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Trabajo Final de Grado para optar al Título de

Magister Scientiarum en Diseño Arquitectónico

Universidad Central de VenezuelaFacultad de Arquitectura y Urbanismo

Comisión de Estudios de PostgradoMaestría en Diseño Arquitectónico

A u t o r :A r q . F a b i o M a s s i m o C a p r a R i b e i r o

T u t o r :A r q . F r a n k M a r c a n o R e q u e n a

Fecha:noviembre 2012

AMBOS LADOS DEL LINDEROLa transgresión del límite: estrategia para reconectar la arquitectura y la ciudad.

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a Andrea Erika Mercedes Joselyn Ailed Javier Daniel

y sobre todo a mis padres y a quienes me acompañan sin estar...

Gracias

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Índice Resumen 001

Introducción 003

Capítulo 01 Planteamiento de la Investigación Piedra sobre piedra 007 Una problemática compuesta - Definición del problema 009 Dibujar un norte - Hipótesis 011 Eldóndedelareflexión-Alcances y objeto de estudio 013 Pesoespecífico-Justificación 017 Propósitos concretos - Objetivos 021

Capítulo 02 Estructura Metodológica Engranando procesos 023 Valor del trazado en las estructuras y procesos 025 La metodología, del diseño a la investigación 027 Compleja red de procesos 032

Capítulo 03 Cuerpo Teórico El entendimiento de lo simple 043 Conocernos 045 Atenciónalcontextofísicoatravésdeladualidaddelpaisajecaraqueño 046 Los distintos gradientes de propiedad 053 Elverdenodistingueentreparqueociudad 063 Relacionesentreelindividuoysucontextofísico 068 Connotación del límite 075 Ellímiteysusconexiones,conceptos 076 Delasmurallasalmuro 087 Las condiciones y operaciones reconocibles en el límite 093 El lindero como herida en el tejido urbano 115 El retiro como espacio intersticial 129 De la Ciudad Jardín a los retiros 130 El intersticio no hace lugar 135 Elretiro,espaciodetodosydenadie 142 Elretirodefrente,espaciodelaciudad 146 Buscando la calle 151 Lacallecomoplataformadeflujosyactividades 152 Diversificacióndelacalle 156 Algunasparticularidadesdelaaceracaraqueña 161

Capítulo 04 Estudio de casos y reflexiones finales Pronunciación en lenguaje arquitectónico 165 Síntesisdecriterios 166 Una calle para abrir camino 170 Del borde hacia adentro 199 Abordandolosgradientesdelopúblico 204 Reflexiones finales 215

Notas 225

Bibliografía 227

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Los linderos negándose a la ciudad. Santa Mónica-Caracas. Esquemaenplantadelasituaciónantesydespuésdelamaterializacióndeloslinderos.Retiros en completo anonimato. Santa Mónica-Caracas. Ocupación anárquica de los retiros. Santa Mónica-Caracas. Acerasafectadasnegativamenteporeldeterioro, la infraestructura, laarborizacióny losusosnoplanificados.LosChaguaramos-Caracas. Ejemplo que resume la problemática planteada. Los Chaguaramos-Caracas. El programa como punto de contacto entre el ámbito público y el privado. Boston-EEUU.Esquema representativo de la idea del solape.“Marco06”abstracciónquebuscarepresentarlaideadelsolape.Montajesquemuestranlainclusióndelverdeenformadepaseosoparquessobrelosespaciosderetiro.Esquemaquerepresentaelengranajeatravésdellímite.Ubicación de la Parroquia San Pedro en la ciudad de Caracas.Ubicación de la Calle Codazzi en la Parroquia San Pedro.Prácticas en preparación para el Concurso de Oposición.Parque Galipán. Lomas del Ávila-Caracas.Elarquitectocomointérpretedeungrupodevariablesensuprocesodediseño.Esquemadelarepresentacióndelprocesodeproyecto“Ideogram”deX-Architects.(Duran&Eguaras,2009).EsquemaquerepresentaelcírculohermenéuticodeDilthey.EsquemaquerepresentaelcírculohermenéuticoasociadoalasideasdeMarcAugésobrelanecesidaddeestudiarlarelaciónentrelos elementos.Esquemadedesarrollodelaestructurametodológicaqueespecificalasetapasfundamentalesdelproceso.Evolución del proceso metodológico I.Evolución del proceso metodológico II.Esquema metodológico lineal.Esquema metodológico circular.Esquema metodológico en espiral.Las dos escalas del paisaje caraqueño. Chulavista-Caracas.Paisaje-Urbano desde lejos. 1- Venecia-Italia. 2- Cartagena-Colombia.Paisaje-Urbano desde cerca. 1 y 2- Budapest-Hungría.Paisaje. Gran Cañón-EEUU.El Paisaje como concepto no dependiente de la escala.Elespaciourbanomodeladoyactivadopositivamenteporlasedificaciones.1-Madrid-España.2-Ávila-España.Extensióndelaactividadprivadasobreelespaciopúblico.Boston-EEUU.Ocupación anárquica sobre el retiro. Valle Abajo-Caracas.Alcabala que muestra un desarrollo progresivo hasta cerrarse por completo. Caurimare-Caracas.Calle pública que atraviesa el espacio privado, propuesta por los proyectistas del C.C. San Ignacio la cual, junto al desarrollo de una plaza, hicieron que la alcaldía permitiera mayor metraje de construcción. C.C. San Ignacio-Caracas.Lindero que mantiene la esquina abierta gracias a la presencia del comercio. Los Chaguaramos-Caracas.1- Imagen que representa los espacios públicos dispersos. 2- Imagen que representa los espacios públicos continuos.La naturaleza surgiendo por sí sola.1- Ejemplo de una calle con baja presencia de árboles. 2- Ejemplo de una con alta presencia de árboles. Santa Mónica-Caracas.Viviendasproducidasenseriequedificultanlalegibilidad.Madrid-España.Muestra del estado de deterioro de las calles. Santa Mónica-Caracas.Comparación entre dos calles de Municipios distintos. 1- Calle de Chacao, Municipio Chacao-Caracas. 2- Calle de Santa Mónica, Municpio Libertador-Caracas.Ejemplosdelaafectaciónindividualdelpaisajeurbano.SantaMónica-Caracas.Representación del concepto de barrera.Representacióndelconceptodefrontera.Representación del concepto de umbral.Representacióndelconceptodeinterfaz.Obratitulada““Laconnotacióndellímite”.2011.Parte1/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodebarrera.Parte2/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodefrontera.Obratitulada““Laconnotacióndellímite”.2011.Parte3/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodeumbral.Parte4/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodeinterfaz.Parte5/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodeorilla.1-“SerieOrillas66”.2-“SerieOrillas11”.3-“SerieOrillas14”.Conjuntodefotografíasquebuscascapturasyenfatizarelcaráctercam-biantedelaorillacomorepresentaciónmetafóricadelconceptodelímite.La disposición de la vegetación en conjunción con el muro. Parque La Estancia-Caracas.BordemarítimodeBarcelonacomoejemploderecuperacióndeunfrentedeaguaenañosrecientes.Barcelona-España.Cuadro comparativo de los elementos del límite y sus condiciones.Leyendadelasimbologíacreadaparaidentificarcadaposibilidaddeelemento-condiciónenellímiteLeyendadelasimbologíacreadapararepresentarlasrelacionesgradualesexistentesentrecadaunadelasposiblescombinaciones,y como estas pueden mezclarse dependiendo de la situación.Ejemplosde límitesconcomportamientosmúltiples:1-Diferenciadepavimentocomobarreraprogramáticayumbralespacial.2-Murocaladocomobarreraespacialyumbralsensorial.3-Elevadocomointerfazespacialenelsentidolongitudinalybarrerasensorialen el sentido transversal.A la izquierda el muro como barrera sensorial en primer lugar, luego programática y sensorial. A la derecha la reja como barrera pro-gramática y además espacial. Santa Mónica-Caracas.Alaizquierdaelmurobajocomofronteraespacialylasescalerascomointerfazespacial.Alcentroyalaizquierdaelpavimentocomoumbralespacialylostuboscomofronterasensorial.BelloMote-Caracas.Pavimentocomoumbralespacialydivisióndelmismocomofronterasensorial.ElRosal-Caracas.Alaizquierdaunainterfazprogramática,espacialysensorial.Alcentroelumbralespacialylafronterasensorial.Aladerechalainter-fazprogramática.SantaMónica-Caracas.Muro como barrera sensorial, programática y espacial. Los Chaguaramos-Caracas.Alcentroelumbralprogramático.Aladerechaelinterfazespacialysensorial.SantaMónica-Caracas.

