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ROBERTO BRAVO
a caída de Wall Street, el pánico que desenca-
denó en octubre de 1929 y sus consecuencias
inmediatas no fueron el punto de partida de la
depresión mexicana. Desde 1925 varias fuerzas depresivas
habían golpeado nuestra economía y ésta fue agravándose
por la recesión de Estados Unidos.
“[L]a gran depresión impactó a la economía nacional
a través de tres canales esenciales: primero, disminuyendo
la demanda y los precios del sector exportador; segundo,
reduciendo el nivel de ingresos fiscales y, por tanto, del
gasto público como consecuencia de la caída de las expor-
taciones y de la actividad económica; tercero disminuyen-
do la oferta monetaria, al mismo tiempo que aumentaba la
exportación de oro en respuesta al deterioro de la balanza
comercial. Sin embargo, estos elementos contraccionistas
fueron contrarrestados en alguna medida por la deprecia-
ción de la tasa de cambio y sus efectos sobre la sustitución
de importaciones: entre más aumentaba el precio relativo de
las importaciones, los consumidores tendían a sustituir bie-
nes importados por bienes producidos internamente, con
lo que la demanda por bienes nacionales tendía a aumentar.”
Aunque se puede afirmar que la economía dependió
cada vez más del mercado interno y que el sector exporta-
dor dejó de tener la importancia que siempre había tenido,
no debe menospreciarse la importancia que tuvo este sec-
tor en la recuperación, pues el aumento en precios fue par-
ticularmente fuerte en los sectores minero y petrolero; de
hecho, el incremento en las exportaciones por 82 millones
de dólares observado entre 1932 y 1934, 63 millones (76.8
por ciento) se debieron a las exportaciones de oro, plata y
petróleo.
Aunado al aumento en las exportaciones de los pro-
ductos mencionados, se debe destacar también el giro que
dio el gobierno a su política económica a partir de 1932:
“De comportarse en forma ortodoxa, en el sentido de seguir
políticas monetarias y fiscales contraccionistas en respuesta
al deterioro de la balanza de pagos, el gobierno expandió la
oferta monetaria y permitió déficit presupuestales. Por lo
mismo, el gobierno se rehusó a continuar defendiendo la
tasa de cambio y el peso se depreció fuertemente en los
siguientes dos años. El resultado fue expansionista, ya que
las importaciones se volvieron más caras, valuadas en
pesos, por lo que tendieron a ser sustituidas por produc-
ción interna [como antes mencionamos]. Sin embargo, la
depreciación del peso impulsó hacia arriba los precios in-
ternos, lo que a su vez presionó hacia abajo la oferta mone-
taria real y hacia arriba las tasas de interés. Sin embargo,
este elemento fue completamente contrarrestado por las
políticas monetarias expansionistas. La oferta monetaria
aumentó 31 por ciento entre 1932 y 1934, mientras que los
precios aumentaron en un 10 por ciento. Al mismo tiempo,
se tuvo en 1932 y 1933 un verdadero déficit presupuestal de
aproximadamente 1.2 por ciento del producto interno bruto,
que fue financiado básicamente por las ganancias de seño-
razgo obtenidas de la acuñación de monedas de plata.”
La inversión pública fue canalizada a obras de infraes-
tructura económica, especialmente se construyó una red de
caminos que favoreció significativamente el mercado interno.
L
del crack de Wall Street
Todo este conjunto de variables hizo rentable la inver-
sión que aumentó casi 100 por ciento durante la década e
hizo posible que el sector industrial creciera 6.1 por ciento
al año en promedio entre 1932, año que tocó fondo la
depresión, y 1940, constituyéndose de esta manera, en el
motor de la economía en los treintas.
A grandes rasgos estos son los contenidos del análisis
que de aquella década hace Enrique Cárdenas en La indus-
trialización mexicana durante la Gran Depresión. El estudio
es presentado de manera ordenada, minuciosa y con una
sencillez en lo que se refiere al manejo del lenguaje que se
lee como un documento histórico que arroja luz sobre
ese periodo de nuestro vida nacional y sobre todo, las
observaciones que hace E. Cárdenas y la información tan
copiosa y variada que proporciona, permiten al lector co-
mún y al estudioso de la economía, establecer toda una
serie de asociaciones con las circunstancias que sobre la
materia estamos viviendo.
Después de leer La industrialización mexicana durante
la Gran Depresión de Enrique Cárdenas, se abre un hori-
zonte en el que se encuentran respuestas racionales no
solamente a los interrogantes sobre un periodo de nuestra
historia económica muchas veces soslayado por otros in-
vestigadores: la década de los treintas, los años que siguie-
ron a la Gran Depresión, al abismal Crack del 29; sino por-
que también contesta preguntas que suscitan la debacle de
la economía mexicana surgida este último año.
* Cárdenas, Enrique. La industrialización mexicana durante la grandepresión. El colegio de México, Centro de Estudios Económicos, México,1995, 282 pp.
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El
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Juan Román del Prado
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MARTHA CHAPA
ompartir hoy esta fecha tan especial, entre muje-
res que se esfuerzan y destacan, me proporciona
un orgullo inmenso, porque se trata además de
reconocer la presencia y participación de todas quienes se
atrevieron a escribir su propia historia, de manera abierta,
valiente y certera, dejándonos una enorme lección de vida, en
el marco del certamen “Premios DEMAC 2007-2008”, organi-
zado por nuestra amiga, gran mujer y extraordinario ser
humano: Amparo Espinosa Rugarcía.
Así, la asociación “Desarrollo integral de la mujer” fun-
dada por ella, nos abre estos espacios de privilegio para cono-
cernos más y mejor, cumpliendo sobradamente con esa filo-
sofía de apropiarse de la escritura como uno de nuestros más
elevados derechos.
Resultó también una bella experiencia y todo un aprendi-
zaje la invitación que me hicieran para formar parte del Jurado
junto a otras mujeres sensibles y brillantes, y tener el honor
de expresar hoy unas palabras, en esta memorable ocasión.
La verdad es que nos estimuló el gran número de escri-
tos que llegaron, pero más aún su alto nivel de calidad. Cada
uno, tenía la fuerza de conmovernos y hacernos una con sus
relatos, lo cual por cierto nos complicó mucho la tarea de
seleccionar a las ganadoras.
Por eso, nuestra más cálida felicitación va para todas, sin
excepción.
Hablemos entonces de nuestro género, avances y anhe-
los, de nuestra nueva voz, porque las mujeres dejamos atrás
para siempre el silencio.
Aunque parezca difícil de creer, estuvimos marcadas
desde el inicio de la historia por el confinamiento social y
todavía es una cruel realidad que se extiende para muchas
hasta la actualidad. Una tradición de subordinación que es
larga, tanto así que desde el Eclesiastés, en la antigüedad,
se dice lo siguiente en el versículo 18: “Un don de Dios es la
mujer callada”. Y así fuimos educadas. También Solón, en el
640 antes de Cristo, postula: “El silencio es el mejor adorno de
las mujeres”. ¿Qué acaso esto no les recuerda algo? Siglo y
medio después, Eurípides, el gran escritor de tragedias, pos-
tula: “El mejor adorno de una mujer lo constituye el silencio.”
En efecto, los hombres en general nos han prohibido his-
tóricamente el habla por el temor de que les revelemos las
verdades del mundo, sus distorsiones e injusticias, que bien
podríamos resolver igual o en algunos casos mejor que ellos,
sin que esto signifique una lucha de géneros. Pero sigamos
con otros datos: En el 254 A. C. Plauto subraya: “Por bien que
hable la mujer, está mejor callada”. San Pablo apóstol, en la
Epístola a los Corintios, versículo 34, año 67 de nuestra era,
dice igualmente: “Las mujeres callen en la iglesia, porque no
les es permitido hablar, sino que deben estar sumisas, como
lo dice también la ley”.
Y lo mismo en el siglo XVI, cuando se popularizó en
Inglaterra el uso del freno o brida para castigar a las mujeres
sueltas de lengua. Se trata de una máscara de hierro que
se sujeta al rostro, la cual posee una lengüeta metálica
que se introduce en la boca para someterla al silencio.
Muchos años después, en 1793, Madame Roland fue al
cadalso, como otras, por haber defendido los derechos de la
mujer. A ella se debe la célebre frase “¡Libertad, libertad, cuán-
tos crímenes se cometen en tu nombre!”.
Y todavía hoy, siglos después, seguimos en plena lucha,
pues filósofos de la llamada modernidad, como Shopenhawer,
nos muestran su misoginia. Igual todavía se escuchan burlo-
namente esos refranes populares como “Calladitas se ven más
bonitas o “Mujeres juntas ni difuntas”
Sin embargo, aunque no se han derribado por completo
los tabúes, podemos afirmar que hoy ya tenemos voz y…
voto.
Pero los nuevos tiempos exigen una nueva mujer, prepa-
rada, participativa y corresponsable en la construcción de una
sociedad más justa, pues por ejemplo, no se concibe la demo-
cracia sin la participación de manos femeninas. Asimismo,
demandan la participación de un nuevo hombre, por lo que
estoy convencida de que no es posible satisfacer tales necesi-
dades sin la presencia de ambos, unidos en un pleno, sabio y
justo complemento existencial.
Recuerdo ahora a la poeta Pita Amor, quien afirmaba que
cuando se corta una hoja de un árbol se mutila el universo,
por lo que quisiera creer por tanto que las mujeres al hablar,
C
Reflexionesen torno a los premios DEMAC
escribir, pintar o en cualquiera de sus lícitas actividades aña-
den algo a la creación. En mi caso, eso y no otra cosa, he
intentado expresar a través de mi obra, mi sentir de mujer, mis
esperanzas, convicciones y afanes de libertad para todas y
todos.
Ya en el siglo XX se abrió de manera contundente la espe-
ranza al convertirse nuestros derechos en realidades más
comprobables, insuficientes si se quiere, pero avances incues-
tionables. Y con el inicio del XXI, aún más. Me refiero a la in-
cursión de la mujer en la vida económica, sobre todo en
Occidente. Y no es que antes careciéramos de una participa-
ción económica, pues baste mencionar un par de ejemplos
como la agricultura que fue una invención femenina, o en el
hogar, donde la familia y el gasto familiar estuvieron desde
siempre bajo nuestro dominio. En lo que deseo hacer hincapié
es que ahora la mujer tiene una participación directa que ha
conquistado mediante sus luchas y sacrificios asumidos a lo
largo de la historia.
Por fortuna, su voz se escucha lúcida y sonora cada vez
más. Hay muchos y buenos casos que se multiplican progresi-
vamente en nuestros días. Por ejemplo, esas grandes mujeres
que recibieron este año el Premio Nobel, que al menos en dos
disciplinas, como Medicina y Economía nunca lo habíamos
recibido. Y celebrar de nueva cuenta que lo obtuvimos en lite-
ratura, rubro donde en las últimas décadas lo hemos ganado
ya tantas veces.
Ahora, no sólo somos capaces de hablar, sino de escribir
y hasta asumir públicamente nuestra historia personal, como
ocurre ahora, bajo el género de la autobiografía, acertada-
mente alentado por DEMAC, año con año.
La gran aportación de esos escritos es corresponder a la
generosidad de compartir las vivencias con nosotras para enri-
quecer así las alternativas frente a problemas y retos en común
o similares; al igual que los éxitos conseguidos, en tanto nos
iluminan los senderos a seguir.
Historias que en todo caso, generan una liberación indi-
vidual y colectiva, lo mismo de carácter económico, sicológi-
co, sentimental o emocional bien sea, en el plano personal,
que en asuntos propios del ámbito social o político.
Llegamos pues hoy nuevamente: juntas, unidas y realiza-
das, en torno a DEMAC y a sus invaluables acciones. ¡FELICI-
DADES!
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El
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Martha Chapa
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MARCO AURELIO CARBALLO
Llámenme Cheque
l Cheque lo quiere todo el mundo, dijo Carlos,
compa de equipo de mi hermano Enrique. Equi-
po de fut y de empinar el codo, luego del parti-
do como sucede en Inglaterra y en Barcelona. Carlos y
Enrique son personas sencillas. Ya quedamos pocos, je je.
Hasta quienes no quieren al alcalde lo quieren, me dije al
imaginar a sus adversarios políticos del mismo partido.
Sucede igual entre panistas y perredistas.
Les había platicado a Enrique y a Carlos que Gustavo
Gonzalí celebró su libro Duro de olvidar... ¡me cae! con “un
borreguito”. En la tierruca feraz nacen enormes, y alcanzó
para siete hijos y siete nueras y nietos y media redacción de
El Diario del Sur y para el colega Francisco Solares. Tam-
bién para el recalentado. Gusgús lucha en el El Diario...,
porque al Soconusco se le quite el artículo pues le parece
majadero, sin que le importen las razones gramaticales. En
la polémica Enrique García Cuellar, el director, propuso las
mayúsculas: El Soconusco. ¿Por qué no pedir el arbitraje de
la Real Academia Española de la Lengua?
