Universiteit Gent
Faculteit Letteren en Wijsbegeerte
Taal- en Letterkunde: Frans-Spaans
Academiejaar 2009-2010
El exilio de Angelina Muñiz-Huberman:
El canto del peregrino y Molinos sin viento
Masterscriptie ingediend tot het behalen Promotor:
van de graad van Master in de Taal- en Prof. dr. Eugenia Houvenaghel
Letterkunde: Frans-Spaans
door Anne Lattrez
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Agradecimientos
Esta tesina es el resultado del trabajo que no pudiera hacer sin el apoyo de varias personas.
En primer lugar quisiera darle las gracias a mi promotora, Prof. dr. Eugenia Houvenaghel, por
su apoyo profesional y por estar dispuesta a ayudarme en ocasiones de dudas y preguntas.
También agradezco a mis amigos por su interés y apoyo en todo el período de la carrera.
Finalmente agradezco a mis padres por haberme ofrecido la oportunidad de hacer esa carrera,
por revisar el texto de esta tesina lo mejor posible y por estar a mi lado en cualquier momento
para lograr mi objetivo.
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Índice
Agradecimientos ......................................................................................................................... 2
Introducción ............................................................................................................................... 5
I. ANGELINA MUÑIZ-HUBERMAN Y SU GENERACIÓN ................................................. 8
1. Contexto histórico .............................................................................................................. 8
2. La segunda generación de escritores exiliados en México............................................... 10
3. Vida y obra de Angelina Muñiz-Huberman ..................................................................... 14
II. EL CONCEPTO DEL EXILIO ........................................................................................... 16
1. El concepto del exilio según Angelina Muñiz-Huberman ............................................... 16
1.1 Interpretación de Angelina ......................................................................................... 17
1.2 Principios fundamentales ........................................................................................... 18
1.2.1 Memoria .............................................................................................................. 18
1.2.2 Identidad .............................................................................................................. 20
1.2.3 Tiempo ................................................................................................................ 22
1.2.4 Espacio ................................................................................................................ 24
2. El concepto del exilio según Benedetti, Nabokov, Caudet, Ilie y otros ........................... 25
2.1 Interpretaciónes distintas ............................................................................................ 25
2.2 Principios fundamentales ........................................................................................... 30
2.2.1 Memoria .............................................................................................................. 30
2.2.2 Identidad .............................................................................................................. 31
2.2.3 Tiempo ................................................................................................................ 35
2.2.4 Espacio ................................................................................................................ 36
3. Exilio y creación artística ................................................................................................. 38
3.1 El arte como ―forma de resistencia en la imperfección de la realidad” (Brodsky) .. 38
3.2 Literatura testimonial ................................................................................................. 42
III. ANÁLISIS DEL TEMA ‗EXILIO‘ AL NIVEL FICCIONAL: MOLINOS SIN VIENTO
(2001) ....................................................................................................................................... 44
1. La cuestión genérica ......................................................................................................... 45
1.1 Seudomemorias .......................................................................................................... 46
1.2 Una modalidad íntima de escribir .............................................................................. 48
1.3 La voz narrativa .......................................................................................................... 49
2. Análisis del exilio en la novela......................................................................................... 52
2.1 Memoria ..................................................................................................................... 52
2.2 Identidad ..................................................................................................................... 54
2.3 Tiempo ....................................................................................................................... 60
2.4 Espacio ....................................................................................................................... 62
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CONCLUSIÓN ........................................................................................................................ 64
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 68
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Introducción
"Cuando comprendí que el exilio era mi casa, abrí la puerta y me instalé".
Ese verso extracto del poema „La sal en el rostro‟ (1998) explica la condición de vida de
Angelina Muñiz-Huberman. Muñiz-Huberman pertenece a la llamada ‗generación
hispanomexicana‘ o ‗la generación de Nepantla‘, término nahuatl que quiere decir, ‗entre dos
mundos‘. Es hija de españoles republicanos, que huyen en ‗36 de su patria para iniciar, tras
estancias en varios otros países, una nueva vida en México. Como hija de republicanos
españoles, Angelina Muñiz hereda de algun modo el exilio de sus padres.
Cabe mencionar que América Latina de los años 30-40 funciona como país de acogida para
muchos europeos. Primero, la Guerra Civil en España provoca la huida de muchos
republicanos hacia América del Sur, y luego, al estallido de la Segunda Guerra Mundial, el
continente acoge muchos refugiados más. Surge una relación profunda en el quéhacer íntimo
de Espãna y México. (Muñiz-Huberman 1999: 155) Los hijos de esos exiliados forman la
segunda generación de exiliados, o la generación hispanomexicana. ―Fueron educados como
si el retorno a España hubiera de ser inminente y como si vivieran en una realidad ajena a la
mexicana.” (Muñiz-Huberman 1999: 156). Es dicer, a pesar de que crecen en México, son
nutridos con un fuerte sentimiento de idealización de España, lo que caracteriza altamente sus
obras poéticas y narrativas. No se puede comprender la obra de un hispanomexicano
correctamente sin tener en cuenta su contexto de exiliado. (Ugarte 1999: 66) Es sobre todo
teniendo en cuenta esa idea que nos proponemos analizar en este trabajo una parte de la obra
de Angelina Muñiz-Huberman.
La autora reflexiona en un género que vacila entre el ensayo, la autobiografía y las memorias,
sobre la manera en la que vive y entiende la experiencia del exilio. Su obra entera está
marcada por las huellas del exilio y con ese estudio proponemos investigar cómo la
experiencia del destierro se manifiesta precisamente en dos libros suyos. Nos proponemos
hacer un doble análisis del tema ‗exilio‘ en su obra para que podamos entender la posición
que ocupa la autora ante el destierro. Investigamos por un lado en la manera de la cual la
autora se aproxima al exilio en El Canto del peregrino. Hacia una poética del exilio (1999).
Esa obra ensayística estudia más bien el exilio a un nivel conceptual. Por otro lado nos
fijamos en Molinos sin viento (2001), una novela que nos brinda una historia de exilio desde
un punto de vista ficcional.
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Examinamos cómo Angelina Muñiz-Huberman, siendo hija de refugiados españoles, concibe
el exilio. ¿Qué posición ocupa la autora frente a España, frente al exilio y frente a México?
¿Qué país es el suyo o con qué país se siente más aficionada? Además, ¿cómo es que la
expulsión de los judíos? (como judía) se ha manifestado al lado del exilio republicano? ¿No
sería mejor hablar de ‗los exilios‘ de Angelina? ¿Se notan divergencias entre las dos
aproximaciones del exilio, o sea, entre el acercamiento en El canto del peregrino (1999) y en
Molinos sin viento (2001)? En conjunto, ¿en qué diferentes maneras se manifiesta el exilio en
la vida y la obra de Muñiz-Huberman?
En una primera parte, proponemos contextualizar la generación de ‗hijos de exiliados‘ a la
que pertenece Muñiz-Huberman. Investigamos primero la relación entre España y México en
la época de la las grandes Guerras Mundiales. Luego aclaramos algunas características
fundamentales de la generación y escrutamos su visión frente a las dos naciones. Intentamos
examinar además el significado del exilio como concepto heredado. En el tercer apartado del
primer capítulo, nos fijamos en la vida del miembro de la generación hispanomexicana que
nos ocupa en este trabajo: Angelina Muñiz-Huberman
Para presentar un estudio pertinente del exilio en la obra de Angelina Muñiz-Huberman,
dedicamos el segundo capítulo al concepto teórico del exilio en general. Primero,
examinamos cómo Angelina Muñiz interpreta el concepto y continuamos el análisis
investigando unos principios fundamentales desde el punto de vista de Muñiz-Huberman,
basándonos en El Canto de peregrino (1999). Luego estudiamos el concepto concebido según
otros autores con renombre que han dedicado su obra al exilio. Nos fijamos entre otros en
Mario Benedetti, Vladimir Nabokov, Paul Ilie y Francisco Caudet. Comparamos las distintas
visiones con la de Angelina. En una tercera parte teórica, proponemos analizar cómo es que el
exilio se ha ‗diagolizado‘. O sea, ¿cómo se refleja la experiencia del exilio ha en la creación
artítica en esa época? Cabe mencionar que las obras Hipótesis sobre el exilio republicano de
1939 de Francisco Caudet y Literatura española en el exilio de Michael Ugarte han sido
fuentes muy valiosas para elaborar este análisis teórico.
Después del análisis conceptual del ‗exilio‘ en la obra de Angelina Muñiz, llegamos, en el
tercer capítulo al análisis del exilio en su obra en el nivel ficcional, o sea, nos fijamos en la
lectura de su novela Molinos sin viento (2001). Parece que el género particular de la novela, o
sea, las seudomemorias, ya nos devela ciertos indicios del exilio. Después de dedicar un
estudio amplio a la forma genérica de la obra, entramos en el análisis de la impronta que el
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exilio tiene en el nivel del contenido. Aplicamos el análisis de la memoria, la identidad y el
factor temporal y espacial al nivel ficcional e investigamos cómo Angelina incorpora el exilio
en una obra ficcional.
En la conclusión, intentamos comparar ambas aproximaciones. Angelina reflexiona de
diferentes maneras sobre el exilio y la comparación o la yuxtaposición de un nivel más
‗racional‘ del ensayo y un nivel más ‗imaginativo, nutrido de fantasía‘ de la novela puede
ayudarnos a obtener una imagen más completa de su visión del exilio. Investigamos en qué
medida las dos aproximaciones se diferencian.
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I. ANGELINA MUÑIZ-HUBERMAN Y SU GENERACIÓN
1. Contexto histórico1
Para poder analizar la autora y su obra, es necesario precisar primero el contexto histórico en
que se sitúa y hay que repasar brevemente la relación entre España y México en esa época.
Entre las dos guerras mundiales, había una relación estrecha entre España y México en cuanto
a la poesía, literatura y filosofía. Ese fenómeno se debe a las consecuencias de la Guerra Civil
de España que tuvo lugar entre 1936 y 1939. Después de la derrota de los Republicanos contra
los Fascistas dirigidos por Franco y apoyado por Hitler y Mussolini, el éxodo de los
republicanos españoles se pone en marcha. Entre los miles de españoles que abandonan el
país, figuran también los padres de Muñiz-Huberman. México desempeña un papel esencial al
enviar barcos para recoger las fuerzas vencidas, otorgándoles exilio y proveyéndoles trabajo.
Una gran cantidad de los exiliados pertenece a la intelegentsia, son o bien artistas o científicos
profesionales o bien trabajan en el campo de la educación. Otros, en cambio, forman parte del
mundo de trabajo a mano. De ese modo, la sociedad mexicana se enriquece por la
contribución de una nueva presencia altamente cualificada y productiva en el país. Ese grupo
es entonces la primera generación de exiliados republicanos.
La interacción entre los dos países da lugar a una situación nunca precedida en la historia del
exilio. La gran cantidad de profesionales que vienen a México elevan el nivel de educación,
de las ciencias y del conocimiento humano. Son más bien inmigrantes políticos que
económicos. Llegan rectores de universidades, juristas con renombre, filósofos conocidos,
políticos, médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, químicos, investigadores científicos,
pintores, escritores, poetas, editores, músicos, compositores, directores de cine y actores. Los
inmigrantes que llegan no son una carga económica para el país. En realidad, aportan con
ellos sus recursos y están dispuestos desde el comienzo a continuar su trabajo e investigación
que hicieron antes en su país natal. Además, ayudan inmediatamente a educar generaciones
más joven que absorben con entusiasmo los más recientes métodos de enseñanza y tecnología
1 En ese apartado nos basamos en una entrevista con Angelina Muñiz-Huberman publicada en la revista
Puente@Europa. La traducción es nuestra.
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importados de Europa. La industria de impresión llega a su cumbre por la contribución de los
exiliados quienes escriben obras originales, textos fundamentales traducidos y promueven la
cultura en general. En su obra sobre la emigración republicana en México, Fresco (1950)
considera esa contribución en la prosperidad del país como un agradecimiento por ser
acogidos tan cordialmente en su país:
―Antes de pisar tierra mexicana, los refugiados españoles ya habían ido asimilando
algunas de nuestras costumbres, y ya estaban dispuestos a poner todo su esfuerzo en el
mejoramiento económico e intelectual de México, como un acto primo de gratitud por
la ayuda que les habíamos prestado salvándolos de la miseria y de la muerte.‖ (Fresco
1950)
Para los nuevos exiliados, el hecho de haber sido arrancado de su país natal se convierte en un
estímulo para ofrecer lo mejor de sí mismos y para triunfar en una sociedad que al principal
les perciben como extranjeros y los aislan por su origen distinto. Sus intentos para
establecerse en el nuevo país son difíciles y a veces dolorosos. La onda de inmigración
española hacia México en 1939 crea una situación particular en cuanto al traspaso de cultura a
la generación siguiente: adolecentes, o incluso niños, como en el caso de Angelina Muñiz-
Huberman, son socializados en escuelas españolas que se han instaurado desde su llegada.
Estas escuelas, cuyos profesores también son inmigrantes, transmeten a sus estudiantes una
educación tanto de forma europea como de forma mexicana. Estos jóvenes llegan a ser la
segunda generación de republicanos españes o la generación ‗Hispanomexicana‘.
Hoy en día, los socios de esa generación ocupan posiciones importantes en todas profesiones.
Sin embargo, en literatura, se encuentran ante un problema difícil de resolver: su falta de
identidad definida. El nombre mismo de generación Hispanomexicana ya prueba esa
indefinición identitaria. Dentro de los círculos literarios de México, los exiliados siguen
siendo considerados como españoles mientras que son totalmente desconocidos en el mundo
literario español o ahí son identificados como mexicanos. Parece que no hay solución posible,
en todas partes son ‗otros‘. La única defensa posible es aceptar que habitan un país especial
que se llama ‗Exilio‘ y que implica una nacionalidad abstracta sin territorio en el sentido
físico de la palabra. Es necesario seguir escribiendo, aun más, escriben para entender.
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Angelina Muñiz añade que se puede destacar algunas tendencias comunes en las costumbres
de los exiliados llegados en México durante y después de la Guerra Civil de España. El exilio
español en 1939 era enorme. Unas 14.000 personas llegan a las costas de México, y otros
miles en Cuba, La Republica Dominicana, Venezuela, Chile y Argentina, sin mencionar aún
la gente que se queda en Europa. Cuando llegan, se encuentran en asociaciones y pueden
participar de esa manera en actividades comunes. Es así que preservan sus tradiciones e
ideales hasta el momento en que la República se restaure – así lo creen- después de la segunda
Guerra Mundial, o sea , después de la dictadura fascista. Sin embargo, la situación en España
no cambia hasta la muerte del Caudillo en 1975.
Aunque generalmente preservan sus convicciones originales, ocurre también frecuentemente
que artistas cambian su estética para adaptarse a las nuevas exigencias de una vida excéntrica.
Eso es lo que llamamos la poesía del exilio: la necesidad de imponer la personalidad y el arte
del artista en una obra que es exclusiva y excluyendo. Una obra transgresiva sin fronteras y
cuyos nuevos principios confrontan tradición. O sea, tradición y nuevas influencias intentan
encontrar un equilibrio.
2. La segunda generación de escritores exiliados en México
Como ya señalado en la parte anterior, Angelina Muñiz-Huberman pertenece a la segunda
generación del exilio español en México, también conocida como la generación de Nepantla.
Esa generación literaria surge de unos niños o adolescentes que generalmente nacen en
España y acompañan a sus padres al exilio durante el régimen de Franco. (Muñiz-Huberman
1999) Se hallan en una situación excepcional por haber heredado de alguna manera el exilio,
o sea, los carácteres del exilio son transmitidos de padres a hijos. Viven lo español
intensamente durante muchos años a través de los colegios españoles en México y a través de
la colectividad exiliada, como si el regreso a España fuera inminente. (Muñiz-Huberman
1999) Creen por mucho tiempo en las promesas de sus mayores. Por consiguiente, siguen por
mucho tiempo en una situación de intermedio, en una vida al lado de los otros, así que se
mantienen aislados de los mexicanos con quienes conviven durante un período amplio. Esa
tendencia impide su apropiación de lo mexicano. Se consideran como habitantes de una tierra
de en medio, en un vacío entre México y España, una tierra de ningún lugar, de nada, lo que
se llama ‗Nepantla‘ en la lengua náhuatl y temen que nunca sean reconocidos en España ni en
México. (Muñiz-Huberman 2006: 102) Por tanto, el exilio se convierte en una condición. Es
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aún más: durante toda su vida añoran regresar a su país de origen, pero una vez de nuevo allá
sienten nostalgia por el lugar donde han vivido por tanto tiempo. En otras palabras, es
imposible regresar del exilio. (Muñiz-Huberman 2006: 102) Federico Patán, asimismo
miembro de la generación, ilustra claramente la situación en que se encuentran los
hispanomexicanos, explicando su propia condición:
―Desembarqué en Veracruz con veintidós meses de edad. Por tanto, en mi caso, las
memorias españolas son prestadas. Las heredé de mis padres, de otros familiares y de
conocidos. Las primeras memorias personales son mexicanas. Pero son mexicanas
teñidas por lo español de mis padres, de manera que, pienso, mi situación describe
muy bien aquella del exiliado. A un exiliado lo conforman necesariamente aquello que
trae de fuera y aquello que agrega tomándolo de su nuevo entorno. Otra cuestión es
cómo dialogue con su doble conformación y, además, cómo dialogue ese nuevo
entorno con él y cómo responda él a ese diálogo que le proponen.‖ (Patán 2008)
Ese colectivo que llega de niño a México cree con el tiempo “una generación literaria de
gran vitalidad y de singular perfil.” (Ruiz Bañuls 2003) Empiezan a escribir muy jóvenes y
son apoyados por la generación mayor, como entre otros Max Aub y León Felipe. Escriben en
primer lugar en la línea de la tradición literaria española y sólo tocan ocasionalmente
temáticas mexicanas, como hizo por ejemplo Arturo Souto. Eso conlleve aún más al
distanciamiento entre los españoles y mexicanos. Sin embargo, en un estado más maduro
eligen temas más universales y reflexivos. (Muñiz-Huberman 2006: 102)
La generación hispanomexicana, término introducido por Souto, agrupa entonces esos
escritores que pese a las semejanzas biográficas, crean una obra personal que les diferencia
entre ellos mismos. (Rico 2005) Tocante a eso, Federico Patán, igualmente miembro de la
generación hispanomexicana, alega que cada escritor del grupo plantea el problema del exilio
de una manera distinta:
―Pueden darse coincidencias de enfoque literario, por haber crecido todos más o
menos en el mismo ámbito cultural. Pero la impronta del exilio no desaparece nunca
del todo. Pienso que cada escritor de mi grupo da una imagen distinta del problema
planteado, que va desde una pervivencia en el exilio hasta un olvido del mismo.
