CICERONIANISMO EN LOS PRIMEROS LIBROS DE EMBLEMAS: LA OPOSICIÓN
PUER / SENEX EN LOS EMBLEMATA
(AMBERES, 1565) DE ADRIANO JUNIO1
Antonio Espigares Pinilla Universidad Complutense
Para Ana Aldama, compañera y sobre todo amiga, que recientemente
nos dejó, pero cuya imago vitae
plena hasta el último momento de alegría y generosidad, nunca nos
abandonará
1. Introducción
La dicotomía juventud / ancianidad ha sido tema de reflexión moral
y lugar común literario desde la Antigüedad y ha reflejado
diferentes formas de valorar las etapas de la vida humana. Según la
mentalidad de la época o del autor, ha tomado diferentes aspectos:
adolescencia frente madurez para los que defienden las cualidades
de la vejez o vigor frente a decadencia para los contrarios2.
Rastreó diferentes ejemplos en la literatura latina clásica y
medieval de un ideal humano que combinaría las cualidades de ambas
etapas de la vida y, a partir del término griego paidariogervn
utilizado por San Macario, acuñó la denominación «puer- senex» para
definir ese tópico literario. Observó también cómo ese ideal
humano, representado como un anciano con semblante juvenil, se
repite en diversas cultu- ras para describir la visión
antropomórfica de la divinidad, lo que constituiría un ‘arquetipo’,
una imagen del inconsciente colectivo en la línea de los estudios
de Jung. Para algunos críticos el misterioso «Retrato de un joven
con larga barba» de Alberto Durero (1527), que fue la última obra
firmada por el pintor alemán y que actualmente se guarda en el
Louvre, es una representación de ese arquetipo. Cur- tius rastreó
la cuestión con gran erudición pero sólo desde el punto de vista
litera- rio, para explicar la creación y desarrollo de un tópico y,
en ese sentido, su obra ha dado pie a algún estudio posterior sobre
la presencia de dicho tópico en la litera- tura castellana del
siglo XVII3. En cambio, omitió todo el debate filosófico-moral que
suscitó y, a pesar de ello, llegó a emitir alguna conclusión
bastante discutible: «En todas las culturas, la etapa temprana y de
esplendor celebra al joven y a la vez
1 El presente trabajo se enmarca en los proyectos de investigación
VA040A08 (financiado por Junta de Castilla y León) y
FFI2008-00237/FILO (financiado por el Ministerio de Ciencia e
Innovación).
2 Curtius, 1988, vol. 1, pp. 149-153. 3 Mayoral, 2007, pp. 158-159:
«en tierna edad, anciano ingenio y trato», «mozo en edad,
anciano
en el sentido», «en tierna edad maduro entendimiento», «maduro
ingenio en verdes pocos días», «Edad temprana, pensamientos canos».
Estos son algunos de los ejemplos estudiados, pertenecientes a la
obra poética de Cervantes.
288 Antonio Espigares Pinilla
venera al anciano; sólo las épocas tardías crean un ideal humano
que aspira a nivelar la polaridad joven-viejo»4.
El nacimiento de la literatura emblemática coincide con uno de los
momen- tos históricos en los que el debate se reabre con unas
interesantes características. José Antonio Maravall en un capítulo
titulado precisamente «El despertar de la juventud»5 apuntó como
una de las novedades fundamentales de la literatura re- nacentista
el interés y preferencia hacia esa edad y en otra de sus obras lo
explicó como un «fenómeno sociológico de la tendencia juvenil a la
separación o ruptura con el sistema convencional de repartimiento
de roles y distinciones por estratos o sectores equivalentes» y en
este mismo sentido destacó el interés de la obra De iuventute
(Basilea, 1556) del joven humanista español Sebastián Fox Morcillo,
a la que llegó a considerar de forma un tanto exagerada una muestra
de la «explícita preferencia manifiestamente anticiceroniana y
antihumanista de la juventud sobre la vejez»6. Sin llegar a ese
grado de vehemencia, lo cierto es que el diálogo en cues- tión,
como destacó el mismo autor, constituye el primer tratado
filosófico en de- fensa de la juventud frente a la opinión
generalizada de admiración casi reverencial por la ancianidad, a la
que se enfrenta y hacia la que no duda en mostrar su hastío7.
El objeto de nuestro trabajo, pues, consiste en estudiar el reflejo
de ese debate en torno a ambas etapas de la vida en la literatura
emblemática del momento. Para ello, partiendo de los Emblemata
(Amberes, 1565) de Adriano Junio —en con- creto el XIII y el XXXV—,
retrocederemos en el tiempo y centraremos nuestra atención en los
Emblemata de Alciato, la Picta Poesis de B. Aneau (Lyon, 1552), las
Symbolicarum quaestionum de universo genere de A. Bocchius
(Bolonia, 1555), los Peg- ma cum narrationibus philosophicis de P.
Costalius (Lyon, 1555) y los Emblemata de J. Sambuco (Amberes,
1564)8. Pero antes de iniciar el estudio y, dado que la mayoría de
los emblemas que tratan el tema de la juventud y la vejez lo hacen
desde una perspectiva filosófico-moral y sobre una sólida base de
fuentes clásicas, no está de más recordar aunque de forma somera
los principales puntos de referencia de ese debate en la literatura
clásica y renacentista.
