Alumno: López López
Rafael Oliver.
Tarea No.8: Ensayo
periodístico.
Fecha de Entrega: Viernes 23 de octubre del
2015.
La tierra de los chayotes
El chayote es un fruto caracterizado por tallos delgados, rastreros o
trepadores de hasta 10 metros de longitud y su piel posee numerosas
espinas con un toque amargo en alguno de sus casos. El camino del
chayote ha de requerir de mucha agua y de un ambiente húmedo y
cálido; es ––en sí mismo–– especial en cuanto a su desarrollo. No
obstante, el crecimiento de este fruto puede ser solitario, pero ––
principalmente–– en pareja. No está solo.
Algunos periodistas son un chayote más dentro de la industria de los
grandes medios, comienzan a hacer su primeras notas, escalan en su
trabajo hasta lograr grandes tallos y lograr múltiples conexiones que
les brinden información. Este gran desarrollo se nutre no sólo por su
preparación académica o habilidades periodísticas, sino por su relación
con los políticos quienes, al verlos aún tiernos y faltos de agua, los
protegen y les brindan el pago necesario para suplantar aquel hueco
que quedaba vacío en sus raíces. Al igual que los funcionarios, las
oficinas de prensa también juegan un papel importante dentro de esta
cosecha periodística.
La figura del sobre-sueldo entra a la partida como el insumo que
satisface las necesidades del periodista y lo lleva a entrar en un juego
doble donde la ética periodística se encuentra en aprietos. La
información se plasma en los diarios del día siguiente; sin embargo, la
exaltación de la declaración del funcionario está sobrepuesta al hecho
en concreto o la información va dirigida a mostrar la posición ya
predispuesta por las oficinas de prensa. ¿Es necesario que continué la
figura del chayote como aquella dádiva presente recibida por un
columnista o reportero para expresarse bien de un político, empresa o
dependencia gubernamental?
La situación está muy clara. Las grandes empresas periodísticas han
surgido a partir de diversos grupos empresariales ––la mayoría de
ellos–– y, por ende, existe una cierta línea política y editorial con
respecto a dichos temas. Por ello, el chayote ––cual periodista que
recibe dádivas–– continuará existiendo a causa de los malos pagos a los
que se suele enfrentar. Además, el tener presente al lujo frente a la
realidad informativa que brinde a la sociedad una información veraz y
contundente del hecho, es algo que pocos tienen en cuenta. Los
sacrificios son necesarios, pero la ligereza informativa de la mayoría de
los periodista ha llevado a que el periodismo de los antiguos tiempos
haya ido en declive. El chayote había existido con anterioridad, pero las
figuras éticas de los medios impresos han ido desapareciendo de la
escena y con ello los valores que incrustaron en sus respectivas
empresas.
Don Julio Scherer García le pidió una vez a Elías Chávez, reportero de
la revista Proceso, su opinión sobre las dádivas en el periodismo y
Chávez mencionó: “El chayote florece a su máximo esplendor desde que
Díaz Ordaz institucionalizó su irrigación. Tan popular se volvió su
entrega que dejó de ser oculta. El chayote es espinoso por naturaleza y
alimenta”. Por tanto, el periodista ––cual chayote en crecimiento
colectivo–– suele convertirse en la misma figura espinosa que alimenta
la reproducción de los mismos discursos de la orbe política sin ver más
al fondo de la situación y, a pesar de que los nuevos periodistas son
egresados de universidades con una ética definida, aún existe uno que
otro “chayotero” que no vive mal.
El modus operandi del chayote trabajaba infraganti, se esconde para no
ser descubierto por el resto de sus compañeros, trabaja con esferas
altas del poder, crecen sus tallos hasta no encontrar límite alguno. Los
privilegios y el dinero se convierten en el agua que les permite crecer
hasta convertirse en frutos que embuten a los que crecen a la par de él.
Los chayotes son irreconciliables: una vez que crecen juntos la amistad
se hace eterna. Los chayotes se convierten en gemelos de la
información, colaboran y coexisten en las oficinas mediáticas y en los
despachos de los funcionarios. ¿Por qué detenerlos ahora? ¿Es tarde?
¿Aún hay salida? ¿Por qué no mejor cosechar otros frutos? La respuesta
está en esperar a la temporada siguiente. Por ahora el chayote ha
proliferado en compañía de otros, mientras diversos frutos siguen
creciendo día a día en la tierra agrícola de la información, aquélla en la
que el sobre-sueldo (agua milagrosa) no los ha marchitado, al contrario,
continúan fieles a los métodos tradicionales que los guiarán hacia la
madurez interna y, por ende, externa de sus propias concepciones. Para
crecer basta con un buen cuidado, una buena tierra, una buena semilla,
una buena espera.
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