Cambio Climático, incendios forestales y su interacción con granívoros no-
nativos:una amenaza potencial para la conservación de los bosques de
Araucaria en Argentina Proyecto Pehuen - Infome de Avance – Octubre 2015
Dr. Javier Sanguinetti (Departamento Conservación y Manejo - Parque Nacional Lanín)
Colaboradores: Hugo Arriagada, Margarita Ávila, Carlos Clerici, María Rosa Contreras, John Cuiñas, Laura Costa Rojo, Julia Delgado, Marcelo Fernández, Nicolás Ferreyra, Gloria Gristein, Leandro García, Olga Jara, Liliana Lozano, Fernando Milesi, Giovana Miño, Martín Monteverde, Iara Pra, Celeste Prieto, Luciana Piudo, Ana Szychowski, Esquivel Soto, Abel Reyes y Mario Ernesto Torres. Instituciones participantes: Dirección de Producción, Dirección de Bosques, Dirección de Areas Protegidas, Dirección de Guardafauna, todas de la Provincia del Neuquén; Corporación Interistadual Pulmarí (CIP).
Voluntarios: Valeria A. Androsiuk, Amalia Bursztyn, Tomas Busan, Carolina Zambruno, Melissa Foster, a Beatriz Nobua y a estudiantes coordinados por la empresa Wildland Studies.
Resumen
En este informe del Proyecto Pehuen se sintetizan las acciones realizadas durante 2014-2015 con relación al daño
producido por los incendios en bosques de araucaria ubicados en Tromen, Rucachoroy, Ñorquinco y Moquehue en los
últimos 30 años. Se analiza la severidad de quema y mortalidad de araucarias en general y de semilleros en particular y se
compara la producción de conos y de kilos por hectárea de semillas entre parches quemados y no quemados para evaluar la
capacidad y tendencia de recuperación en la reproducción. En el informe final se sumará los análisis de la presencia y
abundancia relativa de granívoros introducidos en parches quemados y no quemados y de las tasas de consumo de piñones
por ganado, liebre, ciervo colorado y jabalí.
Los incendios de Moquehue (2005 y 2012) y de Ñorquinco de 1987 tienen una mayor proporción de araucarias con
severidad de quema más severa (30 % por clase Leve y moderada). Por el contrario, el incendio en Rucachoroy del 2013
presenta más proporción de árboles (cerca del 50%) en las categorías de severidad más bajas (clases Sana y Chamuscado).
Los incendios de Ñorquinco del 2013 y de Tromen del 2009 representan una situación intermedia de severidad. En
Ñorquinco 2013 el fuego afectó más extendidamente a los árboles dado que casi no se observaron individuos sanos,
mientras que en Rucachoroy y Tromen se registró hasta un 25 y 60% de árboles sin quemar, respectivamente. La severidad
de quema sobre Nothofagus spp. en general fue, en la mayoría de los parches evaluados, más severa que en araucaria. Sin
embargo, en tres parches del incendio de Ñorquinco 2013 y en dos del de Rucachoroy, en uno del de Ñorquinco 1987 o en
el incendio de Moquehue 2005 se observó similar afectación severa tanto en araucaria como en la especie acompañante.
El promedio global de mortalidad de araucarias se estimó en 61% (rango: 33-89%). Los incendios de Ñorquinco 1987 y
Rucachoroy 2013 fueron los que tuvieron menor tasa de mortalidad mientras que en el de Moquehue 2012 se observó la
tasa más alta. Los árboles sobrevivientes tienen mayor tamaño, a partir de 50 cm de diámetro aumenta la probabilidad de
supervivencia.
Globalmente el fuego redujo un 48% la densidad de semilleros en los incendios pasando en promedio de 26 a 13 árboles
por hectárea. Los incendios con mayor proporción de semilleros muertos fueron Moquehue 2012, Tromen 2009 y
Ñorquinco 2013. En dos parches (MAMA Y TCO) del incendio de Tromen y en uno (de Ñorquinco y Rucachoroy 2013 se
perdió más del 80% de los semilleros. Antes de los incendios, 11 de los 19 parches estudiados presentaban una abundancia
razonable de semilleros, ej. más de 20 por hectárea, luego del fuego sólo 4 parches mantienen una densidad superior a este
valor.
Los árboles quemados producen en promedio 62-67% menos conos que árboles sanos y en general, la producción
disminuye con el aumento de la severidad de quema, tanto en años de baja como de alta productividad. En incendios
recientes, los árboles sanos producen el doble de conos que árboles chamuscados, el triple que árboles leve y ocho veces
más que aquellos con severidad moderada. Estas diferencias se acentúan en años más productivos. En incendios de 7 años
de antigüedad no se observan diferencias de productividad entre árboles sanos y chamuscados pero sí entre árboles sanos
y aquellos con severidad Leve y Moderada. Estos últimos tardaron 6 años en volver a producir conos y lo hicieron en una
magnitud 8-30 veces menor que en árboles sanos. Luego de 29 años del incendio, los parches quemados en Ñorquinco
producen la misma cantidad de conos que parches no quemados. En promedio los sitios quemados produjeron 8 y 121
kg/ha de semillas por hectárea en 2015 y 2016, respectivamente, cuando deberían haber producido 64 y 526 kg/ha. Los
incendios de Moquehue 2012-Ñorquinco 2013 y Ñorquinco 1987-Moquehue 2005 fueron los más y menos afectados,
respectivamente. En promedio luego del fuego los parches produjeron 71 y 75 % menos kilos de semillas por hectárea de lo
que hubieran producido en 2015 y 2016 si no se hubieran quemado.
Se presentan una serie de recomendaciones para generar mayores garantías de recuperación de los parches quemados y
mejorar su estado de conservación a futuro. Las medidas están relacionadas con el control del ingreso de ganado, con la
restricción en la recolección de piñones y con la necesidad de controlar a especies exóticas silvestres como el jabalí y la
liebre para aumentar la supervivencia de semillas y la regeneración de araucaria.
