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Page 1: Camus hacker-final

El extranjero

En la

realidad

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Por mariana valle

“La Verdadera Patria de un Hombre es su

Infancia” (Rainer María Rilke)

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También la mía…

Para mis alumnos del IPEM 12, para Graciela Berti y Roberto Panko, para mis

padres y hermanos, especialmente Franco. A Gonzalo, mi eterno compañero, la

razón de mi vida.

A las historias que escuché.

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Prólogo

Emanuel Ioselli tiene 22 años, fue acusado de ser @camushacker, un “delincuente

informático” que se dedicaba a extorsionar famosas a cambio de devolverles fotos

"robadas" desde su PC.

Emanuel fue detenido por la policía bonaerense y se secuestro su computadora, la

cual usaba en una "casilla" muy precaria en la que vivía junto a su abuela, ya que

su madre había perdido la custodia y su padre los había abandonado. En las

entrevistas que concedió a la televisión, su familia lo nombró un "idiota" incapaz de

llevar a cabo semejante prueba de ingenio y, asimismo, su abuela expresó que su

nieto era un "antisocial" quien incluso solía sangrar por la nariz en situaciones de

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pánico y estrés. Un joven obligado a nombrarse un "idiota" para huir de la policía,

una vida amarga surcada por la sutil tragedia de la indiferencia diaria.

¿Sería un idiota, un genio? Esta novela es tan posible como cualquiera de esas

dos respuestas, aunque prefiero defender a Emanuel Ioselli, por el derecho a la

diferencia, por mi propia defensa, por la gran ternura que, pese al hecho delictivo

que lo rodeó, despertó en mí y en mis recuerdos. Por todos los "idiotas" que son

llamados a marcar la diferencia.

Esta novela está inspirada en esa historia, en lo que pudo ser. La vida de un

hacker con un nombre brillante, el extranjero de la realidad. Esta historia es tan

improbable como lo fue la realidad y tan real como esa ficción que parece “lo real”,

a menudo tan sesgada por el cliché de la información y por la falsa prosodia de

sus actos.

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La inexactitud de los libros

¡Mierda! Pensó cuando el frío del escupitajo le cayó por detrás de la nunca, como

un tiro fulminante y silencioso. Dos pisos arriba, Santiago y sus amigos reían

“como hienas inmundas”, pensaría después, mientras usaban las lapiceras vacías

como cerbatanas para desprotegidos paseantes.

Hacía mucho que le venía esquivando al tema de María, que si la encaraba, que si

no. Se había puesto su mejor vestuario. Sí, era como salir del potrero y pelearle un

partido a los ingleses, una meta casi imposible, pero no por eso menos atractiva.

Ingresó al edificio del colegio y se lavó la cara; cuando salió al patio la vio sentada

en un rincón repasando las fechas claves de la segunda guerra mundial. Dibujaba

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una línea de tiempo invisible con sus dedos de pianista eximia. Apenas lo vio ella

le regaló su mejor sonrisa, con pocitos en la mejilla y todo.

- Llegaste temprano, ¿no?

- ….

- Y … ¿estudiaste algo?

- …..

- Bueno… Me voy…a clase. Chau.

Nuevamente el silencio era el único lenguaje que salía de la boca de Franco. Ese

silencio

quería decir muchas cosas: “qué bueno que te encontré; sos lo más lindo que he

visto hoy y ayer y antes de ayer; menos mal que estás, me alegraste el día; corrí

quince cuadras para llegar a verte antes de que entraras a clase; las baldosas que

estoy mirando firmemente están dibujando un país secreto para que vos y yo lo

habitemos eternamente; alrededor de tu pelo ensortijado se han revuelto todas las

ideas que traía hasta aquí y ahora mi cabeza es una radio que se sintoniza sola en

un tema de Queen, etc. etc.”

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Ella se levantó de su asiento de reina y con suma delicadeza se perdió entre la

muchedumbre de “los otros”, los sin rostro, los que no contaban, los verdugos de

siempre, guionados por un maquiavélico rey de algún infame imperio colonizador

de almas.

No, se ve que el lenguaje del silencio aún no era descifrable para ningún ente

humano ni traspasable hacia ningún corazón.

En la sala de maestros, la profesora de Ética dijo que todos los chicos son muy

revoltosos, que lo más importante para ellos es hacer amigos y no los estudios y

que en general se portan bastante mal. Lo escuchó como al pasar: pensó que era

filosofía barata y con su imagen fantasmal de delgadez extrema siguió danzando a

través de las paredes del colegio, con el rostro cabizbajo, absorbiendo datos de

aquí y de allá sin una utilidad precisa.

En horas de Lengua leyeron por enésima vez “El Principito” y la profe dijo que no

es posible vivir en el espacio exterior y que por eso se trataba de un relato

fantástico.

A Franco todo eso le pareció una gran inexactitud, igual que esos relatos infantiles

y absurdos adornados con familias felices e historias de Navidad al calor de un

hogar.

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Se siguió ignorando su presencia durante toda la clase, a tal punto que hasta él

mismo dudaba de ser real o algún experimento fallido de algún mago que

desembarcó en la unánime noche de los presentes (1).

Entre los gritos y los portazos de sus padres, debajo de la cama, Franco había

encontrado un recurso mágico para ser feliz, breve pero contundentemente: sin

varitas mágicas, sin dimensiones desconocidas, sin superhéroes, sin espejitos de

colores. Realidad y ficción conformaban una amalgama indisoluble que no gustaba

de

la liviandad de los conceptos y que desmoronaba toda ciencia pragmática.

Los gritos afuera, el silencio interior. Solamente el silencio enhebrando con

delicadeza la reconstrucción de la memoria y abriendo el terreno poderoso a la

imaginación: ella, su sonrisa, el recreo y él. Shhh…Shhh…

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Nueve AM, sol despuntando el alba, otoño en colores de esperanza y pájaros que

retornan a su nido, rumor de río y trinos sobre los fresnos de los canteros.

- (Él, con voz grave) Che, y así que tenés prueba de Historia…

- (Ella, linda como siempre) Sí, la profesora es aburrida y tiene esa voz de pito que

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perfora los oídos.

- (Él, como si su edad interior coincidiera con la de afuera) ¿Sí, no? Es como una

gallina asustada que no sabe dónde depositar sus huevos. A ver?, a ver? A ver?,

Quién sabe, quién sabe cómo se llamaba el archiduque de Austria?...

Ella tocándose la panza de la risa, salían mariposas de su vientre.

Yo sé muchísimo de Historia, leo libros, podés venir a casa. Mi mamá nos prepara

un café con leche. Te puedo mostrar mi biblioteca. Mi casa es muy grande, tengo

una buhardilla secreta que siempre te he querido mostrar.

- Me gustaría ir, Franco.

Fin de la obra, danza de aves, destellos en los ojos de ambos.

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El despertador ponía un límite entre su felicidad y la amargura innominable de

todos los días. Cada mañana la madre lo levantaba de un tirón, lo peinaba con

gomina y lo depositaba como un paquete con fecha de vencimiento en el colegio

del barrio. Pero aún ella no llegaba y él se imaginaba un insecto diminuto tras las

frazadas, escapándole a un nuevo día de humillación en el colegio aunque con la

tristeza de no verla.

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En los primeros abecedarios del colegio lo hacían repetir: Mi mamá me ama, amo

la masa que ella amasa, mi mamá me mima.

No, mi mamá no me mima ni amasa, pero me pega un mazazo con el amasador

mientras un mimo se cuela por la ventana y hace el personaje de Carlitos

Chaplin….

No, los días de la infancia no eran así

El Idiota

“Es idiota. No sirve. Es así, que se le va a hacer…”

-Señora, no estoy discutiendo con usted la mala conducta de su hijo o su mal

desempeño en exámenes, sino su hipoacusia. Su hijo casi no habla y es

posible que tampoco oiga. Le veo la mirada distante cuando explico aunque sus

exámenes en general son muy buenos. Necesito una ficha médica para

comprobar sus condiciones reales de salud y después actuar en consecuencia…

Sinceramente, creo que usted, como madre, no ha hecho lo correcto hasta ahora.

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Su hijo la necesita…

Franco miraba la escena desde un lugar estratégico y se retorcía de placer. Era el

resentimiento en estado puro liberándose después de tantos años en fiesta de

ácidos estomacales corroyendo las entrañas de su madre y su rostro de

bobalicona ante la directora.

Porque ella odiaba, sí, descubrirse ante los demás como lo que era: una madre

ausente y amoral. Atrapada entre las fauces de su hijo, que rumiaba lentamente el

sabor de la venganza, salió como un tiro de gracia disparado hacia la calle, con

tanta mala suerte de pisar mal con un pie y caer al suelo vencida, en simbólica

muestra de nocaut.

Franco pensaba que la verdad que sus exámenes no eran tan buenos como

podría haberlos hecho realmente, pero algo en él le impedía sobresalir entre los

demás, era como una resistencia interna.

Proferir una palaba, cualquiera sea, podría ser usada en su contra porque al salir

del recinto respetuoso de su morada sería ya de otro, seguramente del enemigo.

Prefería, en cambio, ser un testigo mudo de su propia vida; hilvanando las

historias de los demás personajes azarosamente involucrados en ella, recogiendo

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los escombros de sentido entre una existencia asolada por el fuego de la

indiferencia.

No se sentía un protagonista, en cambio se pensaba a sí mismo como un poeta en

cuya boca muerta habitaban nuevas experiencias que poblaban de luces la

lobreguez de sus días. Con sutil encanto las palabras llegaban a él para animarlo,

pero no para ser oídas por los demás.

Sin embargo, la mayor revelación sucedería al descubrir que era capaz de

intervenir con igual provecho en la vida de los demás. Un limbo entre la voz y el

silencio, a medio camino entre la realidad y la fantasía.

Estaba en la sala de informática:

- Les voy a pedir que saquen sus netbooks y entren a la red interna del colegio,

dijo el profesor a cargo. Recuerden, que nunca tienen que ingresar a sus cuentas

privadas sino a la red de la escuela.

Los alumnos consintieron con igual desgano que en un clip de Pink Floyd.

Después de decir eso, una pelea inusitada en el pasillo lo interrumpió en sus

tareas.

-Franco, sos el mejor de la clase, vigilá que todo esté en orden.

