GRADO EN TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN
(FRANCÉS)
AÑO 2011/2012
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 2
ÍNDICE
TEMA 1. LENGUAJE, HABLA Y LENGUA
TEMA 2. LA LEXICOGRAFÍA
TEMA 3. MORFOLOGÍA DEL ESPAÑOL
TEMA 4. ORTOLOGÍA DEL ESPAÑOL
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TEMA 1:
LENGUAJE, LENGUA
Y HABLA
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1. EL LENGUAJE, LENGUA Y HABLA.
Lengua: Sistema de signos que emplea una comunidad lingüística como
instrumento de comunicación. Es un modelo abstracto. Es un hecho constante y tiene
existencia previa en la conciencia de los posibles hablantes y oyentes, como fundamento
de los innumerables hechos de habla que pueden producirse.
Habla: Uso individual que cada hablante hace de ese modelo general de la
lengua cada vez que codifica un mensaje. Es un hecho concreto. Se realiza en un
momento y un lugar determinado. El hablante, el oyente y los referentes son concretos,
y varían de un hecho a otro de habla. El hecho de habla es siempre único. Lengua y
habla se implican mutuamente, están ligados de manera inseparable y constituye los dos
aspectos de una misma facultad humana.
Para utilizar en hechos de habla, el código de la lengua, es decir, para que exista
comunicación verbal, es necesario que el hablante y el oyente hayan realizado un
aprendizaje de la lengua consistente en conocer:
1º. Los signos.
2º. Las reglas para usar y combinar adecuadamente esos signos.
3º. Un hecho de habla no serviría para comunicarse si no existiera un código (la
lengua), conocido por emisor y receptor, y no tendría razón de ser establecido un código
lingüístico si no se utilizara para realizar mensajes (hechos de habla).
2. LA LENGUA COMO SISTEMA.
En este caso la lengua es el conjunto de elementos (fonemas y monemas) y de
reglas para combinarlos (morfosintaxis) con objeto de que signifique algo (semántica):
1º. Estos elementos no existen de modo inconexo y caótico, sino que se
relacionan entre sí, dependiendo unos de otros y guardando un orden: sistema.
2º. El número de elementos y posibilidades que cada uno tiene de relacionarse
son fijos en el sistema de la lengua. Por lo tanto, constituye una serie cerrada, mientras
que los mensajes forman una serie abierta.
3º. Cada vez que un hablante codifica un hecho de habla, un mensaje, esta
eligiendo qué elementos aprovechar del sistema de la lengua.
4º. Cuantos más mensajes permite transmitir un sistema lingüístico con los
mismos elementos, sin crear unidades nuevas, mas económico es este sitio.
3. DESCRIPCIÓN SISTEMÁTICA DE LA LENGUA.
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Los elementos o unidades del código de la lengua se definen más “por lo que no
son” que “por lo que son”. Esta manera de estar organizadas las unidades dentro del
sistema, es decir, por sus diferencias, es lo que se denomina relaciones de oposición.
Existen cuatro niveles al describir las relaciones existentes entre las unidades
que constituyen el sistema de la lengua:
1º. Nivel fonológico (Oposiciones fonológicas): son las que se establecen entre
las unidades de los fonemas.
2º. Nivel morfológico: combinaciones de fonemas mas asociación a un
significado es igual a los monemas.
3º. Nivel sintáctico (Oposiciones sintácticas): combinación de monemas
mediante relaciones sintagmáticas (sintagmas), que se combinan para formas oraciones.
4º. Nivel semántico (Oposiciones semánticas): son las que se establecen entre
los significados de los signos y sus combinaciones.
Cada nivel constituye un subsistema dentro del sistema de la lengua.
4. DIACRONÍA Y SINCRONÍA.
Todo estudio de la lengua o de las lenguas puede realizarse desde dos
perspectivas distintas con respecto al factor tiempo:
1º. Diacronía: estudio de la evolución de la lengua a través del tempo, o sea, de
la historia, e indagando cuáles son los factores que determinan su evolución.
2º. Sincronía: estudio del estado de la lengua en un momento dado de la historia.
Tal estudio es descriptivo y analítico.
5. LA NORMA.
Conjunto de reglas lingüísticas que establecen lo que se considera como usos
mas correctos en una época determinada. Esos criterios de corrección lingüística vienen
dados en parte por la costumbre y la tradición y, en general, por un sector de la sociedad
capaz de imponerlos a la sociedad entera. Por ejemplo: quepo o cupe (norma) / *cabo o
*cabí (sistema de la lengua).
La gramática normativa es aquella cuyo objeto es fijar los usos correctos frente a
las formas consideradas incorrectas a aquella que se rige por un modelo ideal e
incontaminable.
La norma limita las posibilidades que ofrece el sistema dentro de un marco de
realizaciones lingüísticas tradicionales.
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La norma es un conjunto de realizaciones obligatorias, de tipo geográfico-
lingüístico, que varía según la comunidad de hablantes. Dentro de un mismo par, para
un mismo sistema lingüístico pueden existir varias normas (seseo es norma en
Andalucía).
Dentro de una misma lengua reconocemos dos criterios de distribución del habla
en cuanto a sus características comunes, no propiamente individuales:
1º. Criterio de distribución geográfica-lingüística: en relación con el lugar de
donde procede o donde vive habitualmente el hablante, además de la norma nacional,
podemos distinguir en sus hechos de habla rasgos marcados por una norma dialectal o
local. Aunque la manifestación más evidente es relativa a la pronunciación (normas
fonológicas) también existen unas normas morfosintácticas y léxicas.
2º. Criterio de distribución socio-cultural: en relación con el grupo social y
cultural al que pertenece un hablante, factor que es independiente de su localización
geográfica, podemos distinguir caris normas (lengua familiar, popular, literaria, culta,
vulgar, etc.) que marcan diferencias en lo concerniente al vocabulario, pero a menudo
en las estructuras gramaticales y en la pronunciación.
El lenguaje verbal hay que estudiarlo desde esta triple clasificación: sistema de
la lengua, norma y habla.
Clichés: son construcciones repetidas, frases estereotipadas, banales,
escasamente significativas, que funcionan como lugares comunes y, por lo tanto, se van
vaciando de valor expresivo. No hay que confundirlos con la norma.
Es recompensable huir de los clichés que, por lo general y por la influencia de
los medios de comunicación de masas, van mirando la capacidad creativa de los
hablantes.
Por ejemplo: Patata caliente, rojo como un tomate, feliz acontecimiento,
enérgica condena o pertinaz sequía.
6. VARIEDADES DEL USO LINGÜÍSTICO
1) Estudio diacrónico: cambios sufridos por la lengua a lo largo de la historia;
por ejemplo: parabolla > prabla > palabra
2) Estudio sincrónico: estudio de la lengua actual con todos sus elementos
fijos y variables. Dentro de este estudio podemos situar lo que nos interesa
para el tema de los dialectos:
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a. Dialectos geográficos (variantes diatópicas): variante debida a las
zonas geográficas donde se habla una lengua.
b. Variedades sociales (diastráticas): derivan de un deseo de uso
perfecto de la lengua (culto), elemental (coloquial), baja cultura del
hablante (vulgar). Pertenecer a una profesión o un grupo social
determinado. (jergal) > Cheli (lenguajes profesionales, zonas
marginales…)
c. Variante diafásica: Se trata de la variedad más personal del
individuo y la situación del emisor y receptor, al tema y al canal. “Así,
así gana el Madrid” > hinchas futbolísticos.
d. Registros o idiolectos a emplear: registro formal (no confianza),
registro informal (receptores de amistad), registro familiar(hogar e
intimidad familiar).
e. Variedades sociales del español: se asocian niveles de la lengua a las
diferentes formas de utilizar la lengua por parte de los hablantes,
pertenecen a una clase social o a un nivel cultural:
i. Variantes sociales: se refiere a las variedades de la lengua
(uso específico de la misma). Por ejemplo: un médico utiliza
un nivel jergal de la lengua con sus compañeros, coloquial
con los pacientes y cuando comenta con sus amigos la noticia
de un periódico utiliza un registro culto; Sin embargo, cuando
se encuentra en una situación caliente como un problema de
tráfico utilizará un registro vulgar.
3) Lenguaje coloquial (común; no vulgar): Es el que emplean los hablantes en
su vida cotidiana para comunicarse con la familia. Se trata de la variedad
más utilizada. El lenguaje oral es espontáneo, relajado y expresivo. Respeta
las normas pero en ocasiones comete incorrecciones. En la variedad escrita
es preferida por los medios de comunicación dado su carácter correcto y
comprensible para la mayoría de los hablantes.
a. Tiene un léxico sencillo y familiar.
b. Utiliza palabras comodín (tema, cosa), muletillas (¿entiendes?,
“entonces”) y frases hechas (“a nivel de”, “en base a”).
c. Aumentativos (grandote), diminutivos (manitas), interrogación
retórica (¿ya viniste?”, exclamaciones (¡qué lio!).
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d. Vocabulario impreciso y limitado.
e. Omisión de fonemas finales y apócopes (cole, bici, bocata; producto
de la economía del lenguaje)
f. Frases cortas, sencillas y sin terminar (si yo te contara…)
4) Lenguaje culto: Se acerca a la manera perfecta de la gramática. Utiliza
perfectamente la gramática y el léxico. Utilizado por quién posee un alto
conocimiento de la lengua. Se manifiesta en la escritura y textos literarios y
científico-técnicos. Es el mejor para expresar pensamientos complejos y
transmitir conocimientos [modelo de corrección] para los demás niveles y
garantiza la unidad del idioma. Posee rigor de las normas fonéticas,
sintácticas y gramaticales:
a. Discurso fluido y continuo.
b. Riqueza léxica para emplear el término preciso en cada situación de
comunicación.
c. Claridad y rigor en la expresión de las ideas (hay que tener muy en
cuenta esto a la hora de redactar en un examen).
d. Evita el uso de vulgarismos.
5) Lenguaje vulgar: Modalidad lingüística utilizada por la gente corriente en las
relaciones ordinarias, con frecuentes transgresiones a la norma y uso de
vulgarismos. Determinado por la deficiente formación lingüística de los
hablantes, incapacitados para cambiar su registro idiomático y menos
posibilidades de comunicación, desventaja individual y social. Se caracteriza
fundamentalmente por:
a. El uso de vulgarismos (confusión: abuja; adicción: amoto; pérdida de
vocales: delgazar; consonantes: diputao; sílabas: paralís)
b. Cambio de acentuación (périto).
c. Alteraciones verbales: habemos, juguemos, haiga y vinistes.
d. Muletillas y palabras comodín.
e. Palabras malsonantes (dependiendo del uso).
f. Pobreza en la exposición de ideas.
6) Lenguaje jergal: Lengua especial de un grupo social diferenciado, usada por
sus hablantes solo en cuanto a miembros de ese grupo social.
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a. Jergas de grupos sociales: seña de identidad para un conjunto de
personas para diferenciarse de los demás: deportistas, jóvenes,
cazadores…
b. Jerga familiar: conjunto de palabras que por broma o ironía se
introducen en la conversación familiar de todas las clases sociales.
c. Jerga profesional: lenguaje a base de tecnicismos utilizado en las
diversas profesiones: médicos, informáticos, filósofos.
d. Jerga del hampa: lenguaje utilizado por grupos marginales para
guardar el secreto y la defensa de sus miembros. Se denomina
también Germanía, argos, furbesco, cant, Rotwelsch y el caló de los
gitanos.
e. Características generales de las jergas:
i. Uso de un vocabulario que sólo conoce el grupo al que da
cohesión.
ii. Quién entra en el grupo está obligado a aprenderlo.
iii. Ocultismo del vocabulario con diversos grados: lenguaje del
hampa, el lenguaje de la cárcel.
iv. Jerga juvenil: uso de palabras comodín (colega), neologismos,
apócopes (mates); extranjerismos (body).
v. Cheli: jerga muy en boga.
7. COMPETENCIA Y ACTUACIÓN.
1º. Competencia: conocimiento inconsciente que el hablante posee de su lengua,
asi como de la norma. Es la facultad de comprender y de producir un número indefinido
de oraciones nuevas. Es la capacidad de reconocer las frases mal construidas y,
eventualmente, de interpretarlas. Es el conocimiento de la lengua que ha adquirido el
hablante para formas la oración posible y solo posible. Es el grado de competencia del
hablante que aumenta cuanto mayor conocimiento teórico (gramatical) adquiera de su
lengua.
2º. Actuación: designa la práctica efectiva, dinámica de la competencia
lingüística en los actos de habla es decir, el uso real de su competencia por parte de
hablante, en cada situación concreta. La actuación no refleja directamente la
competencia lingüística del hablante. Los hechos de habla están sometidos a factores
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externos que los condicionan según las circunstancias y de los que distorsionan directas:
vacilaciones, cambios repentinos de estructura en un enunciado ya comenzado, etc.
8. CRITERIOS DE CORRECCIÓN LINGÜÍSTICA.
1º. Gramaticalidad y Agramaticalidad: Sí una frase cumple las reglas y las
normas fonológicas y morfosintácticas de la lengua es gramatical (o correcta). Cuando
un enunciado no cumple esas reglas y normas es agramatical (o incorrecta). Por nuestra
competencia lingüística rechazamos como agramatical:
a. La pronunciación incorrecta de las palabras y las faltas o incorrecciones
ortográficas:
Pograma (programa)
Pa (para)
Agüela (abuela)
b. La incorrección morfológica y sintáctica.
Vinistes (viniste)
Andara (anduviera)
Se me nota (se me nota)
Preveyendo (previendo)
Conducí (conduje)
Arlequín Picasso pintó un
La gente piensa de que es cierto.
Es en junio que se celebrarán las elecciones.
La agramaticalidad de una oración puede deberse a su mayor o menor grado de
incorrección en su construcción, es decir, en su sintaxis. Hay oraciones agramaticales
(última) que son interpretables o, al menos, dotadas de sentido.
2º. Ambigüedad: Una oración puede ser gramatical pero, sin embargo, ofrecer
dudas respecto a su significado, por su éste interpretable de dos o más formas distintas:
a. He visto matas a los soldados.
b. Induce a interpretar:
Alguien mató a los soldados.
Los soldados mataron a alguien.
c. Y los ejemplos de ambigüedad:
Ayer se celebró la elección del presidente.
He visto a tu padre paseando por el parque.
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La ambigüedad no tiene mucha importancia cuando la disipa el contexto, pero
dificulta la comprensión del mensaje.
Lo aconsejable es construir la oración de nuevo, combinando de otra forma las
unidades que la forman o introduciendo un elemento que destruya la ambigüedad.
*AMPLIACIÓN DEL ARTÍCULO DE SAKAI
La ambigüedad es una situación en la que la información se puede entender o
interpretar de más de una manera. El contexto tiene mucha importancia en la
eliminación de las posibles ambigüedades; es decir, la misma información puede ser
ambigua en un contexto y no serla en otro.
La interpretación también depende de la experiencia personal del receptor de la
información, de modo que banco remite en primer lugar a una entidad financiera para
una persona que trabaja en ese sector, pero a un tipo de asiento para un jardinero;
Anfibología es el nombre que recibe la ambigüedad en gramática, y se la trata
bien como vicio del lenguaje, cuando se debe a una construcción incorrecta, bien como
una figura retórica, cuando es un efecto intencionado. Un ejemplo típico de la
anfibología como vicio es:
Tenemos globos para niños de colores
Tenemos globos de colores para niños
La anfibología es uno de los principales problemas que tiene que resolver la
lingüística computacional. También es un problema en el derecho, porque la
interpretación de documentos escritos y acuerdos verbales a menudo es de suma
importancia; este problema trasciende lo meramente lingüístico y en la interpretación de
las ambigüedades influyen otros factores como los antecedentes legales y judiciales, y la
jurisprudencia.
Tipos de ambigüedad:
1. Ambigüedad léxica y polisémica.
La ambigüedad léxica de una palabra o una frase consiste en los múltiples
significados que tiene una palabra, tal como puede quedar reflejado en un diccionario; la
multiplicidad de significados se llama polisemia. Un ejemplo es el de banco, dado más
arriba. Un caso especial es la enantiosemia, de palabra que tiene sentidos opuestos. El
contexto en el que se utiliza una palabra ambigua a menudo pone de manifiesto cuál de
los significados es el que se pretende dar. Si, por ejemplo, alguien dice
Lavó la ropa en la pila
La pila del juguete se ha gastado
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queda claro que en el primer caso pila es un recipiente de agua, mientras que en
el segundo es un pequeño generador químico de electricidad.
Sin embargo, hay situaciones en las que no hay un contexto lingüístico que
proporcione información suficiente para eliminar la anfibología de una palabra. Este es
el caso de los titulares de periódicos. El uso de palabras polisémicas implica que el
autor deba aclarar el contexto, y en ocasiones deba dar más detalles sobre su significado
específico (en cuyo caso, se debería usar un término menos ambiguo). El objetivo de la
comunicación clara y concisa es que el receptor no tenga ninguna equivocación sobre lo
que se quería transmitir. Una excepción a esto podría incluir a un político que
intencionadamente juega con las palabras para así conseguir apoyos basado en deseos
múltiples e incluso contradictorios. La ambigüedad es una herramienta importante en la
política.
2. Ambigüedad sintáctica.
La ambigüedad sintáctica aparece cuando una frase o una oración compleja se
pueden analizar de varias formas:
Compró los libros baratos
Aquí baratos puede ser el adjetivo de libros, en cuyo caso significa que había
libros caros y baratos y que se compraron los últimos, pero también puede ser un
complemento predicativo, en cuyo caso se quiere decir que los libros que compró los
consiguió baratos.
Es frecuente en los adjetivos que pueden funcionar como adverbios. Un caso
prototípico es solo, pero no el único:
Arregló el camión rápido
Puede ser que hubiera varios camiones y de ellos arreglara el rápido, o puede ser
que arreglara el camión con rapidez.
3. Ambigüedad fonética.
La lengua hablada puede contener muchos más tipos de ambigüedad, cuando
hay más de una forma de componer un conjunto de sonidos en palabras, por ejemplo,
¿Qué es de Pilar? se podría intepretar igualmente como ¿Qué es depilar? Otro ejemplo
es ¿Me diste la caja? frente a ¿Mediste la caja? La identidad en la pronunciación de
una o varias palabras se denomina homofonía. Casos así suelen resolverse con el
contexto.
4. Ambigüedad semántica.
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La ambigüedad semántica ocurre cuando una palabra o concepto tiene un
significado de por sí difuso que se basa en el uso informal o generalizado. Este es el
caso, por ejemplo, de giros y construcciones con significados no bien definidos y que se
presentan en el contexto de un argumento más amplio que invita a una conclusión.
Por ejemplo:
Le compró flores
tiene un complemento indirecto (le) que puede referirse al destinatario de las
flores (una persona a la que se regalan por ser su cumpleaños) o bien a la persona que
las vende (el floristero).
Otro ejemplo es:
Solo pueden opositar personas con ambos títulos
Pueden participar personas de ambos sexos
La ambigüedad léxica se diferencia de la semántica en que la primera implica la
elección entre un número finito de significados que dependen de un contexto conocido e
informativo, mientras que el segundo es una elección entre un número de posibles
interpretaciones, ninguna de las cuales tiene un sentido conocido de antemano. Esta
forma de ambigüedad está relacionada con la vaguedad.
5. DESAMBIGUACIÓN.
La ambigüedad es una situación lingüística que se puede solventar de diversos
modos:
Complemento. A través de la adición de un complemento en la oración,
podemos concretar más el significado al que nos referimos cuando el
contexto no es suficiente. Es el caso de la palabra “avalancha”, la cual
puede ser de diversos materiales tales como “tierra”, “nieve”… Sin
embargo, no hay que hacer un uso abusivo de esta técnica, puesto que en
muchas ocasiones se llega a la redundancia.
Acentuación. Se trata de un mecanismo puramente convencional que se
basa en la adición de la tilde diacrítica para romper en la ambigüedad. No
obstante, se trata de un uso muy limitado a algunas palabras y
normalmente se precisa de un cambio en la redacción.
Cambio de construcción. En esta técnica añadimos elementos de la
lengua como artículos o preposiciones entre otros para reducir la
ambigüedad y los equívocos. Modificaciones relacionadas con el orden
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sintáctico de la oración pueden también ayudar a romper esta situación
lingüística.
Cambio y adición en las palabras. De forma similar a la técnica
anterior, aquí se trata de modificar en cierta forma especificando a quién
nos referimos ateniendo al contexto en el que la oración se enmarca. Los
problemas más comunes son los relacionados con las tildes y los dobles
significados de algunas palabras cuando dicha tilde está o no está, así
como las dificultades con el pronombre “su”.
3º. Aceptabilidad e inaceptabilidad: La aceptabilidad semántica o
interpretabilidad supone el uso adecuado de las palabras según la competencia de los
hablantes de una comunidad, atendiendo al léxico, al significado de las palabras. La
aceptabilidad gramatical o gramaticalidad supone la estructuración correcta de las
oraciones según la competencia de los hablantes de una comunidad, atendiendo a las
reglas sintácticas.
a. Gramatical y aceptable: El verano empieza en Junio.
b. Agramatical y aceptable: La mayoría votaron no.
c. Gramatical e inaceptable: La tortuga cose la madera.
d. Agramatical e inaceptable: Niño este viaja en sólo travesuras.
La noción de gramaticalidad pertenece al campo de la competencia del hablante.
La noción de aceptabilidad pertenece al campo de la actuación del hablante (del
oyente, más bien).
Son aceptables las oraciones interpretables, o al menos, dotadas de sentido,
aunque no sean gramaticalmente perfectas. Se pueden interpretar frases incorrectamente
construidas (ej. enunciados agramaticales de un niño en proceso de adquisición del
código de la lengua, o de los extranjeros).
Es el componente semántico, que determina el sentido completo de una oración,
el que combinado con una construcción sintáctica suficientemente correcta (gramatical)
condiciona si tal oración es aceptable o no.
En los mensajes construidos con función poética a veces se busca de forma
deliberada forzar al límite la compatibilidad semántica de las palabras que en ellos se
integran. Así en sentido figurado son aceptables frases como: Aquella tarde asesinaba
mis recuerdos o Las azucenas se aburrían en el salón callado.
La inaceptabilidad es entendida por ciertos hablantes como limitaciones sociales
a algunas expresiones “malsonantes” u “obscenas”. Tales limitaciones o prejuicios
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sociales se encuentran situados más bien en el área de la norma. No es inaceptabilidad
lingüística.
Los errores de impropiedad en la elección del léxico son mas objeto de la
atención lingüística.
Hablar o escribir con propiedad implica que los vocablos que elegimos expresen
con exactitud lo que deseamos comunicar.
La aceptabilidad de las oraciones tiene un margen de flexibilidad como lo
demuestra el hecho de que los oyentes pueden interpretar (aceptar) oraciones incorrectas.
La gramática actual no se circunscribe a dictar y fijar las reglas y normas de la lengua,
sino que se ocupa de la descripción del sistema lingüístico. De las situaciones o
circunstancias en que el hablante codifica su mensaje y los grados de desviación con
respecto a las mencionadas reglas y normas que el hablante manifiesta.
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RESUMENES DE LOS ARTÍCULOS COLGADOS EN
SAKAI. TEMA 1.
ARTÍCULO 1. TEMA 1 : Lenguaje y comunicación.
Competencia lingüística y competencia comunicativa. 1. El lenguaje
INTRODUCCIÓN:
==> El lenguaje es una "totalidad comunicativa" : "totalidad" significa que el
lenguaje está constituido por unos conjuntos de sistemas de comunicación y no por un
sistema único y uniforme :
Estos conjuntos se hallan presentes en la vida cotidiana, integrados en las
distintas situaciones de comunicación en las que se producen los actos de habla.
Esta diversidad ha propiciado que el estudio del signo rebase los límites de la
Lingüística, surgiendo una nueva ciencia llamada Semiótica o Semiología. Esta ciencia
se encarga del estudio de todos los sistemas de signos que emplean las sociedades
humanas para lograr los actos de comunicación, sin olvidarse de los sistemas de
comunicación no humanos.
Así, según Humberto Eco, son pertinentes a la Semiología las siguientes
investigaciones:
*Zoosemiótica
*Señales olfativas
*Comunicación táctil
*Código del gusto
*Paralingüística (como tonos de voz)
*Cinestesia o kinésica
*Códigos musicales
*Códigos secretos
*Lenguas naturales
*Comunicaciones visuales
*Estructuras de la narrativa
*Códigos naturales
*Los "mass media".
--¿Qué es el lenguaje? :
Es un sistema estructurado de signos producidos de manera consciente, y del que
se sirve el hombre para comunicar sus ideas, emociones y deseos.
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Sistema significa conjunto de elementos solidarios que dependen unos de otros.
Clases de lenguajes :
*Natural : el gesto, la mímica, el alfabeto manual de sordomudos. Hay formas
gestuales basadas y no basadas en el lenguaje oral.
*Convencional oral : sonidos inarticulados, onomatopeyas, exclamaciones
frente a sonidos articulados por medio de vocales y consonantes.
*Convencional escrito : escritura figurativa (representa objetos) ; ideográfica
(símbolo de la idea - alfabeto chino, p.ej.), fonética o fonográfica (la nuestra, se
representan los elementos fonéticos de la palabra).
Los signos :
A. Se entienden como todo hecho físico perceptible que informa de algo que no
es él, que sustituye a algo o que informa de otra cosa :
Saussure habla del carácter biplánico del signo, de la combinación entre
CONCEPTO = SIGNIFICADO e IMAGEN ACÚSTICA = SIGNIFICANTE. Luego
habla de la necesidad de asociar estos elementos a un tercero = LA REALIDAD o EL
OBJETO.
Para Ogden y Richards se da un "triángulo semiótico" : SIGNIFICADO =
SENTIDO, designado en el NOMBRE = SIGNIFICANTE y realizado en el
REFERENTE = LA COSA.
Tipos de signos : ÍNDICE (dedo que señala un objeto) ; ICONO (un mapa,
p.ej.); IMÁGENES (un retrato, una silueta); DIAGRAMA (una pirámide de
población); METÁFORA (Una playa desierta del Caribe remite al mundo del
exotismo).
El signo lingüístico (con diferencia al signo en general) es de naturaleza
completa; para Saussure, es una entidad psíquica de dos caras : CONCEPTO o
significado (representado por un dibujo del objeto) / IMAGEN ACÚSTICA o
significante (representado por las grafías que forman la palabra que le corresponde).
Para Hjelmslev el signo es la asociación de una forma de contenido a una forma
de expresión.
Para Martinet, el signo está doblemente articulado : 1ª articulación : los
monemas; 2ª articulación : los fonemas.
Diremos que :
-El signo lingüístico tiene estructura biplánica : concepto / imagen acústica.
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-El signo lingüístico es lineal : para que exista significado completo han de estar
presentes simultáneamente todos sus elementos.
-El signo lingüístico es doblemente articulado : unidades divisibles con
significación / unidades divisibles con no significación.
-Es arbitrario (ampliar esto, no se puede imponer una lengua por real decreto,
por ejemplo.) Es denotativo y connotativo .
Para Bühler el lenguaje tiene tres funciones :
-Apelativa o de llamada.
-Expresiva (el hablante manifiesta su estado físico).
-Representativa (para transmitir un contenido; es la función del "ello").
Para Jakobson el lenguaje tiene 6 funciones en relación a los factores que
intervienen en la comunicación :
-hablante ==> expresiva
-oyente ==> impresiva o conativa
-tema ==> declarativa o representativa
-lengua ==> metalingüística
-mensaje ==> poética
-contacto ==> fática
2. Aspectos de la teoría de la comunicación
==> 2.1 : El concepto de comunicación :
Se entiende por comunicación toda transferencia de información. La
comunicación es el paso de información de un emisor a un receptor : puede ser tanto la
Biónica (comunicación entres seres vivos) como la Cibernética (comunicación entre
máquinas), como el lenguaje humano.
==> 2.2 : Elementos de la comunicación :
-Emisor o fuente : punto de origen del mensaje.
-Mensaje : serie de símbolos seleccionados por el emisor.
-Destino : el ser viviente o mecanismo al que va dirigido el mensaje.
-Transmisor - receptor : transforma el mensaje en señal y lo envía a través del
canal hasta el receptor.
-Canal : medio físico a través del cual se transmite la señal.
-Código : Conjunto o sistema de equivalencias que convencionalmente
establecen el transmisor y el receptor.
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-Contexto : todo lo que rodea al acto de comunicación (del mensaje en sí o del
acto de comunicación en general).
==> 2.3 : Otros aspectos de la teoría : ruido y redundancia :
-ruido es cualquier interferencia en la comunicación
-redundancia es toda insistencia para comprobar la efectividad del mensaje.
3. Competencia lingüística y competencia comunicativa
==> 3.1 : La competencia lingüística :
Por competencia lingüística se entiende el hecho de "saber una lengua". Este
conocimiento consta de varios componentes: fonológico, sintáctico, semántico, léxico y
morfológico.
Según Gombert se dan una serie de áreas en esta competencia : metafonológica
(análisis y síntesis de los componentes fonológicos de las palabras), metasemántica (lo
mismo, pero para las palabras), metasintáctica (lo mismo, pero para el ordenamiento
correcto de las palabras), y desarrollo metapragmático (saber cuándo se ha comprendido
y cuándo no, si la producción se adapta a la situación y hacer los ajustes adecuados en
caso de no comprensión o si la producción no es apropiada en el acto concreto de
comunicación).
Según Coseriu, "una teoría de la competencia lingüística que tenga una base
objetiva ha de partir de dos comprobaciones: por una parte que la lengua es una
actividad humana universal que los individuos, como representantes de tradiciones
comunitarias del saber hablar, llevan a la práctica individualmente, y, por otra parte, que
una actividad puede ser considerada como actividad, como el saber en que se basa esa
actividad y como el producto de esa actividad".
Como contenido del saber lingüístico en general, Coseriu distingue tres grados:
1. Saber hablar en general o saber elocucional. Tiene que ver con los principios
de congruencia del pensamiento consigo mismo y con el conocimiento de las cosas.
Todo hablante espera de los otros emisores un sentido y a la vez espera que los otros lo
interpreten de una forma tolerante.
2. Saber idiomático o competencia lingüística particular. Incluye tanto lo dado,
es decir, signos dotados de forma y contenido, como procedimientos para que, a partir
de lo dado se realice la actividad lingüística.
3. Saber expresivo o competencia textual. Consiste en procedimientos con
normas inherentes. Éstas se manifiestan porque el hablante asigna a los textos el juicio
de lo apropiado según contexto o situación.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 20
Con respecto a la semanticidad de estos tres saberes, al elocucional corresponde
la designación; al idiomático, el significado y al expresivo el sentido, entendiendo que
el texto se configura sobre lo idiomático, lo toma como materia, como significante y
elabora un significado de orden superior que es el sentido.