Introducción
La Araucaria araucana es una conífera longeva (> 1.200 años), emergente y de semilla grande, endémica del sur de Chile y Argentina. La especie es muy escasa y tiene una distribución restringida en ambos países, dado que ocupa sólo 792 km2 netos de superficie como especie y 4.500 km2 como comunidad boscosa junto con especies del género Nothofagus spp., estos valores representan el 0.5% y 2.5% de la cobertura total de bosque templado binacional. Araucaria tiene baja fertilidad, escasa dispersión pasiva y una clara limitación en su regeneración por semillas. Un conjunto diverso de aves, mamíferos e insectos dependen de sus semillas para sobrevivir y reproducirse. En el siglo pasado, el bosque de araucaria ha sido invadido progresivamente por mamíferos exóticos invasores (ganado, jabalí, ciervo colorado, liebre y conejo) que se alimentan de sus semillas. La especie tiene un gran significancia biológica y cultural por presentar diversos valores ecológicos, sociales, económicos y culturales. La Araucaria posee características ecológicas y evolutivas únicas y especiales (es un “dinosaurio viviente”). Sus semillas representan un recurso clave para un amplio y diverso grupo de especies nativas y por ende, la variación en su abundancia afecta el funcionamiento de todo el ecosistema. Por otro parte, la araucaria tiene un significado cultural valioso para la cultura Mapuche y la especie brinda recursos naturales (leña y piñones) indispensables para la vida rural de los pobladores. El fuego es un disturbio importante en la formación del mosaico forestal de bosques de Araucaria - Nothofagus, pero puede promover la invasión de mamíferos exóticos invasores. Aunque hay estudios sobre la historia del fuego y la dinámica de sucesión en los bosques de araucaria, existe poco conocimiento acerca de la recuperación del bosque post-incendio frente a distintas severidades de quema y en presencia de granívoros exóticos invasores. Para tomar acciones de conservación informadas, sería útil conocer la supervivencia y la capacidad de los semilleros de araucaria para volver a producir semillas luego de diferentes intensidades de fuego y conocer los niveles de regeneración por semilla, en los años siguientes al incendio, en sitios con distintos grupos de especies exóticas granívoras. El Plan de Gestión del Parque Nacional Lanín definió a los bosques de araucaria como uno de los valores prioritarios de conservación de esta área protegida. En 2012, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en su Libro Rojo categorizó a la especie como “En Peligro” (hasta 2011 figuraba como “Vulnerable”) debido a su escasa distribución y grado de amenaza. En el Parque Nacional Lanín desde 1999 se viene desarrollando un proyecto de investigación aplicada y conservación (Proyecto “Pehuen”), que busca generar conocimiento sobre la producción de semillas de araucaria, la biodiversidad asociada a sus semillas y los impactos que producen las especies de fauna exóticas invasoras y las actividades humanas. En este contexto, desde el año 2009 se incluyó en el Proyecto en la evaluación de la recuperación de los bosques de araucaria en la zona incendiada en Tromen. Desde 2014, con el apoyo de la Fundación Rufford, se está ampliando el estudio a otros incendios y se están implementando acciones de educación, capacitación y divulgación sobre herramientas y manejos necesarios para la conservación de los bosques de araucaria. La investigación en esta etapa tiene permiso de la Delegación Regional Patagonia (Permiso N° 1336/2014) y las acciones fueron autorizadas por la Intendencia del Parque Nacional Lanín (Disp. N° 440/2014). En esta etapa, en particular se quiere conocer cuál es el grado de supervivencia de la araucaria frente a distintas severidades de quema y en cuánto tiempo comienzan dichos semilleros a producir
nuevamente semillas y a regenerar el bosque. Esta información es clave para saber cómo manejar un sitio quemado, por ejemplo definir hasta cuándo restringir el acceso ganadero en zonas con actividad ganadera, cuándo re-establecer la autorización de cosecha de piñones, y qué medidas especiales y particulares adoptar frente a la granivoría realizada por fauna introducida y frente a la mayor probabilidad a futuro de ocurrencia de incendios extensos e intensos en el contexto del cambio climático. El cambio climático está provocando sequías más intensas y prolongadas en el tiempo y mayor frecuencia de caída de rayos lo cual ya está generando incendios de grandes dimensiones. Por ejemplo, en la temporada 2001-2002 se quemaron 20.000 hectáreas de bosque nativo de la Región de la Araucanía (Chile), se quemó el 50% de los bosques ubicados en el Parque Nacional Tolhuaca y en la Reserva Nacional Malleco, afectándose el 70% de los bosques de Araucaria-Nothofagus en esas áreas protegidas. Los científicos predicen que los incendios extensos e intensos serán más frecuentes en los próximos 40 años. La magnitud de los incendios ocurridos en las provincias del Neuquén y de Chubut en 2014 y 2015, respectivamente, dan muestras claras de dicha tendencia. En el presente informe de avance se informa los resultados obtenidos durante 2014-2015 con relación a los relevamientos forestales de los incendios. En el próximo informe final se presentarán también los resultados sobre cobertura vegetal y madera muerta en el sotobosque y sobre fauna exótica y granivoría, y sobre las demás acciones educativas generadas por el proyecto.
Area de Estudio e incendios estudiados
El área de estudio abarca el norte del Parque Nacional Lanín desde el volcán Lanín hasta Ñorquinco,
más las zonas adyacentes en jurisdicción provincial hacia el este y norte hasta Moquehue,
totalizando una superficie de 1250 km2. En esta región se identificaron y seleccionaron seis sitios con
bosques de araucaria incendiados en los últimos 30 años (Mapa N° 1). Los sitios seleccionados
cumplen los siguientes criterios: presentan parches con una superficie mayor a 4 has. con araucaria
quemada, tienen acceso garantizado, inclusive en otoño, ya sea en vehículo o caminando. Los
sectores muestreados tienen una pendiente que razonablemente permite que se pueda caminar y
muestrear el sector, se excluyeron los parches con pendiente muy fuerte por la imposibilidad de
transitar por ellos.
Los seis incendios seleccionados presentan distintas características forestales y ambientales, difieren
en su tamaño, historia de fuego y tienen diferente patrón de uso de la tierra y situación de invasión
por fauna exótica silvestre (Tabla N°1).
Sitio Ubicación Coord. Año Sup. (has) Altitud Exp. Composición Exóticas
MOQ-12 NO Moquehue 59/24 2005 10 1600-1700 E Aa/Np Li MOQ-05 NO Moquehue 00/25 2012 100 1100-1200 N Aa/Pino Li-Ga ÑOR-87 S-O Ñorquinco 9/14-16 1987 3200 1150-1700 O Aa/Np Li-Ga-Ja ÑOR-13 S-O Ñorquinco 9-10/18-19 2013 1200 1100-1600 N Aa/Na/No/Nd Li-Co-Ga-Ja RUCA-13 N-E Rucachoroy 11-12/7-9 2013 1500 1300-1700 S Aa/Np/Na Li-Ga-Ja
TROMEN-09 S-E Tromen 34-38/21-24 2009 2978 1100-1600 N NE Aa/Na/Np Li-Co-Ga-Ja-Ci
Composición: Aa: Araucaria araucana (araucaria); Np: Nothofagus pumilio (lenga); No: N. obliqua (roble pellín); Nd: N. dombeyii (coihue);
Na: N. antarctica (ñire). Exóticas: Li: Liebre; Co: Conejo; Ga: Ganado bovino u ovino o equino; Ja: Jabalí y Ci: Ciervo colorado. Los códigos
resaltados en “negritas” indican que esa fauna es muy abundante en el sector. Salvo el incendio de Moquehue de 2012, todos los incendios
se ubican dentro de los 39° y 71° de latitud y longitud y lo que se indica son los rangos de minutos en los que están dispersos los parches
estudiados.
Tabla N° 1. Nombre del incendio, ubicación, coordenadas geográficas, año del incendio, superficie total
quemada, cantidad, rango de altitud, exposición y composición forestal de los parches relevados.
Actividades y metodología
Trabajo de Campo
Caracterización forestal y severidad de quema
Entre octubre y diciembre de 2014 se relevaron los seis incendios para caracterizar los bosques y la
severidad de quema por árbol y parche. Para ello, en cada parche seleccionado se instalaron sobre 3
transectas de 120 m de largo separadas 50 m, 12 puntos de muestreo cada 30 m. En estos puntos se
aplicó el método de Cuadrantes Centrados para estimar la densidad forestal y el área basal por
especie, la proporción de semilleros de araucaria, la frecuencia de individuos con distinta severidad
de quema y la proporción de árboles muertos (Tabla N° 2).
Por otro lado en cada parche, se estimó la cobertura de la vegetación del sotobosque usando el
método de intercepción de punto a partir de 20 puntos por transecta, distanciados 5 m totalizando
60 puntos por parche. A su vez, mediante el método de intercepción de faja se relevó toda la madera
muerta interceptada por las tres transectas de 100 m y sobre una faja de 4 m de ancho. Se identificó
la especie de cada madera muerta interceptada y se registró su diámetro en el punto interceptado.
Estos muestreos se realizaron también en parches de bosque no quemado lo más próximo posible a
los sitios quemados.
La severidad de quema se evaluó siguiendo la metodología utilizada por el Servicio de Parques
Nacionales de los EE.UU (UDI- National Park Service, 2003). Básicamente se clasificó como “Sano” (S)
a aquellos árboles que no fueron dañados por el fuego o a los ubicados en sitios no quemados
(controles), “Chamuscados” (CH) a aquellos que mantuvieron las hojas aunque las mismas estuvieran
chamuscadas en porciones o en la totalidad de la copa, “Leve” (L) a aquellos árboles donde el fuego
consumió mayormente las hojas pero mantuvieron parcial o totalmente los tallos más finos en las
ramas, “Moderada” (M) a aquellos árboles donde el fuego consumió totalmente los tallos finos y
gruesos de las ramas y “Fuerte” (F) a aquellos árboles donde el fuego consumió totalmente las
ramas, incluyendo las gruesas, y/o consumió parcial o totalmente los troncos.
Mapa N° 1. Ubicación de los seis incendios con araucaria estudiados en este
proyecto. MOQ-12: Moquehue 2012; MOQ-05: Moquehue 2005; ÑOR-13:
Ñorquinco 2013; ÑOR-87: Ñorquinco 1987; RUCA-13: Rucachoroy 2013 y
TROMEN-09: Tromen 2009. Abajo: personal del parque aplicando el método
de cuadrantes centrados para estimar la densidad del bosque.
