Tutoría 2015
CONSTRUCCIÓN DE LA CONFIANZA Y COHESIÓN
SOCIAL EN LOS ESTUDIANTES
Capacitadora
Norma Córdova B.
COLECCIÓN 2015 Ingresa a:
WWW.COREFO.COM
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Reflexionemos:
Contactos Corefo: 1. Prof. Jacobo Miranda C.
Subgerente de Capacitaciones y Proyectos especiales Correo electrónico: [email protected] Cel: 946043976
2. Prof. José G. Landeo P. Coordinador de Capacitaciones Correo electrónico: [email protected] Cel.: 961593980
3. Prof. Willy Silva A. Coordinador de Capacitaciones y Soporte técnico Correo electrónico: [email protected] Cel.: 941045630
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Observa estas imágenes y luego recuerda qué opinión tienes del nivel de confianza en la conducta de tus estudiantes, cómo percibes la confianza que ellos tienen en tus decisiones o actitudes como tutor(a) o profesor(a). Responde estas preguntas y comparte con nosotros tus experiencias.
¿Qué experiencias puedes compartir en cuanto al nivel de confianza que tienes en tus tutoriados? _________________________________
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¿En tu práctica pedagógica cómo promueves el crecimiento de la confianza y la cohesión en tus estudiantes? _________________________________
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¿Qué resultados obtuviste? _________________________________
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¿Qué medidas institucionales se aplican para incentivar la confianza y la cohesión en los estudiantes dentro de la I.E. donde laboras? ________________________________
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INTRODUCCIÓN
Cohesión social y confianza se transforman en dos conceptos íntimamente relacionados que
están en las bases del funcionamiento social actual. Es por eso que vamos a desarrollar ambos
conceptos con el propósito de dilucidar los complejos mecanismos a través de los cuales las
personas se construyen a sí mismas y de paso dan vida a la sociedad moderna.
Según Dubet 2009, la integración corresponde a la sociedad y la cohesión nos reenvía a las
formas de vida social en la cual estamos inmersos. De esta manera la cohesión social designa
una manera de producir la sociedad que viene a ser una especie de deslizamiento en las maneras
de definir los problemas sociales y sus soluciones. Es decir, las personas racionalizan la confianza
que depositan en otros, por lo mismo ésta puede ser vista como un estado intelectivo del hombre
que le indica seguridad y optimismo hacia su medio. La confianza constituyen las relaciones
sociales y está íntimamente ligada a la cohesión social.
En este proceso, los jóvenes presentan altos grados de desconfianza en las instituciones sociales,
en particular, las instituciones relacionadas con la política, el congreso, el Poder Judicial, el Poder
Ejecutivo, etc.
Frente a este panorama, es muy difícil generar una óptima cohesión social. En ese sentido, la
escuela como agente socializador tiene un compromiso muy importante en la formación personal
de sus ciudadanos.
En los momentos actuales esta idea está variando ya que la confianza no se asimila como antes o
está siendo cuestionada por las nuevas generaciones. Por eso es necesario desarrollar nuevas
ideas acerca de cómo preservarla y extenderla, con el fin de lograr un mundo estable y con futuro
social.
En un entorno de incertidumbre, con información escasa o excesiva, la confianza constituye una
vía para enfrentar dicho escenario; se caracteriza por ser un estado de la mente, un tipo particular
de creencias fundadas en una racionalidad imperfecta de que el agente X obtendrá un resultado
positivo o beneficioso en el futuro, por medio de interactuar y comprometerse implícitamente con
agente Y (individuo, grupo, institución o sociedad) volviéndose vulnerable o arriesgándose a ser
decepcionado, ya que no solo carece de información perfecta sobre factores externos e internos
relevantes acerca del agente Y, sino que es incapaz de monitorear o controlar que el agente Y
responda de acuerdo a lo esperado por agente X.
Definición de confianza
La confianza es parte constitutiva de las relaciones
sociales facilitando las relaciones sociales reales; las
hace más efectivas y con permanencia en el tiempo.
Todas las personas han tenido la experiencia vital de
confiar o de desconfiar o exija una mayor definición.
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Dónde se adquiere la confianza
Se adquiere al interior de la familia en las primeras etapas de la vida a través del amor y los
cuidados maternales y al ser abordada desde la niñez se considerará que en las etapas
posteriores cuando los individuos comienzan a relacionarse con otros, podrán generar confianza
social.