El alcalde Ezequiel Orduña llegó al banquetazo del
borreguito, manejando una camioneta abollada y de vidrios
polarizados. Sin guaruras. ¿O estaban en las azoteas como
zopilotes en remojo pues caía un pijazo de agua? Llamado
Cheque por sus cuates y por el pueblo, le entró al colocho
mamífero rumiante aunque tenía otra comida. Sentado le
observé al funcionario un vientre de regular expansión. De-
be ser porque no es muy alto. De tez blanca y lampiña
y labios abultados, peina con gel y hacia atrás su cabellera
lacia y negra.
Parte de su niñez narró el próximo gobernador naci-
do en Tapachula. Cuando su padre los animaba a él y a
sus hermanos a que aprendieran el negocio del trans-
porte de pasajeros. Pronto aprendieron y ningún chofer
se atrevió a engañarlos. En la juventud, les aconsejó no
manejar semibolos y pedir un taxi. Esto es, educación ci-
vilizada, ajena para la mayor parte de los padres soco-
nusquenses. Amorosos coscorrones, dulces cachetadas,
pitutazos al lomo.
En la presentación del libro, el alcalde había leído un
texto, engargolado, la tendencia. Mi hermana María Eu-
genia preguntó extrañada si leyó porque una cortina de
pequeños ramilletes de flores frente a él le impidió darse
cuenta. Ése no es problema, dije. Siempre les escriben los
discursos. Pero este alcalde lee mejor que el presidente
angloguanajuatense, para quien Borges debe pronunciarse
Borgues.
El Quijote del Soconusco
A la memoria de Jesús Romero, el Chiluca.
¿Qué habría hecho Cervantes si gobierna el Soconusco?
Tengo una imagen. Cuando dormita en la hamaca y pasa
una tonalteca de trasero vibrante, él despierta y le propina
cariñosa nalgada con la mano buena. De ahí no pasó. Otros
temas me distraen. Todos sobre la libertad. Pero ya está
entre nosotros, si no Cervantes, sí El Quijote, y es Gustavo
Gonzalí. Podrían ambos haber reencarnado en él. Gustavo
escribe y lo agita la ventolera de contribuir a la indepen-
dencia del Soconusco. Eso sería respecto al Quijote y, res-
pecto a Cervantes, ha publicado dos libros y tiene otros en
mente. Los incrédulos se asombraron con el primero. Pero
con éste, “Duro de olvidar... ¡me cae!”, no hay duda de que
tenemos a otro escritor.
A
A Gustavo lo conozco desde niños, y cuando edité los
semanarios, El Correo y Marimba, intuí que él y Armando
García Corral, podían ser articulistas. El poeta Alberto Elor-
za colaboró también.
El periodismo y su obsesión por la costa llevó a Gus-
tavo a escribir Los caminos torcidos de Soconusco. Best-
seller en Tapachula y no en la veintena de municipios
costeños, porque hay más cantinas que librerías. Está bien.
Hay quienes soportamos la realidad real nomás bolos. Es-
taría mejor una y una. Aquí, dado el desinterés, se presentan
libros desde hace treinta años en La Mesa Redonda. Gon-
zalí es buen narrador y su segundo libro alarde del sentido
del sarcasmo. Sus fantasmas y demonios, ensotanados a
veces, recorren el volumen.
Hizo con sus propias manos el primer libro, justo cuan-
do pasaron por aquí dos alcaldes de antifaz y sus secuaces,
una cabalgata de codiciosos malandrines. ¿Cómo le hicie-
ron para cargar la firulilla de los baños públicos? ¿Cuánto
pesaron miles de monedas recaudadas dos o tres años?
¿Cuánto sumaba el monto del robo al sistema eléctrico de
los arbotantes? ¿Están bien investigados los asaltos a la
nómina? Son otras dos historias.
Temas para cien novelas y mil cuentos, mientras tene-
mos reportajistas. Los escritores de la costa podrían escri-
bir las gestas y las catástrofes, desde la llegada de los gue-
rreros aztecas hasta las tropelías impunes del siglo 21.
Con excepciones, el escritor no tiene el apoyo de las
autoridades. Cuando Gonzalí necesitó explicarles a los
regidores la utilidad de publicar libros, me fui de espal-
das. ¿Qué clase de regidores eran esos? Por fortuna el
alcalde Ezequiel Orduña tuvo la última palabra. El libro
de Gonzalí y los otros dos en camino serán los primeros
de cien, de mil títulos. El periodismo ha mejorado de
manera ostensible en Tapachula. Sigue la literatura, pro-
teína del espíritu.
Los que sí tuvieron mami
El Soconusco está apenas documentado. Lo escrito por
gente de fuera son ejemplos básicos. Cuando los nativos
hagan lo suyo, no sobrará. Aparte de los colonizadores
gringos, recuerdo al diplomático Rafael Bernal, autor de la
novela El complot mongol. Un querido amigo me regaló Tró-
pico, libro de cuentos de Bernal con personajes del So-
conusco. El Indio Fernández llegó a Tapachula a zumbarse
unas espumosas en La Gota de Oro, antecedente de La
Mesa Redonda, cuando él rodaba una película en Tehuan-
tepec. El Che Guevara entró por Tapachula en moto al via-
jar de Guatemala al DF. ¡El fusilamiento del suegro del pre-
sidente López Mateos porque huía con talegas de oro y
billetes hurtados! La muerte de Chaflán en San Benito, des-
pués Puerto Madero y ahora Puerto Chiapas, gracias a la
caciquil burocracia centrista.
Temas especializados para investigadores expertos,
quienes saldrán pronto de las aulas. Pero cuando pregunto
si ya hay carrera de historia, me ven como si preguntara por
la carrera de astronauta. La figura borrosa de nuestra már-
tir María Herrán adquirió perfiles sólidos de heroína sólo
cuando la imaginé para escribir un relato. Me pregunto,
Roberto Filemón, si esos correos sobre tus carreras de inge-
niero agrónomo y de abogado podrían constituir tu auto-
biografía o tus memorias. Dejar constancia.
Esa falta de documentación acerca del penúltimo rincón
del rincón sureño del territorio nacional es generalizada
en todo el país. Hace poco escribí sobre Miguel Hidalgo y
Costilla. Consulté escritos farragosos, de frases retumbantes
escurriendo patrioterismo mantecoso. Datos contradictorios.
Miguel Hidalgo y Costilla no aparece por ningún lado con el
segundo apellido, como si no hubiera tenido progenitora. Se
lo puse y el corrector ¡lo borró! No era mi pretensión darlo a
conocer con el nombre completo a lo largo de mi texto, sólo
dejar constancia. Pedro Infante y Cantinflas, Benito Juárez y
Pancho Villa fueron nombres de batalla, pero nunca está por
demás saber si tuvieron madre... Una obviedad.
En fin, podría no interesarte. Aunque tu experiencia
en el periodismo ayudaría en la redacción. Muchos escri-
ben para los nietos, dicen. Pocos hablan de los hijos.
¿Porque están más o menos enterados? También porque
les importe un diputado federal o tres diputados locales.
Excepto la herencia. Es la condición humana. Nadie está
a salvo.
La búsqueda del lector
A la memoria del licenciado Armando García Corral
Siempre escribo sobre lo mismo, me han dicho dos veces,
estimada amiga. Así que le he dado una pensada cuando
“no” estoy escribiendo de… lo mismo, o leyendo a mis au-
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El
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tores de la vida entera. Esto lo he hecho en los últimos
tiempos. ¿Para qué buscar autores si tienes media docena,
una docena? Tomas la decisión cuando sientes el pálpito de
que te queda poco tiempo.
Hay dos grupos. Los productores de superventas y los
creadores de raquitiventas. Soy de estos últimos. De los pri-
meros leí lo suficiente en la adolescencia. Tienen una fór-
mula, se sospecha, y ya no dicen (¿los envidiosos?) que un
equipo los escribe. La receta era sexo, violencia y religión a
partes iguales.
Buena cantidad de ellos, presionados por los edito-
res, producen uno al año, dos. Hay quienes guardan volú-
menes para las épocas de sequía. Como los cantantes, mue-
ren por mantenerse en el hit parade.
Los raquitiventas son acicateados por sus fantasmas y
por sus obsesiones. Entre ellos están los autobiográficos en
noventa por ciento. Los superventas emplean diez por cien-
to de su biografía, según cálculos arbitrarios. Un colega dice
que los escritores se subdividen entre quienes escriben diez
novelas autobiográficas, noventa y diez, y al agotar el tema
invierten la proporción.
Estoy comprobándolo en mí. Escribiré nueve y empe-
zaré los mamotretos de diez-noventa. Lo cual no garantiza
superventas ni que abandone mis obsesiones: la libertad y
el combate a los abusivos. El superventas agota aquí donde
nos tocó entre ochenta mil y ochocientos mil ejemplares. El
tiraje promedio es de dos mil.
Pero la oferta es cuantiosa. Un lector ducho lee de cin-
co a diez libros a la semana, dos mil o cinco mil cada diez
años. ¿Cómo hacerle? Buscando a esa docena de autores
con los cuales te quedarás el resto de la vida.
Uno es afortunado si consigue hallar a sus lectores,
dicen. Puede invertirse la idea, que el lector halle a sus au-
tores tras la búsqueda pertinaz. No leer sólo al mismo. De
otro modo se quedará con dos o tres a la mano en las dos
o tres librerías del pueblo, o con los libros que te regalan.
La búsqueda es de ida y vuelta. A menos que el lector caiga
en la clasificación de Stevenson, la de lectores sin talento.
Apenas para leer periódicos. Por ejemplo el amigo que coin-
cide contigo. Él leía un diario deportivo de adolescente.
Ahora un periodicote de colorines.
marcoaureliocarballo. blogspot.com
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Ma. Emilia Benavides
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MIGUEL BAUTISTA
de la política (2/2)Elogiode la política (2/2)
e suele decir que la política es asunto encubierto,
oscura negociación para obtener prebendas y
ocultar fines de personas no idóneas; sin embargo
la crisis actual de valores nos debe conducir a rescatarla
como una noble actividad de servicio público, como gestión
de los asuntos de la comunidad. También se entiende por
política la lucha por causas de partido o sectores sociales
hacia la confrontación. Aquí la contemplamos como la for-
ma más elevada de actividad pública, como Forma de Ne-
gociación y Consenso.
En este último sentido es el nivel más elevado de las
sociedades, en que se atienden las cuestiones económi-
cas y sociales del país. Se dice que un renombrado político
mexicano atendía esta actividad llamando a los interesados
en las cuestiones a resolver –un caso de conflicto social o
litigio de algunos ciudadanos– presentándoles una pro-
puesta de solución que incluía las peticiones parciales de
las dos partes, y luego los empujaba a aceptar dicha solu-
ción llegando a un acuerdo. Esta sería una forma en que el
político somete a las partes un punto de acuerdo para que
lo acepten.
En México existe una larga tradición de la gestión
pública basada en el consenso de las partes, la negociación
y la discusión, como formas de dar a cada uno lo que les
corresponde, según dice la definición clásica de justicia.
Creemos que ha llegado el momento histórico de acreditar
este tipo de negociación política, actuando en consecuen-
cia, y dejando atrás las requisitorias y las descalificaciones.
Es “el camino del tercero a elegir” que se presenta como la
senda más fructífera para nuestra vida pública.
Éste es un pequeño digesto de ideas políticas nue-
vas aplicado al análisis de la situación política actual de
México.
Los pueblos se enfrentan a sus tareas de la hora movi-
dos por su circunstancia, azares o destino. Creo que ése es
el caso de México puesto frente a las condiciones de vio-
lencia e incertidumbre ante el futuro económico del país. La
sociedad ha sido vilipendiada, el ciudadano desconfía y los
medios sólo medianamente responden ante los imperativos
de la hora, a saber: promover la discusión, la participación
y la evaluación de la res pública. El ambiente de la política
se hace denso, a veces indescifrable para el ciudadano co-
mún ante el amarillismo de los diarios. Se tratará de hacer
una descripción de la situación política, sus antecedentes
y aclarar algunos puntos para una acción política respon-
sable.
Rocco Almanza
S
Perfil de los actores políticos
Luchar contra el escepticismo que despierta la política y
promover la participación ciudadana son deberes de los
actores políticos y de todo guardián o testigo calificado de
esta noble actividad. La falta de claridad política sobre el
futuro de México, la situación de la economía, soólo abona
el camino del elitismo y el ciudadano de a pie lo resiente
con rencor. La Nación ha sido vilipendiada, vulnerado el me-
diano bienestar, velado el panorama por voceros interesa-
dos… Pero…
Napoleón y México
Napoleón dijo “que el destino es la política”. Parece que
este dicho se ajusta a la vida pública de todos los pueblos
de la era moderna pues deberían recurrir a ella en caso de
conflicto social grave, como revoluciones, o menos grave,
ajustes a sus instituciones reguladoras de su vida de rela-
ción, México tiene tradiciones políticas en su historia pero
no extendidas al grueso de la población: nos falta democra-
tizar la actividad de la polis. En lo que hemos llamado
vilipendio entre nosotros ha jugado un papel ambiguo:
como juego democrático amplio la población apostó “al
cambio”, en el año 2000, imaginando transformaciones co-
mo cambiar o romper “la élite del gobierno priista”, selecti-
vo y corrompido, transformación que no se actualizó por
incapacidad de los gobernantes elegidos para tal fin.