En Grecia Platón, especialmente en el libro I de la República
(328d-330a), hace unas reflexiones en defensa de los mayores que
Cicerón repetirá a veces incluso literalmente: la vejez debe ser
alabada y no despreciada, los ancianos ya están libres de las
pasiones9, los puestos principales de gobierno deben ser ocupados
por los ancianos, etc. En otros lugares de la misma obra hallamos
advertencias sobre el respeto y veneración que han de tener los
jóvenes hacia los ancianos (libros IV y V) y sobre la educación de
aquéllos, basada en el trabajo (libro VII). Aristóteles en
4 Curtius, 1988, vol. 1, p. 149. 5 Maravall, 1966, pp. 83-90. 6
Maravall, 1986, p. 457. 7 Fox, 1556, p. 8: in quibusdam hanc nimiam
caducae senectutis admirationem, et effusam ad vituperium
iuuentutis loquacitatem, ferre non possem. Ver Espigares, 2009. 8
En este sentido el trabajo puede ser un buen complemento al estudio
sobre los libros de emblemas
españoles realizado por Bernat y Cull, 1997. 9 Para demostrarlo
Platón recurre al ejemplo de Sófocles aunque sobre la moderación en
las pa-
siones del anciano escritor existían diferentes opiniones. Alciato,
por ejemplo, criticó sus amoríos con la joven Arquipe en el emblema
116 Senex puellam amans «El anciano que se enamora de una
joven».
Ciceronianismo en los primeros libros de emblemas… 289
el libro II de la Retórica (1388b-1390b), al estudiar los elementos
subjetivos de la persuasión, se centra en los diferentes caracteres
humanos en función de la edad y enumera las características de la
juventud (propensión a las pasiones, volubilidad, irascibilidad,
credulidad, desmesura, etc.) y de la vejez (desengaño,
desconfianza, mezquindad, etc.). Aparte de las dos obras básicas
precitadas, las referencias a las cualidades de la vejez o de la
juventud fueron muy numerosas incluso en obras hoy perdidas como el
tratado Sobre la vejez del estoico Aristón de Quíos, citado por
Cicerón. Estobeo recogió un buen número de ellas10.
En la literatura latina se halla la obra que sin duda más influyó
en la considera- ción de la vejez en toda la literatura europea
posterior y, como veremos, también en el género emblemático, el
tratado De senectute de Cicerón11. La gran cantidad de manuscritos,
ediciones, traducciones, citas, etc. así lo atestiguan. Además de
Valerio Máximo12 y de Séneca13, la profunda huella dejada por el De
senectute ciceroniano se puede apreciar especialmente en Plutarco,
que escribió en los últimos años de su vida un importante tratado,
conocido por el título de la versión latina An seni sit gerenda
respublica, en el que defendía la presencia de los ancianos en la
vida pública siguiendo muy de cerca las pautas marcadas en De
senectute (16-22)14.
En nuestras letras debemos destacar la traducción realizada en la
primera mitad del siglo XV por Alonso de Cartagena15, de la que
surgieron numerosos dichos y refranes presentes en florilegios como
la Floresta de philosophos16 atribuida a Fernán Pérez de
Guzmán.
10 Stobaeus, 1552, pp. 933-962, incluye diferentes citas de autores
griegos sobre las cualidades y defectos de la juventud y de la
senectud.
11 Por la repercusión que tendrán muchos de sus argumentos en los
emblemas que estudiamos, presentamos esta breve síntesis:
· Introducción: elogio de la filosofía, la sapientia, para alejar
los supuestos males de la vejez. La culpa, in moribus, non in
aetate. Cita de Ennio y comparación con el viejo caballo vencedor
en Olimpia (1-14).
· Cuatro acusaciones a la vejez: aleja de la actividad pública (a
rebus gerendis avocat); debilita el cuerpo (corpus infirmum facit);
priva de todos los placeres (omnibus voluptatibus privat); está
cerca de la muerte (a morte haud procul abest) (15).
· Refutación de la primera acusación: presencia de los ancianos en
la vida pública. La vejez no posee fuerza física, pero sí
consilium. El gobierno de los jóvenes lleva a la ruina a los
estados. Símil de la nave (16-22).
· Refutación de la segunda crítica: cada edad tiene sus propias
cualidades y los ancianos pueden con- servar perfectamente las
facultades mentales. Ejemplo negativo de Milón de Crotona. En la
vejez resplandece la elocuencia y la dulzura de la expresión
(23-31).
· Refutación de la tercera crítica: una de las mayores ventajas de
la vejez es que nos aleja de las pasio- nes. Ejemplo de Sófocles.
Elogio de la agricultura (32-53).