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Tras decir eso, el hombre se enderezó los anteojos y se arremangó la camisa para

interponerse entre dos jóvenes furibundos, dejando a toda su clase al "cuidado" de

Franco.

Todos sus compañeros, como era natural en ellos, desobedecieron prontamente a

las órdenes del docente, entrando a los chats y mails personales. Franco

aprovechó su posición estratégica para tomar detalle de todos los datos: los

números y letras de algunas claves se desplegaban ante él como ventanas

invisibles que lo llamaban a descubrir nuevos paisajes del comportamiento

humano.

Lo que más le llamó la atención fue el facebook abierto de Santiago, el matón

del curso.

Inicio de la conversación 11 de abril de 2014 19:23

-No me das bola, ya te dije que te vas a arrepentir. Hablame boluda, estoy mal. Me

dijiste que no era mío. A vos qué te pasa. Mi viejo está en cana y encima me

haces esto, te juro que me las vas a pagar

-Contéstame Andrea, no te saques así. Vos me arruinaste la vida.

-Andrea no te lo sigo más. Es la última. Te vas a arrepentir te lo juro.

-A las 6, atrás del tanque, te espero, vení sola.

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No sentía ni la más mínima compasión por Santiago porque era el principal

enemigo de su felicidad. Se empeñaba en hacerle las burlas más crueles y hasta

de sólo presentir el olor de su colonia barata se estremecía de temor al punto de

extremo de mojarse una vez los pantalones.

Andrea no era mala chica, no molestaba a nadie, era simpe y buena y además

sería madre. Todos pensaban que era naturalmente de Santiago, pero él al

parecer no lo creía.

Las horas del colegio se diluyeron entre las tribulaciones de ser un testigo clave,

pero mudo, de lo que podría ocurrir. Y más aún cuando divisó en la mochila de

Santiago un objeto de aspecto puntiagudo, como un arma.

A la salida del colegio se pasó la tarde entera cabizbajo, tirando piedras con la

gomera hacia ningún punto fijo. Se debatía entre la inacción y el temor de ser

causante involuntario de algún desenlace fatal.

En su casa tenía un libro que había dejado su padre, estaba deteriorado por la

humedad y naturalmente lo leyó, como todo lo que atesoraba de él en las retinas

de sus ojos. Se llamaba El Extranjero y tenía anotaciones de puño y letra de su

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progenitor, como la consigna “estamos condenados a ser libres” de otro pensador

de la época, el genial Sartre. Esa frase le retumbaba en las sienes como una

bomba de conciencia dispuesta a estallar….

Llegó corriendo hasta el baldío detrás del parque en la hora señalada para otro.

Santiago estaba en cuquillas, en posición semifetal y como un niño lloraba con

gemidos agudos de dolor. “No me vua’ a quere, no me vua’ a querer, nunca,

nunca, nunca…”. Se presagiaba a sí mismo como una ave negra sobre el Busto

de Palas.

Desde cerca Franco pudo ver que tenía la pistola en la boca, pero su presencia

también era invisible para él, ya derrotado y sin ánimos de compensar

frustraciones con burlas odiosas.

Se trataba de hablar, actuar, de vencer la barrera de la seguridad del silencio.

Pero, ¿qué decir?, ¿qué? El viento amainaba las bolsas vacías de basura, como

en pajonales de un paisaje rancio.

Franco apartó con suavidad el arma con quien su antes verdugo ahora se

castigaba. Y lo abrazó casi sin quererlo, tratando de contener el pesado cuerpo del

otro muchacho, aferrado hacia el costado de la vida, en esa osamenta de

objetos inútiles, entre pilas de basura, a donde parecía que los ojos de Dios ya no

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llegaban. Pero a veces sí…

Ese día se convirtió en @camushacker.

El Extranjero

La soledad se hace carne en mí y la noche parece un desierto hoy... (2)

La densidad de la angustia que se respiraba cada día en la desolación de su

cuarto parecía poder cortarse en bloques y dibujar unos barrotes invisibles entre

su soledad y los demás.

No siempre había sido así, hubo días felices y dinero, pero todo se desmoronó

luego de la enfermedad de su padre, su afición a la bebida y al juego y luego…su

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absoluto silencio, igual que Franco, con la mirada perdida en ningún lugar del

mundo real.

Soñaba con escapar hacia algún lugar, no cualquiera, el lugar de verdad, un valle

verde dibujado en colinas, hojas de hierba y tejados rojos sobre las casas de

piedra.

En la biblioteca del colegio lo vio realmente, adentro de un anuario viejo de

National Geographic, pero ya lo había proyectado en sueños mil o más veces: un

paisaje irlandés donde los pobladores vivían de la recolección de frutas y

hortalizas.

Cuando alguien consultaba su lugar de origen le costaba nombrar a “Córdoba”,

hubiera querido negarla tantas veces porque ella sólo le recordaba su amargura.

En vez de eso, prefería como siempre el silencio y escribía en el papel el nombre

infausto, vencido en la realidad.

La casa se dividía en dos: allí donde andaba la madre fijando su territorio de

conquistadora y donde moraba él, el extranjero, el nativo desplazado, habitándola

con la levedad de un poema roto y huyendo de su mirada rapaz.

Desde allí, desde su invisibilidad, la miraba masticar con la boca abierta y gritarle

al televisor encendido a todo volumen.

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Se acordaba de su padre, cuando de rodillas le imploraba "piedad" y se agarraba

de sus pies como si fuera un náufrago en la tormenta.

Antes de que ella decidiera echarlo a la calle, por sus problemas mentales, supo

intentar ganar su cariño más de una vez. Pero ahora estaba orgulloso de odiarla,

era una victoria personal.

En la “pieza” (o celda) de la casucha mal gestada, la humedad se enredaba como

una hiedra venenosa a las cosas y se mezclaba soporíferamente con el frío

implacable del invierno que se colaba por la ventana desvencijada.

Entonces soñaba despierto con el lugar, “my place”, la aldea de los granjeros

irlandeses.

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Subido a un tren imaginario de un solo pasajero (él), y desde la ventanilla,

observaba como pronto todo quedaba atrás, azotado por el fuego del olvido y la

purificación de las almas.

Una Roma incendiada que se perdía en el camino y detrás de nubes esponjosas

que señalaban la proximidad del verdadero hogar.

En una de las casitas lo esperaban con abrazos y una tarta de manzanas recién

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horneadas. Cuán verde era ese valle…

Él, el exiliado de retorno, se preparaba para hacer posesión de su casa,

calzándose unas pantuflas algodonadas como esas nubes, que jugaban con el

viento alrededor del sol.

Y, como arena fina entre los dedos, el paisaje se iba escurriendo con el frío de la

pieza al caer la noche.

________________________________________________________________

Sin embargo, desde hace una semana había descubierto que su soledad podía

compartirla con la soledad de otro, la de Santiago.

Después de la trágica experiencia en el baldío, Santiago se había transformado en

un suicida en retirada, ¿qué es esto? Un sujeto melancólico que atravesaba su

existencia de manera automática, con la mirada perdida en otro lugar, igual que él,

un exiliado de la vida.

Cuando entraba al colegio, lo miraba absorto, era sólo a Franco a quien miraba

realmente, como una manera de asentir, de reconocer, que eran dos habitantes de

otro país, lejano y distante, y que se fingían geográficamente allí sólo para

aparentar cordura.

Dos (casi) niños, (casi) adultos mirando al sudeste, hacia un horizonte

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tan apartado como otra galaxia.

Hasta que una vez Santiago dejó su recinto sombrío de angustia para reírse con

él.

Iban caminando por la ruta de tierra. Le escupió al lado al lado suyo. Franco lo

sintió casi como un signo de aliento.

-No boludo, no te asustes (le extendió la mano, como un puente imaginario).

-… (rostro de sorpresa, ojos caídos, con rubor de vergüenza)

-Vos sos Franco, ¿no?

-… (asintió con la cabeza)

- Ah sí, ¿querés un pucho?

-… (sí, ¿por qué no?, para despejar la niebla con humo caliente…)

-… Ehmmm. Qué día de mierda. Bueno, chau bolu… Le refregó la cabeza con una

mano y se rió.

-… (chau boludo… chau Santiago, chau…)

Ese día apenas llegó a la casa se tomó entero un plato asqueroso de sopa. Y se

acostó boca arriba. La mancha de moho de la pared se abrió sorpresivamente, y

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una nube radiante pasó saludándolo (como Santiago), emigrando hacia el Sur.

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Se calzó los botines negros y la remera vieja de Talleres del padre. En el potrero

lo esperaba el Santi, gambeteando como los dioses.

Lo invitó con un aventón de manos, como entregándole una llave para entrar a

“su” lugar. Punto de penal, tres pasos atrás, arco enemigo, pie izquierdo y…

¡marca de gol!

Detrás de la red, el fulgor del verde de Irlanda se fundía con los colores del otoño

y el olor de las manzanas. María también estaba ahí y movía la cabeza arriba y

abajo, una y otra vez, como era su tic habitual. Si le hubiese preguntado algo,

cualquiera sea la pregunta... ella habría dicho que "sí".

__________________________________________________________________

______

Después de su ensoñación, le salió como algo extraño, una contusión interior, un

pájaro herido reviviendo en la noche y gorjeando junto a una fuente de plata.

Entonces una risa inusitada rompió la barrera del silencio y detrás de ella una

cascada, en borbotones de

alegría.

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Inconscientemente lo hizo, abrió la cuenta de mail de Santiago en "enviados":

[email protected]

CC. Para [email protected]

Ese tema es de putos, pero me dijiste que te gustaba. Se ve que por vos hago

todo. Hasta me vuelvo puto. Te lo mando. Cuidate. Estoi buscando trabajo. Te voi

a mandar para los dos. Yo te voi a esperar…

Adjunto. La soledad se hace carne en mí. Abel pintos.mp3

Después de ver el correo se sintió aturdido, le dio remordimiento ponerle palabras

a los ojos rojos inyectados de sangre de Santiago. Era demasiado perturbador

para él tener tantas palabras atragantadas, atoradas e incapaces de salir, de

dispersarse entre el viento siquiera.

Sabía que “lo iban a cagar a trompadas”, porque Andrea salía con "el hijo de un

cana" y se la tenían jurada. Lo había escuchado esa tarde. Pero… ¿cómo pedir

ayuda sin decirlo?, ¿cómo avisar sin voz?, ¿y cómo luchar a riesgo de morir, de

quebrar su recinto seguro hacia ninguna certeza de nada?