Bien visto ese fallo histórico sólo nos habla de las ilu-
siones y fallos en la percepción de la población acerca de
sus caminos. El partido Acción Nacional resultó no ser el
partido del destino, del cambio que esperaban. El Partido
Revolucionario Institucional se corrompió, cansó, pero cuan-
do gobernó construyó siempre los equilibrios políticos y
sociales requeridos para mantener la paz interior, cierto
grado de apoyos y gobernabilidad. Legitimado por años
y décadas de eficacia en la conducción del país, tenía meto-
dologías claras de gobierno: control firme del gobierno y
ciertos oídos abiertos a los sectores, clases y grupos diver-
sos de la población. Por ejemplo, supo utilizar símbolos e
historia, educación y liderazgos, con eficacia y estableció o
fingió establecer una República Mexicana en todo el senti-
do de las palabras. Una cosa es cierta: durante los manda-
tos del PRI no se vivieron años llenos de miedo e incerti-
dumbre, como ahora, por la violencia o la falta de perspec-
tivas de nuestra vida institucional.
En el año 2000 las aspiraciones al cambio se perdie-
ron detrás de una burocracia inexperta e incolora en cuan-
to a las expectativas levantadas. Nos llenamos de frases
chuscas, de anécdotas y bien visto ahí empezó una nueva
degradación de la política. Parece llegada la hora de rei-
vindicarla.
Atrás quedo el país que México pudo ser… La nación
que podemos imaginar distinta si las burocracias de José
López Portillo hubieran cumplido planes de reducción bási-
ca en la pobreza, como aquel COPLAMAR; esto es muy im-
portante, porque el gobierno contaba con medidas, técnicos
y el ambiente de construcción y edificación material que
hoy se nota ausente en el Ejecutivo. La población disfruta-
ba de paz social, apoyaba, se movía en dirección de sus
demandas que eran escuchadas. Durante el reinado del PRI
la sociedad civil y el Estado no llegaron a enfrentarse vio-
lentamente, sino en dos ocasiones: en el 68 y en la llamada
Guerra Sucia. En cambio hoy se padece violencia casi gene-
ral en la República, y la sociedad, no atendida en sus nece-
sidades se desparrama en el narcotráfico; hay miríadas de
gente en la violencia.
Por su política poblacional en aumento México creció y
se super pobló llegando a ser similar a la India y a Brasil sin
tener el impulso de políticas racionales como las tienen
esos países. México es excesivo, en su generosidad y en sus
contrastes sociales, que no han logrado limar doscientos
años de vida independiente. Los héroes mexicanos de la
Revolución de 1910 tuvieron una idea de una patria próspe-
ra y libre, que se escribió con sudor y esfuerzo. Y ése es
el genio de nuestro país, porque cualquier actor político y
arca
de
noé
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social puede apelar a esos principios para encauzar sus
luchas en la actualidad.
¿En definitiva de qué se trata, de qué esfuerzos políti-
cos, y hasta humanos, estamos hablando? De un país mul-
titudinario que ha perdido el rumbo social y económico,
cuyo modelo económico hay consenso en que no funciona,
no provee bienestar, empleos, menos riqueza sino a unos
cuantos, que han polarizado el juego de la producción y el
trabajo. Mientras, las carencias aumentan y globalmente
considerado el país carece de perspectivas y aún de una
visión de conjunto –diríamos– de la economía, la sociedad,
sus habitantes, considerados sociológicamente por secto-
res, ingresos y expectativas. La institucionalidad mexicana
–hoy– parece separarse de sus objetos y sujetos: la labor de
acondicionamiento del país y sus mandos, mediaciones, ar-
ticulaciones, como sociedad, estado y gobierno. Napoleón
tenía evidentemente razón, hay que aclimatar la política a
nuestro medio social, económico y humano.
Para ello sería necesaria la participación más intensa
de la ciudadanía. No hemos influido en la pobreza con el
diseño de políticas que estuvieren destinadas a fraguar –por
así decir– un nuevo tipo de ciudadanos. Por eso es muy difí-
cil adelantar trazos más concretos de por dónde echar a
andar. Mientras tanto nuestro destino depende de los acuer-
dos y del espíritu de conciliación que se ponga para resol-
ver esta crisis. Se requiere trabajo político fino, ante la vio-
lencia y evitar así el caos social. Veamos cómo podría ser
ese esfuerzo colectivo de incrementar nuestras bases socia-
les, políticas, económicas, extrayendo de nuestra historia y
del presente, la fuerza de un renacimiento de la política,
bien empleada en resolver nuestros problemas.
Los actores políticos y los objetivos
Los políticos, cuando actúan de buena fe, exponen sus ob-
jetivos y los senderos por donde quieren llegar a ellos. Lo
primero es la claridad mental, no en un dicho fugaz y pasa-
jero, sino en el programa, de partido, de grupo, etcétera y
en la visión de conjunto de la sociedad, con todos sus abi-
garramientos. Los matices son importantes: ¿A cuántos les
va a alcanzar el empleo, el trabajo temporal, el subsidio anual
o mensual? ¿Se va a medir en la lucha contra la pobreza
–problema endémico de México– los resultados con la par-
ticipación de la gente, los líderes de opinión y las institu-
ciones? ¿Va a ser una lectura del marketing y de la T.V. en
sonoros pero fugaces flashes de propaganda? La política es
un arte pero un arte de la comunicación, con testigos y ac-
tores calificados, donde cada uno toma su papel legitimado
por las urnas, el compromiso histórico, la lucha electoral,
como deriva de la política transformadora. No se ha toma-
do esto en cuenta por lo masivo del país, la población, la
falta de cultura política, etcétera pero tendrá que ser así en
el futuro si queremos la apertura a la población y su respaldo.
En estos momentos los actores políticos y sociales ten-
drían que enfocar sus acciones hacia dos objetivos para
cumplir con su tarea: 1o.- La reactivación económica en-
frentando la aguda crisis, en movimientos de la economía,
que se desparramen sus beneficios a amplias capas de la
población. 2o.- No olvidar los necesarios equilibrios políti-
cos, para conservar la gobernabilidad, y alcanzar la Tran-
sición Democrática, que signifique apertura y políticas de
entendimiento con los sectores sociales.
Sólo se comprende lo que se conoce y el político debe
conocer a la gente, cómo vive, cómo trabaja, se transporta,
etcétera en una indagatoria social que también es política.
El señoritismo heredado de España, sigue pesando como una
loza sobre nuestros cuerpos políticos, técnicos, de expertos,
de consejeros. Por eso algunos presidentes han hablado en
México de “apertura”, “diálogo”, y “puertas abiertas”, con
mucho tino y sensibilidad. Es lo que necesitamos para rom-
per las cáscaras privatizadoras de la vida pública, los compa-
drazgos, etcétera. Es la hora de un nuevo tipo de operadores
políticos dispuestos a soltar el portafolios y la camioneta de
rigor y reemplazarla por la sensibilidad y la vista fija en el país.
Lo anterior no excluye el trabajo político fino, informa-
do y jerarquizador, pues somos una sociedad compleja, abi-
garrada, llena de sendas que pueden conducir a barrancas
58
El
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h
y callejones sin salida en lo social y político. Nuestro país
tiene ese tipo de políticos, y sólo se requiere que actúen en
la coyuntura adecuada. Ya va siendo hora de reivindicar la
política entre nosotros, como la han captado y ejercido no-
tables pueblos y hombres: como ejercicio de la prudencia y
del sentido de la justicia. México no se merece otra cosa.
Finalmente permítaseme invocar aquí los nombres de
Adolfo López Mateos, de Jesús Reyes Heroles y de Alfonso
García Robles como los estadistas mexicanos de elevado
rango que mostraron siempre qué es y qué puede ser la
política en un país como el nuestro: confrontación y acuer-
do, discusión y negociación, proyecto y realización, teoría y
práctica de nuestras leyes, construcción de instituciones.
Alguien diría que son excepcionales pero yo no lo creo. Kel-
sen diría que los hombres no importan cuando hay institu-
ciones porque en su sistema jurídico-político del formalismo
el Estado es norma y función, regulada y reguladora, de
acuerdo a la juridicidad. Pero importan y mucho. Quizás en
México tenemos todavía que aprender que no se hizo el
hombre para la Ley sino la Ley para el hombre, en un pro-
ceso infinito en que la población reciba los dones de la Ley
y asimismo la cumpla.
[email protected]; [email protected]
arca
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noé
59
Jorge López
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El
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RAÚL HERNÁNDEZ VIVEROS
n la lucha por la Independencia de la Nueva Es-
paña, el padre de la patria Miguel Hidalgo y Cos-
tilla propuso una serie de reivindicaciones, prin-
cipios indispensables y fundamentales para rescatar la
dignidad del pueblo mexicano. Sus ideas se manifestaron
en sus diversos decretos y proclamas. Desde el objetivo
principal con que señaló a las autoridades de su tiempo,
particularmente con su lema: ¡Abajo el mal gobierno! El
contenido político de su proyecto de Independencia, se
basó en algunos puntos importantes, como el reconoci-
miento a los derechos humanos y la redención de los pue-
blos indígenas
Hay que destacar, por ejemplo los consecutivos moti-
vos: “Desde el feliz momento en que la valerosa nación
americana tomó las armas para sacudir el pesado yugo que
por espacio de tres siglos la tenía oprimida, uno de sus
principales objetos fue exterminar tantas gabelas con que
no podía adelantar su fortuna; mas como en las críticas cir-
cunstancias del día no se pueden dictar las providencias
adecuadas a aquel fin, por la necesidad de reales que tiene
el reino para los costos de la guerra, se atiende por ahora
a poner remedio en lo más urgente por las declaraciones
siguientes:
“Que todos los dueños de esclavos deberán darles la
libertad, dentro del término de diez días, so pena de muer-
te, la que se le aplicará por transgresión de este artículo.
Que cese para lo sucesivo la contribución de tributos res-
pecto de las castas que lo pagaban y toda exacción que a los
indios se les exija.” La convocatoria y el mandato hacia
las autoridades: “Por el presente, mando a los jueces y jus-
ticias del distrito de esta capital que inmediatamente… se
entreguen a los referidos naturales las tierras para su culti-
vo, sin que para lo sucesivo puedan arrendarse, pues es mi
voluntad que su goce sea únicamente de los naturales en
sus respectivos pueblos”.
El origen principal de la guerra de Independencia estu-
vo centrado en el asunto de las tierras, que estudió Lucio
Mendieta y Núñez.1 “Los indios y las castas consideraban a
los españoles como la causa de su miseria; por eso la gue-
rra de Independencia encontró en la población rural su
mayor contingente; esa guerra fue echa por los indios la-
briegos, guerra de odio en la que lucharon dos elementos:
el de españoles opresores y el de indios oprimidos”.
Octavio Paz confirmó que: “Nuestra Revolución de
Independencia es menos brillante, menos rica en ideas y
frases universales y más determinada por las circunstancias
locales. Nuestros caudillos, sacerdotes humildes y oscuros
capitanes, no tienen una noción tan clara de su obra.
En cambio, poseen un sentido más profundo de la realidad
y escuchan mejor lo que, a media voz y en cifra, les dice
el pueblo”.2 Esta deliberación fue cimentada por las ideas
sobre la abolición de la esclavitud y del tributo, y lo más va-
lioso la restitución de las tierras a los indios, como má-
ximas exigencias de Miguel Hidalgo y Costilla.
Con la aparición de la novela Los pasos de López, 3 de
Jorge Ibargüengoitia, se logró recrear en forma extraordi-
naria y fascinante la figura de Miguel Hidalgo y Costilla. Se
trató de abrir el rico manejo de la ironía, a través del prota-
gonista, de esta pieza narrativa. Es decir, volver a escribir la
historia, desde el punto de vista de un escritor contempo-
ráneo nuestro. Con la figura del padre Periñón, el cual re-
presentó al cura Hidalgo, quien por causas del destino en-
cabezó la independencia independiente y los ideales de una
nación soberana, en manos de los criollos.
E
Este término fue utilizado en el pasado colonial bajo
la Nueva España para designar al habitante nacido en
América que descendía exclusivamente de padres españo-
les o de origen español. Desde el siglo XVIII intervinieron
en la mayor parte del comercio y de la propiedad agraria,
por lo que tuvieron un enorme poder económico y una
trascendental importancia social. No obstante, fueron des-
plazados de los principales cargos políticos y administra-
tivos que eran designados sólo a los originarios de España.