Habría que examinar en cada uno de los autores la presencia del exilio como tema, la
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presencia en su lenguaje de señales de extranjería, la abundancia o escasez de temas
―mexicanos‖ y la abundancia o escasez de otros temas.‖ (Patán 2008)
La denominación del grupo sigue siendo objeto de discusión porque el grupo se compone de
escritores muy heterogéneos. Sin embargo, la propia Angelina observa que sobre todo en los
primeros años de su producción, los escritores manifiestan en su obra unos rasgos
fundamentales y semejantes que los unen entre ellos. (Muñiz-Huberman 2006: 100)
Muñiz-Huberman explica que uno de los aspectos que unen la generación fue su colaboración
en la fundación de unas revistas importantes, entre otros Presencia, Clavileño y Segrel en que
manifiestan su búsqueda de identidad y tierra firme. (Muñiz-Huberman 2006: 100)
Además, constata que esa generación se caracteriza por una seriedad enorme en sus
producciones literarias. Muñiz-Huberman otorga el origen de esa seriedad y tono grave a la
experiencia de la guerra civil española y el exilio que sigue. La autora cita a Max Aub que
logra explicar ese comportamiento, alegando que esos escritores viven ―cogidos entre dos
mundos‖, sin tierra firme, influenciados por filósofos irracionalistas, con una España de
―segundo mano‖ y de ahí no dejan de abrir los ojos a la realidad y de ver todo negro. (Muñiz-
Huberman 2006)
Como observa Ruiz Bañuls (2003) Angelina Muñiz describe perfectamente la situación de
esta generación en Morada interior (1972), novela en la que la autora devela su situación de
exiliada española y judía. Evoca una añorada imagen de España, construida través de
recuerdos e historias oídos de otros:
―Vivieron al aire, sin tierra en que apoyar los pies. Se les habló mucho de lo que era
España y se les prometió el regreso. Hubieran podido hacer otra cruzada y recuperar la
Santa República. Pero como en el aire no se puede caminar, parecían marionetas de
hilos desgastados que se retorcían sin sentido queriendo inventar una historia que
nunca se habría de escribir. Porque eso era lo lamentable, querían repetir una historia
que no existía para ellos [...] Como nadie les había enseñado a hablar, solamente
podían repetir lo que oían, quedaron en el más absoluto de los silencios. Los niños de
1936 son mudos.‖ (Muñiz Huberman 1972: 108)
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Otra característica que une los escritores de la generación es su aspecto léxico particular.
(Mateo Gambarte 1992) El lenguaje del exilio es ―un lenguaje que desaparece junto con los
exiliados.‖ (Mateo Gambarte 1992) Es un español peninsular estancado que está colorado de
acentos mexicanos. Mateo Gambarte subraya que el lenguaje de esa generación consiste sobre
todo en ser “profundamente histórico, en negarse al presente”, y eso por dos razones. Es
decir, por la lejanía de su país natal y por la actitud de impugnar en todos los aspectos la
España de Franco. Buscan sus modelos en el pasado español o más precisamente en la
literatura clásica española (Mateo Gambarte 1992)
Sin embargo, la lengua en sí constituye el único punto de referencia para los exiliados ante el
sentimiento de pertenecer a ninguna parte. Como explica Angelina Muñiz (1999), la palabra
se convierte en la única tierra del exiliado, el único sitio donde se puede crear una identidad.
Lo que refuerza aún más esa idea es que la memoria que tienen los exiliados, viene de un
relato así que su recuerdo ha sido constituido por la narración. Tomando en cuenta esa
observación, se puede decir que han heredado el exilio a través de la palabra. (Angelina
Muñiz-Huberman 1999)
Un tercer tema al que se dedica esta segunda generación de exiliados españoles, es el de los
géneros literarios. El género más cultivado por esos escritores es la poesía. La abundancia de
poesía se explica por la razón siguiente. Como afirma Federico Patán, “la prosa nace de la
experiencia de vida” pero estos jóvenes ―tenían prestado la experiencia” durante mucho
tiempo. (Mateo Gambarte 1991) Es decir, después de haber vivido todas la crueldades de la
guerra, están además estancados de su país natal, de su entorno, de su familia y llegan en un
país al otro lado del mundo. Los exiliados deben intentar adaptarse a la sociedad mexicana y
aunque hacen muchos esfuerzos, siguen sintiéndose diferentes de los otros. Están
continuamente en búsqueda de su identidad. Es sólo a través de la poesía que logran escribir
sobre el mundo contemporáneo y sobre el exilio porque pueden esconder las experiencias
horribles detrás de formulaciones metafóricas, alegóricas o aun mágicas. Por consiguiente, la
mayoría de la generación literaria persiste en la poesía y sólo empiezan a escribir novelas
muchos años después. (Mateo Gambarte 1991)
No obstante, escribiendo novelas, no dejan de ser poeta por completo y se observa una
tendencia hacia una prosa poética. Tal indefinición de género está quizás vinculada con su
problema de identidad. Borrando de alguna manera fronteras entre España y México, borran
también fronteras entre los géneros literarios. (Mateo Gambarte 1991) En esa óptica, Angelina
Muñiz subraya que el exilio no les hizo poder definirse por entero y eso se nota al escribir.
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Así, poesía puede ser prosa o al revés, cuentos que son pequeños ensayos,... (Mateo Gambarte
1991) La novela Molinos sin viento (2001), que forma el objeto principal de nuestro estudio
es un ejemplo muy claro de esa tendencia.2
3. Vida y obra de Angelina Muñiz-Huberman
Angelina Muñiz-Huberman nace en Hyères, Francia en 1936. Es hija de republicanos
españoles que deben huirse a Hyères, debido al estallido de la Guerra Civil española en ese
año. Ante la inminencia de La II Guerra Mundial la familia se traslada a Cuba donde vive
parte de su infancia. En 1942 se radica con sus padres en México y allí crece rodeada de otros
exiliados republicanos. (Rico 2005) A la edad de 8 años, la madre le revela su ascendencia
judía. De tal manera, como señala Gloria Prado, Muñiz-Huberman está exiliada tres veces:
por la lengua, por el país y por la religión (Rico 2005)
Su vida y su trabajo está marcado por la experiencia del exilio. Se va de país en país y se
acostumbra de vivir en cualquier parte del mundo, pero para ella no es una experiencia tan
horrible como es para otros. Afirma en una entrevista que no se queja de la idea del exilio
porque el exilio le ha enriquecido y le ha ofrecido tener mucho mundo. (Bernárdez 2004)
Confiesa además ―haber jugado desde la adolescencia a un desdoblamiento múltiple de
acentos y nacionalidades asumidas confortablemente según el interlocutor al que se dirigía.”
(Aínsa 2002) «Era francesa, cubana, andaluza, castellana, refugiada o mexicana, según me
convenía». (Muñiz-Huberman citado en: Aínsa 2002) La percepción de que la experiencia ha
sido para ella no tan traumática tiene que ver con el hecho de que Angelina no nació en
España sino en Francia. Además, no vivió la guerra civil en carne propia como ya se había
alejado con sus padres de la dictadura de Franco. Por eso muchas veces dice que el exilio es
para ella más bien un concepto, una idea, porque es algo heredado. (Bernárdez 2004) Sin
embargo, no se pueden minimizar los efectos de su experiencia exiliada, de sus constantes
viajes durante una infancia en circunstancias pobres, de vivir constantemente con un
sentimiento sin identidad propia. Sus vivencias de destierro van a provocar un problema de
identidad en Angelina Muñiz. (Muñiz-Huberman 1999:5)
2 Veáse el capítulo 3 para el análisis de Molinos sin viento (2001)
15
Su interés por la escritura ya se devela muy temprano y en los años sesenta aparecen sus
primeras obras de ficción. Desde entonces se dedica al ensayo, a la poesía, al cuento y a la
novela. Por su creación literaria y sus experiencias biográficas pertenece a un colectivo de
escritores, todos hijos de republicanos exiliados, crecidos y formados en México: la
generación hispanomexicana. (Rico 2005)
Angelina realiza además una carrera académica extraordinaria. ―Es Doctora en Letras por la
Universidad Nacional Autónoma de México y elabora estudios de posgrado en la Universidad
de Pennsylvania y en la Universidad de New York. Su carrera docente empieza en 1962 y
obtiene la cátedra de Literatura Comparada en 1975. Es asesora de Posgrado en Letras
Inglesas y Literatura Comparada. Es nombrada secretaria académica de Posgrado y miembro
de la Comisión Interna de Posgrado, así como de comisiones dictaminadoras. Además ocupa
funciones como Becaria del Sistema Nacional de Investigadores y del Fondo nacional para la
Cultura y las Artes. Ingresa en el Sistema Nacional de Creadores de Arte en 1993-2000.‖
(Cervantes Virtual)
Actualmente es profesora en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional
Autónoma de México. Desempeña un papel esencial en los conocimientos literarios en
México también porque ha transmitido conferencias y cursos, como escritora invitada, de
numerosas universidades prestigiosas del mundo entero. Por añadidura es colaboradora en
revistas y suplementos literarios mexicanos y del extranjero. (Cervantes Virtual)
Ha enriquecido la literatura hispánica en varios sentidos. Como miembro de la Generación
Hispanomexicana, ha introducido importantes aportaciones sobre la novela neohistórica y
sobre el desarrollo de la mística sefardí en la literatura mexicana. Además ha elaborado
ampliamente el tema del exilio español en 1939 y con la publicación de Molinos sin viento
(2001), ha instaurado las seudomemorias como género literario. (Molinos sin viento 2001)
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II. EL CONCEPTO DEL EXILIO
Ese apartado tiene por propósito aclarar el concepto del exilio. Para poder abordar nuestro
análisis del exilio en Molinos sin viento (2001) es necesario precisar primero en qué consiste
exactamente el concepto. La idea del exilio ya ha sido objeto de múltiples estudios. Distintos
autores han alegado sus experiencias y pensamientos sobre el concepto.
En una primera parte intentamos reflejar la interpretación de Angelina Muñiz-Huberman a
través de la lectura de El Canto del peregrino. Hacia una poética del exilio (1999).
Intentamos formar una definición y examinamos unos elementos que desempeñan un papel
considerable en la vida del hombre en destierro.
En una segunda parte repasamos los puntos de vista de otros analistas que igualmente han
manifestado ideas muy valiosas en cuanto al destierro. Nos fijamos sobre todo en Mario
Benedetti, Francisco Caudet, Vladimir Nabokov, Sánchez Zapatero e Paul Ilie3. Comparamos
los distintos comentarios y examinamos las semejanzas y diferencias.
En tercer lugar, estudiamos la relación entre el exilio y la producción artística. O sea, el exilio
no sólo es esa experiencia que afecta profundamente la identidad
de una persona, sino se convierte también en fuente importante para la creación
artística.
1. El concepto del exilio según Angelina Muñiz-Huberman
En El Canto del peregrino. Hacia una poética del exilio (1999) Angelina proporciona un
repaso amplio de los exilios universales en todos sus aspectos y recorre toda la historia, desde
la Biblia hasta el siglo XX. Trata el exilio bíblico con la expulsión del hombre del paraíso, el
exilio histórico decretado por hombres contra hombres, el exilio como estética de nuestra
modernidad pero Angelina Muñiz-Hubermann se concentra sobre todo en la expulsión de los
judíos en 1492 y la de los republicanos en 1939, visto que son hitos fundamentales que han
condicionado su propia vida. Además, dedica una parte al ‗inxilio‘ o exilio interior de los
artistas que permanecieron en la España de Franco. ( Jofresa Marquès 1999)
Aparte del recurso de la historia de cultura universal de exilados, Angelina alega en esa obra
unas ideas fundamentales, tanto de ella como de otros autores, que nos sirven para llegar a
entender claramente el concepto del exilio.
3 Literatura española en exilio (1999) de Miguel Ugarte ha sido igualmente una fuente valiosa a lo largo de ese
apartado teórico.
17
1.1 Interpretación de Angelina
Guerras, persecuciones o intolerancias a lo largo de la historia, han obligado a individuos o
colectivos a abandonar sus lugares de origen y continuar sus vidas en otros mundos. Los
exiliados han sido cortados bruscamente de su ámbito geográfico, de su familia y de lo
conocido y tienen que comenzar una vida completamente nueva de un día a otro. La
definición más simple de un exiliado según Angelina es “aquel que vive en un lugar y añora
o recuerda la realidad de otro lugar.” (Muñiz-Huberman 1999) Añade que exilio también es
―forma literaria, forma imaginada y forma de la memoria‖. (1999: 66) Muñiz-Huberman
explica esa idea del exilio como asunto de ficción de manera siguiente:
―Es evidente que parte de una realidad, pero de inmediato corta su relación con lo real
y pasa a ser asunto de ficción. La única manera de sobrevivir para el exiliado es
haciendo uso y práctica de los procesos mentales internos.‖ (Muñiz-Huberman 1999:
66)
Angelina inicia la historia del exilio con la persecución de Adán y Eva del paraíso. Presenta a
Adán y Eva como los primeros exiliados y muchas de las características siguen perviviendo
hasta hoy en día. Ellos crearon “el modelo del paraíso perdido‖ y esa historia ha sido
convertida en ficción, lo que ha ocurrido también con los sucesos de muchos exilios que
siguieron. Observa que el paraíso presenta todos los elementos de la palabra poética en la
descripción bíblica y por eso es la clave de la poética del exilio. (Muñiz-Huberman 1999: 66)
Al lado de las semejanzas entre el primer exilio bíblico y los exilios después de Adán y Eva,
hay una diferencia considerable: el exilio bíblico es ―de orden divino: definitivo e
irreversible.‖ (1999: 67) Desde entonces, es sólo por medio de la memoria y del sueño que el
hombre puede contemplar ese paraíso de inmortalidad. (1999: 67) A lo largo de sus análisis,
Angelina Muñiz nunca deja por completo el aspecto místico del exilio, como veremos luego.
No como el exilio bíblico, el exilio histórico “decretado por hombres contra hombres” es de
orden temporal. (1999: 67) Ese exilio obliga al hombre de alejarse de su ámbito geográfico
propio y de abandonar todo su entorno familiar y le condena a comenzar una nueva vida en
otra tierra, y así a recorrer lo ya recorrido. Igualmente, reescribe la historia a través de la
memoria y recae en la experiencia. El pasado facilita de algún modo el recomienzo. (Muñiz-
Huberman 1999: 67)
18
Angelina subraya múltiples veces la importancia de la memoria y de la imaginación. Esa
observación se ve conformado cuando Muñiz-Huberman observa que en todos los casos del
exilio, se presentan tres procesos mentales imprescindibles que van a determinar la calidad de
exiliado: ―el imaginativo”, el “recreativo” y el “memorativo”. (Muñiz-Huberman 1999: 67)
Menciona también el ‗inxilio‘ o exilio interior. Según Muñiz-Huberman el exilio interior
―ocurre cuando el aislamiento es en el país de origen y la condena es la de no poder hablar o
escribir por razones impuestas, ya sean políticas o religiosas.” Los escritores que
permanecieron en España bajo el régimen de Franco, sin aceptar la doctrina oficial, sufrieron
el inexilio. (Muñiz-Huberman 1999, 85)
El exilio era en el pasado un acontecimiento aislado pero queda claro que se convirtió con el
paso de tiempo en ―un constante en la modernidad‖. (Muñiz-Huberman 1999) Por ser un
fenómeno tan recurrente, es preciso investigar algunos factores que dejan su marca.
1.2 Principios fundamentales
Entre una serie de elementos coincidentes en el mundo de los exiliados, Muñiz-Huberman
subraya en su obra sobre todo la importancia de la memoria y la crisis de identidad.
Manifiesta también la significación del factor del tiempo y del espacio. Como son cuatro
factores que reaparecen en muchos exilios, vale la pena investigar de más cerca cómo son
concebidos exactamente por Angelina.
1.2.1 Memoria
El cultivo de la memoria es un constante para los exiliados y Muñiz-Huberman lo considera
igualmente como el factor predominante. Manifiesta que la única manera de sobrevivir
después de ser cortado de su realidad es haciendo práctica de los proceses mentales internos.
(Muñiz-Huberman 1999: 66) Al llegar en nueva tierra y en una nueva sociedad con
costumbres distintos, la memoria funciona como último asidero en una situación desconocida.
Para no perderse por completo, el exiliado no para de escrutar su memoria, asegurando así de
alguna manera su continuidad, recuperando su estima y deteniendo el ámbito desaparecido. El
exiliado siente además el deber de transmitir su memoria para que no caiga en el olvido:
―Quien relata, conserva.‖ (Muñiz-Huberman 1999: 66)
19
Angelina añade que Adán y Eva recurren igualmente a la memoria para mantener el ámbito
desaparecido. Teniendo en cuenta que el pueblo de Israel ha sufrido el exilio a lo largo de su
historia y depende por consiguiente reciamente de su memoria, ese factor de memoria
construye uno de los ―imperativos bíblicos‖. (Muñiz-Huberman 1999: 66)
Angelina observa que cuando la integración se hace difícil, el escritor exiliado va a esquivar
ese inconveniente con su ―capacidad mental de crear ficciones‖ (Muñiz-Huberman 1999:68)
Es decir, si el exiliado tiene dificultades para adaptarse, escruta su memoria e inventa
elementos para su historia. El exilio se convierte así en una ficción o incluso evasión, creada
con la fuerza de la memoria y elementos nostálgicos del pasado. Ese recurso a la memoria y la
implicación de la nostalgia ayudan a evitar la pérdida de la identidad del exiliado. (Muñiz-
Huberman 1999: 69) A propósito de esto, Angelina dice que la memoria ―permite sobrellevar
el exilio, ya que funciona como un recipiente en relación con aquello que se ha perdido: los
asideros de la identidad‖ (Rico 2005) En una entrevista en ocasión de la publicación de
Molinos sin Viento (2001), explica la importancia de la memoria y la estrecha relación entre
memoria e imaginación.
―[La memoria es] Una capacidad y una necesidad del ser humano por medio de la cual
se afianza a sí mismo. Al hombre le horroriza el vacío y lo desconocido. La memoria
da seguridad y reafirma el conocimiento. Sirve también para saber quién eres y para
comprender tus orígenes. Hay que considerar que puedes perderlo todo, excepto la
memoria.‖ [...] La memoria te ofrece la capacidad de asociar. El ser humano adquiere
muchos conocimientos y la mente los relaciona unificándolos a través de la inventiva.
