manera aspiraciones materiales más cercanas a los grupos de más ingresos. Al
respecto, las mismas mujeres de la villa cuentan que esta convivencia con grupos
de mayores ingresos genera cambios positivos entre los pobladores, y reconocen
además que esta mezcla social les permite aprender indirectamente unos de
otros, como muestra la cita.
62
“Se produce un fenómeno bien especial, se mezcla toda la gente, como que la
gente cambia cuando se mezcla con otro tipo de gente, cambia para bien, o sea,
todos quieren tener sus cosas, salir adelante… porque si tu trasladas a un hombre
que vive aquí a la Pintana, sería como que alguien de la Dehesa venga a vivir aquí
po, sería raro, pero finalmente conviviríamos y nosotros aprenderíamos de él y él
de nosotros.” (Lucía, Bosque de la Villa)
En el espacio público no hay muchos encuentros entre los grupos, pues los
individuos de mayores ingresos se movilizan mayormente en automóvil,
deteniéndose solamente a comprar en algún negocio. Sin embargo, algunos
vecinos de Cerro Apoquindo que se movilizan en transporte público señalan
encontrarse con los pobladores en el paradero localizado en medio de la
población, y también en las micros, teniendo ocasión de conversar informalmente
una que otra vez con sus vecinos más pobres.
Hay ciertos encuentros eventuales que escapan al ámbito funcional, como algunas
festividades que permiten cierta interacción entre los grupos. Una de ellas es la
fiesta de Halloween, donde los niños de las poblaciones acuden a los hogares de
más ingresos, junto a sus familias, a recolectar dulces y a exhibir sus disfraces de
la noche de brujas. Esta situación no causa mayor inquietud entre los residentes
de altos ingresos, aunque reconocen que en un principio pudo haber habido
algunas aprensiones por tratarse de mucha gente la que circulaba por sus calles.
Actualmente es vista por los vecinos más como un gesto solidario hacia niños más
pobres, y como una oportunidad de formación de sus propios hijos en valores
altruistas. Otra ocasión de encuentro es la fiesta de Cuasimodo, festividad
religiosa típica chilena que se celebra en el sector de Bosque de la Villa, donde
también acuden algunos habitantes de Cerro Apoquindo con sus hijos, aunque la
fiesta es organizada por los pobladores del sector.
Si bien, estos encuentros no funcionales permiten algún contacto entre los grupos,
no alcanzan a formar entre ellos sentimientos comunes de pertenencia a un
territorio ni de mayor integración a nivel comunitario, pues cada grupo ocupa
63
distintos roles en estos encuentros. Los pobladores son quienes organizan y
participan en estas festividades, mientras que sus vecinos de altos ingresos son
simplemente colaboradores o espectadores de las mismas, pues no se trata
situaciones donde se planifique de manera conjunta estos eventos.
Sin embargo, esta situación no es cuestionada por los grupos involucrados, pues
los pobladores reconocen como natural relacionarse con sus vecinos más
acomodados por motivos de trabajo, no así de amistad, confirmándose la
tendencia a formar vínculos comunitarios entre grupos reconocidos como iguales.
“Lo que pasa es que es gente de una mejor situación que uno y si hay alguna
relación es por el trabajo, pero más allá no creo que de amistad. No me lo imagino
de otra forma” (Priscila, Bosque de la Villa)
Así también los residentes de Cerro Apoquindo confiesan no tener mayor
interacción con sus vecinos de la población, atribuible en parte a la falta de
espacios públicos comunes y actividades en conjunto, pero también a la débil
disposición a estos encuentros por la existencia de ciertas barreras culturales
entre los grupos.
“Es que la verdad es que funcionan como separado. Eso no es integrado, o sea no
hay una cosa que tu digai…no hay una actividad de la comuna, no. Nosotros
hemos ido a mirar al Cuasimodo, por decirte algo, o podís pasar a la feria de ahí,
pero no hay más cuento que eso” (Sandra, Cerro Apoquindo)
De este modo, aún cuando los grupos comparten un territorio, establecen
relaciones funcionales y se encuentran en determinados espacios de consumo, se
puede observar que existen límites claros entre los sectores de altos y bajos
ingresos del territorio en estudio, ya sean físicos o simbólicos que de alguna
manera marcan la pertenencia a un grupo o a otro. En efecto, algunas avenidas o
calles claramente identificadas por los entrevistados, dividen notoriamente los
sectores, o ciertos límites naturales como cerros o quebradas actúan también
64
como barreras. Aunque no se trata de límites o separaciones artificiales como
grandes muros o cercos eléctricos; y son fronteras fácilmente traspasables para
eventos esporádicos, son bastante efectivas. De hecho, llama la atención que
algunas de las entrevistadas de altos ingresos tienen la percepción de que las
poblaciones están muy lejos de sus casas, cayendo en cuenta solamente después
de que analizan con más detención el tema, que en realidad no se distancian por
más de cuatro cuadras. Esto demuestra que los grupos conciben el territorio como
mundos muy separados, y aunque ambos grupos acepten la existencia del otro,
se relacionan con mayor frecuencia con personas de similar condición
socioeconómica.
Sin embargo, aunque no haya mayor interacción a nivel comunitario entre los
grupos se percibe en el discurso de los grupos rasgos de integración a nivel
simbólico al reconocerse mutuamente como habitantes de un espacio compartido.
Como ya se analizaba anteriormente, los grupos de bajos ingresos están
fuertemente arraigados al territorio, defendiendo con fuerza su pertenencia y
permanencia en la comuna, reconociendo además que el compartir estos espacios
con grupos de mayores ingresos les trae una serie de oportunidades que en otras
comunas no encontrarían.
Por su parte, los grupos de mayores ingresos, si bien, no se cuestionan
mayormente su propia pertenencia al territorio en relación a los grupos más
pobres, pues su capacidad de permanecer en la comuna va a depender más bien
de su poder adquisitivo, reconocen la presencia histórica de grupos de menores
ingresos en la comuna y manifiestan que sus vecinos más pobres tienen los
mismos derechos a permanecer en ella. De esta manera, los grupos, aunque no
interactúen mayormente, se reconocen mutuamente y aceptan la presencia del
otro en el territorio compartido.
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“Aquí en Las Condes siempre hemos tenido poblaciones, es gente que lleva
muchos años viviendo aquí y que se ha integrado a la manera de vivir de aquí”
(Isabel Margarita, sector Padre Hurtado)
4.2.2 Percepción hacia el otro
Además de analizar los tipos de vínculos o los lugares de encuentro entre los
grupos de altos y bajos ingresos, es interesante estudiar también las percepciones
que existen hacia el otro. Para los grupos más pobres, si bien la presencia de
grupos de mayores ingresos, representa en primer lugar, mejores oportunidades
de vida, tema ya discutido anteriormente, significa también la posibilidad de
generar sentimientos de “otredad” o inferioridad, por el hecho de ser pobres. En
efecto, los grupos de bajos ingresos del sector se autoidentifican como los más
pobres de la comuna, y reconocen que pueden ser estigmatizados de alguna
manera por la gente de mayores ingresos. Sin embargo, no es motivo de mayor
resentimiento, si no, por el contrario, una realidad a la cual ellos han podido
acceder gracias a su propio esfuerzo y de la cual muestran orgullo al respecto.
En el caso de Cerro Apoquindo, algunos residentes de Bosque de la Villa guardan
cierto recelo hacia sus vecinos más ricos, pues señalan algunas mujeres de la villa
que se habrían opuesto inicialmente a la construcción del conjunto y que en
conversaciones con el Municipio habrían exigido algunas condiciones para ello,
generando sentimientos de inferioridad entre los pobladores.
“Cuando dijeron que iban a construir aquí, la gente de ahí (Cerro Apoquindo) se
opuso, incluso dijeron que por favor no colgaran la ropa para que no se viera feo.
Ellos no querían que se construyeran estos edificios”. (Analí, Bosque de la Villa)
No obstante, esta percepción cambia cuando existe algún tipo de vínculo directo o
indirecto con los hogares de mayores ingresos, pues aunque se sigan
considerando como diferentes, existe una posición favorable hacia ellos a partir de
66
sus propias experiencias en las relaciones laborales o de referencias de otros
pobladores, que ayudan a desmitificar a sus vecinos de mayores ingresos,
considerándolos en general buenas personas, como señala una mujer de Bosque
de la Villa respecto a sus vecinos de Cerro Apoquindo.
“Tengo varias vecinas que van a trabajar allá, y dicen que son súper tiernos, son
buenas personas. Claro, dicen que son ‘las casas’, pero que igual son tiernos”.
(Soledad, Bosque de la Villa)
Al contrario de lo que se podría pensar, los residentes de mayores ingresos tienen
una percepción más bien positiva de sus vecinos más pobres, pues al
preguntarles por su opinión al respecto, la mayoría los considera gente
trabajadora, que ha vivido por años en la comuna y que se ha esforzado por
superarse. Además reconocen estar acostumbrados a convivir con grupos de
menores recursos y afirman que no les causa molestia ni mayor temor el hecho de
compartir algunos espacios con ellos.
Por otra parte, se advierte en el discurso de los grupos de altos ingresos una
suerte de distinción de las poblaciones que los rodean con respecto a otros
sectores poblacionales de la ciudad o del país. De hecho, los pobladores del
sector son considerados gente que a pesar de contar con menos recursos, viven
con dignidad y que han logrado salir adelante por sus propios medios. Asimismo,
la realidad de sus vecinos más pobres no es considerada tan desfavorable como
la de otros sectores, lo cual en cierto sentido, también los diferencia de “otros
pobres” que viven en condiciones mucho peores de desintegración social y que no
tienen siquiera esperanzas de surgir. En este sentido, son considerados hogares
que han ido ascendiendo en la escala social y que tienen modos de vivir más
parecidos a las de sectores medios, que no se contraponen con sus intereses ni
con sus estilos de vida. En la misma línea, señalan que se trata de personas de
buen vivir que no generan mayores problemas, lo cual facilita la convivencia.