Asumir el peligroso rol de salvador de Santiago lo atormentaba, pero en su mano

latía esa llave invisible para retornar por fin a su hogar.

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Literatura y Vida

Hubiese querido desintegrarse en el aire como los pistilos de los panaderos,

esparcidos por el viento en señal de buen augurio…

Mientras Santiago se hundía en la depresión como un Cancerbero oliendo la

muerte a cada paso, él sólo pensaba en las improbables chances de que su

descubrimiento cibernético le trajese algún bien a su miserable vida.

Se debatía entre el hastío y la miseria acosadora de todos los días y la angustia se

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le pegaba a los poros, adosada en los pulmones como el frio húmedo que se

colaba por la ventana. De un día para el otro, Santiago se había hecho un

seguidor destacado de la

cursilería de las “canciones para putos” y se las enviaba, con letras y poemas

improvisados, a la cuenta de Andrea, quien se mostraba imperturbable como el

mármol.

[email protected]

te quiero, vida mía, te quiero noche y día, no he querido nunca asi. Aunque haiga

cosas que nos separen vos y yo siempre vamos a estar juntos. Chau, mi amor.

Ayer te deje plata con mi tia.

San.

La muchacha se le figuraba a Franco detrás de una puerta de acero interminable,

señalando su negativa a cualquier gesto y Santiago, como en ese cuento

kafkiano, se dibujaba tan torpe y diminuto como él mismo, frente a la tiranía de su

madre.

-Dale, boludito, levántate, dale, dale, daaaaaaaaaale! Vamo al médico, dale.

El coloquialismo burdo de los insultos de su madre siempre interrumpía a la

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Literatura de sus ideas que, en absoluto, se reconciliaba con la vida, tan aciaga e

imprevista como un mal boceto sin terminar.

La Literatura, se reunía con la libertad, con la satisfacción, como en los

imaginarios

idílicos que dibujaban la cursilería de esos temas donde, en su caso, María

sonreía y tarareaba con ojos embelesados de amor.

Pero también la Literatura le robaba a la vida, al roce de la piel en un apretón de

manos o, mejor, al olor de la piel resoplando aliviado en un abrazo cálido y la vida

se iba desdibujando detrás de las palabras, mientras la tarde caía

apesadumbrada sobre el comedor.

En todo eso iba pensando cuando el colectivo se detuvo como un estampido de

bestias feroces sobre el pavimento, licuando los sueños y la filosofía con el atroz

desencanto de la realidad.

Suplicantes, los padecientes pacientes esperaban en la sala de guardias del

hospital

-Ka…

-¡Si acá!, dijo la Señora K. mientras arrastraba a Franco como una bolsa de papas

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ante la total indiferencia del resto de los suplicantes.

-A ver, que les anda pasando… (palabras ensayadas, libreto de antemano)

-Si mire, este chico (cuesta llamarlo hijo), no habla (no quiere), no sabe hablar (no

acepta), no le funciona el celebro (no como esperarías).

- SÍ, deme los resultados de los… sí, de las pruebas que le mandé a hacer.

-¿Y?

-Todo… todo parece estar bien, correcto, correcto. Me puede dejar hablar con el

chico a solas.

A “solas”.

- Menos mal que se fue tu mamá, ya me tenía podrido. Así que vos no podés

hablar. ¿Y si te clavo esta jeringa en la pierna? (puso un líquido para la

somnolencia) - - Aaaay! (sonido evidenciando lo indecible)

- - Me parece que sos más inteligente que lo que dice tu mamá. ¿Te fumás un

pucho? (tengo catorce años) Yo también finjo, como vos, en realidad no soy doctor

aunque lo parezca y aunque legalmente lo sea. En realidad yo soy escritor, tengo

seis libros sobre los egipcios y todas estas cosas las traje de allá... ¿sabés..?

(¿qué me importa?)

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- Y sobre los faraones y las pirámides y la mitología egipcia y estos

(¿mamotretos?), todos estos libros yo los escribo entre las pocas horas libres, que

son las que cuentan y en realidad soy muy famoso (¿y si es así porque no te

quedás allá?) Y esas mujeres que están afuera (¿las pacientes?) son las ammas,

las madres del desierto, predicando bajo la persecución del parlamento romano…

Y esos hombres, son Ramsés II y III…

3riojebl´bepbewjebkebebrkèbk`pebrk+eb+peñfñerbpwehwrvlrjrwrbjebrbpe

Sonidos que ya no decían nada y entonces, detrás del monólogo interminable del

doctor y su obsesión por los egipcios, se dio cuenta de que ya no estaba ahí, sino

sobrevolando el antiguo imperio africano. Tampoco estaba ya ahí el niño que

jugaba con un pedazo de cartón, ni siquiera la madre del niño, con frenética

adicción a la tecnología celular y, por supuesto, tampoco él mismo con la mirada

perdida ya en otra parte.

Antes de salir del consultorio miró hacia atrás, como buscando algún remedio para

su escepticismo, y vio junto al escritorio de su médico un libro estrujado que

seguramente le servía de consulta frecuente. Se llamaba “Tratados y Noticias

sobre Alquimia y Seres Elementales”. El autor era su padre…

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En la hora premeditada, Santiago y él salieron del colegio y sus verdugos lo

esperaban, a la vuelta de la esquina. El polvo suspendido en el aire presagiaba el

final épico de un duelo de malevos. Con las mujeres asomándose por las

ventanas, oreando los trapos al sol en un destino inexorable que los aguardaba a

ambos.

En ese escenario infausto donde la vida y la muerte se jugarían un duelo,

como en un partido de truco, comprendió qua la Literatura era la realidad y lo que

los otros llamaban real no era más que una máscara absurda, detrás de la cual

todos se ocultaban.

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Los sonidos del silencio

El desenlace se presentó inevitable porque en realidad ese duelo ya estaba

definido desde hace siglos, desde aquellos tiempos remotos donde

los hombresbestia conocieron a los hombrescordero y se dedicaron a cazarlos

furtivamente y través de implacable paso de años de batallas vencidas.

Las nubes negras marcaban el regreso de la oscuridad, la vieja compañera de

todos los hombrescordero, ahorcándose en las infinitas sogas de los árboles

negros o adentrándose en los profundos silencios del mar muerto.

A la vez un trueno, un rugido amenazante del Señor, congeló el paisaje como en

una fotografía y entonces aparecieron los verdugos, con palos en las manos y

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borceguíes en los pies. Voces distantes y ni una palabra verdadera, caos de

gritos, insultos y amenazas.

-Qué hace vo’ con la Andrea, ¿eh?

Los sonidos del silencio marcaron la absoluta desproporción de la batalla: los

golpes de culata y las patadas en el estómago a Santiago hirieron tan

profundamente el aire, pestilente del hedor que exuda el miedo de los vencidos,

que las aves salieron despavoridas volando atontadas en círculos diversos,

buscando aires de libertad entre el encierro de

los mutilados. Sin embargo, el atroz cuadro se desintegró como el vidrio contra el

suelo, ante el feroz grito de guerra de Franco.

-A vo también te vamo a hacer cagar…

-….

-Hablá, puto, cagón.

-…

Una vez dicha ante el enemigo, su voz sería inservible como una hoja al viento

que no encontró su buzón.

Pero su grito, terriblemente agudo y sonoro conmovió la tierra y el polvillo lo llevó

consigo en andas, hasta los oídos de un cartonero que pasaba por ahí, con la

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barba raída y los ojos luminosos. Y entonces la pelea se detuvo.

Esta vez los hombresbestia se retiraron cabizbajos, sabiendo que ya volverían

pronto a buscar sus víctimas, los corderos degollados, ya advertidos del

maquiavélico funcionamiento de la “democracia”.

El hombre de los cartones pasó silbando y riendo, lo seguían tres perros y un

chivo. ¿Y si fuera Dios?

Franco, trató de enderezar a Santiago que, como Lázaro, revivió con algo del agua

con que le mojó la cara.

-Vo soi Dios?

-… (Ojalá, ojalá…)

-Vo so bueno…Vo so…

Santiago deliraba, pero a la vez aunque moribundo era el motor de vida de

Franco, quien como una órbita a su alrededor lo salvaba otra vez de un final

trágico. Después de arrastrar casi 30 cuadras el robusto cuerpo de Santiago y

depositarlo

junto a la puerta del dispensario más cercano del inhóspito lugar, Franco se sentó

a descansar, en el séptimo día.

Todo lo que jamás creyó poder hacer en su vida sucedió en un segundo, un grito

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de horror que destrozó para siempre la barrera del silencio interior que lo

atormentaba de impotencia. Se sentía casi un profeta, misionero de la

amistad, corderolobo escondiéndose en la selva del territorio enemigo.

Autor/Personaje

Pero aún no podía estar seguro, ¿y las palabras?, ¿Qué harían los hombres con

sus palabras?, ¿las usarían para amordazarlo infinitamente, como a su padre? Ya

casi ni lo recordaba, pero sí a sus palabras, que sonaban tan melódicas como el

rumor de los pájaros fabricando sus nidos.

Adentro de su casa, o casilla, y con su PC empezó a pensar en María. La

recordaba vendiendo las pizzas y las empanadas en la casa de la esquina.

34

Page 35: Camus hacker-final

-Franco, ¿lo de siempre?

-…. (lo de siempre es la rutina infame, lo único sos vos)

-Están calentitas, tomá, una docena de empandas dulces.

-…. (tus manos, abiertas, se parecen a las manos de la virgen… podrías

acobijarme eternamente entre esas manos…)

Si tan sólo pudiera hablar con ella. ¿Servirían esas palabras para amar, tender

puentes, construir sólidas estructuras o sólo para destruir y barrer todo lo que

alguna vez nos hizo felices, como siempre pensó?

Leyó en un libro de mitos africanos que antes de la escritura no existían guerras,

las palabras fueron usadas para separar, marcar abismos de desigualdad, muros

impolutos.

Ni siquiera sabía si Santiago estaba aún a salvo, las bestias se empeñaban en

destruir a cada paso cada surco de vida y cada palabra quedaba atragantada para

siempre en el dolor de ya no ser más que un anacoreta, subsistiendo en la

penumbra interior.