Desde un punto de vista emocional, la confianza es originada por razones afectivas o sentimientos
propios del individuo, se caracteriza por ser espontánea e impulsiva, se expresa a personas con
las que nos involucramos afectivamente como amigos, familiares compañeros de estudio o
trabajo.
La relación maternal de los primeros años puede no seguir desarrollándose en el periodo juvenil,
ya que en esta etapa se tiende al alejamiento parental y se refuerzan las relaciones entre pares.
Se espera que la confianza madure a lo largo del proceso de desarrollo de la persona (Erikson,
1987: 244).
¿Qué implica la confianza? Para la psicología, la confianza no sólo se asienta y permanece en los estados de conciencia de
los individuos, no solo se considera la perspectiva racional o afectiva sino que la acción de confiar
implica la capacidad del individuo de comprender e instaurar normas sociales, aprendidas en las
primeras etapas de la vida que permiten confiar en otros.
La confianza se basa en la esperanza de una persona o grupo, de poder contar con una promesa
de otra persona o grupo; pudiendo ser expresada en forma escrita u oral; negativa o positiva
(Patermann, en Laso 2007).
La confianza se encuentra relacionada con la esperanza que se tendrá en las palabras y acciones
que la otra persona promete, entonces deberá verse reforzada en función de las acciones. Es
decir, si un individuo mantiene aquello que ha permitido que se conozca de él, ya sea consciente o
inconscientemente, será acreedor de confianza, porque mantiene una congruencia en su actuar
que proporcionará credibilidad y confianza (Luhmman, 1996: 65-66).
La confianza pública Las personas confiadas tienden a confiar más en el gobierno, en el parlamento, la justicia, los
partidos políticos y en los sindicatos pero, actualmente, la mayoría de las personas tienden a
desconfiar de estas instituciones.
La confianza social La confianza social es la confianza hacia los amigos, compañeros de trabajo y los vecinos. Si no
existe confianza es posible que el sujeto se distancie, se vaya sintiendo ajeno a todo su entorno;
lo cual fomentará la incapacidad de cumplir con lo prometido de forma continuada en el tiempo.
Todas las personas buscan seguridad en la vida, pero la mayoría de las personas desconfiadas
tienden a hacerlo cerrándose a nuevas posibilidades reprimiéndose a colaborar y a participar en la
sociedad (Montañez, S/F).
La confianza social comprende el valor para otros y para la sociedad en general. Restaurar la
confianza e incrementar la predisposición de cada individuo a sentirla, implica confiar en otras
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personas, lo cual comprende riesgos, aunque el riesgo es mucho mayor cuando no se confía. De
esta manera, la confianza es parte integral del tejido de una sociedad, depende de ella. Se da por
sentado que allí está, hasta que se contamina o destruye, entonces da cuenta de que la confianza
es vital para el bienestar de las personas (Covey y Merrill, 2007).
La confianza social es la confianza en desconocidos acerca de lo que se carece de información
respecto a si son dignos o no de confianza. El misterio de la confianza social es que si no se tiene
información acerca del otro, no hay base para saber si es digno o no de confianza (Herreros,
2004).
Los actos declarativos de confianza se dan entre personas y se relacionan con la capacidad de
concertar y acordar horizontes comunes de vida. La confianza entre sujetos se vincula con
personas que hablan, creen piensan, sienten y se construye como una relación social, histórica y
culturalmente cotidiana (Olea, 2001).
De acuerdo a Martínez (2001), “la confianza se funda y garantiza principalmente en una ética de la
responsabilidad individual, que descansa en el hecho básico que toda persona cumple y respeta
las promesas y compromisos que han declarado frente a otros. Es la promesa mutua y su
cumplimiento lo que asegura el éxito del vínculo con extraños. Solo a través del mantenimiento de
las promesas y de la palabra empeñada es posible la constitución de relaciones seguras y
constantes entre personas que no se conocen”.
Antecedentes causales de la confianza:
El carácter bilateral / recíproco o simultaneidad. La comunalidad de intereses. La benevolencia. La conducta cooperativa o participativa. El carácter emocional. El carácter axiológico y/o normativo. El aspecto comunicativo. La adecuada interpretación de señales.