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“Es gente tranquila, trabajadora, que no tienen problemas con drogadicción, ni con
violencia. Yo creo que aquí en Las Condes, en las poblaciones, la delincuencia y la
droga no se ven como en otras poblaciones, entonces yo pienso que es gente de
esfuerzo que ha juntado un poco de plata para vivir un poco mejor, yo creo que
ellos aspiran a vivir un poco mejor”. (Isabel Margarita, sector Padre Hurtado)
“Tampoco les tengo miedo ni nada, porque creo que es gente buena, y que puede
haber gente mala como en todas partes. Yo creo que es gente de esfuerzo, gente
que ha ido progresando. Las casas están todas bien tenidas, tienen sus
antejardines, están bien cuidadas, los edificios departamentos tienen guardias
municipales”. (María Soledad, sector Vital Apoquindo)
Estas apreciaciones de los grupos más favorecidos son reforzadas por los
vínculos que se han ido generando en el tiempo entre los grupos de altos ingresos
y los pobladores del sector. Como se analizaba anteriormente, entre ambos
grupos se establecen relaciones laborales o ciertos encuentros que de alguna
manera permiten ir conociendo y perdiendo el miedo hacia el otro. De este modo,
a partir de las relaciones funcionales constituidas entre los grupos de altos y bajos
ingresos y las buenas experiencias, los grupos más favorecidos afirman que la
formación de ciertos nexos los ha liberado de los prejuicios. Es así como estos
lazos generan de alguna manera una “normalización del otro”, donde deja de ser
un desconocido o una fuente de temor, y pasa a ser una persona como cualquier
otra. Además con el tiempo, se han ido generalizando estos sentimientos hacia el
resto del sector poblacional, lo cual ha permitido que se vaya estancando o
revirtiendo la formación de ciertos estigmas territoriales en el sector.
“Siendo absolutamente sincera, el día que mi marido me trajo a mirar este lugar y
yo vi las poblaciones callampas, porque eso eran, callampas, campamentos, la
verdad es que casi me morí. Pensé… ¡cómo nos vamos a ir a vivir allá! Después
uno se va acostumbrando y perdiendo el temor, ya pasas todos los días por ahí, tú
ves a la gente, y ya no la empiezas a encontrar tan mala, ni tan terrible, ni tan fea.
Es una cosa que lo encuentras terrible, pero te empiezas a acostumbrar y haces tu
vida, y la gente está ahí. A uno se le aprieta el corazón de ver cosas así. Después
68
cuando empezaron a construir, al principio no sabíamos quienes se venían,
después supimos que era la misma gente…Después cuando se vinieron para acá
era la misma gente y los departamentos quedaron bonitos”. (Hilda, Cerro
Apoquindo)
Al preguntar por el tema de la seguridad en sus barrios, al menos en el discurso,
los grupos de altos ingresos no parecen preocuparse mayormente por la cercanía
de las poblaciones. De hecho, no atribuyen la autoría de robos o asaltos a sus
vecinos más pobres y afirmando que sus barrios podrían estar igualmente
expuestos que cualquier otro sector alto de la ciudad, no perciben mayor peligro
en el entorno de sus hogares. Por el contrario, se sienten seguros y valoran
enormemente sus viviendas y sus barrios, afirmando que si les diera miedo o les
causara alguna complicación vivir cercanos a las poblaciones, simplemente se
irían.
Al respecto, cabe destacar que los grupos de altos ingresos valoran mucho los
atributos de sus propias viviendas, jardines y del entorno en el cual se localizan, lo
cual pesa mucho más en la decisión de su lugar de residencia que la presencia de
poblaciones cercanas a sus hogares.
“No tenemos bulla de locomoción, de los vecinos, tenemos bonita vista, es limpio,
está todo con hartos árboles, estás como en contacto con la naturaleza, con la
montaña al frente” (María Soledad, sector Vital Apoquindo)
Por otra parte, si bien, algunos vecinos asumen que sus viviendas pueden
desvalorizarse por el hecho de encontrarse en un sector poblacional, tampoco dan
mayor importancia a este asunto, pues no lo han podido comprobar en la realidad,
pues las casas de sus barrios se venden o arriendan sin problemas.
Específicamente en el caso de las comunidades de Cerro Apoquindo, los
residentes valoran enormemente el entorno natural que rodea sus viviendas y
otras atributos como el tamaño de los terrenos, la vista, la luminosidad de las
69
casas o su misma arquitectura, pues estas particularidades son difíciles de
encontrar en otros sectores, sin tener que trasladarse a lugares más alejados o
definitivamente fuera de la ciudad. En este sentido, estas características son más
importantes para ellos que la composición social del sector donde se ubica su
condominio, como señala una residente en la cita.
“Cuando llegamos habían poblaciones callampa, la gente vivía en campamentos y
había gente que sabía que vendrían viviendas básicas, pero a nosotros nos gustó
tanto la casa, que en realidad no nos importó el tema del entorno, y además no fue
elemento para la decisión, priorizamos más el lugar y lo linda que era la casa”
(Gloria, Cerro Apoquindo)
En cuanto a la desvalorización de las propiedades, los mismos vecinos de Cerro
Apoquindo cuentan que son las características de las viviendas y del lugar las que
atraen a nuevos interesados, vendiéndose las casas con facilidad y a buen precio.
Además señalan los más antiguos en el condominio, que las propiedades han
adquirido valor con el tiempo, pues el entorno del recinto ha ido cambiando y las
condiciones del condominio han mejorado para llevar una vida más cómoda y
segura. Por otra parte, algunas entrevistadas confiesan que en un principio hubo
reacciones a la construcción de los conjuntos Bosque de la Villa ya que existían
algunos temores al respecto, principalmente por la cantidad de gente que llegaba,
y la preocupación por la seguridad o por la posible desvalorización de sus
propiedades. Sin embargo, reconocen que finalmente esta edificación favoreció el
mejoramiento del sector, pues antes había allí un campamento donde vivían
grupos en muy malas condiciones, en cambio con la construcción de los
conjuntos, se invirtió en infraestructura como veredas y pavimentación de calles,
mejor iluminación, e incluso mayor seguridad. Asimismo, valoran el cuidado y la
mantención que los mismos pobladores brindan a sus viviendas.
“Para nosotros lo mejor que podía pasar era que construyeran los edificios en la
esquina. Es que tú no te imaginas como era, era una cosa bien tenebrosa, y ahora
es una cuestión bonita, los edificios son bonitos, da gusto pasar por ahí, es como
cualquier calle, no te da la sensación de periferia, te da la sensación de que es
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parte de la ciudad…o sea, súper aprobación en términos de opinión, porque
nosotros tampoco teníamos nada que decir de que ahí se construyera, yo creo que
estamos todos bien contentos de que se haya construido, es evidente que mejoró
el entorno, para todos los que viven ahí y para nosotros también” . (Paz, Cerro
Apoquindo)
Como se ha analizado, los residentes de mayores ingresos tienen una percepción
mayoritariamente positiva acerca de sus vecinos de las poblaciones, sin embargo,
hay quienes revelan cierto malestar por la presencia de vecinos de menores
recursos. Estos sentimientos se generalizan más hacia los residentes de Colón
Oriente que hacia los del sector de Fleming, haciendo la distinción en más de
algún caso. Lo paradójico es que la mayoría de los residentes de los conjuntos de
vivienda del sector de Fleming son originarios de Colón Oriente o tienen a
familiares viviendo en ese sector. Probablemente corresponde a la persistencia de
un estigma territorial muy marcado, pues en dichas poblaciones el nivel de droga y
delincuencia fue crítico en una época, haciéndose en la comuna numerosos
esfuerzos por erradicar estos males, persistiendo estos problemas en niveles
menores. Lo positivo del caso, es que este estigma no logró traspasarse a los
nuevos conjuntos como Bosque de la Villa, liberándose de alguna medida sus
residentes de ser encasillados dentro de estos marcos y superando una situación
que anteriormente pudo haberlos perjudicado. A pesar de la existencia de estos
prejuicios y en alguna medida, temores hacia los pobladores de Colón Oriente, los
grupos de altos ingresos, a la larga muestran una actitud de acostumbramiento y
cierta resignación al respecto, continuando con su discurso sin mayores
distinciones entre un sector poblacional y otro.
Para conocer mejor su percepción acerca de los grupos más pobres con los
cuales comparten el territorio, se les preguntó la opinión acerca de las
posibilidades de nuevas construcciones de conjuntos de vivienda social en el
sector, ante lo cual las reacciones fueron menos condescendientes. Aunque lo ven
como una posibilidad remota por la poca disponibilidad de terrenos en la comuna,
la tendencia en el discurso es a aceptar la llegada de nuevas viviendas sociales al
71
sector siempre y cuando no construyan un conjunto muy cercano a sus viviendas,
pues al parecer la aceptación del otro también tiene un límite en estas
circunstancias, siendo la proximidad tolerada hasta una cierta distancia física o al
menos, simbólica.
“Si claro que me molestaría mucho que justo al frente, al lado de mi casa me
instalaran un condominio habitacional na que ver con lo que hay acá. Si me pones
un conjunto al frente de mi casa te hago pataleta, creo que son estilos muy
diferentes, no se mantiene algo estético, se pierde, se rompe un poco lo que uno
espera de un barrio residencial”. (Consuelo, sector Vital Apoquindo)
En el curso de la investigación se constató que efectivamente existe un proyecto
de construcción de nuevas viviendas sociales en la comuna, que al momento del
estudio se encontraba en proceso de licitación. Se trata de dos nuevos conjuntos;
Villa Las Condesas I y II, con 120 y 645 viviendas de departamentos cada uno, en
el sector de Av. Fleming en terrenos de la Municipalidad de las Condes.
Las reacciones entre los grupos de altos ingresos son algo contradictorias, pues
quienes viven algo más alejados de las poblaciones, al constatar que
efectivamente hay un proyecto en el municipio para construir nuevas viviendas
sociales en la comuna, demuestran cierta preocupación y dan a entender que con
las poblaciones que ya existen en el sector, es suficiente, como si hubiera una
cuota máxima de tolerancia al respecto. Sin embargo, no muestran mayores
inconvenientes al enterarse de que la localización del proyecto ya está definida
justamente en el mismo sector poblacional ya consolidado, valorando finalmente
la idea de que se entreguen nuevas viviendas para cubrir las necesidades
habitacionales de la población más pobre de Las Condes sin que tengan que irse
a otras comunas.
