PROCEDIMIENTO
Prepara los interruptores como se ven en el dibujo
Corta 20cm de alambre y pela los extremos. Une un extremo a un polo de la batería y el otro a un lado del socket. Haz lo mismo con el segundo equipo.
Corta 20cm de alambre y pela los extremos. Une a un extremo del interruptor y el otro al polo libre de la batería. Repite en el otro equipo.
Corta otro alambre de 20cm. Y une uno de sus extremos al otro tornillo del socket y el otro extremo al interruptor. Haz lo mismo en el segundo equipo.
Corta el alambre que te ha quedado en dos pedazos iguales. Pela los extremos y une el extremo de uno de ellos a un tornillo del socket de un equipo y el otro extremo al un tornillo del socket del segundo equipo. Coloca los extremos del otro alambre en los tornillos de los sockets.
Cierra los interruptores para asegurarte de que tu circuito cerrado funciona. Los focos deberán prenderse.
Ahora tu aparato está listo para enviar y recibir mensajes secretos.
DIAGRAMA ESQUEMÁTICO DE NUESTRO APARATO LLAMADO
TELÉGRAFO..
Esquema pictográficop
Esquema eléctricoe
INSTITUCIÓN EDUCATIVAE
Señor De Los MilagrosNº 1 1011
FERIA DE C IENCIA Y
TECNOLOGÍA
Proyecto:
INTEGRANTES:
PROFESORA:
GRADO Y SECCIÓN2011
COMUNICACIÓN MEDIANTE UN TELEGRAFO POR CODIGO MORSE
INTERNACIONAL
PRESENTACIÓN
Con el presente proyecto desarrollado queremos demostrar que gracias al ingenio humano y haciendo uso de la tecnología y descubrimientos que el hombre ha realizado como es el caso de la electricidad; hoy nosotros realizaremos una comunicación por hilos (alámbrica) gracias a la electricidad como se hacía hace unos años atrás para enviar telegramas a ciudades lejanas como por ejemplo a lima, Trujillo, Cajamarca etc. (mensajes enviados a personas de otra ciudad gracias al código Morse).
Para este pequeño proyecto haremos uso del código Morse mediante la luz de un pequeño foquito ya que no disponemos de un aparato de audio como lo hacían las empresas de transmisión de datos (Entel Perú). t
OBJETIVOS
Comunicarnos mediante códigos internacionales como es en nuestro caso mediante el código Morse.
Hacer uso de la electricidad como medio de comunicación.
Aprender el código Morse internacional.
Salvar vidas en caso de desastres.
Hacer uso de la luz que brinda una lámpara incandescente para la emisión de los códigos.
Hacer un estudio breve sobre la electricidad, el telégrafo, su historia, el código Morse y las invenciones por mentes prodigiosas como es el caso del Norteamericano Samuel Morse; quien creó un sistema para enviar mensajes a través de cables utilizando la energía eléctrica y creó un código lingüístico que lleva su nombre.n
MATERIALES
12 metros de cordón de luzDos baterías de 9 voltiosDos focos de linterna o diodos de luz
blancaDos sockets.02 pedazos de madera de 5 x 4 cm.02 pulsadores.
NUESTRO PROYECTO :
TELÉGRAFO UTILIZADO PARA TRANSMISIONES EN CÓDIGO MORSE
uestro proyecto funcionará con rayos de luz emitidos por una lámpara
incandescente o un diodo emisor de luz (dispositivo electrónico); ya que el
Código Morse es un medio de comunicación basado en la transmisión y recepción de
mensajes empleando sonidos o rayos de luz.
N
Esquema pictórico de nuestro proyecto
Esquema eléctrico de nuestro proyecto
Lista de materiales
• 12 metros de cordón de luz (rojo y negro)
• Dos baterías de 9 voltios
• Dos focos de linterna o diodos de luz blanca
• Dos soquets para los foquitos
• 02 conectores para las baterías
• 02 pedazos de madera de 5 x 4 cm.
