7/27/2019 Barbera e 1997, Marco Coceptual e Investifacion de La Motivacion Humana
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VOLUMEN: 2 NMERO: 1MARCO CONCEPTUAL E
INVESTIGACION DE LA
MOTIVACION HUMANA
Ester Barber HerediaUniversitat de Valencia
Spain
En el estudio del comportamiento humano, pocos conceptos han suscitado
ms inters y despertado tantas expectativas como los vinculados con los
procesos motivacionales. Los psiclogos, sin embargo, no se muestran
unnimes respecto del papel que la motivacin desempea en el anlisis
explicativo de la conducta. Mientras para algunos se concibe como un tema
psicolgico preferente, otros lo interpretan como una nocin superflua,
destinada a desaparecer del vocabulario de la investigacin experimental.La relevancia de la motivacin se pone de manifiesto al afirmar que 'una
psicologa que no concede a la motivacin un lugar central en sus
preocupaciones no merece calificarse de ciencia de la conducta'
(Siguan,1979). Sin ella no hay movimiento, ni actividad psquica, ni es posible
el comportamiento. Pero tambin es cierto que, en ocasiones, la motivacin ha
sido etiquetada de 'tapadera' de la Psicologa, cuya funcin bsica es ocultar
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aquellas cuestiones que la investigacin experimental an no ha conseguido
descifrar. Esta disparidad de opiniones ejemplifica el estatus confuso,
ambiguo y divergente que han tenido y continan teniendo las nociones
motivacionales en Psicologa.Las definiciones ms compartidas de lo que es la motivacin implican al
conjunto de procesos que se interesan por las causas de que se hagan o se
dejen de hacer determinadas cosas, o de qu se hagan de una forma y no de
otra. Se trata, por tanto, de un constructo terico no slo bsico para la
Psicologa, sino, adems, 'ambicioso en cuanto al alcance, atractivo por las
metas planteadas y tremendamente complejo por la diversidad de
componentes que conlleva' (Fernndez-Abascal, 1997. p. 11).Aunque la idea de motivacin remite siempre a los factores causales del
comportamiento, es muy frecuente su utilizacin con un sentido meramente
descriptivo. Cuando se afirma, por ejemplo, que alguien est muy motivado
por el estudio, se suele argumentar esta afirmacin describiendo
minuciosamente el comportamiento de la persona en cuestin (i.e. nmero de
horas que ha estado sentada ante los libros en actitud de concentracin).
No obstante, la descripcin, por minuciosa y detallada que sea, nunca puedesustituir a los argumentos explicativos. Las conductas slo proporcionan
indicios, ms o menos fiables y ms o menos asentados, de la estructura
procesual que subyace a la actividad psquica. Pero nunca encierran en s
mismas una explicacin cabal de los motivos comportamentales (Snchez
Cnovas y Snchez, 1994). En el ejemplo anterior, la inferencia realizada
sobre el inters de la persona por el estudio puede ser errnea y su conducta
obedecer a otras causas (i.e. impresionar a un amigo).La complejidad inherente a la motivacin humana y las dificultades de
acceso directo al conocimiento de los motivos explican, al menos
parcialmente, el tratamiento experimental deficitario que los procesos
motivacionales han recibido en Psicologa, sobre todo si se los compara con la
experimentacin llevada a cabo en inteligencia, pensamiento, resolucin de
problemas o razonamiento, por no citar ms que algunos ejemplos bien
conocidos. Brown (1979) ve 'en la falta de seguras fundamentaciones
cientficas la causa de la confusin actual en el campo de la motivacin.
Argumenta que este concepto no fue forjado por una necesidad de explicacin
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de la experimentacin, y que su uso parece deberse, ms bien, a su
correspondencia con las concepciones de sentido comn'.Revisando las mltiples consideraciones de que han sido objeto los temas
motivacionales en la disciplina psicolgica, se detecta cierta fascinacin por
unos procesos que, al mismo tiempo que atraen, producen asombro. Por un
lado, se juzgan bsicos y necesarios pero, por otro, no son susceptibles de
tratamiento experimental o son tachados de tapadera psicolgica. Todo ello ha
favorecido la representacin de la motivacin como 'la caja de los truenos',
respecto de la cual se intuye que encierra tesoros importantes, pero no se sabe
nunca, a ciencia cierta, que puede salir de ella.En mltiples situaciones de la vida cotidiana se observa esta referencia a lo
motivacional como un principio psicolgico necesario, pero con el que no se
sabe muy bien qu hacer ni cmo intervenir. En el mbito educativo, la falta
de motivacin suele mencionarse cuando algo falla en el proceso de
aprendizaje. Muchos profesores, universitarios y no universitarios, se quejan
del poco aliciente que despierta en ellos la actividad docente que ejercitan a
diario, atribuyendo su falta de inters al bajo nivel motivacional de los
estudiantes. 'Parece que no les interesa nada de lo que se dice en clase, que su
cabeza est en otro lugar'. Y, a menudo, suele ser as, por lo que luegoconfirman los propios estudiantes. Lo que est implcito en frases como esta
es que si estuvieran motivados o si se les consiguiera motivar hacia el estudio,
aprenderan ms y obtendran mejores resultados acadmicos.En tales casos, se suele mencionar la importancia de los procesos
motivacionales en sentido negativo. Se obtienen bajas calificaciones porque no
hay inters (haciendo caso omiso de la capacidad) o no se presta atencin en
clase por falta de motivacin hacia lo que se ense?a, sin pensar en otrasposibles razones, por ejemplo las preocupaciones personales. Es curioso,
adems, observar como padres, profesores y estudiantes suelen exculparse a s
mismos, atribuyendo a los dems la responsabilidad por la falta de
motivacin. Los padres suelen pensar que los profesores no saben motivar a
sus hijos y, a su vez, los profesores se quejan del bajo estmulo motivacional
que reciben de los estudiantes. Los alumnos piensan que las clases son
aburridas, que no saben despertar su curiosidad (Barber, 1994).
