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EL EVANGELIO DE SAN JUAN.
LA NATURALEZA DEL 4º EVANGELIO
Quiero empezar diciendo que el Evangelio de Juan es muy profundo y merece la pena analizar cada uno
de sus mensajes, procurando saber utilizar también estudios de grandes teólogos y exégetas. Pero teniendo
siempre presente que a la Palabra de Dios hay que acercarse con humildad y muchas veces en silencio, que
es como Dios se suele comunicar con más frecuencia.
Al SEGUIR PROFUNDIZANDO EN TEMAS TEOLÓGICOS Y BÍBLICOS QUIERO HACER
MENCIÓN A LAS FUENTES Y AUTORES QUE, DE ALGUNA MANERA, HAN INFLUÍDO EN MI
FORMACIÓN:
Carrera Eclesiástica: Tres años de Filosofía ( Lógica, Crítica, Ética, Teodicea,
Ars Dicendi (Kleugen), Catecismo Romano, Psicología, Cosmología, Historia
de la Filosofía, Sociología), Cuatro cursos de Teología (Teología
Fundamental, Teología Dogmática, Historia de la Iglesia, Teología Pastoral,
Liturgia, Concilio Vaticano II, Teología Moral, Sociología-Laicología) y
Sagrada Escritura (Introducción al Antiguo Testamento, Antiguo Testamento,
Profetismo, Nuevo Testamento, Los Sinópticos y San Juan, Hechos de los
Apóstoles, San Pablo) en el Seminario San Bartolomé de Cádiz. .Carrera de
Magisterio. Pedagogía Terapéutica, Ortofonía. E. Pedagogía Catequética.
MATERIAL, CURSOS Y BIBLIOGRAFÍA
La Biblia:
Concilio Vaticano II
Introducción al Antiguo Testamento
Curso Bíblico sobre el Antiguo Testamento.
Curso Bíblico sobre el Nuevo Testamento
Cursos de Pedagogía Catequética (Granada y Valencia)
San Ignacio de Antioquía, hacia el 107 D.C.
San Justino ( 165)
San Ireneo de Lyon (202)
San Ambrosio (370)
San Antonio de Padua (1215)
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
Jesuita Francisco Suarez (1548-1617)
Los Concilios a través de la Historia.
Doctrina del Vaticano I
Concilio Vaticano II y antecedentes a su convocatoria.
Cursos sobre la Doctrina del Vaticano II
Historia de la Iglesia.
Karl Rahner.
Yves Congar
Joseph Ratzinger (perito del Cardenal Kónij.).
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Henry de Lubac
Hans Kung
Gérard Philips (Lumen Gentium)
Pedro Lumbreras
Santiago Ramírez.
Emilio Sauras
Salvador Muñoz Iglesias
Romano Guardini
Edward Schillebeeckx (experto de Willebrands)
Joseph Lagrange.
George Paul Pontier.
Pierre Teilhard de Chardin
Ignacio de la Potterie
Bernhard Háring.
Leonardo Bof. Y algunos más de los actuales
AGRADECIMIENTO A LOS MÁS CERCANOS
Debo continuar diciendo y proclamando mi agradecimiento a todas las personas que, de una manera u
otra, han dejado o han recibido mis huellas. No siempre los recuerdos son lo suficiente amplios como para
que nadie quede en el olvido. Por ello, pido disculpas, Pero, por otra parte, quiero hacer una mención
especial a unas personas que han influido en mi vida de una manera significativa:
Juan de la Fuente, mi profesor de Lengua y Estilística en tercer curso, decía “Es muy fácil: hay que saber
elegir los medios de expresión para manifestar realidades y sentimientos”. Lo entendí. El Lingüista francés
Pierre Guiraud lo diría así: “ El aspecto de lo enunciado que resulta de una elección de los medios de
expresión determinada por la naturaleza y las intenciones del sujeto que habla o escribe”. Juan de la Fuente
me lo había puesto sencillo, incluso con la forma elegante de vestir su “manteo”.
Antonio Carrillo: “Hay que ser siempre feliz, a pesar de las dificultades. Sin embargo, hay que estar
preparado y saber decir:…homo tamen”. Edward Schillebeeckx: “Soy verdaderamente un hombre feliz”
“Los Sacramentos son el medio específicamente humano del encuentro con Dios”.
Antonio Troya Magallanes, gran Teólogo y Matemático. “En las Matemáticas también habla Dios”.
“Cuando una teología puede nutrir a la generación siguiente es una gran persona, en la búsqueda de la
verdad y la autenticidad actuaba el Superior. (Gracias). Leonardo Bof nos dice; “La humildad es una virtud,
la humillación es pecado”.
Alfonso Guerrero Gallego Superior cercano y humano.
Enrique Arroyo Camacho: gran compañero y Superior con el que estuve ayudándole de prefecto.
Jesús Barberá Moreno, superior con el que también estuve ayudando de prefecto.
Marcos Ramos Romero, profesor de Griego y Latin.
Pablo Álvarez, Rector y Profesor de Teología. La sombra de la Autoridad.
Francisco González Metola. Rector cercano. Hombre Bueno.( proceso de beatificación)
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José María Barrero Barragán, Filosofía y Catecismo Romano
Feliz González del Moral; Filosofía y Teología Moral
José Carlos Muñoz García, Liturgia
J. Ignacio Egurza Elbusto Sociología y Vaticano II
Recordar aquel profesor de Sagrada Escritura, franciscano, que nos abrió el camino en la profundización
bíblica y nos cargó de apuntes de los conocimientos más recientes de aquella época del Concilio y después
del Concilio Vaticano II. Debo terminar diciendo como San Juan: · “Si mencionara a todos los demás y
compañeros que han influido en mi vida, no cabrían…en muchos libros” Juan de Dios Regordán Domínguez
…. Continuamos el estudio de San Juan…
NATURALEZA Y FINALIDAD DEL 4 EVANGELIO
La naturaleza del Evangelio de San Juan y su fin ha de deducirse de las palabras del autor, como dice
en Jn.20.30-31: “Muchas otras señales hizo Jesús en presencia de los discípulos que no están escritas en este
libro; y estas fueron escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios, y para que creyendo
tengáis vida en su nombre”.
En la crítica textual se discute acerca de las palabras “credáis” (¿presente latino, “aoristo” griego?), para
que creáis en “Cristo”, “Hijo de Dios”, “Vida Eterna”. Lo que está claro es que aquí se dice cuál es el fin
del autor: “la misión y personalidad de Jesús se manifiesta para que los hombres, una vez recibida la
revelación, alcancen la vida”.
Asimismo en Jn.21,24: “Este es el discípulo que da testimonio de esto, que lo escribió, y sabemos
que su testimonio es verdadero”. Con estas palabras se nos da el fin del 4º Evangelio: dar testimonio de la
vida y de la persona de Jesús en cuanto que en Él se revela el amor salvífico y vivificante de Dios para con
los hombres. Con la expresión algunos “signos” se puntualiza que se refiere a éste dar testimonio.
Citaré al teólogo y exégeta Ignace de la Potterie en “La verite dans Sain Jean” porque muestra muy bien
que el testimonio propiamente pertenece a la “verdad” de las cosas o a la significación espiritual y no tanto
a su mera realidad visible sensible: pertenece, más bien, al sentido y a la realidad invisible percibida por los
“signos”.
Otros ejemplos en Jn. 1,29-32 :“He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Se trata del
testimonio de Juan Bautista. No se trata tanto de dar testimonio de la paloma, sino principalmente de la
índole mesiánica y divina de la persona de Jesús. La paloma fue un “signo” en San Juan Bautista y en este
signo entendió el mesianismo y en algún sentido la divinidad de Jesús.
Jn. 19,34 ss” Ver esta cita. Se da testimonio no tanto de la transfixión; se trata, más bien del
cumplimiento de las Escrituras. Juan en el costado abierto, ayudado de la escritura, vio la muerte redentora
de Cristo. Algo semejante hay que decir de todo el 4º Evangelio. Se da testimonio acerca del sentido que
Jesús intentaba con sus “signos”, “obras”, “palabras”, después de la resurrección de Jesús, dirigido e
iluminado por el Espíritu Santo, y tal como es conocido en la Iglesia.
Otros ejemplos: Jn. 2, 19 ss… “destruid este templo…(habla de su cuerpo); Jn. 7,37 ss: “ Si alguien
tiene sed.., Jn.12,16 (ver cita) En estos ejemplos aparece cómo los discípulos, iluminados por el Espíritu
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Santo, entendieron un sentido más profundo que lo intentado por Jesús. “Recordar” en el Evangelio de Juan
significa lo mismo que “entender”.
EL EVANGELIO DE SAN JUAN ES HISTÓRICO…
¿POR QUÉ EL TESTIMONIO DE JUAN ES HISTÓRICO Y ESPIRITUAL
La razón se da en varios lugares de la Última Cena: Jn.16,25: “Esto os he hablado en parábolas, pero
ha llegado la hora en que ya no os hable en parábolas, sino que hablaré del Padre abiertamente”.
Mientras estaba en la tierra, Jesús habló en “parábolas” o en “figuras”, es decir, de modo parabólico.
Después de su paso al Padre, el Espíritu será enviado por el Padre y el Hijo. Anunció a los discípulos, es
decir, reveló todo; les mostró el camino a toda la verdad íntegra (vv 13-14)-
Los discípulos dan testimonio de Jesús bajo la luz del Espíritu de la verdad que habían recibido (Jn.
15,26-27). Tal testimonio aparece en el Evangelio de Juan. Lo dice claramente en el prólogo. En el Prólogo
se propone la síntesis de la vida de Jesús bajo el aspecto teológico: se explica la Encarnación del Verbo y su
permanencia entre los hombres para revelar al Padre.
También aparece en 1ª Jn.1ss. Allí se insiste con fuerza en la realidad de la Encarnación. “Lo que
oímos, lo que vimos…lo que contemplamos, y lo que nuestras manos tocaron os testificamos y
anunciamos.”. Se refiere al aspecto material, pero Juan lo interpreta para que aparezca la vida. Por lo tanto el
4º Evangelio con toda razón es llamado por Clemente Alex “Evangelio espiritual” en cuanto que en él se
presenta, no tanto la materia de los hechos, sino que se muestra también su sentido espiritual.
¿Por qué razón, el autor se ha visto impulsado a dar este testimonio?
La respuesta la tenemos en Jn. 20,31 “Esto ha sido escrito para que creáis en Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo tengáis vida en su nombre.
Por consiguiente el testimonio se ordena a suscitar la fe,
Ahora hay que determinar, en cuanto pueda hacerse, las condiciones psicológicas. El testimonio se
ordena a suscitar la fe; pero ¿de qué hombres? “para que creáis” ¿A quiénes se dirige Juan?
Hay diversas sentencias:
Razón polémica y apologética
Según Ireneo, Juan escribió contra Corinto, el hereje que negaba que Jesús fuera el verdadero Hijo de
Dios, Encarnado. Ireneo dice contra él que Juan experimentó y dio testimonio de la verdadera realidad de la
Encarnación. Esta explicación es recogida por varios exégetas.
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
¿POR QUÉ SE ESCRIBE Y A QUIÉN VA DIRIGIDO ESTE EVANGELIO?
Juan escribió el Evangelio, con una gran profundidad teológica, como aparece desde el mismo “Prólogo”
en el que propone una síntesis de la vida de Jesús: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos
visto su gloria”. En Jn.6,51: Discurso del Pan Vivo que baja del cielo, para que el que lo coma no muera.
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le
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daré es mi carne, vida del mundo”. Se acentúa con énfasis la realidad de la Encarnación. Nótese el gran
realismo de Juan. Usa “carne”, “sangre”, “cuerpo” (Se encuentran también en Pablo).
En esta misma línea se encuentra la narración de la transfixión del costado de Cristo: Jn. 19,34:
“Sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua”. Sangre
y agua fluyen del costado de Cristo y aunque son términos materiales, sin embargo tienen un sentido
espiritual en Juan. La “carne” aparece como fuente de los bienes espirituales, es roca de la que brota el agua
salvífica anunciada por los profetas.
Parece ser que, saliendo al paso de opiniones que se apartaban ya de la sana doctrina, Ireneo se
pronunció diciendo que el Evangelio de Juan se escribió para refutar al hereje Corinto. ¿Qué opinaba
Corinto? Corinto defendía que “el Cristo celeste tan sólo había habitado en Jesús cierto tiempo, desde el
bautismo hasta la Pasión exclusivamente. Antes del bautismo y después de la pasión, Jesús fue un mero
hombre”. Pero en el 4º Evangelio no se halla referencia concreta a aquella doctrina. Tampoco se hace
referencia a la doctrina de la doble noción de Dios: superior e inferior, que según Ireneo, propugnaba
Corinto. Luego parece que no basta la explicación de Corinto para dar una explicación total del 4º evangelio.
Otra razón apologética:
Hay quienes sostienen que el 4º evangelio fue escrito contra los discípulos exagerados de Juan Bautista;
que lo tenían a éste como Mesías. Ciertamente en el 4º evangelio se demuestra con gran fuerza cuánto
superaba Jesús a Juan Bautista. Los datos se encuentran al comienzo y al fin del evangelio.
Existe un claro paralelismo:
Jesús es la luz …………………. Juan Bautista es la lámpara (Jn. 1,8 ; 5,35)
Jesús es el “logos”………………..Juan Bautista es la voz (Jn.1,1; 1,23)
Jesús es el esposo…….. …………Juan Bautista es el amigo del esposo (3,29)
Jesús vino del cielo…….......... ... Juan Bautista es de la tierra (Jn. 3,31)
Jesús bautiza en el Espíritu ……..Juan Bautista en agua (Jn. Jn. 1,33)
El mismo Bautista reconoce su inferioridad (Jn.1, 20ss):”Yo no soy Cristo, ni Elías ni profeta” “Jesús
debe crecer; yo en cambio debo disminuir (Jn.3,30)
Ciertamente aquí aparece el paralelismo como un verdadero tema, que se prosigue hasta el umbral de la
Pasión (Jn.10,40-41). Quizá haya hasta en la Pasión una alusión. En efecto, Jesús es designado como el
verdadero Cordero Pascual. Esto parece como una confirmación del testimonio que da Juan Bautista de
Jesús al comienzo del evangelio: “He aquí el Cordero de Dios…” Luego, según el estilo semita, hay una
gran inclusión de todo el evangelio entre estos testimonios.
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
Ciertamente existe una verdadera apología de la preexistencia de Jesús sobre el Precursor. Es de gran
importancia, pero no es suficiente para definir el fin primario del 4º evangelio.
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RAZÓN MISIONERA
Los autores lo explican de diverso modo. Según DODD, uno de los mejores exégetas sobre San Juan, el
evangelio de Juan se escribió para anunciar a los paganos el misterio de Cristo. Luego el 4º evangelio es un
libro misionero para el mundo pagano Iónico de Asia Menor. Se deduce del texto del evangelio. No faltan
nociones, símbolos…conocidos por aquel mundo: “logos”, “verdad”, “luz”, “vida”, “espíritu”, “conocer”
(No se encuentra el sustantivo “gnosis”, sólo aparece la forma verbal).
En el comienzo de la oración sacerdotal, la vida se encuentra definida “para que te conozcan..”(Jn.17,3);
todo esto es totalmente familiar en el mundo religioso helenístico.
Se halla cierto énfasis en la índole universal de los dones que son referidos por Cristo:
Jesús se muestra como Salvador del mundo (Jn. 4,42)
Como el pan que da la vida al mundoJn.6,33)
Como la luz del mundo: (Jn.8,12)
Como realizador del culto de adoración en espíritu y en verdad. (Jn.4,24).
Todo esto responde a las aspiraciones de los hombres paganos, que entendían bien estos conceptos: luz,
pastor, pan…y por ellos eran introducidos fácilmente en la realidad de los misterios cristianos. Tenemos un
vocabulario polivalente acostumbrado en el mundo helenístico religioso, pero adquiría un nuevo contenido y
sentido en la doctrina cristiana.
En la teoría de DODD se explica mucho, pero no todo. Documentos posteriores del Qumran muestran
muchas nociones, que DODD creía propias del mundo helenista, como ya usadas en el judaísmo palestino,
p.e “conocer”, “verdad”, “espíritu”..
Además muchas locuciones que se encuentran en el Qumrán y en Juan faltan en los escritos helenísticos:
“hijos de la luz”, “luz de la vida”, “hacer la verdad”, “andar en tinieblas”.
Luego la explicación aducida por DODD no basta; o al menos puede ponerse en duda. DODD insiste
demasiado en los elementos platónicos del evangelio de Juan.
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
OTRA RAZÓN MISIONERA
Otra razón misionera es aquella que defendía que Juan escribió el 4º evangelio para inducir a la fe a los
judíos de la diáspora o judíos dispersos, para mostrarles que Jesucristo era el Mesías: “Esto os he escrito
para que creáis que Jesús es el Cristo, Hijo de Dios…” (Jn. 20,31). Según esta sentencia “para que creáis” se
dirige a los judíos de la diáspora.
JUICIO
A esta razón misionera se le achaca:
1) Que faltan en Juan palabras judías de gran importancia, que se encuentran en Pablo, como “alianza”,
“promesa”, “circuncisión”, “justificación”
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2) El autor del 4 º evangelio vierte, en griego, vocablos comunes entre los judíos, p.e. “Mesías”, que es
interpretado por “Cristo” (Jn.1,41); “Rabí” que quiere decir: ”Maestro” (Jn.1,38); “Estaba, pues, próxima la
Pascua, el día de la fiesta de los judíos” (Jn 6,4), aquí la explicación parece superflua si escribe a los judíos
que conocían bien la fiesta de los judíos, la Pascua (También Jn.7,2).
Sin embargo, en general la doctrina de Juan sobre la permanencia en Cristo y los sermones a los
discípulos en la última Cena no parecen favorecer a esta interpretación misionera como primaria. Como muy
bien lo nota Schnaokonburg: aquí se muestra más bien la misión dentro de la Iglesia y como oficio de
Iglesia. (Jn.4,35-38; 10,16; 11,52;17,18; 20 ss; 20,21)
RAZÓN PASTORAL
Schnaokonburg ha propuesto en un artículo que el 4º evangelio fue escrito para iluminar la fe de los
cristianos en Cristo Jesús, Hijo de Dios, y, como dice Lagrange, para alimentarla. En tal explicación la
palabra “credaris” (creáis) (Jn 20,31) no tanto ni propiamente al comienzo de la fe o la conversión, sino ante
todo su progreso. La forma verbal “ut credatis”=”para que creáis”, es presente y, por tanto, indica mejor el
“progreso”. Si estuviera en “aoristo” (griego) quizás aconsejaría el sentido de “comienzo de la fe”.
En esta interpretación las palabras “para que creáis que Jesús es el Hijo de Dios, no significan tanto
apologéticamente la expectación mesiánica que se cumple en Jesús, sino más bien en qué sentido es Jesús el
Mesías y qué clase de Mesías es. El énfasis no está en la palabra “Jesús” sino en la palabra “es”
verdaderamente y plenamente, y en sentido trascendental, el Mesías Hijo de Dios.
El autor del 4º evangelio quiere, con su testimonio, poner mejor a la luz la índole y significación divina
de la misión, de la vida y de la persona de Jesucristo. Esto ya se encontraba en los sinópticos, pero Juan
quiere de un modo propio y más profundo exponer aquella misma doctrina para que se ilumine y se
confirme la fe de los creyentes.
