NOVENA ALLA MADONNA DEL CARMINE
Carta fiesta Virgen del Carmen 2015 .............................................................................. 1
Da primero: Mara ejemplo de acogida .......................................................................... 4
Segundo da: Mara, esplndida en el servicio ................................................................ 5
Tercer da: Mara, Madre que nos viste con su Escapulario ........................................... 6
Da cuarto: Mara, mujer contemplativa .......................................................................... 8
Da quinto: Mara, Seora de la ofrenda ......................................................................... 9
Da sexto: Mara, infatigable buscadora de Dios........................................................... 11
Da sptimo: Mara, Virgen de la escucha ..................................................................... 12
Da octavo: Mara, al pie de la cruz ............................................................................... 13
Da noveno: Mara, hermana en la comunidad cristiana ............................................... 14
Carta fiesta Virgen del Carmen 2015
Queridos hermanos y hermanas de la familia carmelita:
Un ao ms, nos acercamos a la fiesta de Nuestra Madre del
Carmen y, con este motivo, quisiera dirigirme a todos vosotros
para, en primer lugar, desearos una feliz fiesta y tambin para
pediros que las novenas, las celebraciones, la liturgia y la
oracin de estos das nos ayuden a todos a revivir nuestro
carisma y hacerlo ms presente y ms vivo en nuestros
corazones. No cabe duda de que la dimensin mariana es uno
de los elementos constitutivos de la espiritualidad carmelita. Aun vivindolo con
formas y expresiones distintas, segn los diversos lugares del mundo y las diversas
culturas, es algo que nos une, nos caracteriza, nos distingue y, en definitiva, nos llena
de gozo. Por ello, como cada ao, os presento la Novena que prepara el P. Joseph
Hung Tran, O.Carm., basndose en textos de diversos carmelitas que amablemente
colaboran con nuestra pgina Web.
*****
Este ao quisiera mencionar brevemente cuatro temas que, en mayor o menor
medida, nos afectan como Orden y como familia religiosa y que podemos tener en
cuenta en nuestras celebraciones. En primer lugar, estamos celebrando el V
Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jess. En toda la Orden ha habido
diversas celebraciones, congresos, conferencias, publicaciones y todava quedan
algunos meses en los que hay programadas ms actividades de diverso tipo. Santa
Teresa es una figura seera de la historia del Carmelo y una de las cumbres de su
espiritualidad. Mujer, escritora, caminante, mstica y tantos aspectos ms, nos
invitan a volver a sus textos y a su ejemplo y a encontrar en ellos claves (inspiracin,
ejemplo, creatividad) para nuestra vida actual como carmelitas.
En no pocas ocasiones, Teresa muestra en sus escritos su devocin a la Virgen.
Ya de nia, en vila, se encomienda a la Virgen de la Caridad a la que pide que sea su
madre. En el Carmelo, la Santa recibi las tradiciones espirituales y la honda devocin
a la Virgen del Carmen, algo que la acompaara durante toda su vida. As, cuando
comienza a escribir el Camino de perfeccin, Teresa indica con humildad: Si algo
hubiere bueno, sea para gloria y honor de Dios y servicio de su sacratsima Madre,
Patrona y Seora nuestra, cuyo hbito yo tengo, aunque harto indigna de l
(Camino, Introduccin). Y, al final de su recorrido fundacional, Teresa exclama con
gozo: nos alegramos de poder en algo servir a nuestra Madre y Seora y Patrona
(Fundaciones 29,23).
Son textos que nos emocionan y nos invitan tambin a nosotros a servir a
nuestra Madre y Seora y Patrona que nos lleva al corazn del Evangelio y de la
vida cristiana. Que la Santa desde el cielo nos ayude a vivir con gozo y autenticidad
esa devocin y esa piedad mariana y carmelitana.