Procedimiento
1. Prepara los interruptores como se ven en el dibujo
2. Corta 20cm de alambre y pela los extremos. Une un extremo a un polo de la batería y
el otro a un lado del sockt. Haz lo mismo con el segundo equipo
3. Corta 20cm de alambre y pela los extremos. Une un extremo a un chinche del
interruptor y el otro al polo libre de la batería. Repite en el otro equipo
4. Corta otro alambre de 20cm. Y une uno de sus extremos al otro tornillo del sockt y el
otro extremo al chinche libre de tu interruptor. Haz lo mismo en el segundo equipo.
5. Corta el alambre que te ha quedado en dos pedazos iguales. Pela los extremos y une
el extremo de uno de ellos a un tornillo del soquet de un equipo y el otro extremo al un
tornillo del soquet del segundo equipo. Coloca los extremos del otro alambre en los
tornillos de los soquets.
6. Cierra los interruptores para asegurarte de que tu circuito cerrado funciona. Los focos
deberán prenderse.
Ahora tu aparato está listo para enviar y recibir mensajes secretos.
Objetivos
1. Comunicarnos mediante códigos internacionales; como es en nuestro caso mediante
el código Morse.
2. Hacer uso de la electricidad como medio de comunicación.
3. Aprender el código Morse internacional.
4. Salvar vidas en caso de desastres.
5. Hacer uso de la luz que brinda una lámpara incandescente para la emisión de los
códigos.
6. Hacer un estudio breve sobre el telégrafo y el código Morse: su historia y las
invenciones por mentes prodigiosas como es el caso del Norteamericano Samuel
Morse; quien creó un sistema para enviar mensajes a través de cables utilizando la
energía eléctrica y creó un código lingüístico que lleva su nombre.
Como antecedente científico a este proyecto se realizó
los siguientes estudios que a continuación lo
detallamos :
Historia del Desarrollo de la Electricidad
La
historia de la electricidad se refiere al estudio y uso humano de la electricidad, al descubrimiento de sus leyes como fenómeno físico y a la invención de artefactos para su uso práctico.
El fenómeno en sí, fuera de su relación con el observador humano, no tiene historia; y si se la
considerase como parte de la historia natural, tendría tanta como el tiempo, el espacio, la materia y
la energía. Como también se denomina electricidad a la rama de la ciencia que estudia el fenómeno
y a la rama de la tecnología que lo aplica, la historia de la electricidad es la rama de la historia de la
ciencia y de la historia de la tecnología que se ocupa de su surgimiento y evolución.
Uno de sus hitos iniciales puede situarse hacia el año 600 a. C., cuando el filósofo griego Tales de
Mileto observó que frotando una varilla de ámbar con una piel o con lana, se obtenían pequeñas
cargas (efecto triboeléctrico) que atraían pequeños objetos, y frotando mucho tiempo podía causar
la aparición de una chispa. Cerca de la antigua ciudad griega de Magnesia se encontraban las
denominadas piedras de Magnesia, que incluían magnetita. Los antiguos griegos observaron que los
trozos de este material se atraían entre sí, y también a pequeños objetos de hierro. Las palabras
magneto (equivalente en español a imán) y magnetismo derivan de ese topónimo.
La electricidad evolucionó históricamente desde la simple percepción del fenómeno, a su
tratamiento científico, que no se haría sistemático hasta el siglo XVIII. Se registraron a lo largo de
la Edad Antigua y Media otras observaciones aisladas y simples especulaciones, así como
intuiciones médicas (uso de peces eléctricos en enfermedades como la gota y el dolor de cabeza)
referidas por autores como Plinio el Viejo y Escribonio Largo,1 u objetos arqueológicos de
interpretación discutible, como la Batería de Bagdad,2 un objeto encontrado en Irak en 1938,
fechado alrededor de 250 a. C., que se asemeja a una celda electroquímica. No se han encontrado
documentos que evidencien su utilización, aunque hay otras descripciones anacrónicas de
dispositivos eléctricos en muros egipcios y escritos antiguos.