· Refutación de la cuarta crítica: desprecio del miedo a la muerte
y pruebas de la inmortalidad del alma. La juventud es la primavera
en la que se siembra el fruto que se recoge en el otoño de la vida,
es decir, en la vejez (54-70). 12 Factorvm et dictorum memorabilium
8.13. 13 Epistulae 12 y 26. 14 Plutarco, 2003. 15 Morrás, 1996. 16
Floresta, 1904. Éstos son algunos ejemplos: «La culpa es de las
costumbres, no de la edad», «La
locura es de la hedad floreciente», «Non por fuerças o por
ligerezas de los cuerpos las cosas grandes se fazen, mas por
consejo e abtoridad», «Grand mal es al viejo desear las fuerças del
moço», etc.
290 Antonio Espigares Pinilla
Ya en el siglo XVI, en pleno auge de la literatura humanística y
coetáneas a los emblemas que comentaremos, hemos de hacer mención a
dos obras bien diferen- tes. Por un lado, el comentario de Luis
Vives al De senectute de Cicerón, titulado Anima senis, publicado
en Lovaina en 1519 y posteriormente en Basilea en 1555 junto con
toda la obra completa. Vives sigue fielmente la línea doctrinal
marcada por el clásico latino con algunos añadidos aristotélicos17.
La otra obra, de cuya importancia y novedad ya hemos hecho mención,
es el tratado De iuventute del joven humanista sevillano Sebastián
Fox Morcillo, estudiante destacado en Lovaina y futuro maestro de
pajes de Felipe II18. Veamos cómo se refleja todo ese debate en los
libros de emblemas de la época, empezando por la obra de Adriano
Junio.
2. Los «Emblemata» de Adriano Junio19
Adriano Junio, autor del primer libro holandés del género
emblemático, dedicó dos de los cincuenta y ocho emblemas que
componen la primera edición a con- frontar las cualidades de las
dos etapas de la vida que ahora estudiamos, la juventud y la
ancianidad. El emblema XIII (Fig. 1) Prudentia cum robore coniuncta
(«La pru- dencia unida con la fuerza») va dirigido a Philips
Coebel, consejero real20, y lleva el siguiente epigrama: «Mercurio
está de pie con todo su vigor junto a un grave anciano. La fuerza
permanece invicta si la reafirmamos con la sabiduría; sin ella,
decaerá». En el comentario Adriano Junio hace gala de su amplio
conocimiento de la literatura y la lengua griegas. La base está
constituida por una larga cita de la obra de Sinesio de Cirene De
regno, discurso pronunciado el año 400 ante el em- perador Arcadio.
En el breve discurso, Sinesio confecciona un sucinto tratado de
educación de príncipes y en el séptimo capítulo, al hablar de los
males de la tiranía y del abuso del poder, elogia la unión de la
fuerza con la prudencia21. En realidad
17 Vives, 1987. 18 El esquema de su argumentación doctrinal, que
choca frontalmente con toda la tradición cice-
roniana anterior, es el siguiente: · Introducción (pp. 1-12): la
juventud no debe ser injustamente acusada ni pospuesta a la
ancianidad.
Algunos jóvenes que critican a la juventud lo hacen por envidia o
por alienación, para no desviarse de la opinión vulgar. Los médicos
no son mejores por tener más años.
· Tres críticas contra los jóvenes: son temerarios porque carecen
de experiencia; están dominados por las pasiones; viven entregados
al placer y a los vicios (p.13).
· Refutación de las tres críticas: alabanza de la educación y del
progreso humano: una buena for- mación es la mejor experiencia. Los
jóvenes poseen más agudeza y fortaleza de ingenio que los ancianos
(pp. 13-21). Las pasiones no son vicios, sino «semillas de virtud».
Los ancianos recogen lo que han cultivado de jóvenes (pp. 21-28).
El verdadero placer no es malo (pp. 29-33).
· Males de la ancianidad (pp.34-43) y elogio de la juventud: es más
apta para las actividades privadas, públicas y bélicas que la
vejez. Los jóvenes pueden dirigir los estados (pp. 43-49). Crítica
al apego a la vida de los ancianos (pp.50-52). 19 Para conocer la
figura y la obra del insigne filólogo, poeta, historiador y médico
holandés, ver
Heesakkers, 1997 y 2003; Heesakkers – Antón, 2002-2003; Antón,
2009, pp. 107-109. El trabajo más reciente lo publica la misma
investigadora en este volumen. Henkel – Schöne (1978, c. 962 y
1772- 1773) también reproducen los dos emblemas que ahora
estudiamos.
20 Adriano Junio dedicó veinte de sus emblemas a destacados
personajes de la política holandesa. Philips era hermano de Arnold,
a quien va dirigida la obra. Ver Tracy, 1990, p. 195.
