HAITÍ: LOS DERECHOS DE LIBERTAD E INDEPENDENCIA
RICARDO SÁNCHEZ ÁNGEL
DOCTORADO EN HISTORIA DEL DERECHO – UNIVERSIDAD LIBRE
El Panorama de la Época
Como en ninguna otra sociedad nacional, Haití enfrenta enfoques no solo
distintos sino antagónicos en la interpretación de su historia y de su existencia
contemporánea. Los hechos actuales son apropiados para señalar
perspectivas distintas, dándole a todo esto la impronta secular de los
colonialismos, pero también la presencia subterránea y a veces volcánica de
los nativos y afrodescendientes.
Haití es la cuna de la libertad de Nuestra América, su ejemplo irradió en el
continente alimentando las esperanzas por la independencia de los
colonialismos, tal como lo reiteró Simón Bolívar, quien era un hombre
agradecido, en tanto la revolución haitiana está contenida en su propia obra de
emancipador.
Esta revolución se dio primero como antiesclavista y luego como anticolonial,
entre 1791 a 1804. El contenido de estos logros va a ser: 1) La creación de una
lengua, el Creole, como sincretismo de los lenguajes vernáculos ante el
francés, la lengua dominante de los colonialistas. 2) La formación de un ejército
profesional nacional. 3) La conversión de las plantaciones esclavistas en
haciendas de asalariados, reforma y economía agraria. 4) Proyección de la
revolución a las Antillas, el Caribe, Venezuela y la América Continental. 5)
Unidad de toda la Isla bajo la égida del nuevo Estado.
Es conocida la circunstancia del apoyo de Alexander Petión, como presidente
de Haití, al Libertador Simón Bolívar. Igualmente, en 1806 un tal Jorge Martín,
seudónimo de Francisco de Miranda, buscó apoyo de armas y hombres que
formarían parte de su ejército, con la condición de liberar a los esclavos, lo que
cumplió el precursor en 1811 como presidente de la junta de gobierno. Es
menos conocido el que Santo Domingo fue convertido desde el primero de
diciembre de 1821 hasta febrero de 1822 en un protectorado de Colombia, con
el nombre de Haity Español, por el gran prestigio alcanzado por los éxitos de
Simón Bolívar. Este sólo conoció esta situación cuando ya los haitianos habían
logrado el triunfo unificador de toda la isla1.
Alexander Petión
Tomado de: http://2.bp.blogspot.com
El gobierno de Petión apoyó a Bolivaren un primer intento que fracasó, y luego
en un segundo intento le entregó inicialmente 2.000 fusiles y posteriormente
1Ver Los Jacobinos Negros. ToussaintL’Ouverture y la Revolución de Haití. C.L.R James. Madrid, Turner-Fondo de Cultura Económica, 2003; Historia del Caribe. Bethell, Leslie (Editor), que reúne once capítulos de los volúmenes 5, 9 y 13 de la Cambridge History of LatinAmerica, contiene tres textos sobre Haití. En el apartado Ensayos bibliográficos se dice: “El trabajo mejor y más amplio sobre la revolución haitiana continúa siendo el de C.L.R. James, The Black Jacobins: ToussaintL´Ouverture and the San Domingo Revolution, Nueva York, 1938”. Ver Moya Pons, et. al. Historia del Caribe. Barcelona, editorial crítica, 2001, p. 22; igualmente mi artículo De Copenhague a Haití, disponible en www.unpasquin.com,No. 50, Enero de 2010. Juan Bosch en su libro De Cristóbal Colón a Fidel Castro (El Caribe frontera imperial). Madrid, Editorial SARPE, 1985, Volumen 2, en el capítulo XXI, Los años del reajuste señala: “Santo Domingo, convertido desde el 1 de diciembre de 1821 en un protectorado de Colombia con el nombre de Haity Español, iba a ser invadido por fuerzas haitianas poco más de dos meses después. El 9 de febrero (1822) Jean Pierre Boyer, presidente de Haití, llegaba frente a la ciudad de Santo Domingo, capital del protectorado colombiano, con dos ejércitos que habían entrado en el país siguiendo las rutas tradicionales de las invasiones haitianas”, p. 220.
otros 4.000 más, 15.000 libras de pólvora, otras tantas de plomo, una imprenta,
y las goletas El Bolívar, La Nariño, La Constitución, La Brion, La Piar, La Félix y
El Conejo. Acompañaron a Bolívar 30 oficiales y 600 voluntarios negros y
mulatos, emisarios de la libertad2. En La Constitución van el armador mulato
holandés Brión y el corsario francés Luis Auri.
El nombre nativo original de la isla era Ayiti. Con el arribo de Cristóbal Colón y
la conquista española se bautizó como Hispanolia, con su capital Santo
Domingo. El moderno nombre de Haití es obra de la revolución de 1804, una
recuperación del nombre original. Durante la dominación colonial francesa, la
parte occidental se denominó Saint-Domingue.
La colonia haitiana era próspera. Representaba las dos terceras partes del
comercio exterior de Francia, quien la consideraba su mejor colonia, la joya
más preciada, con una extensión de 27.550 Km2, medio millón de esclavos
africanos, unos pocos nativos sobrevivientes y con 40.000 blancos,
principalmente franceses, además de 28.000 mulatos. Muchos de estas gentes
de color libre, eran propietarios de tierra y de esclavos, controlando hasta una
tercera parte de las plantaciones con esclavos.
Los mulatos llegaron a tener una proyección política en París, donde
organizaron la Societé des Amis des Noirs. Además, alcanzaron
reconocimiento del gobierno francés como iguales a los blancos, mediante
decreto del 4 de marzo de 1792. Se dio entonces una compleja interrelación de
alianzas y enfrentamientos entre los esclavos, los mulatos y los blancos, en el
contexto de entendimientos indistintos con España, Inglaterra y Francia3.
2 Ver Arciniegas, Germán. Biografía del Caribe. Capítulo XXIV, El Mar de Simón Bolívar. México, Editorial Porrúa, 1993, pp. 271, 278. Ver La Revolución Negra, la rebelión de los esclavos en Haití 1791-1804. Grau, María Isabel, México, Editorial Ocean Sur, 2009. La importancia del apoyo de Petión fue reconocido en distintos momentos por Bolívar. Es muy conocida la anécdota del apoyo de Petión, menos que éste le solicitó al libertador mantenerlo en secreto, lo cual fue acatado por Bolívar. No obstante Bolívar reconoció en distintos documentos de su carrera política el apoyo de los haitianos. Ver Liévano Aguirre, Indalecio. Bolívar. Capítulo XIII, Bogotá, editorial Oveja Negra, 1979, pp. 164-179. Y de Masur, Gerhard. Simón Bolívar, capítulo XVI, pp. 246-26. Bogotá, FICA, 2008. De igual forma, ver Frank, Waldo. El Nacimiento de un Mundo, Tomo X. En: Simón Bolívar, Obras Completas. Bogotá, FICA, 2007, pp. 159-176. Ver Córdova-Bello, Eléazar. La Independencia de Haití y su influencia en Hispanoamérica. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1964.3Ver Moya Pons, et. al. Historia del Caribe. Barcelona, editorial crítica, 2001, pp. 3-12
Haití Colonial
Tomado de: http://www.marxists.org/history/haiti/images/haiti-map.jpg
Su economía, al igual que la de Cuba, Las Antillas y Jamaica, giró en torno a la
plantación azucarera, el “oro blanco”, tan apetecida en Francia y las capitales
metropolitanas. Los otros productos fueron el café, el tabaco, el arroz, el
algodón y las maderas.