Índice de figuras

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Fig. Pág. Contenido

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Alaizquierdainterfacesprogramáticos,espacialesysensoriales.Alcentroelinterfazylafronteraespacial.Aladerechalafronteraprogramática y espacial. Santa Mónica-Caracas.A la izquierda arriba la barrera sensorial, programática y espacial. A la izquierda abajo el umbral espacial, sensorial y programático. Al centroyladerechainterfacesprogramáticos,espacialesysensoriales.SantaMónica-Caracas.EjemplosdelasintervencionessobrelímitesdeloshermanosLöbbertpublicadasenellibro“Intermezzo”.1-Bodenarbeit,987.2-Me-hrteiligeRaumskulptur,1993.3-Gartenarbeit,1994.“serie-b&n_100”.Conjuntode100piezasproducidasaraízdelaexperimentaciónabstractaentornoallímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondesequiebraellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondesesobrepasaellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondeseenfatizaellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondeseopacaellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondesedeformaellímite.Leyenda de las operaciones. Resumendelasoperacionesrepresentadasenla“serie-b&n_100”.Ejemplosdeelementostipofronterapresentesenla“serie-b&n_100”.Ejemplosdeelementostipointerfazpresentesenla“serie-b&n_100”.Ejemplosdeelementostipoumbralpresentesenla“serie-b&n_100”.Ejemplos de linderos actuando como barreras. Santa Mónica-Caracas.El lindero de la unidad al conjunto.Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos; en el tejido de cascos.Planosdellenos,estructuraparcelaria,vacíos,vacíosinternosalaparcelaylinderosconstruidos;eneltejidodeextensión.Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos; en el tejido de polígonos.Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos; en el tejido de barrios.Cuadrocomparativodelostiposdetejidosenfunciónde:llenos,estructuraparcelaria,vacíos,vacíosinternosalaparcelaylinderosconstruidos.Ejemplos de los linderos en crecimiento dentro de la zona de estudio. Valle Abajo-Caracas.Situaciónactualdesubutilizacióndelosretirosdefrente.SantaMónica-Caracas.Calledesconectadaentodoslossentidosdelasedificaciones.LosChorros-Caracas.Desarrolloperiféricoqueevidencialasviviendasaisladasylascallesciegas.LasVegas-EEUU.Ejemplo de espacios intersticiales. 1- Valle Abajo-Caracas. 2- Santa Mónica- Caracas.Situaciónexistente#1.Propuesta#1.Situaciónexistente#2.Propuesta#2.Situaciónexistente#3.Corredor de dos niveles.Gradería de dos niveles / corredor cubierto.Diferenciasespacialesentreelpatiocomopuntocentralyelretirocomoáreaperimetral.Situaciónactualdelosretirosdefrenteenlazonaestudiada.Sepuedenevidenciarconstruccionesanárquicas,estacionamientosfueradenorma,yretiroscompletamentevacíosyanónimos.ParroquiaSanPedro-Caracas.Esquema que representa al retiro como un espacio ignorado generalmente.Esquemaquerepresentaalretirocomounespacionegadoporellinderoyporeledificio.Esquema que caricaturiza las condiciones de aislamiento impuestas por el lindero y el retiro.Esquemaquerepresentalaubicacióndelretirodefrente.Imagenquehabladeunposiblefuturoendondelaocupacióndelosretirosdefrentepermitaextenderáreapeatonal.La calle como el resultado de las acciones adyacentes. 1- Florencia-Italia. 2- Venecia-Italia.1- Av. Libertador - Caracas. 2- Bulevar Sabana Grande - Caracas.Imagenilustrativadelconcepto“completestreets”.www.tacomatomorrow.comSeries“heridas”.Recopilacióndelaformasdeafectacióndelainfraestructuraenlaacera,evidencianeldeterioroproducidoporsudescontrolada ejecución.Lasacerassiendoocupadasporactividadesnoplanificadas.Renovación de la Av. Francisco de Miranda contemplando múltiples actividades sobre la acera.Ubicación de la Calle Codazzi.Situación actual de la Calle Codazzi, donde se puede observar los síntomas del problema planteado.Planode“llenosyvacíos”delaCalleCodazzi.Planode“alturas”delaCalleCodazzi.Planode“usos”delaCalleCodazzi.Planode“linderosconstruidos”delaCalleCodazzi.Planode“retirosvacíosyocupados”delaCalleCodazzi.Planode“espaciovehicular”delaCalleCodazzi.Planode“espaciopeatonal”delaCalleCodazzi.Planode“obstáculos”delaCalleCodazzi.Planode“árbolesyáreasverdes”delaCalleCodazzi.Planode“tiposdepropiedad”delaCalleCodazzi.Leyenda de los elementos y condiciones reconocibles en el límite.Leyenda de las operaciones aplicables sobre la barrera.Planteamiento general.Diagnóstico, operaciones y propuesta del sector 1.Diagnóstico, operaciones y propuesta del sector 2.Diagnóstico, operaciones y propuesta del sector 3.Diagnóstico,operacionesypropuestadelsector4.PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#01PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#02PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#03PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#04PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#05PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#06PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#07PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#08PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#09

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Nota: Todas las fotografías y obras presentadas en este trabajo son producto del autor a menos que se especifique lo contrario.

PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#10Planos comparativos del espacio peatonal.Planos comparativos del espaciovehicular.Planode“ciclovíapropuesta”delaCalleCodazzi.Planos comparativos de las áreas verdes.Planos comparativos del tipo de propiedad.Muestra del tejido en la zona de intervención.Criteriosconrespectoalbordedelaintervención:1-Pasolibreenlaplantabaja.2-Extensióndelespaciopúblicohaciaadentrodeledificio.Fachada que resalta su permeabilidad tanto espacial como sensorial. Perspectivaquemuestralaterrazaqueconstruyeumbralesentrelaciudadylaedificación.Muestradeltratamientodelasplantasbajasdondeseevidencialostratamientosdelasuperficiedepavimento.BocetosquerelacionanlasideasdeGordonCullenconlasdecisionestomadasenlosproyectos,haciendoénfasisenlapermeabi-lidad.Cortequemuestraelespaciopúblicoyprivadorelacionándoseatravésdelaedificación.Fotografíadelaentregafinalconteniendotodalainformaciónpresentada.SituaciónexistenteenelbulevardePaloVerde.Esquemasdedesarrollodelaidea.1-Situaciónexistente.2-Trazosperpendiculares,umbrales.3-Deformacióndelasfranjaspropues-tas.4-Fragmentacióndelasfranjaspropuestas,umbrales.Plantadelapropuestaquepermitenobservareltratamientodelsueloamaneradefranjas.Imágenes que muestran la manera en que se percibe la propuesta desde la mirada de quien habita el espacio.Situación previa a la intervención en el Parque Galipán I.Esquemasdedesarrollodelaidea.1-Situaciónexistente.2-Extensióndelespaciopúblico,umbraldeacceso.3-Interfazdeaccesoyfronterasensorial.4-Fronterasespaciales.Planosdepropuestaquepermitenobservarlostratamientosdelpavimentoylasfronterasyumbralesespacilesconstruidosentreellos.1-Planosdelmuraldelparque.2-Monolitodeidentificacióndelparque.1- Parque construido, umbral de acceso. 2- Imagen del proyecto con los colores originales. 3- Parque construido, relación de los pavi-mentosyelmural.4-Parqueconstruido,espaciosinternos.SituaciónexistenteenelterrenodeGalipánII.1-Plantadelapropuestasinlosárboles.2-Plantadelapropuestaconlosárboles.3-RelaciónentreGalipánIyII.4-Áreadeaccesoa Galipán II.1-Umbralentrelosparques.2-Interfaces.3-Fronteras.1-Gradería,fronteraentrelacanchayelparque.2-Mirador,interfazsensorialdelparqueconlaciudad.

