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asil Hallward y lord Henry Wotton discuten en torno a un modelo (Dorian Gray). Hallward es un

pintor como cualquier otro, lord Henry un lord del montón, Dorian un muchacho culto, inteligente y un tanto ingenuo (de los que tanto abundan). Toman jerez y discuten sobre la fugacidad del tiempo y las herencias y las costumbres y la brillantez de su propia decadencia.

B

-¿Qué será de nuestro siglo? –preguntó Basil Hallward.

-Nuestro siglo es un tiempo de contradicciones, y no hay contradicción más perversa que la verdad –respondió, modesto, lord Herny.

"El arte por el arte", lo han llamado. Sin embargo, el libro es una discusión constante sobre las vicisitudes y consecuencias de la concepción esteticista del arte. Otra vez espejos, sería un buen ensayo. Basil Hallward y lord Henry forman parte de unos valores en los que no creen, pero que respetan. El código de conducta victoriano marca y reduce cada pequeño acto humano a una contemplación de

símbolos y costumbres al que el "súbdito" ha de ceñirse y respetar. Esto hacen nuestros dos protagonistas... Un problema sin formular: ¿A dónde nos llevará esto?

Pintamos un cuadro vivo y en él reflejamos el alma de un tiempo, de un hombre, de todos los hombres. Su nombre: Dorian Gray. Nuestro Gray es un chico guapo e inteligente, de buena familia y con posibilidades. Su retrato refleja no sólo su rostro, sino también sus cualidades más vivas. Su imagen no reflejará el paso del tiempo, pero el arte sí será capaz de palidecer ante la podredumbre de su tiempo.

"El retrato de Dorian Gray", lejos de hacer un análisis exhaustivo de personajes toma el punto de referencia del Demiurgo Basil Hallward, alter-ego del propio Wilde: los personajes se dibujan y colorean en las formas, se perfilan en los diálogos, pero sólo adquieren relieve en la interacción entre los mismos (técnica sin duda heredada del teatro). La novela consigue lo que quiere, y los personajes se mantienen, en todo momento, fieles a sí mismos (en lo que respecta a Basil y lord Henry). Ambas serían

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formas artísticas entendidas desde perspectivas distintas y complementarias: Mientras lord Henry es la chispa, el comentario paradójico cargado de verdad pero inconsistente, Basil representa el artista casi diletante, en un estado previo al desengaño al que lord Henry ya ha llegado. Por medio tenemos a Dorian Gray, objeto artístico y personaje desdibujado, convirtiéndose en el depositario de las ironías de lord Henry y las pinceladas maléficas de Hallward. En realidad, parece carecer de voluntad (¿alguien la tiene?) y sus pasos son guiados por fuerzas ajenas que le conducen a la perdición.

Desde luego, la idea de la novela no es nueva, y podemos encontrar en nobles predecesores como Goethe y Balzac historias parecidas. Notable es su parecido con la obra de Balzac "La piel de Zapa", en la que un trozo de zapa disminuye a medida que el protagonista comete sus fechorías. Aquí el retrato es el que recoge el tiempo y el mal, y el hombre pierde el alma ("Fausto") a cambio, esta vez, de su eterna juventud.

Pero donde el libro adquiere su carácter más profundo es en la concepción artística que se defiende en el prefacio (firmado por el propio Wilde). Ya desde un primer momento se toma el ideal esteticista del "arte por el arte": Una rosa no tiene función alguna, salvo ser bella. No sirve para nada, salvo proporcionar felicidad, armonía y belleza. ¿Para qué más? Convencido de la propia valía de su

afirmación (o no convencido en absoluto), Wilde plantea mil interrogantes en la obra, que enreda y desenreda a capricho. El idead de belleza que defiende (siendo una herencia directa del romanticismo) le hace presa de su propia contradicción. La propia frase de "el arte por el arte" conlleva una tautología irresoluble. Quizá lo más maravilloso de este libro sea que, precisamente, nada aprendemos en su lectura, pero nos sentimos cautivados, prendidos de esa belleza al aspirar su aroma a cultura inglesa, a tabaco sin aditivos, bien macerado. Es "el arte por el arte" y su propia crítica, y la sátira al propio personaje que WIlde llegó a crear, como hiciera su más que parecido lord Byron.

Frente a aquellos que promulgan un arte como apéndice del compendio social (si no cito a Gorki no me quedo contento), Wilde afirma paradógicamente la idea del deleite y la pasión, el fluir inequívoco de las palabras en su ritmo, poesía; mientras con su vara socialista azota y defiende ideales humanistas y da a su obra un carácter social renovador. ¿Contradictorio? Desde luego.

