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importante junto a los perso­najes principales. Así, Liabale escribe a su padre sobre laimpureza de su sangre mes­tiza: "Dónde radica nuestrasuperioridad? j Pobres de nos­otros, chupadores de indios!No poseemos dentro ni fuerade nosotros nada que no seade ·ellos". Pero en realidad enesta novela no hay personajessecundarios, sino que todosdentro cid plan de trabajol(:iene.n que des.empeñar unaftmción esencial; aquí no hayfuerzas desperdiciadas. Losseres de la novela mediante elinflujo de la creación devie­nen personas, adquieren unarealidad artística, y ayuda adarles, Vlerosimilidad el con­tínuo estudio de los móvilesde su conducta.

Las causas de los conflictosdramáticos son de índole va­riada. Las diferencias econó­micas y raciales sólo son inci­dentes; pero el motivo vercla­dero son las pasiones que in­crementa el complejo de infe­rioridad que padecen los me­xicanos, ya sean mestizos oindios, aunque en cada gruporacial adquiera diferentes ca­racteres. El mestizo, por log¡eneral, resentido, de,precialos valores, que en el fondodesea adqufrir, y con la iro­nía y el cinismo pretende ocul­tar sus desmedidas ambicio­nes. El pobre y el rico conuna conducta incongruentepretenden justificarse antesus propios ojos y ante losdemás, así el a un principiofeliz poseedor ¡de un ~ítuloprofesional, termina por aban­donarlo en el fondo de uncajón, pensando que contra laindiferencia de sus compa­triotas nada se puede hacer,sino perder el tiempo, y luegoprocura, como Daría Beltrán,el dinero, y con éste el res­peto de los demás, por víaspoco legales que justi{i¡caráen su conciencia por la durezadel medio en que lucha. Pe­ro el adinerado. como Prós­pero Cardoso, siente el pesodel reproche ,de 10s débilesa quienes explota, y trata dematar sus remordimientoscon excusas pueriles: "Meacusan de ser demasiado ri­co, y como me conocieron po­bre, no me lo perdonan, aun­que ellos sean los que mayorprovecho sa.'3.I1 de mi rique­za". En cuanto al indio re­ducido a la categoría de me­nor de edad, adopta comomedios para sobreestructurar­se la traición v la mentira escomo el niño -que quiere 'ha­cerse notar por sus mayores;pero el mestizo mira al indiodesde una altu ra olímpica: "Elcaso no pasaba de ser uncuento bobo, que se prolon­g-aría mientras que la 'gentede razón' tuviel-a pacienciaprtra oír aquel ciudariano J11'?­

xicano que mal 1110rdisqueabrtcuatro palabras ele español".

El autor no simpatiza enespecial' con ninguna raza, nipersonaje. Su imparcialidadgarantiza la jus.ticia poéticaque ejerce en el momentooportuno, una vez que los per­sonajes merecen un castigopor sus pecados. El mundopertenece a los malos; mien­tras que viven son el instru­mento de la justicia divina,pero llega la hora en que asu vez ellos también son cas­tigados. Sus pasiolies son elarma de doble filo con que'atormentan a los demás y seatormentan. El autor es im­parcial hasta en la lucha depadres e hijos, allí no hayvíctima ni victimario, los dosdeben de pagar por sus peca­dos. Ni Límbano, el héroe in­dígena, se salva, tiene quepagar por sus errores. Pero eneste concepto del mal no haynada religioso, sino que si­guen las leyes de la natura­leza: la aventura de la vidase paga con la muerte. Estaobra es realista, deprimente,no tiene ningún elemento trá­gico -dolor y religión- queeleve el espíritu.

El lector de La cruz delsureste, sólo se encuentra an­te productos de la experiencia;aquí no hay cabida para ilu­siones políticas o religiosas.El -autor expone los hechos yno se arriesga a dar solucio­nes, desde luego excluye h,fantasía y los hechos sobre­naturales, todo acto de la con­ducta cae dentro del terrenode la psicología, y los fenó­menos dentro de las leyes dela naturaleza. Cuando Límba­no presencia un milagro hipo­tético, el autor expone las ra­zones que motivaron la ilu­sión, cuando los 'personajestienen momentos de lucidezprofética que les revela su -fu­turo, sólo ven el aspecto pococomún de la realidad que es­tudia la parapsicología, y susmismos sueños tendrían cabi­da, por 10 claros y lógicos, enun manual de psiquiatría, ala vez que contribuy~n contoda efectividad a dar redon­dez a ciertos aspectos de lavida diaria, así como el "mo­nólogo interior" que no tieneninguna correspondencia exac­ta con la realidad; pero que~mita tan bifln La actividadtumultuosa del subcOl1Jciente.