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Resumen

En Caracas, el límite entre las parcelas privadas y el es-pacio público ha tenido un crecimiento vertical ace-lerado sobre todo en años recientes. La búsqueda por aislarse de la ciudad ha propiciado que estas líneas legalesdedefinicióndepropiedad,llamadaslinderos,se materialicen en rejas y muros cada vez más impo-nentes trayendo consigo una serie de complicaciones que suelen deteriorar los espacios a su alrededor.Entrelosprincipalesespaciosafectadosporellinderoseencuentrael retiro,el vacíoentre laedificaciónyla ciudad, el cual adquiere características residuales en la mayoría de los casos al verse ahogado entre el edificio y el lindero. Mientras, externamente la calleve cortado el componente de actividad que le suele brindar la propiedad privada, especialmente la plan-tabaja,loqueacentúalaindiferenciaqueseasientasobre ella. El conjunto de estas circunstancias se han ido engranando para deteriorar el paisaje urbano de laciudad,enunafórmulaqueseextiendeatravésdegran parte de esta metrópoli.Los pasos para avanzar en el abordaje de estos temas giran en torno a una metodología cualitativa, que se apoyafundamentalmenteenmétodoshermenéuticoslos cuales se han asociado a otros procesos propios del proyecto arquitectónico para construir un andamiaje específicoparaestetrabajo.Precisamenteatravésdeesaestructurasehadesen-trañado un análisis que permite reconocer los elemen-tos del problema, para ahondar sobre cada uno de ellos y evidenciar las circunstancias que los han hecho amalgamar este deterioro en las relaciones de la ciu-dad. Igualmente propone un conjunto de categorías y operaciones necesarias para intervenir sobre el límite, las cuales desencadenan una serie de intervenciones quepermitenmostraratravésdelaarquitecturaalgu-nas de las posibles vías para abordar este escenario. Las propuestas sobre esta intrincada situación limítro-fe,nosolopermitenmostrarunfuturoparalelodistintoal que dirige actualmente a la ciudad, sino que ade-más registran algunas de las posibilidades que brinda el intercambio como medio de enriquecimiento mu-tuo. Demostrando así que lo caminos más interesantes, productivos y positivos para la ciudad, se encuentran en la interacción entre los gradientes de lo público y lo privado.

Abstract

InCaracasthelimitbetweentheprivatepropertyandthepublic spacehashada fast verticalgrowinges-pecially in recent years. The search for isolation fromthecityhasmadeafavorableatmosphereforthema-terializationoftheseboundaries,calledpropertylines,turningtheminrailingsandwallseachtimemorepro-minentthathavebroughtseriesofcomplicationsdete-riorating the spaces around them.Amongthemainspacesaffectedforthisboundarywecanfindthesetback, theemptyspacebetweenthebuildingandthecity,whichacquireresidualcharacte-risticsinmostcaseswhenitfinditselftrapedbetweenthebuildingandthewall.Ontheothersidethestreetisunplugfromtheactivitiesthatcomefromtheprivateproperty,especiallyon thegroundfloor,whatmakesevenstrongerthedetachmentwithit.Additionally,thisgroupofcircumstanceshavebeenworking togethertodeterioratetheurbanimage,inaformulathanex-tendthroughanimmensepartofthemetropolis.Thestepstowalkthroughthediscussionofthesethe-mes go around a qualitative methodology, which issupported basically in hermeneutic methods that have been associated with the process of the architectu-ralprojecttobuildaspecificstructureforthispieceofwork.Precisely through this methods an analysis have been madetorecognizetheelementsoftheproblem,togodeeponeachofthemandtoshowthecircumstancesthat made them built this detriment on the relations-hipsofthecity.Inthesamewayagroupofcategoriesand operations is proposed to mediate on the limits, strategiesthataregoingtoboostaseriesofinterven-tionsthatshowpossiblewaystoreconcilethisproblemthrough architecture. The proposals on this complicated situation allowshowingaparallelfuturedifferenttothecurrentcourseofthecity,andalsomakeitpossibletoregistersomeoftheoptions thatare thinkable through theexchangeasabridgeformutualgrowing.Showingthiswaythatsomeofthemostinteresting,productiveandpositiveswaystodevelopthecity,canbefoundintheinterac-tionbetweenthedifferentgradientsofthepublicandprivate entity.

Key words: limit, property line, setback, interstice, si-dewalk,street,overlap,relation.

Palabras clave: límite, lindero, espacio de retiro, inters-ticio, acera, calle, solape, relación.

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Introducción

ElpresentetrabajoseiniciaatravésdeunareflexiónsobrelaciudaddeCaracas,

formalizadaa travésde laMaestríaenDiseñoArquitectónico. Lacualnaceen

mis trabajos de pregrado que brindaron la oportunidad de estudiar los espacios

intersticiales de la ciudad, haciendo evidente que mucho más que residuos, son

incógnitasquepodríansignificaroportunidadesparasubsanaralgunasdelasne-

cesidades que presenta la urbe actualmente.

Laatenciónsobreuntematanextensoyprometedorcomolos intersticiosurba-

nos, seconvirtióenelmotivo fundamentalparadesarrollaruna investigaciónal

respecto. Centrando la mirada en el contacto entre el espacio público y privado,

específicamenteenloslinderosyretirosdefrente,queparecenhaberseconverti-

doenunaincógnitaextendidaalolargodelaciudad.Unasituacióndecarácter

residualdonde:elarquitectohacepredominaraledificiodejando superímetro

olvidado entre gramados y muros, y el diseñador urbano no lo interviene por ser

depropiedadprivada.Evidenciandodeprimeramanoquelareflexiónsobreestos

espacios intermedios debe hacerse apoyando un pie en cada disciplina.

Lainseguridadparecesereldetonantedeunlinderoquecreceysedensificaprác-

ticamente sin control legal alguno. Una búsqueda personalizada por el aislamiento

que sehaconvertidoen laherramienta fundamentalpara separarsede laciu-

dad,afectandonosolamentealaslíneasparcelariassinotambiénalosespacios

adyacentes. Desde un punto de vista arquitectónico más asociado a la parcela,

elretiroseveencerradoentreel linderoylaedificación,resultandoenunvacío

intersticial que no encuentra su vocación. Mientras que para la ciudad las conse-

cuencias se traducen en calles y espacios públicos dislocados de las actividades

presentesenlasedificaciones,fomentandoasísuestadodesoledadyabandono.

Sumadas, estas circunstancias representan un desperdicio de oportunidades, que

promuevenintervencionesanárquicasqueaceleranlafragmentacióndeltejido

urbanodesdeesarelaciónbásicaentreeledificioylaciudad.

Paraporabordaruntemaintrincadocomoeste,sequerequieredelaaproxima-

cióndesdevariosfrentes;paraloquesehaestablecidounaestructurafundamen-

tada en cuatro capítulos.

Elcapítulo1serefierealplanteamientodelainvestigación.Enélseconstruyela

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definicióndelproblemacentrándoloenlareflexiónsobreellindero,entendiendo

quesudensificaciónhacecadavezmásprofundaladivisiónentreelespaciopú-

blico y privado. Situación que participa de un círculo vicioso donde los retiros de

frentesevenabandonadosoanárquicamenteintervenidosylacalleacrecienta

su estado de soledad. Circunstancias que además son capaces de alterar negati-

vamente el espacio urbano, deteriorando su imagen y debilitando la apreciación

que el habitante tiene de la ciudad. Seguidamente, las hipótesis y los objetivos se

planteanlaposibilidaddeabordareltemaatravésdeldebilitamientodelcarác-

termetafóricamenteimpermeabledellindero,parafomentarelintercambioentre

eledificioy laciudadatravésdeunacategorizaciónde lasposibles formasde

relación.

El capítulo 2 establece la estructura metodológica. La cual se ha relacionado a

métodosdelprocesoarquitectónicoenfuncióndeaproximarlaaladisciplinapro-

pia del presente trabajo. Se parte desde el análisis del propio objeto de estudio

paratrazarunaconfiguracióncualitativaqueseleeatravésdelosojosdelautor;

desarrollandobásicamentetresfrentesencadacapítulo:lasemántica,lahistoria

y la situación actual. Abordando cada uno de los temas en un marco herme-

néutico,quepretendeextraerlainformaciónnecesariaparalaposteriorsíntesisy

comprobación.