==> 3.2 : La competencia comunicativa :
- Hay que entenderla como la suma de una serie de competencias :
*Gramatical o capacidad de actualizar las unidades y reglas de funcionamiento
del sistema de la lengua.
*Sociolingüística o la capacidad de producir enunciados acordes a la situación
de comunicación.
*Discursiva o capacidad de poder utilizar los diferentes tipos del discurso.
*Estratégica o capacidad para hacer que no se rompa la comunicación.
LOS ACTOS DE HABLA
Los actos que materializan la posibilidad de hablar han recibido la denominación
de "actos de habla".
Estos actos son específicos de los signos, pues lógicamente sólo pueden
realizarse con herramientas que constituyan algún tipo de lenguaje.
En el proceso de comunicación los primero que se produce es la locución
misma; se efectúa un acto locutivo. Por ejemplo en ¿Quieres cerrar la puerta? Se realiza
un locución, pero simultáneamente se pide, lo cual será un acto que no corresponderá al
plano locutivo, sino al ilocutivo. Pero no sólo se hace eso, sino que en el mismo acto
locutivo se intenta afectar a alguien para que haga algo, será un acto perlocutivo
En síntesis, cuando el lenguaje se toma como actividad se distinguen tres planos:
el perlocutivo que concierne a un ámbito más general que el de la comunicación
intencionada; el ilocutivo que exige la presencia de pautas comunicativas intencionales
aunque no necesariamente la utilización de lenguaje verbal; y el locutivo que exige no
sólo intencionalidad sino carácter verbal.
De los tres tipos de actos el más debatido es el ilocutivo. Lo que parece evidente
es que las lenguas no sólo tienen verbos ilocutivos sino que existen otros recursos, como
la entonación o los morfemas. Existen veces, incluso, en las que no hace falta que se
marque la ilocución pues se capta sin marcar la intencionalidad subyacente.
Taxonomía de los actos ilocutivos propuesta por Searle.
1. Representativos: Su propósito es comprometer al hablante con la verdad de la
proposición expresada. "Afirmar, concluir, deducir, suponer..."
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2. Directivos: Son intentos del hablante para lograr que el oyente lleva a cabo
alguna acción. "Ordenar, mandar..."
3. Conmisivos: Su objeto es comprometer al hablante con algún futuro curso de
la acción. "Prometer..."
4. Expresivos: Transmiten un estado psicológico del hablante acerca del estado
de cosas expresado en el mismo enunciado. "Disculparse, alegrarse..."
5. Declaraciones: La realización con éxito de la fuerza ilocutiva da lugar a la
correspondencia entre el contenido del enunciado y el estado de cosas en la realidad.
Entrarían verbos como declarar o expresiones como "por la presente".
ARTÍCULO 2. PALABRAS COMODÍN (ARTÍCULO DE
CONCHA DE LA HOZ FERNÁNDEZ)
Las palabras comodín son aquellas que se emplean con multitud de sentidos,
reemplazando otras cuyos significados son más precisos y concretos, y quizás más
adecuados al contexto. La repetición de este tipo de palabras es sinónimo de pobreza
léxica y conocimiento semántico del lenguaje. El uso de diversos verbos polisémicos
como: haber, hacer, tener, ser o de sustantivos como cosa o cuestión denota un estilo
poco elegante y excesiva laxitud en el uso del idioma (GOMEZ TORREGO).
Esto uso de vocablos genéricos está afectando al ámbito familiar por la vagueza
de utilizar y buscar expresiones y palabras que se ajusten más al contexto. Por tanto, se
recurre a expresiones genéricas tales como: “el amor es cuando…; es como…; es una
cosa que…;” que sin lugar a dudas dan muestra de la pobreza léxica y expresiva que
nos acaece.
Los medios de comunicación han influido mucho en este sentido, ya que la
pobreza léxica viene desde los principios de la educación, y los programas infantiles no
son una excepción en este sentido. La riqueza léxica en estos programas brilla por su
ausencia y todo puede reducirse a un simple “guay”.
Sin embargo, se trata de palabras que se utilizan en la vida diaria y que si bien
son sinónimo de pobreza léxica, también contienen una gran importancia puesto que
sirven para designar objetos que no podemos denominar con precisión.
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ARTÍCULO 3. JERGA ‘CHELI’
Una jerga es utilizada con el fin de establecer una diferencia entre unos grupos
sociales y otros. Dicha jerga contendrá una serie de léxico y estructuras lingüísticas muy
específicas utilizadas en muchas situaciones diarias. Las expresiones jergales suelen ser
muy fluctuantes y muy efímeras.
El origen de la ‘jerga’ en español procede del habla de los gitanos y en ocasiones
se sirve de expresiones extranjeras deformadas (‘sexi’; ‘monis’). La jerga es, pues, un
habla suburbana con finalidad diferencial y característica del círculo social que la
utiliza.
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TEMA 2:
LEXICOGRAFÍA
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1. Conceptos Generales
La semántica es la parte de la lingüística que se ocupa del significado de los
signos lingüísticos. Estudia las relaciones de unos significados con otros y los cambios
de significación que experimentan las palabras.
La lexicología se ocupa del estudio del vocabulario. Estudia la palabra en
relación el sistema léxico de la lengua.
La lexicología se ocupa del estudio del vocabulario. Estudia la palabra en
relación con el sistema léxico de la lengua.
La lexicología es la disciplina que dentro de la lingüística tiene por cometido la
clasificación y representación del léxico según alguna relación sistemática. Usualmente
la lexicología trata asuntos como:
1º. El origen de las palabras (etimología), algo para lo que se requiere el auxilio
de la lingüística histórica.
2º. Las relaciones entre conceptos y palabras (onomasiología y semasiología).
La onomasiología es la rama de la lexicología que estudia la relación que va
desde el concepto (la idea) al significante (la palabra, la forma).
La semasiología es una rama de la lexicología que estudia la relación que va
desde la cosa a la palabra; en el dialogo esta función la cumple el receptor, que recibe la
palabra del emisor y le atribuye a esta la cosa o significado que le corresponde.
Este concepto es a menudo usado como sinónimo de “semántica” definiéndola
como: (DRAE) Estudio del significado de los signos lingüísticos y de sus
combinaciones, desde un punto de vista sincrónico y diacrónico.
La estructura de relaciones semánticas que se establecen entre las palabras que
constituyen el léxico de una lengua.
La lexicografía se ocupa de los principios teóricos en que se basa la elaboración
y redacción de los diccionarios, en los cuales se ofrecen informaciones de orden
etimológico, categorial, combinatorio, semántico y contextual sobre cada uno de los
términos causados.
*AMPLIACIÓN ARTÍCULOS DE SAKAI
La lexicografía se ocupa de la representación del vocabulario de una lengua
natural o de un sector de ella (un dialecto, sociolecto, etc.); se trata por tanto de una
rama de la lexicología (ciencia que estudia el vocabulario de una lengua, su estructura,
composición y variación), que privilegia los aspectos aplicados –la composición de
diccionarios-, sin que esto signifique que no le competa la reflexión acerca de los
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ESPAÑOL NORMATIVO II 25
problemas teóricos que conlleva esa labor. Por el contrario, se suele definir la
lexicografía como “la teoría de la descripción de diccionarios” y la “codificación de la
estructura paradigmática y sintagmática del léxico de una lengua, la transmisión
ordenada de información léxica (y gramatical) en forma de diccionario” (Lewandowski,
1992).
Se trata de una rama de la lingüística aplicada en la que las tecnologías de la
información desempeñan un papel muy relevante.
Un diccionario es básicamente un producto lingüístico que recoge un conjunto
seleccionado de unidades léxicas de la lengua, a las que describe e ilustra con una serie
de informaciones. El conjunto de las entradas de un diccionario se llama
macroestructura; el conjunto de informaciones sobre las entradas es la microestructura.
Si nos limitamos a la lexicografía española, pueden distinguirse dos grandes
clases de diccionarios: los llamados generales, escritos hasta ahora solamente en España
(aunque se impriman en países hispanoamericanos), que toman por objetivo de
descripción una pretendida “totalidad” de la lengua española, y los diccionarios de
regionalismos que se escriben en países hispanohablantes que no se comprenden a sí
mismos como parte de la metrópoli de Madrid, y que se conciben como “complementos”
de los diccionarios generales.
Günther Haensch, ha propuesto una clasificación similar pero no equivalente,
que resulta más adecuada: por un lado distingue los diccionarios integrales, que toman
como objeto la totalidad de la lengua pero que pueden documentarse en cualquiera de
sus dialectos, dado que justamente, basta con reunir todo el léxico de una comunidad
hispanohablante para que estén presentes tanto los elementos que integran la lengua
general, pero también incluyen sus localismos, en tanto parte de esa integridad. Por otra
parte, están los diccionarios diferenciales en los que el objeto es el léxico de una región
dada. Más allá de esta discusión de orden político-ideológico, las tipologías de
diccionarios suelen basarse en rasgos lingüísticos y funcionales. El modelo de referencia
para los diccionarios generales de lengua establece criterios consensuados para la
composición de los mismos, referidos a: las fuentes de información (diversas, escritas,
por lo general), la selección de materiales, los criterios de selección de entradas (formas
más usuales), la forma de las entradas (por lexema), orden de las entradas (alfabético),
las informaciones que las acompañan (categoría gramatical, definiciones, acepciones,
ilustración con ejemplos), el destinatario tipo, funciones del diccionario (aumentar la
competencia del usuario, resolver lagunas o vacilaciones lingüísticas). Por otra parte
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ESPAÑOL NORMATIVO II 26
existen los llamados diccionarios especiales o específicos que se apartan de los
generales por cualquiera de los criterios mencionados: por las fuentes (por ejemplo, un
diccionario de autor); por la selección de entradas (un diccionario de física, un
diccionario dialectal); por la forma de las entradas (un diccionario de locuciones o de
sufijos); por la ordenación de las entradas y su disposición (un diccionario ideológico);
por las funciones sociales que aspira a ejercer (un diccionario escolar, un diccionario
normativo, un diccionario para extranjeros), etcétera
El progreso de las tecnologías de la información ha llevado al desarrollo de la
lexicografía informática (también, lexemática)que ha puesto a disposición del usuario
variados productos lexicográficos de calidad, que van reemplazando en forma creciente
al diccionario tradicional en formato papel.
2. DICCIONARIOS
Definición genérica del DRAE: M. Libro en el que, por orden generalmente
alfabético, se contienen y definen todas las palabras de uno o más idiomas o la de una
materia o disciplina determinado: en un diccionario inverso las palabras se ordenan por
su terminación.
2.1. MACRO ESTRUCTURA DE UN DICCIONARIO
Entendemos por macro estructura de un diccionario de la nomenclatura que
contiene, la distribución de dicha nomenclatura y su representación.
En esta etapa, el lexicógrafo toma varias decisiones sobre la unidad lexicográfica
de la nomenclatura, sobre la representación de la flexión, sobre el tratamiento de las
formas irregulares en la macro estructura, sobre la ordenación de las entradas y también
sobre los homógrafos.
*AMPLIACIÓN CON LOS ARTÍCULOS DE SAKAI
MACROESTRUCTURA DE UN DICCIONARIO
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2.2. ENTRADAS Y SUBENTRADAS
La primera decisión que debe tomar el lexicógrafo cuando se dispone a elaborar
un diccionario general de una lengua (DGL) hace referencia a las unidades léxicas que
formaran la nomenclatura de dicho diccionario, es decir, las unidades lexicográficas
(UL). Estas unidades lexicográficas pueden ser partes de la unidad grafica (segmentos),
pueden ser unidades gráficas (palabras) o pueden contener varias palabras (sintagmas).
Según el tipo de unidad lexicográfica escogida, se tendrán que ir especificando
los distintos subtipos.
2.3. MICRO ESTRUCTURA DE UN DICCIONARIO (COMPOSICIÓN DEL
ARTÍCULO DE UN DICCIONARIO)
El artículo de un diccionario es una serie ordenada de frases que contiene una o
varias informaciones. Un diccionario exhaustivo debe incluir en sus artículos:
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1º. La entrada, formada por la palabra en cuestión a la que se referirá el resto de
la información. Esta entrada proporciona ya información sobre la ortografía.
2º. La pronunciación de la palabra fuera de cualquier contexto. Esta
pronunciación se representa por medio de transcripción en un alfabeto fonético. El más
extendido en el (AFI).
3º. La categorización gramatical proporciona la adscripción de una palabra a un
parte de la oración: verbo, nombre, etc., pudiendo especificarse también la subclase:
verbo transitivo, nombre masculino, etc.
4º. La etimología, que indica:
a. El origen de una palabra: pozo (<lat. puteum).
b. Los elementos que han formado la palabra: hecatombe (gr: hekatán “cien” +
bous “buey”).
5º. La definición, que puede ser:
a. Definición lógica: fundada sobre la práctica distinción entre lo genérico y lo
específico. De este modo, por medio del definidor genérico se intenta dar a lo definido
la mayor precisión posible, sin llegar a una generalización demasiado grande. Por medio
del definidor especializado se concretara lo más posible la identificación de lo definido,
que ya se inició bajo la influencia de las ciencias.
b. Los términos genéricos cambian bajo la influencia de las ciencias.
c. Definición nominal: fundada en el uso de sinónimos o antónimos para tratar
de definir las palabras (más opuesto a menos), es totalmente terminológica y no llega a
analizar la sustancia semántica de las palabras. Prácticamente ya no se usa.
d. Definición estructural: basada en los rasgos semánticos distintivos que
definen la palabra en una estructura dada.
6º. Los ejemplos proporcionan las ocurrencias de las palabras en frases o
sintagmas, suministrando informaciones sobre sus rasgos sintácticos y semánticos. Los
ejemplos sirven para completar la definición, que muchas veces es difícil o insuficiente.
Normalmente se recurre para su obtención a la autoridad de los grandes escritores.
7º. Los modismos y las expresiones estereotipadas, como lexías simples o
complejas, proverbios, etc., son subentradas del artículo, ya que proporcionan
informaciones específicas.
8º. Los sentidos funcionales, que conforman, como los anteriores, una
subentrada son las significaciones particulares del término en un lugar técnico o
científico determinado.
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*AMPLIACIÓN DE LOS ARTÍCULOS DE SAKAI
LEXITEMA 1. MICROESTRUCTURA
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LEXITEMA 2. MICROESTRUCTURA DEFINICIONES
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LEXITEMA 3. MICROESTRUCTURA
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MACROESTRUCTURA
1. Los materiales lexicográficos.
a. Selección de los materiales léxicos. forma igual un diccionario especializado
(sobre medicina, pongamos por caso) que un diccionario general de lengua, ni uno
de lengua que uno escolar, etc. También la cantidad de entradas dependerá del tipo
de diccionario y de su extensión a priori; por ejemplo, a igual extensión, cuantas
más entradas tenga el diccionario menor será el tratamiento que a cada una de ellas
se le podrá dedicar (dicho de otra manera, a mayor macroestructura, menor
microestructura). Lógicamente, al seleccionar los materiales habrá que tener en
cuenta también qué tipo de palabras, frases, sintagmas, etc., no serán seleccionables
porque quedarán fuera del diccionario. En este sentido, está claro que no tienen la
misma macroestructura un diccionario descriptivo que uno normativo, o un
diccionario general de lengua que uno escolar.
b. Ordenación de los materiales. Los materiales lexicográficos se presentan al
lector en un orden predeterminado, que debe explicitarse en los principios del
diccionario. En general, cuando mencionamos la palabra diccionario pensamos en
el orden alfabético, de tal manera que se ha llegado a identificar diccionario con
orden alfabético. Sabemos, sin embargo, que ello no es así, aunque lo sea en la
inmensa mayor parte de los diccionarios que se editan. Los materiales
lexicográficos pueden presentarse también ordenados por materias (orden
sistemático o metódico), según criterios analógicos (por ideas afines), etimológicos
(por raíces o familias de palabras) o ideológicos (por campos semánticos), etc. En
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ESPAÑOL NORMATIVO II 45
general, los diccionarios generales de lengua presentan sus materiales ordenados
alfabéticamente, pero los restantes tipos de diccionarios pueden adoptar otros
sistemas de ordenación o clasificación de los conocimientos. Por ejemplo, los
diccionarios ideológicos los ordenan onomasiológicamente, es decir, por campos
semánticos, dado que no se trata de diccionarios descodificadores o descifradores
(que ofrecen al usuario la definición de una palabra dada), sino de diccionarios
codificadores o cifradores (que ofrecen al lector la palabra que busca, la cual forma
parte de un grupo de palabras del mismo campo semántico). El orden alfabético es
el menos científico de todos, pero el más fácil de interpretar. Como queda dicho, la
mayor parte de los diccionarios que se publican hoy han elegido este sistema para
presentar sus materiales. En algunos casos se ha utilizado el mismo sistema pero
utilizado al revés: el orden alfabético inverso, útil para la ordenación de los
materiales de los diccionarios inversos o de terminaciones.
i. CRITERIOS DE ORDENACIÓN. Los problemas de la ordenación de los
materiales no terminan cuando se ha decidido aplicar uno concreto. Pueden
presentarse una serie de problemas derivados de la posibilidad de elegir
unas u otra formas de actuación.
1. Ordenación de letras problemáticas. Por ejemplo, hasta el añ 1994
era un grave problema la alfabetización de los dígrafos ch y ll, por
cuando, pese a tratarse de grupos de letras, la Academia mandaba
ordenarlos en el alfabeto como si se tratara de letras. El lexicógrafo
consciente de que esto era una irregularidad se encontraba ante un
dilema: seguir las indicaciones académicas o elegir su propio y más
científico amino, es decir, introducir la ch en la c y la ll en la l, cada una
en el puesto que le correspondiera. Hasta ese momento (1994), cuando
la Academia decide dejar sin efecto una discutible decisión tomada en
1803 (cuarta edición d su Diccionario), algunos lexicógrafos habían
decidido ya prescindir de una regla absurda, discutida cuando menos
desde la segunda mitad del siglo pasado. En la actualidad, pues, este
problema queda simplificado, aunque para muchas editoriales
acostumbradas a reimprimir una y otra vez sus diccionarios, esta
decisión va a costarles cara, pues las obligará a componer de nuevo sus
textos (ocasión que edebrían aprovechar para ponerlos al día en todos
los órdenes).
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2. Ordenación de sintagmas, lexías y frases. Resuelto
el engorroso problema a que nos hemos referido en el párrafo anterior,
quedan aún cuestiones alfabéticas que pueden influir mucho en la forma
de presentación de la información al usuario de los diccionarios. Por
ejemplo, queda el problema de elegir una forma de alfabetizar los
sintagmas, lexías, frases, etc. Porque, como es sabido, puede hacerse al
menos de tres maneras:
— por letras o continua, según la cual sintagmas, lexías y frases se
consideran una sola palabra, sin tener en cuenta ni siquiera los
espacios que separan a unas de otras; por ejemplo, hacer de las suyas
se alfabetiza como si se escribiera hacer de las suyas;
— por palabras o discontinua, que se subdivide en dos formas:
• discontinua con conectivos, es decir, alfabetizando todas las palabras,
incluidos los conectivos o palabras vacías (artículos, preposiciones y
conjunciones); por ejemplo, con este sistema hacer las suyas se coloca
antes que hacer músuica, ya que se debe colocarse alfabéticamente
antes que música;
• discontinua con conectivos, es decir, alfabetizando las palabras
significativas o llenas (sustantivos, adverbios, verbos), pero no los
conectivos, que se escriben en su lugar alfabético correspondiente pero
no se tienen en cuenta a la hora de alfabetizar el sintagma, lexía o frae;
por ejemplo, en este sistema hacer música va delante de hacer de las
suyas, porque música precede alfabéticamente suyas.
3. Ordenación de entradas sintagmáticas. Las entradas sintagmáticas
¿deben ser directas o inversas? Dicho de otra manera: ¿debe definirse el
sintagma libro incunable, o debe hacerse en incunable? En ambos casos
el definidor, descriptor o genérico va a ser el mismo, puesto que los
sintagmas, en general (aunque no siempre), se definen tomando como
definidor el sustantivo. Aunque puedan presentarse algunas
excepciones defendibles, en general es preferible definir el sintagma, y,
al propio tiempo, hacer una entrada con remisión que envíe desde el
adjetivo-sustantivo al sintagma.
Según la lexicografía académica actual (seguida, como se sabe, por la
inmensa mayoría de los lexicógrafos españoles), el sintagma libro
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incunable no tiene entrada en el DRAE, lo cual extraña tanto más
cuanto que incunable es un adjetivo que solo puede aplicarse al libro
(aunque la Academia y algunas de las obras enciclopédicas —excepto
el Diccionario enciclopédico Salvat universal, 1974, que lo define muy
bien— digan que es una edición, razón por la cual difícilmente podrían
registrar el sintagma libro incunable).
4. Ordenación de nombres propios. Los sustantivos propios que
comienzan con artículo o preposición pueden presentar algún tipo de
problema. Por ejemplo, el topónimo El Salvador aparece alfabetizado
así en la Nueva enciclopedia Larousse (1980), y en esa entrada da todo
el tratamiento enciclopédico, mientras que en Salvador (El) hay un
envío a El Salvador. Salvat, por el contrario, remite de El Salvador a
Salvador, El, y aquí da la información. Para acrecentar la incongruencia,
Larousse registra Coruña, La, y no hay entrada para La Coruña. Salvat
lo hace también así, pero en su caso es coherente, mientras que no lo es
en el de Larousse. Como principio general, los artículos, preposiciones
y conjunciones no deben figurar al principio de la entrada, sino
posponerlos a un lugar secundario, que puede ser el final en los casos
de los nombres propios (por ejemplo, Montaña de Santander, La) o
inmediatamente después del sustantivo o el sintagma sustantivo +
adjetivo en títulos de obras creadas u otros casos semejantes; por
ejemplo, léxico caló en el lenguaje del cante flamenco, El, o bien léxico
caló (El) en el lenguaje del cante flamenco. Cuestión distinta, pero
también importante, la representa la ordenación de antropónimos
cuando dos apellidos coinciden en dos o más personajes.
ii. Las partes del diccionario
1. Organización de las letras del diccionario. Al estudiar la macroestructura
del diccionario debe tomarse una solución en relación con el fin y comienzo de las
respectivas letras, ya que estas desempeñan en los diccionarios un papel en todo
igual al de los capítulos en un manual o tratado.
Así, hay al menos tres maneras de disponer el comienzo de cada letra: unas a
continuación de otras, separadas solamente por unas líneas de blanco; situadas al
comienzo de página nueva, sea par o impar, y, finalmente, comenzando en página
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impar, para lo cual se deja en blanco la página par anterior si no está ocupada por
texto. Como se comprende, la solución más elegante es la última, pero también,
como se comprende, la más onerosa; resulta asimismo aceptable la segunda forma,
comenzando cada letra en página nueva, sea par o impar, y la menos elegante es la
primera, propia de ciertos diccionarios que en general tienen una disposición
amazacotada y muy recargada tipográficamente hablando.
2. Tipografía de las letras del diccionario. La letra con que comienza cada
grupo se coloca aislada a la cabeza de este, generalmente con una tipografía
especial, con objeto de dotarla de cierto relieve, al modo como se hace con el
título de un capítulo en un tratado o manual. A este respecto, existen varias
maneras de disponerla y varios tipos de iniciales, pero, en principio, se debe elgir
un tipo de letra que no se aparte en exceso del estilo de aquella que hemos elegido
para la composición del texto. Por ejemplo, si componemos el texto con una letra
de la familia de las romanas, debe ser una romana la que encabece cada grupo, y
no precisamente una letra de la familia de las palo secos, tan distintas en el trazo.
3. Página y márgenes. Una vez elegido el formato, este nos dará el de la
página de papel, en el cual se inscribe la página de texto, llamada página
tipográfica, caja, caja de composición o mancha. Del tamaño de la caja de
composición depende el de los márgenes de la página, que en los diccionarios
suelen ser bastante estrechos, con objeto de aprovechar al máximo la superficie de
papel de la página.
4. El folio y la voz guía. A la cabeza de la página tipográfica suele ir el
folio o número correspondiente, generalmente acompañado de la voz guía, que
consiste en una palabra o sintagma que representa la primera palabra de la página
par en el folio par y la última de la impar en el folio impar, aunque suelen darse
otros modelos de disposición. La función del folio es la misma que en cualquier
libro, es decir, indica qué número de orden corresponde a la página que leemos; la
función de la voz guía es, en principio, indicar qué palabra o palabras se definen
en la página o en el conjunto de dos páginas, par e impar, que tenemos delante,
pero su utilidad solo se pone de manifiesto cuando las voces o sintagmas tienen
extenso tratamiento enciclopédico, ya que entonces sirven de guía de la voz de
entrada en que nos hallamos.
5. Número de columnas. Los diccionarios, en especial los monográficos o
especializados no meramente terminológicos, sino con tratamiento enciclopédico
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(que en algunas ocasiones es bien amplio), pueden disponerse a una sola columna,
pero generalmente se disponen a dos, tres y cuatro columnas. En cuanto a las
dimensiones de estas, la altura está determinada por la de la caja de composición,
pero la anchura depende del número de columnas en que esta se divida; por
ejemplo, si solo tiene una, su anchura será la de la caja de composición; si tiene
dos, esta anchura se divide en dos partes, reservando un espacio conveniente (por
ejemplo, un cícero) para el corondel ciego, que es el blanco que en un diccionario
separa una columna de otra. En cualquier caso, la anchura de la columna debe ser
adecuada al fin que se persigue, de tal manera que no debe resultar ilegible por su
estrechez o por su largura, que en ningún caso han de ser excesivas.
iii. Tipografía del diccionario.
1. La forma del párrafo. Al diseñar la presentación del diccionario debe
establecerse también la figura del párrafo, que puede ser ordinario
(sangrado), moderno o alemán (sin sangría), a la francesa (sangrando
todas las líneas menos la primera). De la elección del tipo de párrafo
dependerá, a veces, la anchura del corondel ciego, ya que si, por ejemplo,
se elige el párrafo francés, el coronel ciego puede ser de seis puntos en
lugar de los doce habituales.
2. Tipo y cuerpo de letra. El tipo de la letra que se ha de emplear debe
elegirse en función de varias consideraciones previas; en primer lugar,
una letra de trazo ancho hará que el diccionario tenga más páginas que
con un tipo más estrecho, a igualdad del tamaño de la letra y del cuerpo
en que esta se inscriba. Por ejemplo, el tipo times tiende a embeber texto,
a reducir su extensión sin perder por ello legibilidad, mientras que el
garamond, por ejemplo, o el bookman, tienden, el segundo más que el
primero, a aumentar el espacio ocupado por el texto. Si lo que queremos
es ahorrar espacio (a lo que, de forma natural, tiende todo diccionario
casi por definición), la elección del tipo times no ofrece dudas. En caso
contrario, la elección del times sería un error. En cualquier caso, en
general es inadecuado componer los diccionarios en tipo paloseco, ya que
se trata de una familia poca adecuada para la lectura seguida, y sí es
idónea para rótulos de figuras, esquemas, etc. En cuanto al tamaño de la
letra, hay que distinguir entre ojo y cuerpo; el primero expresa la altura
de la letra impresa, y el segundo, el espacio en que se inscribe esta.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 50
Aunque antiguamente se tendía a la elección de un ojo pequeño inscrito
en un cuerpo asimismo pequeño, hoy se tiende más bien a elegir un tipo
legible con un ojo inscrito en un cuerpo que sea un punto mayor; por
ejemplo, para un diccionario a dos o tres columnas, el mínimo formato
para ojo/cuerpo podría ser 8/9, y si fuera a una sola columna, 9/10; la
solución 9/9 también puede ser adecuada en algunos casos.
iv. La entrada.
1. Disposición de la entrada. Las unidades léxicas que constituyen la
macroestructura pueden presentar, a la hora de introducirlas en el diccionario
para su tratamiento y definición, una serie de problemas que vamos a analizar
seguidamente.
a. ENTRADAS POLISÉMICAS. La lexicografía española, en general, no
distingue en entradas distintas las voces polisémicas, aunque ello es
posible y en algunos casos necesario (especialmente en ciertos
diccionarios técnicos o científicos). El artículo lexicográfico de una
entrada polisémica se compone de tantos apartados, separados por un
signo (como, por ejemplo, la pleca doble, ||, o la barra doble, //) como
significados o acepciones tenga la palabra. Desde este punto de vista se
les da a las entradas polisémicas el mismo tratamiento que a las
monosémicas.
b. ENTRADAS HOMÓGRAFAS.Las entradas de voces homógrafas
presentan un importante problema. En principio, hay que decidir, antes
de comenzar a redactar las fichas del nuevo diccionrio (al establecer la
macroestructura), si las acepciones de voces homógrafas se acumularán
en una sola entrada o si se disociará la unidad léxica en tantas entradas
como etimologías tenga la palabra o razonablemente se le puedan
suponer. Por ejemplo, la palabra polo tiene cuatro entradas en el
Diccionario académico: la primera viene del latín polus, y este del gr.
pólos y tiene ocho acepciones; la segunda (cierto baile) y la tercera
(prestación personal redimible) aparecen sin mención de etimología
(pero puede intuirse razonablemente que tienen orígenes distintos) y
tienen una acepción cada uno, y la cuarta viene del inglés polo, y este del
tibetano polo, pelota, y tiene dos acepciones. Si el lexicógrafo decidiera
acumular en una sola entrada las cuatro de polo, no tendría otro remedio
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 51
que prescindir de las etimologías en las dos palabras que la dan y sumar
las acepciones, de manera que la entrada polo de su diccionario tendría
12 acepciones. Sin embargo, cabría la solución de considerar acepciones
cada grupo de ellas que correspondan a los distintos orígenes, y
subacepciones cada una de las acepciones que a estos corresponden.
Tendríamos, en este caso, una primera acepción (numerada 1) con ocho
subacepciones, una segunda con una acepción (numerada 2); una tercera
también con una acepción (numerada 3) y una cuarta (numerada 4) con
dos subacepciones.
c. DISOCIACIÓN DE LAS ENTRADAS MASCULINO/FEMENINO.
Nomalmente, y acaso por copia del comportamiento académico, la
mayor parte de los diccionarios españoles disocian las entradas
masculino/femenino de los sustantivos, salvo que se trate de nombres de
profesiones. Esta disociación se da especialmente con los nombres de
animales. Así, por ejemplo, registra gata, que «define» diciendo que es la
«hembra del gato», y en gato dice que es «mamífero carnívoro de la
familia de los félidos, [...]»; es decir, que en gato no define al macho,
sino a los dos géneros, puesto que la gata es tan mamífero como el gato.