Los huecos en la memoria son los mismos que aparecen en los libros; en la poesía la
palabra se vuelve elipsis; y en la novela, existen espacios vacíos entre un determinado
día y otro, en los cuales el escritor no especifica lo sucedido. El único modo de llenar
los huecos de la memoria es con la imaginación.‖ (Muñiz-Huberman 2004)
En suma, la memoria y todo lo que implica – o sea la nostalgia, la imaginación,..- desempeña
un papel muy importante en el exilio según Angelina Muñiz-Huberman. Alega que la
importancia ya se reveló con el primer exilio de Adán y Eva y que sigue siendo un factor de
consideración en todos los exilios de más tarde. El hecho de que su obra entera - desde
ensayos hasta poesía y novela- gira en torno a la memoria confirma claramente ese postulado.
20
1.2.2 Identidad
Otro fenómeno constante en la vida del exiliado es la búsqueda permanente de su identidad.
La vida del exiliado ha sido truncada bruscamente, es decir, todo lo que tenía, todo lo que
hizo y todo lo que era, ya no es. Hay que reafirmarse en su nuevo entorno. (Muñiz-Huberman
1999)Esa búsqueda de identidad está en primer lugar muy presente en la vida de la propia
autora. Angelina nace en España, vive en México y su madre pertenecía a una familia judía.
Tiene raíces distintas que le han complicado su búsqueda de identidad.4 En Morada interior
(1972) manifiesta su propio problema de identidad:
"No es que me despañolice, sino que busco las raíces, las verdaderas y profundas. Esas
raíces que cuesta trabajo encontrar, que duele desenterrar y que temen la luz del día".
Santa Teresa como personaje me permitió seguir buscando. Ella encuentra en el exilio
y la mística algo no tangible que es una salida. Yo no la puedo tener porque vivo en
otra época, no creo en Dios y esa salida no me es permitida. Hay personas que sí se
lograron adaptar, pero yo me quedé siendo ni de un lado ni del otro. Durante mucho
tiempo me preocupó hasta que me volví un poco cínica y dije: "¡Qué bien!, esto es
fantástico". (Muñiz-Huberman citado en: Bernárdez 2004)
Igualmente como lo hace el personaje Santa Teresa en Morada Interior (1972), Muñiz-
Huberman utiliza la ficción literaria para aproximarse a su auténtica identidad. “La palabra le
hace enfrentarse a ello.” (Muñiz-Huberman 1999: 20) Más precisamente, como ya hemos
señalado antes, escribir constituye un proceso terapéutico para los exiliados. Forma por un
lado un remedio contra las experiencias traumáticas, y por otro lado es un procedimiento
adecuado para volver a las raíces profundas.
Jofresa Marques observa en el prólogo de El canto del peregrino (1999) que la exploración en
la memoria es fundamental porque en ella están las claves de su identidad: los recuerdos que
deben reconstruirse para conseguir el sentido de uno mismo. Como el exilio ha roto su
pertenencia a una historia hay que redefinirse y sólo les queda la memoria. Es sólo por ese
camino subjetivo que el exiliado podrá progresar en la vuelta hacia el olvido y hacia el origen.
(Jofresa Marques 1999: 28)
4 Véase la parte introductoria sobre la vida de la autora
21
Sin embargo, Muñiz-Huberman añade que el exilio es una condición y uno es exiliado para
siempre. No se puede regresar del exilio y hay que aceptar de alguna manera esa condición.
Cada uno intenta adoptar ―la postura que le ofrece más comodidad.” (Muñiz-Huberman
1999) Por lo tanto, Angelina se define en la indefinición:
―Si a estas alturas no lo hemos resuelto, ya no lo resolveremos. Somos así: ambiguos,
indefinidos.‖ (Muñiz-Huberman 1999: 10)
Como Muñiz-Huberman tiene raíces judías, se interesa mucho en la cábala, una de las
corrientes principales de la mística judía. Es conveniente mencionar que la Cábala coloca la
palabra en una posición central. Es un sistema teosófico que aspira a conocer a la Divinidad
directamente por medios lingüísticos. ―Es acercarse al conocimiento a partir de la sabiduría
que aporta el pasado heredado.” (Jofresa Marqués 1999: 29)
Según la Cábala, la palabra esconde la esencia divina y es en esa óptica que le interesa a
Angelina. O sea, ella contempla la cábala como modo de búsqueda existencial a través de la
palabra y aplica ese ‗teoría‘ a su propia vida.
No sólo en su propia vida, sino también en su obra, encontramos a personajes en busca de su
identidad verdadera. Muñiz-Huberman se fija sobre todo en la situación de los judíos. Así por
ejemplo en Tierra adentro (1977) trata a los judíos situándose en un ambiente hostil que les
impide su desarrollo pleno como judíos. Viven siempre al margen de la sociedad, en busca de
su identidad verdadera que deben redefinir continuamente. En un artículo de Alicia Rico,
conceden esa tendencia en la narrativa de Angelina a “la necesidad de la autora de construir
una identidad que amalgame los fragmentos dispersos de todas sus herencias culturales.”
(Rico 2005)
De lo expuesto se deduce que según Angelina Muñiz-Huberman la escritura es la forma más
apropiada para afirmar y definir su identidad. “Es la forma de ordenar el caos creado por el
exilio.” (Jofresa Marques 1999: 27) Ese procedimiento de escribir para buscar la verdad está
relacionado con la mística judía que ocupa un lugar importante en la vida de Angelina.
La autora dice que no es precisamente por religiosa, ni por mística que se acerca a los
místicos, sino más bien porque “tuvieron la capacidad de encontrar algo que no
necesariamente es la tierra.” ( Muñiz-Huberman en Bernárdez 1993)
22
Tanto en sus libros como en su vida, se ve reflejado ese método de escribir para ordenar el
caos. Concede muchas veces aspectos de su propia vida a sus personajes para estimular así su
propia búsqueda. Sus personajes mismos escriben para definirse, de igual modo que Angelina
lo hace. Hay una clara proyección de la situación de la autora en su obra. No obstante, aunque
la escritura ayuda el viaje hacia la profundidad de sí misma, es siempre el exilio que se
encontrará allá. (Jofresa Marques 1999: 21)
1.2.3 Tiempo
El concepto temporal es otro elemento importante en destierro. Angelina nota que ―el escritor
exiliado no puede evitar el deseo de atrapar el tiempo trascurrido y de preservarlo en su
vitalidad.” (Muñiz-Huberman 1999) La cita que sigue explica claramente cómo el tiempo
ocupa la vida del exiliado:
―El exiliado reflexiona sobre la mortalidad al considerar que ha perdido el estado
paradisiaco. Se enfrenta a un nuevo aprendizaje y, lo más grave, a une fragmentación
de la identidad. Se empeña en afirmar el pasado en la continuidad y en el momento
presente. Convierte el presente en una acumulación rememorativa de hechos y datos
ya vividos. Desarrolla y ejerce la exégesis a cada golpe de manecilla del reloj. Por un
lado, se ve envuelto en una visión de índole apocalíptica al proclamar el fin de los
tiempos. Por otro lado, una fuerte dosis de mesianismo le da fuerzas para esperar
tiempos mejores y el reino de la justicia.‖ (Muñiz-Huberman 1999: 174)
Observamos en primer lugar que el desterrado sigue intentando incesantemente recuperar el
pasado en su vida presente. Sin embargo, Muñiz-Huberman dice que después de la rotura, el
exiliado no puede permanecer en quietud y tiene que avanzar después del trauma así que
exilio constituye de algún modo un tránsito obligado a lo desconocido. “Es la conciencia de
temporalidad.” (Muñiz-Huberman 1999) Se ve reflejado la confusión alrededor del eje
temporal en la obra de muchos poetas desterrados.
―La batalla del poeta en el exilio es con el tiempo. Gusta de guardarlo, de atesorarlo,
de crear un ambiguo juego en el que el pasado se vuelve presente y es, a la vez, futuro.
Quizá no sepa con certeza en dónde está el transcurrir de su vida. Tiene dificultades
para continuar en la historia. Piensa que la ha perdido y que sólo podrá recuperarla por
23
la escritura. Por eso, escribir es una angustia por atrapar el momento entre ser y no ser,
entre sueño y vigilia.‖ (Muñiz-Huberman 1999: 179)
En segundo lugar, no vendría mal ver de más cerca la idea del apocalipsis, mencionada por
Angelina, y examinar el vínculo establecido con el mesianismo.
Muñiz-Huberman ubica el exilio en el campo apocalíptico, o sea, el exiliado tiene la
impresión de que el fin de los tiempos ha llegado y que hace frente a una era nueva. Según
Angelina Muñiz, el desterrado contempla su experiencia del destierro como un “paraíso que
ha sido sellado” y que “las fuerzas del mal han dado lugar a la destrucción, la
monstruosidad, lo grotesco, lo incongruente, lo desorbitado y lo anómalo.” (Muñiz-
Huberman 1999:71)
Muñiz-Huberman dice que se puede relacionar cada experiencia del exilio con la expulsión de
los judíos de España a finales del siglo XV y considera que muchos caracaterísticas
reaparecen. (Muñiz-Huberman 1999: 71) La expulsión de los judíos ―se consideraba como la
primera muestra de que era inminente la llegada del Mesías y de que una catástrofe de tal
magnitud sólo podría ser de índole apocalíptica, con su consecuente redención.” (Muñiz-
Huberman 1999: 78)
Angelina considera que esa conciencia del fin de los tiempos y la idea del mesiansismo,
tendencia altamente vinculado con la tradición judía, no sólo vale para la expulsión de los
judíos en 1492, sino, se puede reconocerlo en cada destierro.
―Al revivirse la sensación de fin de tiempos y principio de una era nueva, el Mesías es
el intermediario que propicia la salvación. Ante la pérdida de la estabilidad y del
asentamiento que durante siglos había gozado la comunidad hispanohebrea, los
místicos e iluminados surgen con el tinte del mesianismo y ofrecen al pueblo la
recuperación de la fe y la posibilidad de llenar el vacío.‖ (Muñiz-Huberman 1999: 78)
En síntesis, Angelina Muñiz-Huberman opina que el factor temporal desempeña un papel
considerable en la vida en destierro. Observa que los exiliados intentan preservar en el
presente el tiempo transcurrido y lo tienen difícil para avanzar después de la experiencia
traumática. Conciben el exilio como el fin de los tiempos y en ese sentido Muñiz-Huberman
confiere un marco apocalíptico al concepto.
24
1.2.4 Espacio
Como el exiliado tenía que dejar su tierra de origen y tiene que adaptarse a un nuevo entorno,
queda claro que el espacio y los distintos lugares en que se encuentra, constituyen un
problema esencial en su vida.
El exiliado se encuentra entre dos países. Tenía que alejarse de su país de origen y no logra
adaptarse por completo a su nuevo ambiente. Viven en una tierra de entre medio, viven en el
aire, en busca de un asidero. También es así con la generación de Nepantla, como afirma
Muñiz-Huberman:
―Vivieron al aire, sin tierra en la que apoyar los pies. [...] Como en el aire no se puede
caminar, parecían marionetas de hilos desgastados que se retorcían sin sentido [...].‖
(Muñiz-Huberman 1999:12)
El último agarradero que les queda en ese ‗sentirse de ninguna parte‘ es la lengua. La palabra
se convierte en la única tierra del exiliado, el único lugar donde se puede construir una
identidad.
Por tanto, se observa que la literatura del exilio está llena de descripciones de nuevas tierras,
de nuevas ciudades y de nuevas casas. El exiliado en tierra desconocida no deja de observar
minuciosamente su entorno y no para de comparar con su lugar de origen.
Como dice Muñiz-Huberman (1999), “a los escritores les gusta de crear una atmósfera o un
lugar delimitado y conocido en que colocan a sus personajes.” Eso explica por qué las obras
de exiliados pululan de descripciones detalladas y enfoques de cámara lenta. (Muñiz-
Huberman 1999: 70) Los escritores en exilio intentan recrear la imagen de su tierra perdida
por medio de la ficción. Escrutan su memoria e intentan representar meticulosamente su
ambiente. Recurren al intimismo porque “el mundo que mejor conocen es el suyo interno.”
(Muñiz-Huberman 1999: 70)
25
2. El concepto del exilio según Benedetti, Nabokov, Caudet, Ilie y otros
2.1 Interpretaciónes distintas
Como el exilio es y ha sido un fenómeno tan recurrente, números autores lo han analizado
ampliamente. Hay diferentes elementos que pueden desempeñar un papel en el exilio, así que
no se puede formar una definición unívoca, ni sistematizar el concepto. Como observa Miguel
Ugarte (1999), el exilio pertenece tanto al ámbito de la política y de la historia como a la
cultura y literatura. Además, las emigraciones pueden ser fugaces o duraderas, colectivas o
personales, pueden ser violentes o menos violentes, obligatorios o voluntarias,...En suma, no
hay una norma específica para determinar el exilio. (Ugarte 1999: 4)
Repasamos unas aproximaciones distintas para demostrar que se puede abordar y contemplar
el concepto desde varios puntos de vista.5 Comparamos luego las ideas con la visión de
Muñiz-Huberman.
En primer lugar observamos que Daniel Sueiro manifiesta con respecto al exilio chileno una
definición bastante radical. El exilio chileno era muy violente y analiza por consiguiente el
exilio como una experiencia traumática, lo que no era completamente el caso por Muñiz-
Huberman. Sueiro subraya más bien el aspecto dañoso y traumático que el exilio puede
acarrear, como se observa en la definición:
―Exilio no es una palabra, ni es un drama, ni una estadística sino que es un vértigo, un
mareo, un abismo, es un tajo en el alma y también en el cuerpo cuando, un día, una
noche, te hacen saber que aquel paisaje tras la ventana, aquel trabajo, aquel amigo,
aquella silla y aquel hueco en aquel colchón, aquel sabor, aquel olor y aquel aire que
habías perdido, lo has perdido y lo has perdido para siempre, de raíz y sin vuelta. Si
somos capaces de sentirlo, siquiera un instante, tal vez pueda evitarse volver a caer en
él nunca más.‖ (Sueiro 2004)
Sueiro continúa su análisis enumerando las violaciones de los derechos humanos. Manifiesta
que el exilio viola el derecho de no poder ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado, el
derecho irrestricto a salir y a entrar libremente al territorio nacional y el derecho a tener una
5 Daniel Sueiro, Mario Benedetti, Vladimir Nabokov, Francisco Caudet, Paul Ilie.
Nos basamos también en Literatura española en el exilio (1999) de Miguel Ugarte
26
nacionalidad y a no ser privado arbitrariamente de ella. (Sueiro 2004) Queda claro que el
exilio es según Sueiro una ferocidad horrible contra la humanidad.
Segundo, Mario Benedetti, escritor de Uruguay con tradición política izquierdista, -uno de los
razones porque ha sido exiliado múltiples veces - se concentra en la cuestión política e
ideológica del exilio para enfrentarse con el desexilio una vez que el destierro ha sido
leventado. Es sobre todo durante la dictadura que su obra se carcateriza por la revolución,
pero cambio su rumbo en la post-dictadura y sufre de un fenómeno que él denomina el
desexilio.
Durante las dictatduras en América Latina, Benedetti ha sido exiliado múltiples veces por sus
posiciones políticas. Estaba en Peru, Cuba, Argentina y España y nunca dejó de luchar por la
justicia social. Afirmó que “una de las pocas recetas válidas para vencer las dificultades del
exilio tal vez sea la de sentirse útil en el lugar donde se está” (El País). Por lo tanto, estima
de igual modo como Muñiz-Huberman, que el exilio se convierte en ―una especie de musa
inspiradora‖ y por consiguiente en el nuevo discurso literario en América Latina. (Gastello
2005) Sin embargo, Benedetti niega perderse en la tristeza, como veremos confirmado en “las
siete plagas del exilio”: “el pesimismo, el derrotismo, la frustración, la indiferencia, el
escepticismo, el desánimo y la inadaptación” y milita por una escritura comprometedora que
relaciona de tal modo el sujeto con el mundo que le rodea. (Gil Amate)
Después de sus luchas, cuando finalmente puede volver a Uruguay en la post-dictadura,
Benedetti habla del “viento del exilio”, de las huellas del exilio que han marcado o incluso
cambiado a una persona. Se da cuenta que el exilio es “una condena a cadena perpetua”, es
decir, ese sentirse extranjero jamás se pierde, ni siquiera al regreso al país de origen. (Gastello
2005) Una vez que el exilio le ha sido alzado a Benedetti, llega el desexilio.
