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El pecado de Acán: el pecado oculto

Leer Josué 7

La historia del pecado de Acán, y todo lo que involucró nos ayuda a entender la diferencia tan absolutamente enorme que existe entre el bien y el mal. Nos ayuda a entender acerca de la santidad de Dios, y de la necesidad de ser como Él.

1. La orden de Dios (Josué 6: 17-19) <<Y será la ciudad (Jericó) anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová>>

Jericó fue la primera toma de Israel al entrar en la Tierra Prometida. Jericó era una poderosa ciudad muy bien amurallada, pero muy maldita; infestada de demonios, de brujería, de satanismo, de baales, de maldad, pero Dios la entregó en las manos de su pueblo Israel (Jos. 2: 24)

La condición era que no debían de quedarse con nada, ni siquiera tocar nada de aquella ciudad, ya que estaba minado de demonios y de maleficio. Solamente el oro y la plata y otros utensi lios de metal, una vez consagrados a Dios, deberían entrar en el tesoro de Dios, pero jamás a particulares. Esa era la condición.

2. La prueba de Dios Es evidente, que Dios quería probar a su pueblo en materia de OBEDIENCIA.

La tentación de quedarse con cualquier cosa valiosa era grande. La excusa de algunos para proceder así podría ser la de haber conquistado la ciudad, y considerarlo como un botín de guerra. No obstante, fue el mismo Dios quien les entregó la ciudad y el corazón de sus habitantes. No podían quedarse nada como botín de guerra.

No obstante, un miembro de ese cuerpo que era Israel no pasó la prueba:

<<Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel>>

Y fue descubierto, y sólo entonces, reconoció su pecado, pero ya era tarde, porque no fue por arrepentimiento que lo confesó, sino por miedo a las represalias.

<<Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello>> (20, 21)

Acán fue:

1. Desobediente, por cuanto hizo todo lo contrario de lo que ordenó Dios directamente. 2. Rebelde, porque menospreció la autoridad directa de Dios. 3. Codicioso e idólatra, por cuanto por el afán de riquezas, las puso por encima del

propio Dios. 4. Cobarde y encubridor, por cuanto ocultó su pecado hasta que fue descubierto. 5. Mentiroso, por la misma razón. 6. Homicida, por cuanto murieron hermanos por culpa de su pecado en el intento de

conquistar Hai 7. Ladrón, por cuanto se quedó con plata y oro que debían de haber sido para el tesoro

de Jehová, una vez consagrado.

8. Anatema, que es maldito, por cuanto vino a ser así al quedarse con las cosas del anatema, es decir, del diablo.

Acán cometió PECADO OCULTO. Ese pecado es doble. Por una parte es por lo que es en sí, y segundo, porque se intenta ocultar de la vista de Dios, y de los demás.

3. Las consecuencias del pecado oculto Dios quería preservar la pureza y santidad de su pueblo, toda esa nueva generación que había salido del desierto y estaba entrando en la tierra prometida.

Parecido ejemplo lo tenemos con Ananías y Safira al inicio de la Iglesia (Hchs. 5), los cuales fueron muertos directamente por Dios por un pecado similar al de Acán: Pecado oculto. Delante de los demás hermanos se mostraban santos, pero habían ocultado en la tierra de la tienda de su corazón una gran cantidad de engaño, codicia y robo a Dios.

El Señor consideraba a Israel, Su pueblo, como a un solo ente. Eran para Dios un solo cuerpo, y cada miembro era responsable en cuanto al cuerpo.

Por lo tanto, para Dios fue todo Israel quien prevaricó: <<Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel>> (Josué 7: 1)

Debía haber consecuencias por causa de la prevaricación de Acán, y la consiguiente contaminación de Israel:

(Josué 7: 1-5) <<Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai. Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua>>

Cuando hay pecado oculto en el seno del cuerpo de Cristo, eso tiene sus consecuencias para todos. El enemigo toma mucha ventaja, ya que Dios aparta su mano. Muchas veces, esa es, y ha sido la causa de la derrota frente al enemigo. Josué, se condolió por la derrota de Hai y sus consecuencias, y se quejó ante Jehová (v. 6-9), porque no sabía lo que había ocurrido en aquel momento.

El no saber, no es razón para detener las consecuencias del pecado oculto.

Y entonces habló el Señor, y le dio la explicación de todo lo que había pasado:

(Josué 7: 10-13) <<Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros>>

Sólo se puede hacer frente al enemigo, cuando hay santidad en el campamento de Dios, y no hay anatema enterrado bajo él.

Ese anatema, es el pecado oculto, que uno guarda enterrado en el fondo de su corazón, como hizo Acán, y como hicieron Ananías y Safira.

¡Qué Dios rebele ese pecado, como lo rebeló a Josué, para que pueda ser quitado de en medio, y no estorbe la obra de Dios!

Es necesario que Dios rebele todo pecado oculto que pudiere haber en Su campamento, para que pueda cesar la actividad del anatema.

Es necesario que el anatema que hubiere, sea quitado de la congregación, y de la familia y del individuo.

La Palabra de Dios dice:

(Romanos 5: 20, 21) <<Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro>>

Esa gracia que sobreabunda sólo está disponible por parte de Dios para aquellos que genuinamente se arrepienten de sus pecados conocidos y ocultos.