En osa dice que es la «hembra del oso», y en oso dice que es «mamífero
carnicero plantígrado, [...]», y describe al animal, los dos sexos, y no solo
al macho. Por consiguiente, en ambos, como en todos los demás csos
similares, la disociación mascuclino/femenino no está justificada ni tiene
sentido, puesto que las formas femeninas no son definidas en su lugar
alfabético correspondiente ni tienen en él una remisión formal a la forma
masculina en que, en efecto, se la define o describe.
d. DISOCIACIÓN MAYÚSCULA /MINÚSCULA . Los diccionrios de
lengua no suelen registrar nombres propios, por lo que en ellos este
aspecto no debería presentar problemas. Sin embargo, sabido es que
tanto el Diccionario académico como los restantes introducen algunas
voces que, por ser nombres propios, pueden escribirse con inicial
mayúscula en una de las entradas. Entran en este apartado voces como
Sol/sol, Luna/luna, Lucifer/lucifer y algunas otras. El comportamiento de
la Academia en este punto es muy discutible. Por ejemplo, ¿es necesario
hacer constar el nombre propio Lucifer porque tenga una aplicación
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 52
derivada (derivación impropia) como luzbel? Lo mismo podría afirmarse
respecto de Sol Luna. La razón es la siguiente: la Academia registra
también la grafía barrabás, en la que dice: «(Por alusión a Barrabás, judío
indultado con preferencia a Jesús). m. fig. y fam. Persona mala, traviesa.
díscola». No hay una entrada para Barrabás en tanto que nombre propio.
Pues bien: lo mismo podría hacerse con lucifer: «(Por alusión a Lucifer,
el príncipe de los ángeles rebeldes). m. poét. Lucero de la mañana. || 2.
fig. Hombre soberbio, encolerizado y maligno».
e. DISOCIACIÓN SINGULAR/PLURAL. La lexicografía española no
suele disociar las formas plurales, cuando estas tienen una función propia
en la lengua, de las singulares. Así, celos aparece entre las acepciones de
celo, solo que indicando que es plural. Solo la Nueva enciclopedia
Larousse hace una distinción en estos casos: introduce las formas de
plural en la entrada singular, pero con un tratamiento especial que la
convierte en algo así como una segunda entrada dependiente de la
primera (en el caso de la NEL, que grafía las entradas con versalitas, las
formas en plural entran en caja negrita cursiva precedida de una raya o
menos, diacríticos suficientes).
f. POLIMORFIA . Los casos de polimorfia son corrientes en los
diccionarios, y en algunos pueden presentar dudas en cuanto a su manejo.
Por ejemplo, las alternancias ortográficas, que pueden ser acentuales
(suprasegmentales) o grafemáticas, merecen tratamientos distintos. Las
alternancias acentuales (del tipo período/periodo, orgia/orgía,
zodíaco/zodiaco) son las únicas que pueden y deben tener entrada propia,
separadas por la conjunción o (u en su caso) o con otra grafía que
indique claramente su condición de formas alternantes suprasegmentales.
En los demás casos las alternancias se sitúan en entradas independientes,
con envío o remisión de la forma menos utilizada a la más utilizada, en la
cual se da la definición. Esta misma solución debe darse a los sinónimos,
en los cuales también debe remitirse de la forma menos utilizada a la más
utilizada, donde se da la definición. En ninguno de estos casos es
correcto dar una definición para cada una de las formas gráficas, sean o
no iguales esas definiciones (en cualquier caso, serán equivalentes,
puesto que de lo contrario no se trataría de sinónimos).
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 53
g. Grafía de la entrada. La unidad léxica es la parte más importante del
artículo lexicográfico, circunstancia que debe quedar reflejada por la
grafía. Se consigue ello por la suma de varios factores: en primer lugar,
el tamaño (cuerpo) de la letra, la familia o estilo a que esta pertenezca y
su clase. En cuanto al tamaño, suele ser la entrada (pero no
necesariamente) un punto más grande que el resto del artículo. Para ello
debe tenerse en cuenta que si se compone ojo/ojo no es posible
conseguirlo sin alterar el interlineado, razón por la cual en estos casos
procede resaltar la unidad léxica por otros procedimientos. Por ejemplo,
sustituyendo el tipo de letra con que se compone el diccionario. Si se
compone con letra times, pongamos por caso, la entrada puede grafiarse
con una letra paloseco negrita (futura, helvética, universo), que resalta
mucho. La suma de ambas decisiones, es decir, la sustitución de una letra
romana por una palaoseco negrita, y además aumento de un punto en el
tamaño, produce generalmente mal efecto, por l que debe evitarse tal
suma de diacrítico tipográficos. Otro factor que contribuye a resaltar la
unidad léxica de entrada es la disposición del párrafo, así como
existencia o no de una línea de blanco de separación entre el final de un
artículo y el comienzo del siguiente. Por ejemplo, si se compone en
párrafo francés, sangrando todas las líneas menos la primera, la unidad
de entrada queda relevada de forma natural, pues se halla en una posición
muy visible. Este efecto visual se aumenta si además está precedida de
una línea de blanco, pero un lujo semejante solo es de aplicación en
diccionarios especializados con tratamiento enciclopédico, no en los de
lengua, cualquiera que sea su clase.
MICROESTRUCTURA
El término microestructura se debe también, como el de macroestructura, a la
lexicógrafa francesa Josette Rey-Devobe, quien lo utiliza asimismo en 1971. Se refiere a
la estructura del artículo lexicográfico, es decir, al conjunto de informaciones que este
ofrece de forma ordenada y preestablecida.
1. El artículo lexicográfico. El conjunto de la macroestructura (la unidad léxica
que forma la entrada) y la microestructura (la información que sigue a aquella) forma el
artículo lexicográfico, en el cual se proporciona al usuario toda la información sobre la
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 54
unidad léxica en función del tipo de diccionario de que se trate y de la intención de su
autor o autores al proponerse su realización.
Contrariamente a la macroestructura, que tiene lectura vertical y no informativa,
la microestructura tiene lectura horizontal y es informativa.
2. Grafía de las partes del artículo.
2.1. La forma del párrafo. Normalmente, el artículo lexicográfico ocupa un
párrafo, que bibliológicamente se define como la división de un escrito señalada por
letra mayúscula al principio y punto y aparte al final de la línea o conjunto de líneas que
comprenda. El párrafo suele contener una unidad semántica de sentido completo. Esta
definición, sin embargo, no tiene, en bibliología, una aplicación exacta, por cuanto
muchos conjuntos de líneas no contienen una información semántica de sentido
completo. De hecho, resulta mucho más fácil pararse en la primera parte de la definición
y decir que el párrafo es un conjunto de líneas que generalmente comienza con sangría y
terminan en punto y aparte o en punto y final. Seguidamente hablaremos de la forma de
los párrafos que se emplean en lexicografía, que pueden ser ordinario, francés o
moderno.
2.1.1. PÁRRAFO ORDINARIO. Es el modelo de párrafo más utilizado en
todo tipos de obras..., menos en las lexicográficas, ya que, aunque se emplea, no es el
más adecuado para la formación de artículo lexicográfico. Consiste en un conjunto de
líneas iguales menos la primera, que es sangrada (entra de izquierda a derecha un
pequeño espacio en relación con las restantes) y la última, que puede ser llena o entera,
pero generalmente es corta, es decir, que no llena la totalidad del espacio de que dispone.
2.1.2. PÁRRAFO FRANCÉS. El párrafo francés adopta la figura contraria a la
del párrafo ordinario: todas sus líneas son sangradas menos la primera, que, en
consecuencia, sobresale ligeramente a la izquierda. La última línea puede ser llena o
corta.
2.1.3. PÁRRAFO ALEMÁN O MODERNO. Este modelo de párrafo adopta la
figura del párrafo ordinario, pero sin sangría alguna. La primera línea es, pues, llena, y
la última, llena o corta. Resulta muy adecuado para ciertos tipos de diccionarios,
especialmente los especializados, pero a veces exige una línea de blanco de separación
de artículos, pues de lo contrario puede resultar confuso al confundirse un arículo con el
siguiente.
2.2. Estructura general del artículo. Cuando el artículo lexicográfico consta de
una serie de acepciones pertinentemente separadas por signos (por ejemplo, la pleca
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 55
doble) o signos y números (por ejemplo, la pleca doble seguida de un número en
redonda o negrita, con punto o sin él), en ese caso, digo, la grafía del artículo en
conjunto no es muy compleja, pese a que puedan aparecer formando parte de él letras en
cursiva, negrita, versalita, abreviaturas, signos, etc. En estos casos el artículo suele
componerse en un solo bloque (aunque la separación en varios bloques, uno para cada
acepción, sea teóricamente posible), sin mayores problemas. Sin embargo, cuando el
artículo comprende, además, sintagmas o lexías y locuciones o frases, la grafía se
complica. Se distinguen, pues, en este caso, dos tipos de artículos: artículos de entradas
agrupadas (bloque único) y artículo de entradas sueltas (varios bloques).
2.2.1. ATÍCULO DE ENTRADAS AGRUPADAS. En esta disposición,
las diversas entradas de un artículo (la entrada o unidad léxica —por ejemplo, libro—,
los sintagmas o lexías —por ejemplo, libro de horas, libro incunable— y las locuciones
o frases —por ejemplo, colgar los libros, meterse en libro de caballerías—) forman un
bloque único, dispuestas unas a continuación de las otras en el orden que aquí se ha
indicado y con la grafía adecuada a cada caso.
2.2.2.ARTÍCULO DE ENTRADAS SUELTAS. En esta disposición cada
parte de las mencionadas antes forma un bloque único. Así, tendremos un bloque para
las definiciones de la unidad léxica de entrada, otro para las definiciones de las
subentradas correspondientes a sintagmas y lexías y un tercer bloque para las
definiciones de subentradas de locuciones y frases. Los bloques de sintagmas y
locuciones son complejos, pues se forman con subentradas que pueden llevar una o más
acepciones con sus correspondientes remisiones, lo que complica la grafía del
diccionario en tanto que obra general. De aquí la importancia de establecer una buena
hoja de estilo en la que se hagan constar hasta los más nimios detalles en cuanto a grafía
y disposición (entre otras disposiciones que la hoja de estilo debe contener).
2.3. La forma de la letra tipográfica.
2.3.1. ESTILOS TIPOLÓGICOS. Los estilos tipológicos son los conjuntos
de clases de letras que responden a un grafismo o dibujo determinado por el que se
distinguen de los demás.
Aunque hay varios sistemas para agrupar las letras existentes (más de tres
mil fuentes), en la tipología española se suele seguir la más antigua (º922), debida al
francés Francis Thibaudeau. Este especialista dividió las letras existentes en cuatro
estilos: romana antigua, romana moderna, egipcia y paloseco. (VER DIAPOSITIVAS
HOJAS ATRÁS)
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 56
2.4. Aplicación de la grafía tipográfica a las partes de la microestructura
2.4.1. ENTRADA . La grafía de la entrada o unidad léxica depende a veces
del tipo de diccionario y de la forma del párrafo. Por ejemplo, en un diccionario de
lengua dispuesta en párrafo francés basta con que la grafía de la entrada sea en letra
negrita, sin que sea preciso componerla de cuerpo mayor que el resto del artículo.
Siempre que la grafía de la entrada sea única en el diccionario y ninguna otra pueda
ocupar un lugar exactamente igual, la grafía negrita del mismo cuerpo es correcta.
En cuanto, por la forma del párrafo, sea posible que la grafía con negrita de una
palabra que no es entrada ocupe un lugar igual que el de esta, esa grafía es incorrecta y
hay que cambiarla. A veces basta con cambiarle la familia de letra, y pasar de una
romana, por ejemplo, a una paloseco; el contraste que se crea de esta manera sirve para
distinguir la entrada de otra palabra cualquiera que en el diccionario se grafía también
con negrita. No es buen recurso, aunque lo practiquen muchos lexicógrafos, escribir la
unidad léxica de entrada con letra mayúscula o versalita, grafías que deben desterrarse
de las entradas lexicográficas.
2.4.2. DESCRIPCIÓN LINGÜÍSTICA. Las partes que forman la
descripción lingüística de la unidad léxica tienen grafías distintas.
2.4.2.1. La etimología. De los elementos que forman la etimología en el
artículo, solo la palabra que da origen a la unidad léxica, o la que indica sus
componentes, se escribe con cursiva; los demás datos se escriben de redondo, y el
conjunto suele aparecer entre paréntesis. La Academia, en el DRAE, lo presenta en
cuerpo menor, pero esta distinción es innecesaria.
2.4.2.2. La categoría gramatical. La categoría gramatical se expresa
mediante el género (m., f.), el número (pl.) y la clase de palabras a que pertenece la
entrada (adj., art. prep., conj., interj.). No hay una grafía estandarizada para las
abreviaturas con que se expresan. Normalmente aparecen escritas con minúscula y de
redondo, pero hay quien los grafía de cursiva y aun de cursiva negrita.
2.4.2.3. La vigencia cronológica. Las abreviaturas de vigencia cronológica
(ant. o arc., desus., p. us.) suelen aparecen en los diccionarios de redondo y con
minúscula.
2.4.2.4. El nivel de uso. El nivel de uso (desp., dial., fam., fest., inus., poét.)
suele grafiarse también de redondo y con minúscula.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 57
2.4.2.5.Las transiciones semánticas. También las abreviaturas que indican
transición semánticas (fig., irón., p. ant., p. exc., p. ext., p. sinécd.) suelen aparecer con
la misma grafía de los casos anteriores: de reondo y con minúscula.
2.4.2.6. El alcance geográfico. Las abrevituras que indican el alcance
geográfio de la unidad léxica (Amér., Arg., Col., Pal., Vall., etc.) suelen escribirse de
cursiva y con inicial mayúscula (esta, obligada por tratarse de topónimos).
2.4.2.7. La materia o actividad. Suele grafiarse como el alcance geográfico:
de cursiva y con mayúscula inicial (Carp., Eban., Impr., etc.). Aquí, sin embargo, cabría,
en caso de necesidad, la minúscula inicial (carp., eban., impr., etc.) e incluso la letra
redonda (carp., eban., impr., etc.). Otras grafías, como todo versalitas, también son
posibles, pero a veces no deseables, pues, en relación con el resto de la información que
el artículo proporciona, resaltan demasiado.
2.4.2.8. La información complementaria. Los elementos que componen la
información complementaria se escriben siempre entre paréntesis y con las siguientes
grafías:
— comentarios, de redondo;
— cambio de categoría, de redondo;
— relaciones semánticas (sinónimos, antónimos), cursiva;
— restricciones de uso (ú. s. en pl., por ejemplo), de redondo y en abreviatura,
generalmente;
— formas flexivas: plural, femenino, etc. (por ejemplo, en los heterónimos:
hombre/mujer, yerno/nuera, etc.): de cursiva el término mencionado.
2.4.2.9. La parte definitoria. La definición lexicográfica se grafía siempre
de redondo, salvo las palabras, sintagmas o locuciones que por otras razones deban
aparecer de cursiva, como pueden ser, por ejemplo, los nombres científicos de animales
y plantas, los títulos de obras, las palabras empleadas como metalenguaje, etc.
2.4.2.10. La descripción semántica. Los componentes de la descripción
semántica deben grafiarse de la siguiente manera:
— ejemplos: de curisva;
— citas directas: de redondo entre comillas.
2.4.2.11.la descripción enciclopédica. La descripción enciclopédica, propia
de los diccionarios enciclopédicos, se grafía de redondo, pero pueden en ella aparecer
todo tipo de cambios en relación con esta letra estándar, la redonda.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 58
2.4.3. LOS SIGNOS EN LOS DICCIONARIOS. En los diccionarios
pueden aparecer todos los signos lingüísticos, pero los que aquí interesan son los
específicamente lexicográficos, como el asterisco (*) o la flecha (Æ) para sustituir a
abreviaturas como v., q. v., cf; la doble pleca (||) para separar acepciones (también se
emplean otros, sobre todo en la lexicografía moderna), la pleca (|) para separar
subacepciones (aunque también se emplean otros), la virgulilla (~) o el menos o raya
(—) o el semimenos (–) para sustituir a palabras que se repiten sistemáticamente; etc.
Su grafía no suele presentar problemas.
2.5. Elementos constitutivos de una página lexicográfica
2.5.1. DISPOSICIÓN DE LOS MATERIALES LÉXICOS. Los materiales
léxicos pueden disponerse en la página de diversas maneras, pero ello dependerá del
tipo de diccionario, del formato, etc.
2.5.1.1. Las columnas. Según el tipo de diccionario y su formato, el
material léxico puede presentarse dispuesto a una o a dos o más columnas. Se ha de
tener en cuenta que es deseable que la medida de la columna, en cíceros, no sea inferior
que el ojo de la letra en puntos. Es decir, que si componemos un diccionario en el ojo 8
(ocho puntos), la línea debe medir como mínimo ocho cíceros y como máximo el doble,
16 cíceros (en texto compuesto con letras romanas). Lo normal es que un texto
compuesto en ojo 8 tenga, en cíceros, un máximo de vez y media este tamaño, es decir,
12 cíceros (8 + 4). Para medida de columna mayores es preferible elegir ojos de texto
mayores, con objeto de que no sufra notablemente la legibilidad. Suelen componerse a
una columna diccionarios especializados de formato más bien pequeños y con ojos de
tamaño 9 en adelante (digamos, hasta una medida de 24 cíceros).
2.5.1.2. El corondel. Cuando el material lexicográfico se dispone a dos o
más columnas, el espacio que separa entre sí unas de otras puede llevar un filete vertical,
llamado corondel, o un espacio en blanco de dimensiones variables, llamado corondel
ciego. El filete (es decir, el corondel) es actualmente poco usado. Suele sustituirse por el
corondel ciego, cuya anchura se establece teniendo en cuenta la forma del párrafo. Por
ejemplo, si el párrafo es el ordinario o, con más razón, si es el alemán o moderno,
conviene que el corondel ciego tenga una anchura de un cícero (es decir, que una
columna se separa de la contigua por 12 puntos de espacio en blanco). Sin embargo,
cuando el artículo lexicográfico se dispone en párrafo francés, la anchura del corondel
ciego puede ser perfectamente de medio cícero (seis puntos), ya que visualmente da la
impresión de que tenga el doble (debido a la sangría de que está dotado cada artículo).
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ESPAÑOL NORMATIVO II 59
2.5.2. LA LÍNEA DE FOLIO. En los diccionarios, la línea de folio, que es
explicativa, se compone del número de la página y de la palabra guía. El primero indica
la sucesión de las páginas, y en lexicografía tiene menos importancia que en el resto de
las obras bibliológicas, ya que en estas la información la lleva la palabra guía. Esta
consiste bien en una palabra, sintagma o locución (dependiendo de que se reproduzca la
unidad léxica entera), o bien solo de una palabra o incluso una sola sílaba. Puesto que
porta mayor cantidad de información la palabra, e incluso el sintagma o locución, son
estos los que deben figurar en el lugar destinado a ella en la línea de folio. He aquí, pues,
que la palabra guía puede presentar un problema formal. También lo puede presentar si
situación, ya que hay que conjugarla con el folio. Hay obras en las que la palabra guía
aparece al margen de corte y el folio al de lomo. Parece preferible buscar una solución
en que ambas aparezcan hacia el corte, que es donde las busca el lector. Lo mejor, pues,
es buscar una manera de situarlos uno junto al otro, separados por algún signo, espacio,
etc. La grafía de la palabra guía debe ser como la de la entrada del artículo, aunque
puede variar si se desea. El folio puede ser fino y del cuerpo del texto, pero también
puede variar y ser algo mayor o menos, según convenga. Toda la información de la
línea de folio puede aparecer subrayada por un filete fino, tanto más conveniente
cuantas más columnas tenga la página. Por ejemplo, un diccionario a una sola columna
puede prescindir del filete, puesto que toda la página es ya en sí misma una unidad, pero
en los casos de dos o más columnas la página aparece muy fragmentada, por lo que el
filete bajo la línea de folio sirve para dar unidad a la página, como una especie de
tejadillo unificador... Este filete se suele separar del texto de la página por una línea de
blanco que, en principio, debería equivaler a los mismos puntos que tenga el corondel
ciego (puntos visuales, más que reales: si el corondel ciego tiene seis puntos y el párrafo
francés lleva una sangría de seis puntos, la separación entre el texto de la página y el
filete de la línea de folio debe ser de 12 puntos).
2.5.3. ORTOTIPOGRAFÍA DE LA PÁGINA LEXICOGRÁFICA . Hay en la
página lexicográfica una serie de aspectos que normalmente pasan inadvertidos al lector
no experto. Por ejemplo, si se toma una página de un diccionario cualquiera (tómese el
de la Academia, si se tiene a mano), se observará que ninguna línea corta final de
párrafo aparece a la cabeza de una columna o una página. Esto no sucede por casualidad:
es fruto de un trabajo difícil y comprometido que consiste en retocar el contenido de una
acepción par que haga una línea más o una línea menos de las que tiene y así evitar que
una página o columna comience de forma incorrecta. La solución del problema se suele
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 60
pagar cara: las definiciones así retocadas quedan enquistadas en el diccionario y nadie
después les devuelve, en ediciones posteriores, la forma que les corresponde.
Un aspecto al que no suelen prestar atención algunos técnicos tipográficos (ni
los lexicógrafos) es el de las líneas de final de párrafo incorrectamente cortas. Me
explico: todos los párrafos pueden terminar en línea llena (entera) o bien en línea corta,
y ello es, en ambos casos, absolutamente correcto. Sin embargo, cuando la línea corta lo
es por un espacio inferior al de la sangría (teórica, si el párrafo no es el ordinario), la
línea es incorrecta. Por ejemplo, si la sangría ´real o teórica del párrafo es de un cícero
(12 puntos tipográficos), la línea corta no debe dejar un espacio en blanco, a su final,
inferior a esos 12 puntos; si es así, lo normal es aumentar el espaciado para que la línea
llegue hasta el final de su medida y se convierta así en línea llena. Así pues, el espacio
con que termina una línea corta es incorrecto cuando tiene menos puntos que los que
tienen (o pudiera tener) la sangría correspondiente. La solución de este problema es muy
fácil y sin consecuencias desagradables, por lo que su no corrección simplemente indica
desidia o ignorancia...
3. DIVISIÓN DE LAS OBRAS LEXICOGRÁFICAS
1º. Vocabulario de un escritor: se puede confeccionar a partir del índice léxico
de cada una de sus obras. El conjunto de los índices constituye el léxico escrito de un
autor. En español, hay algunos vocabularios de escritores: unos son parciales, solo de
una obra, o de algún aspecto de la obra; otros son totales: abarcan todas las obras del
autor. Ej. Berceo, Poema del Cid, Miguel Hernández.
2º. Diccionario de una época: Los diccionarios de una época prácticamente no
existen en español. Para los siglos XVI y XVII el Tesoro de Covarrubias, y el Diccionario
de Autoridades. El motivo ha sido el deseo de ser acumulativo, siendo al mismo tiempo
selectivo: cada obra lexicográfica ha volcado lo que había en las anteriores añadiendo
en las palabras que creía conveniente, pero se desconoce el léxico de una época
determinado, o la acepción de una palabra en una época. El Diccionario Histórico puede
suplir este defecto, pero es difícil entresacar el léxico de una época.
3º. Thesaurus: es la versión de todos los conjuntos léxicos de una lengua, es
decir, la fusión de todos los diccionarios, de todas las épocas:
a. El Nuevo Tesoro Lexicográfico del Español (siglo XIV – 1726) de Manuel
Alvar Ezquerra y Lidio Nieto Giménez. Espasa-Calpe.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 61
4º. Diccionario de autoridades: Un diccionario debe certificar cada palabra con
ejemplos sacados de las obras de escritores consagrados. En español tenemos el primero
Diccionario de Lengua Castellana (Madrid 1726 – 1739, 6 vols.), que compuso la Real
Academia Española conocido como Diccionario de Autoridades, que constituye un pilar
de nuestra lexicografía.
5º. Diccionario lexicográfico: No se trata de un diccionario en el sentido
habitual del término, sino que refleja la historia de las palabras a través de todos los
diccionarios, glosarios y repertorios “más o menos amplios” que han encantado desde el
siglo XIV hasta 1726, fecha de publicación del Diccionario de Autoridades de la RAE y
comienzos de “la lexicografía oficial”. La obra contiene en sus 11.000 páginas en torno
al millar de entradas, ya que se recogen todas las variantes de cada palabra. En este
diccionario se reflejan las directrices lexicográficas del momento:
a. El espíritu normativo en el lenguaje que comienza a sentirse a finales del XVII
es recogido en el Diccionario, con el Deseo de dar recto uso y significado a cada uno de
los vocablos. Sin olvidar el deseo de pureza de la lengua presente en todas las
Academias europeas, de entrada a voces dialectales y a germanías o voces usadas por
los gitanos, como dice en su prólogo.
b. La obra debe ser exhaustiva. Para ello se despojan todos los diccionarios de
español existentes.
c. Se refleja el empleo social de la palabra, comenzando a tener conciencia de la
distinción entre lo literario (tomado como culto) y el uso vulgar. Ej. La voz articulada se
dice que “es voz antigua, y en el uso moderno es vulgar”. Una tendencia de la época es
la especialización que se refleja también en los diccionarios, separando los técnicos de
los generales. El mismo Diccionario de Autoridades dice: “De las voces pertenecientes
a Artes liberales y mecánicas ha discurrido la Academia hacer un Diccionario separando,
cuando éste haya concluido: por cuya razón se ponen solo las que han parecido más
comunes y precisas al uso, y que se podían echar de menos”.
6º. Diccionario histórico: Debe recoger el léxico de una lengua a lo largo de su
historia. Este léxico proviene tanto de otros repertorios lexicográficos como de obras
recientes. En 1960 el Seminario de Lexicografía de la RAE redactó el primer fascículo
del Diccionario histórico de la lengua española.
Avanza Diccionario histórico en Internet: La primera fase del nuevo Diccionario
Histórico que prepara la RAE tardará aún 10 años en estar terminada, pero en 2009 se
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 62
podrá consultar en Internet materiales previos del proyecto que, una vez finalizado, solo
estará disponible en la red.
A lo largo del 2009 se “colgará” en la red el corpus elaborado ex profeso para el
diccionario formado por 52 millones de registros extraídos de 800 textos de autores
españoles.
7º. Diccionarios etimológicos: dan la etimología o el origen de las palabras. En
España, a partir de 1950, aparecen dos:
a. Diccionario etimológico español e hispánico de Vicente García de Diego
(Madrid, 1954).
b. Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana de Juan Corominas
(Madrid, Berna 1954-1957).
La metodología de ambas obras es muy diferente:
En el de García de Diego:
O Da la etimología y los comentarios son sucintos.
O Carece por completo de referencias literarias.
O En el autor se han aunado el profundo conocimiento de las lenguas clásicas y
de los fenómenos dialectales.
En el de Corominas hay una elaboración distinta:
O Abandono el estilo escueto en que suelen estar redactados los diccionarios
etimológicos y abre paso a verdaderas monografías en casi todas las entradas.
O Se recoge la bibliografía anterior.
O Además es etimológico, crítico e histórico.
O Las palabras aparecen fechadas con la documentación más antigua que ha
encontrado el autor, y siempre se explican los cambios significativos que ha
experimentado el vocablo.
O Sus fuentes son amplias: siglo VII – 1901.
O Tiene en cuenta toda la bibliografía dialectal existente.
8º. Diccionario de dudas: tienen como misión resolver las dificultades o dudas
que pueden presentarse a un lector corriente cuando lee o escribe. En ellos se describe:
a. La pronunciación correcta de los sonidos.
b. Se indica la conjugación de los verbos irregulares.
c. La formación de los plurales.
d. Las construcciones sintácticas problemáticas.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 63
e. Se emiten juicios de valor sobre los neologismos, etc.
Diccionario de dudas de la lengua española de Manuel Seco (Madrid, Aguilar
1964). Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE (2004).
9º. Diccionarios dialectales: adquiere importancia a finales del siglo XIX y
principios del XX. En el primer cuarto del siglo XX, en España aparecen monografías en
las que el aspecto léxico de unas ocupa un lugar importante, mientras que en otras son
exclusivamente léxicas.
a. Vocabulario de voces aragonesas (Zaragoza 1859) de Jerónimo Borao.
b. Vocabulario del dialecto murciano (Madrid, 1932) de Alberto Sevilla.
c. Léxico de Gran Canaria (Las Palmas, 1924) de Luis y Agustín Millares.
d. Estudio del dialecto popular montañés (San Sebastián, 1922) de A. García
Comas.
e. Vocabularios técnicos: se han demostrado vocabulario para micro lenguas
que recogen términos propios de una técnica (aviación) de una profesión (jurídicos), etc.
Entre los más antiguos está:
Diccionario castellano con las voces de las ciencias y artes y sus
correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana (Madrid
1786 – 1793) de Esteban Terreros y Pardo.
10º. Otros diccionarios especializados:
a. El diccionario que reúne las palabras, no por simple orden alfabético, sino por
la formulación de palabras que expresan la misma idea. En septiembre el mejor
diccionario de este tipo es el Diccionario ideológico de Julio Casares (Barcelona, 1542).
b. Diccionario de modismos, sinónimos, antónimos, etc.
c. Diccionarios que catalogan los vocablos de otras lenguas en la nuestra:
Diccionario de galicismos (Madrid, 1855; 1945) de Rafael Mª Gallart.
Diccionario de anglicismos (Madrid, 1964) de Ricardo J. Alfonso.
d. Diccionario inverso: las palabras se clasifican a partir de sus últimas letras.
Estas obras son útiles para estudiar la sufijación, formación de palabras compuestas, etc.
aba, baba, rebaba, aldaba.
reverse dictionary of the Spanish language de Fred A. Stahl y Gary E.A.
Scamicky.
e. Ejemplos:
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ESPAÑOL NORMATIVO II 64
AMOR: s.m.amor. 1. Sentimiento positive de gran afecto entre personas/
amor a los hijos. 2. Sentimiento de gran estima/ amor a la patria. 3.
Afecto hacia algo/amor a la música. Etc.
O Se trata de un diccionario de la lengua (informático, en la red) se reconoce
por los nos. Todas las definiciones vienen ejemplificadas.
AMOR: sustantivo, masculino. querer, cariño, afecto, afección, amistad,
apego, odio.
O El carácter abstracto de la palabra amor, hace que el pueblo prefiera en
general denominarlo el querer.
O Se trata de un diccionario especializado porque da sinónimos y antónimos.
4. EXPLICACIÓN DE LOS DICCIONARIOS
1. DICCIONARIO DE LA RAE.
1.1. Resumen del prólogo.
En este prólogo se nos presentan diferentes ideas que, desde un
primer momento, la RAE ha querido dejar claras de manera concisa. La RAE
ha trabajado desde siempre con el objetivo de fijar la lengua, ateniéndose por
ende a la evolución de la misma. Por esa misma razón, la RAE ha tratado de
revisar cada entrada de tanto en tanto sin olvidar el hecho de que los
vocablos tienen vida y es el hablante el que se encarga de dotarles de la
misma.
