25 25 “La sangre está
En
Mis venas”
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Por:
Chavo Guetta
Segunda Edición
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escrita de los titulares del Copyright la reproducción total o
parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografía y el tratamiento informativo así
como la distribución de ejemplares mediante alquiler o
préstamos públicos.
Chavo Ghetta
Primeramente, agradezco a Dios Todopoderoso
por darme la capacidad y la sabiduría para hacer este pro-
yecto una realidad y cumplir uno de mis sueños. Gracias
por hacerme entender lo maravillosa que es la vida.
Agradezco a mi esposa, Lourdes Quintana Cruz,
por cada día luchar como una buena guerrera. Por poner
su mirada y capacidad en este proyecto. Gracias por decir
presente cuando te necesito.
Agradezco también a los que no creyeron en mí.
Que, con sus miradas y comentarios, pensaban que esto
era tan solo una imaginación imposible de alcanzar. Así
que, gracias por sus acciones porque me ayudaron a abrir
una puerta oculta en mi vida con un camino lleno de
bendiciones y cosas maravillosas.
Gracias…
CAP 9
Manny, ya de vuelta en su casa de México, recibe
una llamada del psiquiatra. El hombre le aclara que el
paciente Agripino está de alta. Pero Manny, confun-
dido, le comenta que él no tiene familia y que tampoco
conoce a Agripino. Le dice:
−Creo que te estás equivocando o no sé, o las pas-
tillas que le estás dando a tus pacientes, te están haci-
endo alucinar. Quiero que esto te quede claro, conmigo
no trates de pasar un buen día porque te va a ir mal con
tus bromas.
El psiquiatra, interrumpiéndolo, le aclara:
−Con todo el respeto, soy una persona dedicada a
mi trabajo y seria. ¿Le puedo hacer una pregunta?
−¡Hágala!
−¿Usted se llama Manny y su padre Manuel? A
este paciente lo trajo un sujeto que se llama Gordo, el
cual dejó su número de teléfono. ¿Eso es correcto?
−Ok, ok, ok, ok. Sé ya de quién me estás hablando.
Dígale que en un rato envío gente por él. No piense que
me voy a disculpar con usted.
Después de resolver esa llamada, Manny caminó
hacia afuera de su casa buscando al jardinero. Comenzó a
llamarlo:
−¡Doug gar! ¡Doug gar!
Escuchando la voz de su patrón, contesta:
−Sí, aquí estoy.
−¿Cómo estás?
−Todo adolorido, pero siempre disponible para
servirle a usted.
−Tengo un pequeño problema contigo.
Doug gar, mirándolo con los ojos bien abiertos, le dice
nervioso:
−Patrón, no he hecho hada que pueda perjudicar-
me. Siempre he sido recto con usted.
Manny, moviendo su mano, le contesta:
−No es ese tipo de problema. Lo que viene pasan-
do es que después de este mes, no trabajarás más conmi-
go.
−¿Eso a qué se debe? −pregunto Doug gar.
−¿Haz escuchado el refrán que dice: Es mejor no
saber que saber y ser perseguido por este exterminador?
−No, nunca he escuchado del.
−Ahora puedes apuntarlo en tu vida y pasarlo para
adelante. Siempre uno tiene que ser uno mismo y dejar de
ser un doble. Cuando eres tú y tienes el poder en tus
manos, puedes hacer lo que quieras y como quieras.
Caminando hacia al frente del mar, Manny saca unas
cintas y se las entrega a Doug gar. Doug gar le pregunta:
−¿Eso qué es?
−Acuérdate del refrán.
Pasándole la mano en la cara, Manny continúa diciendo:
−Hay un hombre que se va a quedar con nosotros.
Él te va a entregar un dinero y ahí es que le vas a dar las
cintas. No te preocupes por tu familia, que lo que te voy a
dejar te va a dar para el resto de tu vida.