Acán no se arrepintió, sino que fue descubierto por Dios ante todos. Lo mismo ocurrió con Ananías y Safira.

No hay gracia para los que pecan y son descubiertos, sino para los que habiendo pecado, se arrepienten genuinamente, y dejan de practicar pecado.

No nos equivoquemos, Dios no puede ser engañado: <<No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos>> (Gálatas 6: 7-9).

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EL PECADO OCULTO

Sal. 139:23-24

INTRODUCCIÓN: La voluntad de Dios es terminar en nosotros la obra que empezó (Fil. 1:16); esta culminará cuando seamos transformados. Dios nos ha alcanzado para

que en El seamos verdaderamente libres, teniendo comunión con El por medio de su Espíritu Santo, Dios desea que seamos prosperados en todo como nuestra alma

prospera, por lo tanto, es necesario oír, creer y someterse a la palabra.

DESARROLLO: Pecado es “errar en el blanco”, y el pecado oculto es el que no

se ha confesado. Dios no desea avergonzar a sus hijos, pero lamentablemente algunos de ellos sí son avergonzados, por lo cual es importante que tratemos de agradar al

Señor, entregando todo aquello que El nos demande, así mismo, es importante ser de edificación a nuestra familia y a nuestros hermanos en Cristo Jesús.

EJEMPLOS DE PECADO OCULTO:

MOISÉS, Ex. 2:11-15: De derramamiento de sangre , Este pasaje relata que Moisés

observa cuando un egipcio golpea a uno de sus hermanos, por no ejecutar

adecuadamente sus duras tareas, razón por la cual Moisés mata al egipcio y lo esconde

debajo de la arena, encubriendo así su pecado, pero vieron cuando llevó a cabo este derramamiento de sangre y es puesto en evidencia al tratar de arreglar un problema

similar.

JOSÉ, Gn. 41:50-52: De rencor, odio, amargura, José creía haber olvidado lo que sus hermanos le habían hecho, pues trataron de matarlo y lo vendieron como esclavo a

unos mercaderes Ismaelitas, luego lo compró Potifar, miembro de la guardia personal de Faraón; José es prosperado en todo y es puesto sobre toda la tierra de Egipto. Después de muchos años nace su primer hijo, al cual pone por nombre Manases, que quiere decir

olvido, diciendo “Porque Dios me ha hecho olvidar todo mi sufrimiento y toda la casa de mi Padre”. La realidad es que José, como muchos de nosotros no hemos olvidado ni

perdonado la casa de nuestros padres debido al sufrimiento que posiblemente tuvimos y se manifiesta incluso al ponerle nombre a nuestros hijos.

EL REY EZEQUIAS, 2 Ry. 20:1-11; 2 Cr. 32:24-26: Pecado oculto de

indiferencia. El profeta Elías le lleva un mensaje diciendo que va a morir con la orden

de que ordene su casa. Se da cuenta entonces que había descuidado su casa y que había pecado de irresponsabilidad, dejando de proveer para su casa (en lo espiritual y

material) que no lo había interpretado o posiblemente lo tenía en poco. Este rey no lloró porque iba a morir, seguramente lloró porque delante de Dios reconoció que su casa era un desorden. Lloró de arrepentimiento y clamó misericordia y Dios le escuchó, dándole

15 años más de vida por amor a su familia, aún así volvió a fallar.

ACAN, Jos. 7:1-26: Pecado de desobediencia. Toma del anatema (consagrado para destrucción). A Acán le dan un mandamiento y lo quebranta tomando una parte de lo

que debía destruir, este anatema lo esconde en su tienda, contaminando a su esposa, a sus hijos y al pueblo y en lugar de victoria, este pecado trae derrota, pues no confesó el pecado y las instrucciones recibidas, siendo descubierto por el profeta.

SAÚL, 1 S. 15:10-35: Pecado de Rebelión. Va a destruir a Amalec (fig. de la carne)

y desobedece las instrucciones que le dan, que eran destruir todo, pero desobedece y captura vivo al Rey Agag, Saúl y el pueblo le perdonaron la vida, lo mejor de las ovejas

y vacas, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo que parecía bueno a

sus ojos, lo cual no quisieron destruir, pero destruyeron todo lo despreciable y sin valor según sus propios pensamientos, la obediencia a medias trae consecuencias graves .

EL REY UZIAS, 2 Cr. 26:1,16: Pecado de autosuficiencia. Hizo muchas cosas rectas delante de Dios, fue prosperado en todo y su fama se extendió lejos porque tuvo la ayuda poderosa de Dios, pero cuando ya era fuerte su corazón se enalteció para su

ruina, porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar ofreciendo fuego extraño.

LA MUJER SAMARITANA: Pecado oculto de sexo (fornicación), Al empezar a

hablar con Jesús ella cree poder engañarlo pero Jesús todo lo sabe y le descubre el pecado y le ofrece agua de vida, y ella le dice dame de esa agua para que no tenga que venir aquí. Esta es una ministración a un nivel que ella no había experimentado. Le

dieron a conocer lo que ella creía imposible que le descubrieran.

DAVID, 2 S. 11:12: pecado oculto de adulterio y derramamiento de sangre. Era el

hijo de la vergüenza de Isaí, porque fue concebido en pecado (Sal. 51:5), por esa razón era que no lo quería presentar ante el profeta (ministro) que ve con los ojos espirituales.