Tal fin del 4º evangelio puede iluminar la doctrina: “ Os escribo esto para que sepáis que tenéis la vida
eterna” Juan escribe para que los cristianos se hagan más conscientes de la realidad o del misterio cristiano,
de su anchura y longitud, sublimidad y profundidad conociéndola más profundamente
EVANGELIO DE SAN JUAN
NEXO ENTRE IGLESIA Y JESÚS
¿Por qué en Jn. 20,31 se dice “para que creáis” y en la 1ª Carta de Juan 5,13: “para que sepáis”?
Evidentemente hay diferencia entre el evangelio y la 1º carta de San Juan. Pero la diferencia no está en el
objeto, sino en el género literario. En la epístola Juan escribe contra los herejes y explica la vida cristiana
como comunión con Dios por Cristo. En el evangelio no se indica tanto la realidad de la vida cristiana, sino
más bien el fundamento histórico de aquella realidad en la vida y misterio y en la persona histórica de Jesús.
Además en el evangelio, en cuanto evangelio, existe el elemento de proclamación. En el evangelio el
suceso de la persona de Jesús se anuncia al mundo; tenemos el elemento Kerigmático acerca de la Buena
Nueva. Esta es la diferencia entre “credatis” (creáis) del evangelio y “sciatis”(sepáis) de la epístola.
Cullman insiste, no sin mérito, en que el 4º evangelio quiere mostrar la relación y el nexo entre la Iglesia y
aquel Jesús, cuya vida, palabras y signos son referidos.
En la vida de Jesús, el autor discierne los “signos” con los que ya se preanuncian los misterios o
sacramentos cristianos; elige tales signos para que en ellos aparezcan ya aquellos sacramentos, por ejemplo,
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en la multiplicación de los panes se preanuncia la mesa eucarística. En la “hora” de Jesús, el autor del 4º
evangelio discierne la hora del nacimiento de la Iglesia, como dicen los Padres, en la transfixión del costado
de Cristo nace la Iglesia; en la aparición pascual el autor ve el comienzo de la misión de la Iglesia; en la
significación de la sangre y del agua que fluían del costado abierto de Cristo. Esto mismo opina hoy grandes
exégetas. Luego es clara la relación entre la vida de la Iglesia y la vida de Jesús.
Existe, además, un nexo. El nexo viviente entre la Iglesia y Jesús es el mismo Espíritu del cual emana la
doctrina o misterio de Cristo y es entregado a la Iglesia: “Él os enseñará todo ”(Jn. 14,26.). La Iglesia
siempre es asistida por Él en la misión y en su adoración o culto: “Llega la hora, y es ahora cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Jn. 4,23).
Luego, el 4º evangelio no sólo es un testimonio espiritual, sino también eclesiástico. Es un testimonio
apostólico proferido en la Iglesia y para la Iglesia. Es testimonio eclesiástico porque la Iglesia unida en
comunión con el apóstol confiesa su fe en aquel Jesús que es adorado y glorificado en la Iglesia.
Por eso se explica el uso inesperado del plural: Jn. 1,14.16 : ”El Verbo se hizo carne……y vimos su
gloria….y de su plenitud todos nosotros hemos recibido.
El último término, la existencia y la realidad de la Iglesia aparece radicada en Cristo, históricamente
considerado, cuya palabra resuena en ella por el Espíritu, y cuya obra a través de los discípulos realiza
“obras mayores” (Jn 14,12) hasta que venga (21, 22-23). Luego, en el 4º evangelio, la vida de Cristo se
expresa como un misterio histórico y terrestre a la vez que celeste; misterio de salvación y de vida que ahora
en la Iglesia se manifiesta y se realiza por sus frutos.
Algunos autores se refieren más bien, de modo determinado a la Celebración Pascual (Zioner,
Woishitsbuoh, ) Gartner escribió un libro en el que intentó mostrar el paralelismo entre el sermón eucarístico
y la celebración pascual de los judíos.
ESTRUCTURA DEL 4º EVANGELIO DE SAN JUAN
Sobre la estructura del 4º Evangelio se ha discutido mucho. Se han dado muchas soluciones.
Propondremos la estructura u orden litúrgico que parece el mejor.
I.-PRÓLOGO: 1-18: “En el principio era el Verbo. Y el Verbo se hizo carne…cuantos le recibieron…” Aquí
está como en síntesis todo el evangelio. El Verbo viene en carne para que los hombres participen de su
filiación divina.
II.- PRIMERA PARTE: Predicación de Jesucristo en Galilea y en Judea (1,19- 12,50). Parte LITÚRGICA.
Dodd llama a esta parte el libro de los signos porque se encuentran los signos principales de todo el
evangelio,
Mollat no admite ese título porque la palabra “signo” se extiende a todo el evangelio. Según Mollat mejor
dicho estaría el libro de las fiestas de los judíos.
San Juan siguió un cierto orden litúrgico. En la primera parte se revela al mundo con signos y dichos para
que recibamos al Mesías, Hijo Unigénito del Padre con fe, a este Mesías que realiza y supera las figuras, el
culto, las profecías y la doctrina del Antiguo Testamento. Pero el mundo no lo conoció ( 1,10; 10,38).
DIVERSOS TROZOS DE ESTA PRIMERA PARTE
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La Pascua del nuevo templo: 1, 19-4,54. En este primer trozo se pone el énfasis en la revelación de la nueva
economía religiosa, espiritual, y universal en la persona de Cristo.
Semana inaugural: 1,19; 2,11. A Juan Bautista se le presenta dando testimonio de Cristo. Los primeros
discípulos siguen a Jesús que les manifiesta su gloria en Caná de Galilea.
Jesús sube a Jerusalén en el día de la fiesta de la Pascua, (2,12-22). Jesús se manifiesta públicamente,
expulsa a los vendedores del Templo, y anuncia de antemano su cuerpo resucitado como un nuevo Templo.
Jesús conversa con Nicodemo. En dicho diálogo revela el misterio del nuevo nacimiento en el Espíritu
(2,23; 3,21).
Jesús marcha de Judea a Galilea a través de Samaria por miedo a los judíos (3,22; 4,54). Coloquio con la
samaritana donde se revela el nuevo culto y la nueva adoración en espíritu y en verdad. Es proclamado como
salvador del mundo, superando los límites religiosos judíos. Nótese la unidad respecto de esta novedad
espiritual.
En el día de la fiesta de los judíos cura a un paralítico. (5,1-47) No se determina de qué se trata.
Comienza el gran conflicto entre Jesús y los judíos porque Jesús había violado el sábado. Quieren matarle
porque se hace igual a Dios y lo justifica revelando su unión con el Padre. Comienzo: gran conflicto; fin:
gran revelación.
La Pascua del pan de vida en galilea: (6,1-71) Multiplicación de los panes. Jesús se revela como pan de
vida. Los doce confiesan la fe en Jesús, que tiene palabras de vida eterna. Los judíos murmuran. En estas
dos secciones, capítulos 5 y 6 se dan grandes conflictos:
Gran conflicto teológico sobre la ley sabática entre Jesús y los judíos, con ocasión de la curación del
paralítico. Jesús se define revelando su unión con el Padre, obrando a una con Él.
Fiesta de los tabernáculos curación del ciego de nacimiento, también en día de sábado (7,2; 10,21). Esta
gran sección comprende cuatro capítulos. Existen disputas con los judíos acerca de la mesianidad, con
ocasión de la solemnidad judía de los tabernáculos. Este día de fiesta era como el culmen en el año litúrgico
judío. Entonces Jesús se revela como Mesías de diversas formas: fuente de agua viva, luz del mundo, gozo
de Abraham, y anterior a él.
Los judíos quieren apedrearlo porque blasfema. Jesús cura a un ciego de nacimiento en el capítulo 9. Este
capítulo se une íntimamente con los capítulos 7 y 8. En efecto, el capítulo 9 comienza sin palabra alguna de
interrupción con los capítulos 7 y 8: “salió del templo”. “Pasando Jesús vio a un hombre ciego” (Jn 8,59 –
9,1). También el capítulo 9 se une con el 8 en el tema del pecado, que se anuncia antes en el 8,34. 46 y que
vuelve de nuevo en el 9,2 ss : “¿Quién pecó?” preguntan los discípulos. La respuesta en el 9,41. El tema del
pecado se encuentra en el 4º evangelio.
En el comienzo (1,29). “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En la curación del
ciego de nacimiento; en la Cena (15,22-24; 16,8ss) y al final del evangelio donde entrega el Espíritu para
quitar los pecados (Jn.20,23) “Recibid el Espíritu , a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados…”
El ciego confiesa a Jesús, el Cristo.
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
PRIMERA PARTE (5)
FIESTA DE LA DEDICACIÓN (10, 22; 11, 54)
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Los judíos plantean la cuestión de la “mesianidad: “Si tú eres Cristo, dínoslo abiertamente (Jn 10, 24). Es
una pregunta jurídica por parte de los judíos; por ello esta cuestión es omitida en la narración de la Pasión.
Esta pregunta se parece a esta otra: “Si tú eres Cristo, dinos”. Jesús, al responder confiesa que es Cristo,
verdadero Hijo de Dios: “Yo y mi Padre somos una misma cosa” (Jn. 10,30); “Padre, Tú estás en Mí y Yo
en Ti” (Jn. 10,38).
Luego se narra la resurrección de Lázaro en el capítulo 11. Esta narración hay que unirla a la
precedente: Jesús se manifiesta como la resurrección y la vida, al resucitar a Lázaro, y prefigura su muerte y
resurrección. Algunos creen; pero muchos permanecen incrédulos. Se ponen de acuerdo los judíos en que
conviene que uno muera por el pueblo. (Jn. 11,50). Y “desde aquel día pensaron matarlo” (Jn.11,53).
CONCLUSIÓN DE TODA LA PRIMERA PARTE Y PREPARACIÓN DE LA PASCUA Y
CRUCIFIXIÓN: (Jn. 11, 55; 12, 50)
Contiene varias partes:
La unción de Betania (12,1ss) prefigura la sepultura de Jesús.
La entrada triunfal en Jerusalén. Es signo prefigurativo de su gloria (Jn. 11, -12,15).
En 12,20ss expone la teología de la cruz. Los griegos vienen y quieren ver a Jesús, “Mas Jesús les
responde… “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda él sólo (Jn. 12, 23-24). Se trata de la
muerte de Cristo por la cual su alma se turba (Jn. 12, 2/) Aquí se encuentra la narración de la agonía de
Cristo; por lo cual Juan no habla de ella en la narración de la Pasión, como tampoco de la pregunta jurídica.
La conclusión de su ministerio es bien amarga y triste: “Después de obrar tantos prodigios entre ellos, no
creían…”(Jn.12,37). El gran problema para Juan y Pablo es la incredulidad de los hombres, pero sólo se
conoce por la Escritura. En Jn. 12, 38ss está la respuesta. Paralelismo entre siervo de Yavhé y la Pasión de
Jesús.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (1)
LIBRO DE “LA HORA DE JESUS”
Dentro de esta segunda parte del 4º evangelio nos encontramos con lo que podemos denominar el libro de
la “Hora de Jesús” o libro de la “Exaltación y Glorificación”. Jesús es exaltado sobre la tierra, pasa al Padre
y envía el Espíritu para que creyendo tengan vida en su nombre. Tiene tres partes o divisiones:
Última Cena con los discípulos: 13,1-17,26.
Comienza con el lavatorio de los pies como prefacio de toda la Pasión. Con este lavatorio Jesús significa
a qué ha venido al mundo: a servir. Es el mejor detalle de caridad, la total humillación de Jesús. Jesús
asciende, descendiendo; este movimiento se ve en el 4º evangelio. Sigue luego la manifestación del traidor y
la predicción de la negación de Pedro. En los capítulos 14, 15,16 aparecen los discursos de la nueva
institución. En el capítulo 17 se encuentra la oración sacerdotal.
Narración de la Pasión. (18,1-19;42) : Jesús se entrega voluntariamente como el buen pastor por sus
ovejas. Ante Anas y Caifás. La negación de Pedro. Condenado por Pilatos, como Rey de los judíos, y sin
embargo exaltado en la cruz como Cordero de Dios. Tras su obra salvífica, Jesús muere y es sepultado.
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Resurrección 20, 1-31.
El día de la Resurrección es el primer día del nuevo tiempo, de la nueva Jerusalén. Sepulcro vacío.
Apariciones a María Magdalena y a los discípulos en el cenáculo. Misión de Cristo transmitido a los
discípulos, transmitiéndoles la potestad de perdonar los pecados en el Espíritu. La fe es exaltada: “dichosos
los que creyeron”. Asimismo, la caridad. Para Juan toda la vida cristiana consiste en la fe y en la caridad
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (2)
APENDICE (20,1-26)
Se narra la aparición en Galilea. Parece que ahora Juan nos muestra la prefiguración de la vida de la
Iglesia. En la captura de los peces se prefigura la misión de la Iglesia; en la frase “Apacienta mis corderos”
(Jn 21,15) se está prefigurando la Iglesia jerárquica; en la comida preparada por el mismo Jesús junto al mar,
la Cena Eucarística. Es esperada la vuelta del Señor.
Este orden se refiere a las principales fiestas de los judíos. Fouillet objeta que, dada la profunda
doctrina de Juan, hay que buscar un criterio de orden más profundo que el mero seguir las fiestas judías. A
esto respondemos que el criterio litúrgico no es tan externo como a primera vista pueda parecer. Siendo el
fin principal del 4º evangelio “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, y creyendo
tengáis vida en su nombre”, Juan une la manifestación de la divinidad de Jesús a las principales fiestas de los
judíos.
Es que en estas fiestas el pueblo judío recordaba su vocación especial y su esperanza mesiánica se
renovaba y confirmaba. Jesús, al revelarse como Hijo enviado por Dios, significaba no que iba a imponer el
rito del Antiguo Testamento, sino más bien que va a cumplir la espera mesiánica de Israel, que es expresada
por esta liturgia.
Luego hay un nexo válido entre la misión y el ser divino de Jesús y las fiestas de los judíos; y este
criterio no es algo externo. Además hay que notar que esta estructura se da dentro de un drama progresivo;
desde el comienzo hasta el fin. El 4º evangelio es un drama: Jesús se revela como Hijo de Dios, Enviado por
Dios:
Por una parte crece la revelación de Jesús
Por otra crece la incredulidad de los judíos.
Este drama llega a su culmen en la “hora” de Jesús de la gran manifestación de su gloria y “hora” del
gran pecado del mundo. Este drama se plantea desde el comienzo: “Vino a los suyos y los suyos no lo
recibieron”(1,11) Al final se vuelve a recapitular:” Después de hacer tantas cosas ante ellos, no creían en Él”
(12,37). En todo el evangelio y en cada una de sus partes se encuentra este esquema dramático. Asimismo se
encuentra siempre una parte fiel.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (3)
LUZ Y TINIEBLAS
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La historia del drama es la incredulidad de los judíos respecto a la misión y al ser divino de Cristo (que
es el objeto de su predicación). Los judíos que se creen hijos de Abrahán, rechazan a la piedra angular.
LA HORA DE JESÚS dirige y da luz a todo el evangelio. Todo el evangelio se escribe a su luz. Esta luz
aparece: directamente en: Jn.2,4;7; 20,12; 23,1; 3,14; 5,20; 6,62; 7,33;8,21. Indirectamente en: Jn 1,51. Todo
el evangelio se dirige a la “HORA”: manifestación, pasión y gloria de Jesús. Siempre crece la expectación,
hasta que llega la “hora”; es algo dinámico, siempre dentro de un tono espiritual, interno, contemplativo, que
alcanza las mayores y más íntimas revelaciones del Espíritu.
Se narra la vida de Jesús y la opción propuesta a los hombres entre la luz y las tinieblas, la vida y la
muerte; es una gran tensión. El juicio es una de las ideas centrales del evangelio. La opción por Cristo para
llegar a la vida eterna se ofrece a todos, si quieren (universalismo)
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (4)
TEMAS PRICIPALES DEL 4º EVANGELIO
Tema central: La revelación del Hijo Unigénito de Dios, que es entregado por el Padre, para que los
hombres part5icipen de la misma vida. (Este tema central se divide en temas parciales):
1.- EL PADRE: ocupa el centro con su voluntad, mandato, amor, don.
2.- EL HIJO: su misión, venida, origen celeste, unión con el Padre, “signos”, y los vocablos logos,
verdad, gloria, hora, amor, mandato.
3.- ESPÍRITU: de Verdad o Paráclito, Misión, dones, entrega a la Iglesia.
4.-LA FE: Respuesta del hombre: ver a Jesús, creer, conocer, recibir a Jesús, buscarle, oírle, permanecer
con Él y en Él. Lo contrario es mentira, pecado
5.- LA ESCATOLOGÍA: ya “ahora” se realiza; ha venido la luz, estáis juzgados.
Estudiando estos vocablos se conoce la teología de Juan. En cada uno de los vocablos se halla toda la
teología pues la mente de Juan es muy sintética.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (5)
DUALISMO DE JUAN
En la teología de Juan la antítesis es una constante: “luz-tinieblas”, “verdad-mentira”, “espíritu-carne”;
“vida-muerte”; “Dios-mundo- demonio”, “arriba-abajo”…Es un dualismo de orden moral, no gnóstico; su
origen se debe a la libertad de la criatura. El mundo en sí no es malo, sino por el pecado del hombre; Dios
ama al mundo; el mundo puede convertirse. El mundo sólo es malo en cuanto se opone a Dios.
Se discute mucho de dónde ha tomado Juan estos elementos. Parece que se debe a un influjo de las
tendencias de su tiempo (pregnosticismo) y también a una tendencia personal de Juan. En efecto. Tiene gran
costumbre de usar vocablos con doble sentido, material y espiritual. Así, elevar significa, a la vez, elevar a la
cruz y a la gloria. Es muy clara la frase en boca de Caifás (11,49 ss), es decir, la llamada “ironía joánica”;
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“conviene que uno muera por el pueblo, y no que perezca todo el pueblo”. Aquí Caifás profetiza aún sin
saberlo, ya que la frase tenía un significado que para Caifás era desconocido.
EVANGELIO DE JUAN
SEGUNDA PARTE (6)
FORMA DE EXPOSICIÓN EN LOS SINÓPTICOS Y EN JUAN.
Los Sinópticos tienen un modo de narrar, basándose en perícopas unidas entre sí. Esta unión se hace en
forma de cadena cuyos eslabones empalman entre sí con más o menos lógica:
1.- Trozos que tratan un mismo asunto. Cinco discusiones (Mc. 2,1-3,6)
2.- Colección de milagros. Los milagros narrados en Mt.8,1;1; 9,34
3,- Parábolas acerca de objetos perdidos: Lc. 15, 1-32.
4.- Parábolas del fin del mundo; Mt.24, 25 a 25,46 etc.
Solamente es una excepción en este modo de narrar la historia de la pasión.
Donde más claramente aparece el estilo sinóptico es en lo sermones de Jesús. Los sermones de Jesús
aparecen más como composiciones, como agrupaciones cuya unión está regida bien por una ley interna
(tema común), bien por una simple apariencia externa, es decir, por un paralelismo meramente verbal (Mc.
9,,3-50; Mt.13,1-52). Se trata también este estilo en el sermón de la montaña. Estilo típicamente semítico,
destinado a favorecer la memoria para la tradición oral.
El conjunto de Juan es, por el contrario, un conjunto internamente unido y ensamblado, que se dirige a
un fin previamente elegido y del cual los intermedios no son más que una preparación o llamada por la hora
de Jesús, el tiempo, el plan revelador de Dios.