Esas especulaciones y registros fragmentarios son el tratamiento casi exclusivo (con la notable
excepción del uso del magnetismo para la brújula) que hay desde la Antigüedad hasta la Revolución
científica del siglo XVII; aunque todavía entonces pasa a ser poco más que un espectáculo para
exhibir en los salones. Las primeras aportaciones que pueden entenderse como aproximaciones
sucesivas al fenómeno eléctrico fueron realizadas por investigadores sistemáticos como William
Gilbert, Otto von Guericke, Du Fay, Pieter van Musschenbroek (botella de Leyden) o William
Watson. Las observaciones sometidas a método científico empiezan a dar sus frutos con Luigi
Galvani, Alessandro Volta, Charles-Augustin de Coulomb o Benjamin Franklin, proseguidas a
comienzos del siglo XIX por André-Marie Ampère, Michael Faraday o Georg Ohm. Los nombres
de estos pioneros terminaron bautizando las unidades hoy utilizadas en la medida de las distintas
magnitudes del fenómeno. La comprensión final de la electricidad se logró recién con su
unificación con el magnetismo en un único fenómeno electromagnético descrito por las ecuaciones
de Maxwell (1861-1865).
El telégrafo eléctrico (Samuel Morse, 1833, precedido por Gauss y Weber, 1822) puede
considerarse como la primera gran aplicación en el campo de las telecomunicaciones, pero no será
en la primera revolución industrial, sino a partir del cuarto final del siglo XIX cuando las
aplicaciones económicas de la electricidad la convertirán en una de las fuerzas motrices de la
segunda revolución industrial. Más que de grandes teóricos como Lord Kelvin, fue el momento de
ingenieros, como Zénobe Gramme, Nikola Tesla, Frank Sprague, George Westinghouse, Ernst
Werner von Siemens, Alexander Graham Bell y sobre todo Thomas Alva Edison y su
revolucionaria manera de entender la relación entre investigación científico-técnica y mercado
capitalista. Los sucesivos cambios de paradigma de la primera mitad del siglo XX (relativista y
cuántico) estudiarán la función de la electricidad en una nueva dimensión: atómica y subatómica.
Multiplicador de tensión Cockcroft-Walton utilizado en un acelerador de partículas de 1937, que
alcanzaba un millón de voltios.
La electrificación no sólo fue un proceso técnico, sino un verdadero cambio social de implicaciones
extraordinarias, comenzando por el alumbrado y siguiendo por todo tipo de procesos industriales
(motor eléctrico, metalurgia, refrigeración...) y de comunicaciones (telefonía, radio). Lenin, durante
la Revolución bolchevique, definió el socialismo como la suma de la electrificación y el poder de
los soviets,3 pero fue sobre todo la sociedad de consumo que nació en los países capitalistas, la que
dependió en mayor medida de la utilización doméstica de la electricidad en los electrodomésticos, y
fue en estos países donde la retroalimentación entre ciencia, tecnología y sociedad desarrolló las
complejas estructuras que permitieron los actuales sistemas de I+D e I+D+I, en que la iniciativa
pública y privada se interpenetran, y las figuras individuales se difuminan en los equipos de
investigación.
La energía eléctrica es esencial para la sociedad de la información de la tercera revolución industrial
que se viene produciendo desde la segunda mitad del siglo XX (transistor, televisión, computación,
robótica, internet...). Únicamente puede comparársele en importancia la motorización dependiente
del petróleo (que también es ampliamente utilizado, como los demás combustibles fósiles, en la
generación de electricidad). Ambos procesos exigieron cantidades cada vez mayores de energía, lo
que está en el origen de la crisis energética y medioambiental y de la búsqueda de nuevas fuentes de
energía, la mayoría con inmediata utilización eléctrica (energía nuclear y energías alternativas,
dadas las limitaciones de la tradicional hidroelectricidad). Los problemas que tiene la electricidad
para su almacenamiento y transporte a largas distancias, y para la autonomía de los aparatos
móviles, son retos técnicos aún no resueltos de forma suficientemente eficaz
TELÉGRAFO UTILIZADO PARA TRANSMISIONES EN CÓDIGO MORSE
El telégrafo es un dispositivo de
telecomunicaciones destinado a la
transmisión de señales a distancia.
El de más amplio uso a lo largo del tiempo ha
sido el telégrafo eléctrico, aunque también
se han utilizado ortos telégrafos de diferentes
formas y modalidades funcionales.