*****
En segundo lugar, es conveniente tener en cuenta que estamos celebrando el
ao dedicado en la Iglesia a la vida consagrada. Como sabis, el Papa Francisco
proclam este ao y nos invit a los religiosos a vivirlo como un tiempo de gracia, de
reflexin, de discernimiento, un tiempo, en definitiva, para renovar nuestra vida
consagrada con gozo, generosidad y creatividad. En principio, puede parecer que este
tema afecta solamente a los religiosos (frailes, monjas, religiosas de vida activa), pero,
como ha sealado el Papa en varias ocasiones, la vida consagrada no vive para s
misma, sino para la Iglesia entera. Por ello, ahora que nos disponemos a honrar a
Mara bajo la advocacin entraable del Carmelo, le pedimos a Ella que nos ayude a
renovar la vida consagrada y a renovarnos a cada uno de nosotros; que nos ayude a
poner nuestras vidas al servicio del Evangelio en comunin con toda la Iglesia.
*****
En tercer lugar, este ao se celebran los 750 aos de la muerte de San Simn
Stock. Ciertamente, la figura de Simn Stock se encuentra envuelta en las sombras der
la Edad Media, y los historiadores tienen en ella un buen material para estudiar y
discutir. Pero, segn la tradicin y sin entrar en polmicas, Simn muri en Burdeos el
16 de mayo de 1265. Por ello, en este ao recordaramos los 750 aos de su muerte.
La figura de Simn Stock est inseparablemente unida a la tradicin y a la piedad del
escapulario del Carmen y, por ello, no estar de ms recordar esta dimensin tan
central de nuestro carisma que nos une a Mara, Madre y Hermana de los carmelitas.
Ojal que sepamos -como hizo Simn Stock- dirigirnos a Mara en nuestros
momentos de tristeza y de desnimo, en nuestras angustias y decepciones, para que
ella, primera maestra y primera discpula del Seor, nos ayude a caminar como
discpulos y testigos de la Buena Noticia del Evangelio, especialmente junto a los ms
pobres y necesitados. El escapulario del Carmen, aun en su sencillez y humildad (o,
quizs, precisamente por ello) sigue siendo un recordatorio de nuestro compromiso
con los valores del Evangelio y una semilla de esperanza.
*****
Por ltimo, quisiera tambin compartir con vosotros que el pasado 23 de mayo
tuvo lugar en San Salvador la beatificacin de Monseor Oscar Arnulfo Romero,
Arzobispo de San Salvador, asesinado en marzo de 1980. El motivo de traer a Romero
a colacin es que, durante su ministerio episcopal, al menos en tres ocasiones, se
refiri con palabras muy hermosas a la Virgen del Carmen y a las celebraciones del 16
de julio. Como sabis Romero sola grabar sus homilas que eran emitidas por la radio
para que llegasen al mayor nmero de gente. En la fiesta del Carmen de 1976, 1977 y
1978, el Arzobispo alaba esta devocin y pide que se convierta en una plataforma de
evangelizacin y de liberacin. Con un estilo pastoral que nos recuerda mucho al
documento de Aparecida y tambin al Papa Francisco, Romero nos invita a descubrir
la fuerza evangelizadora que late tras la piedad popular que -aunque en ocasiones deba
ser purificada de ciertos riesgos como el sentimentalismo pasajero, el mero
exteriorismo folclrico o la falta de compromiso en la vida- supone una riqueza
enorme para toda la Iglesia. En esta piedad el pueblo sencillo encuentra en muchas
ocasiones la forma de expresar las grandes verdades de la fe, as como su esperanza y
su confianza en Dios a travs de la Virgen Mara. Romero, quien llevaba siempre el
escapulario al pecho, pide a la gente que lo lleve con todas las consecuencias, con
autenticidad cristiana, con sana devocin y cario filial por la Madre del Carmen.
Aunque no puedo detenerme en ello, me gustara compartir dos frases de
Romero que nos llenan de sano orgullo y nos invitan a seguir difundiendo
denodadamente esta devocin tan popular, tan hermosa y tan rica espiritual y
teolgicamente: No hay predicadora ms atrayente que la Virgen del Carmen en
medio de nuestro pueblo [1977]. Nuestro pueblo siente que Mara, bajo ese ttulo
del Carmen, es la gran misionera popular (). Unamos pues nuestra reflexin a este
cario del pueblo, de la vida religiosa y sacerdotal a Nuestra Seora del Carmen
[1978]. Poco tiempo despus, el Arzobispo era tiroteado mientras celebraba la
eucarista y caa muerto cerca de una imagen de la Virgen del Carmen en el
hospitalito.