El azúcar estructuró una compleja armazón en el capitalismo marinero de
constructores y dueños de barcos y puertos. Estimuló una tupida red de
financistas, comerciantes y burócratas, beneficiando también a la nobleza
parasitaria, a la burocracia militar y al epicentro del imperio francés.
El colonialismo en Haití, al igual que en Guadalupe y Santa Lucía, se constituyó
en un motor satelital en la fase de formación y extensión del mercado mundial
capitalista. Una de las fuentes de su esplendor en la acumulación originaria. Su
origen es la piratería de los bucaneros franceses con base en la Isla Tortuga,
una “República Pirata” que se desdobló con sus actores colonos en Haití y
otras islas.
El Caribe y Las Antillas fueron el centro de otros imperialismos, el español, el
inglés y el holandés, quienes competían por las posesiones y territorios. En
menor medida el danés y el sueco, quienes fungían como neutrales y en
puertos libres. Un espacio cosmopolita con dimensión popular, de aventureros
y perseguidos de todas las naciones. Un mundo maravilloso de mares y
gentes, de audacia, despotismo y libertad.
Pero son ante todo sociedades de la esclavitud, con su oprobiosa explotación,
opresión, humillación y ofensa, que trabajan de sol a sol como mandaban los
códigos coloniales, en que la resistencia era castigada, incluyendo tratos
crueles y torturas. Estos africanos son uniformados en la condición de negros,
de acuerdo al designio de los propietarios, desarraigados de sus naciones,
culturas diversas y ricas en prácticas culturales y lenguas4.
En la sociedad esclavista, las resistencias se alimentaron con el recuerdo de la
memoria y el cuerpo, con su cultura oral, los tambores, la música, el baile,
religiones y cocinas. Todo esto y mucho más, englobado en la utopía de sus
orígenes, en el deseo del retorno, donde la vida era decente y sobre todo suya.
Poderoso alimento espiritual, que estimula la conciencia de la rebeldía: la
pereza, el suicidio en los barcos negreros, El Malungaje, los motines a bordo y
luego el cimarronismo, el arcabuco, el palenque y los cabildos negros. La
dialéctica del amo y el esclavo en todo su furor, alcanzando rebeliones
parciales y globales. Este es el fermento histórico sobre el que se realizará la
revolución de 1791 a 1804.
En 1793 se proclamó la libertad general en Saint-Domingue. En 1795 el
Tratado de Basilea concede a Francia la parte española, lo cual aprovecha
ToussaintL´Ouverture para tomar posesión como presidente vitalicio de esta
región en 1801 y adoptar una Constitución que garantizó las libertades. En
1802 Francia, bajo el mando del General Leclerc, intentó la reconquista y su
ejército fue derrotado, pero logrando la capitulación de Toussaint y el
exterminio de los rebeldes en Guadalupe. Luego asumió el liderazgo rebelde
Dessalines, quien gobernó del 1 de Enero de 1804 al 12 de Octubre de 1806
cuando fue asesinado, dejando una defensa organizada al interior del país.
4Ver El Código Negro Sancionado en 1685 por el Rey de Francia Luis XIV, en Http://www.afcam.org/index.php?option=com_content&view=article&id=225&Itemid=225, versión original disponible en francés con traducción al español. Consultado el 13-12-2010 a las 4:34 p.m.
La capital de Haití que surge de la declaratoria de independencia de Francia en
1804 fue Gonaïves, ubicada al oeste de la isla, por decisión de Jean Jacques
Dessalines. Luego fue Cristhoper quien asumió como rey de Haity, para
después morir apaleado por una multitud en el palacio de Sans Souci, en la
ciudad imperial del cabo, capital Haitien situada al norte. Para 1818, Francia
expulsada cede los derechos coloniales sobre la parte oriental a España, la
cual es también derrotada.
Los fueros de autonomía se alimentaron desde la independencia, siendo
notable la rebelión de los cimarrones en la península del sur al mando de
Goman, que duró dieciocho años. En lugares colindantes se desató otra
rebelión, cuyo líder Acaau la llevó al éxito en 1843. Su aporte es decisivo en la
configuración de la nación haitiana, que no está compuesta de negros como lo
definió el colonialismo y su cultura, sino de los congos, mandinguas o ibos, y
los sobrevivientes nativos indígenas, los arawaks.
Hacia 1822, el presidente Boyer ocupa la parte oriental de la República de
Haití, unificando la isla hasta 1843, cuando vuelve la división con la separación
de República Dominicana. Las intenciones de Haití en 1849 de volver a unificar
los territorios son derrotadas. Ese mismo año, ElieSoulouque se proclamó
“Emperador Faustino I”.
Principales Revolucionarios Haitianos
Tomado de: http://www.latinamericanstudies.org/haiti/revolution-3.gif
Estas pretensiones de unidad de la isla por los gobernantes y el ejército de
Haití, muestran la toma de conciencia de la importancia de un solo Estado con
distintas etnias, lenguas y culturas. La unidad geográfica era una necesidad
histórica. De lo contrario surgirían, como aconteció, dos estados débiles a
merced de los juegos del nuevo imperio de Estados Unidos, que terminó
dominando con la independencia de Cuba y la enmienda Platt, al igual que con
el control de Panamá, Puerto Rico, el ámbito del Caribe y Las Antillas5.
5 Ver Bosch, Juan, De Cristóbal Colón a Fidel Castro (El Caribe frontera imperial). Madrid, Editorial SARPE, 1985, Volumen 2, Capítulo XVII, Nacimiento de la República de Haití, pp. 95-124.
El Vudú: Entre la Liberación y la Perversión
La mitología religiosa de católicos y protestantes ha satanizado el ritual
liberador con la envoltura del vudú, del 22 de Agosto de 1971 en los bosques
de Morne Rouge, presentándolo como un pacto diabólico, en que si lograban
derrotar a los franceses le serían leales a Satán, el cual dio paso a todas las
desgracias de la historia de Haití. El reverendo Pat Robertson señala que el
reciente sismo de enero de 2010 se explica por la vigencia de este pacto. Este
pastor es dueño del imperio mediático Christian Broad Casting Network y él
mismo, showman del programa televisivo Club 700, de vasta audiencia
internacional6.