El lector encuadra cada escena en las coordenadas tiempo, lugar, Betania, Caná,… Sicar, Cafarnaúm,
van marcando los lugares que Jesús recorrió. También es frecuente encontrar en Juan referencias temporales
(Encuadra toda la vida de Jesús dentro de las fiestas judías). Todo el evangelio tiene un fin y cada parte del
evangelio tiene un “climax”, un acento, una llamada al fin.
En el evangelio de Juan se hace referencia con frecuencia a lo anteriormente tratado, cosa no normal en
los Sinópticos. 4,45;2,23; 4,46.54; 2, 1-11;7,50. Da la sensación que el evangelista quiere unir las diversas
partes en una unidad. El lector sabe dónde se encuentra dentro de cada historia.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (7)
LOS SERMONES DE JESÚS
Los sermones de Jesús en Juan, tienen un tema determinado y concreto, unido no siempre lógicamente,
pero sí psicológicamente. La mayor parte de las veces es un solo pensamiento iluminado desde distintos
puntos de vista. Cada charla es un diálogo en el cuál los oyentes intervienen, pero siempre lo hacen en
función de la idea, de la finalidad que el evangelista persigue. En Juan no se dan sugerencias, sino
pensamientos plenamente desplegados, trabados y desarrollados.
Estamos lejos de las formas y modos de decir de los sinópticos, Vg.: Los diálogos con la samaritana 4, 7-
26, con Marta, 11,21-27, con Nicodemo cap.3, en el discurso de Pan de Vida cap. 6 adonde Jesús es
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interrumpido cinco veces por el pueblo; discurso de entrada en Jerusalén 12,23-26 y el gran discurso de
despedida donde Jesús es interrumpido cuatro veces, y merece la pena anotar que dos de ellas están
colocadas al principio y dos al final. Todo ello nos indica su modo artificioso de construir las exposiciones.
Solamente tenemos dos discursos no interrumpidos; son 5, 19-47; 10, 1-18.
Las interrupciones de los oyentes tienen como finalidad aclarar frases enigmáticas o palabras de doble
sentido. Después de ellas el pensamiento sigue desarrollándose en la misma línea, pero en más profundidad
y claridad. En el fondo de cada discurso o diálogo encontramos siempre la revelación de la persona, bien
haya comentado el discurso con la frase “es necesario nacer de nuevo” o “la luz, agua viva, pan de vida”,
siempre detrás de todas esas frases se encuentra la persona de Jesús ( 3,4; 4,11; 6, 34 al 7, 35, 8,22 etc.).
Estas intervenciones reflejan también la corta inteligencia de los discípulos, la oposición y ceguera de
los judíos y la profundidad de la doctrina. Descubrimos muchas veces a través de estas preguntas la
oposición final y definitiva. Muchos discursos aclaran la profundidad de significado de los milagros. Los
milagros son para Juan un hecho ocurrido, pero, sobre todo, signos que suponen un avance y acercamiento
hacia la revelación final de la gloria.
Después del discurso de la multiplicación de los panes se encuentra el del pan de vida; el pan material y
el hambre del pueblo tienen una dimensión mucho más profunda que el hambre material. La curación del
ciego de nacimiento tiene la significación de la curación de una ceguera mucho más profunda y el único
remedio es Jesús que es la luz del mundo. La resurrección del Lázaro es símbolo de una nueva resurrección,
y solamente Jesús es la verdadera resurrección y vida.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (8)
LOS MILAGROS DE JESÚS
Los milagros son manifestaciones del ser glorioso de Jesús y las palabras son ilustraciones de los
milagros. En una línea diferente encontramos la curación en sábado del paralítico. La razón de ser de este
milagro es un choque, un llamar la atención que permitió a Jesús la oportunidad de afirmar su situación con
el Padre y la unidad del obrar y el hacer de Jesús con el obrar y el hacer del Padre.
El lenguaje que en Sinópticos es simple, ocular, vivo y claro es en Juan abstracto, teológico, magisterial
y raramente recurre Jesús a parábolas y ejemplos. En los Sinópticos, las penas y alegrías, las vidas y trabajos
de los aldeanos, pescadores etc. aparecen narrados con plenitud de vida y Jesús sintoniza plenamente con
ellos. En Juan los oyentes son ciudadanos de Jerusalén, miembros del Consejo, escribas y fariseos,
intelectuales; cuando en Juan, Jesús habla a los aldeanos de Samaria usa el mismo lenguaje teológico: 4,7 y
6 al 7,39
Juan, el Bautista y Jesús tienen la misma forma y estilo de hablar (1,29 al 31 y 3,27-30). El evangelista
en el prólogo y en otros lugares del evangelio: 3,14-21 ss y en su primera carta posee el mismo estilo de
hablar. Todo ello nos pone en la grave dificultad de distinguir hasta dónde llega Jesús y cuál es lo propio de
Juan. Por otra parte, las charlas que Jesús tiene con los escribas y fariseos en los Sinópticos Mc. 11,27 -
13,37 no tiene el estilo de Juan
CONCLUSIÓN: El evangelista ha dado a los discursos de Jesús y a sus palabras el cuño de su espíritu y
estilo. Juan ha meditado en el hecho histórico de “Jesús” y nos lo ha dado. Algunos afirman que Juan, que
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vivió tan íntimamente con Jesús nos da su manera más auténtica de hablar; la personalidad de Juan, según
ellos, había sido tan profundamente impresionada y cambiada que era Jesús quien vivía en él. Esta hipótesis,
ciertamente halagadora, contradice a los Sinópticos, que parece ser que nos dan una imagen de Jesús y su
modo de hablar mucho más inmediata.
Por lo tanto, cuando estudiamos el evangelio de Juan no es conveniente el tratar de adivinar al Jesús que
habla sino a un Jesús vivo en la Iglesia primitiva que tiene como fondo al Jesús histórico. El no tener ningún
evangelio paralelo con Juan, nos impide llegar a núcleo primitivo o a una tradición primitiva más cercana a
Jesús.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (9)
CARÁCTER TEOLÓGICO
El evangelio de Juan se distingue profundamente por su carácter teológico de los evangelios sinópticos.
Los tres primeros evangelios, a pesar de algunas diferencias entre ellos, los podemos reducir a una unidad
común. Podemos decir que tenemos dos tipos de evangelios: el tipo sinóptico y el de Juan.
En el evangelio de Juan faltan muchos principios teológicos, fundamentales en los sinópticos, y se
encuentran algunos nuevos que juegan una importancia capital. El Reino de Dios de los Sinópticos tiene una
importancia extraordinaria. En Juan este concepto se encuentra solamente en el diálogo con Nicodemo, 3,3-
5 para significar la salud futura. También habla Juan, “de su Reino” en la charla de Jesús con Pilatos “Mi
reino no es de este mundo” (18,36) para dar a entender el carácter no político de su reino.
La expresión paralela de “Reino de Dios” es vida o vida eterna. Estas dos expresiones también se
encuentran en los Sinópticos. “Vida eterna” significa vida futura, la salud escatológica. Para Juan, por el
contrario, son realidades ya presentes. La expresión “Hijo del Hombre” que se encuentra en Mt. 31 veces, en
Mc 14 veces y en Lc 27 veces, en Juan la encontramos 13 veces y siempre en boca de Jesús.
En el Apocalipsis el “Hijo del Hombre” es el juez del mundo que viene sobre las nubes del cielo.
Señor del reino de los cielos, y el mismo carácter tiene en la Iglesia primitiva (Dan 7,13 ;Mc 13, 26,
paralelos; Apoc. 1,7; 14,14). En los Sinópticos la expresión “Hijo del Hombre” se dirige en dos direcciones:
un grupo son indicaciones triunfales de la venida del Reino futuro y su rey en poder y majestad para juzgar
(Mc 8,38;14,62), otro grupo son indicaciones humildes y dolorosas de un futuro de sufrimiento
(Mc.8,31;9,12-31; 14,21-41 y paralelos).
En el evangelio de Juan, el “Hijo del Hombre” es el enviado de Dios ya en la tierra (1,51; 6,27) que ha
venido del cielo (3,13; 6,62) y que de nuevo volverá a poseer su señorío en el cielo (3,14;8,18;12,23-
34;13,31) Solamente en una frase en la cual habla Juan del poder que el Padre ha dado al Hijo para juzgar,
encontramos cierto paralelismo con los Sinópticos (5,27).
En el Cuarto Evangelio tienen gran importancia las palabras siguientes: Luz y Tinieblas; Mundo; Creer
y Conocer; Verdad, Gloria” todas ellas usadas en un sentido propio y personal.
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EL EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (10)
EL UNIVERSALISMO
El universalismo es en el Evangelio de Juan mucho más claro que en los Sinópticos. La salud es para
todos los hombres; la única condición para la salud es la fe. Jesús es la salud del mundo, Él quita los pecados
del mundo. Su misión no termina con los judíos, sino que se extiende también con los samaritanos. A su
mundo pertenecen no solamente los judíos creyentes, sino también los gentiles extendidos por todo el
mundo que reciban su evangelio con fe. (1,7-9; 3,16;1,20; C 4º; 7,35; 10,16; 11, 51 ss).
Para Juan no tienen importancia las discusiones caseras, que juegan gran importancia en el Evangelio de
Mateo. La pureza legal y la santificación del sábado no se encuentran en Juan, sino como funciones de algo
mucho más profundo e importante (C.5 y 9). Todo el acento se carga en estos lugares, no en el sábado sino
en la fe y en la incredulidad.
En el Prólogo opone la Gracia y la Verdad dadas por Jesús a la ley dada por Moisés (1,17). El
Verdadero Pan del cielo que da vida al mundo es Jesús no el maná dado por Moisés (6, 32-35). Sin embargo,
todo el Antiguo Testamento tiene un significado permanente: señalar a Jesús (1,45; 2,17; 5,46; 7,38;
8,56;12,14-16 etc)´ La parte moral y costumbrista, tan importante en los Sinópticos- piénsese tan solamente
en el sermón de la montaña (Mt. C. 5-7), faltan casi totalmente en Juan.
Como en las cartas de Juan, también en el Evangelio, la ética de Jesús se resume en el amor a los
hermanos que tiene un especial acento en los lugares siguientes: (13, 14 ss; 15, 12 ss; 1ª Juan 2,7-10;
3,11.23; 4,19-21) Jesús habla frecuentemente de la necesidad de guardar sus mandamientos (14, 15-21;15,
10-149 y su palabra (14,23 ss; 15,21), pero no contesta a preguntas y dificultades concretas. En el evangelio
de Juan no se habla del modo de orar, del ayuno, la limosna et c.1,41;3,4;Mt. 14,14; Lc.7,13; 13,15 ss).
El carácter auténtico de los milagros de Jesús nos es dado por los Hechos de los Apóstoles: “Jesús
discurrió por todas partes derramando bienes y sanando a todos los tiranizados por el demonio, puesto que
Dios estaba con Él (Hechos. 10,38).
Jesús recibió a los pecadores y publicanos con amor. El amor a loa pecadores que tanto papel juega en los
Sinópticos no se encuentra en Juan. En Juan, los hombres no se dividen en justos y pecadores, sino en
creyentes o incrédulos. En Juan se narra profundamente la diferencia entre “hijos de Dios y condenados”, y
esto es ya una realidad en el presente.
De aquí que ya los justos son objeto del amor de Dios, y los incrédulos están ya condenados y son
objetos de la justicia divina. Jesús en el evangelio de Juan no busca a los pecadores sino al portador del
conocimiento de Dios y de la comunidad de vida de Dios. Las cincuenta parábolas de los Sinópticos están
ausentes en Juan. Esto tiene como causa el tema principal perseguido por el Evangelio de Juan. En los
Sinópticos podemos encontrar dos tipos de parábolas: unas van a revelar el secreto del reino de Dios futuro
(parábolas escatológicas), otras tienen por objeto una finalidad religioso-moral, un fin práctico.
Estos dos fines no tienen ninguna importancia en el cuarto evangelio, pues la escatología de Juan si bien
no es solo presente es esta parte la que el Evangelio recalca en primer lugar, y las segundas, es decir, las
parábolas de tipo programático, quedan resumidas en el precepto del amor a los hermanos. Las únicas
parábolas que Juan nos narra, la del pastor (10, 1ss) tiene como finalidad la revelación de la persona de Jesús
que da su vida por las ovejas (10,11-13) y los suyos que conocen con una seguridad instintiva.
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La parábola de la vid tiene como única finalidad el demostrar la necesidad que el hombre tiene de estar
unido a Jesús para fructificar y vivir. Sin Él no podemos hacer nada. Todo esto nos revela el auténtico
carácter de la Teología de Juan, que tiene en la persona del Verbo encarnado su centro, su principio y
fundamento. Y en la fe la única respuesta posible que une a la única Vida.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (12)
ESTRUCTURA DE Jn.1-12
Un problema planteado a los exégetas del cuarto evangelio es el siguiente: “¿Conviene interpretar el
evangelio de Juan según el orden actual, o por el contrario, debemos buscar primero un nuevo orden?”.
Los autores posteriores a Bultmann han desistido de una restauración del orden primitivo y algunos de
ellos, por ejemplo, H. van don Busscho, defienden el orden actual. El único texto que comúnmente se
cambia de lugar es el capítulo 5, que se coloca normalmente después del capítulo 6 por razones de tipo
cronológico. Nosotros preguntamos si esto no es forzar la mentalidad del redactor final que pudo someter el
orden cronológico al orden teológico y sin duda es mucho menos difícil el aceptar el orden actual que
reconocer los innumerables desplazamientos que Bultmann perdiendo el hilo del Evangelio.
La sección 1,13, es decir, la parte del evangelio anterior a la Pasión, podemos dividirla en tres partes:
I.- Sección de los signos (capítulos 2-4)
II.-Sección de las obras (capítulos 5-10)
III.-Sección e introducción (fin del principio y principio del fin)(capítulos 11-12).
Las dos primeras secciones son introducidas por un retablo que consta de dos cuadros: uno galilea y otro
en Jerusalén.
La sección de los signos es seguida inmediatamente por tres diálogos en los cuales el evangelista nos
quiere dar, sin duda, la posición de tres personas que son, a su vez, representativas de grupos ante la persona
de Jesús. Las personas son: Nicodemo, la Samaritana y el Oficial. Es decir: un judío, una samaritana y un
gentil.
La sección de las obras es mucho menos concisa que la primera. Los dos milagros, dentro de esta
sección, son seguidos de un prolongado discurso en el cual se revela el alcance y significado auténtico del
milagro. Esta sección de las obras, está precedida por la curación del paralítico, al que sigue un discurso que
pone con toda claridad ante los lectores, el problema de la significación de las obras (5,17-20). Esta es la
razón por la cual Juan o el redactor final, han antepuesto el capítulo 5 al 6, pasando a ser el capítulo 5 como
el prólogo de la sección de las obras.
La revelación de las obras se vuelve a tomar bajo forma de inclusión al fin del capítulo 10 (10,32-39);
compárese con 5,18. Después de estos Jesús vuelve al Jordán, de donde había venido (10,40-42; 1,19-28).
La sección final 11 al 12, es el principio del fin y el final del principio. Jesús vuelve a Jerusalén por última
vez.
Su último milagro, la resurrección de Lázaro (Capítulo 11) sirve de ocasión para los judíos para decidir
su muerte, y a la vez es un presagio para la significación de esta muerte; ella es resurrección para todo
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creyente, incluidos y señalados en primer lugar los gentiles (12,20). La muerte es la condena definitiva del
pueblo elegido, que permaneciendo incrédulo da la razón a las profecías del Antiguo Testamento (12,36).
La conclusión final (12, 44-50), no pretende ser una palabra histórica de Jesús, sino la conclusión y el
resumen de esta etapa de su misión.
EVANGELIO DE SAN JUAN
SEGUNDA PARTE (13)
VIDA PÚBLICA Y GLORIFICACIÓN
La composición del evangelio de Juan es similar a un montaje cinematográfico. Ante la memoria del
Anciano Juan pasó la vida de Jesús: “muchas cosas hizo el Señor que no están escritas en este libro”(20,30)
y (21,25), con una exageración semítica afirma que si contara todo lo que él sabe, los libros que se
escribiesen no tendrían lugar suficiente en el mundo. De toda esta rica vivencia él va a seleccionar una serie
de hechos y situaciones que le permitan probar la finalidad de su evangelio: Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios y no solamente esto, sino la necesidad de creer.
La vida pública de Jesús es la preparación de su revelación total. El punto cumbre es la “Hora”, que
incluye muerte-resurrección-ascensión-efusión del Espíritu. Toda la primera parte de su evangelio, a pesar
de su claridad, es para Juan parábola, revelación velada, comparada con la gran revelación de la hora final
(16,25). Para Juan no es el momento capital la vida de Jesús, la encarnación, como podría suponer una
lectura superficial de 1,14 y que debido a la influencia de los padres griegos, ha hecho llamar al evangelio de
Juan, el evangelio de la Encarnación, sino que el punto cumbre lo constituye la vuelta al Padre.
Por lo tanto, Juan no pretende de ninguna manera que la Encarnación, en sentido de paso del Verbo
divino centro de la existencia humana, sea el suceso capital de la historia. Juan contempla menos la persona
divina encarnándose que el Encarnado manifestando su Divinidad. Partiendo de la misión en el mundo, el
evangelista concluye: un origen sobrehumano y una personalidad divina.
Afirmamos pues, que el fin de la vida terrestre de Cristo es el suceso decisivo dentro de la teología de
Juan, como lo fue todo el cristianismo primitivo. Sin servirse de la antítesis oratoria de San Pablo, que opone
el Cristo según la carne al Cristo según el espíritu, Juan marca una separación fuerte entre la vida pública
(gloria velada) y glorificación. Esto queda claro con la teología de Juan sobre “la Hora”, a la cual tiende
todo el evangelio. La composición de Juan 7 al 12 refleja una composición dramática.
Ya al final del capítulo 6 nos da la sensación de estar pisando el dintel de la tragedia, lo mismo que en
el capítulo 13 donde Jesús se encuentra solo con los doce y uno de ellos se convertirá en Satanás. Jesús no
pasa el dintel de la revelación final, Él espera la “Hora” que el Padre ha predeterminado. Él sabe que la
polémica con los judíos no vale para nada, pero en tanto que es el día es necesario trabajar (9,4).
Sin embargo, este respeto por salvar las dos partes de la revelación no excluye sino que incluye más bien
la inteligencia de los hechos y de las palabras de la primera parte a la luz de suceso final. El evangelista es
de tal manera atraído por el fin que constantemente descubre la glorificación en medio de la vida pública. Su
evangelio es retrospectivo en el sentido etimológico de la palabra. Él ve todo a través del prisma de la
revelación final. Dodd afirma que todo el evangelio está presente en cada episodio.
El P. Van don Busscho, a quien seguimos en su teoría, afirma que cada episodio deja presentir los del
final. Ya antes de que la vida pública comience, la incredulidad final de los judíos es estigmatizada por
aquel que los debe preparar a la fe, ya se dice: “en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis”
(1,26). El Bautista no sigue, pero el lector del evangelio, se da perfecta cuenta que se insinúa, · “a quien
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vosotros no conoceréis jamás”. Cuando afirma que los discípulos no han entendido se sugiere con un rápido
guiño de ojo que ellos debieron de haber entendido, pues todo era claro.
