ensentidofigurado
CONSEJO EDITORIAL
Editores
José Antonio Álvarez Di Stasio
Inmaculada Barranco
Juan Barroso
José Antonio Durand
Ángel González González
José Gutiérrez-Llama
Pedro Herrero
Carlos Hidalgo Villalba
Elisa Luengo
Emilia Oliva
Cony Pedraza
Juan Pablo Varela
Asistencia Editorial
Víctor Cáceres A.
PORTADA
“Sin título”
Ángel GONZÁLEZ G.
España
EDITADA EN
Alemania - Andorra
Argentina - España
EEUU - Francia
México - Puerto Rico -
Uruguay
Contenido
1.- Especiales 11.- Introducción – José GUTIÉRREZ-LLAMA (5) 12.- Entrevista a Alejandra Méndez Bujonok – Rolando REVA- GLIATTI (7) 13.- Selección de poemas – Alejandra MÉNDEZ BUJONOK (24) 14.- Conversación con Natalia González Amorín – José GUTIÉRREZ- LLAMA (28) 15.- Selección de textos – Natalia GONZÁLEZ AMORÍN (40) 16.- Un proyecto de arte integrado: “Libro a caballete” – Lucía BORSANI (49) 17.- “Haiku Do”: En la ruta de la poesía breve – Lil María HERRERA, Sonia EHLERS, Aura América GONZÁLEZ y Danae BRUGIATI (58)
2.- En pocas palabras 21.- Holmes cae de cabeza – Sylvia MOLINA (63) 22.- Miradas como agua – José Darío CARRILLO MUÑOZ (66)
3.- Entre cuentos 31.- Especial de Enrique Umbre Cardilane – Cony PEDRAZA (67) 32.- Mi noche triste – Enrique UMBRE CARDILANE (68) 33.- Para matar el tiempo – Enrique UMBRE CARDILANE (70) 34.- Renuncia dudosa – Enrique UMBRE CARDILANE (72) 34.
4.- Entre ensayos y tanteos 41.- Confesiones de indecisos – Brenda Lucía BÁSCONES CORNEJO (76) 42.- El otro “yo” de Oscar Wilde – Ariel Víctor LOWENSTEIN (81)
5
63
67
76
ensentidofigurado
EN SENTIDO FIGURADO
Año 11 Número 6
Septiembre/Octubre
2018
Es una publicación de:
José Gutiérrez-Llama
Es una revista literaria de
publicación bimestral de
difusión vía red de cómputo.
Blvd. Adolfo López Mateos
314, Colonia Tlacopac.
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2011–082909412300-
203. ISSN: 2007-0071. Esta
publicación se terminó de
editar el 15 de octubre de
2018.
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5.- Palabra en verso 51.- Introducción – Ángel GONZÁLEZ GONZÁLEZ (86) 52.- Esperanza verde – Rafael DURÁN IZQUIERDO (87) 53.- El amor del otro lado – Enrique Gabriel ARMELO FIGUEREDO (88) 54.- Legado – Liliana FASSI (90) 55.- Últimas musas – Lucía BORSANI GARCÍA (92) 56.- Traicionera – Reinier DEL PINO CEJAS (93)
6.- Academia Literaria de la Ciudad de México 61.- La bolsa – Jorge QUINTANAR (95)
62.- La cornada – Nicolás FUENTES† (98) 63.- El asuntito aquel – Isaías ESPINOSA (104) 64.- El guerrillero – José Antonio DURAND (109)
7.- Desde el taller 71.- El Taller (Presentación) – Andrés GONZÁLEZ (112)
72.- El país del extraño dialecto – Luis Enrique DURANTE (114) 73.- Selección de textos – Dolores “Loli” MEIJUEIRO (119) 74.- Selección de textos – Alicia REBOLLO (122)
8.- Entremés 81.- Cine desde el diván – Carlos HIDALGO VILLALBA (124)
9.- Galerías 91.- Poesía Visual – Angel GONZÁLEZ GONZÁLEZ - Muestra de toni prat (128)
86
95
112
124
128
GRACIAS POR COMPARTIR ESTOS AÑOS
DIRECTORIO
Editor Responsable: José Gutiérrez-Llama
Suscripciones:
PARA ENVIAR COLABORACIONES
Micros: Pedro Herrero
Inmaculada Barranco
Cuentos: Cony Pedraza
Ensayos: Judy García Allende
Juan Pablo Varela
Poesía: Emilia Oliva
Ángel González.
Letras pequeñas: Judy Garcia Allende
Academia Lit. CDMX: José Antonio Durand
Traducciones: Elisa Luengo
Fotografía: Ángel González González.
Ilustraciones: Ángel González González
Video: José Gutiérrez-Llama
Artes plásticas/audio: ESF
BLOG
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 5
josé gutiérrez-llama
INTRODUCCIÓN
«Se fortificaron en un lugar en que había de todo,
menos agua»
–Jorge Ibargüengoitia–
En este número que cierra un ciclo más, volvemos a la normalidad
en cuanto a la disposición de nuestras secciones.
Adicionalmente a esto, damos la bienvenida oficial a nuestro querido
amigo, Juan Pablo Varela, como nuevo editor de nuestra sección de
ensayos. Juan Pablo ha acompañado este proyecto poco más de 9
años, fungiendo como asistente editorial. Si bien cuenta con una
licenciatura en Relaciones Internacionales y un par de “masters” en
Finanzas y Contabilidad, su marcado perfil “tecnócrata” no le impide
ser un filósofo humanista de buena cepa, un lector voraz del género
ensayístico y un gran amante de la buena literatura. Desde el retiro
(esperamos temporal) de nuestra apreciada amiga, Judy García
Allende por razones de tipo personal, hace varios números, Juan
Pablo ha desempeñado la labor que ahora oficializamos de forma
impecable, por lo que no hay duda en cuanto a su capacidad para
conducir dicha sección como lo ha venido haciendo hasta ahora.
¡Bienvenido compañero!
Y ahora a los especiales…
Esta vez los especiales tienen el claro aroma del sur del continente
americano. El sabor nostálgico de esas maravillosas tierras se
conjuga de excelente forma con la literatura contemporánea de tres
6 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
muy jóvenes y no menos talentosas exponentes. Y aquí hago una
pausa para añadir, con base en el género de nuestras invitadas, que
el toque femenino brinda la sazón perfecta.
Comenzamos con la entrañable entrevista que nos envía nuestro
amigo y prácticamente compañero de proyecto, Rolando Revagliatti.
Esta vez, a la reconocida escritora, Alejandra Méndez Bujonok,
misma que se acompaña de varios poemas que la propia Alejandra
ha seleccionado para esta ocasión.
Seguimos con la deliciosa y muy inteligente conversación (por parte
de ella, desde luego) que sostuve con la muy aguda escritora
montevideana, Natalia González Amorín. Como remate a su lucidez,
Natalia nos obsequia algunos de sus textos.
Finalizamos los especiales con la crónica que nos regala, desde
Paysandú, Uruguay, la distinguida escritora, Lucía Borsani, acerca del
proyecto de arte integrado “Libro a caballete”, que en conjunto con
su marido, el estupendo artista plástico, Víctor Fernando Irecio, han
montado recientemente en esa ciudad.
Hasta aquí lo especiales lucen exquisitos y para “poner la cereza al
pastel”, una reseña sobre el libro “Haiku Do”, de Lil María Herrera,
Sonia Ehlers, Aura América González y Danae Brugiati, que retoman
este género ancestral y, hacia el final del número recuperamos,
aunque sea breve y momentáneamente, como un recuerdo fugaz,
algo de Poesía Visual, gracias a la generosidad de Toni Prat Oriols,
quien comparte cuatro de sus últimas creaciones.
Sí, nostalgia y presente se encuentran y maravillan…
José Gutiérrez-Llama
Editor
PD.- Nuestras más sinceras condolencias por el lamentable deceso de
la escritora uruguaya, Martha Rodríguez (qepd).
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 7
ENTREVISTA
A ALEJANDRA
MÉNDEZ
BUJONOK
Rolando
REVAGLIATTI
Argentina 2018
“La voces de mis amigos de la infancia aún me vienen,
como dictándome poemas”
Alejandra Méndez Bujonok nació el 3 de enero de 1979
en la ciudad de San Cristóbal, provincia de Santa Fe, la
Argentina, y reside en la ciudad de Rosario, en la misma
provincia. Ha sido difundido su quehacer en medios
electrónicos y en soporte papel, en programas radiales y
televisivos. Integra, entre otras, las antologías “Poesía y
narrativa actual” (2005), “Cuentos de contadores, un viaje al
fondo del océano” (2005), “Fin zona urbana” (2010), “20
años: XX Festival Internacional de Poesía de Rosario” (2012),
“Sumergible II” (2013), “Abat-jour. Antología poético-
nocturna” (2014), “La juntada” (2015), “Corte al bies” (2016),
“Treinta y tantos” (en revista “Luvina” nº 85, Universidad de
Guadalajara, México, 2016), “Antología federal de poesía”
(2017), “Francotrinadores santafesinos” (2017). Poemario
publicado: “Tarde abedul” (1ª edición en 2013 y 2ª edición
en 2015).
8 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
1.- Me informé: así que nacida en la originariamente
(1881) Colonia San Cristóbal.
AMB.- Sí, también conocida como “la puerta del norte
santafesino”. Mis abuelos paternos formaron parte de esa
interesante y dura historia de la zona, porque trabajaron
en La Forestal, cuyo casco central se encontraba en la
Estancia San Cristóbal, que luego fue vendida a don
Cristóbal Murrieta. Allí se conocieron y se casaron. Mi
bisabuelo, José Laborde, fue el primer cartero de aquellos
lugares; de hecho, figura su nombre en el único libro que
existe de la historia oficial de San Cristóbal: su autor es
Osvaldo Giussani.
Nací un viernes a la noche. Mis padres, Emilia y Luciano,
nacieron en el campo; él, en Aguará Grande, y ella, en la
Colonia de Santa Elena; mi madre fue maestra, mi padre,
colectivero. Tengo dos hermanos, Roberto, el mayor y
Verónica, la menor.
Mi madre es una gran lectora y me permitió los primeros
acercamientos a la biblioteca. Casi todos en mi familia se
inclinaban al arte. Recuerdo a un tío abuelo que se llamaba
Bautista tocando el acordeón en las fiestas; o a mi padre
recitando algún verso de Argentino Luna en los fogones
que se armaban: “El Malevo”, por ejemplo, lo sé de
memoria, aún lo escucho en su voz. Y al final de su
existencia, mi padre nos dejó su autobiografía que llamó
“Reflejos de mi vida” y que tuve el honor de corregir. Ahora
entiendo que era natural la circulación de la palabra
artística, que mi relación con la poesía se dio también así,
de manera natural.
Me crie en una ciudad pequeña, donde se podría decir que
nos conocíamos todos o casi todos, con lo bueno y lo
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 9
malo que esto tiene. Hay algo de verdad en eso de “pueblo
chico, infierno grande”, aunque también hay un cielo
enorme y mucho verde, que hace que el espíritu de una
niña de pueblo, sea diferente, sea amplio y simple. Mis
amigos de la infancia siguen siendo mis amigos, aquellos
mismos niños con los que enfrentábamos el temor desde
el jardín de infantes hasta la osadía o las locuras de
juventud.
Evoco a las bestias de hierro, durmiendo en las vías, donde
jugábamos en sus lomos, en sus adentros, en las largas
siestas. Siendo el mismo lugar en que luego nos reuníamos
para escuchar bandas de rock. Los trenes: un elemento
importante de mi poesía.
Fui una niña curiosa y mis padres me apoyaban siempre,
en cada desafío que emprendía: bailé folclore, estudié
guitarra y canto. También fui a cerámica y formaba parte
del club de niños pintores. Pero padecí una infancia
asmática, de internaciones y temporadas de encierro por
mi enfermedad: eso desarrolló más aún el interés por las
lecturas.
Siempre conservé una inclinación, se podría decir,
melancólica, de una pasividad notoria, quizá por el asma,
donde alimentaba la contemplación; me recuerdo sentada
en la vereda, mirando las estrellas, imaginando seres de
otros planetas, mientras mis amiguitos del barrio jugaban
a las escondidas o a la mancha. A veces pensaba en ellos y
sus mundos, trataba de ver más allá, de comprender sus
comportamientos. Sus voces aún me vienen, como
dictándome poemas.
Mis roles en los juegos eran bastantes específicos: ideaba
el escenario para jugar a la casa, o a las maestras, dirigía
10 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
los concursos de baile, presentaba a los cantantes,
organizaba la comparsa del barrio y la radio. Hasta
habíamos armado una orquesta desastrosa que impedía la
siesta de los mayores. Coordinaba lo que sucedería,
digamos. Les daba a cada uno su papel, sin ser la líder, era
naturalmente lo que me salía bien. Es evidente que puede
ser un precedente a mis trabajos de gestión, organizadora
de eventos y de producción artística.
Los hechos que me marcaron siguen siendo fuente de
inspiración para crear, para sacar de ellos lo que se pueda,
desde las discusiones de mis padres hasta los accidentes
que la vida va poniendo ante los ojos. Un momento
doloroso fue uno en donde a mi hermana casi la mata el
perro de un vecino, un dogo. De ahí surge “Cicatriz”
(poema de mi libro publicado).
Sin dudas, los temores tempranos, las muertes tempranas,
calan hondo en cada uno de nosotros. Las muertes de mis
abuelas fueron muy significativas. Cuando murió Teresa, mi
abuela paterna, yo tenía doce años; tuve la necesidad de
escribir una poesía en que la despedía y dejársela en el
ataúd; eso fue muy comentado por familiares y amigos,
tanto en relación a mi actitud como al escrito. Hay en
“Tarde abedul” una poesía que se llama “Caracola”, que la
invoca a ella, nuevamente.
Cuando murió Rosa, mi abuela materna, yo tenía veintiséis
años; con ese desgarro que trae la pérdida, escribí
“Mamoushka” y tiempo después apareció “Aljibe”, otra
poesía que de alguna forma la recuerda.
También han muerto algunos amigos, muy jóvenes. Entre
lágrimas escribí, a mis dieciocho años, una poesía dedicada
a Sebastián, quien se había suicidado. O el poema en el
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 11
que aparece la noche trágica donde muere otro amigo
(“patito”, le decíamos) en un accidente. Y luego, en el 2012,
la muerte de mi padre, a mis treinta y tres años. Recién
ahora pude escribirlo, hay algo del orden de una voz que
está apareciendo a modo de charlas, voces masculinas y
cercanas a lo que fue la vida de mi padre, se me imponen y
yo las sigo. Es uno de los poemarios que sacaré
próximamente: “Charlas con Cuchúa”. Tengo tres libros
inéditos, anteriores a este trabajo, que ya veremos, están
esperando.
2.- ¿Y cómo se fue constituyendo la Alejandra lectora?
AMB.- De a poco, casi azarosamente, como suceden las
cosas que nos van formando. Cada libro que terminamos
son constelaciones futuras, puertas de entradas a nuevos
mundos. He leído “La Biblia” ilustrada para niños, por
ejemplo, o la colección de la revista “Anteojito” de los
clásicos de la literatura universal: “La Ilíada”, “El Quijote de
la Mancha”, Antonio Machado, José Martí. Aquellos
universos a los que volví una y otra vez con diferentes
lecturas. En la adolescencia circulé por los surrealistas, que
me dejaban alucinada: Guillaume Apollinaire, Paul Eluard,
André Breton, Antonin Artaud, los argentinos Oliverio
Girondo, Alejandra Pizarnik, Enrique Molina. Después por
la literatura italiana de posguerra, como Giuseppe
Ungaretti, Salvatore Quasimodo y Eugenio Montale. O el
neorrealismo italiano con Cesare Pavese o Italo Calvino.
También me acerqué al simbolismo con el gran Charles
Baudelaire, o Stéphane Mallarmé, Arthur Rimbaud, Paul
Verlaine. Hasta que llegó el tiempo de la vanguardia
latinoamericana con César Vallejo a la cabeza o Vicente
Huidobro, luego. Es como que una o un poeta va llamando
al otro, otra y así. Violeta Parra, Gabriela Mistral, Alfonsina
Storni (me retrotraigo al recreo del colegio secundario,
12 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
leyéndolas. La bibliotecaria de la escuela era la escritora
Nilda Moráz; ella notó mi interés, me ayudó en la
búsqueda, me animó. Le estaré eternamente agradecida.)
Hasta que los poetas de nuestro litoral, como Juan L Ortiz,
Beatriz Vallejos, Francisco Madariaga, Estela Figueroa, Aldo
Oliva, terminaron de constituir mi identidad poética.
Creo que además, mi sangre, mezcla de polacos, rusos,
franceses y españoles, me ha permitido una amplitud de
registros de lecturas y de intereses. También me ha instado
a estudiar e intentar traducir a escritores como Joseph
Brodsky, Wislawa Szymborska o Czeslaw Milosz. Como
lectores nos vamos constituyendo permanentemente,
siempre hay algo por descubrir, algo que nos está
esperando y que al conocerlo, nos hará diferentes.
3.- Leés de todo.
AMB.- Todo lo que puedo. Amo la filosofía y la historia. El
género epistolar, las biografías y los diarios íntimos. Las
revistas que me interesan, las colecciono; por ejemplo:
“Sudestada”, “La Guacha”, “La Buhardilla”, “Diario de
Poesía”, los suplementos de cultura de algunos periódicos,
en fin, que también los guardo, me sirven como materiales
de estudio para mis talleres literarios.
Me entusiasman los poetas contemporáneos, porque
además, no en todos los casos, pero en su mayoría, hay un
plus que es el de conocerlos, escuchar su voz y si el
cosmos acompaña, conversar, tomar vino con ellos. Eso es
lo más cercano al paraíso para mí (un paraíso borgeano,
claro). Desde los más próximos, con los que comparto más
el día a día, como Sonia Scarabelli, Vicky Lovell, Marta Ortíz
o Leandro Llull, hasta aquellos compañeros estimados pero
que viven más lejos, con los que intercambiamos correo;
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 13
hoy la tecnología nos da esa posibilidad. Me estimulan los
diálogos literarios con Franco Rivero, por ejemplo, o los
audios de WhatsApp con amigos del exterior: como
Gerardo Grande. Se aprende mucho, el intercambio, sea de
la forma que sea, es un gran maestro. También me gusta
hablar por teléfono fijo, con aquellos más renegados de la
tecno y recibir aún por correo postal, los libros y las cartas
de los poetas más románticos. Eso es muy bello.
Vine a estudiar Psicología a Rosario en 1997 y entendí que
éste sería mi lugar en el mundo, así que me quedé. A causa
de esta carrera, creo que tengo una marcada inclinación de
escucha psicoanalítica, aunque me he dado cuenta que esa
agudeza de oído metafórico, viene de mucho antes, de la
infancia. En lo que contribuyó mi paso por la facultad fue a
aumentar la precisión y, claro, el bagaje de lecturas de
cultura general, que despiertan para siempre, la curiosidad
intelectual.
4.- Tu lugar en el mundo: rosarina, entonces, por
adopción.
AMB.- Lo que me hace verla siempre con ojos de viajera,
pero no con los de ciertos turistas, de esos pasatistas, sino
de aquellos viajeros comprometidos y siempre atentos. A
veces, necesito extrañarla un poco, así que me alejo unos
días, viajo a otros destinos, para volver al encuentro cual
amante fiel.
Convivo con mi pareja, Gabriel, quien también escribe y es
fotógrafo, y con mis perritos salchichas, Frida y León.
Escribo desde los doce años y desde muy joven empecé a
organizar diferentes encuentros en relación a lo literario en
Rosario, donde encontré los espacios propicios para
14 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
desarrollarme. Gracias al poeta Hugo Diz coordiné por
primera vez un ciclo de lecturas: “Poesía en los Bares”,
auspiciado por la Secretaría de Cultura y Educación de la
ciudad de Rosario. Fue la puerta de entrada para seguir
gestionando otros. Uno de ellos, “Poetas del Tercer
Mundo”, por donde pasaron las primeras ediciones de las
trasnoches del Festival Internacional de Poesía de Rosario
(2010-2011). Al irme dando a conocer fui invitada a leer en
distintos espacios literarios de esta ciudad y de localidades
de otras provincias del país, así como también en Uruguay,
Chile y Brasil. Y aunque no me fue posible concurrir, me
invitaron a Colombia, Cuba, México y España.
