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NO SÓLO PETRÓLEO. TAMBIÉN YIHAD
(Bienvenido Gazapo. Profesor titular de Geopolítica en la Universidad Europea de Madrid)
Participación en la Mesa Redonda titulada “Geopolítica de la Energía y conflicto”
(XXI Semana de la Comunicación. Facultad de CC. Sociales y Comunicación.
Universidad Europea de Madrid, 13-17 abril 2015)
Los recursos materiales han sido permanentemente origen de tensiones y conflictos
entre los grandes: En el siglo XVI España-Portugal por las especias o Suecia y Alemania por
el comercio Báltico. Después Holanda, Inglaterra. Ahora, desde hace más de medio siglo, es
el petróleo, como fuente de energía, el responsable de las guerras del petróleo o del
derramamiento de sangre de miles de hombres y mujeres en el mundo actual1.
Visto el tema desde Occidente, desde nuestros observatorios económicos y centros de
poder, se siguen estableciendo diagnósticos, previsiones y estrategias —siempre desde nuestra
lógica occidental— ante un hecho: el petróleo disponible disminuye, mientras que su
demanda aumenta. Y se proponen nuevos modelos, abiertos a nuevas oportunidades. La
guerra por el petróleo continúa.
Pero visto el tema desde los escenarios abrasadores y desolados de África o de Asia
Occidental, la perspectiva cambia porque advertimos un hecho inquietante: paralelamente al
incremento global del consumo de petróleo y de su comercio, se está produciendo un
incremento mucho más acelerado del radicalismo islámico, con importantes consecuencias
geopolíticas. Quizá este hecho obligue a Occidente a corregir predicciones demasiado
centradas en nuestros análisis neoliberales.
Quiero llamar la atención sobre esta variable, porque de los 20 yacimientos
petrolíferos más importantes del mundo, 14 están situados en el espacio islámico, formado
por más de cuarenta estados de Africa y Asia que suman casi mil millones de habitantes, de
religión islámica en su mayoría, muchos de los cuales están regidos de una forma u otra por
principios islámicos. Muchos de ellos son proveedores de la fuente de energía más importante
por el momento: el petróleo. En efecto, la quinta parte del petróleo y del gas natural que
consume la UE procede de Norteáfrica. Nigeria se ha convertido en el mayor exportador de
petróleo a España (un 18% del total). Arabia Saudí ocupa el segundo lugar (un 14,9%), Irak el
1 E. Giordano, Las guerras del petróleo, Icaria, Barcelona 2002; M. T. Klare, Sangre y petróleo. Peligros y
consecuencias de la dependencia del crudo. Urano, Barcelona 2006.
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tercero (un 14,2%)2 Arabia Saudí e Irán son por el momento la primera y tercera proveedoras
de petróleo de China, etc.
La fuerza política de las religiones monoteístas
En nuestro mundo occidental, el siglo XX ha supuesto la culminación del proceso que
condujo a la separación entre la política y la religión (es la denominada secularización del
poder político, proceso que arrancó en el siglo XIV con Guillermo de Ockam y se perfiló
definitivamente en la Ilustración). Por esto resulta inconcebible a cualquier europeo
contemporáneo la mezcla entre religión y política.
Pero este fenómeno no es universal. Desde los años ochenta, por proponer una fecha
aproximativa, viene ocurriendo exactamente lo contrario en el área de civilización islámica,
de forma que diversos autores se han pronunciado inequívocamente sobre este fenómeno. G.
Kepel hace un retrato perfecto de la situación cuando escribe: “Hacia 1975 (...) un nuevo
discurso religioso toma forma, no para adaptarse a los valores seculares sino para devolver el
fundamento sacro a la organización de la sociedad, cambiándola si es necesario. Este
discurso, a través de sus múltiples expresiones, propone la superación de una modernidad
fallida a la que atribuye los fracasos y las frustraciones provenientes del alejamiento de
Dios”3. G. Corm, por su parte, muestra su asombro: “Hace sólo treinta años, algunos
elementos de este nuevo decorado de nuestro universo no eran realmente visibles. Hoy
estamos rodeados, atufados por su omnipresencia... Parece que es la identidad religiosa la que
lo envuelve todo”4.