FUNCIONAMIENTO
Cuando en la estación emisora se cierra el interruptor, comúnmente llamado manipulador,
circula una corriente desde la batería eléctrica hasta la línea y el electroimán, lo que hace
que sea atraída una pieza metálica terminada en un punzón que presiona una tira de
papel, que se desplaza mediante unos rodillos de arrastre, movidos por un mecanismo de
relojería, sobre un cilindro impregnado de tinta, de tal forma que, según la duración de la
pulsación del interruptor, se traducirá en la impresión de un punto o una raya en la tira de
papel. La combinación de puntos y rayas en el papel se puede traducir en caracteres
alfanuméricos mediante el uso de un código convenido, en la práctica el más utilizado
durante muchos años ha sido el código Morse.
UN POQUITO DE HISTORIA SOBRE EL USO DEL TELÉGRAFO ELÉCTRIC O
Líneas telegráficas cruzan los mares
Para 1850 el telégrafo eléctrico se había extendido por toda la América del Norte, a
Inglaterra y a muchas partes de Europa. Aunque los alambres aéreos tuvieron mucho
éxito en la tierra, siempre se detenían abruptamente a la orilla del océano. Muchas
mentes brillantes e imaginativas se ensimismaron en la solución de este problema. El
cable del Estrecho de Dover no se había protegido suficientemente. Solo los extremos en
cada playa se habían acorazado en tubos de plomo. Aunque el cable funcionó hasta
cierto grado antes de cortarlo el pescador, las señales procedentes de ambos lados del
canal estaban confusas. No se reconocía el hecho de que a pesar de estar debidamente
aislado, el cable se altera mucho cuando está sumergido. Este problema del retardo de
las señales habría de tener perplejos por algún tiempo a muchos ingenieros de cables.
Sin embargo, en 1851, se colocó a través del Canal un cable verdaderamente acorazado
que tuvo mucho más éxito que su predecesor. En un breve espacio de tiempo se extendió
por el lecho del mar Mediterráneo una red de cables submarinos que unía a Europa con
África y las islas intermedias. Ya que se lograron éxitos como éstos, los hombres
comenzaron a pensar en cruzar el lecho del océano Atlántico.
El primer cable telegráfico transatlántico
Aunque Inglaterra inició la ingeniería con cables submarinos, el comerciante
estadounidense Cyrus W. Field persistió haciendo esfuerzos que por fin resultaron en
tender el primer cable atlántico que dio buenos resultados. Al fin y al cabo, llegó a ser un
esfuerzo unido de los gobiernos de Inglaterra y los Estados Unidos. De ambos lados
algunos de los financieros, oceanógrafos, telégrafos y científicos más célebres del mundo
colaboraron en esta empresa. Los talentos de estos hombres resultarían indispensables
debido a las profundas fosas submarinas que se encontrarían en medio del Atlántico. Aquí
la cordillera más grande de la Tierra se extiende por 1.600 kilómetros de longitud y 800
kilómetros de ancho, completamente sumergida.
Si Field y sus asociados hubiesen sabido de antemano de los muchos años de problemas
financieros y desastres que les esperaban al colocar el cable, es muy posible que se
hubieran retirado durante sus primeros esfuerzos. Los destrozos de cable, el tiempo
adverso y los enredos del cable en el aparato de arriarlo de los barcos constantemente
impedían el proyecto. A veces cientos de kilómetros de cable roto, cuyo costo ascendía a
una fortuna, fueron abandonados en el fondo del mar.
Era preciso resolver el viejo problema del retardo de las señales. Alguien tenía que
descubrir cuánto tardaría una señal en llegar a los extremos lejanos del cable y cuánta
electricidad se necesitaría para llenar el cable antes que la señal pudiera pasar.
Se ha comparado esto a un tubo de agua. Cierta cantidad de agua tiene que fluir por el
tubo antes que se pueda ver una cantidad notable al otro extremo. Se puede requerir
hasta 20 veces más electricidad para cargar un cable submarino que uno aéreo.
Sir William Thomson, (más conocido como lord Kelvin) escribió su famosa “Ley de los
Cuadrados” como resultado de su investigación de este mismísimo asunto. Simplificada,
su ley quiere decir que si se multiplica 10 veces la longitud de un cable sumergido, la
velocidad de la señal será reducida 100 veces. La solución que él presentó fue aumentar
el tamaño del centro conductor. No obstante, debido a que se pasó por alto este nuevo
descubrimiento, el diseño defectuoso del primer cable atlántico contribuyó a su
subsiguiente fracaso.