Virus de la desconfianza Bajos niveles de integración institucional. Altamente desconfiados hacia las demás personas. Escasa incondicionalidad hacia la democracia.
Tipos de confianza Robert Putnam presenta una distinción entre la confianza densa y la confianza diluida. La densa estaría basada en las relaciones personales fuertes, frecuentes y estables en redes más amplias, que involucran a un conjunto concreto de individuos del entorno; por consiguiente es la confianza que depositamos en gente a la que conocemos muy bien, familiares y amigos. La confianza diluida se refiere al otro en general, se extiende más allá de aquellos a los que conocemos personalmente. La forma de confianza más diluida estaría configurada por lo que se suele denominar en la literatura confianza social generalizada, y consiste en conceder el beneficio de la duda aquellos que no conocemos (Putnam, 2002:178).
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Para Putnam, la confianza interpersonal se explicaría como parte de la confianza densa, ya que se aplica a gente a la que se conoce bien, con la que se tienen lazos familiares y de amistad.
Políticas Públicas y Cohesión Social
Políticas públicas pro-cohesión La cohesión social es un bien público que debe ser promovido por las políticas
públicas. Cohesión social vs. diversidad y diferencia: en este equilibrio está la clave de la política
democrática.
La cohesión va más allá del Estado Hay varios proveedores de cohesión y bienestar: familia, mercado, empresas, sector
sumergido o informal, etc. Políticas públicas pro-cohesión: pensarlas más allá de lo estatal. Cómo todos los proveedores interactúan entre sí en forma complementaria y no
excluyente.
La informalidad es enemiga de una cohesión social moderna Los países con mayor informalidad presentan patrones de cohesión social más débiles. Hay un continuo entre informalidad y corrupción, narcotráfico o delincuencia. Políticas públicas: no incentivar, sino reducir informalidad.
La educación no puede desentenderse de la cohesión social La educación aumenta la cohesividad de las personas -esto es, sus disposiciones a la
cooperación y a depositar confianza en los cercanos y los lejanos. CS como criterio orientador de los contenidos y prácticas educativas:
1. Hacer de la Nación el ancla de la comunidad simbólica que la escuela trata por establecer.
2. Reparar el quiebre de la cohesión intergeneracional (docentes / aprendices). 3. Corregir la ausencia o debilidad de la educación ciudadana.
Fuente: La Cohesión Social Latinoamericana Eugenio Tironi13 de mayo 2008 CEPLAN
Para la sociología, la cohesión social es el
sentido de pertenencia a un espacio común
o el grado de consenso de los integrantes
de una comunidad. De acuerdo a la
interacción social dentro del grupo social,
habrá una mayor o menor cohesión.
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Una sociedad igualitaria y justa Una sociedad igualitaria y justa tendrá un alto grado de cohesión social, ya que sus integrantes forman parte de un mismo colectivo con intereses y necesidades comunes. En cambio, si la sociedad tiene una gran desigualdad, no habrá cohesión y los ciudadanos tendrán conductas enfrentadas.
La cohesión social supone que tanto las partes gobernantes como las gobernadas perciben las relaciones que se dan entre ellas como justas; en el mejor de los casos, las decisiones de los dirigentes serán respetadas y valoradas por el pueblo, mientras que las inquietudes y necesidades de estos últimos serán tenidas en cuenta y solventadas por los primeros, y todos sentirán deseos de luchar por defender el interés común. Cuando se habla acerca de diversos grupos sociales, se puede decir que
uno de ellos es un estado de cohesión si sus miembros tienen lazos que los unen a los demás y que hacen de su grupo una sola entidad. Si bien la palabra cohesión se compone de varios factores, es posible distinguir los siguientes componentes fundamentales: el plano emocional de los integrantes; las relaciones a nivel laboral; la unidad que se advierte entre los miembros de un grupo dado; las relaciones sociales. En suma, el puesto de cada uno en la sociedad, que es clave para la cohesión social no es un asunto de mera capacidad adaptativa de las sociedades; es una cuestión de justicia bajo condiciones de pluralidad. Esto es algo que ya había advertido Aristóteles (1995: 1156b), para quien el cemento de la sociedad era la amistad entre personas virtuosas capaces de usar la palabra y crear significados compartidos.