No creo que se trate de un resurgimiento de las religiones. Opino que se trata de una
manipulación de las mismas, de un fenómeno político que tiene muy poco de religioso” (G.
Corm, 2007: 49), porque desemboca en un instrumento de dominio y destrucción.
El fundamentalismo islámico actual como paradigma
Los movimientos rigoristas son permanentes y cíclicos en las religiones monoteístas a
lo largo de su historia. En el mundo islámico revisten especiales connotaciones políticas.
2 Rev. “Cinco Días” (05.03.15). 3 G. Kepel (1991), La revancha de Dios, p. 14. 4 G. Corm (2007), La cuestión religiosa en el siglo XXI, pp. 16-17.
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Baste recordar en nuestra historia a los almorávides, y a los almohades5. Pero aquí y ahora,
poseemos suficiente perspectiva para estudiar este nuevo revival, porque el siglo XX ha sido
testigo en primer lugar de los intentos de secularización del Islam y en segundo, como
reacción, el de la reislamización del mismo.
Un poco de historia: Dos décadas antes de iniciarse el proceso de descolonización (en
1945), Kemal Attaturk (presidente entre 1923-38) puso fin al Sultanato en Turquía (una
cierta forma política del califato), sustituyéndolo por la República. La Revolución de Attaturk
fue muy importante, porque no solo pretendió occidentalizar Turquía, sino secularizarla. Poco
más tarde, el Sha de Persia (1941-1978) acometió una tarea parecida en Irán: vestimenta
occidental, cultura persa, intereses de Occidente. Por esos años (1947) Aflaq y otros fundaban
en Siria el Partido Baath (“Renacer”) de línea socialista islámica no marxista. Un poco más
tarde, el coronel Nasser (presidente entre 1956-70) triunfaba en Egipto y tras derrocar la
monarquía, ponía en práctica su filosofía panarabista y anticapitalista. A partir de estas
realidades, otros muchos estados aplicaron sistemas políticos a imitación de los occidentales:
H. Burghiba en Túnez (1957), B. Bella y Buomedian en Argelia (1963); Gadafi en Libia
(1969), etc.
Pero con el correr de los acontecimientos, este laicismo político comenzó a devaluarse
(el panarabismo se vino abajo a partir de la Guerra de los 6 días, 1967) y en algunos ámbitos
del mundo islámico comenzó a replantearse la vuelta a la Sharía.
Hay que considerar dos momentos en este proceso:
El primero de ellos protagonizó la creación de la OCI (Organización de la Conferencia
Islámica) en Rabat (1969) que, liderada por Arabia Saudí (es decir, por el wahabismo6),
considera que si cada Estado del mundo islámico reinstaura la Sharía, se creará una nueva
Umma y se afirmará así una nueva “internacional musulmana”. Más rotunda fue la actuación
5 Los primeros eran monjes-soldados (Al-Murabitun) procedentes del Sahara. Abrazaron una interpretación rigorista del Islam y crearon en el siglo XI un imperio que llegó a extenderse por las actuales Mauritania, Sahara
Occidental, Marruecos y la mitad sur de España y Portugal. Un siglo más tarde, los Al-Muwahhidun (los
“unitarios”, en referencia a la insistencia que su fundador puso en la absoluta unicidad de Dios) surgieron en
Marruecos como reacción contra la relajación religiosa de los almorávides. Penetraron en Al- Andalus y la
gobernaron hasta que fueron derrotados por una colación de reinos cristianos (Castilla, Aragón, Navarra) en la
batalla de las Navas de Tolosa (1212). La Torre del Oro y la Giralda de Sevilla son testimonios de su presencia.