Es el sentirse extranjero en su país de origen que ha cambiado tanto, y aparece nostalgia para
el país adoptivo:
―Añorar el país de origen, cooperar con el desarrollo cultural del país adoptivo, años
después regresar al punto de partida y descubrir que nada se mantiene en su lugar, que
los recuerdos tan celosamente guardados no pueden volver a la vida, que a pesar de las
raíces siempre colgará de su cuello la palabra ―extranjero‖. (Gastello 2005)
27
Francisco Caudet (1997), en tercer lugar, insiste en el nuevo comienzo. Analiza que el exilio,
―dominado por el dolor, la impotencia y el desvalimiento,‖ puede ser una oportunidad para
emanciparse de sus deberes del ayer. (Caudet 1997: 55) El destierro les ofrece otra
perspectiva de la realidad española y desde la presencia del otro, se empieza a cuestionar la
validez de lo antes incuestionable. “Hay que purgar la mente, volver a empezar”. (Caudet
1997: 55) Sin embargo, cabe mencionar que ese proceso pide mucho tiempo porque urge
derrumbar certezas y discursos siempre aceptados hasta entonces. Visto que muchos exiliados
quieren arrancarse al pasado, sólo hay un escaso número de desterrados que logran alcanzar
esa etapa. (Caudet 1997: 55)
La tendencia general es que, una vez llegados en el país anfitrión, los exiliados se ponen a
elogiar a España de una manera obsesiva. Dan una apología de los valores nacionales,
plantean a su patria en una posición de superioridad, “preservándolo del contagio del otro-
que suele ser el anfitrión-el patrimonio de la identidad propia, heredada”:
―[...] exhibieron un españolismo absorbente, incluyente, declarado: y aunque nada
‗imperial‘, claro es, era arrogante. Un españolismo que a los mexicanos debía
recordarles –salvando las grandes distancias y diferencias- al de Cortés, el
conquistador tan odiado.‖ (Caudet 1997: 57)
Pero luego se dan cuenta que esas ambiciones eran muy “exageradas, ridículas quizá; que no
era posible seguir manteniendo esa actitud, y que había que disimular, no espantar
demasiado.” (Caudet 1997: 57)
En cuarto lugar, Nabokov, el intelectual ruso que trató el exilio en sus novelas, subraya el
carácter marginado e incógnito del exilio, o más precisamente, el factor de la identidad
despojada:
―Es una persona sin identificar, alguien que ha sido algo y que ha dejado de serlo, un
ser o un objeto hipotético, algo que no posee una existencia tangible, una cantidad
cuyo valor específico es imposible de averiguar, inalcanzable mediante cálculos
matemáticos o una definición lingüística. Es la firma de alguien a quien se le ha
despojado de su identidad, cuya existencia misma, bien por una u otra razón política,
ha dejado de ser verificable mediante un nombre.‖ (Ugarte 1999: 3)
28
Lo que intensifica aún más ese sentimiento de existencia ilusoria es su posición de
marginados en que se encuentran los exiliados. Nabokov considera que esa marginación es
una de las consecuencias más abundantes del exilio. Los personajes en sus novelas
representan muchas veces a los exiliados “repartidos por todo el mundo y olvidados por
todos.”(Ugarte 1999: 58)
El problema es que muchos escritores en exilio se ven confrontados con una falta de público y
de comprensión. Nabokov subraya que para que los escritores exiliados alcancen éxito en su
nueva patria, deben “simplificar la interpretación de su propia cultura para hacerla más
accesible” a sus nuevos lectores. (Ugarte 1999: 59) El propio Nabokov subvertió así la
sabiduria tradicional en una obra como Pnin (1993) en que el protagonista representa el
emigrado ruso, nacido en círculos aristocráticos, que se siente completamente perdido un una
pequeña universidad en los Estados Unidos. Pnin representa así la condición de muchos
escritores en exilio. Muchos entre ellos no logran alcanzar el nuevo público y caen en el
olvido. Ugarte analiza que en todo momento durante su exilio, Nabokov se compromete en la
defensa de los escritores olvidados en el destierro. (Ugarte 1999: 59)
Por último, Paul Ilie, profesor norteamericano que escribió una obra fundamental sobre el
destierro Literatura y exilio interior (1981) considera el exilio como ―una segregación, una
separación de la casa, del centro‖ y acentúa que “uno puede ser exiliado en su propio país
aunque viva en él.”( Antolín 1981)
Durante el régimen de Franco, unos ciudadanos, ubicándose en una España que les era hóstil,
decidieron, por motivos distintos, quedarse o simplemente no podían marcharse del país. Ese
grupo sufre del exilio interior, ―tan trágico, aunque menos espectacular, como el de los que
emigraron.‖ (Ilie 1981) Tratan de vivir en un ―ambiente desfavorable a su sistema de valores‖
en que deben buscar continuamente un compromiso entre sus propias ideas y la realidad
social, lo que produce un profundo sufrimiento interior. (Ilie 1981)
De lo expuesto se deduce que el exilio no se limita a un desplazamiento geográfico sino que
produce también ―una excisión que va más allá de la separación de lugares y pertenencias”,
ya que uno puede ser exiliado al interior de su país. (Romero sd.) Es más bien una separación
mental y cultural que afecta tanto a los que quedan como a los que se van. Por lo tanto, Ilie
ofrece una definición que no enfoca el deseo de la vuelta a la patria perdida, sino que enfatiza
más bien el aspecto mental del destierro:
29
"El exilio es un estado de ánimo cuyas emociones y valores responden a la ruptura y
separación como condiciones en sí mismas. Vivir aparte es adherirse a nuevos valores
que están separados de los valores predominantes; aquel que percibe esta diferencia
moral y que responde a ella emocionalmente vive en exilio." (Ilie 1981)
En resumen, ya observamos cinco visiones distintas en ese pequeño apartado que tanto se
acercan como se alejan a las interpretaciones de Muñiz-Huberman.
Sueiro subraya en primer lugar el aspecto traumático del exilio. Pero como hemos
mencionado antes, el destierro no ha sido tan horrible para Muñiz-Huberman, así que ese
factor no se destaca manifiestamente en la obra de la autora. Ella logró distanciarse más e
insiste sobre todo en la memoria y los recuerdos de un mundo perdido.
Luego, Benedetti señala el sentimiento del desexilio que aparece con la vuelta a la patria.
Angelina no ha vivido por mucho tiempo en España así que para ella tampoco es un factor
preponderante que marca su exilio.
Tercero, Caudet insiste en el nuevo comienzo de la vida del exiliado. Angelina Muñiz
igualmente opta por reanudar su vida pero sin romper con el pasado. Según ella, es
precisamente basándose en la experiencia del pasado que hay que recomenzar en el país
anfitrión y son el pasado y la memoria que facilitan el recomienzo. Caudet es más radical y
propone emaniciparse completamente de ese pasado y comenzar de ‗cero‘.
Nabokov destaca la crisis de identidad y la marginación del exiliado. Tal sentimiento de
identidad despojada forma igualmente un elemento dominante en las obras de Angelina. La
propia Angelina se define en la indefinitud: “Somos así: ambiguos, indefinidos.‖(Muñiz-
Huberman 1999)
Paul Ilie, por su parte, minimiza el impacto del distanciamiento de la patria perdida y enfatiza
los procesos mentales que acompañan el exilio. Subraya que los individuos que quedan en el
país durante una dictadura también sufren y igualmente deben adherirse a nuevos valores.
En general, comparando esas aproximaciones con la de Angelina Muñiz-Huberman,
analizamos que para Angelina, la memoria y la imaginación son más bien los conceptos
claves del destierro. En general, los protagonistas de su obra escrutan su memoria para volver
a mundos perdidos. Como dijo Rico (2005) “están siempre en conflicto y en búsqueda, ya sea
existencial, de conocimiento, de revelación o a través de recuerdos y nostalgia.” (Rico 2005)
Además, Huberman busca las raíces del destierro en el misticismo judío y nunca deja por
completo ese aspecto místico en sus análisis del exilio. Manifiesta que esa tendencia se
30
explica por el hecho de que su familia había conservado la tradición del judaísmo durante
siglos. Dice que si madre solía leerle La Biblia, particularmente "El Pentateuco" y que eso le
influyó y se convirtió en una de sus grandes obsesiones. (Rico 2005)
De lo expuesto se deduce que es imposible forjar una definición exclusiva del concepto. Cada
exilio es distinto y en cada exilio aparecen otros elementos que preponderan. Sin embargo, en
muchos destierros vuelven unos factores que determinan la vida del exiliado, como
analizamos en la parte siguiente.
2.2 Principios fundamentales
2.2.1 Memoria
María Zambrano, filósofa y ensayista española, contempla al igual que Muñiz-Huberman el
exilio como una experiencia que estimula la meditación y el análisis, como ―una búsqueda de
causas, como una interrogante más de las irresolutas del hombre.” (Muñiz-Huberman 1999:
116) O sea, a través de la memoria intenta repasar el pasado para encontrar los orígenes del
destierro, para buscar explicaciones y respuestas.
En un estudio sobre el exilio republicano, Francisco Caudet observa que la memoria del
pasado funciona como especie de antídoto contra el abandono y la renuncia y contra el
desorden impuesto. (Caudet 1997: 22) Alega que ese sentimiento de caos, de pérdida se
remedia con la obsesiva tendencia a recuperar el equilibrio derrumbado y confiere cierta
protección contra lo incierto y desconocido. (Caudet 1997: 24)
Francisco Caudet menciona incluso la idea de Pilar Rodríguez Verde que alega que una
persona recorre normalmente a unos recuerdos personales que ayudan a estructurar el pasado.
Son unos momentos decisivos en la vida, como el nacimiento, estudios, trabajo,...
Sin embargo, estas etapas son infringidos por el exilio y son sustituidos por sucesos
históricos: estallido de la guerra, derrota de los republicanos, huida al extranjero. Significa
que el exiliado ya no recrea su pasado a través de historias personales, sino que su vida está
determinada por el contexto político-histórico. (Caudet 1997: 23)
31
De lo anterior se desprende otra vez que el exilio ejerce un impacto tan considerable en la
vida que incluso puede influir en los recuerdos.
Otro aspecto importante que ocupa la vida de los desterrados es la nostalgia. Ugarte define la
nostalgia como “una interpretación del pasado basada en la memoria selectiva.”(Ugarte
1999: 98)Para el exiliado no hay nada peor que el presente. Contemplan la vida como una
dilación de un presente fugaz hacia un futuro que conduce a algo que consideran como mejor:
la muerte. Por lo tanto, la nostalgia “es el proceso de reflexión de un nuevo sistema de
aplazamiento, ya no hacia el futuro sino hacia el pasado.”(Ugarte 1999: 98)
Nunca dejan de anhelar el retorno al pasado que era mejor pero a la vez irrecuperable. Es
precisamente la conciencia de no poder recobrar lo perdido que causa el lamento nostálgico.
(Ugarte 1999: 99) Por eso, no es casual que las evocaciones nostálgicas constituyen un
elemento clave en las obras escritas desde el exilio. Sin embargo, Sánchez Zapatero añade que
tal sentimiento puede ser nefasto para un exiliado porque la constante ansia y esperanza a la
vuelta impide la adaptación a la sociedad que le acoge. (Sánchez Zapatero 2008: 441)
En suma, si se compara las ideas de Muñiz-Huberman sobre la memoria con las perspectivas
de otras analistas, podemos concluir que en grandes líneas coinciden. Todos los escritores
exiliados consideran la memoria como el último asidero en tiempos difíciles. Ayuda a
recuperar sus raíces y a asegurar su continuidad existencial, y confiere así cierta protección y
estructura en el caos reinante. Sólo hay que tener en cuenta que existe el peligro de intentar
recuperar tan ansiamente el pasado que el nuevo comienzo en nueva sociedad se haga
imposible.
2.2.2 Identidad
La búsqueda de identidad constituye igualmente un hilo conductor en la vida de los exiliados.
Muchos escritores han analizado ampliamente la cuestión de identidad en el destierro.
Repasamos unas observaciones para entender claramente ese factor preponderante en nuestro
análisis.
Sánchez Zapatero define muy bien la cuestión de identidad. Alega que el destierro puede
causar una rotura en la vida que influye altamente en la identidad de la persona:
32
―Es alguien que se ha despojado de su identidad y de sus raíces, que se convertirán
desde el mismo momento de su marcha en obsesivo recuerdo. Junto a la nostalgia y a
las ansias de volver, se ha de destacar como característica común en el pensamiento de
los exiliados la sensación de desgarro. Todo exilio implica un cese en la vida que hasta
entonces se ha llevado, por lo que supone una alteración esencial de la vida humana
que paraliza la existencia hasta hacer de ella una realidad rota, vacía y fantasmal más
cercana a la muerte que a la vida. El desasosiego y la intranquilidad llenan su vida,
dividida desde la partida entre el deseo de ―volver‖ y el temor de ―no volver‖.
(Sánchez Zapatero 2008: 438)
Sánchez Zapatero insiste entonces en la rotura imprevista que causa un fuerte sentimiento de
desasosiego. En ese sentido se acerca a Daniel Sueiro que asimismo subraya la dificultad de
procesar ese desgarro. Subraya el impacto de la experiencia traumática para el exiliado de
hacer frente a tantas pérdidas, y añade que el individuo está de alguna manera forzado a
adapatarse a su nuevo entorno en que se ve inmerso. Tendrá que cambiar completamente su
existencia:
―El exilio es siempre una experiencia traumática en la que el individuo es forzado a
dar un paso que cambiará radicalmente su existencia. Cualquiera sea el país de destino
o la preparación profesional o laboral anterior, el desterrado se enfrenta a un quiebre
en su proyecto de vida. Implica la pérdida del espacio familiar, social y cultural en el
que se desarrolló; la adaptación obligada a un medio nuevo ni siquiera imaginado; el
aprendizaje de una nueva lengua; el tratar de compenetrarse y comprender las
vivencias del nuevo entorno en el que se encuentra inmerso.‖ (Sueiro 2004)
Suerio añade que los desterrados se sienten extranjeros en su nuevo entorno, visto que se han
suspendido bruscamente las actividades cotidianas. Alega que no se puede negar el impacto
de la quiebra en la cotidianidad. Es la “unidad inseparable del hombre y de la calle por la que
camina, del café donde toma un trago, de las informaciones que recibe, de las relaciones que
establece”. (Sueiro 2003) En su nuevo ámbito ya no hay ese sentirse en su habitar y también
por eso se siente despojado de su existencia.
33
Sin embargo, Caudet analiza que el individuo sólo es capaz de efectuar el cambio radical
mencionado por Sánchez Zapatero y Sueiro, cuando llega a la conciencia de que el hombre
tiene una naturaleza ‗vana‘.
Es decir, Caudet observa que la mirada hacia atrás devuelve al hombre a sus más prístinas
esencias. (Caudet 1997: 24) O sea, la búsqueda de las raíces perdidas, el incesante intento de
autoafirmación, lleva al descubrimiento de que el hombre tiene una naturaleza ilusoria y que
está marcado por la más irresoluta soledad. Una vez que se haya llegado a esa etapa, el
exiliado se da cuenta de que debe romper con el pasado para empezar su nueva vida. (Caudet
1997: 25) Sin embargo, sólo una menor parte de la gran cantidad de desterrados es capaz de
abstraer de algún modo su vida y de liberarse de los vínculos con la vida de antes.
Caudet refiere a una carta de Paulino Masip6 que se dirige a todos los emigrados en que
expone claramente el comportamiento sugerido a los exiliados en su nuevo entorno:
―Criatura recién nacida, con la alegría de la piel nueva y los ojos vírgenes eres y has de
ser, amigio mío, en tu avatar americano. Tu pasado individual ha muerto. No lleves
sobre los hombros su cadáver como en la condenación dantesca. Si no has conseguido
arrojarlo a las aguas del Atlántico, buena y probada sepultura de mitos, sobran
barrancos insodandables en estas alturas para que te desembaraces de él. ¿Qué
quieres? ¿Obscurecer la vida clara que se te ofrece con el vaho frío de los recuerdos?
Suprime de tu lenguaje los pretéritos. No digas nunca más ―yo fui, yo era, yo tuve‖. Te
harán la lengua estropajosa de hieles esterilizadoras, te trabarán los pies, te esposarán
las manos, te quitarán la sonrisa, y finalmente, en pocos días pasarás de niño a viejo.
Entonces no llevarás tú sobre los hombros el cadáver de tus recuerdos sino que serás
tú quien vaya a hombros de tu propio cadáver. Mal vehículo como ves para la tarea
que te espera. Adquirirás condición de paralítico y ¿qué vas a hacer con la vida, ni qué
hará la vida contigo? Ignoro si es fácil o difícil realizar la operación que te
recomiendo. Unicamente sé que es asunto de vida o muerte. En tu mano está ser
criatura viva o sombra valetudinaria. Elige.‖ (Masip, citado en: Caudet 1997: 332)
En conjunto, tanto Sánchez Zapatero como Daniel Sueiro y Francisco Caudet pretenden que
la única manera de sobrevivir el destierro es borrando las fronteras con el pasado. Dicen que
es necesario acabar con la identidad e incluso con los recuerdos del entorno de antes y romper
6 P. Masip. 1939. Cartas a un español emigrado. México, Junta de Cultura Española.
34
así los lazos con el pasado para abrir las puertas a un nuevo comienzo. (Sánchez Zapatero
2008: 442) Los tres manifiestan que es un proceso difícil que tiene un impacto enorme en la
identidad de los desterradados pero que es un paso obligatorio para poder desarrollarse en su
nuevo entrono. No obstante, Caudet va un poco más lejos diciendo que sólo se puede romper
con el pasado cuando el exiliado se da cuenta de la vanedad del ser humano.
En ese reino de intranquilidad y desgarro, el único asidero para los exiliados es que esa crisis
de identidad no constituye el sentimiento de un sólo individuo, sino de una generación entera.
Como el exilio ha sido una experiencia compartida, se puede hablar en términos de nosostros,
lo que ayuda al exiliado a no perderse por completo. (Ugarte 1999:69)
La solidaridad universal ha sido denominada por Claudio Guillén el contraexilio. El
sentimiento de soledad y desarraigo se convierte en un sentimiento de solidaridad entre los
exiliados:
―El ser humano (...) conforme se muda de lugar y de sociedad, se encuentra en
condiciones de descubrir o de comprender más profundamente todo cuanto tiene en
común con los demás hombres, uniéndose a ellos más allá de las fronteras de lo local y
de lo particular.‖ (Sánchez Zapatero 2004: 442)
En resumen, es obvio que el factor de identidad desempeña un papel considerable en el
concepto del exilio. Tanto Muñiz-Huberman como los demás analistas consideran que el
exilio acarrea un grave desgarro en la existencia del exiliado y que es una tendencia general
entre los desterrados intentar remediar esa rotura a través de la memoria.
No obstante, se observa que Muñiz-Huberman considera la memoria como esencial en la
recuperación de la identidad de una persona mientras que Sánchez Zapatero (2008), Sueiro
(2004) y Caudet (1997) matizan el papel de la memoria y pretenden más bien que es necesario
romper justamente con los recuerdos para abrir las puertas a una nueva vida en otra sociedad.
Muñiz-Huberman al contrario no deja de agarrar el pasado para reconstruirse y eso se podría
explicar por su interés en la Cábala. La Cábala supone que uno se puede acercar al
conocimiento a partir de la sabiduría que aporta el pasado heredado. (Muñiz-Huberman 1999)
Para Muñiz-Huberman, no es verdaderamente necesario romper con su identidad para poder
iniciar nueva vida.
35
2.2.3 Tiempo
Como alega Sánchez Zapatero (2008), el exiliado no sólo ha sido tirado de su familia y de sus
amigos, de su espacio, y incluso de su identidad, sino también es arrancado de su tiempo.