Pues que Mara, Nuestra Madre y Hermana, nos siga acompaando y guiando
en este mundo complejo y fascinante en el que nos ha tocado vivir y nos ayude a
llevar a todos la Buena Noticia de la salvacin.
Felices Fiestas del Carmen y un fuerte abrazo!
Con afecto fraterno
Fernando Milln Romeral, O.Carm.
Prior General
Da primero: Mara ejemplo de acogida
En escucha de la Palabra: La Anunciacin (Lc 1, 26,3)
Al sexto mes envi Dios el ngel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
Jos, de la casa de David; el nombre de la virgen era Mara. Y,
entrando, le dijo: "Algrate, llena de gracia, el Seor est
contigo." Ella se conturb por estas palabras y se preguntaba qu
significara aquel saludo. El ngel le dijo: "No temas, Mara, porque has hallado
gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien
pondrs por nombre Jess. l ser grande, se le llamar Hijo del Altsimo y el Seor
Dios le dar el trono de David, su padre; reinar sobre la casa de Jacob por los siglos y
su reino no tendr fin." Mara respondi al ngel: "Cmo ser esto, puesto que no
conozco varn?" El ngel le respondi: "El Espritu Santo vendr sobre ti y el poder
del Altsimo te cubrir con su sombra; por eso el que ha de nacer ser santo y se le
llamar Hijo de Dios. Mira, tambin Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su
vejez y este es ya el sexto mes de la que se deca que era estril, porque no hay nada
imposible para Dios." Dijo Mara: "He aqu la esclava del Seor; hgase en m segn
tu palabra." Y el ngel, dejndola, se fue.
Reflexin: Los evangelios empiezan presentando a Mara como mujer que acoge el
proyecto de Dios: en disposicin de oracin. Ella escucha, medita, consiente y
responde que "s" a Dios que llama. En una palabra, acoge. Y esta acogida engendra
en ella la Vida. "La Palabra se hizo carne".
Oracin: Santa Mara, mujer que acoge, haznos tus imitadores e imitadoras, para que
podamos engendrar cada da a Jess, en cada situacin de nuestra vida.
Santa Mara, mujer que acoge, ensanos a meditar la Palabra de Dios como t lo
hacas, para que en cada momento de nuestra vida sepamos acogerla y nos dejemos
guiar por ella.
Santa Mara, Flor del Carmelo, escucha nuestra oracin.
Me comprometo a leer una pgina del Evangelio y a reflexionar sobre ella para
tratar de descubrir lo que Dios quiere de m en mi vida de cada da.
Flor del Carmelo
Via florida
Esplendor del cielo
Virgen fecunda singular.
Madre tierna
Intacta de hombre
A los carmelitas
Proteja tu nombre
Estrella del mar!
Segundo da: Mara, esplndida en el servicio
En escucha de la Palabra: La Visitacin (Lc 1, 39-45)
En aquellos das, se puso en camino Mara y se fue con prontitud a la regin
montaosa, a una ciudad de Jud; entr en casa de Zacaras y salud a Isabel. En
cuanto oy Isabel el saludo de Mara, salt de gozo el nio en su seno, Isabel qued
llena de Espritu Santo y exclam a gritos: "Bendita t entre las mujeres y bendito el
fruto de tu seno; y de dnde a m que venga a verme la madre de mi Seor? Porque
apenas lleg a mis odos la voz de tu saludo, salt de gozo el nio en mi seno. Feliz la
que ha credo que se cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte del Seor!"