La muerte de Jesús es el resumen de toda la incredulidad, no solamente de los judíos, sino del mundo
entero. La revelación de Jesús, es vida eterna para los creyentes. Así en Jesús que vuelve al Padre, después
de haber manifestado su gloria, resume el Apóstol toda su teología.
EVANGELIO DE SAN JUAN
EL TESTIMONIO DEL BAUTISTA
El prólogo termina por el anuncio de la Revelación definitiva por el Verbo. Como en los Sinópticos, el
Bautista entra inmediatamente en escena, él es el clásico dintel del Evangelio. Marcos comienza con la
predicación del Precursor; Mateo y Lucas, aunque no comienzan con la infancia de Jesús, sin embargo la
introducción auténtica del Evangelio es la persona de Juan Bautista.
Los Sinópticos son más ricos en la exposición de la personalidad de Juan Bautista. Se nos habla de su
predicación de penitencia y de la proximidad del Reino, acerca de Cristo y de la teofanía que lo acompaña,
detallan curiosidades como el vestido, la comida. Juan, por el contrario, reduce el personaje a lo esencial; es
mucho más sintético. He aquí el testimonio de Juan... “Todo el acento está en la palabra “ MARTYRIA”,
que se expone en dos tiempos:
Parte negativa
Parte positiva: dirigida a los judíos
1,. 1,19-34:
Ut ..para que todos crean por Él.
2.- 1,35-51:
“No era él la luz”, dirigido a los discípulos del Bautista.
Ya en este momento se comienza la lucha de los dos mundos, el mundo creyente y el mundo incrédulo,
personificado en los judíos. Estos últimos, aparentes jueces, son juzgados. Todo este movimiento termina
con la famosa frase. “iam judicatus est” (16, 13) y “yo he vencido al mundo” (16,33). No mira Juan a los
judíos, desde un ángulo griego, como pueblo extranjero, sino desde el ángulo del creyente, como
representantes de la postura opuesta a la fe.
En toda la primera parte, el acento no está como parece, en preguntar quién es el Bautista, sino el
“MARTYR”. Juan Bautista representa el tránsito del Antiguo Testamento al Nuevo (1,7-9). Su oficio es
conducir Israel a su Mesías (1,31). Por el índice de Juan Bautista pasa todo el A.T. hacia Jesús
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
PASO DE ISRAEL A CRISTO
El paso de Israel a Cristo se hace por etapas. La exégesis moderna, y el del exégeta Boismard, están
obsesionados por el número 7. Ellos ven siete estrofas en el prólogo; siete días dentro de la primera semana;
del bautismo a Caná; siete milagros y se encuentra también 7 veces la fórmula “ego eimí”. El eje de esta
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exégesis está en el paralelismo teológico que existe entre la creación del mundo y la salud mesiánica,
considerada como una nueva creación (Boismard).
Nos sugiere el evangelista este cómputo. El Evangelista debería él mismo dar a entender, con toda
claridad, esta semana, cuya apoteosis sería el milagro de Caná. El P Boismard sugiere la siguiente división:
Día 1: testimonio del Bautista ante los judíos (1,19-28).
Día 2: “He aquí el Cordero de Dios” (1,29-34)
Día 3: Vocación de Andrés y de su compañero (1,35-39)
Día 4: Vocación de Simón Pedro (1,40-42)
Día 5: Vocación de Felipe (1,43-46).
Día 6: Vocación de Natanael (1,47-51)
Día 7: Bodas de Caná (2,1-11)
Los días 2.3 y 5 son introducidos por la fórmula “al día siguiente”. El día 4 no tiene tal fórmula, pero se
dice, “Al atardecer”, lo cual indicaría otro día. La vocación de Pedro no parece que sea presentada
literalmente como un día distinto en relación con la vocación de Andrés y su compañero. Y también la
vocación de Felipe y Natanael van perfectamente ensambladas. Una y otra vez, las dos partes van
introducidas por el verbo “encontrar” (41 y 45). El mismo P.Boismard afirma que el sexto día no es
mencionado, pero él encuentra una razón para este silencio en el hecho de que inmediatamente antes del
milagro de Caná se diga “al tercer día”, partiendo, claro está, de la vocación de Felipe.
El P. Busscho distingue cuatro etapas, no cinco días del verso 19-51; la primera de ellas nos da el
testimonio del Bautista ante el judaísmo oficial (19-28), dentro de las tres siguientes, unidas a la precedente
por la fórmula, ¡al otro día”, señalan el paso de los primeros discípulos del Bautista al círculo de los
discípulos de Jesús. En el 1,35 ss, si sabemos leer entre líneas, descubriremos el drama de un hombre que
queda envuelta en la soledad.
1ª Etapa: Testimonio ante el judaísmo oficial 1,19-29.
2ª Etapa: Testimonio ante sus discípulos 1,29-34
3ª Etapa: Los discípulos del Bautista forman círculo en torno a Jesús 35-42
4ª Etapa: Nuevos discípulos en Galilea 43-51
Veremos quiénes son los interlocutores del Bautista y sus reacciones.
EL EVANGELIO DE JUAN
LUGAR DEL BAUTISTA
Los interlocutores del Bautista son los sacerdotes y levitas. Es raro encontrar esta denominación en el
evangelio de San Juan, Se está haciendo referencia a la autoridad central. Juan Evangelista propone este
hecho como un testimonio de una declaración pública ante los judíos “confessus est” ( 9,22; 12,42; 1ª Jo.
2,23;). Se habla en público, no en privado. Y en este momento precisamente comienza la contienda entre
Jesús y los judíos.
Juan prescinde de todos los detalles. Su interés se centra en el “por qué” del Bautista. Es un testimonio
ante Israel, a quien él quiere conducir ante el Mesías (1,31). Si, por desgracia, Israel no escucha su
testimonio, el Bautista será testigo de cargo contra Israel (3,22.36). Como en todo testimonio, se nos da con
toda claridad el lugar donde sucedió Bethabara o Betania.
21
El P.Boismard descubre en esta frase “al otro lado del Jordán” un “paso sensible” ya que el ministerio
de Juan Bautista no es más que una introducción y una preparación para el misterio. La pregunta:”¿Tú quién
eres?” no está bien formulada; sonaría mucho mejor dentro del contexto: “¿Quién eres tú para bautizar?” o
también “¿qué significa tu actividad bautismal?”
Pero, dentro del recitado evangélico, la pregunta sugiere la adopción casuística de Juan: el precursor
no viene a responder de su personalidad; él posee una función propia, solamente viene a dar testimonio del
otro, que ha de venir después de él y que ya desde este momento ocupa el centro
Toda la cuestión no está situada en una línea polémica con los discípulos del Bautista. Él inculca que
no solamente no se quiere apropiar el título mesiánico, sino que la pregunta va mucho más lejos, no
solamente en torno a la misión del Bautista, sino que es la cuestión que se propone en todo el evangelio:
“¿Quién eres tú?”
Los emisarios o el evangelista ponen la cuestión mal a propósito. Y el Bautista no hace sino negar cada
vez más terminante y seca que “él no es el Mesías. Por tres veces, esto que es mala señal dentro del cuarto
evangelio, los emisarios ponen la pregunta mal a propósito.
El Bautista no se atribuye ni siquiera el título de Elías que le dan los Sinópticos (Mt.11,14; 17,16). Él
niega porque no tiene nada que decir de sí mismo. Su definición está en función del otro. Esta actitud que
irrita a los emisarios que buscan una aclaración: él no es nadie, pero anuncia nada menos que el nuevo
Éxodo de los tiempos mesiánicos anunciados por Isaías.
¿Por qué no entienden los delegados? Ellos eran fariseos, conocedores de la ley, pero en el cuarto
evangelio tienen por costumbre no entender nunca nada. Los emisarios vuelven a centrar la pregunta y esta
vez en torno al bautismo. Juan les contesta que su bautismo es de agua y que en medio de ellos está uno a
quien no conocen que es el Centro.
Pero Juan no dice nada, sin embargo, del bautismo en Espíritu. Los Sinópticos dieron a toda la
predicación escatológica de Juan un sentido Cristocéntrico; para Juan, el Bautista es solamente el “testigo”.
Su aparente discípulo es en realidad su centro. Él no era la luz
EVANGELIO DE JUAN
TESTIMONIO POSITIVO
(Jn.1,29-34) Cambio de escena. El silencioso Bautista se hace comunicativo y confidente en este texto.
Da la sensación de que todo ha cambiado. Todo el cuadro aparece estilizado como una pintura antigua en la
cual aparecen solamente el índice del Bautista y el “Cordero de Dios” que pasa:”He ahí el Cordero…”
La cuestión más importante de lo que vamos a tratar ahora, se centra en el significado del “Cordero de
Dios” ¿A quién se refiere este término? Está claro que se refiere a Jesús, paro ¿De dónde está tomado?
Dentro del Antiguo Testamento es oscuro y será necesario, como veremos, distinguir claramente qué
entendió Juan Bautista y qué sentido le dio Juan Evangelista.
El P. Busscho afirma que el texto hace relación no al Cordero Pascual, sino a Isaías 53,7 ss y 42,1. Es
cierto que a cualquier lector familiarizado con el Deuteroisaías parece con claridad que todas las
expresiones o definiciones de Juan Bautista están calcadas en la literatura de Isaías. Es también significativo
que en Qumrran el libro de lectura espiritual era Isaías y más concreto el Deuteroisaías.
22
Juan Bautista es ya testigo en sí mismo de lo dolorosa de su misión. Afirma que el Mesías que ha de
venir en pos de él permanecerá paradójicamente sin éxito.
Bultmann: Jesús es el portador de la salud. Sin duda se piensa en la muerte de Jesús. Por tanto, un
cordero destinado al sacrificio, pero el evangelista no dice si se refiere al Cordero Pascual o al “siervo de
Isaías”, o al cordero, que cada día, al amanecer y al atardecer se sacrificaba en el templo. Cita como textos
parábolas Hechos 8,32; 1ºP 1,19 donde aparece con toda claridad la mentalidad de la Iglesia primitiva Pero
la fe de la Iglesia primitiva no tiene ningún interés el lugar de referencia, bien sean Isaías o el Cordero
Pascual, o el cordero del templo,; sino lo único que interesa es la fe en Jesús sacrificado.
Stratghmann: afirma que el Moisés y el Cordero Pascual no juegan un papel de portador de culpas y que
con toda claridad hace referencia a Isaías 53,4,5,6.
Wikenhauser descubre también una cierta indiferencia de la atribución a una de las tres hipótesis.
El judaísmo del tiempo de Jesús nunca pensó en Is 53 como un texto mesiánico. El evangelista, sin
duda, sí pensó en la muerte expiatoria; esto era común en la iglesia de su época: 1º Cor 5,7; 1ª P 1,19, Apoc.
5,6-9; 7,14; 1º Jn.3,5 ss. La dificultad está en saber qué entendió el Bautista.
Sin duda comprendió que había de ser una misión dolorosa, como pudo comprobarlo por su propia
misión. El verbo griego no sólo significa quitar los pecados sino llevar sobre sí, soportar. Esta distinción
entre el pensamiento de Juan Bautista y aquél último significado que dio al texto Juan evangelista es
esencial
EVANGELIO DE JUAN
CONCEPTO DE CORDERO
Estamos viendo el concepto de “Cordero”. Hoy vamos a ver algunos exégetas, entre ellos, Wolff y el P.
Boismard, que suponen una primera edición del evangelio en arameo y descubren una traducción imperfecta
de la palabra “talya”, que puede significar “Cordero” y también “siervo” o “esclavo”. El Bautista ha usado
esta palabra en el sentido de “Siervo”, atribuyendo a Jesús la profecía del “Siervo de Yahvé” de Isaías; el
Evangelista Juan, sin embargo, ha traducido la palabra original por el término “Cordero”.
Esta aclaración ha tomado dos sentidos: Según unos, el Bautista dice: “He ahí el Cordero de Dios que
quita los pecados del mundo” (Jn 1,29 ss) haciendo referencia a (Is. 53,11 ss). Y el evangelista, según esta
traducción, no ha abandonado el sentido de “Cordero de Dios”, sino que sigue en la línea sacrificial,
dolorosa del mismo Isaías.
Según otros, entre ellos Boismard, el fundamento de esta parte (1,29-34) no descansa en Is. 53, sino en
Is. 42,1-4. El Mesías ungido con el Espíritu enseñará a los hombres el conocimiento de Yahvé y hará que el
temor de Yahvé arraigue en la tierra. El Bautista no piensa en Jesús como futuro sacrificio, sino más
bien en el bautismo de Jesús que proviene del Espíritu Santo y que quita las “culpas”. Las culpas son
entendidas solamente como culpas del futuro, no como culpas del pasado.
El Evangelista, al cambiar la palabra “siervo” por la palabra “cordero” ha unido a los pensamientos del
Bautista sus propios pensamientos y concepción de Jesús: que Jesús es el Cordero de Dios que muere para
quitar los pecados del mundo (1ª Jn 2, 1ss).
23
Dentro de la Iglesia, los occidentales han visto en el Cordero de Dios principalmente al Cordero Pascual.
Los orientales, sin embargo, han hecho referencia a Is.53. Pero todos han descubierto en esta frase a Jesús
que quita con su muerte los pecados de la Humanidad.
PRIMEROS DISCÍPULOS DE JESÚS
1,35-51 Lo más importante de todos estos pasajes que vamos a estudiar hoy es la frase “conviene
que Él crezca y que yo disminuya”, puesta en boca de Juan Bautista. Los cinco primeros discípulos de Jesús
provienen del círculo del Bautista, aunque se diga claramente de los dos primeros, se da a entender también
de los otros que se encuentran en las proximidades de Juan Bautista y son conocidos entre sí. Juan sigue
cumpliendo su misión que es dar testimonio de la Luz. En este encuentro de los discípulos y Jesús
descubrimos con claridad tres elementos:
Encuentro con Jesús.
Descubrir en Él al Mesías.
Cambio de destino en las personas que se encuentran con Jesús: Simón Pedro…
La frase más importante es “Hemos encontrado al Mesías”. El suceso es algo importante y vale la pena
señalar la hora. No se cuenta nada de sensacional. No se indica de dónde viene Jesús ni a donde va. Algunos
exégetas han visto que Jesús proviene del desierto, de las tentaciones, pero ello no pasa de ser una simple
suposición. En el cuadro aparecen solamente las personas esenciales: Juan, Jesús y dos discípulos.
La frase “¿Dónde habitas?” indica el cambio de Maestro. En la cuarta etapa: vv 43,51, el Bautista ha
desaparecido de la escena. Se parte para Galilea, donde Jesús llama a Felipe.
No se da ninguna indicación de lugar, del viaje, pero se deja suponer que Felipe es conocido de Pedro y
Andrés pues era de Betsaida. Y es muy probable que este encuentro haya sucedido en la ciudad natal de
Pedro y Andrés. Felipe se hace inmediatamente propagandista de Jesús, en términos análogos a sus
predecesores: “Nosotros hemos encontrado al Mesías” (1,41) “Aquel de quien se habla en la ley de Moisés y
en los profetas, nosotros le hemos encontrado, este es Jesús, el hijo de José de Nazaret (1,45).
Felipe toma también de nuevo las palabras de Jesús, llamando a los discípulos del Bautista: “Venid y
ved”(vv 39-46). Estos detalles descubren una analogía profunda entre la tercera y cuarta etapa, que
constituyen dos unidades entre sí, pero no parece que haya la posibilidad que indica el P. Boismard de
dividir cada una de ellas en dos días. Por lo tanto, es preferible seguir la división de las cuatro etapas
indicadas por el P. Busscho.
En esta parte, aparece con claridad la “cardiogenesis” de Jesús. Es importante el encuentro con Pedro y
Natanael. Jesús supera el futuro en Pedro y el pasado en Natanael. Jesús se manifiesta como Hijo de Dios
que atraviesa con su mirada al hombre. Jesús sabe quiénes fueron, son y serán los que le siguen: esto quizás
sea el milagro ante los discípulos y se comienza a revelar la gloria del encarnado.
El testimonio del Bautista sigue en cierto sentido operante a través de los suyos. La fuerza de atracción
de Jesús es casi mágica, Aquellas palabras le siguen sin preguntar ni el por qué ni para qué, su única base es
la voz del que clama en el desierto. Es de notar cómo la “voz” significa un lugar primordial sobre la visión al
contrario del mundo griego.
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Otro dato es la unión con el Padre. En el texto se hace referencia a la escala de Jacob, pero en el
Evangelio no existe ningún lugar que hable de este hecho.; el simbolismo va a lo profundo e indica la visión
de la gloria del Padre: “el que me ve a mí, ve también al Padre” (Jn 8,16 ss; 10,30; 16, 32; 1,14; 14,9).
Es digno también de tenerse en cuenta la cantidad de títulos mesiánicos que aparecen en cada trozo:
Cordero de Dios (v 36) Mesías (v 41; Rey de Israel (v 39) Hijo de Dios (v 49) Hijo de Hombre (v 52).
Las profecías del Antiguo Testamento se cumplen en Jesús (v 45) (v 51) La promesa se actualiza en el
presente y ya no hay que superar en un futuro escatológico Jesús es Hijo del Hombre no en el sentido de la
literatura judía escatológica, sino en el momento presente terreno y actual (Jn 3,19;y 5,25)
JUAN Y LOS SINÓPTICOS Y EL
PROBLEMA DE LA LLAMADA
DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS
El relato de Juan sobre la llamada de los primeros discípulos y aquel de los sinópticos se diferencian
profundamente entre sí (Mt.4,8-22; Mc.1,16-20, LC.5,1-11). Según Mateo y Marcos, los primeros discípulos
de Jesús son los dos pares de hermanos: Simón-Pedro y Andrés, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo.
Además se nos da la referencia de la llamada de un quinto discípulo: Leví (Mc.2,13 ss).
Según Juan, los cinco primeros discípulos de Jesús se llaman: Andrés, un innominado (parece ser
Juan¿?).; Simón-Pedro, Felipe y Natanael. Las dos listas tienen en común solamente dos nombres Simón y
Andrés; probablemente también un tercero, Juan, pero no es claro. No obstante, mi opinión es que se refiere
a Juan, que al ser él mismo el que escribe, lo da por supuesto o por modestia igual que hace al llegar al
sepulcro ( él llegó primero y esperó a que llegase el otro, Pedro).
La llamad, según los Sinópticos, tiene lugar mucho más tarde que en Juan. Después de la prisión del
Bautista y al comienzo a la misión en Galilea de Jesús; y también el lugar es distinto, en las proximidades
del lago de Genesaret.
Según los Sinópticos tiene lugar mucho más tarde que en Juan. Después de la prisión del Bautista. Jesús
llama a los discípulos, dedicados a su oficio para que le sigan como colaboradores de su Apostolado y que
en cierto sentido no dejan de ser pescadores.(Mc.1,17)
Los discípulos están unidos entre sí porque son pescadores. Para Juan el punto de unión no es su oficio,
sino la escuela del Bautista, a la cual todos pertenecen. Siguen a Jesús no como colaboradores, sino porque
han encontrado en Él al Mesías esperado.
Ante estos problemas, los críticos han negado, con más o menos facilidad la historicidad de la narración
de Juan. Dicen que es imposible unir una y otra narraciones. Si esto fuese así, deberíamos tomar como no
históricas todas las perícopas que Juan nos da sobre el quehacer de Jesús, hasta la prisión de Juan Bautista,
es decir, hasta Juan 4,54 0 5,47. Nadie duda que muchos de los seguidores de Jesús proceden de los círculos
bautistas, dada la enorme impresión que el movimiento bautista causó en los galileos (Mc.2,18). Esto es
reconocido también por los críticos.
