HOMERO DECOEDUARDO GARCÍA BENITO
VALLADOLID (1891-1981)
CRISTINA DE LA ROSA
Eduardo García Benito (Valladolid, 1891-1981) fue el pintor vallisoletano más representativo del siglo XX.
Becado, en 1912, por el Ayuntamiento de Valladolid para ampliar estudios en París, llegó a ser el representante del Art Déco español más conocido a escala internacional en la década de los años veinte
Los poemas homéricos han admitido gozosamente a lo largo de la historia traslaciones iconográficas de todo tipo.Esta de García Benito, de 1939, nos regala un Homero exquisitamente déco. Benito acierta tanto en la factura de las ilustraciones como en la elección de los pasajes ilustrados.
La Ilíada, canto ITetis pide a Zeus que repare la
ofensa hecha a Aquiles.
La Ilíada, canto IIEl sueño de Agamenón
La Ilíada, canto IIIHelena y Paris.
La Ilíada, canto IVMenelao herido por la
flecha de Pándaro.
La Ilíada, canto VAfrodita concibió a Eneas
de Anquises un día en que éste cuidaba
su rebaño de bueyes.
La Ilíada, canto VIHéctor y Andrómaca.
La Ilíada, canto VIIDuelo entre Héctor y Ayante
La Ilíada, canto VIIILos troyanos acampan por la noche cerca de las murallas
La Ilíada, canto IXLa embajada en la tienda
de Aquiles
La Ilíada, canto XDiomedes y Ulises en misión
de reconocimiento
La Ilíada, canto XINéstor recoge a Macaón
herido.
La Ilíada, canto XIIHéctor derriba la puerta del
campamento griego
La Ilíada, canto XIIICon alegría el mar se hendió, dejando paso; los caballos volaban
veloces.
La Ilíada, canto XIVAsí dormía tranquilamente el
padre en lo más alto del Gárgaro,
domeñado por el sueño y el amor
La Ilíada, canto XVAyante se quedó allí a pie firme, al acecho, y armado siempre de su pica apartaba de las naves a
los troyanos.
La Ilíada, canto XVIE hizo que se llevaran a Sarpedón el Sueño y la
Muerte, ágilesportadores
La Ilíada, canto XVIIAyante se acercó, llevando su escudo como si fuese
una muralla.
La Ilíada, canto XVIIIMientras tanto, Tetis, la de los
pies de plata, llegó a la morada de
Hefesto
La Ilíada, canto XIXY en medio del fragor se armaba el divino Aquiles.
La Ilíada, canto XXAl punto, Poseidón
derramó niebla sobre los ojos de Aquiles
La Ilíada, canto XXITerrible se erguía el
revuelto oleaje en torno a
Aquiles.
La Ilíada, canto XXIIEl veloz Aquiles acosaba y
perseguía sin tregua a Héctor
La Ilíada, canto XXIIIAmbos contrincantes llegaron
al centro de la palestra, y cayeron el unosobre el otro.
La Ilíada, canto XXIVEntre ellas, Andrómaca inició el
llanto.
La Odisea, canto I«Madre mía, ¿por qué impides
al cantor fiel que trate de agradar en la
medida de su inspiración?»
La Odisea, canto IIDespués, atacándose
mutuamente, se desgarraron…
La Odisea, canto IIIOrestes, llegando desde
Atenas, mató al pérfido Egisto, que había
asesinado a su padre.
La Odisea, canto IVPenélope se bañó y revistiósu cuerpo de ropas limpias
La Odisea, canto VEl mar se tragó a Ulises durante
mucho tiempo…
La Odisea, canto VIJunto a Nausícaa había dos
sirvientas a quienes las Gracias habían
hecho hermosas…
La Odisea, canto VIICalipso, la de los bellos rizos, me recogió con
solicitud…
La Odisea, canto VIIIMientras tanto, en su lira
preludiaba el aedo con arte la canción de los
amores entre Ares y Afrodita…
La Odisea, canto IXArrancó la cumbre de una gran
montaña y nos la arrojó…
La Odisea, canto XSubí entonces al espléndido
lecho de Circe…
La Odisea, canto XIImpedí que los muertos, endebles cabezas, se
acercasen a la sangre…
La Odisea, canto XIILas Sirenas cantaron, dejando
oír su hermosa voz…
La Odisea, canto XIIIY llegó junto a él Atenea,
bajo la figura de un adolescente…
La Odisea, canto XIVDe pronto, los perros
aulladores repararon en Ulises.
La Odisea, canto XVLos arteros fenicios la
engatusaron.
La Odisea, canto XVI«Soy tu padre, al que lloras y por el que has sufrido tantos males.»
La Odisea, canto XVIICuando las mujeres los
hubieron lavado y ungido con aceite…
La Odisea, canto XVIIIAtenea derramó un agradable
sopor en la hija de Icario.
La Odisea, canto XIXLa anciana reconoció la herida
al tocarla.
La Odisea, canto XXLa insolencia de estos hombres,
que se comportan con una indignante
perversidad…
La Odisea, canto XXIUlises tensó el gran arco sin
esfuerzo…
La Odisea, canto XXIILos pretendientes caían en masa.
La Odisea, canto XXIIITendré, pues, que clavar mi
remo en tierra.
La Odisea, canto XXIVLos esposos saborearon el
placer de las mutuas confidencias.
Top Related