Cuando terminaron de hablar, Manny regresó a su
casa, se sentó en la antesala, prendió un tabaco de mari-
huana y se sirvió un trago de whiskey. Mandó a llamar a
una de sus amigas que estaban en la piscina y la puso a
bailar mientras la acariciaba con su mirada. Después de
media hora, le traen a su presencia a Agripino. Le ordena
a su amiga que se marchara. Le comenta a Agripino.
−¡Qué cambio! ¿Cómo te sientes?
−Muy bien, gracias a Dios.
−Ehhhhh, ¿por qué gracias a Dios? Si el único
Dios que existe en este mundo soy yo. Relájate, ¿quieres
un tabaco de marihuana? ¿De qué sabor lo quieres, de
coco, vainilla, chocolate, frambuesa? ¿O quieres solo un
whiskey? Pide por esa boca, para eso está el dios Manny,
para complacer los deseos que tengas. –Concluyó riéndo-
se.
−Quiero agradecerte porque hoy estoy bien y eso
lo tomo en cuenta.
Manny, mirando el reloj, le dice:
−No tengo mucho tiempo. Después nos sentamos y
hablamos de eso. Quiero que prestes atención. Primero,
desde hoy trabajas para mí. Segundo, tienes que irte a los
Estados Unidos. Te voy a dar mucho dinero para que lo
inviertas en casinos, hoteles, restaurantes y en lo que tú
quieras.
−Creo que el que necesita un psiquiatra eres tú.
¿Por qué haces esto conmigo?
−Porque veo en ti que eres una persona leal. Que
en el tiempo tuyo, cumplías órdenes.
Tomándose unos segundos, Agripino dijo:
−Tú lo has dicho, eso siempre se hará así.
Manny, caminando hacia la ventana lo llama:
−Ven acá.
Al Agripino llegar hacia Manny, Manny le echa el brazo
y le señala con su otra mano:
−¿Tú ves aquél viejo que está regando las plantas?
Le vas a entregar ese dinero y él te entregará unas cintas
muy valiosas para mí. Lo que tienes que hacer, es seguir
las instrucciones y ellas te serán fiel siempre y cuando tú
le seas fiel.
−¿Cuándo quieres que empiece?
−Vete donde el jardinero para que se vayan
conociendo y él te llevará al avión. Ahí tienes suficiente
dinero y lo demás lo guardas a nombre tuyo en el banco.
Le dices de parte mía que todavía no es el momento de
entregarte las cintas. Cuando me capturen, si es que lo-
gran hacerlo, es que vas a venir a recoger las cintas.
Cuando las pongas y las veas, ahí sabrás qué hacer. Otra
cosa, no le des el dinero todavía, hasta el momento
indicado.
Agripino siguió las instrucciones de Manny y se
fue a construir para Manny, mientras que Manny se que-
dó en su mansión admirando una foto de sus padres. Y
les comenta:
−Bueno papi, hasta aquí llegó Manny. Gracias a tu
mundo, soy lo que soy. A veces no sé ni quién soy, me
miro al espejo y sonrío sin ganas. Sabes, ya todo esto me
cansa, pero a la misma vez, quiero más poder porque no
zaceo mi sed. Las mujeres están con uno por el maldito
dinero y a la que quiero, me pone unas reglas que no van
conmigo. Me pide que deje tu mundo cuando su papá es
otro como nosotros. Creo que no los veré por unos
cuantos años. En tu mundo he podido encontrar mucha
envidia, hipocresía, mentiras y mucho dolor. A veces
tengo que dar de comer de ese plato.
Secándose las lágrimas, le dice a su mamá:
−¿Sabes por qué lloro mamá? Tengo varios recuer-
dos tuyos como cuando jugabas con nosotros de esconder
y sonreíamos todos por la felicidad. Juanito siempre
estaba en el piso mientras que Carmelo era más activo.
Tú siempre estabas levantándolo, pero ya está bueno de
recuerdos… Los dejo que voy a cobrar cuentas pendien-
tes.