21 Junio, 1565, p. 88: Synesius libro de Regno administrando [...]
negans in viribus solis positam esse felicita- tem principis, eam
praedicat esse absolutam omnibus numeris vitam, quae potentiam
prudentiae consociat: quae res
Ciceronianismo en los primeros libros de emblemas… 291
Junio parafrasea una amplia parte del capítulo y sólo traduce
literalmente un breve fragmento22, remitiéndonos al emblema XLII
para conocer el resto. El comentario se completa con otras dos
breves citas, una de Horacio23 y otra del discurso de Isócrates a
Demónico, compendio de consejos morales que gozó de gran popu-
laridad24. Por último, se hace una alusión a la leyenda de Milón de
Crotona, atleta famoso por su enorme fuerza y que al final de su
vida, al intentar romper el tronco de un árbol, su brazo quedó
apresado en él y fue devorado por un león. La historia, por su
valor didáctico, fue utilizada por diversos emblematistas
posteriores: Juan de Borja25, Jean-Jacques Boissard26 y Sebastián
Covarrubias y Orozco27. La enseñanza moral del emblema, a saber, la
defensa de la sabiduría y del consejo de los ancianos frente al
vigor de la juventud, junto con el ejemplo de Milón de Crotona,
están también presentes en Cicerón y Plutarco.
coniunctae robur inexpugnabile conciliant; disiunctae vero
invalidum & inutile. Ver Sinesio de Cirene, 1993, p. 107. Junio
pudo manejar la editio princeps (Paris, 1553). Sobre la
personalidad delintelectual alejandrino, recientemente popularizado
en la película Ágora de Alejandro Amenábar, además de la obra
citada, ver Blázquez, 2004.
22 ...κα γ τοτο τν σοφν Αγυπτων θαμασα τν ρμν Αγπτιοι διπλν ποιοσι
τν δαν το δαμονος,... Quapropter, inquit, sapientes Aegyptios in
hoc sum admiratus frequenter, qui geminum Mercurii simulachrum
simul constituunt.
23 Carmina 3.4.65-68: Vis consili expers mole ruit sua;/ uim
temperatam di quoque prouehunt / in maius; idem odere uires / omne
nefas animo mouentis.
24 μη δ μετ μν φρονσεως φλησεν, νευ δ τατης πλεω τος χοντας βλαψεν.
(«La fuerza unida a la prudencia beneficia, pero sin ella perjudica
más a los que la poseen»). Ver Isócrates, 1979, p. 145. Philippus
Camerarius (1644, p. 43), que comenta elogiosamente el emblema
(quod doctissi- mus vir Adrianus Iunius in suo eleganti libello
Emblematum inseruit), apunta que esta breve cita de Isócrates pudo
dar pie a los versos iniciales del emblema (Necnon et subscripti
versiculi, sumpti fortasse ex sententia Isocratis ad
Demonicum).
25 Borja, 1680, pp. 268-269. 26 Boissard, 1593, emblema 23. 27
Covarrubias y Horozco, 1610, Centuria I, 56.
Fig. 2. Junio, Emblemata, 1565, p. 41Fig. 1. Junio, Emblemata,
1565, p. 19
292 Antonio Espigares Pinilla
En cuanto a la pictura, el emblema XIII es uno de los casos en los
que Junio no aporta instrucciones explícitas para su diseño28.
Probablemente sus realizadores29 tuvieron que guiarse de las dos
vagas indicaciones contenidas en los versos ini- ciales (Viribus
Cyllenius integris stat / Iunctus cum senio gravi) y en la cita de
Sinesio antes mencionada (...qui geminum Mercurii simulachrum simul
constituunt; alterum iuventa florentis, altero maturum senio
venerandi). En cualquier caso, la disonancia entre el texto y la
pictura es evidente: ambas imágenes de Mercurio son idénticas y no
evidencian la oposición joven / anciano a la que aluden los
textos.
El emblema XXXV (Fig. 2) Quaere adolescens, utere senex («Busca
siendo joven aquello de lo que te servirás cuando seas anciano»),
uno de los elegidos por Whit- ney para su antología30, aborda la
cuestión no desde la perspectiva fuerza / inte- ligencia sino
presente / futuro o trabajo / disfrute. Junio presenta a la
juventud y a la ancianidad como dos fases complementarias de la
vida, cada una con sus propias cualidades y funciones, aunque con
una clara preferencia por la segunda, tal como prescribía la
tradición clásica y la opinión dominante del momento, y destaca las
ventajas materiales que aporta a la vejez el haber trabajado con
ahínco durante la juventud. El epigrama describe perfectamente la
pictura: «En un lado un joven ejercitándose en el duro trabajo
mientras tiene fuerzas y en el otro un anciano disfrutando del
feliz cuerno de la abundancia, rodeado de bienes y de un agradable
festín; nos aconsejan que el joven prepare y el anciano recoja los
frutos». En el comentario Junio destaca la importancia del trabajo,
tanto físico como intelectual, para la formación de la juventud y
como preparación para una vejez feliz31.
Las fuentes latinas citadas son tres: Séneca el filósofo32, Séneca
el Rétor33 y, por último, dos versos —no uno como afirma Junio— del
poeta Ennio, segura- mente citados a través de Cicerón34. Aunque el
nombre de Cicerón no se cite, el fondo doctrinal, la consideración
de la juventud como una etapa preparatoria para la vejez y la
comparación de ambas con la primavera y el otoño de la vida, épocas
de siembra y recolección respectivamente, tiene su fuente en la
misma obra del clásico latino35. Incluso la definición de las
«artes liberales» (in litterarum
28 Ver Heesakkers, 2003, p. 49. 29 El diseño de las xilografías fue
llevado a cabo por G. Ballain y P. Huys y su grabado por G. J.
van
Kampen y A. Nicolai. 30 Whitney, 1586, p. 50. 31 Junio, 1565, p.