En lo raizal y radical de esta ceremonia del Vudú, que incluía el sacrificio del
Cerdo, en la declaratoria de guerra por la libertad interviene la pluma del Abate
de La Haye, párroco del Dondón, quien era volteriano y partidario de los
derechos humanos. Los vasos comunicantes de las culturas liberadoras se
mezclaban en una pluralidad de actores.
En esa fecha, en los bosques de Morne Rouge, el líder Le Cap. Boukman, un
papaloi, alto sacerdote, impartió las órdenes, y “tras los conjuros del vudú, tras
sorber sangre de cada sacrificado”, sugestionó a sus seguidores por medio de
una plegaria, en criollo:
“…ha llegado hasta nosotros. “El dios que creó al sol que nos
alumbra, que riza las olas y gobierna las tormentas, aunque oculto tras
las nubes, nos contempla. Ve todos los actos de los blancos. El dios de
los blancos incita al crimen, pero el dios de los negros inspira la
bondad. Nuestro buen dios nos ordena vengar nuestras ofensas. El
dirigirá nuestras armas y nos ayudará. Derribemos el símbolo del dios
blanco que tan a menudo nos ha obligado a llorar, escuchemos la voz
de la libertad, que habla en el corazón de todos nosotros”7.
6 Esta declaración del reverendo Pat Robertson fue ampliamente divulgada por la televisión y demás medios de comunicación, para explicar el sismo de enero de 2010.7 James, C.L.R. Los Jacobinos Negros. ToussaintL´Ouverture y la revolución de Haití. México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 93.
Ceremonia Vudú
Tomado de:http://notesmaster.com/notes/syllabus/viewer/829-the-haitian-
revolution
Esta bella proclama, en que se contrasta el dios de los blancos con el dios de
los negros, constituye el acta inicial de la revolución de los haitianos. El terror
era la religión colonialista y el dios de los blancos era quien lo ejercía, en
contraste con la religión y el dios bueno de los negros.
El líder Boukman fue muerto después de luchar valerosamente y la asamblea
colonial exhibió su cabeza en Le Cap sobre un cartel con la leyenda: “Esta es
la cabeza de Boukman, el jefe de los rebeldes”, tal como sucediera con el
Túpac Amaru y el líder comunero en la Nueva Granada José Antonio Galán, y
tantos otros héroes populares.
La persecución sistemática al Vudú o Vadú, está ligada al hecho que sus
cantos y rituales alimentaron la revolución negra. El legendario Mackandal era
un negro jamaiquino, cuya praxis religiosa con el Vudú suscitó su liderazgo,
con la envoltura religiosa para la rebelión. Como dice Alejo Carpentier: “Se
trataba de un Pacto Mayor entre los iniciados de acá y los grandes Loas del
África, para que la guerra se iniciara bajo los signos propicios”8; y “Detrás del
tambor madre se había erguido la humana persona de Mackandal. El mandinga
Mackandal. Mackandal hombre. El manco. El restituido. El acontecido”9.
El veneno fue el arma letal de los cimarrones contra los colonialistas, como el
tambor era el gran comunicador de reuniones secretas, de buenas noticias, de
alertas, peligros, fiestas y oficios del Vudú, al igual que convoca al incendio, al
fuego contra el esclavista colonizador. El escritor afrocolombiano Manuel
Zapata Olivella, en su novela sobre la saga de la Africanía en el Nuevo Mundo,
ha recuperado la épica de la revolución, desde el protagonismo de sus más
esclarecidos caudillos. Con la poética recupera la humanidad magnífica de los
haitianos en su gesta por la libertad y la independencia10.
La respuesta de los blancos colonialistas fue implacable. Torturaron y
asesinaron por doquier sin lograr desmovilizar la rebelión. La influencia de la
revolución francesa y su culto a la razón, con libertad, igualdad y solidaridad,
tenía partidarios muy firmes entre los rebeldes y sus dirigentes. Éstos veían
con desconfianza y preocupación el vudú, porque podía ser manipulado
perversamente. Así procedió ToussaintL´Ouverture, el líder nacional, a
ilegalizar estas ceremonias religiosas. Más adelante, en la era de Duvalier, el
vudú fue utilizado como arma política del régimen terrorista para dominar,
sumiendo en la pasividad a los trabajadores.
Pero, al terror implacable de los colonizadores, que no exhibía fisuras ni hacía
concesiones, que era sistemático, no cabía otra alternativa que el terror de los
anticoloniales. Esta certeza se había interiorizado en el corazón y la razón de
los rebeldes, en la dialéctica amigo-enemigo, amo-esclavo, en que no existía
reconocimiento del derecho de los esclavos a defenderse, la consigna fue
oponer el terror negro al terror blanco.
8Carpentier, Alejo. El Reino de este Mundo. Barcelona, Editorial Seix-Barral, 2004. p. 60.9 Carpentier, Alejo. Obra citada, p.44.10Zapata Olivella, Manuel. Changó, el Gran Putas. Bogotá, Biblioteca de Literatura Afrocolombiana/Ministerio de Cultura, Tercera Parte, La Rebelión de los Vodús, pp. 242-311, 2010. Ver Insumisión en las Antillas francesas, pp. 113-123y Construyendo la Primera República Negra, pp. 125-127. En: Gautier Carmona, Johari. Cuentos Históricos del Pueblo Africano. Madrid, editorial Almuzara, 2009.
En la plantación de Gallifet los esclavos ejercieron el arma de la destrucción.
“Como los campesinos de la Jacquerie o los luditas insumisos, buscaban la
salvación en el recurso más elemental, la destrucción de lo que sabían era la
causa de sus padecimientos; destruyeron mucho, porque habían sufrido
mucho”11. La persecución al Vudú se acompaña con la presencia civilizadora
de la iglesia católica, que termina oprimiendo y persiguiendo las culturas
tradicionales.
El inmenso dolor y odio de la sistemática explotación, humillación y ofensa, de
malos tratos, torturas y asesinatos, al igual que la conciencia de una utopía, del
retorno a África donde todo tiempo pasado fue mejor, llevaron a los
trabajadores a una revolución amplia y sostenida. Lo hicieron con astucia y
furia, solidaridad y el implacable deseo de liquidar a los explotadores, las
plantaciones y lograr primero la libertad y luego la independencia de Francia.
El Gran Caudillo
ToussaintL´Ouverture fue una figura emblemática de la gesta de la revolución
haitiana, logrando la unidad nacional al someter a los caudillos a su mando.
Conformó en diez años un ejército profesional, intentó una conversión de los
esclavos en trabajadores de las antiguas plantaciones, que por fin eran libres
de la esclavitud.
Toussaint concibió la guerra como una resistencia a los desmanes
colonialistas, por la liberación de los esclavos, pero como parte integrante de
Francia. Tenía una apreciación positiva de la revolución francesa,
concibiéndola como el gran suceso de la historia a favor del progreso y la
civilización.