Para los habitantes de Cerro Apoquindo en cambio, el nuevo conjunto se ubicaría
tanto o más cerca que los conjuntos antiguos, lo que no es visto con tanta
aprobación por todas las entrevistadas, develando cierto malestar frente al tema,
72
aunque no lo reconocieran abiertamente. Al respecto, llama la atención que los
mayores inconvenientes enunciados se relacionan más bien con la mayor
densificación y congestión del lugar, que con el origen social de sus potenciales
nuevos vecinos, declarando además no tener mayores dificultades al respecto
mientras se trate de gente de la comuna y no de otros lugares, pues ya saben que
se trata de gente tranquila con la cual pueden convivir sin problemas. No obstante,
si se indaga un poco más, sale a la luz nuevamente la preocupación por la
eventual desvalorización de sus propiedades, pues tendrían a los nuevos
conjuntos más cerca aún.
“La gente aunque no lo quiera es clasista, no lo digo por mi porque yo ya estoy
acá, y por último si tengo que implementar más medidas de seguridad lo haré,
pero a la hora que tu quieres vender yo creo que a la gente sí le importa. Cuando
uno compra aquí es un planteamiento “están los blocks”, y cuando tú vendes
también están los blocks.” (Pamela, Cerro Apoquindo)
“Yo no tengo mayor problema, pero no para la sobrepoblación, o sea si nos llenan
de la esquina hasta arriba de puros block, block, block pegados yo creo que no
corresponde. Porque en el fondo no basta con que quepa la gente dentro de las
casas, sino que tú tengas los servicios básicos, que puedas tener el alcantarillado,
que sepas donde se a meter a toda esa gente, que sepas que puedan tener
movilización, que la cuestión funcione y no se genere un caos”. (Paz, Cerro
Apoquindo)
De esta manera, si bien los prejuicios se habrían superado en cierta manera hacia
sus vecinos más pobres, con el nuevo proyecto surgirían nuevamente los temores
por la presencia de extraños en el sector, trayendo preocupaciones adicionales a
los residentes de Cerro Apoquindo, quienes reconocen abiertamente, que ante
cualquier problema mayor, no dudarían en irse del lugar.
“A mi en estricto rigor no me molesta la idea, pero también estoy consciente que
tiene mucho que ver con la experiencia anterior, o sea, si toda la gente fuera como
la de esa comunidad, que es organizada, que tienen buen vivir, que ellos mismos
73
se han organizado para manejar el tema de la droga, yo no tendría problemas,
pero ahí está la duda, soy súper honesta, si me vai a meter gente de mal vivir, yo
me iría rápidamente”. (Astrid, Cerro Apoquindo)
Ahora, aun cuando los grupos de altos ingresos convergen hacia valores como la
equidad y la igualdad de oportunidades en sus discursos, aceptando la presencia
de sectores de menores ingresos en su entorno; se aprecian incongruencias en
sus argumentaciones, pues en términos concretos, al ponerse en situaciones
reales que los involucran directamente, muestran una actitud más reacia a la idea
de la mezcla social en sus propios barrios.
“Yo creo que todas las comunas deberían tener poblaciones, de manera que las
comunas ricas que pueden hacer la parte social dentro de la comuna. Ahora,
siempre que haya un respeto, porque en realidad, son formas de vivir muy
distintas. No tendría problemas siempre que se respeten los entornos que hay
ahora, que no se convierta en un edificio tras otro, que hayan áreas verdes”
(María Soledad, sector Vital Apoquindo)
Si bien, estas actitudes se matizan a medida que aumentan los contactos entre los
grupos, tendiendo con el tiempo a aceptar al otro aunque se le siga concibiendo
como un diferente, existen algunas condiciones o estrategias que adoptan los
mismos grupos para asegurar la convivencia y mantener los niveles de tolerancia
hacia el otro, temas que se analizarán con más detalle en el próximo apartado.
4.3 Condiciones y estrategias para la convivencia
Los grupos de altos y bajos ingresos comparten el espacio e interactúan de
distintas maneras en la vida cotidiana, sin embargo existen algunas condiciones
para que sea posible esta convivencia, adoptándose distintas estrategias para
lograr cohabitar en este territorio compartido.
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En primer lugar, en los grupos de altos ingresos, pese a que afirman vivir
tranquilos y sentirse seguros, la mayoría ha tomado ciertos resguardos,
contratando algún sistema de seguridad como alarmas, mayor iluminación o
guardias. De hecho, las mismas mujeres entrevistadas afirman sentirse más
seguras por contar con estas medidas que de alguna manera protegen a sus
familias, aunque la mayoría reconoce que no han tenido problemas de robos, ni
asaltos a sus hogares por estar cercanos a poblaciones.
En el caso específico de Cerro Apoquindo, por tratarse de un condominio privado,
existen barreras de seguridad en la entrada que controlan el paso de los
automóviles al lugar, además de guardias que también hacen rondas por el sector.
Asimismo, en el último tiempo se han organizado para mejorar la iluminación y
para cercar con electricidad el cerro en su parte de atrás (por el lado contrario al
de la población) pues algunas casas quedaban demasiado desprotegidas según
sus residentes. Sin embargo, se observa plena confianza y tranquilidad entre sus
residentes, pues la mayoría de las viviendas no cuentan con mayores
protecciones como rejas o grandes muros, además de la tranquilidad de sus
residentes para dejar las viviendas deshabitadas. “Tenemos alarma pero no funciona”
“Salimos el fin de semana y la casa queda a lo más con llave”. En definitiva, las
medidas de seguridad son prácticamente simbólicas en estas comunidades, pues
en la realidad las barreras son bastante permeables, como afirma una residente.
“Nunca hemos tenido ningún problema, igualmente te genera algo de seguridad el
que haya una cabina, una caseta de guardias abajo, pero te das cuenta que al final
de seguridad no tienen mucho, porque nunca han preguntado a qué casa van”.
(Pamela, Cerro Apoquindo)
Otra condición de importancia en el tema de la seguridad que da tranquilidad a los
residentes de altos ingresos, es la labor del personal de seguridad municipal y de
carabineros, pues reconocen tener una amplia presencia de vigilancia por parte de
estas entidades, quienes recorren constantemente sus barrios y dan sensación de
seguridad a sus vecinos. Algunos atribuyen esta sobreprotección a la cercanía con
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las poblaciones, otros a la presencia de personeros de gobierno, por ejemplo, en
sus barrios. Sin importar mayormente las razones, estas condiciones de
seguridad, sumadas a las buenas experiencias, permiten que los vecinos de
mayores ingresos no se sientan amenazados por la presencia de grupos de
menores ingresos en sus barrios y aseguran una mejor convivencia entre los
grupos.
Existen otras estrategias individuales que manejan los mismos residentes de
mayores ingresos, que tienen que ver con las fronteras o límites existentes entre lo
grupos, pues tratan de no traspasarlos especialmente de noche, circulando por
calles más concurridas o con mayor visibilidad. Asimismo, transitan la mayor parte
del tiempo en automóvil, y se preocupan de que sus hijos no anden solos por la
calle cerca de las poblaciones, y en el caso de Cerro Apoquindo, los van a buscar
al paradero para que no tengan que caminar por la población cuando ya está
oscureciendo, por ejemplo. De todos modos, estos resguardos no implican que
exista un gran temor hacia sus vecinos más pobres, si no más bien cierta distancia
a situaciones que eventualmente podrían tornarse peligrosas.
“Tu puedes elegir por donde te mueves también, claro, eventualmente puedes
caminar por el medio de la población, pero a mi igual me da un poco de susto,
pero también tengo la posibilidad de circular por otras calles y no voy a tener
ningún problema. Hay alternativas, no es tan obligado pasar por ahí”. (Janne,
sector Vital Apoquindo)
“Ahora igual prefiero pasar en la noche y no quedarme parada en la luz roja, miro
bien, pero como lo haría en cualquier esquina de Santiago en la noche tarde. Los
que vivimos aquí si tuviéramos problemas nos cambiaríamos”. (Gloria, Cerro
Apoquindo)
“Yo a las noches les tengo susto, entonces era un tema para mi súper importante
por los niños, no tanto ahora, y esa cuestión siempre me preocupaba como iba a
ser después del colegio, cuando se bajaran de la micro… los íbamos a buscar
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mucho, pero igual los niños han pasado todos a pie, y afortunadamente a los tres
nunca les ha pasado nada. Pero sí a la noche le tengo mucho respeto, cuando los
niños llegan tarde yo los voy a buscar donde estén, siempre hemos tomado esa
precaución”. (Hilda, Cerro Apoquindo)
Llama la atención que una condición a la cual los grupos de altos ingresos
atribuyen gran importancia para la convivencia con grupos más pobres es la
estética, valorando enormemente la mantención de una cierta armonía en el
entorno de sus barrios. De esta forma, la pintura de las fachadas, los jardines, las
calles limpias, contribuyen a una mejor convivencia entre los grupos, no
rompiendo con el estilo del entorno ni interrumpiendo mayormente la estética del
lugar, según declaran, valorando además la preocupación de sus vecinos más
pobres por mantener sus viviendas. En este sentido, la mantención de ciertos
cánones de belleza logra que haya una mayor tolerancia de estos grupos hacia la
existencia de poblaciones en su entorno.
“Los departamentos son chicos, pero hay dignidad…son estéticamente bonitos, se
han preocupado de pintarlos, tienen sus rejas, jardines, no sé si será porque es
Las Condes para que se vea un entorno bonito, porque otras poblaciones de
Santiago no son así”. (Carolina, sector Vital Apoquindo)
Es por esto, que una de las preocupaciones de los grupos de mayores ingresos
ante el nuevo proyecto de vivienda social es el diseño de los conjuntos, pues no
tolerarían un conjunto de edificios similares a los de otras poblaciones más
periféricas de Santiago, que rompieran con el equilibrio estético del lugar ni que le
dieran un aspecto más poblacional al sector. En este sentido, la apariencia de los
conjuntos es determinante para los grupos de altos ingresos, quienes reconocen
que el elemento visual es muy importante en los barrios.