Pero, por fin, el 5 de agosto de 1858 el primer cable submarino trasatlántico unió los
continentes entre Irlanda y Terranova. Once días más tarde, un mensaje de saludos de 99
palabras de la reina Victoria de Inglaterra al presidente Buchanan de los Estados Unidos
empezó a pasar por las líneas. Fue completado 16 1⁄2 horas más tarde.
Lamentablemente, el cable falló menos de un mes después. Al costo actual, cerca de dos
millones de dólares de capital privado quedaron hundidos en las profundidades del
Atlántico. Lo que se había llamado “el mayor logro del siglo” se había desplomado. Ocho
años pasarían antes que los europeos y americanos volvieran a hablar por alambres.
Durante el ínterin, los dos fabricantes de cables de Inglaterra se unieron, resolviendo así
muchos de los problemas más tempranos de la construcción de cables. Se diseñó un
cable nuevo y mejor protegido. Era dos veces más pesado (6.350 toneladas) y tenía un
centro conductor tres veces más grande que el cable anterior. Podía colgar verticalmente
en el agua por 16 kilómetros antes de quebrarse. Y para el siguiente esfuerzo solo tuvo
que usarse un barco (en vez de los dos que se requerían antes) porque éste era capaz de
llevar la tremenda carga. Esta embarcación, el Great Eastern, tenía un sistema de
propulsión doble de dos ruedas de paletas de 18 metros, seis mástiles, y una hélice de
siete metros. Esto hizo de ella la nave de mayor maniobrabilidad construida hasta la
fecha. Por medio de dar marcha atrás a una sola rueda, la nave podía hacer un giro
completo sobre su propio eje.
Después de otros dos esfuerzos infructuosos, el 27 de julio de 1866 se completó un cable
que verdaderamente tuvo éxito. Este unió a Irlanda con Terranova. Pero una distancia de
1.100 kilómetros del cable nuevo yacía otro enredado con los arpeos que se habían
perdido... una víctima del fracaso del verano anterior. Después de 30 esfuerzos, lograron
halarlo a la superficie, someterlo a pruebas y empalmarlo con cable nuevo. Esto completó
la porción de occidente a oriente. Con la unión de los extremos de los dos cables en
Terranova, llegó a existir un circuito submarino de más de 6.400 kilómetros. Se enviaron
señales claras a través de esta distancia. Lo único que se necesitaba para cargar este
cable era una batería simple hecha de un dedal de plata que contenía unas cuantas gotas
de ácido. Desde ese tiempo, la comunicación de dos direcciones entre los dos continentes
nunca ha cesado por más de unas cuantas horas a la vez.
Desde 1866 en adelante, los cables se extendieron rápidamente a través de los océanos
del mundo. Para el fin del siglo, 15 cables se habían tendido a través del Atlántico.
Algunas secciones de estos cables originales todavía están en servicio, después de haber
funcionado por más de un siglo.
TELEGRAFISTA, UN OFICIO OLVIDADO
Gonzalo Miranda tiene 64 años, de los cuales más de la mitad trabajó en las
telecomunicaciones. Diez años fue telegrafista, un oficio que marcó su vida
profundamente.
Sus dedos tocaron un telégrafo por última vez en 1965,
pero, en su mente, hoy, todavía puede escuchar los
sonidos que utilizaba para transmitir los mensajes.
Por sus manos pasaron miles de saludos, felicitaciones,
pésames, buenas y malas nuevas. Son tantos mensajes
que ni siquiera se atreve a calcularlos.
Don Gonzalo Miranda, de 64 años, quizás pudiera hacer un estimado de los telegramas
que recibió y envió durante sus 10 años de transmitir a través del telégrafo si no fuera por
los cientos que transmitió cada Navidad y año nuevo. Eso le hace perder la cuenta, dice.
Y si los mensajes navideños no fueran suficientes para olvidar las cantidades, basta con
pensar en los miles de usuarios que saturaban las oficinas de telecomunicaciones en
cada ciudad del país los demás días festivos del año, con la intención de saludar a sus
seres queridos.