El capítulo 3 contiene el cuerpo teórico que se ha divido a su vez en los tres compo-

nentesfundamentalesdelproblema:ellindero,elretiroylacalle;precedidospor

laconstruccióndeunmarcocontextualqueubicalareflexiónenlascondiciones

particularesdellugar.Así,partiendodeesecontexto,seestudialacontraposición

queexisteentrelascapasprincipalesquecomponenleciudad:unanaturalque

semanifiestadesde lo lejosyunaartificialque seha idodensificandodesdeel

centro del valle.

Habiendoreconocidoelcontexto,elsegundosegmentoestudiaellinderoymás

en general el límite, como eje central de la presente investigación. Donde se hace

énfasisenlaposibilidaddereconocerlocomomedioparalaseparaciónuopor-

tunidad para la relación, dependiendo del punto de vista, abriendo paso para

clasificarlasformasenquesepresentaylasposiblesoperacionesparaintervenirlo.

Posteriormente se inicia el estudio del espacio de retiro donde la discusión se cen-

tra en las posibilidades que dicho espacio representa para la ciudad, en contra-

posición a la condición residual que lo abraza y le impide alcanzar un sentido de

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0 0 5

lugar. El cuarto y último ámbito de este cuerpo teórico tiene que ver con la calle,

comoadyacenciaexternadellindero,sobrelaquesetiendeunestadogenera-

lizadodesoledadqueafectaparticularmentea lasaceras.Lascuales,porotro

lado,sehanvistoinvadidasporunavariedaddeusoseinfraestructuraquetermina

por violentar su integridad y disuadir al peatón. En conjunto, estas circunstancias

se suman y entrelazan para debilitar el paisaje urbano y dirigir negativamente el

comportamiento de los habitantes.

Unavezconstruidasyentendidas las relacionesentre lospuntosqueconforman

esta problemática en torno al lindero, se sintetizan conceptos, categorías y estra-

tegiascomoalgunosdelosaportesdelainvestigación.Atravésdeloscualesse

formulanloscriteriosquedebenseguirlasintervencionesqueatiendanlasepara-

ción entre el espacio público y privado; criterios que guiarán las comprobaciones

que se han desarrollado sobre el tema.

Elcapítulo4concentraprocesosdecaráctermáspráctico,asociadosalasexplo-

racionessobrelascualesseviertenlostemasestudiados.Divididoentresexperien-

cias distintas, este capítulo pone a prueba los conceptos, categorías y criterios de-

sarrollados anteriormente. Además se vislumbran algunas de las direcciones que

podría tomar la investigación.

Comocierre,lamiradaenretrospectivapermitiráexponerlosaportesgenerados

atravésdeltrabajo,asuvezseñalarloshilossueltosquedeberánserretomadosa

futuro.Enestepuntoseharáevidentequeladivisiónyelaislamientoseencuen-

tran muy lejos de convertirse en la solución, y es precisamente en el límite entre el

espacio público y privado donde se encuentra una gran oportunidad de brindarle

a la ciudad una mayor cohesión e integridad.

Deestamanera,atravésdeentenderyproponersobreestacolchaderetazos

que es nuestra ciudad, queda preguntarnos ¿estarán los trapos tan cortados y el

hilo tan enredado que no será posible coser un verdadero tapiz?

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0 0 7

Capítulo 1 – Planteamiento de la Investigación

Piedra sobre piedra

EL presente capítulo inicia la investigación a partir de revisar el problema que ac-

tualmenterodeaaloslinderos,yapartirdeélconstruirunplanteamientoparaenri-

quecerlasrelacionesentreelámbitopúblicoyprivadoatravésdeestoslímites.Se

buscaademásexponerloscomponentesnecesariosparaconstruireltrabajoque

se desarrolla a posterior y se encuentra dividido en cinco partes:

Una problemática compuestaexplicacomoapartirdeunconjuntodecircuns-

tanciassehadefinidounasituaciónquerequiereatención, lacualseentrelaza

apartirdetrescircunstanciasfundamentales:ellinderocomoobstruccióndelas

relaciones,elretirodefrentecomoespaciointersticialylacallecomoespacioque

tiendeaintensificarsuestadodesoledad.

Dibujar un norte señala las hipótesis de la investigación, las cuales pretenden servir

deguíahaciadondedirigirlosesfuerzos.Enestepuntoseplantealatransgresión

dellinderocomoinstrumentopararecuperarlosespaciosyfomentarelintercam-

bioentrelaciudadylaedificación;loqueserviríacomopasofundamentalpara

que el retiro y la acera se complementen.

El dónde de la reflexióneselpuntoquedefineloscasosdeestudioaabarcaryse

identificanlasrazonesparasuelección.Aquíseubicatambiéngeográficamente

elcontextoquedarálugaralareflexión.

Peso específicosedaalatareadeexplicarqueladesconexiónesunproblemare-

levante,reconocidoatravésdeunamiradacualitativaycuantitativa,quepermi-

teentendersuvaloryporconsiguiente,elesfuerzodehaberrealizadoestetrabajo.

Propósitos concretosexponeelobjetivogeneralylosobjetivosespecíficosquese

han trazado.

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0 0 9Una problemática compuesta

Una problemática compuesta - Definición del problema

Motivados por un deteriorado espacio público y una cre-

ciente inseguridad urbana, las intervenciones privadas tien-

den a encerrarse cada vez más, especialmente en el límite

entre el espacio público y el privado; el lindero de frente.

Ya que es ahí donde se separa la parcela de la ciudad, a

diferencia del resto del perímetro cuyas adyacencias son

otros espacios privados (Fig. 001). Dicha situación se hace

sentir particularmente en los sectores de la ciudad de Cara-

cas donde, por normativa, las edificaciones se separan del

perímetro por espacios vacíos llamados retiros. Siendo parti-

cularmente en estos casos donde se ha acelerado e inten-

sificado el crecimiento en altura y densidad de los linderos,

generalmente a manera de muros y rejas (Fig. 002).

En esta búsqueda desenfrenada por el aislamiento se ge-

neran consecuencias especialmente marcadas en el con-

tacto entre la parcela y la ciudad, tanto interna como ex-

ternamente. En el interior, los retiros se transforman en anillos

aislados construidos en torno a las edificaciones, los cuales,

al verse desconectados de la ciudad e ignorados por las

edificaciones se convierten en espacios de nadie, anóni-

mos, incluso residuales (Fig. 003). Situación que a su vez abre

la oportunidad para que se desarrollen intervenciones anár-

quicas que crecen obviando las legislaciones y en un total

desentendimiento de la ciudad (Fig. 004). Mientras que ex-

ternamente el espacio público, y particularmente la calle,

se desconecta de la energía y actividad que le brindan las Fi

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01. L

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0 10 1 0

P i e d r a s o b r e P i e d r a

edificaciones. Fomentando los índices de inseguridad pro-

ducto del abandono y aislamiento de los espacios públicos,

lo que sin duda desencadena en una ciudad menos desea-

ble para vivir.

Adicionalmente se evidencia un desperdicio de oportuni-

dades al ver que situaciones como la basura, los anuncios,

inclusive la propia arborización y el mobiliario urbano con-

vierten a la actividad peatonal de las aceras en una expe-

dición más que en un paseo (Fig. 005). Cuando contradicto-

riamente pareciera que el único futuro planteado en nuestra

ciudad para el retiro de frente es el de convertirse en nuevos

canales de circulación vehicular. Situación que se encierra

en un avanzado estado de deterioro, sometido al desinterés

generalizado de las autoridades e inclusive de muchos de

sus habitantes.

En síntesis, como se puede observar en la imagen (Fig. 006),

es posible reconocer que un problema se construye en tor-

no al lindero que se materializa justo en el contacto entre

la parcela y la ciudad, generando consecuencias a ambos

lados. Adentro, los retiros se ven encerrados convirtiéndose

en espacios residuales que admiten la ocupación azarosa y

anárquica. Afuera, los espacios públicos resultan anulados

y la acera se ve ocupada por una cantidad de situaciones

que perjudican el espacio del peatón. Lo que en definitiva

deteriora la imagen de la ciudad y el arraigo que siente el

habitante por ella.

Fig.

