DEPARTAMENTO DE CC.SS.-GEOGRAFÍA E HISTORIA
CONCURSO: “LA PIEZA DEL TRIMESTRE”
(2º DEL CURSO 11/12)
“CULTURAS DEL LEJANO ORIENTE”
En esta segunda edición del popular concurso “LA PIEZA DEL TRIMESTRE”, que organiza
como siempre el Departamento de CC.SS.-Geografía e Historia, os mostramos en la vitrina
habitual de la biblioteca (entrando a la derecha) una selección de piezas arqueológicas y/o
artísticas relacionadas con diversas culturas del Lejano Oriente. Bajo esta denominación
podemos englobar una amplia lista de civilizaciones asiáticas, entre las que destacan por
su antigüedad e importancia la Cultura Indú y la Cultura China.
A estas dos antiquísimas sociedades y a algunas de sus muestras artísticas más
importantes dedicamos nuestro concurso en su segunda edición del Curso 11/12. Pero
antes de entrar en el comentario de las piezas que os mostramos en la vitrina (por cierto,
variadas y muy interesantes) y en las preguntas que debéis responder para participar, os
ofrecemos una breve introducción a ambas culturas.
INTRODUCCIÓN A LAS CULTURAS INDÚ Y CHINA
LA CULTURA INDÚ
La civilización del Indo, cuyos fundamentos se encuentran en una serie de precedentes
neolíticos, fechados hacia el 7000 a.C., como la cultura Mehrgarh, la cultura de Kulli y la de
Nal, se considera la más antigua civilización en la región. Esta cultura floreció en torno al
río Indo, eje fluvial que sirvió de medio de comunicación y transporte de mercancías en el
intercambio comercial llevado a cabo entre las estribaciones del Himalaya y las ciudades
del valle medio y bajo del Indo, como Dholavira, Chanju-daro y, sobre todo, Harappa y
Mohenjo-Daro, las más conocidas y las mejor excavadas.
Las noticias más antiguas sobre India aparecen en fuentes grecorromanas como Estrabón,
Nicolao de Damasco, Ctesias de Cnido, Plinio y Megástenes. Este último, un embajador del
rey Seleuco I Nikator, es una fuente invalorable para el conocimiento de la dinastía Maurya
que, con su principal rey, llamado Asoka, unifica por primera vez casi todo el territorio
indio.
La sociedad que constituyen es patriarcal, practicante, en principio, de la actividad
ganadera y el pastoreo y, ulteriormente, reconvertida en agricultora de la cebada y el
arroz. Su núcleo social básico es la familia; los patriarcas de cada familia, acompañados de
los hombre libres de las tribus, conformaban una asamblea que elegía al rey tribal, una
especie de primus inter pares llamado raja. Además, existía una aristocracia guerrera,
llamada ksatra, y un grupo sacerdotal (purohita). Este tipo de sociedad es la antesala de la
famosa jerarquización social fundamentada en grados de pureza religiosa que se ha
denominado sociedad de castas.
Las castas, cuyo origen se encuentra en las agrupaciones profesionales, conforman grupos
endogámicos, presentan un origen fundamentado en un antepasado común, y tienen
tradiciones, costumbres y alimentos propios. Las cuatro castas mayores en la antigüedad
india, divididas en linajes y familias, eran cuatro: brahmanes, sacerdotes, médicos y
enseñantes; ksatriyas, guerreros, nobles y terratenientes; vaisyas, comerciantes,
agricultores libres y artesanos (estas tres son las llamadas de arios libres o nacidos dos
veces, dvija); y sudras, agricultores siervos, parias, intocables, también llamados
chandalas, dalits, socialmente necesarios pero fuera del sistema: se trata de profesionales
como los carniceros, los basureros, curtidores, talabarteros, etc.
