“Filosofía y praxis: Emancipación de América Latina. ”
Ensayo de opinión para la asignatura
“Ensayos de Opinión”
Escuela de Ciencias Humanas
Programa de Filosofía
Docente: Camilo Sarmiento Jaramillo
Presentado por
César Felipe Vargas Villabona
Semestre II, 2012
Es muy extraño despertarse un día cualquiera, verse al espejo con
detenimiento y (re)descubrir que ese rostro que se refleja es desconocido. Aún más
extraño es conmocionarse porque, al prender la radio, la música que se trasmite esta
en otro idioma; o fijarse que ese mar de pensamientos que está en la estantería fue
escrito, en su mayoría, por personas que siquiera han pisado estas tierras. Extraño es
preguntarse un día cualquiera, de qué manera uno ha pisado estas tierras.
Es inusual salir a la calle y sentir como que todo viene de otro lugar muy
lejano, un lugar que no es aquí. No es corriente que uno, al sentir eso vaya corriendo
a leer la “Enciclopedia Ilustrada”, (igualmente escrita por alguien que jamás puso un
pie aquí), para encontrar que así son las cosas, que no es para nada extraño que todo
lo que se cree que es de un lugar muy lejano este aquí. Sin embargo, y esto es lo más
extraño, sigue habiendo que algo no encaja. ¿Sera que el extraño es uno?
Si esta serie de sucesos poco comunes continúan, se (re)descubrirá que
efectivamente el extraño no solo es uno, sino todos los pobladores de aquí, de
Colombia, pero no solo de Colombia, sino de aquí, de América Latina. Uno
(re)descubrirá que en sus venas corre sangre de aquí y de un lugar muy lejano,
Europa. Pero no solo corre sangre, también fluye pensamiento y cultura. Respecto a
esto, Europa o mejor, Occidente, llena más el cauce de la mente latinoamericana.
Su emancipación política hace ya más de doscientos años no significo su
independencia mental; Latinoamérica continúa siendo de muchas maneras una
colonia del pretendido Viejo Mundo. No obstante un “no sé qué” impide que, en la
mente de los latinoamericanos, se acepte esta realidad sin cuestionarla, al menos. Es
así como un día cualquiera, cualquier latinoamericano, a través de la historia, vive
sucesos extraños como los narrados anteriormente, que lo llevan a pensarse a sí
mismo, que lo llevan a pensar cómo piensa y siente.
Inevitablemente llegara a preguntarse algo fundamental, ineludible: ¿Existe
una forma de pensar propia de Latinoamérica? ¿Existe una filosofía latinoamericana?
2
Si bien este cuestionamiento se formuló explícitamente por el prócer argentino
Juan Bautista Alberdi a mediados del siglo XIX1, la discusión sobre si existe o no la
filosofía latinoamericana se tornó más interesante en la América Latina del siglo XX.
Fue en esta época donde los sucesos ocurridos, tales como la revolución mexicana, la
nueva colonización económica, la aparición de movimientos indigenistas,
nacionalistas, marxistas, en fin; fenómenos particulares en la historia latinoamericana,
dieron pie a que esta cuestión fuera fundamental a la hora de comprendernos a
nosotros mismos.
Hay pensadores, como Augusto Salazar Bondy, que dan una respuesta
negativa a este planteamiento arguyendo que la filosofía latinoamericana es un
pensamiento inauténtico2, en tanto que intenta imitar al pensamiento occidental. Los
intentos de hacer filosofía en América Latina han sido encaminados a pensarnos
ilusoriamente como independientes del pensamiento europeo cuando, realmente
tratamos de amoldarnos a sus nuevos planteamientos.
Por efectos de la colonización europea a casi todo el mundo, el pensamiento
de este continente se ha impuesto de buena o mala forma en todos los aspectos de la
vida, tanto económica, política como filosóficamente, pues como dice José Pablo
Feimman (filosofo argentino): “El colonialismo siempre tiene razones filosóficas para
justificar su acción conquistadora”3. Así, Europa ha legitimado a través del tiempo
que, cuando se habla de filosofía se está hablando de Grecia y en consecuencia
histórica, de Occidente. En ese orden de ideas, la filosofía no puede ser desligada de
su origen, por tanto todo pensamiento actual en América Latina se somete a la
tradición filosófica colonial.