(Sánchez Zapatero 2008: 439)
Primero, Sánchez Zapatero analiza que el desterrado se siente alienado en la vida en el
presente, de ahí que la vida anterior se hace más intensa y obtiene un carácter ensalzado. El
pasado se convierte así en último agarradero y único punto de referencia con lo cual la nueva
vida será comparada asiduamente. El exiliado sigue intentando vivir en el pasado a través de
sus recuerdos. El futuro también está llenado con el deseo de volver al país de origen. Se
puede concebir la vida presente en el exilio como una especie de existencia efímera que
balancea entre el pasado y el futuro. (Sánchez Zapatero 2008) Con todo, ya no hay distinción
entre pasado, presente y futuro, sino todo está estrechamente relacionado con el recuerdo de la
patria abandonada. (Sánchez Zapatero 2008: 439)
Vicente Llorens, en segundo lugar, insiste igualmente en la relatividad del tiempo en la vida
del exiliado pero da énfasis a otra faceta. Subraya más bien el desgarro, no sólo en la
identidad del individuo, sino también en el eje temporal. Dice que vivir supone normalmente
una alteración esencial de la existencia humana que se equilibra siempre entre el pasado y el
futuro. No obstante, según Llorens, esa postulación no vale para los exiliados y opina que
ellos se encuentran en una latencia permanente. Analiza que el destarrado padece una especie
de amputación del pasado, o del futuro, o de ambos y que está “paralizado, privado del resto
de una vida.” (Llorens alegado en Ugarte 1999: XVII)
Tercero, de acuerdo con Sánchez Zapatero, Caudet opina asimismo que los exiliados
―mirando el presente, ven el pasado.‖ (Sánchez Vázquez citado en: Caudet 1997: 347) Sin
embargo, Caudet alega que esa mirada nostálgica no es para siempre y que “el tiempo que
mata, también cura.”
―Surgen nuevas raíces, raíces pequeñas y limitadas primero, que se van extendiendo
después a lo largo de los hijos nacidos aquí, los nuevos amigos y compañeros, los
nuevos amores, las penas y las alegrías recién estrenadas, los sueños más recientes y
las nuevas esperanzas. Y, de este modo, el presente comienza a cobrar vida, en tanto
36
que el pasado se aleja y el futuro pierde un tanto su rostro imperioso.‖ (Sánchez
Vázquez citado en: Caudet 1997: 347
En breve, los estudiosos de la materia conciben que el factor temporal está altamente afectado
en la vida en destierro. Toda la existencia del desterrado está paralizada o se remite al pasado
y parece que lo único que puede avivar su vida es el regreso hacia ese pasado. Francisco
Caudet es quizás más optimista y opina que la situación puede mejorarse con el tiempo. Una
vez adaptado al nuevo entorno, el exiliado puede ir alejándose de su pasado.
Comparando esas ideas con la interpretación de Muñiz-Huberman se observa un matiz
distinto. Angelina analiza que el exilio significa para muchos el fin de los tiempos y da de ese
modo un sentido apocalíptico al destierro. (Muñiz-Huberman 1999) Ella lo ve como si se
hubiera acabado una etapa en la vida del desterrado y que desde entonces el exiliado hace
frente a una nueva era. Eso no quiere decir que el pasado ha sido borrado, pero concibiéndolo
de tal manera, facilita tal vez el proceso de recomienzo.
2.2.4 Espacio
Como ya hemos mencionado antes, el factor espacial desempeña un papel importante en el
exilio. El exiliado tiene que dejar su país de origen y debe ubicarse en un nuevo entorno.
Sánchez Zapatero analiza que es difícil adaptarse en el país de acogida porque el exiliado
nunca deja de ansiar al regreso (Sánchez Zapatero 2008: 441) El investigador manifiesta que
se crea una mitificación del espacio abandonado por el constante recuerdo de la tierra dejada.
(Sánchez Zapatero 2008: 441)
―El permanente recuerdo del país abandonado provoca la mitificación de éste, ya que
la patria es la imagen de todos los bienes, dejando de corresponder a una realidad
geográfica determinada para covertirse en una especie de paraíso terrenal.‖ (Sánchez
Zapatero 2008: 441)
Además, Sáchez Zapatero opina que la aclimatisación al nuevo país hace pensar a los
desterrados que la vuelta es aún más lejana, así que muchos desterrados no quieren participar
en ese proceso de adapatación. (Sánchez Zapatero 2008: 441)
37
En segundo lugar, Caudet (1997) alega la idea de que el desterrado no logra instalarse en otro
sitio y al final, pertenece a ningún lugar.
―Siempre en vilo, sin tocar tierra. El desterrado al perder su tierra se queda aterrado
(en su sentido originario: sin tierra). El destierro no es un simple trasplante de un
hombre de una tierra a otra; es no sólo la perdida de la tierra propia, sino con ello la
pérdida de la tierra como raíz o centro.‖ (Sánchez Vázquez citado en: Caudet 1997:
346)
Pues, se podría decir que el exiliado se encuentra en una tierra de en medio. Tras añorar por
otro espacio, el desterrado no se instala en su nuevo entorno lo que resulta en un sentimiento
de no pertenecer al final a ningún lado. Su existencia vacila entre el país abandonado y el país
anfitrión, pero no se arraiga a ningún lugar. Ese postulado vale igualmente para la generación
hispanomexicana y por eso, Francisco de la Maza bautiza a esos escritores como la
generación de Nepantla, lo que significa ‗tierra de en medio‘ en voz náhuatl. (Rius 2006) La
nostalgia por su patria complica entonces altamente el asentamiento en el nuevo hogar.
No obstante, exactamente lo contrario puede ocurrir también. Los exiliados añoran sin ceso a
su país de origen pero si alguna vez regresan al lugar del que se fueron, sienten nostalgia al
sitio donde han vivido últimamente.
Es decir, una vez devuelta la tranquilidad, unos desterrados intentan reintegrarse en su tierra
natal. Se encuentran en una ciudad que ya no coincide con la memoria de la ciudad que una
vez dejaron. Así lo afirma Carbonell (2004) en su estudio sobre la ciudad en la literatura:
“Volver a empezar es perdonar y amar a quienes hemos ignorado, a pesar de haberlos tenido
a nuestro lado.” (Carbonell 2004)
Mario Benedetti, reputado escritor uruguayo que durante su vida ha sido exiliado por distintos
países, ha elaborado ampliamente ese sentimiento de contranostalgia, o sea, la nostalgia del
desexilio. Una vez regresado a la patria, el desterrado puede ser sorprendido por un
sentimiento de meloncolía por el país que le había acogido:
―Junto con una concreta esperanza de regreso, junto con la sensación inequívoca de
que la vieja nostalgia se hace noción de patria, puede que vislumbremos que el sitio
será ocupado por la contranostalgia, o sea, la nostalgia de lo que hoy tenemos y
vamos a dejar: la curiosa nostalgia del exilio en plena patria‖ (Benedetti 1983)
38
En suma, el factor espacial en la vida en exilio desempeña un papel importante en el sentido
de que el desterrado ya no dispone de espacio propio. Sánchez Zapatero analiza que el país
dejado se convierte en espacio mítico al que los desterrados quieren regresar. Esa mitificación
complica una adaptación a un nuevo entorno así que al final no pertenece a ningún espacio.
Caudet insiste igualemente en esa vacilación entre dos espacios que imposibilita de cierta
manera la aclimatación a algún lugar. Mario Benedetti al revés subraya que también se puede
manifestar un recuerdo por el país anfitrión.
Al fin y al cabo, donde sea el desterrado, parece que nunca se puede arraigar por completo a
un sitio y se da cuenta que es condenado a ser exiliado para siempre. En cuanto al factor
espacial podemos decir que las ideas de Muñiz-Huberman coinciden con los analistas
mencionados en ese apartado.
3. Exilio y creación artística
Para comprender mejor el alma del exiliado, es útil investigar la influencia del exilio en la
creación artística. Al lado de bastantes inconvenientes que acarrea el exilio, parece que
también engendra frutos artísticos extraordinarios. Se contempla que durante el destierro, sea
donde sea, muchas obras maestras han sido producidas. A través de la palabra ( o del arte en
general) los exiliados “intentan alcanzar un orden que fue quebrantado cuando todo se alteró
con el destierro.” (Muñiz-Huberman 1999: 54)
3.1 El arte como “forma de resistencia en la imperfección de la realidad” (Brodsky)
Angelina Muñiz-Huberman, como han alegado muchos analistas, manifiesta que la
experiencia del exilio propicia a la meditación y al análisis para comprender y ubicar todo lo
ocurrido. (Muñiz-Huberman 1999)Los desterrados consideran la expresión creativa como uno
de los sitios raros en que encuentran cierta libertad de expresión, lo que explica por qué se
cultiva altamente el arte en el exilio. Caudet cita la idea de Brodsky que demuestra muy bien
la función del arte, diciendo que ―la creación artística se convierte en una forma de
resistencia en la imperfección de la realidad.” (Brodsky, citado en: Caudet 1997: 497)
Caudet asimismo dice que desde la ―otra orilla‖ los exiliados necesitan “recomponer, recrear
su mundo instaurando orden en el caos‖. (Caudet 1997)
39
El arte puede desempeñar diferentes papeles. Vemos un gran número de desterrados que
intentan salir de su situación penosa y empiezan a dedicarse al arte. Buscan un espacio donde
pueden canalizar sus sentimientos, o sea, para ―diagolizar el exilio‖. (Caudet 1997) El arte
funciona como una especie de espacio de refugio.
También hay varios españoles, que ya eran artistas, que tratan de preservar la cultura
española, al seguir practicándola en el país de acogida. Por ser despojado de sus raíces y de su
cultura, quieren continuar el sentimiento español en otro país y como alega Brodsky, intentan
ofrecer un mundo mejor. (Brodsky, alegado en: Caudet 1997: 497) El arte desempeña así el
papel de conservador de la cultura española. En un estudio sobre el arte en el exilio
republicano, Violeta Izquirdo (2003) destaca unas características en comunes en la creación
artística en exilio:
―No se puede generalizar sobre las vivencias y las experiencias personales de los
artistas que fueron al exilio, pero sí que podemos establecer unas condiciones comunes
a todos ellos, que normalmente se reflejan en sus obras. Primeramente el desarraigo
vital, como todos los exiliados, los artistas sufrieron una ruptura vital. Alejados de su
tierra, de sus costumbres, de sus circunstancias, con los recuerdos de la guerra sufrida
y perdida, con la conciencia de la derrota de sus ideas y sus aspiraciones políticas y
culturales, con la angustia de un desarraigo impuesto y la incertidumbre sobre el
futuro, en muchos casos sumando además la experiencia reciente del paso por campos
de concentración en Francia. Todos los artistas reflejarán de alguna manera estas
experiencias.‖ (Izquierdo Expósito 2002)
Pues, en el caso de los exiliados republicanos españoles, es sobre todo en el principio de la
estancia en nueva tierra que se destaca un montón de obras que recuerdan y ensalzan España.
El poema de Angel Rizo (1944) ilustra muy bien esa tendencia. (Caudet 1997: 51)
En mis cuadernos de estudiante,
En la madera del pupitre,
En los libros que leo, en las páginas que escribo,
En la punta de mi pluma está tu nombre,
En los trozos de cielo claro,
En los troncos de las encinas,
En la hierba del campo y en el rojo horizonte,
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En el día y en la noche está tu nombre.
[...]
En todo lo que respiro, en todo lo que oigo,
En todo lo que veo,
En todo lo que digo,
En todo lo siento,
Está tu nombre: ¡España!
(Rizo 1944)
Además, cabe mencionar que hay muchos artistas que se alejan voluntariamente de su patria
para crear en toda libertad lo que quieren. En la España de Franco no encuentran un lugar
adecuado donde pueden desarrollar sus manifestaciones artísticas y buscan espacios más
propicios que les pueda libertar de sus ansias creativas. No obstante, hay que precisar que el
exilio no es nunca una elección completamente libre, y que los artistas abandonan su país
porque son frenados en su ser por fuerza mayor. (Suárez Molina 2005) Alegan incluso que a
partir de 1936, el verdadero arte español de vanguardia se manifiesta fuera del país. Además,
la guerra civil significa para muchos artistas el exilio inevitable y a veces precipitado. (Suárez
Molina 2005: 24)
Por consiguiente, el arte español fuera del país se caracteriza por una ideología revolucionaria
y por un afán de experimentación y libertad. (Suárez Molina 2005: 24) Sin embargo, el artista
también está abrumado por un sentimiento de nostalgia por un ámbito perdido, y su obra
representa muchas veces imágenes de España:
―No vemos o no queremos ver nada que no sea España y aun antes de que miremos lo
que tanto anhelamos ver, sentiremos grabarse en nuestra retina, de dentro afuera, los
paisajes de aquí, la flor, el árbol, la palabra de esta tierra tan pronto ubérrima como
desolada, hospitalaria y dulce siempre.‖ (Suárez Molina 2005: 25)
En suma, los artistas en destierro quieren proteger su cultura, sus valores y su tradición, y
además quieren continuar con su obra y continuar con procesos que la guerra había
interrumpido. (Suárez Molina 2005: 26) Unos ejemplos de obras maestras creadas en exilio
son: el lienzo Guernica (1937) de Pablo Ruiz Picasso, el mural El segador (1937) de Joan
Miró y la escultura La Montserrat (1937) de Julio González. (Izquierdo Expósito 2003)
41
Crean arte plástica, pintura, música, pero gran parte de exiliados se dedica a la literatura. La
misma tendencia vale para Muñiz-Huberman. Ya desde su niñez siente un fuerte afán de
escribir, y su experiencia de distintos exilios sólo puede haber reforzado aún más ese anhelo.
Como afirma Benedetti, el exilio es ―una experiencia inolvidable, irremediable y se convierte
en nuevo discurso literario”. (Benedetti 2005) Caudet manifiesta que la mayoría de la
generación hispanomexicana se dedica a la poesía. Explica por qué la poesía constituye para
ellos el género adecuado:
―La poesía es, sobre todo en los primeros momentos del exilio, testimonio, fe de vida,
terapia, acta notarial, memoria errante, alegato,...‖ y con el transcurso del tiempo esta
poesía acabará convirtiéndose para el exiliado en alimento principal de su espíritu,
frustradas las esperanzas del retorno, diluidos los ideales por el implacable transcurrir
del tiempo, sepultados los recuerdos en el arcano baúl al que las nuevas generaciones
relegan lo que les ha precedido.‖ (Caudet 1997)
De acuerdo con Francisco Caudet, Miguel Ugarte (1999) manifiesta en su análisis de la
literatura en exilio que el destierro es un catalizador de la escritura. (Ugarte 1999: 5) Es
decir, el exilio conduce a la escritura y eso se explica por el hecho de que hay una necesidad
existencial para los exiliados de recuperar lo que se ha perdido. Con respecto a eso, Muñiz-
Huberman pretende que “la pérdida del paraíso sólo puede sustituirse por un rigor y un
hallazgo de palabras eslabonadas en un nuevo mundo naciente.” (Muñiz-Huberman citado
en: Caudet 1997: 23)
―La realidad deja de ser tierra firme, puesto que la original se ha perdido. Ante la
necesidad de crear un mundo de la nada, el acto se equipara con el pronunciamiento de
la lengua paralelo al Génesis y la creación nominativa de Adán.‖ (Muñiz-Huberman
1999: 70)
Se ve entonces claramente una predisposición al testimonio. Miguel Ugarte manifiesta que
escribir su propio pasado constituye para los exiliados una especie de proceso terapéutico, es
decir, necesitan pruebas que atestiguan lo que están experimentando o lo que han vivido.
(Ugarte 1999) Los escritores mencionados en ese trabajo, como por ejemplo Mario Benedetti,
Vladimir Nabokov y Vicente Llorens sólo son algunos artistas exiliados entre muchos que se
han expresado a través del arte.
42
3.2 Literatura testimonial
Si repasamos la literatura escrita en exilio, destacamos gran cantidad de literatura
autobiográfica y testimonial. Como examinamos en la parte anterior, el exilio origina una
tendencia a tal literatura. Después de haber experimentado el exilio, surge un deseo de contar
sus propias impresiones. La literatura autobiográfica se caracteriza por una estructura sencilla
y los textos no tienen gran importancia literaria, sino se trata más bien de contar una historia
‗verdadera‘. (Ugarte 1999: 77)
Sánchez Zapatero alega que esa tendencia podría explicarse por el miedo del olvido. Los
desterrados sufren de un miedo a ―no recorder e incluso a no ser recordado” y por eso lo
consideran necesario dejar un testimonio de su vida pasada. (Sánchez Zapatero 2008: 441)
Miguel Ugarte confirma el postulado de Sánchez Zapatero y añade que esa cantidad de
memorias y biografías también sirve para “dotar de independencia a estos recuerdos en
relación a la experiencia real.” (Ugarte 1999: 77) La propia Angelina Muñiz logra explicar
claramente el anhelo de muchos desterrados para escribir en exilio:
―Escribir se convierte en un acto de expresión de la memoria, intentando llenar un
espacio y un tiempo que no valen, para recuperar el verdadero paraíso del que uno fue
alejado con el exilio. Esta memoria se convierte en un deber para el exiliado, quien
debe transmitir su tradición y, además, dejar huella de su paso en la memoria de los
otros.‖ (Muñiz-Huberman 1999: 54)
Aunque memorias o autobiografías son más bien discursos personales de un individuo, los
autores exiliados sostienen que su voz es una entre muchas y que su obra representa una
experiencia colectiva. Son por un lado una manifestación de nostalgia y sufrimiento y por otro
lado constituyen una protesta contra las condiciones que forzaron a los individuos a exiliarse.
(Ugarte 1999: 97).
Además, es conveniente mencionar que muchas mujeres se ponen a escribir en esa época y
que se dedican particularmente al género autobiográfico. Angelina Muñiz es una de ellas. A
partir de los años 40, las escritores quieren “romper el silencio para dar testimonio de la
realidad” (Inestrillas 2002):
43
―Plasmar sus ideales republicanos, expresar la dolorosa experiencia de la guerra civil y
del exilio, y consolidar una identidad perdida por la trágica separación con el país de
origen. Por ello, esta nueva actitud demanda el uso de un género literario que responda
a los intereses de este reducido, pero en aumento, grupo de escritoras.‖ (Inestrillas
2002)
Es precisamente la escritura autobiográfica que ofrece “la posibilidad de transmitir el espacio
privado en público.” (Inestrillas 2002) En el capítulo siguiente, vemos cómo Muñiz-
Huberman maneja esa escritura.
