Fabia había ido a coger agua al lago, en aquel inmenso paraje rodeado de
montañas, grandes abetos y un lago azul como el cielo vivían varias familias,
eran unas casas hechas de madera noble, pintadas de color verde, que en
ocasiones se confundían con los árboles.
Vivían de los productos que la naturaleza les había regalado, el agua del lago,
los alimentos del bosque y de sus propias manos, tenían unos huertos de
verduras y todo tipo de frutas. Cada día Fabía salía con su cántaro a coger
agua para beber, el camino no era largo, pero ese día le extraño que no
hubiera ningún animal por el camino. Cuando llego al borde de la orilla vio algo
impensable, el agua se había teñido de color rojizo, y el olor era imposible de
soportar. Se le cayó de las manos el cántaro y empezó a llorar. Apareció
Dafnis, una pequeña hada, no media más de cinco centímetros, era muy bella,
tenía unas alas transparentes y el pelo le llagaba a la cadera, se poso en el
hombro de Fabia e intentó consolarla. Pero Fabía estaba tremendamente
afectada, ¿Quién había podido hacer aquello?, ¿Qué era lo que había
infectado el agua de aquel maravilloso lago?. Dafnis escucho todos los
pensamientos de aquella mujer, sabía el sufrimiento que le causaba decidió ir a
buscar al culpable de aquel horror. Dafnis una nixie, se marcho volando por las
montañas, en busca de la causa de ese desastre. Al llegar al pico de Brindies
observo que en la ladera de la montaña había un grupo de hombres, maquinas
taladoras y toda clase de instrumentos mecánicos, Dafni empezó a
enfurecerse, estos estaban talando los árboles, contaminando el agua con
gases y el combustible, estaban destruyendo su forma de vida, se acerco a
ellos y en aquel momento se transformo en una bella mujer, tan hermosa que