Incendio (n° de parches)
N° parches
Coordenadas de la 1° transecta permanente
Cantidad de transectas o parcelas totales Puntos
Forestales Transectas Ungulados
Parcelas Lagomorfos
Ar_GPS conos
Tromen 2009 (7)
TPT TCO Ctrl
BOLSICO Ctrl
MAMA Ctrl
39° 35´30” – 71°24´47” 39° 36´44.6” – 71° 24´10.1” 39° 37´13.3” – 71° 25´20.9” 39° 37´12.6” – 71° 25´24.6” 39° 34´ 27.3” – 71° 25´20.3” 39° 38´29.8” – 71° 21´45.3” 39° 36´00.6” – 71°22´57.6”
84 21 420 141
Ñorquinco 1987 (3)
ÑORQ87-1 ÑORQ87-2
Ctrl.
39° 10´20.0” – 71° 18´47.7” 39° 10´ 22.5” – 71° 18´44.6” 39° 09´56.8” – 71° 19´08.8”
36 9 180 46
Ñorquinco 2013 (7)
ÑORQ1 ÑORQ2 ÑORQ3 ÑORQ4 ÑORQ5 ÑORQ6
Ctrl.
39° 09´30.3” – 71° 14´17.2” 39° 09´20.9” – 71° 14´17.3” 39° 09´15.8” – 71° 15´02.0” 39° 09´21.2” – 71° 15´18.2” 39° 09´19.1” – 71° 16´03.4” 39° 09´15.8” – 71° 16´39.0” 39° 09´09.1” – 71° 15´25.2”
84 21 420 66
Rucachoroy 2013 (4)
RUCAQ1 RUCAQ2 RUCAQ3 RUCAQ4
39° 10´40.4” – 71°06´56.4” 39°10´50.7 – 71°06´50.1”
39° 11´42.7” – 71° 08´43.7” 39° 12´24.6” - 71° 09´30.6”
48 12 240 46
Moquehue 2005 (1)
MOQ-05 39°00´15.5”- 71°24´15.3” 12 3 60 10
Moquehue 2012 (1)
MOQ-12 38° 59´22.6” – 71°23´55.4” 12 3 60 12
Tabla N° 2. Incendio, cantidad de parches relevados, coordenadas geográficas delos parches, cantidad de
puntos forestales para estimar densidad, de transectas para ungulados y para madera muerta y de parcelas
para heces de lagomorfos y para cobertura vegetal en sotobosque, y de semilleros georeferenciados para el
monitoreo de la producción de conos. TPT: Potrero del Tromen; TCO: Correntoso; BOLSICO: Bolsico del Diablo; MAMA: Mamuil
Malal. ÑORQ1-ÑORQ2: Sector Rehue; ÑORQ3-ÑORQ4: Arriba de la Seccional; ÑORQ5-ÑORQ6: Al este de A° Coloco. RUCAQ1-RUCAQ2:
Sector subángulo; RUCAQ3: Arriba del Rehue; RUCAQ4: Zapata. Ctrl.: Controles (bosques sin quemar).
Monitoreo de ungulados y lagomorfos en sitios quemados y no quemados
La abundancia relativa de fauna exótica doméstica y silvestre consumidora de semillas de araucaria
se monitoreó a partir del registro de signos y de fotos con cámaras-trampa por unidad de esfuerzo.
La abundancia de signos de ungulados (ganado, ciervo colorado, jabalí) fueron estimado mediante
tres transectas de 100 m de largo y 4 m de ancho por parche. Para el jabalí, también se contabilizó la
longitud de las hozadas interceptadas en las transectas. En el caso de los lagomorfos (liebre y
conejo) se estimó la abundancia de heces en parcelas pequeñas (18 cm de radio y 0.10 m2)
dispuestas sobre las transectas cada 5 m y totalizando 60 por parche (Tabla 2). Los signos registrados
(huellas o bosteos) fueron removidos de las transectas o parcelas para no recontarlas en la siguiente
fecha de muestreo. Estos muestreos se realizaron en los seis incendios en primavera y verano, en el
período sin piñones de araucaria en el bosque, y se repitieron en otoño (Marzo-Abril) durante la
época de caída de semillas.
Estimación de la producción de conos de araucaria en árboles quemados y no quemados
En enero de 2015 se muestreó en los seis incendios la abundancia de conos de araucaria en
semilleros ubicados en parches quemados y no quemados. Se contó conos con prismáticos en un
mínimo de 10 semilleros por parche. En cada caso, se registró el DAP (diámetro a la altura del pecho),
la forma de la copa (cónico 100%, cónico 50% o aparasolado) y la severidad de quema (sano,
chamuscado, leve, moderado o fuerte) del semillero. Lo mismo se hizo en parches no quemados.
Con el dato del número de conos promedio por semillero, de densidad de árboles vivos y proporción
de semilleros, se estimó la producción de kilos de semillas por hectárea por parche quemado y no
quemado. Para este cálculo se consideró un promedio de 100 semillas por cono, tomando como
referencia estimaciones realizadas en años previos (período 2000-2008).
Estimación de abundancia de regeneración de araucaria en sitios quemados y no quemados
En los sitios incendiados, en cada parche quemado y no quemado relevado, se censo la abundancia
de regeneración de araucaria de hasta 2 m de altura en la sombra de semilla de los semilleros que
fueron marcados e identificados para el monitoreo futuro de la producción de conos. De este
conjunto de árboles, se seleccionaron entre 10-15 semilleros por parche que tuvieran las sombras de
semillas sin solapar con árboles vecinos. Se midió la altura de cada renoval y su distancia al semillero
más cercano.
Capacitación y Educación
En marzo de 2014 se realizó durante 3 días un Taller de Capacitación teórico-práctico sobre técnicas
para la estimación de la producción de semillas en los bosques de Araucaria. La capacitación estuvo
dirigida hacia el personal de instituciones nacionales y provinciales ligadas con el manejo del bosque
y a pobladores de Comunidades Mapuches que viven y dependen de las araucarias. Se transfirió la
información básica sobre la ecología y conservación de la araucaria y se ejercitó en el terreno las
técnicas y mediciones necesarias para estimar la cantidad de conos por semillero, la densidad de
semilleros en el bosque y la producción de kilos de piñones por hectárea. En esta instancia de
capacitación se entrenó a 26 personas pertenecientes a las Comunidades Mapuches Aigo y Puel, a las
Direcciones de Bosques y de Producción, de Areas Protegidas y de Guardafaunas de la Provincia del
Neuquén, a la Corporación Interinstadual Pulmarí (CIP), a personal técnico y de guardaparques del
PN Lanín y a miembro de ONGs locales de Aluminé y Villa Pehuenia.
En el marco del proyecto, el Dpto. de Educación Ambiental y de Conservación y Manejo del PN Lanín
se elaboró un afiche para el público en general para difundir las problemáticas que aquejan a los
bosques de araucaria y el Dpto. de Conservación colaboró con información para la elaboración de un
juego didáctico para chicos de escuela primaria diseñado por el Dpto de Educación Ambiental. Con
estos productos educativos se pretende transmitir mensajes importantes sobre la conservación de
estos bosques.
En los medios masivos de comunicación se publicaron notas en los diarios digitales sobre los
incendios y la capacidad de recuperación de los bosques de araucaria y las amenazas que enfrentan,
y sobre los resultados obtenidos en el presente proyecto.
Durante el 9 y 10 de septiembre del 2015 se realizó el Taller “Bases científicas para el manejo y
protección del ecosistema Araucaria” donde científicos de Chile (Universidad Austral, Universidad de
Chile, Universidad de Concepción, Universidad Pontifícia), USA (Mercer University), Canadá (British
Columbia) y Argentina (INTA-Bariloche, IADIZA, IANIGLA, UBA, CIGEOBIO, IIDYCAP, APN e INIBIOMA)
expusieron y/o compartieron la información científica generada en los últimos años y que es clave
para la toma de decisiones en el ecosistema araucaria. Del encuentro participaron 55 personas entre
dirigentes mapuches, pobladores, decisores, educadores, técnicos y científicos de distintas
instituciones nacionales y provinciales de la región.
Resultados
Composición y Estructura de los bosques quemados
Los incendios estudiados presentan bosques mixtos de Araucaria araucana con Nothofagus spp. En
la mayoría de los casos los parches quemados relevados están formados por bosques mixtos de
araucaria y lenga (Nothofagus pumilio) o ñire (Nothofagus antarctica). Dos de los parches relevados
en el incendio de Ñorquinco de 2013 tienen coihue (N. dombeyii). El parche relevado en el incendio
de Moquehue del 2012 tiene pino (Pinus contorta)(Tabla N° 3).