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0 1 1Dibujar un norte

Dibujar un norte - Hipótesis

La hipótesis del presente trabajo comienza por exponer que la problemática antes

expuesta debe ser atacada desde una plataforma compleja, que contemple los

ámbitos relacionados en torno al límite. Ya que intentar abordar el problema a

través de un planteamiento simplista que comprenda únicamente al lindero o uno

de los lados afectados, no será suficiente para atender las situaciones involucradas

y así mismo resultaría incapaz de lograr la integración. Dicha plataforma compleja

se construirá a través de una necesaria reflexión sobre el tema, que permita, por

una parte, conocer los aspectos teóricos relevantes para explicar el fenómeno es-

tudiado y, por la otra, identificar caminos u oportunidades de intervención. Opor-

tunidades a través de las cuales se puedan desarrollar propuestas que avizoren

salidas y horizontes distintos a los que anárquicamente se han generado.

Inicialmente resulta indispensable enfocar el límite como tema central de la inves-

tigación, para ahondar a través de él en el entendimiento de los contactos donde

interactúan una inmensa variedad de circunstancias. Para posteriormente embar-

carse en un estudio del lindero orientado en la búsqueda por debilitar su carácter

impermeable como primer paso para re-conectar la ciudad. Dicha exploración re-

querirá de la inyección de una variedad de relaciones ligadas al ámbito espacial

y morfológico, pero también al perceptivo y programático;

todas pertenecientes a un recinto dual arquitectónico y ur-

bano (Fig. 007).

Para lograr tales interacciones será necesario construir un

solape entre las partes que desdibuje la línea que separa

espacios públicos y privados, de manera de asegurar un

intercambio profundo sobre todo en las áreas aledañas al

límite (Fig. 008 y 009). Dicho solape podría lograrse a través

de la añadidura, pero más probablemente se hará posible

por medio de la sustracción. Asimismo es posible llevar a

cabo acciones de organización, en donde no se altere la

cantidad o calidad de los elementos que hacen contacto a

través del límite pero sí su disposición, con lo cual se podría

incluso potenciar algunas lógicas existentes que se conside-

ren valiosas.

Fig.

007

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0 10 1 2

P i e d r a s o b r e P i e d r a

Por otro lado las reflexiones y propuestas desarrolladas en

torno al límite deberán cumplir con reconocer, por un lado,

el valor de la naturaleza dentro de la arquitectura realizada

en el trópico, y por el otro, la gran deficiencia de espacios

públicos que existe en la ciudad. De esta forma los espacios

de retiro, hoy en día intersticiales, que se extienden en gran

parte de la ciudad, podrían ser una oportunidad para mul-

tiplicar los espacios públicos y las áreas verdes equipadas

como detonantes de la congregación y el intercambio de

los habitantes (Fig. 010).

Todas las acciones deben verse centradas en la planeación

en conjunto de espacios y actividades, es decir, no se trata

de un desarrollo meramente formal sino que incluya además

los usos encontrados en las áreas limítrofes que puedan con-

tribuir a extender la permeabilidad y fomentar la relación

público-privado.

En pocas palabras, el planteamiento requiere de reflexionar

sobre el límite entre la parcela y la ciudad, desde una plata-

forma compleja que tenga en cuenta las condiciones fun-

damentales identificadas en torno al problema: el lindero, el

retiro y la calle. Donde se reconozca la importancia del límite

como eslabón necesario para lograr el intercambio. Imple-

mentando un programa de vínculos que permita la descom-

posición de las barreras mediante diversos formatos de rela-

ción, promoviendo a su vez el vacío como plataforma para

el espacio público y la intensiva incorporación del verde;

apoyados por actividades de iniciativa pública y privada.

Todo en virtud de incentivar la relación entre la ciudad y la

arquitectura (Fig. 011).

Fig.

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0 1 3El dónde de la ref lexión

El dónde de la reflexión - Objeto de estudio

Dentro de los mismos horizontes del trabajo es necesario tener en cuenta que el

definir, como acción fundamental que se realiza a través de un límite, no es una

acción negativa, por el contrario, conocer los alcances propios es un medio fun-

damental para conseguir los objetivos y focalizar los esfuerzos. Así, teniendo en

cuenta los puntos anteriores, se ha permitido definir el lindero como límite entre

el espacio público y privado mientras que, en torno a él, se estudia el espacio de

retiro de frente y la calle, haciendo énfasis especialmente en la acera; todo para

construir una unidad que va más allá del límite como línea bidimensional. Por lo

tanto es ahora necesario aclarar la ubicación donde se estudiará el tema.

La investigación se ubica en la ciudad de Caracas, capital de Venezuela. Metró-

poli que se caracteriza por encontrarse dentro de un valle que se extiende longitu-

dinalmente de este a oeste, en la región centro-norte del país, cerca de la costa,

pero que a su vez posee una altitud promedio de 900 metros sobre el nivel del mar.

Condiciones que le han brindado a la ciudad un clima tropical realmente benevo-

lente que facilita la posibilidad de generar condiciones de confort prácticamente

sin acondicionamiento artificial, e igualmente se nota prosperar fácilmente la di-

versidad de flora y fauna de la región.

Aunque el trabajo tiene una noción de la ciudad en general, estudiarla a profun-

didad sería una tarea titánica que se aleja de las posibilidades, por lo tanto se de-

cide tomar una fracción para ser analizada más en detalle. Asociado a esta visión

fragmentada existen elementos positivos y negativos que es necesario resaltar en

este momento. Por un lado, cualquier visión que no comprenda la totalidad va a

correr siempre el riesgo de dejar cosas por fuera, circunstancias distintas que no

aparecen en la muestra que se estudia. Pero por el otro, abarcar la totalidad es

una tarea prácticamente imposible en cualquier estudio.

Al tener en cuenta lo extensa que podría tornarse la revisión de casos de estudio,

se ha optado por la dirección contraria, seleccionar un espacio acotado que brin-

de el beneficio de poder profundizar en los análisis y reflexiones, donde elegir a

su vez un espacio reducido y claramente definido donde poder llevar a cabo las

comprobaciones. Entendiendo además que siendo una problemática que se repi-

te, las categorías desarrolladas respecto al tema de seguro podrán implementar-

se en otros lugares aunque requieran de ciertas adaptaciones. En otras palabras,

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0 10 1 4

P i e d r a s o b r e P i e d r a

centrarse en el estudio de una parte teniendo en cuenta la posible intervención

de otros lugares a futuro, pasa por reconocer que en las partes constitutivas de los

elementos se encuentran los componentes básicos del todo. Aunque existan dife-

rencias, también existirán similitudes que los hacen pertenecer al mismo ente, en

este caso particular, a la misma ciudad.

Es así que, y reconociendo que el problema a estudiar es una situación presente

en gran parte de la ciudad, se ha seleccionado un sector de estudio que parte de

su división política. Caracas está dividida en 5 Municipios, los cuales se componen

a su vez por 32 Parroquias en total, unidad político territorial de menor rango en el

país, dentro de las cuales se selecciona la Parroquia San Pedro (Fig. 012). Encon-

trándose cerca del centro geográfico del valle, esta área presenta en casi toda su

extensión circunstancias características del problema antes planteado. Además, y

como razón fundamental para su selección, esta zona fue objeto de intervención

en algunas propuestas de pregrado que se expondrán más adelante. Por lo tanto

existe un conocimiento ya forjado del área, y fueron precisamente esas interven-

ciones dirigidas a espacios intersticiales, las que detonaron la exploración del linde-

ro como objeto de múltiples problemáticas en la ciudad.

Partiendo entonces de una observación general de la ciudad, se hace énfasis en

la Parroquia San Pedro para enlazar las experiencias previas al presente trabajo.

Donde, y continuando con esa misma línea de aproximación, se selecciona una

calle central del sector que recoge varias de las circunstancias que lo caracteri-

zan, para utilizarlo como marco de acción de las comprobaciones. Dicha selec-

ción se ha definido a través del propio hacer teórico y pro-

yectual, es decir, los análisis, las observaciones y las primeras

exploraciones, arrojaron pistas sobre cuales podrían ser las si-

tuaciones a indagar en profundidad. Esta escogencia debía

mantener una escala de intervención más cercana al hacer

arquitectónico que a los planes a gran escala propios del di-

seño urbano, ya que los horizontes de este trabajo plantean

la intervención de la ciudad a través de la pequeña esca-

la. Configurando espacios desde la perspectiva del peatón

que se sirven de las particularidades de cada lugar.