35

Page 36: Camus hacker-final

Pero María estaba conectada, imposible sería no leerla, acaso pudiera

desentrañar la magia de las palabras divinas que conectan finalmente a los

hombres y los hacen felices. A través del alias de su alter-ego informático, le había

solicitado amistad en Facebook.

28 de abril de 2014 13:50

....

-hola, kien sos

......

Hola…

…..

KE Kallado estas

@camushacker está desconectado o no puede recibir mensajes

_____________________________________________________

(No, todavía no, estoy desconectado, pero puedo recibir mensajes, desde aquí

desde donde estoy, en un sitio remoto aislado por protección)

36

Page 37: Camus hacker-final

Se resistía al silencio y a la vez a la palabra. Hasta que descubrió que el mejor

camino era la palabra de otro. Sino más genuina, más experimentada que la

suya…

-Jamás la lógica del mundo nos ha dividido

- volviste? Que estabas haciendo te comieron la lengua los ratones jajaj...

-Tú, aire que respiro en aquél paisaje donde vivo yo…

- QE??

-Tú me das la fuerza que se necesita para no marcharme

-a donde te vas? no te vayas

-TU ME DAS AMOR…

-K dulce sos

-Mil momentos como este quedan en mi mente

-Ssssi...ya me voy a ir para casa dentro de un rato. Un besoooooooo

-…(Sí, ya sé que sos esquiva, como quisiera destruir para siempre este bloque de

hielo que me mantiene atado al otro costado de la vida, a donde lo encontré a

Santiago aquella vez, en la oscuridad de siempre, mi única consejera)

@marialadelbarrio está desconectada o no puede recibir mensajes en este

37

Page 38: Camus hacker-final

momento

Franco pensó que todos a su alrededor estaban desconectados, movidos por un

hilo invisible de algún titiritero desquiciado, en un circo de explotadores.

Algunos hombrescordero como él se negaban a los libretos premeditados de tan

infames dueños, lo hacían con su silencio. Y sin embargo tanta soledad se hacía

absurda, pesada y gris como una nube de lluvia infinita.

Hubiera querido regresar a Irlanda, la pradera de sus sueños. Hablar con su

padre, comer la tarta de manzanas y salir al jardín a oler la frescura de los árboles

frutales en flor. ¿Cómo serían sus labios?

Acababa de cumplir los quince años, hace escasas horas. Ella también tenía

quince. Iría finalmente a ese baile al que ella va siempre y pondría un nuevo disco,

una música melódica para poder bailar lento y tocar su cintura.

Shhh…shhhh

____________________________________________________________

-Lo que haría, por no sentirme así…

-¿así, cómo?

-Así solo, así perdido

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Page 39: Camus hacker-final

-No está solo, yo toy con vo

-Pero vos sos mi sueño, te vas a ir…

-Y si me soñás para siempre…no

_________________________________________________________

Ahí, pero dónde, cómo. Estaba siempre a su lado, junto al lavabo, al lavarse los

dientes, junto a la mesa de luz. Con el perfume y la frescura de una rosa en un

jarrón. Ahí, pero dónde y cómo. Para siempre él su autor, y ella su personaje.

Dibujando su conciencia, la calidez de su piel, sus ojos rasgados, las mejillas

coloradas. Para siempre ella un boceto de su imaginación creadora, recopilando

fragmentos de su verdadera existencia para rearmarla ante sí. Inalcanzable e

indispensable como el oasis de un desierto.

Para siempre él su personaje porque ella definía en realidad sus emociones y él

se dejaba manejar sin resistencia por los hilos de seda de tan magnífica autora.

Si fuese más de esto y menos de aquello. Si fuese para ella su personaje, tan

bello como sólo ella pudiera construirlo, orgullosamente, y amarlo para siempre,

39

Page 40: Camus hacker-final

en un sueño eterno, a través de una pc y sin desconectarse…

Plagios

Ella se mostraba inalcanzable en la mañana, pero en la soledad de sus tardes

iluminaba el cuarto oscuro como un claro de luz infinito.

Detrás de las maderas crujientes de la puerta rechinaba el viento, filtrándose

como una sombra pestilente de amargura. Allí en su pieza iban a dar todos los

40

Page 41: Camus hacker-final

vientos, todos, pero él solo podía pensar en el poder de las palabras, las mágicas,

las verdaderas.

Eran palabras prestadas, pero más suyas que la guarida profunda de su silencio

absoluto donde reposaban todas, amontonadas, esperando poder elevarse como

cometas en el cielo.

Se había instruido en el arte del plagio, el de los recolectores de historias, de

frases, momentos: como aquellos narradores del Oriente que, en las plazas del

mercado, se sientan a narrar las vidas pasadas de los hombres que se diluyen

bajo las arenas del desierto.

Escogía entre los desechos de sentido que pululaban en las marginales poéticas

de aquellos lugares donde no llega nada, ni nadie, más que los ojos de Dios. Un

grafitti, un poema envolviendo un paquete y, sobre todo la música, SU música, el

obsequio más sagrado para un habitante del silencio.

Sólo bastaba con apoderarse de sus auriculares, como las abejas que se

disponen laboriosas a extraer la miel, sorbiendo los frutos sabrosos de su

maravilloso mundo interior.

Lejos quedaban todos los gritos, los sonidos torpes, los sinsabores de la rutina y

41

Page 42: Camus hacker-final

la pared mohosa, mágicamente, reverdecía nuevamente de alegría en arroyos,

jilgueros y cerezos en flor. Ella llegaba y, con las manos abiertas con las que la

recordaba siempre (como en la estampita religiosa de su cuarto), lo invitaba a

compartir su alegría o su llanto.

Cualquiera fuera la opción siempre lo liberaba de su ensimismamiento atroz,

absorto frente a un escaparate de anhelos imposibles, como un mendigo del

amor.

Una canción, cuidadosamente escogida para ella (aún la más cursi) bastaría para

retenerla, tanto como pudiese, para recrearla en su pensamiento una y otra vez

. -Hola @camushacker, esta re bueno tu logo

-….

-Decime de donde me conoces, estas????

-...

-Hola, estas? Holaaaaa

-Qué me importa haber sufrido, si ya tengo lo más bello y me da felicidad…

- No lo conozco a ese, me gustaría que me lo cantes si pudieras….jejejeje

Siempre me vas a cantar? Stoy :-( hoy, mi papa me dice que se muda la obra q

nos vamos

42

Page 43: Camus hacker-final

-esteamorquetumehasdadoesaquelqueyosoñé… (me salieron…las

palabras, ¡todas juntas! ya no puedo ya reprimirlas)

- No me quiero ir, yo tambien sufro

- En un mundo tan ingrato, sólo tú me das amor (siempre te voy a cantar, con

los latidos de mi corazón que vencen este mundo mío desmoronándose a cada

rato, sostenido por las cuerdas de la imaginación, como un viejo violín que ya

nadie quiere tocar, solamente vos lo descubriste y sonará eternamente en mí.

Vos…)

-K lindo!!! -Pero a veces tengo miedo, aca ya no vendemos nada, mi mama hace

costuras para el cantri de la esquina, pero yo no se, si se viene abajo lo de las

comidas. Vos no tenes miedo a veces? Ayer mi hermano se escapo otra vez, vos

no te escapas?

-Este amor siempre es sincero, sin saber lo que es el miedo. En un mundo tan

ingrato, AMADA, AMANTE (estoy escapándome de este mundo solitario, con tu

voz, que habita en mi cabeza)

-Vos sos raro, no sos como los otros, y es que, ¿en serio no estás en nada

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Page 44: Camus hacker-final

raro? Mi mama dice que la gente rara anda en algo feo, ¿Cuándo te voy a ver?

-Este… Este amor que me has dado, amor que no esperaba, es aquél que yo

soñé. Va creciendo como el fuego, es hermoso dar amor (te puedo comprar dos

mil quinientas empanadas para que te quedes eternamente, sentada ahí, sobre la

verja, hasta que yo llegue, bailando con la punta de las zapatillas suspendidas en

el cielo, siempre.

SIEMPRE, AMOR, HERMOSA, ESPECIAL, SUAVE, MARIPOSA, CIRUELAS,

LÁGRIMA, LABIOS, PIEL, FLOR ….)

-Si me gusta este tema, mandamelo. TQM :-) si te quiero ver, ¿venis a la fiesta el

viernes? Te espero

.Yo… Este… Yo… vos… Te amo

María La del Barrio está desconectada o no puede responder en este momento

------------------------------------------ -

El siguiente mensaje no pudo enviarse : -Yo… Este… Yo… vos… Te amo

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Page 45: Camus hacker-final

Todas las letras, todas, corrían hacia él, se arremolinaban ante sus ojos,

refulgentes. Casi podía tocarlas, sentirlas, enhebrarlas, hilvanar un collar de perlas

con ellas, palabras hermosas que jamás había dicho y ya casi no recordaba su

sonido, pero sí las imaginaba…

O acaso las había inventado, un hacedor de lo indecible…

Amar..Ría…Mar..Haría… Todo su universo estaba ya impregnado de su esencia.

Como un torrente de lava, venas sangrantes, ebulliendo su adolescencia a flor de

piel, encrispados los nervios de la necesidad de verla el viernes, de impedir que se

fuese, que se bajara el telón sin su amado personaje, sin su autora.

Shhh...

__________________________________________________________________

______

- ¿Cuántas empanadas vas a llevar?

- Doscientas mil -

-No son muchas?? (las mejillas ruborosas)

- Puedo comprarlas a todas, y en mi auto llevarte a pasear, a la orilla de un río, no

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Page 46: Camus hacker-final

el de acá, uno de verdad, con agua cristalina y pececitos dorados.

- Pero…¿y si me tengo que ir?

- Si te sueño toda la vida nunca te vas a ir, vos me dijiste…

- Sos un loco…

- No te apartes de mí…

_________________________________________________________________-

Pensaba que el mundo es siempre una canción de amor en un grabador a veces

descompuesto, o deteriorado, pero que siempre vuelve a sonar y su imaginación

era tan potente que hasta casi podía sentir el olor de su perfume y las yemas

rugosas de sus dedos laboriosos recibiéndole el dinero.

La puerta jamás estalló tan estruendosamente como en aquél momento, con la

irrupción de lo real:

- Franco, Volvió, el papá.