Los sitios relevados presentan claramente diferentes estructuras forestales (Tabla N° 3). El diámetro
de las araucarias varía entre incendios y parches relevados, siendo Ñorquinco 1987 el que tiene los
árboles más grandes, seguido por Rucachoroy, Ñorquinco 2013, Tromen, Moquehue 2005 y
Moquehue 2012. También los parches relevados del incendio de Ñorquinco de 1987 presenta la
mayor densidad de araucarias, seguido por Ñorquinco 2014, Tromen, Rucachoroy y los dos incendios
de Moquehue (Tabla 3).
El área basal (AB) de araucaria previo al fuego en los parches quemados es relativamente baja en
todos los incendios con rangos entre 6 y 65 m2/ha (Tabla N° 3). Antes del fuego, en promedio los
parches de Ñorquinco de 1987 tenían un área basal de 56 m2/ha, los de Ñorquinco 2013 26 m2/ha,
los de Rucachoroy 16 m2/ha, los de Tromen 10 m2/ha y los valores más bajos se observaron en los
dos incendios de Moquehue.
La variación en el tipo o clase de estructuras observadas entre parches e incendios, refleja la
diferencia de historia de disturbios previos (principalmente de fuegos). En Tromen predominan
estructuras con desarrollo moderado de los rodales, con mayoría de árboles medianos (dap entre 26-
50 cm) o chicos (dap < 25 cm), estas estructuras indican la existencia de incendios previos hace más
de medio siglo, posiblemente hace 70-100 años. El bosque de araucaria en Moquehue quemado en
2012 presenta una estructura con árboles chicos, lo que estaría indicando que hubo en el sector un
incendio amplio previo a la instalación de la plantación de pino contorta y no hace muchas décadas,
quizás hace menos de 60-70 años. En el bosque quemado en Moquehue en 2005, la estructura
irregular observada en la lenga indicaría la ocurrencia de varios incendios previos de leve a
moderada intensidad y ocurridos hace 30-120 años atrás. Los bosques afectados por el incendio de
2013 en Ñorquinco presentan características con moderada madurez e incluso, algunos rodales con
estructuras irregulares (IR) lo que es evidencia de la ocurrencia de múltiples incendios ocurridos en
los últimos siglos. En casi todos los parches se observaron ñire o coihue de gran porte, lo que indica
que el incendio previo de 1987 que afectó el sector quemado en 2013, no había eliminado todos los
árboles acompañantes de la araucaria, probablemente estos parches sufrieron en ese entonces, un
fuego de leve a moderada intensidad con islas sin quemar.
Incendio Parche Comp Dap Aa Densidad_Aa AB_ha Dap_spp (rango)
Clase-Estr
Tromen 2009
TPT Aa/Na 34.2 (3.6) 128 (14) 11.8 < 20 ST-MT
TCO Aa/Na 36.7 (2.7) 55 (7) 5.8 < 10 MT
MAMA Aa/Np 30.2 (2.3) 175 (21) 12.6 20 (10-87) ST-MT
BOLSICO Aa/Np-Na 42.2 (4.2) 79 (14) 11.1 15 (10-40) ST-LT
Moquehue 2012-2005
MOQ_12 Aa/Pc 16.6 (1.0) 58 (10) 1.2 24 (11-38) ST
MOQ_05 Aa/Np 42.4 (3.7) 41 (7) 5.8 32 (10-73) LT-ST
Ñorquinco 2013
ÑORQ1 Aa/Na 48.2 (6.7) 202 (16) 36.8 24 (11-41) MT-ST
ÑORQ2 Aa/Nd 50.3 (5.4) 324 (31) 64.6 45 (11-158) IR
ÑORQ3 Aa/Na 60.1 (8.1) 26 (5) 7.5 41 (11-104) IR
ÑORQ4 Aa/Nd 60.5 (7.8) 98 (17) 28.1 47 (11-97) LT-MT
ÑORQ5 Aa/Na 68.4 (5.8) 16 (2) 5.9 18 (10-40) LT
ÑORQ6 Aa/Na 65.9 (6.2) 31 (3) 10.6 19 (10-50) LT-MT
Ñorquinco 1987
ÑOR87-1 Aa/Np-Na 60.1 (4.5) 176 (24) 49.8 20 (16-25) LT
ÑOR87-2 Aa/Np 97.0 (4.5) 85 (8) 63 43 (14-80) LT
Rucachoroy 2013
RUCAQ1 Aa/Np 47.2 (5.5) 92 (15) 16.1 55 (10-154) ST-LT
RUCAQ2 Aa/Np 57.3 (6.5) 108 (19) 27.8 56 (14-126) LT-ST
RUCAQ3 Aa/Np 74.7 (7.1) 32 (6) 13.9 56 (12-140) LT
RUCAQ4 Aa/Np 66.9 (5.1) 21 (3) 7.6 40 (10-138) LT
Tabla N° 3. Composición arbórea, diámetro a la altura del pecho (dap), Area Basal por hectárea (AB-ha) y
Densidad por hectárea de araucaria en cada uno de los parches quemados relevados. Dap promedio y rango de
la especies acompañante. Aa: Araucaria araucana; Na: Nothofagus antarctica; Np: N. pumilio; Nd: N. dombeyii;
Pc: Pinus contorta. ST: árboles chicos < 25 cm de dap; MT: árboles medianos, 25-50 cm de dap; LT: árboles
grandes, > 50 cm de dap.
Severidad de quema y tasa de mortalidad
La severidad de quema provocada por el fuego sobre las araucarias varió entre incendios y entre
parches dentro de un mismo incendio. En los incendios de Moquehue y de Ñorquinco de 1987 se
observó una mayor proporción de araucarias en las clases de severidad más severas (Leve-Moderado
o L/L-M y Moderado-Fuerte o M/M-F)(Fig. N° 1). En estos incendios, las dos clases más severas
agruparon cada una más del 30% de los árboles totales. Por el contrario, los incendios en Ñorquinco
y Rucachoroy de 2013 presentan más proporción de árboles (cerca del 50%) en las categorías más
leves de severidad (Sana o S y Chamuscado o CH). El incendio de Tromen representa una situación
intermedia de severidad entre estos dos grupos de incendios.
Araucarias afectadas con severidad moderada (Tromen-
09 parche MAMA)
Araucarias afectadas con severidad chamuscada
(ÑOR-13 parche ÑOR3)
Figura N° 1. Porcentaje (%) promedio de árboles por clase de severidad de quema en cada uno de los seis
incendios relevados.
Al observar la severidad de quema sobre la araucaria en cada parche de un mismo incendio, se
observa una importante variabilidad entre parches (Fig. N° 2). Por ejemplo, en Tromen el parche
ubicado en el extremo este del incendio (M. Malal) tuvo mayor severidad de quema que aquellos
ubicados en el centro o en el oeste del incendio. En Rucachoroy, dos de los parches tuvieron más del
40% de las araucarias en las dos severidades de quema más fuertes mientras que en los restantes
parches los árboles fueron poco afectados. En el incendio de Ñorquinco de 2013 es donde se observa
una mayor homogeneidad entre parches en la severidad de quema en araucaria, en 5 de los 6
parches más del 40% de las araucarias fueron agrupadas en las dos clases de severidad más altas (Fig.
N°2).
La afectación del fuego dentro de los parches con araucaria fue más extendida en el incendio de
Ñorquinco 2013 que en los restantes sitios. En este incendio casi no se observaron árboles sanos sin
daño por el fuego, mientras que en Rucachoroy y en Tromen se observó hasta 25% y 60% de árboles
sanos del total relevados, respectivamente.
Con relación a la severidad de quema sobre Nothofagus spp., en general en la mayoría de los parches
se observó un mayor daño sobre las especies de éste género que sobre araucaria. Sin embargo, en
los parches 1, 3 y 4 de Ñorquinco 2013 y en los parches 2 y 3 de Rucachoroy o en el parche 2 de
Ñorquinco 1987 o en el incendio de Moquehue 2005, el grado de afectación en araucaria y su
especie acompañante fue igualmente severo (Fig. N° 2 y 3).
Severidad
% p
rom
edio
por
cla
se d
e s
everi
dad e
ntr
e p
arc
hes
Tromen 2009
S CH L/L-M M/M-F0
10
20
30
40
50
60
Ñorquinco 1987
S CH L/L-M M/M-F
Moquehue 2005
S CH L/L-M M/M-F
Moquehue 2012
S CH L/L-M M/M-F0
10
20
30
40
50
60
Ñorquinco 2013
S CH L/L-M M/M-F
Rucachoroy 2013
S CH L/L-M M/M-F
Figura N° 2. Distribución entre las clases de severidad de quema (S: Sano; CH: Chamuscado; L-M: Leve a
Moderado; M-F: Moderado a Fuerte) de los árboles (araucaria, pino y nothofagus spp.) muestreados en los
parches e incendio en Tromen 2009, Rucachoroy 2013 y Ñorquinco 2013.