Habría una solución de ver la llamada primera, narrada en Juan, como no definitiva, como un primer
tanteo o conocimiento, pero no parece así; pues estos discípulos se encuentran con Jesús en las Bodas de
Caná (2,11), en Cafarnaúm (2,12) en Jerusalén para la Pascua (2,17). Bautizando en Judea en nombre de su
Maestro (3,22) , en Samaria (4, 1-3), donde reciben la promesa de una rica cosecha en el campo de la misión
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(4,39) (Véase Mc. 1,17) Por el contrario, en los Sinópticos, tenemos la impresión de que Jesús no tenido
ningún discípulo anterior a su misión en Galilea.
Para llegar a una posible solución se han intentado diversos caminos. Lo veremos a continuación.
SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA LLAMADA
DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS
Para llegar a una posible solución al problema de la llamada de los discípulos (distinta narración de los
Sinópticos y Juan) se han intentado diversos caminos:
1.- Los Sinópticos nos narran únicamente la llamada definitiva de Jesús que, según ellos, tendría lugar
después de la prisión del Bautista, cuando Jesús comenzó su propia predicación. El hecho de que se
encuentran juntos en Caná, Cafarnaúm, etc. (Según Juan), supondría simplemente una serie de encuentros
debidos a una común amistad.
2.- La llamada y el rápido seguimiento de los discípulos que lo abandonan todo, sus naves y sus padres, por
seguir a Jesús (Mc.1,16-20) es difícil de comprender si excluimos un modo milagroso, si no se tratase de
conocidos. Es como la conclusión final de un largo camino y experiencia mutua. Es mucho más probable en
la hipótesis de un previo conocimiento al lado de Juan Bautista.
3.- Es de suponer que los discípulos, después de su vuelta a Judea a través de Samaria (4,3-43), volverían a
ejercitar su oficio de pescadores, que abandonarán poco después para cambiar totalmente de oficio de
pescadores de hombres.
Estas serían las posibles soluciones, de no admitir en la forma de narrar de Juan un modo cronológico
para marcar el paso del Bautista a Jesús, sin tener demasiado en cuenta datos cronológicos y espaciales.
SECCIÓN DE LOS SIGNOS
EPIFANÍA O MANIFESTACIÓN
DE LA “GLORIA” ANTE EL MUNDO
Bultmann divide esta sección en dos partes:
cc. 2-1 Lucha de la Luz contra las Tinieblas.
cc. 13-17: revelación de esta “gloria” ante los creyentes o victoria de la Luz.
Ve reflejada la primera en el Prólogo, en los vv 5,9-12; y la segunda 1,12-18. La primera parte está bajo la
voz “KRISSIS” en un doble sentido de juicio y separación (3,19; 5,22ss; 8,15-26; 9,39;12,31-46ss) y
también la palabra “SKISMA” que indicaría una separación definitiva o también una disuasión (7, 1-43; 9
ninguna manera,16;10,19).
El primer milagro con el que Jesús inaugura su vida es la conversión del agua en vino en las Bodas de
Caná. Barrett afirma que se trata de un milagro privado, pero las palabras “gloria”, “manifestación”, “signo”
no dicen relación de algo privado, sino a un hecho público, claro y manifiesto.
Es clara la unidad de los cc.1-4. Caná se encuentra al principio y al fin. El evangelista, por dos veces,
nos hace entender que él conocía la vuelta a Caná como una inclusión semítica. Jn 4,46 y 4,54. Esta doble
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llamada al primer signo de Caná es tanto más significativa cuanto en el intermedio el evangelista ha
permitido señalar otros signos: (2,23;3,2;4,45)
El inventario material de la sección se reduce a dos signos y a tres conversaciones con individuos
particulares. Ya vimos también el paralelismo entre las dos secciones, en ambas se nos cuentan dos signos,
uno de los cuales tiene lugar en Galilea y el otro en Jerusalén.
Los signos de Galilea dicen relación a una abundancia de pan y de vino. El Mesías no encuentra
oposición y da paso a su bondad y grandeza. En Jerusalén, por el contrario, los signos reflejan un carácter
más negativo, destrucción del templo (2,13-22) y abolición del sábado (cap. 5).
Los signos de la primera sección, aunque reveladores, sin embargo el misterio está en el fondo y el
evangelista se ve obligado a dar una explicación. Capítulo 2,11, 17-21. Por el contrario, los signos de los
cap. 5-6 son explicados por Jesús mismo en un largo discurso.
Aquí se refleja un carácter progresivo en la revelación. La primera parte es una simple presentación de
hechos; la segunda es una exposición clara de su persona, principalmente en su relación con el Padre.
La sección primera, 2-4, es definitiva en 2,23-25 por la repetición de la palabra “pisteue”, “creer” o
“fiarse de”. Sugiere que el problema central es el problema de la fe. Varios individuos son pasados en revista
para descubrir su situación ante este problema. El hecho de que el entusiasmo por los milagros ni inspiraba
confianza en Jesús que descubría la interioridad del hombre, demuestra lo profundo de la encuesta. “Creer y
fiarse de” es una columna fundamental en la estructura de nuestra propia existencia.
MILAGRO DE CANÁ 1
El texto de la Boda de Caná ( Juan 2, 1-10) lo podemos dividir en tres partes:
1ª. Parte: exposición (v. 1-2).
2ª. Parte: preparación del milagro (vv 3-5).
3ª. Parte:milagro: (vv 6-8)
4.- Conclusión (vv 8 ss)
Vamos a situar el tiempo, el lugar y las personas que intervienen en el milagro. Sucede tres días después
de la llamada de Felipe. El lugar: no ciertamente el Caná donde hoy en día se conmemora el hecho, una hora
al NO de Nazaret, pues parece ser que los PP franciscanos en el siglo XVII, la eligieron más bien por su
interés turístico, por encontrarse en el camino hacia el lago, que por su veracidad histórica. El lugar, con
toda probabilidad fue Quibet-Caná, a 14 Kilómetros al norte de Nazaret.
Personas: Jesús y sus discípulos. No sabemos por qué fueron invitados los discípulos. Se han hecho
diversas hipótesis, pero ninguna de ellas convincente. Según algunos se .trataba de la boda de alguno de los
discípulos, y más en concreto se apunta a Juan evangelista (describe los hechos de primera vista) y que,
según ellos, repetiría el hecho de San Alejo, que abandonó a su mujer inmediatamente después del
matrimonio.
Si hubiese sido así, se plantearían serios problemas dignos de profundizar en ellos. Se encuentra
también María la madre de Jesús que goza de cierta autoridad y confianza dentro de la familia que celebra la
boda y que plante unos rasgos de profundo conocimiento humano y elegancia para salir al paso de
situaciones enojosas.
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El milagro podemos resumirlo en tres elementos:
1.- El milagro es la antítesis de dos situaciones Por una parte, una situación humana desesperada y sin salida
posible; una verdadera aporía, duda, contradicción indisoluble; por otra, una solución milagrosa, inesperada
y exuberante, o al menos realizada de una forma inesperada.
Como todos los milagros del cuarto evangelio, no responde a la súplica tal cual ella fue hecha, sino que
Jesús encuentra siempre un modo maravilloso de proceder que supera toda esperanza humana. Los milagros
de cuarto evangelio o son efectuados sin ser pedidos, cap.2,3;5,7;6,5-9;6-8;17,36-38. O bien son pedidos y
Jesús encuentra un camino que los suplicantes no habían pensado previamente (4,47; 11,3;2,24; 32,39)
LA BODA DE CANÁ (2)
CALIDAD DEL VINO
En Caná, la penuria humana da lugar a una abundancia imprevista, señalada por la cantidad de vino, 700
litros, y por la calidad extraordinaria del vino (82,6-10). Este vino no es tanto para los convidados, cuanto
para sugerir la riqueza de los tiempos mesiánicos.
La Hora de Jesús no ha llegado todavía; el presente milagro no es más que un anticipo o presagio de lo
que ha de ser en la plenitud. Esta tensión entre el presente y el futuro se hace notar en el díptico (cap.
2,17,21-22). El signo del templo.
El milagro de Caná es un signo (2,11). Cerfaux señala claramente la diferencia de vocabulario de Juan
para designar los milagros de Cristo. Juan los llama frecuentemente señales “semeia”, pero también obras
“erga”. Materialmente signos y obras no se distinguen prácticamente; se trata también de milagros, pero el
cambio de palabra es un jalón importante dentro de la teología joánica.
Juan se sirve de la palabra signo hasta el final del evangelio. El signo detiene a los judíos en el camino
hacia la fe y no pasan a las obras, es decir, no progresan en la revelación. La palabra signo tiende a significar
cada vez más en el cuarto evangelio algo incomprendido.
El signo tiene su origen dentro del Antiguo Testamento, y más en concreto en el libro del Éxodo, libro
del tránsito hacia la tierra prometida. En la época de Cristo, los signos anuncian al Mesías y revelan la
función mesiánica, que los realiza. Esto aparece con claridad dentro del milagro de Caná, donde el vino
significa las riquezas mesiánicas.
Lo mismo aparece en el signo del templo, que aunque no como milagro, es sin embargo, revelador de
la mesianidad de Jesús (Mal 3,1;Zac 14,21; 6, 12,) y así lo entendían los judíos, si bien no les basta el signo
y por eso le piden un milagro. Nicodemo ve los signos, pero sin sacar consecuencias se detiene en el camino
(Éxodo), sin llegar a la tierra prometida (Jesús) (3,2).
La samaritana tiene también un signo, el descubrimiento de su vida íntima por Jesús; ella quiere huir con
preguntas más o menos capciosas, pero Jesús la hace caminar hacia el fin :”Yo soy el Mesías”. El texto
4,44.45-48 da la sensación de que Jesús tiene auténtica repugnancia hacia las exigencias judías que son
expectaciones de lo maravilloso “·milagros y prodigios”, rechazando lo esencial.
El pagano, sin embargo, sin ver el signo, cree fiándose de la palabra de Jesús. Suenan textos de los
sinópticos (Mt.12,38;Lc.11,29 y de Pablo 1º Cor 1,23). Los signos de Juan dan la sensación de paso,
preparación, camino; los judíos, sin embargo, nunca correrán este camino, negando el paso de Jesús.
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El signo de Caná es también revelador de la gloria; la noción de gloria pertenecía al vocabulario del
Éxodo (Num.14,22) donde gloria y signos son mencionados juntamente. Signo y gloria sólo se encuentran
unidos en este momento (2,11). La gloria es también señalada en el último milagro (11,4.40). Se puede
concluir que todos los signos indican gloria, lo mismo que todas las obras atestiguan la unión entre el Padre
y el Hijo (12,28).
Sin embargo, la palabra gloria dice relación preferentemente al final de la vida de Jesús; la
glorificación final anunciada por la voz del cielo no es igual a aquella de la vida pública. La palabra griega
“palin” no indica solamente de nuevo a otra voz, sino “sobre todo” y “más todavía”. La manifestación de la
gloria en Caná no es más que un débil reflejo de la nueva definitiva.
El contraste se manifiesta en 12,37-41, donde la gloria, vista por Isaías, aquella de la glorificación final
coincide con el rechazo definitivo de los signos por parte de los judíos. El vocabulario ambiguo, tan
característico de Juan, permite distinguir una doble significación, descubrir una continuidad, que comienza
en Caná y se corona en el Calvario.
LA HORA DE JESÚS EN JUAN
La Hora de Jesús, podemos decir que es un tema fuerte que da dramatismo especial en el evangelio de
Juan. La “Hora de Jesús” hace que toda la acción tienda como un arsís, una especie de subida suave hacia
un momento concreto, cumbre que es la muerte. Esta hora final, da significación e ilumina toda la vida de
Jesús.
2,4. Primera llamada. Elemento misterioso. Se da una hora que dirige toda la vida de Jesús.
7.6.- El momento querido por Dios. El tiempo de Jesús y su hora están determinados por el Padre.
Atmósfera de peligro.
7,8.- Semejante al anterior.
7,30.- De nuevo se une la hora a un momento de peligro que es como un reflejo de la Pasión.
8,20.- “Nondum venerat hora eius”. El lector que lee por primera vez esta frase, queda esperando esta hora
definitiva y trágica, sin saber todavía en qué consiste.
Como veremos, en la mayoría de estos textos existe una tensión, una llamada a algo que ha de venir,
aunque todavía no se descubra con claridad en qué consististe, pero se descubre algo peligroso y doloroso.
La hora tiene también un sentido escatológico. Se refiere al tiempo que está más allá de la muerte y la
resurrección (4,21.23; 5,25.28; 12,23 y 5,27). Vistos todos estos textos, descubrimos que la hora significa
muerte, resurrección y ascensión.
Tiene un significado soteriológico que define y resume toda la vida de Jesús. Este mismo sentido han
descubierto los Padres Gaechter, Braun y H. Vanden Bussche y otros.
La hora en el cuarto evangelio significa algo definitivo; la hora de la mujer que va a ser madre, es la
del alumbramiento (16,21). La hora de los judíos incrédulos, es la del abandono definitivo de Dios para que
realicen su crimen (16,3-4). La hora de Jesús es aquel momento en el que se realiza aquello para lo cual él
ha venido; es decir, la victoria sobre el demonio, sobre el pecado y sobre la muerte. (12,23-24; 27,3-
32).Podemos compararlo con Lc 22,53 y Mt. 8,29.
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En todo el evangelio se nota esta tensión; los milagros, los sermones y las obras de Jesús tienen una
doble virtualidad. Una presente, la realización de un hecho, y otra dinámica que tiende hacia el futuro, del
cual cada momento es símbolo. En ello descubrimos la finalidad del cuarto evangelio, de destruir y rechazar
la tensión entre el Jesús histórico y el de la fe.
EL REINO Y LA PASIÓN
El tema fundamental en los Sinópticos es el Reino. Ellos hablan constantemente del Reino a excepción
de la Pasión. Juan, por el contrario, habla una sola vez acerca del Reino en la vida pública y dentro de la
Pasión. En los Sinópticos doce, cuatro y seis veces aparece la palabra Reino.
La Pasión es concebida por el Cuarto evangelio como la Epifanía de Cristo Rey.
En el ministerio público la transcendencia de la Persona de Jesús ha sido frecuentemente señalada.
Jesús no es de este mundo. Él es de arriba (3,31;8, 23). En el momento de la Pasión Jesús dice lo mismo del
Reino que Él ha venido a instaurar (18,36;19,11) El Reino debe ser en la tierra como la prolongación y el
sustituto de Jesús. El título que ha sido puesto en la Cruz, en griego, latín y hebreo, cumple lo preanunciado
en 12,32.
A diferencia del Reino davídico, I Reg. 11,29-31, el reino de Cristo no será jamás dividido (19,23-24).
Dentro de los Sinópticos, encontramos múltiples detalles acerca de la Pasión. Juan se fija en un detalle
aparentemente secundario (19,31-37): la sangre y el agua que manan del costado de Jesús. Comparando este
texto con 1ª de Juan 5,6-7, descubrimos que se hace una clara referencia al agua (bautismo) y sangre
(Eucaristía).
También descubrimos una referencia en el versículo 36 al Ex 12,46. La Pascua cristiana es cumplimiento
de la judía. En los Sinópticos encontramos lo mismo en el momento de la Cena. Mientras Jesús estaba en la
tierra, la economía sacramental no tenía razón de ser.
Los Sinópticos narran la elección de los 12, su preparación y misión, colocándolo dentro de la vida
pública de Jesús. Juan pasa por alto todo esto dentro de la vida pública. Sin embargo, después de la
Resurrección, Jesús da a los 12 el poder de perdonar o retener los pecados (20,22-23), frase similar a
Mt.16,19;18,18. Se descubre también aquí la intención del 4º evangelio de colocar la perspectiva eclesial en
la Pasión- Glorificación: es decir, la Hora de Jesús.
EL CONTACTO FÍSICO CON JESÚS
En los Evangelios Sinópticos el contacto físico con Jesús tiene gran importancia. Tocar a Jesús significa
participar en su virtualidad (Lc.6, 19). En el 4º evangelio encontramos un episodio significativo: Jesús
resucitado dice a la Magdalena: “No me toques, aún no he subido a mi Padre”. El contacto físico con Jesús
no es ni lo mejor ni lo más esencial. Cuando suba al Padre se podrá establecer contacto mucho mejor con El,
más perfecto, por la gracia, la fe y los sacramentos.
En este mismo sentido podemos entender la paradoja del capítulo 14: “Me voy y vengo a vosotros”. En
20,24-29 Tomás es invitado a meter sus dedos en el lugar del costado; él debe ser testigo de la resurrección,
pero en el mismo texto se indica: “Dichosos aquellos que creen sin ver” (20,29). Tomás cree repitiendo así
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el gesto de Pedro en Cesarea…en el 4º evangelio la fe alcanza también su punto cumbre después de la
Resurrección.
Los Sinópticos señalan el cambio de los apóstoles, de pescadores galileos en pescadores de hombres (Lc.
1,17 ss). Lc. Narra la pesca milagrosa (5,1-9) Mt. La parábola de la red que recoge peces de todas las
especies (13,47-50), y también la marcha de Pedro sobre las aguas, que demuestra la estrecha unión entre el
Salvador y el Jefe de los Apóstoles.
El texto paralelo de Juan se encuentra después de la resurrección (21,1-14), donde se narra una aparición
de Jesús y una pesca extraordinaria. La semejanza entre Lucas y Juan no se puede negar. Por otra parte,
Pedro se arroja también al agua como en el primer evangelio y el número de 153 peces grandes hace alusión
a una opinión corriente según la cual existirían 153 especies de peces (Mat 13,47).
Este hecho tiene un carácter esencialmente eclesial; ya no es un hecho de Cristo sino un hecho de la
Iglesia, cuyo apostolado no sería fructuoso sin la presencia del Fundador. “Sin Mí nada podéis hacer” (15,7).
Jesús estará siempre con los apóstoles de una manera invisible; Él los alimenta y anima.
El 21,5-7 de Juan corresponde a la escena de Mt. 16,13-19 localizada en Cesarea de Felipe. Jesús
confiere a Pedro el Primado. Dentro del primer caso se da un acto de fe y un anuncio para el futuro; dentro
del segundo, un acto de amor y una orden a ejecutar inmediatamente. En el capítulo 10 de nuestro evangelio
Jesús se ha llamado único Pastor; dentro de nuestro texto el Pastor es Pedro.
También se da un paralelismo entre Mt.16,21-28 por una parte y Jn 21,19-23 la confesión de Cesarea
está íntimamente ligada a la pasión de Jesús. En el 4º evangelio se une inmediatamente el anuncio del
martirio de Pedro muy semejante a la Pasión de Jesús, señalando el camino que Pedro ha de seguir.
Como hemos visto, en todos estos detalles, se da una carga eclesial dentro de los últimos capítulos del
evangelio de Juan. En este momento se realiza todo lo que previamente ha sido anunciado y que los
Sinópticos habían colocado en distintos momentos, dentro de la vida pública de Jesús. La Hora final del
evangelio es la manifestación total, la entrega total y la Hora de la Iglesia que nace del costado de Cristo
atravesado.