Las autobiografías pueden abarcar muchos géneros, como por ejemplo ensayos, poemas y
novelas. (Ugarte 1999: 104) Esa posibilidad genérica múltiple permite al autor de añadir
elementos ficcionales sin que el lector se dé cuenta. El lector lee una autobiografía en otra
manera de que uno lee una novela. (Ugarte 1999)
Tocante a eso, Philippe Lejeune (1975) percibe el género autobiográfico como un género
contractual ente autor y lector. Es un modo de lectura, más que un tipo de escritura: ―Un
contrato entre el autor y el lector, que determina el modo de lectura del texto y que engendra
los efectos que, atribuidos al texto, nos parece que lo definen como autobiográfico”. (Lejeune
1975) La afirmación implícita por parte del autor de que su libro es autobiográfico, sería lo
que Lejeune llama ‗el pacto autobiográfico‘. (Lejeune 1975: 26)
Pero si la ficción autobiográfica del personaje represente exactamente la vida del autor o no,
no cambia nada al tipo del contrato establecido entre el autor y el lector. Más bien, el contrato
determina de alguna manera el comportamiento del lector. Es decir, si la identidad no está
afirmada, el lector buscará similitudes. Si la identidad está confirmada, el lector tendrá
tendencia a indagar las diferencias. (Lejeune 1975: 26)
Ese postulado será confirmado luego, cuando analizamos Molinos sin viento (2001) de
Angelina Muñiz-Huberman.
44
III. ANÁLISIS DEL TEMA ‘EXILIO’ AL NIVEL FICCIONAL:
MOLINOS SIN VIENTO (2001)
En la parte anterior, hemos tratado ampliamente el exilio al nivel conceptual. En ese apartado
pasamos al análisis del exilio al nivel ficcional, que se realiza, en nuestro trabajoa través de la
lectura de Molinos sin viento (2001). Molinos sin viento (2001) es la historia de una niña
Alberina7, que hereda el exilio de sus padres, tanto como era el caso con Angelina Muñiz-
Huberman, y, dentro de un marco más amplio, de toda la ‗generación de Nepantla‘. La autora
vuelve sobre la perpectiva de la infancia para contar ―una historia que en muchos puntos
podría coincidir con la suya propia.‖ (Molinos sin viento 2001) Recupera toda una serie de
episodios que abarcan diferentes aspectos de su infancia, desda la entrada en su nueva casa en
México y sus espacios internos, pasando por sus padres, sus animales y sus amigas,
destacando el lugar primordial que ocupa la lectura en su infancia y juventud, hasta la
mudanza a otra casa en México. A lo largo del libro, nunca se abandona el deseo de la vuelta
a España.
La novela nos sumerge en el mundo interior de Alberina que asume de alguna manera su
situación de exiliada. La obra cuenta las impresiones de Alberina en su nuevo país, su nuevo
hogar, en el colegio,... y se contempla en que medida el exilio marca su infancia e incluso su
identidad. La obra se caracteriza por una narración muy particular que merece un estudio más
profundo.
Pues, iniciamos el análisis con una examinación del género de Molinos sin viento (2001).
Investigamos luego cómo los cuatro principios fundamentales de un exilio, es decir, la
memoria, la identidad y el factor temporal y espacial se manifiestan en una obra ficcional de
Angelina Muñiz-Huberman. ¿La autora se aproxima a los cuatro principios de la misma
manera que se observa en El canto del peregrino (1999)? ¿Cómo se manifiestan las huellas
del exilio en la novela?
7 Es interesante mencionar que el nombre de Alberina tiene un valor simbólico. Surge de algo personal: la autora
pegó las primeras sílabas del nombre de la persona que ama, Alberto, su marido, con las últimas del suyo. De
esta forma fusionó el nombre conforme a la idea de unidad perfecta.
45
1. La cuestión genérica
La novela Molinos sin viento es de difícil clasificación y se caracteriza por una hibridez
profunda: oscila entre memoria, ensayo, testimonio y texto de ficción. El texto está
constituido por 22 pequeños relatos, imposibles de clasificar dentro del género del cuento
tradicional. Se podría considerar esa estructura fragmentaria como una característca típica de
la literatura en exilio. No se puede olvidar que Muñiz-Huberman escirbe a partir de un
trauma. A pesar de que era muy joven cuando abandonó su país de orígen, el exilio ha
determinado su existencia. Es decir, tuvo que transcurrir procesos de adaptación a la cultura,
al lenguaje, a las costumbres mexicanas, lo que causó cierta confusión y provocó una crisis de
identidad. (Logie 2010) La escritura sirve para elaborar el duelo. A través de la escritura, la
autora ―explora los origenes del trauma y reconstruye las memorias fracturadas.” (Logie
2010) Esos 22 pequeños relatos son etapas que la autora recuerda vivamente porque han
marcado profundamente su infancia.
Daremos algunos ejemplos de autores que elaboran de manera parecida a la de Angelina
Muñiz la experiencia del trauma del exilio. Se contempla una narración parecida en las obras
de la autora argentina, Tununa Mercado 8que tuvo que exiliarse a causa de la dictadura en
Argentina. Mercado “reivindica la necesidad de rememorar el pasado dictatorial, rechaza las
políticas de la desmemoria y las fórmulas del consenso de los gobiernos de la transición
democrática.” (Logie 2010) Da cuenta del estado de ―desnudez psicológica y afectiva que
viven las víctimas de la represión‖. La autora busca un lenguaje que logre ―resignificar‖ este
experiencia. (Logie 2010)
De igual modo, Vicente Llorens9 escribió sus memorias sobre el exilio en la República
Dominicana: Memorias de una emigración. (2006) Su obra igualmente se caracteriza por una
híbridez muy pronunciada. Es a la vez una obra de anécdotas personales, una obra histórica,
política, una crítica literaria. (Ugarte 1999: 77) Ugarte analiza esa tendencia de obras híbridas
como la representación de una situación que acerca la condición del exilado: no pertenecer a
ningún lugar fijo:
8 Mercado, T. 1990. En estado de memoria. Buenos Aires: Ada Korn
9 Llorens, V. 2006. Memorias de una emigración: Santo Domingo , 1939-1945.
46
La resistencia del texto a cualquier definición genérica recuerda , una vez más, las
cartas y crónicas de los exploradores españoles, esos relatos cuyas anécdotas
fantásticas se guían aparentemente por una realidad que carece de un lenguaje
correspondiente.[...] Podríamos leer la obra de Llorens como una colección de cuentos
cortos. Los capítulos parecen poseer su propia coherencia interna sin el beneficio de
una estructura externa unificadora. En conjunto, el texto incluye muchos géneros y su
vacilación es un recordatorio de lo que el propio autor escribió acerca de la condición
representativa del exilio en Literatura, historia, política: ―la patria deja de corresponder
a una realidad geográfica‖ (Ugarte 1999: 74)
Pues, en ese modo heterogéneo, Muñiz-Huberman trata a su vez de “mantener vivos los
recuerdos, los orígenes y las genealogías en común entre los exiliados a traves del género
híbrido que son las seudomemorias.” (Muñiz-Huberman 2004)
1.1 Seudomemorias
Angelina Muñiz-Huberman define su novela como ‗seudomemorias‟. Es ella que inventó el
nuevo género con la ocasión de la publicación de Molinos sin viento (2001).
En primer lugar, examinamos por qué precisamente no son verdaderas memorias sino más
bien ‗suedomemorias‘. Según Luna y Navi (2005), memorias - una subclase del género
autobiográfico - ―son relaciones históricas escritas por los que han tomado parte en los
acontecimientos que refieren o han sido testigos presenciales de los mismos.” (Luna y Navi
2005) Los autores de memorias guardan cierta distancia con respecto a los acontecimientos
descritos, visto que, en general se encuentran al final de su vida. En el diario, igualmente una
subclase del género autobiográfico, los sucesos son más inmediatios. Las memorias tratan no
sólo unos acontecimientos precisos, sino que también precisan las circunstancias temporales,
así que las personas que intervinieron y el contexto histórico. Por lo tanto, se dirigen sobre
todo hacia el ámbito de los hechos externos (Luna y Navi 2005) Luna y Navi continúan su
análisis diciendo que “la memoria nos comparte el punto subjetivo del autor que al haber
sido testigo de los acontecimientos nos da su versión de los hechos.” (Luna y Navi 2005) Se
deduce pues que se narra en primera persona y que el género se caracteriza por una gran
subjetividad. Además, hay que precisar que las ‗memorias‘ no cubren toda la vida de una
persona, sino que se enfoca más bien en un período preciso que ha marcado la vida del autor.
47
Ahora bien, de lo expuesto se deduce que no o sólo parcialmente se puede clasificar Molinos
sin viento (2001) bajo el género de ‗memorias‘. Es decir, aunque la novela presenta algunas
características del género, muchas particularidades que definen el género de las ‗memorias‘
no son cumplidas.
Molinos sin viento (2001), tanto como el género de las ‗memorias‘, trata un período de tiempo
limitado de la vida Alberina, la protagonista. Es decir, la historia recorre una fase de la
infancia de Alberina. Pensando que morirá pronto, la autora recogió diversos aspectos de su
infancia, “época que resume el futuro de cualquier ser humano, con el deseo de reafirmarse
ante la vida”. (Muñiz-Huberman 2004)No obstante, se destacan muchas particularidades en la
novela que nos hacen concluir que no se trata verdaderamente de ‗memorias‘. Primero, la
novela no está escrita en 1ª persona, sino en tercera. Segundo, al lado de la representación de
los acontecimientos reales de la vida de Angelina Muñiz-Huberman, se intercalan elementos
ficticios en la historia. En tercer lugar, no se puede concebir la novela como un libro de
‗memorias‘ porque no se dirige verdaderamente hacia el ámbito de los hechos externos.
Aunque se menciona a menudo el impacto de Franco, es más bien el mundo interior de la
protagonista que ocupa el primer plano. Por lo tanto, se destaca un tono intimista y familiar.
Todo surge de la experiencia personal e imaginaria de la autora. De ahí que la obra no se
caracteriza por un lenguaje altamente erudito, sino más bien por lo sencillo y lo infantil, ya
que la historia se cuenta a través de los ojos de una niña que tiene apenas 9 años.
En resumen, la novela tanto se acerca como se aleja del género de las memorias, de ahí que
Muñiz-Huberman la bautizó como ‗seudomemorias‟ .En una entrevista en ocasión de la
publicación en 2001 de la novela, manifiesta con respecto al género lo siguiente:
―La memoria es frágil y poco creíble. Yo no estaba segura de la veracidad de mis
recuerdos, por eso comencé a dudar de la memoria e inventé el género
seudomemorias, que incluye elementos ficticios. Además, este género me permite
narrar en tercera persona.‖ (Muñiz-Huberman 2004)
48
1.2 Una modalidad íntima de escribir
Como ya se ha mencionado en la parte anterior, el libro está escrito en un lenguaje muy
sencillio y infantil. El lector percibe toda la historia a través de los ojos de Alberina, una niña
jovencita. Por tanto, predomina un tono bastante alegre a lo largo del libro. Aun cuando se
trata de acontecimientos serios, como el impacto de Franco en su vida, hay cierta levedad en
el tono del discurso, así que dulcifica las crueldades. O sea, la experiencia traumática está
visto a través de la lente de la imaginación de una niña. Muñiz-Huberman explica cómo se
conciben esos recuerdos de la infancia:
―Mis recuerdos de niñez van acompañados de una tenue y amable tranquilidad, de
unas brumas suaves que dulcifican lo que quiere olvidarse y desdibujan
melancólicamente lo que quiere recordarse.‖ (Tierra adentro 1977:9)
Además, volver a la infancia ―supone avanzar más hacia la reconstrucción de su identidad que
fue bruscamente dañada desde el trauma del exilio.‖ (Rodríguez sd.) Durante la niñez,
cuando los valores simbólicos aún no se han revelado, o sea cuando Alberina aún no se da
cuenta de su situación exiliada, se producen las primeras impresiones personales y esas
percepciones influyen indiscutiblemente los pensamientos del futuro. (Rodríguez sd.)
Escribiendo la historia de Alberina, Muñiz-Huberman recupera sus propios recuerdos y sus
propias experiencias añadiendo elementos inventados o comentarios cuando convenga.
Es más, tanto como En estado de memoria (1990) de Tununa Mercado, Molinos sin viento
(2001) hace prueba de una modalidad íntima de escribir. Es decir, hay una preferencia por ‗lo
menor‘: Angelina Muñiz y Tununa Mercao quieren forjar una narración alternativa a la
canónica, lo que hacen a través de la introducción de objetos comunes y corrientes que se
pueden describir como ―no codificados literariamente‖ y de experiencias cotidianas y
domésticas (fotos, nombres, objetos, gestos, baúles, ropa, paseos). (Logie 2010) “Hace centro
en lo nimio del avatar diario y mira las cosas desde un margen, resignificando toda detalle.”
(Catalin 2008) Sólo mirando los títulos de los fragementos, ya se devela esa tendencia:
fotografías, la chimenea, plantas y animales,... En el capítulo de las plantas y animales por
ejemplo, Alberina da una descripción amplia de la amistad formada con sus plantas y
animales y se los presenta cado uno al lector, como ilustran los fragmentos siguientes:
49
―Bobby es un perro atolondrado. Su gran tamaño lo vuelve torpe. Pisotea
indiscriminadamente todo lo que se pone a sus pies-patas. Eso de tener ojos de
diferente color le hace ver la vida variable según con que ojo la enfoque y enviar el
mensaje a sus extremidades con diferente coloración. El ojo café es más sensato, pero
el azul se altera con facilidad. Cuando dormita, no hay que temerle, pero al despertar
según el ojo qie abra primero así será su comportamiento. Y si abre los dos al mismo
tiempo tendrá cierto equilibrio. [...]‖ (Muñiz-Huberman 2001: 94)
―En cuanto a Morrongo, también tenía sus peculiaridades. Era un gato blanco y negro,
totalmente simétrico: de un lado blanco: del otro negro. De tal modo que parecía dos
gatos en uno: dependía de donde se le mirara. [...]‖(Muñiz-Huberman 2001: 96)
―Los conejos eran también amigos de Alberina. Decidió darles nombres numéricos y
eran el Uno y el Dos. Le encantaba el movimiento de sus bigotes y de sus orejas. [...]‖
(Muñiz-Huberman 2001: 97)
La novela está llena de tales descripciones simples y graciosas de su entorno y esos elementos
del día a día nunca se encontrarán en el género canónico de ‗memorias‘.
1.3 La voz narrativa
La elección por la tercera persona como voz narrativa es muy llamativa. Como tenemos que
ver con una representación de la propia vida de Muñiz-Huberman, el lector está preparado a
leer un relato en primera persona. Ya que Muñiz-Huberman desempeña tanto el papel de
protagonista como narradora, el relato estereotípico sería el relato homodiegético. En el relato
homodiegético, término introducido por Genette, el narrador forma parte de la historia que
cuenta. ―El narrador homodiegético puede ser tan sólo espectador y relator de la historia, o
puede ser él mismo protagonista de su propio relato‖. En este caso Genette habla de un relato
autodiegético. (Molina Fernández 2006: 46-47)
Sin embargo, a pesar de que Muñiz-Huberman cuentea su propia vida, no maneja un discurso
autodiegético. Se contempla en Molinos sin viento (2001) un narrador omnisciente que
incluso añade a menudo unos comentarios. Es como si la autora no formara parte de la
50
historia y cuenta los hechos desde fuera, como suele ser el caso con el narrador
heterodiegético.
Esa técnica de usar la tercera persona provoca que el lector se pone a dudar de la
verosimilitud de los hechos. Es decir, aunque el lector detecta en la novela elementos
coincidentes con la vida de la autora, el recurso de la tercera persona hace suponer que se trata
de una historia ajena. La autora explica su intención en la cita siguiente:
―Es una historia propia y una historia ajena. La tercera persona me permite ser todos
los personajes. Así duplico las ficciones. Utilizo la tercera persona para hablar de mis
recuerdos, aunque esporádicamente, sin transición, uso la primera persona para
expresar ciertos detalles específicos o íntimos.‖ (Muñiz-Huberman citado en: Luis
Herrera 2004)
Pues, desde el principio de la novela el lector se entera de que la historia de Alberina podría
coincidir con la de Angelina. Ya en las primeras alíneas se menciona la experiencia del
destierro de Alberina, aludiendo a su propio exilio en su infancia. Otorga a la niña de momo
explícito el perfil de exiliada:
―[...] porque su corta, aunque larga vida en experiencias, se ha visto marcada por el
constante cambio de casas. No sólo casas, sino de ciudades. No sólo de ciudades, sino
de países. No sólo de países, sino de planetas [...]‖ (Muñiz-Huberman 2001: 10)
Angelina aparece ya desde los principios de algún modo como narradora de su propia historia.
Es ella que cuenta la vida y los pensamientos de la niña y además intercala a veces algunos
comentarios, como ilustra el pasaje siguiente:
―Será una exiliada, Alberina? Por ahora no conoce la palabra, pero todo indica que
hacia allá se derige, dondequiera que el país del exilio exista.‖[...] ―Otro rasgo que la
perfila ya como exiliada es la manía de asentar por escrito y de datar‖ (Muñiz-
Huberman 2001: 10-12)
Escribiéndo el libro en la tercera persona, Angelina se da la libertad de añadir elementos
ficcionales y de llenar los huecos en la memoria con la imaginación. Ese tendencia de escribir
su propia historia es una característica en comun de muchos exiliados. Como observa Ugarte,
51
el exiliado tiene una predisposición al testimonio, incluso cuando aparentemente la intención
del autor sea distinta. ―Escribir su propio pasado constituye para los exiliados una especie de
proceso terapeutico, es decir, necesita pruebas que atestiguan lo que está experimentando o lo
que ha vivido.‖ (Ugarte 1999)
Angelina convierte así en ficción lo que ha sido una experiencia real para ella. Alberina, hija
de republicanos españoles, se traslada a México después de la Guerra Civil, es decir, en la
misma época que lo hizo Angelina Muñiz y además la madre de Alberina es judía, tal como
fue la madre de Angelina. Ya no es casual que el lector asocia la vida de Alberina con la vida
de la propia autora. Es para la autora una necesidad existencial de recuperar lo que ha perdido,
o incluso una recuperación de una parte del propio ser. De ahí que la introspección forma una
consecuencia directa del testimonio y del exilio. Ugarte añade que esa necesidad de recordar
es fácil de comprender si tenemos en cuenta que la existencia del desterrado depende de los
recuerdos pasados. (Ugarte 1999)
Por añadidura, se observa que la autora no esconde su relación directa con la protagonista.
