Querida Directora,
Querido Promotor,
Estimados colegas,
Queridos alumnos y
Distinguida concurrencia;
Es para mí un honor dirigirme a todos ustedes en este Centésimo octogésimo noveno
(189) aniversario de la Independencia del Perú del yugo español.
Cuándo los próceres y los héroes de la independencia insurgieron contra España lo hicieron a
nombre de la libertad. Libertad añorada y esperada desde el inicio mismo de la conquista
española. Todos los gritos de libertad fueron ahogados en inmensos charcos de sangre que
fueron derramados generosamente para que las futuras generaciones vivan en libertad. Estos
sacrificios fueron las semillas que germinaron grandes movimientos continentales, que se
levantaron como colosos para expulsar a los colonialistas españoles del territorio americano.
Por eso la Independencia del Perú, no solo es la independencia de un país, es la lucha
valerosa de un continente, es la lucha de millones de hombres que desde Panamá hasta la
Patagonia levantaron sus puños y sus voces en busca de la Libertad. Y es el 28 de julio de
1821 el gran hito de la independencia del Perú, es el inicio del final del yugo español, es el
inicio de nuestra definitiva libertad, no solo para el Perú, sino para toda América. Tres años
después, se daría fin al oprobio colonial, pues con Junín y Ayacucho se sellaría, por fin, la gran
independencia americana. Ya no más servidumbre, ya no más esclavitud. Ahora, la esperanza
de crecer como un país libre, grande y soberano se encuentra en nuestras propias manos; sin
embargo el Perú, desde esa época hasta la actualidad, ha sufrido profundas transformaciones
que configuran un permanente reto para la política nacional y la comunidad en general;
ejemplo de ello son la extirpación casi total del terrorismo, la solución de los problemas
limítrofes, la lucha contra la pobreza así como el avance tecnológico que experimentan los
diferentes sectores económicos, educativos y sociales.
Nuestro país ha sabido que con el empuje de todos los peruanos, se puede superar
situaciones difíciles como las catástrofes originadas por el Fenómeno del Niño, así como otros
desastres naturales en los que la hermandad del pueblo peruano ha demostrado su férrea
naturaleza.
La educación que no pierde su carácter sustantivo, por esta razón se debe insistir en una
formación del pensamiento, de la inteligencia, para hacer de toda la gran masa de
información algo productivo y no un simple recetario para leer y no practicarlo. De la misma
manera surge el interés por el desarrollo de la mujer y la familia, la igualdad de
oportunidades, es decir, alcanzar un gran cambio cultural donde hombres y mujeres
compartan oportunidades en un ambiente de equidad, paz, democracia y solidaridad.
Por eso, estimado público celebremos estas fiestas por el aniversario patrio, a través de actos
públicos y momentos de unión familiar, recordando a aquellas personas que dieron su vida
por nuestra añorada libertad y continuemos en la lucha de lograr un país mejor y todos
digamos al unísono: ¡VIVA EL PERU!
GRACIAS
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