Me he formado con poetas como Concepción Bertone: el
coordinado por ella fue mi primer taller de poesía. Con
Sonia Scarabelli actualmente corrijo mis textos. Concurrí a
clínicas de poesía presenciales que han dictado Damián
Ríos, Diana Bellessi, Mario Ortiz, Irene Gruss, Osvaldo Bossi
y Alicia Genovese, entre otros. Pero sobre todo me he
formado y lo sigo haciendo, de manera autodidacta, con
las lecturas de maestros que no tendré el gusto de
conocer, y otros que tal vez pueda conocer algún día. Me
pasaron cosas mágicas en relación a esto: te cuento: le
acerqué un poema mío a Ernesto Cardenal, él me miró a
los ojos y me tocó las manos mientras me decía: “Nunca
abandones este oficio”. O cuando tuve la oportunidad de
charlar con poetas como Juan Carlos Bustriazo Ortiz, Diana
Bellessi, Leopoldo “Teuco” Castilla, Circe Maia, Jorge
Leonidas Escudero o Juan Gelman. Para mí eso no tiene
precio, es de un valor incalculable, es ser una afortunada.
El arte me atraviesa, no concibo la vida sin el arte. En la
actualidad me formo en pintura y hago talleres de canto.
Trabajo como directora y guionista de un documental
sobre poetas rosarinos, soy la responsable de las lecturas
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 15
mensuales en la Biblioteca Argentina de Rosario, invitando
a poetas de todo el país. Y coordino mis propios talleres
literarios. Podría decirte que soy una persona realizada,
que amo hacer lo que hago y que no podría no hacerlo. A
veces postergo mi obra, para darle lugar a la difusión de la
obra de los otros, pero me siento plena en esa tarea. Me
levanto cada día pensando en la creación artística y me
acuesto dispuesta a soñar con ella, en cualquier área y en
cualquier rol.
5.- Psicología, psicoanálisis, agudeza de oído
metafórico, precisión… y poesía.
AMB.- Durante mucho tiempo pensé a estas dos pasiones
por separado. Creía que no tenían relación y me planteaba
esos problemas existenciales, en dónde poner el foco de
atención, digamos. Sin embargo, luego lo entendí; la
herramienta fundamental en ambas, es la palabra, el
trabajo con la palabra. De allí la importancia del oído en el
poema y en el diván.
Antonio Machado decía algo muy bello en relación al
silencio: “Para conocer es muy importante escuchar, y luego,
seguir escuchando”. Creo en esto, que es un más allá de
títulos o diplomas. Si se ejerce o no determinada
profesión. Lo sabio es aprender y seguir aprendiendo,
hagas lo que hagas en tu vida siempre hay algo que te
será dado si estás atento y dispuesto.
Además, poseo una paciencia constante, no tengo ningún
apuro para nada (eso es muy exasperante para algunas
personas); pero no me preocupa el paso del tiempo, o las
carreras en ese sentido. Por lo tanto no me preocupa
editar desesperadamente; si en algún momento siento que
se tiene que editar, lo hago y es una fiesta de verdad, no
16 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
una obligación.
6.- Nos adelantaste sobre qué gira uno de tus próximos
poemarios. ¿Y los otros tres?
AMB.- Es difícil hablar sobre esto, porque los libros de
poesía se van armando de manera misteriosa, de la misma
manera que vemos nacer un poema. No tengo un tema
específico a tratar. Son como piezas de un rompecabezas
que van encajando hasta formar la imagen final, y cuando
se logra verlo desde arriba, en su totalidad, aparece el
sentido o el nombre que puede invocar algo del orden del
sentido.
En “Rapsodia de los descontentos”, que es el más antiguo
cronológicamente, hay un tono grave, es como una música
dolorida, son poemas escritos en un momento muy duro
de mi vida. Tienen así, algunas referencias a la realidad
individual que es al mismo tiempo una realidad social.
Pero manteniendo algo de la voz de “Tarde abedul”.
Luego vino “Cantos repentinos”, donde pienso y celebro a
las mujeres de mi vida. El tono aquí es más armónico y
espontáneo. Hay una alegría que se adhiere a la reflexión,
como cuando se va silbando por las mañanas.
Y con “El gusano en la tanza y otros desvelos” (título
provisorio) aparecen pensamientos más extendidos, algo
así como trazos de incesantes movimientos en
contradicción; es más filosófico, si se quiere, y hay una
búsqueda de expansión de los versos, se alargan, la
respiración es otra. Y de alguna manera, va dando lugar a
la voz que está apareciendo en ese último libro que te
comentaba que estoy terminando.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 17
7.- Guionista y directora de un documental sobre
poetas rosarinos. Así, rosarinos: ¿no, santafesinos?...
AMB-. Sí, rosarinos. En Rosario hay una vastedad de voces
y estéticas que han sido formadores de nuevas voces y
estéticas. Hay tradición, hay escuelas. Además, cuando se
piensa en estos proyectos, se piensa en lo que no hay, en
lo que está faltando; y el registro audiovisual en el
momento en que nos surgió la idea, brillaba por su
ausencia.
Sería interesante, por supuesto, extenderse a Santa Fe o a
la región del litoral, pero, en primer lugar, el concepto es
otro, y en segundo lugar, en este tipo de trabajos de
producción independiente, se complica si no hay
suficientes recursos. De hecho, se interrumpió un tiempo,
ahora estamos retomando las actividades fílmicas y de
edición, para ir dándole forma lentamente: en algún
momento verán la luz.
8.- ¿Leíste públicamente tu poesía en San Cristóbal?
AMB.- Sí, por primera vez en 2016, en el marco del Ciclo
“Historias de Poetas Santafesinos”, organizado por Yamil
Dora. Fue una gran emoción volver a mi pueblo, a la
Biblioteca San Martín. Ver en el público a mis amigos, a
mis familiares y a mis primeras maestras, a la profe de
lengua y literatura del secundario y a casi todos los poetas
de mi pueblo (de quienes aprendí mucho). Me sentí
acompañada, celebrada.
9.- ¿Dónde fue tu encuentro con el pampeano Juan
Carlos Bustriazo Ortiz (1929-2010)?
AMB.- En Rosario, en el marco del Festival Internacional de
18 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
Poesía de Rosario, en 2008. Yo estaba por esos tiempos
trabajando en el stand de la Editorial Ciudad Gótica. Y lo
escuchaba por primera vez. Cuando se acercó a la feria de
editoriales, lo saludé, le expresé mi admiración y mi cariño,
le acerqué su “Herejía bermeja”, lo firmó y charlamos un
rato. Le comenté que también escribía, así que hablamos
de eso, de la pasión en común, y me dijo frases hermosas
que guardé en mi diario.
10.- José Tcherkaski puntualizó en su libro “Rebeldes
exquisitos” (Inteatro, editorial del Instituto Nacional
del Teatro, Buenos Aires, 2009), que con Alberto Ure
(1940-2017) “aprendí a entreleer los textos. A
desconfiar de las palabras.” ¿Desconfiás de las
palabras?
AMB.- No, yo no desconfío de las palabras, desconfío del
uso de las palabras, en todo caso. Siempre el texto tiene su
intertexto. Estoy de acuerdo con que hay que aprender a
leer en entrelíneas, de otro modo no sería posible la
poesía. Pero ¿desconfiar de las palabras? No, las palabras
son maravillosas, cada una con su peso, con su textura, con
su acento, su ritmo, su historia, sus contextos, sus destinos,
sus bagajes, sus devenires. Eso sí, hay que adentrarse en
ellas, estudiarlas, conocerlas.
11.- ¿Qué autores del género narrativo te resultan
paradigmáticos, y por qué?
AMB.- Hay muchos. Un paradigma, para mí, es Virginia
Woolf, de impresionante sensibilidad; expone sus ideas de
avanzada para su época, con una fuerza desgarrada y
desgarradora.
Otro paradigma indiscutible es James Joyce, por su
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 19
revolución absoluta en la lengua. No sólo por sus
escenarios o sus procedimientos, sino también por su
mirada singular del ser humano. Nunca más se puede ser
la misma, luego de su lectura.
Doris Lessing, con su gran capacidad de trasmitir de
manera exquisita, y desde la experiencia autobiográfica,
sus pensamientos pacifistas, feministas, comunistas. Volver
a su lectura, resulta necesario siempre.
Y Samuel Beckett. Se puede hablar tanto de este talentoso
de originales formas, donde el mundo es mirado desde un
nihilismo existencialista que me rompió la cabeza.
12.- ¿“Consagrar la vida”, “Embargarse por la
emoción”, “Ser un predestinado”, “Salvar el pellejo” o
“Poner el hombro”?
AMB.- Yo diría más que embargarse, embarcarse en la
emoción y en el intelecto; agregaría, que
indefectiblemente es poner el hombro, a veces más hacia
un lado, a veces más hacia el otro, y a veces se conjugan
varias aristas armónicamente.
Nadie se salva el pellejo con nada, y creer en lo
predestinado es un pensamiento mágico que no compro.
13.- ¿Te “pesan”, te “han pesado” tus referentes
poéticos en la concepción de tu obra?
AMB.- No, al contrario, eran, son y serán el alimento del
que me nutro. Claro que los excesos son delicados y
constantemente hay que trabajar en ello. Los maestros son
muchos y siempre se puede aprender de los compañeros.
20 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
14.- Transcribo una frase de la editorial del nº 8, 2005,
de la Revista de Poesía “La Guillotina”, de Buenos
Aires: “Trabajar por la poesía es una ardua y no pocas
veces ingrata tarea: que lo digan si no los
coordinadores de cafés literarios.” ¿Con cuáles aspectos
ingratos te fuiste topando?
AMB.- Ardua, sí, ingrata no, al menos para mí; de haber
resultado una ingrata tarea, hubiera preferido no hacerla,
ya que nadie me obligó. Los aspectos más ingratos con los
que una puede toparse son aquellos con los que podés
chocarte haciendo lo que hagas en la vida. En la
organización de eventos literarios: lidiar con los egos, las
personalidades, los problemas de cartel (como las
vedettes), ciertos conflictos humanos, nada de otro
mundo.
Después, tenemos las cuestiones económicas, políticas e
institucionales: depende de dónde se realicen las
actividades. Siempre se está negociando, pidiendo,
esperando cosas para mejorar los espacios en la cultura y
tal vez nunca llegan: eso sí es ingrato. Con el tiempo se
empieza a entender el juego y vas surfeando un poco
mejor esas olas.
15.- ¿Tendrás algún episodio desopilante o
desconcertante del que hayas sido más o menos
protagonista y que nos quieras contar?
AMB.- Sí, puedo tener unos cuantos episodios, y de todo
tipo, de los que he sido protagonista o testigo. Pero,
justamente, una de las cualidades que debe tener una
gestora cultural, es el cuidado a sus invitados. Trato de ser
lo más discreta posible, por lo tanto, no los contaré. En
cuanto a la producción cultural, por ejemplo, algo feo que
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 21
me pasó y que a varios compañeros míos les ha pasado, es
que te roban los proyectos: vos vas con tu carpetita,
haciendo todo lo que se debe hacer, y pensando que te
van a dar una mano, que les interesa sumar, y en realidad
lo cajonean y después un día, si están faltos de ideas: voilà!
Lo hacen suyo y le ponen el sellito.
16.- ¿Implementás un determinado método de
corrección de tus textos o han ido variando?
AMB.- Los métodos van cambiando, así como nosotros,
como nuestras poesías. Acepto las críticas, escucho
sugerencias y después tomo decisiones. Podo bastante los
textos, pero igual, aquellos a los que no les encuentro la
vuelta, que no me convencen, los dejo reposar, el tiempo
que necesiten, tal vez meses o años, no los apuro ni los
fuerzo.
17.- “Los cuatro fantásticos” es el título de una película
estadounidense dirigida por Josh Trank. ¿A qué cuatro
personalidades revolucionarias en algún sentido les
cabría semejante calificación, y por qué?...
AMB.- Qué difícil, porque respeto mucho a la revolución;
para mí, revolucionarios son Juana Azurduy, el
Subcomandante Marcos, Camilo Cienfuegos, Rosa
Luxemburgo, José Martí, Adelita [Adela Velarde Pérez,
1900-1971], el Che Guevara, Emma Goldman. También
desde otra connotación de la palabra, puedo ubicar ahí a
Mijaíl Bakunin, Sigmund Freud, Karl Marx, Pablo Picasso, en
fin, personalidades que rompieron con lo establecido, que
se animaron a decir y hacer otra cosa. Si tengo que pensar
en los que revolucionaron en la poesía y en mí, desde la
poesía, me vienen a la cabeza: Vicente Huidobro, Delmira
Agustini, César Vallejo y Alfonsina Storni. Todos de sentir
22 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
en alto vuelo, todos latinoamericanos, todos idealistas.
18.- De las siguientes citas, Alejandra, ¿con cuál o
cuáles (más) te quedás?: Roberto Juarroz (1925-1995):
“La poesía es el último recurso contra la
incomunicación, pero también frente a los excesos y las
deformaciones de la comunicación.” María Zambrano
(1904-1991): “...he tenido el proyecto de buscar los
lugares decisivos del pensamiento filosófico,
encontrando que la mayor parte de ellos eran
revelaciones poéticas. Y al encontrar y consumirme en
los lugares decisivos de la poesía me encontraba con la
filosofía.” Gaston Bachelard (1884-1962): “La imagen,
en su simplicidad, no necesita un saber. Es propiedad
de una conciencia ingenua. La imagen es antes que el
pensamiento. En los poemas se manifiestan fuerzas que
no pasan por los circuitos de un saber. En poesía, el no-
saber es una condición primera.”
AMB.- Elijo la de María Zambrano. Sintetiza, de algún
modo, a las otras dos citas. Ella, en “Filosofía y poesía”,
cuando se pregunta por el nacer del pensamiento y habla
de la admiración, y de ahí llega a la multiplicidad del
desprendimiento de las maravillas que se generan en
torno a la existencia, dice que al igual que la vida, esa
admiración es infinita, insaciable. Así entendemos cómo el
“Mito de la caverna” origina tanto a la filosofía como a la
poesía, por un elemento central: La revelación.
Y le da una vuelta más en torno a la poesía; afirma que en
ese primer momento de asombro (del pensamiento), no
hay dudas de que en el poeta se prolonga, pero no es que
no pueda salir de ahí: “La poesía tiene también su vuelo;
tiene también su unidad, su trasmundo. De no tener vuelo el
poeta, no habría poesía, no habría palabra. Toda palabra
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 23
requiere un alejamiento de la realidad a la que se refiere;
toda palabra es también, una liberación de quien la dice.”
Entrevista realizada a través del correo electrónico: en
las ciudades de Rosario y Buenos Aires, distantes entre
sí unos 300 kilómetros, Alejandra Méndez Bujonok y
Rolando Revagliatti, 2018.
www.revagliatti.com
y ahora, Alejandra Méndez Bujonok selecciona poemas
de su autoría para acompañar esta entrevista…
Imagen:
Retrato de Alejandra Méndez Bujonok
24 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
SELECCIÓN
DE POEMAS
Alejandra
MÉNDEZ
BUJONOK
Rosario
Argentina
CARACOLA
Tenían quietudes azules/ sus ojos
Cantábrica profundidad/ marítima su alma
Inaccesa/ toda alma todo cielo toda vida/
Caracola en movimiento.
Tenían la ductilidad de los vientos/ sus vientos.
Me miraba su historia –abuela– como queriendo
Salirse de usted.
De niña entendí/ solo viéndola mirar/ que todo
Es un acantilado lejano.
(de su “Tarde abedul”)
Hoy la sombra se desliza con la fresca,
es mediodía y un círculo imperfecto
brota ante mí sobre la mesa
a través de las ramas del naranjo
y rezo desde el silencio:
luz del día, oye a tu hijo
que escapa del descontento.
Ella viene con su ramito de tomillo
mezclando los aires al pasar
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 25
los olores que respiro,
su ser en forma,
viene y me toca su perfume
en breve instante el alma.
Me dejo dormir en el lomo del árbol conocido.
Hay una confianza desigual en la siesta,
todo parece entrar en este tiempo sin tiempo,
en esta especie de agujero sin fondo.
El que estuvo preso sabe que la cárcel
existe primero en nosotros.
Las paredes pueden ser fronteras
o mares o costas.
(de su poemario inédito “Charlas con Cuchúa”)
Te pregunto por la memoria,
¡qué extraño gato zigzagueante!
Decime cómo veías vos nuestras cosas,
pequeñas o grandes cosas, eso depende.
¿Recordás la tarde que matamos al bayo
por pura picardía nomás? Me persigue todavía.
Pienso al trote en su caída, su pelaje, su temple,
el porte, el pecho de ancho río.
Ahí su centro, su gravedad, su brillo extremo.
Yo amaba acariciarle el anca.
Dicen que para cinchar un ancla del Titanic
llevaron 20 shire. ¡Qué animalidad,
esa fuerza delantera y esa cosa sobre el mar!
(de su poemario inédito “Charlas con Cuchúa”)
26 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
Parecía de otro mundo el recuerdo.
Nos vestíamos y andábamos por la quinta,
por la escuela, rodeados de más niños de ese otro mundo,
de sus campos o sus caballos crecientes de luna llena.
El bayo cayó al pozo como si fuera un rollo de seda.
Él murió con el sabio don del país que entiende su devenir.
Sus ojos nos miraban ya desde otro lugar
consolándonos.
(de su poemario inédito “Charlas con Cuchúa”
PROFECÍA
Del día en que caía
el globo del espacio,
del silencio hecho muerte
impenetrable. Era:
un hueco vacío, como el ombligo de dios.
Jirones de rayos luminosos
descendían cuando el cielo
velaba la costa del río
escamada y dolorida.
En la luna se observaban
extranjeros movimientos,
del sonido hecho carne
impenetrable. Era:
un gran incendio, como todo buen poema.
(de su poemario inédito “Rapsodia de los descontentos”)
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 27
EL RELOJ DE ESTA MUJER
El reloj de esta mujer
anda como un galgo con rabia,
a veces me quedo mirándola
y me recuerda a su madre,
a mi abuela lejana
como el acantilado. No es
de ahora que está enferma
su soledad viene
de siglos pasados.
A veces me quedo mirándola
y me recuerda a ese verso
de Katherine donde ruega
a dios para que sea él
quien endurezca su corazón.
(de su poemario inédito “Cantos repentinos”)
Imágenes:
Portadas de libros con participación de Alejandra Méndez Bujonok.
28 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
CONVERSACIÓN
CON NATALIA
GONZÁLEZ
AMORÍN
José
GUTIÉRREZ-
LLAMA
México
2018
Tengo el enorme gusto de conversar con la extraordinaria
escritora uruguaya, Natalia González Amorín, quien entre
otros, resultó ganadora de una Mención de Honor en el
Segundo Premio Literario Internacional “Letras de Ibero-
américa 2018”, en el género de microrrelato. Montevi-
deana de nacimiento, es profesora de inglés y colabora-
dora habitual de la revista rumana “Horizonte Literario
Contemporáneo”. Recientemente ha publicado su libro
Recuerdo de la infancia (Editorial Pim, 2018). Sin duda, un
honor que nos acompañe en esta edición, un privilegio
poder charlar un poco sobre su visión literaria.
1.- Empezaré con algo que aun siendo elemental, me
parece de mucha trascendencia. Una frase que siempre
viaja conmigo es aquella en la que Oscar Wilde señala que
para escribir únicamente se requieren dos cosas: Tener
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 29
algo que decir y querer decirlo. Pues bien, a través de tu
literatura, ¿qué es lo que tienes que decir y por qué razón
quieres decirlo? En otras palabras, ¿Por qué escribes?
NGA.- Siento que escribo por placer –ahora que me
permito hacerlo–, y porque me entusiasma la idea de
lograr una creación propia, por pequeña que sea.
Además, toda mi vida he sido amante de los libros y las
historias. Así que en cierta forma era previsible. Sin
embargo, no creo que tenga algo muy especial u
original para decir, sino simplemente pequeñas
historias contadas desde mi propia mirada y con una
voz que probablemente esté teñida de todas las cosas
que he leído.