Incluso en el nombre que da a su personaje, se puede encontrar un vínculo. La autora dice que
el nombre de Alberina surge de algo personal: pegó las primeras sílabas del nombre de la
persona que ama, Alberto, su marido, con las últimas del suyo. De esta forma fusionó el
nombre conforme a la idea de unidad perfecta. (Muñiz-Huberman citado en: Luis Herrera
2004)
Además, Angelina Muñiz revela los origenes de su carrera como escritora a través de
Alberina. Parece que el gusto de convertirse en cuentista ya está presente desde su niñez. De
tanto oír cuentos e historias, de tanto leer y de tanto imaginar, Alberina decide -junto con un
amigo- escribir un cuento. En una entrevista, Muñiz-Huberman manifiesta que efectivamente
su puso a escribir desde chica, quizás por imitación de su padre que había escrito poesía y
obras de teatro. Desde ese momento Angelina nunca ha dejado de escribir. Con la muerte de
su hermano, los padres de Angelina le han prohibido seguir escribiendo, lo que fue una
verdadera tortura para ella. Como era hija única, leer era su mayor pasatiempo y por
consiguiente le gustaba la idea de escribir. Ese acontecimiento se convirtió en el primer gran
conflicto con su padre. 10
(Bernardez 1993)
10
El conflicto con su padre consiste en el hecho de que aunque su padre le prohibió a Alberina seguir
escribiendo, la niña seguía con sus escrituras, aun hasta hoy en día.
52
2. Análisis del exilio en la novela
2.1 Memoria
Ya desde las primeras páginas, Angelina Muñiz subraya que la imaginación y la memoria son
elementos indispensables para que uno pueda comprender el mundo. Abre la novela con una
reflexión sobre la memoria y la imaginación y nos enseña sus pensamientos a través de una
niña jovencita. Alberina, la protagonista ya descubre a sus nueve años que “las cosas nunca
serán lo que parecen y que la visión es tan reducida y limitada que si no se aplica la
imaginación la ignorancia será total.” Entiende que el mundo es relativo, ambiguo y que
todo depende del punto de vista en que se ve las cosas. ( Muñiz-Huberman 2001: 9) seguir el
párrafo. A lo largo del libro, Alberina aplica el ojo de la cerradura como metáfora de la
imaginación y de la memoria, dos componentes fundamentales para reconstruir los hechos.
“Decidió, en ese momento, que nada es verdad ni mentira sino que todo es según el
color del ojo con que se mira.”(2001: 9)
Llega a esa constatación al ver un día sus padres en su cama literalmente por el ojo de la
cerradura y que tenía que reconstruir las imágenes, como si fuera una rompecabezas, para
captar la verdadera forma. A través de esa experiencia, constata que no se puede contemplar
el mundo sin ojo de la cerradura, en sentido figurado, o sea, que todo depende de elementos
variables tales como : puntos de vista, presentimientos, características personales. La chica se
da cuenta de que las cosas suceden de manera incompleta y que siempre ve sólo una parte,
pero nunca el conjunto:
― Si no veía el todo, carecía de fidelidad y la traición se instauró en su memoria. ¿Qué
es la memoria, sino aquello que se quiere restaurar? ¿Y qué es aquello que se quiere
restaurar, sino un deseo de consolación? Ah, las pérdidas, las pérdidas: a sus nueve
años Alberina no quiere perder, sino acumular. El ojo de la cerradura es el ojo de la
nostalgia.‖ (Muñiz-Huberman 2001: 10)
Muñiz-Huberman explica la imagen del ojo de la cerradura de manera siguiente:
53
―Alberina tiene una percepción incompleta del mundo porque el exilio te da una visión
fragmentada, pierdes un mundo, probablemente irrecuperable, que permanece sólo en
la memoria. [...] La visión incompleta que obtienes a través del ojo de la cerradura
desata la imaginación y la curiosidad. Por eso utilicé esa imagen, para expresar el
deseo de aprendizaje de Alberina y su imposibilidad de abarcarlo todo. La imaginación
debe complementar nuestra percepción del mundo.‖ (Muñiz-Huberman citado en:
Herrera 2004)
Durante los fines de semana, Alberina se zambulle en su mundo imaginario. Vaga por la casa,
scruta las cuartos y corre según su propio ritmo, sin horarios marcados como en la escuela.
Continúa las luchas contra Franco con sus dos caballos imaginarios, escucha los cuentos
maravillosos de su madre, se pone a leer al lado de la chimenea, contempla las estrellas en que
brillan historias, se entera de relatos sobre su familia y juegue con niños también refugiados
de Europa. Se observa que la niña está muy ensimismada. De vez en cuando, le invade un
sentimiento de tristeza: “un no querer vivir” (Muñiz-Huberman 2001: 42). En esos
momentos, no quiere jugar, ni leer, ni hablar, ni pensar, sólo quiere escaparse en su cuarto y
recuerda una por una las pérdidas: su hermano, su familía que sólo conoce por fotos, sus
perros,... Se siente abrumado por un profundo sentimiento de nostalgía y la única cosa que le
puede calmar es un llanto poderoso. Para ella, su hermano sólo existirá en la imaginación y
“se ha convertido en una de las estrellas que ves en el cielo.” (Muñiz-Huberman 2001: 44)
De hecho, es su madre que le ha instruido de guardar y conservar cuidadosamente cada cosa y
cada instante en la memoria.
“Está condenada recordar uno por uno los actos de la vida y de la muerte: a recibir
la herencia de los recuerdos. No olvides: ha repetido su madre: no olvides. No olvides
de la muerte de tu hermano: eso en primer lugar. No olvides España: pero si no la
conozco: no importa: no olvides.” (Muñiz-Huberman 2001: 50)
Además, es a través de los cuentos de su madre que Alberina se entera de su familia que
nunca conoció, de Franco y la situación en Europa, precisamente como Angelina Muñiz-
Huberman fue documentado por su madre en su propio exilio como observa Alicia Rico
(2009):
54
“Desde su exilio personal Muñiz-Huberman fue primero la escucha milenaria
absorbiendo las historias que su madre le narró para convertirse después en la cuentista
milenaria y mantener viva la historia [...]. Esta función oyente-escribiente es una
característica compartida por los hispanomexicanos quienes se nutrieron de “los
recuerdos y las memorias de los padres y los profesores. Todos ellos fueron excelentes
escuchas que recogían con fervor las historias que oían de sus mayores” (“Los hijos del
exilio” 21).” (Rico 2009)
En conjunto, se nota que los recuerdos, la imaginación y la nostalgia ocupan un lugar
primordial en la familia de Alberina, lo que ofrece una imagen conveniente de la
presencia del factor memoria en la vida de la propia Angelina y con ella, de la generación
hispanomexicana entera.
2.2 Identidad
La identidad de Alberina es una cuestión clave en la novela. La niña se da constantemente
cuenta de ser ajena a los demás. En ningún lugar la consideran como un miembro de un
conjunto social, sino que siempre parece excluirse.
En primer lugar, en el colegio, Alberina se convierte en gran observadora y más de una vez se
separa de los demás. No se siente verdaderamente asociada con sus compañeros de clase,
prefiere estar sóla y sumergirse en su lectura. Considera aburridos los juegos de niños con
reglas y rimas a repitir y encuentra más divertido lo que se inventa, lo sorprendente y lo
imaginativo. A veces se imagina junta con su amiga, Olivia y sus dos caballos imaginarios en
una pelea contra Franco. “Es alguien contra quien pelear y a quien vencer.” (Muñiz-
Huberman 2001: 35) Alberina decide además ir a la sierra de Guadarrama a pelear contra
Franco cuando cumple doce años. Se nota así que ya desde la niñez, el Caudillo está
representado como el mayor enemigo que hay que vencer. Como Alberina desea conocer y
saber lo más posible, el colegio constituye para ella un lugar bastante importante. No obstante,
en las clases también se da cuenta del hecho de que sea muy distinta de los demás alumnos.
Así es que la temática de ser extranjera en el país está otra vez claramente presente en la
novela. Por ejemplo, no le interesan las clases de español porque “ha descubierto que le
hacen pronunciar las palabras con ce o ese para no equivocar la ortografía, ya que ella
habla con acento español.” (Muñiz-Huberman 2001: 31) Lo que le interesa más son las clases
55
de inglés. Le gusta leer libros ingleses y en general los libros de autores extranjeros, ya que
ella también se considera extranjera:
―Le gustaba aprender por el sentido de aventura: por conocer otras vidas y otras
costumbres. Le atraía lo extraño y lo diferente, puesto que ella también era extraña y
diferente ante los demás.‖ (Muñiz-Huberman 2001: 32)
Sin embargo, ya tiene sus propias ideas sobre ir al colegio y se ha formado una visión crítica,
es decir, no cree ciegamente todo lo que dicen los maestros. Alberina percibe dos versiones de
conocimiento y hace la distinción entre la versión oficial y la versión de sus padres que se
llama ‗paterno-materna‘. Según ella, la ‗paterno-materna‘ es la más poderosa. “En el colegio
se cometen errores: injusticias: en su casa no.” (Muñiz-Huberman 2001: 33) Al lado de las
diferencias de pronunciación, Alberina observa aún más disparidades. Concibe que la manera
europea de dividir en matemáticas, pues, la manera de sus padres, diverge del método
hispanoamericano/mexicano de sus maestros. Su padre insiste en que divide ‗a la europea‘
pero la niña confunde los sistemas de calcular y decide un día entre lágrimas que es mejor el
sistema de sus maestros mexicanos. Tomando esa decisión, Alberina se siente como si
estuviera traicionándole a su padre o incluso negando sus raíces.
De lo expuesto de deduce que la chica se halla continuamente entre dos mundos y que la
sociedad exige que se adapte mientras que sus padres insisten en guardar sus orígenes
españoles. Parece que se sitúa en un callejón sin salida. Pues, Alberina hace cada día frente a
esas exigencias sociales y llega a la conclusión de que “en la escuela no se aprende lo
verdaderamente importante: sólo lo externamente necesario.” (Muñiz-Huberman 2001: 34)
Otro pasaje que manifiesta claramente su situación de exilada es lo siguiente:
―En ese momento Alberina aprende, no la lección de inglés, sino la presencia de la
melancolía. Porque ese clima brumoso es para ella el deseo de estar en otras tierras, en
otros paisajes.‖ (Muñiz-Huberman 2001: 36)
Alberina se siente mayor que los otros niños de su edad. Por ejemplo, sus primeros amores
eran de adultos y considera que los niños sólo son para jugar y que no se les puede tomar en
serio. Pero sí se sentía cercana con los niños que se encuentran en las mismás circunstancias
que ella:
56
―En plena posguerra, era frecuente que en cualquier momento del año aparecieran en
el colegio niños que venían de Europa, como había sido su caso. Alberina no podía
remediar el sentirse muy cercano a ellos. Eran sobrevivientes como ella, y esto es algo
que los marcaba. Haber podido escapar a todo lo que iba a su contra. Señalados por la
guerra para la muerte y, sin embargo, haber poseído las fuerzas para salvarse. Esto no
es cualquier cosa. Y Alberina los admiraba. Sobre todo a los niños judíos que habían
escapado de una atroz maquinaria de adultos que se gozaba en matarlos: en arrancarlos
de los brazos de sus madres y en arrojarlos a hornos crematorios expecialmente para
su extermino.‖ (Muñiz-Huberman 2001: 103)
En segundo lugar, debido a la conciencia de ser diferente de los demás, a Angelina le gusta
estár sóla. El anhelo de Alberina para estar sóla, llega a su cumbre cuando su padre organiza
una fiesta de cumpleaños. Alberina cumple en el invierno pero su padre decide de deplazar la
fiesta al verano cuando todos tienen vacaciones. El hecho de que no fuera la fecha de su
cumpleaños ya era la primera cosa que molestaba a Alberina. Para no engañar a sus amigos,
dijo que era el día de su santo, lo que también resultaba inconveniente teniendo en cuento que
su padre era ateo y su madre judía. Pero Alberina pensó que tal ocasión estaría bien visto
entre niñas católicas. Se divirtió por un momento pero ya pronto quería escaparse. El pasaje
siguiente ilustra claramente su desasiego:
―Eso de pedir siempre tres deseos antes de apagar las velas: nunca se le ocurría nada:
¿o sería qu no deseaba nada? Sí: que acabara la fiesta: que vinieran a recoger a las
niñas: que las madres no se quedaran a hablar: a decir tonterías: las tonterías que dicen
los adultos.‖ (Muñiz-Huberman 2001: 77)
Alberina huye entonces al ‗desván de los secretos‘ y se mete en la caja que contiene algunas
cartas misteriosas del pasado de sus padres y de su familia. Las cartas le atraen y suscitan su
imaginación. Un día se atreve abrir la caja.
―Eran cartas que explicaban lo que ella sentía. Memorizaba las cartas porque sólo así
dejarían de ser ajenas para pasar a ser de ella.‖ [...] ―Las cartas esperaron años para
que una niña les hallara y el alma atormentada de quien las escribió fuese acogida en
57
una memoria que las guardaría para siempre. Alberina comprendía.‖ (Muñiz-
Huberman 2001: 108)
Con este fragmento, Muñiz-Huberman manifiesta en realidad el propósito de su propia
novela. Al describir su pasado, eterniza su existencia. O sea, escribiendo sobre su infancia, sus
acaecimientos se instalan en la memoria de quienes lo leen y así no caen en en olvido. Instala
los hechos en la posteridad y de tal modo intena inmortalizar lo sucedido. De igual manera,
Alberina comprende que el escritor de las cartas encontradas en el desván quiere que se
guarde en la memoria su existencia.Ese fragemento prueba que Angelina prefiere sumergirse
en el pasado desconocido en vez de jugar y charlar con sus amigos en la fiesta de cumpleaños.
Se observa entonces de nuevo la importancia de la memoria y de los recuerdos en la novela
Molinos sin viento.
Otro pasaje que marca las diferencias entre Alberina y sus amigos mexicanos tiene que ver
con una cuestión de comunicación. La niña sentía unas veces el deseo de compartir sus
intimidades pero no sabe en quien confiar develando sus más intimos secretos. Se da cuenta
de que el comportamiento en su casa se distingue de las costumbres en el colegio y por
extensión en la sociedad mexicana. Alberina siente otra vez que no es como los demás y se da
cuenta que hay que medir sus palabras cuando no está en casa para que no se formen
malentendidos.
―Cuando aún no conocía las diferencias etre el habla de su casa y el habla de fuera.
Porque no era lo mismo lo que decían desenfadamente sus padres ,como españoles
refugiados, y lo que ocultaban cautamente los mexicanos , más temerosos del lenguaje
(o más bien de las partes del cuerpo, de ciertas partes del cuerpo.‖ (Muñiz-Huberman
2001: 78)
Todas esas experiencias hacen que su fama de ser extraña crece cada vez más. Se aleja de sus
amigas del colegio y llama cada vez más a sus amigos imaginarios para retomar los planes
como guerrilleros que atacan a Franco. Alberina va considerándose paulatinamente más
española y empieza a tener miedo del nuevo país en que está viviendo. El hecho de que en su
agenda dibujó debajo de su nombre la bandera republicana simboliza su identificación con
España. Aspira al día en que regresará a España.
58
Esa idea de búsqueda de identidad vuelve a aparecer muchas veces en la novela. En el
capítulo sobre las canciones y los refranes por ejemplo, Alberina alega que las canciones son
un factor unificador. Para ella, cantar es algo que se hace con persones afínes y por
consiguiente indican un orígen común. “Una aceptación y un pertenecer a un
grupo.”(Muñiz-Huberman 2001: 118) Como cantar es una actividad diaria en su casa,
refuerza el sentido de la trinidad formada por el padre, la madre, y la hija. “Tres que son
uno”. (2001: 127) Ese pertenecer a un grupo es una preocupación de Alberina, visto que tiene
múltiples nacionalidades y no parece integrarse en la comunidad mexicana ni pertenece a la
española.
A lo largo del libro, Alberina menciona continuamente la oscilación entre España y México.
En el capítulo de las fotografías se nota claramente una predisposición por España. Alberina
está mirando las fotos y se observa tres maneras de guardar las fotos. Primero, las fotos de
antes de la Guerra Civil, o sea, las fotos de España y Francia están colocadas meticulosamente
en álbumes, con nombres y fechas en el reverso. Luego, las fotos de Caimito de Guayabal ya
no fueron ordenadas en álbumes pero yacen bien acomodadas en una caja de cartón. En tercer
lugar vienen las fotos de México que estás dispersas. Unas en álbumes, otras en distintas
cajas. (2001: 122) Esa ordenación representa simbólicamente la importancia que dan a cada
lugar. Las de España estãn bien guardadas y despierten incluso mayor interés a Alberina. Las
ve como un mundo al que regresará seguramente un día. El pasaje siguiente muestra
claramente el doble sentimiento de la niña y de toda su generación:
―Representan lo desconocido y lo propio perdido. Las de América, son lo conocido, lo
vivido, aunque lo impropio. Son dos las actitudes a que la enfrentas las fotografías. La
melancólica y la realista. La que no puede ser y la que es. Y esta imposibilidad-
posibilidad, que es la que está aprendiendo del mundo adulto de los exiliados, la
impelirá a debatirse siempre entre actuar y no actuar, creer y no creer, vivir y
desvivir.‖ (Muñiz-Huberman 2001: 122)
Otro pasaje muy llamativo en cuanto al imagen de España en la novela es la excursión al
Zócalo, donde están los grandes almacenes. Los almacenes refieren cada uno a un lugar en el
mundo. Así, cuando los padres de Alberina entran en El Palacio de Hierro, de tradición
francesa, están atrapados por la nostalgia europea y recuerdan el viaje de España a Francia. Se
sienten claramente a casa y no dejan de soltar exclamaciones de simpatía: “Mira, como en
59
España, mira, como en Francia.” (2001: 140) Tal comportamiento causa en Alberina otra vez
un sentimiento de irrealidad: “el recordado terreno no existente bajo sus pies.” (2001: 140)
Es decir, se encuentra en suelo de madera del Palacio de Hierro, en México, pero se imagina
en otro almacén en otro país. (2001: 140)
Nunca Alberina deja de comparar los mexicanos con los españoles. Así, también se da cuenta
de que los mexicanos se visten de ropa con miles de coloros mientras que los españoles son
más sencillos. Observa que los mexicanos toman en conversaciones siempre un partido
intermedio, mientras que los españoles se lanzan de manera ciega y cometen más errores.