La selección agrupa un sector de cuatro cuadras del área

central de la Parroquia, las cuales se encuentran divididas

Fig.

012

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0 1 5El dónde de la ref lexión

en la mitad por la Autopista Valle-Coche y el Río Valle. Lo que quiere decir que

formalmente son dos calles, una ubicada en la Urbanización Valle Abajo y la otra

en la Urbanización Los Chaguaramos pero donde ambas responden al nombre de

Calle Codazzi y se encuentran perfectamente alineadas (Fig. 013). A simple vista

parece uno de esos casos recurrentes en la ciudad en donde las calles a ambos

lados del río se dejaron listas para comunicarse en un futuro pero nunca se llevó a

cabo dicha conexión. Aunque este es un tema importante relacionado al límite,

se aleja del interés por profundizar en la comprensión del lindero, así que se suma

a otras ramas de la investigación que quedan abiertas para futuras oportunidades.

La selección de este sector se debe a que recoge varios puntos clave para el

estudio del problema que se ha planteado: presencia de edificios unifamiliares y

multifamiliares; comercios en la planta baja o casas que han cambio su uso a co-

mercial; el liceo o colegio, como uso recurrente en este sector; calles arboladas y

sin arbolar; escasa presencia de espacio público; retiros de

frente invadidos, aislados o en completo abandono; aceras

obstruidas o en avanzado deterioro; presencia de usos no

planificados. Finalmente y como punto más relevante para

su escogencia como objeto de estudio, es la calle del sector

que más ha presentado crecimiento de linderos en forma

de rejas o muros. Un total de 12 linderos materializados en los

últimos 5 años.

Posteriormente y con intención de abrir el camino para que

las reflexiones aquí alcanzadas sean probadas en otras cir-

cunstancias, se incluyen dos experiencias adicionales. Una

en el campo académico del Concurso de Oposición para

profesor instructor de la Facultad de Arquitectura de la UCV

del 2011, y una en el campo profesional que comprende

los proyectos para el Bulevar de Palo Verde y los parques

Galipán I y II en Lomas del Ávila. Elegidos precisamente por

su coincidencia temporal con este segmento de la investi-

gación, y que muestran como se han aplicado en otras cir-

cunstancias los conocimientos desarrollados a partir de este

trabajo. Permitiendo además exponer la relación entre estos

campos del ejercicio del arquitecto.

Fig.

013

. Ubi

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0 10 1 6

P i e d r a s o b r e P i e d r a

Primero, los proyectos realizados en el Concurso de Oposi-

ción abierto por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de

la Universidad Central de Venezuela en marzo 2011, concur-

so en el cual participé como aspirante y me permitió entrar

como profesor Instructor de la UCV. El programa que rigió

este concurso incidió en gran medida en el tema desarro-

llado. Para el cual se plantearon propuestas a nivel de an-

teproyecto capaces de establecer un vínculo claro entre el

desarrollo teórico y la representación gráfica (Fig. 014).

Segundo, experiencias realizadas en un contexto netamen-

te profesional en las cuales aparece el tema de los espacios

públicos y específicamente cobra importancia la incidencia

del lindero dentro de la intervención. El Bulevar de Palo Ver-

de y los parques Galipán I y II, situados al este de Caracas y

contratados por la Alcaldía del Municipio Sucre, dentro del

marco del Programa Espacio Sucre donde se busca incentivar la recuperación

del espacio público. Lo que trajo consigo la necesidad de completar proyectos

con el fin de ser ejecutados, convirtiéndose en una experiencia importante en la

cual se exploró la relación entre lo proyectual y la investigación implicada. Esta ex-

periencia de diseño constituye la primera pieza de arquitectura construida por el

autor en la ciudad sobre la que se han considerado las temáticas aquí planteadas

(Fig. 015). Tanto los planteamientos del Concurso de Oposición como el programa

Espacio Sucre serán explicados con mayor profundidad en la segunda y tercera

parte del Capítulo 4 referentes a los estudios de casos.

En síntesis, a través del presente trabajo, se desea desarrollar una reflexión teóri-

co-práctica en torno al límite que permita mostrar nuevas posibilidades para este

ámbito arquitectónico. Entendiendo la amplitud de este tema, se hace una refe-

rencia específicamente a los espacios solapados entre lo público y lo privado en

el contexto de la ciudad de Caracas, en él, el lindero se convierte en espacio de

tensión en el cual aparecerán con mayor nitidez los efectos de esta conjunción.

En ningún momento se pretende abordar la totalidad del problema, ni llegar a

conclusiones categóricas, ya que este trabajo se constituye como un segmento

de lo que se empieza a construir como una línea de investigación. Se pretende

conformar una base sólida para el estudio de esta compleja problemática.

Fig.

014

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0 1 7Peso específ ico

Peso específico - Justificación

En este punto se especifican algunos de los elementos que evidencian la importan-

cia del problema construido para la presente investigación, sobre todo teniendo

en cuenta que muchos de los elementos involucrados, empezando por el lindero

y el retiro de frente, parecen existir en el punto ciego del observador donde no se

toma consciencia de la situación real.

El valor del objeto de estudio puede reconocerse en dos frentes: cuantitativo y

cualitativo. En primer lugar, puede medirse un valor que tiene que ver con las di-

mensiones, que puede ilustrarse de la siguiente manera:

El lindero de frente para una parcela de 15 m de ancho, considerando 3 m de

altura, formaría un plano de fachada de 45 m2, alcanzando los 90 m2 con 6 m de

altura. Un edificio de unos 5 pisos que podría ocupar dicha parcela contaría con

una fachada frontal de unos 270 m2, es decir, que el plano del lindero equivaldría a

la cuarta parte del frente de la edificación. Un muro o reja para este caso, podría

costar alrededor de Bs 33.000 contando con un precio por metro lineal de Bs 2.200.

En la Parroquia San Pedro si consideramos que posee un longitud total de lindero

de frente de unos 228.700 m, y la mitad de ellos se materializa estaríamos hablando

de una inversión de Bs 503.140.000; suficiente para formalizar 710.650 m2 de espa-

cio público, según el monto calculado por el Programa Espacio Sucre de 708 Bs/

m2 para acondicionar un terreno disponible y convertirlo en espacio público. Una

superficie como esta significaría alrededor de 11 m2 por habitante de la Parroquia.

Todos estos montos han sido calculados para el primer trimestre del 2012.

Para la calle Codazzi, los 12 linderos materializados recientemente pudieron haber

significado más de 800 m2 de espacio público acondicionado.

En cuanto al espacio de retiro es interesante considerar varias cosas. Un espacio

de retiro de 4 metros de profundidad y 15 metros de ancho, se traducen en 60 m2

de superficie, el equivalente a un apartamento promedio de 2 o 3 habitaciones.

Imaginando que la edificación a la que sirve cuenta con 6 pisos de altura, el vacío

alcanzaría los 1080 m3. Una edificación como esta podría alojar unas 48 personas,

lo que significa que el vacío construido por el retiro de frente representaría para

cada uno de esos habitantes 1.25 m2 de espacio público si se destinara para tal fin,

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0 10 1 8

P i e d r a s o b r e P i e d r a

considerando únicamente este pequeño universo. El ejemplo no busca contabili-

zar el volumen como espacio vacío que debe ser construido para poderse apro-

vechar, por el contrario, permite dejar en evidencia la magnitud del vacío que

puede formar un retiro como este. El cual, como se ha reconocido anteriormente,

puede ser comúnmente subutilizado u ocupado anárquicamente.

Volviendo al ejemplo de la inversión, tomando en cuenta este ejemplo hipotético,

el monto que costaría construir el lindero de frente representa 3/4 partes de la in-

versión necesaria para formalizar el retiro de frente de esa misma parcela como

espacio público.