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“Todo es por la vista, porque si tú tienes una terraza y tienes tu vista frente a una
población, no es lo mismo que tu vista sea, no sé, un lugar como el donde tu vives,
donde todo es más o menos parejo o parecido”. (Rosa María, sector Vital
Apoquindo)
De aquí que la labor de la Municipalidad es bien valorada por los residentes de
altos ingresos, pues están conscientes que en la comuna trabajan por conservar
este orden y equilibrio en el lugar, ya sea resguardando la seguridad o asegurando
la limpieza y mantención de las áreas verdes del entorno. Asimismo, la labor
municipal se extiende también hacia el interior de los mismos conjuntos o
poblaciones del sector, como en el caso de estudio, donde se interviene
directamente asumiendo la mantención de los jardines en forma permanente, o en
algún momento instalando las casetas de seguridad, las rejas perimetrales o en el
diseño del conjunto en su origen. De esta forma, se configura un sector limpio y
ordenado, que establece una imagen favorable para los vecinos de mayores
ingresos. Es así, como pese a los problemas sociales que puedan existir al
interior de los conjuntos o las mismas viviendas de las poblaciones- como la
droga, la delincuencia, o violencia intrafamiliar, problemas comunes actualmente
en la mayoría de las poblaciones pobres - al menos frente a la mirada externa de
sus vecinos más ricos, se proyectan como barrios tranquilos, limpios y ordenados
que no se oponen con los intereses de los grupos más pudientes, manteniéndose
una imagen de equilibrio con el resto del sector.
Hay otras condiciones que tienen que ver también con ciertos estilos de vida que
podrían contradecirse de alguna manera entre los grupos. La música fuerte, la
vida callejera, la ropa colgando por los balcones son factores comunes en otros
sectores poblacionales de la ciudad. Sin embargo, en este sector de la comuna,
hay ciertas normas de convivencia que regulan estas situaciones y que permiten
en algún sentido asegurar la convivencia entre los grupos sociales, así como la
armonía entre los mismos pobladores. Si bien, estas normas corresponden al
acuerdo de los reglamentos internos de los conjuntos habitacionales, el
cumplimiento de estas medidas en un momento fue difícil de conseguir,
78
permitiendo con el tiempo una mejor adaptación y el logro de un mayor orden en el
lugar.
Por otra parte, los grupos de altos ingresos, perciben que sus vecinos más pobres
viven de manera similar a grupos medios- aunque en la realidad se trata
igualmente de conjuntos de vivienda social- teniendo una mayor aceptación o una
mejor imagen de sus vecinos.
“No me parece que sea un sector de muy bajos ingresos. Entonces, a mi parecer
es como gente de clase media. No creo que haya una pobreza dura allí, porque
han ido surgiendo”. (María Soledad, sector Vital Apoquindo)
Por su parte, los mismos grupos de bajos ingresos dan sentido a la existencia de
estas normas, pues mejoran su convivencia interna, con los conjuntos vecinos, y
además el hecho de estar organizados, de alguna manera le da cierto estatus a
sus conjuntos, tesis que será analizada con mayor profundidad en el siguiente
ítem.
4.4 Vida al interior de la villa
Para comprender mejor las posibilidades y ventajas de la integración social de los
grupos sociales en el espacio, conviene también analizar las dinámicas sociales
que surgen al interior de la villa en estudio, así como los distintos mecanismos de
adaptación con respecto a su entorno de mayores ingresos y las aspiraciones
individuales y familiares de los pobladores.
Como ya se mencionaba, en un principio la convivencia interna fue muy difícil
entre los pobladores, pues los nuevos residentes venían de distintas partes de la
comuna, algunos de grupos organizados como comités de allegados o
cooperativas y otros en forma individual; lo cual en algún momento causó ciertos
problemas, pues no estaban acostumbrados a la vida en comunidad, a tener que
79
compartir espacios, pagar gastos comunes y respetar ciertas normas de
convivencia entre desconocidos. Asimismo, surgieron en ese entonces conflictos
entre pandillas provenientes de distintas poblaciones o grupos y riñas con
pobladores de los otros conjuntos.
Con el tiempo se fueron acostumbrando a la vida comunitaria, y se organizaron a
partir de una administración, un sistema de seguridad, una junta de vecinos, la
declaración de ciertas reglas al interior del conjunto y la sanción con multas de sus
incumplimientos. Hoy en día y después de varios años, los pobladores concuerdan
que ha sido un proceso de aprendizaje y acostumbramiento y que están
satisfechos con estos logros, pues ha mejorado la convivencia notablemente,
pudiendo vivir más tranquilos y mejor resguardados.
“De primera igual nos costó un poco, porque la gente era como reacia, y venía gente
de todos lados, entonces no nos conocíamos, era como bien caótico. Pero después
con el tiempo nos acostumbramos y éramos más los que queríamos vivir bien que los
que hacían desorden, entonces se empezaron a organizar, a hacer guardias para que
no entrara gente extraña, y después se empezó a armar la junta de administración,
costó harto, hubo desfalcos de plata, pero ahora con gente de afuera la cosa ha ido
súper bien”. (Priscila, Bosque de la Villa)
Por otra parte, como mecanismos de adaptación al entorno de mayores ingresos,
el conjunto ha adoptado ciertos estilos de vida que se asemejan más a los de su
entorno de altos ingresos, reconociéndose algunos rasgos identificables en
cualquier condominio del barrio alto, como el sistema de seguridad con guardias y
control de quienes salen y entran del recinto; la contratación de una administración
externa que lleve un control del condominio; la existencia de un servicio de aseo
para la limpieza del recinto; la mantención de jardines y áreas verdes; o la reja
perimetral, entre otras cosas, todos elementos que de alguna manera representan
símbolos de estatus dentro del sector y a la vez les permiten distinguirse de otras
poblaciones de su mismo entorno.
80
En esta línea, los pobladores de Bosque de la Villa I intentan diferenciarse de sus
vecinos del Bosque de la Villa II, quienes corresponden a los pobladores que
antiguamente habitaban el campamento que allí se emplazaba. Según los
entrevistados en ese conjunto estarían menos organizados en temas como la
seguridad o la limpieza, además de ser calificados como “gente bulliciosa y
desordenada” o “gente conflictiva”. Pese a que muchos conocen residentes de allí y
que se trata de un conjunto de similares características arquitectónicas y
constructivas, los pobladores de Bosque de la Villa I tienden a reproducir ciertos
estigmas sobre sus vecinos, afirmando tajantemente que no les hubiera gustado
vivir allí, prefiriendo su propio conjunto donde se sienten más protegidos y pueden
aspirar a una mejor vida.
“Entre vivir aquí o vivir al frente, prefiero vivir aquí. Ahí vive gente muy ordinaria,
pelean con cuchillas…uno siempre quiere vivir en algo mejor” (Cristina, Bosque de
la Villa)
Asimismo, marcan la diferencian con la población de Colón Oriente, que si bien
algunos reconocen ser originarios de ahí y ser el lugar de residencia de sus
familiares, al compararla con su condominio y el sector que lo rodea, la califican
como fea, peligrosa, y problemática al relacionarla con el tráfico de drogas.
“Acá es más tranquilo que en Colón, porque en Colón tu te paseas por ahí y ves a
los gallos tomando en la cuneta o drogándose. Acá no se permite que la gente
ande tomando y sobre todo, cuando hacen fiestas acá el fin de semana está
permitido hasta las 2 tener la música más alta, no se ve gente tomando afuera ni
haciendo escándalo, ni nada de eso”. (Patricia, Bosque de la Villa)
Si bien, reconocen que en su condominio o afuera de él, también hay droga y
otros problemas, no es tan evidente y se ve con menor frecuencia. Aunque
algunas entrevistadas señalan que el problema del consumo y tráfico de droga se
está volviendo delicado en el conjunto, lo cual genera preocupación especialmente
entre quienes tienen hijos pequeños o adolescentes. Sin embargo, el control de
81
los mismos guardias les permite tener la seguridad de que al menos, dentro del
recinto se pueden evitar algunos problemas, reconociendo las mujeres que en
términos generales, el barrio condominio es un lugar seguro para criar a sus hijos.
“Los cabros salen a fumar, están ahí y tú le sientes el olor no más, el olor
evidente, la gente está muy preocupada de eso, pero he sabido de gente adulta de
aquí que está trayendo marihuana para acá” (Anita, Bosque de la Villa)
“Aquí de repente igual hay niños que le hacen a la droga, si…pero si se ve
alguien, aquí hay ojos por todos lados, así es que se llama a los guardias al tiro”
(Patricia, Bosque de la Villa)
Por el contrario, los entrevistados admiran el conjunto vecino “Portada de
Fleming”, por tratarse de departamentos de mayor tamaño, de una comunidad
más organizada y de buena convivencia entre los vecinos. Asimismo, se distingue
por no tratarse de vivienda social, lo cual para los residentes de Bosque de la Villa
hace inmediatamente la diferencia, pues congrega personas de mayor ingreso,
más educación y mejores trabajos, a los cuales se les exigió otro tipo de requisitos
a la hora de postular, condiciones a las que ellos no pudieron acceder. De este
modo, dicho conjunto pasa a ser un especie de modelo a imitar por parte del
Bosque de la Villa I, señalando que llevan una vida menos callejera y más
independientes unos de otros, lo cual de alguna manera representa para ellos un
estilo de vida menos poblacional y más de clase media, siendo parte de las
aspiraciones de algunos entrevistados la pretensión de vivir en estos edificios,
donde podrían alcanzar una mejor posición social.
“Cuando con mi marido recién nos casamos no teníamos dinero para postular a
esos terrenos. Allá no es un subsidio básico, es más grande, entonces, la gente
tiene un poco mas de estudio, son como un poco más ordenado, es diferente”
(Anita, Bosque de la Villa)
82
“Es como otro tipo de gente, es gente más educada. Acá vive mucha gente, si
estas son viviendas sociales, y al frente no. Además aquí hay 450 departamentos,
esto parece una mini cuidad. Allá es distinto, es más tranquilo, no ves tanta gente
afuera” (Angélica, Bosque de la Villa)
Estas distinciones externas con respecto a los otros conjuntos o poblaciones del
entorno, se replican también al interior del mismo Bosque de la Villa I. En un
primer nivel, se distinguen sectores al interior del recinto, destacando la presencia
de sectores más problemáticos y otros sectores que se definen como más
tranquilos, donde vive gente trabajadora y que ha tenido la capacidad de
organizarse para diferentes objetivos. En este sentido, se marcan ciertos límites al
interior del conjunto, relacionándose sus residentes con los vecinos de su sector
o de su block, con los cuales mantienen relaciones de más confianza.