6 El wahhabismo es una corriente sunní creada por Muhammad ibn’ Abd al-Wahhab (1703-92). Destaca por su
rigor en la aplicación de la Sharía y por un constante deseo de expansión por el mundo. Su auge se debe a la
pronta relación con la dinastía Al-Saud, por lo que es la tendencia dominante en Arabia Saudí.
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en Irán: el triunfo de la revolución contra el Sha instaló la República islámica chií (1978), que
pretende extenderse por el mundo islámico.
El segundo momento podemos inscribirlo a partir de los años 80 en que los regímenes
laicistas aceleraron su corrupción interna, atrapados por los en clanes familiares dominantes.
Un importante sector de la población les acusó de no haber sido consecuentes con la
occidentalización en lo referente a democracia, derechos humanos, bienestar económico, etc.,
obligando a sus ciudadanos a emigrar masivamente a Europa, donde pudieron comprobar la
existencia de esa forma de vida prometida pero no conseguida. Pero otro sector reaccionó en
dirección opuesta, acusando a los dirigentes laicistas de “occidentalización” y de ateísmo, con
lo que se aceleró lo que denominamos en Occidente el “terrorismo islámico”, que no es otra
cosa que la yihad aplicada contra los infieles, que no somos solamente los occidentales no
islámicos, sino los mismos islámicos moderados o laicistas.
Las dos dinámicas se dieron cita en la llamada Primavera Arabe, desde Marruecos al
Golfo Pérsico. Los alzamientos comenzaron en 2010 en Túnez. Una dinámica reclamaba la
mejora de las condiciones de vida y la creación de regímenes democráticos, pero otra
pretendía y pretende erradicar el laicismo de la sociedad islámica, tanto en Africa como en
Oriente Próximo y Medio. Es el yihadismo, una “exportación masiva” de islamismo radical.
Algunos escenarios conflictivos
Esta expansión se realiza en un espacio geopolítico concreto que abarca desde el
Atlántico al Índico y desde las estepas de Asia Central hasta casi el ecuador. Es un espacio,
como se ha dicho, coincidente con grandes áreas productoras de petróleo. En efecto, de los
diez primeros yacimientos petrolíferos, siete están en esta región que estudiamos. Es un
espacio afroasiático.
AFRICA
Todos conocemos nombres como los Hermanos Musulmanes, Al-Gama’a al-Islamiya
(más violenta), en Egipto. AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico), en Argelia y El Sahel;
GICM (Grupo Islámico Combatiente Marroquí); GCT (Grupo Combatiente Tunecino); GICL
(Grupo Islámico Combatiente Libio); Boko-Haram, en Nigeria; Al-Shabab, en Somalia.
canteras fundamentalistas en Africa, provenientes de una misma organización matriz: Al
Qaeda. Describamos algunos de estos espacios:
1. El Sahel: Tierra de nadie y problema de todos
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Un área de 3 millones de Km2 (6 Españas) desde el Atlántico hasta el Índico. Sahel
significa “borde” del desierto. Tierra inhóspita de escasa población. Hogar de muchas etnias
nómadas y de sistemas políticos frágiles y de gran inestabilidad. La permeabilidad de sus
fronteras ha hecho de esas inmensas llanuras centros de instrucción y refugio de grupos
yihadistas.
En este santuario opera AQMI, grupo suní responsable en buena parte de la
renovación de la insurgencia islámica en el norte de África. Procedente del Grupo Salafista
para la Predicación y el Combate, su objetivo es acabar con el gobierno Argelino y establecer
un estado islámico en su lugar. Las operaciones del grupo se extienden ahora por todo el
Sahel y han atacado objetivos en Mauritania, Mali, Níger y Chad.
También opera Ansar Dine, que nació a principios de 2012 para tomar controlar el
norte de Mali. Su objetivo es el mismo: establecer un estado islámico, regido por la Sharía.
Ha creado junto con AQMI y MUYAO lo que Fernando Reinares denominó “el condominio
yihadista” para imponer conjuntamente el rigorismo islámico sobre cerca de millón y medio
de habitantes en el norte de Mali, entre Mauritania, Argelia y Níger.