Con esto se calificaba también de criollo al individuo nacido
de criollos.
En la historia de México: la muchedumbre, populacho,
los bárbaros, los salvajes, los pelados, o los de abajo co-
rrespondía a los grupos étnicos, que continúan marginados
y sometidos al abandono social en sus zonas de refugio.
Jorge Ibargüengoitia inventó al personaje de Matías Chan-
dón, quien apareció en Cañada, actualmente Morelia, en el
lugar de origen del autor. Llegó con la finalidad de hacer-
se de la plaza de teniente de artilleros. De inmediato se
involucró con los miembros de La Junta de Cañada, inte-
grada por los corregidores, entre ellos el Padre Periñón.
Matías Chandón obtuvo la plaza de teniente de artille-
ros, y casi sin pensarlo ingresó a la conspiración. Al mismo
tiempo que se transformó en un admirador y enamorado
de Carmen, la corregidora; pudo advertir el papel de la trai-
ción en varios participantes; una de las características del
ser mexicano, puede advertirse en la crónica de traiciones y
asesinatos entre la clase política.
Matías Chandón también fue testigo del levantamien-
to de armas en el estado de Plan de Abajo, en lo que es
Guanajuato. Todas estas acciones fueron, casualmente, di-
rigidas por el padre Periñón, con la toma de Cuévano, ciu-
dad de Guanajuato. Hasta el arresto de Periñón y los demás
jefes de la insurrección. La desobediencia mezclada con la
arca
de
noé
61
Alfredo López
deslealtad, mantuvieron la actitud de cambiar para descon-
fiar de los poderosos y repudiar la impunidad de los políticos.
De esta manera, y en forma sarcástica, Jorge Ibargüen-
goitia narró este episodio nacional mexicano que marcó
definitivamente el nacimiento y el rumbo de una nación.
Aunque la versión oficial se permitió ofrecer datos institu-
cionales sobre el cura Hidalgo, considerado como el padre
de la patria mexicana, quien inició la lucha por la inde-
pendencia. Hombre muy culto y profundo conocedor de las
ideas de la Ilustración, las puso en práctica entre sus feli-
greses, en su mayoría indígenas, en el intento de mejorar
sus condiciones económicas y de vida.
Para José Emilio Pacheco: “El pecado original de la
independencia mexicana fue que los criollos consumaron la
revolución política por medio de la revolución social. No
hicieron la ruptura para obtener la libertad de las mayorías
sino para conservar sus privilegios aristocráticos. La preca-
ria coalición entre mestizos insurgentes y criollos realistas
no tardó en polarizarse en la lucha de liberales y conserva-
dores que se tradujo en medio siglo de guerra civil, invasio-
nes extranjeras, despojos territoriales, miseria y anarquía”4.
Bajo dicho escenario político y social, el cura Hidalgo
experto en las artes culinarias y valioso catador, enseñó a
los naturales, nativos y originarios de estas tierras, a culti-
var viñedos, criar abejas y dirigir pequeñas industrias, lo
que le valió el apoyo incondicional de sus feligreses. En
1809 Hidalgo se unió a una de esas sociedades secretas,
formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para
gobernar el Virreinato de Nueva España en nombre del rey
Fernando VII, que en ese momento se encontraba preso de
Napoleón, y en último caso lograr la Independencia.
Los conjurados planearon alzarse en armas contra el
virrey de Nueva España el primero de octubre de 1810, pero
fueron descubiertos a mediados de septiembre. Hidalgo y
otros conspiradores se protegieron gracias al aviso de Jo-
sefa Ortiz de Domínguez y se trasladaron a Querétaro,
donde Hidalgo se reunió con Ignacio Allende. El 16 de sep-
tiembre de 1810, Hidalgo enarboló un estandarte con la
imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Mé-
xico, en el que se podía leer: “Viva la religión. Viva nuestra
madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la
América y Muera el mal Gobierno”.
Roger Bartra señaló que: “la Virgen María, ya desde el
siglo XVII era transformada en la Nueva Eva mexicana que
debía despertar el tumultuoso y ardiente amor del pueblo.
Pero una Eva criolla no fue suficiente para canalizar el culto
popular. Era necesaria una Eva india para exorcizar las vie-
jas culpas y consolar las penas crecientes. En 1672 ya se
describe a la Virgen como india, y no como criolla”5. Por lo
cual, dicho autor recurrió a citar a Juan de Mendoza:
“…formóse esta imagen santa de Guadalupe, a seme-
janza de los gentiles naturales de esta tierra; dícelo su ros-
tro que muestra un color apagado, moreno semejante al
que tienen ellos y púsose así mismo en su traje vistióse las
ropas de su usanza para que viéndola los gentiles formada
a su semejanza y vestida a su traje, se enamorasen y con-
virtiesen”.
Del mismo modo, Octavio Paz señaló que: “la apari-
ción de la Virgen de Guadalupe sobre las ruinas de un san-
tuario consagrado a la diosa Tonantzin, es el ejemplo central
aunque no es el único, de esta relación entre dos mundos,
el indígena y el colonial”6. Un planteamiento que hizo
transformar la visión trasplantada por la Conquista españo-
la. Pero que nunca pudo ser asimilada plenamente por los
verdaderos habitantes originarios de la Nueva España, y
que tomó como lábaro patrio el cura Hidalgo cuando lanzó
el Grito de Dolores.
Con lo cual inició la revuelta; junto con Allende, y con-
siguieron reunir un ejército formado por más de 40.000
miembros. El 21 de septiembre, el ejército de Hidalgo y
Allende capturó Celaya, por lo que Hidalgo fue nombrado
capitán general del Ejército Libertador e Ignacio Allende fue
ascendido a teniente general. El obispo electo de Michoa-
cán publicó un edicto el 24 de septiembre en el que eran
excomulgados Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo.
Aunque recientemente en una investigación que reali-
zó la Iglesia Católica se reveló que los curas Miguel Hidalgo
y Costilla y José María Morelos y Pavón no murieron exco-
mulgados, por lo que la arquidiócesis de México se pronun-
ció por una corrección de actas a los libros de texto para
que se difunda la historia de manera adecuada.
La Arquidiócesis de México, informó en el presente
año, que éste es un primer trabajo de una serie de docu-
62
El
Bú
h
mentos de investigación que se darán a conocer al inicio de
los festejos del Bicentenario de la Independencia de México,
ya que hasta ahora la Iglesia Católica fue excluida de la
comisión que prepara este aniversario. El director del archi-
vo histórico del Arzobispado, señaló que no es necesario
levantar la excomunión para los padres de la patria, ya
que se tienen los elementos suficientes para demostrar que
murieron dentro de la religión católica y que incluso fueron
confesados antes de fallecer.
Dichas recomendaciones permiten repetir las informa-
ciones de Lucio Mendieta y Núñez: “La propiedad eclesiás-
tica favoreció también en gran parte la decadencia de la
pequeña propiedad agraria de los indios, por cuanto amor-
tizaba fuertes capitales y sustraía del comercio grandes
extensiones de tierra. Además de los despojos de que fue-
ron víctimas, se deshicieron voluntariamente de muchas de
sus propiedades a favor de la iglesia mediante donaciones y
testamentos. La iglesia era, en la Nueva España propietaria
de innumerables haciendas y ranchos que explotaba para
beneficio del culto y acrecentamiento de sus riquezas.”7
Después de tomar las ciudades de Salamanca, Irapuato
y Silao, hasta llegar a Guanajuato, el 17 de noviembre Hi-
dalgo se encaminó hacia Valladolid con siete mil hombres
de caballería y doscientos cuarenta infantes, todos mal
armados, entrando el 26 en Guadalajara, pero no logró lle-
gar a la ciudad de México. En Guadalajara, Hidalgo expidió
una declaración de independencia y formó un gobierno pro-
visional; además decretó la abolición de la esclavitud, la
supresión de los tributos pagados por los indígenas a
la Corona y la restitución de las tierras usurpadas por las
haciendas. A finales de año había perdido ya Guanajuato y
Valladolid.
El 11 de enero de 1811 fue derrotado cerca de Gua-
dalajara por un contingente de soldados realistas. Hidalgo
huyó hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención
de huir a Estados Unidos para buscar apoyos a su causa,
pero fue traicionado por Ignacio Elizondo y capturado en
las Norias de Acatita de Baján el 21 de mayo de 1811.
Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de
guerra y condenado a muerte. Lo degradaron como sacer-
dote y lo fusilaron en la mañana del 30 de julio de 1811.
Su cabeza, junto con la de Allende y otros insurgentes,
se exhibió como castigo en la alhóndiga de Granaditas de
Guanajuato. El gobierno virreinal estaba convencido de que
con la muerte de los caudillos, fusilados en Chihuahua, aca-
baría el movimiento insurgente, pero no fue así; con la
ayuda del pueblo, Ignacio López Rayón, lugarteniente de
Hidalgo, retomó la lucha desde su refugio en Saltillo, al tiem-
po que en el sur del virreinato se había producido la subleva-
ción de José María Morelos, seguidor de las ideas de Hidalgo.
En 1821, el levantamiento obtuvo sus frutos y México logró
su independencia de España. Tras el establecimiento de la
República Mexicana, en 1824, Hidalgo fue reconocido como
primer insurgente y padre de la patria. El estado de Hidalgo
lleva su nombre y la ciudad de Dolores pasó a llamarse
Dolores Hidalgo en su honor. Sus restos reposan en la
Columna de la Independencia, en la ciudad de México.
arca
de
noé
63
Lourdes Domínguez
La reflexión crítica sobre la Independencia de México
permitió llevar a cabo el análisis y la interpretación de una
historia realizada por los vencedores, que nunca reconocie-
ron las profundidades de un México dominado hasta nues-
tros días por los criollos. Se deben, nuevamente, repasar las
líneas escritas por Octavio Paz sobre: “Un ejemplo muy
claro de esta repugnancia ante el poder –o de esta incapa-
cidad para conquistarlo– es Hidalgo y su ejército de campe-
sinos ante la ciudad de México: la saben inerme y abando-
nada pero no se atreven a tomarla; dan marcha atrás y unos
meses después el ejército campesino es aniquilado e Hi-
dalgo fusilado”8.
De tal modo, resulta fundamental volver a la lectura
de nuestros episodios históricos de la vida nacional. Pero
además, solicitar otra vez la recreación narrada por Jorge
Ibargüengoitia para comprender el verdadero papel de la
improvisación, el relajo y la ausencia de una visión de Es-
tado. Dentro de esta simulación se involucró el proyecto
transformador que nunca aceptó la esencia y el reconoci-
miento de las raíces profundas del ser mexicano.
Hasta nuestros días continúa el enfrentamiento entre el
México profundo y el México imaginario, perfectamente es-
tudiado por Guillermo Bonfil Batalla9. “Una característica
sustantiva de toda sociedad colonial es que el grupo inva-
sor, que pertenece a una cultura distinta de la de los pue-
blos sobre los que ejerce su dominio, afirma ideológica-
mente su superioridad inmanente en todos los órdenes de
la vida y, niega y excluye a la cultura de colonizado. La des-
colonización de México fue incompleta: se obtuvo la inde-
pendencia frente a España, pero no se eliminó la estructura
colonial interna…”10
Con la lucha de Independencia brotaron las semi-
llas del nacionalismo. Se formalizaron las fuentes religiosas
desprendidas de la cosmogonía y los mitos prehispánicos
mezclados en la imagen de la virgen de Guadalupe, como
imaginario símbolo de la unidad que iluminó la esperan-
za de aceptar una vida digna y el reconocimiento de los
indios de México. Un ejemplo magistral de esta simula-
ción, fue cuando el ejército realista, fusiló varias veces
a los estandartes con el retrato venerado de la deidad
morena.
Estos sentimientos religiosos acompañaron las aspira-
ciones de cambios económicos y sociales que pudieron sa-
car de la pobreza y miseria a la mayoría de las clases bajas.
La cual hizo a Hidalgo señalar que: “se me acusa de que
niego la existencia del Infierno”11, porque logró percibir-
lo realmente en la mayoría de los habitantes en la Nueva
España. Al sentir el sufrimiento, marginación, desprecio
y explotación de los pueblos indios, exigió que “los trata-
ran como sus hermanos, desterraran la pobreza, mode-
rando la devastación del reino y la extradición de su di-
nero”.
En aquel periodo de la Historia de México, Hidalgo
comparó el empleo de indígenas en las minas de plata de la
región de Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas12, como
el verdadero infierno terrenal. Entonces representó el más
grande saqueo de la riqueza nacional, y la producción de la
minería mexicana permitió el enriquecimiento escandaloso
de una aristocracia criolla, terratenientes y comerciantes
originarios de la península Ibérica. Todo esto acompañado
del crecimiento demográfico con una inmensa miseria en
todo el territorio nacional. Frente a los dueños de la plata,
Hidalgo no tuvo otra posibilidad que enfrentarse, y asimilar
las profundidades del abismo abierto por el rechazo, nega-
ción, y miedo a reconocer la búsqueda de un proyecto
nacional. Persisten todavía en el México contemporáneo,
la corrupción, violencia, incertidumbre, y un sesenta por
ciento de la población marginada y aislada en la pobreza
y miseria. Frente a la resistencia de los pueblos indíge-
nas que sobreviven inmersos en la tragedia de su memo-
ria histórica.