Quizá algún día el arte pueda llegar a ser tan puro que no refleje crítica social alguna, quizá en algún momento el hombre pueda llegar a ser tan perfecto que no necesite del arte, que tenga una vida tan plena en la que, por fin, pueda fundirse con su trabajo y deje de necesitar formas de evasión tan banales y estúpidas como Homero o Shakespeare. Cuando llegue ese día abriremos las puertas de nuestro y desván y, al fin, veremos la historia de la

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humanidad reflejada en el pálido y lúgubre reflejo de un cuadro que nos mirará, directamente. Estaremos muertos, quizá seamos felices.

Resumen

Capítulo I

Lord Henry Wotton Se encuentra en el estudio de su amigo Basil Hallward intentando convencerle para que mande una de sus obras a un museo pero éste se niega dando la simple respuesta de Hay demasiado de mí en él (p.15), ante esta respuesta lord Henry le pide una explicación y Basil, aunque le cuesta, se la da: hacía dos meses que conoció a Dorian Gray (el chico del cuadro) y desde entonces que quedaban todos los días, no podía estar un día sin verle porque él le inspiraba para sus obras. Cuando termina de explicarlo, lord Henry le pide que se lo presente y Basil se niega porque lo conoce y sabe que influiría mucho en la vida de Dorian, entonces, Basil decidió marcharse.

Capítulo II

Aún en el estudio, cuando Henry se marchaba, vieron a Dorian Gray que acababa de llegar. Entonces, mientras éste posaba, Henry hablaba con él, le hablaba sobre sus teorías de la belleza y también le decía que no estaba disfrutando de la vida. A partir de ese momento, Henry empezó a influir notablemente en la vida de Dorian.

Cuando Basil terminó el cuadro, Dorian se enfadó, empezó a tener celos del cuadro: Yo me haré viejo, horrible y espantoso. Pero este cuadro permanecerá siempre joven. Nunca será más viejo de lo que es en este día concreto de junio... ¡Si pudiera ser al contrario! ¡Si fuera yo quien permaneciera siempre joven y el cuadro tuviera que envejecer! Daría..., ¡daría cualquier cosa! ¡Sí, no hay nada en el mundo entero que no diera! ¡daría mi alma!

Capítulo III

Henry va a visitar a su tío Fermor para

preguntarle sobre Dorian Gray. Cuando ha averiguado más cosas de la vida de su nuevo amigo, se marcha a almorzar a casa de su tía Ágata, el resto del capítulo habla sobre las conversaciones que tienen los ingleses de su clase y, al final, Dorian Gray rompe su promesa con Basil de ir a visitarlo y se marcha con Henry para dar un paseo.

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Capítulo IV

Un mes después, Dorian está esperando a lord Henry en su casa pero se retrasa. En esos momentos, entró lady Henry y, mientras están conversando, llega lord Henry y le dice a Dorian que no se case jamás. Dorian le confiesa a Henry que está enamorado de Sybil Vane, una actriz que, desde que la conoció tres semanas antes, no ha podido estar una noche sin ir a verla actuar. Esa misma noche, a las doce y media, Henry recibió un telegrama de Dorian para decirle que iba a contraer matrimonio con Sybil Vane.

Capítulo V

En este capítulo, la protagonista es Sybil Vane, primero, se encuentra en casa con su madre diciéndole que está muy contenta porque iba a casarse con “El Príncipe Encantado” (era el mote que le puso a Dorian) pero en ese momento, entra su hermano James para despedirse, este se marchaba a Australia para ser marinero. Cuando escuchó la conversación, le juró a Sybil que si “El Príncipe Encantado” le hacía daño, iría a por él hasta matarle.

Capítulo VI

Henry, Basil y Dorian han quedado para cenar e ir a ver a Sybil Vane actuar. Todo el capítulo transcurre en el restaurante en una conversación que hablan principalmente de Dorian y Sybil.

Capítulo VII

Llegan al teatro que, por alguna razón, esa noche estaba lleno. Cuando Sybil salió a escena estaba tan guapa como siempre, pero su actuación fue penosa. El público empezó a silbar y hablar, algunos se reían pero la mayoría se iba. Entonces, Sybil cada vez lo hacía peor pero más feliz. Cuando terminó la actuación, Dorian entró en su camerino y allí estaba ella, feliz. Dorian le dijo enfadado que esa noche lo había hecho muy mal, y ella, feliz le contó que lo había hacho adrede porque no quería actuar más ya que ahora su vida no era el teatro, sino él. Dorian al escuchar esa “estúpida” respuesta se enfadó con ella y le dijo que no la quería volver a ver, se portó muy mal con ella y luego, salió del camerino dejándola en el suelo, llorando. Luego se pasó toda la noche paseando por la ciudad. La llegar a casa, se quedó mirando extrañado su retrato, el retrato al cual tenía celos por ser más joven que él había cambiado. Había algo perverso, malvado, en los labios del chico del retrato, entonces se dio cuenta de que el retrato reflejaba su alma. Después de estar un rato pensando, decidió arreglar las cosas con Sybil, tapó el cuadro con un biombo y se fue a dormir.

