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ARTE ROMÁNICO.
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES.
Es un estilo artístico que nace en Europa occidental en la
Plena Edad Media, originándose en el siglo XI y alcanzando su
plenitud en el XII. Es el estilo
artístico de la época del
feudalismo y con él se
construyeron iglesias y
monasterios donde se
conservaba la cultura de
occidente y que reflejaban la religiosidad de la Europa del
momento. Recibe su nombre por adoptar algunos elementos utilizados en la arquitectura romana, como
el arco de medio punto y la bóveda; además de expandirse por Europa occidental en paralelo a las lenguas
romances.
En el siglo XI, una vez superadas las invasiones de vikingos,
sarracenos, eslavos y magiares del siglo IX, que habían sacudido al
imperio carolingio y al resto de Europa, se produjo una
recuperación económica y demográfica de los reinos europeos y las
nuevas aldeas se llenaron de iglesias construidas siguiendo el nuevo
estilo, el románico. El objetivo del nuevo estilo es exaltar a Dios y
afianzar la fe de los cristianos. Tuvieron gran importancia el culto a
las reliquias,
presente en
todas las zonas de Europa y las peregrinaciones,
destacando entre éstas Santiago, Roma y Jerusalén.
El románico tiene una función pedagógica y
evangélica, tiene que mostrar a una población
mayoritariamente rural y analfabeta los conceptos
básicos del antiguo y el nuevo Testamento.
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2. ARQUITECTURA.
Predominan los edificios religiosos, las
iglesias, la mayor parte de ellas de planta de
cruz latina, simbolizando la cruz en la que
murió Cristo. La planta de cruz tiene dos
brazos: uno largo, donde están las naves; y
uno corto, que se cruza con el largo, y se llama
transepto. Donde se cruzan ambos brazos
encontramos el crucero, que se cubre
exteriormente con una torre o cimborrio.
A los pies encontramos la entrada principal de
la iglesia, enmarcada por dos torres, mientras que en la
cabecera se encuentra el ábside, donde oficia misa en
el altar. En las iglesias de peregrinación encontramos,
tras el altar y en el ábside, la girola o deambulatorio,
que facilita el paso a los peregrinos para rendir culto a
la reliquia o reliquias del santo.
Los muros en el nuevo estilo se construían en
piedra y eran gruesos y con pocos huecos, pues debían sostener sostenían cubiertas de piedra muy
pesadas. Sostenían bóvedas de cañón, que eran sucesiones arcos de medio punto, dispuestas en tramos
con arcos fajones. Ayudaban a sostener la cubierta enormes pilares o columnas y contrafuertes en el
exterior.
Las portadas, situadas normalmente al oeste,
contaban con uno o varios arcos de medio punto y
estaban muy decoradas con relieves y esculturas.
NOTRE DAME DE POITIERS
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3. PINTURA Y ESCULTURA.
La escultura y pintura románicas decoraban el interior de las iglesias y tenían una función
didáctica, estaban destinadas describir pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento a una población
mayoritariamente analfabeta. Además, nos dan una imagen de una sociedad profundamente religiosa.
Las obras eran anónimas.
La escultura se adaptaba al marco
arquitectónico y emplea figuras esquemáticas
y poco naturales. Lo importante es que llegue
el mensaje que se quiere transmitir,
subordinando este fin a lo artístico o estético.
La estatuaria de la época se policromaba y
representaba figuras rígidas, hieráticas, sin
perspectiva y con una jerarquía de tamaño y geometría según la importancia
de la figura, siendo las más importantes las figuras de Cristo y de la Virgen. Se
empleaban como materiales la piedra y la madera y como temas destacaban
la Virgen con el niño Jesús y la crucifixión de Cristo. La mayor parte de la
escultura se concentraba en la portada de las iglesias y en los capiteles del
interior de las iglesias y de los claustros.
En lo que respecta a la pintura, adaptada también al marco
arquitectónico, estando presente en muros, con la técnica de la pintura
al fresco; pero también se decoraban al temple o al óleo las tablas de los
retablos o se ilustraban los códices que se copiaban en los monasterios.
Como temas destacan la Virgen con el niño, el Pantocrátor o “Cristo en
majestad”, las vidas de santos y otras escenas de la Biblia. Las figuras
carecían de volumen, eran planas, sin perspectiva; pero también
esquemáticas, frontales y rígidas, poco naturales, se primaba la expresión
y el mensaje didáctico-religioso sobre el realismo en las figuras. Como
colores predominaban los tonos azules, rojos y amarillos. Se remarcaba
el dibujo de las figuras con un trazo grueso y se respetaba la jerarquía de
las imágenes, predominando también la de Cristo y la de la Virgen. Las
imágenes aparecen independientes, sin enmarcarlas en un paisaje o
fondo, y rodeadas de profusa decoración, sin dejar ningún espacio libre
(horror vacui).