Pero el tema ya estaba sintonizado en una sola frecuencia, en un mismo ritmo.

No había lugar para palabras nuevas, otras ideas. Su mundo ya estaba inundado

de aquellas y no deseaba aferrarse a ninguna costa, tocar el suelo firme dejando

atrás el mar de sus tribulaciones.

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Page 47: Camus hacker-final

Como un náufrago en un mar de emociones, no podía sino empaparse de esos

sonidos de las canciones y refrescarse el cuerpo flacucho, alimentándose de las

palabras mágicas.

-FRANCO!!… Volvió el papá.

“El Papá”… Por primera vez en muchos años vio realmente el cuerpo regordete y

los ojos cansados de su madre y hasta la vio más linda que otras veces. María…

Mar… Ma... María rima con mamá…

Géneros

Su padre estaba sentado en la silla rota del comedor, una silla rota para un

hombre que había sido el artífice principal de todos sus recuerdos.

-Toma, toma la leche

La natural rudeza de su madre siempre le desdibujaba a todos sus héroes. Ella

literalmente había vaciado lo poco que había en la heladera para dárselo al

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Page 48: Camus hacker-final

anciano. Era un acto de amor natural, jamás se había dado cuenta de esos

detalles, de qué también a él, a Franco, le dejaba siempre la milanesa más grande

y ella comía las sobras en otro plato, no el de la porcelana azul. Allí viéndolos a

ambos, pensó que tal vez su representación había sido un tanto

maniqueísta esos años. Definitivamente. Con la presencia de María a su lado,

quien invisiblemente le tendía un puente de reconciliación con él, igual que

Santiago, quiso decirle a su padre. "Che, viejo", como todos los demás...

-Ahhhh me quemo, Martaaaaaa!

La madre le puso los pies en remojo, con agua y sal. El padre, la madre, ¿qué era

su vida?, ¿un sainete, un grotesco, una comedia negra, una película neorrealista?,

¿qué era el absurdo de lo real y donde estaba Irlanda, su otra casa, cuando

acabaría ese exilio interior?

El hombre tenía los ojos fijos en el piso. Estaba hechizado de algún pensamiento.

Embebido del alcohol que alimentaba todos sus delirios. Se le acercó,

hubiera querido decirle "Talleres, ganó el domingo..."

Pero él se adelantó, le tomó una mano con firmeza, casi le hacía daño, pero era

necesario que se la estrechara con tanta fuerza. Se acercó a sus oidos, reales, y

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Page 49: Camus hacker-final

le dijo: -Franquito, no te vayas...

Y luego volvió a desvariar, todo se hizo difuso. Y al final tuvo que huir,traicionar su

pedido, huir sin bolso: para qué, no necesitaba más que su imagen, ella lo

acompañaba fantasmalmente, en su memoria, pero iba a su encuentro real.

María, la del barrio, estaba en la puerta del local de comidas, golpeando sus

zapataillas en punta, con los pies entre el cielo y la tierra, bailando con ellos,

sentada en la verja, esa verja agrietada a punto de venirse abajo, como su propia

vida...

-Franco, te doy lo de siempre??? -...

-...Me deben mucha plata, tu mamá me va a tener que pagar, tá muy dura la

mano. Vo sabe...Pero, io

-...

-Sí... no tienen plata. Nadie tiene. Tomá, lo de siempre. Dejá...

Él, sin embargo, quiso pagarle y le acercó el libro en vez del dinero.

Ella levantó el ceño en señal de asombro y leyó en voz alta y con algo de

dificultad: "El Extranjero: Albert Camus"...jajaja. ¿qué me querés decir? Después

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Page 50: Camus hacker-final

me traes la plata.

El asintió y salió rápido en carrera con la vida.

Iba resignado, otra vez absorto en los pensamientos. ¿Qué era su vida?, ¿un

cuento absurdo?, ¿cómo sería el final? Le hubiera gustado recoger todos los

fragmentos de momentos felices de los últimos días y hacer una comedia, o un

cuento con final feliz: la mirada de "el papá", la voz de la madre diciéndole su

nombre, el

apretón de manos de Santiago y la sonrisa de María.

Por el camino de tierra iluminado tenuemente, su sombra delgada se proyectaba

más grande que de costumbre. Una estampida de pasos atrás le hizo pensar lo

peor...

-Camus, Camus Hacker!!!!, Camus!!!

El ya no era un hombre, era un manojo de nervios petrificado junto a su sombra,

temía darse vuelta y convertirse en estatua de sal, no podía ya decepcionarse de

nada más. -So vos. Camus... tu libro!! tomá!

En tonces sucedió lo imposible. Ella tenía una calza roja y un pañuelito rosa

anudado al cuello. No pudo ver más que eso...

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Page 51: Camus hacker-final

Todo se sucedió rápidamente, demasiado, aunque lo recordaría toda su vida

entera, hasta el final de los días. Se acercó a él, le tomó la cara con ambas

manos y le susurro casi:

-Io, no puedo. Toma. Io estoy con Santiago, pero gracias por todo...

Entonces, lo real y lo lo irreal se unieron siniestramente y el pueblito infernal que

habitaban pasaba de ser Macondo a Comalá. El elemento vital para girar

drásticamente el guión hacia una tragedia de amor shakespereana...

El libro, de los nervios, se le cayó a un charco de agua sucia. Lo limpió un poco

con los dedos temblorosos. Aunque hubiese querido

decir algo coherente (aunque sea para sí mismo), hubiera sido imposible.

Máscaras

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Page 52: Camus hacker-final

Desde que el argumento de su vida se definió tan absurdo como destructivo,

Franco permanecía como un náufrago, aferrado a sus recuerdos o, mejor, a los

inventos de sus recuerdos. Se retorcía de dolor y se abrazaba a sí mismo bajo el

influjo nostálgico de la eterna noche de los muertos.

Estaba siempre con la mirada perdida en algún punto inexacto de la mesa y en su

odio profundo se liberaban y se redimían también su madre y su padre. Los tres

ausentes comiendo las manzanas subastadas en el cajón que compraron en la

esquina, con el aroma de Irlanda.

Allá afuera la escarcha se filtraba en la gota que derramaba la canilla

exterior. La canilla solitaria a donde los perros vagabundos iban a sorber sus

últimos hálitos de vida.

Cuando iba de camino al colegio, de verdad parecía sobrevolar el campo de trigo y

hasta ese momento nunca se había dado cuenta de lo hermosas que eran las

nubes algodonadas sobre el amarillo verdusco de esas tierras, que labraban los

obreros. Esos hombres que tenían pocos motivos para sonreír, pero aún lo hacían,

con sus dientes destartalados iluminándole el rostro a la Pachamama.

La soledad que sobreviene posterior a la esperanza es mil veces más trágica que

la de la indiferencia sin aspiraciones, pensaba. Sentía que su soledad se colaba

entre sus ropas, le envenenaba los oidos y luego trataba de reconfortarlo con

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Page 53: Camus hacker-final

argumentos infames, enmarañándole los cabellos con sus garras de ninfa

demoníaca, reposando horrible y fantástica sobre la oquedad de su vientre.

Santiago se mostraba triunfal, otra vez, como aquél héroe que renacía al volver a

Ítaca y sus bromas nuevamente alborotaban la pasividad crispante del cuerpo

docente.

-¡Franquitooooo!, ¿cómo va?

Le sonreía y le guiñaba el ojo. No sentía rencor hacía él si no expresa y

contundente admiración. Así con sus zapatillas gastadas y su jean corroido por el

tiempo y la renguera de sus pies y con la muela rota. Allí donde los otros creían

ver la confirmación de la victoria sobre los oprimidos, él sólo veía un Sansón

victorioso irguiéndose otra vez con el cabello radiante.

Novelas

Esa noche una invitación llegó a su buzón de correo: a ese donde nunca llegaba

más que el spam.

Saylor Moon (*) desea ser tu amiga en Facebook (lo aceptó)

Saylor Moon dice:

-Hola, Franco, ¿te dicen Franz?, ¿cómo Kafka?

-...

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Page 54: Camus hacker-final

-Se ve que te gusta Albert Camus

-...

-Digo por tu nombre

-...

-¿Estarás del otro lado de la línea o una vez más estaré hablando yo sola y para

mí para vencer mi soledad?

-...

- Estoy cansada de los sitios de gays, nadie entiende a la indefinición, debería

existir un nuevo género para el que sólo quiere liberarse de todo autoritarismo

vacuo. Pero vos, Franz. Franz, Franco. ¿te gustan los animé?

-….

-Yo te no voy a lastimar, puedo ser la que vos querrás que sea. Como en los

juegos de roles. Ahora mismo yo soy tu Sherezade y estoy tratando de encantarte

y te olvidás de mí y de mi apariencia y dejás de pedirme estupideces, como el

número de mis medidas o el tamaño de mis lolas, mientras yo endulzo tus oídos

como la miel en los panales. Y soy así, indefinida.

-…

- O también puedo ser tu psicóloga. Usar un avatar, con lentes. Podés imaginarte

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Page 55: Camus hacker-final

que soy tu Simone de Beauvoir y vos mi Picasso y aunque las fechas no coincidan

le podemos meter los cuernos a Sartre y sorber un café colombiano en París,

mientras el Che disimula su encanto revolucionario, escondido en Praga.

-…

-Si sos… un niño puedo ser tu madre y decirte que sos mi preferido y besarte la

frente

-….

-Pero si sos otro “loser”, como yo, puedo decirte que me pinto los labios de negro

y me dibujo heridas falsas con tinta roja y lloro escuchando a Kurt Cobain, todo el

día. O si sos un viejo amargado buscando amor en la noche puedo decirte que soy

una colegiala divertida. Puedo ser la que vos quieras.

-¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAA!!!!

- Bueno, sea lo que sea, por lo menos dijiste algo.

- Tengo un problema

-¿Cuál es?

-No puedo hablar

-Pero estás hablando

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Page 56: Camus hacker-final

-No, vos no sos real, otra vez estoy soñando, otra vez va a pasar, otra vez me van

a internar...

-No yo soy real, mírame. Yo existo. Yo soy… Soy, como vos, soy una persona o

una máscara. Persona quiere decir máscara. Si yo te dijera… quien soy te irías

para siempre. De este nombre maldito que todos ahuyentan.