1El problema agrario de México, Porrúa, México, 1971.2El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México, 1964. 3Océano, México, 1982.4Antología del modernismo, 1884-1921, T. I, UNAM. México 1978.5La jaula de la melancolía, Grijalbo, México 6Posdata, Siglo XXI, México, 1970. 7Op. Cit.8Op. Cit. 9México profundo, Grijalbo, México, 1989.10Op. Cit.11Zavala, Silvio, Apuntes de historia nacional (1808-1974), SEP, México,
1981.12Halperin Donghi Tulio, Historia contemporánea de América Latina,
Alianza Editorial, Madrid, 1976.
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MAX MENDIZÁBAL
aís excepcional (como cualquier otro), México bien
puede ser llamado “El país de los milagros”, apto
para estos acontecimientos “naturales” bajo el
cielo gris de la capital y azul turquesa en sus provincias.
Cuando menos se espera, y luego de un plazo razona-
ble a partir de la última “aparición”, la silueta de una virgen
se dibuja en un pasillo del metro. Meses más tarde, otra se
muestra en un árbol. Tiempo después se distingue en una
pared, en un comal o en el pavimento, como sucedió en la
calle Olivar, colonia Progreso, donde una joven tuvo la hon-
radez de confesar que ella la había pintado, revelación que
nunca había sucedido antes.
México produce muchos otros milagros. Los más desea-
bles son aquellos que convierten pillos en millonarios gra-
cias al noble sistema de justicia que nos abriga. Y hasta
empleaduchos de grandes líderes son beneficiados, como
en Banobras, donde por el privilegio de haber trabajado ahí
poco tiempo gozan de pensiones mensuales de decenas de
miles de pesos, como sucedió con uno de sus ex gerentes
que fue liquidado con casi dos millones de pesos tras labo-
rar un par de años. ¿Qué virgen o santo lo amparó?
Contamos con interesantes milagros gastronómicos;
ciertos restoranes inscriben en sus menús: milanesas de
pollo; filetes de pechuga. Asombrosos hechos sobrenatura-
les, ya que estos preparados y cortes tradicionalmente ha-
bían sido elaborados exclusivamente con carne de res. Los
astutos comerciantes saben bien que la mayoría de los con-
sumidores se van con la finta, y aceptado el milagro los res-
tauranteros no tardarán en ofrecernos T-Bone de gallina y
roast beef de conejo.
Espectaculares son los milagros del mundo artístico,
sobre todo del musical. Surgen “estrellas”, grupos superio-
res a los creados por el Big Bang, mejores que los Beatles o
Pink Floyd, y aunque parezca imposible, cada “triunfador”
tiene fans y vende cientos de miles de discos, aunque cante
igual que una bocina bicicletera y la seudo música sea co-
pia de otras copias, todas horrendas.
En época de elecciones lo sobrenatural se multiplica.
Una promotora de la violencia contra los hombres, cantan-
te vulgar y soez, fue candidata a diputada de un partido
político. Es decir, ocurrió un milagro. Aunque no tan gran-
de como el llamado FOBAPROA, que salva de la cárcel a
ladrones ya enriquecidos y les multiplica su fortuna a costa
de cien millones de mexicanos. Nadie pudo evitarlo; está
sancionado por lo más respetable de la sociedad; jueces y
banqueros.
México no sería México sin transas y fraudes que mila-
grosamente se olvidan en poco tiempo, como el saqueo de
millones de toneladas de arena para mejorar las playas
de Hawai. “Como es arena –dice la nota de El Universal,
14 de octubre, 2002–, nadie se preocupa y el contrabando
pasa a plena luz del día, denunció Alejandro Álvarez Cár-
denas, delegado de la dependencia en Baja California”. Se
supo quiénes fueron los pillos: el ex gerente de la Comisión
Nacional del Agua de Baja California, Francisco Oyazabal
Camargo, y Ángel Lozano Aragón “quienes obtenían dinero
de empresarios para otorgarles de manera irregular 54 per-
misos de explotación de arena y otros materiales pétreos.”
¿Dónde están ahora estos ladrones? En la cárcel no, porque
ocurrió un milagro.
Otro generoso hecho sobrenatural se le concedió a
Javier Usabiaga, ex Secretario de Agricultura y ferviente ca-
tólico. Desvió mil 200 millones de pesos destinados a apo-
“...me queda la palabra”
P
yar a campesinos, para beneficiar a empresarios, atribuyén-
dose facultades exclusivas de la Secretaría de Hacienda, ¡y
nada le sucedió!; ni siquiera lo molestó la justicia. Este
delincuente ya había sido señalado por Televisa como ex-
plotador de trabajo infantil por utilizar a menores de edad
para trabajar en sus vastas propiedades.
Tantos y tan increíbles milagros ocurren en México que
ya no espanta que sexenalmente un tenebroso personaje,
sin antecedentes culturales, históricos, científicos o éticos,
prácticamente con retraso mental, llegue a la presidencia
de la república, como en el increíble caso de Vicente Fox.
Y en ese preciso instante de ascenso al Paraíso, milagro-
samente adquiere simpatía, elocuencia, sabiduría, intrepi-
dez, y toda una ilación de virtudes que iluminarán a pro-
pios y a extraños.
Con semejantes acontecimientos fantásticos, avalados
por la anticiencia, la corrupción y la apatía, se produce el
milagro mayor: México, presa de gobernantes torpes y la-
drones, de partidos políticos oportunistas e ineficaces, de
un alto clero multimillonario y demoníaco, de numerosos
empresarios explotadores, de medios de comunicación ve-
nales productores de bazofia, de gánsters del transporte
público, de secuestradores y narcotraficantes, de policías
criminales, de burocracia ineficaz, de calles y barrios inse-
guros y sucios, de un campo empobrecido por grandes
empresas trasnacionales... México, milagrosamente ¡sigue
existiendo!
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Ricardo Martínez
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67
ERNESTO PIEDRAS*
n México no existe un tratamiento fiscal específico,
mucho menos especial, para los agentes económi-
cos, personas físicas, unidades económicas y
empresas dedicadas a la producción o al comercio de bienes
o servicios culturales. Es decir, el régimen fiscal al que están
sometidas las industrias culturales es, en el mejor de los ca-
sos, el mismo que para el resto de las personas físicas o
morales. Se apunta que en el mejor de los casos, porque varios
de los demás sectores de la economía reciben y se benefician
por tratamientos de privilegio por parte del fisco. Tal es el caso
de la industria maquiladora, que cuenta con apoyos para capa-
citación especializada de su mano de obra, tratamiento fiscal
especial para la internación de sus insumos y maquinaria y
equipo, así como para la exportación de sus productos termi-
nados, infraestructura específica para la movilización de su
mano de obra, insumos y productos, etcétera.
Los únicos tratamientos preferenciales en las activida-
des económico-culturales se registran en el caso de la
industria editorial, que no es susceptible del pago del IVA,
y de la cinematográfica, que goza de exención para el caso
de aquellos que inviertan en la realización de material cine-
matográfico de origen nacional.
Los principales tipos de impuestos federales a los que
están sujetos tanto las compañías como los individuos me-
xicanos son el impuesto al consumo, denominado Im pues-
to sobre el Valor Agregado (IVA), y el impuesto a las utilida-
des llamado Impuesto sobre la Renta (ISR).
IVA
Este impuesto están obligados a pagarlo todas las personas
físicas y morales que enajenen bienes, presten servicios in-
dependientes, otorguen el uso o goce temporal de bienes e
importen bienes o servicios. La tasa general que aplica en
este impuesto es de 15 por ciento excepto en la franja fron-
teriza en donde la tasa es del 10 por ciento y 5 por ciento
para la enajenación de inmuebles.1 Existe la exención de este
impuesto (tasa del 0 por ciento) para algunos bienes espe-
cíficos como alimentos y medicinas.
En el año de 2002 fue rechazada en la Cámara de Di-
putados una de las iniciativas presentadas por el Ejecutivo
Federal para el incremento en la tasa de IVA de libros y pu-
blicaciones en general a 15 por ciento.
Con respecto a la enajenación, dentro de los bienes
exentos se consideran los “libros, periódicos y revistas así
como el derecho para usar o explotar una obra que realice
su autor.” 2 Los libros, periódicos y revistas también están
libres de este pago por concepto de uso o goce temporal.
Por otro lado, la misma ley señala en el Artículo 15 que
algunos servicios relacionados con las industrias culturales
están exentos de pago como los de espectáculos públicos
por el boleto de entrada (se excluyen las funciones de cine)
salvo que el convenio con el Estado establezca lo contrario.
Las exenciones no incluyen frases publicitarias, logotipos,
emblemas, sellos distintivos diseños o modelos industria-
les, manuales operativos u obras de arte aplicado. Tampoco
aplica en el caso en que la explotación de las obras no sea
por enajenación al público.
Finalmente, las importaciones no gravadas por el IVA
incluyen obras de arte reconocidas por las instituciones ofi-
ciales competentes sí y sólo sí su destino es la exhibición
pública permanente, así como las obras de arte reconocidas
creadas por mexicanos en el extranjero siempre que dicha
importación sea realizada por su autor.
E
¿Una política fiscal
ISR
El Impuesto Sobre la Renta es un impuesto directo a las uti-
lidades tanto de las empresas como de las personas. Se dis-
tingue entre tres grandes tipos de contribuyentes:
1) Personas morales,
2) Personas físicas,
3) Personas morales con fines no lucrativos (inclu-
ye a las asociaciones o sociedades civiles).
Personas morales
Si alguna empresa dedicada a alguna actividad económica
que involucre bienes y servicios culturales se constituyera
como persona moral se deberá sujetar a una tasa de im-
puesto del 28 por ciento que es igual al del resto de las acti-
vidades económicas.3
Dentro de las actividades económicas deducibles para
efectos del cálculo del impuesto se encuentran las inversio-
68
El
Bú
h
Actividad ISR IVA Incentivos Estímulos Otras formas de fomento Editorial 0% en libros, 10% de Premios, bienales, La Ley para el Desarrollo de la
periódicos reducción becas a través del Competitividad de la Micro, Pequeñay revistas en el impuesto FONCA, de los y Mediana Empresaincluyendo sobre la renta Fondos Estatales yla enajenación Regionales para la y el uso o goce Cultura y las Artes ytemporal de Universidades.
Cinematográfica 30% 15% Deducción del 100% FIDECINE, FOPROCINE a las personas físicas o morales en gastos de inversión a la producción de cine nacional
Musical 30% 15% Premios, bienales, becas, (FONCA) Fondos Estatales y Regionales para la Cultura y las Artes y de Universidades
Radio 30% 15%
Televisión 30% 15%
Autores en general 30% 0% por autorizar a No son gravados los ingresos que se obtengan, hasta veinte terceros la salarios mínimos por permitir a terceros la publicación de obraspublicación de obras escritas de su creación en libros, periódicos o revistas, o bien,escritas de su la reproducción en serie de grabaciones de obras musicalescreación en periódicos y revistas siempre que sean para enajenación al público y por transmitir temporal-mente los derechos patrimoniales u otorgar temporal-mente licencias deuso de sus obras
nes en inmuebles declarados como monumentos arqueoló-
gicos, artísticos, históricos o patrimoniales de acuerdo a la
Ley Federal que rige la materia, además estas inversiones
en construcciones deben contar con el certificado de res-
tauración co- rrespondiente. Este tipo de inversiones en
activos fijos cuentan con una tasa especial del 10 por cien-
to comparado con el 5 por ciento de cualquier otro tipo de
construcción.
Personas físicas
Cualquier persona dedicada a las industrias culturales que
no haya constituido una empresa y que realice una acti-
vidad económica es una persona física sujeta a la misma
legislación que los individuos dedicados al resto de las acti-
vidades. La tasa impositiva es variable dependiendo del ni-
vel de ingreso siendo la máxima del 32 por ciento ya sean
empleados o personas físicas independientes.
Dentro de los ingresos no gravables se encuentran los
subsidios percibidos por actividades culturales. También se
excluyen los premios obtenidos en algún concurso científi-
co, artístico o literario, abierto al público en general o a de-
terminado gremio o grupo de profesionales. Además los
ingresos por derechos de autor, en un monto inferior a
los veinte salarios mínimos no serán considerados como
gravables. Se excluyen los ingresos provenientes de frases
publicitarias, logotipos, emblemas, sellos distintivos, dise-
ños o modelos industriales, manuales operativos y obras de
arte aplicado.