Figura N° 3. Distribución entre las clases de severidad de quema (S: Sano; CH: Chamuscado; L-M: Leve a
Moderado; M-F: Moderado a Fuerte) de los árboles (araucaria, pino y nothofagus spp.) muestreados en los
parches e incendio en Moquehue 2005 y 2012 y Ñorquinco 1987.
Para todos los incendios, la proporción promedio de árboles vivos fue de 39 % (rango: 11-67%) y de
árboles muertos fue de 61% (33-89%)(Tabla N° 4). Los incendios de Ñorquinco de 1987 y el de
Rucachoroy de 2013 son los que tuvieron menos % de árboles muertos, por debajo del promedio
general. El incendio de Moquehue del 2012 fue el que tuvo mayor proporción de árboles muertos
(Tabla N° 4). El diámetro (Dap) de los árboles vivos y muertos es de 60.5 (± 2.3 EE) y 48.5 (± 1.93 EE)
cm, respectivamente y difieren significativamente en general y en 4 de los 6 incendios. Los árboles
con más de 50 cm de Dap aumenta la supervivencia.
Se estimó una densidad promedio de 26 semilleros por hectárea para el conjunto de bosques
estudiados con máximos de 44 y mínimos de 8 observados en parches del incendio de Ñorquinco de
1987 y de Moquehue de 2012, respectivamente (Tabla N° 4). Luego de la afectación por el fuego,
esta densidad se redujo a 13 árboles por hectárea, con un promedio de mortalidad de semilleros del
48%. Antes de los incendios, 11 de los 19 parches estudiados presentaban una abundancia razonable
de semilleros, ej. más de 20 por hectárea; luego del fuego sólo 4 parches mantienen una densidad
superior a este valor (Tabla N° 4).
Izquierda: Parche mayormente chamuscado en Rucachoroy (RUCAQ-1). Derecha: árboles sobrevivientes
rebrotados luego de 9 años en Moquehue (MOQ-05).
Incendio Parche % vivos % muertos Dap vivos Dap muertos Densidad semilleros pre-fuego
Densidad semilleros post-fuego
Tromen 2009
TPT 81 19 36.4 25.7 35 32 TCO 36 64 44.9 30.1 27 12
MAMA 4 96 52.2 29.2 52 2 BOLSICO 18 82 51.3 40.7 27 5 Promedio 35 65 46.2 31.4 35 15
Moquehue 2012-2005
MOQ_12 11 89 21.7 15.9 8 3 MOQ_05 37 63 47.8 37.7 10 8
Ñorquinco 2013
ÑORQ1 63 38 50.2 36.8 82 48 ÑORQ2 45.8 54 39.2 59.5 88 15 ÑORQ3 10.5 89 76.0 57.4 9 2 ÑORQ4 28 72 65.6 58.6 36 13 ÑORQ5 38 61 78.1 62.6 9 4 ÑORQ6 24 76 66.0 67.1 21 7
Promedio 32 68 55.6 49.5 41 14 Ñorquinco
1987 ÑOR87-1 51 49 72.5 55.7 52 23 ÑOR87-2 83 17 95.5 105.9 36 31 Promedio 67 33 84.0 80.8 44 27
Rucachoroy 2013
RUCAQ1 64 36 53.7 35.3 18 16 RUCAQ2 22 78 64.5 27.4 26 0 RUCAQ3 85 15 80.7 40.1 11 9 RUCAQ4 37 63 79.8 59.4 5 3 Promedio 52 48 69.7 40.6 15 8
Incendios Promedio 39 61 54.2 42.7 26 13 Tabla 4. Porcentaje y diámetro a la altura del pecho (Dap) de araucarias vivas y muertas; y de la densidad de
semilleros vivos previo y posterior al incendio.
Recuperación de la producción de conos en sitios quemados
Productividad durante 2015 y 2016 en bosques quemados y no quemados.
El número promedio de conos por árbol quemado en bosques incendiados fue significativamente
menor que en árboles sanos sin quemar tanto en 2015 (1.8 ± 0.6 EE vs. 4.7 ± 0.9 EE) como en 2016
(14.6 ± 4.8 EE vs. 44.7 ± 3.1 EE), siendo la producción en árboles quemados un 38% y un 33% de la
observada en árboles no afectados, en 2015 y 2016, respectivamente. Sin embargo en el año 2015
con baja productividad, las diferencias en la producción de conos entre los sitios quemados y no
quemados sólo se observaron en los incendios de Rucachoroy y Ñorquinco del 2013, en los sectores
de alta montaña del incendio de Tromen (MAMA y BOLSICO) y en el de Moquehue ocurrido en 2005
(Fig. 4). Por el contrario, en el año de alta productividad del 2016 estas diferencias fueron más
acentuadas y fueron significativas en todos los casos menos en el incendio de 29 años de antigüedad
ocurrido en Ñorquinco 1987 (Fig. 4).
Incendio o sitio control
RUCA-13ÑORQ-13
MOQ-12-VA
TROMEN-09-VA
TROMEN-09-AM
MOQ-05-AMÑORQ-87
Control_región
Pro
me
dio
co
no
s p
or
árb
ol
0
1
2
3
4
5
6
2015
* *
* *
RUCA-13ÑORQ-13
MOQ-12-VA
TROMEN-09-VA
TROMEN-09-AM
MOQ-05-AMÑORQ-87
Control_región0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
2016
*
**
*
*
*
Aumento edad del incendio Aumento edad del incendio
2 2
3
6
6 10
28
3
34
7
7
11
29
Figura N° 4. Cantidad promedio de conos por árbol en 2015 y 2016 en incendios con distinta antigüedad y en
bosques sin quemar. Los números encima de las barras indican los años luego del incendio. Los asteriscos
indican diferencias significativas con respecto al bosque sin quemar.
Cambios en la productividad antes y después del incendio en Tromen
En el caso del incendio de Tromen ocurrido en 2009, se cuenta con datos desde 2010. En este caso,
los árboles afectados recién comenzaron a producir conos en 2012 (Fig. N° 5a). Los árboles sanos en
bosques no quemados produjeron significativamente más conos en 2010, 2011, 2013 y 2016, es decir
en los primeros años luego del incendio y en los años de mayor productividad (Fig. N° 5a). Luego de 6
años, los árboles en bosques quemados han acumulado en promedio una producción de 44 conos en
comparación con los más de 100 acumulados en árboles sanos en dicho período (Fig. N° 5b).
Izquierda: Semilleros ubicado en Ñorquinco con severidad Leve e identificado por la presencia de conos
previos al incendio (círculo). Derecha: Semillero con rebrote de copa y conos del 2016(Tromen-09).
Año
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Pro
me
dio
co
no
s p
or
árb
ol
0
5
10
15
20
25
30
35
40
Control
Quemado
Año
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Ca
ntid
ad
de
co
no
s a
cu
mu
lad
a p
or
árb
ol
0
20
40
60
80
100
120
Control
Quemado
*
*
* *
a)
b)
Figura N° 5. Número de conos promedio por año y árbol (a) y acumulados en el tiempo (b) en la cuenca Tromen
en sectores quemados y no quemados (control) en el período 2010-2016. La fecha indica la ocurrencia del
incendio. Los asteriscos señalan las diferencias significativas (p < 0.05).
Producción de conos y severidad de quema
En general, la producción de conos por árbol disminuye con el aumento de la severidad de quema,
tanto en años de baja como de alta productividad (Fig. 6). Los árboles sanos (S) en bosques no
quemados producen casi el doble de conos que árboles chamuscados (CH), el triple que en árboles
con severidad Leves (L) y casi ocho veces más que árboles con severidad Moderada (M). Además, en
años productivos los árboles CH producen significativamente más conos que los árboles L y en ambos
tipos de años producen más que árboles con severidad de quema moderada (Fig. 6).
Figura N° 6. Cantidad promedio de conos en árboles sin quemar (S) y en aquellos con severidad chamuscada
(CH), Leve (L) y Moderada (M) estimada para el conjunto de incendios en Moquehue 2005 y 2012, Tromen
2009, Ñorquinco y Rucachoroy 2013 y Ñorquinco 1987.