-Yo… Esto es un sueño.

-En los sueños las personas no te muestran cómo son realmente (le muestra con

su webcam, la amputación de su pierna izquierda). Te mostré mi silla. Has visto

más de mí de lo que nadie verá -tal vez- nunca.

Si te hartaste de ser lo que los demás quieren que seas, para ellos, para su

egoísmo; entonces tenés que salir al mundo, no importa lo feo que sea.

Cuando miro mis piernas, o la ausencia de una de ellas, pienso que ese día yo iba

corriendo detrás del tren, para irme a Buenos Aires. Pienso que mi hermano no

llegó y que yo sí. Y que llevaba el mismo pañuelo rosa anudado al cuello. Elegí

luchar por él y por mí. Mucha gente ha pasado por aquí, mirándome con lástima,

ofreciéndome piernas falsas. Pero yo no las quiero. Si son falsas prefiero mi

ausencia, esa ausencia es más genuina que la falsedad de una pierna sin dueño.

Me recuerda siempre quién soy.

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Page 57: Camus hacker-final

-Tengo miedo.

-También yo, ese suelo nos devorará vivos, ¿no? Hacé como Saylor Moon,

jugatela, por “El Caballero Enmascarado”, por tu amor secreto.

-Ella no es como vos ni como yo...

-Y tampoco es un verdugo, no le pidás que sea más de lo que es.

-No me ama.

-Entonces vos tampoco la amás. Aún una ausencia es más genuina a veces que

un sentimiento prestado...

Franco está desconectado en este momento.

Las piernas corrieron más que nunca, como si fuese un corredor jamaiquino

batiendo récords, sentía que Saylor Moon le había dado sus piernas. Nunca había

visto alguien más corajudo y hermoso que esa mujer y su ausencia, mi “Saylor

Moon”...

La casa de empanadas decía “serrado”. El final. La plata que no vino. Ella se iría,

seguramente con Santiago. Sólo le quedaría el recuerdo y la amargura de no

haberse atrevido a ser más que una letra o un signo vacío… para ser rellenado

por cualquier mediocre. Un sin voz.

El golpe en la espalda otra vez le interrumpió los pensamientos.

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Page 58: Camus hacker-final

-María se va, Franquito. Deben mucha plata. Cuando ahorre unos pesos la voy a

alcanzar. Sabés la vida es como una de esas novelas mexicanas que ve mi

vieja...Pero el problema siempre es la guita.

Dijo con honda resignación y malestar el muchacho. Tras lo cual le refregó la

cabeza con firmeza y escupió al suelo como siempre que algún sentimiento

profundo cercaba inconscientemente su tan celosa "hombría" y seguridad.

-¿Y vos qué hacés por acá?, me contaron que tu viejo se escapó del Neuro…

Y de pronto, la gran revelación, la resolución de su miseria infinita, la de todos los

días. De golpe, como un rayo de esperanza, presentía la resolución de todos sus

conflictos. Santiago y María felices, sus padres tranquilos y la sonrisa de Saylor

Moon, como en la webcam, pero real.

-Che, Franquito, que bueno sería tener mucha plata. El otro día un tipo por internet

robó un banco. Como diez lucas. Tendría que ser a un carteludo. Poca guita,

como para que nos salvemos todos estos podridos que estamos acá. No

sé… Bahhh. Yo soy muy bruto pa' eso.

Tengo que buscar un laburo, Francisco ya nació, pero casi no lo puedo ver. Chau,

bolu…

Y Franco se fue, subiendo la colina, cuesta arriba, corriendo una carrera consigo

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Page 59: Camus hacker-final

mismo. Y mientras lo hacía gritaba “BASTA-BASTA-BASTA-BASTA” y pensaba en

los ojos verdes de gata de Saylor Moon, arañando la luna hasta el final de su

carrera.

Omnisciente

Rápidamente -y para su desazón- Franco descubrió que el robo informático era la

nueva quimera del oro tras la cual corrían una multitud de jóvenes con utopías

anarquistas, algunos desquiciados y otros realmente brillantes. Adentrarse en los

códigos del mundo cibernético exigía un carácter templado, pero solidario.

"El Nido de las Aguilas" era una cofradía secreta, pero fácilmente asequible para

los iniciados en el "arte del hackeo". Caballo de Troya, el líder y creador del grupo,

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Page 60: Camus hacker-final

era un fugitivo acusado de múltiples cargos contra robo de información clasificada

en varios países. Hablar con él era otra nueva quimera, pero lo intentó porque por

esos días se sentía casi un alquimista de su propio destino.

From @caballodetroya

Subjet Mentor

To @camushacker

Estimado señor Camus:

Me ha sido grato conocer su astucia para hackear cuentas ajenas, la cual

conozco, como se imaginará, debido a mi capacidad aún superior a la suya para

infiltrarme en otros correos y chats en busca de jóvenes talentos, como el suyo.

El oficio del hacker amerita un espíritu sagaz, ávido de conocer el mundo, de

desentrañar la oscura fórmula con la que los seres humanos se desenvuelven y

aún sus puntos de quiebre, sus secretos profundos, sus debilidades. Se trata de

una ciencia tan antigua como el arte del guerrero: “conócete a ti mismo y

cambiarás tu vida”.

Esta premisa es cierto en tanto se considere al otro como un enemigo, un

oponente claramente inferior por su debilidad humana, capaz de ocultarse bajo

una actitud sosegada, una falsa sensación de superioridad que no es sino el

reverso de las propias inseguridades, como usted bien lo sabe.

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Page 61: Camus hacker-final

Sin embargo, me temo que su flaqueza a la hora de enfrentarse realmente con un

enemigo, que no tiene por rasgo tal mediocridad o liviandad de idiosincrasia, ha

marcado un quiebre en su vida. Ahora usted solicita mi apoyo, como su mentor,

como su guía espiritual, pero yo debo decirle que me encuentro fuera de servicio.

Durante mucho tiempo asistí a jóvenes como usted en el manejo de la informática,

la fuerza física y sobre todo el control mental.

Fui su tutor, su mentor, el anciano sabio del ágora a quien ya nadie quiere

escuchar. Verá, la principal debilidad del hombre es la falta de rigor que aplica

para el conocimiento de su propia persona, su renuncia a la autocrítica, la gran

fortaleza de todo guerrero para combatir al enemigo empieza por descubrir las

propias sombras que habitan en cada uno de nosotros.

Una fuerza sobrenatural inunda el alma de quien se sabe conocedor hasta en los

más mínimos relieves y densidades del mapa de su persona.

Percibo en usted aún un niño, aunque claramente excepcional, que no es capaz

de luchar por su derecho a nombrar el mundo. Ve usted enemigos por todas

partes, cuando yo no veo sino proyecciones monstruosas de su propia flaqueza

espiritual.

¿Cómo es que un hacker con tus habilidades se deja sorprender con la guardia

baja? Entré muy fácilmente a su sistema y, por supuesto, la brillante conversación

con Saylor Moon, mi iniciada.

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Page 62: Camus hacker-final

No quiero ofenderlo, permítame decirle que lo hecho hasta ahora es sorprendente

hasta para mí, ya es usted duplicado por otros jóvenes que buscan sobresalir en

las condiciones más hinospitas para el arte del hackeo.

Pero yo, que lo veo todo, sé que usted aún tiene una batalla por librar. Se trata de

un tema urgente. Debe usted poder adivinar las claves ocultas de su propio

accionar y luego lanzarse en un acto de fe, de confianza absoluta, hacia el abismo

del otro, allí donde termina su guarida segura, el grito del alma, la voz hacia

afuera.

El valor proviene de sí mismo, siempre estuvo en usted. Aunque nos tilden de

estafadores, de seres vacíos y abyectos tras una computadora, nosotros somos

precisamente el reflejo de esa abyección ajena. Siempre lo fuimos. Somos los

elegidos para hacer de una revelación un secreto sagrado, una lógica de héroes

impensados, dispuestos a escuchar el ritmo interno de las sensaciones que se

ocultan detrás de las palabras, los ojos detrás de las gafas, las vergüenzas detrás

de los tiranos.

Busque su sombra interior, su propio infierno, sólo el contraste le permitirá ver su

propia luz y apreciarla.

A la espera de su revelación. Saludos afectuosos.

@caballodetroya:

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Page 63: Camus hacker-final

-Tiene usted serios problemas

@camushacker:

-No sé quién sos, ni qué es lo que querés de mí, pero no me interesa. Tengo

muchos problemas, sí, pero no es asunto tuyo. Me voy a desconectar.

@caballodetroya:

-Fue usted quien buscó mi ayuda.

@camushacker:

Solamente quería conocer "las claves"...

@caballodetroya

-Camus, tenés que cuidarte, te están buscando, saben de vos. Una vez yo fui

mentor, de mi propio hijo, antes de que ya no pudiera salvarlo de su propia

tristeza. Defendete, hijo

@camus hacker está desconectado, el siguiente mensaje no se pudo enviar:

Camus, tenés que cuidarte, te están buscando, saben de vos. Una vez yo fui

mentor, de mi propio hijo, antes de que ya no pudiera salvarlo, de su propia

tristeza. Defendete, hijo.

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Page 64: Camus hacker-final

Sujeto

La mención de Saylor Moon, como una de las inciadas de Caballo de Troya le

preocupaba incluso más que la imposibilidad de acceder a las claves exactas para

vulnerar las cuentas ajenas.

Ella le había dejado un mensaje:

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Page 65: Camus hacker-final

Para [email protected]

De [email protected]

Subjet Definiciones

Hola, Franco. Necesito mostrarte algo. Creo que ya no podemos ocultarnos. No

me siento indefinida en estos días, más bien tengo ganas de dar definiciones.

Sabés de ese boliche que tanto me gusta. Ahí voy a estar.

Tuya,

Yo.

“Estoy en el centro de mi propia tormenta. Mi mente es el rayo, mi corazón el

trueno. La lluvia cae en mi alma, que espera por el viento matinal del espíritu.

Al menos esto es real. Al menos, en medio de esta agonía, puedo sentir que estoy

vivo. Al menos… ahora sé quién soy: un caballo negro y triste que camina

comiendo las astillas que caen de sus propios huesos.”