Reflexin: Tan pronto como recibe el anuncio del ngel, la Madre del Seor se pone
en camino para saludar y ayudar a su prima Isabel, anciana, que espera un nio. El
Evangelio nos dice que ella camina de prisa, para ponerse al servicio del que tiene
necesidad. La Virgen no se enorgullece (no se le sube el anuncio a la cabeza) porque
en Ella se cumplir la esperanza de Israel, sino que, en la ms grande humildad,
marcha a prestar un servicio en las pequeas y sencillas tareas del hogar.
Oracin: Madre Mara, experta en el servicio, aydanos a comprender que siendo
siervos los unos de los otros es como podemos ser verdaderos discpulos de tu Hijo.
Madre Mara, experta en el servicio, haznos capaces de estar siempre disponibles
hacia aqullos que cada da encontramos en nuestro camino.
Madre Mara, Via florida, aydanos a adelantarnos con gestos de mutua caridad.
Me comprometo a prestar ayuda a las personas que estn prximas a m. Y, con el
fin de imitar a la Virgen, tratar de ser ms servicial con aquellas personas que me
parecen que me son menos simpticas.
Flor del Carmelo
Via florida
Esplendor del cielo
Virgen fecunda singular.
Madre tierna
Intacta de hombre
A los carmelitas
Proteja tu nombre
Estrella del mar!
Tercer da: Mara, Madre que nos viste con su Escapulario
En escucha de la Palabra: El Nacimiento (Lc 2, 1-20)
Por aquellos das sali un edicto de Csar Augusto ordenando que se empadronase
todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria
Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subi tambin Jos desde
Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Beln,
por ser l de la casa y familia de David, para empadronarse con Mara, su esposa, que
estaba encinta. Mientras estaban all, se le cumplieron los das del alumbramiento y
dio a luz a su hijo primognito, lo envolvi en paales y lo acost en un pesebre,
porque no tenan sitio en el albergue.
Haba en la misma comarca unos pastores, que dorman al raso y vigilaban por turno
durante la noche su rebao. Se les present el ngel del Seor, la gloria del Seor los
envolvi en su luz y se llenaron de temor. El ngel les dijo: "No temis, pues os
anuncio una gran alegra, que lo ser para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Seor; y esto os servir de seal:
encontraris un nio envuelto en paales y acostado en un pesebre." Y de pronto se
junt con el ngel una multitud del ejrcito celestial que alababa a Dios diciendo:
"Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes l se
complace."
Cuando los ngeles, dejndoles, se fueron al cielo, los pastores se decan unos a otros:
"Vamos a Beln a ver lo que ha sucedido y el Seor nos ha manifestado." Fueron a
toda prisa y encontraron a Mara y a Jos, y al nio acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les haban dicho acerca de aquel nio; y todos los que lo oyeron se
maravillaban de lo que los pastores les decan. Mara, por su parte, guardaba todas
estas cosas y las meditaba en su corazn. Los pastores se volvieron glorificando y
alabando a Dios por todo lo que haban odo y visto, tal como se les haba dicho.
Reflexin: El evangelista Lucas nos transmite el gesto carioso y materno de Mara
que envuelve en paales al pequeo Jess. Un gesto que toda Madre ha hecho, en
seal de proteccin y de cuidado. Tambin nosotros somos revestidos con el vestido
de Mara, nuestra Madre y Hermana: a travs del Escapulario Ella cuida de nosotros y
nos protege. Nos envuelve con su manto para hacernos crecer fuertes y robustos en la
escuela de su Hijo.
Oracin: Virgen Madre, que envolviste en paales a tu Hijo Jess, ensanos a ser
siempre pequeos para nos dejemos "llevar en brazos" del buen Dios.
Virgen Madre, que envolviste en paales a tu Jess, aydanos a revestirnos de tu Hijo,
para que seamos cada da signo del amor de Dios.
Virgen Mara, Esplendor del Cielo, cobjanos a todos bajo tu manto.
Me comprometo a revestirme del Escapulario para testimoniar tambin
externamente mi amor a Jess y a Mara. Sobre todo quiero que el Escapulario me
recuerde el vivir cada da en la escuela de Jess, a ejemplo de Mara.
Flor del Carmelo
Via florida
Esplendor del cielo
Virgen fecunda singular.