124: Laboribus quos ubique sanctos agnoscit scriptura sacra &
vitae subsidia quaeruntur,
& laetae senectutis adiumenta comparantur. Labor iuventae
viribus, dum genua virent, convenientissimus est: at senectutem
decet feriatum a laboribus otium, rerumque partarum usus.
32 Ep. 36.4: Iuveni parandum, seni utendum est. La cita también le
sirve para completar el último verso del epigrama: Iuvenem parare
commonent, uti senem. Comenius también se sirvió de estas mismas
palabras en una de sus más importantes obras; ver Bernat y Cull,
1997, p. 27.
33 Controversiae 6.1: Quaere adolescens, senex utere. 34 De
senectute 14: Sua enim vitia insipientes et suam culpam in
senectutem conferunt, quod non faciebat
is, cuius modo mentionem feci, Ennius: Sicut fortis equus, spatio
qui saepe supremo / vicit Olympia, nunc senio confectus
quiescit.
35 De senectute 70: Breve enim tempus aetatis satis longum est ad
bene honesteque vivendum; sin processerit longius, non magis
dolendum est, quam agricolae dolent praeterita verni temporis
suavitate aestatem autumnumque venisse. Ver enim tamquam
adulescentiam significat ostenditque fructus futuros, reliqua autem
tempora demetendis fructibus et percipiendis accommodata sunt. («El
breve espacio de nuestra existencia es suficientemente largo
Ciceronianismo en los primeros libros de emblemas… 293
atque artium liberalium studio, quibus aetas prima ad humanitatem
informatur) parece aprendida de memoria de uno de sus más famosos
discursos36. La pictura cumple fielmente las instrucciones marcadas
tanto en el epigrama inicial como al final del comentario37. Tras
el análisis de los dos emblemas de Junio, veamos a conti- nuación
cómo fueron valoradas ambas etapas de la vida en las demás obras
que hemos seleccionado:
3. Los «Emblemata» de Andrea Alciato Dentro de los Emblemata de
Alciato, la obra con la que se inicia el género, no
existe ninguna reflexión profunda sobre la cuestión. En su lugar,
en el emblema 99 (Fig. 3) In Iuuentam («Para la juventud»),
hallamos un alegre canto a la juven- tud, personificada en Baco,
dios del vino, y en Apolo, dios de la medicina, para que le alejen
lo más posible de la temida vejez. El mensaje implícito es claro:
la ju- ventud es alegría y salud; la vejez, todo lo contrario:
«Tiernos e imberbes hijos de Júpiter, a uno trajo al mundo Lato- na
y al otro Sémele. Salud, eterna y a la vez floreciente juventud.
Que perma- nezca en mí por largo tiempo gracias a vuestro poder. Tú
cuidas con el vino y tú aléjame de las enfermedades con tu ayuda,
para que la tardía vejez lle- gue con lento pie». Por otro lado, en
el emblema 116 Senex puellam amans («El anciano que ama a una
joven») Alciato recurrió a la historia de los amores del anciano
Sófocles38 con la prostituta Ar- quipe para censurar a los ancianos
que tienen relaciones con jovencitas.
4. La «Picta Poesis» de Barthélemy Aneau Barthélemy Aneau afronta
en dos de sus emblemas el tema de la juventud y
la ancianidad desde un punto de vista similar al de Adriano Junio.
El primero
para llevar vida buena y honesta. Y si no se prolonga más no ha de
producir más dolor que el que le produce al agricultor la llegada
del estío y del otoño una vez pasada la suavidad del tiempo
primaveral. La primavera es como la adolescencia y muestra los
frutos futuros; las restantes etapas están dedicadas a
recogerlos»).
36 Pro Archia 4: ab eis artibus quibus aetas puerilis ad
humanitatem informari solet. 37 Junio, 1565, p. 125: Pingantur hinc
adolescens expeditis lacertis, nudo capite, ligone terram
proscindens: illinc
senex abolla pellita suffultus, in solio accumbens ad genialem
mensam epulis scyphisque exstructam. («Píntense en un lado un joven
de ágiles brazos, descubierta la cabeza y removiendo la tierra con
un azadón; en el otro un anciano envuelto en un chaquetón de piel y
sentado en un gran sillón junto a una magnífica mesa repleta de
manjares y de copas»).
38 Por el contrario, tanto Platón como Cicerón habían utilizado a
Sófocles como ejemplo de do- minio de las pasiones en la vejez.
Baltasar Gracián hizo uso de este emblema en El Criticón. Ver López
Poza, 2002, p. 369.