Buscó hasta el final el acuerdo, el entendimiento. No sólo utilizó la guerra, sino
la política y la diplomacia. Encaró las contradicciones hasta convertirse en un
personaje trágico de carácter universal. Fue víctima de la ilusión de haber
conseguido el acuerdo con Leclerc, el general derrotado en esa larga guerra.
Toussaint capituló no porque fuera derrotado, sino porque venció en toda la
línea. Dice James que “Fue su confianza absoluta en su ejército y el pueblo lo
11James, C.L.R. Obra citada, p. 93.
que lo llevó a cometer su error”12. Sus movidas habían erosionado su gran
logro, la confianza y unidad en otros jefes como Dessalines, quien tenía su
propio plan para llevar la independencia hasta el final.
ToussaintL´Ouverture
Tomado de:
http://upload.wikimedia.org/Toussaint_Louverture_by_Cousin_d'Avallon.jpg
Para Toussaint la agricultura era la clave de la producción. Era partidario de
una ética del trabajo como necesario: “es una virtud, contribuye al bienestar
general del Estado”. Impuso el trabajo obligatorio con restricción de
movimiento, pero pagando y repartiendo una parte de lo producido. A los
blancos propietarios se los asignó al trabajo obligatorio bajo estrictas
condiciones. La supremacía del Estado como base de la necesidad y
posibilidad de reconstruir el tejido social, organizar la economía hacia el
capitalismo y embarcar a Haití en el logro de una Nación, contra la
desorganización, la devastación de la guerra y las necesidades extremas, lo
convencieron de que ésta era la alternativa más correcta.
A su vez, Toussaint valoraba muy bien el papel negativo de la pretensión
esclavista y colonial de Francia, España e Inglaterra para el desarrollo de la
12 James, C.L.R. Obra citada, p. 305.
sociedad, la Nación y el Estado en Haití. Tenía una perspectiva del mundo de
su época donde se situaba la revolución.
El jefe francés Laveaux da este testimonio sobre la parroquia de Petite Riviére,
donde visitó a Toussaint:“Ofrecía el grato espectáculo de ver a más de 15.000
trabajadores reincorporados al trabajo, imbuidos todos ellos de gratitud a la
República: negros, blancos, mulatos, obreros, propietarios, bendiciendo
unánimes al “virtuoso jefe” a cuyos desvelos debían el mantenimiento de la paz
y el orden”13.
Los años de 1795-1796 son los del esplendor de Toussaint. Para el último año,
él encarnaba la ley y la confianza. Eran cuatro años de ejecutorias desde 1792
cuando comenzó su liderato. Vino luego la prisión de Toussaint, su destierro a
Francia y su muerte provocada de manera planificada por el Cónsul Bonaparte.
La unidad entre mulatos y negros y su participación en la guerra bajo la
dirección del herrero Alexander Petión, hijo de Úrsula, quien desplegó una
enérgica actividad militar, selló la suerte del colonialismo.
Para ilustrar el alcance del pensamiento de Toussaint, publico este texto suyo:
Carta de ToussaintL´Ouverture al Directorio de París, que
intenta restablecer el Dominio sobre la Colonia y la Esclavitud14
El impolítico e incendiario discurso de Vaublanc no ha afectado
apenas a los negros en comparación con la seguridad que albergan
respecto de los planes que están tramando los propietarios de Saint-
Domingue: las declaraciones insidiosas no deberían surtir efecto
alguno sobre los sabios legisladores que han decretado la libertad para
las naciones. Pero los ataques a esa libertad que proponen los colonos
son tanto más temibles cuanto que sus detestables planes se recubren
con el velo del patriotismo. Sabemos que buscan imponer algunos de
estos planes mediante promesas ilusorias y falaces, para que vuelvan a
repetirse en esta colonia pasadas escenas de horror. Pérfidos emisarios
se han introducido ya entre nosotros para hacer fermentar el caldo
destructivo preparado por los liberticidas. Pero no lo conseguirán. Juro
13 James, C.L.R. Obra citada, p. 153.14 James, C.L.R. Obra citada, pp. 187-189
que la libertad mantendrá su lugar sagrado. Mi adhesión a Francia y
mi conocimiento de los negros hacen que sea deber mío informarlos
tanto de los crímenes que están preparando como del juramento que
renovamos: enterrarnos bajo las ruinas de un país en el que vuelve a
alentar la libertad antes que sufrir el retorno de la esclavitud.
Les corresponde, ciudadanos del Directorio, despejar de nuestros
espíritus la tormenta que los enemigos eternos de nuestra libertad
incuban al amparo del silencio. Les corresponde imponer un tono
ilustrado a esta legislatura, impedir que los enemigos del sistema
actual se propaguen sobre nuestras desventuradas costas para
mancillarlas con nuevos crímenes. No permitan que nuestros
hermanos, nuestros amigos, sean sacrificados a hombres que desean
reinar sobre las ruinas de la especie humana. Pero no, sus
conocimientos los salvarán de las peligrosas serpientes que nuestro
común enemigo os reserva...
Adjunta a esta carta encontrarán una declaración que los pondrá al
corriente de la unidad existente entre los propietarios de Saint-
Domingue residentes en Francia, en los Estados Unidos, o sirviendo
bajo bandera británica. Verán en ella la determinación, inequívoca y
metódicamente elaborada, de restablecer la esclavitud; verán que su
determinación los ha llevado a cubrirse con el manto de la libertad
con el único propósito de asestarle golpes más mortales. Verán que se
aprovechan del miedo que me provoca lo que pueda ocurrirles a los
niños para arrastrarme hacia sus pérfidos puntos de vista. No es
sorprendente que estos hombres que sacrifican su país a sus intereses
sean incapaces de concebir cuántos sacrificios puede tolerar el amor a
un país en un padre que es mejor que ellos, puesto que yo baso
incuestionablemente la felicidad de mis hijos en la de mi país, que
ellos y solo ellos desean destruir.
Nunca dudaré entre mi felicidad personal y la seguridad de Saint-
Domingue; pero no tengo nada que temer. A la solicitud del gobierno
francés he confiado a mis hijos…temblaría horrorizado si fuese a
manos de los colonos donde los hubiese enviado como rehenes; pero
aunque así fuese, deben saber que al castigarlos por la fidelidad de su
padre solo añadirían un grado más a su barbarie, sin esperanza alguna
de llegar a hacerme vacilar en mi deber…!Qué ciegos son! No pueden
ver hasta qué punto esta conducta odiosa por su parte puede llegar a
convertirse en señal de nuevos desastres e irreparables desgracias, ni
que están lejos de volver a obtener lo que a su juicio perdieron cuando
se declaró la libertad para todos, ni que se exponen a su ruina total y
exponen la colonia a su inevitable destrucción. ¿Creen que los
hombres que han conocido la bendición de la libertad se quedarán de
brazos cruzados viendo cómo se la arrebatan? Solo soportaron sus
cadenas mientras no conocieron mejor condición que la de la
esclavitud. Pero no, la misma mano que ha roto nuestras cadenas no
volverá a esclavizarnos. Francia no revocará nuestros principios, no
nos retirará el mayor de sus beneficios. Nos protegerá contra todos
nuestros enemigos; no permitirá que se pervierta su sublime
moralidad, que se destruyan aquellos principios que más la honran,
que se degraden sus más altos logros y que se revoque su Decreto del
16 de Pluvioso que honra a toda la humanidad. Pero si, para
restablecer la esclavitud en Saint-Domingue, se pretendiese llevar esto
a cabo, entonces declaro que sería aspirar a lo imposible: hemos
sabido cómo enfrentarnos al peligro para obtener la libertad; sabremos
afrontar la muerte para defenderla.