Los personajes por sus pa­siones dan la impresión depertenecer a un mundo muyprimitivo; pero ,descontklndoque las pasiones por su natu­raleza se identifican con losmovimientos primarios del es­pí ri tu Y son el motor de lassitu'aciones dramáti¿as, aquíie'ncontramos sentimi:entos ydeseos alt;¡mente civilizados ycaracterísticos de los habitan­tes de las grandes ciudades.La mavoría de los persona iesposeen' una conciencia niásflH'rte (lllP S'1 voluntad. hasta

Límbano trata de justificarsus actos con disculpas de or­den religioso, su conducta estan ridícula como la de cual­quier mestizo que padezca unoomplejo de inferioridad.Límbano reniega de su origenindio, y lo enorgullece la meraidea de ser hijo bastardo deun mestizo. Al lado de $'en­timientos primitivos como lavenganza y el rencor, se en­cuentran los característicos dela civilización: el afán de lu­cro y el deseo de estimaciónsocial, así Próspero Cardosoencarna los dos tipos de senti­mientos. Adolfo López se con-

. sume toda su vida en el deseode venganza, pero, terminahumillándose por el' dinero,y a mestizos e indios los con­sume un complejo, de inferio­ridad racional, en Liaba tomala forma de obsesión erótica,en Daría el resentimiento desu origen bastardo, este senti­miento como el orgullo decasta de la honorable familiaBeltrán pertenecen a gruposhumanos poco evolucionados;pero estos sentimientos no sedan con toda pureza en lospersonajes, ya que se mezclancon otros típicos de hombresmás evolucionados, y de estecomplejo sentimental sl11igennuevos conflictos dramáticos.

En cuanto a' las formasverbales de La cruz del sur­este hay que decir que estánde acuerdo con lo expr·esado.Los diálogos por su econo­mía se prestan a un efectivointercambio anímic'o. Las des­cripciones de lugares y per­sonas mediante el toque delnovelista adquieren un relieveemotivo que contribuye a crearel ambiente especial, pluy me­xicano, en el que se desarrollala acción. El lenguaje segúnlas circunstancias se transfor­ma, sin perder su caracterís­tica sencillez, para adaptarseya a la serena observación psi­cológica, o bien a las cálidasnotas de un momento clramá­tico.

c. V.

A. HOUGHTON BRODRICK. Elhombre prehistórico. Breva­rios del Fondo de CulturaEconómica, NQ 107. México,1955. 422 pp.

El autor de La pintura pre­histórica y La pintura china(Breviarios de la misma co­lección), publica ahora la pri­mera edición en castellano desu obra El hombre prehistó­rico, revisada y puesta al día.

Brodrick quiere hacer eneste libro un resumen de losconocimientos actuales acercade ¡los orígenes físicos delhombre y un examen de losmismos. Así, anota el inves­tigador, aunque ninguna per­sona razonable afirmaría hoyque el hombre "desciende delmono", se ¡'econoce por 10

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general que el antropoide yel hombre poseyeron un an­tepasado común; pero la lec­tura de estas doctas páginastratará de mostrar hasta quésitio lejano de la historiahumana habrá que ir parareconocer a ese Adán nuestro,y ha ta qué grado es posiblela seguridad de su existencia.

Por su carácter de resumen,advierte el autor, el plan dellibro es un poco distinto delde aquellos que estudian laprehistoria y la paleontol'ogíahumana. Las primeras señales.de los hombres antiguos fueronloqalizadas e·n Europa occi­dental, hasta hace poco tiempofuente indispensable para lainformación de los investiga­dores de la aurora humana. Esexplicable por eso que casitoda la atención de las obrasdedicadas al estudio de esetronco genealógico, común ala nobleza y a los gorilas, sehaya dirigido hacia los tes­timonios y descubrimienos eu­ropeos. Mas, por esa mismarazón es necesario buscar enotras partes del mundo el ras­tro del abuel'o remoto.

Brodrick ocupa entonces uncapítulo con el material' y losdatos de Indonesia y Austra­lia, otro con los del AsiaOriental, uno más con los deAmérica, y los tres siguientescon los de Asia Anterior,Africa y Europa. Al final fi­guran un glosario, donde seexplican los principales tér­minos técnicos utilizados a 10largo de la obra, una biblio­grafía complementaria y unalista de publicaciones periódi­cas sobre la materia.

En seguida se anotan algu­nas líneas del prefacio escritopor Brodrick a la edición es­pañola, porque contienen in­formación importante para loslectores: "Aunque han trans­currido menos de nueve añosdesde la primera edición deEarPy ]y[an (título en inglésdel libw que comentamos), sehan hecho tantos descubri­mientos y han salido a luztantas evidencias, que si bienel texto se presenta en el mis­mo orden general que teníaantes, ha habido que hacertantos cambios y adiciones quea los lectores de habla espa­

. ñola se les ofrece casi unaedición completamente nueva,

'con los últimos datos de nues­.tras conocimientos acerca delhombre primitivo."

El hombre prehistórico,ayudará a completar la infor­mación de que disponemos so­bre nuestro orígen y daráimpulso entre nosotros al sanoaprendizaj e de la antropologíaya que, como dice el propioBrodrick, "no se conocenotras disciplinas más a pro­pósito para combatir el nacio­nalismo, el provincialismo ydemás prejuicios".

E. L.