La variación en la producción de conos por árbol entre distintas severidades de quema difiere entre
incendios. En los incendios más nuevos (ej. Rucachoroy y Ñorquinco 2013) se observa el mismo
patrón promedio descripto en la figura anterior (Fig. 7). Por el contrario, en los incendios más viejos
(ej. Ñorquinco 1987 y Tromen 2009) no se observa diferencias en la producción de conos entre
árboles sin quemar (S) y aquellos con severidad Chamuscada (CH). A su vez, en los incendios de
Moquehue 2005 y 2012 se observa que los semilleros con severidad chamuscada producen muy
pocos conos a pesar de haber transcurrido en ambos incendios 10-11 años y 3-4 años,
respectivamente. Las diferencias en la producción de conos entre árboles con distinta severidad de
quema se acentúan en años de mayor productividad (ej. 2016 vs 2015)(Fig. 7 y 8).
S CH L M
Severidad
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Conos p
rom
edio
por
árb
ol
Año 2015
a)
S CH L M
Severidad
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
Conos p
rom
edio
por
árb
ol
Año 2016
b)
Figura N° 7. Cantidad promedio de conos por árbol en el año 2015 (a) y 2016 (b) y según severidad de quema
en los incendios de Tromen, Rucachoroy, Moquehue (2005 y 2012) y Ñorquinco (2013 y 1987).
Severidad
Co
no
s p
rom
ed
io p
or
árb
ol
Cuenca: TROMEN
S CH L M0
10
20
30
40
50
60
Cuenca: RUCA
S CH L M
Cuenca: Moquehue
S CH L M
Cuenca: ÑORQ-13
S CH L M0
10
20
30
40
50
60
Cuenca: ÑORQ-87
S CH L M
Año 2016
b)
Severidad
Pro
me
dio
de
co
no
s p
or
árb
ol
Cuenca: TROMEN
S CH L M0
1
2
3
4
5
Cuenca: RUCA
S CH L M0
1
2
3
4
5
6
7
Cuenca: Moquehue
S CH L M0
1
2
3
4
5
6
Cuenca: ÑORQ-13
S CH L M0
2
4
6
8
10
12
14
16
Cuenca: ÑORQ-87
S CH L M0
1
2
3
4
5
6
7
Año 2015
a)
En el incendio de Tromen se pudo evaluar la variación temporal del efecto de la severidad de quema
sobre la producción de conos durante 7 años (Fig. 8). Durante los años muy productivos del 2013 y
2016 no se observaron diferencias significativas en productividad entre árboles sanos y
chamuscados; por el contrario los sanos produjeron 2 veces más conos que los afectados con
severidad Leve-Moderada (L-M) y 8 a 30 veces más que aquellos con severidad Moderada-Fuerte (M-
F). Los árboles con severidad moderada a fuerte tardaron 6 años en comenzar a producir conos
nuevamente.
Figura N° 8. Variación anual en la producción promedio de conos por árbol según severidad de quema (S: Sanos
en bosques sin quemar; CH: Chamuscados; L-M: Leve a Moderada; M-F: Moderada a Fuerte) en el incendio de
Tromen. Los asteriscos indican las diferencias significativas entre árboles sin quemar y aquellos con severidad
L-M o M-F.
Estimación de la pérdida de productividad de semillas por hectárea en sitios quemados
La pérdida de productividad en la producción de semillas por hectárea en los incendios se redujo
como consecuencia de la combinación de la mortalidad de semilleros y de la reducción en la cantidad
de conos en los árboles sobrevivientes. En promedio los bosques incendiados perdieron 20-67 % de
los semilleros y produjeron un 58-66 % menos conos que sitios no quemados (Tabla N° 5). Sin
embargo, se observó una gran variación entre parches tanto en la mortalidad de semilleros (rango: 8-
100 %) como en la pérdida de conos (0-98 % en 2015 y 4-98 % en 2016)(Tabla N° 5). Los incendios
con mayor proporción de semilleros muertos fueron Moquehue 2012, Tromen 2009 y Ñorquinco
2013 (Tabla N° 5). Dentro de los incendios, existen parches con grandes proporciones de semilleros
muertos. Por ejemplo, en Tromen en los parches densos de Mamuil Malal (MAMA) y de Bolsico del
Diablo (BOLSICO) se perdieron más del 80% de los semilleros. Lo mismo ocurrió en el parche ÑORQ2
de Ñorquinco y en el parche RUCAQ2 de Rucachoroy, donde se murieron más del 82% de los
semilleros en 2013 (Tabla N° 5). En los dos incendios del 2013 es probable que se esté
sobreestimando la mortalidad de árboles al no transcurrir suficiente tiempo para que ocurra el
rebrote en los árboles y por ende, verificar si los individuos están vivos o muertos.
Año
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Pro
me
dio
co
no
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árb
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0
5
10
15
20
25
30
35
40
Control
CH
L-M
M-F
*
*
*
*
Reducción (%) Kilos por hectárea Diferencia en año Parche
Incendio En
densidad En conos 2015-2016
Sin fuego 2015-2016
Con fuego (2015)
Con fuego (2016)
poco productivo
muy productivo
TPT 8 21-18 50-492 36 277 28 44 TCO 55 0-33 29-380 13 85 56 78
MAMA 86 98-98 67-732 0 0 100 100 BOLSICO 80 73-73 29-380 1 14 95 96 Tromen-09 57 48-56 44-496 13 94 70 79 MOQ_12 67 100-85 12-41 0 2 100 96 MOQ_05 20 60-21 0-109 0 52 68 53 ÑORQ1 42 89-76 344-1240 22 131 94 89 ÑORQ2 83 97-91 369-1331 2 15 99 99 ÑORQ3 82 96-89 38-135 0 2 99 98 ÑORQ4 65 96-80 151-540 2 29 99 95 ÑORQ5 55 93-60 38-135 1 18 97 87 ÑORQ6 67 93-67 88-315 2 26 98 92
Ñorquinco-13 66 94-77 171-616 5 37 98 93 ÑOR87-1 55 0-17 16-780 7 215 56 72 ÑOR87-2 15 27-4 11-540 7 335 37 38
Ñorquinco-87 35 14-11 14-660 7 275 46 55 RUCAQ1 11 33-27 33-401 20 195 40 51 RUCAQ2 100 99-91 48-579 0 0 100 100 RUCAQ3 14 38-30 20-245 10 105 49 57 RUCAQ4 50 78-65 9-111 1 18 87 84
Rucachoroy-13 44 62-53 27-334 8 79 69 73 Incendios 48 66-58 64-526 8 121 71 75 Tabla N° 5. Reducción porcentual (%) en la densidad de semilleros y en la cantidad de conos por árbol y;
productividad (kilos de piñones por hectárea) del parche para los años 2015 y 2016 si no se hubiera quemado
(sin fuego) y en la situación actual (con fuego); diferencia porcentual en la productividad para años poco
productivos (ej. 2015) y muy productivos (ej. 2016).
En 2015 y 2016 los bosques quemados en promedio produjeron 8 (rango: 0.1-13) y 121 (rango: 2-
275) kilos por hectárea pero hubieran producido 64 (rango: 0.2-171) y 526 (rango: 41-660) si no se
hubieran quemado (Tabla 5 y Fig. 9). Esto significa una pérdida promedio del 71 y 75 % en la
productividad de kilos por hectárea en 2015 y 2016, respectivamente. Sin embargo, se registró una
gran variación en estos porcentajes entre incendios y entre parches de un mismo incendio (Tabla N°
5). Los incendios de Moquehue de 2012 y de Ñorquinco de 2013 fueron los que perdieron más
productividad tanto en 2015 como en 2016 comparado con el mismo sitio si no se hubiera quemado
(Fig. N° 9).
Figura N° 9. Kilos promedio por hectárea de semillas para 2015 (a) y 2016 (b) en parches quemados antes (pre)
y después (post) de los incendios. Se indican los porcentajes de pérdida de productividad en cada caso. ÑORQ-
87: Ñorquinco 1987; MOQ-05: Moquehue 2005; TROMEN-09: Tromen 2009; ÑORQ-13: Ñorquinco 2013;
RUCAQ-13: Rucachoroy 2013.