Retirándose de su casa, se dirige a la iglesia. Por el
camino llama a Tommy el Duro y le pregunta:
−¿Dónde estás?
−Estoy en el banco depositando, ¿por qué?
−Prepárate que vamos de cacería. Paso por ti des-
pués de una interrogación.
Terminando de hablar con Tommy, llega a la iglesia, se
estaciona y Manny le comenta a su gente:
−Quédense vigilando y quiero dos en las puertas.
Tú y tú entran conmigo. No dejen entrar a nadie.
Caminando hacia adentro, se detienen. Manny saca su 45
y le hace unos disparos a las imágenes. El padre, escu-
chando los disparos, grita y se dirige asía Manny:
−¡Muchacho! ¿Te has vuelto loco? Has blasfema-
do contra Dios.
Manny, molesto le da con la pistola en la cara. El padre,
en el piso, se pasa la mano por su cara para quitarse la
sangre que le cubría los ojos. El padre le dice:
−Muchacho, ¿qué te he hecho?
Lo levanta del pisó y le restrilla en su cara.
−Tú eres un maldito impostor y corrupto. ¿Te cre-
es que Dios va a bajar y te va a salvar? −Mientras se ríe
como un loco, continúa diciendo:
−Pues ya lo puedes ver de frente y no te va a dar
una oportunidad, maldito infeliz.
Poniéndole unos clavos en la cara del padre, le pregunta:
−¿Sabes para qué son estos clavos?
El padre le escupe la cara y Manny se ríe aún más y
vuelve a darle con la culata de su pistola en la cara.
Subiéndolo al altar, le da un puño. El padre se fue hacia
atrás y se llevó enredado todo lo que había detrás del.
Cayendo al piso llama a dos de sus hombres y les ordena:
−Pónganlo como el que estaba ahí enganchado.
Se dirige al padre:
−¿Te voy a hacer una pregunta? Si no me la res-
pondes como quiero, te voy a clavar las manos.
−Dios te perdone porque no sabes lo que estás
haciendo. Recibirás juicio de parte de Dios.
Manny se ríe y le pregunta:
−¿Quién mató a mi familia?
−Yo no sé.
Saca una pequeña botella de ácido como tenía de costum-
bre para sacar información. Le echa un poco en la cara y
le dice:
−Eso es para que se te limpie la cara y puedas ha-
cer memoria.
El padre gritaba como loco y Manny les ordena a sus
hombres:
−Sosténganle las manos bien duro.
Comienza a clavarle los clavos. El padre gritando le su-
plica con angustia:
−¡Yo no sé nada!
−¿Ah no, no sabes nada? Pues mira a ver si con
esto te recuerdas.
Lo mismo hizo con sus piernas. Le vuelve a preguntar:
−¿Quién mató a mi padre?
Lo único que el padre decía era:
−Ten misericordia del mi Dios.
Y lloraba y gritaba. Mientras Manny continuaba derra-
mando el ácido y el padre no le decía nada. Simplemen-
te, gritaba. Se le paró encima del pecho y levantando sus
manos hacia arriba, grita:
−¡Yo soy el dios Manny!
Bajando su cabeza lo escupe y le aclara:
−¿Ves que Dios es bueno y misericordioso?
Caminando por el altar, le decía:
−Ya estás a punto de morir. Has sido un buen sier-
vo.
Se detiene frente al padre y continúa diciéndole:
−Ahora, dile a tu Dios que el exterminador soy yo
y no el.
Bajándose del altar, les ordena a sus hombres:
−Quémenlo.
Comienza a caminar hacia afuera riéndose como un
lunático. Afuera había mucha gente llorando. Manny los
observaba y les decía:
−Yo soy el dios Manny. Les doy permiso para que
vayan a orar y se arrodillen para que clamen por la vida
de ese pobre infeliz que está con su agonía allí.
