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GENTE QUE HACE
ESCUELAUN PAÍS DE INSTITUCIONES
Antonio López OrtegaCOMPILADOR
Este libro ha sido editado por la Vicepresidencia Ejecutiva
de Comunicaciones de Banesco Banco Universal, C.A.
y la Fundación ArtesanoGroup.
Producción general
Vicepresidencia Ejecutiva de Comunicaciones de Banesco
Producción ejecutiva
Fundación ArtesanoGroupCarmen Julieta Centeno
Sudán Macció
Compilación, edición de textos y coordinación editorial
Antonio López Ortega
Investigación y documentación de instituciones
Nela Ochoa
Diseño
Raúl Azuaje
Corrección
Maribel Espinoza
Impresión
ExLibris
Edición
1.000 ejemplares
Depósito Legal: If 31020148003327ISBN: 978-980-6671-03-4© Banesco Banco Universal, C.A.
Impreso en Caracas, Venezuela, 2014.
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser repro-
ducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea
eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o fotocopia sin permiso pre-
vio del editor.
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El tiempo cambia el significado que tienen los libros. Como tanto se ha
repetido, la inmensa mayoría, con mayor o menor prontitud, pierden su vigencia, se
alejan del interés del público, retroceden posiciones en el recuerdo o en el
gusto de los lectores. Aparecen nuevos libros que capturan nuestro interés y nos
impulsan a dejar atrás, a olvidar aquellos que, en otro momento, atraparon nues-
tra atención.
Pero hay otros, unos pocos, con los que ocurre lo inverso: a medida que trans-
curren los años se cargan de atributos. Se convierten en referencia porque en ellos
concurren hechos e ideas de temas que nos importan, porque hablan de realida-
des que son sustantivas para esa dimensión que llamamos el interés público.
Entre 2012 y este cierre de 2014, Banesco ha presentado a los lectores venezo-
lanos, las tres entregas que conforman la serie Gente que hace escuela. Más allá de
las importantes peculiaridades de cada una, ellas conforman una familia que, si me
permito ensayar una opinión, está destinada a convertirse en un especial hito
bibliográfico venezolano.
Gente que hace escuela está inscrito en un período que es y será fundamental en
la historia venezolana: un trecho de cuatro o cinco décadas, entre los años 1970 y
estos primeros años del siglo XXI: un tiempo de controversias y profundos cam-
bios en el acontecer y en las estructuras de la sociedad venezolana.
Y es en medio de esos cambios, que periodistas y fotógrafos, en distintas partes
del país, han salido a documentar los más diversos y sorprendentes esfuerzos que
unos venezolanos han venido haciendo por educar a otros venezolanos. En su
conjunto, las tres entregas suman un total de 89 historias, que son historias de
vocación, esfuerzo, creatividad y una enorme generosidad para compartir conoci-
mientos y experiencias con otras personas.
Son relatos de maestros. Personas que, cultivadas y portadoras de unos saberes,
han dedicado sus mejores energías a Educar. Y cuando digo Educar, me refiero a la
más amplia y múltiple acepción de la palabra: a la humanidad contenida en el inter-
cambio entre quien enseña y quien aprende; a la constancia que, por sí misma, es
PRESENTACIÓN
exigencia del hecho pedagógico; a los empeños por encontrar e innovar en los mé-
todos empleados; en la creatividad puesta en generar las estructuras y las institu-
ciones necesarias para cumplir con el propósito, creo que esencial de la condición
humana, de diseminar herramientas que sirvan para la comprensión del mundo, la
convivencia y el progreso.
Escribí antes que son relatos de maestros. Quisiera agregar: son relatos de la per-
sistencia de maestros venezolanos. Dan cuenta del valor acumulado y simbólico
que adquieren las causas cuando sus ejecutantes vencen o sortean los obstáculos,
y siguen adelante.