MARIA EN EL MILAGRO DE CANÁ
En un texto tan esquemático como el milagro de Caná, que pasa por alto muchas circunstancias
interesantes, es significativo que María, la madre de Jesús sea citada tres veces. Esto no se explica sin una
intención de orden doctrinal. El P. Braun señala la línea infranqueable que separa a Jesús de sus familiares
dentro del evangelio e incluye a la madre de Jesús. Jesús, dentro de su ministerio público se encuentra en
una situación de lejanía en relación a su familia terrena.(Mc.3,31-35). La misión del Encarnado es revelar al
Padre; y cumplida la Hora (la Pasión), llegará la hora de María, la Iglesia y los Sacramentos.
La frase más importante dentro de las bodas de Caná, en relación a la madre de Jesús, la encontramos en
el versículo 4: “¿Qué tenemos que ver tú y yo, mujer?. Todavía no ha llegado mi Hora”. Los exégetas han
dado diversas explicaciones a esta frase, basados unos en razones exegéticas y otros en razones
mariológicas. La primera expresión: “¿qué nos va a ti y a mí?” aparece con frecuencia dentro del Antiguo
Testamento, señalando una separación o un rechazo. Boismard observa que tal rechazo puede tener diversos
caracteres.
En Ju 11,12; en Crn 35,21;II Sam 16,10; i Rey 17, significaría: “qué cosas hay que nos separa a nosotros
dos” o también : “qué he hecho yo para que tú me quieras mal”. Sin embargo, en Gn. 22,24, II Rey.5,13, el
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significado sería: “¿qué hay de común entre nosotros dos. Ninguna cosa. Él sabe que de hecho su hora ha
llegado y, por tanto, la inquietud de María no tiene razón para existir.
Otros exégetas, entre ellos, Goehter, Braum… sostienen que María ha pedido un milagro y Jesús afirma
su autonomía frente a la autoridad materna. De aquí que Jesús llame a María, Mujer, como para acentuar su
separación, su independencia.
La interpretación de esta primera frase está condicionada por la interpretación de “aún no ha llegado mi
hora”. Para los autores que retienen la referencia a la hora del Calvario señalan que Jesús trata de indicar que
María se unirá a Él realmente en el momento de la Pasión; hasta aquel momento de la acción redentora
María no tiene ninguna parte con Él.
El P. Boismard retiene que la hora hace relación a la manifestación al mundo; es decir, la hora de su
revelación. Esta Hora se extiende ciertamente a la hora del calvario, pero también a toda la actividad
pública de Jesús, si bien la pasión es el mayor milagro y la mayor manifestación de la gloria. El término
“mujer” no tiene un sentido despectivo. ; así llama Edipo a Yocasta (Edipo Rey, 642), y Augusto a la Reina
cleopatra (Casio 5, 12—15), pero no encontramos ningún paralelismo en el cual un hijo llame así a su
madre. De nuevo notamos aquí la lejanía de Jesús; Él está bajo otra ley que aquella de la carne y de la sangre
(Lc. 11, 27).
Por lo tanto, hay diversas opiniones en la forma de entender la frase. Los que hacen referencia al
Calvario afirman que Jesús ha cedido a causa de la humilde súplica de la Virgen a anticipar de una manera
precipitada su hora. Tendríamos un caso paralelo a la súplica de la Cananea (Mt.15,21-28). El P. Boismard
que refiere la hora de la manifestación, ve en la frase: “¿qué tenemos que ver tú y yo?” una ligera
reprimenda a la madre por su inoportuna turbación y traduce la parte segunda en sentido interrogativo:
“¿acaso ha llegado mi hora ya?”. Esta interpretación está abalada por muchos Padres griegos y parece
confirmada por el uso del Nuevo Testamento que normalmente descubre un sentido interrogativo en vez de
la negación cuando sigue a la partícula interrogativa “ti” (Lc.4,41; 8,17; Mt. 16,9)
El P. Lagrange ve en la expresión “¿Quid tibi?”, corriente aún hoy en Palestina, dos posibilidades de
significación. Primera: “¿Qué te importa?” y también: “Déjame obrar a mí”, según el tono en el que sea
pronunciada. Por tanto, el significado depende de las circunstancias. Pero, veremos la verdadera
significación en otro apartado posterior.
MARIA EN EL MILAGRO DE CANÁ (2)
¿Cuál es la verdadera interpretación? Es difícil inclinarse en uno u otro sentido. Sin embargo, nos
parece más profunda y más concorde con el resto del evangelio, la opinión que descubre un sentido de
lejanía, de planos distintos, indicando a María que debe permanecer en la fe y en la esperanza. No dudamos
que las frases de un idioma encontradas por escrito pero carecen de aquel color vivo que debió tener la
expresión en los labios de Jesús.
Sea cual fuere el significado, María tiene una importancia sin igual tanto en este momento como en la
hora final; es decir, su hora, que es también la hora de la Iglesia. Siguiendo al P. Feuellet, vemos en Caná un
anuncio de la escena del capítulo19vv 25-27 y presupone que esta última escena de despedida es una cosa
muy distinta a un simple gesto de piedad cristiana.
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María, la mujer, queda investida del título que Jesús quiere que represente dentro de la Iglesia naciente.
María ha admitida a intervenir en Caná solamente en tanto en cuanto este milagro dice relación a la hora de
la gracia. En los Sinópticos la Virgen ocupa en la manifestación de la obra mesiánica de Cristo. En el alba de
Caná tanto como en la plena luz del Calvario (19,25-27)
María ocupa una posición de mediadora, vecina a la figura central de Cristo. Su acción consiste en
presentar a Jesús las necesidades de los hombres y en presentar a los hombres a Jesús. Probablemente la
palabra mujer que en el judaísmo de la época es interpretada en un sentido mesiánico, hace referencia al
texto del génesis: “María es la nueva Eva por la cual pasa al mundo la nueva vida”.
La fe inquebrantable de María hace que ocupe el primer puesto entre los creyentes; los que creen en
Jesús unen su fe a la de María en Caná. María se mueve constantemente en la esfera de la fe sin dudar jamás.
Todo el milagro de Caná es una flecha que apunta al final de la Pasión.
EL SIGNO DEL TEMPLO
Juan 2,13-22
Tras las Bodas de Caná, Jesús aparece en público; sube a Jerusalén a la fiesta de la Pascua (es la 1ª de
las tres Pascuas que aparecen en Juan) . La 1ª Pascua se relaciona con la purificación del Templo y la
predicción de su destrucción y renovación en Jesús, nuevo templo. La 2ª con la revelación de Jesús como
pan de vida. En la 3ª, Jesús muere inmolado como el cordero de la nueva Pascua.
Jesús se manifiesta entrando al templo en una aparición repentina.
Con la palabra “Templo” se designaba todo el edificio del templo: vestíbulo, santo, y santo de los santos,
juntamente con los atrios de Israel, el de las mujeres y el de los gentiles. En el atrio de los gentiles solía tener
lugar el mercado.
Jesús los despachó diciendo: “Quitad todo eso de aquí y no hagáis de la casa de mi Padre, casa de
negocio”. Juan usa el mismo verbo “quitar” del momento del bautismo “Cordero de Dios que “quitas” el
pecado del mundo.
El Templo es la casa de su Padre y, como tal los judíos han de respetarlo y no convertirlo en casa de
negocios. En los Sinópticos se habla de “cueva de ladrones” y de la casa del Padre como “casa de oración”
(Mc. 11,17 y paralelos) Para Juan es más bien un mal contra la persona de su Padre. Por eso dice: “el celo de
tu casa me devora”. No puede soportar que se deshonre a su Padre de ese modo.(Ver 8,49).
Los judíos piden un signo que acredite que lo realizado por Él era misión de Dios.; se trata de una
demostración de su autoridad para dicha acción. Jesús les respondió, diciendo: “Destruid este templo y yo lo
reedificaré en tres días”. Jesús usa un estilo parabólico, enigmático.
¿Cómo reaccionan los judíos? ¿De qué se trata realmente? Lo veremos en el siguiente comentario.
“DESTRUID ESTE TEMPLO”
“¿A QUÉ TEMPLO SE REFIERE?”
1º.- Interpretación de los judíos: Los judíos lo entienden literalmente. Creen que Jesús habla de destruir el
Templo de piedra. Un templo que tardaron tanto tiempo en construirlo, ¿cómo lo va a reconstruir en tres
días?.
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2º.- Más: Él habla del templo de su cuerpo. Esta postura se basa en la interpretación del evangelista, pero es
exclusiva; es decir, no hablaría del templo de piedra. Pero esto no parece probable; de lo contrario, los judíos
no lo hubieran entendido así; y además es normal en Juan que a partir de cosas reales, concretas, se eleve a
una significación espiritual.
3º.-Teoría de Dubarle: Jesús habla en la primera parte del templo de piedra, pues Jesús habla en el templo
después de su purificación, pero en una segunda parte habla de su cuerpo, ya que en la nueva economía su
cuerpo resucitaría como nuevo templo. A favor está Lucas 22,15. Pero son circunstancias diferentes
4º.- Leon-Dufour abre otra vía de solución. Jesús ciertamente habla del templo material, pero de tal forma
que todos los judíos presentes podían sospechar que había cierta relación entre aquel templo y la persona de
Jesús. Pues usaba sentido profético, así como la antítesis; además, Jesús siempre se ha mostrado como
superior a los profetas.
Y como para los judíos la renovación del templo era un signo de la edad futura, del tiempo mesiánico, no
era difícil el paso a su persona. Además se podían dar cuenta de que en “tres días” no se podía referirse al
templo material.
Entonces los discípulos entendieron:
1º.- Que Jesús hablaba de su muerte y resurrección.
2º.- Que su cuerpo glorioso sería el nuevo templo, lugar de encuentro entre Dios y el hombre. Este es el
signo que da Jesús a los judíos. Es el signo de la Pascua. Cristo, una vez glorioso, aparece Hijo de Dios,
Señor del templo.
¿Se profetiza el cuerpo de Cristo o la Iglesia? Para algunos “cuerpo” designa el cuerpo místico de Cristo, y
que se refiere a Cristo resucitado, como prefiguración de la iglesia, nuevo templo. Esto no repugna, pero no
parece probable: pues en Juan “somás” no tiene este sentido, y además la Iglesia nunca significa templo en
sí, sino en cuanto es cuerpo de Cristo; en cuanto es el cuerpo de Cristo muerto y resucitado.
Este es uno de los grandes signos cristológicos de Juan (incluso en Apo. 21,22: “Pero templo no vi, pues
el Señor, Dios todopoderoso, con el Cordero, era su templo”. Así mismo el nuevo templo escatológico es la
fuente de agua viva (Juan 7,37-39;19,34 ss)(Ez.47; Zac. 13,1; 14,8; Apoc22,1) El Cuerpo de Jesús es
Templo y Fuente.
¿Se trata del Cuerpo de Eucarístico de Cristo? Por el uso del vocablo griego “somás” no se puede
demostrar que se trata del Cuerpo Eucarístico de Cristo, pues para ello Juan usa otra voz, sin embargo, por el
contexto eclesiástico y sacramental de todo el evangelio cabe que este texto tanga dicho sentido.
En este símbolo del templo notaremos, sobre todo, una unidad de revelación, una única e idéntica obra
salvífica. Es decir, el fiel en la Iglesia, iluminado por la Escritura y por el Espíritu, entiende que Dios se hace
presente; a lo cual el hombre penitente mira a Cristo como victorioso del mundo, a pesar de la incredulidad
de los judíos (Jn.16,33: “ Esto os lo he dicho para que tengáis paz en mí; en el mundo habéis de tener
tribulación; pero confiad; yo he vencido al mundo”)
SECCIÓN DE LAS OBRAS (CC.5-10)
JESÚS, ¿TÚ QUIÉN ERES? (1)
Después de la primera parte, pasamos a un grado superior en la revelación. El problema o la pregunta es
idéntica: “¿Tú quién eres?” Pero la respuesta nos lleva a una penetración más profunda en el secreto de la
Personalidad de Jesús.
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La sección primera estaba puesta en función de la religión judía y la solución se adaptaba a la esperanza
mesiánica: el Mesías estaba allí en medio de ellos. Cristo no aparece más que en los contextos de duda, de
oposición, de controversia o de fe imperfecta. Y este título no aparece jamás en la boca de Jesús. Juan da la
impresión de que no usa el término Cristo como inferior e imperfecto para designar la realidad que tiene ante
sus ojos.
En la segunda sección, más que una respuesta a los judíos se da una apertura a la conciencia de Cristo.
Se manifiesta su origen divino. Los signos se convierten en obras del Padre y la Revelación es su Palabra.
Tras de cada “obra” siguen discursos largos que los judíos no entienden; el Padre obra y habla a través del
Hijo.
Los títulos de Jesús son: “Hijo del Hombre”, “Hijo de Dios”, “Hijo”. Se llama a Dios Padre, pero, a
pesar de todo, todavía estamos en el momento de las parábolas: 16, 25 : “Esto os lo he dicho en parábolas;
llega la hora en que ya no os hablaré más en parábolas: Antes bien, os hablaré claramente del Padre”.
Jesús se presenta como el Hijo de Dios en el sentido más real, pero, por parte del evangelista hay cierta
reserva, aún no ha llegado la “hora”. El evangelista acentúa también la incomprensible falta de inteligencia
de los judíos. El título más brillante de esta sección es el de “Hijo del Hombre”, él encierra el mandato de
juez universal y el origen divino.
La sección de las obras comienza por un díptico: 1) Curación del paralítico en Jerusalén. 2)
Multiplicación de los panes. La apertura de conciencia de Jesús es tan sorprendente que choca con la
mentalidad judía. Juan repite hasta la saciedad que los judíos no sabían de qué hablaba. El enviado de Dios
tiene plenos poderes, pues no es él mismo el que habla y obra, sino el Padre a través de él. ¿Desorden en los
capítulos 5-7? Se habla mucho, y no sin razón, del desorden existente entre los capítulos 5-7. Sin embargo,
considerado el problema esencial el capítulo 5, que es teológico, el evangelista necesitaba plantear el
problema cara a cara.
Había un problema en la teología judía que consistía en preguntarse cómo el Padre continuaba en su
trabajo después de la Creación: Gn.2,2; Jn.5,17; “Mi padre sigue obrando todavía y por eso sigo obrando yo
también”.
SECCIÓN DE LAS OBRAS (cc.5-10)
“JESÚS ¿Y TÚ QUIÉN ERES?” (2)
Jesús hace el milagro del paralítico en día de sábado y así equipara su actividad con aquella del Padre; lo
cual, a los ojos de los judíos, sólo podía significar igualdad. Esta es la razón por la que Juan empieza la
sección de las obras con el capítulo 5, donde encontramos la trilogía: Milagro-Sábado-Gobierno del Mundo.
Los judíos buscan a Jesús por haber violado el descanso sabático (5,16) y descubren algo mucho más
serio. “No sólo quebranta la ley del sábado, sino que además llama a Dios su Padre, haciéndose igual a
Dios” (5,18).
Los judíos han comprendido, pero no han creído. Y comienza la oposición. En la curación del ciego
aparece con toda claridad la lucha entre la Luz y las tinieblas. La primera contestación que da Jesús a los
judíos al comienzo de la polémica es la razón de toda la sección: “Mi Padre sigue obrando todavía y por eso
obro Yo también” Jn.5,17.
Es verdad que también encontramos una oposición en los galileos (Capítol 6), pero esta oposición no
parte de un problema religioso, sino de una concepción materialista. Jesús eleva sus milagros al nivel de la
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actividad divina, 6,25-30, pero ellos no trascienden de lo humano, manteniéndose enclavados en lo
puramente vegetativo. (Veamos Juan 3,4: Nicodemo; 4,11-12: Samaritana; 6,32 pan material”.
Por lo tanto, el peso es mucho más fuerte en el capítulo 5 que en el 6. Pues el capítulo 5 se sitúa en el
plano religioso, donde las aristas son más marcadas. Jesús no dice que copia al Padre, sino que obra como
Él, en un sentido paralelo. Más todavía, Él es el juez supremo que da la vida e interviene de una manera
definitiva en los tiempos escatológicos. 5,19-30. De la semi-resurrección del paralítico pasa Jesús a la total
capacidad de vida que en Él se encierra. Él tiene plenos poderes para juzgar de la vida y de la muerte eterna
de todo el mundo (5,22)..
Jesús pone en ridículo a las autoridades judías que se asustan por poca cosa, estando como están a la
puerta de realidades escatológicas a la Hora de Jesús en la cual todo será impresionante y que tendrá lugar
cuando ellos crean que han eliminado a Jesús (5,20). El condenado a muerte será juez supremo. Ellos
deberían someterse a la autoridad de aquel que dentro de poco será su Juez. La misma voz reveladora será la
que pronuncie el juicio definitivo. Su reprobación y rechazo a la palabra actual de Jesús es el rechazo a la
palabra definitiva (5,23 ss) La curación del paralítico es el presagio del Juicio Definitivo.
SECCIÓN DE LAS OBRAS (cc 5-10)
“JESÚS, ¿Y TÚ QUIEN ERES?” (3)
EL VALOR DEL TESTIMONIO. Las obras del Padre son testimonio a favor de Jesús (5,31). El milagro de
la multiplicación se prolonga en un discurso explicativo del milagro. El milagro no es comprendido como
obra del Padre, sino por la explicación de Jesús, la cual es garantizada, a su vez, por el milagro. El milagro y
discurso constituyen un único proceso de Revelación. Hay total paralelismo entre las obras de Jesús, que son
obras del Padre y las palabras de Jesús que son palabras del Padre (8,14-6).
En esta sección, Jesús desprecia, en cierto sentido, el testimonio de los hombres, pues Él tiene un
testimonio mejor, que es el testimonio del Padre. Él insiste en el valor de las obras, que es un grado superior
a aquel del Bautista.
Los judíos no podrán acudir a las Escrituras, pues ellos no han sabido descubrir el auténtico sentido
espiritual cristológico de las Escrituras en Juan 5,47. Ellos han reducido la ley de Moisés a Letra muerta y,
por lo tanto, han cerrado su espíritu a la Palabra viviente de Dios a favor de Jesús. Moisés y la Escritura
pasan a ser testigos de rechazo en contra de los judíos que no han creído en Jesús. Al final del capítulo se
marca la antítesis entre los escritos de Moisés y las Palabras de Jesús.
Perícopa (pasaje) del Paralítico. El centro de la “perícopa” es la revelación de Jesús como igual al Padre
con poder de juzgar:
1-9: Relato de la curación.
9-10: Conflicto de los fariseos con el paralítico y luego con Jesús.
19-30: Jesús sitúa su poder sobre unas bases de comunidad con Dios, de la cual se sigue como consecuencia
el poder de juzgar.
31-36: Testimonio de Dios en las obras realizadas por Jesús.
37-40: Testimonio de Dios en las Sagradas Escrituras.
41-47: Ataque a los judíos que caminan en dirección contraria al Antiguo Testamento que, por su misma
esencia conduce a Jesús.
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SECCIÓN DE LAS OBRAS (cc 5-10)
“JESÚS, ¿Y TÚ QUIEN ERES?” (4)
¿CUÁNDO Y DÓNDE?
En cuanto al tiempo en el texto se nos habla de una fiesta, y cuyo nombre no se indica. Tampoco se sabe
si dice una fiesta o la fiesta. Tiene más testimonios a favor de la lectura “una fiesta” Pero de ¿qué fiesta?
¿Pascua?¿Pentecostés?¿Tabernáculos?. En 6,4 se habla de la proximidad de la Pascua; por otra parte, en 7,1
se nos habla de la fiesta de los Tabernáculos.