Capítulo VIII

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Cuando se despertó al mediodía, tenía una carta de lord Henry sobre la mesa, pero no la abrió. Luego, mientras observaba el cuadro para intentar encontrar una explicación a lo sucedido, entró Henry para consolarle. Dorian no entendía nada pero Henry le explicó que, lo que le había escrito en la carta era que Sybil Vane había muerto: la noche antes, cuando se marchaba a casa, le dijo a su madre que enseguida volvía, que iba a por una cosa que se dejó en el camerino, pero no volvió, se la encontraron muerta, se había suicidado. A Dorian, por unos instantes, le cayó el mundo encima, pero esa misma noche fue a la ópera y, al volver a casa y ver el cuadro, decidió que a partir de ese momento iba a vivir la vida, sin importarle nada ni nadie, ya que era el cuadro el que cargaba con lo que él hacía.

Capítulo IX

A la mañana siguiente, Basil fue a ver a Dorian para consolarle por la muerte de su amada, pero, al ver que Dorian estaba estupendamente y se había olvidado de todo lo ocurrido, se enfadó. Luego, le pidió a Dorian que volviera a posar para él pero este se negó, entonces le pidió que le enseñara su retrato y, cuando Dorian se negó, le pareció extraño y le dijo que quería exponerlo. Al oír esto, Dorian se puso nervioso y le dijo que no lo podía exponer por unos motivos que no podía decirle, entonces hicieron un pacto, si Basil le decía a Dorian porque estan importante

para él, Dorian le enseñaría el retrato. Basil, aunque le costó, le habló de sus sentimientos hacia él, y al terminar, Dorian le dijo que era decepcionante y no le quiso enseñar el retrato.

Capítulo X

Dorian, aterrorizado por si alguien veía su

retrato, decidió esconderlo en una habitación que había permanecido cerrada durante muchos años y que sólo él tenía la llave. Después, le escribió una carta a lord Henry pidiéndole que le mandara algo de leer.

Capítulo XI

Este capítulo es el más largo y pesado del libro; en él transcurren muchos años en los cuales Dorian pudo aprovechar su juventud física para hacer varias cosas. Primero, se decidió a leer el libro que le dejó lord Henry, un libro que influyó mucho en él. Se dedicó durante un tiempo a estudiar el perfume, durante otro período se entregó por completo a la música. En una ocasión comenzó el

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estudio de las joyas. Más adelante se dedicó a los bordados y tapices. Dedicó un año entero a reunir los especimenes más exquisitos que pudiera hallar dentro de la artesanía textil y bordada. También tenía una pasión especial por las vestiduras religiosas y por todo lo relacionado con el oficio religioso. Todo esto lo hacía para olvidar, huir del miedo a la muerte y la vejez. Y en todos estos años, no hubo un solo día que no subiera a ver su retrato.

Capítulo XII

La víspera de su trigésimo octavo cumpleaños, Dorian iba de camino a casa cuando se encontró con Basil que venía de allí. Basil le dijo que fue a buscarlo para despedirse , ya que se marchaba a París seis meses. Entonces, Dorian le invitó a su casa. Cuando llegaron, Basil le dijo a Dorian que quería hablar con él sobre unas cosas que había oído y que no le gustaba nada. Dorian no quiso saber nada, pero aún así, Basil se lo dijo, le dijo todo lo que la gente dice de él, hablan de cosas horribles y, también le dijo que todos los que se habían juntado con Doorian habían terminado muy mal. Al final, terminaron hablando de su alma y Dorian decidió enseñarle el retrato.

Capítulo XIII

Llegaron a la habitación, y cuando Basil vio el retrato soltó un grito de terror. El personaje de la foto era espantoso, pero se podía ver que era Dorian, entonces, reconoció que era el retrato que había pintado él, era increíble. Basil empezó a decirle a Dorian que era horrible, el rostro de su alma era espantoso... Dorian no pudo soportar que le dijera eso y empezó a odiarle, de repente, mientras Basil hablaba, Dorian se abalanzó encima de él y lo mató de una puñalada. Dorian salió de la casa y llamó al timbre para que le abriera su mayordomo que se encontraba durmiendo, así nunca podrían sospechar que Dorian mató a Basil porque se suponía que acababa de llegar a casa, y a esas horas, en teoría Basil ya había cogido el tren para pasar seis meses

en Francia.