En suma, a lo largo de la novela, la cuestión de identidad nunca se deja al lado. En todos los
lugares, Alberina está confrontada con semejanzas o diferencias entre lo mexicano y lo
español. Sus padres le enseñan las costumbres españoles y le aproximan a España, mientras
que sus amigas y el colegio le acercan a México. Alberina no sabe muy bien a qué tierra
pertenece. La niña se da cuenta de que, una vez regresada a España, tampoco será ‗española-
española‘. Sus padres sí, pero ella no:
―En primer lugar, no nació en España. En segundo lugar, por más que pronuncie la ce,
su acento será mexicano. [...] Lo llamarán de algún modo: la indiana: o vaya uno a
saber. No. No es posible que en España la consideran extranjera. ¿Y si sí?‖ (2001:
203)
Quizas la escena que más pruebe su predisposición por ser española es la de las piñatas. En
ocasión de las ferias de Nochebuena, los niños se excitan a romper la piñata, una inmensa
figura de papel lleno de dulces y regalos que ha de romperse con un palo llevando los ojos
vendados.11
Todos los niños se animan y se entusiasman, salvo Alberina, quien no participa.
Dice que la influencia de su lectura de historias de caballería así que el sentido del honor
español le ata a su lugar. (2001: 205) Pues, en una actividad muy típica de México, Alberina
se niega a participar. Es precisamente la lectura de las obras maestras peninsulares que le
impiden la participación. De tal experiencia se podría deducir que la parte peninsular de su
identidad predomina.
11
Hemos sacado la definición del diccionario en línea: wordreference.com
60
2.3 Tiempo
El tiempo es un factor determinante en la novela en la óptica de contar los meses, semanas y
días hasta que la vuelta hacia España sea posible. Alberina y su familia, junto con todos los
refugiados se consideran en una etapa transitoria en su vida, una etapa que quieren acabar lo
antes posible. Es como si dieran tiempo al tiempo. En su ocio, los padres de Alberina matan el
tiempo, esperando desde el momento en que se despiertan en la mañana hasta que llegue la
tarde y puedan ir al café con sus amigos refugiados, conservando así el sueño colectivo.
La idea alegada por Sánchez Zapatero (2008) en la parte teórica que considera la vida
presente en el exilio como una especie de existencia efiméra que balancea entre el pasado y el
futuro se ve entonces claramente confirmada en la vida de Alberina. Sin embargo, la niña va a
darse cuenta muchos años después que España es para Alberina y su generación un pasado
relativo y perdido y México constituye el presente activo.
En la parte teórica del análisis, se ha mencionado también el factor apocalíptico del exilio. O
sea, Muñiz-Huberman analizó en El Canto de peregrino (1999) que se puede concebir el
exilio como el fin de los tiempos. Tocante a eso, la muerte está muy presente en Molinos sin
viento (2001). La muerte empieza a ocupar a la niña y lo ve como algo que no se separaba de
ella, algo que es constante en su vida hasta que no sabe qué hacer sin ella. (2001: 183) Tiene
un ansia casi obsesiva por comprender el significado de la muerte. Primero es la muerte de su
hermano que le duele. Para ella, su hermano es la muerte y cada día dedica unos momentos a
pensar en la muerte. (2001: 187) Fernando Aínsa (2003) analiza la actitud de Alberina frente
al fallecimiento de su hermano de manera siguiente:
―Angelina se acostumbró de niña a dialogar secretamente con su hermano muerto y
como parte de un juego de infancia prohibido actuó como si fuera él, llegó a serlo a
través de simulacros que bordearon la locura.‖ (Aínsa 2003)
Alberina no hace público su duelo y se inventa un ritual propio. La religión está borrada de su
mundo y ha sido substituido por la muerte. “No cree en Dios: sólo en la muerte.” (2001: 187)
Al mismo tiempo, la chica vive siempre sobresaltado por la muerte. Cuando sus padres tardan
un poco en llegar a la casa por ejemplo, ya se imagina huérfana y abandonada, enviada a la
España de Franco, hasta que se ponga a llorar. (2001: 183) Se observa que la niña tiene un
medio enorme para perder a otra persona más.
61
Luego, unos de sus animales muere y Alberina quiere comprender lo que significa
precisamente la muerte. Investiga aun lo que pasa con los cadáveres para llegar a una mejor
comprension y llega a la conclusión de que “la muerte era esos gusanos vivos que pululaban
entre los despojos de pollitos muertos”. (2001: 100)
Además asocia el amor con la muerte, es decir, no le gusta ser escogido por hombres sino que
quire escoger ella misma. Siente el hecho de ser elegido por un hombre como un
arrancamiento de su ser:
―Estar y no estar. Pero siempre ser. Esa circularidad de muerte a muerte: porque lo que
no quería era dejar de ser. Su obsesión de la pérdida final. Cuando tan temprano y ,
precisamente, en torno al amor, dejar de ser y de sentir era la pérdida mayor: el
desasosiego: la injusticia: el acabar, como los pollitos, en gusanos.‖ (Muñiz-Huberman
2001: 107)
―Ese su amor por su hermano era su amor por la muerte. Por eso, no le preocupaba si
era o no correspondida de quienes se enamoraba. Se habia aprestado para amar a los
muertos.‖ (2001: 107)
Importa entender que ese interés por la muerte no viene por casualidad. Se debe a diferentes
razones. Fernando Aínsa alega que la presencia trágica de la muerte en su vida puede deberse
a la secular raíz española, visto que ―su padre andaluz era dado al ‗sentimiento trágico de la
vida‘ y su madre castellana estaba ancestralmente resignada a la natural convivencia con la
muerte” (Aínsa 2003) Otra posibilidad entre las explicaciones es que ya desde su niñez, ha
sido confrontada con muchas pérdidas. Alberina/Angelina tenía que dejar su familia, perdió
un hermano cuando tenía apenas ocho años, mejor dicho, ya ha sido confrontado literalmente
más de una vez con la muerte. Ugarte (1999:86) observa que este mención de la muerte quizas
tiene raíces más profundas. Alega que el escritor exiliado tiene tendencia a hablar de él mismo
como alguien que primero murió y luego cobró vida nuevamente para dejar constancia del
acontecimiento—una muerte que se hace perpetúa a sí misma y sigue en el exilio. No
entiendo, explicar mejor o insertar una cita explicativa. (Ugarte 1999: 86) Se observa que
Ugarte retoma en ese sentido la idea apocalíptica en torno al exilio de Angelina Muñiz.
62
2.4 Espacio
Cada vez que Alberina se mueve a otra país o a otra casa, toma el tiempo para explorar
profundamente todos los lugares y incluso muebles de la casa. “Su historia parte desde donde
ella lo ordena: desde cada nuevo país al que llega: desde cada nueva casa que habita.”
(2001: 20) El desván, el porche, la sala, el salón, el comedor, el pasillo, la cocina, dos
recámaras, el cuarto de baño, el huerto....Investiga la casa entera para encontrar sus lugares
preferidos. Compara cada vez la casa con sus viviendas anteriores y constata esta vez que la
casa de Santa Catarina es una de cuento de hadas. No puede creer que esa casa es la suya,
supone que será una casa de paso y que cuando Franco será echado de Madrid, que se
trasladaran de nuevo. Sólo de este modo lo comprende. “Como si se tratara de unas
vacaciones: cada casa son nuevas vacaciones. Así lo disfruta y así se entretiene.” (2001: 23)
Se nota que la vuelta a la patria perdida está considerdada como un certidumbre.
El espacio se convierte así en territorio que se posee y la casa se convierte en el territorio
propio que separa del exterior y de otros elementos que amenazan. Es decir, su casa se
transforma en una posesión fija que le otorga cierta estabilidad y seguridad dentro de su
existencia entre dos territorios. Siempre es lugar de refugio y de protección, sin extranjería o
peligro. (Catalin 2008: 50) En el capítulo que trata las pequeños excursiones de la familia, el
lector contempla el valor que la niña otorga a una casa. Cuando pasa por delante de la casa del
pintor Diego Rivera, Alberina siente cierta verguënza. Para ella, “penetrar en una casa
desconocida es como ver desnuda a una persona. Es la exposición de la intimidad.” (2001:
137) Los muebles, los adornos, los colores, los olores,.. es algo propio del dueño así que
entrar en la vivencia de alguién es entrar en la vida privada de la persona. Alberina da poca
credibilidad a la expresión: mi casa es tu casa. ―Sería lo mismo que decir: yo soy tu‖(2001:
128) Pues se deduce de ese pasaje que la casa para Alberina es efectivamente un lugar íntimo
y propio, algo que está estrechamente vinculado con la identidad de una persona.
Angelina Muñiz explica en una entrevista a propósito de la publicación de Molinos sin viento
(2001) porque Alberina explica meticulosamente los lugares de los espacios que habita:
―Para ella es importante ganar un lugar ajeno. Como ha estado en varios países y ha
habitado muchas casas, necesita saber cuál es su propio territorio. Por eso cada libro
de esta serie empieza con la referencia de una casa. Le fascina reconocer los lugares
63
porque no sabe si al día siguiente los tendrá, se aferra a la descripción detallada de sus
espacios vitales. De hecho, originalmente, cada libro llevaría por título la dirección de
las tres primeras casas que habitó en México.‖ (Muñiz-Huberman citado en: Luis
Herrera 2004)
Con respecto al factor espacial, Ugarte (1999) observa que desde el momento en que el
desterrado se ve inmerso en una nueva etapa de su vida, aparece ese empeño de examinar el
nuevo hogar, los cuartos, los objetos, personas y de comparar lo nuevo con la tierra que dejó.
Se confirma está actitud en la visita de Alberina y sus padres al Palacio de Hierro donde los
padres siguen comparando con sus experiencias en Francia y España: ―Es igual, es diferente
[...] es más grande que, es menor que [...] se parece a, es como,...‖ (Muñiz-Huberman 2001:
141) Muñiz reconstruye así continuamente el pasado a través de los recuerdos de sus casas.
Es como si hubiera perdido una parte de su identidad cuando dejó la casa anterior y como si
hubiera que reafirmar su existencia en su nuevo hogar. Ese proceso mental del exiliado
concede a la memoria un lugar preeminente lo que le coloca en una situación difícil ya que el
recuerdo es evasivo. El aquí del exiliado siempre requiere el recuerdo del allí, y viceversa. De
ahí que la existencia del expatriado se sitúa en algún lugar entre el aquí y el allí, el ahora y el
entonces, lo que explica otra vez la denominación de la Generación de ‗Nepantla‘ que
significa tierra de entre medio en la lengua náhuatl. (Ugarte 1999)
Con respecto a ese factor especial, es preciso mencionar que a lo largo de la novela, México
siempre está considerado como un paso transitorio en su vida. Sólo es un lugar de tránsito
para regresar pronto a España. Así que cuando la familia tiene que trasladarse a un piso
pequeño, para Alberina no importa tanto, pensando que, después de un par de años, Franco
será destituido y será más fácil desalojar un pequéño departamento cuando llegue el momento
de partir. (2001: 199) “Mientras tanto, la vida en México continúa. Esa es la realidad, pero
se vive de paso, con pie ligero.” (2001: 199)
64
CONCLUSIÓN
El propósito de ese trabajo consistía en examinar, primero, cómo Angelina Muñiz-Huberman,
siendo hija de españoles refugiados, concibe el exilio y en investigar, en segundo lugar, qué
posición ocupa la autora frente a España y a México. Además en este trabajo nos
proponíamos analizar el impacto de la expulsión de los judíos y sus orígenes judíos en su
obra. El análisis ha sido realizado a través de dos obras suyas, en cada una de las cuales la
autora se aproxima de manera distina el exilio: El canto del peregrino (1999) y Molinos sin
viento (2001).
En el primer capítulo hemos analizado la vida y trayectoria profesional de Angelina Muñiz-
Huberman dentro del marco de la generación hispanomexicana. Hemos aclarecido el contexto
histórico para comprender mejor el comportamiento de la segunda generación de exiliados.
De ese primer capítulo deducimos que los escritores de la generación se encuentran en un
lugar efímero entre España y México. Aunque viven en México, siguen escuchando las
promesas de la primera generación y se dejan influir por los ideales de su páis natal, lo que
tiene un impacto considerable en su existencia. Es decir, sus primeras memorias personales
son “mexicanas teñidas por lo español de sus padres”, como afirma Federico Patán. A pesar
de que los miembros de esa generación no hayan sido exiliadosen el sentido estricto del
término, las marcas están claramente presentes en su obra. Los escritores heredan de algún
modo el exilio de sus padres.
El segundo capítulo ha sido dedicado a un análisis teórico del concepto del exilio. En primer
lugar, nos hemos fijado en El canto del peregrino (1999) en que Angelina ofrece un repaso
histórico y teórico del exilio. Muñiz-Huberman alega que la expulsion de Adán y Eva del
paraíso es el primer modelo de exilio y la autora continúa su análisis remitiendo más de una
vez a escenas biblícas. Así por ejemplo menciona la importancia del mesiansimo, y de la
cabalística y da un sentido apocalíptico al concepto del exilio. Observamos que la expulsión
como judía no le ha afectado tanto, pero sí ha despertado en ella un profundo interés por esa
religión, lo que se nota en su obra. Además, para Muñiz-Huberman, la memoria constituye un
factor esencial durante el exilio. Es el último asidero al llegar en nuevas tierras, y según
Angelina hay que contar con la memoria para recuperar su identidad y para poder comenzar
nueva vida. Subraya igualmente que hay que escribir para dejar huella: “Escribir se convierte
en un acto de expresión de la memoria [...] Esa memoria se convierte en un deber para el
65
exiliado, quien debe transmitir su tradición , además dejar huella de su paso en la memoria
de los otros.” (Muñiz-Huberman 1999: 54) En segundo lugar, hemos comparado las
observaciones de Angelina con otros analistas del concepto exilio, como entre otros Mario
Benedetti, Francisco Caudet, y Vladimir Nabokov. En esa parte, observamos que es imposible
formar una definición exclusiva del concepto y veremos que se puede concebir el exilio desde
distintos puntos de vista. Así Benedetti subraya el impacto del desexilio, Nabokov insiste en
la marginación del exiliado en la nueva sociedad y Caudet se sumerge en el nuevo comienzo
de la existencia del exiliado, mientras que Muñiz-Huberman enfoca más bien la memoria y la
imaginación como los conceptos claves del destierro. Importa entender que estas visiones
mencionadas sólo son unas interpretaciones posibles entre muchas.En tercer lugar hemos
analizado por qué se ha producido una gran cantidad de obras artíticas durante el exilio. De
este apartado del estudio podemos concluir que el arte constituye para los exiliados un espacio
en el que pueden “recomponer, recrear su mundo instaurando orden en el caos‖. (Caudet
1997) La propia Angelina menciona, en este sentido, que la pérdida del paraíso sólo se puede
recuperar a través de la escritura.
En el tercer capítulo, hemos analizado la influencia del exilio de Angelina Muñiz-Huberman
en Molinos sin viento (2001). Ya en la forma en que se presenta el libro se nota la experiencia
del exilio. El hecho de que el libro está constituido por 22 pequeños relatos fragmentarios
devela que Angelina escribe a partir de un trauma. Angelina retoma unas etapas de su infancia
para explicar cómo se forma la identidad y personalidad de la protagonista, o sea, de ella
misma. Angelina, junto con muchos exiliados, escribe para ―mantener vivos los recuerdos,
los orígenes y las genealogías en común entre los exiliados‖. (Muñiz-Huberman 2004) A
través de la vida de Alberina, niña jovencita, Angelina nos devela las circunstancias en las que
crecía tanto ella como la generación hispanomexicana entera. Aunque no ha sido exiliado
propiamente dicho, el tema del exilio está predominante a lo largo de toda la obra. Es decir, la
protagonista sufre ya desde joven de una crisis de identidad, desde su infancia, sus padres le
‗imponen‘ los costumbres españoles, mientras que la niña se ubica en la sociedad mexicana.
Además, los padres le transmiten sus propios recuerdos de una España ensalzada, de ahí que
Angelina/Alberina tiene memorias personales ―teñidas con lo español‖. (Patán citado en:
López Aguilar 2008) El factor temporal constituye igualmente un factor importante en la vida
de Alberina/Angelina, en la optica de contar los meses, semanas y días hasta que la vuelta
hacia España sea posible. El presente es una etapa transitoria, de ahí que “vive de paso, con
pie ligero”. (Muñiz-Huberman 2001) Lo mismo vale para el factor espacial. A lo largo de la
66
novela, la estancia en México está concebida como un paso transitorio antes de regresar a
España, lo que impide de algún modo el asentamiento en el nuevo país. En suma, la novela
está inundada por la presencia del exilio.
En las dos obras examinadas, Muñiz-Huberman aproxima el exilio de una manera distinta. En
El Canto del peregrino (1999) Angelina acerca el exilio de un modo explícito y objetivo y
aborda “con conocimiento de causa la complejidad de una poética del exilio: la lengua como
patria, la militancia de la memoria, la libertad de la imaginación creadora y el retorno
comotema recurrente y específico.” (Aznar Soler alegado en Muñiz-Huberman 1999: 5)No es
así en Molinos sin viento (2001). En esa obra, la autora muestra de una manera implícita y
más subjetiva las consecuencias del exilio en la vida de una persona. Escribiendo la novela
desde la perspectica de la infancia, Muñiz-Huberman devela en un modo más íntimo y más
sencillo cómo el exilio ha afectado su vida.
Molinos sin viento nos revela que durante su infancia Angelina, altamente influenciada por
sus padres, tiene una predisposición por España. La escena con las fotografías explica cómo la
autora concibe las dos naciones durante su niñez: “[Las fotos de España] representan lo
desconocido y lo propio perdido. Las de América, son lo conocido, lo vivido, aunque lo
impropio. Son dos las actitudes a que la enfrentas las fotografías. La melancólica y la
realista. La que no puede ser y la que es”. (Molinos sin viento 2001: 122) La niña sigue
buscando y parece que haciéndose mayor, Muñiz-Huberman aún no ha decidido dónde se
encuentran sus raíces. Parece que la propia autora no tiene un país que sea verdaderamente
suyo, que no es España ni México, y se ha resignado con esa condición. Ya no le preocupa
como antes, pero es una marca que siempre estará:
“Hay personas que sí lograron adaptar, pero yo me quedé siendo ni de un lado ni del otro.
Durante mucho tiempo me preocupó hasta que me volví un poco cínica y dije: “!Qué bien!,
esto es fantástico”. (Muñiz-Huberman citado en: Bernárdez 2004)
Pues, podemos concluir que no podemos decir qué país sea suyo, pero sí queda claro que el
exilio siempre seguirá ocupando un lugar en su vida. Al fin y al cabo, podemos concluir el
trabajo con un poema de la autora que subraya la persistencia del tema en la vida de Muñiz-
Huberman:
67
El exilio
Siempre el exilio
En el centro
el exilio
68
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