México, D.F. a 28 de agosto de 2015
A toda la comunidad de la Universidad Nacional
Al pueblo de México
Desde el momento en que entramos a la universidad, comenzamos un proceso de
apropiación de los principios y valores de la UNAM: se nos ofrecen visitas guiadas por el
campus para admirar su arquitectura; en algunas de nuestras clases revisamos su historia,
legislación y valores; se nos pide que aprovechemos las diversas actividades académicas,
deportivas y culturales y que abramos un correo con el dominio
@comunidad.unam.mx. Eso, entre otras muchas cosas, nos va creando un sentido
de pertenencia, y no a poca cosa: a la Universidad Nacional.
Entonces, ¿qué implica se parte de la comunidad universitaria? Comencemos por
mostrar lo que no significa a partir de unos ejemplos. Independientemente de que
esté matriculado como alumno u ostente cualquier puesto administrativo o
académico, no es de la comunidad quien roba o aprovecha los bienes de la
Universidad sólo para su propio beneficio. No es de la comunidad quien intimida
a los estudiantes, a los trabajadores o a los académicos. No es de la comunidad, y
que esto quede bien claro, quien hostiga o abusa sexualmente de un miembro de
la comunidad universitarias (o de cualquier otra persona).
El caso de la universitaria que se atrevió a denunciar a Víctor Hugo Flores Soto, alias el
Cathan, del Posgrado en Ciencias Físicas asociado al Instituto de Ciencias Nucleares de la
UNAM, es relevante por varias razones. Primero, porque evidencia el grado de brutalidad y
salvajismo del que una persona, aun con estudios universitarios, puede ser capaz. Segundo,
porque demuestra quién sí, y quién no, es parte de la comunidad universitaria: es miembro
distinguido de la comunidad universitaria nuestra valiente compañera quien, a pesar de
tener todo en su contra, se atrevió a denunciar la agresión de la que fue víctima y además
perseverar en la defensa de sus derechos; no es miembro de nuestra comunidad su agresor
quien, aprovechándose de las lagunas legales que prevalecen tanto dentro como fuera de la
universidad, y de la ineficacia (y hasta complicidad) de los funcionarios encargados de
impartir justicia, está a punto de quedar impune.
En este caso en particular, ante la denuncia de hechos, los funcionarios de nuestra casa de
estudios han hecho caso omiso, y no sólo eso, sino que han ayudado a Víctor Hugo Flores a
terminar sus estudios. Si estos funcionarios no cumplen con su deber, tanto moral como
universitario, entonces tampoco son parte de nuestra comunidad, .sino qu eAl contrario,
son más bien cómplices de este brutal acto y su sitio no puede estar entre nosotros.
La Asamblea General de Posgrado (AGP) condena enérgicamente cualquier forma de
violencia tanto dentro como fuera de la universidad y exige a los funcionarios y autoridades
velar por la integridad y seguridad de toda nuestra comunidad. Exigimos una investigación
rigurosa y un castigo ejemplar para todos los involucrados en la agresión sexual de la que
fue víctima nuestra compañera y en la posterior revictimización a la que fue expuesta por
parte de algunos funcionarios.
Los miembros de la AGP refrendamos nuestra convicción de que cualquier expresión de
violencia sexual nos lastima a todos y atentan contra los valores y principios que nos
mantienen unidos. No permitiremos que este caso (ni ningún otro) quede impune y nos
comprometemos a acompañar en todas las formas posibles a nuestra compañera violentada
y al cualquier otro miembro verdadero de la comunidad universitaria que haya estado sujeto
a cualquier forma de abuso.
Por último, queremos recordarle al Dr. José Narro Robles, que es su responsabilidad directa
salvaguardar la seguridad y bienestar de toda la comunidad universitaria, por lo que le
exigimos que comience a cumplirla con su responsabilidad.
POR UNA UNIVERSIDAD VERDADERAMENTE AUTÓNOMA, LIBRE Y
DEMOCRÁTICA
PORQUE SI TOCAN A UNA NOS TOCAN A TODOS
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
Asamblea General de Posgrado – UNAM
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