Fig. 3. Alciato, Emblemata, 1550, p. 108
294 Antonio Espigares Pinilla
(Fig. 4) Facta iuuenum, consilia senum («Las acciones, de los
jóvenes; los consejos, de los ancianos») es muy semejante por su
contenido al XIII de Adriano Junio ya estudiado. Aneau aconseja al
príncipe que se guíe más por el consejo de los ancia- nos que por
la fuerza de los jóvenes: «Qué feliz Príncipe aquel a quien acompa-
ñan a ambos lados la vívida fuerza de los jóvenes y el consejo de
los ancianos. Por el contrario, qué infeliz el Príncipe a quien
agrada más la juventud con armas y rechaza el consejo que acompaña
al anciano. Ejemplo es Roboán, desposeído del reino de sus abuelos,
que expulsó a los ancianos y tomó consejo de los jóvenes». La
pictura es llamativa y explícita: el príncipe, que rechaza al
anciano y llama ha- cia sí con el dedo índice de su mano izquierda
al joven armado, es representado como una calavera. En cuanto a la
posible fuente, nos surgen más dudas que en emblema XIII de Junio.
¿Pudo conocer Aneau el texto de Sinesio de Cirene cuya editio
princeps apareció en París un año después de la publicación de su
Picta poesis? No es descartable, pero la referencia bíblica a
Roboán nos puede conducir indirectamente a la pista de
Cicerón39.
El segundo emblema (Fig. 5) Senes a iuuenibus tollendi («Los
ancianos deben ser mantenidos por los jóvenes»)40 contiene un
mensaje semejante en apariencia al XXXV de Adriano Junio, pero en
realidad muy distinto: «Como el valeroso caballo que con esfuerzo
en el último tramo venció en el combate o en la carrera de Olimpia
después, agotado, descansa al llegar la postrera vejez y es
transportado por otros caballos en veloz carro. Esto es lo que el
mismo Alejandro, recordando antiguas obligaciones, ordenó que se
hiciese con su caballo Bucéfalo. ¡Cuánto más justo es que, tras
haber llevado una vida con honestidad, los jóvenes manten- gan a
sus ancianos padres!». Aneau ha retocado la cita de Cicerón para
adaptarla a su conveniencia:
39 La leyenda de Roboán (Crónicas 2,10) se cita como ejemplo del
mal gobierno de los jóvenes en una glosa del manuscrito de la
traducción de Alonso de Cartagena del De senectute de Cicerón y en
otras obras del siglo XV, como el Doctrinal de príncipes de Diego
de Valera. Por otro lado, la primera ver- sión francesa del tratado
de Cicerón tuvo como finalidad convencer a Luis de Borbón de la
necesidad de alejar a los jóvenes del trono de Francia. Ver Morrás,
1996, pp. 374-375.
40 Aneau, 1552, p. 106.
Fig. 4. Aneau, Picta Poesis,1552, p. 35 Fig. 5. Aneau, Picta
Poesis,1552, p. 106
Ciceronianismo en los primeros libros de emblemas… 295
Cicerón y Adriano Junio Barthélemy Aneau
Sicut fortis equus, spatio qui saepe supremo vicit Olympia, nunc
senio confectus quiescit.
Sicut fortis equus spatio qui forte supremo In bello, aut cursu
vicit Olympiaco: Postea confectus senio tardante, quiescit: Perque
alios curru praepete fertur equos.
Por un lado, introduce el elemento bélico —vencedor «en el combate
o en la carrera»— ausente en Cicerón; por otro, lo que es más
significativo, presenta al anciano como un ser necesitado de ayuda,
no como un individuo opulento que recoge los frutos de su labor
durante la juventud. Es una defensa de la ancianidad desde la
debilidad, no desde la fuerza. El senex de Adriano Junio provoca la
envidia; en cambio, el de Aneau induce a compasión.
5. Las «Symbolicarum quaestionum» de Achille Bocchi Al contrario de
lo que acabamos de observar en Aneau, Bocchi sigue fielmente
las palabras y el sentido de De senectute en los dos symbola que
comentamos: El symbolum LXXI (Fig. 6) Ferendam egestatem et
senectam humaniter («La pobreza y la vejez han de ser sobrellevadas
humanamente») lleva el siguiente comentario:
El caballo de Ennio, agotado por la vejez, descansa. No debemos
echar la culpa a lo que nos viene de fuera, sino a nuestros malos
hábitos. Se dice que aquel ilustre Ennio soportó con tal fortaleza
de ánimo y espíritu de victoria la pobreza y la vejez —a las que el
vulgo considera con diferencia las peores cargas— que hasta pareció
que se deleitaba con ellas. En verdad obró con la misma sabiduría
de la que hacía gala en sus escritos. Pues dejó claro que los
verdaderos bienes han de ser buscados en uno mismo; con el-
Fig. 6. Bocchi, Symbolicarum quaestionum…, 1555, pp. CL-CLI
Fig. 7. Bocchi, Symbolicarum quaestionum…, 1555, pp.
CLII-CLIII
296 Antonio Espigares Pinilla
los se vive bien, sin dificultad y felizmente. Por eso nada que la
madre naturaleza o la fortuna adversa le acarreara pudo parecerle
realmente un mal. No debemos echar la culpa a la pobreza llena de
harapos, ni a la ancianidad, ni a otras circunstancias externas,
sino a los malos hábitos».
Los cuatro primeros versos del comentario casi repiten las palabras
de Cicerón:
Cicerón, De senectute 14 Achille Bocchi
Annos septueginta natus (tot enim vixit En- nius) ita ferebat duo,
quae maxima putan- tur onera, paupertatem et senectutem, ut eis
paene delectari videretur41.