Puesto que aquí y ahora esta serie tiene una enorme elocuencia, y puesto que
cumple con esa condición de que las tres entregas hablan de cosas que nos impor-
tan, es decir, de lo que personas admirables han venido haciendo por el futuro de
Venezuela, es que estoy convencido de que Gente que hace escuela es una obra
que está destinada a perdurar, a ser una serie que, con el paso del tiempo, será
cada vez más relevante, más representativa de un país y de un fundamental modo
de ser venezolano.
Juan Carlos Escotet RodríguezPresidente de Banesco
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Tengo la impresión de que este libro sorprenderá mucho. Recorrerlo
minuciosamente nos llevará de milagros a hazañas, de obsesiones a sueños, de
humildades a revelaciones. ¿Por qué esta tibia humanidad se empeña en hacer
lo que hace? ¿Por qué frente a obstáculos y abismos persevera? Decir que son
lecciones de vida no sería suficiente; decir que son ejemplos a seguir tampoco.
Interesa escudriñar en esos espíritus que avanzan con fe ciega y entender qué
los mueve, qué los inspira, qué los nutre. Son, en general, tercos, obsesos, por
momentos iluminados. Creen a pie juntillas en lo que hacen y no se devuelven
ni para analizar un camino mejor o más expedito.
Son además miles, miles de instituciones, de las cuales esto es apenas una some-
ra muestra, que deja por fuera varios países enrumbados hacia el logro. Si todos
estos puntos dispersos en la vasta geografía nacional se hilaran en un solo tejido,
podríamos estar hablando de un país desconocido, invisible, que en cualquier cir-
cunstancia podría venir en auxilio del otro, del que es más público y notorio,
añadiéndole al discurso nacional mayor acento social, solidario, productivo. Son
muchos los problemas que en las décadas recientes el país ha acumulado como
para no convocar a todas sus fuerzas, a todos sus empeños, a todos sus apren-
dizajes, en un todo unívoco y decidido a dejar las miserias y las cadenas que nos
atan atrás.
Hay instituciones de todo tipo: científicas, agrícolas, sanitarias, culturales, am-
bientales, deportivas, comunitarias. Hay también todo tipo de tamaños: grandes,
medianas, pequeñas, individuales o asociadas unas con otras. Abunda la variedad
de formatos: compañías, asociaciones civiles, asociaciones religiosas, fundaciones,
cooperativas, cofradías, grupos de padres y representantes. Se sostienen con todo
tipo de apoyos: públicos, privados, institucionales, voluntarios. Tienen variados
alcances: internacionales, nacionales, regionales, urbanos, vecinales. Sus benefi-
ciarios son niños, ancianos, enfermos terminales, cultivos, fauna en peligro de ex-
tinción. Asombra que en todos los casos haya una lectura de las necesidades, de
los problemas, de las resoluciones. Son organizaciones pegadas a la tierra, realistas,
EL PAÍS INVISIBLE
genuinas, que sin desprenderse del sueño que las anima saben trabajar, resolver,
responder. Hay allí un aprendizaje que no se puede desconocer, hay allí una ex-
periencia acumulada que sirve para los demás.
Es de esperar que en cada institución haya líderes, fundadores, inspiradores,
voceros, representantes, pero todos saben que la individualidad nada hace sin el
todo, que es precisamente el esfuerzo colectivo, de equipo, el que construye
realidades. La continuidad en el tiempo, además, demuestra que las prácticas y los
conocimientos se transmitieron debidamente, de generación en generación. Por
eso pueden llamarse instituciones, porque no dependen de nadie. Por eso alcanzan
sus logros, porque los fines son superiores a la suma de las partes.
Los periodistas y fotógrafos que se han sumado como legión para hacer posible
este libro han terminado sensibilizados por lo que han conocido, descubierto, tra-
tado. Han tenido que viajar, que atravesar montañas, que hundirse en selvas, que
recorrer caseríos, que visitar barrios, para levantar este minucioso canto coral de
pequeñas faenas, de hazañas desconocidas, de logros secretos. A ellos nuestro re-
conocimiento por el profesionalismo que han demostrado. De más decir que los
textos e imágenes que aquí se agrupan son de excelente factura, demostrativos del
mejor periodismo que se puede hacer hoy en nuestro país.