Es importante notar que sólo están considerados los
ingresos por los derechos de autor correspondientes a las
obras escritas y musicales excluyendo a los correspondien-
tes por el resto de las actividades que están protegidas por
estos en la Ley Federal del Derecho de Autor y que también
forman parte de las industrias culturales como las obras
dramáticas, de danza, pictórica, cinematográfica, fotografía
que no son destinados a la publicidad.
Las donaciones a instituciones autorizadas pueden ser
deducidas de los ingresos. Este tipo de incentivos son de
suma importancia para la promoción y el sostenimiento de
las artes ya que, “en una era en que los recursos públicos
parecen ser cada vez más limitados, se ha empezado a po-
ner más atención al modelo americano de sostenimiento
arca
de
noé
69
Daniel Zamitiz
cultural con su alto nivel de la confianza en donantes
privados, particularmente individuos pero también cor-
poraciones y no fundaciones privadas sin fines de lu-
cro”. Sin embargo, en la legislación mexicana sólo se
consideran las donaciones y no los patrocinios, como en
otros países.
“Pago en Especie”
Este tipo de pago lo pueden realizar las personas físicas
dedicadas a las artes plásticas de forma independiente, co-
mo pago a los impuestos correspondientes de los ingresos
obtenidos por la enajenación de sus pinturas, grabados o
esculturas cumpliendo con algunos requisitos específicos.
Como se puede ver, las Industrias Culturales de nues-
tro país no cuentan con un tratamiento fiscal específico
para el sector. Esto impide su desarrollo y la capitalización
del potencial productivo y generador de bienestar que tie-
nen este tipo de industrias.
Sin duda, uno de los problemas más grandes de las
industrias culturales así como uno de los más tratados es la
piratería y la informalidad. Algunas estimaciones muestran
que la llamada economía sombra, que mide la contribución
conjunta de los sectores informal e ilegal al producto nacio-
nal, alcanza para la economía nacional en su conjunto un
nivel que oscila entre el 27.1 por ciento y 40 por ciento del
PIB. En el caso de la cultura, el valor de las industrias pro-
tegidas por los derechos de autor como porcentaje del PIB
se estima en 0.96 por ciento. Claramente, cualquier política
fiscal pierde impacto en ausencia de formalidad en la ope-
ración económica, porque en ese contexto, los agentes eco-
nómicos micro y pequeños pierden todo incentivo derivado
de las mejoras a su condición impositiva.
Finalmente se propuso una serie de incentivos fiscales
para incrementar la producción de bienes culturales de
creativos mexicanos a menor costo y lograr que sus em-
presas tengan oportunidades de consolidación en el mer-
cado para promover el desarrollo de las expresiones me-
xicanas.
En especial estos incentivos fueron diseñados para
beneficiar a las micros, pequeñas y medianas empresas al
ser éstas las que enfrentan mayores problemas para encon-
trar un lugar sólido en el mercado como se ha analizado a
lo largo del documento.
Se proponen dos tipos de incentivos que atacan los
principales problemas del sector: las medidas generales que
abarcan a todas las actividades y los específicos a cada acti-
vidad. Dentro de este conjunto de incentivos los que podrían
tener mejores efectos además de ser los de más fácil imple-
mentación son los siguientes:
l Deducción de un porcentaje del monto destinado a la
inversión en proyectos de cualquier MiPyMe culturales. Esta
deducción se acotará a un límite establecido como podría
ser el 3 por ciento del total del ISR.
l Esquema del “Promedio del Ingreso” de todo el pro-
yecto, en el que efectivamente se considera el ingreso pro-
medio del periodo de desarrollo en su conjunto para efec-
tos del cálculo del ISR.
l Deducción de un porcentaje del monto destinado
al patrocinio de proyectos desarrollados por las Mi-
PyMe´s culturales. Esta deducción se acotaría a un lími-
te establecido como puede ser el 20 del monto total pa-
trocinado.
l Otorgamiento de créditos con tasas de interés prefe-
renciales para el financiamiento de proyectos de produc-
ción, postproducción, distribución, comercialización, exhi-
bición, etcétera, por parte de la banca de desarrollo.
l Reducción de las tarifas de publicidad en las redes
estatales de radio y televisión para la promoción de libros,
producciones cinematográficas y audiovisuales, exhibicio-
nes y representaciones realizadas por MiPymes mexicanas
y, en su caso, escritas por autores mexicanos
l Obligación de los Municipios de asignar al menos el 1
por ciento de los recursos federales recibidos (Ramo 33) a
actividades culturales.
En cuanto a las medidas específicas para cada sector
las propuestas son las siguientes:
l Exención sobre el ingreso proveniente del pago por
derechos de autor para coreógrafos (en consistencia con la
exención que aplica a otros creadores, como los escritores
y los compositores).
l Exención aplicable a los ingresos generados en las
primeras 20 representaciones de obras dramáticas, líricas,
70
El
Bú
h
musicales y coreográficas, aplicable a compañías que pue-
dan ser consideradas micro y pequeñas empresas culturales
mexicanas.
l Las compañías de danza folklórica mexicana así como
los grupos corales de música, los solistas e instrumentistas
de música de alta calidad y las ferias artesanales están
exentas de impuestos de espectáculos públicos.
l El 1por ciento del total del gasto en una construcción,
renovación o extensión de edificios públicos debe estar des-
tinado a una obra de arte contemporáneo, especialmente
concebida para dicha construcción.
l Crédito fiscal de gastos calificados de una compa-
ñía de grabación siempre que a empresa sea mexicana,
no tenga más de 50 empleados, y que el compositor sea
mexicano.
l Cuotas de pantalla de producción nacional para las
cadenas exhibidoras.
l Crédito fiscal para la capacitación a los creadores.
l Crédito fiscal sobre los gastos de impresión y/o edi-
ción con un monto límite, cuando el autor sea mexicano y
aún se encuentra con vida.
l Aplicación de la reducción del 10 por ciento en el
impuesto sobre la renta al caso de las publicaciones perió-
dicas de contenido cultural”
Algunas Lecciones de la Experiencia Internacional
Existen en el mundo diversas corrientes en el diseño de
políticas culturales, desde las más proteccionistas como en
Francia y Canadá hasta los países en los que el gobierno
tiene una interferencia casi nula como en los Estados Uni-
dos de América. En este contexto existe también una amplia
gama en los estímulos e incentivos fiscales aplicables a
las industrias y los negocios culturales (incluyendo a artistas
independientes).
Es importante destacar que no existe en ningún país
del mundo una que pueda ser denominada “política fiscal
para las industrias culturales”, como tal. En general, el
fomento que se da es a través de medidas aisladas que res-
ponden a las necesidades propias de cada país y a su inte-
rés particular en cada actividad o sector de actividad eco-
nómico-cultural específica.
El propósito de este artículo es reseñar brevemente las
experiencias internacionales tanto de financiamientos di-
rectos como de incentivos fiscales para las diferentes indus-
trias culturales, como somera guía y referencia para la for-
mulación de una Política Fiscal Integral para la Cultura en
México.
Europa. Con la formación de la Unión Europea, los
países miembros están migrando a un esquema de unifica-
ción, no sólo en el ámbito monetario y comercial, sino tam-
bién en materia de políticas incluyendo a las culturales y fis-
cales como único ejemplo de homogenización regional. Sin
duda la experiencia europea está resultando la más rica en
términos de la discusión y el posterior diseño de políticas
específicas para el fomento de la actividad cultural nacio-
nal. Sin embargo, cada país tiene independencia en el enfo-
que y en políticas específicas.
Reino Unido. Los principales estímulos para los pro-
ductores de bienes y servicios culturales son los premios,
las becas y otros tipos de subsidios, que no son gravables.
Una importante fracción de los recursos destinada a estos
fines proviene de los distintos fondos de la lotería pública.
Otros bienes culturales como los libros y la prensa están
también exentos del impuesto al valor agregado.
Francia. Este ejemplo resulta ilustrativo, toda vez que
la cultura en Francia es ampliamente reconocida como un
sector económico, incluso el derecho a un acceso libre e
igualitario está garantizado constitucionalmente, recono-
ciendo así, la responsabilidad del gobierno para proteger,
mantener, conservar, desarrollar, promover, difundir y mejo-
rar el patrimonio cultural y artístico. Así, se considera que
los bienes culturales deben estar exentos de la homogeni-
zación y el tratamiento sólo basado en el mercado. Una de
las partes más importantes del fomento a la cultura en ese
país es la fuerte regulación a la que está sujeto este sector.
Una de las principales medidas con el objetivo de garantizar
la competitividad de la rama editorial, consiste en el esta-
blecimiento del precio de venta máximo acotado por un 5
por ciento adicional al determinado por los publicistas. La
televisión nacional francesa se enfrenta a un mayor núme-
ro de restricciones, por ejemplo, la red terrestre debe con-
tribuir con el 3.2 por ciento del valor de su producción en
arca
de
noé
71
idioma francés, cuya recaudación se destina al apoyo de
producciones independientes. Adicionalmente, existe una
restricción cuantitativa de películas emitidas debido a la
existencia de una cuota mínima del 60 por ciento produc-
ción europea, 40 por ciento en francés. Además, cuenta con
uno de los sistemas más completos de fondos y comisiones
de ayuda financiera para artistas y proyectos artísticos.
España. El concepto de cultura incluso aparece en su
constitución de manera abierta e indefinida, pertenece a la
competencia propia e institucional, tanto del Estado como
de las Comunidades Autónomas, y aún de otras comuni-
dades, pues allí donde vive una comunidad hay una ma-
nifestación cultural respecto de la cual las estructuras pú-
blicas representativas pueden ostentar competencias de
fomento de la cultura. El gobierno español otorga este tipo
de estímulos a las actividades culturales relacionadas con
archivos, bellas artes, cine, cooperación cultural, libro, mú-
sica, danza, teatro y circo.
América. A diferencia de Europa, en el continente Ame-
ricano no existe homogeneidad ni una misma corriente en
el manejo de la cultura, por el contrario, países vecinos
como Estados Unidos y Canadá apuestan por políticas cul-
turales totalmente opuestas, experiencias igualmente con-
trastantes con las de América Latina y el Caribe.
Estados Unidos de América. EUA es un caso muy
particular en el manejo de la política fiscal dirigida a la cul-
tura ya que, a pesar de ser uno de los más importantes pro-
ductores de bienes culturales especialmente audiovisuales,
no cuenta con políticas de apoyo totalmente explícitas co-
mo las tienen otros países. Un ejemplo es ilustrado en una
frase proveniente de la pagina web de su representación
diplomática en Australia, que afirma que no tienen un “mi-
nisterio de cultura” como reflejo de su convicción de que
existen áreas importantes de la vida nacional donde el
gobierno debe tener un papel muy pequeño o ninguno. Al
no existir un ministerio de cultura como tal, existen agen-
cias y oficinas dentro de los departamentos (ministerios) y
los gobiernos de los estados, por ejemplo. El organismo
más importante en la promoción cultural es The National
Endowment for the Arts, agencia pública dedicada al finan-
ciamiento de proyectos artísticos de calidad en todos los
estados. Sin embargo, en la práctica, son más importantes
las acciones de las agencias y consejos de cada estado.
Canadá. El gobierno reconoce la importancia de su cul-
tura y materializa esa conceptualización en forma de una
participación activa en el apoyo de la actividad artística ase-
gurándole a los creadores condiciones favorables para la
práctica y aceptación pública de su arte. Además, se pre-
senta una tendencia hacia un financiamiento mixto de in-
centivos fiscales con inversión pública y privada, en el mar-
co de leyes y actas que refuerzan el apoyo cultural, como el
Acta del Estado del Artista que reconoce tres nuevos dere-
chos a los artistas, asociaciones artísticas y productores: de
libre asociación y libre expresión, de representar a los artis-
tas y de ser reconocidos legalmente, y a recibir beneficios
de los mecanismos de consulta oficial. El tratamiento fiscal
a la cultura no tiene por objetivo dar al sector un trata-
miento especial, sino de garantizar un trato equivalente al
resto de los sectores, de alto impacto en beneficio de artis-
tas y creadores.
Colombia. Presenta diversas manifestaciones cultura-
les que son consideradas fundamento de la nacionalidad,
por ello el gobierno está encargado de promover y fomen-
tar en igualdad de oportunidades el acceso a la cultura de
todos sus ciudadanos, así como de proteger el patrimonio
cultural y considera a la cultura como un área fundamental
para el desarrollo económico y social del país. Por ejemplo,
el Ministerio otorga pensión vitalicia a los creadores y ges-
tores de la cultura cuando cumplen 65 años o no acreditan
los requisitos mínimos para acceder a la pensión de vejez
prevista por la ley. También se han suprimido los aranceles
del ingreso temporal de bienes culturales para facilitar su
entrada al país. También genera la exención de impuestos
de aduana y nacionalización a bienes culturales que sean
adquiridos o recuperados por alguna entidad pública.