Argelia es el segundo productor de petróleo y el primero de gas de Africa.
2. El caos libio
Libia es el cuarto país más extenso de África y uno de los espacios más inhóspitos de
la tierra. Pero es el cuarto productor de petróleo del continente. La exportación del petróleo
constituye la práctica totalidad de sus exportaciones (95%).
Con una frágil estructura de Estado (herencia no sólo de Gadafi, sino de su inveterada
estructura tribal), la caída de Gadafi no mejoró las cosas. En la actualidad existen dos
parlamentos y dos gobiernos paralelos, y el ejército no logra hacer frente a la nebulosa de
milicias que participaron en la revolución que derrocó a Gadafi y en la actualidad controlan
parcelas del territorio libio sin someterse a autoridad alguna. Varias de ellas son yihadistas.
Bernardino León (enviado especial de la ONU para Libia) manifestaba su
preocupación: “sabemos que hay contactos entre Ansar al Sharia (el grupo que mató al
embajador estadounidense) con Al Qaeda y el Estado Islámico (IS) y que hay tránsito de
yihadistas y armas entre Libia, Mali, Argelia y Túnez, por la falta de control de las
fronteras… Si no se estabiliza Libia en dos o tres meses, España tendrá un enorme desorden
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en el sur del Mediterráneo, con una Libia donde Al Qaeda y el IS pueden tener una base
operativa de enorme importancia económica y estratégica” (El Mundo, 10.09.14).
3. Túnez, objetivo preferente
Los últimos acontecimientos vividos en Túnez (intento de asalto al parlamente y
asesinato de una veintena de turistas en el museo Bardo; 18.03.2015) dan la razón al
diplomático español: el país donde prendió la mecha de la Primavera Arabe y avanzado en sus
intentos de estabilizar libertades democráticas occidentales, es objetivo preferente a batir por
la Yihad: Entre 1.500 y 3.000 tunecinos se han sumado a la Yihad en Siria. Muchos han
vuelto para alistarse en el Batallón Ukba.ben.Nafi o en Ansar al Sharía (Luchadores de la Ley
Islámica). Este grupo, creado a fines de 2012 con muyahidines que regresaban del frente de
Malí hizo público en setiembre de 2014 su juramento de fidelidad al Estado Islámico.
4. Nigeria: bipolaridad religiosa
Con 174 millones de habitantes, se constituye en el país más poblado y el mayor
productor de petróleo de África.
En teoría, la República Federal de Nigeria está formada por 36 estados federales y un
distrito federal, que ocupan un espacio geográfico dividido por el clima en dos mundos (un
norte, que acusa la prolongación del Sahel, en forma de sequía y pobreza de sus tierras, y un
centro - sur rico en agricultura y petróleo).
A esto se suma la bipolaridad religiosa: las dos principales religiones de Nigeria son el
cristianismo y el islamismo, ambos con parecido número de seguidores (49 y 48 por ciento
respectivamente). Más de las tres cuartas partes de la población del norte de Nigeria es
islámica. El centro y oeste están mezclados cristianos e islámicos. El sur y sureste son
mayoritariamente cristianos. Entre los años 1999 y 2000, los 13 estados del Norte adoptaron
la Sharía, y el Consejo Supremo de la Sharía, promueve la adopción de ésta por otros
Estados.
Boko Haram (“la educación occidental es pecado”) no es una banda de desalmados.
Representa desde su fundación en 2002 por el salafista Mohammed Yusuf, la lucha contra el
gobierno de Nigeria, que es para ellos ilegítimo porque no es islámico ("El que no esté
gobernado según las enseñanzas de Alá se encuentra entre los transgresores", dicen). Por
tanto, sus principios están claramente establecidos: represión contra todo lo occidental (y el
cristianismo es visto por ellos como un producto de occidente) en forma de matanzas,
incendios, destrucción de aldeas, secuestros. Este grupo, que ha conseguido paralizar el
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proceso de elecciones en Nigeria, se ha declarado también a primeros de marzo vasallo del
Califato Islámico.