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Estas reflexiones, que con toda seguridad no resultan ajenas a ningun
docente, me llevan a sintetizar que, si bien resulta indiscutible la implicacin
de factores motivacionales en las explicaciones psicolgicas, a menudo, a la
motivacin se le ha atribuido un poder excesivo. Como Nuttin (1980)
reconociera hace ya algunos a?os, la comprensin de una conducta
exclusivamente en trminos motivacionales es muy parcial. Hay otros factores,
fsicos y fisiolgicos, personales y situacionales, que intervienen no slo en el
cmo del proceso, sino tambin en su determinacin. La motivacin, por
tanto, no es el nico origen del comportamiento. En tanto docentes implicados
en la accin educativa, casi todos hemos tenido experiencias negativas
consiguientes a la atribucin de poder omnmoro a la motivacin, al creer que
las capacidades no cuentan o al asumir que todos las tienen y que el xito o
fracaso slo depende del inters personal.La Psicologa se ha aproximado al estudio de la motivacin humana desde
perspectivas muy diversas. Mientras el psicoanlisis, por ejemplo, sostiene
que las motivaciones bsicas son de carcter inconsciente aunque producen
efectos en la conducta, gran parte de la psicologa experimental y, en
particular, los enfoques cognitivo y socio-cognitivo se han interesado por el
anlisis motivacional de las actividades voluntarias, tal y como se plantean en
el momento de optar por una profesin, elegir un piso o renunciar a vivir en
un determinado pas.Analizar el estatus psicolgico de la motivacin conlleva inevitablemente
una cierta perspectiva histrica y una revisin, por somera que sea, de los
sucesivos marcos conceptuales. El anlisis que aquse presenta se focaliza, en
particular, en conductas voluntarias vinculadas con el logro de metas
planificadas y en las estrategias que intervienen en los proyectos de accin. Se
especifican algunas de las consecuencias sociales, ascomo posibles mbitosde aplicacin derivados de las diversas teoras.MARCOS CONCEPTUALES DE LA PSICOLOGA
MOTIVACIONALA lo largo del tiempo, la Psicologa ha proporcionado respuestas parciales a
la pregunta sobre los motivos de la actividad psquica humana. Los conceptos
de 'voluntad', de 'instinto', de 'pulsin', de 'impulso', de 'incentivo', de 'auto-
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realizacin personal', de 'expectativas' o de 'atribuciones causales' han sido
esgrimidos como argumentos capitales en el anlisis de la motivacin. La
primera conclusin ante conceptos tan dispares como los que se acaba de
nombrar es que los motivos son muchos y muy variados, por lo que la
motivacin se define como un proceso multideterminado (Barber y Molero,
1996; Fernndez-Abascal, 1997; Garrido, 1996).La tradicin occidental de la teora motivacional hunde sus races en la
polmica filosfica entre razn e instinto, ejemplificada a travs de la
clsica divisin entre animales racionales e irracionales. Mientras los seres
humanos parecen regir sus vidas y sus acciones movidos por la razn, por el
esfuerzo y la voluntad, el mvil comportamental de los dems organismos
animales, a los que no se les supone capacidad de raciocinio, se localiza en los
instintos. El instinto representa para los animales irracionales lo mismo que la
voluntad para los seres racionales, es decir el factor explicativo causal de sus
comportamientos.Una polmica similar se reproduce, desde principios de siglo, en la
disciplina psicolgica a travs del binomio instinto-aprendizaje, siendo
McDougall (1908) el exponente ms caracterstico de las posiciones
instintivistas. La teora de McDougall resuelve el estatus del potencialmotivador postulando que los instintos no slo impulsan la actividad humana
sino que tambin fijan las metas hacia las que la actividad se dirige. El instinto
se define como una tendencia genticamente programada, de carcter innato y
universal. Una teorizacin de estas caractersticas crea bastantes problemas,
siendo uno de los ms cuestionados el tratar de explicar la enorme diversidad
de conductas humanas con un nmero reducido de instintos.