La independencia política no fue suficiente para que Latinoamérica tomara las
riendas de su propio destino. En un estado de desorden, como lo fue por ejemplo la
1 Salazar B., Augusto. ¿Existe una filosofía de nuestra américa? México D.F.: Siglo XXI editores, 1996. (Primera edición: 1968) Pág. 332 Salazar B. ¿Existe una filosofía de nuestra américa? Pág. 833 Existe la filosofía latinoamericana (Cap. 13) de “América Latina: Filosofía y Colonialismo” en Filosofía aquí y ahora: Cuarta temporada. (video)
3
Patria Boba en Colombia, los criollos de estas tierras, incapaces de pensar por sí
mismos y también por conveniencia propia (de clase), se refugiaron en las formas de
pensamiento imperantes, que en ese tiempo venían de Francia y Gran Bretaña.
Feimman dice al respecto que las clases poderosas de Latinoamérica se aliaron
convenientemente con los países “subdesarrollantes” para asegurar su estatus político
y económico, y por tanto dejaron que se consolidara aún más, el pensamiento
eurocentrista en el continente.4
Las ideas positivistas que iban entrando al continente hicieron apología a lo
concreto, de ahí que personas como Alberi se platearan la pregunta ontológica de la
existencia de la filosofía latinoamericana, pero como dijo Leopoldo Zea el
positivismo “Simplemente, tratando de escapar de una enajenación, ha caído en
otra.”5 El progreso que profetizaba el positivismo fue entendido por las clases
intelectuales de estas tierras como que debían ser iguales a los países desarrollados de
Europa. Esto en Estados Unidos fue entendido muy bien, pero a su modo, y fue así
que término siendo potencia y ejemplo para los países subdesarrollados; dado esto,
América Latina ahora posaba sus ojos en Norteamérica.
Si bien en el siglo XX el planteamiento sobre la existencia de la filosofia de
estas tierras se da más fuerte aun, no fue por causa espontanea de los pensadores
latinoamericanos, por el contrario fue necesario que filosofías como la
fenomenología, el marxismo y el existencialismo pusieran en tensión las ideas
occidentales para que lo mismo sucediera acá. José Carlos Mariátegui dijo: “Todos
los pensadores de nuestra América se han educado en una escuela europea”6, es decir
que la clase intelectual de América Latina formada en el exterior vuelve al continente
a reproducir los planteamientos (y malestares) occidentales, como si nuestra situación
fuera la misma que en Europa.
4 La filosofía latinoamericana (cap. 1) de “América Latina: Filosofía y Colonialismo” en Filosofía aquí y ahora: Cuarta temporada. (video)5 Zea, Leopoldo. La filosofía americana como filosofía sin más. México D.F.: Siglo XXI editores, 1998. (Primera edición: 1969) Pág. 216 Mariátegui, José Carlos. Temas de nuestra América. Lima: Editora Amauta, 1960. Pág. 25
4
Salazar Bondy afirmaba que el continente latinoamericano estaba compuesto
por “países con una cultura de dominación”7, de dependencia y de subdesarrollo; y tal
parce que así es, visto lo anterior, pues el pensamiento latinoamericano y su cultura
como tal, sus instituciones tanto políticas como económicas (recordemos que la
filosofía tiene cabida en todos los aspectos), tiene la fe puesta en el desarrollo de
occidente; dicha fe separa a los pueblos latinoamericanos; “No se necesitan, no se
complementan, no se buscan los unos a los otros”8, sus intenciones están puestas en
imitar al “centro”.
Todo lo anterior ha permitido que la cultura occidental esté presente en casi
todos los aspectos de la realidad de Latinoamérica. Es así como en este continente
solo ha aparecido un “pensamiento” más no una “filosofía”, esto hace referencia a
que el pensamiento no es algo estructurado, es simplemente una ideología, por el
contrario, una filosofía es creadora de sistemas de pensamiento, de tratados, de
planteamientos científicos. El pensamiento latinoamericano del siglo XX hiso énfasis
en ideas políticas de acción pero no aporto a una reflexión sistematizada y científica
sobre las grandes cuestiones universales de la filosofía. “Solo habrá una escuela
filosófica propia cuando alcancemos un nivel científico semejante al de los países
avanzados” dice Luis Villoro9(filosofo mexicano), y esto se hará en tanto se cultive
una traición científica y objetiva de estudiar la realidad.
No obstante, en detrimento a los argumentos sobre la no existencia de la
filosofía de América Latina, hay pensadores, como Leopoldo Zea, que creen que si
existe por el solo hecho de pensarse a sí misma. “Cuando hablamos, por ejemplo, de
la posibilidad de una filosofía, no ya americana sino a partir de la realidad de esta
América nuestra, no somos capaces de reconocer que con el planteamiento de esta
interrogación estamos ya haciendo una filosofía que parte de nuestra problemática”10.