Su pecado fue por causa de ancestros, aunque él era un hombre conforme al corazón de Dios, pero como consecuencia de estar ocioso en tiempo de guerra David peca y no confiesa su pecado, después de un año el Profeta Natán lo confronta con la verdad y

reconoce su pecado, lo confiesa y clama misericordia. David decía en uno de sus salmos: MIENTRAS CALLE MIS HUESOS SE ENVEJECIERON (Sal. 32:2 )

CONCLUSIÓN: Dios quiere que sirvamos con una limpia conciencia, desechando

todo pecado oculto no confesado y que se pueda cumplir en nosotros el verso que dice. El que esta limpio, límpiese más.

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EL PECADO DEL REY DAVID Y SUS CONSECUENCIAS

Un caso de la Biblia que puede instruir de una manera especial la forma cómo Dios trata al pecador y a sus pecados, es el ejemplo del famoso rey David. Esta trágica historia la

podemos leer en 2 Samuel capitulo 11.

David es atraído sexualmente por una hermosa mujer llamada Betsabé, con la cual comete el pecado de adulterio. Dice 2 Samuel 11:2-4: “Y sucedió un día, al caer la

tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y

vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3

Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de

Eliam, mujer de Urías heteo. 4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él

durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. “

Para ocultar su ilícito hecho apela al engaño y a la mentira. Dice 2 Samuel 11:5-12: “Y

concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta. Entonces

David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a

David. Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud

del pueblo, y por el estado de la guerra. Después dijo David a Urías: Desciende a tu

casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la

mesa real. Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su

señor, y no descendió a su casa. E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha

descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué,

pues, no descendiste a tu casa? Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá

están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había

yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya,

y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa. Y David dijo a Urías: Quédate aquí

aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el

siguiente. ”

Para evitar un escándalo mayor, David asesina a su general Urías por medio de ponerlo

al frente de la batalla y de la espada del enemigo. 2 Samuel 11:13-21: “Y David lo

convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en

su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa. Venida la mañana,

escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías. Y escribió en la

carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él,

para que sea herido y muera. Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías

en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. Y saliendo luego los

de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de

David; y murió también Urías heteo. Entonces envió Joab e hizo saber a David todos

los asuntos de la guerra. Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar

al rey todos los asuntos de la guerra, si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por

qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen

arrojar desde el muro? ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una

mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os

acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es

muerto. ”

Consecuencias del pecado de David (2 Samuel 11:1-12)

Natán le anunció una triste profecía a David acerca de las consecuencias de sus pecados. Esto fue lo que le dijo: “Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada”

(2 Samuel 12.10a). A pesar del franco arrepentimiento de David, y del perdón de Dios, el pueblo de Israel no afrontó otra cosa más que la guerra durante todo el resto del

reinado del David. David se vio inclusive forzado a volver su ejército en contra de su propio hijo. Los antiguos enemigos de Israel, los resentidos filisteos, también reanudaron sus ofensivas. La espada continuó en manos de David por el resto de su

reinado. El profeta Natán también profetizó que David tendría serios problemas dentro de su propia casa. Esta profecía tuvo realmente un crudo cumplimiento. El hijo de

David, Amnón abusó sexualmente de su medio hermana Tamar. Absalón, el hermano de ella, asesinó a Amnón por represalia. Este acaecimiento llevó a una enemistad por cinco años entre David y Absalón. Después, Absalón fue el dirigente de un complot contra

David su padre, y logró hacer que éste se desterrara. La amargura continuó predominando por el resto de la vida de David. Lo trágico fue que la mayor parte de ella

provino de sus hijos. Después de oír la parábola de la corderita robada, David le dijo a Natán que el malhechor debía pagar la pérdida de ella con cuatro tantos (2 Samuel 12.6). La sentencia pronunciada por David incurrió sobre él mismo. Durante el tiempo

que vivió, tres de sus hijos murieron trágicamente. Después de su muerte, otro hijo fue violentamente ejecutado (1 Reyes2.23–25). El homicidio de Urías a instancias de

David, influenció trágicamente a cuatro de los hijos de éste. Así que este ejemplo nos muestra que si bien David fue restaurado de sus pecados, él no pudo evitar las consecuencias de su mal proceder que Dios dictó contra él.

…………………………..

¡LA PESADA CARGA DEL PECADO!

Un Mensaje de Advertencia y Esperanza Para Cristianos que Luchan

con Pecados Ocultos

Tu conoces la historia del rey David - cómo él cometió adulterio con Betsabé

y luego secretamente hizo los arreglos para la muerte de su marido. Luego,

después de que el profeta Natán expuso el pecado de David frente a su

rostro, el quebrantado rey se arrepintió de su horrible maldad. Luego

escribió cuatro salmos que expresan la aflicción y el terror que él había

estado sintiendo como resultado de su pecado.

Los angustiados lamentos del corazón de David los encontramos en los

Salmos 6, 31 y 52, así como en el Salmo 38 que es en el que yo quiero

enfocarme en este mensaje. En cada uno de estos salmos, David estaba

mirando atrás, rememorando el tormento que él experimentó durante este

periodo de oscuridad en su vida. En el Salmo 38 en particular, él describe el

aplastante golpear de su adolorida conciencia: " Porque tus saetas cayeron

sobre mí, Y sobre mí ha descendido tu mano" (Salmo 38:2).

