El sentido de la Educación.
¿Se han preguntado por qué necesitan ser educados?
Nos han estado educando para la guerra, para el odio, la sumisión, la obediencia,
la competencia, envidia, ambición, acumulamiento, para la búsqueda torpe de
placeres, físicos, psicológicos, sin importar el daño que causemos a nuestro
alrededor, llevándonos cada vez mas a una terrible deshumanización. Para eso
nos están educando
Una verdadera educación, da sentido al sujeto.
En la actualidad, época de consumismo y mercantilismo, el sentido de la
educación no ha escapado a este etiquetamiento, liberándose así de todo juicio
griego sobre el desarrollo integral del hombre y convirtiéndose para el imaginario
de las elites dominantes, en una mercancía más, basta con una un breve vistazo
por los sistemas educativos alrededor del mundo, para darse cuenta como cada
vez mas los grandes consorcios empresariales se insertan en el campo educativo,
llevando la visión neoliberal hacia las aulas y hacia las mentes de los próximos
consumidores.
Sin embargo, no todo el tiempo ha sido así, a pesar de que algunos autores han
calificado a la Escuela como una institución al servicio del Sistema proponiendo la
desescolarización como en el caso de Iván Ilich o la Homeschool
El verdadero sentido de la educación va más allá del simple acto memorístico de
aprender textos es más bien el aprender a mirar, a escuchar aquello que el mismo
texto dice y averiguar si es verdadero o falso. De escuchar lo que se dicen dentro
del aula y hacer un balance justo y comprensivo; De igual forma y muchos menos
sentido de la educación es el acto de aprobar exámenes, conseguir un título, un
buen empleo, casarse, porque la verdadera educación no tiene que ver con el
dinero, con el poder o el prestigio. Si no el de explorar, explotar nuestra verdadera
humanidad y el sentido crítico.
Así pues, cuando se repiensa de esta forma el sentido de la educación se pone en
condiciones a un niño o niña, joven o adulto, de desarrollarse integralmente con un
sentido humanista, donde este, se preocupe por el otro y que pueda estar
realmente en contacto directo con quien está a su alrededor, incluyendo los
árboles, los animales, el cielo, la nubes. Que pueda desarrollar su creatividad,
sensibilidad y criticidad al máximo y con esto puedan convertirse en eternos
buscadores, aprender en sí mismos acerca de todo lo que hay alrededor.
Más allá del discurso actual sobre la calidad de la educación que dicho sea de
paso es un término economicista se necesita una verdadera educación, el regreso
a lo fundamental del sentido del educar, no para una sociedad del consumo, si no
como una necesidad imperante para el ser mismo, para vivir en armonía.
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