Seis proposiciones sobre la cohesión social 1º) La cohesión social supone un mínimo consenso moral: La creación de significados compartidos, de manera de hacer a cada uno un lugar en la sociedad, es lo que los autores clásicos identifican como el elemento moral o normativo de la cohesión social. Ese elemento moral no pretende ser leído en el gran libro del universo, sino elaborado por la propia sociedad mediante diversas prácticas que van desde el proyecto de Estado nacional hasta la ejecución de ritos, prácticas democráticas y sistemas nacionales de educación de masas.
2º) La falta de cohesión produce fatalismo: Concebir la cohesión social como un asunto de convergencia de preferencias individuales y de intercambio no solo es errado; además no se condice con los ideales del autogobierno democrático. Es errado porque los mecanismos de intercambio suponen muy poco gasto comunicativo, como lo muestra la globalización económica en condiciones de alta heterogeneidad de los mundos de la vida —algo que ya había advertido Hegel y en lo que insistió Simmel (2002: 323). Es poco probable que tales mecanismos puedan crear ese elemento moral o normativo que constituye la base de la cohesión social y de una sociedad bien ordenada. 3º) Hay una paradoja entre cohesión y pluralidad.: La existencia de diversos grupos al interior de la sociedad —como ocurre por ejemplo a raíz de la diversidad étnica— puede proveer a los individuos de un sentido del respeto personal y de reconocimiento (Berger 1998: 361; Kymlicka 1998). Pero, al mismo tiempo, esos mismos grupos, con fuerte sentido de cohesión entre sus miembros, pueden lesionar la cooperación que es imprescindible en las sociedades modernas.
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4º) Hay una compleja relación entre cohesión social, pluralidad y confianza: Uno de los puntos de vista más comunes sobre la relación entre pluralidad y confianza es aquel según el cual a mayor pluralidad de los grupos, mayor confianza y capacidad para tender redes. Un grupo homogéneo y cohesionado poseería baja capacidad para tender lazos de confianza hacia otros grupos y viceversa.
5º) La cohesión social descansa críticamente en el sistema educativo: La escuela ha tenido, tradicionalmente, importantes funciones de cohesión social (ver Peña 2007a). Los sistemas educativos comprometidos con la ciudadanía deben equilibrar dos aspectos: favorecer un ámbito de incondicionalidad, que es la base de la identidad colectiva, y al mismo tiempo promover las virtudes del diálogo y de la negociación que son imprescindibles para gestionar la pluralidad inescindible de la condición contemporánea (Berger 1998). (inescindible es algo que no se puede cortar o dividir. En el ámbito jurídico, parte de la doctrina utiliza el adjetivo inescindible para calificar los derechos humanos,
recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Dicha doctrina hace hincapié en la relación que hay entre los derechos individuales y sociales y la ausencia
de contradicciones entre ellos).
6º) La cohesión social depende de las actitudes de los ciudadanos: Los niveles de tolerancia, la disposición a participar en la formación de una voluntad común, su propensión al diálogo y a formar, entre todos, un universo simbólico común, son aspectos clave de la estabilidad de los sistemas y de la cohesión social.
Sociedad de la desconfianza Según Teresina Muñóz-Nájar (Caretas Nº 1814), ante la inestabilidad política y la promoción periodística del fracaso, los peruanos asumen la incredulidad como mecanismo de defensa. Pocos creen en el Presidente de la República, en los congresistas, en el Poder Judicial, en los políticos de oposición en la policía, el vecino no le cree a su vecino, el socio no le cree a su socio, el empleado no le cree a l empleador y viceversa. Martín Tanaka, sociólogo peruano, sostiene que existe una encuesta que se aplica anualmente en casi 50 países, es la encuesta de valores de la Universidad de Michigan. En esta se hace la siguiente pregunta: ¿usted cree que puede confiar en la gente o debe ser más bien cuidadoso? Los resultados de dicha encuesta nos ubicaron dentro de los 5 países más desconfiados conjuntamente con Turquía, Brazil, Venezuela.