Por otra parte, se nos aclara también que la RAE intenta por todos los
medios mostrar los usos reales de los distintos vocablos, únicamente
eliminando las acepciones que puedan herir la sensibilidad en cuanto a raza y
sexo. Se muestra la RAE estricta en lo que concierne a añadir voces que
puedan parecer molestas, viéndose obligada por ser un manual que ayude a
la comprensión de textos.
Lo que en antaño se utilizaba se ve modificado o eliminado por la
RAE, así como lo que se mantiene como vivo y activo en la lengua se amplia.
Se deja claro, sin embargo, que han sido y son muy cautos en cuanto a la
introducción de voces extranjeras en el diccionario.
La tarea lexicográfica que supone la elaboración de un diccionario se
hace, como bien se indica, en conjunto con las demás Academias del resto
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 65
del mundo, de tal manera que el diccionario pueda incluir las voces del resto
de territorios hispanohablantes y no sólo centrarse en el español peninsular.
Esto ha permitido añadir más americanismos que en el resto de ediciones,
dotando al RAE del carácter panhispánico que sin duda ha de poseer.
El Banco de datos del español ha sido una de las principales
herramientas que ha instigado a mejorar la calidad y contenido de esta obra
lexicográfica. Por otro lado, las ediciones del diccionario normativo de la
RAE siempre han ido apareciendo de decenio en decenio aproximadamente,
lo que ha provocado el no incluir vocablos que puedan ser efímeros en la
lengua.
Por último, se nos habla en este prólogo, dada su publicación con
anterioridad a 2005, de la preparación de un Diccionario panhispánico de
dudas. Solicita, pues, la Academia la ayuda de todos los hispanohablantes
que alguna vez se hayan topado con un problema de uso lingüístico del
español. El carácter normativo y panhispánico del diccionario de la RAE
persigue, ante todo, con la ayuda de las Academias hermanas la unificación
del español.
1.2. Origen e historia.
El Diccionario de la lengua española (DRAE) es una de las tres obras
normativas básicas elaboradas por la Real Academia y se trata del
diccionario oficial de la misma. La primera edición de dicho diccionario data
de 1780, siendo la última de 2001 (vigésimo segunda edición). La 23ª
Edición está en vistas a publicarse en 2014 en honor del aniversario de la
institución.
La elaboración de este diccionario fue una de las primeras tareas que
se planteó la RAE. Decidió en principio publicar un Diccionario de
autoridades que sirviese de precedente y de base para la realización de la
que sería la primera edición del Diccionario de la lengua española. Esta
primera edición tuvo cómo título: Diccionario de la lengua castellana
compuesto por la Real Academia Española, reducido a un tomo para su más
fácil uso.
A partir de ese momento, se empezó a dejar de lado la actualización
de su fuente principal, el Diccionario de autoridades, para sustituirlo y
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ESPAÑOL NORMATIVO II 66
convertirse este Diccionario de la lengua castellana en el principal
diccionario de la Real Academia. En 1925, se cambió la denominación de
dicho diccionario para pasar a ser llamado Diccionario de la lengua española.
El soporte que tradicionalmente se ha utilizado ha sido el papel, pero
con el paso de los años se ha comenzado a hacer uso de los soportes
informáticos que en cierta manera han economizado la labor lexicográfica.
1.3. Macroestructura y microestructura
1.3.1. Macroestructura.
En cuanto a la macroestructura del diccionario de la RAE podemos decir
que:
Los vocablos están dispuestos con respecto al orden latino internacional.
Es de destacar el hecho de que los grupos consonánticos ch y ll ahora se
encuentran dentro de las entradas de las letras c y l.
El diccionario también incluye una serie de voces y acepciones
dialectales de las provincias regionales de la península, así como de
distintos países de habla hispánica.
En el mismo diccionario también se incluyen una serie de voces técnicas
que corresponden a diferentes campos especializados.
El párrafo de las diferentes entradas tiene una justificación total y su
forma es moderna o alemana. La numeración de las diferentes
acepciones se realiza mediante números arábigos.
Muchas palabras polisémicas han sido organizadas en diferentes
artículos probablemente por su diferente etimología. Otras, sin embargo,
del mismo origen etimológico si se organizan en el mismo artículo.
1.3.2. Microestructura.
Con respecto a la microestructura:
Encontramos en primer lugar al lema, que encabeza el artículo y está en
letra negrita. También cabe la posibilidad de que esté en cursiva,
ocurriendo esto únicamente cuando se trate de extranjerismos cuya
pronunciación u ortografía no siguen las reglas normativas del español.
Los lemas latinos aparecen escritos en letra redonda y la situación de la
sílaba tónica se hace atendiendo a las reglas fonológicas del español,
pudiéndose admitir en ocasiones la pronunciación latina.
Por otro lado, el lema también puede contener varias palabras. Esto
puede deberse a que el vocablo sea una secuencia procedente del latín,
una variante del mismo lema o elementos compositivos que pueden
aparecer antepuestos o pospuestos.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 67
Aquellos vocablos que son homólogos a otros pero cuyos orígenes son,
sin embargo, diferentes son señalados mediante un superíndice, de tal
manera que se elaboran varios artículos.
Tras el lema normalmente se encuentra la información etimológica del
vocablo entre paréntesis. Esta etimología se suele escribir en cursiva
cuando su procedencia es latina y en el caso de que provenga del griego
antiguo se escribe en su propio alfabeto.
En las acepciones aparece en primer lugar la categoría gramatical,
siguiendo un orden. Primero las acepciones adjetivas, después las
acepciones sustantivas, tras estas, las acepciones adverbiales y por último
las acepciones preposicionales.
También pueden aparecer acepciones con marcas de hablas regionales,
técnicas, científicas, cronológicas, geográficas así como marcas de
intención del hablante, tales como (irón.).
Aunque ya se ha mencionado antes, todas las acepciones del lema
principal y las formas complejas llevan cierta información gramatical.
Sin embargo, si aparecen otras informaciones, se ha de colocar en primer
lugar las marcas que corresponden a la intención del hablante y después
de éstas, el resto de marcas con el orden ya mencionado.
Definiciones. Con respecto a estas, podemos decir que constituyen el
contenido básico de cualquier diccionario. En este Diccionario en
particular encontramos definiciones perifrásticas, sinonímicas e
impropias.
Por último, se ha de decir que muchos de los artículos contienen
informaciones relacionadas con la ortografía o morfología (por ejemplo,
para indicar que un verbo se conjuga igual que otro).
2. DICCIONARIO IDEOLÓGICO DE JULIO CASARES
2.1. Resumen del prólogo.
Se nos expone en el prólogo en primer lugar que éste podría ser muy extenso
pero que sin embargo, como es costumbre, se ha reducido a muy pocas páginas. Se
nos habla pues de los precursores de la clasificación ideológica del léxico, con
Roget en Inglaterra y Bossière en Francia. Resalta en este sentido la dificultad en
sus épocas de expandir y dar a conocer el uso de este tipo de diccionarios por el
desconocimiento que la gente tenía, algo que sin lugar a dudas no ocurre
actualmente. Tras esto, manda a aquellos que tengan más interés en ampliar esta
información al Nuevo Concepto del Diccionario de la Lengua y otros problemas de
Lexicografía y Gramática. En el mismo se estudia con gran profundidad los
antecedentes históricos de la clasificación temática e ideológica del léxico,
atendiendo a su utilidad científica y práctica.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 68
Julio Casares menciona de manera implícita también la necesidad de poseer
un procedimiento que facilite las operaciones que se hacen con el lenguaje y que nos
ayuden a hablar, escribir y en definitiva a pensar. Expresa la necesidad de que cada
artículo que se incluya en el diccionario no sea uno más, sino que presente a una
realidad viviente como es el lenguaje.
Expresa también el autor su desconcierto sobre el caudal léxico que por
entonces circulaba entre los hablantes, definido por él mismo como voces “borrosas
y desportilladas por el continuo uso”.
Nos presenta también el principal objetivo de la elaboración de este
diccionario ideológico. Nos menciona que esa carencia de caudal léxico que también
poseen los escritores se vería fácilmente subsanada con una herramienta que
fácilmente proveyera una agrupación de palabras que expresaran una misma idea,
pudiendo precisar matices en el vocabulario utilizado. De esta manera, Julio Casares
nos ofrece una visión panorámica de su diccionario.
Así pues, se nos deja claro desde este momento que el autor de una obra de
tal calibre siempre pensará que no merece aprecio, dado que su principal
pensamiento es el de renovar el diccionario con el fin de eliminar errores. De esta
manera nos pide a nosotros, los lectores y usuarios del diccionario, que cualquier
crítica u observación será constructiva. Añade a esto el hecho de que el Diccionario
puede tener alguna errata grave dado que el original se perdió por la guerra de
liberación. Se pudo reconstruir todo sin tener la seguridad de las garantías que
quizás el autor pudo plantear con anterioridad.
Solicita de nuevo colaboración por parte de aquellos usuarios que utilicen el
diccionario con el fin buscar palabras que se correspondan con su materia
especializada (tales como médicos, arquitectos, ingenieros…) para que ayuden a
mejorar la obra y a que alcance las más altas cotas de precisión.
Por último, el autor quiere dar su más sincero agradecimiento a aquellos que
de una manera u otra han colaborado en la elaboración de su obra y en especial al
editor, don Gustavo Gili. Menciona tras esto las dificultades que le acaecieron para
poder publicar su proyecto fueron muy grandes y que el Gustavo Gili se lanzó a la
empresa de publicarle su diccionario sin que siquiera hubiera de explicarle en qué se
basaba.
2.2. Origen e historia.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 69
El Diccionario Ideológico de la lengua española es una obra lexicográfica
magna desarrollada por Julio Casares. Este compiló durante 5 lustros un inventario
sistemático del léxico español. Como hecho a resaltar, se trata de una obra que no ha
sido superada todavía por ninguna otra más.
De igual manera que ya se ha mencionado en el prólogo, tras la Guerra Civil,
Julio Casares tuvo que corregir los errores para publicar la segunda edición con el
fin de subsanar los daños que había sufrido por el conflicto bélico. Una de las
razones principales por las que Julio Casares comenzó la elaboración de este
Diccionario ideológico de la lengua española se debió principalmente a la rígida
postura de la RAE en cambiar el planteamiento de su diccionario oficial.
Casares recogió información, para utilizarla como referencia, de otros
estudiosos que tuvieron el intento de compilar diccionarios ideológicos del español.
En este sentido podemos destacar a José Ruiz León con su “Inventario de la lengua
castellana”, dónde ordenó los vocablos por su función gramatical, aunque se trató de
algo incompleto ya que añadió tan sólo algunos verbos. El segundo intento por
realizar una tarea onomasiológica de reunión de vocablos fue por parte de Eduardo
Benot y Rodríguez con “Diccionario de ideas afines”, que se trató de un trabajo
lleno de defectos y poco útil.
2.3. Macroestructura y microestructura.
El Diccionario ideológico es una obra lexicográfica que se caracteriza por no
ser un diccionario semasiológico, sino onomasiológico. Casares siempre se refirió a
él como una herramienta que te ayudaba a ir de la idea a la palabra, facilitando por
todos los medios la labor del escritor y su caudal léxico.
Así pues, es preciso resaltar que no sigue las tradicionales macroestructura y
microestructura de un diccionario. El Diccionario ideológico está dividido en tres
partes:
Parte sinóptica. En esta sección se expone el plan de la obra, es decir, los
cimientos que se han utilizado para llevar a cabo la obra. Se trata de una
parte que contiene 38 grupos encabezados por una palabra clave, dentro de
los cuales se coloca por relación semántica un número variable de términos y
expresiones. Cada uno de esos términos es a su vez colocado al frente de
cada subconjunto en la parte ideológica. Sin embargo, puede ser que muchas
palabras de nueva creación en español no aparezcan, ya que como bien
indica su autor se trata de un “repertorio sincrónico” de la lengua. La función
principal de esta parte sinóptica, según Casares, debe ser utilizada para
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 70
encontrar conceptos más o menos emparentados entre sí o para saber la
distribución de determinados grupos.
Parte analógica. Se trata de la parte central del diccionario en la que
confluyen las otras dos partes – ideológica y alfabética-. Esta parte está
formada por grupos de palabras afines que están ordenadas alfabéticamente
por su epígrafe. Cada grupo te remite a su vez a otro grupo en el que se
encuentran palabras que se relacionan con la idea que se desea buscar. En
dichos grupos aparecen todos los tipos de palabras, siguiendo una
ordenación: 1) sustantivos 2) verbos 3) adjetivos 4) adverbios y modos
adverbiales 5) preposiciones 6) interjecciones. Cada grupo de palabras está
resaltado en mayúsculas con el término que lo encabeza, situándose debajo
del mismo los términos asociados. Existen también grupos encabezados por
unidades fraseológicas (por ejemplo: Semana Santa). La palabra clave que
aparece frente al conjunto puede ser de dos tipos: denominación simple o
compuesta.
o Estructura interna de cada subgrupo. Ya hemos mencionado el
criterio jerárquico que siguen los vocablos atendiendo al tipo de
palabra que son. Se trata de un orden de gran complejidad en el que
la búsqueda de ideas abstractas o términos de novedoso significado
puede ser peligroso.
Parte alfabética. Se trata de un diccionario de la lengua, definiendo las
acepciones de los diferentes vocablos. En esta parte también se explican
modismos, locuciones, frases y proverbios. Contiene 80.000 voces que
aparecen marcadas con un asterisco para remitir al grupo o grupos
analógicos al que pertenece.
3. DICCIONARIO DE USO DE MARÍA MOLINER.
3.1. Resumen del prólogo.
María Moliner nos comienza a hablar de las razones por las cuales se trata de
un diccionario de uso, sirviendo para diversos usuarios tanto hablantes nativos como
extranjeros. Los objetivos del mismo, tal y como aparecen expresados por la propia
autora, son llevar al lector desde la palabra conocida hasta su sinónima, así como
resolver dudas de tipo gramatical y de uso. Se nos dice también que las palabras
están relacionadas entre ellas mediante la etimología, ya estén formadas por la
misma raíz. Se dice en el prólogo, además, que las definiciones que encontramos en
el DRAE están redactadas de una forma más amena y actual, haciéndolas aptas para
la función práctica.
La autora nos comunica que cada una de las entradas del diccionario está
hecha para que la misma le conduzca al descubrimiento de los recursos que éste
encierra. De esta forma, el lector puede encontrar las palabras usuales que pueden
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 71
sustituirla. Cabe destacar que al final de determinados artículos se incluyen diversas
referencias como son los afijos con los que se construyen palabras que están
relacionadas, además de añadir las palabras del mismo significado y equivalentes
verbales de uso frecuente. Otro punto a resaltar es el asterisco que, según nos indica
la autora, contienen ciertas palabras cuya finalidad es indicar al lector que
encontrará un catálogo. Estos catálogos pueden ser muy extensos, pero normalmente
son cortos y unos abarcan a otros. Para encabezar dichos catálogos se ha escogido
de un grupo semántico la palabra de significado más general y más expresiva. La
autora nos deja claro en este sentido que las palabras en sentido figurado no podrán
ocupar el encabezado del catálogo, algo que no ocurre con los nombres propios.
Por otro lado, según dice en el prólogo la autora, la finalidad práctica del
diccionario se refleja en las indicaciones gramaticales, tales como son mostrar
aquellos verbos que rigen una determinada preposición. Además de esto, nos dice
que proporciona la pronunciación de algunos vocablos que pueden ser un problema.
Se nos dice también que a partir de las referencias que utilizó, tuvo que reconstruir
el diccionario totalmente, de tal manera que las definiciones que se diesen fueran
adecuadas. Así pues, una palabra se definiría por otra de contenido más extenso,
dando lugar a una estructura ascensional al diccionario. Nos habla de cuatro
conceptos a los que asocia con el plano gramatical (sustantivo, verbo, adjetivo-
adverbio y preposición-conjunción). Al sustantivo le correspondería la definición
lógica, puesto que representa sustancias; con respecto al verbo, también pueden
definirse igual que el sustantivo a través de otro verbo que implique un significado
más amplio. Las relaciones expresadas por las preposiciones y conjunciones son
más difíciles para definir, pudiéndose hacer únicamente a través de perífrasis o
explicación, diferente a la definición lógica. Según nos explica María Moliner, se
trata de una relación entre tres términos: T (término definido), G (término genérico)
y D (término diferenciador). De esta manera, la autora nos dice que el diccionario
tendrá una estructura indudablemente ascensional. D es aplicable a todos los seres
en T y por tanto también en G.
Nos menciona María Moliner también que existen una serie de formulas
definitorias a la hora de explicar el significado de una palabra, suponiendo un
problema la definición de nombres abstractos. Según la autora, los participios deben
ser centro de atención, dado que pueden actuar como simples participios o como
adjetivos. Además de ello, hay que ser cautos en su uso por la transitividad o
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 72
intransitividad de los mismos. En cuanto a los adjetivos, remarca el hecho de que se
explicite su uso dependiendo del sustantivo al que designa. Su definición supone
también un problema, dada la inexistencia de una relación entre ellos y término
genérico para definirlos. Declara que los procedimientos más aptos sería la
definición lógica mediante un adjetivo para hacer de término G y también una
definición mediante un adjetivo cumbre en la escala precedido por tal o tan.
La autora nos advierte también que los verbos de expresión, tales como
bendecir o maldecir, son ellos mismos utilizados para expresar su propia acción y
que en muchas ocasiones contienen matices que hay que dejar claros. En cuanto a
las formas pronominales, María Moliner constata que en detrimento de la poca
atención que en el DRAE se hace de las mismas, en este diccionario se distinguen
pasivos, reflejos y espontáneos. Nos dice la autora que introduce las acepciones
causativas o no de los verbos, hecho que compara con el DRAE, el cual no
introduce ninguna de las mismas. María Moliner también nos habla en su extenso
prólogo de las diversas especificaciones con respecto a los sustantivos, en todo lo
referente al uso de los artículos, los partitivos, etc.
Además, considera María Moliner evitables las indicaciones gramaticales
sobre el tipo de palabra (adjetivo, sustantivo…) ya que se supone que el lector lo
deduce. Por otro lado, la autora ve oportunas las indicaciones relativas al uso de las
palabras (ironía, rural, coloquial, formal, refinado, solemne…).
En cuanto a las etimologías de este diccionario de uso, María Moliner, nos
deja claro desde un principio que no se trata de un diccionario etimológico y que
únicamente se dará la etimología de aquellos vocablos para agrupar palabras de una
misma raíz. Con respecto a la diferencia de extensión entre el DRAE y el DUE,
María Moliner aclara que añade voces que no están contenidas en la obra de la RAE
así como vocablos en desuso. Sin embargo, María Moliner considera, según
podemos apreciar en este prólogo, una buena solución la supresión de derivados de
formación normal desusados siempre y cuando exista una alternativa usual. Como
punto a destacar, María Moliner nos menciona que dentro de una misma acepción se
indica con un signo específico las mismas divisiones dentro de esa misma acepción
para diferenciar los matices de significado.
El DUE, en materia de neologismos, tanto técnicos como cultos, introduce
tanto aquellos que se incluyen en el DRAE como los que este último considera
todavía no aptos para su adición al diccionario. Por otro lado, la autora nos aclara
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ESPAÑOL NORMATIVO II 73
que las referencias de los artículos no tienen como objetivo ser modelos al día del
uso de los vocablos, los cuales, en suma, están dispuestos en familias de palabras de
la misma raíz donde una palabra de la misma es la cabeza de dicha familia. María
Moliner nos indica que no pretende destruir el orden alfabético, sino más bien
facilitar la búsqueda de términos por parte del lector.
3.2. Origen e historia.
El Diccionario de Uso del Español (D.U.E) es una obra lexicográfica creada
por María Moliner, y es considerado uno de los diccionarios de lengua española más
importantes. El principal hecho que distingue al D.U.E del D.R.A.E es su carácter
innovador, que hace de la obra una herramienta totalmente útil en manos de
numerosos hablantes. El diccionario tenía previsto ser publicado en dos años dado
su originario carácter de pequeño diccionario, sin embargo, la empresa se complicó
y hubo de pasar una quincena hasta la publicación del primer tomo.
La principal diferencia existente con el D.R.A.E es que el DUE no es un
diccionario normativo, es decir, no dicta normas para el uso de la lengua sino que
recogía el uso que se hacía al hablar y escribir en español. La elaboración de este
diccionario supuso una gran tarea para la autora, quién, en ausencia de las
herramientas informáticas que hoy poseemos, realizó todo a mano.
María Moliner había estudiado una Licenciatura en Filosofía y Letras, con la
especialidad de Historia, por lo que muchos se preguntaban cómo sin haber
realizado una filología pudo llevar a cabo la ardua tarea de elaborar un diccionario.
Sin lugar a dudas, los conocimientos que había adquirido trabajando de bibliotecaria
le sirvieron en gran medida para poder organizar los contenidos de su propio
diccionario. La experiencia lexicográfica la adquirió en su periodo como
bibliotecaria, en el cual las tareas de organización de los catálogos de la biblioteca
ocupaban la mayor parte del horario laboral.
Como referencia, María Moliner utilizó en su gran mayoría el D.R.A.E para
elaborarlo, sin embargo, no se ciñó a la estructura de este, sino que cambió gran
parte de los significados que este ofrecía. Además, a pesar de utilizar un diccionario
normativo como referencia, María Moliner dotó a su diccionario de un carácter de
uso, como ya se ha mencionado más arriba, desapareciendo las indicaciones sobre el
correcto uso de los términos.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 74
Para concluir, María Moliner nació en un pueblo de Zaragoza en 1900 y
moría de Alzheimer en Madrid en 1981. Estudió Historia y en 1922 aprobó las
oposiciones para el Cuerpo Facultativo de Bibliotecarios, Archiveros y Arqueólogos.
Se casó en 1925 y tuvo cuatro hijos. Su participación en las diversas actividades
culturales surgidas por el deseo de la II República, hizo que sufriera las represalias
muy duras en cuanto a su trabajo. Su marido fue suspendido de su empleo y María
Moliner fue destituida en 15 puestos abajo en su profesión. Desde 1946 hasta 1971,
una vez pasados todos los estragos, recuperando su condición pasada, trabaja en la
biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid.
Diversos académicos presentaron su candidatura para ingresar en la Real
Academia Española, pero su nombre fue rechazado, quizás por su condición de
mujer. La influencia de la obra de María Moliner a lo largo de los años ha sido muy
grande, llegando incluso a la creación de Diccionarios de caracteres chinos
siguiendo la estructura de la fabulosa lexicógrafa aragonesa.
3.3. Macroestructura y microestructura.
3.3.1. Macroestructura.
En cuanto a los aspectos externos del diccionario, hemos de mencionar
en primer lugar una ordenación alfabética, con peculiaridades especiales como
que la ch y la ll se incluyen dentro de C y L. Previsora, María Moliner siguió
una ordenación alfabética internacional que la R.A.E adquiriría más tarde.
En segundo lugar, a esta ordenación alfabética se le superpone una
ordenación secundaria de tipo morfo-semántica, cuyo fundamento residen en
agrupar debajo de una misma palabra o raíz, todas las palabras que comienzan
por esa misma raíz. Las familias, con el fin de distinguirse, aparecen sangradas
respecto a la cabeza y agrupadas por orden alfabético.
3.3.2. Microestructura.
En cuanto a los aspectos internos de los artículos propiamente dichos,
encontramos una serie de rasgos característicos. Un artículo en el DUE está
constituido fundamentalmente por:
a) Enunciado. Este está constituido por la entrada.
b) Cuerpo, integrado fundamentalmente por:
a. Acepciones.
b. Sub-acepciones. (Distinguidas por un circulo con un punto en su
interior)
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 75
Además, cada una de las acepciones cuenta con el siguiente
planteamiento:
a) Paréntesis de acepción. Contiene, entre otras cosas: categorización
gramatical y otras indicaciones relativas al uso.
b) Sinónimos (que se presentan entre comillas).
c) Definición.
d) Ejemplos (situados entre comillas sencillas).
e) Catálogo de voces afines.
Otro aspecto para resaltar en lo que concierne a los artículos, es
que las definiciones, de tipo lógico, siguen un género próximo,
representado por una palabra que expresa un contenido más general que
el del vocablo definido. Este hecho se denomina archilexema en
Semántica y una diferencia específica.
4. DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS
4.1. Resúmen del prólogo.
Lo primero que se nos expone en el prólogo del Diccionario panhispánico de
dudas (a partir de ahora DPD) es su carácter resolutorio de aspectos dudosos para el
hablante habitual y nativo del español. Se nos aclara que muchas son las personas
que acuden a diccionarios de dudas, pero que a través de uno elaborado por la
institución cumbre encargada de fijar la norma lingüística podrán escuchar la voz
directa de la norma.
En el prólogo, también se nos incluye lo que la Academia entiende por
norma, concebida como el uso que se hace de la lengua en la comunidad
hispanohablante y que con el paso de los años ha ido tomando el hábito de
corrección.
A través del DPD, se nos dice que ya no se tendrá que acudir a las tres
grandes obras –Ortografía, Gramática y el Diccionario- de la R.A.E para resolver las
dudas que puedan surgir, ya que con el DPD se reúne todo en uno a modo de
consulta.
En esta presentación se nos habla de la necesidad de la existencia de una
obra que pudiese resolver las dudas concretas en el uso diario de la lengua, sobre
todo en lo que concierne a extranjerismos y neologismos, de tal manera que lo que
pueda moldearse, se haga dentro de nuestra lengua.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 76
La publicación académica de un diccionario de este tipo ya se había debatido
en 1997 en un Congreso celebrado en México, desde entonces contaron con el
apoyo directo del Instituto Cervantes.
Que este diccionario haya sido denominado panhispánico se explica por dos
factores como son el contenido, dado que se incluyen todo tipo de variantes
regionales de diferentes países hispanohablantes, así como por su autoría, puesto
que en su elaboración han participado todas las Academias. Se trata de un
diccionario centrado fundamentalmente en el público hispanohablante y no a
especialistas, por eso se realizan precisiones terminológicas en algunos puntos.
4.2. Origen e historia.
El Diccionario panhispánico de dudas es una obra lexicográfica realizada por
la Real Academia de la Lengua Española y la Asociación de Academias. Su
principal cometido es el de resolver las dudas que se plantean a diario a los
hablantes de español, tanto nativos como no nativos. El diccionario tiene un carácter
normativo, al igual que el resto de las obras de la RAE. Además, las fuentes que el
diccionario ha utilizado son las diversas consultas que los propios hablantes
realizaban en una sección “El español al día”, donde planteaban dudas acerca de
variados aspectos lingüísticos.
4.3. Macroestructura y microestructura.
En cuanto a la macroestructura, el diccionario corresponde a un lexicón
semasiológico. Las entradas están organizadas de forma alfabética, conteniendo
información preponderantemente normativa y donde las entradas contienen un
estricto sistema de remisiones a otras entradas.
En cuanto a la microestructura, tenemos dos tipos de artículos: temáticos,
que están en letra versalita negra, y que tratan cuestiones generales; no temáticos,
que tratan cuestiones específicas de ciertos vocablos. En estos últimos encontramos
la palabra, explicada en su definición más usada, y en el caso de que así lo requiera,
más definiciones. A continuación se presenta una explicación donde aparecen las
dudas más comunes en cuanto a ese vocablo, remitiéndonos en lo posible, a
artículos temáticos donde se nos explique esa regla o reglas de forma amplia.
5. DICCIONARIO ETIMOLÓGICO DE JOAN COROMINAS.
5.1. Resumen del prólogo.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 77
En principio, tenemos una introducción realizada por Jose A. Pascual, donde
se nos dice que después de la publicación de la primera edición del Diccionario
Crítico Etimológico del Castellano, el autor comenzó a revisarlo profundamente. El
uso más importante que este diccionario posee es el de resolver los problemas
etimológicos del español, siendo el prólogo que resumimos de la actualización del
diccionario, donde el autor amplia los contenidos centrándose más en el ámbito
peninsular. De esta manera, ha abordado todos los enigmas etimológicos de las
lenguas de la Península, proponiendo una resolución a sus problemas más arduos.
Con la nueva edición, el propio autor profundiza en las bases etimológicas más
profundas para comprender el desarrollo del léxico castellano. Este nuevo
diccionario se separa del anterior en el hecho de que el léxico cuya etimología es
dudosa o incierta y supone un problema encontrarla, este lo ha hecho, incluyendo
además la lengua concreta de origen. El autor ha dedicado atención a aspectos
ligados a lenguas muy poco frecuentes y de situación inestable. Como ya se ha
mencionado, se trata de un diccionario nuevo en el que el autor ha revisado,
corregido y precisado numerosos artículos del mismo.
A continuación de esto, comienza el prólogo redactado por Corominas. El
prestigioso lexicógrafo nos expresa su conocer en el hecho de que se llevaba ya
mucho tiempo queriendo tener un diccionario etimológico extenso y documentado.
Nos comunica que para poder realizar una etimología hay que conocer a fondo la
historia de la palabra, y que por este mismo hecho, se trata de un diccionario
histórico y etimológico a la misma vez. Así pues, añade que muchas palabras cuya
vitalidad en el idioma es efímera no tienen mucho sentido el analizar su historia. Por
otro lado, Corominas nos dice que en el léxico cuyos estudios previos han sido nulos
ha encontrado obstáculos que irremediablemente ha tenido que sobrepasar. En uno
de los párrafos del extenso prólogo, Corominas quiere recalcar el rasgo crítico que
caracteriza a su diccionario, así como comparativo, por el contraste que se realiza
entre los dialectos antiguos y modernos y el castellano con el fin de unir los cabos
para dar lugar a la palabra. Otro aspecto importante es que Corominas cita las
palabras que están emparentadas con el resto de idiomas, fechándolas y
documentándolas en casos importantes.
En el prólogo también nos habla de la nomenclatura, pero por no proceder,
se ha preferido incluir esta parte en la de estructura del diccionario (macroestructura
y microestructura). Un aspecto, referido a lo anterior, es que el autor añade en un
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ESPAÑOL NORMATIVO II 78
apéndice los helenismos cuyo étimo griego es paralelo al indoeuropeo de la voz
latina correspondiente. Además de esto, encontramos un amplio sistema de
referencias, intercaladas alfabéticamente, que remiten al artículo que aparentemente
nos interesa.
Corominas nos explica que después de la lectura de numerosos glosarios,
obras antiguas y vocabularios dialectales, muchos, por su carácter inasequible, han
sido añadidos íntegramente al diccionario. Aclara, por otro lado, que su intención no
es realizar una sinopsis de los diccionarios clásicos, sino más bien adoptó una
actitud selectiva en cuanto a ellos. A pesar de la ardua tarea en la que tuvo que
trabajar en la recopilación de datos, aclara que no se puede dar una idea de la
geografía de un vocablo por su capacidad extensiva. Corominas ha recopilado datos
hasta el punto de distinguir los matices sociales y estilísticos de los vocablos.