Y esa, esa la tarea de don Gonzalo: unir a los demás a través de puntos, rayas y puntos,
el lenguaje del alfabeto internacional.
A primera vista
El recuerda que una vez terminó el denominado Plan Básico de estudios en su natal
Chalatenango, su intención fue trabajar en la oficina del telégrafo.
Y es que allá, por los años 50, no había pueblito del país que no tuviera su telégrafo,
recuerda.
Es ese sonido metálico y entrecortado, el mismo que ha marcado su vida, el que lo atrapó
desde el primer momento.
"Siempre quise saber qué era ese sonido que se escuchaba en la oficina", evoca don
Gonzalo.
Su meta por ese entonces era aprender el oficio para poder conseguir un trabajo como
telegrafista.
Sus amigos, que ya laboraban en la oficina de telecomunicaciones, lo ayudaron a
conseguir un puesto de aprendiz, "meritorio" como le llama hoy.
Un año en la plaza de receptor de los mensajes (atención al público) le bastó para
aprender las técnicas básicas del telégrafo y el alfabeto internacional de sonidos.
Los ratos libres los dedicaba a practicar en el aparato y justo en 1954, un año después de
su primer día en Telecomunicaciones, obtuvo el puesto de telegrafista.
La pericia de don Gonzalo hizo que en pudiera transmitir entre cinco y ocho mensajes por
minuto.
Noticias felices
A través del telégrafo, don Gonzalo recibió las noticias más tristes y más felices de su
vida.
No es de extrañar que los telegramas que más recuerde sean los que le anunciaban
alegrías.
Uno de éstos, sobre acontecimientos alegres, es cuando recibió el mensaje donde le
comunicaban que le concedían una plaza en la oficina de telégrafo de la Guardia, en la
capital.
Recuerda que esa misma tarde juntó todas sus cosas en su casa en Chalatenango y el
siguiente día partió hacia San Salvador.
Ese trabajo era lo que él había querido y además era una plaza muy codiciada entre sus
compañeros telegrafistas.
La segunda buena noticia fue cuando recibió, a través del telégrafo, un mensaje donde le
informaban que su padre había ganado la diputación de Chalatenango.
Dice que ese día transcribió el mensaje y luego se fue a casa. Cuando llegó, saludó a su
padre y nada más. A los minutos tocaron a la puerta y le entregaron el telegrama a su
padre.
Recuerda que su progenitor le preguntó por qué no le había notificado de su logro. Don
Gonzalo tenía su código de ética y sabía que "lo que en la oficina veía debía callar".
Además, quería que su padre tuviera la alegría de leer su triunfo con sus propios ojos.
El tercer aviso que más recuerda también está relacionado con su padre. Un mensaje
informaba que su padre había tenido un accidente de tránsito y había muerto.
Por fortuna, la noticia era parcialmente cierta, porque su padre logró sobrevivir al
accidente.
Los mensajes llenaron la vida cotidiana del don Gonzalo durante diez años, hasta 1965,
cuando los telégrafos fueron desplazados por los teletipos, que eran como máquinas de
escribir.
Sin embargo, él siguió en el mundo de las comunicaciones trabajando como telefonista y
desempeñando tareas relacionadas, hasta que se jubiló en 1996.
Nostalgia
No deja de recordar su querido oficio y confiesa que extraña el telégrafo.
Dice, además, que todavía mantiene largas conversaciones sobre los puntos y rayas con
sus colegas jubilados.
Sabe que durante mucho tiempo sirvió a miles de salvadoreños que requerían de las
comunicaciones. Y, como él dice, "lo que se aprende no se olvida".
¿QUIEN INVENTÓ EL TELÉGRAFO ELÉCTRICO?
Fue Samuel Morse. Desde la época de estudiante, Morse se vio atraído, por los diversos
inventos que se estaban efectuando, por aquellos años. Asimismo, se interesó con gran
fuerza, por las Bellas Artes. De hecho, estudió pintura, en la ciudad de Londres. Para
cuando volvió a su país natal, los Estados Unidos, se convirtió en uno de los retratistas
más afamados de su época.