Capítulo XIV

A la mañana siguiente, Dorian escribió dos cartas, una se la guardó en el bolsillo y la otra se la dio a su mayordomo para que la entregara en una casa. La carta iba dirigida a Alan Campbell, un científico que había sido muy amigo suyo, para que fuera a visitarlo a su casa. Alan llegó a la hora acordada pero su saludo fue:

No pensaba volver a poner un pie en esta casa, Gray. Pero parece ser que se trata de

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una cuestión de vida o muerte. Se notaba que estaba muy enfadado con Dorian por algo que ocurrió en el pasado, pero aun así, Dorian le pidió su favor. Quería que destruyera el cadáver con algún producto químico para que no quedara ni rastro y, como Alan no quería, le amenazó diciéndole que mandaría una carta que había escrito y llevaba en el bolsillo. El señor Campbell no tuvo más remedio que aceptar, entonces Dorian les dio el día libre a sus sirvientes para que no se enteraran de lo que tenía que hacer Alan. Ese mismo día por la noche, ya no quedaba ni rastro del cadáver pero en el retrato aparecieron manchas de sangre en sus manos.

Capítulo XV

Aquella noche, Dorian fue a cenar a la casa de lady Narborough. Henry notó que a Dorian le pasaba algo porque estaba muy decaído. Y, además, Dorian se marchó pronto de la cena diciendo que tenía que marcharse a casa. Una vez en casa, decidió cambiarse de ropa e ir a algún sitio. Al salir, vio un coche y le dijo que lo llevara a una dirección, este se negó porque estaba muy lejos, entonces Dorian le da una moneda de oro y le dice que le dará otra si va deprisa. El cochero enseguida aceptó y, en una hora, ya habían llegado.

Capítulo XVI

Una hora más tarde, llegaron a la dirección acordada, el cochero dejó a Dorian en un puerto y este le pagó la moneda de oro que le debía. Una vez solo, Dorian entró en una casucha llena de gente extraña fumando opio, al llegar al fondo, Dorian vio a un conocido y, después de hablar un poco con él, se marchó, estaba incómodo si ése estaba ahí. Al salir, dos mujeres dijeron ¡Ahí va el del pacto con el diablo!, al oír esto, Dorian se enfadó, entonces una mujer dijo ¿Lo que te gusta es que te llamen el Príncipe Encantado, no?. De repente, un marinero que parecía dormido se levantó de un salto y salió corriendo detrás de Dorian. Cuando lo encontró en la calle, le agarró y estuvo a punto de matarle porque él había matado a su hermana, Sybil Vane, entonces, a Dorian se le ocurrió decirle que él no podía ser, porque hacía dieciocho años de eso, y él era muy joven. Entonces James le pidió perdón y le dejó escapar. Más tarde, llegaron las dos mujeres y le dijeron que Dorian llevaba dieciocho años igual de joven. Al oír esto, el marinero se fue corriendo detrás de Dorian, pero este ya se había marchado.

Capítulo XVII

Una semana después, Dorian estaba en el invernadero de Selby Royal hablando con la duquesa de Monmouth y lord Henry, entre otros. Después, se queda solo en el invernadero y le parece ver el rostro de James Vane, al ver esto, se desmaya.

Capítulo XVIII

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Al día siguiente no salió de casa, empezó a obsesionarse en que le perseguían para matarle, y acabó arrepintiéndose de haber matado a su amigo. Lord Henry entró en su habitación y lo encontró llorando. Hasta el tercer día no se atrevió a salir, y se fue de caza con unos amigos, pero sin querer, uno mató a un hombre que había detrás de un árbol. A partir de ese momento, Dorian se obsesionó en que era un mal presagio, y que pronto le pasaría algo a él. Pero esa misma tarde, fue a visitarle el guarda mayor para hablarle del accidente, le dijo que nadie conocía al cadáver, que parecía un marinero. Dorian fue a verlo y, al ver que el cuerpo sin vida era el de James Vane, soltó un grito de júbilo. Por fin estaba a salvo.

Capítulo XIX

Este capítulo es una conversación entre Henry y Dorian en la que Dorian le explica que estaba enamorado de una chica de campo, pero después de hablar con ella que se iban a vivir juntos, la dejó. Después, en la conversación, sale el tema de Basil, el posible asesinato. También hablan del divorcio de Henry y del suicidio de Alan Campbell. Cuando Dorian se marchaba, le dijo a Henry que había decidido ser buena persona, pero Henry se ríe y le dice que siempre ha sido bueno.