Aunque se trata de un diccionario dirigido a romanistas, también es de interés para
quien no está especializado en la literatura española, y por esta misma razón
Corominas indica siempre la fecha de las citas que incluye junto con el nombre del
autor.
En cuanto al punto fuerte del diccionario, en las etimologías Corominas
explica los elementos con los qué se ha formado, sin señalar sólo el origen lejano
sino también siguiendo la pista del vocablo desde lo más alejado. Con respecto a las
cuestiones de etimología interromance, declara que no se limitó únicamente a
remitir a obras anteriores, ya que considerando su antigüedad la ciencia actual
supera lo que se escribió por entonces. Además, el autor admite que con ciertas
etimologías malas ha intentado avanzar la materia en lo posible, llegando incluso a
dejar a medias la explicación por no haber disquisición alguna posible. En este
sentido, Corominas intenta ir lo más lejos en su investigación etimológica de los
vocablos.
Señala, por último, que esta obra está destinada para servir de guía en el
estudio del castellano y su vocabulario, pero también para los aspectos de la
lingüística castellana y el estudio de todas las lenguas romances, facilitando en lo
posible lo dicho a través de numerosos índices alfabéticos para los interesados.
5.2. Origen e historia.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 79
El Diccionario Crítico Etimológico del Castellano e Hispánico (a partir de
ahora DECH) es una gran obra lexicográfica elaborada por el filólogo Joan
Coromines con la ayuda de Jose Antonio Pascual.
Se trata de una de las mayores aportaciones que se han hecho en el campo de
la romanística, centrada en la lengua española. Corominas realiza a lo largo de toda
la obra una comparación, contraste y relación del origen de una palabra y el resto de
lenguas de las que pudiera provenir. Se trata de una obra, como bien indica el propio
título, hispánica, dado que para estudiar el español y sus orígenes es preciso
remitirse al resto de lenguas, por la relación e inferencias que estas pudieron tener
en el español.
Es una obra lexicográfica en la que, si bien solo se confiere protagonismo a
un idioma, se tocan la mayoría de lenguas romances por la influencia que entre
todas tuvieron, y a veces, también hace referencia al vasco, aún tratándose de una
lengua no romance. El DECH tiene un carácter globalizador por el análisis de todas
las palabras del DRAE así como la adición de otras tantas más como pueden ser los
americanismos.
Se trata de un diccionario también diacrónico, puesto que la explicación
etimológica está equiparada con el estudio de la historia de las palabras, ya que
incluso se le confiere el adjetivo de histórico al mismo. Con respecto a otro adjetivo
que se encuentra en el título, crítico, hemos de decir que se justifica porque
Corominas discute en cada uno de los étimos los pormenores de su elección, así
como el rechazo del planteamiento de otros autores.
Dado el carácter evolutivo y familiar de los vocablos, el autor los ordena
alfabéticamente a partir de familias léxicas. El estudio de las voces no se hace de manera
aislada, como en los diccionarios tradicionales, sino teniendo en cuenta el conjunto del
abanico léxico, remitiendo a formas que también han estado emparentadas en el pasado.
El diccionario recoge, en consecuencia, los diferentes estratos léxicos de origen no
románico que se han aclimatado en castellano. El autor ha estudiado especialmente el
ámbito de las voces prerromanas, diferenciando sutilmente entre elementos que habían sido
considerados de manera conjunta. Esta monumental monografía es un repertorio de hechos
lingüísticos muy eficaz y coherente, una clasificación y descripción exhaustiva, un tesoro de
erudición lingüística sin precedentes.
5.3. Macroestructura y microestructura.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 80
En cuanto a la Macroestructura, podemos decir que contiene cerca 12.000 entradas
repartidas en 6 tomos y con más de 47.000 entradas secundarias en el último tomo que
remiten a los anteriores. Está ordenado alfabéticamente con entradas en referencia a familias
léxicas del mismo carácter evolutivo y familiar. El dígrafo LL es concebido como una letra
aparte, no ocurriendo lo mismo con el grupo RR. Se omiten todos los nombres propios,
adjetivos étnicos, ciertos regionalismos, adverbios en –mente y otra larga lista de vocablos
procedentes del D.R.A.E. Los homónimos tienen dos artículos distintos con numeración en
números rumanos. Con las palabras que sean estudiadas a partir de otras se da el caso de
que se remiten a otros artículos.
En cuanto a la Microestructura, los artículos están diferenciados en tres partes:
1. Resumen esquemático del significado, étimo, lengua del mismo y primera aparición
documentada.
2. Cuerpo discursivo del artículo.
3. Derivados.
La primera parte del artículo presenta a modo de resumen todo lo que se
conoce de la palabra: lo referente a su origen, lengua, así como la definición que
poseía la palabra en su origen en el caso de que difiriera del actual. Esta parte
finaliza con la primera documentación encontrada de la palabra.
La segunda parte es la más extensa de todas, y en ella se explica todo el
desarrollo ya mencionado cortamente en el resumen, y se rebaten otras teorías que
difieran de los mismos autores.
La última parte incluye los derivados de esa familia léxica y su estudio y
documentación. Es preciso remarcar aquí que Joan Coromines no se centra en
redactar y profundizar en la vida particular de cada uno de ellos puesto que el
carácter del diccionario no es histórico.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 81
TEMA 3:
MORFOLOGÍA DEL
ESPAÑOL
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ESPAÑOL NORMATIVO II 82
1. MORFOLOGÍA FLEXIVA
Estudia las variaciones de las palabras que implican cambios de contenido de
naturaleza gramatical con cambios de contenido de naturaleza gramatical con
consecuencias en las relaciones sintácticas, como la concordancia o la reacción (para ti).
El conjunto de estas variantes constituyen la FLEXIÓN de la palabra o su
PARADIGMA FLEXIVO.
Morfología: ciencia del lenguaje que estudia la forma de las palabras, es
decir, cuales son los elementos de que se componen, y por lo tanto, su
estructura gramatical.
Monema: unidad lingüística menos dotada de significado.
o Lexema: portador del significado léxico, que aparece definido en
el diccionario.
o Morfema: portador del significado gramatical. Es un elemento
modificador del significado de los lexemas.
1º. Clases de palabras o categorías gramaticales.
a. Palabra: un segmento de la cadena hablada o del texto escrito
que se puede separar de su contexto pronunciándolo
aisladamente o escribiéndolo entre espacio en blanco, al que se
puede atribuir una función y un significado específicos.
o Nombre o sustantivo.
o Pronombre.
o Artículo.
o Adjetivo.
o Verbo.
o Adverbio.
o Preposición.
o Conjunción.
Adjetivos determinativos concuerdan en género y numero con el sujeto.
Demostrativos, posesivos, numerales, indefinidos, exclamativos, interrogativos.
La palabra es un signo lingüístico autónomo que posee:
Una forma o estructura: lexema que puede ir acompañado de morfemas
del mismo género y número.
Una función: el núcleo del sintagma nominal.
Un significado.
b. Sustantivo.
a. lexema + morfemas de género y número
b. nombra a objetos físicos
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 83
c. Relaciones sintagmáticas: núcleo del sintagma nominal,
modifican al adjetivo y otros sintagmas nominales precedentes de
preposición.
c. Adjetivo.
a. Lexema + género + número + grado.
b. Adyacente al nombre.
c. Expresa cualidades del sustantivo.
d. Verbo.
a. Lexema + nº + persona + tiempo + modo + aspecto + voz +
conjugación.
b. Núcleo del sintagma verbal.
c. Expresa acción, función y estado.
e. Adverbio
a. Lexema
b. Modificador del verbo, adjetivo, adverbio.
c. Expresa circunstancia.
f. Preposición y conjunción.
a. Morfemas.
b. No tiene significado.
2º Lexemas y morfemas.
a. Lexemas:
a. Forma parte del sintagma nominal: Nombre, pronombre y
adjetivo.
b. Forman parte del sintagma verbal: Verbo y adverbio.
b. Morfemas:
a. Afijos: tienen una función derivativa, lo que se denomina
corrientemente creación de familia de palabras.
i. Prefijos: preceden al lexema y le confieren un significado
genérico. Des-hacer; Vice-director; Contra-decir.
ii. Sufijos: siguen al lexema y caracterizan el concepto que
expresa. Madril-eño; Consum-ista; Pinto-or.
iii. Infijos o interfijos: se sitúan entre el lexema y los sufijos.
Hum-areda; Atarde-c-er; Tiemp-ec-ito.
iv. Rosaleda (lex.:ro; Suf.:sal; Suf.:eda).
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ESPAÑOL NORMATIVO II 84
v. Antiglobalización (Pref.:anti; Lex.:glob; Suf.: ali; Inf.:z;
Vocal: a; Suf.:ción).
b. Desinencias (gramemas): llamadas también afijos flexivos.
i. Relacionan entre sí los lexemas dentro de la oración:
1. Género y número (nombre, adjetivo calificativo y
determinativo y pronombre)
2. Desinencias de número y persona (verbo).
3. Los (M.pl) alumnos(M.pl) tienen (3ªp.pl) mucho
interés.
ii. Aportan información sobre la actitud del hablante en
relación a la acción verbal. Son los morfemas verbales de:
1. Tiempo
2. Modo
3. Aspecto
4. Estudi-a-ba. (la desinencia –ba indica el tiempo,
aspecto y modo; la –a- es la vocal temática; estudi-
es el lexema verbal)
c. Morfemas independientes: se les reconoce categoría de palabras,
pero por carecer de lexemas en su estructura, no entran en la
clasificación con el mismo rango que los elementos nucleares de
la misma (nombre, verbo, adjetivo y adverbio).
i. Relacionantes: la función de preposiciones y
conjunciones es la de relacionar y enlazar palabras
dotadas de lexema.
a. La preposición está formado por un núcleo y un
complemento.
b. La conjunción relaciona unidades de la misma categoría
sintáctica, o relacionan proposiciones dentro de una
oración compuesta, ya sean coordinadas o subordinadas.
c. Coincide en aquella época las elecciones y los
mundiales.
d. No llega a la cita ni tampoco avisó.
e. La leí porque me lo aconsejaste.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 85
ii. Determinantes (articulo, adjetivo, determinativos,
indefinidos, demostrativos, posesivos, numerales): la
función de estos morfemas es la de limitar la extensión del
significado del nombre al que acompañan.
1. El artículo es un morfema del sustantivo y, por lo
tanto, carece de autonomía en la oración.
2. Los adjetivos determinativos, cuya función con
respecto al nombre es semejante a la del artículo,
añaden el significado de este nombre rasgos
relativos a la cantidad, la posesión, la proximidad
con respecto al hablante, etc.
3. ¿Quién había (auxiliar, por lo tanto morfema)
contado (Lex.:con; Part.:ado; Pret.Plus.)?
4. Había sido visto (Lex.:vis; Morf.: había sido;).
3º El género del sustantivo en Español.
a. Forma: Lexema + Morfemas de género y número.
b. Significado: Nombra a los objetos físicos, psíquicos o ideales.
c. Relaciones sintagmáticas:
Núcleo del sintagma nominal.
Lo modifican adjetivos y otros sintagmas nominales precedidos de
preposición.
o Las voces candorosas de los niños.
o Un café con leche.
d. Funciones:
Sujeto.
Complemento de:
o Sustantivo.
o Del verbo: directo, indirecto, circunstancial, atributo, suplemento
(régimen), agente y predicativo.
o Adverbio.
o Adjetivo, atributo y predicativo.
Vocativo.
e. Género del sustantivo: en español el sustantivo solo tiene dos géneros:
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 86
o Masculino.
o Femenino.
o El género neutro solo es un morfema propio de algunos pronombres (ello,
esto, eso, etc.) que nunca sustituyen a un nombre sino a un referente
complejo: una oración o un contexto.
En la oposición de morfemas masculino y femenino, el 1º es el término no
marcado, es decir, cuando se trata de sustantivos que designan seres animados, el
masculino abarca los dos géneros. En cambio el femenino sólo designa a los de su clase:
El empleado (de la casa) ha de ser puntual
La empleada de esta casa ha de ser puntual.
Afirman que el par de morfemas, o (género masculino) y a (género femenino),
no siempre expresa la oposición de condición sexual masculino/femenino. En casos
como puerto/puerta, cartero/cartera, lomo/loma, la posición no radica en el género
morfológico sino en la definición semántica, en el significado total de la palabra.
Si hay nombres que designan a personas y animales en los que el cambio de
terminación implica un cambio de género: Alumno/a, Perro/a, Niño/a, León/a,
Director/a.
En estos nombres también el lexema experimenta un cambio, puesto que
implican la presencia de dos rasgos semánticos diferentes, macho/hembra, que alteran
en conjunto la definición del hombre.
El género que designa a personas y a animales se manifiesta con cierta
irregularidad, ya que algunos nombres de personas son comunes en cuanto al género, es
decir, son invariables: Taxista, Patriota, Mártir, Artista, Pianista, Fisioterapeuta.
Es el determinante el que indica si nos referimos a un hombre o a una mujer.
En lo relativo a los nombres de animales, los hay que designan indistintamente
al macho y a la hembra, los llamados del género epiceno: Hormiga, Portería, Cebra,
Jirafa, Águila.
Es el determinante el que cumple la función de diferenciar el género.
Hay nombres que tienen formas completamente distintas para el masculino y el
femenino: Hombre/mujer, Toro/Vaca, Yerno/Nuera, Caballo/Yegua, Varón/Hembra,
Carnero/Ovejo, Padrino/Madrina.
CONCLUSIÓN:
Los nombres de los seres inanimados, mayoría en el léxico español, están
adscritos a unos de los dos géneros convencionalmente, sin que ellos
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 87
responda a una distinción de sexo: el género casi nunca implica un
referente sexuado.
El género es un rasgo gramatical del sustantivo que nos es útil para
clasificarlo como masculino o femenino para establecer la concordancia
con los demás elementos que se integran en el sintagma nominal, siendo
una marca en las relaciones sintagmáticas, de los signos lingüísticos.
El género de los sustantivos es de dos clases:
En los sustantivos que poseen el rasgo del significado [+ animado] lo
semántico y gramatical.
En los sutantivos que poseen el rasgo de significado [- animado] es
únicamente convencional y gramatical.
Según el diccionario panhispánico de dudas el uso del masculino en referencia a
seres de ambos sexos tiene varias formas.
En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo
se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar
la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre
es el único animal raciona; El gato es un buen animal de compañía.
Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos cuando se emplean en
plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres
prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos. (De la
referencia no quedan excluidas ni las mujeres)
A pesar de ello: Decidió luchar con ella, a ayudar a sus compañeros y
compañeras.
Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto es
necesario la presencia explicita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas
en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas
deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa
supuesta discriminación lingüística única al deseo de mitigar la pesadez en la expresión
provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas…
Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria
costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas,
los ciudadanos y ciudadanas, etc.).
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 88
Además ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba
@ como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y
femenina del sustantivo, el cual parece incluir en su trazo las vocales a y o: l@s niñ@s.
Los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas, este tipo de
despoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En
los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del
masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin
distinción de sexos:
Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.
La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos
es relevante en el contexto. El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de
esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su
forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda
en razones extra lingüísticas.
Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas
y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.
El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en
la oposición masculino/femenino. Por ello es incorrecto emplear el femenino para aludir
conjuntamente a ambos sexos, con independencias del número de individuos de cada
sexo que forman parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de
referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos
varones.
MORFOLOGÍA LÉXICA.
Llamada también la FORMACIÓN DE PALABRAS, estudia la estructura de las
palabras y las pautas que permiten construirlas o derivarlas de otras.
Se divide tradicionalmente en DERIVACIÓN y COMPOSICIÓN.
En ambas se estudian procesos morfológicos que se aplican a ciertas voces
llamadas BASES LÉXICAS.
1º. Revitalización:
Cuando se toma una palabra que ya ha caído en desuso para emplearla con el
mismo significado que tenía antes, o con uno nuevo que se le confiere: azafata, diente
de león, lenguado, lengua de buey (planta).
La revitalización no es un proceso ni de creación ni de incorporación léxica, sino
de renovación semántica.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 89
En el proceso de revitalización léxica se dan algunos casos de creaciones
metafóricas, metonímicas, etc.
2º. Creación onomatopéyica.
Es la conversión de los sonidos naturales en una palabra cuyo significado emite
la realidad extralingüística.
a. Aupas, nana, tictac, zigzag.
b. Chupachup, runrún, chitón (reforzamiento o duplicación de su forma para
redactar y destacar alguno de sus elementos).
c. Columpio (onomatopeya simbólica – representación del balance).
d. Cigüeña < ciconia // abubilla < upupa (creación onomatopéyica en su origen
que se desvanece a lo largo de la historia y desaparece la consideración de su origen
onomatopéyico).
3º. Incorporación de voces ajenas.
a. Préstamo:
Consiste en un proceso mediante el cual una lengua cuyo léxico es afinito y fijo
en un momento dado toma de otra lengua (cuyo léxico también es finito y fijo en un
momento dado), una voz (en su forma y contenido) que no poseía antes.
La incorporación de voces procedentes de otras lenguas ha ocurrido en todas las
épocas y en grandes cantidades.
En español las palabras patrimoniales, heredadas del latín, representan el 23%
del vocabulario, los prestamos un 41% y las creadas un 35%.
La frecuencia de uso es distinta un 81% (palabras patrimoniales), un 10%
(préstamos) y un 8% (palabras creadas).
El léxico heredado, aunque no es mayoritaria se emplea más. Además, al ser el
latín también mayoritario en los prestamos (más del 80%) se afianza como la lengua de
la que mas palabras hemos tomado (+ del 56% de nuestra lengua) a su vez, también, las
más usadas.
b. Palabras-cita:
Palabras tomadas directamente de otra lengua sin ninguna alteración: Masacre,
graffitti, gol, average, saudade, surfing, catering, ranking, jogging, parking.
Cuando se produce un préstamo lingüístico puede sufrir algunas alteraciones
lingüísticas:
-En su forma para adaptarse gráfica y fonéticamente: tráiler (del inglés thriller).
-En su extensión: Boutique del par (del francés Boutique en sentido diferente).
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 90
-La voz o expresión tomada de una lengua puede sufrir una apócope: basket
(basketball), wáter (wáter-closet).
c. Híbridos:
Voces derivadas a partir de las formas inxtadas, en las que el lexema pertenece a
la lengua de donde toma el préstamo y el morfema gramatical a la otra lengua.
Croissantería, lideras, goleada, zapear, escanear, hamburguesería, windsurfista.
Los híbridos puede surgir también por una falsa interpretación del elemento
léxico inxtado. Bikini = monokini; Juegos Olímpicos = Juegos Paralímpicos.
Cuando el préstamo es parcial, y se lo toma solo el significado y no el
significante, estamos ante un CALCO SEMÁNTICO.
Se incorpora el significado de una palabra extranjera traduciéndola por ejemplo:
el “kidergarten” alemán se traduce por la expresión “jardín de infancia”, o los franceses
calcan la “olla podrida” española mediante su expresión “pot pourrí”, que a su vez
vuelve al castellano como el préstamo léxico popurrí. O también como ratón (mouse) en
informática.
A veces, lo que se produce es el deslizamiento de la voz de la lengua originaria
hacia la otra, debido a un parecido formal: jugar un papel (desempeñar un papel) < jouer
un rôle. Jouer tiene su equivalencia en jugar.
d. Palabras invertidas:
No son préstamos lingüísticos, pero se asimilan a ellos y hasta se confunden,
pues una palabra invertida puede ser un préstamo en otra.
La inversión de una voz se produce en la búsqueda de una expresión vital que se
quiere en el poder evocador de su significante:
-Chupóptero: persona que vive sin trabajar o que percibe uno o más sueldos por
un trabajo que no realiza.
-Suripanta: 1. Mujer ruin, normalmente despreciable; 2. F. desus. Mujer que
actuaba de corista o de comparsa en el teatro.
-Gas: inventada por Jan Batista Van Helmont, del griego chaos, en el s.XVII.
Algunos préstamos lingüísticos son resultados de curiosos casos de ida y vuelta:
-Mayonesa: es una voz que viene del francés mayonnaise, al parecer alteración
de mahonnaise, voz que comenzó a utilizarse después de la toma de Mahón por el duque
de Richerlieu en 1756; de ahí que en español exista mahonesa junto a mayonesa.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 91
-En francés tennis, voz tomada del inglés, cuya forma era en inglés antiguo
teneis, de origen francés: el imperativo tenez, pronunciado por el jugador que lanza la
pelota.
Bizzarro, del vasco “bizar”-“barba” y de origen preindoeuropeo. De ahí pasa al
castellano con el significado “valiente ganador” y sucesivamente al francés “bizarre”
como “insólito, extraño, fuera de lo común”. De esta lengua migra a otras europeas
como en inglés “bizarre” – “raro, extravagante” y al italiano “bizzarro” –“extravagante,
iracundo”. Entre las lenguas europeas, exceptuando el vasco, solo en castellano se
mantiene su sentido original como “valiente” y se desaconseja su uso con el significado
de “raro, extraño”.
e. Cultismos léxicos:
(May). Palabras procedentes de una lengua clásica adoptadas directamente, con
una leve asimilación al sistema fonológico receptor:
-Son latinismos: déficit, dómine, médula, quórum, referéndum, currículum,
hábitat.
-Son helenismos: bautizar, hipopótamo, imbécil, limosna, oligarquía, rábano.
Los cultismos llegar a convivir con las formas patrimoniales en la lengua
produciéndose los DOBLETES:
Seglar / secular.
Lindo – limpio / límpido.
Raudo / rápido.
Delgado / delicado.
Fondo / hondo, jondo.
Folgar = holgar / huelga, juerga.
Limosna: la palabra griega “eleemosyne” proviene de “éleos”, que quiere decir
compasión y misericordia; inicialmente indicaba la actitud del hombre misericordioso y,
luego, todas las obras de caridad hacia los necesitados. Esta palabra transformada ha
quedado en casi todas las lenguas europeas: En francés: aumone; en español: limosna;
en inglés: alms; en portugués: esmola; en alemán: almosen.
Igual que existen cultismos léxicos, los hay semánticos, aquellos que mantienen
el mismo significado que en la lengua origen.
En la actualidad los cultismos léxicos son muy frecuentes por las necesidades
del lenguaje científico y técnico para tener voces nuevas.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 92
No son cultismos en sentido estricto, pues son el resultado de la formación de
palabras con elementos cultos, por lo que resultan comunes a todas las lenguas de
cultura: discoteca, enzima, micrófono, proteína, termómetro.
Sólo algunos casos aislados son formaciones cultas realizadas en especial, por
ejemplo semáforo: es de origen griego: señal y-foro, llevar, es decir, semáforo es lo que
“lleva las señales”.
4º. Formación de palabras nuevas (May).
Consiste en la ampliación del conjunto de voces del idioma con mecanismos de
tipo morfológico, y partiendo de elementos ya presentes en el lenguaje, o con otros
tomados de fuera. La lengua dispone de dos medios para la construcción de unidades
léxicas:
a. Composición: participan dos o más unidades léxicas que pueden
aparecer libres en la lengua (dos o más lexemas).
a. Sinapsia: Intervienen al menos dos unidades léxicas.
La unión de los miembros en al Sinapsía es de naturaleza sintáctica, no
morfológica como en los derivados y en otros compuesto, por lo que es difícil
determinar si se ha producido la lexicalización o no.
La relación sintáctica entre las dos partes del compuesto se realiza en español
habitualmente con de:
o Pañuelo de bolsillo.
o Goma de mascar.
o Toro de Lidia.
o Golpe de estado.
o Conferencia de prensa.
o Silla de ruedas.
o Casa de huéspedes.
o Betún de Judea.
Frecuentemente la relación sintáctica entre los elementos se efectúa con a: olla a
presión, mando a distancia, avión a reacción, por influencia de extranjerizante.
Es más rara la presencia de otras preposiciones: tres en raya (juego) o manto en
carga (capa acuífera entre dos capas permeables).
La Sinapsía es un procedimiento de formación de palabras propio de los
lenguajes científicos y técnicos, y poco frecuente en la lengua usual y en la literaria.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 93
Podremos considerar una construcción como Sinapsía cuando su significado sea
siempre el mismo, así como sus elementos y su orden, además de estar aceptada por los
hablantes y ser de uso frecuente.
Los elementos de estas formaciones tienen la posibilidad de expandirse: silla de
ruedas = gran silla de ruedas giratoria.
Son elementos lexicalizados pese a esas posibilidades de expansión, pues su
significado es único y constante.
La voz letra es polisémica, pero letra de cambio no.
b. Disyunción.
La disyunción de origen a un tipo de lexías, las compuestas, en las que los dos
elementos participantes no se han soldado gráficamente, por más que la
lexicalización
sea un hecho:
o Guerra civil.
o Cuento chino.
o Pez espada.
o Opinión pública.
o Cama nido
o Tinta china.
Los compuestos por disyunción designan un solo objeto, lo cual confirma la
lexicalización. El primer elemento es la denominación, el segundo es una especificación
del primero.
La disyunción es una forma de composición no muy frecuente en español,
motivo por el que escasea en textos literarios.
El ámbito donde se encuentra el mayor numero de formaciones de esta clase es
en el de las denominaciones de animales y plantas, por la estructura DENOMINACIÓN
+ ESPECIFICACIÓN presente en su estructura.
o Oso hormiguero.
o Martin pescador.
o Espino negro.
o Pájaro carpintero.
o Pájaro bobo,
o Sauce llorón.
o Álamo temblón.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 94
o Cabra montés.
c. Contraposición.
Representa un grado más elevado de unión grafica que la disyunción, pues los
dos elementos se escriben unidos por un guion la mayoría de las lenguas.
La RAE restringe el uso de los guiones, lo que produce dudas cuando se escribe:
o Coche-bomba.
o Falda-pantalón.
o Coche-cama.
o Buque-escuela.
Cuando los gentilicios de dos pueblos o territorios que formen un compuesto
aplicable a una tercera entidad geográfica o política en la que se han fundido los
caracteres de ambos pueblos o territorios, dicho se escribirá sin separación de sus
elementos: hispanoamericano, checoslovaco, afroantillano. En los demás casos, es decir,
cuando no hay fusión, sino oposición o contraste entre dos elementos oponentes, se
unirán con guion: franco-prusiano, germano-soviético.
En la contraposición suelen intervenir dos adjetivos pues el resultado buscado es
un adjetivo, o un sustantivo empleado en funciones determinativas o calificativas.
En ellos predomina más la relación semántica entre los elementos del compuesto
que la relación sintáctica. Ni siquiera se conserva entre los adjetivos una concordancia
gramatical: un proceso físico-químico, una prueba físico-química. Lo cual demuestra el
grado de fusión de los elementos que se ha llegado.
Si los participantes en los compuestos son dos sustantivos, es el primero el que
confiere la categoría gramatical al elemento resultante: buque-escuela es masculino.
El segundo de los sustantivos actúa con una función predicativa que designa el
fin del objeto designado.
Este hecho determina la frecuente confusión de los compuestos por
contraposición con los compuestos por disyunción:
o Buque-escuela = buque escuela.
o Coche-cama = coche cama.
o Vagón-cisterna = vagón cisterna.
Los compuestos por contraposición responden a una estructura sintáctica de
coordinación y no debemos considerarlos compuestos por disyunción: guerra + civil es
diferente a químico + físico.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 95
En algunas ocasiones aparecen elementos contrapuestos unidos por un guion
como simple representación formal, pero no son compuestos, pues carecen de
lexicalización y los términos que intervienen mantienen el significado que poseen
independientemente.
Tan solo se desea indicar la dirección, sustituyendo el guion a una estructura
sintáctica más compleja: un misil aire-tierra, es un misil que lanzado por un avión es
capaz de alcanzar objetivos situados en la tierra.
d. Yuxtaposición.
La fusión grafica de los elementos participantes en el compuesto es total, así
como su lexicalización y su gramaticalización.
Es muy abundante y de fácil creación. Bernard Pottier las llama Lexías
compuestas.
La estructura es muy sencilla: la yuxtaposición de dos elementos.
En el compuesto se pueden presentar un gran número de formas, según la
categoría gramatical de los componentes, la categoría final, y las relaciones sintácticas y
semánticas que mantengan entre si los dos elementos: bocamanga, aguardiente,
agridulce, ciempiés, matamoscas, bogavante, correveidile, madreselva, hierbabuena,
grandilocuente, malasangre, pasatiempo, catalejo, hazmerreir, telaraña, pelirrojo,
tonticiego, mediodía, hincapié, mandamás, etc.
Prefijos vulgares.
La formación de palabras mediante prefijos vulgares se considera
tradicionalmente como parte de la composición, y no de la derivación, pues estos
prefijos coinciden con las preposiciones; esto es, se unen dos elementos independientes
en la lengua.
El prefijo vulgar se antepone a la palabra base, y puede tener o no, existencia
independiente como preposición, lo que le confiere la cualidad de inseparable o
separable: apolítico/reencuentro.
Los prefijos se unen indistintamente a sustantivos, adjetivos y verbos:
o Predominio. o Prejuicio. o Previsión.
o Previo.
o Previsible.
o Preclaro.
o Preconcebido.
o Predecir.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 96
o Predominar.
o Antidisturbios.
o Incapaz.
o Desautorizar.
e. Acortamiento.
En principio, el acortamiento es el proceso opuesto a la composición, pues no se
trata de añadir, sino de suprimir. Pero también se llega a la composición a través del
acortamiento de palabras.
Es un proceso propio del lenguaje del comercio, de la administración, y, en
general, de los lenguajes especializados, por lo que no se suele encontrar en los textos
de carácter literario, con excepción de aquellas que reflejen el habla cotidiana y
coloquial.
Desde hace algunos años el acortamiento de palabras está despertando un interés
ya que la lengua hace un abundante, y hasta excesivo, uso.
e.1. Abreviamiento o truncamiento.
Consiste en la reducción del cuerpo fónico de una palabra. Se produce por la
pérdida de sílabas completas y suele ser por apócope, rara vez por aféresis.
- cine (cinematógrafo)
- foto (fotografía)
- profe (profesor)
- zoo (zoológico)
- bus (autobús)
e.2. Abreviatura simple:
Es la representación de una palabra en la escritura con una o varias letras (se
suprimen letras, no sonidos). Siempre se mantienen la primera o primeras letras para
identificar la palabra.
- Puede producirse por apócope : d. (don)/ tel. (teléfono)/ s. (san).
- También es frecuente por síncopa: admón. (administración)/ Dr. (doctor)/
entlo. (entresuelo).
e.3. Acronimia.