Lo cierto era que David debió vivir la vergüenza causada por su pecado. Su

terrible caída se volvió de conocimiento público rápidamente y la nación

entera empezó a hablar de ello. ¡Todas las personas - incluso los supuestos

amigos de David - estaban diciendo, "Cómo ha caído el poderoso! David

está acabado. ¡Todo su poder, influencia y dignidad eran falsas y están en

ruinas!"

Incluso los enemigos de Israel se gozaron por la caída de David. Natán le

señaló,"… con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová..." (2

Samuel 12:14). Estas palabras probablemente lastimaron a David más que

todo. ¡Él había traído reproche sobre el precioso nombre del Señor!

Muchos estudiosos de la Biblia creen que durante este periodo - cuando

David era moral y espiritualmente débil - fue que su hijo Absalón planificó

usurpar el reino. David incluso puede haber oído hablar a cerca del complot.

De hecho, yo creo que él tenía a Absalón en mente cuando escribió:

"Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, Y mis

cercanos se han alejado. Los que buscan mi vida arman lazos, Y los que

procuran mi mal hablan iniquidades, Y meditan fraudes todo el día" (Salmo

38:11-12).

Obviamente, David sabía que algún engaño se estaba tramando. Pero ¿Por,

por qué no habló sobre eso? ¿Por qué no señaló los malévolos planes que

estaban trazando los malhechores? ¡Era por causa de la pesada carga de su

propio pecado oculto!

Los proverbios nos dicen, "Él que encubre su pecado no prosperará, mas el

que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia " (Proverbios 28:13). La

frase "no prosperará" aquí no se refiere a prosperidad material; más bien,

se refiere a salud física, estado emocional y bienestar espiritual. La palabra

de Dios está diciendo que a cualquiera que encubre su iniquidad se le

suspenderá toda la prosperidad espiritual. ¡Y la vida de David así lo

demuestra!

¡Si Tu Le Preguntaras a David Que Era Lo Más Doloroso – Albergar Su

Pecado en Secreto, o Exponerlo Con Toda Su Vergüenza – Yo Creo que Él

Diría Que Exponer Su Pecado Era Una Carga Mucho Más Ligera!

Durante todo un año David llevó la terrible carga de su adulterio y

asesinato. Sólo su general, Joab, sabía sobre esto. Entonces Natán se

enteró a través de una revelación del Señor. ¡Pero todo el periodo hasta que

su pecado fue expuesto, fue un tiempo horrible y espantoso para David!

Parte del terror de David puede haber sido por que él nunca le dijo la

verdad a Betsabé de cómo su marido, Urías, había muerto. Probablemente

David pudo mantenerla alejada de la verdad, pero de todos modos Betsabé

pudo haber sospechado que David tuvo que ver con la muerte de Urías, –

simplemente porque ella veía las emociones de su nuevo marido en un

estado turbulento diariamente.

Cuán ciertas son las palabras de Moisés; "... sabed que vuestro pecado os

alcanzará." (Números 32:23). Ahora, cuando David escribió el Salmo 38, su

pecado ya había sido descubierto, sin dejar nada oculto. Y él comenzó a

contar el terrible costo de su necia elección: "Porque mis iniquidades se han

agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí."

(Salmo 38:4).

En el momento que Natán confrontó a David, éste atormentado hombre

había alcanzado el extremo de su cuerda. Él había sido aplastado por la

carga de su pecado secreto, y no tenía fuerza para seguir adelante. Él lloró

y clamó, "Miren todo lo que mi pecado ha causado a mi cuerpo físico, mi

familia, mi país. Esto es demasiado pesado para soportarlo. ¡Yo ya no puedo

vivir bajo esta horrible carga!"

Amado, para un creyente no hay carga mayor que el peso de un pecado

oculto no confesado. ¡Moisés describió el pecado como un proveedor de

deleites temporales! (vea hebreos 11:25) – pero algo temporal es breve!

Podría ser una sola noche de placer prohibido, unas horas de oscura

indulgencia, o simplemente un alto momentáneo. Sin embargo, siempre

después viene una pesadez agobiante.

David vivió durante un año entero bajo tal pesadez. Él constantemente

temía la mano castigadora de Dios y el vivir bajo esa presión lo fue

enfermando. Su pecado oculto le pasó la cuenta a su cuerpo, posiblemente

se llenó de ulceras, como creen algunos estudiosos de la Biblia.

Por supuesto que no toda enfermedad es el resultado de pecados no

confesados; el ejemplo de Job demuestra eso. Sin embargo, tan

ciertamente como participar en la cena de Señor indignamente puede llevar

a la enfermedad o incluso a la muerte, en secreto, así el pecado oculto

puede causar serias y a veces fatales enfermedades.

¿Pero, Dios siguió amando a David a través de todo esto? Sí, Dios lo hizo.

¿Pero estaba Dios enfadado con él debido a su pecado? Por supuesto lo

estaba. ¿Y castigó a David durante el año que él ocultó su iniquidad? Sí -

absolutamente.

¿Ahora permítame preguntarle: ama Dios a su pueblo hoy? Sí, sin duda.