A partir de la segunda dcada del siglo XX, las tesis instintivistas chocancon algunos obstculos importantes. El primero fue la enorme fuerza con la
que entr en la psicologa experimental el conductismo de Watson (1924) que,
aunque comparta los postulados evolucionistas centrales, daba gran
importancia al aprendizaje y se negaba a aceptar que la conducta humana
estuviese predeterminada por factores genticos. Uno de los principios bsicos
de las tesis conductistas era que no slo los motivos influyen en el
aprendizaje, sino que los motivos tambin pueden aprenderse, tal y como
haba demostrado la experiencia pionera de Watson con el ni?o Alberto, a
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quien infundi miedo a una rata por medio de un proceso de
condicionamiento.Pero ser, sin duda, la teora de Hull (1943, 1952), con todas las
aportaciones posteriores de la escuela hulliana, la que va a proporcionar un
modelo explicativo de la conducta humana, que va a desempe?ar un papel
dominante en la historia de la psicologa acadmica hasta finales de la dcada
de los cincuenta. Dicho modelo explica el comportamiento a partir de dos
conceptos motivacionales activadores: el impulso (drive) y el incentivo y uno
de aprendizaje asociativo: el hbito que marcar la direccin de la conducta
(Todt, 1982). Motivacin y aprendizaje representan para el modelo
neoconductista los ejes fundamentales explicativos de la conducta. En el
reparto de tareas, a la motivacin se le asigna la activacin o energetizacin
del comportamiento, mientras que los principios de aprendizaje asociativo se
responsabilizan de marcar el rumbo o direcin hacia la consecucin de las
metas establecidas.Otro obstculo para las tesis instintivistas provino de la teora psicoanaltica
y en concreto del concepto motivacional de pulsin (trieb), en cuanto
alternativa al instinto clsico, que S. Freud (1915) desarroll al analizar la
sexualidad humana. La sexualidad entendida como pulsin se inicia,prcticamente desde el nacimiento, vinculada con una necesidad de tipo
orgnico: hambre, defecacin, miccin, etc; de ahel nombre de las fases del
desarrollo libidinal que Freud propone: oral, anal, flica o genital.Pero, la pulsin se independiza pronto de lo biolgico, diferencindose del
instinto tanto en la finalidad como en el objeto. As, la bsqueda del placer y
no la reproduccin de la especie se convierte en la meta pulsional de la
sexualidad, no existiendo para satisfacer esa finalidad tan poco biolgicaningn objeto propio. El concepto psicoanaltico de falo hace referencia,
precisamente, a aquello que ocupa el lugar de la falta de especificidad. El
modo como cada persona resuelve sus conflictos libidinales para adaptar el
principio del placer inicial a las restricciones sociales impuestas -principio de
la realidad- va a depender de las relaciones familiares concretas, que son
especficas para cada persona, y va a ser determinante en la estructura
caracterial de la personalidad humana, que ser distinta para las nias y para
los nios (Barber, 1982).
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Para Freud, por tanto, la independencia del concepto de pulsin con
respecto al de instinto ser slo relativa, ya que su origen se inicia en estrecha
vinculacin con la satisfaccin de necesidades instintivas bsicas, aunque ms
adelante la lbido se separe de lo biolgico y se ponga al servicio de
necesidades estrictamente psicolgicas, como la bsqueda del placer o el
equilibrio entre principio del placer y principio de la realidad.Conductismo y psicoanlisis representan, en muchos sentidos, enfoques
contrapuestos en la interpretacin del comportamiento y de los motivos que
sobre l actan. Pero comparten el carcter determinista de la psique humana
y la visin deficitaria y negativa de los procesos motivacionales. Para Watson
la conducta se puede determinar desde fuera mediante la adecuacin de
estmulos especficos. Aspronuncia la famosa frase de dadme veinte ni?os y
dejadme que los eduque a mi manera y har de ellos lo que queris:
ingenieros, mdicos, arquitectos, etc.. Para Freud, sin embargo, son las
pulsiones internas, que nunca desaparecen, las que actan como mviles
determinantes de nuestras acciones. El psicoanlisis define al sujeto humano
como la serie de identificaciones que realiza a lo largo de toda su vida.Los enfoques sociolgicos y antropolgicos representaron otro obstculo
importante al ofrecer datos transculturales que cuestionaban el supuesto de unncleo motivacional comn a toda la humanidad, tal y como defenda
McDougall. Tres argumentos fundamentales esgrimen las investigaciones
sociolgicas y antropolgicas para rechazar los supuestos instintivistas
basados en predisposiciones genticas heredadas de forma universal.En primer lugar, los estudios llevados a cabo desde la antropologa social
demuestran que la estructura de los motivos fundamentales vara
enormemente de unas culturas a otras. En segundo lugar, socilogos yantroplogos consideran que si el concepto de instinto es algo orgnico, debe
tener una localizacin fisiolgica, localizacin que ha sido infructuosa
respecto de algunos motivos bsicos tales como el hambre, la sed o el sue?o, y
totalmente inapropiada en relacin con motivaciones especficamente
humanas, como el afn de poder o la motivacin de logro. La tercera razn
argumentada es la enorme complejidad de los motivos sociales, que parecen
encajar mejor con una explicacin relativa a las situaciones sociales a las que
cotidianamente se enfrentan los seres humanos, que en base a estructurasbiolgicamente determinadas del organismo (Morales, 1988).