Pero su interés por los inventos eléctricos, nunca dejó de estar latente, en su corazón y
mente. A los pocos años, se dio cuenta que al interrumpir el paso de electricidad por un
circuito, se llegaba a producir un tipo de fulgor. Por ende, pensó que por medio de estas
interrupciones, se podía llegar a crear un medio de comunicación.
Después de perfeccionar varios prototipos, cuya primera versión consistía simplemente en
una batería y un electroimán, el 8 de febrero de 1838, en el Instituto Franklin de
Philadelphia Morse introdujo su invento a la comunidad científica. Morse abandonó su
carrera como artista para abocarse de lleno al desarrollo y mejoramiento del telégrafo. Su
entusiasmo era desbordante, y por lo mismo, logró que el Congreso de los Estados
Unidos, le entregara por ley, una donación de US$ 30.000 dólares, para desarrollar un
cableado de 60 kilómetros, desde Baltimore a Washington; el primer telegrama usando
esta infraestructura se transmitió el 24 de Mayo de 1844. Para la transmisión se utilizo el
código Morse, inventado por el mismo personaje, que consiste en un sistema de rayas y
puntos para designar a cada letra.
Pero Morse no estuvo ajeno a problemas de derechos intelectuales, por la creación del
telégrafo. Ya que no estaba claro, en aquella época, a quién atribuir esta invención.
Muchas otras personas, habían desarrollado tecnologías similares. Por lo mismo, que
para ser reconocido como el inventor de este dispositivo, se vio envuelto en varios litigios.
Hasta que en 1854, la Corte Suprema de los Estados Unidos, dictaminó, que Morse fue
quien inventó el primer telégrafo.
CÓDIGO MORSE
El Código Morse es un medio de comunicación basado en la transmisión y recepción de
mensajes empleando sonidos o rayos de luz y un alfabeto alfanumérico compuesto por
puntos y rayas. Aunque este código surgió en el siglo 19, su empleo es perfectamente
utilizable hoy en día cuando la existencia de condiciones atmosféricas adversas no
permiten el empleo de otros medios más desarrollados como, por ejemplo, la
transmisión de la voz.
Aún cuando en una transmisión inalámbrica por radiofrecuencia realizada solamente con
código Morse aparezcan interferencias producidas por tormentas eléctricas, los sonidos
de los puntos y las rayas serán siempre reconocibles para el oído humano aunque se
escuchen mezclados con el ruido que produce en esos casos la estática atmosférica.
En sus inicios para transmitir y recibir mensajes en Código Morse se empleaba un
primitivo aparato inventado en 1844 por Samuel Morse, creador a su vez del propio
código que lleva su nombre. Ese aparato constaba de una llave telegráfica de transmisión,
que hacía las veces de interruptor de la corriente eléctrica y un electroimán como receptor
de los puntos y las rayas..
Cada vez que la llave se oprimía hacia abajo con los dedos índice y medio se establecía
un contacto eléctrico que permitía transmitir los puntos rayas del código Morse. Los
impulsos intermitentes que se producían al apretar la llave telegráfica se enviaban a un
tendido eléctrico compuesto por dos alambres de cobre. Esos cables, soportados por
postes de madera, se extendían muchas veces a cientos de kilómetros de distancia a
partir del punto de origen de la transmisión hasta llegar al punto de recepción
El primitivo receptor de ese sistema de telegrafía por donde se oía el sonido de los puntos
y las rayas estaba formado por un electroimán con una bobina de alambre de cobre
enrollada alrededor de un núcleo de hierro. Cuando la bobina recibía los impulsos de
corriente eléctrica correspondientes a los puntos y las rayas, el núcleo de hierro se
magnetizaba y atraía hacia sí una pieza móvil, también de hierro, que al golpearlo emitía
un sonido seco peculiar. Ese sonido era semejante a un “tac” corto cuando se recibía un
punto, o un “taaac” más largo si se recibía una raya. Por ejemplo, la letra “a” del código
Morse, formada por un punto y una raya ( . – ), se oía aproximadamente así:“tac–taaac”.
