EDWARD HOPPEREDWARD HOPPER
Exposición en el Museo Thyssen BornemiszaExposición en el Museo Thyssen Bornemisza
Es el pintor de la arquitectura, de la melancolía, de la complejidad de las relaciones humanas, del Nueva York de la Gran depresión. Autor de una obra indisolublemente ligada al cine, a la fotografía y a la literatura del siglo XX. Edward Hopper (Nyack 1882 - Nueva York 1967) es el gran ilustrador de la vida cotidiana en los Estados Unidos.La exposición de Edward Hopper en el Museo Thyssen de Madrid presenta una selección de 73 obras y analiza la evolución del pintor en dos grandes capítulos.El primero de ellos arranca con su paso por el estudio de Robert Henri en la New York School of Art y recorre el periodo de formación del artista, con óleos, dibujos, grabados y acuarelas que, desde 1902 a 1924 aproximadamente, ya empiezan a reflejar su estilo propio. Se exponen así mismo algunas piezas de otros artistas que influyen en su obra, como el propio Henri, George Bellows, Félix Valloton, Walter Sickert, Albert Marquet o Edgar Degas.La segunda parte se centra en la producción de su etapa de madurez y repasa su trayectoria artística de manera temática, destacando los motivos y asuntos más recurrentes de su trabajo, aunque siguiendo un hilo cronológico.
Edward Hopper (1882-1967) fue un hombre discreto, solitario y silencioso en el siglo del ruido, de la fabricación de mitos y del negocio del arte. No formó parte de ningún grupo de presión ni de ningún de 'ismo'. Fue un pintor realista y figurativo sin paliativos. Pero ahora disputa a Jackson Pollock y su expresionismo abstracto el título de mejor artista norteamericano del pasado siglo. Edward Hopper tenía su visión y no se apartó de ella. Es el pintor de la soledad, entendida como aislamiento, y de la luz.
Hopper fue un caso raro. En menos de una década pasó prácticamente del anonimato a convertirse en uno de los artistas vivos mas valorados en Estados Unidos. En 1913 vendió su primer cuadro; en 1923, el segundo, y tuvo que esperar hasta el año siguiente, cuando tenía ya 43 años, para ver el éxito de su primera exposición.
A partir de 1925, la obra de Hopper cobra definitivamente su fuerza formal y poética. Es también cuando se consolidan sus grandes temas: el paisaje americano en la ciudad, el campo y la costa, la arquitectura, la vida en la ciudad, la intimidad, el aislamiento y la soledad, la complejidad de las relaciones interpersonales.Su producción artística de Edward Hopper es relativamente escasa, ya que fue un pintor de ejecución lenta y pausada. Su carácter taciturno y sus formas austeras, tuvieron un fuerte reflejo en su obra, que se caracteriza en su conjunto por la simplificación de la realidad y por la perfecta captación de la soledad del hombre contemporáneo. A través de su pintura nos acercamos a la América de la Gran Depresión, que para él simbolizaba la crisis de la vida moderna.
Una de las grandes virtudes de los cuadros de Hopper es que parecen cobrar vida propia. Todo visitante se convierte en guionista de sus cuadros, imaginándose que pasa por la cabeza de sus personajes mientras toman un trago en la barra de un bar. Sus incertidumbres, sus sueños, sus anhelos. Nos sentimos identificados con esos personajes de mirada perdida, de mirada infinita, personajes solitarios, llenos de incógnitas, personajes que no sabemos de donde vienen ni hacia donde van. Fiel reflejo de la sociedad americana desde 1920 y quizá, también fiel reflejo de la sociedad mundial de hoy día, viendo la exposición de Hopper uno se puede imaginar en una sala de cine disfrutando de una gran película.
“Físicamente, Hopper parece hecho para el mito, como Lincoln…., tiene una cabeza magnífica, amplia y soberbiamente calva, casi un superviviente geológico. Tiene unos ojos azules firmes y profundos, que lo miran a uno de buen grado para apartarse después, cuando han recogido la información necesaria. La boca es grande y generosa, unida a una nariz redonda por dos pliegues profundos y móviles, las mejillas cuadradas se cierran sobre un mentón cuadrado bien definido”.
Brian O´Doherty.