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Finalmente, la psicologa humanista incorpora los motivos de crecimiento y
desarrollo a la tipologa motivacional humana. De acuerdo con la perspectiva
holstica, algunos psiclogos se representan al ser humano como un sistema
unitario, de manera que cualquier motivo que afecta a una parte del sistema
afecta a toda la persona.Para Maslow (1943) la base comprensiva de la motivacin humana radica
en la idea de que las personas poseen necesidades bsicas a nivel organsmico
que actan de forma discreta pero segura. Sin embargo, estaba poco interesado
en elaborar listas cuantitativas de necesidades bsicas por lo que, a diferencia
de Murray y como buen humanista, propuso una estructura piramidal de
necesidades jerarquizadas, estableciendo una distincin entre necesidades
deficitarias o de carencia, por un lado, y necesidades de crecimiento y
desarrollo, por otro. Dentro de las necesidades de carencia Maslow engloba
las necesidades fisiolgicas y los motivos de seguridad, pertenencia y
valoracin. Cuando las necesidades de carencia estn satisfechas, comienzan a
emerger las orientadas hacia el crecimiento. Una vez que el ser humano deja
de sentirse hambriento, inseguro, no-amado, ni inferior, puede sentir la
necesidad de cumplir con su destino como persona.Ninguno de los enfoques psicolgicos mencionados niega el componente
biolgico impulsivo de la motivacin humana. Sin embargo, aunque todos
ellos lo consideran imprescindible, juzgan incompleta cualquier explicacin
motivacional que quede reducida a las bases orgnicas. Las crticas
conductistas y neoconductistas destacan el papel capital que desempe?an los
factores de aprendizaje en la conducta y los factores estimulares externos en la
motivacin. El cuestionamiento del psicoanlisis se dirige, por el contrario, a
la concepcin homeosttica clsica, segn la cual los componentes hednicos
se subordinan por completo al servicio de las necesidades biolgicas. Comoalternativa, la bsqueda del placer y la bsqueda del goce van a constituir los
fines primordiales a los que sirve la pulsin analtica.Adems, gran parte de las motivaciones del comportamiento humano
presentan un origen social, que socilogos y antroplogos estn interesados en
conocer, ascomo una tendencia hacia la realizacin personal, tendencia que
constituye lo ms especfico y caracterstico de la motivacin humana, tal y
como han destacado los psiclogos humanistas. Pero, sin duda, sern losenfoques cognitivo y socio-cognitivo los que van a ejercer un influjo ms
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poderoso sobre el desarrollo de la psicologa motivacional durante la segunda
mitad del siglo que ahora finaliza.Al tratar de recapitular las sucesivas explicaciones parciales de la
motivacin humana, se observa que la mayor parte de psiclogos interesados
en su estudio la conciben, o bien como un impulso interno, que se concreta en
un estado de necesidad o en un deseo, o bien como una atraccin externa
derivada de los estmulos ambientales, que acta con ms o menos fuerza
sobre las personas. La teora de McDougall, el planteamiento freudiano o la
concepcin motivacional de Hull, tal y como se plantea en 1943, se incluiran
en el primer grupo. Por el contrario, la teora de los incentivos y la mayor
parte de planteamientos sociolgicos se corresponden con el segundo enfoque.
La perspectiva sistmica (Bertalanffy, 1968) sostiene, sin embargo, una
concepcin relacional de la motivacin, segn la cual el punto de partida no
son ni los impulsos intraorgnicos ni, tampoco, los estmulos ambientales,
sino las relaciones interactivas que, de forma continua, se generan entre un
individuo y su entorno. En el caso humano, la complejidad que caracteriza a
tales interacciones hace que algunas de las necesidades se transformen en
metas y planes de accin, y que el entorno se defina como un mundo
percibido y pensado (Nuttin, 1980, 1985).Es evidente que no toda conducta humana puede considerarse voluntaria. Es
ms, tal y como Sigmund Freud se ocup de poner de manifiesto, ni siquiera
podemos afirmar que los humanos seamos conscientes de las motivaciones
bsicas de nuestro comportamiento. Pero, sin duda, una parte considerable de
la investigacin psicolgica experimental ha avanzado en el conocimiento de
los procesos que intervienen en los comportamientos planificados y dirigidos
hacia determinados logros (Heider, 1958; Lewin, 1938; Weiner, 1974). Sonestos avances los que se van a describir en el siguiente apartado.
MOTIVACIONES EN LAS CONDUCTAS
DIRIGIDAS A LA CONSECUCIN DE METAS
Entre las consecuencias motivacionales derivadas del auge de la psicologacognitiva cabe destacar para el propsito que ahora nos ocupa las siguientes:
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i) el inters por analizar las motivaciones conscientes
vinculadas a las conductas voluntarias y de conocer los
motivos que subyacen a los comportamientos
encaminados a la consecucin de metas, siguiendo planes
de accin especficos (Weiner, 1982).ii) La proliferacin de conceptos motivacionales de
carcter cognitivo, tales como 'las expectativas' o 'las
atribuciones causales', que remiten directamente a factores
de anticipacin mental o de reflexin sobre las acciones
comportamentales (Mayor y Barber, 1987).iii) El auge de miniteoras explicativas de aspectosmotivacionales parciales, consiguiente al avance
progresivo de la investigacin experimental, en contraste
con las teoras clsicas que intentaban dar cuenta de toda
la motivacin humana desde un concepto nico, fuera ste
el instinto, la pulsin o el impulso (Reeve, 1994).
Modelos de Expectativa/ValenciaEn el anlisis motivacional de la conducta dirigida a la consecucin de
metas, los modelos de expectativa/valencia (E/V) han dominado el escenario
psicolgico, al menos durante las tres ltimas dcadas (Feather, 1982).
Aunque dentro del rtulo general de E/V se incluyen planteamientos tericos
diversos, todos ellos comparten entre sla consideracin de que el componente
motivacional clave para conseguir un logro es la intencionalidad, o lo que es
lo mismo el grado de compromiso personal con respecto al objetivo propuesto.
De acuerdo con estos modelos, cuando hay una intencin clara, concreta ydefinida por conseguir una meta, aumenta la probabilidad de lograr el
objetivo.Aspor ejemplo, aunque muchas personas explicitan el deseo de dejar de
fumar, slo unas pocas se lo plantean seriamente como una meta a lograr, es
decir tienen intencin clara de dejarlo. Ahora bien, las personas que se lo
proponen seriamente y que adquieren un compromiso intencional, casi
siempre lo consiguen.