Ésta, ciudadanos del Directorio, es la moral del pueblo de Santo
Domingo, los principios que os transmiten a vosotros por mi boca.
Los míos ya los conocéis. Basta con renovar, mi mano en la vuestra, el
juramento que presté, dejar de vivir antes de que la gratitud muera en
mi corazón, antes de que deje de serle fiel a Francia y a mi deber,
antes de que el dios de la libertad sea profanado y pisoteado por los
liberticidas, antes de que puedan arrebatar de mi mano la espada, las
armas, que Francia me confió para la defensa de sus derechos y los de
la humanidad, para el triunfo de la libertad y la igualdad
ToussaintL´Ouverture
5 de noviembre de 1797
El texto de Toussaint es un llamado a defender la conquista de la libertad por
los haitianos aboliendo la esclavitud, hecho éste reconocido por la República
Jacobina y que los colonos blancos y mulatos querían revertir con el apoyo de
los comerciantes de esclavos de Estados Unidos e Inglaterra. La belleza y
claridad de la prosa expresa un alto concepto ético de la dignidad, tal como la
Revolución Francesa en su tendencia jacobina y cosmopolita estaba
promoviendo.
La Derrota Colonial
Los historiadores del colonialismo suelen ocultar ciertas derrotas o
minimizarlas, sobre todo cuando las logran los trabajadores. Así sucedió en
Haití con los franceses, y también con los españoles y los británicos. Porque
tres colonialismos fueron derrotados en su pretensión. España conservó sus
dominios en Santo Domingo.
La historia de la derrota británica fue celosamente ocultada en la basura del
olvido, hasta que el historiador del ejército británico Fortescue la reveló en 1906
y James la consignó en sus Jacobinos Negros:
Fue una historia que permaneció completamente olvidada durante más
de un siglo, hasta que en 1906 la desenterró Fortescue, el historiador
del Ejército británico. Fortescue atribuye la culpa a Pitt y a Dundas
“que estaban plenamente al tanto de que en esa ocasión no se
enfrentarían solo a paupérrimos y enfermizos franceses sino a la
población negra de las Indias Occidentales. Pese a ello condujeron a
sus tropas hacia estas islas pestilentes, a la espera de poder destruir así
el poder de Francia, para encontrarse, demasiado tarde, con que no
habían sino prácticamente destruido el Ejército británico15.
Desde 1791, los británicos habían ocupado parte de la isla y planearon la
derrota de la rebelión ante la debilidad de los franceses. Una expedición de los
15 James, C.L.R. Obra citada, p. 143, 144.
británicos fue derrotada por los campesinos esclavos libertos de manera
contundente. Para 1794, 7.000 ingleses con 19 navíos ocuparon Martinica,
Santa Lucía y Guadalupe. La base inglesa era Barbados y Jamaica. Para
1795,Toussaint le aconsejó al francés Laveraux desconfiar de la paz firmada en
Basilea entre España y Francia, dada la condición fundamentalista de los
españoles.
Un aliado telúrico aparece en contra de las fuerzas armadas expedicionarias
inglesas, y lo mismo sucederá con españoles y franceses: la fiebre amarilla, el
mal de Sian transmitido por el zancudo, contra el que el colonialista nunca
pudo, parodiando al panfletario Vargas Vila. Mientras los jacobinos negros
derrotaron a los ingleses con Toussaint a la cabeza, siendo decisiva la acción
del jacobino francés Víctor Huges, quien “los venció batalla tras batalla: 1795,
afirma Fortescue, es el año más funesto en la historia del ejército británico”16.
Este Víctor Huges era mulato y gran personalidad de la revolución francesa, y
fue encargado de transmitir las noticias de la liberación de los esclavos por la
Asamblea Nacional Francesa con un contingente de 15.000 hombres. Este
personaje de novela fue recreado en El Siglo de las Luces de Alejo
Carpentier17, y formó un ejército de negros realizando exitosamente la
reconquista de Guadalupe, Martinica y Santa Lucía, que estaban en manos de
los británicos.
Batalla de la revolución haitiana
16James, C.L.R. Obra citada, p. 15717 Carpentier, Alejo. El Siglo de las Luces. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1979.
Tomado de: http://www.senado2010.gob.mx/images/contenido/entorno/haiti.jpg
La razón política que inflamó los espíritus de los negros fue el reconocimiento
por parte del jefe colonial francés del abolicionismo implantado mediante el
decreto del 20 de Agosto de 1793, sin autorización de París. Lo que buscaba
era reconocer una realidad y así, garantizar la presencia francesa, lo cual
incluyó el nombramiento como procónsul de Toussaint.
Los propietarios de esclavos y plantaciones tenían favoritismo por los ingleses
por su decisivo esclavismo y la promesa de restaurarlo, dándole una base
social a su presencia en Haití. Inicialmente lograron imponer una capitulación el
3 de Septiembre de 1793 con el contenido de que Gran Bretaña era Estado
protector, se volviera a implantar el sistema esclavista y la discriminación a los
mulatos y el exclusivismo, cuidándose de agregar que el sistema sería
corregido, esto último una promesa pía.
Libertad o Muerte
Al contrario de Toussaint, Dessalines practicó la guerra a muerte al invasor,
desarrolló la guerra racial de negros contra blancos y cultivó un heroísmo
destacado, siendo el artífice de la derrota de Leclerc y su ejército
desmoralizado y diezmado en la batalla de Vertiéres, el 18 de noviembre de
1803.
Pero, Dessalines no era un bárbaro. Su personalidad requiere un balance más
adecuado y James lo analiza: “Brutal y tosco, con sus manos manchadas de
sangre, Dessalines se merece ocupar su lugar entre los héroes de la
emancipación humana. Era un magnífico soldado, y no aspiraba a nada más.
Pero el odio hacia los que merecían ser odiados y aniquilados había aguzado
su ingenio, y su papel fue decisivo”18.
La batalla de la defensa de Crête-à-Pierrot, la fortaleza y sistema múltiple de
respuesta al ejército francés, constituye una página gloriosa en la guerra de
independencia, una gran batalla en que Dessalines se exhibió como un líder
carismático, un guerrero invencible, un ingeniero militar, un estratega
consumado. Esta batalla fue decisiva porque el desempeño de estos soldados
jacobinos negros era contra tropas profesionales.