¿Todavía nuestros pecados ocultos hacen enfadar al Señor? Por supuesto.

¿Y Dios nos castiga por encubrir nuestros pecados? ¡Sí - indudablemente!

¡David Tuvo Varias Consecuencias Emocionales y Físicas Terribles Por Vivir

Con Un Pecado Mortalmente Secreto!

Desde los días de David hasta los nuestros, el pecado siempre ha traído las

mismas terribles consecuencias sobre el pueblo de Dios. Considere esta lista

de trastornos emocionales y físicos causados por el pecado oculto:

1. "Nada hay sano en mi carne..." (Salmo 38:3). ¡El hebreo aquí sugiere,

"Mi mente y mi cuerpo son consumidos por un temor al enojo de Dios

conmigo!"

David estaba diciendo, "yo me despierto cada mañana sabiendo que tengo

pecado escondido en mi corazón. Y esto es como un cáncer en mi alma. Una

nube oscura de malos presagios está siempre sobre mí." Del miso modo, si

tu tienes un pecado oculto, encubierto, tu espíritu antes alegre, se irá de ti.

¡Tú nunca te despertarás en paz!

2. "... Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado " (mismo verso). La

palabra "huesos" aquí puede traducirse como "cuerpo." David estaba

diciendo: "No hay salud ahora en mi cuerpo. ¡Mi pecado ha afectado mi

bienestar físico!"

En los tres otros salmos penitenciales, David se refiere también a los

huesos:

"Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh

Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy

turbada..." (6:2-3). "Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir

todo el día" (32:3). "Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos

que has abatido" (51:8). En pocas palabras, entre más tiempo David ocultó

su pecado, más débil se volvió su cuerpo.

3. "Porque mis lomos están llenos de ardor, y nada hay sano en mi carne"

(Salmo 38:7). La palabra "lomos" entre los hebreos era "mi fuerza, mi

confianza." Y "ardor" aquí significa "encogimiento, desecación." Como David

perdió su fuerza y confianza en el Señor, disminuyó también su salud física.

4. " Hieden y supuran mis llagas, a causa de mi locura" (verso 5). David

estaba diciendo, "Cuando el pecado consiguió dominio sobre mí y yo pequé

alocadamente, un hedor moral me hirió. ¡Mi iniquidad se conocida al mundo

- y huele mal como una llaga podrida!"

David no se lamentaba porque su propio nombre fue ensuciado. Él se

lamentaba porque su nombre siempre había sido asociado con el Señor - y

ahora él había traído reproche sobre el nombre de Dios. Él estaba diciendo,

"Mi nombre una vez simbolizaba algo. Cuando las personas lo oían, ellos

honraban al Señor. ¡Pero ahora mi pecado me ha hecho canción de

borrachos!"

5. "Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo

el día" (verso 6). La palabra hebrea para "encorvado " aquí es "una pesada

y oscura tristeza." David estaba viviendo bajo una nube oscura de

desesperación. Él estaba diciendo, "Mis hombros literalmente cayeron por la

carga de culpa que llevo. ¡Yo paso todo el día sin paz en absoluto!"

6. "Estoy debilitado y molido en gran manera; gimo a causa de la

conmoción de mi corazón " (verso 8). Habla de gemidos que no pueden

pronunciarse; David estaba diciendo, "yo gimo y lamento porque hay un

bramido constante en mi corazón."

¿Qué era este bramido en el alma de David? ¡Era un gemido por una paz

perdida! El pecado le había robado su libertad. Él había perdido todo su

reposo en Dios, así como todo el favor de Dios y sus bendiciones.

7. " ... Y aun la luz de mis ojos me falta ya" (verso 10). El pecado de David

también lo costó su discernimiento espiritual. Una cosa es perder su

bienestar emocional, su salud física, su reputación. ¡Pero lo peor de todo es

perder la luz de la verdad - la revelación de Cristo!

Con cada declaración que David hace en este salmo, su carga de pecado se

hace más y más pesada. Él está mirando hacia atrás, describiendo la

pesadez de su alma - y nos está advirtiendo: "Tu no debes tomar el camino

que yo escogí. Me debilité y me quebranté debido a mi pecado. ¡Yo perdí el

precioso favor de Dios!"

Hace varios años, en una conferencia de arrepentimiento celebrada por

nuestro ministerio, un evangelista muy conocido de años anteriores asistió.

A lo largo de sus décadas de ministerio, este hombre había albergado un

pecado secreto de homosexualidad.

Él tenía casi setenta años en el momento. Yo nunca me lo había

encontrado, hasta la conferencia. El hombre me extendió su mano - y

cuando yo la tomé para saludarlo, fue como sentir un pez muerto. Yo pude

ver sus ojos - y él parecía como un hombre muerto. Él no tenía

absolutamente nada de vida. Toda su luz se había ido - debido a la carga

emocional de su pecado oculto. ¡Y la luz representa discernimiento!

¡Tu puedes Perder Tu Reputación O Tu Salud – Pero Dios Te Ayude Cuando

Pierdas Tu Luz!

Como David había perdido su luz espiritual, también perdió su habilidad de

reprobar a los pecadores. Su lengua fue silenciada debido a su propio

pecado: "Mas yo, como si fuera sordo, no oigo; Y soy como mudo que no

abre la boca. Soy, pues, como un hombre que no oye, y en cuya boca no

hay reprensiones." (Salmo 38:13,14).