Valores en la cultura y quehacer escolar
La relación entre los valores en la cultura y la educación se pueden observar en dos constataciones ambivalentes: I) un imaginario desbocado y deslocalizado por dos pantallas omnipresentes —las de la televisión y las de los computadores—, que entremezclan textos y fragmentan identidades, a la vez que enriquecen sustancialmente la visión del mundo y de los otros; y II) bases de la autoridad docente erosionadas, porque sus alumnos son nativos de la cultura digital, en la que los profesores son inmigrantes que hablan la nueva lengua con acento; y porque entre la riqueza y el valor de entretención de los hipertextos de la pantalla y la aridez y la disciplina de la sala de clases, ganan las primeras. Al mismo tiempo, paradójicamente, se presentan renovadas posibilidades para la educación y los maestros de ejercer su rol formativo, de síntesis y hermenéutica, por el ansia de sentidos, de marcos interpretativos y de profundidad por parte de los alumnos.
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Lectura complementaria
Resumen (CEPAL) Presentación En América Latina y el Caribe el concepto de cohesión social surge ante la
necesidad de encarar pertinaces problemas que, pese a algunos avances logrados en los últimos
años, aún perduran: altos índices de pobreza e indigencia; la extrema desigualdad que nos
caracteriza; diversas formas de discriminación y de exclusión social que se remonta a un lejano
pasado. Los actores que bien podrían estar llamados a construir espacios de interacción positiva
no cuentan con una comunidad de principios de cooperación y de comunicación. Si bien las
razones de los desencuentros suelen ser múltiples, destaca entre ellas el endeble asidero material
de la cohesión social, aunque ciertamente el problema trasciende la mera satisfacción de
necesidades materiales. Lo anterior permite comprender la relevancia de políticas que apuntalen
una cohesión social basada en valores democráticos. Más allá de su indudable relevancia ética en
razón de la equidad, esta también es relevante para determinar la solidez del Estado de derecho,
del orden social democrático y de la gobernabilidad. Sin embargo, el uso del concepto dista de ser
riguroso: más bien, es un objetivo u horizonte político que se asocia indistintamente con diversos y
abigarrados aspectos del desarrollo social que, según se afirma, contribuyen a su logro o lo
obstaculizan. Desde comienzos de los años noventa, la CEPAL ha venido estructurando una
visión del desarrollo adecuado a un mundo globalizado de economías abiertas. Se trata de
propiciar sinergias positivas entre crecimiento económico y equidad social en el contexto de la
modernización productiva. Asimismo, se otorga especial importancia a los objetivos de aumentar
la competitividad, velar por los equilibrios macroeconómicos y fortalecer una democracia política
participativa e inclusiva. En este contexto, la reflexión que plasma ahora la CEPAL en este libro
representa un intento por dar a la cohesión social un mayor perfil, identidad y profundidad, que le
permitan llegar a ser un faro importante de las políticas públicas. Con tal fin se exploran algunas
dimensiones de la cohesión social para intervenir en las cuales se requieren recursos y voluntad
política capaces de reducir las brechas en materia de exclusión y crear un sentido de pertenencia
de los individuos a la sociedad, fundado en el goce efectivo de ciudadanía y en una ética
democrática. Se parte de la idea de que en la agenda de cohesión social para la región se deberá
considerar tanto los márgenes como las restricciones existentes en los ámbitos económico,
político e institucional que inciden en su viabilidad. Analizar las causas subyacentes de su
ausencia es también indispensable, al menos por dos motivos: para diseñar y poner en práctica
políticas afines, y para avanzar en la consolidación de acuerdos en torno a su logro. La CEPAL
presenta argumentos a favor de la necesidad de sellar un contrato de cohesión social en los
países de la región, acorde con las singularidades de cada país. En el capítudo I se define el
concepto, tomando en consideración la necesidad de encarar la ambigüedad que lo caracteriza.