Con el invento de Marconi del transmisor elemental de ondas de radio, a partir del año
1901 la transmisión de mensajes por telegrafía se comenzó a realizar también de forma
inalámbrica, adaptándolo al mismo sistema inventado por Morse. Esa nueva forma de
transmisión tenía la ventaja que no era necesario realizar tendidos de cables a largas
distancias, por lo que muy pronto los barcos se adoptaron esa nueva tecnología para
comunicarse entre sí y con tierra. El “telegrafista” pasó entonces a llamarse
“radiotelegrafista”.
La posterior aparición de la válvula de vacío inventada por Fleming en 1904 y el desarrollo
de la válvula triodo inventada por Lee de Forest tres años después, abrieron la posibilidad
de generar ondas de radiofrecuencia por medios electrónicos. Ese avance tecnológico
mejoró en gran medida la transmisión de mensajes en código Morse por vía inalámbrica,
permitiendo su envío a cualquier confín del mundo.
Con la introducción en el mercado de los transmisores electrónicos por ondas de
radiofrecuencia, el electroimán utilizado hasta entonces para recibir las señales del código
Morse se sustituyó por un altoparlante o, en su defecto, un par de cascos (audífonos) y el
sonido pasó a escucharse como “beeps” cortos o largos, según fuera un punto o una raya
lo que se estuviera recibiendo. La llave telegráfica de Morse se sustituyó también por otra
llamada "vibroplex bug", inventada en 1903 por Horace G. Martin que posibilitaba enviar
los mensajes con mayor rapidez. El pulsador de esta nueva llave funcionaba de forma
horizontal y se manipulaba haciendo presión hacia los lados utilizando el dedo índice y el
pulgar. Además de las transmisiones de mensajes que se realizan empleando sistemas
eléctricos o electrónicos, el código Morse permite utilizar también otros medios más
sencillos. Uno de ellos consiste en utilizar una fuente de luz intermitente, mientras que el
otro se basa en producir sonidos empleando cualquier dispositivo que permita reproducir
los puntos y las rayas. Un ejemplo del uso práctico de esos diversos métodos lo tenemos
principalmente en los barcos, que en determinados casos pueden llegar a emplear
cualquiera de las posibilidades que se han mencionado.
Por ejemplo, para enviar mensajes empleando una fuente de luz los barcos se valen de
una especie de reflector llamado “blinker”, dotado de una cortinilla que al abrirse deja
pasar los rayos de luz y al cerrarse los interrumpe. Un rayo de luz corto se entiende como
un punto, mientras uno más largo es una raya. A la derecha se puede ver un blinker
transmitiendo un S.O.S. pidiendo auxilio. La formación de esas siglas en código Morse se
realiza con tres puntos que corresponden a la letra (S), tres rayas a la letra (O) y tres
puntos más (igualmente para la otra S) ( . . . – – – . . . )
En casos de emergencia los barcos suelen utilizar también el “tifón” (silbato accionado por
un chorro de vapor o de aire), que llevan comúnmente fijado a su chimenea; gracias al
fuerte y grave sonido que emiten los tifones, se pueden utilizar para propagar los sonidos
de mensajes de auxilio en código Morse. Un sonido corto del tifón significa un punto,
mientras que uno más largo significa una raya. Para transmitir las letras del código, cada
punto y cada raya se separa haciendo breves pausas. La velocidad de transmisión de las
palabras que forman el texto de los mensajes depende en gran medida de la habilidad y
experiencia práctica que tenga el telegrafista o el radiotelegrafista, tanto a la hora de
transmitir como de recibir los mensajes.
Independientemente de la velocidad y destreza que se pueda llegar a adquirir empleando
el código Morse, a la hora de transmitir un mensaje el tiempo de demora de una raya
debe superar en tres veces el de un punto.
Cada letra o número del código se compone de uno o más puntos o rayas, o las
combinaciones de ambos signos, separados entre sí por una pausa de tiempo equivalente
al de la transmisión de un punto. Además, entre la transmisión de una letra y la siguiente,
el tiempo de separación debe ser mayor que el necesario para transmitir una raya o tres
puntos. El tiempo de separación entre una palabra y la otra debe ser equivalente al que se
requiere para transmitir seis puntos.
CODIGO MORSE INTERNACIONAL
http://elezeta.net/morse/ ………enlace para traducir código Morse
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2011
COMUNICACIÓN MEDIANTE UN TELEGRAFO POR CODIGO MORSE INTERNACIONAL
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