El apóstol Pablo mandó a Timoteo," ...redarguye, reprende, exhorta con

toda paciencia y doctrina" (2 Timoteo 4:2). Sin embargo, la persona que

encubre su pecado escucha una palabra distinta que truena en su alma: "Tú

que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Porque

como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por

causa de vosotros" (Romanos 2:23-24).

¿En otras palabras: "Te atreves a enseñar a otros cómo vivir, cuándo tú

tienes un pecado oculto en tu propia vida? ¡Tú estás blasfemando el nombre

de Dios!"

La carga que David llevó durante un año entero lo costó caro. Quebrantó su

salud, atormentó su mente e hirió su espíritu. Hizo estragos en su casa,

desilusionó al pueblo de Dios, fue la burla de los impíos. Finalmente, él

clamó, " Pero yo estoy a punto de caer, y mi dolor está delante de mí

continuamente " (Salmo 38:17). La palabra hebrea para "caer" aquí toma

énfasis ¡Él estaba diciendo, "yo estoy a punto de caer de esta pesada carga

de dolor!"

Ahora, algunos cristianos podrían mirar a David en su época de confusión y

turbulencia y podrían pensar, "Que tragedia pudo traer Satanás sobre

David. ¿Cómo pudo el una-vez delicado salmista, llegar al borde de una

caída? Dios debe haber estado muy enfadado con él."

¡No! No fue el diablo quien hizo el pecado de David tan pesado – fue Dios!

En su gran misericordia, Dios le permitió a este hombre hundiera hasta el

fondo, porque quería que él viera la excesiva pecaminosidad de su pecado.

¡Él le hizo a David su pecado no confesado tan pesado, que ya no podía

soportarlo - y así fue conducido al arrepentimiento!

La verdad es que sólo un hombre justo como David podría ser tan

fuertemente afectado por su pecado. Tú ves que su conciencia aún

permanecía blanda – y él sentía los agudos dolores de cada flecha de

convicción que Dios clavó en su corazón. Es por esto que David podía decir;

"... mi dolor está delante de mí continuamente" (mismo verso).

¡Y ése es el secreto de toda esta historia: David tenía un dolor piadoso! Él

mantuvo un temor profundo y precioso de Dios. Él podía admitir, "yo veo la

mano disciplinadota del Señor en esto, presionándome a humillarme,

arrodillarme. Y yo reconozco que mi pecado merece su ira. ¡Todas estas

terribles consecuencias de mi pecado oculto han sido traídas por mi padre

celestial!"

El escritor de Lamentaciones dice, "Yo soy el hombre que ha visto aflicción

bajo el látigo de su enojo. Me guió y me llevó en tinieblas, y no en

luz…quebrantó mis huesos; Edificó baluartes contra mí…Me dejó en

oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo. Me cercó por todos

lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas…Cercó mis

caminos con piedra labrada, torció mis senderos" (Lamentaciones 3:1-9).

El punto del escritor está claro: Cuando nosotros vivimos con pecado oculto,

Dios mismo hace pesadas nuestras cadenas, caóticas y espantosas, a tal

punto que nos vemos forzados a la confesión y el arrepentimiento profundo.

Considera el ejemplo de David: Él cometió adulterio. Él arregló que un fiel

soldado fuera asesinado para poder reclamar a su joven esposa (y David ya

tenía cinco esposas en su casa). Él escondió esta horrible oscuridad por un

año entero y llegó al borde de ruina total. Él trajo vergüenza a Israel y al

nombre de su padre celestial.

Sin embargo, después de todo esto Dios llamó a David "un hombre

conforme a su corazón." ¿Cómo podría ser esto? El secreto se revela en

este verso: " Por tanto, confesaré mi maldad, Y me contristaré por mi

pecado" (Salmo 38:18). ¡Justo antes que David estuviera a punto de caer,

él se humilló y se arrepintió! Él clamó; "¡Señor, yo he tenido bastante! Yo

no puedo llevar más esta carga. Es demasiado pesada para mí. Me

arrepiento - yo confieso mi pecado. ¡Por favor, Dios, no me abandones!"

"Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos;

para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu

juicio... yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de

mí... Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y no quites de mí tu santo

Espíritu" (51:4, 3, 10, 11).

¡El Señor abrió cada lugar oculto en la vida de David - para conducirlo a un

total y completo arrepentimiento!

¡Este Mensaje Va Más allá de la Experiencia de David a cerca del Alto Costo

del Pecado!

Yo quiero hablar ahora al cristiano que está en un peligro mucho mayor del

que David alguna vez estuvo, aún en su condición más baja. Éste es el

creyente que no puede relacionarse en absoluto con el Salmo 38. ¡Él no

conoce nada del dolor por la iniquidad, el pesar por el pecado, las flechas

hiriendo la conciencia - porque en su corazón se ha encostrado de dureza!

Este cristiano no tiene un real temor del Señor. Él puede pecar sin

remordimiento. Nada puede perforar las paredes de su corazón blindado. Él

toma su pecado a la ligera y lo llama "sólo un pequeño problema en mi

vida." ¡Semejante cristiano está en el peligro de ser entregado a un corazón

duro - totalmente engañado por su pecado!