Empecé a escribir hace muy poco tiempo porque
sencillamente nunca me decidía a hacerlo. Siempre que
escribía algo lo terminaba rompiendo y desechando.
Por un lado, pensaba que no tenía nada nuevo que
decir; ¿qué podía contar yo que no se hubiera contado
antes mucho mejor? Por otra parte, nunca sentí que
pudiera tener el talento y la perseverancia como para
lograr desarrollar un texto creativo. Entonces un día
me di cuenta que tenía que empezar por mis recuerdos;
que era eso lo que le iba a dar pertinencia a lo que yo
pudiera escribir. Y me saqué la idea de que tenía que
ser una gran obra. Había que empezar de a poco; sin
pretensiones.
Después empezaron a surgir otras cosas, pero siempre
me nutro de lo que veo a mi alrededor, de cosas que he
vivido o que he escuchado por ahí. Supongo que
hablar de las pequeñas y grandes cosas que nos pasan
a los seres humanos es lo que me interesa.
30 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
2.- En alguna parte leí que aún intentas encontrar “tu voz
como narradora”. Por los textos de tu autoría que he
tenido ocasión de leer, me parece (esto siempre es
subjetivo pero al fin y al cabo es mi opinión personal) que
tu narrativa tiene un estilo bastante definido y cuyo sello
personal es fácilmente identificable. Veo una prosa prolija,
con la fuerza suficiente y un ritmo cuya cadencia muchas
veces pareciera hipnotizar al lector. Pero bueno (y ahora
empleo el argumento a la inversa), eso es solo mi opinión
personal. Así que me gustaría, si no hay inconveniente, que
nos contaras, ¿en qué radica esa búsqueda de tu “voz
narrativa”?
NGA.- Primeramente, te agradezco por tus generosos
conceptos. Me da mucha satisfacción haber podido
transmitir eso, y me sorprende porque me resulta
difícil imaginar qué impresión puede causar en otros lo
que escribo. Escribir implica pensar mucho, bucear
dentro de uno mismo y a la vez ponerse en la piel de
los demás. Siempre he sido muy introvertida y cerrada
en mí misma. Tal vez la búsqueda de esa voz narrativa
tenga que ver con abrirme un poco más, mostrando
aspectos de mi persona que no siempre están visibles,
o al menos eso creo. Por otra parte, a pesar de –o a
causa de– mi tendencia introvertida, siempre me costó
bastante identificarme claramente con algo; sentir que
pertenezco realmente a algún lugar, a alguna idea, a
alguna actividad. La pregunta de quién soy o qué soy
realmente siempre me ha parecido muy difícil de
responder. Quién sabe; tal vez escribir me ayude a
verme a mí misma desde otra perspectiva.
3.- Para terminar con las preguntas introductorias, debo
confesar que algo que me ha llamado mucho la atención
en tus textos (a mi juicio) es su gran contenido
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 31
psicológico-existencial, como si fuera (perdón por decirlo
así) un asunto con cierto grado obsesivo. ¿Estoy en lo
cierto? Si fuera ese el caso, me podrías decir ¿qué te
mueve en ese sentido? Más allá de esto, cuéntame acerca
de tus obsesiones, de tus filias y tus fobias (si las tuvieras).
NGA.- Sí, tienes razón. ¡No pensé que se notara tanto!
Soy bastante obsesiva y tiendo a mantener largas
conversaciones en mi cabeza. Me hago la película con
todo. Me obsesiono recordando conversaciones y
analizando si algo que dije se pudo haber
malinterpretado o tal vez haya sonado mal. Me
angustia mucho pensar que dije algo que tal vez
ofendiera a alguien o que fuera poco amable de mi
parte. No me perdono mis errores; pero convivo con
ellos y trato de ignorarlos para poder vivir en paz.
También tengo otros “pequeños trastornos”, por decir
así, por ejemplo, antes de salir de casa reviso todo una
y mil veces. Me aterra la posibilidad de provocar un
incendio por descuido.
Como devoradora de historias, además de leer me
encanta mirar series, sobre todo si son policiales. Es lo
que realmente me relaja y me distiende.
Y con respecto a las fobias, no sé si tengo alguna, pero
sí detesto el ruido y los ambientes caóticos y
bulliciosos. Me estresa y no puedo pensar. En cambio,
disfruto estar en silencio. Necesito mi cuota de silencio
al día.
4.- Sé que tu género predilecto es el cuento y puedes estar
segura de que coincido contigo. No obstante, siempre que
me refiero a esto, me es imposible olvidar lo mencionado
32 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
por Ortega y Gasset en su ensayo Ideas sobre la novela,
donde sitúa al cuento como un género menor y como una
simple narración de peripecias con una frescura pueril que
solo puede interesar, intelectualmente, al niño que
conservamos en forma de residuo un poco bárbaro y
agrega: “Nuestra sensibilidad superior no puede permitirse
un goce tan bajo. Por eso los lectores prefieren las novelas
y las editoriales no están interesadas en publicar relatos.
Les gusta que el autor sea prolífico en los detalles y
aprecian la morosidad del género, puesto que esto les
permite impregnarse y saturarse de los personajes y su
ambiente, percibirlos como los viejos amigos habituales.
En la novela, el lector encuentra una historia y gusta
desmenuzarla y transitarla en convivencia cada día más
estrecha entre él y sus personajes”, cosa que en evidencia
es imposible obtener a través de la lectura de un cuento. Si
a esto agregamos lo señalado por Cortázar (Algunos
aspectos del cuento) cuando casi en tono de maldición
expone que en el cuento, los narradores inexpertos suelen
caer en la ilusión de que les basta contar lisa y llanamente
un tema que los ha conmovido, para conmover en su
turno a la audiencia, es decir: “Incurren en la ingenuidad
de aquél que encuentra bellísimo a su hijo y dan por
supuesto que los demás lo ven igualmente bello”. Pero
dime, ¿tú que piensas en este sentido?
NGA.- Si bien admiro mucho a Ortega y Gasset y creo
que como pensador aportó ideas muy acertadas sobre
la sociedad y el comportamiento humano, creo que en
esta apreciación sobre los cuentos se equivoca.
Tal vez la novela sea un producto más fácil de
comercializar porque “llena más” y deja más contentos
a los lectores voraces. Yo misma he sido siempre una
devoradora de novelas, y es indudable que hay grandes
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 33
joyas de la literatura en este género.
No obstante, el cuento exige –en mi humilde opinión–
una gran maestría por parte del escritor. Es un ejercicio
literario muy refinado que demanda poder de síntesis y
pone a prueba la capacidad poética del autor, así como
su habilidad para pintar personajes y situaciones
siendo capaz de sugerir, de conmover y de sorprender
en un espacio más limitado. Desde la perspectiva del
lector, me animaría a decir que en muchas ocasiones el
cuento exige paladear y saborear más cada palabra
para llegar a su esencia más profunda.
Para mí el cuento presenta una interesante dualidad.
Por un lado es un género que parecería más fácil de
abordar por su brevedad y su naturaleza más acotada;
eso lo hace muy atractivo para los escritores que nos
estamos iniciando, aunque podamos caer en el error
que señala Cortázar. Pero por otro lado, es un género
donde el verdadero genio narrativo puede expresarse
con mayor refinamiento. Muestra de ello son los
grandes relatos que nos han dejado los maestros:
Borges, Cortázar, Truman Capote, Katherine Mansfield,
Poe, Quiroga, Felisberto Hernández, y tantos más.
Los grandes narradores son capaces de crear cuentos
de gran belleza literaria, que atrapan al lector y se
quedan por siempre en el recuerdo.
5.- Aunque no es fácil, creo que habrías dejado al propio
Ortega sin palabras y, sobre todo, sin argumentos. Y
bueno, al haber sido reconocida (más que merecidamente)
por tu participación en el género del microrrelato, me
parece pertinente hablar de la brevedad, sabedor, por lo
que he leído, que cultivas este género en forma frecuente
34 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
y de magnífica manera. Es decir, nos gusta navegar a
contracorriente si tomamos en cuenta lo establecido en la
pregunta previa… ¡qué le vamos a hacer! He de iniciar
recordando a Gracián y su famosa frase: “lo bueno, si
breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan
malo”.
En realidad, he de decir que la brevedad en sí misma y por
definición, no es sino la cualidad de lo corto, y cualquier
otro atributo cualitativo que le queramos asignar estará en
función de lo subjetivo. Entiendo las bondades de la
expresión condensada, del lenguaje en unidad esencial con
el pensamiento, de la capacidad de concisión por la que se
reconoce al maestro, como sugiere Goethe pero, hasta
dónde, cuánto, cuándo, se define el virtuosismo de lo
breve… Es decir, como dar a la brevedad el matiz de la
reflexión en su puro esqueleto y convertirla en un esbozo
de inmediatez, en un chasquido de luminosidad; de
concisión que no de síntesis, de cortedad que no de
pequeñez. Lo elemental en cualquier obra de arte; lo
intangible, lo imposible de explicar, lo que contiene
infinitud de lecturas e interpretaciones. “La imaginación
estética que fluye libremente y el entendimiento que fija
conceptos; el juego libre entre ambos que produce un
equilibrio inestable entre la inquietud imaginativa y el
reposo razonado”, habría dicho Edgardo Gutiérrez en
Imaginación y autonomía estética en la Crítica del Juicio de
Kant. Desde tu punto de vista y como la gran
microrrelatista que eres, ¿qué puedes decirnos acerca de
este género breve? ¿Cómo encontrar la justa medida en un
texto, sin tener que hacer uso de la cinta métrica? ¿Por qué
te gusta el microrrelato?
NGA.- Nuevamente eres demasiado generoso en tus
apreciaciones. No sé si puedo dar una respuesta certera
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 35
a tu pregunta, pero pienso que tal vez la justa medida
de un microrrelato no se pueda definir arbitrariamente
con un número de palabras o de líneas. La única
medida a mi entender, sería decir lo justo y necesario
para sorprender, intrigar y atrapar, sin ser redundante.
Dar solo una muestra, para que el lector imagine el
cuadro completo, sin dejar de lado la fuerza y la belleza
de la palabra.
En ese sentido, me gusta la semejanza que puede tener
el microrrelato con una fotografía; ya que las buenas
fotografías son capaces también, de contar una
historia, pero me exigen a mí como espectador que
interprete esas imágenes, esos gestos, etc., que veo en
la foto.
El fotógrafo –así como el escritor–, debe tomar un
montón de decisiones que se reflejarán en el producto
final. Es sabido que una cualidad de las grandes obras
es la simpleza. Pero poder ser simple y profundo al
mismo tiempo no es poca cosa; requiere mucho
talento, ingenio y trabajo.
Creo que ahí radica el atractivo del microrrelato; es un
gran desafío, sumamente difícil e irresistible a la vez.
Personalmente lo tomo como un ejercicio de escritura.
Estoy muy lejos de ser una gran cuentista o autora de
microrrelatos, pero me interesa como forma de
ponerme a prueba y mejorar mi forma de escribir.
6.- Me parece que más que mi generosidad, prevalece tu
modestia… y qué decir de una respuesta en la que,
hablando de medida, has hecho gala de precisión. En fin,
qué te parece si nos hacemos más pequeños aún y
hablamos del cuento ultracorto, originalmente conocido
36 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
bajo el nombre de sudden fiction y que también han sido
llamados nanoficciones o hiperbreves. De acuerdo con
Irving Howe, autor, coleccionista y estudioso de esta clase
de narraciones, “en estas obras maestras de la miniatura, la
circunstancia eclipsa al personaje, el destino se impone
sobre la individualidad, y una situación extrema sirve como
emblema de lo universal produciendo una fuerte
impresión de estar fuera de tiempo”, nos comenta Lauro
Zavala en El cuento ultracorto bajo el microscopio. En
consecuencia, en estos textos la presencia de la epifanía es
de naturaleza estructural, pues la epifanía no puede recaer
en ningún personaje y/o su situación específica. “Los
escritores que hacen este tipo de cuentos, tienen que ser
especialmente audaces. Lo apuestan todo a un golpe de
inventiva”, apunta Howe, y añade que la apuesta aspira al
placer cómplice de cada lectura; un placer que tal vez se
prolongue más allá del momento y que, con suerte, puede
afectar la identidad del lector. En el cuento ultracorto
(textículos, según Cortázar; minificciones, de acuerdo a
Monterroso; doxografías, conforme a Arreola) la ironía
aparece de forma recurrente, pero suele ser inestable
debido a que la intención narrativa en general (y la irónica
en particular), es indecidible a falta de suficiente contexto.
Piezas donde la brevedad extrema, la economía del
lenguaje, los juegos de palabras, el carácter proteico y la
tendencia lúdica, se encuentran por encima de cualquier
tema de escala. Evidentemente, en este subgénero
(llamémoslo así) podemos encontrar diferentes posturas.
Desde los autores que consideran a estas “miniaturas”
simplemente chistes, hasta los que piensan que si bien
parecen fáciles y hasta triviales a primera vista, no lo son si
uno los lee como se debe o intenta imitarlos. En lo
personal me parecen textos sumamente atractivos. Y
bueno, además de preguntar tu opinión sobre este tipo de
textos, pedirte, si es posible, nos regales un par, tres,
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 37
cuatro piezas de tu autoría.
NGA.- Estas miniaturas me parecen textos muy
divertidos, pero no por ello menos serios o profundos.
Creo que bien ejecutados pueden llegar a ser pequeñas
joyas narrativas. Es ciertamente muy fácil caer en el
chiste o la trivialidad al aventurarse con ellos, pero
creo que vale la pena intentarlo. Te dejo entonces
algunos cuentos ultracortos que estuve ensayando
para esta ocasión:
DECISIÓN
Miraron juntos un atardecer cargado de fuego que
prometía una noche mansa. Habían decidido amarse
para siempre y comenzaron allí mismo, justo en el
quiebre entre la luz y las sombras.
VACÍO
Saltó al vacío cansado de una vida solitaria y sin
sentido. Cinco minutos después llegó un mensaje a su
celular, el cual decía: “Te extraño. Quiero verte”.
ESPERA
El cielo se tiñó de gris y el mar se encrespó con la
espalda de mil erizos cuando el bote del pescador ya
debía haber regresado. Su mujer aún lo espera. Han
pasado 10 años.
SMALL TALK
Se cruzó con un vecino en el ascensor y no hubo más
remedio que hablar del clima. Al día siguiente bajó por
la escalera.
38 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
7.- Con toda sinceridad, pareciera que es un género que
dominas o se te da de forma innata de maravilla. Por otra
parte, agradezco mucho la primicia de estos
“pequeñines”… Si te parece, vamos adelante. Sé que
recientemente has publicado el libro Recuerdo de la
infancia. ¿Por qué no nos cuentas sobre él?
NGA.- “Recuerdos de la infancia” es mi primer y único
libro. En realidad es una pequeña recopilación de mis
primeros textos, que fue posible gracias al escritor y
profesor Daniel Dragomirescu de Rumania, con cuya
revista literaria suelo colaborar. Daniel es una persona
muy generosa y que ha sido clave para mí en esto de
escribir. Gracias a él me he contactado con otros
escritores de mi país, que a su vez me han apoyado y
me han guiado para seguir escribiendo.
La mayoría son cuentos basados en episodios y
recuerdos que tengo de mi infancia en Venezuela y
Panamá. Empecé a escribir esos recuerdos en un blog, a
instancias de una persona que me animó a hacerlo. Una
persona que conocí fugazmente, se podría decir.
Luego, a partir de eso me contactó Dragomirescu y me
invitó a colaborar con su revista. Yo nunca había creído
que sería capaz de escribir creativamente, tampoco
pensaba que mi vida tuviera nada interesante que
valiera la pena contar. Sin embargo, empezar a escribir
esos recuerdos me ayudó a dar ese paso inicial. De a
poco esas pequeñas crónicas se fueron volviendo
cuentos a medida que empecé a agregarles un poco de
imaginación.
8.- Para finalizar (¡Al fin!, escucho tu suspiro), me gustaría
saber ¿qué esperas de la literatura? ¿Hasta dónde llevas
recorrido, podrías hacer un corte de caja?
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 39
NGA.- La verdad que el balance es muy positivo. Este es un
camino que recién empieza, pero que no hace más que
sorprenderme gratamente. Tengo mucho para aprender, y
todavía me suena muy raro si alguien me llama “escritora”.
Me considero alguien que intenta escribir; con mucho para
mejorar, pero como te decía, he sido afortunada de
haberme podido contactar con escritores que son
maravillosos. Mi amiga Niza Todaro, a quien conocí gracias
a Daniel Dragomirescu, me ha ayudado a revisar y a
corregir mis textos. Ella a su vez me llevó a participar de la
Asociación Uruguaya de Escritores, donde he sido muy bien
recibida y me han dado el privilegio de colaborar en las
tareas de comunicaciones. En conclusión, he conocido
personas muy generosas que me alientan y me apoyan
muchísimo, lo cual es muy lindo.
Haber recibido la mención por “El visitante” en el 2do
Premio Literario Internacional “Letras de Iberoamérica” fue
algo que me dio mucha satisfacción también, porque es un
texto que dice mucho de mí. Y era la primera vez que
enviaba una participación a un concurso literario, así que
fue una gran emoción que me tomaran en cuenta.
Natalia, solo me resta agradecer la gentileza de tu tiempo, la
paciencia hacia mí persona y, sobre todo, la lucidez y sencillez
de tus respuestas; te aseguro que ha sido una deliciosa
conversación que he disfrutado muchísimo, al igual que espero
lo hagan nuestros lectores.
Montevideo – Ciudad de México
Agosto de 2018
Imagen:
Fotografía de Natalia González Amoín
40 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
SELECCIÓN DE
TEXTOS
Natalia
GONZÁLEZ
AMORÍN
Montevideo
Uruguay
UN CUERVO
Un cuervo tenía por costumbre posarse en el pretil de la ventana
de una oficina en un quinto piso cerca del Cordón. Mariela, la
escribana que tenía su escritorio allí, lo veía llegar todas las tardes.
El ave, de lustroso plumaje negro azulado, examinaba con mirada
penetrante el interior de la oficina y se desplazaba con pasitos
cortos y rápidos a lo largo del pretil, tratando tal vez de encontrar
alguna abertura. Por momentos se quedaba mirando a Mariela
fijamente, lo cual a ella le parecía por de más inquietante. La mala
fama de los cuervos era tal vez lo que le causaba tanto recelo.
Un día a la joven se le ocurrió darle unos golpecitos al vidrio para
intentar ahuyentar al ave, que se pasaba varias horas montando
guardia justo en aquel lugar. Pero esto no pareció desalentar al
cuervo, que lejos de asustarse, seguía con mayor curiosidad las
idas y venidas de la mujer por la oficina.
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Un día, cansada ya de soportar la mirada insolente y escrutadora
del cuervo, Mariela se dio por vencida y decidió abrir la ventana
para echarle unas migajas de pan. Tal vez de esa forma el ave se
concentraría por un rato en comer y dejara de observarla.
Todo sucedió en un segundo. Cuando abrió la ventana, el cuervo
desplegó sus alas y con un violento aleteo se abalanzó hacia la
imprudente sin darle tiempo a nada. Ella tan sólo atinó a hacerse a
un lado por puro reflejo dejando el paso libre al ave que se fue
derecho hacia el escritorio. Se posó con sus ganchudas patas
sobre el documento que Mariela estaba preparando y
cuidadosamente tomó con su pico la lapicera dorada que había
quedado allí. Entonces, sin soltar su tan ansiado botín salió
volando de la habitación para ya no volver.
FUSIÓN
La bestia crece; se expande. Se vuelve furia descarnada,
incontenible y voraz. ¿Qué adornos le pondré para que no la
reconozcan? ¿Cómo disimular la monstruosidad latente que se
hace sangre, voz y pensamiento?
Tiene por costumbre susurrarme al oído ideas inquietantes y
retorcidas que jamás se han escuchado. Al principio esto solía
desconcertarme, pero ahora no me sorprende, y pronto ya no
seré capaz de distinguir su voz de la mía.
Con el tiempo se afincará en mí; reclamará una por una todas mis
voluntades, y yo seré ella en todo su esplendor.
Finalmente llegará el día en que no responda cuando me llamen
por mi antiguo nombre y los recuerdos de mi ser anterior serán
una fotografía amarillenta y nublada.