Unión del comienzo de una palabra con el final de otra, o, más raramente, el
final de una y el comienzo de otra.
Es una forma de composición muy moderna y de carácter técnico.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 97
Normalmente son voces hechas en otras lenguas y después introducidas en la
nuestra, aunque hay alguna de carácter autóctono:
- aceriales aceros industriales.
- autobús automóvil ómnibus.
- bit binary digit.
- informática información automática.
- motel motorist hotel.
- tergal poliéster galo.
- nylon New York London.
- transistor transfer resistor.
e.4. Abreviatura compuesta.
Lo abreviado son dos o más palabras, y sólo se retiene la primera letra de cada
una de ellas. Es una formación de carácter gráfico y no fónico.
Es un procedimiento en retroceso y sólo se conserva en fórmulas estereotipadas,
cada vez menos empleadas y como convenciones en determinados tipos de textos:
- D. e. p. -
descanse en paz
- l. c.
lugar citado
e.5. Abreviaturas complejas (siglas)
Si lo abreviado son los nombres propios estaremos ante la sigla, llamada también
abreviatura compleja, con diferentes fórmulas para su constitución. Su motivación, a
veces, llega a ser oscura o desconocida para el usuario.
Son varios los tipos existentes de siglas:
e.5.1. Sigla transparente.
Es una abreviatura compuesta; al ser empleada se pronuncia la forma
desarrollada, no la abreviada, pues su contenido es conocido por los usuarios:
· CCOO
se lee como Comisiones Obreras
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ESPAÑOL NORMATIVO II 98
· RNE
se lee como Radio Nacional de España
· RTVE
se lee como Radiotelevisión Española
Esta sigla se caracteriza frente a la abreviatura compuesta en que la sigla es un
nombre propio y la abreviatura no.
e.5.2. Sigla opaca
Se caracteriza por no dejar entrever su contenido. Puede ser de dos tipos:
e.5.3. Sigla opaca deletreada.
En ellas se pronuncia el nombre se cada una de las letras de sus componentes:
DVD se lee deuvedé
PP se lee pepé
ABS se lee abeese
e.5.4. Sigla opaca leída secuencialmente.
Se lee como si se tratase de cualquier otra palabra de la lengua, sin interpretar el
valor inicial de cada letra:
AVE se lee, ave.
RENFE se lee, renfe.
TALGO se lee, talgo.
Ovni se lee, ovni.
Radar se lee, radar.
UNED se lee, uned.
Algunas de las siglas opacas son mixtas para facilitar su pronunciación: PSOE
se lee, pesoe.
Cuando se crean SIGLAS, con frecuencia se busca un carácter evocados,
expresivo, o que tengan cierta motivación (esto no sucede en el seco lenguaje de la
administración).
La informática, terreno muy abonado para la creación de siglas, posee una fuerte
tendencia a construir siglas coincidentes con elementos léxicos ya existentes en la
lengua, pero no es el único.
Siglas recientes donde se ve con mayor nitidez esta tendencia es:
· AVE (Alta Velocidad Española) = rapidez.
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· ACUDE (Asociación de Consumidores y Usuarios de España).
· IDEA (Instituto de Estudios Asturianos).
Puede ocurrir que la coincidencia sea fortuita, y entonces se sustituyen las siglas
por otras:
· *MULA que pretendía ser el Mando Unificado en la Lucha Antiterrorista.
· *COJO que debiera haber sido Comité Organizador de los Juegos Olímpicos
= COOB92 (Comité Organizador de la Olimpiada de Barcelona 1992).
La expresividad no solo aparece en la creación, sino que el usuario busca a veces
un carácter más o menos festivo:
· *OTAN se interpreta Organización Terrorista con Armas Nucleares.
· *CAMPSA se interpretó Como Amasan Millones Prieto Sotelo y Anido.
El género de estas formaciones no depende de su forma final sino del que tenga
el elemento de mayor peso en el conjunto, este persente o no en el conjunto:
· Son femeninos: RENFE, UGT, OTAN, TVE, UNED
· Son masculinos: MOPU, AVE, TALGO, ERE, COI.
· Su número es singular salvo que todos los formantes vayan en plural: Las
CCOO, Los EEUU, Las FFAA.
· Al oscurecerse o perderse el significado de la sigla llega a lexicalizarse e
incluso permite la derivación: ovni, radar, talgo, ugetista, pepero.
CONCLUSIÓN:
Son numerosas las formas de composición de palabras nuevas en español. Se
han producido a lo largo de la historia de la lengua, lo cual, posiblemente ha hecho que
en unas épocas se prefiera un tipo de formación y en toras otro, o con estructuras
sintácticas internas diferentes de acuerdo con los gustos de esa época o con las
tendencias generales de la lengua.
En su conjunto, la composición de palabras es un proceso que parece haber
entrado en decadencia, solo revitalizado por las construcciones síglicas y por algunos
procesos que permiten una gran expresividad, sobre todo en formaciones VERBO +
SUSTANTIVO.
En la actualidad el proceso de creación de palabras recae sobre la Derivación.
2. Derivación.
Hay algún elemento gramatical que no puede aparecer libre en la lengua (lexema
+ afijos).
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 100
Consiste en la creación de elementos léxicos nuevos por la adicion a palabras ya
existentes en la lengua de elementos inseparables (afijos), o por la supresión de algún
sufijo.
Diferencia entre flexión y derivación:
-Flexión: no hay aportaciones nuevas de significado, tan solo de función.
-Derivación: Hay variaciones de significado, y en menor medida, cambios de
categoría gramatical, pero no modificación de función.
Su enorme rendimiento en la lengua actual nos permite encontrarlos con
facilidad en cualquier manifestación lingüística.
Prefijos cultos:
Su funcionamiento no es similar al de los demás afijos por que reciben el
nombre de pseudoafijos o afijoides (pseudoprefijos y prefijoides, pseudosufijos y
sufijoides).
Pueden aparecer como primer elemento de la nueva formación y como segundo.
Son prefijos desde el momento en que se anteponen a la base léxica; y son falsos
por su origen culto, y su introducción reciente en la lengua en palabras creadas
artificialmente en el lenguaje científico y técnico: biografía, biología, cronología,
teléfono, videojuego, videocámara, televisión.
En la lengua general su rendimiento no es muy alto pues no pasan a ella todas
las palabras de las terminologías especializadas.
Cuando esos elementos abandonan el ámbito restringido y pasan al uso cotidiano,
dan lugar a derivados sin cesar, unidos a bases cultas o a palabras existentes en la
lengua: autoabastecimiento, bactericida, termonuclear, narcodólar.
A veces estos elementos prefijales tienen la función de realzar el significado del
término primitivos. Caso del prefijo super-: supereconómico, supercontento, supercoche,
supermercado, supergarantía.
La versalita de estos elementos es enorme, y forman elementos de diversas
categorías gramaticales.
Una vez construida una palabra con algunos de ellos puede dar lugar a una gran
variedad de compuestos y derivados:
o Infravalorar = infravalorado, infravaloración.
o Radiotelevisar = radiotelevisado, radiotelevisión.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 101
Cuando en las nuevas formaciones los dos elementos son de origen culto, poseen
muchas similitudes con las palabras compuestas, sobre todo cuando algunos pueden
actuar tanto como prefijo como base léxica:
o Cromo = cromografía, monocromo.
o Foto = fotografía, telefoto.
o Logo = logopedia, filólogo.
o Metro = metrónomo, termómetro.
Sufijos: Es el más importante de los procedimientos de la derivación.
La sufijación consiste en la adición de un elemento, el sufijo, a un elemento
léxico ya existente en la lengua
Todas esas formaciones deben tener una modificación en el significado
primitivo y, posiblemente, en la función.
El sufijo indica la categoría gramatical a la que pasa a pertenecer la unidad
creada, sustantivos, adjetivos, verbos o adverbios: creacionismo, humanidad, hombría,
etc.
Los sufijos no son monovalentes, pues pueden poseer distintos valores. Y
distintos sufijos puede expresar una idea.
o Acción: alzamiento, superación, vasallaje, mordedura.
o Estado duradero: aburrimiento, estancamiento.
o Cualidad: honradez, españolidad, timidez, invalidez.
o Colectivos: resistencia, audiencia, yeguada, nervadura.
o Objeto o instrumento: cerradura, armadura.
o Lugar: desembocadura, asentamiento.
o Persona que hace o recibe una acción primitiva: frutero, cocinero, ingeniero.
o Sufijos en –ancia o –encia (sufijos cultos): abundancia, decadencia, infancia,
prudencia.
o Sufijos en –cion (abundantes y con una productividad apoyada por el lenguaje
científico y técnico): inculpación, tasación, movilización, clasificación.
o Sufijos apreciativos:
Sirven para expresar sentimientos o juicios de valor añadidos a la palabra de la
que se parte.
Son los llamados tradicionalmente aumentativos y diminutivos: banderín,
escobilla, perrito, palomita, taponcete, ladronzuelo, pañuelo, palacete, amiguete,
ramillete, boletín, faldón, novelón, tazón, nubarrón, cochazo, chaquetón.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 102
En los diminutivos puede haber un sentido de la aminoración o también el
usuario puede introducir sus propios sentimientos en el discurso mediante esa
posibilidad:
- Le dijo cuatro palabras.
- ¿Te has tomado la sopita?
El diminutivo –ito/-illo, los de mayor empleo, y tienen un uso preponderante en
determinadas zonas geográficas:
- –ico: Navarra, Aragón, Murcia y Andalucía.
- –uco: Cantabria.
- –ino: León y Extremadura.
- –iño: Galicia.
- –in, -ino: Asturias, León y Extremadura.
Los sufijos aumentativos también poseen valores afectivos, especialmente el
despectivo, con el que se halla muy ligado, y en general, todos los peyorativos, aunque
no exclusivamente: bribonazo, padrazo, moscarda, guisote, monigote.
El valor más frecuente es el de golpe, que se encuentra ligado al sufijo –azo:
puñetazo, bastonazo, manotazo, codazo, martillazo.
También al sufijo –on: apretón, pisotón.
El sufijo –ada también se utiliza para expresar “golpe” para formar sustantivos
femeninos: pedrada, puñalada, lanzada, calabazada.
Alomorfos: Subterráneo, sonrosado, socavón = socavar.
Los sufijos –ble y –al se unen para formar adjetivos, muchas veces sustantivados.
Los derivados en –ble se forman a partir de verbos y significa que el sujeto tiene
la capacidad de que se efectúe en él la acción designada por el verbo: atribuible, bebible,
inviable, verificable, combustible.
Con el sufijo –al se forman derivados cuyo significado es el de “relativo” a lo
designado por la base léxica: artesanal, peatonal, inusual, comarcal, manantial,
catedral, diagonal.
Con –ista se construyeron adjetivos que pueden sustantivarse y cuya
significación es la de “partidario, seguidor, aficionado”, a veces son su correspondiente
sustantivo en –ismo:
- Budista = budismo.
- Capitalista = capitalismo.
- Europeísta = europeísmo.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 103
- Submarinista = submarino.
Los sufijos no solo sirven para crear sustantivos o adjetivos sino también los hay
verbalizadores: -ar, -ear, -ecer, -ificar: abonar, alamar, sentenciar, publicar, bucear,
analizar, campear, pestañear, organizar, establecer, significar, ejemplificar, fortalecer,
etc.
Interfijos.
Yakov Malkiel los llama interfijos; según otros, infijos o afijos residuales.
Son unos elementos átonos sin función gramatical ni significativa, tan solo
morfomonemática, pues sirven de enlace entre la base léxica y los sufijos:
- Vent-orr-ilo.
- Pan-ad-ero.
- Café-c-ito.
- Polv-ar-eda.
- Hum-ar-eda.
- Carn-ic-ero.
Parasíntesis: es la combinación de elementos de la composición y la derivación,
o de la prefijación y de la sufijación.
No es un mecanismo especial de formación de palabras, sino que hace uso de las
prefijaciones y las sufijaciones.
Según una postura más restrictiva solos eran elementos parasintéticos aquellos
que fuese resultado de la composición y la sufijación a la vez, aunque con la condición
de que no exista de forma aislada en la lengua el segundo elemento del compuesto con
este sufijo: adelgazar, picapedrero, quinceañero, ropavejero.
Adelgazar (Pref.:a; Lex.:delga; Inf.:z; Suf.:ar;): No existe delgazar, por eso es
parasíntesis .
Quinceañero (Lex.:quinc; Lex.:añ; Suf.:ero;).
Destornilladorcitos (Pref.:des; Lex.:tornill –tornillo [lex.:torn; suf.:illo;
(lexicalizado)]- Vocal temática (morfema): a; Alomorfo: dor; Inf.: c; Sufijo
diminutivo: itos –morfema flexivo de plural: s-. Se trata de una palabra parasintética,
pues tornillador no existe.
*AMPLIACIÓN DE LOS ARTÍCULOS DE SAKAI (ANÁLISIS
MORFOLÓGICO)
Análisis morfológico
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 104
La palabra. Es una unidad lingüística formada por uno o más monemas. Los
monemas son las unidades más pequeñas dotadas de significación.
CLASES DE MONEMAS
Los monemas pueden ser raíces o morfemas.
La raíz o lexema es el elemento fijo de la palabra y su significado es pleno, pues
transmite un concepto que puede hallarse en el diccionario. Así en empuñadura, puñado,
puñal, puñalada, puñetazo, hay un elemento invariable (puñ-) que es la raíz.
Un caso especial son los verbos polirrizos, que alternan varios lexemas distintos
como los verbos ser e ir
Tanto morfemas como lexemas pueden combinarse con otros monemas para
formar palabras (gat-, -o) o aparecer de forma independiente (ellos solos forman
palabras. (Ej.: sol, de). Constituyen morfemas independientes preposiciones,
conjunciones y artículos. No está clara la naturaleza de los monemas presentes
determinantes y pronombres.
Los morfemas cumplen dos funciones:
- Los morfemas flexivos relacionan unos lexemas con otros.
- Los morfemas derivativos modifican y concretan la idea general expresada por
la raíz.
* Los morfemas derivativos (o afijos)
- Modifican y concretan el significado de la raíz de forma sustancial (prefijos y
sufijos aspectuales) o superficial (sufijos apreciativos). Según su colocación pueden ser
prefijos (delante de la raíz) sufijos (detrás de la raíz) o interfijos (entre la raíz y un
sufijo).
→ Prefijos.
Características: No cambian la categoría gramatical, suelen ser monosémicos,
pueden presentar alomorfia (vicedirector/ vizconde/ virrey), suelen ser átonos y por eso
no alteran el acento natural de la palabra ni modifican la raíz.
Ejemplos de prefijos.
→ Sufijos.
Pueden ser apreciativos (diminutivos, aumentativos, despectivos o peyorativos y
superlativos) y aspectuales (los demás)
Características: Pueden cambiar la categoría gramatical de la palabra [historia
(sust.) > histórico (adj.)], suelen tener más de un significado [-ado: conjunto (arbolado),
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 105
empleo (doctorado); acción (peinado), lugar (condado)…]; presentan gran alomorfia
(bon-dad/casual-idad, contrar-iedad, liber-tad), son tónicos y por eso modifican el
acento natural de la palabra y alteran la estructura formal de la palabra (cuerno > corn-
ada)..
Ejemplos de sufijos. Ver hoja
→ Interfijos.
Como se ha dicho, son segmentos situados entre la raíz y el sufijo. (Ej.: polv-ar-
eda). ), o, más raramente, entre un prefijo y la raíz: en-s-anchar)
Para saber si un elemento es realmente un interfijo (y no un sufijo previo a otro
sufijo), eliminamos el sufijo final y comprobamos si lo que queda (la raíz + el supuesto
interfijo) tiene o no existencia independiente en la lengua. Si existe, es un sufijo (ej: en
puñ-al-ada, –al- es sufijo porque existe puñal); si no, es interfijo (Ej.: en curs- il- ada, -
il- es interfijo porque no existe *cursil)
Los morfemas flexivos ( o gramaticales)
- No modifican el significado de la raíz, sino que aportan nociones gramaticales
(género, número, tiempo…) relacionando una raíces con otras (Los niños juegan)
a) Morfemas flexivos nominales.
a.1. El género.
Sólo unos pocos sustantivos (los que nombran a personas y animales, y no todos)
presentan morfemas de género, es decir, unas marcas formales que alternan unas con
otras. En castellano son Ø/-e/-o para masculino y –a para femenino. (león /leona;
nene/nena; niño/niña).
Otras oposiciones más esporádicas son –Ø /-sa (duque/ duquesa) –Ø /-esa
(abad/ abadesa); -a /-isa (poeta /poetisa) ; -e/-isa (sacerdote / sacerdotisa); Ø /-na (rey
/reina); -o /-ina (gallo/gallina); -or/ -riz (actor/ actriz)...etc.
En los adjetivos debemos distinguir los de dos terminaciones (Ø, -o/ -a; hablador
/-a; blanco/-a) de los de una sola que no tienen morfema de género (feliz).
a.2. El número. Es igual en adjetivo y sustantivo: Ø /-s,-es: libro/libros; leal/
leales. b) Morfemas flexivos verbales.
b.1. La vocal temática (VT).
Indica la conjugación a que pertenece el verbo. En la primera conjugación es –a-
,Ø y en 2ª y 3ª puede ser e, i, el diptongo –ie- o Ø.
ADVERTENCIA: La vocal temática tiene una naturaleza híbrida entre morfema
flexivo y derivativo:
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ESPAÑOL NORMATIVO II 106
- es flexivo porque aporta un significado gramatical (conjugación)
- en el caso de los verbos parasintéticos y derivados funciona como un verdadero
sufijo al cambiar la categoría de la palabra base:
Fusil -> fusilar; gordo-> engordar.
En resumen, consideramos a la vocal temática:
- morfema flexivo en verbos no derivados (am-a-r)
- morfema flexivo y derivativo en verbos parasintéticos y derivados.
b.2. Morfemas de número y persona. (NP). Las dos características aparecen
siempre amalgamadas, es decir, no hay un morfema de persona y otro de número, sino
que un único morfema indica ambas categorías conjuntamente. Son los siguientes:
1ª ps. Ø
2ª p.s. -s (salvo en el imperativo y el pret. perf. simple: Ø )
3ª p.s. Ø
1ª p.p. -mos
2ª p.p. -is (salvo en el imperativo –d)
3ª p.p. -n
b.3. Morfemas de modo-tiempo-aspecto. (MTA). Es otro morfema
amalgamado y es el segmento que queda tras aislar la raíz, la vocal temática y el
morfema de número y persona. (Si no queda nada, el morfema de MTA será Ø).
Ejs.: cant-a-ba-mos; cant-a Ø- mos
Las formas no personales (Inf., Part, Ger.) tienen raíz y vocal temática, pero no
morfemas de persona y número ni de modo, tiempo y aspecto. En su lugar, presentan el
morfema de Inf, Ger. o Part.
Ej: cant- a (VT) –r (morf. de Inf.)
Escrib- ie (VT) –ndo (morf. de ger.)
Beb- i (VT) –do (morf. de part.)
b.4. Análisis de tiempos compuestos y perífrasis verbales. Estas formas están
compuestas por un verbo auxiliar (que aporta los contenidos gramaticales) y una forma
no personal que aporta el lexema.
CLASIFICACIÓN DE LAS PALABRAS SEGÚN SUS MONEMAS
Las palabras pueden ser:
*de base léxica (si tienen al menos un lexema) o de base gramatical
* variables (si admiten morfemas flexivos) o invariables(si no los admiten)
* primitivas (no tienen morfemas derivativos) o derivadas.
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 107
* simples o compuestas
* parasintéticas.
PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS:
1.- DERIVACIÓN. Consiste en formar palabras añadiendo a un lexema prefijos
o sufijos. Observaciones.
1) Es relativamente frecuente que encontremos palabras aparentemente
derivadas en las que detectamos un formante que confundimos con un afijo derivativo,
sin que exista una palabra simple que actúe como base de derivación. En ese caso, no
es posible la segmentación porque no existe en nuestra lengua el supuesto lexema
independiente. Debemos analizarlas, pues, como palabras simples. Así, por ejemplo,
sucede en remitir, concebir, suprimir, etc. Se suele tratar de palabras cultas recuperadas
del latín como derivados, sin que se haya recuperado también la palabra simple.
2) En ocasiones, la combinación de la base de derivación y de un sufijo puede
dar lugar a modificaciones fonéticas en la base (alomorfos). Así sucede, por ejemplo,
en: dividir → división ;
concebir → concepción; expandir → expansión...
3) A veces distinguir entre sufijos e interfijos es difícil. No hay que confundir
sufijos que preceden a otro como en en-roj-ec-i-miento, des-a-fortun-ada-mente, con
interfijos, cuya única función es la de permitir la conexión de la base y el sufijo
derivativo o entre varios sufijos derivativos:
cancion-c-ita, cafe-t-ería
4) Puede resultar complicado distinguir lo que es el sufijo derivativo de lo que
son las marcas
flexivas de género. Así, por ejemplo, un sufijo como –ura no puede dividirse en
–ur–a, pues no es posible modificar el género de las palabras formadas mediante este
sufijo: hendid-ura, morad-ura (*hendiduro, *moraduro).
2.- COMPOSICIÓN. Consiste en formar palabras a partir de dos o más raíces o
palabras simples.
El criterio para considerar una palabra como compuesta es que uno de sus
componentes esté inmovilizado en cuanto al género y número. Es decir, el plural afecta
sólo a uno de los elementos y el otro se mantiene invariable (el/los sacacorchos;
exámenes teórico-prácticos, hombres rana)
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ESPAÑOL NORMATIVO II 108
* Aunque en sentido estricto y aplicando un criterio sincrónico, sólo deberíamos
contemplar como compuestas las palabras que parten de palabras patrimoniales, es decir,
las ya existentes en el propio idioma (limpiabotas, enhorabuena, pelirrojo,
duermevela…). Por tradición, se suele hablar también de compuestos cultos, cuyos
componentes son raíces grecolatinas (democracia, antropólogo)
- No obstante, cuando se unen un elemento culto y otro patrimonial, seguiremos
el criterio de considerar la palabra como derivada considerando el elemento culto como
afijo. Por ejemplo, consideramos, bianual, hipermercado o televisión como derivadas
con prefijos bi, hiper, o tele.
(Mientras que bígamo, hipertrofia o telescopio se toman como compuestos
cultos)
Hay dos tipos de compuestos:
2.a. compuestos sintagmáticos: sus elementos no están unidos gráficamente,
pero forman una unidad sintáctica y semántica: estrella de mar, cama nido. También se
consideran compuestas las palabras con dos elementos unidos por guión, como físico-
químico, histórico-social…etc.
2.b. compuestos ortográficos. Están formados por dos o más palabras unidas
gráficamente. Según su origen, pueden ser:
2.b.1 patrimoniales: proceden del propio idioma (limpiabotas, enhorabuena,
pelirrojo, duermevela…)
2.b.2. cultos. Sus componentes son formantes grecolatinas (democracia,
antropólogo) (Y queda el caso de los prefijos cultos como bi-, hiper, tele?-, que tampoco
en la lengua de origen son lexemas)
En el análisis de palabras compuestas hay que localizar primero esos lexemas y
discriminar las marcas flexivas de cada lexema de las marcas flexivas de toda la palabra
compuesta:
a) Hombres rana Õ hombre + rana. (La –s marca el plural de todo el
conjunto).
b) Rojinegras Õ [roj + i + negr- ] + -a- + -s. (La –a y la –s marcan el género y
número de todo el conjunto.)
c) Sacacorchos Õ [sac(a)] + [corcho +(-s)] (La -s afecta sólo al segundo
elemento. No es morfema de número de la palabra resultante. La –a es resto de la vocal
temática, morfema del verbo sacar) (El análisis, por tanto, es diferente del de bocacalles)
3.- PARASÍNTESIS
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ESPAÑOL NORMATIVO II 109
Se puede hablar de parasíntesis en dos sentidos:
3.1. Parasíntesis por prefijación y sufijación. Consiste en formar palabras
mediante la adición simultánea de un prefijo y un sufijo a una raíz.
No todas las palabras que presentan la estructura prefijo+ raíz + sufijo son
parasintéticas, pues es necesario que prefijo y sufijo se hayan incorporado a la raíz de
forma conjunta y simultánea. Esto exige que no existan con anterioridad en la lengua ni
la parte final ni la inicial.
Ej.: enloquecer es parasintética (*enloco, *loquecer) pero no lo es extraconyugal
(porque previamente existe conyugal)
3.2. Parasíntesis por composición y sufijación.
Consiste en formar palabras mediante la fusión de dos raíces o palabras y un
sufijo.
Las teorías más estrictas, exigen que también en este tipo de parasíntesis los tres
constituyentes se integren simultáneamente formando una unidad de modo que no sea
posible encontrar en la lengua como vocablos independientes ni el primer segmento
(raíz + raíz) , ni el segundo (raíz + sufijo).
Ej.; gordinflón sería parasintética porque no existe ni *gordinflar ni *inflón, pero
primogenitura no lo sería porque sí existe primogénit(o).
4.- Otros procedimientos de formación de palabras:
4.1. por acortamiento cole, Lupe,
4.2 Siglas: COI, (Se suele buscar la pronunciabilidad)
4.3. Acronimia: frontenis, Marisa…
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RESUMENES DE LOS ARTÍCULOS COLGADOS EN
SAKAI. TEMA 3.
ARTICULO 1. GÉNERO PANHISPÁNICO. FORMACIÓN DEL
FEMENINO EN LAS PALABRAS
a) Aquellos cuya forma masculina acaba en -o forman normalmente el femenino
sustituyendo esta vocal por una -a: bombero/bombera, médico/médica,
ministro/ministra, ginecólogo/ginecóloga. Hay excepciones, como piloto, modelo o
testigo, que funcionan como comunes: el/la piloto, el/la modelo, el/la testigo (no debe
considerarse una excepción el sustantivo reo, cuyo femenino etimológico y aún vigente
en el uso es rea, aunque funcione asimismo como común: la reo). También funcionan
normalmente como comunes los que proceden de acortamientos: el/la fisio, el/la
otorrino. En algún caso, el femenino presenta la terminación culta -isa (del lat. -issa),
por provenir directamente del femenino latino formado con este sufijo:
diácono/diaconisa; y excepcionalmente hay voces que tienen dos femeninos, uno en -a y
otro con la terminación -esa (variante castellana de -isa): diablo, fem. diabla o diablesa;
vampiro, fem. vampira o vampiresa.
b) Los que acaban en -a funcionan en su inmensa mayoría como comunes: el/la atleta,
el/la cineasta, el/la guía, el/la logopeda, el/la terapeuta, el/la pediatra. En algunos casos,
por razones etimológicas, el femenino presenta la terminación culta -isa: profetisa,
papisa. En el caso de poeta, existen ambas posibilidades: la poeta/poetisa. También
tiene dos femeninos la voz guarda, aunque con matices significativos diversos (→
guarda): la guarda/guardesa. Son asimismo comunes en cuanto al género los sustantivos
formados con el sufijo -ista: el/la ascensorista, el/la electricista, el/la taxista. Es
excepcional el caso de modista, que a partir del masculino normal el modista ha
generado el masculino regresivo modisto.
c) Los que acaban en -e tienden a funcionar como comunes, en consonancia con los
adjetivos con esta misma terminación, que suelen tener una única forma (afable, alegre,
pobre, inmune, etc.): el/la amanuense, el/la cicerone, el/la conserje, el/la orfebre, el/la
pinche. Algunos tienen formas femeninas específicas a través de los sufijos -esa, -isa o -
ina: alcalde/alcaldesa, conde/condesa, duque/duquesa, héroe/heroína,
sacerdote/sacerdotisa (aunque sacerdote también se usa como común: la sacerdote). En
unos pocos casos se han generado femeninos en -a, como en jefe/jefa, sastre/sastra,
cacique/cacica.
Dentro de este grupo están también los sustantivos terminados en -ante o -ente,
procedentes en gran parte de participios de presente latinos, y que funcionan en su gran
mayoría como comunes, en consonancia con la forma única de los adjetivos con estas
mismas terminaciones (complaciente, inteligente, pedante, etc.): el/la agente, el/la
conferenciante, el/la dibujante, el/la estudiante. No obstante, en algunos casos se han
generalizado en el uso femeninos en -a, como clienta, dependienta o presidenta. A veces
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ESPAÑOL NORMATIVO II 117
se usan ambas formas, con matices significativos diversos: la gobernante (‘mujer que
dirige un país’) o la gobernanta (en una casa, un hotel o una institución, ‘mujer que tiene
a su cargo el personal de servicio’).
d) Los pocos que terminan en -i o en -u funcionan también como comunes: el/la
maniquí, el/la saltimbanqui, el/la gurú.
e) En cuanto a los terminados en -y, el femenino de rey es reina, mientras que los que
toman modernamente esta terminación funcionan como comunes: el/la yóquey.
f) Los que acaban en -or forman el femenino añadiendo una -a:
compositor/compositora, escritor/escritora, profesor/profesora, gobernador/gobernadora.
En algunos casos, el femenino presenta la terminación culta -triz (del lat. -trix, -tricis),
por provenir directamente de femeninos latinos formados con este sufijo: actor/actriz,
emperador/emperatriz.
g) Los que acaban en -ar o -er, así como los pocos que acaban en -ir o -ur, funcionan
hoy normalmente como comunes, aunque en algunos casos existen también femeninos
en -esa o en -a: el/la auxiliar, el/la militar, el/la escolar (pero el juglar/la juglaresa), el/la
líder (raro lideresa), el/la chofer o el/la chófer (raro choferesa), el/la ujier, el/la sumiller,
el/la bachiller (raro hoy bachillera), el/la mercader (raro hoy mercadera), el/la faquir,
el/la augur.
h) Los agudos acabados en -n y en -s forman normalmente el femenino añadiendo una -
a: guardián/guardiana, bailarín/bailarina, anfitrión/anfitriona, guardés/guardesa,
marqués/marquesa, dios/ diosa. Se exceptúan barón e histrión, cuyos femeninos se
forman a través de los sufijos -esa e -isa, respectivamente: baronesa, histrionisa.