Queda al final de la lectura una sensación compleja: por un lado, el regocijo
por todo lo que se hace días tras día; por el otro, la deuda de lo mucho que
queda por hacer. Pero no son sentimientos que remiten a una antinomia, sino
perfectamente complementarios. No hay cambio que no esconda dolor ; no hay
esfuerzo que no implique una pérdida. Se trata finalmente de un espejo: el de
los afanes humanos, que siempre pujan por sobrevivir, por crecer, por mejorar,
por transformar. Esta es gente que cree, que no desmaya, que se sobrepone a
todas las miserias. Esta es gente que hace escuela.
Antonio López OrtegaCompilador
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AMAZONAS FUDECI: ORDEN EN EL UNIVERSO SELVÁTICO Pág. 12 Albinson Linares
ANZOÁTEGUI ESCUELA EULALIA BUROZ: UN SIGLO DE TENACIDAD Pág. 28 Fabricio Ojeda Díaz
FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE ORIENTE: VIVIR EN ESCENA Pág. 44 Jhonny Méndez
APURE ASOPICA: LA LUZ DE LA SABANA Pág. 59 Marianella Díaz Cardozo
PROYECTO FLOR AMARILLO: EL ÁRBOL QUE FLORECE Pág. 72 Igor Barreto
ARAGUA ARTESANOS DE MAGDALENO: MADERA EN EL CORAZÓN Pág. 84 Blanca Vera Azaf
MADRIGALISTAS DE ARAGUA: UNA VIDA POLIFÓNICA Pág. 99 Alberto Hernández
BARINAS CLÍNICA NUESTRA SEÑORA DEL PILAR: LA ESCUELA QUE CURA Pág. 112 Luis Sánchez Aguilera
HOGAR CREA: LA ESPERANZA RENOVADA Pág. 124 Alberto Pérez Larrarte
BOLÍVAR CORAL INFANTIL INTEGRADA DE GUAYANA: CANTOS QUE SANAN EL ALMA Pág. 136 Diego Rojas Ajmad
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA: LA SIEMBRA DE LA EXCELENCIA Pág. 150 Roger Vilain
CARABOBO ACADEMIA DE LA HISTORIA DEL ESTADO CARABOBO: UN EJEMPLO DE TESÓN Y ENTREGA Pág. 162 Jessica Morales
PASTORES DE AGUAS CALIENTES: DEVOCIÓN QUE NO MUERE Pág. 176 Claudia Barroeta
UNIDAD DE TRASPLANTE DE MÉDULA ÓSEA: EL ARTE DE TRANSFUNDIR VIDA Pág. 190 Rafael Simón Hurtado
COJEDES CIETUC: AL SERVICIO DE LA GENTE Pág. 204 María Albornoz Méndez
DIABLITOS DANZANTES DE TINAQUILLO: BAILAR LA DEVOCIÓN Pág. 217 Michelle Roche Rodríguez
DELTA AMACURO FE Y ALEGRÍA: UN ALA DEL EJÉRCITO DE DIOS Pág. 233 Rafael Rattia
FALCÓN CLÍNICA EL BUEN SAMARITANO: EL HOGAR DEL PRÓJIMO Pág. 246 Rebeca Quiñones
LOS LOCOS DE LA VELA: TRADICIÓN DE ALEGRÍA Y JOCOSIDAD Pág. 259 Simón Petit
GUÁRICO ATENEO DE CALABOZO: UN SUEÑO EN MEDIO DEL LLANO Pág. 274 Alberto Hernández
ORQUESTA SINFÓNICA JUVENIL ANTONIO ESTÉVEZ: MÚSICA QUE CAMBIA LA VIDA Pág. 288 Ana María Hernández
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