En un nuevo acercamiento a la realidad, la Parroquia San Pedro posee una po-

blación de 62.833 habitantes según el censo realizado en Venezuela en el 2011,

y se ha podido establecer a través de un levantamiento por imágenes satelitales

que cuenta con unos 58.499,64 m2 de espacio público. Esto se traduce en 0,93 m2

de espacio público por habitante, una cifra muy cercana a los 0,9 m2/hab. que se

ha calculado para la ciudad de Caracas. Si tomamos en cuenta que la UNESCO

recomienda entre 10 y 15 m2, es evidente que la ciudad y la parroquia se ubican

muy por debajo de ese margen. Ahora, si se considera que existen en la parroquia

un total estimado de 201.199 m2 (prácticamente 30 campos de fútbol) de retiro de

frente, esta cifra triplica el total de espacio público existente actualmente. Si tan

solo la mitad del área de esos retiros se convirtiera en espacio público equipado,

el índice en la Parroquia podría pasar de 0,93 m2 a 2,53 m2 por habitante.

Si se considera el caso de estudio de la Calle Codazzi, se pueden hacer estima-

ciones semejantes. Esta calle tiene una población estimada de 987 habitantes

(producto de multiplicar el número de unidades de vivienda por el índice de 3.9

habitantes por unidad de vivienda publicado en el mismo censo) y posee un único

parque de 422 m2, este le brinda un índice de 0,42m2 de espacio público por habi-

tante. Teniendo en cuenta que posee 5.622,34 m2 de retiro de frente, el coeficiente

podría alcanzar los 3,27 m2 si tan solo la mitad de esos retiros se destinaran para el

espacio público.

En cuanto a su importancia cualitativa, reconocerla parece un tema más delica-

do. Empezando por el lindero, este se ha convertido en muchos casos en la nueva

fachada de las edificaciones, alcanzando un indiscutible protagonismo, acom-

pañando al peatón durante su recorrido y participando vigorosamente sobre el

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0 1 9Peso específ ico

paisaje urbano de la ciudad. Lo que resulta sumamente interesante sobre todo

tomando en cuenta que en la mayoría de los casos observados el lindero se mate-

rializa años después de terminado el edificio, no siendo considerado en el proyec-

to original y mucho menos consultado a un arquitecto para su diseño o ejecución.

Por otro lado, es también importante acotar que a través del lindero se puede con-

trolar el grado de relación física y visual con la ciudad, por lo que su crecimiento

significa muy probablemente el detrimento de esa relación. Lo que incluso podría

terminar por dejar al espacio de la calle literalmente encerrado entre muros.

Respecto al retiro de frente, su principal importancia viene dada por la reserva de

espacio no construido que significa para la ciudad. Aunque hoy en día parece re-

presentar un desperdicio, es sin duda una oportunidad sustancial para reflexionar

sobre él y establecer posibles caminos para su transformación. Ya que podría con-

tribuir a la imagen de la ciudad y por consiguiente a lo que sus habitantes sienten

por ella, de manera sustancial. Igualmente podría significar el emplazamiento que

se necesita para reorganizar la estructura caótica existente en los márgenes entre

el espacio público y el espacio privado, incluyendo la disposición de los servicios

o la inclusión de nuevos medios de transporte. Mientras que contradictoriamente

existe la posibilidad latente de que se convierta en extensión de la calzada, lo que

en lugar de mitigar la utilización del automóvil particular, fomentaría su uso; y pon-

dría a la capital en dirección contraria a la tendencia que sigue el planeta. Por lo

tanto no puede ser dejado en la incógnita que le hace correr ese riesgo.

A todo esto se añade el hecho de que el tema de linderos, retiros y sus relaciones;

son temas relativamente recientes y poco estudiados.

En el último aspecto que aborda el trabajo referido al espacio público, enfática-

mente a las aceras, puede resultar hasta redundante el exponer su importancia.

Siendo la ciudad una entidad que vive y se alimenta de flujos, redes y relaciones, el

espacio público es de atención central. Además particularmente en la ciudad de

Caracas donde los espacios públicos son escasos, la calle redobla su valor como

lugar de encuentro, sin olvidar su carácter como principal conector de todos los

tipos de desplazamiento, medios de transporte e infraestructura.

Aunque el espacio público en general sea un tema profusamente estudiado, don-

de existen múltiples propuestas, estas suelen enfocarse únicamente en él. Pocas

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0 10 2 0

P i e d r a s o b r e P i e d r a

veces se extienden a afectar los límites o el propio espacio privado, limitando la

potencialidad de las reflexiones y propuestas. Lo que mantiene un campo de ex-

ploración aún abierto a la reflexión y a nuevas vías para colaborar en el desarrollo

de la ciudad.

Debido a estas condiciones resulta necesario abordar estos temas en conjunto, ya

que el hecho a estudiar no comprende solo el lindero, el retiro o la acera. Incorpo-

ra la investigación de los grados y tipos de relaciones y discordancias, así como las

posibilidades de intervención que existen entre ellos.

Para cerrar, es necesario reiterar la importancia de este conjunto de espacios,

tanto por lo que representan en dimensiones como en posición estratégica. Pero

es aún más importante que el estudio sobre ellos sirva para hacer evidente dicho

valor, que se reconozcan estas joyas en bruto y su envergadura sea tomada en

cuenta como piezas clave en el desarrollo por venir de la ciudad.

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0 2 1Propósitos concretos

Propósitos concretos - Objetivos

El objetivo general de este trabajo es el de profundizar en la comprensión del límite

y las relaciones que existen entre el espacio público y privado. Particularmente las

situaciones que abarcan: el lindero de la parcela con la ciudad, el retiro de frente

y la calle con énfasis en la acera.

Adicionalmente se proponen otros objetivos específicos:

- Desarrollar una estructura metodológica que permita estudiar el problema plan-

teado a través del análisis de sus diferentes componentes y las relaciones que se

establecen entre ellos.

- Desarrollar un planteamiento que explique el papel que juega el factor medioam-

biental en las intervenciones del límite entre la ciudad y la edificación.

- Conocer los elementos que forman parte del límite y que se pueden identificar en

los linderos delanteros.

- Identificar y definir acciones a través de las cuales se pueda transformar el carác-

ter estanco del lindero, buscando la permeabilidad y su interacción con el espacio

público.

- Comprender las características actuales que rodean al retiro de frente como es-

pacio intermedio entre la ciudad y la edificación.

- Comprender las características actuales que rodean a la calle como espacio

negado por las intervenciones privadas.

- Constatar a través de casos de estudio: las variables relevantes en la intervención

de los límites, el rol de lo ambiental en la reformación de estos espacios, la per-

meabilidad como norte del intermedio entre la edificación y la calle, y por último,

identificar posibilidades de aplicación de las reflexiones aquí logradas en futuros

proyectos arquitectónicos.

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0 2 3

Capítulo 2 - Estructura metodológica

Engranando procesos

En este capítulo se presenta la metodología del trabajo, la cual se ha construido a

través de analizar y extrapolar procesos propios del autor en su hacer proyectual

para luego utilizarlos en la investigación. Esta particularidad ha permitido asirse de

conocimiento sobre los que se tiene un manejo previo. Adicionalmente se ha podi-

do establecer similitudes entre el ámbito profesional y académico que asoman la

posibilidad de recurrir a métodos o herramientas análogas en ambos casos.

En Valor del trazado en las estructuras y procesos se enfatiza inicialmente la impor-

tancia propia de la metodología, ya que aunque pudiera considerarse obvia, mi

experiencia personal en el campo arquitectónico ha mostrado como esta suele,

en algunos casos, dejarse de lado o considerarse una atadura o limitante.

La metodología, del diseño a la investigación presenta y justifica la selección de la

metodología cualitativa y del método denominado círculo hermenéutico. Ambos

seleccionados, en este caso, a partir de los procesos asociados al hacer proyec-

tual para ser adaptados y aplicados a esta investigación.

Finalmente, en el punto titulado Compleja red de procesos, se exponen específi-

camente cada uno de los pasos ensamblados para ser utilizados como estructura

metodológica del presente trabajo.

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0 2 5Valor del t razado de las estructuras y procesos

Valor del trazado en las estructuras y procesos

A través de experiencias personales, tanto en el ámbito profesional como acadé-

mico, he podido observar como algunos profesionales del campo arquitectónico

suelen restarle valor a la metodología privilegiando la inspiración para eclipsarla. Es

por eso que el presente punto persigue reforzar la importancia de contar con una

estructura de procesos conscientes que sirva de puente para alcanzar los objetivos

trazados, esfuerzo que constituye en sí mismo la base de la construcción metodo-

lógica de este trabajo.