Autorretrato. 1925-1930
Figura solitaria en un teatro. H 1902-1903
LOS AÑOS DE FORMACIÓN
Escaleras en el 48 de la rue de Lille, Paris. 1906
“Los comienzos del pintor americano se encuentran en Francia y están ligados a la tradición europea. Su modo de pinar está infuenciado por el impresionismo; hasta el año 1910, aproximadamente, echa mano de motivos y temas que tienen que ver de modo inmediato con el pintar, con la actividad del artista y con la situación en el estudio”.
Rolf G Renner. Estatua cerca del Louvre. 1906
El Louvre en una tormenta. 1909
Notre Dame N 2. 1907
Esquina de Nueva York. 1913
Muchacha cosiendo a máquina. 1921-1922
GRABADOS AL AGUAFUERTE
Viento al anochecer. 1920
Interior en East Side. 1922
Paisaje americano. 1920
La casa solitaria. 1923
El Cat Boat. 1922
Noche en el tren elevado. 1918
Paso a nivel. 1923
Sombras nocturnas. 1921
TRABAJOS DE PUBLICIDAD
Durante dos décadas, Hopper se ganó la vida con sus trabajos en el mundo de la publicidad como diseñador de carteles y portadas de revistas profesionales.
Una proyección de diapositivas nos muestra esta faceta poco conocida del artista en el espacio de la exposición.
Soir Bleu. 1914
Dos cómicos. 1966
Este es el último cuadro que pintó Hopper un año antes de su muerte. En él, nos muestra a un pierrot que junto a su compañera parecen despedirse del público desde un rincón del escenario. Acababa de regresar del hospital, su esposa Jo también estaba enferma. En el cuadro no hay mucha ternura entre ellos. Son realmente el pintor y su esposa Jo despidiéndose del público y de la vida.
El mar en Ogunquit. 1914
Cala en Ogunquit. 1914
Azoteas. 1926. Acuarela
LA MADUREZ
Torres de St Francis, Santa Fe. 1925. Acuarela
Casa en la orilla. 1924. Acuarela
Arbol seco y vista lateral de la casa Lombard. 1931. Acuarela
Casa en Squam Light, Gloucester. 1923. Acuarela.
Casa junto a una carretera. H 1942
La casa de Marty Welch. 1928. Acuarela
Apartamentos. 1923
Pavimentos de Nueva York. 1924-1925
Dos en el patio de butacas. 1927
Primera fila. 1951
El teatro Sheridan. 1937
Casa junto a la vía del tren. 1925
“Sin pretender ser otra cosa que un retrato simple y directo de una casa fea, consigue ser una de las más conmovedoras y desoladoras manifestaciones de realismo que hayamos visto jamás”
Lloyd Goodrich
La ciudad. 1927
Desde el puente de Williamsburg. 1928
Vagones de mercancías, Gloucester. 1928
El Loop del puente de Manhattan. 1928
Blackwell´s Island. 1928
Puesta de sol ferroviaria. 1929
“Su genialidad fue la de comprender que, para aludir al aspecto espiritual de la naturaleza visible no hacía falta objetos solemnes, temas nobles. Bastaba un paso a nivel, una casa, un tejado”.
Elena Pontiggia.
Carretera y casas. South Truro. 1930-1933
The Camel´s Hump. 1931
Habitación de hotel. 1931
En combinación, los ojos bajosla heroína de esta habitación contempla
una carta abierta sobre sus rodillas desnudas.Sus ojos y su cara permanecen en la sombra.
El día se extingue en el exterior, vibrantede una circulación invisible.
En esta habitación, con sus maletas, quecerca de un sillón de felpa verde de los años treinta,
descolorido por el sol, esperan lastimeros,ser deshechas,
ya estuvimos antes, antes incluso que la luzoblicua,
por algún misterioso testigo,henos aquí invitados a respirar
junto a esa mujer sola,que los planos enmarcan sólidamente,
la carta, la joven cosiendo,así es como Hopper nos dice
Yo soy Vermeer.
John Updike
“En la obra de Hopper, la ventana (como el ojo, el vacío, el umbral, el silencio, el laberinto y la evasión) es un común denominador para las fugaces transacciones del perseguidor, del perseguido y del testigo, lo que, en mi opinión, apenas había empezado a comprenderse. (….) En cambio, consiguió una teatralidad que hizo que sus cuadros fueran susceptibles de muchas lecturas, según las posibilidades del espectador”.
Brian O´Doherty.