Al contrario de otros sectores proclives al acuerdo con el general Leclerc,
Dessalines intuyó que lo que se fraguaba era el retorno a la esclavitud abolida
por los haitianos y por la revolución francesa. Pero eran tiempos de Termidor y
Bonaparte la restableció, cediendo a las presiones de la burguesía marítima,
mas no pudo en Haití. Los franceses llevaron la reconquista a un punto de
terror sistemático, con asesinatos y torturas. Esta actuación bien merece figurar
en las primeras páginas de la historia del colonialismo. En ese sentido
Dessalines es hijo legítimo de esta tragedia, y al encarnar la venganza y la
destrucción acogió el comportamiento de “ojo por ojo, diente por diente”. Al
terror blanco opuso el terror negro. Libertad o muerte fue su lema y así lo
consignó en la ceremonia de independencia:
Libertad o Muerte
Año Primero de la Independencia
Hoy, primero de enero de mil ochocientos cuatro, el general en jefe
del ejército indígena, acompañado de los generales y jefes del ejército,
convocados al efecto de tomar las medidas que deben tender a la
felicidad del país.
18 James, C.L.R. Obra citada, p. 325.
Después de haber hecho conocer a los generales reunidos sus
verdaderas intenciones de asegurar para siempre a los indígenas de
Haití un gobierno estable, objeto de su más viva solicitud; lo que él ha
hecho por medio de un discurso que tiende a hacer conocer a las
potencias extranjeras la resolución de hacer al país independiente, y de
disfrutar de una libertad consagrada por la sangre del pueblo de esta
isla; y después de haber recogido los pareceres, ha pedido que cada
uno de los generales reunidos pronunciara el juramento de renunciar
para siempre a Francia, de morir antes que vivir bajo su dominación, y
de combatir hasta el último suspiro por la independencia.
Los generales, penetrados de estos principios sagrados después de
haber dado con una voz unánime su adhesión al proyecto bien
manifiesto de la independencia, han jurado todos ante la posteridad,
ante el universo entero, renunciar para siempre a Francia y morir antes
que vivir bajo su dominación.
Hecho en Gonaïves, este 1ro. de enero de 1804, y el primer día de la
independencia de Haití.
Firman: Dessalines, general en jefe; Christophe, Petión, Clervaux,
Geffrard, Vernet, Gabart, generales de división; P. Romain, E. Gerin,
F. Capoix, Daut, Jean-Louis Francois, Ferou, Cange, L. Bazelais,
MagloireAmbroise, J.J. Herne, ToussaintBrave, Yayou, generales de
brigada; Bonnet, F. Papalier, Morelly, Chevalier, Marion, ayudantes-
generales; Magny, Roux, jefes-de-brigada; Chararion, B. Loret,
Quene, Markajoux, DupuyCarbonne, Diaquoi el mayor, J. Rapahél,
Malet, Derenon-Court, oficiales del ejército; y Bisrond-Tonerre,
secretario19.
19 Fernández Retamar, Roberto. Por el Bicentenario de la Independencia de
Haití.RevistaAnnales del Caribe. Tomado de
http://www.casa.cult.cu/publicaciones/analescaribe/2004/retamar.htm. Consultado el 14-12-
2010, 12:25 p.m.
La virtud de esta prosa insurgente se acentúa con lo claro de los propósitos,
como puede corroborarse en esta proclama de la independencia del primero de
enero de 1804. Es un texto brevísimo, una pieza antiretórica que contrasta con
la elocuencia, pompa y frondosidad del idioma burocrático del imperio.
En esta complicada guerra concurrieron la guerra de clases, esclavos contra
esclavistas; de liberación nacional contra el colonialismo francés; y la guerra
racial, blanco contra negro y viceversa. También entraron en escena los
mulatos que apoyaron a los blancos por intereses económicos, y porque veían
con preocupación la hegemonía de los negros. Armaron su propio ejército,
formaron un “Estado” mulato y buscaron la hegemonía, pero los franceses los
enfrentaron. Quisieron pero no pudieron, luego se unieron con los negros para
sellar la independencia.
Esta interrelación de procesos socioeconómicos y militares tuvo la dimensión
de una guerra popular de alcances internacionales. Se enfrentaba al
imperialismo francés en todo su esplendor.
La dimensión de la derrota francesa es múltiple: perdió la próspera colonia, la
trata de esclavos, su explotación en las plantaciones y exhibió su debilidad ante
las otras potencias. En 1793 se desató la guerra entre Inglaterra y Francia: la
pérfida Albión tenía intereses y presencia en el Caribe y Las Antillas y procedió
a manifestarlo militarmente.
El costo en vidas humanas fue inmenso: de los 34.000 soldados que habían
desembarcado para la campaña de Leclerc, 24.000 murieron y 8.000 estaban
heridos; quedaban 2.000 unidades. Una cifra incalculable de muertos se dio del
lado de los haitianos.Muerto Leclerc, desembarcaron 25.000 soldados más
hasta alcanzar la cifra de 60.000. Toda esta fuerza fue derrotada.
Discurso pronunciado por Dessalines después de declarar la
independencia
Del general en jefe al pueblo de Haití:
Ciudadanos:
No basta con haber expulsado de nuestro país a los bárbaros que lo
han ensangrentado durante dos siglos; no basta con haber puesto freno
a las facciones siempre renacientes que se burlaban, unas tras otras,
del fantasma de libertad que Francia colocaba ante vuestros ojos; es
necesario, por medio de un acto último de autoridad nacional, asegurar
para siempre el imperio de la libertad en el país que nos vio nacer; es
necesario arrancar al gobierno inhumano que mantiene desde hace
tanto tiempo a nuestros espíritus en el letargo más humillante, toda
esperanza de dominarnos; es necesario, en fin, vivir independientes o
morir.
Independencia o muerte… Que estas palabras sagradas nos vinculen, y
sean señal de combates y de nuestra reunión.
Ciudadanos, mis compatriotas, he reunido en este día solemne a estos
valientes militares, que, a punto de recoger los últimos suspiros de la
libertad, prodigaron su sangre para salvarla; esos generales que han
guiado vuestros esfuerzos contra la tiranía, no han hecho aún bastante
por vuestra felicidad. El nombre francés lugubra (sic) todavía nuestra
tierra.
Aquí todo trae el recuerdo de ese pueblo bárbaro: nuestras leyes,
nuestras costumbres, nuestras ciudades, todo lleva aún el sello francés;
¿qué digo?, hay aún franceses en nuestra isla, y vosotros os creéis
libres e independientes de esa república que ha combatido a todas las
naciones, es cierto pero que jamás ha vencido a los que han querido
ser libres.