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Un planteamiento de este tipo centra toda la carga motivacional en la
determinacin clara y precisa de intenciones, asumiendo, de forma implcita,
que el paso de la intencin a la consecucin de la meta, una vez que quella ha
sido firmemente establecida, es un proceso directo, inmediato y casi
automtico. Siguiendo con el ejemplo anterior, una vez que la voluntad ha
tomado la decisin de dejar de fumar, se asume como altamente probable el
logro del resultado.Puesto que a la intencin se le atribuye un papel esencial respecto al logro
de resultados, estos modelos han dedicado muchas pginas de su trabajo al
anlisis terico y emprico de los determinantes de la intencionalidad, que
cifran bsicamente en dos conceptos cognitivos, como son 'expectativas', por
un lado, y 'valencias', por otro. El concepto de expectativa se define como la
probabilidad percibida que anticipa una persona acerca de que una
determinada accin llevar a la consecucin de un resultado. El concepto de
valencia alude al valor que la persona anticipa al logro de dicho resultado
(Mayor y Barber, 1987).En el ejemplo del tabaco, la intencin de dejar de fumar va a estar
bsicamente determinada por la probabilidad que un individuo subjetivamente
cree que tiene de lograrlo ascomo por el valor que para esa persona tiene suconsecucin, bien sea por razones de salud, de dominio de la voluntad o por
complacer al otro/os. En cualquier caso, el valor se anticipa, es decir el
individuo asume que cuando consiga dejar de fumar su salud mejorar o
sentir orgullo y satisfaccin por el logro conseguido. Pero todos estos
pensamientos motivan y afectan a la intencin con anterioridad al logro de los
resultados.
Desde estos dos parmetros cognitivos anticipatorios, los tericos de E/Vexplican tanto el proceso de toma de decisiones como la mayor o menor
persistencia en las tendencias motivacionales (Atkinson y Feather, 1966). Esta
idea bsica va a estar presente en teoras tan dispares e influyentes para la
historia de la psicologa motivacional como la de Rotter (1954) sobre el
aprendizaje social, la de Edwards (1954) sobre la utilidad subjetivamente
esperada, la de Atkinson (1957) sobre la conducta de logro, la teora de
Feather (1959) sobre preferencia de objeto o la teora laboral de Vroom (1964).
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La investigacin experimental se ha ocupado de estudiar los factores que
intervienen en el desarrollo de las expectativas y de las valencias. Rasgos
individuales de personalidad referidos al carcter optimista o pesimista
(McFarlin y Blascovich, 1981), ascomo experiencias vitales directas y de tipo
vicario (Bandura, 1986; Kazdin, 1979) han sido valorados como elementos
decisivos. Pero tambin componentes externos al individuo, tales como las
caractersticas concretas de las actividades propuestas o su nivel de dificultad
(Atkinson, 1964), se consideran determinantes importantes. Los tericos de la
comparacin social (Festinger, 1954) han hecho hincapi en los procesos de
comparacin interpresonal, de manera que es ms probable esperar conseguir
un resultado previamente logrado por personas prximas que otro que no lo ha
sido.El anlisis motivacional de estos modelos no se interesa tanto por los
resultados obtenidos como por el estudio de los factores psicolgicos que
determinan el compromiso personal con la meta. Esquemticamente, el
modelo se podra resumir mediante el siguiente diagrama:
FIGURA 1Representacin de la Teora de Expectativa/Valencia
Como puede verse, la intencionalidad, entendida como el compromiso
personal con la accin, constituye el componente motivacional nico que se
representa en el anlisis de los comportamientos voluntarios dirigidos al logrode metas planeadas. El modelo asume que una vez establecida firmemente la
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intencin, el trnsito del propsito a la accin es directo y suele darse sin
dificultades. Por este motivo, estas teoras se focalizan en el estudio de los
componentes que intervienen en la determinacin de intenciones, ocupando
los conceptos cognitivo-valorativos de expectativa y valencia una posicin
dominante.
Teoras del Control de la AccinCon un marco conceptual similar, los tericos del control de la accin
(Halisch y Kuhl, 1987; Kuhl, 1986, 1987; Kuhl y Beckman, 1985, 1992)
amplian la propuesta de los modelos de E/V estableciendo una distincin entrecompromiso personal con la accin (intencin) y consecucin de la meta
(logro). De acuerdo con este nuevo enfoque, la intencin es condicin
necesaria para iniciar una accin voluntaria, pero su intervencin no es
suficiente para garantizar el resultado. La formulacin clara y definida de una
intencin no implica automticamente la consecucin del resultado.Los conceptos de expectativa y valencia permiten dar cuenta parcial de lo
que las personas se comprometen a cumplir, pero en el camino hacia elcumplimiento de la meta muchas intenciones no llegan a buen trmino.
