20 de octubre de 2012
Mónica Gabriela Ortega Reyna
Democracia desmenuzada
A pesar de ser un concepto desarrollado y practicado en los tiempos de la antigua
Grecia —hace aproximadamente unos dos mil años—, a partir del siglo XIX la
democracia ha cobrado un indescriptible auge como sistema de gobierno. Y
aunque está mucho más desarrollada en la teoría que en la práctica, se vislumbra
como la opción ideal de estructuración de las sociedades actuales.
Para entender lo que es la democracia es necesario primero saber lo que no es.
Silva Herzog nos advierte acerca de dos visiones comunes y erróneas:
En primer lugar hace mención del simplismo democrático, que consiste en la idea
de que democracia significa de manera literal el poder en manos del pueblo. Por
supuesto, la participación ciudadana es indispensable en un sistema democrático,
sin embargo en la génesis propia de los Estados-nación se evidencia la
imposibilidad de la literalidad. Se hace necesaria la representación de la
colectividad.
En segundo lugar, menciona el simplismo electoral bajo el cual la democracia
consistiría y existiría únicamente durante los procesos electorales. Nada más
lejano a la realidad. Nuevamente, el ejercicio electoral forma parte fundamental de
la democracia pero no es la democracia. En cambio, se puede definir como la
‘producción de gobierno por medios pacíficos y de inclusión social’.
Es importante señalar, sin embargo, que también existen límites en el ámbito de la
democracia. No todo es un asunto de carácter político, existen los ámbitos
privados y el derecho al silencio.
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Así pues, la democracia no está determinada por la acción directa del pueblo ni
limitada a la pura participación ciudadana durante los ejercicios electorales. No se
encuentra tampoco imbuida de manera total en la vida individual o colectiva. Es
mucho más compleja y cuenta con otros elementos estructurales bastante
diversos entre sí.
Estos elementos son conceptualizados y definidos por el autor como las esferas
de la democracia, y son parte de un modelo estructural en el que se evita la
arbitrariedad, se busca el bien común, se da lugar al entendimiento y el
cuestionamiento de la administración del poder, a partir de tres elementos
esenciales: los agentes —en ejercicio de sus libertades individuales frente al poder
— , las normas —sustento de la ciudadanía y el control democrático— y los
procesos —basados en la incertidumbre de los resultados y la certidumbre de las
normas.
Las llamadas esferas del poder para Silva Herzog son seis y están constituidas
por 1) los poderes —ejecutivo, legislativo y judicial—, 2) las regiones —las
entidades federativas—, 3) los partidos políticos, 4) las asociaciones —civiles y
corporativas—, 5) la ley y 6) los medios masivos de comunicación.
1) Los poderes (palabra clave: equilibrio). Producto de un constitucionalismo
bifásico que crea mecanismos de acción y control para poner en marcha la
maquinaría política, mediante un reparto del poder en búsqueda del
equilibrio. Existen dos sistemas constitucionales: el presidencial y el
parlamentario.
En nuestro país se emplea el sistema presidencial —basado en una
división ‘estricta’ de los poderes— desde hace doce años, antes estuvimos
regidos por el presidencialismo —deformación del sistema—, en el cual el
resto de los poderes se encontraba en manos del grupo de poder instalado
en la presidencia.
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En el sistema presidencial los poderes son independientes y cada
uno de ellos se ocupa de su ámbito de acción, bajo la premisa de la
coordinación y el bienestar común. Sin embargo, un sistema presidencial
sin apoyo parlamentario carece de sostén político. Dentro de este modelo,
la Presidencia y el Congreso viven en la disputa de la legitimidad de la
representación popular, aunque sean inamovibles de sus representaciones
si dicha legitimidad no se comprueba.
En el sistema parlamentario los poderes dependen unos de otros y
se vigilan entre sí. Cuentan con facultades para formarse y disolverse entre
sí en caso de haber o no consenso en los procesos políticos.