El término hindú surge por vez primera como un concepto geográfico de origen persa, para
referirse a la población que habitaba más allá del río Indo, escrito Sindhu en sánscrito. Hindu
fue aplicado por los británicos, hacia fines del siglo XVIII, para referirse a la gente del
Hindostán, región del noroeste de India. Sólo más tarde, el vocablo se hizo equivalente a indio
no musulmán, ni jaina, cristiano o sij, con lo cual se empleó para definir un conjunto de
creencias y prácticas religiosas. El hinduismo no posee fundador histórico, ni un sistema
unificado y homogéneo de creencias en forma de código, credo o decálogo de principios
básicos, así como tampoco contiene un sistema único de salvación ni una autoridad
centralizada ni estructura burocrática alguna. Aunque en muchas ocasiones se caracteriza al
hinduismo como politeísta, dada la proliferación de innumerables divinidades que constituyen
objetos de adoración, lo cierto es que tales dioses no dejan de ser facetas o manifestaciones
mismas del poder sagrado. La presencia sobrenatural puede revelarse tanto en un objeto o una
cosa como en una persona. Los que a través de sus acciones muestran haber llegado a una
conciencia profunda del yo, se consideran mahatmas o almas grandes.
Por su parte, el surgimiento y desarrollo del budismo en India a partir del siglo VI a.C. y su
posterior migración hacia el este, marcará uno de los períodos de la historia asiática más
apasionantes.
Estatua de Buda. Siglo V. Fuente: Wikipedia
El budismo es, a la vez, una religión y una filosofía que debe entenderse, ser comprendida,
analizada y asimilada. En este sentido cumple el papel de un método, de un camino que es
necesario recorrer, y que, por lo tanto, hay que sentir y practicar. Su vitalidad, tolerancia,
maleabilidad y flexibilidad, (…), le proporciona todo lo imprescindible para triunfar en su
peregrinaje y para abrirse a una asimilación de las nuevas culturas que encuentre a su
paso, pero también a una adaptación, si es menester, a las costumbres locales. Su agudo
proselitismo no es agresivo y se asemeja más a un ofrecimiento que a una obligación, lo
que motiva un interés inusitado y un rápido aprecio por todo aquello que pueda mostrar y
enseñar. Como una filosofía de compasión, sumamente vitalista, su finalidad, indicar el
camino de la salvación, es eminentemente práctica; la meditación sobre las enseñanzas
tradicionales del Buda, supone la plena concentración y la disciplina mental, cuyo logro es
incluso más significativo que las acciones directas.(…)
Algunos de los objetos que podéis ver en la última vitrina proceden de la India y están
precisamente inspirados en la filosofía de vida que hemos descrito, ya que el Arte, como todas
las grandes disciplinas, está impregnado en la India de estas poderosas creencias.
LA CULTURA CHINA
Las transformaciones sociales y económicas que empiezan a florecer en el siglo V a.C. y la
tendencia del poder central a apoyarse en la clase de pequeños nobles explican la
proliferación de sectas, clientelas y escuelas de todo tipo en un territorio que
aproximadamente coincide con la China actual. Muchos intentan sobresalir en aquellas
artes que puedan asegurarles el mecenazgo de los más poderosos, en una época, los
Reinos Combatientes, en que los jefes de los diferentes reinos buscan fórmulas,
estratagemas y técnicas de cualquier tipo que les permitan consolidar su poder e
imponerse a sus rivales, especialmente aquellas artes vinculadas con los intereses del
estado, tanto las de carácter civil como militar.
El período de desórdenes y trastornos sociales de la etapa de los Reinos Combatientes, iba
a ser un buen caldo de cultivo para el desarrollo de las corrientes religiosas. El taoísmo
será, al lado del confucianismo, una de las principales tradiciones espirituales autóctonas
de China. Vivir plenamente, y en armonía con el entorno natural, significa recuperar la
simplicidad, la sencillez originaria y perfecta del ser, conformarse al ritmo de la vida
cósmica e imitar el comportamiento natural, de plantas y animales.
Más tarde, aparecerá la figura del primer emperador, que nos lleva a los acontecimientos
que dieron lugar a la construcción de la gran tumba, cuyos guerreros custodios han
asombrado al mundo desde su descubrimiento. En la primera vitrina podéis ver la réplica a
escala de dos de ellos, y precisamente sobre este maravilloso hallazgo arqueológico versa
el concurso de este trimestre.
Fuente: “BREVE INTRODUCCIÓN A LA CULTURA ORIENTAL”, Prof. D. Julio López Saco
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