Es, por tanto, probable que en este texto se hable de la Fiesta de Pentecostés o de la Pascua. De todas
formas nos encontramos en el año II de la vida pública de Jesús.
Y en cuanto al lugar se señala “la puerta de las ovejas” que se encuentra al norte del Templo. Heh.
3,1.32;12,39. No sabemos exactamente. Sin duda parece ser que se trata de la piscina situada al norte de
Jerusalén. Los textos antiguos leen “probática piscina”, que tiene cinco pórticos y que según Albright, se han
encontrado restos de esta piscina en excavaciones arqueológicas.
No se nos dice por qué va Jesús allí y toda la narración tiene como punto de mira la frase “era sábado”.
Jesús da la sensación de que busca directa e inmediatamente crear conflicto con los judíos para revelar su ser
divino. En el versículo 8 no se dice simplemente vete, sino vete a dar una vuelta, es decir, a llamar la
atención. Jesús tiende a producir una provocación, como de hecho sucedió.
V: 10: Entre los preceptos rabínicos hay dos que interesan especialmente en este momento: 1) Está
prohibido llevar un objeto de un lado a otro en día de sábado.2) Está permitido, sin embargo, llevar a un
hombre vivo sobre un lecho, de un lugar a otro.
V. 14: veamos: 9,2 ss. Jesús niega la relación que los rabinos veían entre el pecado y la enfermedad. Lc.
13,1-5 “El que no te suceda algo porque pueda hacer referencia al mal definitivo, al juicio de Dios:”Mt.9,2.
V. 17;¿A qué obra del Padre se refiere? Filón había hablado de la conservación del mundo. Dios es la base
que sostiene la continuación de las cosas; pero esto es un concepto demasiado filosófico.
Los judíos distinguen en Dios la Obra como Creador y la Obra como Juez. El rabino Pirojas afirma:
“Dios ha descansado al séptimo día del trabajo en el mundo; pero sigue trabajando en los hombres, en los
pecadores y en los justos, dándoles pena y premio.
El pensamiento de Jesús parece estar en consonancia con esto último llamándose a ser Él mismo Juez del
mundo, que da la vida o la quita (v 16).
V 18 Jesús se hace igual a Dios. Aquí está el “arsis”, el tema importante, el punto cumbre de su revelación:
igual a Dios. Jesús nos contesta: “SOY DIOS”
SECCIÓN DE LAS OBRAS (cc 5-10)
“JESÚS, ¿Y TÚ QUIEN ERES?” (5)
JUICIO DEL MILAGRO
Strathamann ve en este relato ciertas dificultades y ciertas incertidumbres: 1) no se ve con claridad,
como hemos visto, de qué fiesta se trata. La única razón de montarse esa fiesta es la de hacer bajar a Jesús de
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Galilea a Jerusalén. 2) Incertidumbre sobre el lugar. 3) el enfermo no pide ni cree, es solamente un objeto
ante Jesús. No habla de la impresión que en él causó el milagro, ni tampoco las circunstancias.
Mc. 1,32 y 2,12. Cuando Jesús encuentra de nuevo al paralítico no le pide la fe, sino que le declara
sus culpas de los 38 años. El paralítico curado responde con una denuncia a los tribunales. Todo el relato es
un golpe en la concha de la incredulidad judía. ¿Es posible pasar esta situación como histórica? O es más
bien una escena que propone un milagro, elaborado por el evangelista para que le sirva de base a la
autorevelación de Jesús. Encontramos un llamativo paralelismo en el capítulo 9.
1.- dos casos sin esperanza.
2.- el tiempo es más o menos el mismo, y ambos suceden en sábado.
3.- dos piscinas: Siloé- Betsaida
4.- la iniciativa, en uno y otro caso, es de Jesús, no de los curados.
5.- diálogo entre el curado y los judíos.
6.- en los dos casos Jesús es un desconocido.
7.- en los dos casos Jesús, por una pura casualidad, encuentra de nuevo a los curados: 5,14; 9,35.
La diferencia está únicamente en que el ciego se pone de parte de Jesús, mientras que el paralítico
culpable o inculpablemente entrega a Jesús a los judíos.
El ciego es del tipo de los que creen y se dejan llevar de la mano por Jesús. ¿De qué tipo es el paralítico?
Los números en el evangelio de Juan, según Strathmann son significativos: 153 peces significaría toda clase
de peces, es decir, el universalismo; los cinco maridos de la samaritana son los cinco pueblos gentiles que
poblaron Samaria después del Destierro; el número 38 es también es también significativo, según él hace
referencia a la duración de la residencia de los judíos en el desierto: Deut. 2,14, hasta que murieron los
adultos que habían pecado, para que se cumpliese la palabra de Dios Deut. 1,35.
Por lo tanto, el paralítico tenía el símbolo de Israel que la salvación de todos sus problemas (la tierra
prometida) solamente en Jesús, pero a pesar de los milagros no creen y por lo tanto morirán en el desierto. El
pueblo judío, además, entregaría a Jesús a los romanos para la muerte. Se trata, pues, de una historia
estilizada en función de una revelación. No se puede hablar de una historia en sentido literal de la palabra.
La base es la curación de hombre sin esperanza. Mc.2,28;Mt.12,8;Lc.6,5.
Jesús se revela a sí mismo como Juez y como aquel que resucita a los muertos. En los vv. Siguientes se
da un desarrollo del versículo 17. v. 19: el hacer de Jesús no está en oposición con el hacer u obrar del
Padre, es en total y perfecta igualdad. v.20: el Hijo no obra por sí mismo 8,28, no habla de sí mismo
7,17;12,49… no ha venido de sí mismo 7,28;8,42… Dios está en la base de todo. Él es el que habla y obra
por Jesús.
SECCIÓN DE LAS OBRAS (CC.5-10)
PERFECTA COMUNIDAD ENTRE
EL PADRE Y EL HIJO
Hay otra formulación que expresa la total y absoluta comunidad que existe entre el Padre y el Hijo y
encuentra su expresión más clásica en Juan 10,30: “El Padre y yo somos una misma cosa”.
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El hacer del Hijo no se refiere a su preexistencia, de la cual habla el prólogo, a la que se refieren algunos
Padres de la Iglesia, sino a la obra del Verbo Encarnado, dirigida a sus contemporáneos, es decir, su obra
redentora.
El fundamento es el amor del Padre:3,35; del cual depende el total conocimiento del Hijo que es la causa
de su obrar Mt. 11,17.
V. 21: el dar la vida a los muertos es para el Antiguo Testamento como los judío algo exclusivo de Dios
Deut 32,39; 1 Sam 2,6; Tob.13,2. Y el mismo Dios es el que da la resurrección en el último día: Is. 26,19;
Rom.4,17… Se trata de la resurrección espiritual o corporal? En el versículo 24 se habla de la resurrección
espiritual, el Hijo del Hombre realiza ya en el presente su misión de Juez.
En el versículo 26 ss se habla también de la resurrección corporal. Tanto la vida como la muerte están
íntimamente unidas a la fe o al rechazo de la Palabra. En el versículo 29 se pone también en relación con las
buenas o malas obras. De los versículos 31-40 se nos habla del testimonio del Padre del que hemos hablado
suficientemente con anterioridad.
OBRAS Y SIGNO JUAN 6, 2-ss
PREPARACIÓN DEL DISCURSO
DEL PAN DE VIDA
Estamos situados en Galilea. Dentro de un clima de entusiasmo mesiánico. El pueblo ha visto las
“señales” 6,2, la Pascua, fiesta del primer éxodo, está próxima; nos encontramos en un ambiente desértico y
Jesús hace un milagro que recuerda el maná 6,31. Los galileos quieren proclamarlo Mesías, Rey. Jesús se
aleja, no basta esta interpretación mesiánica del signo.
De nuevo se manifiesta la lucha de todos los medios judíos en contra de Jesús. Los galileos querían el
pan y sólo el pan, Son hombres de la tierra y no entienden las cosas de arriba. A pesar de todo Jesús
pronuncia su gran discurso de las Obras. Las palabras “obra y signo” se repiten constantemente 6, 26-30.
Los galileos no entienden; ellos están dispuestos a todo, su horizonte se limita a los bienes naturales y a las
maravillas.
El arte de hablar y callar
Simplemente podríamos resumir las relaciones humanas en el arte de hablar oportunamente con
palabras certeras y en el momento oportuno. Pero los humanos somos tan complicados que hacemos, hasta
en lo más sencillo, grandes barreras de comunicación. Por ello, tenemos necesidad de analizar y caminar con
pasos adecuados en las relaciones interpersonales, en los momentos difíciles y en los más sencillos de
nuestra existencia. Hablar y Callar es un arte que cuesta aprender y mucho más difícil es usarlo
correctamente en cada momento de nuestra vida.
Nuestras palabras nos comprometen de tal manera que somos responsables de su uso y de sus
consecuencias. A través del tiempo, la experiencia ha puesto nombres a actitudes hijas de nuestras palabras.
Así decimos que hablar ante una injusticia es valentía y hablar para rectificar es un deber. Hablar
restituyendo fama, es honradez y callar a tiempo es prudencia. Callar miserias humanas y hablar para ayudar
a otros es caridad.; hablar de sí mismo es vanidad y callar de sí mismo es humildad. Hablar con sinceridad,
es rectitud, callar las propias penas es sacrificio, y virtud callar palabras inútiles.
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Fácil puede ser decirlo e incluso comprenderlo y muy difícil vivirlo. Hablar disipando falsedades, es
obligación de conciencia y, callar para defender, es nobleza; hablar de defectos ajenos es difamar. Hablar
aclarando chismes es estupidez y callar debiendo hablar, es cobardía. Hablar, debiendo callar, es una
necedad y hablar por hablar es una tontería. Callar a tiempo, es de sabio. El silencio favorece la reflexión y
casi siempre lleva a la oración. Fruto de la oración sincera y humilde es la fe y la fe engendra el amor. Fruto
de la humildad y el amor, es el servicio y el servicio conduce a la PAZ. La Paz es el resultado de la buena
utilización de nuestras propias palabras.
Ellos observan la letra del Éxodo, no el espíritu. En lugar del “camino”, buscan una “situación” 6,30-31.
Jesús renuncia a hablar de la teología de las obras directamente y toma la fórmula lanzada por ellos: “Pan
del Cielo”.
Los vv. 22- 25 indican el marco y el auditorio. En los vv. 26-34 se excita la curiosidad de los oyentes:
pan de vida eterna, condición, la fe. El único trabajo que se exige a los hombres es entroncar con Jesús. La
palabra “alezines” del v. 32 resalta lo único verdadero, opone las realidades eternas a lo natural y perecedero
Is.40,8; 51,6, El que baja del cielo, se identifica con el verdadero pan: Los judíos creen porque conocen a los
padres de Jesús. La fe es un don gratuito y una enseñanza del Padre vv. 35-47.
En los vv. 48-58 se nos habla con toda claridad del Pan de Vida que hay que comer. El verbo “tregein”
vv. 54.56.58 y las fórmulas “alezes bresis” y “alezes pesis” incluyen la interpretación meramente metafórica.
En los vv. 59-71 tenemos la división, el escándalo, y nos encontramos con el binomio “luz y tinieblas”.
Profundizaremos en el “Pan de Vida”
DISCURSO DEL PAN DE VIDA
JUAN 6,25-71
Muchos Padres de la Iglesia, como Orígenes, Clemente, Clemente de Alejandría, Agustín… han
interpretado el discurso en un sentido espiritual. Cayetano en su lucha con los Husitas ha resaltado que el
alimento auténtico del alma es la Palabra de Cristo. El Concilio de Trento en la sesión 21 nos resuelve el
problema.
La opinión eucarística la sostuvieron en la antigüedad Crisóstomo, Cirilo, Cipriano, Teófilo etc. y entre
los modernos Schweitzar, Lagranger; Tillaman; Bauer y otros. Bultranna limita el sentido eucarístico a los
versículos 51b a 58 que juzga interpolados, como todos los datos del 4º Evangelio, que dicen relación a los
sacramentos.
Cullmann, por el contrario, descubre en todo este texto, ya desde el relato del milagro, una terminología
eucarística: ( “didonai, üper, aima, fagoin, pincin …) En este milagro es Jesús mismo el que traza la unión
entre milagro y sacramento. Ya en el mismo milagro hay ciertas indicaciones:
Los dos peces.
La terminología del versículo 11.
El discurso se divide en dos partes:
27-47, que hace referencia directa a la persona de Jesús.
48-65, que hace referencia al sacramento.
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Cada una de las partes se concluye por un párrafo dedicado a la fe 36-47 y 60 ss. Da la sensación de que
la comida del pan eucarístico era causa de escándalo en tiempo del evangelista. En la primera parte se nos
descubre en el pan del cielo a aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo, versículo 33; no la
revelación espiritual, sino la persona de Jesús histórico, que es en sí mismo revelación. El evangelista pasará
de esta presencia histórica de Jesús a la presencia espiritual del Resucitado. El versículo 35 hace referencia a
los demás elementos: hambre-sed y pan-vino eucarísticos.
Además esta primera parte del discurso hace referencia a la escatología y sabemos cómo los cristianos
primitivos unían la venida en el momento de la Cena a la venida final y definitiva vv 39-44. El maná era
considerado el alimento de los últimos tiempos. La necesidad de la fe vv. 42-43 referida al origen humano
de Jesús pobre y humilde hace referencia al origen también pobre y humilde de la 1ª eucaristía en el pan y el
vino de la Cena. Tanto dentro de la encarnación histórica como en aquella eclesial, Jesús recoge lo más
humilde: paralelismo entre los versículos 43 y 61.
Seguiremos profundizando en una segunda parte.
EL PAN DE VIDA
CONTINUACIÓN EN JUAN (6 ss)
En esta segunda parte iremos profundizando y comparando textos para llegar, con toda humildad, a
penetrar en lo más profundo del corazón del Hijo de Dios encarnado y cómo se va manifestando a los
discípulos y dejando el campo abierto para que también nosotros, en los momentos actuales, podamos llegar
a un grado de comprensión que nos facilite bucear en la vivencia de la fe.
En la segunda parte no se opone la revelación del Nuevo Testamento a aquella del Antiguo, sino el maná
al pan de la Eucaristía. Es la persona de Cristo la que se revela; pero en este momento en su presencia dentro
de la Iglesia. El maná no daba la vida el Pan Eucarístico es el Resucitado, siempre presente, que da la
resurrección y preserva de la muerte a todo el que la come (1 Cor. 10,14; 11,17 ss.).
El evangelista no piensa sólo en la comunión del Cuerpo Resucitado, sino en la propia acción del acto
expiatorio. “El Pan que yo distribuiré es la carne entregada por la vida del
mundo”.(didomi=distribuiré=entregar, muerte) El Bautismo y la Cena están unidos en la muerte de Jesús; de
su costado manó sangre y agua.
Juan emplea la palabra “Sarx” y no “Soma” (como los otros textos eucarísticos). Acentúa la parte
material y real del Sacramento, que es aún más escandalosa en la palabra “triturar” con los dientes. Se
manifiesta aquí también uno de los momentos más fuertes que se quieren resaltar en el 4º evangelio. Se trata
de comer un cuerpo real, no de una semejanza.
El escándalo de comer la carne es paralelo al escándalo de la Encarnación. (V. 52: Disputaban entre sí
los judíos “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”. Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo: “que
si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros”. Las pocas
alusiones que se hacen en el texto de “beber la sangre” se puede deber a la referencia que hay entre el
discurso y el milagro de la multiplicación de los panes.
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PREPARACIÓN DE LA EUCARISTÍA
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Vamos a tratar, sobre todo, qué concepto tenía Jesús sobre el “maná” y cómo los diferentes aspectos
tienen un sentido que encajan perfectamente dentro del conjunto de la Historia de la Salvación. Hoy
empezaremos a profundizar en tres puntos principales:
1º.- El “maná” como alimento espiritual.
2º.- Banquete mesiánico.
3º.- El banquete de la Sabiduría.
1.- El Maná: en nuestro texto encontramos muchos paralelismos con el Éxodo. El pan se refiere claramente
al maná de los versículos 31, 32, 49, 50, 58 (Éx. 16, 15 ss). En también murmuraciones exactamente igual
que en el Desierto vv. 41, 43, 61, Éx.16, 7 ss; 17, 3; Num. 14, 27 ss.
En el Antiguo Testamento el Maná tiene distintos aspectos: se habla con frecuencia del “pan venido del
cielo” (Éx, 16, 4; Sal. 105, 40 78, 24 donde se habla de “pan de los fuertes” que los LXX tradujeron “pan de
los ángeles”.
El judaísmo posterior hizo del maná el alimento mesiánico por excelencia, “Acaecerá que el tesoro del
maná descenderá de las alturas nuevas y ellos comerán” Baruc 28,9. Las mismas ideas aparecen en los
Oráculos Sibilinos y en el Midrdrah de Ruth; y vemos que de estas ideas participaba el pueblo en la época de
Jesús (Juan 6,14 ss, 30-31)
Concepción de Jesús sobre el Maná.
Jesús tiene una idea mucho más profunda sobre el Maná., El Nuevo Testamento avanza en un sentido
de profundidad y espiritualización sobre las ideas del Antiguo Testamento. El maná y el pan material que Él
ha multiplicado no son sino una figura del auténtico pan del cielo. Los judíos no han entendido la
virtualidad del signo. Los milagros de Jesús no son sino los sellos de su misión, sino símbolos de una
realidad mesiánica que dice relación a la salvación (6,16-17).
PREPARACIÓN DE LA EUCARISTÍA
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO (2)
Se acentúa la contradicción entre dos alimentos y dos vidas. Lo buscado por los galileos y lo dado por
Jesús se hallan en dos líneas distintas, por lo cual el encuentro no se produce. Jesús está en la línea de los
textos del Antiguo Testamento (Deut8,2 ss) donde se habla de las diversas maneras que Dios tiene de
vivificarse: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra.” La misma Palabra divina que ha creado
el Maná y está presente en los mandamientos: (Sab 16,26). El discurso de Juan se sitúa en esta línea del
Deuteronomio. Y de la Sabiduría. Jesús=Palabra, es verdadero pan venido del cielo. Los pasajes del Éxodo
se toman en Juan en un sentido transcendente.
En el Antiguo Testamento se habla también de la Palabra de Dios como alimento espiritual, recalcando
así la efectividad de la Palabra de Dios. Amós 8.11; Jeremías 15,16; Sal. 119, 103; Ezeq. 3,3Juan 4,32-33.
El judaísmo tardío presentó a la Toráh como pan y látigo. Pan para los que la aceptan y látigo para
quiénes la rechazan. Es significativo el relato de la tentación. Jesús está 40 días en el desierto y tiene
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hambre. Encontramos el binomio desierto-tentación (Deut 3) , pero Jesús no murmura como los hebreos
(Mt. 4,3), se da la tentación del mesianismo terrestre; pero el hombre no vive sólo de pan (Mt.4,4).
En nuestros textos, los galileos sustituyen al demonio y tientan a Jesús, presentando ante sus ojos el
mesianismo temporal. Jesús contesta: “el maná y el alimento corporal son inferiores a la Palabra de Dios. La
atención que Jesús presta a Deut.8,3 refleja su interés por la preparación al Misterio Eucarístico.
BANQUETE MESIÁNICO
PERSPECTIVA ESCATOLÓGICA
La promesa del alimento espiritual, hecha en nuestro texto del que estamos hablando, hace referencia a
una época concreta. En el versículo 27, según los mejores textos, el verbo está en futuro “dosei”, es decir, el
alimento se dará en el futuro. El sentido presente diría una relación más directa a la “revelación”. El sentido
futuro, sin embargo, se refiere a una relación mucho más estricta al Sacramento de la Eucaristía; fruto de la
Muerte (6,51) “El pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo”.