Madre tierna
Intacta de hombre
A los carmelitas
Proteja tu nombre
Estrella del mar!
Da cuarto: Mara, mujer contemplativa
En escucha de la Palabra: La visita de los magos (Mt 2, 1-12)
Nacido Jess en Beln de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venan
del Oriente se presentaron en Jerusaln, diciendo: "Dnde est el rey de los judos
que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle." Al
orlo el rey Herodes se sobresalt y con l toda Jerusaln. Convocando a todos los
sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntaba dnde haba de nacer el Cristo.
Ellos le dijeron: "En Beln de Judea, porque as est escrito por el profeta: Y t,
Beln, tierra de Jud, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Jud;
porque de ti saldr un caudillo que apacentar a mi pueblo Israel."
Entonces Herodes llam aparte a los magos y por sus datos precis el tiempo de la
aparicin de la estrella. Despus, envindolos a Beln, les dijo: "Id e indagad
cuidadosamente sobre ese nio; y cuando le encontris, comunicdmelo, para ir
tambin yo a adorarle." Ellos, despus de or al rey, se pusieron en camino, y he aqu
que la estrella que haban visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que lleg y se
detuvo encima del lugar donde estaba el nio. Al ver la estrella se llenaron de inmensa
alegra. Entraron en la casa; vieron al nio con Mara su madre y, postrndose, le
adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y,
avisados en sueos que no volvieran a Herodes, se retiraron a su pas por otro camino.
Reflexin: Qu pensaran Jos y Mara viendo delante a estos hombres misteriosos
que vienen de lejos para ver a Jess? Sin embargo el Hijo de Dios se ha hecho hombre
para todos, tambin para estos "lejanos". Mara lo entiende enseguida y tambin les
muestra Jess a ellos. Mara es la verdadera contemplativa, a saber, la que sabe ver la
realidad con los ojos de Dios. Y nosotros? Somos contemplativos? Conseguimos
ver la realidad como Dios la ve? Somos capaces de dar Jess a las personas que
encontramos, sean conocidas o no, connacionales o extranjeras, ricos o pobres?
Oracin: Beata Mara, mujer contemplativa, ensanos a conservar en nuestro
corazn las situaciones de cada da para despus empearnos en verlas con los ojos de
Dios.
Beata Mara, mujer contemplativa, ensanos a ver en aqullos que encontramos el
rostro de tu Hijo y a no hacer ningn tipo de discriminacin
Beata Mara, Virgen fecunda singular, condcenos a todos a Jess.
Me comprometo a no juzgar a las personas que encuentro durante el da, sino a ver
en cada una el rostro del Seor.
Flor del Carmelo
Via florida
Esplendor del cielo
Virgen fecunda singular.
Madre tierna
Intacta de hombre
A los carmelitas
Proteja tu nombre
Estrella del mar!
Da quinto: Mara, Seora de la ofrenda
En escucha de la Palabra: La presentacin en el templo
(Lc 2, 22-32)
Cuando se cumplieron los das en que deban purificarse, segn la Ley de Moiss,
llevaron a Jess a Jerusaln para presentarle al Seor, como est escrito en la Ley del
Seor: Todo varn primognito ser consagrado al Seor y para ofrecer en sacrificio
un par de trtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Seor.
Viva entonces en Jerusaln un hombre llamado Simen. Era un hombre justo y
piadoso, y esperaba la consolacin de Israel; y estaba en l el Espritu Santo.
El Espritu Santo le haba revelado que no vera la muerte antes de haber visto al
Cristo del Seor. Movido por el Espritu, vino al Templo; y cuando los padres
introdujeron al nio Jess, para cumplir lo que la Ley prescriba sobre l, le tom en
brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Seor, puedes, segn tu palabra, dejar que
tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvacin, la que has preparado
a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo
Israel."
Reflexin: Probemos a ser espectadores de este episodio: Mara, Jos y Jess, una
familia, que se dirige al templo para ofrecer el nio al Seor. Si queremos traducirlo
en trminos de nuestra cultura es algo como cuando la familia se prepara para llevar el
nio al bautizo. Nos habr sucedido muchas veces el tener que asistir a esta fiesta.