Volviendo al ejemplo previamente comentado, se podra decir que, segn la
teora del control de la accin sin una intencin clara y precisa de dejar de
fumar difcilmente se consiga modificar la conducta de un fumador, pero el
compromiso formal no basta para garantizar el resultado, como todos sabemos
por propia experiencia.Dos cuestiones diferencian claramente a las teoras del control de la accin
con respecto a los modelos de E/V, a saber: i) el paso de la intencin a la
accin no es automtico, ni directo, ni inmediato, sino que conlleva procesos
interactivos de naturaleza compleja y ii) son precisamente los procesos y
estructuras psicolgicas que median entre la intencin y el resultado, los que
preferentemente interesa analizar (Kuhl, 1986).En la transformacin de una intencin en logro intervienen diversos
parmetros y variables que conviene tomar en consideracin para pronosticar
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la probabilidad de lograr la meta. Las teoras del control de la accin analizan
las siguientes:1) el grado de compatibilidad existente entre la intencin formulada y las
demandas sociales, que siempre son variables externas de tipo contextual.Por ejemplo, hace unos cuantos a?os, fumar era una moda y estaba bien
visto. Haba un reclamo social hacia el tabaco. Hoy en da, sin embargo, el
contexto ha cambiado drsticamente, sobre todo en determinados ambientes,
de modo que muchos fumadores se perciben a smismos como un grupo
marginado, que debe recluirse en determinados ghetos para practicar el ritual
de los fumadores.2) Las tendencias de accin competidoras, que pueden ser tanto factores
internos como componentes de tipo externo. Pero, en ambos casos, se trata de
parmetros que pueden interferir el cumplimiento de la intencin.En el ejemplo de dejar de fumar, una persona puede tener diversas
tendencias de accin que afecten a la intencin propuesta, tales como vivir en
un entorno ms o menos proclive al tabaco, haber interiorizado el hbito de
fumar o la adicin a la nicotina en mayor o menor grado.3) Los modos de control personal que preservan el llevar a trmino la
intencin con respecto a las posibles tendencias alternativas. Conceptualmente
estos modos de control se representan como procesos meta-cognitivos o
mecanismos de auto-regulacin que actan para facilitar la ejecucin de una
propuesta.Kuhl (1985) prioriza dos tipos de mecanismos auto-regulatorios para
proteger la intencin frente a presiones alternativas. En primer lugar, losprocesos de atencin que facilitan el procesamiento de la informacin relativa
a la intencin. Por ejemplo, centrar la atencin en la resolucin de un
problema, de manera que ste acapare durante un tiempo toda nuestra atencin
y esfuerzo olvidando en ese momento otras cuestiones.En segundo lugar, la intervencin de diversas estrategias psicolgicas sobre
la voluntad. Dichas estrategias resultan bastante flexibles y pueden actuar o
bien inhibiendo los estados emocionales (tristeza, excitacin excesiva) quepuedan suponer un obstculo en la ejecucin de una intencin, o, por el
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contrario, pueden ser utilizadas como argumentos motivacionales que
favorezcan el cumplimiento de la intencin. Aspor ejemplo, puedo
convencerme de que si ahora no hago algo que no me apetece, luego ser peor
y ms costoso, como modo de motivarme para realizarlo.Los modos de control personal asumen dos funciones bsicas. Por un lado,
organizan y controlan determinados mecanismos cognitivos con el propsito
de optimizar la ejecucin de la intencin propuesta. Por otro lado, utilizan la
informacin disponible sobre la efectividad de diversas operaciones cognitivas
para alcanzar la meta. Si intentamos ejemplificar estas funciones en el caso de
la persona que ha decidido dejar de fumar, vemos que, por un lado, dicha
persona puede tratar de organizar su vida de manera que evite, en la medida de
lo posible, a las personas fumadoras o, al menos, los ambientes ms proclives
a seguir fumando. Adems, cada vez que la tentacin de fumar se presente
pensar y se repertir a smisma las ventajas que tiene el no fumar: sentirse
mejor, tener ms dinero disponible, la casa ms limpia y aireada, etc.Cabe distinguir dos orientaciones bsicas en el funcionamiento de los
mecanismos de control de la accin, que se denominan orientacin de accin
(OA) y orientacin de estado (OE). La OA se define como una focalizacin de
la atencin y la voluntad sobre la meta que se quiere lograr, de forma quecualquier informacin que llega se procesa de acuerdo con este objetivo. En la
OE, sin embargo, los procesos atencionales se dispersan con informaciones
plurales y la voluntad flucta con los diversos procesamientos.Las orientaciones en los modos de control han sido evaluadas
empricamente mediante un cuestionario desarrollado por Kuhl (1985), con
referencia a actividades de resolucin de problemas, a modos de reaccin
frente a situaciones de fracaso o a modalidades de actuacin ante tareascomplejas. Los resultados obtenidos permiten concluir que en la resolucin de
problemas las personas con OA tienen ms facilidad que las de OE para tomar
decisiones rpidas, sin darle muchas vueltas. Respecto de las reacciones frente
al fracaso, aparece como tendencia dominante en las personas con OA la
estrategia de 'pasar pgina' sin analizar demasiado los motivos que llevaron al
fracaso. En la ejecucin de tareas complejas, los OA habitualmente focalizan
la atencin en estrategias instrumentales para alcanzar la meta (pensar qu
debo hacer para realizar la tarea con eficacia), mientras que los OE desarrollanestrategias atributivas referidas a las capacidades o al esfuerzo realizado
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(reflexionar sobre si se posee o no capacidad suficiente para realizar la tarea o
si el esfuerzo y dedicacin ha sido suficiente).El desarrollo de estas orientaciones de control de la accin depende tanto de
factores dispositivos de personalidad -determinantes distales- como de una
serie de componentes proximales relativos al medio ambiente, o al uso de
estrategias de control diversas. Las caractersticas bsicas de estos modelos se
recogen en el siguiente diagrama.
FIGURA 2Representacin de la Teora del Control de la Accin
Aunque se asume implcitamente que expectativas y valencias intervienen
en la determinacin de las intenciones, el inters, como se observa en el
diagrama, se focaliza en los procesos que condicionan el cumplimiento de las
intenciones. Diversos mecanismos auto-regulatorios tratan de proteger la
intencin frente a posibles tendencias competidoras, tanto de tipo interno
como externo. El modelo incorpora, asimismo, las demandas sociales, que
pueden facilitar o dificultar la consecucin de metas.