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Las personas se preguntarán por qué he cambiado; en qué me he
convertido, pero pronto se reconfortarán al concluir que después
de todo, siempre habían visto algo extraño en mí.
CONFESIÓN
Voy perdida por el laberinto, pisando hojas secas para
reconfortarme. El cielo que me cubre es azul y es claro; no lo
mancilla nube alguna. En cambio, las paredes de mi laberinto son
grises y toscas, llenas de protuberancias y puntas filosas.
Si me recuesto a descansar con la espalda apoyada en el muro,
nunca me puedo distender del todo, pues las aristas de mi prisión
se encargan de recordarme dónde estoy. Cuando logro dormir
acurrucada en algún recodo de la senda, sueño con el mundo que
está afuera; veo cómo viven allí las personas, y por un rato logro
ser tan libre como ellas. Pero entonces me despierto y veo que
sigo aquí. Que no es verdad que tenga alas, que nunca voy a
lograr salir, porque en el fondo el laberinto cuida de mí. En el
laberinto soy quien soy; no estoy robando ninguna identidad, y
eso es muy importante, ya me lo han dicho las paredes.
No crean que no he intentado buscar la salida; he probado
distintos caminos una y mil veces, pero siempre vuelvo al
comienzo. Cuando una luz de posibilidad se vislumbra, el laberinto
me da tregua, me reconforta y me convence de que todo está
bien, de que después de todo, ese es mi lugar, y de que las vidas
de los otros que veo en sueños no son tan envidiables ni tan
idílicas.
Entonces decido que es mejor quedarme, que no vale la pena
desgastarse en fútiles esfuerzos, y descanso un rato más mis
abatidos huesos antes de volver a imaginar posibles escapatorias.
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LLUVIA
La lluvia cae apresurada y generosa en la noche invernal.
Se vuelve una cortina blanca bajo las luces de la calle.
Allá abajo los autos van dejando un surco de estelas espumosas
que en forma de ondas trepa a la vereda y después se retrae
arrepentido.
Desde la ventana tú y yo miramos el espectáculo abrazados,
fascinados por la exuberante copiosidad del cielo vivo
que se desploma sobre la ciudad.
Pero sabemos bien que la tormenta no podrá tocarnos,
y en eso nos deleitamos.
Saboreamos golosos esa mínima felicidad,
que es la felicidad más pura y plena.
Unos minutos más tarde la fiesta del diluvio ha terminado,
dejando tras de sí cosas mojadas y tristes.
Y como souvenir solo nos quedan los pedacitos de luz que brillan
en los charcos.
BODA DE JARDÍN.
El pasto brillaba con una verdosidad intensa, en armonioso
contraste con las sillas blancas que refulgían como dientes en una
dentadura perfecta. Estaban dispuestas en hileras dejando en el
medio un pasillo central cubierto por una esterilla salpicada de
flores para que transitaran los novios. Al final de este pasillo, una
mesa revestida de finas telas oficiaría de escritorio para el
funcionario público que llevaría a cabo la ceremonia matrimonial.
En un extremo del jardín se podía observar cómo los mozos y
camareras disponían las mesas bajo una amplia carpa. Trabajaban
de manera silenciosa y diligente, como quien sabe de memoria los
pasos que debe seguir para completar su tarea, pero a la vez teme
que la más mínima distracción pueda jugarle una mala pasada. Se
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esperaban unos 150 invitados, entre los familiares y amigos más
íntimos de la feliz pareja.
Ricardo, calmo como siempre, por lo menos en apariencia,
esperaba dando vueltas por todo el predio, con paso lento y
pensativo, las manos cruzadas atrás de la espalda. Sólo salía de su
ensimismamiento para recibir a los invitados, lo cual hacía con
efusividad y desenfado, celebrando las bromas de sus amigos y
haciendo halagos a las damas. Cuando por fin lograba escabullirse
pretextando algún asunto que atender, retornaba sin esfuerzo a
sus cavilaciones, tomando con precisión entre índice y pulgar el
hilo de su pensamiento interrumpido.
Las fotos que le habían hecho llegar confirmaban tristemente sus
sospechas. La despedida de soltera de Herminia en Punta del Este
resultó ser, como se lo temía, una fiesta en la cual no sólo
participaron las amigas de su prometida. Los chicos que las
acompañaban debían de ser profesionales, sin duda. Los delataba
su aspecto excesivamente cuidado, de vestimenta impecable y
peinados minuciosos.
Sin embargo, no era este episodio el que más le preocupaba, sino
lo que había descubierto en ocasiones anteriores en que la había
hecho seguir. La primera vez fue un compañero de trabajo.
Salieron de la oficina, se subieron al auto de él y se dirigieron a un
hotel en el Centro. Ella se bajó primero y entró sola mientras él iba
a estacionar el vehículo. Para el detective fue sumamente fácil
hacer su tarea, y por más que a Ricardo le pesara, las pruebas eran
contundentes. En ocasiones posteriores se repetía un patrón
similar; solamente cambiaba el hotel y a veces el acompañante.
Ricardo encontraba admirable la habilidad que Herminia tenía
para mentir. Cuando él le preguntaba que había hecho a la tarde,
ella respondía con total naturalidad que había estado en la
peluquería o que había ido a hacerse un masaje. Las salidas con
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amigas eran también una coartada frecuente. Siempre
acompañaba sus falsas respuestas con anécdotas o chismes de los
que se había enterado en el lugar mencionado, lo cual le daba
más credibilidad y con esto lograba a su vez distraer la atención
de sí misma y de lo que había hecho. Probablemente hasta tenía
el convencimiento de que lo que decía era verdad, ya que hablaba
sin titubeos y con total despreocupación.
A él le fascinaban los ojos de Herminia; cómo las tupidas pestañas
proyectaban una sombra aleteante en el iris verdoso y moteado; y
sobre todo, le encantaba cómo el color cambiaba según la luz del
ambiente o la ropa que tuviera puesta. La de ella era una
femineidad muy masculina, por más que esto parezca una
contradicción. Siempre se vestía muy bien, pero nunca optaba por
las prendas más clásicas y delicadas, sino que se atrevía con las
últimas tendencias y siempre llevaba algo que le permitía
destacarse. Su look había que entenderlo; no era para nada
complaciente a la primera mirada, pero jamás caía en lo chocante
o ridículo. A una persona acostumbrada a vestirse de forma
tradicional le podría resultar un tanto disonante verla con sus
pantalones anchos y aquellos zapatos de charol con tachas, pero a
nadie pasaba desapercibido que todo lo que usaba era exclusivo,
y que ciertamente no se adquiría a precios de rebaja. Se podría
decir que su estilo era minimalista y de vanguardia, ya que
predominaban en su atuendo los colores sólidos y las líneas
definidas, con pocos accesorios bien seleccionados. Las manos las
tenía siempre impecables, con las uñas cortas redondeadas, y los
únicos tonos de barniz que se permitía eran rojo, negro o un
simple brillo transparente.
El pelo, siempre perfectamente rubio, lo llevaba en una melena
corta y asimétrica, acorde con su estilo transgresor. Ricardo
pensaba que su rostro era tan perfecto, que cualquier corte le
quedaría maravilloso. Pero sin duda, el rasgo distintivo de su
rostro era la pequeña separación entre sus dientes delanteros, lo
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que le daba un aire diferente, de una belleza no convencional.
Ricardo se sentía tremendamente afortunado de tener por pareja
a tan admirable mujer, siempre decidida y polifacética. Sin
embargo, esa felicidad se veía ensombrecida por un vago
presentimiento de que aquello no iba a durar. Se convencía a sí
mismo diciéndose que en realidad las parejas más felices eran las
que tenían más diferencias, porque eso hacía que se
complementaran y mejorasen como personas. Por otra parte, con
Herminia no había lugar para el aburrimiento.
No pudo evitar sonreír al recordar aquella vez que apareció de
sopetón en su apartamento un viernes por la noche y le dijo: —¿Y
Riqui?, ¿estás pronto? —¿Pronto para qué?, contestó él. —Pero si
ni siquiera estás vestido, ¡por amor de Dios! Así que de la valija ni
hablar. —¿Valija? —Sí, nene! Lo que pasa es que nunca leés mis
mensajes. Dale, vestite que yo armo las maletas. Dentro de tres
horas sale el vuelo a Nueva York y no lo vamos a perder, eh!
Así era Herminia; planificaba vacaciones en el instante y no te
consultaba. A ella no se le ocurría que la gente pudiera tener otros
planes, o sencillamente pensaba —y casi siempre con razón—
que sus planes eran muchísimo mejores y más interesantes.
A Ricardo, lejos de molestarle nada de esto, parecía divertirle, y
hasta fascinarle, como sólo puede fascinarnos aquello que es tan
remotamente distinto a nosotros y a lo que conocemos.
Ahora bien, ¿sería capaz de embarcarse en un matrimonio con
una mujer que le era infiel de manera consistente? Muchas veces
había estado a punto de decirle a Herminia lo que sabía, pero
siempre se echaba atrás a último momento. Ella lograba distraerlo
con su carisma envolvente, y a Ricardo le daba la impresión que
cualquier cosa que pudiera decir lo dejaría en ridículo a él y no a
ella. Sospechaba internamente que Herminia no sentía la más
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mínima culpa por lo que hacía y que probablemente respondería
a sus acusaciones con total desparpajo.
—¡Ay, Ricardo! No la aburras, porfi. ¡Era eso lo que te tenía tan
preocupado! Mirá, yo te voy a explicar. Estas cosas las hace todo el
mundo, mi amor. TO-DO-EL-MUN-DO. ¿Ta? Lo nuestro es otra
cosa; vos sos mi pareja. De eso quedate tranquilo; pero la
diversión es diversión, y para eso no puede haber límites.
Sin duda que Herminia diría algo así. Al imaginar esa situación se
sentía tan humillado como si la estuviera viviendo, así que prefería
evitarse el mal trago y hacer la vista gorda a las aventuras de su
prometida. Sin embargo, había algo morboso en él que lo llevaba
a continuar con sus pesquisas, con la vana esperanza tal vez de
que aquella conducta fuera algo pasajero. Ricardo sopesó en un
momento la posibilidad de que el matrimonio, vaya a saber por
qué, sería el fin de los affairs a los que Herminia era tan afecta,
pero esta ilusión, él lo sabía bien, no era para nada tangible.
Es así que ahí se encontraba, a punto de casarse, y sin saber qué
hacer. Si dejarla plantada, en modo venganza de último
momento, con todo el escándalo que esto supondría, o si seguir
mirando para otro lado y aceptar las infidelidades de Herminia
como otra más de sus deliciosas excentricidades.
Por un lado, el tema del escándalo lo terminaría afectando más a
él y a su familia de alcurnia que a la alocada Herminia que nunca
parecía tener nada que perder. Por otra parte, el aceptar lisa y
llanamente que sería de por vida un marido cornudo era una idea
demasiado difícil de tragar. Su hombría, tan vapuleada
últimamente, le exigía una reparación. Algo tenía que hacer; eso
era indudable. El tiempo pasaba y se iba a tener que decidir por
una de las dos opciones.
En ese momento, un cosquilleo en el bolsillo del pantalón lo
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devolvió a la realidad. Era el teléfono celular, que había tenido la
precaución de poner en modo silencio para no olvidarse cuando
empezara la ceremonia. Lo sacó del bolsillo y vio que era un
mensaje de voz de Herminia. Primero miró a un lado y a otro para
cerciorarse de que no había nadie cerca. No sabía decir por qué,
pero no le hacía gracia que alguien pudiera escuchar aquel
mensaje. Con el corazón palpitando a mil por hora escuchó: —
Gordo, Riqui. Perdoname, pero lo de hoy no va a poder ser. Yo sé
que tenías mil planes, viste. Y está todo bien. Yo te re-quiero. Pero,
todo el tema del matrimonio, seamos realistas, no es para mí.
Bueno, no te enojes, gordi, de última me lo vas a agradecer.
Entonces, Ricardo levantó la vista, y mientras observaba el ir y venir
de los ajetreados camareros, pensó con alivio que las situaciones
que nos parecen más difíciles se terminan resolviendo solas las
más de las veces.
Imagen:
Portada del libro, “Recuerdo de la infancia”, de Natalia González Amorín
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UN PROYECTO
DE ARTE
INTEGRADO:
“LIBRO A
CABALLETE”
Lucía BORSANI
Paysandú
Uruguay 2018
De la poesía al microrrelato
Paysandú, ciudad de Uruguay que congrega a más de
76,000 habitantes entre los cuales me incluyo, ha sido
desde el año 2002 una ciudad poética por excelencia. En
aquel año la crisis nos llevó a inventar alguna excusa para
seguir soñando: un movimiento de poesía popular que
llamamos Sueñapalabra, el cual se encargó de difundir la
poesía por todos los poros de la ciudad y el departamento.
El Sueña abrió cajones con poemas escondidos, formó
lectores, “decidores” y “oidores” de poesía; inspirados por
los versos de Líber Falco salimos durante todo el mes de
octubre y por más de una década a
“…atar un moño azul en cada árbol
gritarles a todos que les quiero…”
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Esta suerte de “suerte” que tuvo este género no fue la
misma para otras modalidades literarias y una de ellas fue
la del microrrelato. Como un hermano más tímido, el
pobre micro se quedó mirando por la ventana el
despliegue de la estrella poética en las calles, buses,
hospitales, escuelas y plazas de Paysandú.
No obstante la chispa del microrrelato encontró su leña
para arder, allá por el año 2013, por parte de quien escribe.
Hubo exploración, lectura, capacitación con profesores
españoles y fascinación por su seductora brevedad.
Libro a caballete
A fines del 2017 nace un proyecto en común con mi
compañero de vida, Fernando Irecio, artista plástico y
profesor de comunicación visual, oriundo también de esta
ciudad y sueñapalabrero desde siempre. En efecto, el
Sueñapalabra fue un movimiento de poesía y artes afines:
pintura, música, danza. ¿O es que en el arte existe algo
compartimentado?
La idea de publicar es un moscardón que
permanentemente sobrevuela la cabeza de los escritores y
volvió a aparecer, pero esta vez necesitada de originalidad
y ganas de hacer arte integrado con Fernando: un libro a
caballete.
La escoba del doce
Nace así La escoba del doce, un microlibro de doce textos
de mi autoría (nanorrelatos, microrrelatos y un relato
hiperbreve), la mitad de los cuales ya habían sido
publicados en diversas antologías de Argentina, España,
Colombia y México, a razón de haber quedado
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seleccionados o premiados en concursos literarios. Dan
ganas de reunirlos a todos, cuando de hijos literarios se
trata. Entre ellos, el recientemente valorado por esta
Revista con Mención de Honor en su “2do. Premio de
Letras Iberoamericanas”, microrrelato que los amigos,
familiares y coterráneos querrían conocer.
Esta vez el microrrelato como total protagonista, no
admitió ilustraciones, a excepción de la portada diseñada
por Fernando:
El lector, presencia clave
Sabido es que el microrrelato necesita del lector como la
tierra al sol y que parte de nuestra tarea como escritores es
dejar esa puerta abierta a las historias que le siguen a la
nuestra una vez que atraviesa al lector. Visibilizarlo frente
al texto y, lo que es mejor, poder interactuar con él fue el
principal objetivo, porque los textos fueron adquiriendo
una metamorfosis interesante luego de pasar por la cabeza
y el corazón de algunos. Y qué bueno estar ahí para
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escucharlos.
La muestra
El lugar para presentar la muestra fue el taller Espacio de Arte
que dirige Fernando y que funciona en CAJUPAY, una
asociación que nuclea a todos los jubilados y pensionistas del
departamento. Para llegar a dicha muestra era necesario
atravesar las instalaciones del taller y empaparse los ojos con el
color y la belleza de las artes plásticas.
Tarea de Fernando fue la de editar, imprimir en buen tamaño y
armar la puesta visual como para que el lector cómodamente
se detenga a leer. También pensamos en incluir a personas no
videntes, realizando la traducción al Braille de todos los textos,
como para que puedan ser leídos por personas con estas
capacidades diferentes, desde la comodidad de una mesa.
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Un prólogo prestado
El libro a caballete gozó de un prólogo verbal a cargo del
periodista, poeta y amigo Milton Nan: “Los poetas le
hemos prestado a Lucía al cuento, esperamos nos la
devuelva”, fueron algunas de sus reflexiones, en unas
breves palabras que terminaron preguntando: “¿Cuánto
mejorará la poeta después de tantos cuentos? Seguro que
sí, porque escribiendo hace músculo y la obra transforma
al artista.”
Un mate para encontrarnos
De paso se coló el café, el té de hierbas, los chipás y a los
codazos y con más derechos, el mate. Es que estamos en
Uruguay y aquí se conversa termo y mate en mano,
incluidos los argentinos que llegaron —puente mediante—
desde la vecina ciudad de Colón, materos también de pura
cepa.
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La conversación que genera la literatura, el abrazo, el
reencuentro con amigos del arte en todas sus formas. ¿Se
puede pedir más en estos tiempos? Acostumbro pensar
que la virtualidad está justificada solo si tiene kilómetros
por medio, pero aun así en pequeñas ciudades la
comodidad de la pantalla suele sustituir estos encuentros
propios de cafés literarios que han gestado y nutrido a
tantos lectores y escritores de todas las épocas.
La escoba agradece:
Ya realizada la muestra y con total éxito en cuanto a
concurrencia y objetivos cumplidos, solo resta agradecer:
A CAJUPAY, porque la tercera edad en esta ciudad es
pujante y lo demuestra.
A los medios de comunicación que se hicieron eco, en
especial a esta gran Revista de puertas abiertas.
Al escritor español Miguel Torija Martí, que lleva adelante
desde fines de 2017 una muestra antológica itinerante de
microrrelatos y a quien solicitamos “permiso” para hacer
algo parecido, luego de consultar en internet por
antecedentes en el tema.
Y termino con sus propias palabras —además de las
gentiles “todo mi apoyo, amigos uruguayos”— palabras
que ahora también hago mías:
¡Larga vida al microrrelato!
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ATENCIÓN DESVIADA
Cuando la esposa llegó, alcoholizada y descalza luego de
la última salida con amigas, se hizo el muerto. Tan bien le
salió y tan grande fue el susto y el revuelo, que el
veterinario les cobró carísimo por habérsele llamado de
urgencia y porque de los tres integrantes de la casa, el
perro era el más saludable.
LA ESCOBA
No nos caía bien la maestra, era rara. Le decíamos “buen
día” y apenas respondía, le preguntábamos la hora y
contestaba sin mirar el reloj, le pedíamos permiso para ir al
baño y argumentaba que ella nunca iba. El día que nos
pidió que saliéramos del salón para barrer, fue la última
vez que la vimos, dejó abierta la ventana y una nota que
decía: “Si las hay, las hay”.
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ILUSIONES POR DOCENA
Larguísimo viaje en vapor desde su natal Infiesto hasta
Montevideo. Su mamá lo despidió con doce huevos duros,
un par de zapatillas y el último abrazo. Tenía dieciocho,
nunca más la vería. Atrás quedarían las montañas, la sidra,
la jota haciendo bailar las entrañas. Interminables horas el
Atlántico lo tuvo en su lomo, como caballo salvaje,
enfrentándolo al vaivén de las emociones. El abuelo
Marcelino. Doce hijos uruguayos le sucederían.
PRESENTACIÓN
—Me contrataron para despedirlo.
Reseña de los autores
Lucía Borsani García (Paysandú, Uruguay, 1971). De
profesión nutricionista y terapeuta floral, ha dedicado su
vida a la poesía. Administradora del blog Loca por la luna
desde el año 2005, incursiona también en narrativa corta y
género epistolar, consiguiendo al momento 18 premios y
menciones en concursos internacionales. Libros editados:
Loca por la luna (2006) y Vestida para salir (2010). Integra
seis antologías de poesía uruguaya.
Víctor Fernando Irecio (Paysandú, Uruguay,
1975). Comienza en 1995 como dibujante de publicaciones
humorísticas y diarios locales. Cursa en el Instituto
Nacional de Bellas Artes formándose en Dibujo, Pintura,
Escultura y Cerámica. Actualmente dirige su propio taller
Espacio de Arte y tiene en su haber varios murales de la
ciudad.