Mientras el olor a cuerpo quemado salía de la iglesia,
Manny se sonreía mientras se montaba en su guagua para
marcharse.
Después de esa muerte tan dolorosa del padre
Samuel, Manny siguió en busca de Tommy el Duro. Por
el camino vuelve y lo llama.
−Mejor vete a casa que tengo algo nuevo que me
llegó.
Mientras se acercaba a su mansión, pensaba que todo se
le estaba derrumbando encima. Les dice a sus hombres:
−Voy a estar afuera un largo tiempo, pero por nada
descuiden la mansión o les va a ir peor que al padre.
Acuérdense que lo que es mío, es de ustedes. Si alguien
viene a arrebatar lo que también es de ustedes, llénenlo
de plomo y problema resuelto.
Uno de sus hombres le pregunta:
−Y, ¿cuándo te vas?
−Cuando le deje el regalito a Pepe Frontera. Eso
será en varios minutos.
Llegando a su casa, se baja de la guagua, sube las esca-
leras y se sienta en el último escalón. Manny le saca el
peine a su rifle, lo mira y lo tira hacia el lado. Saca otro
peine y se lo coloca al rifle, lo chambea, prende un
tabaco de marihuana, mira el reloj y vuelve a llamar a
Tommy.
−Ya estoy en el segundo collar.
Le engancha y les ordena a sus hombres:
−Cuando Tommy llegue a pisar el primer escalón,
maten a sus hombres.
Mientras se fumaba un tabaco, conversaba con uno
de sus hombres. Llegando Tommy, se baja y camina
hacia Manny. Cuando Tommy escucha el primer disparo,
se voltea y prepara su rifle para disparar. Pero, Manny le
aclara:
−Ni se te ocurra hacer un solo disparo. Mejor
gocémonos esta fiesta de balas.
Continúa diciendo:
−¡Suelta tu rifle!
−Manny, ¿qué está pasando? ¿En qué te he falla-
do? ¿No que éramos aliados ahora?
−¿Tú piensas que voy a tener un maldito excre-
mento como tú a mi lado corriendo mis puntos de droga?
¡Qué a la larga me vas a traicionar!
−Pensé que eras un hombre de palabra. Así que si
me vas a matar, acaba de halar el gatillo.
Manny, sonriendo, le exclama:
−¡Eso es lo malo de ustedes! No le ponen pasión a
lo que hacen. Sabes, cuando voy a matar a una rata como
tú, me gusta entretenerme y ver cómo ese maldito cerdo
me suplica. Pero veo que contigo no voy a correr la mis-
ma suerte. Así que voy a inventarme algo rápido. Puede
ser que te deje vivir como puede ser que no. ¡Ohhhh! Ya
sé lo que voy a hacer contigo.
Les ordena a sus hombres:
−Llévenlo al cuarto de tortura.
Tommy le grita mientras se lo llevan:
−¡Eres un cabrón de mierda, un cobarde!
−Te voy a enseñar ahora quién es un cobarde hijo
de puta.
Los hombres hicieron lo que Manny les ordeno, mientras
que él caminó hacia la guagua y sacó una sierra. Cuando
entra, le dice a Tommy:
−Bueno Tommy, te presento a una amiga que me
ha dejado ver y entender el placer de lo que te voy a
hacer. Será algo rápido, no muy doloroso, pero te va a
encantar.
Acercándose a la cara de Tommy, le continúa diciendo:
−Tú cara tiene una espinilla que te hace ver feo.
Hay que sacarla.
Sacando una navaja muy afilada, continúa.
−Esta te garantizo que te va a encantar. ¿O quieres
esta mejor? Mmmm, ok, mejor voy con esta.
−¿Quién le puso esa bola en la boca? −les pregunto
a sus hombres.
Uno de ello le contesta:
−Fui yo.
Manny saca su 45 y le da un tiro en la cabeza a su hom-
bre. Sacándole la bola de la boca de Tommy le dice.