Sin embargo, son pocos los que reconocen tener amistades en el condominio, o
dentro de sus vecinos, pues la mayoría afirma no tener amigos “solo conocidos”, y
en el extremo algunos afirman no relacionarse con nadie del condominio, siendo
común escuchar frases como “Yo no me meto con nadie”. Lo mismo ocurre con sus
hijos, quienes, según afirman, vienen del colegio directo a la casa y no se juntan
con otros niños del condominio. En este sentido, es mal visto entre las
entrevistadas salir mucho a la calle, ya que además constituye una especie de
amenaza para sus hijos para caer en la droga o en malas influencias.
“Es poco lo que pasamos en el departamento. Igual yo tengo amistades, las
vecinas. Pero son contaditos. Mis hijos no pasan acá, se van donde mi mamá, allá
tienen amigos, porque a mis hijos como que desde el principio no les gustó el
ambiente acá.” (Soledad, Bosque de la Villa)
También hay quienes confiesan llevarse bien con sus vecinos, manteniendo
relaciones de sociabilidad o vínculos religiosos por ejemplo, aunque en ningún
caso son reconocidos como amigos. En este sentido, existen redes de solidaridad
83
al interior del conjunto que se manifiestan especialmente en el intercambio de
favores en el doméstico, como facilitarse ciertas cosas, cuidarse las casas o los
hijos mutuamente. Asimismo, ante problemas puntuales los vecinos se organizan
para ayudar de manera solidaria a algún vecino que esté en alguna situación
económica o de salud complicada.
A nivel individual se da también una suerte de diferenciación dentro de los
pobladores de la villa, quienes no quieren ser identificados con aquellos residentes
que puedan llevar una vida de mala reputación. Estas diferencias también se
denotan en las aspiraciones sociales de los pobladores, las cuales son también
mecanismos de diferenciación entre algunos vecinos, quienes manifiestan
pretensiones de movilidad social ascendente en sus discursos.
Un camino hacia esta movilidad social esperada, son los logros que puedan
alcanzar sus hijos, los cuales se expresan en las proyecciones de estudio o
trabajo para ellos. Al respecto, las entrevistadas afirman que tienen expectativas
de que sus hijos tengan mejor suerte y que “sean más que nosotros” para lo cual la
educación es vista como un paso fundamental. Sin embargo, la perspectiva
educacional para sus hijos se resume básicamente en que éstos terminen la
enseñanza media o técnica, sin tener mayores ambiciones de educación superior
para ellos, sino más bien aspiraciones de que se inserten en el mundo laboral de
manera más estable y en trabajos más calificados que en los que se desenvuelven
ellos mismos.
La decisión de seguir estudiando queda entonces en manos de los jóvenes, y no
de sus padres, quienes ven las opciones de educación superior como una etapa
posterior y de propia responsabilidad de los hijos, los cuales tendrían que trabajar
para costear sus estudios. En este sentido, es común encontrar casos de jóvenes
de la villa que trabajan y estudian carreras principalmente de carácter técnico. Los
padres en tanto, se enorgullecen de sus hijos que han tomado este camino, y
84
reconocen que es un gasto que ellos no podrían asumir, pero que es necesario
para que sus hijos se superen.
“Los jóvenes si quieren seguir estudiando, ellos mismos se costean sus estudios,
porque la mayoría de la gente trabaja acá, pero la mayoría es de clase baja, entonces
te da solamente para pagar deudas, para mantenerte, pero no para pagar los estudios
de los hijos. Entonces los hijos optan por salir de cuarto, trabajar y estudiar” (Inés,
Bosque de la Villa)
“Hay muchos jóvenes que trabajan y estudian a la vez, o que juntan plata en un
trabajo y después estudian. Eso he visto yo, pero que salgan de cuarto y entren a la
Universidad son excepciones. Mis hijos están en estudios superiores, pero nos ha
costado a todos, igual ellos trabajan”. (Lucía, Bosque de la Villa)
Con respecto a las expectativas sociales de los mismos pobladores, la mayoría de
las aspiraciones tienen que ver con logros de bienestar relacionados con el ámbito
habitacional o laboral. En primer lugar, en busca de mayor espacio y privacidad,
la mayoría de las entrevistadas confiesa que si tuvieran la posibilidad de aumentar
su nivel de ingresos, viviría en una casa y no en departamento, aunque en el
mismo sector donde viven actualmente, pues como ya se analizaba anteriormente,
por ningún motivo se irían a otra comuna.
En el ámbito laboral, otra aspiración común, ligada a la anterior, es instalar su
propio negocio y ser independientes. Para esto, señalan las mujeres, les gustaría
instalarse en sus propias casas y así compatibilizar el trabajo con las labores del
hogar, considerando estas inversiones además como una especie de seguro para
la vejez.
“Me gustaría irnos a una casa, acá cerca, acá abajo, donde sea más aislado.
Donde sea más grande, más independiente, tengamos un jardín, cosas así, y
quizás cuando la tenga voy a echar de menos a mis vecinos” (Anita, Bosque de la
Villa)
85
“Siempre han sido mis planes de repente dejar de trabajar, o sea, no trabajar con
alguien, sino que colocar un almacén, una cosa con comida o algo así,
independizarse. Entonces uno dice, adónde. Tienes que tener una casa como para
poner un negocio y empezar, porque de repente con hijos tampoco te conviene
dejarlos tan solos” (Patricia, Bosque de la Villa)
Por otra parte, las pobladoras consideran su vivienda como la principal inversión
familiar, bien que pueden vender o arrendar fácilmente, pues están bien cotizadas
en el mercado. De esta manera, dentro de sus aspiraciones se encuentra la
posibilidad de venta o arriendo de sus departamentos para poder optar a una
vivienda mejor, con más espacio e independencia.
“El año pasado temía vendido el departamento, pero la niña que lo iba a comprar
no pudo al final. Ella era de aquí, de Colón. Teníamos los papeles, todo listo…yo
dije lo voy a vender y vinieron hartas personas a verlo” (Analí, Bosque de la Villa)
Para los pobladores de Bosque de la Villa entonces, además de la educación de
sus hijos, la vivienda social se constituye como un primer paso para subir en la
escala social. En este sentido, puede apreciarse que ciertamente, estos grupos
manifiestan claras tendencias de ”medianización”, pues a pesar de que los
habitantes de esta villa no tendrían grandes aspiraciones sociales o materiales,
presentan ciertas pretensiones de superarse y salir adelante mediante su esfuerzo
y dentro sus propias posibilidades. De esta manera, orientan sus aspiraciones
hacia una movilidad social ascendente, adoptando pretensiones como el trabajo y
la educación, similares a las que tradicionalmente se reconocen en las clases
medias.
86
Capítulo 5. Conclusiones
A lo largo de esta tesis se ha discutido acerca de la integración social y las
posibilidades de convivencia de distintos grupos sociales en el espacio, intentando
comprobar la hipótesis de que esto es posible en el marco de la proximidad física
entre grupos de bajos y altos ingresos en la ciudad. En este contexto y a la luz del
caso de estudio, se ha investigado acerca de la predisposición de los grupos a
compartir el territorio, comprobando que existe una inclinación mayoritariamente
positiva hacia la convivencia entre los grupos, fundamentada principalmente en las
ventajas que trae para cada uno en términos funcionales y en la aceptación del
otro a partir de los vínculos generados entre los mismos.
Como ya se ha analizado, la cercanía espacial entre los sectores de altos y bajos
ingresos trae ciertas ganancias para ambos grupos en cuestión, pues se genera
entre ellos un intercambio funcional en el ámbito del trabajo o del consumo, a
partir de las necesidades de uno y la prestación de servicios por parte del otro. Es
así, como el contacto entre los grupos, ya sea formal o informal, favorece
especialmente a los habitantes más pobres, quienes por localizarse en sectores
de más diversidad social, tienen mayores oportunidades de integración
principalmente a través del mercado y las redes estatales, alejándose de los
procesos de exclusión y aislamiento que caracterizan la formación de guetos
urbanos.
Esto se hace patente en el caso de estudio, donde los pobladores de Bosque de la
Villa I, en términos objetivos se encuentran bien posicionados dentro de la trama
urbana accediendo a la amplia geografía de oportunidades que les ofrece el
territorio; tanto en las opciones de trabajo, en el acceso a servicios públicos de
calidad, como en la disposición de equipamiento y infraestructura urbana. Así
también en términos subjetivos, este grupo se encuentra exento de la marca de un
estigma territorial, estando los propios pobladores, conscientes de las
87
oportunidades que el territorio les otorga por la favorable localización de sus
residencias; lo que finalmente, genera fuertes sentimientos de arraigo territorial y
expectativas de superación social. En este sentido, los habitantes de Bosque de
la Villa se distanciarían de otros sectores pobres de Santiago, que por efectos de
la segregación residencial se han desvinculado funcional y socialmente del resto
de la ciudad, manteniéndose en una situación de mayor vulnerabilidad. Así lo
demuestran los resultados del estudio en que se enmarca esta tesis; al comparar
la situación de los pobladores de Bosque de la Villa con la de otros hogares de
características socioeconómicas similares pertenecientes a sectores de Santiago
más segregados residencialmente; comprobando que los primeros, acceden a
mejores oportunidades en términos de acceso y situación de trabajo y calidad de
los servicios públicos.
También en relación a la geografía de oportunidades, cobra especial relevancia la
comuna en que se localiza la villa en estudio. En efecto, Las Condes ya sea por su
composición social o por sus recursos municipales, presenta una serie de
beneficios para los habitantes del conjunto habitacional. Asimismo, se constituye
como una comuna con tradición de radicación de su población más pobre,
obedeciendo a la lógica de mantener las redes sociales y familiares de los
pobladores, lo cual ha sido favorable para estos habitantes en sus sentimientos de
pertenencia al territorio. Igualmente, el hecho de pertenecer a una comuna de
altos ingresos, no estigmatizada y con un sinfín de garantías, incentiva a los
pobladores –quienes reconocen sus oportunidades sociales –a buscar nuevas
estrategias de integración y movilidad individuales para enfrentar sus condiciones
de pobreza y ascender socialmente. De esta manera, pese a las carencias
materiales que puedan existir, aunque no sean extremas, las posibilidades de vivir
en una comuna más diversa socialmente tendrá efectos positivos en la
subjetividad de los pobladores, quienes por el hecho de convivir con gente de
mayores recursos y poder optar a distintas estrategias de autosuperación, aún
cuando se reconozcan como pobres, se autoperciben como “pobres con
oportunidades”.