No hace mucho, una mujer cristiana muy honesta escribió a nuestro

ministerio:

"¡Yo estoy asustada! he servido al Señor durante varios años, pero en los

últimos años me he deslizado y me he puesto fría hacia Dios. Ya no tengo

carga para las almas perdidas, ni urgencia por orar o leer la Biblia. Una

oscuridad espiritual está cubriéndome. Pero lo que más me asusta es que

no me preocupa lo que está pasándome. ¡Tengo miedo de que no tengo

miedo!"

¿Cuántos miles de cristianos ya no se afligen por su pecado? Multitudes hoy

excusan sus hábitos pensando, "es justo una simple debilidad humana. Yo

puedo permitirme este único un vicio."

¡No - nunca! El profeta Ezequiel nos da una vívida ilustración de lo que le

pasa a la gente que toma su pecado ligeramente. En este sentido, los

setenta ancianos de Judá vinieron a Ezequiel para recibir una palabra del

Señor. Todos estos hombres estaban en el servicio del templo, y cuando

ellos se reunieron con el profeta para adorar, Ezequiel recibió una visión

asombrosa:

"…estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados

delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor. Y miré, y

he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo,

fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de

bronce refulgente."

"Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi

cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones

de Dios a Jerusalén…" (Ezequiel 8:1-3).

El Espíritu Santo cayó sobre esta reunión, y el santo fuego de Dios iluminó

todo el lugar: "Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel…" (verso 4).

Ahora, nosotros sabemos que siempre que el fuego de Dios se manifiesta en

una reunión, el pecado siempre es expuesto. De hecho, observa cómo

Ezequiel fue impactado por la gloria del Señor: en esta visión, Dios lo

levantó sobre el templo, suspendiéndolo por encima de todo, y él abrió los

ojos de Ezequiel a los secretos de los corazones de los setenta ancianos.

De pronto, el profeta vio que las mentes de estos hombres estaban llenas

de "toda forma de reptiles y bestias abominables…" (verso 10). Él está

describiendo fuerzas demoníacas, seres diabólicos. Y éstos se habían

infiltrado a la casa de Dios a través del ministerio!

Sin embargo, allí estaban los setenta ancianos, calmados y plácidos. Ellos

parecían adoradores buscando la guía del Señor, mostrando respeto por el

ministerio profético de Ezequiel. Pero en realidad, ellos estaban encubriendo

un secreto, pecado oculto!

Si te fijas, estos hombres habían estado realizando prácticas externas de

adoración en el ministerio del templo – sacrificando corderos, lavando sus

manos y entrando al lugar santo. Sin embargo, en realidad ellos pertenecen

a una sociedad secreta de adoradores del sol. Ellos emplean a prostitutas en

el templo para llorar a Tamuz, dios de la fertilidad. Y como parte del ritual

de adoración, estos ancianos supuestamente piadosos participan en hechos

de fornicación.

Lo peor de todo es que estos hombres no tenían convicción de su horrible

idolatría. Ahora, la ardiente presencia de Dios llenaba la habitación y ellos

estaban cómodamente sentados. Incapaces de oír o ver nada, totalmente

inmutables. Tu preguntarás: ¿cómo puede ser esto? Hay una sola razón:

ellos vieron su iniquidad como algo trivial. Se excusaban con que no era

gran cosa!

El Señor preguntó a Ezequiel: " …¿Es cosa liviana para la casa de Judá

hacer las abominaciones que hacen aquí?..." (Ezequiel 8:17). Dios estaba

diciendo: "Estos hombres son indiferentes por que ellos no ven el pecado

como yo lo veo – extremadamente pecaminoso. Para ellos era solo una

broma!"

Los setenta ancianos estaban convencidos de que Dios le había pestañeado

ente a su idolatría: "…Porque dicen ellos: No nos ve Jehová…" (verso 12).

Sin embargo, Dios hace una declaración poderosa a cerca de ellos. Él dice a

Ezequiel; "…he aquí que aplican el ramo a sus narices" (verso 17).

Este versículo describe un antiguo gesto de desprecio. Los israelitas

recogían una ramita, la rompían y la ponían bajo su nariz y la torcían. El

equivalente moderno sería para nosotros hurgarse la nariz con el dedo ante

alguien y decirle: "te tengo aquí".

Dios está diciendo a estos hombres: "Ustedes se sientan en mi casa,

escuchan la predicación ungida y experimentan la manifestación de mi

presencia - y sin embargo ustedes esconden pecados como si fuera cosa

pequeña. Ustedes no permiten a mi Espíritu convencerlos de pecado.

¡Ustedes están hurgando sus narices frente a mí!"

Estos ancianos no estaban como David que estuvo fuertemente oprimido

por su pecado. Ellos no sentían ninguna flecha de convicción, ninguna

perdida de fuerza física, ningún dolor emocional. Ellos no tenían ningún

gemido o bramido interno, en cambio, ellos fueron engañados por lo que

Moisés llamó una "falsa paz".

"y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su

corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a

fin de que con la embriaguez quite la sed" (Deuteronomio 29:19).

En otras palabras: "Una persona engañada es como un borracho – él ha

perdido toda habilidad de discernir. Él no puede ni siquiera distinguir entre

la sed y la embriaguez!"