El cuestionar su existencia da como resultado una tradición filosófica sobre el
7 Salazar B. ¿Existe una filosofía de nuestra américa? Pág. 868 Mariátegui, José Carlos. Temas de nuestra América. Pág. 159 Citado en: Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más. Pág. 4910Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más. Pág. 105
5
pensamiento latinoamericano; el mostrar sus falencias le da fuerzas para seguirse
forjando.
“Latinoamérica sufrió una invasión que a través de los siglos busco
exterminar la civilización indígena, y en algunos países, como Argentina y Chile lo
logra; en otros, en cambio la masa indígena sobrevivió, y sigue resistiendo”11, esto
quiere decir que la colonización occidental hacia América Latina no se ha completado
aun, y por más que traten (tanto las clases dirigentes de Latinoamérica como la
“cultura del centro”) de colonizarla completamente, siempre habrá vestigios que nos
recuerdan que no somos Occidente hecho y derecho, porque algo de nuestras culturas
ancestrales perdura contra el tiempo, porque de alguna forma nos sentimos
dominados. “Cuando nos preguntamos por la existencia de una filosofía de nuestra
América, lo hacemos partiendo el sentimiento de una diversidad, del hecho de que
nos sabemos o sentimos distintos.”12
Realmente no importa mucho si esta cuestión fue de alguna u otra forma
impuesta también por Occidente que quería que justificásemos nuestra humanidad en
torno a su arquetipo; importa más las consecuencias de este planteamiento en el
pensamiento latinoamericano. A través de esta pregunta nos reconocemos como una
de las tantas “Periferias”13 (Asia, África, Medio Oriente) y además nos planteamos la
posibilidad de descontextualizar una filosofía que se pretende universal.
Es cierto que no podemos desligarnos de los pensamientos de la cultura
occidental, absurdo seria pensar en aislarnos completamente pues es claro que la
traición filosófica de estos países hacen parte de la herencia de Latinoamérica, sin
embargo eso no significa que el pensamiento latinoamericano no pueda forjar su
presente y su pasado por sí mismo en la medida en que utilice a la cultura occidental
como herramienta para su emancipación. En el campo de la filosofía occidental, se ha
11 Pizarro M., David. “¿Existe filosofía en Latinoamérica? - Sobre la polémica Leopoldo Zea - Augusto Salazar Bondy” Publicado originalmente en el XI Congreso Nacional de Filosofía, El compromiso filosófico ante la época actual Organizado por la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, 2008.12 Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más Pág. 1013 “América Latina: Filosofía y Colonialismo” en Filosofía aquí y ahora: Cuarta temporada. (video)
6
realizado una inversión, la problemática del hombre colonizado se impone ante las
problemáticas del hombre occidental14; es decir que planteamientos como los
referentes a la identidad y descolonización de las “Periferias” han hecho reflexionar a
occidente sobre su papel deshumanizador lo cual pone en manifiesto la, a la vez, auto
enajenación de occidente por sus propios ideales de modernidad.
Así, el “centro”, sus pensadores más autocríticos (Sartre por ejemplo),
reconoce las consecuencias del accionar de su cultura y de su decadencia y trata de
redimirse comenzando desde cero, luchando contra sí mismo hasta llegar a un
reinicio, pero Latinoamérica no necesita caer con Occidente ni renacer con él;
tampoco se trata de que la periferia pisotee a los colonos y se erija por encima de
ellos, como lo señalaba Todorov, pues el discurso anticolonialista estaría adoptando
los mismos argumentos que los del colonizador15. De lo que se trata es de formarnos
de manera independiente a los problemas occidentales, es decir enfrentar los
problemas que occidente ha dejado en estas tierras y los que hemos generado en
relación con nosotros mismos.
“La victima no tiene necesidad de destruir el mundo de su victimario, le
bastará impedir que este mundo mantenga la subordinación por él establecida”16.
Latinoamérica y su filosofía existen sobre todo porque su pensamiento se basa en la
praxis; “El ser es praxis, el ser es acción” dice Feimman, esto quiere decir que somos
en tanto ponemos en práctica lo que pensamos y repensamos lo que ponemos en
práctica, en este sentido América Latina forma su filosofía luchando contra la
subordinación de la hegemonía del pensamiento occidental. Quienes creen que esta
defensa de la existencia de la filosofía latinoamericana es de carácter simplemente
ideológico y no filosófico, y que las “ideologías [son] enmascaramientos de la
14 Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más. Pág. 10015 Todorov, Tzvetan. Las malas causas y las malas razones en “Las morales de la historia”. Barcelona: Paidós, 199316 Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más Pág. 108
7
realidad”17 olvidan que la ideología es también filosofía y esto se presenta
inequívocamente en Marx e incluso en Heidegger, entre otros.