Ennius ille olim paupertatem, atque senectam, Quae duo longe maxima
uulgo onera esse putantur, Dicitur usque adeo fortis victorque
tulisse, Vt uisus sit eis pene oblectarier ultro.
41El resto del comentario también refleja fielmente el pensamiento
de Cicerón, expuesto en los párrafos anteriores al citado42. En la
pictura, junto a una inscrip- ción con los dos célebres versos de
Ennio citados en De senectute —con la única modificación de remenso
por supremo—, aparece Ennio llevado a los hombros de Senectus, la
Vejez, y Paupertas, la Pobreza y mostrando a ambas su caballo
descan- sado. El symbolum muestra, pues, una fidelidad absoluta a
la letra y al pensamiento del clásico latino.
Lo mismo ocurre en el symbolum LXXII (Fig. 7) Res consilii ope,
haud uiribus magnas geri («Con la ayuda del consejo, no con la
fuerza, se realizan las grandes acciones»), cuya enseñanza es
análoga a la del emblema XIII de Junio (Prudentia cum robore
coniuncta) y al también antes comentado Facta iuuenum, consilia
senum de Aneau43: «Quieto en la popa el anciano sostiene el timón.
Observa cuánto se afanan los jóvenes que con todas sus fuerzas
conducen el barco en medio de las olas. Unos se encaraman por los
mástiles, aquél arrastra las sogas, otro temerario recorre el
amplio puente del navío. Otro saca el agua de la sentina, el remero
con gran dificultad corta el mar con sus remos. Otros se hacen a
las velas. Aquél, repo- sado, sentado en la popa, sostiene el timón
y lleva a cabo la tarea más importante y mejor, no lo que hacen las
fuerzas o la osadía de los jóvenes. Él solo destaca sobre todos con
su saber. Las cosas grandes se realizan no con un cuerpo fuerte o
veloz, sino con el sentido, el consejo y la dirección de la mente».
Como ya vimos en el emblema anterior, la similitud con el texto de
Cicerón es casi total:
Cicerón, De senectute 17 Achille bocchi
Nihil igitur adferunt qui in re gerenda ver- sari senectutem
negant, similesque sunt ut si qui gubernatorem in navigando nihil
agere dicant, cum alii malos scandant, alii per foros cursent, alii
sentinam exhauriant, ille autem clavum tenens quietus sedeat in
puppi, non faciat ea quae iuvenes. At vero multo maiora
Aspice quam fatagunt totis qui uiribus alnum. Sollicitant iuuenes
fluctibus in medijs, En malos alii scandunt, trahit ille rudentes,
Per patulos audax cursitat ille foros. Exhaurit sentinam alius,
secat aequora tonsis Certatim Remex: Vela alij faciunt.
41 «A los setenta años —tantos llegó a vivir Ennio— sobrellevaba de
tal forma la pobreza y la ancia- nidad, consideradas las peores
cargas, que casi parecía deleitarse con ellas».
42 Especialmente el 7: Sed omnium istius modi querellarum in
moribus est culpa, non in aetate. 43 El emblema II, 69 de
Covarrubias (1610, pp. 169-170) insiste también en la misma
idea.
Ciceronianismo en los primeros libros de emblemas… 297
et meliora facit. Non viribus aut velocitate aut celeritate
corporum res magnae geruntur, sed consilio, auctoritate, sententia;
quibus non modo non orbari, sed etiam augeri senectus
solet45.
In puppi residens clauum tenet ille quietus, At non quae iuuenum
robora, strenuitas, Quin multo maiora facit, melioraque solus Ipse
suo praestans ómnibus ingenio. Res magnae haud ualido, aut ueloci
corpore fiunt, Verum animi sensu, consilio, imperio.
44La pictura refleja fielmente lo explicado en el comentario.
6. Los «Pegma cum narrationibus philosophicis» de pierre coustau En
la misma línea ideológica de Bocchi, pero de manera mucho más
vehemente
y radical, Pierre Coustau compone el emblema 20 (Fig. 8) In
magistratus iuuenes («Contra los magistrados jóvenes»). Entre ambos
la diferencia es sutil pero significati- va: Bocchi, que sigue
fielmente el espíritu y la letra de Cicerón, defiende el valor de
la edad en el ejercicio de las tareas públicas. Coustau, para decir
lo mismo, ataca con humor en el epigrama a los más jóvenes: «Casi
nunca llega la sabiduría antes que el vello.¡Deja ya de manejar
impreciso la espada, necio muchacho! ¿Por qué te atreves a blandir
las armas con tu tierna mano? ¡Qué mal conducen los asuntos
importantes aquellos senadores que aún no han dejado las primeras
nueces!». La simpleza de la pictura hace más sarcástica la
crítica.