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En 2012 culmina sus estudios en el Instituto de Profesores
Artigas obteniendo el título de "Profesor en Comunicación
visual - Dibujo". Hasta el momento se desempeña en
Secundaria y Bachilleratos artísticos, también lo hace como
diseñador gráfico y artista visual, participando en
exposiciones colectivas e individuales en su ciudad y la
región.
En 2013 realiza el Posgrado: “Especialista en Educación
Artística, Cultura y Ciudadanía” organizado por la
Organización de Estados Iberoamericanos.
Su proyecto: Nos unimos al vuelo, Liberación masiva de
obras artísticas pertenece al acervo del Banco Mundial de
Prácticas Significativas en Educación Artística.
En 2017 realiza con Lucía Borsani una muestra integrada
de pintura y poesía: Ángeles.
Imágenes:
Fotografías cortesía de Lucía Borsani
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HAIKU DO:
EN LA RUTA DE
LA POESÍA
BREVE*
Lil María
HERRERA
Sonia EHLERS
Aura América
GONZÁLEZ
Danae
BRUGIATI
Prólogo
Haiku-do: en la ruta de la poesía breve
La senda de la suavísima tempestad
Hay una suavísima y delicada tempestad que se escucha
en el fondo de esta reunión poemas. En ellos, se
contraponen los silencios con una melodía que no
podemos estar seguros si proviene de oriente o de la selva
o de la campiña interiorana. Aquí, la luz de la palabra se
congrega, ilumina y da vida a las cosas. Cuatro poetas han
señalado una ruta para nosotros: el haiku.
El haiku, dentro de la poesía japonesa, ocupa un lugar
fundamental y emblemático. Se cuenta que Matsuo Bashō,
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 59
uno de los grandes maestros del haiku, luego de sus viajes,
procuraba capturar sus vivencias por medio de la palabra,
escribiendo haikus. Bashō sostenía la premisa de que el
haiku busca «sencillamente expresar lo que sucede en un
lugar y momento dado». Asimismo, los grandes maestros
de Oriente escribían haikus cuando coincidían en sus
reuniones, como una suerte de celebración de la amistad.
Más allá de las fronteras de Japón, grandes poetas
también llegaron a cultivar el haiku. Por ejemplo, así lo
hicieron Antonio Machado, Jorge Luis Borges, Mario
Benedetti, Octavio Pazo Ezra Pound. No es, después de
todo, extraño que estos grandes referentes de la literatura
occidental sintieran una particular fascinación por una
forma de poesía poseedora de una estética tan única
como compleja.
Siglos después de Bashō, en el corazón de Centroamérica,
en el vibrante trópico panameño, Lil, Sonia, Aura y Danae
concibieron este proyecto. Acaso en un principio como un
ejercicio lúdico, emprendieron la rigurosa travesía de
escribir juntas un libro de haikus. Puesto que todo en la
poesía ha de tener una razón y un propósito, el libro reúne
justamente a cuatro poetas, como son cuatro las
estaciones del año, tomando en consideración la
importancia de las estaciones y la naturaleza misma en la
tradición del haiku. Contemplando los aspectos técnicos y
la laboriosidad del oficio, se dispusieron a escribir
veinticinco poemas cada una. El libro es, como resultado,
un conjunto diverso y armonioso, donde cada una de ellas
desarrolla su propia voz, llevando a cabo sus propias
exploraciones y descubrimientos.
El haiku, como lo demuestra este ejercicio colectivo, es
mucho más que un cántaro formal que de alguna manera
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contiene o moldea a la poesía. Concentrando en la
brevedad una estremecedora belleza, este tipo de poema
originario del Japón está estructurado en tres versos con el
patrón cinco / siete / cinco, alcanzando un total de
diecisiete sílabas. El haiku, por medio de una serie de
recursos, donde la naturaleza recupera su rol primordial y
la precisión en las imágenes busca el estremecimiento, nos
permite acceder a nuevas maneras de comprender y sentir
el mundo.
Haiku-do: en la ruta de la poesía breve nos lleva a
experimentar nuestra realidad a través dela exquisita
sensibilidad y la profunda espiritualidad del haiku. A lo
largo de los poemas, se suceden una serie de diminutos
paisajes o momentos, que nos permiten asumir el entorno
con hondura, sumergiéndonos en un proceso de carácter
reflexivo e introspectivo.
Gracias a la poesía de estas cuatro poetas, nos es dado
contemplar el estallido del sol o el sereno posándose en
las plumas del quetzal. Alcanzamos a presentir que el
musgo crece con parsimonia en la espalda de un oso
perezoso o que, en algún sitio, un centenar de ciempiés
atraviesan los jardines. Es posible escuchar a las codornices
anunciando la alegría del bosque o cómo una lejana
saloma nos alcanza desde el trepidar de la quebrada.
Frente a nosotros, las arrieras bullen en la hojarasca, los
cocuyos levantan el vuelo. En lugar de los cerezos, nos
rodean el ciruelo, el guayabo, el caimito, el guayacán, el
maizal.
Lil, Sonia, Aura y Danae trazan una senda que, por medio
de la lectura, se va horadando desde el centro mismo de
cada uno de nosotros, extendiéndose hasta donde así se lo
permitamos a la poesía. Este libro de haikus es, finalmente,
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 61
una invitación a percibir el mundo de una forma distinta, a
leerlo desde sus complejidades y sus sutilezas, desde la
más serena quietud hasta el más convulso movimiento;
pero siempre, absolutamente siempre, desde la búsqueda
incesante de la belleza y el asombro.
Magdalena Camargo Lemieszek
Gracias, Lempira
27 de julio de 2018
LIL MARÍA HERRERA
(Panamá, 1965)
Abre sus alas
pájaro color noche
estalla el sol
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SONIA EHLERS
(México, 1949)
Oigo la selva
sinfonía de otoño
bajo las palmas
AURA AMÉRICA GONZÁLEZ
(Chiriquí, Panamá, 1945)
Hasta la niebla
se fuga con la sombra
e ignora el sol.
DANAE BRUGIATI
(Chiriquí, 1944)
Trémulo espejo
el estanque rizado
acoge el cielo.
*Libro presentado en la Feria del Libro en Panamá, con el apoyo de la
Magister Margarita Vásquez Quirós, Académica de la Lengua de
Panamá.
Imágenes:
Fotografías: Portada de “Haiku-Do” y de la Feria del Libro en Panamá.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 63
pedro herrero
inmaculada barranco
HOLMES CAE
DE CABEZA
Sylvia MOLINA
España
2018
Hace mucho frío, «Mir ist kalt»
La sala está a rebosar. El cine siempre tirará más que el video. El
festival Videonale, ¿quién lo conoce? Sin embargo la Berlinale,
Buster Keaton, claro, quién no.
Cuando he llegado a la estación de tren de Berlín, llevo la mochila a
la espalda cargada con las dos cámaras de video. «Achtung
Scheiße!» –pongo un dicendi, algo así como un exclamé, en fin,
para que se entienda que he gritado «¡Mierda!»–. Bueno, sigo, iré al
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primer Flohmarkt en cuanto pueda. Yo miro mis botas camperas.
Made in Spain. Ya han sido dos hostias como panes. Sí, sí, ¡qué
bonito el cuero para pasear por la nieve! Ironisch tengo que
especificar a mis colegas alemanes y me cogen del brazo para que
no vuelva a caer, als eine alte Frau, vamos, como a una abuelilla.
El festival de video se mueve en el sustrato de la ciudad. Keller y
refugios antiaéreos convertidos en bares de copas y espacios
culturales. Arriba, por contra, la Berlinale, la ciudad visible.
Brandenburg Tör, Alexander Platz… La ciudad de día vestida de luz
gris y frío blanco. Las calles amuebladas de medio metro de nieve
aunque no haya nevado en más de una semana. Todo está
petrificado. Helado. Y pasear por la otra realidad te desorienta. Una
gran ciudad anestesiada por la falta de sonidos de tráfico
absorbidos por paredes efímeras que coleguea con sus habitantes.
«Qué gusto cuando nieva, no hay ruido» –dicen al salir al exterior.
La Videonale se mueve en la otra realidad. Sin luz. Sin referencias.
Sólo arte.
Propuestas y más propuestas se presentan por doquier. No
recuerdo las caras. Sí los lugares. Aún se respira el miedo de los que
huían de las bombas en esos Keller, en esos sótanos donde debían
temblar mientras oían caer las bombas sobre sus casas, sobre su
memoria, sobre sus vidas. Me equivoqué. Desconocía este Berlín y
tenía que haber sabido antes en qué espacio expondríamos.
Hubiera realizado otro proyecto artístico.
— Schnell, schnell! -grita uno del grupo a lo lejos.
— Qué pasa, qué prisas. Ya es raro que os aceleréis –pienso sin
decir.
— Sherlock Holmes Jr.! Wir haben nur 20 Minuten!
Veinte minutos para llegar a la película no es gran cosa. Tengo yo
las botas para correr. Menos mal que aún me quedan unos Deutsch
Mark y estamos en el Este. Así pagamos menos y podemos ir en el
metro casi hasta la puerta. En fin. Da igual en lo que estaba
pensando, hay que correr.
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Al llegar, me doy cuenta de que las salas de cine son como los
centros comerciales. Da igual en qué país estés. Son salas de cine.
La ciudad de arriba. La ciudad oficial. La visible. La ciudad gris de
blancas calles nos lleva a un no-lugar del arte. Un espacio más de
proyección que podría pertenecer a cualquier lugar.
Al entrar no parecía que nada ocurriera hasta ese momento. La
película comienza para mí cuando Keaton se desdobla. Sigue
durmiendo y otra realidad paralela comienza a suceder. Muy
apropiado para ver la película en esta ciudad doble, plegada, a
veces incluso contraria. Ese instante se convierte en mágico. Ya no
hay vuelta atrás. Esta película me acompañará el resto de mi vida,
décadas incluso después, en conferencias, en artículos, en clases. Ya
formará parte de mí. Acababa de suceder un hermanamiento de
concepto, de situación, de vida.
Son muchos los años reutilizando estas imágenes y sus realidades
paralelas. Un pionero de la realidad aumentada. Del abuso de los
mass media. En fin.
Pero Keaton tiene que salir del engaño.
En el pequeño islote, se tira de cabeza.
Cae sobre la nieve.
Helada.
Blanca.
Holmes, cae de cabeza.
Imagen:
“El moderno Sherlock Holmes” de Buster Keaton.
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MIRADAS
COMO AGUA
José Darío
CARRILLO
MUÑOZ
Guadalajara
México
Diariamente subo al autobús en San Antonio. Rara vez hay
algo más que desolación en ese viaje. Hoy, sin embargo,
en una de esas mañanas por las que no daríamos un peso,
al fondo del camión, una joven de labios luminosos ancla
la vista en un libro rojo. Observo sus dientes morder
apenas el labio inferior, las manos temblorosas (las suyas y
las mías) y la expresión de estar viviendo el milagro del
tiempo y del espacio.
Intento llegar a ella al verla dirigirse a la bajada. Es
imposible. No pude alcanzarla.
Jamás podré saber lo que leía.
Imagen:
www.google.com
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cony pedraza
ESPECIAL
DE
ENRIQUE
UMBRE
CARDILANE
Cony
PEDRAZA
México
2018
Enrique Umbre Cardilane
En este número quiero rendir un muy breve homenaje al
reconocido escritor uruguayo Enrique Umbre Cardilane y para
ello, te presento tres de sus cuentos. Espero los disfrutes.
Cony Pedraza
Editora
68 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
MI NOCHE
TRISTE
Enrique
UMBRE
CARDILANE
Uruguay
Julián había ingresado al geriátrico en octubre.
Necesitaba atención permanente por su enfermedad terminal, es
cierto, pero antes que nada requería afecto, especialmente a esa
altura de su vida. Pensaba cuantas cosas le faltaban para hacer y
cómo se iba el tiempo. Hubiera querido que se enlenteciera la vida
para culminar todo lo que no había tenido tiempo de construir.
Sus pensamientos iban más rápido que su vida y estaba
comenzando a pensar que igual le alcanzaría la muerte antes.
En realidad podía haberse buscado una solución que permitiera
un transcurso de la vida como la que siempre se había vivido,
junto a la familia, conectado a sus hijos, a sus nietos. Viviendo las
nochebuenas y navidades junto a ellos y no solo, o con gente que
nada representaba para él.
Pero no podía decidir él, no lo permitía la dependencia
económica. No era que sus hijos no lo quisieran, pero sus vidas
tenían otros objetivos y todavía no había llegado el momento en
que iban a comprender como se sentía uno en esa situación. No,
no era lo más urgente en ese momento; quizá más adelante
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 69
supieran que era lo más importante, pero no lo más urgente. Sus
hijos estaban labrando el futuro de sus familias y no ocupaba su
tiempo disponible el pensar en esas cosas.
La visita de esa noche fue muy dolorosa para su hijo, pero
representó el punto de inflexión que le hizo comprender. Como
acostumbraba en sus visitas, le reprochó las macanas realizadas en
su vida, que habían afectado a la familia.
—Bien, veamos de qué modo podemos solucionar eso ahora,
respondía Julián.
— ¿Ahora?, no seas boludo. ¿Cómo lo vamos a solucionar ahora?
—Es lo que me suponía. Entonces, no me sigan angustiando, no
lo puedo arreglar hijo. Ya es tarde.
Eso le pegó mucho al hijo. Por primera vez en sus diarias visitas,
vio más claro y sintió remordimiento.
Pero ya era tarde.
—Hola mamá, papá, ¡qué alegría hermanos! Julián comenzó a
hablar con su familia, anticipando sus reencuentros, como en los
días felices.
En la madrugada llegó el aviso.
—Voy enseguida, dijo el hijo.
Y lloró largamente la muerte de su padre.
Imagen:
El dormitorio en Arlés¸ Van Gogh.
https://es.wikipedia.org/wiki/El_dormitorio_en_Arl%C3%A9s
70 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
PARA MATAR
EL TIEMPO
Enrique
UMBRE
CARDILANE
Uruguay
Esa tarde Ramón se sintió mal, para calmarse tomó unas
pastillas, pero lo hizo en un volumen exagerado y se murió.
Su padre, que usaba esas pastillas para controlar la
hipertensión, se sintió culpable, se angustió y falleció de un
infarto fulminante por falta de ellas.
La amante del padre de Ramón -quien aún no había
logrado obtener beneficios de esa relación- murió de una
angustia repentina.
Su novio, -es decir la pareja de la amante del padre de
Ramón- quien odiaba esta situación que recientemente
había descubierto, se llenó de satisfacción y regocijo
mientras cenaba, se atragantó con la comida y murió de
asfixia.
Su madre estaba cenando con él y lo vio morir en esas
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 71
condiciones, sin poder hacer nada. La pobre no soportó
tanto dolor y murió a causa de una insuficiencia coronaria.
La madre de Ramón, íntima amiga de la madre del novio
de la amante de su marido, se enteró esa noche de la
muerte de su amiga, del hijo de ella, de sus cuernos y todo
eso sumado a otras penas menores, fueron la causa que la
inclinaron al suicidio, el que consumó de inmediato.
Su hermano -el tío de Ramón-, vivía en el exterior y fue
informado por parientes de las infortunadas muertes. Al
enterarse de la infausta noticia, salió desesperado a dar
una vuelta en su auto para despejar la mente y calmar su
dolor, pero, neurótico conductor como era¸ no llego muy
lejos. A unas dos cuadras de allí choco con un ómnibus de
transporte colectivo y producto de ese accidente
fallecieron doce personas (incluyéndolo a él como
persona).
La esposa del tío de Ramón (quien no conocía a Ramón)
quedó sola en el mundo y al sentirse así tan desprotegida,
entró en depresión aguda y se quitó la vida.
Yo no tenía nada que hacer y para no morirme de
aburrimiento, inventé esta historia para… para matar el
tiempo.
Imagen:
Muerte y vida¸ Gustav Klimt.
https://www.google.com.mx
72 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
RENUNCIA
DUDOSA
Enrique
UMBRE
CARDILANE
Uruguay
Vital Pérez había tenido una mediocre carrera en la
empresa del Estado donde trabajaba desde hacía
veinticinco años. Integraba esa masa común de las
dependencias públicas que cumplía razonablemente su
tarea, esto es¸ hacía en veinte días lo que cualquier ser
humano (incluso él), podía hacer en diez, si trabajara en el
ámbito privado. Pero ese era un mundo que él
desconocía. Sus padres y gran parte de su familia habían
sido también trabajadores del Estado y ello había
adaptado sus mentes¸ a ese pequeño e ineficiente
universo.
Pero un día se produjo el milagro. Un amigo, probable-
mente bajo efecto de las drogas, el alcohol, o ambos,
creyó descubrir en Vitalito algunas virtudes -hasta el
momento ocultas- que podría utilizar en una empresa
privada con la cual estaba vinculado. Pérez no se detuvo a
pensar que allí tendría que trabajar verdaderamente y
como el salario era sensiblemente superior al que
(injustificadamente) percibía, dio su aprobación a la
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gestión de su amigo.
Fue entonces que presentó ese día a su jefe una carta, en
la que renunciaba a su trabajo desde ese momento,
agradeciendo a sus compañeros cada momento de ocio
disfrutado y solicitando le tuvieran pronta su liquidación
de haberes¸ en cinco días hábiles.
¡¡Una nueva vida!! ¡¡Un gran desafió!! , pensaba Vital, sin
reparar en que el desafío iba a ser para la nueva
compañía.
Tres días después de su renuncia, sus compañeros de
trabajo lo ven ingresar a la hora habitual, sentarse en su
escritorio y comenzar las tareas del día como antes
(ninguna).
Es que, pasado el efecto de los estupefacientes, su amigo
vio claramente la responsabilidad que había asumido con
su recomendación y quiso deslindarse de ella, hablando
con el gerente de la empresa que había tomado a Vital.
No hubiera sido necesario, ya que el gerente hubo de
comprobar en 48 horas que las virtudes anunciadas eran
infundadas y aconsejó -mediante una patada en el culo- a
su nuevo y fugaz colaborador, que volviera a su anterior
trabajo, del que nunca debiera salir en el futuro.
Bien, sus compañeros de trabajo, agradecidos por tener
un tema nuevo para distraer sus mentes del trabajo real, le
explicaron que había renunciado a sus tareas en ese lugar
dos días antes y su carta continuaba el trámite habitual en
la oficina de Personal. Dicho planteo fue fríamente
desmentido por Vital, quien aseguró no haber escrito
carta alguna de renuncia a su puesto, que tanto amaba.
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Igual argumento fue repetido a su jefe cuando este llego a
la oficina (dos horas después de iniciado el horario de
trabajo). El pobre hombre había sentido un cambio en su
vida y hasta había logrado volver a tratarse con su familia.
—Pero flaco, ¿qué hacer acá?- le dice.
—Lo de siempre, vine a trabajar.
—Pero si vos renunciaste hace dos días y la carta está en
Personal.
—Yo no renuncié ni presenté carta alguna.
— ¿Ah¸ no? Vamos a Personal -replica el jefe-, a quien
repentinamente le había vuelto en forma inesperada el
temblor de manos.
Llegados a esa oficina, fue saludado jocosamente por los
otros vagos que distendiese en ella.
—A ver, venimos a comprobar la renuncia del compañero.
—Si -dijo el jefe de la tribu de Personal-, tenemos su carta
en trámite, casi finalizado éste, ya que solo falta la firma
de nuestro gerente para emitir la liquidación de haberes
correspondiente.
—Yo no firme carta alguna de renuncia -repite Vital.
— ¿Ah¸ no?, espera que te la muestro-vuelve a decir el jefe
y va a buscarla.
Cuando vuelve con el original¸ se la da al flaco para que
comprobara directamente el texto y la firma.
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Vital lee detenidamente, saca un cigarrillo que prende
despaciosamente y con el mismo encendedor prende
fuego a la carta que desaparece en segundos.
—Nunca renuncié a este puesto. ¿Cuantas veces deberé
explicarles? Manga de brutos -sentencia Vitalito.
Y volvió a su puesto, satisfecho.
Imagen:
El hombre en llamas¸ José Clemente Orozco.
https://www.google.com.mx
76 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
juan pablo varela
CONFESIO-
NES DE
INDECISOS
Brenda Lucía
BÁSCONES
CORNEJO
Perú
Aristóteles propone en Poética que los relatos son mímesis
y/o diégesis de unos hechos con inicio, nudo y desenlace.