En el centro de su propia alma desgarrada, el humo del boliche inundaba cada

poro de su piel, que luchaba contra la falta de oxígeno. Él era un náufrago,

siempre lo había sido. Había ganado una fama relativa en ámbito de los hackers,

una reputación indiscutible, pero su propio infierno estaba en la realidad de su

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Page 66: Camus hacker-final

adolescencia no ejercida, aniquilada por la incomprensión de sus pares y su

propia incomprensión ante los rituales típicos de esa edad.

La gente, figuras sin significado, eran impelidas hacia él como por una horrible

fuerza centrípeta, acosándolo… asfixiándolo… El vapor de ese infierno se cernía

sobre su mente como una bruma opresiva, una nebulosa que agigantaba su vacío

cósmico, su existencia relativa y espectral.

Entonces, alrededor de charcos de alcohol, de la pestilencia de las burlas y los

bufones de siempre, sintió que ya no podía descender más y se dejó derribar por

la incoherencia del mundo como un gigante herido en su talón de aquiles.

Tendido en el suelo, derribado ante sus fantasmas, carente del poder -casi-

sobrenatural que lo había llevado a no querer resignarse a ser una pieza más de

un engranaje infinito.

La chica de los labios negros y el pelo rubio, digno ejemplo de su nickname, le

tomó el rostro con ambas manos.

-¡Franco, respóndeme! Soy Natalia. Acá estoy.

Franco entreabrió los ojos, finalmente, y pudo ver la incondicionalidad y el amor

infinito de su Saylor Moon. La luna se dibujaba detrás de esa sonrisa. Allí estaba

con su pierna natural y la artificial, entre las dos se sostenía con tal fortaleza que

se veía como una guerrera y a la vez como una princesa de cuentos, luchando por

el bien, la justicia y el amor.

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Page 67: Camus hacker-final

La realidad superaba a la ficción y a los escenarios ficticios, se sentía más

completo que nunca, ella era la otra parte de su ser que le faltaba y por la que

tanto había esperado. Le daba aires de vida y motivos para continuar. Franco

había accedido a su propia caverna de sombras fáusticas, enfrentado su propio

infierno para conquistar finalmente la última clave de su vida. “Sólo en el

contraste podrás ver la luz y apreciarla como tal”.

Fotos y Espejos

Dicen que las fotos no tienen alma y aquello espantaba a las tribus que por

primera vez tomaban contacto con la tecnología de los “hombres blancos”; en

cambio los espejos del agua reflejan la esencia del alma en su transcurrir

constante. Porque el agua del río que corre presurosa a su cauce final nunca es la

misma, pero en su esencia es siempre verdadera y prístina, como el movimiento

vital que caracteriza a los hombres reales.

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Page 68: Camus hacker-final

Aquella explicación, que su padre solía darle cuando Franco inquiría sobre la

“ausencia” de retratos familiares, había hecho mella en el espíritu del joven

igualmente reacio a esas “capturas del alma”. Sin embargo, el contacto real con

su idealizada Saylor Moon, nuevamente despertaba en él esas ausencias, esos

pesares y omisiones y movía en su espíritu sagaz su deseo de llenar finalmente

todos los resquicios en blanco, también el “álbum familiar”.

Tomó el objeto que amenazaba a los indios como un fusil de caza apuntándolo y

capturó finalmente la foto, de una vez y para siempre inmortalizándose en esa

escena, incapaz de moverse o siquiera gritar y ello lo aterró realmente.

Con la fotografía y un perfil falso entró a un sitio de citas, el más vulgar de todos le

pareció correcto para esa “bajeza” emocional, y trato de buscar en otros rostros

igualmente anodinos una mujer “real” con la cual finalmente practicar sus artes de

seducción.

“Seducción” le sonaba siempre a manipulación, a chantaje, a extorsión, pero debía

enfrentar sus miedos si quería conquistar a Natalia-Saylor Moon, aunque

desconocía que ya lo había hecho y lo innecesario de tal inmolación.

Entre las fotos y perfiles había una chica de largos cabellos azules y flequillo

tupido sobre el rostro que lo impresionó, se notaba distante y altiva, como un

cuadro renacentista y a la vez futurista. “Tal vez alguna otra alma genuina

azarosamente vertida en un paisaje improbable y vacuo, como él”, pensó.

Finalmente no se atrevió a hablarle y en vez de eso abandonó el sitio,

concentrándose en fotos de modelos famosas, tratando de buscar en los modelos

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las conductas reales que podía imaginar con mucho esfuerzo detrás de iris

opalinos y sedas mortuorias.

A través de su invención se adentró en las otras fotos, las espontáneas, las que

las mostraban vulnerables y algo apesadumbradas por lo duro de su oficio y hasta

creyó poder dibujarles una sonrisa. La otra historia, la superflua, cuenta que se

apoderó de esas fotos apócrifas -pero iguales o más auténticas que las otras- y a

cambio de ello extorsionó a las “reinas de belleza”.

Pero Franco en realidad capturaba sus fotos para desentrañar un enigma, detrás

de esas esfinges misteriosas, cuerpos como maniquíes, figuras danzantes,

despojadas, más irreales aún de lo que alguna vez entendió por irreal.

Vestían sus ropas como si detrás de esas prendas nada quedase de lo que alguna

vez fue a imagen y semejanza de un Dios tan lejano, un Dios invisible y verdadero.

Y en su desnudez recuperaba un poco de ese fuego lejano y distante que Saylor

Moon había despertado en él.

Esto le había enseñado @caballodetroya. “Tu imagen no te representa ni te

define. Tus palabras, cuando provienen del alma, son las que dan forma al Yo y,

por ende, real existencia.”

En la misteriosa noche, en el fugaz encuentro con los ángeles caídos, la densidad

de sus temores se proyectaron en fantasmales figuras. Entre polvo de cenizas

estaba detrás de una galería observando pedazos de mujeres como maniquíes

incompletos y en lo más atroz del paisaje se vio a sí mismo detrás de ese cristal,

también él “en venta”.

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Se despertó azorado y corrió al encuentro del oscuro río que surcaba su casa y

aún en la penumbra del fango se reconoció real, lavándose los pies de sales

purificantes.

El momento había llegado. Franco debía definirse en una proyección sólida de su

propio ser. Latir, sentir, vivir. Era la prueba.

Hackeos

Saylor Moon:

- Me quedé pensando en vos

-si el día de mañana ya te habrias ido

-si nunca más me responderías

me quede soñando con vos

- perdón

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14:59

-estarás?

19:55

-hola

21:06

-Ojalá fueses para mí

Caminaba de un lado a otro, furibundo, insensible a los mensajes de Saylor Moon.

Necesitaba plata, mucha plata (o lo pensaba) para vengarse, liberarse, redimirse.

Había forjado su carácter de acuerdo a este momento, sin saberlo, un sujeto sin

fisura, silencioso, imperceptible, del que nadie dudaría una palabra

simplemente…porque las palabras no estaban.

-Señora su hijo no tiene hipoacusia, tal vez un autismo leve y una gran

sensibilidad. Lo dice este informe que me pasó, de su médico…

Si algo no esperaba la madre de Franco era esto. Su hijo para ella era un

inservible que estaba todo el día en su cuarto jugando con la computadora,

mientras su marido se quemaba hasta con el aire, pegando alaridos de dolor.

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Su-per-do-ta-do No lograba entender del todo la palabra y eso la distraía de los

miles de quehaceres diarios. Hasta que finalmente se dio por vencida y ya no trató

de entenderla:

Le preparó con serenidad varias mudas de ropa en una bolsa negra y lo mandó a

vivir con la abuela.

Los días de la primavera, apaciguaron cándidamete el frío del invierno y

lentamente se fueron diluyendo las horas del reloj como en arenas movedizas y

pasaron casi 100 días y con sus 100 noches.

Sólo Saylor Moon pensaba en él, en su enamorado enmascarado con gruesos

anteojos negros para ocultar su creciente miopía.

La cuenta bancaria de su padre, el enfermo, el “idiota” había empezado a crecer

estrepitosamente y ya no supo cómo detener su crimen porque ya era demasiado

tarde.

Franco se había convertido en lo que los demás habían decidido que sería, de

manera cruel y arbitraria: un exiliado, un idiota, un criminal, todo a la vez.

@caballodetroya fue el encargado de avisárselo: los Medios ya lo sabían, querían

condenarlo de una sola vez y para siempre. Se ofreció a acompañarlo a un estudio

de televisión para que contaran su historia, la verdadera historia de

@camushacker.

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Page 73: Camus hacker-final

Miedos

Las luces de los proyectores iluminaban hirientemente el patético cuadro en el

cual Franco se hallaba, junto a su madre. Tenía los anteojos negros de siempre,

ocultando su ceguera, casi rozando el límite de la discapacidad total. La mujer

llevaba un batón azul y flores en el pelo, como si asistiera a un infame casamiento

con su propia obsecuencia, sellada en “vivo y en directo”.

Ambos parecían realmente infiltrados en la escena, como si dos canales de

televisión se hubiesen cruzado con un tercero, el cual era absolutamente

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indiferente a los otros dos y sólo buscaba confirmar un veredicto ya sentenciado

de antemano, con parlanchinería barata y anuncios publicitarios.

Alrededor de ambos y en círculo, como a la manera de los viejos sacrificios

tribales, una corte compuesta por un periodista, una modelo retirada y un experto

forense alardeaban para quedarse con su presa.

Detrás de las cámaras, un hombre enjuto y con rostro taciturno -a la manera de un

quijote moderno deshaciendo entuertos- releía fragmentos subrayados del Código

Penal y esgrimía su lanza imaginaria en el bosque de las fieras. Se trataba de

Caballo de Troya, quien velaba por su pupilo en la prueba más cruenta que todo

hacker debe enfrentar en algún momento, la de las luces de neón.

-Bueno, estamos aquí nuevamente, con el caso de este chico, Camus hacker, del

cual se habla mucho últimamente. Él es acusado de robar estas fotos de famosas

desnudas y hay una denuncia en su contra de (el presentador se pone los lentes y

mira el papel con el libreto guionado de su talk show): María Eva Conchita. María

Eva lo acusa de “perjudicar su carrera”, con lo que ella refiere, sobre todo, el caso

de la cancelación de su publicidad de pañales.

Ahora, Camus Hacker (mira al joven como si fuese un insecto aplastado que se le

adhirió a un zapato), María Eva dice que le robaste estas fotos desnudas. ¿Es

cierto?

