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“El comienzo
De
Una mente obscura”
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Chavo Guetta
Por:
Chavo Guetta
Segunda Edición
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comprendidos la reprografía y el tratamiento informativo así
como la distribución de ejemplares mediante alquiler o
préstamos públicos.
Chavo Ghetta
AGRADECIMIENTO
Primeramente, agradezco a Dios Todopoderoso
por darme la capacidad y la sabiduría para hacer este pro-
yecto una realidad y cumplir uno de mis sueños. Gracias
por hacerme entender lo maravillosa que es la vida.
Agradezco a mi esposa, Lourdes Quintana Cruz,
por cada día luchar como una buena guerrera. Por poner
su mirada y capacidad en este proyecto. Gracias por decir
presente cuando te necesito.
Agradezco también a los que no creyeron en mí.
Que, con sus miradas y comentarios, pensaban que esto
era tan solo una imaginación imposible de alcanzar. Así
que, gracias por sus acciones porque me ayudaron a abrir
una puerta oculta en mi vida con un camino lleno de
bendiciones y cosas maravillosas.
Gracias…
CAP 3
Al Manny salir de su casa, se encuentra con Golota de
frente, uno de los viejos de la ganga de Manuel. Entre
ellos se desata una conversación.
−¿Tú eres el hijo de Manuel?
−Sí, ¿Por qué? −dijo Manny orgullosamente.
−Tú y yo tenemos muchas cosas qué hablar que tú
no sabes.
−Muy bien, interesante. Pero ahora no tengo tiem-
po.
Manny decide retirarse de la presencia de Golota,
pero Golota, mirándolo de arriba hacia abajo, dice en su
mente: ¿Qué se cree este pile mierda?. Sacando una
pistola, le hace un disparo hacia las piernas. Al detenerse
Manny, Golota le dice:
−Me vas a atender ahora o aquí mismo te mueres.
Tú decides.
Manny, medio turbado, contesta:
−Ok.
Volteándose de frente le replica:
−Móntate en la guagua y en el camino me cuentas.
Prendiendo la guagua, se marchan de la casa de Manny.
Durante el camino, Golota le dice a Manny:
−Voy a ser lo más claro contigo. Mientras tú revo-
lucionaste esta guerra que por tantos años existía una
palabra por medio y gracias a tu ignorancia, se rompió.
No tan solo se rompió acá en la calle, sino también en la
cárcel. Ese día que tú mataste a esos dos guerreros,
nosotros perdimos el poder y el respeto.
−Ahora, déjame explicarte algo a ti. A mí no me
importa si tú perdiste el poder y el respeto en la cárcel.
Yo hice lo que hice y no me arrepiento. Segundo, no sé
quién carajo eres tú, ni sé cuáles son tus intenciones.
Pero, sí te puedo asegurar algo, −pausó, por un momento
y reduciendo la velocidad, se estaciona frente a uno de
sus puntos de droga mientras continúa hablando:
−Si tu intención es matarme, no vas a salir vivo de
aquí. Así que dime lo que quieres y déjate de tanto rodeo
porque lo único que tengo que hacer es dar un cambio de
luz y tú pasarías al otro mundo. Así que dale, te escucho,
que ya me has quitado mucho tiempo.
Riéndose, Golota le responde:
−Suenas idéntico a tu padre. Continúa riéndose,
pero molesto por dentro.
−Si tú supieras quién yo soy, no me hablarías de
esa manera.
−Sí, pues dime, ¿de qué manera quieres que te
hable?
−Me gusta tu forma de ser, pero con esas actitudes,
lo que vas a encontrar es la desgracia más grande de tu
vida. Ahora, pon mucha atención. Lo que tú eres hoy, me
lo debes a mí. Gracias a mí, tu padre pudo implantar
bandera aquí. Así que lo único que te voy a pedir es que
me des trabajo. Como te dije horita, mientras tú revolu-
cionaste esta guerra, nosotros perdimos el poder y a
muchos Cobras. Pero, ¿sabes algo? Frente a ti está la
solución de ese problemita. Tengo un plan que sé que te
va a gustar, ya que sé los problemas que tienes con Los
Fronteras.
−¿A si, cuál es tu maravilloso plan? −dijo Manny
sarcásticamente.