88
En esta búsqueda de mejores niveles de vida y en sus expectativas de movilidad
social, los pobladores se acercan a las aspiraciones de los grupos de mayores
ingresos de su entorno, observándose rasgos de “moyenización” entre ellos,
quienes asemejan sus aspiraciones materiales y se movilizan por valores
cercanos a las clases medias. En este sentido, la heterogeneidad y el mayor
contacto social en el territorio, trae a los habitantes de la villa mayores opciones de
enfrentarse con modelos de rol y de imitar ciertos patrones de comportamiento;
pues tal como señala Goffman (1971) la interacción entre los grupos, aunque sea
de manera indirecta, va a provocar alguna influencia sobre las acciones del otro
cuando se encuentran en presencia física.
Tanto las ventajas de compartir el territorio como los vínculos que se generan
entre los grupos, se dan mayoritariamente en el plano del intercambio económico,
es decir, las posibilidades de integración social en el territorio son
fundamentalmente funcionales, cambiando las tradicionales vías paternalistas de
integración de los grupos populares a través del Estado y sus instituciones, por
patrones de integración, en mayor medida, individuales y a través del mercado.
Es así como los pobladores de Bosque de la Villa operan con lógicas mercantiles
a la hora de buscar trabajo, integrándose al empleo a partir de lazos débiles – en
términos Granovetter- basados en sus contactos sociales secundarios, antes que
en sus lazos fuertes o primarios acuñados en la familia o amistades. Asimismo, los
pobladores proceden con racionalidad de mercado en su relación con las
organizaciones públicas, mostrando una actitud más cercana a clientes del
sistema privado que exigen un servicio de calidad, que a beneficiarios pasivos del
sistema público.
Ahora bien, como ya se discutió, los vínculos funcionales entre los grupos de altos
y bajos ingresos, y la consecuente convivencia en el territorio, promueven con el
tiempo una mayor tolerancia hacia el otro e incitan la formación de una percepción
positiva entre unos y otros. Asimismo, el contacto informal entre los grupos en
89
espacios comunes favorece, de igual forma, los sentimientos hacia el otro,
ayudando a derribar miedos y prejuicios, y a aceptar la presencia de quien se
admite como “diferente” en esos espacios compartidos. De esta manera, dichos
vínculos propician algún tipo de integración simbólica entre los pobladores de la
villa y los grupos de altos ingresos de su entorno, pues el hecho de reconocer
mutuamente al otro en el territorio alimenta sentimientos de pertenencia común a
un determinado espacio. No obstante, tal como ocurre en el caso de estudio, la
proximidad física entre estos grupos sociales, no constituye necesariamente
integración comunitaria, pues los grupos no se reconocen como iguales, ni
establecen relaciones de amistad o parentesco, manteniendo cada uno sus límites
sin mayor interacción en otro ámbito que no sea el funcional.
De aquí que cabe preguntarse entonces, si a partir de estos vínculos funcionales
se puede hablar de una integración social y si la proximidad física entre grupos de
distinto origen socioeconómico es suficiente para generar niveles de integración
social urbana. Como bien se afirma en esta tesis, la integración social de un
grupo determinado, va a depender tanto de las oportunidades que brinde el
territorio, como de las posibilidades de contacto con otros grupos sociales,
existiendo distintos niveles de integración; funcional, simbólico y comunitario.
Como se argumentaba, la integración entre grupos sociales de altos y bajos
ingresos en el espacio, es fundamentalmente funcional, esperándose además
ciertos niveles de integración simbólica, aunque no comunitaria. Sin embargo, la
integración funcional puede considerarse como un primer paso para generar
mayor integración social entre los grupos en el territorio, pues permite la formación
de vínculos entre los grupos, y a la larga fomenta la aceptación del otro, facilitando
la convivencia. Es así como el acercamiento entre los grupos a nivel funcional es
fundamental como punto de partida para abrir paso hacia una integración social en
los otros niveles, promoviendo instancias de convivencia que puedan permitirnos
avanzar hacia una ciudad más integrada y a una sociedad más igualitaria.
90
Para lograr ciertos niveles de integración funcional, es fundamental en primera
instancia, promover el acercamiento entre los grupos de bajos y altos ingresos así
como las opciones de encuentro entre ellos en la ciudad, pues las sociedades con
tradición de desigualdad -como la nuestra- son capaces de soportar altos niveles
de segregación y exclusión social, lo cual mantiene estables los indicadores de
inequidad. Sin embargo y siguiendo los postulados de Kaztman (2001), mientras
más frecuentes sean las interacciones sociales entre los distintos grupos, aumenta
la intolerancia hacia estas desigualdades por parte de los más aventajados,
generándose en ellos cierta empatía hacia los más pobres. Tal como ocurre en
Bosque de la Villa, el mayor contacto social disminuye los prejuicios y temores de
los residentes de mayores ingresos hacia sus pobladores vecinos, generando con
el tiempo, sentimientos de justicia social y reconocimiento de los otros como
sujetos de derecho en el territorio compartido. A su vez, el miedo hacia el otro,
hacia el diferente, es una imagen traspasada hacia “otros pobres” que provienen
de “otros lugares” marginales y estigmatizados que se asocian al peligro; pues sus
vecinos pobres ya han sido relativamente normalizados y aceptados por los
grupos de más ingresos, dejando de ser una fuente de amenaza.
En este marco, surge la importancia de crear mecanismos que promuevan e
intensifiquen los contactos entre distintos grupos socioeconómicos en espacios de
la vida cotidiana en la ciudad, ya sea a partir de proyectos residenciales en
sectores más heterogéneos o generando ocasiones de encuentro en los espacios
públicos. En este sentido, cobra principal importancia estudiar la posibilidad de
establecer sistemas de cuotas o fórmulas de incorporación de vivienda social en
lugares con más oportunidades, o en comunas con más ingresos capaces de
proveer de trabajo y servicios públicos a su población, -además de la mayor
diversidad social- pues como hemos comprobado en esta tesis, la composición
social del territorio es fundamental para una mayor integración. Casos como el de
Bosque de la Villa, o los nuevos proyectos que se están gestionando a nivel
Municipal en el sector, son ejemplos de intervenciones comunales que permiten
reducir los niveles de segregación a favor de una mayor integración social. En este
91
ámbito cobran importancia también los espacios públicos como lugares de
encuentro, siendo necesario incorporar a los espacios públicos tradicionales, los
nuevos espacios “pseudo públicos” o espacios de consumo como los centros
comerciales, que juegan también un importante papel en las posibilidades de
contacto entre los grupos sociales.
Sin embargo, para asegurar la convivencia entre los distintos grupos sociales, es
necesario considerar las distintas estrategias que adopta cada uno de ellos para
poder compartir el espacio, así como las condiciones necesarias para facilitar esta
convivencia, pues tal como se analizó en este trabajo, los grupos de altos y bajos
ingresos, si bien, interactúan de distintas maneras, establecen también fronteras
entre sí. En este sentido, la proximidad espacial entre los grupos es tolerada por
parte de los más aventajados hasta ciertos niveles, tomando algunos resguardos
al respecto para mantener los límites entre unos y otros, y aceptando la
interacción solamente en algunos ámbitos determinados. En relación a esto,
Sennett (1971) señala que en las grandes ciudades convive la diferencia con la
indiferencia, y que la diversidad no necesariamente impulsaría a los individuos a
interactuar, situación que de alguna manera se ve reflejada entre los habitantes de
altos y bajos ingresos del sector en estudio.
Es así como la existencia de algunos elementos simbólicos que aseguren la
armonía visual y estética del entorno compartido, como el diseño de los conjuntos,
la mantención de la limpieza de las calles y recintos, o la existencia de áreas
verdes; así como la presencia de otros elementos intangibles como la seguridad y
algunas normas de convivencia; son fundamentales para asegurar la cohabitación
entre los grupos, pues dada la proximidad entre ellos, estos componentes actúan
como buffers o amortiguadores y se constituyen como estrategias que de alguna
manera atenúan los malestares o inconvenientes que pudieran existir en la
convivencia. Todos atributos que habría que estudiar con mayor detención a la
hora de producir estos espacios compartidos.
92
En suma, experiencias como la que aquí se presentan dejan en evidencia que en
ciudades como Santiago es posible pensar en espacios más integrados
socialmente, donde bajo ciertas condiciones, pueden convivir perfectamente
hogares de estratos altos con hogares de menores ingresos, siendo suficiente la
proximidad física para asegurar cierto grado de integración. De esta manera, dada
la predisposición positiva de los grupos a vivir juntos, se podría afirmar que habría
mayores niveles de segregación residencial en la ciudad, en comparación a las
cuotas de integración social que los grupos estarían dispuestos a admitir, dejando
espacio propicio para la intervención a nivel urbano. Las tendencias históricas y
culturales que avalan la mezcla social en ciudades como las nuestras, y las
buenas experiencias de integración funcional a partir de barrios cerrados o de
ejemplos como el caso de estudio, son entonces pruebas satisfactorias para
respaldar la generación de mecanismos a nivel de políticas urbanas que
incentiven la formación de espacios residenciales socialmente diversos para
avanzar hacia barrios y ciudades más integradas. Prueba de ello son también los
nuevos programas y proyectos que se manejan a nivel de las políticas de vivienda
recientes - como el subsidio a la localización, la promoción de la vivienda usada, la
utilización de suelos públicos para vivienda social, además del proyecto de ley que
promueve la integración social- todos los cuales consideran ya en su propuestas
algunos de los elementos aquí analizados.
Por último, a modo de consideración final, cabe destacar el aporte de la presente
tesis a la discusión teórica en relación al tema de la integración social urbana, área
poco explorada en el estudio del urbanismo latinoamericano y de actual relevancia
en el campo de las políticas públicas nacionales. Asimismo, contribuye también a
comprender el fenómeno en cuestión, reflexionando acerca del las condiciones
contextuales en las cuales se desarrolla en la realidad. En esta línea, casos de
estudio como el aquí expuesto, sirven de base empírica para la comprobación de
las hipótesis ya planteadas, así como para la formulación de nuevas tesis en torno
a procesos sociales complejos como la integración social en el espacio.