2) Las regiones (palabra clave: autogobierno). Si el poder tiene como base
constitutiva parcial la acción ciudadana, ésta se encuentra determinada por
la extensión territorial que ocupa. La democracia actual está identificada
plenamente no sólo con la división de poderes sino con la ‘repartición’ o
descentralización de éstos a lo largo de todo un Estado-nación, en la cual
subyacen tres dimensiones jurídicas de orden constitucional de vital
importancia: la constitucional, que delimita el poder federal y local; el orden
jurídico federal, que aplica las normas para todo un territorio nacional; y el
orden local, que establece las normas regionales.
La gobernabilidad a nivel federal depende de la eficacia en los
niveles locales, a la vez que la descentralización favorece la libertad, la
participación y el poder.
3) Los partidos políticos (palabras clave: diversidad y competencia).
Organismos estructurados en busca del poder mediante el ejercicio
electoral —lucha política directa—, que llevan a cabo una construcción
simbólica de las necesidades e intereses del electorado, conectan a la
sociedad con las instituciones políticas, presentan discursos que venden
sus características políticas, constituyen puntos de partida para la
evaluación de la acción y la negociación entre poderes, y contribuyen a
forman o deformar la opinión pública.
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Sus procedimientos de acción deben suponer, entre otras cosas, la
estabilidad de las reglas, la igualdad de condiciones y oportunidades, y la
imparcialidad.
4) Las asociaciones (palabras clave: autonomía y libertad). Espacios de
independencia y participación dentro de los cuales los ciudadanos son
libres de asociarse y expresarse con la finalidad de promover determinados
intereses de carácter social mediante la interacción con entidades
gubernamentales.
Existen dos fórmulas de asociación para plantear los intereses
sociales: el pluralismo y el corporativismo. La primera es bastante flexible y
permite la formación de cualquier tipo de asociación que represente el
interés de determinados grupos y se vincule con las estructuras de decisión
del Estado. El corporativismo consiste en estructuras de mayor rigidez
organizacional —un ejemplo de este tipo de asociación son los sindicatos—
que se valen del Estado para atribuirse cierto poder y obtener recursos e
institucionalizan la comunicación con las interlocutores del gobierno.
En los sistemas actuales estas fórmulas se combinan y perfilan la
tendencia hacia la comunicación plural o corporativa en una sociedad.
5) La Ley (palabras clave: origen y ejercicio del poder). Establece las formas
de poder mediante el decreto constitucional de dos importantes premisas: el
poder nace de la Ley y se debe ejercer de manera legal.
En ella se da prioridad a la separación de poderes, la actuación del
poder público bajo las normas legales y el respeto irrestricto de los
derechos y las libertades fundamentales de los individuos, donde además
éstos tienen la facultad de ser agentes individuales y colectivos de
resguardo del orden público.
En este contexto de legalidad es que el ejercicio la democracia es
posible.
6) Los medios (palabras clave: competencia, pluralidad y transparencia).
Desde la premisa de que el poder debe ser ejercido a la vista de la
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sociedad, los medios se convierten en agentes responsables de su
cumplimiento como entidades de control y vehículos de su ejercicio.
En este caso, el control se ejerce mediante la pluralidad y la
competencia de los espacios dedicados a la discusión de los problemas de
carácter público, en cuyo seno el poder puede ser conquistado o perderse
irremediablemente.
En la convergencia de estos elementos, denominados esferas de la democracia,
se maquina y opera diariamente la lucha y la integración de las sociedades que
hemos apostado por este sistema de organización política y social. El equilibrio, en
mi opinión, es la palabra clave que resume su interacción.
Bibliografía
Duverger, Maurice, Introducción a la política, México, Ariel Demos, 1968.
Sánchez Ruiz, Enrique E., Comunicación y democracia, México, IFE
(Cuadernos de divulgación de la cultura democrática), 2004.
Silva Herzog Márquez, Jesús, Esferas de la democracia, México, IFE
(Cuadernos de divulgación de la cultura democrática 9). Recuperado de:
http://www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/esferas_de_la_democracia.htm
Thompson, John B., Los media y la modernidad, Barcelona, Paidós, 1998.
Wolf, Mauro, La investigación de la comunicación de masas, México, Paidós,
1991.
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