Concretamente, la cohesión social se refiere no solo a los mecanismos instituidos de inclusión y
exclusión en la sociedadA2C sino también a cómo estos influyen y moldean las percepciones y
conductas de los individuos ante una sociedad o comunidad en particular. Una vez definido el
concepto, someramente se relacionan los obstáculos para su logro con algunas características
significativas de la etapa actual de desarrollo que atraviesa la región de América Latina y el Caribe
y, por último, se reflexiona sobre la temática en el marco de los derechos ciudadanos. En el
capítulo II se sintetizan algunos antecedentes y rasgos del sistema de indicadores de cohesión
social utilizado por la Unión Europea, y se plantean ideas muy iniciales sobre los desafíos que
encara América Latina y el Caribe en este ámbito. Esto con la idea de que un sistema de
indicadores permitiría aplicar estándares mínimos de cohesión social, dimensionar situaciones de
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discriminación y exclusión, y dar cuenta del avance y la eficacia de las políticas públicas en este
campo. Hay tendencias contradictorias que signan la difusión del bienestar social en la región,
despertando interrogantes sobre la cohesión social. Por ello, en el capítulo III se identifican y
analizan las características socioeconómicas de los países que inciden más directamente en
cómo las personas perciben sus posibilidades de gozar de bienestar y que, por lo tanto,
contribuyen a conformar actitudes y comportamientos que facilitan o dificultan el logro de
consensos sociales. Esta perspectiva permite concentrarse en un número limitado de aspectos y
procesos. Específicamente, se consideran algunos factores estructurales u objetivos" -entre otros,
la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso-, cuya relativa permanencia en el tiempo
podría contribuir a la sensación de inseguridad económica que revelan los encuestados en
sondeos de opinión. Debido a la definición de cohesión social adoptada, es importante captar
valoraciones y percepciones de los individuos sobre el grado de solidaridad que la sociedad les
brinda y, a su vez, sobre cómo definen su solidaridad con respecto de los otros. El método
demoscópico aplicado en el capítulo IV permite considerar percepciones, valoraciones y actitudes
de los individuos relativas a la dinámica de los principales mecanismos de inclusión y de exclusión
social en la región y que, en último término, pueden conducir a comportamientos que favorecen o
dificultan el logro de acuerdos sociales. A partir de las políticas públicas es más difícil actuar sobre
los factores subjetivos de la cohesión social. Por lo tanto, la acción en este campo suele ser más
indirecta. En vista de que el desempeño económico y la distribución de los frutos del desarrollo
gravitan decisivamente en el bienestar de las personas, las políticas que inciden en las
condiciones objetivas más claramente relacionadas con el bienestar y la calidad de vida de la
gente pueden ser más activas. En el capítulo V se considera tres ámbitos de políticas para tal
agenda, interrelacionados entre sí: la ampliación de las oportunidades productivas, el fomento del
desarrollo de capacidades personales y la conformación de redes más inclusivas de protección
ante vulnerabilidades y riesgos. En el capítulo final se describe un contrato de cohesión social,
que permitiría sellar el acuerdo y el compromiso político en torno a ese objetivo y disponer de los
recursos económicos, políticos e institucionales que lo hagan viable. Como se sabe, no es esta la
primera oportunidad en que la CEPAL propone establecer pactos sociales en la región. Como
ejemplos de propuestas de la Comisión destacan el pacto fiscal y el pacto de protección social,
que fueron desarrollados precisamente tomando en consideración la envergadura de la tarea y la
necesidad de que se sustenten a largo plazo. Al respecto, la CEPAL está consciente de que un
uso reiterado o excesivo de la idea de pacto puede desgastar su valor apelativo, pero se
considera fructífero e innovador plantear un contrato que ayude a comprender el papel y los
deberes del Estado y de los miembros de la sociedad respecto del logro de una cohesión social
democrática y que permita convocar al cumplimiento de tales deberes. En el capítulo VI se precisa
el uso cabal de la expresión "contrato de cohesión social", se explicitan sus potenciales alcances y
se plantean algunas ideas sobre su financiamiento en el horizonte político delineado en el libro
como un todo. José Luis Machinea Secretario Ejecutivo Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL)".
Fuente: Cohesión social: inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe CEPAL
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alonso, Luis (2002): Centralidad del trabajo y cohesión social: ¿una relación necesaria?
Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.
Cepal (2007) Cohesión social: inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe.
Santiago: cepal.
Covey, Stephen y Rebecca Merril (2007): El factor confianza: el valor que lo cambia todo.
Barcelona. Paidós.
Fukuyama, Francis (1996): Confianza. Las virtudes sociales y la capacidad de generar
prosperidad. Buenos Aires. Editorial Atlántida.
Herreros, Francisco (2004): “¿Por qué confiar? Formas de creación de confianza social.
Revista Mexicana de sociología, 66 (4). México UNAM.
Palma, Andrés (2008): “Las políticas públicas que no contribuyen a la cohesión social”. Madrid:
fiiapp.
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