Por su parte, los propietarios de bienes culturales mue-
bles e inmuebles pueden deducir el total de sus gastos de
mantenimiento y conservación, aunque no tengan relación
con la actividad productora, siempre que tengan la aprobación
del ministerio. Los contribuyentes que realicen inversiones
o donaciones en efectivo a cualquier proyecto colombiano
autorizado por el ministerio de cultura, pueden deducir el
72
El
Bú
h
impuesto a la renta en 125% del valor real invertido o dona-
do, en el período gravable en que se realice la inversión o
donación (con una certificación del ministerio).
Algunas Reflexiones Finales
Un elemento que destaca de esta revisión es la ausencia, en
todos los países, de una política de incentivos fiscales como
tal. Es decir, no existe una política de incentivos fiscales para
la cultura y en todos los casos estos mecanismos están
sumamente localizados en la industria cinematográfica y,
en menor grado, en la industria editorial. Sin embargo, en las
compañías dedicadas al resto de actividades culturales que
no son catalogadas como industrias como las artes escénicas
y artes plásticas cuentan con escasos apoyos.
Sabemos hoy que la actividad cultural, además de to-
dos sus atributos intrínsecos como son los elementos espi-
rituales, estéticos y morales, constituye en sí misma un sec-
tor de actividad económica que debemos reconocer para
otorgarle un tratamiento respetuoso de eso precisamente,
de sector económico. Sabemos también dos cosas muy
importantes. Primero, que las actividades económico-cultu-
rales constituyen en sí mismas un sector de actividad eco-
nómica, con personalidad propia y que por lo tanto, requie-
ren de condiciones para su operación, semejantes a las que
gozan los demás sectores económicos. Segundo, que este
sector constituye en sí mismo un motor de crecimiento y de
desarrollo económicos, como lo refleja su elevada partici-
pación en el PIB, la alta productividad de sus numerosos
trabajadores brindando al país ventajas competitivas en la
interacción comercial con el resto del mundo.
El reto entonces es aprovechar al máximo este poten-
cial económico de crecimiento y desarrollo de nuestra acti-
vidad económica derivada de la cultura, detonando progra-
mas que vayan más allá del mero trato fiscal. El fomento de
la lectura y la adquisición de estos bienes, el combate a la
informalidad y a los desincentivos que provoca la piratería
en las empresas de cultura se deben encontrar necesaria-
mente entre estas medidas. Todo, en un marco de respeto
de nuestra identidad y de nuestra diversidad.
1La región fronteriza incluye todo el territorio de los estados de Baja
California, Baja California Sur y Quintana Roo, y algunas regiones del esta-
do de Sonora. 2 Ídem, Artículo 9, inciso III. 3Esta tasa entró en vigencia a partir de 2007, para el año 2005 fue del
30 por ciento y del 29 por ciento para 2006.
* Economista. Director General de The Competitive Intelligence Unit(www.the-ciu.net )
arca
de
noé
73
Luis Garzón
Las Afores. ¿Y si no...?
Para poder seguir pagándo-
se los elevados sueldos de
la Alta Burocracia e inclusi-
ve los más modestos de la
Inútil Baja Burocracia, el Go-
bierno de Calderón pretende
ahora apoderarse de los
aho- rros de los trabajado-
res, las Afores, de los que va
a tomar lo que sea necesa-
rio, dizque para inversiones
de alto rendimiento.
El dinerito ajeno, que
supuestamente serviría para
garantizarles a los trabajado-
res una pensión decorosa y
que el Estado sólo debe guar-
darles, ahora quiere arries-
garlo en empresas públicas
y privadas, so pretexto de que
de esa manera sus cuen-
tas de ahorros van a tener
más dividendos.
¿Quién se responsabi-
lizará de que así ocurra? El
Gobierno, que de palabra les
asegura a los trabajadores que
van a tener una pensión más
jugosa, dentro de 20, 25 o 40
años, cuando se jubilen. Esa
misma creíble palabra de
quien quien aseguró que se
distinguiría por ser “el presi-
dente del empleo” y que igual-
mente de palabra prometió
que no subirían los combus-
tibles, que se acabaría la te-
nencia, que…
Total, decían las abuelas,
“de lengua me como un pla-
to…” y “el prometer no em-
pobrece…” y tantos dichos
aplicables. Porque si los tra-
bajadores pierden sus aho-
rros, por el hecho de que la
torpeza, la ineficiencia, la am-
bición, el saqueo incluso, de
los malos empresarios pú-
blicos y privados lleva a la
ruina los negocios en que se
inviertan las Afores, ¿quién
responderá por ello?
¿Qué pasó con los que
llevaron al quebranto econó-
mico al Seguro Social, por-
que alguien invirtió mal los
dineros de las cuotas de tra-
bajadores? Pues nada, por-
que o nadie tuvo la culpa,
porque obras fueron del
tiempo y no de la corrupción
o ineficiencia o bien los Co-
74
El
Bú
h
Soid Pastrana
quet de aquellos años y los Reyes He-
roles de otros tiempos ya habían
muerto y no había a quién fincarle res-
ponsabilidades.
Dentro de algunas décadas, cuan-
do se descubra que no hay dinero para
los autojubilados, los actuales y pro-
metedores funcionarios: Calderón,
Carstens, Lozano y demás, o ya ha-
brán muerto o habrá caducado el
tiempo en que se les podía exigir la
reparación del daño. Y entonces los
“desaforados” del mañana tendrán que
vagar de oficina en oficina, para ver
quién puede dar respuesta a sus exi-
gencias, como hacen hoy los familia-
res de los braceros, que tendrían dere-
cho a cobrar una indemnización que
alguien en determinado momento se
apropió abusivamente.
Y lo peor es que no habrá legisla-
dores que se opongan al atraco que se
quiere hacer con las Afores.
¿Presidente o presidenta?
Una mala maña, dictada por un femi-
nismo galopante e ignorante, que nos
llegó de fuera, concretamente de Kate
Millet, que hasta quería que se cam-
biara en inglés el termino “histo-
ry”, porque era la historia masculina
“his”, y que debía escribirse “hers-
tory”, porque sería la historia femeni-
na, “hers”, ha incorporado ideas pere-
grinas al lenguaje.
La señora que preside Argentina,
doña Cristina Fernández de Kirtchner
se hace llamar Presidenta, en tanto
que la señora Michelle Bachelet, de
Chile, se presenta como Presidente.
¿Quién tiene la razón? Segu-
ramente doña Michelle Bachelet, la
chilena, que parece estar mejor infor-
mada, porque en rigor la terminación
ente, que es el participio activo del
verbo ser, indica que la persona nom-
brada con ese sufijo tiene capacidad o
está en condiciones de realizar la
acción expresada por el verbo, es decir
que si preside es presidente, si tiene
paciencia es paciente, si arde es ar-
diente, si está en la adolescencia es
adolescente, si practica la indepen-
dencia es independiente, si sufre es
sufriente, si existe es existente, si fre-
cuenta es frecuente. Gramaticalmente
estos términos son los participios acti-
vos como derivados verbales.
Otros participios activos que no
admiten variación de género son: ata-
cante, del verbo atacar, estudiante del
verbo estudiar, cantante del verbo can-
tar, comerciante deriva de comerciar.
Por lo tanto, la persona que pre-
side, es presidente [del latín presidens
y entis], no presidenta, independiente
de su género.
Eso es lo correcto, sin embargo el
Diccionario panhispánico de dudas,
(2005) avalado por todas las acade-
mias de la lengua española, asienta
que “el uso mayoritario ha consolida-
do el femenino específico presidenta”.
La manga ancha que acaba con la co-
rrección.
Clásicos que no se leen pero se citan
Dante, Kafka y Maquiavelo, son tres
autores clásicos a los que los cínicos
y desvergonzados citan (y siempre
mal), sin haberlos leído. Lo terrible,
infernal, espantoso, siempre es dan-
tesco, aunque Dante estuvo también
en el Purgatorio y en la Gloria y aún en
el Empíreo. Lo complejo, absurdo,
laberíntico, siempre es kafkiano y lo
tenebroso, pérfido, malvado, prevari-
cado, siempre es maquiavélico, aun-
que Maquiavelo haya sido el menos
maquiavélico de los escritores.
El descaro inculto no es sólo de
los políticos gobernantes, sino tam-
bién de periodistas, conductores de
programas y de personas que presu-
men de maestrías y doctorados, tal vez
conocedores de su especialidad profe-
sional, pero que de cultura general tie-
nen un escaso bagaje. Lo que no les
impide querer presumir de listos.
A superar esta rusticidad dedica
sus esfuerzos en cursos especiales,
destinados a aprender a leer a los clá-
sicos y consagrados, el heterónimo de
esta sección, Héctor Anaya, quien ade-
más presenta, a través de Radio Edu-
cación, unas cápsulas denominadas
“Entender para que leer sea un pla-
cer”, los miércoles entre 9:30 y 10 de
la mañana, en las que procura explicar
libros, poemas, autores y lenguajes,
para que la gente le tome gusto a la
lectura, sobre todo si acude a un curso
que imparte el escritor en su propio
taller literario, Abrapalabra, de la colo-
nia Condesa (Informes en el 5553-2525
y en [email protected]
A continuación, se reproduce con
el permiso del colega lo que difundió
en torno a lo maquiavélico, precisa-
mente:
Lo maquiavélico
El tercer gran autor a quien se cita sin
haberlo leído, porque para eso son
arca
de
noé
75
clásicos –justificaría el cínico lector de
oídas–, es Nicolás Maquiavelo, floren-
tino para más señas, hombre del
Renacimiento, quien vivió de 1469 a
1527, autor de poesía, teatro, textos
políticos y sobre todo de El Prínci-
pe, que es la obra a la que se refieren
quienes hablan de “maquiavelismo”
o de “lo maquiavélico”, con lo que
demuestran no haberla leído.
Lo calumnian al darle al adjetivo
la connotación de quien oculta sus
reales intenciones y maniobra en la
penumbra para conseguir los favores
políticos o económicos que quiere.
Pero Maquiavelo fue el menos maquia-
vélico de los autores, en primer lugar
porque no le pudo sacar provecho a su
escrito, que de ninguna manera es un
tratado de teoría política, sino un sim-
ple manual de acciones prácticas, re-
copilación de las relaciones de poder,
que a él le tocó presenciar en sus años
de servir a los príncipes de entonces, a
los Médicis, que en uno de esos vai-
venes políticos, al ser desplazados del
poder llevan al infortunio a Maquia-
velo, que sufre cárcel y tortura, por
suponerlo ligado a una conjura contra
los Médicis.
Al final resulta absuelto, pero ya
no regresa al puesto político que tenía
y por tal motivo escribe El Príncipe y lo
dedica al llamado “Lorenzo el Mag-
nífico”, de la dinastía de los Médicis,
a quien no le oculta su intención de
querer regresar a las actividades polí-
ticas, al sugerirle que debiera conocer
“cuán sin merecerlo sufro la dura y
continua maldad de la suerte”.
Pero ni siquiera por esta intención
de buscar chamba política, sirviéndose
de la adulación al poderoso, halagos
que por otra parte condena en el capí-
tulo 23 de su pequeña obra, como él
mismo la calificaba –opúsculo– se
puede calificar de tenebroso al autor,
de querer sacar provecho de sus su-
gerencias sobre cómo debe actuar el
gobernante, aunque no sea lo mejor
para sus gobernados, qué tratos debe
tener, qué imagen debe proyectar y
de qué manera hacerle creer a la gente
que lo que hace es a favor de ella. En
esto la obra tiene plena actualidad,
pues cambiados los nombres podría
estar refiriéndose a los que detentan el
poder, a seis siglos de distancia.
Ocurre que la obra no se publi-
có en vida de Maquiavelo, ya que la
primera edición del opúsculo apare-
ció en 1532, cinco años después de la
muerte del autor, así que ni El Príncipe
pudo enterarse de las adulaciones de
Maquiavelo, ni menos aún tuvo oca-
sión de compensarlas.
Cuando se habla del maquiavelis-
mo, en realidad se hace referencia no
a la calidad moral o política del autor,
sino a lo que hace constar en su ma-
nual, que no corresponde al deber
ser del gobernante, sino al comporta-
miento que sabe
Maquiavelo tienen muchos de los
que ostentan el poder. Por ello, tal vez,
la obra fue prohibida y colocada en el
Índex de la Iglesia católica, aunque a
partir del siglo XVIII cualquiera puede
leer la obra y cualquier gobernante,
la lea o no, sigue los consejos perver-
sos y crueles asentados en El Príncipe.
En el taller de Abrapalabra se
escudriña y se clarifica a los grandes
autores, para poder citarlos correcta-
mente, tras descubrir que leer es una
forma de la felicidad.
Héctor Anaya les invita a cono-
cer esta forma no sexualizada de la
felicidad, por la vía sencilla de ENTEN-
DER PARA QUE LEER SEA UN PLACER. En
www.abrapalabra.com.mx les aguarda
más información sobre un curso de
lectura.