Así, tradicionalmente, relatar siempre ha sido sinónimo de
decidir qué iba aconteciendo, por lo tanto, hay implícito un
coste de oportunidad: algo que jamás pasará en el relato.
Si Hamlet muere, no vive; si Segismundo se casa con
Rosaura, no se casa con Estrella ni se queda soltero; si la
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princesa Kaguya regresa a la luna, no se queda en la Tierra.
Pero, claro, muchas veces hemos odiado el final de una
historia, no nos hemos quedado satisfechos, nos da
curiosidad qué hubiese sucedido con nuestros personajes
o con nosotros mismos si estos hubieran tomado otras
decisiones. “Hubiese, hubiese, hubiese…”, para conten-
tarnos se creó el club de los indecisos. Estos, con el
pretexto de jugar con espacios y tiempos paralelos, sacian
sus ganas y, de paso, las nuestras, de querer probar todas
las posibilidades, creando, para esto, personajes que
tienen esta necesidad, universos donde todo puede pasar
simultáneamente, caos y confusión propios de una mente
ficticia indecisa tan real como la de sus creadores.
Pertenecen a este club autores como Julio Cortázar, Italo
Calvino y Jorge Luis Borges. En esta ocasión decido que mi
discurso se centre en el relato del último, El jardín de
senderos que se bifurcan. Estoy leyendo tan solo el
segundo párrafo del relato y ya hay algo atípico respecto
de lo que proponía Aristóteles: un narrador hetero-
diegético, pues la historia comienza con, lo que parece, un
narrador extradiegético que cuenta sobre el retraso de la
ofensiva de trece divisiones británicas (pudiendo ser el
mismo Borges), para convertirse después, en el segundo
párrafo, en un narrador distinto del primero en cuanto que
es homodiegético bajo el escondido nombre Yu Tsun.
Primer síntoma del indeciso: querer un narrador
extradiegético y uno intradiegético para referirse a un
mismo relato. Esto puede ser un guiño a la diferencia entre
‘historia’ (hecho histórico) e ‘historia’ (trama).
”El ejecutor de una empresa atroz debe imaginar que ya la
ha cumplido, debe imponerse un porvenir que sea
irrevocable como el pasado”. Esta frase es el consejo que
nos da Yu Tsun de evocar algo que vamos a realizar en el
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futuro como si ya lo hubiéramos hecho en el pasado para
poder llevarlo a cabo en el presente. En otras palabras, nos
narra que, en su mente, él puede malear el tiempo según
le convenga para actuar. De esta manera, nos encontramos
con una acción que contiene los tres tiempos a la vez,
segundo síntoma del querer abarcar todo en uno.
Más adelante, nos adentramos a un tercer síntoma: el
laberinto, caracterizado por ser un lugar donde uno se
pierde o donde no es fácil encontrar ni el centro ni la
salida. Nuestro personaje principal es perseguido por
Richard Madden, por lo que tiene que tomar una decisión
cuanto antes, decisión para la que necesita a Albert. Es este
quien le descubre a Yu Tsun el significado del acertijo de
su bisabuelo que se aisló para hacer una novela y un
laberinto. Novela que personifica las inmensurables
combinaciones de caminos que tomar, de posibilidades
que experimentar. Yu Tsun solo realizará una, pero hasta
que no lo haga todas las probables versiones de su acción
son igual de vigentes ¿El riesgo? Perderse en el laberinto
de posibilidades para, finalmente, realizar una con tal de
encontrarse, una que quizás no es la que él quería.
Con la frase del bisabuelo en la carta estudiada por Albert,
“Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de
senderos que se bifurcan”, parece que se comienza a dejar
la indecisión. Un jardín es, según la etimología, un lugar
delimitado por una cerca o huerto; según el uso común, es
un lugar en el que se cultivan plantas ornamentales para
hacer de él un sitio agradable. Por lo tanto, un jardín es un
espacio donde crece la naturaleza artificialmente, o sea, un
área verde que está ahí con la intervención del hombre y
para un fin: el deleite del hombre. Tomo al jardín como un
espacio reducido en el que el hombre se detiene a
contemplar las muchísimas posibilidades que tiene (todos
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 79
los frutos, las flores, la hierba, etc.) que, sin embargo, no
dejan de ser posibilidades a partir de algo ya decidido (el
jardín fue hecho por nosotros o por otros, de ahí que sea
vallado). A menos que uno se quede contemplando el
jardín para siempre, tendrá que escoger alguno de los
caminos que este propone (elegirá la manzana o las uvas,
las violetas o los lirios, la mala hierba o la hierbabuena), es
decir, se escogerá entre dos senderos o más. Yu Tsun lo
hace, mas no todos entenderán que tienen este jardín
hacinado de opciones y no todos se detendrán
embelesados o no siempre nos convendrá hacerlo, por eso
la frase antes citada señala que el acertijo de su bisabuelo
no es para todos los porvenires. Así, es con esta frase que
Albert comprende que el laberinto y la novela son un
mismo enigma y no dos, que la unión de ambos imita y
muestra el flujo continuo del ser y de-ser en nuestras
vidas.
Finalmente, Yu Tsun sale del jardín, toma un sendero:
transforma su ser amistad de Albert por ser su asesino.
Esta decisión, a su vez, crea un nuevo jardín que se divide
en otras muchas alternativas. Mientras todo puede ser a la
vez, nada es. Sucede que el presidente entiende el acertijo
de Yu Tsun. La elección de ese sendero da lugar a que
exista (sea) el primer párrafo de este cuento de Borges. “Si
las trece divisiones británicas no se hubiesen retrasado”,
“Si Madden no hubiese perseguido a Yu Tsun”, “Si el
presidente no hubiese entendido su código”…
”Hubiese, hubiese, hubiese”, nuestro indeciso Borges nos
ha retratado lo que ocurre cuando el autor o un personaje
toman una decisión. Ahora le toca elegir al lector si
prefiere la posible nada o el imposible todo. Lo que es
cierto es que gracias a este tipo de metanarraciones
tenemos una visión más completa del todo, pero no deja
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de ser una visión. No es malo detenerse en el jardín, pero
el error del indeciso es que ya ha tomado una decisión.
Imagen:
www.google.com
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EL OTRO YO DE
OSCAR WILDE
Ariel Víctor
LOWENSTEIN
Buenos Aires
Argentina
La naturaleza de los ensayos que componen este libro nos
lleva a preguntarnos cuánto de los autores hay en sus
mismas obras. Pocos niegan esa proyección del Alter Ego
en la figura de personajes ficticios; en ese juego de
desdoble literario reside el encanto que, sobre nosotros,
lectores, ejerce el ingenio del hombre de letras. Pero, así
como los cinéfilos se regodean en las películas de
Hitchcock esperando que aparezca la regordeta figura del
maestro del suspense en alguna escena, en forma de fugaz
cameo, así quizás perpetramos en cuanto lectores
ingenuas especulaciones en las que creemos identificar tal
o cual personaje con la personalidad de su creador,
acometiendo una auténtica profanación contra su buen
nombre. ¿Es acaso el Dr. Jekill un doble moral de Robert
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Louis Stevenson? Peor aún: ¿lo es Mr. Hyde? Y ya que
mencionamos a Hitchcock ¿qué referir acerca del
argumentista de uno de sus films más celebrados, Psicosis?
Ni que decir que la novela a la que aludimos trata sobre el
desdoblamiento enfermizo de su protagonista, Norman
Bates. Una buena historia policial con un mínimo de
psicología, escrita sí con mucho ingenio. ¿Diremos que
Robert Bloch, su creador, puede ser un Alter Ego de Bates?,
¿o algún otro de sus personajes psicopáticos, abundantes
en su bibliografía? No es de buen gusto comparar a un
creador con sus creaciones, sobre todo si guardan éstas
una semejanza difusa con aspectos no reconocidos de su
carácter. En el caso de Wilde, y de la obra que nos ocupa,
el caso es bien distinto.
Cualquier buen lector de “El retrato de Dorian Gray”;
novela que nos ocupa en este caso, apostaría haber
hallado en la figura de Lord Henry Wotton la contracara
perfecta de del Wilde real. De espíritu aristocrático,
mordazmente cínico e ingenioso hasta la médula de los
huesos, parece una caracterización del mismo escritor. Sus
epigramas contaminan la prosa hasta el exceso. La voz del
narrador que presenta los hechos en tercera persona, es
decir la voz de Wilde, es demasiado similar a la del ficticio
Wotton. Si bien es en parte cierto que todos los personajes
de una obra llevan algo de la personalidad de su autor,
Oscar Wilde no ha querido ver en Lord Henry más que la
imagen de lo que el mundo pensaba de él en aquellos
años. El erudito dandi que daba conferencias por el mundo
cosechando aplausos no era en modo alguno lo que el
autor de Ravenna creía sobre sí mismo. Tampoco en el
protagonista, Dorian Gray, encontraba semejanzas con su
propia persona. Gray es una entelequia; un ser ideal, algo
angélico.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 83
Basil Hallyward, el pintor que retrata a Dorian, resulta ser
con quien Wilde se siente identificado. Es el contrapunto
entre los otros dos personajes, hermanados en la historia
por un hedonismo del que Hallyward es ajeno. Su rango
de artista lo coloca en una posición ética de privilegio. Y el
arte, con mayúsculas, es el baluarte moral de esa ética. Es
la única razón redentora posible; y a ella consagra su
existencia. Dorian es un fetichista del arte. Wotton es su
crítico. Basil no pierde el tiempo en apreciaciones
superfluas y toma todo el riesgo de su oficio artístico. Ahí
su sinceridad. Aún con vacilaciones, es el único personaje
capaz de confesarse en dos ocasiones -ante cada uno de
los otros dos protagonistas- revelando el secreto más
precioso de su alma. El enamoramiento absoluto e idílico
por la encarnación viva del ideal de belleza. Eso es todo. Es
el único capaz de sentirlo. Si hay un mártir en la novela, es
él. Es quien sufre de verdad la intensidad y el éxtasis del
arte. El primero en perder la vida en la ficción. La caída
final de Wilde resulta ser la metáfora fáctica de ese crimen
brutal, conspirado, hacia quien supo amar la belleza sin
medir consecuencias. Su único pecado fue el fervor
amoroso.
Dorian Gray representa la vanidad de la belleza, y su
extravío. Lord Henry ha sido su fáustico incitador.
Imaginemos al personaje Oscar Wilde dentro de su propia
novela, paseándose en su bata de seda y declamando
alguna de sus frases legendarias. ¿A quién se parece más?,
¿al lujurioso, al cínico, o al sencillo artista? Para ser sincero,
a los dos primeros. La identificación del autor requiere o
bien que lo consideremos un mentiroso -y jamás lo fue- o
que sepamos discriminar las apariencias fantásticas; las
alegorías visibles de los personajes, del auténtico sentido
de la obra. Si todo arte es a una misma vez superficie y
símbolo, como creía Wilde, no está mal ejercitar una
84 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
mirada filosófica sobre el drama de Dorian Gray, que es la
tragedia moderna del arte mismo defendiéndose de las
consideraciones de los hombres; y de las particularidades
de la época que le toca transitar.
La era victoriana tardía que le tocó vivir a nuestro escritor
fue el canto del cisne de una monarca atragantada de
poder, y de un reinado que, como un sol agónico
proyectaba sus últimos rayos nocivos. La represión de los
sentimientos era una norma moral, y la mojigatería su
moneda de cambio. Era de esperar que un enemigo de la
hipocresía como Wilde iba a ser combatido sin piedad.
Sabía lo que le esperaba, pues no desconocía el destino
fatal del artista genuino. Concedió en morigerar algunos
pasajes de su novela; fue más cauto al hablar cuando la
ocasión lo requería, más: por sus dichos, su conducta o sus
escritos iba a ser condenado de todas formas; pues quien
vive para el arte sabe de sobra el peligro que le aguarda al
final del camino. ¿A quién se parece más Wilde, entonces,
sino al artista que, como Hallyward, ha tenido el
atrevimiento de colocar en el lienzo lo mejor de sí mismo?
Respecto a si “El retrato…” es o no una fantasía sobre el
tema del doble es una cuestión discutida. Un bello joven
rivaliza su inmortalidad con su retrato pintado. Uno y otro
contienen el secreto aborrecible de una vanidad adorada
impíamente y cada uno contiene algo del otro. Parece
poco importar que Dorian sea el real, y lo otro un lienzo. El
final de la novela nos revela que la carne y sangre de
Dorian en nada se diferencian de pigmentos y tintes
colorantes. El hombre y su retrato se pertenecen, se temen;
se necesitan para consumar la sobrevida de un pacto
ominoso.
En el capítulo trece Dorian reprocha a Hallyward ser el
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 85
responsable de su infortunio. La adulación del pintor
encendió su vanidad en la juventud, y la maduró en un
deseo cuya fuerza obró en él un milagro de inmortalidad,
que a la larga fue la causa de sus desdichas. En un diálogo,
Dorian habla del lienzo como si se refiriera a un ser
humano. “Él me destruyó a mí” –dice. Y declara a la figura
del retrato “el rostro de mi alma”. En otras palabras, el
Dorian retratado es su conciencia oculta; conocedora de su
pecado, corrompida por la culpa y escondida en el desván
de las vergüenzas.
“El retrato…” puede ser leída como fábula moral. Escrita en
una época de doble moral que prohijaba toda suerte de
personajes hipócritas difíciles de obviar por una mente
sagaz como la de Wilde, y que representa en el símbolo
del retrato pintado, nada más ni nada menos que lo más
oscuro y repugnante del hombre civilizado, del ser
humano; de nosotros mismos.
Imagen:
www.google.com
86 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
emilia oliva
ángel gonzález g.
INTRODUCCIÓN
El valor más esperable de la poesía es, supongo, una verdad
mítica. Desde que la razón se agostó ante el veneno del
sentimiento he estado soñando con innumerables formas de
esperanza verde bajo el loco acorde de los versos. En el cadalso de
los días exactos a los días, donde el color es siempre el mismo y
todo parece extinguirse para renacer en lo siempre igual, empujo
los huesos hacia el silencio de esta ciudad potencialmente muerta.
Lazos, hierros, sogas aherrojadas al cuello de los nombres de masa
tratan de llegar a la búsqueda de melodías interminables y tú estás
asomada a esa ventana goteando desde la cara por la verdad
marchita de los hombres que, como yo, se visten en los ancestros.
Siento, de veras, el insulto, el mal trazo, la cera que resbala por esta
vela sin sentido (la cual no sé desgarrarla) y el sudor intenso de
estos huesos de creador de vacío (y los ríos que de él se alimentan).
Y a ti, oh amable lector, ante el incierto destino, te concedo una
mirada atenta al laberinto oscurísimo de los versos.
Ángel González González
Editor
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 87
ESPERANZA
VERDE
Roberto
CÁRCAMO
FERNÁNDEZ
Xalapa, Ver.
México
Te debo una semilla, una planta,
un fruto, un árbol, y
el brillo del follaje.
Te debo su sombra fresca, el agua que produce,
y los ríos que de él se alimentan.
Te debo una esperanza verde
aferrada a sus raíces, a la verdad de la tierra,
a la hermosura del paisaje.
Te debo los perfumes del viento que respiro,
el árbol que ve correr su sombra
al caer la tarde, los nidos, los cantos y plumajes.
Te debo el árbol que espera al
sol para brindarte su generosa sombra,
te debo, te debo, la bondad de esa esperanza verde.
Imagen:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España
88 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
EL AMOR DEL
OTRO LADO
Enrique Gabriel
ARMELO
FIGUEREDO
Montevideo
Uruguay
Otra mañana y te busco,
Despierto solo,
Empapado de ausencia,
Murmurando tú nombre,
Imaginando tus besos,
Inventándote,
Dibujando tu sonrisa en mis manos,
Buscando melodías interminables,
Queriéndote.
Tus manos dan vuelta por el aire,
Danzando del otro lado,
Solitariamente lejanas,
Sembrando con gestos efímeros un mar de palabras.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 89
Estas allí,
Del otro lado del dolor,
Mirándome sin mirar,
Esquivando al amor.
Imagen:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España
90 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
LEGADO
Liliana FASSI
Córdoba
Argentina
¿Qué tormentos mamé de tu pecho
que tu miedo se encarnó en mí
y tus demonios me habitaron siempre?
Esta pena que fluye por mi sangre
es tuya,
y sin embargo no puedo devolvértela.
No sé cómo.
¿Qué mandato obedezco,
sumisa, prisionera,
cada vez que repito tus palabras,
me encorvan tus pesares,
y se agrisan mis ojos con tus desencantos?
¿Qué tempestad tuya vocifera en mis entrañas?
¿Qué secretos denuncio,
ignorante,
cada vez que mis noches se pueblan de horrores?
Las tinieblas que callas
no consigo alumbrarlas.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 91
La red que tejiste
no sé desgarrarla.
Te llamo.
Te interpelo,
y no dejo de vagar
por este laberinto que hiciste para mí.
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
92 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
ÚLTIMAS
MUSAS
Lucía BORSANI
GARCÍA
Uruguay
Han pasado como turistas
por mi respiración cortada
gritando vivas
en el laberinto oscurísimo
de los versos.
Ebrias de palabras
no han podido abrir
la puerta de la mañana
la última musa que encienda la luz
eterna es la noche y se han quedado en mí
vestidas de dueña y señora las muy esclavas.
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 93
TRAICIONERA
Reinier DEL
PINO CEJAS
Cuba
Nadie merece irse
sin que una ciudad caliente su entrepierna.
Cada hombre es hijo de su pueblo.
Vive en el asidero de las calles.
Respira por las rutas no mapeadas en la cartografía.
La ciudad es una dama que traiciona a su hombre.
Lo sobrevive.
En mi agonía
empujo los huesos hacia el silencio.
Mi tierra no me entiende.
Habla lenguas tribales.
Se viste con enseres de desidia y cebada.
94 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
Insisto en escribir
para este pueblo que me desconoce.
Me abrazo a su gente común y entrañable.
Cargo sus derroteros como una cruz.
Sin embargo
La ciudad hiere mi costado mientras duermo.
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 95
Academia Literaria de
la Ciudad de México
josé antonio durand
LA BOLSA
Jorge
QUINTANAR
México
Me encontraba en mi habitual recorrido utilizando el
metro de la Ciudad de México, había encontrado un lugar
en el inicio del vagón, frente a mí iba sentada una mujer
muy hermosa. En el momento de admirarla me percaté de
que bajo su asiento había una bolsa negra de plástico, en
la siguiente estación bajó la mujer e inmediatamente tomó
asiento un señor, me di cuenta de que la bolsa no
pertenecía a nadie. Al estarla observando supe su
contenido: era dinero y por su volumen debía ser mucho.
No conseguía quitarle la vista de encima y al mismo
tiempo no quería tener una actitud sospechosa, esto
estaba cavilando cuando descubrí a una mujer que me
96 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
miraba y luego bajaba la vista hacia la bolsa, hasta que su
insistencia me molestó. Reaccioné fulminándola con la
mirada, ella bajó la vista y en la siguiente estación salió
apresurada del vagón.
Debe tener dólares, quizá hasta euros y debe ser una
buena cantidad, ya que la bolsa se percibe voluminosa;
podré pagar todas mis deudas y hasta me alcanzará para
cambiar los muebles de la casa, el comedor está muy viejo
y la sala se cae a pedazos, me voy a comprar muebles de
calidad. Me encontraba sumido en estos pensamientos,
cuando abordaron el vagón nueve o diez estudiantes de
preparatoria, entraron empujándose y hablando a gritos,
no paraban de jugar, cuando comenzaron a sentarse en el
piso del vagón, algo muy frecuente entre los jóvenes, uno
quedó al lado de mi bolsa, la vio y la sacó del lugar en
donde se encontraba, comenzaba a abrirla cuando, como
impulsado por un resorte, me levanté y se la arrebaté, me
empujaban y jalaban la bolsa, yo no iba a soltarla,
comenzaron a golpearme, el tren llegaba a la siguiente
estación cuando algún pasajero accionó la palanca de
emergencia y empezó a sonar una alarma mientras los
jóvenes abandonaban el vagón a toda prisa, quedé con la
bolsa en las manos y el rostro ensangrentado.