También se apartan de esta regla la palabra rehén, que funciona como epiceno
masculino (el rehén) o como común (el/la rehén), y la voz edecán, que es común en
cuanto al género (el/la edecán; → edecán). Por su parte, las palabras llanas con esta
terminación funcionan como comunes: el/la barman.
i) Los que acaban en -l o -z tienden a funcionar como comunes: el/la cónsul, el/la
corresponsal, el/la timonel, el/la capataz, el/la juez, el/la portavoz, en consonancia con
los adjetivos terminados en estas mismas consonantes, que tienen, salvo poquísimas
excepciones, una única forma, válida tanto para el masculino como para el femenino:
dócil, brutal, soez, feliz (no existen las formas femeninas *dócila, *brutala, *soeza,
*feliza). No obstante, algunos de estos sustantivos han desarrollado con cierto éxito un
femenino en -a, como es el caso de juez/jueza, aprendiz/aprendiza, concejal/concejala o
bedel/bedela.
j) Los terminados en consonantes distintas de las señaladas en los párrafos anteriores
funcionan como comunes: el/la chef, el/la médium, el/la pívot. Se exceptúa la voz abad,
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ESPAÑOL NORMATIVO II 118
cuyo femenino es abadesa. Es especial el caso de huésped, pues aunque hoy se prefiere
su uso como común (el/la huésped), su femenino tradicional es huéspeda.
k) Independientemente de su terminación, funcionan como comunes los nombres que
designan grados de la escala militar: el/la cabo, el/la brigada, el/la teniente, el/la
brigadier, el/la capitán, el/la coronel, el/la alférez; los sustantivos que designan por el
instrumento al músico que lo toca: el/la batería, el/la corneta, el/la contrabajo; y los
sustantivos compuestos que designan persona: el/la mandamás, el/la sobrecargo, un/una
cazatalentos, un/una sabelotodo, un/una correveidile.
l) Cuando el nombre de una profesión o cargo está formado por un sustantivo y un
adjetivo, ambos elementos deben ir en masculino o femenino dependiendo del sexo del
referente; por tanto, debe decirse la primera ministra, una intérprete jurada, una
detective privada, etc., y no la primera ministro, una intérprete jurado, una detective
privado, etc.: «Me llamo Patricia Delamo y soy detective privada» (Beccaria Luna [Esp.
2001]).
ARTÍCULO 2. LEÍSMO, LAÍSMO Y LOÍSMO.
LEÍSMO. 1. Es el uso impropio de le(s) en función de complemento directo, en lugar de
lo (para el masculino singular o neutro), los (para el masculino plural) y la(s) (para el
femenino), que son las formas a las que corresponde etimológicamente ejercer esa funci
ón (→ PRONOMBRES PERSONALES ÁTONOS, 1).
2. Los pronombres le, les proceden, respectivamente, de las formas latinas de dativo illi,
illis. El dativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento
indirecto. Por ello, la norma culta del español estándar establece el uso de estas formas
para ejercer dicha función, independientemente del género del sustantivo al que se
refiere el pronombre: «Conocí a un cirujano plástico a quien LE conté mi problema»
(Tiempo [Col.] 1.12.87); «Yo nunca LE conté a mi madre que había visto agonizando
[...] al hijo del Ferroviario» (Asenjo Días [Esp. 1982]); «Al despedirlos LES di veinte
pesos» (Ibargüengoitia Crímenes [Méx. 1979]). Por tanto, son casos de leísmo usos
como los siguientes, en los que le funciona como complemento directo: «Era Huayna
Cápac, según dicen muchos indios que LE vieron y conocieron, de no muy gran
cuerpo» (Salvador Ecuador [Ec. 1994]); «Los romanos [...] solían cocinarLE [el cerdo]
entero» (VV. AA. Matanza [Esp. 1982]). Debido a su extensión entre hablantes cultos y
escritores de prestigio, se admite el uso de le en lugar de lo en función de complemento
directo cuando el referente es una persona de sexo masculino: «Tu padre no era feliz.
[...] Nunca LE vi alegre» (TBallester Filomeno [Esp. 1988]). Sin embargo, el uso de les
por los cuando el referente es plural, aunque no carece de ejemplos literarios, no está tan
extendido como cuando el referente es singular, por lo que se desaconseja en el habla
culta: «Casi nunca LES vi con chicas» (Vistazo [Ec.] 3.4.97). El leísmo no se admite de
ningún modo en la norma culta cuando el referente es inanimado: El libro que me
prestaste LE leí de un tirón; Los informes me LES mandas cuando puedas. Y tampoco
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 119
se admite, en general, cuando el referente es una mujer: LE consideran estúpida,
aunque existen algunos casos en que el leísmo femenino de persona no se considera
incorrecto (→ 4f y g).
3. El leísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso
antietimológico de los pronombres átonos de tercera persona (→ LAÍSMO y
LOÍSMO), surge en Castilla durante la Edad Media. Todos estos fenómenos parecen
deberse al nacimiento, en época temprana de la evolución del castellano, de una
tendencia que, a diferencia de lo que ocurría en latín, en lugar de distinguir funciones
gramaticales a través de las distintas formas pronominales —le(s) para el complemento
indirecto y lo(s), la(s) para el complemento directo—, tiende a diferenciar entre
masculino y femenino, por un lado, y entre persona y cosa por otro; también influye en
muchos casos la condición de contable o no contable del referente. Muy a grandes
rasgos, la distribución, en este nuevo sistema, sería la siguiente: le(s) para el masculino
de persona; lo(s) para el masculino de cosa, y la(s) para el femenino de persona y de
cosa. El leísmo se documenta desde los primeros textos medievales castellanos. No
obstante, en el siglo XIII, época de la reconquista de casi toda Andalucía, este fenómeno
no se hallaba lo suficientemente extendido como para instalarse en la norma andaluza y,
por consiguiente, tampoco caló en el español atlántico (Canarias e Hispanoamérica). Así
pues, y en líneas muy generales, suelen distinguirse dos zonas: una marcadamente
leísta, que abarca el área central y noroccidental de Castilla —junto con focos aislados
en ciertos países hispanoamericanos— y otra no leísta, que abarca la mayor parte del
mundo hispánico.
4. El panorama, sin embargo, dista mucho de ser sencillo. Por una parte, el leísmo no es
un fenómeno que se dé uniformemente en las zonas consideradas leístas; por otra, en las
zonas no leístas se documentan casos de leísmo, algunos solo aparentes, explicables por
distintas razones:
a) Los verbos llamados de «afección psíquica» —los que designan procesos que afectan
al ánimo o producen acciones o reacciones emotivas, como afectar, asustar, asombrar,
convencer, divertir, impresionar, molestar, ofender, perjudicar, preocupar, etc.—,
dependiendo de distintos factores, admiten el uso de los pronombres de acusativo —
lo(s), la(s)— y de los pronombres de dativo —le(s)—. La elección de unos u otros
depende básicamente de si el sujeto es o no agente activo de la acción y del grado de
voluntariedad que tiene o se le atribuye con respecto a la acción designada por el verbo:
si el sujeto es animado y se concibe como agente de la acción, el complemento verbal
suele considerarse directo y se usan los pronombres de acusativo (A mi madre LA
asombro cuando como mucho); si el sujeto es inanimado o es una oración y, por tanto,
no puede ser concebido como agente directo de la acción, el complemento se considera
indirecto y se usan los pronombres de dativo (A mi madre LE asombra mi apetito). Por
otro lado, con sujetos animados puede darse también esta alternancia, dependiendo de si
la acción denotada por el verbo es realizada voluntariamente o no por el sujeto: Su
padre, que se había disfrazado, LO asustó (le dio un susto a propósito) / Su padre, que
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 120
se había disfrazado, LE asustó (el susto es involuntario; lo causa el hecho de ir
disfrazado). Con sujetos no animados influyen también otros factores; por ejemplo,
cuando el sujeto va antepuesto, es más frecuente el uso del pronombre de complemento
directo (Mi actitud LO decepcionó), mientras que, cuando el sujeto va pospuesto, es
más frecuente el uso del pronombre de complemento indirecto (Nunca LE decepciona
mi actitud). La distribución antes señalada se documenta en zonas no leístas tanto
españolas como americanas: «Su hermano LO escandalizó» (Alviz Son [Esp. 1982]);
«A mi madre LE escandalizaba que dijera aquellas blasfemias» (Asenjo Días [Esp.
1982]); «Agarra a una mujer que baila, LA asusta y luego se revuelca con el pintor
encima de la barra del bar» (Paranaguá Ripstein [Méx. 1997]); «De pronto LE asustó
morir» (Pitol Juegos [Méx. 1982]). En el Perú y en los países del Cono Sur se usan de
modo casi exclusivo con estos verbos las formas propias del complemento directo: «La
entrevista LO disgustaba» (VLlosa Ciudad [Perú 1962]); «Ese pensamiento LO
preocupa» (Guido Incendio [Arg. 1964]); «A Max siempre LO asombraban estas
pequeñas cosmogonías» (Contreras Nadador [Chile 1995]).
b) Los llamados «verbos de influencia» —los que expresan acciones que tienen como
objetivo influir en una persona para que realice una determinada acción, como autorizar,
ordenar, invitar (‘animar’), permitir, exhortar, etc.—, forman parte de la siguiente
estructura: «verbo de influencia + complemento de persona + verbo subordinado, en
infinitivo o precedido de que, o un nombre de acción»: Le ordené ejecutar la sentencia /
Le ordené que ejecutara la sentencia / Le ordené la ejecución de la sentencia. El
complemento de persona es indirecto con los verbos permitir, prohibir, proponer,
impedir, mandar y ordenar: «Esa experiencia LE permitió vivir a su manera» (Alberto
Eternidad [Cuba 1992]); «LE prohibió salir de la capital hasta nueva orden» (Tribuna
[Hond.] 18.6.97); «LE propuso hacer un viaje a la costa» (Landero Juegos [Esp. 1989]);
«La penumbra LE impide ver con claridad» (Schmidhuber Ventana [Méx. 1985]);
«Quién LE manda soltar pendejadas» (Medina Cosas [Méx. 1990]); «La Policía LES
ordenó que no lo hicieran» (Clarín [Arg.] 18.4.97). Por el contrario, el complemento de
persona es directo con los verbos de influencia que llevan, además, un complemento de
régimen, esto es, un complemento precedido de preposición, como obligar A, invitar A,
convencer DE, incitar A, animar A, forzar A, autorizar A, etc.: «Una barrera LOS
obligó a desviarse» (Fuentes Cristóbal [Méx. 1987]); «LA convenció de que vendiera
un anillo de brillantes» (Allende Casa [Chile 1982]); «Ella LO incitó a seguirla»
(MartiniFantasma [Arg. 1986]).
Los verbos hacer y dejar, cuando tienen sentido causativo, esto es, cuando significan,
respectivamente, ‘obligar’ y ‘permitir’, siguen la misma estructura que los verbos de
influencia: «verbo causativo + complemento de persona + verbo subordinado». Tanto
hacer como dejar tienden a construirse con complemento directo si el verbo subordinado
es intransitivo: «Él LA hizo bajar a su estudio y le mostró el cuadro» (Aguilera Caricia
[Méx. 1983]); «LO dejé hablar» (Azuela Tamaño [Méx. 1973]); y tienden a construirse
con complemento indirecto cuando el segundo verbo es transitivo: «Alguien lo ayudó a
incorporarse, lo estimuló y hasta LE hizo tomar café» (JmnzEmán Tramas[Ven. 1991]);
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ESPAÑOL NORMATIVO II 121
«El alcaide de la cárcel LE dejaba tocar el banjo todas las mañanas» (Cela Cristo [Esp.
1988]).
c) Cuando los «verbos de percepción» ver y oír se construyen con un complemento de
persona y una oración de infinitivo en función de complemento predicativo, el
complemento de persona es directo: «LO vimos subirse a un taxi» (Marías Corazón
[Esp. 1992]); «Nadie LA oyó gritar» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); «LA vi besarlo»
(Rossi María [C. Rica 1985]). No obstante, cuando el infinitivo es un verbo transitivo
que lleva a su vez un complemento directo, no es raro usar los pronombres de dativo le,
les para representar el complemento de persona: «Yo también LE oí decir eso» (Rulfo
Páramo [Méx. 1955-80]); «Una vez LE vi servir una ensalada» (Puig Beso[Arg. 1976]).
En estos casos, el complemento de persona presenta rasgos de complemento indirecto,
como su conversión en se ante el pronombre que representa el complemento directo del
infinitivo (→ se, 1a): Vi a Pedro guardar el informe > SE LO vi guardar; Oí a María
cantar una canción > SE LA oí cantar. Sin embargo, cuando el complemento directo del
infinitivo es una persona, el complemento de persona del verbo principal no admite ser
representado por se: Vi a Pedro abrazar a su padre > *SE LO vi abrazar; Oí a María
insultar a su vecina > *SE LA oí insultar.
d) Hay verbos que se construyen con complemento directo de cosa e indirecto de
persona: El camarero sirvió la cerveza a Pedro; Robaron el bolso a María; El atracador
pegó una paliza a la dependienta; El acusado escribió una carta al juez; El médico curó
la herida al torero, etc. Con muchos de estos verbos es frecuente omitir el complemento
directo por estar implícito o sobrentendido. Cuando esto ocurre, el complemento de
persona, antes indirecto, pasa a funcionar como complemento directo si es posible la
transformación en pasiva y el enunciado pasivo mantiene el mismo significado que el
activo: El médico curó al torero / El médico LO curó (admite la pasiva sin cambio de
significado: El torero fue curado por el médico). Si no es posible la pasiva, o si el
enunciado pasivo implica un cambio de sentido con respecto a la oración activa, el
complemento de persona sigue funcionando como complemento indirecto: Escribí a mi
hija / LE escribí (ya que no es posible la pasiva *Mi hija fue escrita por mí); Abrió a su
vecino / LE abrió (no es posible la pasiva *Su vecino fue abierto sin que implique un
cambio de sentido).
e) Otro grupo que ofrece confusión es el formado por verbos que han cambiado o están
cambiando su régimen, esto es, que se construían habitualmente en el español medieval
con pronombres de dativo, como en latín, y que hoy están pasando a construirse
mayoritariamente con pronombres de acusativo, como es el caso de ayudar u obedecer.
Este proceso de cambio no se ha dado de manera uniforme en todas las áreas. Así, en las
zonas no leístas del norte de España el régimen habitual es el dativo: «Vidal LE ayudó.
Y entre los dos lograron acercarlo al desmonte» (Aparicio Retratos [Esp. 1989]); en
América está prácticamente generalizado el acusativo, sobre todo en los países del Cono
Sur: «Natí LO ayudó a subir» (RBastos Hijo [Par. 1960]); Andalucía y Canarias son
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ESPAÑOL NORMATIVO II 122
zonas de vacilación: «LO ayudó a subir» (CBonald Noche [Esp. 1981]); «Ella LE ayudó
a recostarse en un sofá» (MñzMolinaInvierno [Esp. 1987]).
f) Es habitual que en las oraciones impersonales con se (→ se, 2.1a) el complemento
directo, especialmente cuando es masculino, se exprese con las formas de dativo y no
con las de acusativo, como correspondería a la función desempeñada: Se LE considera
el mejor actor de su tiempo; Se LES vio merodeando por la zona. Parece demostrado
que este tipo de oraciones se construían originariamente en castellano con pronombres
de dativo. El uso dele(s) se ha mantenido mayoritariamente, tanto en España como en
gran parte de América, cuando el complemento directo es masculino: «A su bisabuelo
hoy no le hubieran permitido vivir como vivió: se LE consideraría como un ejemplo de
inmoralidad» (TBallester Filomeno [Esp. 1988]); «Se LE vio [al niño] algunas veces
contento» (VLlosa Tía [Perú 1977]); «Se LE obligó a aceptar el régimen de
encomienda» (Fuentes Ceremonias [Méx. 1989]);«En los puertos y rincones del Caribe
se LE conoció siempre como Wito» (Mutis Ilona [Col. 1988]); «Al rey se LE veía
poco» (UPietri Visita [Ven. 1990]); sin embargo, cuando el complemento directo es
femenino, lo normal es usar la(s): «Se LA veía muy contenta» (VLlosa Tía [Perú
1977]); aunque no faltan ejemplos de le(s): «Tan enamorada se LE observaba, tan
desencajadamente arrebolada se LE veía» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]). Se trata,
pues, de un caso especial en el que se emplean desde los orígenes las formas de dativo
en función de complemento directo. No obstante, muchos hablantes, conscientes de que
la función que cumple el pronombre en ese tipo de oraciones es la de complemento
directo, emplean en estos casos los pronombres de acusativo, uso generalizado en los
países del Cono Sur: «Se LO veía zigzaguear entre los autos» (Cortázar Reunión [Arg.
1983]); «¡No se LOpuede andar molestando por trivialidades!» (Magnabosco Santito
[Ur. 1990]); «Nunca se LO vio ladrar ni gruñir» (Allende Casa [Chile 1982]).
g) Otro caso de leísmo generalizado en todo el mundo hispánico es el llamado «leísmo
de cortesía». Se trata del uso de le(s) en función de complemento directo cuando el
referente es un interlocutor al que se trata de usted. Este leísmo se justifica por el deseo
de evitar la ambigüedad de sentido que acarrearía el uso de los pronombres de acusativo
lo(s), la(s), ya que estos podrían referirse tanto a un interlocutor presente como a una
tercera persona no partícipe en la conversación: «Ande, y discúlpelo [a él], que yo en
seguida LE acompaño [a usted]» (MDíez Expediente [Esp. 1992]); «Que Dios LE
acompañe y LE proteja. Yo aquí LE espero» (Chao Altos [Méx. 1991]);«¿Quiere que
LE acompañe? [Dirigido a una mujer]» (Rossetti Alevosías [Esp. 1991]). No obstante,
también se documentan ejemplos en los que no se da este tipo de leísmo, especialmente
en el Perú y los países del Cono Sur: «LOacompaño, sargento» (Scorza Tumba [Perú
1988]). Aunque el «leísmo de cortesía» no está tan generalizado cuando el interlocutor
es femenino, debe considerarse aceptable, especialmente en fórmulas fijas de saludo o
despedida del tipo LE saluda atentamente y similares.
5. En algunas zonas de España y América se producen casos de leísmo debidos al
contacto del español con otras lenguas que se caracterizan por no contar con distinción
de género y por marcar el número y el caso de forma muy diferente al español. Estas
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ESPAÑOL NORMATIVO II 123
lenguas son el quechua, el aimara, el guaraní y el vasco. Las confusiones tienen su
origen en la dificultad que plantea el uso correcto del español a los hablantes que
normalmente se expresan en esas otras lenguas. En muchos casos estos usos no son
exclusivos de los hablantes bilingües de escasa formación, sino que, en general, han
pasado a formar parte del habla corriente de las respectivas zonas, pero no se consideran
admisibles desde el punto de vista de la norma culta estándar (salvo el leísmo de
persona con referente masculino singular; → 2):
a) En el Ecuador, el contacto con el quechua (allí llamado quichua) da lugar a la
utilización exclusiva de le(s), independientemente de la función sintáctica que
desempeña el pronombre y del género de su antecedente: «LE encontré acostada»
(Icaza Cholos [Ec. 1938] 176).
b) En las zonas andinas del Perú, Bolivia y el noroeste de la Argentina, el español ha
convivido o convive con el quechua y el aimara. Como consecuencia de esta
coexistencia, a veces se documentan en estas zonas usos de le(s) en función de
complemento directo, tanto masculino como femenino, especialmente si el referente es
animado: «Los policías LE cogieron de la cintura, LE levantaron en vilo y LE lanzaron
a la caja del camión» (Ribeyro Geniecillos[Perú 1983]).
c) En el Paraguay, el guaraní es lengua oficial junto con el español. El bilingüismo es
prácticamente general y la consecuencia principal de la influencia del guaraní en el
español hablado en esta zona es el uso exclusivo de le con referentes tanto animados
como inanimados, independientemente de la función sintáctica del pronombre y del
género de su antecedente: «Si vos esa pregunta LE trasladás a Oviedo y LE trasladás a
Nenín Viveros Cartes y te dicen la misma cosa [...], quiere decir que es un verdadero
genio, Nicolás» (Abc [Par.] 19.12.96). En ciertas zonas del noreste de la Argentina, el
español se halla en contacto con el guaraní, por lo que se encuentran manifestaciones
leístas semejantes a las paraguayas. Sin embargo, no están tan extendidas entre las capas
cultas por el influjo que en estas ejerce la norma estándar nacional, que rechaza
fuertemente el leísmo.
d) En el País Vasco y norte de Navarra, zonas del norte de España en las que el español
se halla en contacto con el euskera, se emplea le(s) para el complemento directo, con
referente tanto animado como inanimado, y con independencia del género del
antecedente: «Ignoro si tiene usted hogar o no LE tiene» (Unamuno Niebla [Esp.
1914]); «Si no por Isabel, vaya si me echo novia allí, que LE conocí a una tal Rosita,
sobrina de un cura, como para volverle loco a cualquiera» (SchzMazas Andía [Esp.
1956]).
e) En el español hablado en Cantabria (España) se utiliza la forma le para el
complemento directo masculino cuando el antecedente es un nombre singular contable,
mientras que se utiliza como forma única lo cuando el antecedente del complemento
directo es incontable, independientemente de su género y su número (→ LOÍSMO, 6b):
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
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El coche [contable] LE compramos hace un año; La hierba [no contable] LO
guardamos para el invierno.
……………………
LOÍSMO. 1. Es el uso impropio de lo(s) en función de complemento indirecto
masculino (de persona o de cosa) o neutro (cuando el antecedente es un pronombre
neutro o toda una oración), en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde
etimológicamente ejercer esa función (→ PRONOMBRES PERSONALES ÁTONOS,
1).
2. El pronombre lo procede de las formas latinas de acusativo singular illum
(masculino) e illud (neutro), y los, de la forma de acusativo masculino plural illos. El
acusativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento
directo. Por ello, la norma culta del español estándar solo admite el uso de estas formas
para desempeñar dicha función: «Me LO encontré en la calle. Estaba muy contento»
(Parra Tristán [Chile 1994]); «Esto Manuel LO comprendió muy bien» (Gironella
Hombres [Esp. 1986]); «Yo LOS estrecho contra mi corazón y deseo se den cuenta de
cuánto LOS amo» (Posse Pasión [Arg. 1995]). No son aceptables en la norma culta usos
como los ejemplificados a continuación, en los que lo(s) funciona como complemento
indirecto: «¿Tu identificación?, me dijo; y LO di mi acta de nacimiento» (Excélsior
[Méx.] 8.6.96); LOS dije que no se movieran de aquí.
3. El loísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso
antietimológico de los pronombres átonos de tercera persona, como el laísmo y el
leísmo, comienza a fraguarse en la Castilla primitiva durante la Edad Media. Para las
razones de su aparición, → LEÍSMO, 3. La incidencia del loísmo ha sido siempre muy
escasa en la lengua escrita, especialmente en singular, y solo se documenta hoy en
textos de marcado carácter dialectal. La marginación de este fenómeno dentro de la
propia norma peninsular de España hizo que no se instalase en el español atlántico
(Canarias e Hispanoamérica).
4. Con ciertos verbos y en ciertos contextos sintácticos, es posible que no esté claro para
el hablante si el complemento verbal es directo o indirecto, lo que conduce, en
ocasiones, a un uso erróneo de los pronombres átonos de tercera persona. Como reacció
n ante el leísmo aparente de determinadas construcciones, se incurre, en ocasiones, en
loísmo o laísmo ultracorrectos. Para estos casos dudosos, → LEÍSMO, 4a, b, c, d y e.
En cuanto a las oraciones impersonales con se seguido de pronombre átono (Se le/lo
considera el mejor), → LEÍSMO, 4f.
5. Se aprecian usos loístas (y laístas) más frecuentes, incluso entre hablantes de cierta
cultura, con verbos que se construyen con un sustantivo en función de complemento
directo y que se comportan como semilocuciones verbales. Son casos del tipo de echar
un vistazo, prender fuego, sacar brillo, etc. La secuencia formada por el verbo más el
complemento directo puede ser sustituida normalmente por un verbo simple de
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 125
significado equivalente, que lleva como complemento directo el elemento que funciona
como indirecto en la semilocución: echar un vistazo [a algo (c. i.)] = mirar u ojear [algo
(c. d.)]; prender fuego [a algo (c. i.)] = quemar [algo (c. d.)]; ello explica estos casos de
loísmo que, no obstante, deben evitarse: Acabo de terminar el trabajo, échaLO un
vistazo si puedes; Una vez recuperados los informes, LOS prendieron fuego; debió
decirse échaLE un vistazo y LES prendieron fuego.No deben confundirse estos casos
con los de verdaderas locuciones verbales formadas por un verbo y un sustantivo, como
hacer añicos o hacer polvo, cuyo complemento sí es directo: Tiró el jarrón y LO hizo
añicos; La noticia de la muerte de Pedro LOS ha hecho polvo.
6. Existe actualmente un loísmo dialectal distinto de los casos anteriormente señalados.
Se trata del empleo de lo en la función que le corresponde (complemento directo), pero
en casos en que la norma del español estándar emplearía otra forma pronominal de
acuerdo con el género o el número del antecedente. Este loísmo se da en zonas en las
que el español se halla o se halló en contacto con otras lenguas. No obstante, hay que
señalar que, en general, los hablantes cultos de estas zonas emplean los pronombres á
tonos de acuerdo con la norma culta estándar (→ 2). Por tanto, los fenómenos señalados
a continuación son sobre todo propios de hablantes de zonas rurales o pertenecientes a
las capas populares de las ciudades.
a) En la zona andina del Perú, Bolivia y el noroeste de la Argentina, el español ha
estado durante siglos en contacto con el quechua y el aimara. Estas lenguas no
indoeuropeas se caracterizan por no contar con distinción de género y por marcar el
número y el caso de forma muy diferente al español. Estas diferencias gramaticales tan
profundas acarrean gran dificultad a los hablantes indígenas cuando se enfrentan al
aprendizaje del español y produce fenómenos muy peculiares. El más llamativo es la
utilización del pronombre lo como complemento directo, sin distinción de género ni
número: Después toda la oveja me quitó y LO ha llevado a la hacienda; No LO
conozco a sus hermanos.
b) En zonas del norte de España en contacto con el dialecto asturleonés oriental, el
sistema de uso de los pronombres átonos de tercera persona se basa en la condición
contable o no contable del antecedente, y no en la función sintáctica del pronombre.
Así, en el español hablado en la zona central y oriental de Asturias, y en la mayor parte
de Cantabria, se usa lo cuando el antecedente es un sustantivo no contable, incluso si
este es femenino: La leche LO cuajaban para hacer queso.
…………………….
LAÍSMO. 1. Es el uso impropio de la(s) en función de complemento indirecto
femenino, en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde etimológicamente
ejercer esa función (→ PRONOMBRES PERSONALES ÁTONOS, 1).
2. Los pronombres la, las proceden, respectivamente, de las formas latinas de acusativo
illam, illas. El acusativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 126
complemento directo. Por ello, la norma culta del español estándar solo admite el uso de
estas formas para dicha función: «LA busqué [a Constancia] en los tres pisos» (Fuentes
Constancia [Méx. 1989]); «Estas cosas muchos no LAS quieren creer» (Vanguardia
[Esp.] 6.7.94). No son correctos los usos ejemplificados a continuación, en los que la
forma la funciona como complemento indirecto: «Cuando abrió la Marcelina, LA
dijeron: ¿Vive aquí Marcelina Domínguez?» (JmnzLozano Grano [Esp. 1988]); «Yo
LA di un beso a Josefa» (Pombo Héroe [Esp. 1983]).
3. El laísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso
antietimológico de los pronombres átonos de tercera persona, como el leísmo y el
loísmo, comienza a fraguarse en la Castilla primitiva durante la Edad Media (para las
razones de su aparición, → LEÍSMO, 3), pero no consiguió extenderse a la variedad del
castellano andaluz, por lo que no se trasladó al español atlántico (Canarias e Hispanoam
érica). El área propiamente laísta se circunscribe básicamente a la zona central y
noroccidental de Castilla. Aun así, por influencia de la norma culta estándar (→ 2), es
patente la voluntad de los hablantes cultos de esas zonas y, sobre todo, de los escritores,
de ajustarse al uso etimológico.
4. Hay ocasiones en que las incorrecciones o vacilaciones en el uso de los pronombres
átonos de tercera persona no se deben a la tendencia dialectal señalada en el párrafo
anterior, sino a la duda del hablante sobre el tipo de complemento —directo o
indirecto— que rigen algunos verbos. Así, hay verbos que, incluso en zonas en las que
los pronombres átonos distinguen funciones gramaticales, unas veces se construyen con
pronombres de complemento directo —lo(s), la(s)— y otras con pronombres de
complemento indirecto —le(s)—, dependiendo de distintos factores (→ LEÍSMO, 4a, b,
c y d); otros verbos están inmersos en un proceso de cambio de intransitivos (verbos
que nunca se construyen con complemento directo) a transitivos (verbos que exigen la
presencia de un complemento directo), y viceversa (→ LEÍSMO, 4e). Para resolver
estos casos, debe acudirse a las entradas correspondientes a cada uno de los verbos que
habitualmente plantean dudas. En cuanto a las oraciones impersonales con se seguido de
pronombre átono (Se le/la considera la mejor), → LEÍSMO, 4f. Para casos de laísmo
con semilocuciones verbales (echar un vistazo, prender fuego, etc.), → LOÍSMO, 5.
Artículo 2. LAS UNIDADES MORFOLÓGICAS
Hay que tener mucho cuidado con las palabras. Entre ellas adoptan relaciones
muy diversas y la manera en que se forman viene determinada por la función que vayan
a desempeñar. En (1) no hay más relación que la fónica entre ellas; en (2), se da un
proceso regular de flexión, que veremos enseguida; en (3) se da otro proceso, el de
derivación. Otro proceso posible es el que aparece en mesa redonda, similar (no
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 127
idéntico) al que tenemos en rompehielos, el de la composición. De todos ellos
hablaremos en el presente tema.
A las unidades mínimas con significado (es decir, que son menores que la
palabra y que son indivisibles en elementos dotados de significado) las llamamos
monemas (en la es-cuela norteamericana, morfemas), y las hay de dos tipos: los lexemas
o morfemas léxicos, que tienen significado léxico -que hacen referencia a conceptos de
la realidad- y los morfemas a secas o morfemas gramaticales, que tienen un significado
exclusivamente gramatical.
Los lexemas forman palabras solos, o más habitualmente, acompañados por
morfemas. En el caso de árbol tenemos el lexema aparentemente solo; en árboles,
arboleda, arboladura, enarbolar, etc., lo acompañan morfemas. Son palabras portadoras
de lexemas los sustantivos, los adjetivos, los verbos y la mayoría de lo que llamamos
adverbios.
Los morfemas pueden aparecer también aisladamente (caso de las preposiciones,
las conjunciones, el artículo y el verbo auxiliar) o, como hemos visto, formando parte de
palabras. Se habla en consecuencia, de morfemas libres (los que forman palabras por sí
mismos: ven, ayer, con, la, aunque) y de morfemas ligados (los que han de aparecer
necesariamente formando parte de una palabra: re-, -ado, -eda, -ista, etc.)