¿Caminamos hacia una Nigeria islámica radical? Pero Nigeria es la 1ª productora de
petróleo de África.
5. Somalia: cabeza de puente
Somalia no tiene petróleo, pero Al Shabab (“los jóvenes”), “la franquicia de Al-Qaeda
en el cuerno de África” persogue los mismos fines que los otros grupos citados y participa de
los mismos medios. Se calcula que tiene entre 4.000 y 6.000 muyahidines armados. Ha
cometido acciones terroristas en Kampala y en la frontera con Kenya (el último atentado,
perpetrado hace apenas dos semanas en la Universidad de Garissa —02.04.2015— se ha
cobrado la vida de 148 estudiantes), lo que parece indicar que está ampliando su zona de
actuación, convirtiéndose en una amenaza clara para la estabilidad de África del Este, pues
este grupo armado cuenta con miembros no sólo de los clanes somalíes, sino también de
voluntarios llegados de Kenya, Yemen, Pakistán y los países del Golfo Pérsico.
Africa saheliense se encuentra a medio camino entre Nigeria y África mediterránea,
importantes proveedoras de petróleo y gas natural, pero su equilibrio y estabilidad política no
están aseguradas.
ASIA
En el mundo asiático destacan cuatro escenarios.
1. El laberinto sirio
Siria es un país de gran tradición islámica en el que más del 80 por ciento de su
población profesa esta religión. De ellos, más de las cuatro quintas partes es sunní.
Cuando en el año 1970 Hafez-Al-Asad (chií, alauita) se hizo con el poder, Siria entró
por la senda del laicismo político, hasta la llamada Primavera árabe en que Siria se embarcó
en la aventura peligrosa de encontrar una alternativa a Asad.
Pero aquí comenzaron los problemas, pues la oposición era muy dispersa: estaba el
ESL (Ejército Sirio Libre), conglomerado de grupos que coincidían en su oposición genérica
al régimen; el MMS (Mando Militar Supremo), apoyado por la oposición en el exilio; los
kurdos, que luchaban a dos bandas, contra el régimen de Asad y contra los islamistas
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radicales, que formaban un frente complejo: el Frente Al Nusra, el Emirato Islámico de Irak y
el Levante y otros, vinculados a Al Qaeda.
Al-Nusra apareció a principios de 2012. Hoy se define como "el más agresivo y
exitoso brazo de las fuerzas rebeldes". Aunque han negado ser la rama siria del Califato
islámico, su objetivo, como todos, es deponer a Asad y establecer un estado gobernado por la
Sharía.
2. Irak: los restos de un naufragio político
Limita con Siria por Norte. Tras los atentados de Mahattan (11S, 2001) EE.UU acusó
a Sadam Husein, instalado en el poder desde 1979, de formar parte de un “eje del mal” y de
arropar al terrorismo internacional contra Occidente. Tras la segunda guerra del Golfo,
(2003), Sadam fue capturado, juzgado y ejecutado en la horca (dicbre. 2006).
En 2005 se votó una nueva Constitución democrática para un Irak dividido entre
intereses difícilmente conciliables de los tres grupos humanos existentes: al norte, los kurdos
(suníes; una quinta parte de la población); en el centro, los iraquíes (sunníes; otro tanto,
aproximadamente): en el centro y sur chiíes (casi dos tercios). La desaparición de Sadam no
solucionó las cosas. Se transformó en la pesadilla de ISIS = EI = DAESH7
El autodenominado Califato islámico (EI) es un grupo yihadista suní, nacido con la
invasión de Estados Unidos a Irak (2003). Actualmente controla un amplio territorio de Irak y
Siria y se calcula que cuenta con unos doce mil muyahidines extranjeros de los cuales unos
tres mil proceden de países occidentales, merced a la influencia que ejercen a través de las
redes sociales. Sus fines son más ambiciosos que los de los demás grupos citados: no sólo
terminar con regímenes políticos blasfemos, sino instaurar un gobierno mundial de acuerdo al
Corán y la Sharía sin excepciones de ningún tipo. Los medios para conseguirlo están patentes
a todos.