Es mucho más significativo este sentido futuro, pues el texto se coloca en un tiempo próximo a la Pascua
(6,4). Se descubre también cierto paralelismo con Caná y la Hora de Jesús. En ambos se hace referencia al
Éxodo y al anuncio de la economía de la gracia. Los términos “pan de vida”, “luz de vida”, “palabra de
vida”, “agua de vida”, no hacen referencia al Éxodo, sino al árbol de la Vida, árbol de inmortalidad (Gen,
2,9; 3,22-24; Prov.3;18) Los vv. 51-58 de Juan son una respuesta a Génesis 3,22.
Dios creó al hombre para la inmortalidad (Sab. 2,23 ss) y Juan da la respuesta: no se trata de la
inmortalidad griega, sino de la restauración escatológica del privilegio primitivo. Por lo tanto se hace
referencia a una auténtica resurrección al final de los tiempos, es decir, banquete escatológico que da vida
definitiva.
Antiguo Testamento: Is. 25,6,8 y 26,19. El anuncio de la destrucción escatológica, de la muerte y
resurrección de los muertos se une al festín mesiánico. Este festín puede tener su origen en los siguientes
temas bíblicos del Antiguo Testamento: Banquete de la Alianza tomado en presencia de Dios por Moisés y
otros representantes del pueblo. Ex. 24,9.
El Maná y el agua del desierto. Banquete sagrado dentro de un santuario (Gn. 31, 54; Os. 8,13; Am. 2,8)
Estos banquetes tienen gran importancia en la época deuteronómica (Deut 12,7ss9 Dios y el Pueblo aparecen
unidos en un mismo banquete.
La esperanza del banquete mesiánico es averiguada de varias formas: Los repatriados de Babilonia
alimentados por Dios en el desierto (Is. 48,21).
El tercer Isaías refiere el banquete mesiánico de los justos de la comunidad posexílica (Is. 65,3). El Cantar
de los Cantares usa el mismo tema del festín mesiánico para celebrar los amores de Yavéh y de Israel (5,1;
Is.25,6). En el Sal. 23, donde el autor actualiza manifiestamente las promesas escatológicas, se representa la
amistad divina en una mesa abundante.
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EL FESTÍN MESIÁNICO
EN JUAN 6 Y SINÓPTICOS
El discurso está situado en un ambiente escatológico, se habla del fin escatológico y de la resurrección
final. Es un sacrificio comer una víctima como en los lugares sagrados 6,51: “El pan que yo os daré es mi
carne”. Alimento definitivo y permanente, no como los de de la Antigua Alianza (Is.48; 21;49, 9-10; 55, 1-3
). En el Deutero-Isaías se unía la idea de banquete (Is. 55,1ss) a la idea de ser enseñados por Dios (Is. 54,3
ss; Jer. 31,31ss) Esta misma idea la encontramos repetida en Juan 6,45.
La fórmula del versículo 56 parece una interiorización de la Alianza. Israel es el pueblo de Yahvé y
Yahvé es el Dios de Israel. (Os. 2, 25; Jer. 31,33) donde se expresa con claridad el carácter general de la
Nueva Alianza consistente en una interiorización.
En los Sinópticos, Jesús habla constantemente del Reino Mesiánico bajo el símbolo de un banquete (Lc.
6,21; Mt.12,11 ss etc.). La institución de la Eucaristía tuvo lugar dentro de un banquete probablemente
pascual.
Se da un estrecho paralelismo entre el recitado de la Cena Sinóptica y Juan 6:
Comer la carne y beber la sangre es una réplica o quizás las palabras originales de Jesús en la Cena.
Se recuerda Is.53; Jn. 6,51; Lc. 22, 19; Mc.14,24.
La traición de Judas vs. 70-71. Se encuentra también en los Sinópticos, en los relatos de la Cena.
Hay en el capítulo 6 otras referencias más ocultas. La fe en el 4º evangelio no es la adhesión a verdades
abstractas, sino la respuesta del ser humano, todo entero, al Dios personal que ha entregado al mundo a su
Hijo Unigénito. Creer, amar la Verdad, amar la Luz, amar la gloria de Dios, amar a Cristo es todo.
ENCUENTRO DEL
HOMBRE Y CRISTO
Evidentemente cuando pongo: “Encuentro del Hombre y Cristo” estoy queriendo significar al ser
humano total, en plenitud, sin más preámbulos. En primer lugar, porque Jesús se dirige siempre al ser
humano, a lo más profundo. Y además, porque bíblicamente ese es el lenguaje apropiado: “Hagamos al
“hombre” a imagen..”.
Hoy vamos a intentar profundizar en esta línea, dentro del capítulo 6 de Juan. Nos detendremos un poco
en el “Encuentro del Hombre y Cristo”. El seguir a Jesús de Nazaret, convertido en Cristo, es romper con el
pasado y, tratándose de los discípulos, debe ser una ruptura total. Pero, lo más importante no es la ruptura,
sino copiar la ruptura del Maestro, seguir sus lecciones y conformar aquella con la vida del Salvador.
Y, sobre todo, amarse los unos a los otros como Él nos ha amado hasta conseguir la perfecta unidad.
Los discípulos de Jesús se unen a Él, no por lo que dijo, sino por lo que es. Ellos no recobrarán nunca su
independencia. El destino de los discípulos está ligado al destino de Jesús, están instaurados en la
fundamentación del Reino de Dios. Seguir al Maestro significa correr los mayores riesgos.
Los discípulos participarán también en los privilegios; serán señores del mundo, jueces del mundo;
recibirán un céntuplo espiritual, la glorificación y la vida eterna. La dignidad de los discípulos depende de la
unión con su Maestro (Jn.12,26;14,3; 17,2, 11, 13,19 etc.) En esta tendencia a la unidad entre los discípulos
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y el Maestro, la Eucaristía significa el punto final. Ella hace que los discípulos, por encima de los conceptos,
se adhieran a la persona de su Maestro. El misterio eucarístico es el misterio de la fe por excelencia. En la fe
es el acto por el cual el ser humano se abre todo entero para coger a Dios que le solicita. Seguiremos
caminando en esta línea
PALABRA Y EUCARISTÍA
JUAN 6, 35-47
Para entender la Biblia hay que acercarse a ella con humildad y en actitud de silencio y escucha. Lo más
“Grande” se hace pequeño y ahí es donde se estable el diálogo de Dios con el hombre. “Palabra y Eucaristía
son “UNO” (Jn.43-44). Y no digo que son una misma cosa, simplemente porque no se trata de cosas, sino de
realidad divina. La fe es el encuentro del Hombre y Cristo. Venida de Cristo al hombre y marcha del hombre
a Cristo. La Eucaristía es la venida de Cristo hacia el hombre.
Se comprende así la unión del discurso: v. 35-47 y 46-58, ambos hacen referencia al Jesús de la
Eucaristía. En la primera parte se invita a creer en Jesús, pan de vida, pero no a comerle. En la segunda parte
se habla ya del rito sacramental, pero a este rito sacramental debe precederle la fe como primera comunión
con Jesús.
Todos los textos del Antiguo Testamento, en los cuales se nos habla del banquete y comida de la
sabiduría por sus discípulos, son los que más se aproximan a nuestros textos eucarísticos. Jesús es la
Sabiduría.
Es cierto que el Antiguo Testamento nunca nos habla de la Eucaristía, pero sin embargo, el movimiento
de encarnación progresiva iniciado en el Antiguo Testamento, culmina en la Encarnación suma de la Palabra
dentro del espacio y el tiempo. Y, salvando los espacios de tiempo, la Palabra se hace Sacramento.
Por lo tanto, los versículos 51 al 58 no son más que la conclusión de un tema único que comienza con
la unión por la fe con el Cristo histórico y termina con la unión más íntima con el Cristo sacramental.
Jesús es el maná espiritual de los tiempos mesiánicos, y la sabiduría divina encarnada. El discurso
eucarístico puede que sea una síntesis de textos eucarísticos mesiánicos que antiguamente eran distintos. Sin
embargo, el tema fe-eucaristía no pueden ser separados.
ORIGINALIDAD DEL DISCURSO
DEL PAN DE VIDA
Uno de los problemas del discurso de Pan de Vida, como del resto de los discursos del 4º evangelio,
es comprender hasta qué punto estos discursos estuvieron en los labios del Jesús histórico, o son más bien
productos de la fe posterior basada, sin duda, en el hecho histórico.
El jesuita francés Javier Leon-Dufour (1912-2007) ve una doble perspectiva:
Oyentes inmediatos de Jesús. Estos vieron que Jesús les exigía fe en su persona. Carne y Sangre
significaría para ellos la persona concreta de Jesús. Comer y beber, unirse por la fe con el Salvador,
adhesión total a la persona de Jesús.
Contemporáneos de Juan. Eucaristía. Es por la Eucaristía por donde se da a los cristianos el verdadero
pan celestial, el “Logos” encarnado.
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Es innegable que hay una profunda diferencia entre la forma de entender los oyentes de Jesús y aquella
de los contemporáneos de Juan y también que existe cierta continuidad entre la adhesión a Cristo por la fe y
la participación en el misterio eucarístico. De esta manera nos unimos con la misma línea sapiencial.
También es cierto que carne y sangre, para los semitas, significaban toda la persona.
El padre Feuillet afirma que la sustancia del discurso es de Jesús, pero el pensamiento del Maestro es
explicitado y aclarado por Juan, El evangelio fue predicado antes de ser escrito.
Las razones que da el Padre Feuillet son las siguientes:
1º.- Es imposible entender la última parte sin referirse a la Eucaristía.
2º.- El Calvario es presupuesto. La sangre, para ser bebida, ha debido ser previamente derramada.
3º.- Comer y beber presupone el sacramento. Carne y sangre sí que tienen un sabor semítico, pero no comer
y beber, que se refieren, sin duda, al sacramento y a la liturgia eucarística.
4º.- Semejanzas con las concepciones eucarísticas de los primeros Padres de la Iglesia, en concreto, San
Alejandro de Antioquía, entre otros, nos hablan de ello, con un lengua muy elaborado.
Es poco probable que Jesús en vida usara un lenguaje tan explícito. No es esta la manera de hablar de Jesús
que va preparando poco a poco el futuro, hasta llegar a la claridad final de la hora.
Otra influencia que podemos sentir en Juan 6 deriva de la fiesta pascual judía: vv. 28, 30 ss 42,52. Y lo
mismo la respuesta de Jesús se puede comparar a la que hacía el presidente de la asamblea. En la 2ª Carta a
los Coríntios 5,6-8, y Hechos de los Apóstoles 20, se nos habla de la fiesta pascual cristiana.
También es cierto que Jesús debió de preparar, de alguna manera, la Cena Pascual, que de otro modo
hubiera sido completamente ininteligible. Por eso, Jesús debió hablar con anterioridad de la Eucaristía, y de
ello encontramos eco en el evangelio de Marcos 14,22-24. (Institución de la Eucaristía).
El evangelista ha unido la multiplicación de los panes con las insinuaciones más explícitas hechas por
Jesús en aquella ocasión y en el momento de la Cena. Por lo tanto, según el Padre Feullet se habría de
excluir que el discurso fuera plenamente ficticio, si bien, no se puede negar una reelaboración hecha por el
evangelista.
CRISTO: EL PAN ÚNICO
LA EUCARISTÍA
Los sucesos del capítulo 6 de San Juan están situados en el tiempo de la Pascua judía, y Jesús
aprovechó esta ocasión para hablar de la Pascua cristiana. Jesús quizá pronunció este discurso en una
sinagoga de Cafarnaúm. Juan usa materiales antiguos unidos por él en un todo.
Se descubren ciertos rasgos también en los Sinópticos, en concreto, en Mc.8, 34, donde se habla de la
multiplicación de los panes, unida a una enseñanza de Jesús. Jesús sería el “pan único” que los apóstoles
tendrían en la barca,
El capítulo 6º de San Juan es una homilía cristiana que hace referencia al Antiguo Testamento y donde
la eucaristía es insinuada por el banquete mesiánico, el maná, el banquete de la Sabiduría. Estos rasgos los
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hallamos también reflejados en los Sinópticos. Parece ser que Jesús siguió realmente este camino del pan
para preparar la aceptación de la Eucaristía.
En Juan la Eucaristía se relaciona con la Encarnación, el Calvario, la Ascensión y la fundación de la
Iglesia. En la Eucaristía descubrimos un carácter universalista, personal y comunitario.
Eucaristía y Encarnación. El verdadero Pan de Vida es el Hijo de Dios que baja del Cielo. Jesús, ya
dentro de su ministerio público, dice ser el pan verdadero. Es también significativo que Juan repita en este
discurso la palabra “ese” del prólogo.(ese le ha dado a conocer). El que cree en Cristo se nutre de Cristo ya
por la fe, pues, este Encarnado es la Palabra del Padre salida de su boca para alimentar a los hombres. En el
capítulo 6 se funda la relación entre Palabra y Eucaristía, sobre todo, a la luz de la línea sapiencial.
Eucaristía y Calvario. Juan permanece fiel en esto a la enseñanza de Pablo y los Sinópticos. El don del
manjar eucarístico se ve en el futuro. El pan es el mismo Jesús dado por la vida del mundo (v.51). La hora se
realiza humanamente en el retorno al Padre. La Eucaristía supone el Calvario y la exaltación celeste del
Salvador (v. 62). La comida tiene algo especial. Por la entrega plena de Jesús a la humanidad y al Padre. Y
esto se realiza con plenitud en el Calvario.
La Eucaristía supone la Iglesia. Sólo en la Iglesia tiene razón de ser, tanto la Eucaristía como la Palabra.
Cristo, subido al Padre, permanece en contacto con sus sucesores, los Apóstoles, que trabajan en el mundo
por Él y para Él. Cristo ha dejado de ser historia y ha vuelto al Padre. Cristo será el Sacramento vivo de la
Nueva Alianza. En la historia de Cristo sólo hubo lugar para los signos: Caná, multiplicación de los panes,
símbolos de la Eucaristía.
EUCARISTÍA Y ENCARNACIÓN REDENTORA
La Iglesia es el sustituto visible de Cristo invisible. Cristo, hecho sacramento, sigue viviendo en la
Iglesia. Quizá por esta perspectiva eclesial no narra la institución de la Eucaristía, haciendo una referencia a
ella, según diversos autores, en el momento de la Pasión, en la sangre que mana del costado abierto de
Cristo.
Eucaristía y Antiguo Testamento: Juan pone la Eucaristía como el fin supremo de todo el Antiguo
Testamento, pero en su manera de hablar y avanza más allá del Antiguo Testamento para hablar de la
Eucaristía como el punto final de todo el avance y aspiración del cosmos. La Eucaristía es el pan verdadero,
el vino, el agua y la luz verdadera, el árbol de la vida. Cristo es una respuesta a toda la humanidad. Los
calificativos que a Cristo se aplican constituyen el fondo y la base de todas las aspiraciones humanas.
En la Alianza antigua se adivina esta gran verdad: Is. 55; Prov. 1-9 en la línea del Antiguo Testamento
avanza para alcanzar la máxima altura en la comunión con la Sabiduría. El Hijo de Dios es el depositario de
toda las riquezas divinas por la Eucaristía, pasan a los discípulos que participan en Jesús por el Padre:
Jn.6,49.50.58.
La Eucaristía tiene una dimensión comunicaría también: 1ª Cor. En Jn. Encontramos esta misma idea en
la alegoría de la viña, donde se habla del amor mutuo, de la permanencia en Cristo, de la comunidad de vida,
los sarmientos en una única vid.
La humillación del lavatorio de los pies está unida al sacramento. Juan no acentúa el amor a todos los
hombres, sino solamente a los que forman el pueblo: 1 Jn 4,7. Sólo los nacidos del Padre pueden pertenecer
al amor y que une al Hijo y al Padre: Jn 17,20.26.
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El Calvario, la Eucaristía, son frutos del amor: Jn.3,1: Amor y Eucaristía llegan en el Calvario, son
sustitutos visibles de Cristo en medio de los hombres.
La práctica de los mandamientos y, en primer lugar, la caridad fraterna une a la vid eucarística, que es
Jesús (Jn. 15,4.9.10.12). La caridad fraterna como respuesta del hombre al amor divino, tal como se
manifiesta en la Eucaristía y en la Encarnación redentor
FIN DE LA REVELACIÓN POR LAS OBRAS. Jn. 7-12
La revelación por las obras es seguida de la incredulidad a través de los cap. 7 -12. Se ve
cada vez más claro la proximidad de la Hora de Jesús y cómo crece la oposición judía. Jesús,
a pesar de todo, continúa su misión, pues las Horas del día son: (9,4;11,19;12,35) .
Al mismo tiempo, el círculo de sus grandes enemigos se va cerrando hasta estrangularlo
(10,24-26): “Le rodearon, pues, los judíos y le decían: ¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo?
Si eres el Mesías, dínoslo claramente”. Les respondió Jesús: Os lo dije y no lo creéis; las
obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis,
porque no sois de mis ovejas”.
Jesús afirma su dominio. Él se irá cuando le parezca bien, cuando llegue su Hora. Y cuando los judíos
crean que han apostado y que lo tienen bajo sus manos, la Hora de Jesús inflará a todo el mundo. El
movimiento de Jesús y de los judíos, en el fondo, siguen la misma dirección. La luz que se apaga para los
judíos, se enciende para los cristianos.
Esta es la paradoja que se encierra en los capítulos 7-12. El 10,32.37.38 se concluye por una inclusión
semítica que pone punto final a la revelación por las obras.(5,17-18) : que prueba que Jesús es igual a Dios
(10, 33-38 y 5,16). En la segunda inclusión, parece que termina la vida pública entera (10, 17 ss). Pasa al
Jordán y espera la marcha hacia la muerte.
En los capítulos 7-10 se acentúa una tensión dramática de lo iniciado en 7,1.8. Los judíos quieren
matarle, pero la Hora queda envuelta en el misterio. La Hora queda en manos del Padre. En el capítulo 7,1-
13 encontramos los elementos de los cuatro capítulos. El factor dominante de todos estos momentos es la
incomprensión judía. Los familiares de Jesús señalan la obertura de toda una posición. Se señala la
diferenciación entre dos posturas: los familiares de Jesús y Jesús. Los familiares no entienden las obras en el
mismo sentido que Jesús.
Juan parece consciente de la doble idea de los anhelos materialistas mesiánicos de los familiares y de
la interpretación dada por Jesús a las obras en los capítulos anteriores. Ellos creían que Jesús hacía las obras
por un deseo de poder, de propaganda. Pero Jesús no hace nada para su propia gloria, ni dice nada ni hace
nada que descanse en sí mismo como superior.
Jesús opone sus obras a las del mundo. Acentúa la separación entre hijos de Abrahán (8,39) y
“sperma”(8,37). El ciego sufre su enfermedad sólo para que las obras de Dios sean mostradas. Las obras de
Jesús proceden del Padre y prueban la unidad de acción y naturaleza entre Jesús y el Padre (10,37-38). El
Tiempo, la Hora de Jesús es determinada exclusivamente por Dios. El tema es introducido al principio en la
discusión con los familiares de Jesús. La Hora de Jesús es la manifestación al mundo.
Juan de Dios Regordán Domínguez
Especialista en Pedagogía Catequética
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