“La ideología es un modo de teorizar sobre la realidad, algo totalmente
necesario para captar la realidad, dada la condición del ser humano como animal
cultural”18, así la ideología permite un acercamiento epistemológico a la realidad de
forma diferenciada según donde estemos situados, en este caso estamos situados en
América Latina. Es en este punto donde Marx es una herramienta para la afirmación
de la existencia de una filosofía Latinoamérica, pues su tesis número once sobre
Feuerbach dice: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el
mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”
Ejemplos de la afirmación del pensamiento de estas tierras lo vemos en la
Revolución Mexicana en 1910 con Emiliano Zapata y Pancho Villa, (campesinos que
van contra la propiedad privada sin haber leído en ningún momento a Marx), y a
largo plazo, la trascendencia que tuvo esta forma de pensar con la aparición, en 1993,
del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. No hay que olvidar la obra de Ernesto
Guevara o de Mariátegui, el uno en la praxis concreta y el otro en la escritura (que
también pude ser entender como praxis), pues los dos, aunque tuvieran influencia
marxista, supieron adaptar este pensamiento a su contexto particular.
Es importante anotar que:
La condición de latinoamericana de la filosofía latinoamericana, no resulta
de una temática específica a la que necesariamente se circunscriba, o deba
circunscribirse. Resulta de la condición latinoamericana de los sujetos que la
cultivan, en tanto integrantes de una comunidad histórica con su característica
tradición de cultura y su consiguiente tonalidad espiritual.19
17 En referencia a los teóricos frankfurtianos en: Beorlegui, Carlos. Historia del pensamiento filosófico latinoamericano: Una búsqueda incesante de la identidad. Bilbao: Universidad de Deusto, 2006. Pág. 6218 En referencia a Ignacio Ellacuria en: Beorlegui, Carlos. Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Pág. 68 19 Ardao, Arturo. La inteligencia latinoamericana, DP, Montevideo: Universidad de la República, 1987. Pág. 87-88
8
Esto quiere decir que, la filosofía latinoamericana no solo debe pensarse a ella
misma y reflexionar sobre sí misma y sobre sus problemas, también de pensar en lo
exterior a ella. No se trata de cerrarnos al mundo, se trata de afirmarnos en cuanto
seres pensantes situados en un contexto (y geografía) particular y desde esta
perspectiva analizar y transformar el mundo. Siendo así, estaríamos hablando “no ya
solo [de] una filosofía de nuestra América, sino [de una] filosofía sin más del hombre
y para el hombre en donde quiera que este se encuentre”20.
Las opiniones sobre este tema son tan variadas que una vida no bastaría para
conocerlas todas, no obstante lo anterior mostraba algunas de ellas que sentaron las
bases para la discusión contemporánea sobre este tema. Más que un problema
ontológico de nosotros los Latinoamericanos, es un problema epistemológico, de
cómo desde nuestra situación diferenciada nos conocemos y conocemos a los otros.
También es importante aclarar que las dos posiciones no son tan disociadas como
complementarias, ya que aquellos pensadores que hablan sobre la no existencia de
una filosofía de América Latina (como por ejemplo Alberdi, Mariátegui, Augusto
Salazar Bondy, etc.) creen que debe y puede existir.
Lo que percibo yo en este debate es que se habla de una liberación de la
cultura occidental, (lo que después vendría a llamarse Filosofía de la Liberación, en
los años 70 hasta la actualidad, es consecuencia de este debate21), pero se olvida un
reencuentro con los pueblos originarios del continente; los pensadores
latinoamericanos están tan concentrados en criticar a occidente que sin darse cuenta
afirman implícitamente que su único pasado reconocible y valorable es el pasado
europeo. Su pasado también está también en el habitante de la selva, que resiste de
igual forma contra la hegemonía occidental que los mismos pensadores
20 Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más. Pág. 11921Beorlegui, Carlos. La generación de los años setenta. La filosofía de la liberación (cap.10) en Historia del pensamiento filosófico latinoamericano.
9
Latinoamericanos se han encargado de expandir. Chiapas, México es un ejemplo
claro de cómo estas dos tradiciones se juntan para liberarse.