93
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Anexos Anexo 1: Plano de Geografía de Oportunidades Bosque de la Villa
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Anexo 2: Instrumentos 1. ENTREVISTA A MUJERES BOSQUE DE LA VILLA I I. Preguntas iniciales - ¿Hace cuánto tiempo y cómo llegó usted a vivir en este condominio?¿Dónde vivía
usted antes de llegar acá? - ¿Qué opinaba usted acerca de este sector y del condominio cuando recién llegó a vivir
acá? ¿Ha cambiado su opinión en estos años? ¿por qué? - ¿Cree usted que el condominio y el sector han mejorado con los años? ¿por qué? II. Percepción de la geografía de oportunidades II.1 Oportunidades Laborales (Preguntar también por Marido e hijos si fuera el caso) - ¿Dónde y en qué trabaja usted? ¿Le gusta su trabajo? ¿Por qué? - ¿Cómo lo hace la gente acá para conseguir trabajo? ¿Acceden a las bolsas de trabajo
de la Municipalidad? - ¿Diría usted que es fácil o difícil conseguir trabajo para la gente de este condominio?
¿por qué? II.2 Oportunidades Educacionales - ¿A qué colegio asisten sus hijos o en general los niños de la villa? - ¿Cómo diría usted que son estos colegios de la comuna? ¿Por qué? - ¿A esos colegios van sólo alumnos de este sector? ¿De qué otros sectores hay
alumnos? - ¿Usted cree que la gente que vive en otras comunas tiene mejor o peores colegios
para sus hijos? II.3. Servicios de Salud - ¿Cómo es la atención del consultorio más cercano a la villa? ¿Por qué? - ¿En general usted diría que el acceso a la salud es bueno o deficiente acá en el sector
o la comuna? - ¿Piensa usted que las personas de otras comunas o sectores tienen un sistema de
salud similar al que usted acude? ¿por qué? ¿En qué cree usted que se diferencian? II.4. Beneficios Municipales o redes de apoyo estatal - ¿Participa usted o su familia en actividades o talleres del centro comunitario o en otras
actividades del municipio?¿En qué tipo de actividades? ¿Participan otras personas de la villa? ¿Y de otros sectores de la comuna? ¿Cuáles? ¿Cómo es la relación con esas personas?
- ¿Ha recibido usted o su familia algún beneficio o apoyo social de la Municipalidad? ¿de qué tipo? ¿cómo lo evaluaría usted? ¿Cree usted que villas de otras comunas obtienen beneficios similares?
II.5. Seguridad - ¿Considera usted que el condominio es seguro para usted y su familia? ¿Por que? ¿Y
el sector en general? - ¿Cómo se organizan ustedes como vecinos para enfrentar el tema de la
inseguridad/delincuencia/ narcotráfico? ¿Llaman a carabineros o seguridad municipal? ¿Y como calificaría usted la labor de carabineros o seguridad municipal?
- ¿Qué opina usted de tener un guardia de seguridad y rejas en el condominio? ¿Le da mayor seguridad a usted y su familia? ¿Por qué?
102
III. Relación con otros grupos sociales - ¿Se siente orgullosa de vivir aquí en el condominio? ¿por qué? ¿Y le gusta el barrio o
sector en general? ¿por qué? - ¿Le gusta vivir en esta comuna?¿ Se siente identificada con su comuna? ¿por qué? - ¿Conoce a usted a personas que vivan en villas vecinas? ¿Qué relación tiene con
esas personas? ¿Diría usted que son buenas personas? - ¿Conoce a alguien del barrio del Cerro Apoquindo? ¿Qué relación tiene con esas
personas? ¿Conoce a alguien que trabaje allá por ejemplo? - ¿Se encuentra usted con esa gente en alguna parte? ¿En qué lugares? - ¿Cree usted que este condominio está bien localizado dentro de la comuna? En
materia de comercio, servicios, supermercado, etc. ¿Usted acude a esos lugares? - ¿Se encuentra en esos lugares con gente de la villa? ¿Y de otras villas? ¿Y de otros
sectores de la comuna? ¿Le gusta encontrarse con gente distinta en el mall por ejemplo? ¿En qué otros lugares se encuentra con esta gente?
- ¿Se ha sentido discriminada alguna vez por vivir aquí en este condominio? ¿En qué circunstancia?
- ¿Cree usted que la gente de otros sectores de la comuna, tienen una percepción positiva de esta villa? ¿Y del sector en general?
- ¿Se siente usted más bien parecida o diferente a los vecinos que viven en esta villa? ¿Por qué? ¿Y a los vecinos de las otras villas vecinas? ¿Por qué?
IV. Vida al interior de la Villa IV.1. Redes sociales y de confianza establecidas al interior del grupo - ¿Es amistosa la gente en general acá en el condominio? ¿Cómo se lleva usted en
general con sus vecinos? ¿por qué? - ¿Usted tiene amigas dentro de la villa? Si responde que no ¿Por qué? ¿Y cómo es la
relación que mantiene con ellas? - ¿Dónde se juntan sus hijos o los jóvenes y niños del condominio con sus amigos? - ¿Los vecinos se cuidan a los niños entre si mientras juegan acá en la villa? - ¿Y a los jóvenes de la villa alguien los controla? Si usted ve a algún joven de la villa
haciendo algo incorrecto ¿le dice algo? IV.2. Aspiraciones Sociales - ¿En general los jóvenes de la villa siguen estudiando cuando salen del colegio? ¿En
qué tipo de educación? - ¿Hasta que nivel dónde espera usted que sus hijos sigan estudiando en el futuro? ¿Y
su hijo que intenciones tiene? - ¿En qué tipo de trabajo ve usted a su hijo en el futuro? ¿Y en qué cree usted que le
gustaría trabajar a su hijo en el futuro? - ¿Y a usted le gustaría trabajar en otra cosa distinta a su actual trabajo? ¿En qué?
¿Por qué? - ¿A usted le gustaría quedarse por muchos años más en este condominio? ¿Por qué? - ¿Qué le gustaría hacer a usted si en el futuro incrementara sus ingresos familiares? - Si tuviera la posibilidad de irse del condominio a otra parte se iría? Si responde no
¿por qué? Si responde si, ¿Dónde se iría y porqué?
103
2. ENTREVISTA A MUJERES CERRO APOQUINDO 1. ¿Hace cuánto tiempo vive usted en esta comunidad o condominio? ¿Cómo llegó a
vivir aquí y por qué? 2. ¿Me podría contar un poco la historia de este condominio o comunidad? ¿De dónde
venían los residentes en general? ¿Era un proyecto conjunto de gente que se conocía?
3. ¿Me podría describir un poco el estilo de vida al interior del condominio? ¿Hacen vida
en común o algún tipo de actividad comunitaria? ¿Cómo se organizan? 4. ¿Y cómo diría usted que es la relación entre los vecinos del condominio en general?
¿Por qué? 5. ¿Cómo diría usted que es la seguridad del barrio? ¿Y del sector en general? 6. ¿Qué le parece a usted vivir tan cercano a villas de vivienda social? ¿Le trae a usted o
a su familia algún tipo de problemas? 7. ¿Cómo fue el proceso cuando comenzaron a construir los condominios de vivienda
social en el sector? ¿Qué opinaron los vecinos de la comunidad? 8. ¿Y qué opina de vivir cercano al sector más pobre de la comuna? 9. ¿Tiene usted o alguien de su familia alguna relación con la gente de las poblaciones?
¿Qué tipo de relación? o ¿Conoce a alguien del condominio que se relacione de alguna manera con los pobladores? ¿De alguna villa en particular?
10. ¿Se encuentra usted o alguien de su familia en algunos lugares comunes con gente
de las poblaciones? ¿En qué lugares? ¿Y qué le parece a usted estos encuentros? 11. ¿Y específicamente mantienen o han tenido como condominio alguna relación con la
gente del Bosque de la Villa? (población vecina) 12. ¿Qué percepción cree usted que tienen los pobladores acerca de los residentes del
Cerro Apoquindo? 13. ¿Qué opinaría usted si siguieran construyendo más villas de vivienda social aquí en el
sector? Actualmente existe un proyecto de construir un nuevo conjunto en el sector de la media luna… ¿Qué le parece a usted este proyecto? ¿Ha producido alguna reacción entre los vecinos de la comunidad?
14. ¿Preferiría que estas poblaciones se las llevaran a otros lugares de la comuna o a
otras comunas? ¿Por qué?
104
3. ENTREVISTA MUJERES ENTORNO ALTOS INGRESOS 1. ¿Hace cuánto tiempo vive usted en este barrio? ¿Dónde vivía antes? ¿Por qué se vino
a vivir a este sector? 2. ¿Le gusta vivir en este sector? ¿Por qué? 3. ¿Cómo diría usted que es la seguridad del barrio? ¿Y del sector en general? 4. ¿Qué le parece a usted vivir tan cercano a villas de vivienda social o poblaciones? ¿Le
trae a usted o a su familia algún tipo de problemas? (delincuencia, narcotráfico, etc.) 5. ¿Y qué opina usted de que en la comuna de Las Condes hayan poblaciones y
condominios de vivienda social? 6. ¿Tiene usted o alguien de su familia alguna relación con la gente de las poblaciones?
¿Qué tipo de relación? o ¿Conoce a alguien que se relacione de alguna manera con los pobladores? ¿relaciones de trabajo por ejemplo? ¿sabe usted de qué villa en particular vienen esas personas?
7. ¿Se encuentra usted o alguien de su familia en algunos lugares comunes con gente
de las poblaciones? ¿En qué lugares? ¿Y qué le parece a usted estos encuentros? 8. ¿Qué percepción cree usted que tienen los pobladores acerca de la gente que vive en
este barrio? 9. ¿Qué opinaría usted si siguieran construyendo más villas de vivienda social aquí en el
sector? 10. ¿Y que opinaría si a usted le construyeran un conjunto de vivienda social aquí más
cerca de su casa o barrio? 11. ¿Preferiría que estas poblaciones se las llevaran a otros lugares de la comuna o a
otras comunas? ¿Por qué?