Estimación del grado de tiempo de recuperación del dosel y de la capacidad reproductiva
En función del grado de severidad de quema que el fuego produjo sobre las araucarias en general y
considerando la relación entre el grado de severidad y la tasa de mortalidad y de velocidad de
Incendio
ÑORQ-87MOQ-05
TROMEN-09MOQ-12
ÑORQ-13RUCAQ-13
Promedio
Kilo
s p
or
he
ctá
rea
0
50
100
150
200
250
2015 pre-fuego
2015 post-fuego
a)
Incendio
ÑORQ-87MOQ-05
TROMEN-09MOQ-12
ÑORQ-13RUCAQ-13
Promedio
Kilo
por
he
ctá
rea
0
200
400
600
800
10002016 pre-fuego
2016 post-fuego
b)
-46%-70%
-98%
-69%-71%
-55%
-53%
-68%
-79%
-93%-73%
-75%
-100%
-96%
respuesta para rebrotar en los árboles, se estableció una estimación de recuperación del dosel en
función del tiempo transcurrido luego del incendio (Fig. 10a).
Se estima que las araucarias en los parches 1 y 4 del incendio de Rucachoroy del 2013 (RUCAQ13-1 y
RUCAQ13-4) rebrotarán rápidamente en los próximos 2-5 años y recuperarán el dosel vivo con
vigorosidad como lo hicieron los parches 2 del incendio de Ñorquinco de 1987 (ÑOR87-2) y el parche
en Potrero del Tromen (TPT)(Fig. 10a). El parche 3 en Rucachoroy probablemente tarde más en
recuperarse (ej. 5-10 años), similar a lo que se viene observando en el parche TCO en el A°
Correntoso en Tromen. Los parches 1, 4, 5 y 6 de Ñorquinco afectados en 2013 también se espera
que tarden en recuperar el dosel en 5-10 años. Por el contrario, los parches 2 (al este del Rehue) y 3
(al sur de la seccional) de este incendio se estima demorarán más tiempo, quizás 10-20 años. Las
araucarias quemadas en Moquehue en 2012 y en 2005 probablemente se recuperen también en
estos plazos aunque en éste último se espera una respuesta más lenta no sólo por presentar mayor
proporción de árboles con severidades más graves sino por su ubicación a mayor altitud. Similar
situación se espera para el parche evaluado en Tromen en alta montaña (BOLSICO). En el parche 2 de
Rucachoroy (zona Subángulo) y en el parche MAMA (Estancia Mamuil Malal en alta montaña) se
estima que la recuperación demorará más de 30 años o no se recuperarán. Otros sectores con fuerte
pendiente en el incendio de Ñorquinco 2013 no evaluados también fueron severamente afectados y
muy probablemente no se recuperen.
Por otro lado, teniendo en cuenta la relación entre el grado de severidad de quema y la tasa de
mortalidad de semilleros y con la producción de conos, se estableció una estimación de la
recuperación de la capacidad reproductiva para los distintos incendios y parches (Fig. 10b). Todos los
parches del incendio de Rucachoroy salvo el 2, se estima producirán conos en los próximos años y
sus semilleros alcanzarán niveles “normales” de producción en menos de 5 años. El parche 2
(RUCA13-2) de Rucachoroy, el 4 (ÑORQ-4) de Ñorquinco y el ubicado al Este del Bolsico del Diablo
(BOLSICO) en Tromen seguramente tardarán 5-15 años en recuperar valores normales de
productividad. Los semilleros en los incendios de Moquehue ocurridos en 2005 y en 2012
probablemente demoren 10-15 años y más de 15 años, respectivamente (Fig. 10b). Por su parte, los
semilleros en la mayoría de los parches presentes en el incendio de Ñorquinco de 2013, en especial
los parches ÑOR13-2, ÑOR13-6 y ÑOR13-5, posiblemente demoren hasta 25-30 años en alcanzar
valores normales de productividad, incluso su recuperación podría ser más lenta que la observada en
los parches evaluados del incendio de Ñorquinco ocurrido en 1987. Por otra parte, más allá de lo que
tarden los semilleros en volver a producir conos, los parches MAMA, BOLSICO, ÑORQ13-2, ÑORQ13-3
y RUCAQ13-2 presentan alta mortalidad de semilleros y por lo tanto su potencialidad reproductiva ha
sido seriamente afectada por el fuego.
Figura N° 10. Porcentaje de araucarias con severidad Sana + Chamuscada (S-CH), severidad Leve a Moderada
(L-M) y Moderada a Fuerte (M-F) en las araucarias en general (a) y en los semilleros relevados (b). Cuanto más
abajo y a la derecha se ubique el parche en el triángulo, mayor será su velocidad de recuperación o de
respuesta reproductiva. Lo opuesto sucederá con parches ubicados en la porción inferior e izquierda del
triángulo. Los parches ubicados en el triángulo central resaltado presentan árboles con mayor heterogeneidad
de severidad de quema y por ende, en ellos la recuperación será dispar.
S-CH
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
L-M
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
M-F
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
RUCA-13
ÑOR-13
TROMEN-09
ÑOR-87
MOQ-05
MOQ-12
MOQ-12
MOQ-05
ÑORQ87-2
ÑORQ87-1
MAMA
TCO
TPT
BOLSICO
RUCAQ13-2
RUCAQ13-4
RUCAQ13-3
RUCAQ13-1
ÑORQ13-2
ÑORQ13-6
ÑORQ13-5
ÑORQ13-3
ÑORQ13-1
ÑORQ13-4
Rápida recuperación del dosel
Lenta recuperacióndel dosel
Moderada recuperación del dosela)
S-CH
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
L-M
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
M-F
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100Rápida respuesta
reproductivaLenta respuesta
reproductiva
Moderada respuestareproductiva
MAMA
TCO
TPT
BOLSICO
ÑORQ87-2
ÑORQ87-1
ÑORQ13-2 ÑORQ13-6
ÑORQ13-5
ÑORQ13-3
ÑORQ13-1 ÑORQ13-4
RUCAQ13-2
RUCAQ13-4
RUCAQ13-3
RUCAQ13-1
MOQ-12
MOQ-05
RUCA-13
ÑOR-13
TROMEN-09
ÑOR-87
MOQ-05
MOQ-12
b)
Conclusiones preliminares
Del análisis e interpretación de los resultados se pueden sacar las siguientes conclusiones
preliminares:
1. Se observó una gran heterogeneidad y variabilidad espacial en el grado de severidad de
quema en araucarias entre incendios y entre parches de un mismo incendio afectados en los
últimos 30 años. En general las araucarias fueron más afectadas en los incendios de
Moquehue (2005 y 2012) y en Ñorquinco 1987, mientras que en el incendio de Rucachoroy
de 2013 fueron menos afectadas. Los incendios de Ñorquinco 2013 y Tromen 2009
representan situaciones intermedias de afectación.
2. La exposición y la pendiente parecen tener una influencia clara sobre la severidad de quema,
siendo más intensa en sitios más secos (exposiciones N, NE, E (ej. en ÑOR13) vs. S o SO (ej. en
RUCA13) y con mayor pendiente (ej. BOLSICO-MAMA vs. TCO-TPT en Tromen).
3. Los parches ubicados con regímenes de lluvias menores (ej. MAMA-09 vs MOQ-05 o
RUCAQ1-2 vs. RUCA3-4) y ubicados a similar altitud parecen sufrir mayores severidades de
quema.
4. Los parches con árboles más chicos, de menor diámetro, fueron más afectados que aquellos
con estructuras más maduras (ej. MOQ-05 y MOQ-12 vs. RUCA13 o ÑORQ-13). A partir de 50
cm de diámetro se observa una mayor probabilidad de supervivencia.
5. El grado de severidad de quema afecta la tasa de mortalidad de las araucarias en general y la
capacidad en los semilleros de rebrotar y producir conos en particular. Los incendios en
promedio redujeron la densidad de semilleros casi un 50%, antes del fuego más del 60% de
los parches tenían valores de densidad de semilleros razonable (ej. 20 por hectárea o más),
luego del fuego sólo el 22% de los parches evaluados se mantiene por encima de dicho valor.
6. La pérdida de producción de conos por árbol en parches quemados comparado con bosques
sanos se acentúa en años productivos (ej. 2013-2016 vs. 2012-2015 en Tromen; 2015 vs.
2016 en todos los incendios).
7. Según la severidad de quema, los semilleros sobrevivientes pueden tardar 1 a 6 años en
producir conos nuevamente luego del incendio. Sin embargo, sólo los árboles con severidad
“chamuscada” pueden recuperar la productividad original en su capacidad de producción de
conos, la cual la alcanzan luego de 5 años o más de ocurrido el incendio. Los árboles con
severidad “leve” tardarían entre 15 y 25 años en recuperar la productividad original que
tenían previa al incendio.