Yo te pregunto – ¿Cuán pesado es tu pecado?

¿Estás preocupado y afligido por el pecado que te asedia? ¿Lo mantienes

guardado dentro de ti, dándote horas de desvelo, aflicción emocional, dolor,

culpa y desesperación? ¿Te sientes que estás a punto de caer bajo la

pesada carga del todo esto?

Tu corazón llora y clama "Señor, mis pecados están sobre mi cabeza, más

de lo que yo logro entender. Sin embargo, se que todas estas tribulaciones

vienen de tu mano que me está castigando. OH Dios, no quiero ser un

esclavo de mis malvados hábitos por más tiempo. Por favor, dame libertad

otra vez!"

Si ésta es tu oración, entonces tu estás en camino de la sanidad y

liberación. Tu ves cuando David se arrepintió, él finalmente pudo ver la luz

al final del túnel. Escucha su oración triunfante:

"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis

transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Por esto

orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente

en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Tú eres mi

refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me

rodearás" (Salmo 32:5-7).

Querido Santo, tu puedes recuperar tu cántico y tu alegría. Simplemente

confiesa y abandona tu pecado - y el Señor te perdonará y liberará. Como

el padre del hijo pródigo, que estuvo listo para besarlo en el cuello, vestirlo

con un manto de justicia y organizar una gran fiesta. Tú ves lo que testificó

David:

"Muchos dolores habrá para el impío; Más al que espera en Jehová, le rodea

la misericordia. Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad con júbilo

todos vosotros los rectos de corazón" ́ (Salmo 32:10-11).

………..

Prov.11:21 Tarde o temprano, el malo será CASTIGADO; Mas la descendencia de los justos será librada.

…………………

Aunque corras… igual te atraparán ¿Estás huyendo? ¿Te escondes? ¿Has hecho algo malo, ilegal…? ¿Crees que escaparás? Fíjate

en las cárceles: están llenas de personas que creyeron que nunca serían atrapados. “No pasa

nada”, “Nadie lo sabrá”, “Nunca nos atraparán”… frases pronunciadas por miles que ahora están en

condena. Palabras ingenuas que repiten los que no aprenden de las lecciones ajenas. Sean novatos

o experimentados. Asaltantes de casas o ladrones profesionales con título y corbata, piensan

neciamente que por correr más rápido la justicia no los alcanzará.

Así corrieron unos asaltantes de la carretera FBT el pasado jueves 25. Era medio día. Yo regresaba

del sur, cuando a pocos kilómetros de Juanjuí me salvé a las justas de ser asaltado. Hacía tan sólo

unos segundos que los ladrones se habían internado en el monte con las pertenencias y el dinero de

muchos pasajeros. En medio de los vehículos detenidos podía verse los rostros del miedo, la

indignación, y la frustración acompañados de lamentos y quejas: “me han dejado sin nada”, “¿dónde

está la policía? ¿Por qué no hacen recorridos permanentes?”, “debería haber ronderos comunicados

por radio”, etc. La policía llegó. Se oyeron las balas. Pero al momento de escribir estas líneas,

desconozco si alguno de ellos fue atrapado.

Pero sin duda alguna, los atraparán. Que nadie se equivoque. La justicia puede parecernos lenta (a

veces demasiado lenta). Y aunque pueda caminar silenciosa, no se detiene. Con inflexible

determinación persigue sin cansancio a los que obran maldad. Y no me refiero a la justicia humana

que por ser humana no logra siempre sus cometidos. Me refiero a la justicia divina. Aquella de la

cual nadie puede esconderse, y nunca nadie puede escaparse.

“Debes saber que tu pecado te alcanzará…” reza la advertencia bíblica. “Tarde o temprano, el malo

será castigado”. Si no terminas en la cárcel o pagando alguna reparación civil; terminarás tus años

en perturbación de espíritu, con falta de paz, en miseria interior, sin amor, quizás abandonado o en

desgracias; con enfermedades o desprecios. Quizás con dinero pero sin disfrutarlo. Atado a

sentimientos de miedo, resentimiento y remordimiento, o viendo la retribución de tus actos en tus

seres queridos. Porque “Todo lo que el hombre siembra, eso también cosechará.” Así es la

inapelable sentencia divina. Justicia que no sólo persigue el mal en esta vida, sino que la alcanza en

la eternidad.

A los que están siendo perseguidos por algún delito o cumplen sentencia: Arrepiéntanse. Asuman su

responsabilidad, devuelvan, paguen. Pidan perdón. Entréguense si es necesario. Dejen de obrar

mal. Aprendan a trabajar. Confíen en el perdón que Dios ofrece en Jesús y sean librados de

condenación.

Y a los que están pensando en delinquir: Desistan en hacerlo. No perjudiquen a sus semejantes. No

se perjudiquen a sí mismos. No se engañen con aquello que “todos lo hacen”, “no es nada grave”, o

“nadie se dará cuenta”… porque “Dios no tomará por inocente al culpable”.

Dios es bueno y es amor; pero es también santo y justo. Su justicia demanda castigo. Pero su amor

hizo provisión para el perdón: Jesús llevó la maldad de todos nosotros. Todo aquel que se

arrepiente y le acepta como Señor y Salvador es justificado por Dios… y no necesita correr más. La

paz de Dios lo alcanzó.

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