¡Y bien!, víctimas durante catorce años de nuestra credulidad y
nuestra indulgencia, vencidos, no por ejércitos franceses, sino por la
triste elocuencia de las proclamas de sus agentes, ¿cuándo dejaremos
de respirar su mismo aire?¿Qué tenemos de común con este pueblo
verdugo? Su crueldad comparada con nuestra patente moderación; su
color con el nuestro; la extensión de los mares que nos separan,
nuestro clima vengador, nos dicen suficientemente que ellos no son
nuestros hermanos, que no lo devendrán jamás, y que si encuentran
asilo entre nosotros, seguirán siendo los maquinadores de nuestros
problemas y de nuestras divisiones.
Ciudadanos indígenas, hombres, mujeres, niños, pasead la mirada
sobre todas las partes de esta isla; buscad en ella vosotros a vuestras
esposas, vosotras a vuestros maridos, vosotras a vuestros hermanos,
vosotros a vuestras hermanas, ¿qué digo?, ¡buscad allí a vuestros
hijos, vuestros niños de pecho! ¿En qué se han transformado?... Me
estremezco al decirlo… En presa de esos cuervos. En lugar de esas
víctimas dignas de atención, vuestros ojos consternados no perciben
más que a sus asesinos, más que a los tigres todavía ahítos de sangre,
y vuestra culpable lentitud para vengarlos. ¿Qué esperáis para
apaciguar sus manes?; pensad que habéis querido que vuestros restos
reposaran junto a los de vuestros padres en el momento en que
abatisteis la tiranía; ¿bajareis a la tumba sin haberlos vengado? No,
sus osamentas rechazarían las vuestras.
Y vosotros, hombres invalorables, generales intrépidos que,
insensibles a las propias desgracias, habéis resucitado la libertad al
prodigarle toda vuestra sangre, sabed que nada habéis hecho si no dais
a las naciones un ejemplo terrible, pero justo, de la venganza que debe
ejercer un pueblo orgulloso de haber recobrado su libertad, y celoso de
mantenerla…
Que tiemblen al abordar los franceses nuestras costas, si no por el
recuerdo de las crueldades que en ellas han ejercido, al menos por
nuestra terrible resolución, que tomaremos, de condenar a muerte a
quien, nacido francés, ose hollar con su planta sacrílega el territorio de
la libertad.
Hemos osado ser libres, osemos serlo por nosotros mismos y para
nosotros mismos; imitemos al niño que crece: su propio peso rompe
los andadores que se tornan inútiles y traban su marcha. ¿Qué pueblo
ha combatido por nosotros? ¿Qué pueblo quisiera recoger los frutos de
nuestros trabajos? ¿Y qué absurdo deshonroso es el de vencer para ser
esclavos? ¡Esclavos!... Dejemos a los franceses este epíteto
calificativo: han vencido para dejar de ser libres.
Marchemos sobre otras huellas, imitemos a los pueblos que, llevando
su celo hasta el porvenir, y temiendo dejar a la posteridad el ejemplo
de la cobardía, han preferido ser exterminados antes que borrados del
concierto de las naciones libres.
Y tú, pueblo demasiado tiempo infortunado, testigo del juramento que
pronunciamos, recuerda que conté con tu constancia y tu coraje
cuando me lancé a la carrera de la libertad, para combatir el
despotismo y la tiranía contra los cuales tú luchaste desde hace catorce
años; recuerda que todo lo sacrifiqué para correr en tu defensa: padres,
hijos, fortuna, y que ahora mi única riqueza es tu libertad; mi nombre
llena de horror a todos los pueblos que desean la esclavitud, y los
déspotas y los tiranos no lo pronuncian sin maldecir el día que me vio
nacer; y si alguna vez rehusaras o murmuraras de las leyes que el
genio que vela por tus destinos me dictara para tu bienestar,
merecerías la muerte de los pueblos ingratos.
Pero lejos de mí esta horrible idea; tú serás el sostén de la libertad que
amas, el apoyo del jefe que te conduce.
Presta pues el juramento de vivir libre e independiente; y de preferir la
muerte a todo lo que tendería a volverte al yugo. Jura en fin perseguir
para siempre a los traidores y a los enemigos de la independencia20.
En este discurso se acentúa la precisión: libertad, igualdad e independencia o
muerte, orgullo nacional. A la guerra a muerte de los colonialistas se opone la
guerra a muerte bajo la forma de la venganza de los revolucionarios. En este
texto todo separa a los franceses señalados como verdugos de los haitianos
referenciados por ellos mismos como invalorables, sensibles e idénticos a
todos los pueblos libres que ostentan el orgullo de ser odiados por los
colonialistas.
20Ver Fernández Retamar, Roberto. Obra Citada.
Dessalines enfatiza que la proclama de la independencia la firman y apoyan
todos los oficiales del ejército nacional con el pueblo en sus distintas
configuraciones: mujeres, niños, familias, hombres. En este texto se entiende
de cuerpo entero el radical ideario de la élite de libertadores, quienes tienen
conciencia plena de que se está fundando una República democrática en
armas.
Dessalines
Tomado de: http://www.shenoc.com/jean-jacques%20dessalines.htm
La revolución haitiana, como suceso histórico anticolonial, se combinó con la
realización de la gran revolución en Francia. La influencia directa sobre los
haitianos era impresionante y las propias multitudes de trabajadores y Saint
Coulottes, los jacobinos y los otros núcleos a la izquierda de la montaña,
estaban en lucha radical contra los privilegios feudales, la monarquía, y por la
República con democracia. La igualdad era llenada de contenidos reales.La
utopía igualitaria, el autogobierno en la comuna, la fraternidad, los derechos del
hombre y el ciudadano y el pueblo en armas, eran los propósitos en curso en la
nueva aurora de la humanidad.
El código de estos revolucionarios plebeyos era más que cosmopolita. Irradiaba
un sentido internacional, donde la fraternidad era el horizonte. Esto hace que la
gravitación de la idea y la praxis de la revolución francesa sea decisiva en el
desenlace haitiano. Claro está, la burguesía y la Gironda querían la primacía de
la propiedad y la libertad económica. La esclavitud era una preciosa propiedad
y el comercio de esclavos un lucrativo negocio para la burguesía marítima. Los
colonos franceses, explotadores hasta lo inverosímil, se aferraban a sus
plantaciones esclavistas con todo su poder y su furia. Y el Estado francés
obtenía la supremacía.
La Gran Frustración
El fracaso de estos propósitos revolucionarios no anula la justeza de lo que se
hizo y se propuso para la unidad diversa de la isla. Durante la segunda mitad
del siglo XIX, Haití se repliega hacia una economía y sociedad campesina y en
paz, aunque no escapa a algunas guerras civiles. Una sociedad aldeana – los
Lakon – vigoriza la cultura tradicional y la asumida en la independencia.