TIPOS DE MONEMAS
Dentro de los morfemas ligados (a los que también se llama dependientes y
trabados) hemos de hacer una distinción según su función: los que sirven para crear
distintas formas de una misma palabra (limpio, limpios) se los llama morfemas flexivos
y a los que sirven para crear nuevas palabras a partir de otras existentes se les llama
morfemas derivativos o afijos, y según su colocación con respecto al lexema se llaman
prefijos, si van colocados delante: antigás, prefijo; infijos o interfijos si se colocan entre
el lexema y el prefijo o el sufijo: ensanchar, polvareda; y sufijos si se colocan tras el
lexema: caminito, lapicero.
Una cuestión que puede plantear problemas es la de deslindar exactamente lo
que quiere decir significado léxico de lo que significa significado gramatical: los
morfemas -o, -s, -aba, etc., son unidades con significado gramatical (es decir, dan forma
a conceptos puramente gramaticales), pero -able, -ificar, pseudo-, etc., parecen tener un
significado léxico y no gramatical (posibilidad, causación, falsedad). Para explicar que
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 128
pese a ello son morfemas gramaticales tenemos que introducir el concepto de
gramaticalización.
MORFEMAS, ALOMORFOS Y MORFOS
Retomemos el ejemplo 2a: tener, tengo, tienes, tuve, tenía, he tenido. Estaremos
de acuerdo que en todos estos casos tenemos diversas formas de la palabra tener, y que
son parte de la conjugación de este verbo. Ahora bien, a diferencia de lo que habíamos
visto hasta el momento, estas palabras no comparten una misma forma lexemática: unas
cuentan con el lexema ten- (tener, tengo, tenía, he tenido) pero hay otras con tien- y tuv-
. Son formas distintas, pero todos los hispanohablantes estaremos de acuerdo en decir
que no son más que variantes de la misma forma ten-. Podemos postular que esta forma
ten-, es el monema abstracto del que las formas ten-, tien-y tuv- no son más que
realizaciones concretas en determinados entornos fónicos. Podemos comparar esta
diferenciación con lo que sucede con los fonemas, entidades fónicas abstractas que
cuentan con variantes virtuales condicionadas a las que llamamos alófonos que se
realizan por medio de so-nidos concretos. Siguiendo este paralelismo, diremos que el
morfema ten- cuenta con unos alomorfos o variantes virtuales condicionadas por reglas
morfológicas y fonológicas que se realizan por medio de morfos:
fonología: fonema --> alófono --> sonido
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 129
morfología: morfema --> alomorfo --> morfo
En el caso de ten- tenemos un lexema (o morfema léxico) con tres alomorfos
posibles que se realizan en el habla por medio de los tres morfos ten-, tien-, tuv-.
También sucede esto con los morfemas gramaticales: el morfema de plural puede
aparecer bajo la forma de varios alomorfos:
casa / casas sillón / sillones lunes / lunesø.
En los ejemplos anteriores hemos visto los tres morfos por los que podemos
realizar el morfema de plural (de los sustantivos) en español: -s, -es -ø , (donde ø es la
ausencia de morfo).
Vistas así las cosas, no parece muy clara la diferencia entre alomorfo y morfo:
la ve-remos más clara si pensamos que los morfemas abstractos de persona y número
aparecen inextricablemente juntos en un único morfo -amos-en la forma verbal amamos.
Hay un sólo morfo que es compartido por dos morfemas. Si extendemos el paralelismo
fonema-monema y alófono-alomorfo a los morfos, podremos decir que un morfo es la
concreción en un conjunto de fonemas de uno o más monemas, igual que un sonido es
la concreción de un fonema en el habla.
MORFEMAS AMALGAMA, MORFEMAS CERO Y MORFEMAS
DISCONTINUOS
Acabamos de ver que hay veces en que en un mismo morfo aparecen mezclados
insepa-rablemente dos o más morfemas: en amé no podemos separar en la -é un morfo
para la noción de "tiempo pasado", otro para la de "aspecto perfectivo", otro para la de
"primera per¬sona" y otro para la de "singular" y varios conceptos gramaticales más,
como sí podemos hacerlo (en parte) en am-a-ba-s. Un único morfo "cobija" dentro de sí
a varios morfemas. A estos morfos que dan forma a varios morfemas se los llama
(morfos) amalgama o morfos "portemanteau" (con la palabra francesa que significa
'perchero').
También hemos visto que un morfema puede realizarse por medio de la ausencia
de morfo . A estos morfos se los suele llamar morfemas cero o morfemas ø. Esto es
habitual en español, donde el plural cuenta generalmente con morfos "llenos" (=no ce-
ro), mientras que el singular se representa sistemáticamente por medio de morfemas
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 130
cero: libroø / libros. Podemos, pues, decir que un morfema cero es la ausencia
significativa de un morfema. Que no haya un morfo implica la existencia de la
oposición con un morfema que puede aparecer en esa posición.
Otra curiosidad con la que nos podemos encontrar es el hecho de que hay
morfemas representados por dos morfos separados. Si tomamos las formas de cualquier
verbo español, nos daremos cuenta de que existen tiempos que quedan señalados por un
morfema final (amaste, amabas, amarás, amarías...) y otros que cuentan con un morfema
delante del lexema y otro tras él: has amado, habías amado, etc. Algo parecido sucede
con ciertos morfemas derivativos: adormecer, abastecer, enjaular, empapelar, etc. que
forman derivados de dormir, bastar, jaula y papel. En todos estos ejemplos no hay dos
morfemas que "colaboren" para crear la palabra de que se trate, sino uno solo, dividido
en dos partes. A este tipo de morfemas se los conoce como morfemas discontinuos.
FLEXIÓN
La flexión es el sistema por el cual creamos nuevas formas de una palabra por medio de
la unión de morfemas flexivos a una base, que puede ser bien un lexema, bien un núcleo
lexemático formado por más de un monema: a partir del lexema blanc- creamos por flexión las
formas de palabra blanco, blanca, blancos, blancas, blanquísimo, blanquísima, etc. Si en vez de
tomar como núcleo lexemático a un lexema simple, partimos de la base blanquead-, en la que
tenemos el lexema blanc- más los morfemas -ea (cf. blanquear) y el morfema de participio, ob-
tenemos blanqueado, blanqueada, etc., siguiendo exactamente los mismos procesos. La flexión
otorga una clase de morfemas flexivos a cada categoría léxica, y así, como veremos pronto, a
los adjetivos se les otorgan morfemas de género, número y grado (-o, -s, -ísim-, etc.), a los sus-
tantivos sólo morfemas de número, a los adverbios el de grado (lejísimos), etcétera, muchos de
los cuales son obligatorios para que una palabra pueda ser usada (no es palabra blanc- hasta que
no se le añade un morfema de género y otro de número).
Otras lenguas van más allá al usar los llamados clasificadores, que son una serie
de morfemas flexivos que deben aparecer necesariamente formando parte de la palabra
haciendo que "concuerde" con el objeto al que designan en una serie de características
como el hecho de ser alargado, redondo o líquido, por ejemplo. Imaginemos que
existiera en español un morfema flexivo que indicara redondez, digamos -ondo;
tendríamos que decir cosas como dos manzanondos, un pelotondo o bombillondo, por
ejemplo. No debe extrañarnos esto: recordemos la oposición hermana/hermano. Igual
que en español no puede haber un sustantivo sin morfema de número (aunque sea un
morfema cero), o un verbo en forma personal sin morfemas de tiempo, aspecto, persona,
etc., en estas lenguas no se puede decir manzana sin que la palabra tenga un morfema de
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redondez. Y además, debe concordar con los determinantes y adjetivos que lo
acompañen: unanda manzanonda pequeñonda.
Los morfemas flexivos forman paradigmas cerrados. Esto quiere decir que la
lista de to-dos los morfemas flexivos de una lengua está (sincrónicamente) cerrada a la
admisión de nuevos miembros, a diferencia de lo que sucede con la lista de morfemas
derivativos: pensemos por ejemplo en el sufijo -ata, tan productivo en nuestros días:
bocata, tocata, drogata, etc. Por el contrario, es difícilmente imaginable la aparición de
un nuevo mor-fema de plural de los sustantivos o de aspecto en los verbos, por ejemplo.
Esto es una ventaja, porque si pudiéramos ampliar sin límites el número de morfemas
flexivos, dado que todos ellos serían obligatorios para una u otra categoría, nuestras
palabras serían complicadísimas e interminables.
DERIVACIÓN
La derivación es la formación de palabras gramaticales nuevas (no de formas de
una misma palabra, como en la flexión) por medio de la adjunción de morfemas
derivativos (prefijos, infijos o sufijos) a una base: comedero, basurero; formación,
exclusión, trabazón, intelectualoide, releer, revolotear, bailotear, etcétera.
Los morfemas derivativos permiten utilizar la idea expresada por una base léxica
en categorías distintas a la originaria: tenemos el adjetivo blanco, pero si queremos
hacer referencia a la cualidad abstracta de lo blanco, hemos de crear un sustantivo
derivado del adjetivo: es blancura. Si queremos nombrar la acción de poner blanco algo,
debemos crear el verbo derivado blanquear, etc. Saltamos así de categoría léxica con el
lexema bajo el brazo y lo trasladamos de una noción adjetival a otra nominal o verbal,
lo que representa una enorme economía de lexemas (o mejor, de bases léxicas). De
todas formas, no siempre que echamos mano de la derivación cambiamos la categoría
léxica de la palabra originaria: si en vez de usar sufijos derivamos por medio de prefijos
o infijos, no alteraremos la categoría: pintar > repintar; bailar > bailotear, etcétera, como
tampoco lo haremos al emplear los sufijos aumentativos, diminutivos y despectivos.
Es posible pasar de cualquiera de las categorías léxicas mayores a las otras: crear
sustantivos de adjetivales (es decir, procedentes de adjetivos, como blancura), de verba-
les (blanqueo) o de adverbiales (lejanía); adjetivos de nominales (televisivo), de
verbales (deformable) o de adverbiales (lejano); verbos de nominales (chantajear,
alunizar), de adjetivales (falsificar) o de adverbiales (alejar) adverbios de adjetivales
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(todos los que acaban en -mente y algunos más) y, más difícilmente (?), de nominales y
de verbales.
COMPOSICIÓN
La composición se diferencia de los anteriores sistemas en el hecho de que no
parte de la unión de morfemas a una base, sino de la unión en una misma unidad léxica
de más de una base, o -según la idea más tradicional-de la unión de dos o más palabras.
El grado de integración formal y semántica de los componentes puede ir desde una
fusión máxima (mediodía, sordomudo, matasellos, paraguas) hasta la relativa
independencia semántico-formal de los miembros (piso-piloto, salón-comedor, ciudad-
dormitorio, etcétera). Para determinar este grado de fusión hay que tener en cuenta:
Si los dos componentes mantienen su acento o si comparten uno para ambos:
mediodía cuenta con un acento, coche-cama con dos.
Si el plural afecta sólo al segundo miembro (fusión total) o bien al primero:
mediodías, pero coches-cama.
No es cierto que en la composición sólo puedan unirse bases cuyo núcleo sea de
carác-ter lexemático, dado que también son palabras compuestas aunque, porque,
etcétera, en las que se han unido morfemas independientes. Esto lleva a considerar que
la composición parte siempre de la unión de varios monemas cada uno de los cuales
puede funcionar autónomamente en la lengua, y eso sería lo que nos permitiría
diferenciar a la composición más nítidamente de la derivación con morfemas
gramaticalizados. Según este criterio, eurócrata es palabra derivada y no compuesta, ya
que no existen ni *euro ni *crata como palabras autónomas en castellano.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 133
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TEMA 4:
ORTOLOGÍA DEL
ESPAÑOL
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ESPAÑOL NORMATIVO II 135
ORTOLOGÍA
Es la parte de la gramática que estudia la pronunciación clara y correcta
con el acertado empleo de la entonación y articulación verbal (dicción).
ORTOGRAFÍA
Es la parte de la gramática que enseña a escribir correctamente con el
acertado empleo de las letras y signos auxiliares de la escritura.
LA PRONUNCIACIÓN CORRECTA
La norma ortológica combate dos actitudes orales diferentes: la vulgaridad y la
afectación. Es decir, no admite pronunciaciones tan vulgares como “paralís” (parálisis),
ni tan empalagosas como “vivir” con v al estilo francés (labiodental; en lugar del sonido
bilabial, español).
II.2.1. Detección de errores de pronunciación en las consonantes
II.2.1.1. Grupos consonánticos
Al principio de palabra: expresiones como psico-, mnemo-, gnom- (psicólogo,
mnemotecnia, gnómico), debido a que la primera consonante no aparece en la
pronunciación, la Real Academia permite las formas simplificadas (sicólogo, etc.), pero
recomienda escribir la forma etimológica.
Dentro de la palabra: aparecen a menudo y los hablantes tienden a distorsionar la
voz original y a producir incorrecciones por causas diversas:
a) Sustituir la primera consonante del grupo por el sonido de la letra z (/aztivo/,
activo).
b) Eliminar la primera consonante del grupo (/dire-tor/, director; /tra-sfusión/,
transfusión).
c) Exagerar la pronunciación de la primera consonante del grupo (/aKción/).
d) Ultracorregir las palabras que empiezan por tras (/transplantar/, /transtornar).
II.2.1.2. Consonantes finales
Hay consonantes finales que son difíciles de pronunciar y se las tiende a eliminar
o a sustituirlas por otros sonidos más cómodos. Ej. Madrid, /Madrí/,/Madri-z/, /Madrit/.
Hay que pronunciarla correctamente, pero ante las variantes de la incorrección es
preferible el caso del sonido eliminado.
Incorrección grave es la sustitución de la –d final del imperativo por una –r
(callad, /callar/), pues añade al error ortológico una deformación semántica del
enunciado por convertirlo en infinitivo.
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ESPAÑOL NORMATIVO II 136
Advirtamos además que, como el plural del imperativo, al añadir el pronombre
personal –os la –d desaparece (callaos), en consecuencia sigue siendo incorrecta la –r en
/callaros/.
II.2.1.3. La X
Es la única letra de nuestro abecedario que representa dos sonidos juntos /ks/.
Pero en la práctica, su pronunciación puede variar y relajarse como /s/, lo cual suele
ocasionar problemas ortográficos:
a) Delante de consonante, se admite que la x se relaje como /s/. Ej. Extracto.
b) Delante de vocal, la x debe pronunciarse con su sonido original /ks/: Ej. Éxito.
Debe evitarse el sonido /s/ (esito).
c) Al principio de palabra debe pronunciarse /ks/: Ej. Xenófobo. Es incorrecto
pronunciar /s/.
d) En los topónimos, debe pronunciarse como una j. Ej. México y Texas deben
pronunciarse como Méjico y Tejas. La pronunciación con /ks/ resulta pedante.
II.2.1.4. La –DEn posición intervocálica, la pronunciación de la d ocasiona
problemas desde la vulgaridad (/firmao/, /acabao/) a la pedantería (enfatizaciones como
“compraDDo”, ultracorrecciones como “bacalaDo”).
II.2.1.5. El yeísmo
Consiste en la pronunciación de la /ll/ omo /y/ (/gayina/, gallina). Está tan
arraigado en nuestra lengua, que no puede considerarse vulgarismo. No obstante, hemos
de esforzarnos por usar el sonido original /ll/: un truco consiste en anteponer una /l/ a la
pronunciación habitual (“calle” será /calye/ en lugar de /caye/).
II.2.1.6. El seseo
Consiste en la pronunciación de la z o la c ante vocales e, i, como s. Por razones
históricas, la RAE acepta este fenómeno para los hablantes hispanoamericanos,
andaluces y canarios, pero lo rechaza como defecto en cualquier otra zona.
II.2.1.7. El ceceo
Consiste en la pronunciación de la s como c ante vocales e, i, o como z. Está
considerado como un vulgarismo.
II.2.1.8. La transformación de /z/ y /s/ en /r/ ante consonante.
Genera vulgarismos como /arcensor/ (ascensor), /en ver de/ (en vez de), etc.
II.2.1.9. La confusión entre /g/ y /b/
Da lugar a vulgarismos como /abuja/ (aguja) o /güerta/ (huerta).
II.2.1.10. La h- aspirada
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ESPAÑOL NORMATIVO II 137
En Andalucía y Extremadura se tiende a sustituir la h- de algunas palabras por el
fonema j-. Es una incorrección que se debe evitar en la escritura.
II.2.1.11. La s- aspirada ante vocal
Consiste en sustituir la –s del plural (los apuntes) por una serie de aspiraciones
(/loh apunteh/). Debe ser evitado por el hablante culto.
II.2.1.12. La s- aspirada ante consonante
Es un fenómeno semejante al anterior, llegando incluso a la duplicación de la
consonante (los maestros, /loh maestroh/,/lommaestroh/; es que, /ejke/). Debe ser
evitado por el hablante culto.
II.2.1. Errores de pronunciación de las vocales
II.2.1.1. Simplificación de vocales
En palabras donde las vocales se repiten contiguamente. Ej. /alkól/ (alcohol),
/mó/ (moho).
II.2.1.2. Eliminación de vocales en pronombres que acompañan a formas
verbales
Ej. /Man dicho que venga/ (Me han dicho que venga); /tas caído/ (Te has caído).
II.2.1.3. Creación de diptongos incorrectos
Con vocales pertenecientes a dos sílabas distintas. Ej. /cuaccionar/ (coaccionar),
/Juaquín/
(Joaquín).
II.2.1.4. Desaparición de /i/ en los numerales veinte y treinta
Incorrecciones como /trenta y cinco/ (treinta y cinco), /ventidós/ (veintidós).
II.2.1.5. Eliminación de la e del prefijo euEj. /utanasia/ (Eutanasia).
II.2.1.6. Reducción de todo, nada y para en monosílabos. Incorrecciones
como /tóestonovalepaná/ (todo esto no vale para nada), o /palante/ (para delante).
II.3.1. Detección de vulgarismos de dicción
También se usan de forma incorrecta las siguientes figuras de dicción y recursos
lingüísticos:
- Apócope: supresión de algún sonido al final de una palabra. Ej. Pa na (para
nada).
- Asimilación: atracción de un fonema a otro dentro de la misma palabra. Ej.
Visícula (vesícula).
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ESPAÑOL NORMATIVO II 138
- Dequeísmo: uso incorrecto de la locución de que con un verbo que no la
admite. Ej. Le dije de que viniera (Le dije que viniera).
- Disimilación: eliminación o sustitución de un fonema provocada por la
presencia en la misma palabra de otro semejante. Ej. Pograma (programa), almario
(armario), medecina (medicina).
- Epéntesis: adición de un sonido dentro de una palabra: Ej. Ingalaterra
(Inglaterra).
- Etimología popular: Ej. Cadavera (asociada con “cadáver”), en lugar de
calavera; vagamundo (idem “mundo”), en lugar de vagabundo; idiosincrasia (idem
“idea”) en lugar de idiosincrasia.
- Hipérbaton: Ej. Una solución quiero en lugar de quiero una solución.
- Laísmo: uso de la y las como complemento indirecto. Ej. La dije que se
vistiera en lugar de Le dije que se vistiera.
- Leísmo: uso de.le y les como complemento directo de persona femenina o de
cosa. Ej. A Nacha Guevara, le admiro en lugar de A Nacha Guevara, la admiro.
- Loísmo: uso de lo y los en función de complemento indirecto. Ej. Lo dije que
era el mejor en lugar de Le dije que era el mejor.
- Metátesis: cambio de lugar de algún fonema en interior de palabra. Ej. Cocreta
(croqueta), delen (denle), demen (denme), estesen (estense), dentífrico (dentífrico),
sastifacción (satisfacción).
- Parágoge: adición de uno o varios fonemas a final de palabra. Ej. Dijistes
(dijiste), un traspiés (traspié), asín (así).
- Perífrasis: confusión de la modal de probabilidad (deber de + infinitivo) con la
modal de obligación (deber + infinitivo): Ej. Es erróneo en caso de obligación decir
Debes de estudiar en lugar de debes estudiar; y viceversa, es erróneo en caso de
probabilidad decir Debe haber venido ya en lugar de debe de haber venido ya).
- Posesivos: Ej. Estoy delante tuya (estoy delante de ti).
- Prótesis: adición de fonemas a principio de palabra. Ej. Afoto (foto), arrascar
(rascar).
- Queísmo: eliminación de una preposición por ultracorrección del dequeísmo.
Ej. Os aviso que hay serpientes. (Os aviso de que hay serpientes); se queja que le duele
la cabeza (se queja de que le duele la cabeza).
- Quesuísmo: uso incorrecto de la locución que su en vez del relativo cuyo. Ej.
El niño que su madre murió llora (el niño cuya madre murió llora).
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ESPAÑOL NORMATIVO II 139
- Síncopa: eliminación de fonemas dentro de una palabra. Ej. ¡mia qie es tonto!
(¡mira que es tonto!); ties que hacerlo (Tienes que hacerlo).
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ESPAÑOL NORMATIVO II 140
PRÁCTICAS
UNIDAD 1.
GERUNDIO (USO APROPIADO) La gramática condena el llamado gerundio
copulativo o de posterioridad: el que equivale a una oración coordinada con “y” y que
expresa un tiempo posterior al del verbo principal. Una frase como “El agresor huyó
siendo detenido horas después, en la que la detención es posterior a la huida, debería ser
así: “El agresor huyó y (pero) fue detenido horas después”. Además, la mayoría de
manuales de estilo rechazan otras construcciones con gerundio: el anglicismo “estar
siendo + participio: La oferta está siendo discutida”; el llamado gerundio de “Boletín
del Estado”: “Se ha votado una enmienda regulando...”; y, en general, expresan
bastantes prevenciones respecto a su uso y abuso. Ejemplo: ...Una razón que, pese
habérsela quitado el Tribunal Constitucional en el punto esencial de “su” ley equis,
increíblemente siguió creyendo que conservaba hasta el final, protagonizando uno de
los “reality shows” más bochornosos que recuerde esta aún joven democracia.
Preferible: ...Una razón que, pese habérsela quitado el Tribunal Constitucional en el
punto esencial de “su” ley equis, increíblemente creyó conservar hasta el final;
yprotagonizó uno de los “reality shows” más bochornosos que recuerde esta aún joven
democracia. Ejemplo: Me pidió permiso para citar en la conferencia los resultados de
mis investigaciones, asegurándome que solo los comentaría oralmente y que no pasaría
ninguna fotocopia, y comprometiéndose a mencionar mi autoría exclusiva. Preferible:
Me pidió permiso para citar en la conferencia los resultados de mis investigaciones. Me
aseguró que solo los comentaría oralmente y que no pasaría ninguna fotocopia;
además,se ha comprometido a mencionar mi autoría exclusiva. USOS CORRECTOS
DEL GERUNDIO En tiempos compuestos: Estamos trabajando. Hemos estado
estudiando Juan y yo estamos yendo juntos a los cursos. Para indicar simultaneidad
(con función adverbial): Llegó gritando. Entró sudando. Se acercó corriendo. Para
indicar anterioridad Ejemplo: Visualizando el problema, nos dimos cuenta que no
podemos continuar con la producción hasta resolverlo. Aun así, es preferible de la
siguiente manera: Una vez visualizado el problema, nos dimos cuenta que no podemos
continuar con la producción hasta resolverlo. Ejemplo: Llegando a mi casa, mi di un
baño. Preferible:Cundo llegué a mi casa, me di un baño. Ejemplo: Le hablaré por
teléfono llegando a mi oficina. Preferible: Le hablaré por teléfono cuando llegue a mi
oficina. Ejemplo:Estableciendo prioridades, sacaremos el mejor
provecho. Preferible: Si establecemos prioridades, sacaremos el mejor
provecho. NUNCA DEBE INDICAR POSTERIORIDAD O
CONSECUENCIA: Llegó sentándose (incorrecto) Llegó y se sentó (correcto) Le envió
una caja conteniendo regalos (incorrecto) Le envió una caja que contenía regalos
(correcto) Vi un árbol floreciendo (incorrecto)* Vi un árbol floreciente (correcto)
Estando a su disposición, lo saludo atentamente (incorrecto) Estoy a su disposición. Lo
saludo atentamente (correcto) Llegó el presidente, iniciándose el acto de inmediato
(incorrecto) Llegó el presidente y se inició el acto de inmediato (correcto) Llegó
inclinándose (incorrecto) Llegó y se inclinó (correcto) El asesino huyó, siendo detenido
horas después (incorrecto) El asesino huyó y fue detenido horas después (correcto) Se
dictó una ley disponiendo... (incorrecto) Se dictó una ley que dispone... (correcto)
Unamuno nació en Bilbao, muriendo en Salamanca (incorrecto) Unamuno nació en
Bilbao y murió en Salamanca (correcto) Discutieron comiendo (incorrecto) Discutieron
mientras comían (correcto) Cayó de cabeza, muriendo al otro día (incorrecto) Cayó de
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ESPAÑOL NORMATIVO II 141
cabeza y murió al otro día (correcto) Joven hablando frances solicita empleo
(incorrecto) Joven que habla francés solicita empleo (correcto).
EJERCICIOS
1. Señalar y corregir los errores gramaticales presentes en los siguientes
ejemplos. [A continuación de cada oración se indica si es correcta o no, y, en este último
caso, cuál es la corrección. Asimismo, indicamos las referencias de los textos en que se
proporciona una explicación al problema]
Nunca digas: “De esa agua no beberé”.
[CORRECTO]
Lo hizo con toda el ansia del mundo.
[CORRECTO]
Este chico tiene mucho hambre.
[INCORRECTO: Ese chico tiene MUCHA hambre]
[Los usos de la forma masculina del artículo y otros determinantes ante nombres
femeninos que comienzan por /a/ tónica se estudian en el DPD, s.v. el, apartado 2]
Mi mujer y yo tuvimos sus más y sus menos.
[INCORRECTO: Mi mujer y yo tuvimos NUESTROS más y nuestros menos]
[El posesivo debe concordar con su antecedente –en este caso, “mi mujer y yo”,
por lo que debe concordar en primera persona del plural–; sobre esta y otras locuciones
con posesivos, puede consultarse el texto de Gómez Torrego (vol. 2, págs. 294-298)]
La carne viene en cajas de cartón conteniendo cuatro piezas.
[INCORRECTO: La carne viene en cajas de cartón QUE CONTIENEN cuatro
piezas]
[Ya se ha hecho referencia a los usos del gerundio en la sesión 3. Como allí se
indica, recomendamos la lectura del siguiente texto, muy claro y fácil de entender:
“El uso del gerundio” (por Marisa Santiago), en Montolío, Estrella, Mar Garachana
y Marisa Santiago (2000): Manual de escritura académica, vol. 1, Barcelona, Ariel,
págs. 90 y ss.]
Le regalaron un teléfono móvil, pero no le usa nunca.
[INCORRECTO: Le regalaron un teléfono móvil, pero no LO usa nunca]
Señora, permita que nuestros expertos le ayuden a comprar su casa.
[INCORRECTO: Señora, permita que nuestros expertos LA ayuden a comprar
su casa]
[Sobre el laísmo, el leísmo y el loísmo, puede consultarse el DPD, que tiene
entradas específicas para cada uno de ellos]
Los diputados le preguntaron, por fin, a sus colegas, si estaban de acuerdo con la
medida.
[INCORRECTO: Los diputados LES preguntaron, por fin, a sus colegas, si
estaban de acuerdo con la medida]
[Sobre esta discordancia, bastante frecuente, puede consultarse el DPD, en la
entrada pronombres personales átonos, apartado 6]
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 142
Busque un edificio que la puerta principal tiene un cartel que dice: “Carbón
Company”.
[INCORRECTO: Busque un edificio CUYA puerta principal tiene un cartel que
dice: “Carbón Company”, o bien Busque un edificio EN CUYA puerta principal HAY
un cartel que dice: “Carbón Company”]
La mujer cuya dirección me pides ya no vive en San Juan.
[CORRECTO]
[Sobre los usos del relativo cuyo-a, y las fórmulas correctas e incorrectas que lo
sustituyen, puede consultarse el DPD, s.v. cuyo-a]
Los recién llegados se pusieron detrás nuestro.
[INCORRECTO: Los recién llegados se pusieron detrás DE NOSOTROS]
Lo pusieron adentro de la gaveta.
[INCORRECTO: Lo pusieron DENTRO de la gaveta]
[Los adverbios dentro, fuera, delante, detrás, encima, debajo, enfrente no deben
llevar como complemento un posesivo; los adverbios adentro, afuera, adelante, atrás,
arriba, abajo no deben llevar complemento. Se puede consultar al respecto las entradas
correspondientes del DPD, y también el texto de Gómez Torrego (vol. 2, págs. 588-
598)]
2. En la mayor parte de las oraciones siguientes se ha usado mal (o bien
falta) una preposición. Corregir donde sea necesario.
Estamos seguros de que la respuesta es correcta.
[CORRECTO]
Avisaron de que van a aumentar los precios.
[CORRECTO. Ojo: el verbo avisar se puede construir de varias formas
correctas. Se puede consultar la entrada correspondiente del DPD ]
No hay duda que este trabajo es mejor que el anterior.
[INCORRECTO: No hay duda DE que este trabajo es mejor que el anterior]
Ya era hora que el gobierno interviniera.
[INCORRECTO: Ya era hora DE que el gobierno interviniera]
Insisten que los valores de las palabras son aproximados.
[INCORRECTO: Insisten EN que los valores de las palabras son aproximados]
[Se puede consultar en el DPD las entradas dequeísmo y queísmo]
Quedan varios problemas a resolver.
[INCORRECTO: Quedan varios problemas POR resolver]
[La construcción <a + infinitivo> como complemento de un nombre es un giro
galicista que no se considera normativo; puede consultarse al respecto el texto de
Gómez Torrego (vol. 2, págs. 694-697]
Bajo el punto de vista de los consumidores, los aumentos no se justifican.
[INCORRECTO: DESDE el punto de vista de los consumidores, los aumentos
no se justifican]
No se preocupaban de sus asuntos.
[CORRECTO]
No se preocupaban por sus asuntos.
[CORRECTO. Véase el DPD, s.v. preocupar(se)]
(248) Grado en Traducción e Interpretación (FRANCÉS) – LENGUA A II
ESPAÑOL NORMATIVO II 143
Entraron a la casa por la puerta de atrás.
[INCORRECTO: Entraron EN la casa por la puerta de atrás]
La mujer en rojo era la directora del conjunto.
[INCORRECTO: La mujer DE rojo era la directora del conjunto. La preposición
correcta para introducir los complementos del nombre en español es de. Esta
construcción es un calco del inglés]
No hay inconveniente de conceder lo que piden.
[INCORRECTO: No hay inconveniente EN conceder lo que piden]
Quedamos de encontrarnos en la biblioteca.
[INCORRECTO: Quedamos EN encontrarnos en la biblioteca]
[Sobre ciertos usos correctos e incorrectos de algunas preposiciones, puede
consultarse el libro de Gómez Torrego (vol. 2, págs. 680-787; sobre todo, 680-753)]
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