-…

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Page 75: Camus hacker-final

-Señora, ¿usted qué dice? (el presentador mira ahora a la madre con el mismo

gesto impávido)

-Sí, mire, Zoncinetti (la mujer mira con rostro adulador a la vez a la cámara y al

presentador). Yo estoy mal por mi hijo. Es mi hijo, ¿vio? Pero yo quisiera agarrarlo

por el forro del culo y decirle, ¿por qué me hiciste esto? Él no es culpable, él no

sabe nada (explica con ademanes y fuerza la voz para quebrarla). Él no es capaz

de hacer nada, es un pelotudo que no trabaja ni nada, salió al padre. Yo luche

tanto por mi hijo (se lleva una mano al pecho, en señal de desgarro). Pero es así,

¿vio? Uno los cría y ellos se van…

-A ver que nos dice el forense…

- Sí. En este caso es importante detectar la psicopatía del acusado. Claramente la

señora está presentando un cuadro muy difícil, ellos tienen una vida precaria

según escuché. Por lo tanto el hacker puede haber proyectado el foco de su

personalidad hacia exterior, en algún personaje de la televisión y ahora nos está

queriendo advertir de su presencia, en una conducta casi megalómana.

-Disculpe, Dr. Sí me permitís, Zoncinetti (toma la palabra la ex modelo). Yo creo

que, claramente, como mamá su hijo le está pidiendo límites (mira de reojo a la

anciana y detiene su mirada en los zapatos gastados de la mujer y en su “look

inapropiado” para las cámaras ).

-Sí, sí, tenés razón Clarita (el presentador interrumpe a la invitada, antes de que

pueda responder). Pero acá dice, señora, su abuela que vive con el chico, que

usted lo abandonó porque no quería hacerse cargo…

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Page 76: Camus hacker-final

-(a la mujer le cuesta recuperar el tono de voz) Sí…yo…

Franco había preparado un discurso y sostenía algunos papeles apretujados entre

sus manos temblorosas. Por los conocimientos de @caballodetroya, sabía que es

prácticamente imposible que un hacker puede ser descubierto sólo por las

pruebas informáticas, que son tan escuetas y poco claras.

Sólo tenía que negar su culpabilidad o callar y asentir: prefirió tomar un tercer

rumbo y “rescatar” a su madre, otra exiliada en el estudio, de su cercana

“ejecución mediática”, levantando la mano para “hablar”.

- A ver qué nos dice Camus Hacker (refiere el presentador)

-….

-Camus Hacker, querías hablarnos ¿me escuchás? (se hace un silencio en el

estudio y la lente de la cámara se aproxima lentamente a Franco, quien

permanece dubitativo entre el silencio y la ansiada réplica)

-¿Señora, él puede…?

-Devuelvan sus armaduras, que no les pertenecen. (Franco, busca un gesto de

aprobación de su mentor y empieza así a contar “su verdad”, ya ensayada)

-Acá, estamos hablando con los especialistas acerca de tu caso, ¿qué nos podés

decir?

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Page 77: Camus hacker-final

- Pensaba que mi destino sólo era odiar, pero alguien que conocí en la isla de la

reina muerte, me enseñó a amar y a creer en la gente por primera vez, me

enseñaron a creer en la amistad.

-(casi anodado, el forense toma apuntes y luego sentencia). –Tu médico dice que

tenés gran inteligencia, pero tu mamá no lo cree, ¿cómo te definís vos?

-(Franco, sigue con la mirada en el piso, como si leyera un argumento invisible a

los demás) Me gustaría vivir esa vida fácil que dicen qué hacen los demás. Ese no

es mi destino, todos los humanos deberían vivir de acuerdo a la estrella conque

nacieron, lo único que puedo decir es que siempre daré lo mejor de mí, cualquiera

que sea mi estrella

- (esta vez habla la modelo) Camus, creo que tenés que explicarnos mejor, para

que entendamos que pasó, se dicen muchas cosas (se toma la cabeza con ambos

en señal de confusión)

-Como saben, el tesoro del cielo es una técnica tanto ofensiva como defensiva. Ya

morimos una vez (mira de reojo a su madre). No nos perderemos por ser

humillados o considerados cobardes, lo soportaremos. La muerte no es el final de

todo, no es más que otra transformación.

-(replica la modelo) Se ha dicho que sos homosexual, que usas la PC para

esconder tus perversiones, tu mamá también está preocupada.

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- Por su belleza sus adversarios le subestiman, su candor parece tranquilizador,

qué fatal error. Jamás hubiera imaginado que alguien con el rostro tan dulce como

el de una mujer poseyera tanta voluntad y coraje.

-Qué me puede decir (habla el entrevistador) de las fotos robadas (las que se

proyectan en la pantalla con UN mínimo de censura), estas actrices están muy

enojadas, te quieren hacer un juicio

-Las estrellas brillan, pero eventualmente se apagan. Comparado con eso, la vida

del hombre es tan efímera como un abrir y cerrar de ojos, en ese instante un

hombre nace.

-Bueno, Bueno (recobra el entrevistador el viejo tono de cliché de su programa).

Hacemos un corte y a la vuelta Carmen nos va a contar, “¿qué hacer con los hijos

en el verano?”

Un hilo de sangre empezó a correr de la nariz de Franco. No se asustó, se sentía

por el contrario más vivo que nunca, como si sus venas fuesen torrentes de lava

dispuestas a estallar su propio bloqueo emocional, resistiéndose a ser meramente

un personaje para convertirse en carne de sacrificio, venas gloriosamente

ardiendo en la noche de los débiles.

Entre sus líneas (inconclusas), otros personajes de comics japoneses esperaban

por renacer en sus palabras, al igual que su adorado Camus de Los Caballeros del

Zodíaco. Esa era su verdad. Una verdad que no era prestada sino hallada en la

inspiración proveniente de una elevada sabiduría poética. Palabras que hablaban

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por sí mismas, liberándolo del peso ya insostenible de su largo silencio. Letra que

fluía como sangre de su angustiada alma.

Migrantes

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Nadie podía comprender esas palabras, debería haber sido un error, sólo bastaba

con nombrarse un "idiota" para no recibir sanción alguna, reafirmar la lógica pueril

con gestos insulsos, acallar y asentir.

Pero en cambio de eso, Franco habló, mucho tiempo, demasiado tiempo, como si

alguien hubiese abierto la jaula de las palabras que llevaba dentro. También lo

hizo así en aquella corte monárquica gobernada por antiguos e infames dioses

cazadores ante la mirada atónita de una justicia ciega y cegada.

Mientras lo hacía, un gorrión entró al jurado y sobrevoló la sala, un gorrión de

libertad. Ya era un adulto, dolorido, demasiado herido en la herida infinita de sus

días tristes.

Cuando regresó a la casa de su abuela, descubrió que ya no necesitaba de la

compañía de nadie más que de sí mismo. Aún así, el destino tenía previsto una

nueva instancia azarosa:

-Soy Saylor Moon...

La muchacha de los ojos verdes de gata enamorada lo miró fijamente a los ojos.

Franco la invitó a entrar al recinto sagrado de su memoria donde habitaba en

silencio y en la más absoluta soledad.

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Finalmente descubrió que era el "hacedor de lo indecible" y que podía hablar sin

nombrar, sólo con la mirada cabizbaja, en algún punto azaroso de la pared blanca.

Los dos, ella y él, decidieron migrar como lo hacen los pájaros cuando ya no

encuentran provisiones. Migraron a distintos lugares geográficos, visitaron Irlanda

y comieron pastel de manzana. Aunque en rigor a la verdad siempre estuvieron en

Constitución, esperando que pasara el tren para soñar con un nuevo destino:

París, Venecia, Lisboa.

Decidieron amarse en silencio con sus miradas, con su sentimiento, pero también

murmurándose a los oídos palabras bonitas, pero casi imperceptibles, como el

rumor del arroyo detrás de aquella casa que jamás volvió a visitar, la de sus

padres, a quienes nunca olvidó sin embargo.

Asimiló ser eso, un "payaso" del circo, dispuesto a impostar la voz y a encontrar

miles de muchachos como él, dispuestos a robarle la identidad sólo para sentirse

famosos, para buscar un poco de amor en un entorno virtual.

María volvió a vender empandas, esta vez con más suerte. Santiago y ella

tuvieron tres hijos.

Esta historia es tan cierta como la real y la realidad es tan absurda como

esta ficción.

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El calor abrasador del verano también llegó, como en Argelia y nadie recordó a

Camus. O comprendió porqué su padre se quemaba cada día, tal vez porque

sentía que era ese sol abrasador la única forma de describir el inmenso oasis en

que estaba presa su alma atormentada. Natalia dejó de ser Saylor Moon y aceptó

"ser ella misma", sin máscaras .

Los dos se miraban y sonreían: habían descubierto un secreto mucho más

magnífico que el hackeo y nadie lo sabía: serían migrantes para siempre, como las

golondrinas que buscan las flores en las primaveras.

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EPÍLOGO (El discurso de Camus Hacker)

El acusado se declara...

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CULPABLE.

Y miró el suelo, y sus ojos un tanto estrábicos y con las manos temblorosas sacó

un papel casi abollado ante la mirada atónita de los demás presentes, de Santiago

quien le hacía señales de filo sobre la garganta ("se va al muere el pibe este",

habrá pensado) y las maestras y sus padres y hasta Saylor Moon, mirándolo

desde su televisor viejo, con lágrimas en los ojos.

-Yo acuso, los acuso a ustedes. Los acuso por haberme abandonado. Los acuso

por su incomprensión. Los acuso por su necedad. Los acuso por sus esvásticas,

por sus gruesos palos de amasar, por sus antorchas de fuego azotando

miserables. Los acuso por ser hombreslobo cazando mariposas. Los acuso

porque han hecho de un chico un delincuente, pensando que nadie lo quería, los

acuso.

El último hackeo de Franco penetraba, ahora, otro sistema: el de las almas

ensombrecidas. Una a una fueron cayendo, entonces, las máscaras de carnaval

veneciano de los presentes y sus rostros de cera se desdibujaron ante el sol

implacable de su desierto interior. Al final, el rumor del desconcierto inicial se hizo

uno solo, un alarido atroz de lobos despellejados…

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