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Enfoques AtributivosLos enfoques basados en la atribucin causal (Heider, 1958; Kelley, 1967;
Weiner, 1974, 1980) se interesan por conocer la fuerza motivacional de lareflexin mental que sigue a un evento. Los humanos tendemos a buscar las
causas explicativas de la conducta, de manera especial cuando los resultados
obtenidos no coinciden con las expectativas previas (Weiner, 1982).Al igual que los dos modelos anteriores, los tericos de la atribucin
inciden en los aspectos cognitivos y racionales de la conducta voluntaria, pero
el inters no se centra ni en la determinacin de intenciones ni en su
cumplimiento, sino que se localiza especficamente en los argumentos
explicativos que dan las personas acerca del por qu de los resultados
obtenidos, tanto si stos son percibidos como xitos o, por el contrario, como
fracasos (Weiner, 1978).Se parte de dos supuestos bsicos: i) que cualquier atribucin humana
obedece a unas determinadas reglas y ii) que las atribuciones causales
establecidas van a influir sobre el desarrollo de nuevos comportamientos y
futuras expectativas, repercutiendo, en definitiva, en el establecimiento y
seleccin de metas futuras (Weiner, 1986). La atribucin, por ejemplo, de un
buen resultado a componentes de azar no favorece la expectativa de un nuevo
logro, del mismo modo que puede favorecerla la atribucin causal vinculada al
esfuerzo o a la capacidad personal.En este sentido, el modelo atributivo no se trata de una alternativa a la
teora de E/V sino de un planteamiento complementario, ya que las
atribuciones causales de los resultados van a afectar al establecimiento de
expectativas y valencias futuras, al desarrollo emocional y a las nuevastendencias a la accin. El diagrama que se presenta a continuacin trata de
ilustrar el sentido complementario del modelo de la atribucin causal respecto
de los enfoques anteriores.
FIGURA 3Representacin Integradora de los Modelos de E/V, Control de la Accin y
Atribucin Causal
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A pesar de las innovaciones que las teoras atributivas y las del control de la
accin incorporan en los esquemas tradicionales de E/V, todos estos modelos
coinciden en la representacin excesivamente individualista y racional de la
motivacin humana. La descripcin someramente esbozada de cada uno de
ellos permite inferir, no obstante, el papel de la influencia social en la
dinmica motivacional.En el caso particular de las teoras de E/V, el influjo se localiza en la
percepcin y la normativa social, en tanto factores que afectan al desarrollo de
expectativas y valencias. En las teoras del control de la accin, la
explicitacin de la influencia social todava se hace ms patente a travs de los
conceptos de 'demanda social' y de 'factores contextuales competidores'. Se ha
visto, adems, que estos ltimos modelos incorporan diversas estrategias
emocionales que intervienen sobre la voluntad, pudiendo favorecer o, por el
contrario, perjudicar el cumplimiento de una intencin.Pero, tanto el papel de las emociones como la influencia social quedan
limitados a meros componentes aadidos, que intervienen desde dentro, en el
caso de las emociones, o desde fuera, en el caso del influjo social, sumando o
restando fuerza a la motivacin, cooperando o compitiendo con los
mecanismos auto-regulatorios de control de la accin. Sin embargo, desde la
concepcin relacional de la motivacin previamente comentada (Nuttin,
1980), lo fundamental en la determinacin de la conducta voluntaria no son nilos parmetros internos del individuo (compromiso personal, tendencias de
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logro o atribuciones causales) ni tampoco las variables moduladoras
ambientales (influenciabilidad social, distractores externos, valencias), sino
las relaciones interactivas que se establecen, de manera continuada, entre los
procesos psicolgicos y los fenmenos sociales, como modo de entender la
planificacin de determinados comportamientos voluntarios.Siguiendo un enfoque sistmico, Kuhl (1986) presenta un modelo con tres
subsistemas, estrechamente vinculados entre s, que se corresponden con los
procesos psicolgicos bsicos -cognoscitivos, emocionales y motivacionales-.
La interaccin entre los tres subsistemas es continua y ninguno de ellos se
explica con independencia de los dems, de manera que cualquier
pensamiento conlleva siempre una carga afectiva que influir, en mayor o
menor grado, sobre las percepciones y representaciones mentales, pero
tambin sobre la fuerza motivacional del comportamiento.Los tres subsistemas del individuo se consideran especficos en la medida
en que cada uno establece con el entorno -el mundo de objetos y hechos en
terminologa de Kuhl- un tipo de relacin prioritaria, siendo representacional
en los procesos cognoscitivos, valorativa en los procesos emocionales y
accional en los procesos motivacionales. Lo que define al subsistema
cognitivo y lo distingue de los otros dos es la relacin bsicamenterepresentativa que establece con el entorno. Cuando se percibe, se piensa o se
trata de resolver un problema, lo que habitualmente hacemos es elaborar una
representacin mental y a partir de ahse interviene de una u otra forma.El subsistema emocional, aunque est ampliamente influenciado por el
cognitivo (nos emocionamos con ms facilidad cuando entendemos las cosas y
nos las podemos representar), establece con el entorno un tipo de relacin
especfica, que, a diferencia de la representacional, se define como valorativa.Los acontecimientos que nos afectan personalmente conllevan una valoracin,
por elemental que sta sea, que se explicita mediante niveles variables de
aceptacin o de rechazo.A diferencia de los procesos cognitivos y emocionales, la relacin que
establece el subsistema motivacional con el entorno se define en funcin del
grado de compromiso que la persona establece con determinadas acciones. Tal
y como se ha visto en los apartados anteriores, diversos componentes
cognitivos y afectivos (expectativas, atribuciones causales, emociones)
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influyen sobre la determinacin del nivel de compromiso. Pero, lo que define
especficamente al subsistema motivacional y lo diferencia de los otros dos es
precisamente la relacin accional que un individuo establece con el entorno
(Barber,1991, 1995).La propuesta relacional de Kuhl, a travs de un sistema integrador que
abarca los procesos interactivos que acontecen entre un sujeto humano y su
entorno configurando las actividades psicolgicas bsicas, se resume a travs
del siguiente diagrama.