Después se sucedieron los acontecimientos de una manera
vertiginosa, llegó el encargado de seguridad seguido por
cuatro policías, se abalanzaron contra mí, me tiraron al
piso para inmovilizarme y comenzaron a golpearme, perdí
el cono-cimiento.
Ahora me encuentro en una celda, recuerdo como entre
niebla que me llevaron a declarar ante el Ministerio
Público, quien me preguntaba y me preguntaba que si la
bolsa era mía, a lo que yo invariablemente respondía
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 97
afirmativamente. Después vino el juicio y yo no podía creer
de lo que se me acusó, de asesinato y transporte de restos
humanos, la bolsa tenía dinero, se los dije mil veces y
nunca me creyeron.
Imagen:
www.google.com
98 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
LA CORNADA
Nicolás
FUENTES†
1955–2018
México
—¡Papá, papá!, cuéntanos, cuéntanos otra vez como te cornearon,
¿por qué tienes esa cicatriz tan grande en la panza? –decían
Jonatán y Celina al sentarse en la sala.
El papá, que se hacía llamar Nicolasao de Triana, se sentó enfrente
de ellos y se dispuso a contarles, una vez más, la historia de
aquella tarde en que triunfó y fue corneado en la plaza más
grande del mundo, en la Plaza México.
Tomó el palo de la escoba como estaquillador y una toalla por
muleta y empezó: “fue más o menos así hijos míos, era un
domingo de pipirigallo, tarde de toros, azul con veinte soles en sol
y siete sombras de arco iris.
Toreaba en la Plaza México, con el Monstruo de Córdoba y el
Orfebre de Jalisco. El ambiente olía a puro y cerveza, horas antes
de empezar la corrida, la gente se peleaba los boletos para entrar,
muchos se habían dado cita en la fondona, para comer potes y
chuletones con vino tinto antes de entrar a la plaza, los tendidos
se llenaron hasta el reloj, los sones del bordón y los pasos dobles
emocionaban hasta los desvelados y a los villamelones.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 99
Los toros eran de la ganadería de San Luis Potosí, de don Joaquín
Guerra, eran toros con sangre de la Punta, de los Miuras, de San
Mateo y de Xajay. A las doce del día fueron encajonados, dos de
ellos pelearon y a don Joaquín le dejaron la ‘boca seca’, por eso le
puso ese nombre a un toro, se enteró más tarde que a Manolete
le dolía una muela, por eso le puso a otro toro Dentista, los demás
nombres eran Tapabocas, Azucarero, Islero y Lagunero.
Recuerdo que a don Joaquín le preguntó un periodista que cómo
iban a salir sus toros, a lo que el ganadero le contestó: ‘si no sé
cómo van a salir mis hijos, menos voy a saber cómo van a salir mis
toros’.
Eran las cuatro de la tarde en punto, estábamos en el túnel,
sonaron parches y metales para salir a partir plaza. En barrera de
primera fila estaba mi bien amada. Traía en sus mejillas el color del
mosto de San Mateo Logroño, era la mismísima imagen de la
Macarena, la Virgen del Capítulo, tenía el resplandor de nuestra
señora de San Juan de los Lagos, hasta el callejón llegaba ese
perfume que usaba, el mismo que traía el día que la besé por
primera vez, en el parque de otoño, en el barrio de Tudela, allá en
España. Sus ojos eran destellos musicales, dignos de ser
escuchados en el Palacio de los Festivales, su vestido de Manola
era color nazareno y oro con pasamanería de lunares negros y su
mantilla negra de Tarragona que le cubría su cabeza llena de
mariposas descalzas; ésa era mi mujer, y digo ‘mi mujer’ porque
nos conocimos en las fiestas de Pino Franqueado donde
prometimos unirnos eternamente y casarnos en la iglesia de la
Juradera.
Y como decía Federico, ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan
fino como ella.
Su cintura enemiga de la nieve relumbraba cuando paseábamos
por la plaza de la glorieta.
100 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
Al terminar de partir plaza, le entregue mi capote de paseíllo,
porque le había prometido brindarle mi segundo toro, ya que el
primero lo brindaría al cielo en honor a su abuelo, que murió hace
un año de una cornada en el pecho.
Seguía el tercer toro, el Orfebre de Jalisco y el Monstruo de
Córdoba, habían dado la vuelta al ruedo con los trofeos que
ganaron.
El tercero de la tarde, que me tocó a mí, se llamaba Azucarero, fue
el que le brindé a su abuelito, pero el toro cantó la gallina y salí
entre pitos.
Por toriles salió el sexto de la tarde. Islero era su nombre, grande
como un tren, negro bragado, listón, botinero y astifino, dos
puñales traía en la cabeza, era el último de la tarde y mi segundo
toro.
Le salí luego luego, después de que Beto Preciado, mi peón de
confianza, le dio tres pases de tanteo a una mano, a pies juntos le
di cuatro verónicas desmayando los brazos, el público respondió
inmediatamente, luego unas chicuelinas que ligué con unas
Orticinas y lo rematé con una revolera.
Salieron los picadores, me llevé al toro por guadalupanas, hasta el
caballo de Gabriel Meléndez, de la dinastía de los Meléndez, lo
prendió en todo lo alto, le metió las cuerdas de la puya, Islero
empujaba fuerte, como buen toro se creció al castigo y siguió
empujando, don Gabriel lo aguantó y lo aguantó.
Se lo quité y me lo llevé al centro del ruedo, hice la seña de ‘quieto
todo el mundo’, le pegué el quite de la josefina, aquel que le viera
al Yupi en San Juan del Río, lo rematé con el manguerazo.
El Juez cambio el tercio, la gente me pidió que banderilleara, no
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 101
había practicado últimamente, pero estaba encastado, traía fuego
en la sangre y entre los labios borgoña, así que lo hice, al cuarteo,
al quiebre y galleando.
Cambió nuevamente el tercio, recogí la frámula y la espada para ir
a brindarle el toro a mi Manola, que por nombre respondía al de
Silvia, llevaba la espada y el estaquillador de la sarga en forma de
Cruz.
Con el capote de paseíllo extendido sobre la barrera, al verme
venir se puso de pie, idéntica a la Virgen del Pilar, a la de
Guadalupe, me paré enfrente de ella y alzando la montera le dije:
‘¡va por ti mi niña y si el toro me saca los ojos, te miro con los
boquetes!’, besé la montera, me di media vuelta, porque a las
mujeres se les avienta la montera volteado y si es hombre de
frente, y la lancé, fue a caer exactamente en su pecho que portaba
un generoso escote.
Recibí a Islero, con un trincherazo y tres pases de tanteo, humillaba
bien pero pasaba muy lento, me retiré y lo cité de lejos, me abría
la chaquetilla, lo llamaba con el cuerpo, el toro se dejó venir, le
pegué un péndulo con varios derechazos.
Cada pase lo sentía en mi cuerpo, me excitaba, me incitaba, una y
otra tanda de derechazos, rematados con el pase de pecho,
fuimos de menos a más, yo me estaba emborrachando de torear.
Me pasé la muleta de la diestra a la siniestra, con la que se cobra,
en cada pase el terreno se ajustaba, lo vi venir con la fuerza de mil
cigarras, pero me porté como quien soy, como un gitano legítimo
y no di ni un paso atrás, ni se cerraron mis ojos cuando vi venir la
cornada, una asta desolada entró en mi vientre, con dos
trayectorias, interesó epidermis, tejido y músculo, perforando el
peritoneo, así decía el parte médico.
102 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
La herida quemaba como soles, sentí un jazmín caliente y rodé
por la arena, quedé boca arriba buscando el amanecer.
Los valientes monosabios me llevaron cargando hacia la
enfermería, al ir por el callejón alcancé a ver el rostro de angustia
de mi amada, y en eso me pareció oír los gritos de mi padre: ‘hay
casta o no hay casta’, me solté de los monosabios antes de entrar
a la enfermería, con sentimiento de torero grande, sin mirarme la
ropa, regresé al ruedo, Joselé, mi mozo de espadas, me trajo la
muleta y el acero. El doctor Campos Licastro me gritaba:
‘Nicolasao, Nicolasao de Triana, no puede torear así.’
Solamente huesos y flautas sonaban en mi oído, qué sería de mi
corazón si mi amor no tiene flechas, sin esta pasión de familia.
Ahí estábamos, el toro y yo, solos en la arena, los dos
chorreábamos sangre, como si trajéramos cuarenta toneles de
vino dentro. ¡Ay qué dolor de sangre prisionera! Por la puerta de
cuadrillas se veía venir la muerte.
Volví a tomar la muleta con la izquierda, ahora sería yo, el que me
llevara este río negro por delante.
Con los terrenos cambiados, me fui acercando, yo respiraba
suavemente, como si tuviera un colibrí entre los dientes, nadie
sabía que martirizaba el miedo y el toro mugía por su frente.
Islero, era su nombre, más negro que mi alma, excitado por la
sangre arrancó a la muleta, me quedé clavado como una cruz y
pude meterlo al engaño, se me reveló en ese momento el temple
divino, como una diosa manejando amorosa su mantón de
Manila, sólo dejaba que pareciera que el cuerno iba a fecundar a
la muleta, sonaba como una pieza de seda rasgada por diez
cuchillos, estaba toreando como príncipe, le daba los tres tiempos,
lentos como un sueño de pesadilla, la entrada, el viaje y la salida,
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 103
giraba y repetía uno, dos y tres. No escuchaba ni siquiera el
bendito ole de la Plaza México, mantra sideral del Universo, ni me
había percatado de todas las prendas que estaban en el ruedo.
El toro empezó a perder fuerza, se quedaba parado en el viaje a
oler mi sangre que goteaba en la arena, como un grifo abierto
que deja sedientos a mil niños, yo lo aguantaba y completaba el
muletazo, sentía la pasión mecida en un abanico como todas las
cosas ideales que se mecen en las márgenes puras de la muerte.
Era la hora de entrar a matar, Islero juntó las manos y me perfilé,
tiré la muleta, era un mano a mano de muerte, a cuerpo limpio
entré a matar con todas las fuerzas que me quedaban, salí
trompicado pero pude hundirle la toledana hasta la cruz y le
atravesé el corazón; como era bravo, el toro todavía lucho para
morir, pero la tierra ya reclamaba su costado.
Casi me desmayo, me llevaron a la enfermería y el doctor Campos
Licastro me cosió la cornada, por eso tengo esta cicatriz.”
—Ay papá –dijo Jonatán con voz de reclamo–, ahora que se
divorciaron, mi mamá ya nos contó que tú nunca fuiste torero,
que esa cicatriz que tienes en la panza es porque te operaron del
apéndice en el ISSSTE, pero cuéntanos, cuéntanos otra vez cuando
toreaste en la Plaza México.
Imagen:
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104 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
EL ASUNTITO
AQUEL
Isaías
ESPINOSA
México
“¡Me lleva la fregada! Con este maldito calor me está dando un
chingo de sueño y todavía lo que falta para llegar a La Trinitaria. En
el primer sitio seguro, paro el vocho y me echo un sueño. De
haber traído el coche nuevo no me sentiría tan cansado, pero con
esta mugre carcacha hasta llevo el riesgo de quedarme tirado en
la carretera. Y todo por guardar las apariencias con los compas del
ejido.
“¡Condenado asunto este de la invasión! No sé cómo voy a
obligar a esas gentes a salir de mis tierras. Bueno, mías es un decir,
la verdad, se las chingué a los ejidatarios; pobres tipos. Pero ahora
otros me las quieren chingar a mí. Jodido el asunto. Pasando la
curva estaciono el coche. Me muero de sueño”.
Ezequiel, al tiempo que bosteza, mantiene la velocidad del auto.
Un resplandor le anuncia tráfico en la curva. Justo ahí, aparecen
dos camiones; uno de ellos invade el carril. Sin ocasión a pensarlo
da un volantazo y sale hacia la estrecha cuneta dando tumbos
antes de detenerse al borde de la barranca.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 105
“¡Carajo! ¡De la que me salvé! De pura chiripada no se volteó el
vocho. ¡Cabrones camioneros, qué susto me pegaron! Por
poquito y no lo cuento. Será mejor quedarme un buen rato aquí
en la cuneta. Pensar que después de burlar a la Parca por sesenta
años, por una pendejada de otro, fuera yo a quedar aquí, bien
embarrado. ¡Pinche viaje, ya no me está gustando ni tantito! Pero
ni modo de regresarme, estoy a más de medio camino. Le voy a
seguir, pero despacio, no vaya a ser la de malas.
“...Sesenta años. Sesenta y dos cumplidos para ser exactos. Cómo
se pasa la vida ‘tan callando’. Siempre con el deseo de llegar a ser
alguien, juntar dinero, titularme de topógrafo, y la peregrina idea
de jubilarme. Pero, sobre todo, siempre con las ganas de salir de la
Ciudad de México y venir a vivir a la selva con todo y la familia, en
mi propio rancho, tranquilo, donde uno se pueda morir en paz”.
Las señales de la carretera, que indican el camino a Palenque, lo
vuelven a la realidad. Desacelera el motor, aprovecha la ocasión
para estirar su entumecido cuerpo y de nuevo se adentra en sus
pensamientos:
“Pinche rancho, tan lejos que me queda, nunca podré terminarlo.
Desde el principio han sido puros problemas. Lo único que ha
salido bien fue la jugarreta que les hice a los ejidatarios. Aceptaron
apuntarme en su padrón a cambio de que yo les hiciera los planos
del ejido para el trámite en la Secretaría de Agricultura. ¡Y que me
voy quedando con las mejores tierras! Nunca les dije que la propia
Secretaría me había enviado para hacer los mentados planos.
“Lo de la venta de las vacas, ya ni me quiero acordar ¡Ah, qué el
Chico tan güey! ¡Vender mis vacas a la palabra!... ‘Te las vengo a
pagar dentro de un mes’. Sí, cómo no. De no haber sido por los
compas quizá nunca hubiera cobrado. Tan pronto les avisé, se
movilizaron y en menos de tres patadas el tipo aquel viene, paga y
106 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
hasta me ofrece disculpas”.
El maltrecho letrero de la desviación a La Trinitaria casi pasa
inadvertido por la cerrada maleza que parece empeñada en
esconderlo. Ezequiel, acostumbrado al camino, no tiene dificultad
para encontrar la brecha.
“Estos ejidatarios sí que son un misterio. Nunca he sabido, a
ciencia cierta, de dónde vinieron a colonizar La Trinitaria. Tan
simplesotes, serios y parcos, pero siempre tan solidarios. Sin
embargo, no sé por qué, siempre he sentido como si me
estuvieran cultivando, como si algo me supieran. Como si al final
de cuentas fueran ellos los que acabaran por chingarme a mí. Si
no tuviera la evidencia de los hechos pensaría que me la están
guardando.
“El que me llamó por teléfono para avisarme de la invasión tan
sólo dijo: ‘Ingeneiro, ya se metieron unos a su rancho, más vale
que se venga y pronto’ Colgó sin esperar respuesta. No me cabe
eso de ir tan lejos, hasta Palenque, para llamar a México y hablar
tan poquito. En fin, me echaré un sueño y después continuaré el
viaje. Si le meto la pata podré estar temprano en el ejido”.
Cuando el sol se insinúa en el horizonte, Ezequiel llega a La
Trinitaria. El paisaje es de un verde avasallante, como en su remota
primera visita. De inmediato, sin procurarse un descanso, se da a la
tarea de buscar a los ejidatarios.
—Buenos días, don Rutilo, ¿cómo lo ha tratado la vida? Ya veo
que bien (Pobre viejo, cada vez que lo veo parece más un cadáver).
¿Dónde están sus hijos, don Neto y Servando el Chico?
—Buenos días, ingeneiro, ya lo estábamos esperando, no sé por
qué, pero se me afiguraba que hoy, a esta hora, llegaría usted. ¡Y
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 107
mire que le voy atinando! Véngase con nosotros, vamos a ver el
asuntito aquel.
Fuera de los saludos, no le hacen más comentarios. Sus caras
largas presagian algo grave. En silencio, con don Neto a la cabeza,
el grupo de hombres se dirige a las tierras del ejido. Es más de una
hora de camino en medio de una selva virgen, a tramos calcinada.
Las zonas recién devastadas, como llagas ardientes, aún parecen
guardar calor, lo que hace más bochornoso el ambiente. Ezequiel
hubiera querido saber más detalles sobre el asunto de la invasión;
sin embargo, de lo único que lo enteran es que se había metido
una familia completa, ni una palabra más. Conforme avanzan, el
mutismo de los ejidatarios le empieza a parecer pesado y
sospechoso, muy sospechoso. Sobre todo cuando se percata de
que dos de ellos van armados.
El ritmo al que lo llevan, la humedad de la selva, pero sobre todo
el insoportable calor, lo empiezan a agotar. Un sudor abundante,
que no alcanza a refrescarlo, lo acompaña desde la salida. De
repente lo invade el miedo, se siente como un imbécil al que
llevan engañado rumbo al matadero. Empieza a creer que lo de la
invasión es sólo una farsa y que sus verdaderas intenciones son
otras. Pero no se atreve a romper el silencio. Falta poco para llegar.
—Aquí mero es, ingeneiro. Párese un tantito.
Le enseñan los restos de una cabaña incendiada y algunos trastos
tirados en el piso. No hay invasores a la vista. Pregunta dónde
están y para su asombro le contestan:
—Pos abajo de usted, ingeneiro.
Mira en torno a sus pies, la tierra está floja, tal como queda
después de haber tapado un hoyo. Su asombro se convierte en
pánico. El corazón le golpea con violencia.
108 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
—Así arreglamos el asuntito, ingeneiro, y pos a usted le debíamos
un favorcito. ¿O qué, ya no se acuerda? Porque nosotros sí. Ahora
vamos allá, adelantito, que le tenemos otra sorpresita.
Esta vez, por indicaciones de don Rutilo, es él quien encabeza el
grupo y se dirige hacia donde le señalan: un macizo de selva. El
silencio se impone de nuevo y Ezequiel empieza a comprender,
aterrado, que le ha llegado su hora. Seguramente alguien les
informó del engaño. Trata de detenerse para dar una explicación y
hasta pedir perdón. Pero, ¿y si es otro el asunto?, ¿y si aún no se
han enterado? Se estaría delatando él mismo. Con suma dificultad,
maldiciendo para sus adentros, sigue caminando. Su ritmo
cardiaco se tambalea, siente que la fuerza lo abandona, casi
desfallece cuando, a sus espaldas, escucha decir quedamente:
—A este chango me lo chingo.
Corte de cartucho y disparo se funden en un solo estruendo. Del
techo de la selva se desploma herido de muerte un mono araña.
Acto simultáneo, Ezequiel sucumbe víctima de un infarto.
Imagen:
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en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 109
EL
GUERRILLERO*
José Antonio
DURAND
México
En memoria de Felipe Vallejo
“El ratón vaquero sacó sus pistolas”. Viste a niños
comiéndose su hambre y a estudiantes regar con sangre
los jardines. Entonces decidiste actuar: corregir la
inequidad, apoyar al débil, vencer la opresión. Pasaste del
cómodo lugar de espectador a la banca de acusados...
Dedos militares te apuntaron señalándote culpable. Las
pinzas te cercaron, luego sentiste las mordidas. Pasaste
una y otra vez a interrogatorios. Vino la tortura repetida…
Fuiste objeto de ocioso recreo hasta que enloqueciste: te
pusieron el casco con electrodos y volaste a la fantasía
montado en la sonrisa del idiota entre descargas eléctricas,
luces multicolores y fuertes escalofríos. Pese a la
“operación electrochoque”, tu boca no pronunció delación
110 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
alguna: sólo agudos y roncos quejidos; como cuando
muge la vaca y dice mmuu. “El ratón vaquero sacó sus
pistolas”. Cuantas veces preguntaron los nombres de
guerrilleros, repetiste: “Grillito Cantor” y “Ratón Vaquero”
¿Eran esos los apodos? ¿Nombres en clave? Tu cabeza
regresó a la infancia. Escondiste la palabra, guardaste la
voz, quedaste mudo. Los dientes de acero se cerraban
prensando tus genitales y ya nunca dijiste nada, la afasia
fue el perfecto escondite para ocultar al movimiento
armado. Te hicieron preguntas para gente grande, cosas
de política que como pesadilla vagamente recuerdas:
sombras en una caverna que confundes con fantasmas
exigiendo información. El sueño revolucionario concluyó.