Tratemos, sin embargo, de escudriar el corazn de la Madre: ella ofrece a Dios con
todo el corazn el Nio que ha nacido de Ella. Somos capaces de imitarla en nuestra
vida de cada da?
Oracin: Hija de Sin, Seora de la ofrenda, purifica nuestro corazn para que pueda
pertenecer por completo a Jess.
Hija de Sin, Seora de la ofrenda, libera nuestros corazones, para que sin miedo
puedan ser slo de Su propiedad.
Hija de Sin, Madre tierna, haz nuestro corazn semejante al tuyo.
Me comprometo a despojarme de algo a lo que estoy muy ligado para donarlo a la
persona que me es particularmente antiptica, con el fin de imitar a la Madre del Seor
que ha ofrecido su Hijo con corazn puro.
Flor del Carmelo
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Virgen fecunda singular.
Madre tierna
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A los carmelitas
Proteja tu nombre
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Da sexto: Mara, infatigable buscadora de Dios
En escucha de la Palabra: El encuentro en el templo (Lc 2,
41-50)
Sus padres iban todos los aos a Jerusaln a la fiesta de la Pascua.
Cuando cumpli los doce aos, subieron como de costumbre a la fiesta. Al volverse
ellos pasados los das, el nio Jess se qued en Jerusaln, sin saberlo sus padres.
Creyendo que estara en la caravana, hicieron un da de camino, y le buscaban entre
los parientes y conocidos; pero, al no encontrarle, se volvieron a Jerusaln en su
busca.
Al cabo de tres das le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros,
escuchndoles y hacindoles preguntas; todos los que le oan, estaban estupefactos por
su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron quedaron sorprendidos y su madre
le dijo: "Hijo, por qu nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te
andbamos buscando." l les dijo: "Y por qu me buscabais? No sabais que yo
deba estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les
dio.
Reflexin: Mara y Jos estn angustiados por la prdida de su Hijo Jess. Se ponen
en camino para buscarlo y lo encuentran despus de tres das. Tambin en nuestra
vida, Jess parece que se esconde y nos deja solos. Y qu hacemos nosotros? Nos
desesperamos? Nos volvemos hacia otros bienes? O nos ponemos en camino para
encontrar a Jess y no perderlo jams? Mara y Jos nos ensean a ser buscadores de
Dios, porque nos ha hecho para l y nuestro corazn est inquieto hasta que repose en
l. (S. Agustn)
Oracin: Dulce Mara, infatigable buscadora de Dios, dadnos la misma fuerza que
T has tenido para buscar a tu Jess, que se haba perdido en el templo.
Dulce Mara, infatigable buscadora de Dios, gua nuestros pasos para que en el
camino de la vida podamos siempre seguir a Jess, faro que ilumina.
Dulce Mara, Madre pura, s T nuestra compaera en nuestro caminar hacia Jess.
Me comprometo a orar ms en los momentos en los que me parece que Jess me
haya abandonado.
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Virgen fecunda singular.
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Da sptimo: Mara, Virgen de la escucha
En escucha de la Palabra: Dichosos los pechos que te
amamantaron (Lc 11, 27-28)
Estaba l diciendo estas cosas cuando alz la voz una mujer de
entre la gente y dijo: "Dichoso el seno que te llev y los pechos
que te criaron!" Pero l dijo: "Dichosos ms bien los que escuchan la palabra de Dios
y la guardan."
Reflexin: Puede parecer que Jess no d importancia al papel de Mara, prefiriendo
a sus discpulos. Sin embargo, si leemos bien el texto, notamos que Jess elogia a su
Madre. Ella es la mujer que escucha la Palabra de Dios y la pone en prctica en cada
momento. Es una discpula atenta, que guarda en su corazn las palabras del Hijo y
da a da la pone en prctica. Ella nos indica el camino para que tambin nosotros
hagamos lo mismo, si queremos ser sus verdaderos devotos.