7. Los «Emblemata» de Juan Sambuco Terminamos el recorrido
iniciado
en Adriano Junio con su amigo, histo- riador, poeta, filólogo y
también médi- co como él Juan Sambuco45. En el em- blema Tempestiue
cauendum cuique aetati («A su tiempo en cada edad se ha de ser
precavido») (Fig. 9) volvemos a hallar el tema de la juventud,
tiempo de siem- bra, y la ancianidad, tiempo de reco- lección, en
la misma línea del emblema XXXV de Adriano Junio. Dice así el
comentario suscrito: «Mientras poseas
44 «Nada aportan quienes niegan que en la ancianidad pueda
desarrollarse actividad pública alguna y son iguales a los que
afirman que en la navegación el capitán no hace nada mientras que
unos se encara- man a los mástiles, otros recorren el puente, otros
sacan agua de la sentina y él, en cambio, permanece sentado en la
popa sosteniendo el timón. Pero en realidad lleva a cabo la tarea
más importante. Las grandes cosas no se realizan con la fuerza o la
velocidad de los cuerpos, sino con consejo, autoridad y buen
sentido, cualidades de las que la ancianidad no suele carecer, sino
más bien acrecentar».
45 Ver Visser, 2005 y Antón, 2009, pp. 100-101.
Fig. 8.Coustau, Pegma…, 1555, p. 20.
Fig. 9. Sambuco, Emblemata…, 1564, p. 199
298 Antonio Espigares Pinilla
vigor, ánimo juvenil, aprende: entrégate al trabajo con diligencia
día y noche. El tiempo, que tan pronto como se va nunca vuelve
atrás, lo buscamos como el agua que fluye. Si no hay cosecha en
verano, el frío te dañará. Si no te es- fuerzas siendo joven, la
vejez poco te aportará. Así las ostras se alimentan de noche, se
llenan y engordan con la luna y están atentas al paso del tiempo.
Ara desnudo, siembra desnudo, el invierno es inactivo para el
agricultor; está mal ser menos listo que las hormigas».
Pero lo que, a nuestro juicio, llama poderosamente la atención con
sólo echar una atenta ojeada a sus Emblemata es el reiterado uso de
la figura del anciano para personificar en las picturae todas las
cualidades positivas descritas en los comen- tarios. Así sucede,
por ejemplo, en la representación del Consilium o en el elogio a la
madurez plasmado en el emblema Praecocia non diuturna («Las cosas
inmaduras no son duraderas»)46. Incluso, al explicar por qué
Esculapio es representado con barba, Sambuco comenta: Ipse gerat
barbam, iuuenis numquam ausit adire / suscipere aegroti aut curam,
ne laedat inepte («Ha de llevar barba, pues siendo joven nunca se
atrevió a curar un enfermo para no perjudicarlo con su
impericia»)47. La idea, que también la hallamos en el emblema XXV
de Adriano Junio48 es diametralmente opuesta a la que había
expuesto pocos años antes el joven Fox Morcillo49. Pero quizás
donde mejor podemos apreciar esa voluntad de identificar la edad
con la virtud es en el propio retrato del autor a sus 33 años que
aparece al comienzo de la primera edición de los Emblemata (Fig.
10). El rostro de Sambuco, envejecido a propósito, contrasta con la
imagen mucho más real que hallamos en la segunda edición de la
obra50 y nos hace pensar en un patético intento de resaltar la
valía del escritor acentuando sus rasgos seniles.
8. Conclusiones
Una vez que hemos llegado a este punto final de nuestro recorrido,
las conclu- siones que podemos extraer son bastante claras: las
obras de emblemas examinadas reflejan el debate filosófico-moral y
sociológico en torno a la oposición juventud
46 Ver Sambuco, 1564, pp. 34 y 117. 47 Ver Sambuco, 1564, p. 90. 48
Barba illi datur velut adultae & longae multarum rerum
experientiae argumentum. Ver Junio, 1564, pp.
31 y 111. 49 Fox, 1556, p. 10: Vide etiam, quousque istorum
ignorantia processerit, ut aliquando ego quendam audierim,
qui sibi admodum prudens uidebatur, dicentem, malle se quidem a
medico indocto, sene tamen interim, quam a iuuene docto sanari
(«Observa hasta qué punto llega la ignorancia de esos que alguna
vez he llegado a oir decir a alguien que se tenía por prudente que
prefería ser cuidado por un médico ignorante pero anciano antes que
por un joven preparado»).
50 Ver Visser, 2005, p. XXIII.
Fig. 10. Sambuco, Emblemata…, 1564, p. 8
Ciceronianismo en los primeros libros de emblemas… 299
/ madurez que se vivió a mediados del siglo XVI. Aunque la defensa
de la madurez frente a la juventud es general, podemos distinguir
en esa apología dos posturas diferentes: o bien una búsqueda de
equilibrio entre ambas, poniendo de relieve las cualidades que
acompañan a cada una de ellas; o bien un ataque claro y directo a
la juventud, exceptuado el caso de Alciato. Dentro de ese debate la
importancia de la tradición clásica y, muy en especial, de la
autoridad de Cicerón y su De senectute es fundamental. Aunque su
nombre no aparezca citado, Cicerón está presente con mayor o menor
evidencia en casi todos los emblemas estudiados y, en ese sentido,
pueden ser considerados una muestra más de la moda ciceroniana
imperante en la literatura neolatina del momento.
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