Las grandes potencias se “olvidan” de Haití y le dan la espalda, no sin que
Francia expida una cuenta de cobro por los daños sufridos en la
independencia, de 17.500 millones de Euros hoy, equivalente a 150 millones de
francos-oro, que el gobierno de Boyer (1818-1843) en 1825 se vio obligado a
aceptar bajo la amenaza de un bombardeo de 11 barcos de guerra franceses al
frente de Puerto Príncipe. El humanista cálculo de Boyer era evitar otra sangría
inmensa de sus pueblos y eventualmente una reconquista. El resultado no
obstante fue que empobreció más las finanzas públicas y desde entonces el
Estado haitiano quedó atrapado en las redes de los empréstitos a la banca
internacional21.
La explicación de la gran frustración está marcada por el odio colonialista y sus
ansias de venganza por haber derrotado los haitianos a franceses, ingleses y
españoles en guerras populares de liberación nacional.
A su vez, resuelto el problema de la unidad con la guerra de la unión liderada
por Lincoln contra el sur esclavista, los Estados Unidos se erige en un Estado-
Continente, donde múltiples naciones y culturas acicatean el capitalismo, la
democracia y la voluntad cultivada desde antes, en los años de Monroe por el
expansionismo. La verdad es que los colonos de los Estados Unidos antes y
21 Ver Moya Pons, obra citada, p. 28.
después de la independencia de este país, hicieron presencia comercial en El
Caribe y las Antillas. Los Estados Unidos influyeron por partida doble: de una
parte, mantuvieron el esclavismo de forma férrea y de otra impulsaron la
libertad económica y política.
A comienzos del siglo XX surge el moderno imperialismo con los Estados
Unidos a la cabeza, y en su larga marcha sobre Nuestra América aparece Haití
como una clave de su dinámica neocolonial. En 1915 la isla es ocupada y
controlada férreamente por las tropas de la potencia del norte durante
dieciocho años, hasta 1934. República Dominicana es ocupada en 1916. Una
genuina desgracia, en tanto la obra de la ocupación es destructiva de la
economía aldeana, de las costumbres, las autonomías y la cultura. Además, se
endosaron las instituciones colocándolas a su servicio, corrompieron a la élite
gobernante y a la delgada capa de ricos los colocó en la órbita de sus
intereses. El ejército nacional, cuyos orígenes vienen de la revolución de
independencia, es disuelto por el invasor, creando un ejército nuevo, la Guardia
de Haití, como fuerza subordinada al ejército colonial y como instrumento
represivo contra la resistencia.
El anticolonialismo de los haitianos ofrece una singularidad en sus expresiones.
Existe y se debe visualizar. Esta apreciación del sociólogo haitiano Jean
Casimir lo ilustra:
A pesar de la veneración que merecen los esfuerzos de los héroes que
combaten la ocupación norteamericana, conviene recordar no obstante
que la tenaz resistencia campesina proviene ante todo de las
costumbres, de los hábitos, de los principios, de los reglamentos y de
muchos otros lazos invisibles que definen a las comunidades. Sin
minimizar el papel de los dirigentes, es de primera importancia
comprender que la civilización campesina en su totalidad se opone a
la presencia y al proyecto de los extranjeros22.
Y más adelante, agrega:
22Cassimir, Jean. Haití, Acuérdate de 1804. México, Siglo XXI, 2007, p. 47
Tres días después del desembarco, la guerrilla campesina al mando del
doctor Rosalvo Bobo marchaba sobre Puerto Príncipe. El movimiento
guerrillero, conocido como el de los cacos, alcanzó su apogeo en 1919
con el liderazgo de CharlemagnePéralte. Éste es asesinado en
noviembre de este año. BenoitBatraville continuó la lucha hasta mayo
de 1920 cuando perdió la vida23.
Esta contra-cultura y sociedad alternativas es el legado ancestral de África y de
los Arawaks de Ayiti,y la herencia de 1804 cuando se derrotó a los
colonialismos y al sistema de plantación esclavista, dando lugar a los
pensamientos y lenguas haitianas como el Creole, lengua franca de la inmensa
mayoría.
Haití pasó a ser proveedor de fuerza de trabajo en calidad de trabajadores a
destajo en República Dominicana, Cuba, Bahamas y Guyana Francesa, con un
régimen de neoesclavitud, del capitalismo despótico. En la República
Dominicana el dictador Trujillo asesina aproximadamente a 15.000 haitianos
para imponer su régimen de terror a estos pueblos.
Una vez retirados los marines norteamericanos el 15 de agosto de 1934, se
instauraron distintos gobiernos títeres con la fórmula del golpe de estado o
renuncias forzadas de gobernantes. En la década de los cuarenta se reedita la
cristianización con el nombre de “campaña antisupersticiosa”, “campaña de
acto de fé”, mediante el etnocidio de católicos y protestantes contra el Vudú y
las creencias ancestrales.
En 1957 llega al poder el médico Duvalier, “Papa Doc”, quien ejerció el terror
sistemático y el asesinato de sus opositores, mediante grupos paramilitares
conocidos como los Tontón Macoute. El 21 de abril de 1971, antes de su
muerte, nombró como sucesor “presidente vitalicio” a su hijo Jean Claude Baby
Doc Duvalier, cargo que ejerció hasta 1986.
Hoy Haití es un país castigado por partida doble. De un lado, el sismo
generalizado que destruyó Puerto Príncipe y otros lugares de la isla. Por otro,
el capitalismo de las multinacionales, las mafias y los grandes propietarios han
23Cassimir, Jean. Obra citada, p. 87, nota de pie de página No. 10.
sumido históricamente al país en la pobreza, con los peores indicadores de
desarrollo humano, con una realidad ambiental de explotación forestal
indiscriminada, carencia de aguas, sin soberanía alimenticia, en que las
remesas de los haitianos del exterior son el 50% de los ingresos familiares.
Hambre y enfermedad generalizadas, particularmente con la epidemia reciente
del cólera, que ha cobrado más de dos mil víctimas, especialmente entre
mujeres y niños, quienes además están sometidos a la neoesclavitud de la
prostitución y el rapto.
Haití es un país extremadamente vulnerable, en lo humano-social y en su
equilibrio ecológico, con una población cercana a los diez millones de
habitantes, la gran mayoría afrohaitianos, con un territorio de apenas 27.750
kilómetros cuadrados. No obstante, su ubicación geopolítica es de la mayor
importancia para las Antillas y el Caribe.
Lo que constituye un asunto de preocupación y de rechazo es la alternativa de
los Estados Unidos a esta crisis, con la ocupación militar inicial de 17 mil
efectivos, que se sumaron a los 11 mil del ejército multinacional de las
Naciones Unidas, la Minustah. La explicación de fondo es garantizar la
influencia de la gran potencia sobre la nación haitiana, y su preponderancia en
los planes de reconstrucción con los parámetros del capitalismo de los
desastres, al igual que el despliegue naval sobre las Antillas y el Caribe por
parte de la IV Flota, para consolidar un dominio geopolítico, y por supuesto,
castigar la protesta de la muchedumbre de damnificados.
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