Habitación en nueva York. 1932
Casa al anochecer. 1935
Oficina de noche. 1940
“El cuadro me fue sugerido por numerosos viajes nocturnos en tren…. Y por miradas fugaces al interior de edificios, que dejaron en mi mente una impresión fresca y vívida”
E. Hopper
El “Martha Mckeen” de Wellflet. 1944
Brisa de tierra. 1939
Anochecer en Cape Cod. 1939
Dos puritanos. 1945
“Edward Hopper, es el primer pintor norteamericano en contraponer al regionalismo sentimentalista de los años 30 el realismo de calles vacías, de casas solitarias, de ciudades anónimas, de gasolineras abandonadas. De los perfiles velados por la melancolía y el clima, de la así llamada “American Scene”, fría e impersonal, como si el lienzo fuera el registro agujerado por la descarga a quemarropa de dos gansters al amanecer”.
A Vásquez Roca.
Amanecer en Pensilvania. 1942
Mañana en una ciudad. 1944
Reunión nocturna. 1949
El crepúsculo redondea suavemente los duros ángulos de las calles. La oscuridad pesa sobre la humeante ciudad de asfalto, funde los marcos de las ventanas, los anuncios, las chimeneas, los depósitos de agua, los ventiladores, las escaleras de incendios, las molduras, los ornamentos, los festones, los ojos, las manos, las corbatas, en enormes bloques negros. Bajo la presión cada vez más fuerte de la noche, los arcos voltaicos derraman leche brillante. La noche comprime los sobríos bloques de casas hasta hacerlas gotear luces rojas, amarillas, verdes, en las calles donde resuenan millones de pisadas. El asfalto rezuma luz. La luz chorrea de los letreros que hay en los tejados, gira vertiginosamente entre las ruedas, colorea toneladas de cielo”.
John Dos Passos: Manhattan Transfer, 1925.
Retrato de Orleans. 1950
Viento del este en Weehawken.1934
Sol de mañana. 1962
La última sala de la exposición se ha convertido en un set de cine donde el cineasta estadounidense Ed Lachman ha recreado Sol matinal (1952). Lachman reproduce en tres dimensiones la escena del cuadro, desvelando la utilización de ciertos recursos cinematográficos en las obras de pintor. También indaga en la capacidad de sus imágenes de conectar con los pensamientos y emociones del espectador para establecer una narrativa visual muy cercana al cine. El director de fotografía muestra a través de esta instalación un diálogo de influencias de Hopper en el cine y del cine en Hopper.
Mañana en Carolina del Sur. 1955
Hopper llevaba con su mujer Josephine desde que se casaron en 1924 un inventario en bocetos de los cuadros que vendían. Un inventario que es también un libro de contabilidad.
Esta práctica fue en ellos natural, pues seguían los consejos de su común maestro en la Escuela de Arte de Nueva York, Robert Henri. Él enseñó a sus alumnos no solo a desarrollar libremente su expresión creativa, sino a promocionar y gestionar sus carreras con rigor y precisión.
En principio se trataba de describir cada cuadro, la composición, el color, el formato, los materiales y hasta la marca de los óleos utilizados y los datos de la venta: precio, fecha, comprador. En cada entrada escrita siempre con cuidada caligrafía por Jo, esta dejaba un recuadro a escala, en el que el pintor hacía una reproducción en miniatura de la obra. Un trabajo en común que ella se esforzó siempre por llevar de forma estricta.
Gasolina. 1940
Carretera de cuatro carriles. 1956
Sol en el segundo piso. 1960
Gente al sol. 1960
Oficina en Nueva York. 1962
Hotel junto al ferrocarril. 1952
“El arte importante es la expresión exterior de la vida interior del artista, y esta vida interior tendrá como resultado su visión personal del mundo... La vida interior del ser humano es un reino vasto y diverso”
E. Hopper
Referencias.:
Fotografías tomadas de internet.
Páginas web consultadas.:
http://www.museothyssen.org/microsites/exposiciones/2012/hopper/index.html
http://cultura.elpais.com/tag/edward_hopper/a/
http://www.elcultural.es/version_papel/ARTE/31153/Hopper_momentos_de_intensidad
http://www.rtve.es/noticias/20120611/exposicion-mas-amplia-realizada-europa-sobre-edward-hopper-llega-thyssen-bornemisza/533304.shtml
¡ CÓMO VOLVER A ESTAR ALLÍ !¡ CÓMO VOLVER A ESTAR ALLÍ !
PILAR M. EPILAR M. E
JUNIO DE 2012JUNIO DE 2012