Fue una quimera: monstruo con cabeza de león, cuerpo de
cabra y cola de dragón. Pidieron las armas, pero no era el
rifle ni las pistolas con chinampinas que jugabas cuando
niño. Hubo más y más preguntas que los militares hicieron
para recibir solo tu mutismo. Te sumiste en ese sueño
interminable del que despertaste teniendo el mismo
cuerpo, pero diferente cerebro. Te desdoblaste y viviste en
tercera persona. Regresaste a la edad que ahora ya no
quieres dejar: años con Día de Reyes y velas en pastel. Vino
en ti un regresar y regresar del tiempo para instalarte en
los seis o cinco años. “El ratón vaquero sacó sus
pistolas”. Luego acudieron a tu imaginación infantil
globos, silbatos, serpentinas, cumpleaños, dulces y
juguetes. Surgió el pastel con grandes velas, hubo luces
coloreadas y la fiesta comenzó. Llegó el payaso “Cebollita”.
Vino Guicho a recitar, el bilé en la mejilla cuando tía Meche
saludó. Llegó el oso Sinforoso, los soldaditos sin dañar, y
los regalos que en tu imaginación recibías. Apareció todo
aquello, fascinante y bello que componía el universo
pequeñito y grande de tu infancia. Ahora tienes sueño,
mucho sueño. La inyección te hace dormir. Todo se va. Los
enfermos y el hospital también se han ido y todo el mundo
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 111
adulto desaparece, para dejar en su lugar la canción con
que dormías invitándote a soñar con armas de juguete: “El
ratón vaquero sacó sus pistolas”.
*Basado en mi cuento “Afasia”, en De canibalismo y otras
filias, UNAM, 2005
Imagen:
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112 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
josé álvarez di stasio
EL TALLER
Presentación
Andrés
GONZÁLEZ
Coordinador
Montevideo
Uruguay
2018
El Taller Literario Permanente nace de la idea y el impulso
del poeta y profesor Washington Benavides*. En 2012 se
constituye como un espacio diferente de acercamiento al
arte dentro de la Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación de Montevideo. Ha sido desde su apertura un
espacio de aprendizaje, diálogo, conocimiento y creación;
mucho más allá de la aventura literaria que se presentara
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 113
en cada encuentro.
El Taller —así a secas, sin adjetivos que lo limiten— tiene
un espíritu que lo guía. Navegar con la literatura como
constante viento que colma sus velas. Ese viento tiene
diferentes nombres, estilos, épocas; pero todos con el
objetivo de impulsar el diálogo y la creación.
Ya ha pasado un año desde que el maestro que ideara esta
aventura partiera a crear versos y canciones en la mítica
Sansueña. El Taller sigue de pie, “metiendo cuchara” como
le gustaba decir al querido “Bocha” Benavides. Allí, en cada
reunión semanal, se congregan para construir un universo
único y diferente en cada reunión: Aelita, Alicia, Anselmo,
Dante, Luis, Maite, Martha, Nidya, Raquel, Renée, Violeta,
Yaznel, y Andrés (que coordina el taller) y todo aquel que
decida traspasar el umbral.
*****
*Prof. Washington Benavides.- Nació en Tacuarembó el 3
de marzo de 1930 y falleció en Montevideo el 24 de
setiembre del 2017. Poeta y músico, crítico y ensayista. Ex
profesor de literatura en enseñanza media, profesor de
literatura en la Facultad de Humanidades y Ciencia de la
Educación, y coordinar de los Talleres Literarios del
Ministerio de Educación y Cultura.
Imagen:
Caricatura de Washington “Bocha” Benavides, realizada por el ilustra-
dor y diseñador gráfico uruguayo Marcos Manzi (Marman).
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EL PAÍS DEL
EXTRAÑO
DIALECTO
Luis Enrique
DURANTE
Montevideo
Uruguay
2015
Olín bajó del avión y un viento sur de julio la envolvió en un gélido
abrazo de bienvenida. Atrapada por trámites migratorios recién
pudo salir casi dos horas después del aeropuerto. Con el pesado
equipaje a cuestas logró, a duras penas, subirse a un ómnibus
interdepartamental. Luego de pagar el boleto le pasó una
dirección al chofer y le solicitó que le avisara cuando debía bajarse.
Este le respondió con un tenue gesto afirmativo con la cabeza. Le
llamó la atención que al interior del colectivo nadie hablaba con
nadie; había un silencio como de cementerio. En el camino un
vasto cielo monocromático, encuadrado por la ventanilla, la
hipnotizó por un instante. Afuera, autos con los vidrios siempre
altos y oscuros, dirigidos por apáticas siluetas, se arrastraban en
filas interminables.
Cuando llegó a destino el conductor frenó, y con la mirada
clavada hacia el frente, como si estuviera esperando que
apareciera algo a lo lejos, le profirió secamente: acá.
Olín agradeció el gesto amable, se paró como pudo y comenzó a
recorrer el angosto pasillo del ómnibus. Junto a ella venía una
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 115
gran mochila prendida a su espalda, pesada como un
remordimiento, otra más chica colgaba de su pecho y la oprimía
como una angustia; un bolso de algodón, de colores vivos y
símbolos extraños bordados con la punta de una hoja de maguey
por manos indígenas de Oaxaca, era sujetado por su mano
derecha, y su otro brazo libraba una batalla personal con los más
de 30 kilos de la maleta principal. Mientras avanzaba sintió su
nuca llena de ojos. Al comenzar a descender los escalones resbaló
al pisar en falso y solo se escapó del accidente porque la mochila
delantera le amortiguó el golpe e hizo que rebotara contra la
estrecha puerta y alcanzara de carambola y sin escala, la vereda.
Respiró hondo como buscando ir acomodándose al entorno.
Sacó su mapa para ubicarse y una cruz negra le indicaba el
destino final, lo que le provocó una mueca que no llegó a ser
sonrisa. Emprendió la marcha pero a la maleta principal le costaba
deslizarse entre las baldosas, y se le podía escuchar bajos chirridos
de protesta cuando se enfrentaba a irregulares relieves causados
por raíces de viejos árboles que, no conformes con su espacio,
insistían en romper las veredas en señal de rebeldía.
Cuando llegó frente a la casa y suspiró, quizás queriendo soltar
también algunos pensamientos que comenzaban a inquietarle.
Buscó el timbre y no lo encontró. Golpeo la puerta y esperó.
Entre tanto, se apretaba contra la pared tratando de protegerse
del fuerte viento y de las primeras gotas de lluvia que caían filosas
como navajas. Tras un breve instante de calma advirtió cómo una
pesada puerta se abría lentamente. Un demorado quejido la
acompañó durante todo su recorrido.
Bajo el hueco que dejó la puerta apareció recortada la sombra de
un hombre. En ese momento se coló entre los nubarrones un
anémico rayo de luz que reveló su rostro. Tenía una edad
claramente indefinida; su cara era huesuda, su frente mezquina, su
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mirada penetrante. Un cigarrillo abandonado en una boca sin
curvas se encontraba rodeado por una barba de varios días que le
sombreaba la cara.
—Hola, ¿qué tal? – dijo ella en una voz que le salió algo
temblorosa. Ante la ausencia de señales de su interlocutor aclaró
—Soy Olín, la mexicana, tengo reservado por unos días un
cuarto— procurando afirmarse en las palabras, tratando de
parecer segura.
—Tá— fue la áspera respuesta. Se dio media vuelta y se perdió en
un largo y mudo pasillo de paredes resquebrajadas que iba
perdiendo la poca luz natural que lo llenaba a medida que se
alejaba de la entrada. Más por no pretender permanecer afuera
que por querer pasar adentro, lo siguió.
Era el dueño de la pensión. Nadie supo, cuando llegó al barrio
hace ya muchos años, de dónde había venido. Detrás de un
mostrador, que parecía robado de un museo de antigüedades,
abrió un cajón con una llave, y en medio de la polvareda desatada
extrajo un cuaderno de tapas duras y gastadas. Lo abrió con
cuidado y comenzó morosamente a pasar hojas amarillentas
desde donde surgían indescifrables garabatos y raras manchas de
un verde enmohecido.
El señor regaba su mirada displicentemente entre las páginas,
mientras vestigios de yerba reciente reposaban sobre el escritorio.
Ella reparó que su atención se fijó en un punto y permaneció allí
un momento. Luego, elevó lentamente sus ojos y los hundió de
golpe en ella. Entontes, dejó caer otro enigmático: Tá, mientras su
mano titubeante, avanzaba a ciegas en dirección a un desprolijo
tablero en la pared, erizado de clavos herrumbrados y saturado de
llaves oxidadas.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 117
— !Qué misterio! ¿Qué significará esta especie de palabra rota o
frase trunca? ¿Será un remanente de algún dialecto desconocido?
¿Una remota huella de una lengua desaparecida de alguna cultura
monosilábica?— se preguntaba azorada Olín. La primera vez que
la escuchó minutos atrás, aún sin comprender su alcance, no le dio
mayor trascendencia; pero ahora, al repetirse, un agorero presagio
comenzaba a invadirla.
De la solitaria llave que le entregó pendía una deshilachada piola
que terminaba en un pedazo de madera con pretensiones de ser
llavero. En su centro se insinuaban restos de un número 13
maltratado por la obra conjunta de los años y la humedad.
Antes de dirigirse a su poco prometedora habitación le consultó al
taciturno hombre dónde podía comprar algo para comer. Él, sin
mediar palabra, se dirigió hacia la puerta y cuando presintió que la
sombra de ella lo alcanzaba, levantó la mano apuntando hacia la
esquina e inmediatamente volvió sobre sus pasos, callado.
Tragó saliva. Se echó andar en busca de alimento, de acuerdo a la
sutil indicación de su hermético anfitrión. Esmirriados plátanos
hacían guardia como centinelas a ambos lados de la calle sin
ningún rastro de hojas ni verdor, con sus enmarañadas ramas
peladas que se hundían en un cielo de aluminio y tiritaban de frío
o quizás de tristeza. Le pareció extraño que nadie transitaba por
las aceras y creyó comprender la soledad del astronauta frente a la
noche espacial. Dobló la esquina y apuró el paso como si quisiera
escaparse de sí misma. Algunas pocas personas, todas mayores,
con sacos largos y graves pasaban a su lado sin verla, caminando
en cámara lenta con la cabeza apuntando al piso, unas; con los
ojos vacíos como de un mirar ausente, otras. Apenas se alejaban
algunos metros se internaban en una densa niebla y desaparecían.
Quiso buscar algún niño, pero fue en vano, y sintió que su corazón
se le apretaba en el pecho.
118 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
No imaginaba que lo peor estaba a punto de suceder.
A mitad de cuadra se frenó. Miró hacia arriba y quedó estupefacta.
Un cartel con fondo blanco y letras rojas decía: “TA-TA”1.
Aún no se había recuperado de su asombro cuando el miedo se le
transformó en el pánico helado que siente un condenado
segundos antes de ser alcanzado por el filo de la guillotina.
Enfrente se levantaba otro mensaje. Como si fuera una broma de
mal gusto, con letras blancas sobre fondo rojo, otro cartel
anunciaba, implacable: “TO TO”2.
Referencias.
1.- Empresa tradicional de Cadena de Supermercados
2.- Empresa comercial del rubro zapatería
Imagen:
Fotografía de la Plaza Independencia (proporcionada por el autor), con la bruma de
un día frío de invierno, y por supuesto totalmente desolada, ya que la plaza
está cercada por el mar a muy pocas cuadras, y donde la niebla y el viento
reinan por doquier. A penas se aprecian muy pocos peatones y la silueta del
monumento al Gral. José Artigas, (que además es su mausoleo).
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 119
SELECCIÓN DE
TEXTOS
Dolores “Loli”
MEIJUEIRO
Montevideo
Uruguay
VESTIDURAS
la estatua ronda su abismo de infinito tiempo
excava lento su frío
y los tentáculos de medianoche carcomen mis piernas
estoy dividida
ellas corren
llegan
una mujer se detiene - me ve – se mira -
amurallada cierra su puerta
un auto sigue calle abajo
y estoy dividida
entre carne y piedra
nacimiento en el cruce del camino
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A LUZ Y SOMBRA
Al amanecer una tela se levanta y huelo la humedad suave
que amalgama tierra y cielo. Es el instante, vértice preciso,
en que desde algún lugar se suma un recuerdo a lluvia, a
noche fresca y suave. A flor abriendo sin urgencia. A cielo
estrellado y limpio.
Los aromas se separan y sin embargo son uno solo. Los
pájaros se dejan escuchar acompañando la maravilla. A
conciencia el sonido de mis pasos, incluso antes de darlos,
el pulso del pie sobre la tierra se anticipa. Algunas hojas
del laurel caen lentas y las ramas se sacuden en su lengua.
Los rayos de luz al unísono, la claridad y sombra, quizás ahí
contra toda explicación nace el arcoíris. Luego, en esa línea
delgada, incluso me parece hasta paralela, está la escena
de la vida cotidiana. Entrecierro los ojos para no perder ese
ínfimo instante pero no encuentro esa puerta.
En breve ya todo despierta y resbalará. Quién sabe dónde
se sumergen estos tesoros húmedos, es seguro que
alguien se encarga de protegerlos para que todo vuelva a
brotar, para que vuelva a salir la luna. Aún es un momento
sagrado.
Se cerró la puerta sobre mí, sobre la casa que se pondrá en
pie. Sobre la ciudad.
Y pasan las horas, luz y sombra trasladan desde el ventanal
el día. Veo agigantarse el pulso de la ciudad, algo de
dragón en ese cuerpo de autos sumándose a la arteria de
la rambla.
Manejando en la inercia de uno más. Sin mirar ni buscarse
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 121
Ni saberse descubiertos. Sin saber quiénes somos. Ni que
pensamos en verdad.
Sin saber que quedamos ajenos en el camino.
Van.
Otras veces vamos.
BAJO EL AGUA
bajo el agua
la borrosidad de las horas con sus sabores apilados ,
e insistente la gravedad de las gotas
en platos, tazas , el filo del cuchillo
las cáscaras del pan
los poemas y
esa carta incontables veces pronunciada
separo semillas de albahaca que suelto a la tierra
divido los sabores apilados
y la caracola de siempre
la espuma del mar
regresan a la puerta,a mis pies
mientras giran los rayos de la bicicleta
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122 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
SELECCIÓN DE
TEXTOS
Alicia
REBOLLO
Montevideo
Uruguay
ESTE ES UN MICROCUENTO
La vieja coqueteó con el chal frente al espejo
hasta dejarlo caer sensual sobre los hombros.
Continuó leyendo a Ovidio, al joven,
que con inocencia misteriosa, sonreía
apoyando su mano en el bastón de roble.
SE CANSAN LOS CINCO SENTIDOS
No escucho a la tarde clara.
No veo música en el vendaval que se arrima a mis pies.
No huelo tus pasos blancos, tampoco tus saltitos.
No tengo lengua para la tristeza final.
No toco al respaldo de la impaciencia.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018 123
POEMA I
¿Dónde estarán?
¿En qué árbol doloroso
sostienen los abrazos azules
tanto ángel?
POEMA II
Muerdo tu dolor
vampira de domingos.
Tu espalda roza el viento
ensangrentado.
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124 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
carlos hidalgo Villalba
TODOS LO
SABEN
Carlos
HIDALGO
VILLALBA
España.
2018
Parece increíble que el iraní Asghar Farhadi (A propósito de
Elly, Nader y Simin, una separación y El viajante) director y
guionista de la película haya logrado, sin conocer nuestro
idioma, una producción con un aroma tan español como el
de la película “Todos lo saben”.
en sentido figurado. revista literaria. Año 11 num. 6 sep/oct. 2018 125
Otro de los méritos por parte del oscarizado director
estriba en hacer que un reparto plagado de estrellas
consagradas funcione como una orquesta perfectamente
afinada.
Laura (Penélope Cruz) llega a su pueblo desde Argentina
con sus dos hijos para asistir a la boda de su hermana
pequeña Ana (Inma Cuesta). Su marido Alejandro (Ricardo
Darín) no ha podido acompañarla.
Durante la inmersión de Laura en el pueblo vamos viendo
que las miradas poco a poco van mostrando su sentido,
mientras asoman secretos bien guardados a lo largo de
varios años.
Así, de lo que parecía que iba a ser una reunión de un
grupo de amigos y familiares con motivo de una rústica
boda, surge un drama que desbarata todos los planes,
pues la fiesta se ve interrumpida por un suceso que hace
aflorar secretos y connivencias que generan sospechas y
suspicacias en la mayoría de los personajes.
Es una historia contada con tanta maestría y sencillez, que
parece imposible no identificarse en ella y vivir el drama tal
cual lo están viviendo los protagonistas.
Ante la ausencia del marido de Laura será Paco (Javier
Bardem) quien la ayude hasta el extremo, entrando en
conflicto con su propia esposa Bea (Bárbara Lennie).
Los viejos rencores y las heridas del pasado, que nunca
han llegado a cicatrizarse del todo, hacen que poco a poco
cada gesto, cada palabra, se torne más hiriente, mientras la
trama se va desarrollando bajo un sinfín de conversaciones
cruzadas y revelaciones sorprendentes.
126 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6 sep/oct. 2018
Más allá del suspense sobre quién es el culpable, interesa
mucho los motivos que van desenmascarando a una
familia y a una pequeña comunidad, donde todos y cada
uno eran conocedores de un montón de cosas sobre
aquello que todos saben (como indica el título), pero que
nadie dice.
Está más que comprobado que vivir en una mentira o
guardar secretos cardinales produce daños psicológicos
muy importantes y problemas de salud, pues la vida con
secretos y engaños acarrea miedo y desconfianza.
Que la verdad como valor absoluto es más una aspiración
moral que una práctica posible en la realidad. Pero de ahí,
a hacer de la mentira una parte habitual de nuestra
conducta hay una enorme distancia, pues la mentira puede
provocar afecciones respiratorias y cardíacas, y hasta
acelerar la muerte de un enfermo terminal.
Una vida tejida con una trama de mentiras y ocultamientos
equivale a una vida no saludable, con consecuencias
psíquicas y somáticas, porque implica sostener ideales de
bienestar a costa de un profundo miedo y una gran
desconfianza en la propia capacidad para enfrentarse a las
cosas.
Aunque la verdad pueda ser más dolorosa que el engaño,
es mejor para el cuerpo y la mente, por lo que vivir
sabiendo las cosas como son otorga una mejor calidad de
vida. Esto es así porque al disponer de toda la información,
la persona puede elegir el camino que prefiere y el cuerpo
no tiene que tramitar los engaños e interrogantes.
Se guardan secretos familiares, se los disfraza o se niega
una realidad por el enorme dolor psicológico que acarrea y
en sentido figurado. revista literaria. Año 11 num. 6 sep/oct. 2018 127
por la vergüenza extrema que conlleva.
Cuanto más grave es el secreto, más le pesa al cuerpo y,
aunque se trate de olvidar, el cerebro se encargará de que
ocupe la mente generando una pequeña tortura, pues está
programado para no reprimir por mucho tiempo estas
cuestiones.
El relato termina con el personaje de Mariana (Elvira
Mínguez) sentada en la plaza del pueblo pidiendo a su
marido Fernando (Eduard Fernández) que se acerque para
hablar con ella y revelarle un secreto, mientras un operario
limpia la calle con una manguera y donde podemos
apreciar como el agua, metafóricamente, se extiende como
una cortina que poco a poco va difuminando sus siluetas.
Ya nada volverá a ser como antes.
Imagen:
www.google.com
128 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
ángel gonzález gonzález
GALERIA DE
POESÍA VISUAL
Muestra de:
toni prat
©Derechos Reservados
Sin título
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018 129
Sin título
Sin título
130 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 6. sep/oct. 2018
Sin título
“La poesía visual para mí no es más que poesía… y poesía para mí es
aquello que tiene la capacidad de conmover el consciente y el
inconsciente de las personas, que remueve las emociones y las
convicciones y que sorprende con su elocuencia abstracta y exquisita;
todo ello recogido en una metáfora…”
toni prat
(Barcelona, 1952)
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