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INFORMANTES COMPLEMENTARIOS 4. ENTREVISTA A PROFESIONAL MUNICIPALIDAD DE LAS CONDES (DECOM) 1. ¿Me podría contar un poco de la historia de Bosque de la Villa? ¿Cómo se formó esta villa? ¿De dónde venían originalmente sus pobladores? 2. Ud. que conoce bien el sector, ¿Cómo calificaría la vida al interior de la villa? ¿por qué? 3. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas sociales que tiene la gente que vive en Bosque de la Villa? 4. ¿Qué relación mantiene el municipio con la junta de vecinos de Bosque de la Villa? ¿Y con otras organizaciones comunitarias en la villa? ¿Qué actividades realizan estas organizaciones? ¿Participan los vecinos en esas actividades? ¿Por qué? 5. En cuanto a la organización interna de la villa, sabemos que existe un consejo de administración interno y un administrador externo…¿Qué relación tienen estas entidades con el municipio? 6. ¿Hace el municipio aportes específicos a la Bosque de la Villa? En temas de vigilancia, mantención de jardines, pintura de fachada, instalación de rejas. etc. ¿Bajo qué programas se enmarcan estos aportes? (Son aportes especiales o corrientes , por ley, etc.) 7. ¿Cómo diría usted que es la participación de los vecinos de Bosque de la Villa en actividades municipales? ¿Se acercan los pobladores al municipio? ¿En qué instancias? 8. Y pensando en los pobladores de Bosque de la Villa, ¿Cómo ve usted la relación entre ellos y los residentes de otras poblaciones vecinas? ¿ Existen conflictos entre ellos? 9. Y pensando ahora en los vecinos de mayores ingresos de Cerro Apoquino o de otros sectores, ¿Cree usted que existe alguna relación con los pobladores de Bosque de la Villa? ¿Cómo cree que es la percepción de estos vecinos hacia los pobladores? 10. Y por el otro lado, ¿Cómo cree usted que perciben los pobladores a sus vecinos más ricos? ¿Cómo cree usted que conciben los pobladores el estar insertos en un sector y en una comuna de altos ingresos?
106
5. ENTREVISTA A DIRECTOR CENTRO COMUNITARIO SANTA ZITA 1. ¿Hace cuánto tiempo que trabaja en este centro comunitario?¿Me podría contar un poco su experiencia en este sector y en qué consiste su trabajo en el centro comunitario? 2. ¿Cuál es el rol específico que cumplen ustedes como Centro Comunitario con la población del sector? ¿Qué actividades realizan? ¿Participan los vecinos de Bosque de la Villa I en esas actividades? ¿Por qué? 3. ¿Qué relación tienen con las organizaciones comunitarias de la villa? ¿Qué tipo de trabajo realizan en conjunto? 4. Ud. que conoce bien el sector, ¿Cómo calificaría la vida al interior de la Bosque de la Villa I? ¿por qué? 5. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas sociales que tiene la gente que vive en Bosque de la Villa? Y Ustedes como centro comunitario ¿De qué manera trabajan en la solución o mitigación de estos problemas? 5. ¿Qué estrategias ve usted que existen entre los pobladores para poder controlar o dar solución a estos problemas? ¿Qué aspiraciones tiene la gente? 6. Pensando en los pobladores de Bosque de la Villa, ¿Cómo ve usted la relación entre ellos y los residentes de otras poblaciones vecinas? ¿Qué tipo de relaciones se dan entre ellos? ¿ Existen conflictos entre ellos? ¿Cuáles? 7. Y pensando ahora en los vecinos de mayores ingresos de Cerro Apoquino o de otros sectores, ¿Cree usted que existe alguna relación con los pobladores de Bosque de la Villa? ¿Cómo cree que es la percepción de estos vecinos hacia los pobladores? 8. Y por el otro lado, ¿Cómo cree usted que perciben los pobladores a sus vecinos más ricos? ¿Cómo cree usted que conciben los pobladores el estar insertos en un sector y en una comuna de altos ingresos?
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6. ENTREVISTA A PROFESIONAL DEL CONSULTORIO 1. ¿Hace cuánto tiempo que usted trabaja usted en este consultorio? ¿Me podría contar un poco su experiencia en este lugar? 2. Ud. que conoce bien el sector, ¿Cómo calificaría la calidad de vida de los residentes de Bosque de la villa? ¿Por qué? 3. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas sociales que tiene la gente que vive en Bosque de la Villa? (en general) 4. ¿Qué estrategias ve usted que existe entre los pobladores para poder controlar o dar solución a estos problemas? 5. ¿Cuáles son los principales motivos de consulta de los pobladores de Bosque de la villa? 6. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas de salud de esta población? (Preguntar específicamente por Drogadicción, Alcoholismo, Embarazo adolescente, depresión) 7. ¿Realizan ustedes como consultorio actividades de prevención de salud? ¿Cómo es la participación de los vecinos de Bosque de la Villa? 8. Por último, ¿Usted diría que a los vecinos de Bosque de la villa les gusta vivir ahí? ¿Por qué?
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7. ENTREVISTA A PRESIDENTE JUNTA DE VECINOS BOSQUE DE LA VILLA I 1. ¿Hace cuánto tiempo vive usted en Bosque de la Villa? 2. ¿Me podría contar un poco de la historia de Bosque de la Villa? ¿Cómo se formó esta villa? ¿De dónde venían originalmente sus pobladores? 3. ¿Cuándo y cómo se formó la Junta de vecinos? 4. ¿Quiénes participan de la junta de vecinos? ¿Cómo llegaron a formar parte? 5. ¿Qué atribuciones o funciones tiene la junta de vecinos en la villa? 6. ¿Qué relación mantiene la junta de vecinos con el municipio? ¿Y con el administrador? ¿Y con el consejo de administración? 7. ¿De dónde obtienen financiamiento? 8. ¿Hace el municipio aportes específicos a la Bosque de la Villa? ¿para qué fines? 9. ¿Qué relación tiene la junta de vecinos con el Centro Comunitario Santa Zita? 10. ¿Participan los vecinos de las actividades que realizan o convocan como junta de vecinos? ¿Por qué? 11. ¿Diría usted que la junta de vecinos es reconocida como una autoridad dentro de la gente de la villa? ¿Es respetada como tal? ¿Por qué? 12. ¿Existen otras organizaciones comunitarias en la villa? ¿Qué actividades realizan estas organizaciones? ¿Participan los vecinos en esas actividades? ¿Por qué? 13. ¿Sostienen como junta de vecinos alguna relación con otras organizaciones de villas vecinas? ¿Con cuáles? ¿En qué instancias se relacionan con dichas organizaciones? ¿Cómo calificaría la relación de su junta de vecinos con estas organizaciones? 14. Pasando a temas más generales, ud. que conoce bien la villa, ¿Cómo calificaría la vida al interior de la villa? ¿Por qué? 15. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas sociales que tiene la gente que vive en Bosque de la Villa? 16. ¿Ustedes como Junta de vecinos cumplen algún rol en la solución de estos problemas? ¿Cuál?
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8. ENTREVISTA A INTEGRANTE CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN BOSQUE DE LA VILLA I 1. ¿Hace cuanto tiempo vive usted en Bosque de la Villa? 2. ¿Me podría contar un poco de la historia de Bosque de la Villa? ¿Cómo se formó esta villa? ¿De dónde venían originalmente sus pobladores? 3. ¿Cuándo y cómo se formó el Consejo de Administración? 4. ¿Quiénes participan de este consejo? ¿Cómo llegaron a integrar parte? 5. ¿Qué atribuciones o funciones tiene este consejo en la villa? ¿De quién dependen como consejo, a quién le rinden cuentas? 6. ¿De dónde obtienen financiamiento? 7. ¿Qué relación mantiene el consejo de administración con el municipio? ¿Y con el administrador? ¿Y con la junta de vecinos? 8. ¿Quién se encarga de administrar y financiar los siguientes ítems? Guardia de vigilancia, mantención de jardines, pintura de fachada, instalación de rejas, estacionamientos. etc. 9. ¿Hace el municipio aportes específicos a la Bosque de la Villa en estos temas? ¿qué otros aportes hace el municipio a la villa? 10. ¿Diría usted que este consejo es reconocido como una autoridad dentro de la gente de la villa? ¿es respetado como tal? ¿por qué? 11. Pasando a temas más generales, ud. que conoce bien el sector, ¿Cómo calificaría la vida al interior de la villa? ¿por qué? 12. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas sociales que tiene la gente que vive en Bosque de la Villa? 13. ¿Ustedes como Consejo de Administración cumplen algún rol en la solución de estos problemas? ¿Cuál?
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9. ENTREVISTA A ADMINISTRADOR BOSQUE DE LA VILLA I 1. ¿Hace cuánto tiempo trabaja usted aquí como administrador? ¿Me podría contar brevemente su experiencia en este lugar? 2. ¿De dónde nace este cargo de administrador? ¿Desde cuando existe este rol? ¿De quién depende usted como administrador, a quién le rinde cuentas? ¿Quién le paga a usted? 3. ¿Cuáles son sus roles específicos aquí en la villa? 4. ¿Quién se encarga de administrar y financiar los siguientes ítems? Guardia de vigilancia, mantención de jardines, pintura de fachada, instalación de rejas, estacionamientos. etc. 5. ¿Hace el municipio aportes específicos a la Bosque de la Villa en estos temas? ¿Qué otros aportes hace el municipio a la villa? 6. ¿Qué relación mantiene usted como administrador con el Consejo de administración? ¿Con el municipio? ¿y con la junta de vecinos? 7. Ud. que conoce la villa, ¿Cómo calificaría la vida al interior de la villa? ¿por qué? 8. ¿Cuáles diría usted son los principales problemas sociales que tiene la gente que vive en Bosque de la Villa? ¿Cómo interfieren estos problemas en su trabajo de administrador? 9. Pensando en los pobladores de Bosque de la Villa, ¿Cómo ve usted la relación entre ellos y los residentes de otras poblaciones vecinas? ¿Existen conflictos entre ellos? 10. Y pensando ahora en los vecinos de mayores ingresos de Cerro Apoquino o de otros sectores, ¿Cree usted que existe alguna relación con los pobladores de Bosque de la Villa? ¿Cómo cree que es la percepción de estos vecinos hacia los pobladores? 11. Y por el otro lado, ¿Cómo cree usted que perciben los pobladores a sus vecinos más ricos? ¿Cómo cree usted que conciben los pobladores el estar insertos en un sector y en una comuna de altos ingresos? 12. Por último, ¿Usted diría que a los vecinos de Bosque de la villa les gusta vivir ahí? ¿Por qué?
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