Por otro lado, estoy en cierta medida de acuerdo con Salazar Bondy cuando
afirmaba que una filosofía autentica no se dará sino hasta que cambiemos nuestra
situación social como países dominados y subdesarrollados22, es decir, y también
apoyándome en Zea, que en detrimento a lo anterior dijo que la filosofía
latinoamericana no era un premio que se ganara después de superar el subdesarrollo23
sino “la base de su posibilidad”24; pienso que las dos posiciones de hecho no tendrían
por qué ser contrarias; muchos sucesos de cambio social detonan la reflexión
filosófica y a la vez esta reflexión detona cambios sociales. En mi opinión, la
discusión en este aspecto es un tanto pueril.
Otro punto interesante es la posición de Mariátegui cuando afirma que se
deben fortalecer primero las nacionalidades de los países de América Latina para
luego pensar en unión25 y por tanto hablar de un pensamiento (filosofía) del
continente entero. Respecto a esto debo decir que le tengo un poco de desconfianza a
los planteamientos nacionalistas, ya que estos pueden al mismo tiempo generar
sectarismo entre los países. Pienso que se debe ver críticamente el concepto de
nación, pues también es un constructo occidental.
Finalmente considero que si existe una filosofía latinoamericana por el simple
hecho de plantearse esta cuestión y tratar de darle respuesta, pero opino que la crítica
a la cultura occidental debe estar apoyada por otras perspectivas, como la de los
indígenas sin que esto signifique no hacer una crítica a nuestro pasado aborigen. La
reflexión filosófica latinoamericana debe estar encaminada a la liberación, como
dicen los Filósofos de la Liberación, pero también a la autocrítica de esa liberación y
sobre todo, siguiendo a Salazar Bondy, la filosofía latinoamericana (y no solo ella)
22 Salazar B. ¿Existe una filosofía de nuestra américa? Pág. 8923 Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más. Pág. 10524 Zea, L. La filosofía americana como filosofía sin más. Pág. 11425 Mariátegui, José Carlos. Temas de nuestra América. Pág. 14
10
debe cuestionar radicalmente las estructuras de poder y de gobierno que desde la
colonización se implantaron en estas tierras y que han ido mutando al pasar los años.
La filosofía latinoamericana debe “deconstruir” las instituciones de gobierno,
de no ser así las reflexiones de esta serán solamente teóricas y el pensamiento
latinoamericano seguirá jugando a su emancipación con las mismas reglas que han
regido a Latinoamérica desde 1492.
¿Ser gobernados? Sí, pero “no de esa
forma, no para eso, no por ellos”. Gobernados, sí, pero
por nosotros mismos (Foucault, 2007: 7-8)26.
Bibliografía:
26Sánchez L., Alejandro. “El estallido de la verdad en américa latina” en Nómadas. Universidad Central. Bogotá, octubre de 2009. Pág. 58
11
Ardao, Arturo. La inteligencia latinoamericana, DP, Montevideo: Universidad de la República, 1987.
Beorlegui, Carlos. Historia del pensamiento filosófico latinoamericano: Una búsqueda incesante de la identidad. Bilbao: Universidad de Deusto, 2006.
Mariátegui, José Carlos. Temas de nuestra América. Lima: Editora
Amauta, 1960.
Salazar B., Augusto. ¿Existe una filosofía de nuestra américa? México D.F.: Siglo XXI editores, 1996. (Primera edición: 1968)
Sánchez L., Alejandro. “El estallido de la verdad en américa latina” en Nómadas. Universidad Central. Bogotá, octubre de 2009. Pág. 48-61
Todorov, Tzvetan. Las malas causas y las malas razones en “Las
morales de la historia”. Barcelona: Paidós, 1993.
Zea, Leopoldo. La filosofía americana como filosofía sin más. México
D.F.: Siglo XXI editores, 1998. (Primera edición: 1969)
Webgrafia:
Pizarro M., David. “¿Existe filosofía en Latinoamérica? - Sobre la polémica Leopoldo Zea - Augusto Salazar Bondy” Publicado originalmente en el XI Congreso Nacional de Filosofía, El compromiso filosófico ante la época actual Organizado por la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, 2008, disponible en: http://pachasofia.blogspot.com/2008/03/existe-filosofa-en-latinoamrica-sobre.html
“América Latina: Filosofía y Colonialismo” en Filosofía aquí y ahora: Cuarta temporada. (video) Transmitido por Canal Encuentro: Argentina, 2011, disponible en: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/Programas/detallePrograma?rec_id=50205&capitulo_id=104210
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