−¿Tú ves por qué soy tan bueno? En la vida uno
tiene que seguir instrucciones y más cuando la da el dios
Manny. Si no, el dios Manny se ve obligado a cortarte el
vuelo y te va a poner a volar de un extremo a otro en este
mundo.
−Podrán matarme, pero algún día también recibirás
tu parte.
−Mira, mi vida ahora mismo es brillante. El día
que me toque, mi nombre será más grande que lo que soy
ahora. Me imagino que los directores de Hollywood
querrán hacer una película de mi vida. Escritores de todo
el mundo vendrán a México con un solo propósito, a
escribir mi libro. Podríamos decir que se llamará El
comienzo de una mente obscura. ¿Te gusta como sonó?
O mejor, La sangre está en mis venas. No sé, para mí, los
dos títulos suenan lindos como yo. Pero en cuanto a ti, no
vas a tener historia. O quién sabe, serás la voz que suena
en el corazón de los torturados. Después de este momen-
to, acuérdate contar la historia mía para que se pueda
hacer la película o el libro.
−Acaba con esto ya, maldito lunático.
−¿Por qué tanta prisa? Si cuando empiece vas a
maldecir el día que naciste. Pero yo te perdono. ¿Estás
listo?
−¡Púdrete maldito infeliz! Cada día que pasa me
disfruto la muerte de tus padres y de tus mocosos herma-
nos. Entiendo ahora porque eres tan despreciable. Los
días te torturan y las noches se burlan de ti. −Mientras se
ríe continúa diciéndole:
−¡Porque no puedes vivir sin tus padrecitos!
Manny se queda observándolo y Tommy le pregunta:
−¿Qué pasa, se te acabó la risa asquerosa que
tienes?
Le ordena a su gente:
−Pónganle las prensas en su cabeza hasta que no
pueda moverse.
Dirigiéndose a Tommy, le dice:
−A ti te hace falta una risa perpetua y me voy a dar
el placer de ponértela. Manny, con su navaja le hace unas
cortaduras grandes desde la boca hasta las orejas. To-
mmy comienza a gritar mientras Manny le exclama:
−¡Ves que ahora tienes una sonrisa linda! No te
preocupes por la lengua porque no te la voy a cortar, si
no, ¿cómo vas a contar mi historia? Tus manos tienen
unos tatuajes muy, muy feos. Así que le toca a mi queri-
dísima amiga, la sierra, hacer su trabajo.
Cortándole las manos y las piernas, les dice a sus
hombres:
−Amárrenle estas vendas para que no se desangre
y llévenlo al hospital. Tú le llevas estos cantos a Pepe
Frontera al portón de su mansión. Le dices al que te
atienda, que es de parte de Manny de mucho corazón y
agradecimiento. Que no se preocupe por su sobrino, que
él estará bien…
Mientras los días pasaron, arrancó en su avión y
abandonó a México, ya que las cosas se iban a poner muy
malas para él. En el avión, recibe una llamada de J23,
pero no se la contesta. Después de unas largas horas de
vuelo aterriza en París. Mientras el avión se va dete-
niendo en la pista observa por la ventana que hay muchos
policías. El avión se detiene camina hacia su piloto y le
pregunta:
−¿Queda suficiente combustible?
−Estamos vacíos.
Volvió a observar por la ventana. Vio que la policía se
alejaba y se quedó tranquilo. Decide abrir la puerta del
avión y comienza a bajar las escaleras. Entrando al
aeropuerto, lo detienen. El oficial le pregunta:
−¿Cuál es tu nombre?
Decide guardar silencio, saca su pasaporte y se lo entre-
ga. Le pregunta:
−¿Hay algún problema?
−No, pero tienes que acompañarme a la oficina.
−¿Cuánto tiempo se tomará?
−Esto será rápido. Es cuestión de rutina.
−Ok.
Estando en la oficina, Manny toma asiento. El oficial le
pregunta:
−¿Ese avión de quién es?