8. La producción de semillas por hectárea se disminuye drásticamente en un sitio quemado
debido a la mortalidad de semilleros y a la pérdida de productividad en los árboles
sobrevivientes.
9. Recién a los 30-32 años de ocurrido un incendio (ej. ÑOR-87) los semilleros recuperan su
capacidad reproductiva y la cobertura de dosel en el bosque para permitir el parche alcance
valores razonables de productividad (ej. que alcance 200 kg/ha).
Recomendaciones de manejo
Incendios en Moquehue
1. En el incendio de Moquehue ocurrido en 2012 se recomienda eliminar todos los ejemplares de Pino
(lo plantado y la regeneración natural existente) y reforestar el sitio con araucarias. Mantener el sitio
sin ganado y sin recolección de piñones. También dejar la madera muerta en el suelo dado que
favorecerá la regeneración de la vegetación.
2. En el incendio de Moquehue ocurrido en 2005 en alta montaña, este sitio se podrá recuperar
pasivamente sin necesidad de aportes de plantines o de semillas. Es necesario mantener la zona sin
ganado y sin recolección humana, manteniendo la madera muerta en el suelo y en pie (no realizar
extracción de leña). En este sitio debería observarse un aumento de regeneración de araucaria en los
próximos 15 años.
3. Se sugiere la aplicación de la técnica de siembra aérea con piñones en amplias zonas de alta montaña
y mitad de faldeo ubicadas al oeste y sur de Moquehue donde había bosques de araucaria
originalmente y que fueran afectadas por incendios en los últimos 60-70 años.
Incendio de Ñorquinco
Teniendo en cuenta el grado de severidad alcanzado en este incendio, las tasas de mortalidad observadas y el
plazo de recuperación que se espera en la producción de conos, se plantean las siguientes recomendaciones:
1. Mantener sin ganado todas las zonas no destinadas al uso ganadero según la zonificación del Plan de
Gestión del Parque. En zonas con uso autorizado de ganado, mantener la carga ganadera al mínimo
posible al menos por los próximos 10 años hasta que se instale la vegetación arbórea.
2. Debe ponerse atención en la recuperación de los parches con mayor severidad de quema (ej.ÑOR-2 y
ÑOR-3) ubicados al oeste del Rehue y al sur de la seccional para minimizar el impacto por el ganado y
por la recolección de piñones.
3. No se recomienda autorizar la recolección de piñones en el sector del incendio, en especial en los
parches ÑOR13-2, ÑOR13-6 y ÑOR13-5, considerando los plazos de recuperación esperados (25-30
años).
4. Se recomienda evaluar la aplicación de caza de control del jabalí en la zona de distribución de la
especie conocida en la zona considerando que el área de manejo es acotada y que la especie se
encuentra por ahora en baja densidad pero con tendencia al aumento. No debe autorizarse la caza
deportiva ni cualquier modalidad de cacería que no tenga como prioridad reducir la densidad de
hembras y de subadultos.
5. Se recomienda evaluar la aplicación de la siembra aérea en los sectores afectados, en 1987 y/o 2013,
con moderada a fuerte severidad y que presentan fuerte pendiente donde la mortalidad de araucaria
superó el 70-80%.
Incendio en Rucachoroy
Teniendo en cuenta la menor afectación de la araucaria en los parches evaluados y los tiempos
relativamente cortos de recuperación de la capacidad de rebrote y de producción de conos en este
incendio, se recomienda lo siguiente:
1. Se recomienda discutir con los pobladores la implementación de un manejo ganadero en el sector
incendiado que se focalice en proteger los bosques altos de araucaria y Nothofagus spp. (lenga) y en
simultáneo que priorice el manejo de los bosques y matorrales de ñire y los pastizales con un enfoque
silvopastoril para lograr la recuperación de estos ambientes en el corto plazo para que preserven la
capacidad de proveer de recursos naturales (forraje y leña) en el mediano y largo plazo.
2. En sintonía con el punto 1., se recomienda poner sobre la mesa de discusión el cierre de los caminos y
cortafuegos abiertos al este del incendio (Subángulo) para proteger los bosques mixtos con buen
estado de conservación y que no se quemaron.
3. También en sintonía con el punto 1., se recomienda poner en discusión el cerrar las zonas con bosque
de ñire y de pastizal para permitir la semillazón y establecimiento de pasturas, el rebrote y el
crecimiento de los árboles sin herbivoría para evitar su arbustización y posibilitar el desarrollo de la
forma arbórea en los ñires que a futuro permitirá mayores rendimientos leñeros.
4. Se recomienda poner en la discusión la necesidad de prohibir la recolección de piñones en los parches
de araucaria por 5 años y a partir del 6° año regular su recolección en función de lo que produzca el
bosque, de este modo se podrá facilitar la regeneración en la especie.
5. Se recomienda poner en la discusión la prohibición de la recolección de madera muerta, caída y en
pie, por lo menos por los próximos 10 años. La madera muerta es clave en el bosque quemado dado
que facilita la germinación, establecimiento y crecimiento de la vegetación arbustiva y arbórea y la
defiende frente a la herbivoría por liebre, conejo o ganado u otros ungulados silvestres introducidos.
Los primeros años de protección de un sitio quemado son claves porque definen el rumbo de la
sucesión vegetal (si se vuelve a formar un bosque alto o por el contrario si se arbustiza o en casos
extremos, se transforma en pastizal o en peladal).
6. Se recomienda prestar especial atención al parche 2 (RUCA13-2 en sector subángulo) de araucaria por
su grado de afectación y severidad de quema. En este sitio quizás sea necesario aplicar medidas
activas para garantizar la regeneración de araucaria (siembra y/o plantación). En este sitio la
supervivencia de araucaria del dosel se estima es menor al 25% y los semilleros sobrevivientes
recuperarían su capacidad reproductiva recién en unos 15 años.
Incendio de Tromen
El incendio de Tromen presenta una severidad de quema intermedia comparada con los restantes incendios y
diferencias importantes entre parches en su nivel de recuperación luego de 7 años y en un contexto de alta
densidad de fauna exótica silvestre (liebre, jabalí y ciervo colorado) y presencia de caballos no autorizados y
uso ganadero en el sector de reserva nacional. En este marco se recomienda lo siguiente:
1. Los parches MAMA y TCO por el nivel de severidad de quema que sufrieron y por la nula o escasa
recuperación de los árboles luego de 7 años, sumado a la fuerte presión de granivoría por ungulados y
lagomorfos (liebre y conejo), requiere de un manejo activo para su restauración. Ambos parches están
en propiedad privada (Estancia Mamuil Malal) por lo cual se buscará la forma de consensuar la
aplicación de las posibles opciones de manejo que sean factibles y efectivas. Entre estas opciones sería
necesario discutir el control del acceso a los parches al ganado, al jabalí, al ciervo y a la liebre hasta
que se recuperen o alternativamente subsidiar al bosque con plantines y/o con un exceso de semillas
(siembra aérea) para contrarrestar la granivoría ejercida por esta fauna. De todos modos, esta fauna
está produciendo diversos impactos en los parches quemados, el consumo de piñones y la falta de
regeneración es sólo uno de ellos.
2. No es recomendable la recolección de madera muerta en los parches quemados de bosque de
araucaria y de Nothofagus spp. en el sector del quemado. La madera muerta ayuda a contrarrestar el
impacto de la fauna mencionada.
Agradecimientos: A Bertil Grahn de la Estancia Mamuil Malal por permitirnos trabajar en los bosques de su
propiedad; a la Corporación Interstadual Pulmarí (Ing. Ftal. Fernando López Espinosa), la Dirección de Bosques,
Dirección de Producción, Area de Manejo del Fuego de la Provincia y la Dirección de Guardafaunas Provinciales
por la colaboración prestada por las autoridades y por el personal de campo; a Beatriz Nobua y a la empresa
Wildland Studies por coordinar a los estudiantes que colaboraron con las tareas de campo en la primavera de
2014. A Valeria A. Androsiuk, Amalia Bursztyn y Tomás Busan por su valiosa colaboración durante 20 días de
trabajo de campo como voluntarios del Parque Nacional Lanín en el verano 2015. A la Fundación Rufford y al
Parque Nacional Lanín por financiar este trabajo.