FIGURA 4Representacin del Modelo Sistmico de Kuhl
APLICABILIDAD SOCIAL Y PROPUESTAS
ALTERNATIVASLa evolucin paradigmtica registrada en la Psicologa a lo largo del siglo
XX se refleja, de modo difano, en la sucesin de modelos propuestos para
explicar la motivacin humana. La impronta histrica del evolucionismo
aparece como teln de fondo en la teora clsica del instinto, ascomo en el
predominio de la concepcin homeosttica de la motivacin, que se
prolongar como hiptesis prioritaria durante la primera mitad del siglo.
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La proliferacin de escuelas y la pretensin generalista de muchas de ellas
de explicar la totalidad del psiquismo desde la intervencin de procesos
particulares -aprendizaje asociativo, percepcin, memoria- se particulariza en
el anlisis de la motivacin a travs de dos concepciones diametralmente
opuestas, que desarrollan explicaciones alternativas al planteamiento
instintivo. La pulsin psicoanaltica y la teora de la conducta de la escuela
hulliana representan dos desafos importantes cuyo influjo motivacional, tanto
a nivel terico como aplicado, se prolonga hasta nuestros das.No obstante, y de manera especial desde mediados de la dcada de los
cincuenta, los modelos cognitivos y socio-cognitivos van ganando terreno, al
menos en el mbito acadmico. La psicologa intenta recuperar, de este modo,
los aspectos especficos de la naturaleza humana al reivindicar el papel crucial
que desempe?a el conocimiento sobre la motivacin. Por influencia de la
psicologa cognitiva, una parte considerable de la investigacin experimental
se interesa por analizar los procesos psicolgicos que intervienen en la
conducta encaminada al logro de metas.Dentro del marco conceptual del cognitivismo, las teorias de E/V se
ocupan, de manera prioritaria, del papel motivacional determinante del
compromiso personal con la accin en las conductas voluntarias. El desarrollode expectativas y valencias, en cuanto determinantes bsicos de la
intencionalidad, est influenciado tanto por componentes ambientales como
por factores personales. Los tericos de la accin priorizan el estudio de los
mecanismos auto-regulatorios que favorecen el cumplimiento real de las
intenciones. Diversos factores distractores, tanto de tipo externo como interno,
pueden interferir y tendrn que ser salvados en el proceso hacia la meta. Las
teoras de la atribucin causal se ocupan de analizar el papel motivacional que
ejerce la interpretacin razonada sobre los resultados conseguidos. El influjode las atribuciones parece afectar tanto al comportamiento como al desarrollo
de nuevas expectativas, interviniendo igualmente en los componentes afectivo-
emocionales y de auto-estima.La revisin de los principales modelos revela el carcter complementario y
no excluyente que todos ellos presentan entre s, a pesar de las diferentes
prioridades establecidas y la diversidad de miradas que cada teora en
particular proyecta. Un intento por integrar las diversas aportaciones de losmodelos anteriores, tomando como marco conceptual la perspectiva sistmica,
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se sintetiza en el diagrama que se presenta a continuacin.
FIGURA 5
Esquema Integrador de los modelos previos
La consecucin de un objetivo se representa como el momento final de un
laborioso periplo en el que intervienen procesos psicolgicos diversos, que
interaccionan de forma dinmica mediante diversos parmetros y variables.
Algunos parmetros son de tipo interno y resultan difciles aunque no
imposibles de modificar, tal y como ocurre con los modos de control personal
de las acciones. Otros componentes de tipo interno, sin embargo, fluctan
fcilmente dependiendo de las situaciones, po lo que se les denomina
variables. Un ejemplo de variable de tipo interno es el compromiso personal
con la accin, que para una misma persona en unos casos se da y en otros no.
Por ltimo, la figura representa parmetros y variables de tipo externo,
relativos a la informacin medioambiental o a los resultados previamente
obtenidos, que interaccionan con los componentes internos estableciendo
relaciones complejas entre los distintos componentes que configuran el
sistema como un todo integrado. Aspor ejemplo, las percepciones sociales
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proceden del exterior pero su influencia depende de la diversidad de la
representacin subjetiva. Son las relaciones interactivas que, de forma
continua, se establecen entre los parmetros y las variables que intervienen en
el sistema las que permiten entender la complejidad de los procesos ps quicos.
Una de las ventajas de modelar un sistema es poder establecer una
representacin ntida y consistente de los procesos implicados. Pero el inters
por desarrollar modelos no slo es terico sino que su formalizacin permite
establecer predicciones con aplicacin en diversos mbitos psico-sociales. Los
modelos comportamentales encaminados a la consecucin de objetivos han
tenido dos campos de aplicacin preferentes, el educativo y el socio-laboral.
Diversas propuestas han sido evaluadas en relacin con cada uno de ellos.
Mencionamos a modo de ejemplos ilustrativos, las siguientes:1) evaluar la adecuacin de modos personales de control en
relacin con trabajos o actividades profesionales especficos2) diversas manipulaciones experimentales para favorecer la
direccin de los mecanismos auto-regulatorios hacia la
consecucin de los logros planificados3) establecer predicciones respecto de la rapidez y ajuste tanto en
la toma de decisiones como en la resolucin de situaciones
problemticas4) predecir la probabilidad de que una determinada persona
utilice estrategias instrumentales o atributivas al tener que
afrontar actividades que implican un cierto nivel de complejidad.
Es posible, como plante Jung, que la voluntad incorpore a su propioencanto la paradoja de hacernos sentir libres y de aspirar a serlo. En cualquier
caso, la psicologa motivacional debe tratar de recuperar el concepto de
voluntad e intentar dar cuenta de las relaciones interactivas que intervienen en
su funcionamiento.
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