−Escúchame. Mi presencia y mi palabra en la
cárcel pesan más de lo que te puedas imaginar. Ahora
bien, tengo gente allá adentro que están haciendo per-
petua. Tienen su familia acá afuera en la calle, tú se las
mantienes y ellos te mantienen a ti. Acuérdate, el control
acá lo tienes tú y allá adentro lo tengo yo. O sea, que tú y
yo hacemos la pareja perfecta. Me das dos kilos de coca
para empezar a moverme. Me consigues un carro y unas
buenas armas y el resto es para la historia.
Manny suspira y se queda pensativo.
−Está bien. Te voy a dar la oportunidad para que
eches a correr tu plan, pero ahora tengo que recoger un
dinero y tengo que hacer otras cosas. Muévete para que
me acompañes a recoger ese dinero y conozcas a la nue-
va generación.
Al terminar de hablar con Golota, se bajan de la
guagua y se dirigen hacia adentro del punto. En ese
transcurso, la policía ocupa el punto y comienzan a
invadir los apartamentos. En uno de ellos se encuentran
Manny y Golota, quienes fueron arrestados por una
cantidad de dinero bastante elevada. Por otro lado, a
Buzo le llegan los comentarios de que Manny fue
arrestado. Buzo decide viajar a México ya que se encon-
traba en Italia haciendo unos negocios.
Varias semanas después, al Buzo ver que Manny
no salía de la cárcel, recibe una llamada de Bimbo.
Bimbo le pregunta por Manny y le dice que lo ha estado
llamando pero que Manny nunca coge el celular. Buzo le
explica que Manny andaba preso y que las cosas estaban
malas. Bimbo le recuerda a Buzo la cuenta pendiente que
tiene con él y Buzo le pide varios días para poder con-
tactar a Goico, la mano derecha de Manny. Bimbo le
advierte que queda poco tiempo y que se apurara. Buzo
le recuerda que eso no es asunto del y que tampoco
culpara a Manny. Bimbo, molesto le dice que entiende,
pero que le ayudara a resolver el problema lo más pronto
posible. Al quedar en el acuerdo, ambos enganchan y
Buzo se comunica con Goico y le da las instrucciones.
Goico, inmediatamente, se dirige a la cárcel para
visitar a Manny e informarle que dado a que él estaba
preso, él y sus colegas iban a encargarse del asunto de
Bimbo. Al llegar a la cárcel, lo sientan en la sala de espe-
ra como siempre en lo que bajan a Manny. Después de
varios minutos, Manny llega y se sienta al frente del.
−¿Qué ha pasado, Goico?
−¡Qué no ha pasado, Manny! ¿Sabías que estamos
en graves problemas?
−Yo lo sé, pero ahora no tengo la mente clara para
escuchar uno de tus sermones. ¿A qué se debe tu visita?
−Bimbo está preguntando por ti como loco. Buzo
le tuvo que explicar tu situación y quedaron en que los
muchachos y yo nos vamos a encargar del trabajo.
−¡Perfecto! Mete mano, porque yo no pienso ver
calle por un largo tiempo.
−¿Cómo es eso?
−¿Te acuerdas del cabrón guardia que me cogió el
celular? Pues, ese perro me dijo que le diera una cantidad
bastante elevada de dinero para sacarme de aquí. Yo,
desesperado como un pendejo, envié a Belinda que
sacara el dinero y se lo entregara y el puerco me tiró un
trambo. Le entregó toda la información que tenía mía a
los federales.
−Yo te lo advertí, te dije que te olvidaras del
dichoso celular ese. Y ven acá, ¿qué te han dicho los
abogados?
−Pues, que tendré que soportar unos añitos aquí
adentro, pero que no van a ser muchos.
−Pero, ¿cuáles son los cargos?
−Supuestamente, hay varios testigos en mi contra
que estuvieron presentes en varios negocios míos. O sea,
que Judas, aparentemente, no era el único traidor en
nuestro grupo. Así que tú tienes que correrla afuera y
estar con los ojos bien abiertos. Trata de estar solo y dile
a Gordo que se cuide y que esté pendiente a Golota. Así
que necesito que me visites una vez al mes para que me
des un recorrido de lo que está pasando allá afuera. Y,
sobretodo, cuídame a Belinda.
−Manny, tú sabes que yo te veo como un hijo y
que siempre puedes contar conmigo. Antes que me vaya,
Buzo preguntó por los chavos del, y es una cantidad bien
grande.
−Cuando tú salgas de aquí, vete a casa de Belinda
porque ella tiene parte del dinero y la otra parte, recógela
en los puntos. Le dices que le voy a quedar a deber algo
pero que no es tanto y que para la otra ronda cuadramos.
Diciendo esto, se acaba la hora de visita y se despide de
Manny…