Capítulo XX

Cuando llegó a casa, le dijo a su criado que se acostara, se fue a la biblioteca y

empezó a pensar. Destruyó un espejo, se arrepintió de haber dicho aquella frase cuando su amigo terminó el retrato. Decidió cambiar su vida definitivamente y fue a ver el cuadro por si había cambiado para peor. Entonces se dio cuenta de que últimamente no había sido bueno, sino hipócrita y vanidoso. De repente, cogió el cuchillo con el que apuñaló a Basil y lo clavó en el retrato, un grito horrible de dolor se oyó por toda la casa y, cuando los criados consiguieron entrar en la habitación, vieron el retrato de su amo, tan joven y guapo como siempre, pero en el suelo había un señor horrible, viejo y arrugado con un puñal clavado en el corazón, sólo por su anillo reconocieron que era Dorian.

PERSONAJES

DORIAN GRAY:

Es el

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personaje principal de la obra. En su comienzo es un joven de diecisiete años, de cabellos rubios, de ojos azules, los labios de un rojo especial, una figura perfecta, y que tiene un curioso encanto que hechiza a todas las personas que lo conocen. En el inicio de la obra presenta rasgos de timidez e inocencia debidas a su juventud, pero termina siendo un hombre despreciable, con el que ningún caballero de Londres desea tener relación para mantener su buena reputación, un tipo que lo único que transmite a sus amigos es su sed desenfrenada de placer. Esto se debe principalmente a la influencia ejercida por Henry, con quien Dorian siempre está de acuerdo en las innumerables teorías que éste le enseña.

Al final de la novela su belleza le inspira repugnancia al considerar que le había perdido. Era la belleza lo que le había destrozado, la belleza y la juventud que había rogado conservar. De no haber sido por estas dos cosas, su vida podría haberse visto libre de manchas. Su belleza no había sido más que una máscara, su juventud una mera farsa. ¿Qué es la juventud en el mejor de los casos? Una época verde e inmadura, una época de humores absurdos y pensamientos enfermizos.

LORD HENRY:

Es el mejor amigo de Dorian Gray, a quien conoce gracias a Basil, que era amigo de ambos. Una vez que lo conoce, le enseña un sin fin de conceptos y de ideas, que modifican poco a poco su personalidad. Será el culpable de que Dorian cambie exageradamente su personalidad.

El autor destaca su inteligencia, su cultura, y su magnífica forma de comunicación oral con las personas, se puede decir que tiene una labia impresionante, y una gran facilidad para convencer a las personas sobre algunas ideas. Le encanta discutir, y se pasa el día entero dialogando y discutiendo sobre diversos temas con Dorian Gray.

Lord Henry se declara además cínico. Los cínicos afirmaban que la civilización, con todos sus problemas, era algo artificial y antinatural y que debía considerarse con desprecio. Proponían en consecuencia un retorno a la vida natural, que ellos equiparaban a una existencia simple, y afirmaban que la felicidad completa sólo puede lograrse a través de la auto-suficiencia. Lord Henry coloca la belleza demasiado alta, reconoce que la fealdad es una de las siete virtudes capitales y que “es mejor ser hermoso que ser bueno. Pero, por otra parte (...) es mejor ser bueno que feo”. No es partidario de autodefinirse, cree que definirse es limitarse. La muerte es la única cosa que aterra a Lord Henry. Él envidia a Dorian por tener una vida deliciosa, llena de placer y en la que nada le hace daño.

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BASIL HALLWARD:

Es el artista, el autor del cuadro que tantos problemas causa a Dorian. Era su mejor amigo hasta que lord Henry se puso entre ellos. Sentía gran atracción y admiración por el adolescente, y disfrutaba mucho de su compañía, ya que éste le hacía aflorar su arte. Es asesinado por un arrebato de Dorian, que piensa que es el único culpable de todos sus males por haberle hecho aquel retrato.

El autor lo describe como un personaje frío, que sólo vive por el arte, y que solamente destaca a la hora de elaborar obras de arte. Desaparece totalmente en algunas partes de la obra, pero vuelve a aparecer en los momentos claves, en los que participa desempeñando un gran papel.

SIBYL VANE:

Joven actriz, bella y delicada. Estaba profundamente enamorada de Dorian, a quien llamaba Príncipe Azul.

El papel que desempeña es muy importante, porque desde que Dorian la conoce todo cambia en su vida, de estar cerca de casarse con ella a separarse de ella en un día, lo que llevó a la joven a suicidarse y lo que produjo el primer cambio en el retrato de Dorian.

Representa la pureza.