Oracin: Madre Hermosa, Virgen de la escucha, abre nuestro corazn para que
sepamos escuchar las palabras de tu Hijo.
Madre Hermosa, Virgen de la escucha, abre nuestro corazn y nuestra inteligencia
para que sepamos escuchar las palabras de tu Hijo y las pongamos en prctica.
Madre Hermosa, pura de corazn, haznos fuertes en nuestros propsitos.
Me comprometo a escuchar la Palabra de Dios con mucha atencin, cuando se
proclama en la iglesia. Me comprometo tambin a escuchar a Dios que me habla a
travs de las personas que encuentro en el transcurso del da.
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Da octavo: Mara, al pie de la cruz
En escucha de la Palabra: Al pie de la cruz (Jn 19, 25-27)
Junto a la cruz de Jess estaban su madre y la hermana de su
madre, Mara, mujer de Clops, y Mara Magdalena. Jess, viendo
a su madre y junto a ella al discpulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ah
tienes a tu hijo." Luego dice al discpulo: "Ah tienes a tu madre." Y desde aquella
hora el discpulo la acogi en su casa.
Reflexin: Juan nos dice que junto a la cruz estaban Mara y Juan. Mara -la Madre-,
Juan -el predilecto-. La Virgen Madre est en pi junto a la cruz: da fuerza a su Hijo
para que llegue a la ltima hora. Este pasaje bblico - muy grato al corazn de todo
carmelita - nos ensea que en el momento del dolor no estamos solos. Mara y Jess,
estn con nosotros. Y nos recuerda que el Seor, muriendo, nos ha hecho donacin de
su Madre como un precioso bien. Con nuestra vida, tratemos de ser agradecidos.
Oracin: Mara, Madre al pie de la cruz, qudate junto a nosotros en nuestras cruces
cotidianas para que, como T, sepamos estar en pie para aceptar y ofrecer nuestro
dolor.
Mara, Madre junto a la cruz, abre nuestro corazn para que sepamos acogerte en todo
momento el don que Jess nos ha hecho al morir.
Mara, Madre que protege a todos sus hijos, s nuestra gua en la vida cotidiana.
Me comprometo a acercarme a cualquier persona que sufre, fsica o espiritualmente.
Flor del Carmelo
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Virgen fecunda singular.
Madre tierna
Intacta de hombre
A los carmelitas
Proteja tu nombre
Estrella del mar!
Da noveno: Mara, hermana en la comunidad
cristiana
En escucha de la Palabra: Con Mara la madre de Jess
(At 1, 12-14)
Entonces se volvieron a Jerusaln desde el monte llamado de los
Olivos, que est prximo a Jerusaln la distancia de un camino sabtico. Y cuando
llegaron, subieron a la estancia superior, donde vivan, Pedro y Juan, Santiago y
Andrs, Felipe y Toms, Bartolom y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simn el Zelota y
Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oracin, con un mismo espritu, en
compaa de algunas mujeres y de Mara la madre de Jess y de sus hermanos.
Reflexin: Jess ha subido al cielo y la primera comunidad cristiana se encuentra
reunida para orar. Con ella est tambin la Virgen Mara, como Madre y Hermana.
Tambin en nuestras asambleas, Mara ora con nosotros. Actuemos de manera que
nuestra participacin en el misterio eucarstico sea una participacin alegre y llena de
vida. Con nosotros est Jess. Con nosotros est Mara, su Madre y la nuestra.
Oracin: Santa Mara, hermana en la comunidad cristiana, s t tambin nuestra
Hermana en nuestra vida y en nuestra oracin.
Santa Mara, hermana en nuestra comunidad, sintate junto a nosotros y reza con
nosotros para que nuestra oracin sea segn el corazn de tu Hijo.
Mara, Estrella del Mar, Madre y hermana en el Carmelo, acgenos a todos bajo tu
manto.
Me comprometo a contribuir en la animacin de la celebracin eucarstica
dominical de mi parroquia, para que sea un verdadero momento de gozo y de oracin
fraterna.
Flor del Carmelo
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