Se estima que el EI tiene acceso a fondos millonarios conseguidos por los secuestros,
robos y botín de guerra, pero acaso su principal financiación provenga del comercio de
petróleo en el mercado negro. Consistente en la venta de millones de barriles a pueblos turcos.
Irak es el séptimo productor de petróleo del mundo y el tercero del Golfo Pérsico..
3. La teocracia nuclear
7 (ISIS se corresponde con la traducción inglesa de Estado Islámico de Irak y del Levante, en árabe. También se
les conoce en Occidente por las siglas DAESH, acrónimo en árabe, que para ellos resulta ofensivo).
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La República Islámica de Irán supone el triunfo político del islam chií cobre los
intentos de secularización y occidentalización llevados a cabo por el Sha Reza Pahlevi desde
1941. Es una teocracia convertida en potencia regional indiscutible.
Con una extensión de más de 1,6 millones de km2 (más de 3 Españas), tiene accesos al
Mar Caspio y al Golfo Pérsico, cuencas petrolíferas de primer orden. Es el sexto productor de
petróleo del mundo y la primera en reservas de gas.
Irán mantiene en la región una fuerte oposición a Occidente, especialmente a Israel.
Encabeza su propio radicalismo islámico y continúa profundizando sus lazos con grupos
terroristas en todo el Medio Oriente, con el fin de que el proceso de paz con Israel no se lleve
a cabo. A partir de ahora, sin embargo, ha de afrontar la amenaza imprevisible de ISIS y la
guerra civil en el Yemen.
4. La Península Arabiga. El infierno yemení
AQPA (Al Qaeda en la Península Arábiga) surgió en 2002, absorbiendo a los grupos
yihadistas saudíes y yemeníes. Tiene su sede en Yemen, un país pobre y caótico, pero
estratégicamente situado frente a Somalia, haciendo de puente hacia África.
En Yemen también fracasó la primavera árabe. Tras diez meses de revueltas,
expulsaron al dictador, Saleh, que llevaba 30 años en el poder, pero la desaparición del
dictador provocó la guerra civil, entre los zaidíes (la rama chií), un 40 por ciento de la
población de Yemen, y el estado actual central, suníes. O dicho de otra forma, entre Irán y
Arabia Saudí.
En esta situación de guerra civil, con amenaza de explosión en toda la región, el
Estado Islámico (EI) irrumpió en la escena yemení después de que una rama de Al Qaida en
la Península Arábiga (AQPA) jurara lealtad al califa Abu Baker.
En diciembre de 2014 asesinaron a un estadounidense y a un sudafricano, rehenes.
Han reivindicado el atentado contra los periodistas de Ch. Hebdo (enero 2015), lo que hace
pensar en su capacidad de dirigir operaciones más allá de sus fronteras.
Conclusión: Guerra civil en el islam
El islam está inmerso en una feroz guerra civil, una fitna muy compleja entre
corrientes de interpretación, bandos y sensibilidades… Una doble fitna: sunníes contra chiíes,
un enfrentamiento que viene desde los orígenes (Alí, yerno de Mahoma, contra los Omeyas de
Damasco; jerarquía religiosa estricta, con clero y autoridad —chiíes— frente a ausencia de
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jerarquía religiosa —sunníes—). Otra fitna: la del fundamentalismo emergente (un intento de
vuelta a los orígenes para frenar la contaminación que el islam ha sufrido a lo largo del último
siglo) frente a Occidente, causante de dicha profanación. Para ellos el momento ha llegado: Al
Qaeda y el EI son eso.
Y esto nos afecta, y mucho, a Occidente.
No sólo petróleo; también Yihad
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