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Uno de los problemas mayores del xito es que tiende a solidificar nuestra imagen ante el mundo, de tal modo que muchas de nuestras facetas dejan de interesar a una legin de seguidores (u odiadores) primarios que slo nos demandan aquella por la que ellos se sienten atrados (que con frecuencia no es la ms verdadera); y si el escritor cede a este reclamo, acaba convirtindose en una parodia de s mismo, por mucho que su parroquia lo jalee y aclame. Este riesgo lo corra nuestro autor, de quien tal vez muchos esperasen que se apoltronara en el negociado de la espiritualidad; pero Pablo dOrs, en Contra la juventud, se revuelve contra esta tentacin ofrecindonos una obra inslita, por momentos incmoda, a la vez muy juguetona y muy terrible, y desde luego muy arriesgada, porque como nos reclamaba Flannery OConnor se adentra en territorios que son en gran medida propiedad del demonio (lo cual, siendo el autor sacerdote, ser incomprendido por algunos). En Contra la juventud, Pablo dOrs nos propone la peripecia de Eugen Salmann, un joven berlins aspirante a escritor, destinado a Praga por la empresa publicitaria en la que trabaja. All, auspiciado por las sombras benficas (o malficas) de Kafka y Kundera, Eugen tendr ocasin de zambullirse en un mundo acechado por el absurdo, muy delicadamente cmico, y de vivir aventuras amatorias de lo ms variopintas; pues, del modo ms inopinado, Eugen empieza a ser asediado por las mujeres, convirtindose en un conquistador. La novela, que nos muestra un aprendizaje sentimental muy sui generis (como de fantasa ertica que por momentos se torna pesadilla), es tambin una reflexin sobre la impostura y el error de erigir nuestra vida sobre la mentira que nos brinda pginas desternillantes, de un humor a la vez estrafalario y potico, como aquellas en las Eugen, para seducir a una muchacha muy religiosa, se hace pasar por telogo, ayudante de Hans Kng, para ms seas.

Y, junto a estas pginas de irresistible humor, Pablo dOrs nos ofrece tambin otras extraordinariamente dolorosas que nos hablan de la herida que el amor mal encauzado deja en las almas. Eugen se convierte entonces en un canalla sin escrpulos; o, ms bien, en un hijo de su tiempo (nuestro tiempo), confundido e insensato, que aspira (como tantos de nosotros) a que el dao causado se eleve impunemente como un globo inflado de gas, hasta desaparecer de nuestro recuerdo. Pero el dao que causamos siempre vuelve; y escribir sobre l es una manera de hacerlo volver. De este modo, Contra la juventud, que empieza contndonos juguetonamente ciertas liviandades para mostrarnos de repente la faz descarnada de la inmoralidad, acaba revelndose una obra muy profundamente moral, aunque sin moralina, que nos interpela y golpea e invita a meditar sobre errores de nuestra propia vida que ya creamos olvidados.

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