Calendarios habemus
Sí, una vez más ya pueden adquirir los
calendarios culturales que el heteróni-
mo Héctor Anaya produce cada año
desde 2002.
Se trata del dedicado a exaltar a
los escritores nacional y extranjeros de
excelencia, que da a conocer fragmen-
tos de obras trascendentes, las mues-
tras del ingenio, erudición, cultura o
sabiduría de los escritores y que ade-
más contiene valiosa información para
sus lectores y reproduce retratos de
artistas del pincel, el lápiz, la tinta o la
cámara, porque los rostros de los au-
tores figuran en creaciones de pinto-
res, dibujantes, ilustradores, grabado-
res y fotógrafos.
En el nuevo calendario Escritura
y Lectura 2010, hay obras de arte
visual, de Guillermo Ceniceros, Aída
Emart, Aurora Reyes, José Luis Farías y
el siempre recordado maestro Ángel
Mauro, así como numerosas fotogra-
fías del artista de la cámara, Pascual
Borzelli.
Sus lectores y simpatizantes,
podrán encontrar los rostros de escri-
tores nacionales y universales, como
Marcela del Río (un autorretrato, por-
76
El
Bú
h
que también pinta), Amparo Dávila,
Estela Leñero, Enrique Krauze, Esther
Charabati, Mario Benedetti, Roberto
López Moreno, Esther Seligson, Alain
Derbez, Guido Gómez de Silva, Jenni-
fer Clement, Rowena Bali, Norman
Mailer, Rafael Bernal, Ernesto Sábato,
Jorge Ibargüengoitia, Efrén Rebolledo,
Mariano Azuela, en fin autores impor-
tantes.
En el mensuario, parte inferior del
calendario de pared, impreso a todo
color en papel couché, hallará el lector
efemérides de los natalicios de rele-
vantes escritores de México y del mun-
do, los nombres de todos los Premios
Nobel de Literatura, tanto la fecha en
que nacieron, como el año en que reci-
bieron la distinción, las fechas de na-
cimiento de todos los mexicanos aca-
démicos de la Lengua, los autores que
han publicado las editoriales oficiales
del país. Información valiosa en un
real Compendio de Literatura al alcan-
ce de la vista durante todo el año. Así,
hasta podrá felicitar a los autores que
conozca o admire, el día de su natalicio.
El destinado a los infantes, Para
niños 2010, cuenta con la colabora-
ción de los grandes ilustradores de
libros para los pequeños, como Aleida
Rocío Ocegueda Escamilla, Aída Emart,
Alberto Hernández, Guillermo Graco
Castillo, Tania Edith Juárez Ceciliano,
Marcela González Obregón, Iram Ló-
pez Cruz, José de Santiago Torices
Montero, Eva Laura Zamora Vilchis,
Heliodoro Francisco Cruz, Natalia Gu-
rovich, entre muchos otros.
Bajo el compromiso de proporcio-
nar a los niños, “diversión que edu-
ca y entretenimiento que informa”, el
ejemplar del 2010 está lleno de litera-
tura juguetona que consiste en adivi-
nanzas de la Independencia y la Re-
volución, de preguntas capciosas
sobre los libertadores y los revolucio-
narios, los hechos en que participaron
y las batallas históricas. Pero también
hay: “¿Qué le dijo?”, “¿En qué se pare-
cen?”, “Sopa de letras”, “Dibujos con
diferencias”, “Acertijos numéricos”, “Pro-
blemitas”, “Preguntitas”, juegos verba-
les, datos curiosos.
Es una real Compilación de efe-
mérides de creadores de obras infan-
tiles y de “Días” por celebrar en el año,
además de datos que puedan ser de
utilidad para el escolar y fechas funda-
mentales para el país.
¿Dónde se adquieren estas ma-
ravillas culturales, que “ponen contra
la pared a la literatura”? Pues en las
librerías, desde luego: Gandhi, Educal,
Sótano, Parnaso, Gon-Vill y en la edi-
torial PPCXXI, ubicada en la colonia
Condesa, de México,
D. F., con el teléfono 5553-2525,
para pedir informes, aunque igual-
mente pueden solicitarse datos al co-
rreo-e: abrapalabra @prodigy.net.mx y
puede consultarse la página web:
www.abrapalabra.com.mx
Y apúrense a apartar sus ejempla-
res, porque se acaban y no van a tener
qué regalar en Navidad.
arca
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CARLOS BRACHO
TRANCO I
stimadas y valiosas lectoras de esta formi-
dable revista, este siete veces H. Consejo
Editorial, se permite comunicar a ustedes
que nuestro ínclito y nunca bien ponderado autor, el
maestro , nos ha enviado una muy buena historia. A
nosotros, todos –los miembros de este Consejo– una
vez que nos sentamos en nuestra mesa preferida del
Salón Palacio y que algunas botellas de buen vino
tinto nos habían hecho agradable esa tarde y que las
habas tostadas y rubicundas y los cacahuates bailari-
nes halagaron nuestros paladares y que uno que otro
totopo con chile de árbol nos hizo los honores debi-
dos y correspondientes a nuestra alta investidura,
salió el tema de las colaboraciones de los magníficos
escritores que adornan nuestra publicación. Y cuan-
do llegamos al escrito del maestro Bracho los elogios
de tirios y troyanos fueron casi unánimes, de seis
miembros el voto fue de aceptación y de felicitación
por el trabajo, sólo uno, como en el Brindis del Bo-
hemio, no estuvo de acuerdo y dijo que el trabajo
estaba bien, estaba aceptable, pero que hasta allí po-
dría llegar su aplauso. O sea que hubo el pleno ejer-
cicio de la libertad de expresión. De más está aclarar
a nuestros miles de lectores que en este H. Consejo
Editorial, no se ejerce, no está en nuestra mente, ni
por asomo, vaya, el fantasma horrendo de la censura.
En esta casa se respira el aire pleno de las libertades
constitucionales y a orgullo lo tenemos. Bien, señoras
y señores, dejamos aquí esta disgregación que a nada
nos va a conducir, y los dejamos en manos del maes-
tro. Ojalá y les agrade, como a la mayoría nuestra lo
fue y también les deseamos que para amenizar esa
lectura se tomen un buen vino. Salud.
Paseaba por las calles añejas de Valladolid, Es-
paña. Entré a una taberna a saborear una sardinitas
y para llevarlas mejor un vino tino, de la casa. A un
lado mío estaba una dama, excuso decir que de buen
ver, alta, rubia y de un cuerpo de esos que le fueron
copiados a la mismísima Venus. Al principio no habla-
mos de nada. Luego nuestros ojos chocaron por ené-
sima vez. Estábamos en la barra. Yo le dije que era
mejor charlar sentados en una mesa. Accedió. Y sin
más, sin preámbulos, entramos de lleno a la conver-
E
sación. Eran ya las doce del día. Y el tema –no le atinó
usted– el tema fue sobre Miguel Hernández. Claro,
después de varias copas y de charlas encendidas ella
me dijo que tenía el doctorado en letras españolas.
Ante eso le comenté que yo sólo era un aficionado
práctico –término taurino que ella entendió perfecta-
mente– y que por lo tanto lo que yo expresara sobre
estos y otros poetas eran los elogios o los comenta-
rios de un villamelón. Aunque ella –Amparo es su
nombre– dijo que por lo que le había comentado
sobre este poeta, era un buen conocedor de este
hombre señero. De Miguel Hernández mi amiga se
soltó el pelo y habló largo y tendido. Resulta que su
doctorado fue sobre la figura, vida y obra de este tier-
no poeta. Ante el cúmulo de datos y apreciaciones
que de su poesía me enseñaba Amparo, yo tomaba un
trago, le llenaba la copa a ella y aquélla fue una tarde
inolvidable, fue una tarde plena. Yo recordaba “las
tres heridas, las de la vida, las del amor, las de la
muerte…” Y el niño de la cebolla me quemaba la len-
gua. Yo, como buen macho mexica, durante esta plá-
tica de ensueño, conforme ella entraba más y más en
el tema de la poseía candente y fulgurante de Miguel,
yo, digo, fui acercando más y más mi silla a la de ella.
Le dije que para escucharla mejor. Mis codos tocaban
los de ella. Ella sonreía. Y me mostraba sus blancos
dientes y sus ojos azules, de ese azul que tiñe la leja-
nía, de ese azul que cautiva y lo hace a uno rodar por
los infiernos, ojos que bailaban al son del ritmo
cadencioso del verso, y esos ojos aceptaban con
gusto el que mis manos acariciaran el brazo de esa
mujer. Y cuando decía: “Tanto dolor se agrupa en mi
costado/ que por doler me duele hasta aliento…/no
perdono ni a la tierra ni a la nada.” Sí, Amparo, como
arca
de
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Carlos Bracho
yo, amábamos al campesino de Orihuela. El 18 de
julio de 1936, estalla la rebelión militar. Durante cerca
de tres años la mayoría de los poetas españoles lu-
chan contra el fascismo. Luego la poesía del éxodo,
de los campos de concentración franceses, y la del
llanto. Amparo, al recordar esta tragedia casi llora
también. Mi brazo ya está en su hombro. Soy solida-
rio con su dolor. Y “Viento del Pueblo”, en la voz de
murmullo andaluz cobra vida. Y Amparo continuaba:
“la sandía, tronando de alegría/ se abrió en múlti-
ples cráteres/ del abotonado hielo ensangrentado.” Y
cuando terminó de decir algo de “El rayo que no ce-
sa”, y como lo dijo con el alma de un hilo y la voz en
cuello, sin más tomé la cara de Amparo, y le planté un
beso en la boca. Mi beso iba impregnado de “Primo de
las manzanas,/ no podrá con tu savia la carcoma/ no
podrá con tu muerte la lengua del gusano,/ y para dar
salud fiera a su poema/ elegirá tus huesos el manza-
no./Cegado el manantial de tu saliva, /hijo de la palo-
ma, nieto del ruiseñor y de la oliva;/ serás, mientras la
tierra vaya y vuelva,/ esposo siempre de la siemprevi-
va/ estiércol padre de la madreselva.” Sí, mis besos y
con los que ella me correspondió estaban llenos de la
poesía de Miguel. Había lágrimas en nuestros ojos,
demasiado fuertes eran las ardientes palabras del
poeta. Creo que un beso duró lo que dura la lectura
completa del “Viento del pueblo”. Nos quedamos sin
aliento. Resoplamos. Tomamos aire. Tomamos vinos.
Brindamos por el hombre detenido por el franquismo
en 1939, condenado a muerte, había de morir, deshe-
cho en un penal de Alicante, cinco años más tar-
de. “Las cárceles se arrastran por la humedad del
mundo,/ van por la tenebrosa vía de los juzgados;/
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persi-
guen,/ lo absorben, se lo tragan.”. Miguel murió como
vivió, al servicio de su tierra, con su esperanza ente-
ra. “Para la libertad sangro, lucho, pervivo…/ Para la
libertad me desprendo a balazos/ de los que han
revolcado su estatua por el lodo,/ y me desprendo a
golpes de mis pies, de mis brazos,/ de mi casa, de
todo.” Un último trago a la botella del tinto, un último
suspiro por la vida, en ese momento crítico, yo, por
fortuna recordé y le dije a Amparo al oído: –Amparo,
te pido que escuches, para seguir llorando y seguir
con los besos y con las almas en el viento esto que
nos dice Miguel Hernández en su triste “Nana de la
cebolla”: Vuelo niño en la doble/ luna del pecho/ él,
triste de cebolla,/ tú, satisfecho./ No te derrumbes./No
sepas lo que pasa/ ni lo que ocurre. Amparo y yo ca-
minábamos con rumbo a su casa, distante unas le-
guas, ocho o diez cuadras, no lo recuerdo ya. Durante
ese camino no hablamos, no. El verso duro, amoroso,
fuerte, sincero, apasionado de Miguel Hernández nos
había unido apasionadamente. Ella era una mujer
maravillosa. En su casa el vino de la Rioja salió a bor-
botones. Fue la más calurosa noche y la más sincera
–si de ello se puede hablar en las lides amorosas– y
la más venturosa. Cuando tomé el autobús de regre-
so a Madrid, Amparo me despedía. Sus ojos azu-
les como el infinito, brillaban, bailaban. Los míos res-
plandecían de júbilo. Recuerdo cómo su mano
izquierda –con la que me decía adiós– que sujetaba
un libro de Miguel Hernández, y con él, con su poe-
sía, me decía adiós.
Nunca más he vuelto a Valladolid. Espero que Am-
paro ahora sea una catedrática de la Universidad y
que siga enseñando lo que es el valor y la entrega en
el amor y en el valor de la poesía, como los valores
que fueron de Miguel Hernández. Desde aquí, desde
este México casi fascista, Amparo querida, te mando
todo mi cariño y jamás, escucha, jamás voy a olvidar-
te. Vale. Abur.
www.carlosbracho.com
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