−Es de un amigo.
El oficial le pide los papeles. Mirándolos, entran tres
oficiales más. Manny se vira y los observa. Uno de ellos
le dice:
−No mires para atrás. Pendiente al frente.
Otro oficial le pregunta:
−¿Sabe lo que pasa Señor Augusto Buscón? Que
usted está detenido.
En ese transcurso, lo esposan. El oficial se para de frente
y le da en la cara diciéndole:
−¡Ya te tenemos en nuestras manos, Manny!
Forcejando con los oficiales, a ellos no les queda más
remedio que azotar a Manny con las macanas. Lo llevan
esposado a una limosina donde hay un hombre enmasca-
rado. Manny sube su cabeza y le pregunta:
−¿Cuánto dinero quieres? Dime, vamos a negociar.
El hombre, subiendo el cristal que está colocado entre
medio de los dos, coge el micrófono y le dice con una
voz indistinguible:
−¿Pensaste que te ibas a salir con la tuya? Cambi-
ando de avión, tanto nadar para ahogarte.
−¿Por qué te escondes detrás de la máscara?
¿Acaso no te atreves darme la cara, so cabrón, porque
sabes que tus días están contados?
El hombre le reafirma:
−Primero, no sueñes con que vas a salir. Segundo,
tu vida ya no tiene significado.
Y quitándose la máscara, se sonríe mientras Manny se
queda sorprendido y el hombre le pregunta:
−¿Tú ves que siempre soy la cabeza del juego y la
carta brillante? Pero no te preocupes por los que quieran
meterte preso, como el gobernador y los demás. Yo me
encargaré de ellos.
Concluyo riéndose…
Continuará en:
25 25
C
“La última risa”
G 25
Comentario No sientas miedo en hacer cualquier cosa en la
vida. Cuando llega ese pensamiento a tu imaginación, no
dudes en sembrarlo. La fe y la imaginación con la ayuda
de Dios, sobretodo, se encargarán de ese semilla que está
naciendo en tu mente. Pero hay algo muy importante
que quiero compartir contigo. Cuando sacamos lo que
hay en nuestra imaginación y nos atrevemos a sembrarlo,
inmediatamente viene la duda con un solo propósito: des-
truir lo que tú y tu imaginación han creado.
Inmediatamente, también vienen los comentarios
de personas que tienen la mente hueca, que a lo mejor,
también le ha venido este mismo deseo que tengo por la
escritura. Pero, ¿sabes algo?, esa persona no lo va a
hacer porque está acostumbrada a ser como los de-
más. ¿Qué pena, verdad? Sus pensamientos son fatulos,
pero con una gran fuerza, la envidia y la mala fe hacen
que se beban su propio café. Viven incrustados dentro de
sus corazones almacenando un castillo de arena, el cual
no tardará en derrumbarse.
Así que tira para adelante con lo que estés haci-
endo, sea lo que sea. Acuérdate, la vida se hizo para los
valientes. Los cobardes tienen una vena que llega al
corazón del criticón. Al contrario, nosotros tenemos el
deseo, el anhelo y las ganas de alcanzar eso que muchos
han cosechado. ¡Quién sabe si eres el próximo o la
próxima que alcanza esa bendición que anhelas en tu
corazón! Solamente existe una sola cosa y muy verda-
dera llamada el proceso. ¡Qué malo es! Pero por otro
lado es maravilloso. Es el que te hace madurar, el que te
hace comprender lo que está mal y te da las fuerzas para
arreglarlo. Te da la motivación cuando menos lo espe-
ras…
Una opinión mía muy personal acerca del proceso
es que si te pones a ver la historia de nuestro padre
celestial desde el principio, todo fue un proceso. Jesús
murió para resucitar bajo un proceso. Tú naciste bajo un
proceso. El mundo fue creado bajo un proceso y por eso
es que amo el proceso porque sale del corazón de Dios.