El debilitamiento de dicho valor comienza cuando la llamada creatividad se utiliza

como abanderada de los procesos de diseño para prescindir de un orden estruc-

turado, lo que afecta en principio al instrumento proyectual al anular la posibilidad

de que creatividad y metodología estén sanamente asociadas. Pero como el ar-

quitecto no cambia de sombrero para asumir labores profesionales o académicas,

el desinterés por la metodología comienza a permear, en algunos casos, hacia el

campo investigativo.

En relación a esta idea, y para ilustrar que la creatividad no debilita el valor de la

metodología, se confronta la siguiente afirmación: “No lloremos, por lo tanto, tras

el triste destino que la metodología le depararía a cosas tan hermosas como la

imaginación, la intuición, el talento, etc. Tratemos en cambio de entender como

de todos los procesos críticos y antagónicos de confrontación entre lo nuevo y lo

viejo brotan nuevos y más importantes valores que en seguida comenzarán una

renovada dialéctica de maduración” (Gasparini & Posani, 1969, pág. 571). Enten-

diéndolo de este modo, se puede afirmar que los procesos iniciados consciente-

mente permitirán andar por los caminos propuestos, en lugar de avanzar sobre un

recorrido sinuoso que poco control puede tener sobre los objetivos que se desean

alcanzar. Por lo tanto las fases del diseño arquitectónico, en lugar de coartar sus

posibilidades, son capaces de brindarle un nuevo impulso en la medida en que

exista consciencia sobre ellas.

“Hay que admitir que el arte de la arquitectura o se convierte en la ciencia del

diseño o dejará de ser tal y la historia social, que actúa siempre sin piedad, lo subs-

tituirá por lo que la necesidad (y también el azar) acabarán por determinar. Com-

prendemos entonces la urgencia con que deben ser aprestados los instrumentos

metodológicos de la nueva arquitectura” (Gasparini & Posani, 1969, pág. 566). Re-

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0 20 2 6

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

salta así nuevamente la importancia de aclarar los instrumentos metodológicos en

el campo arquitectónico, ya que conociéndolos se podría dirigir la autocrítica no

solo a los productos sino también a los procesos. Lo que fomentaría un mayor con-

trol sobre los resultados, mejorando la eficiencia de cada fase y evitando así que la

arquitectura sea sustituida por las decisiones de la necesidad y el azar.

Considerando el gran valor de la metodología y al ubicarse en el desenlace de

una Maestría de Diseño Arquitectónico, se propone establecer relaciones entre

dos ámbitos de la arquitectura para los cuales el proceso metodológico resulta

fundamental: el diseño y la investigación; para que de esta manera se alimenten y

fortalezcan mutuamente. Así, se propone en este trabajo una estructura que parte

de los procesos de diseño para adaptar su uso a la investigación, permitiendo tra-

bajar con herramientas que resultan, de una manera u otra, conocidas.

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0 2 7La metodología, del diseño a la invest igación

La metodología, del diseño a la investigación

En este punto se busca presentar las razones para la utilización de la metodología

propuesta, a través de mostrar las coincidencias entre diseño e investigación que

han permitido extrapolar estrategias de un lado a otro y que han sido extraídas de

la propia experiencia.

“La cuestión está en avanzar del puro método científico expuesto en el libro a un

método propio de la arquitectura y el diseño” (Gasparini & Posani, 1969, pág. 567).

La elección de las estrategias utilizadas en el trabajo no parten por considerar cua-

les podrían ser las mejores alternativas metodológicas, sino de la observación de

los procesos personales presentes tanto en el ámbito académico como profesio-

nal para formalizarlos y estructurarlos. Es decir, no se trata de traer al juego sistemas

ajenos que requieran modificar los propios, sino de definir cuáles son las estructuras

que ya se han puesto en práctica para reutilizarlas a través de su adaptación.

El primer aspecto para la conformación de la metodología, pasa por reconocer al

arquitecto como punto central de cualquiera de sus propuestas, sin importar cuan-

tas condicionantes existan o cuantos profesionales estén involucrados en el diseño,

generalmente todo esos elementos van a pasar por el filtro del arquitecto y se ve-

rán influenciados por su visión. De esta manera los resultados que se obtengan en

los proyectos dependerán siempre del arquitecto que ocupe ese lugar, pudiendo

variar radicalmente dependiendo de sus motivaciones particulares.

Con esta idea en mente, el presente trabajo se enmarca dentro de la metodolo-

gía cualitativa, ya que esta reconoce la presencia del factor humano el cual tiñe

con su perspectiva todos los procesos. Por lo tanto, la metodología cualitativa, a

diferencia de la cuantitativa, no garantiza el alcance de las mismas conclusio-

nes aunque se repita la misma investigación con todos los elementos, ya que la

condicionante humana es altamente efímera en el sentido de que se encuentra

en constante cambio durante el tiempo. Aunque podría entenderse como una

debilidad esta es, desde otro punto de vista, una fortaleza. En primer lugar porque

al tener consciencia de la presencia del sujeto como intermediario de la investiga-

ción, se reconoce que los resultados son los objetos mirados a través de su lente.

La importancia de incorporar la mirada personal asegura que en una investigación

no se deja fuera una variable de gran peso en el desarrollo del trabajo. En segun-

do lugar permite al investigador cobrar un papel más predominante, aportando

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0 20 2 8

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

no solo sus conocimientos sino además sus opiniones, situación que fomenta el

debate y así el avance sobre determinados temas que de otra forma tendrían un

desarrollo más lento.

La investigación cualitativa no hace énfasis en la asepsia del desarrollo, por el con-

trario, le interesa particularmente esa visión del autor. Partiendo de este ámbito

se emprende un camino dentro del campo de la hermenéutica, la cual se refiere

específicamente a la interpretación, entendiéndola como una conjunción de pro-

cesos donde se ordena, expresa, concibe y sobre todo se explica aquello que se

desea dar a entender. De esta manera la hermenéutica necesita obligatoriamen-

te de un intérprete, que trae consigo un cúmulo de conocimientos y experiencias

que le confieren una mirada particular. Entendiendo que esta mirada se encierra

dentro de toda su individualidad, donde cada quién ve algo distinto en una misma

imagen, la asocia con cosas distintas y concluye por lo tanto en ideas diferentes.

En el caso preciso del arquitecto, él debe comúnmente interpretar una cantidad

de factores que serán luego procesados y sintetizados en propuestas. Por lo tanto

ese momento de la labor arquitectónica en que la información es digerida a tra-

vés de una perspectiva propia, se encuentra sin duda asociada a las característi-

cas de la metodología cualitativa. Pero además, se basa en procesos claramente

hermenéuticos. Dicha condición hermenéutica como instrumento de diseño del

arquitecto se entiende fácilmente cuando se consideran los factores que deben

ser digeridos para la elaboración de propuestas como el habitante, el contexto, el

lugar, entre otros (Fig. 16).

Se hace evidente que la visión personal es inseparable de

cualquier proceso para asir una idea, además de su espe-

cial importancia para la interpretación y subsecuente expre-

sión de dicha idea. Así se define el desarrollo de este trabajo

dentro de la metodología cualitativa a través de una visión

hermenéutica. Lo que requiere como siguiente paso definir

un método para actuar dentro de estos ámbitos ya engra-

nados.

Para este momento se hace referencia de nuevo a dos cir-

cunstancias propias y resaltantes en el proceso de diseño:

la recurrencia de procesos cíclicos y la importancia de las

Fig.

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0 2 9La metodología, del diseño a la invest igación

relaciones entre las partes y la totalidad.

El primer punto entiende que el diseño en cualquiera de sus etapas se desarrolla

en un proceso cíclico en el cual se avanza para volver sobre los pasos y poder así

ir confrontando los resultados parciales con las reflexiones que les dieron lugar. En

este recorrido se involucran constantes momentos de análisis y síntesis para con-

seguir productos que serán nuevamente revisados y así sucesivamente, hasta al-

canzar resultados satisfactorios. Esta idea es claramente expresada en el gráfico

de la oficina X-Architects sobre su labor proyectual (Fig. 17), el cual representa el

proceso de diseño a través de un ciclo. El diagrama inicia con la búsqueda de

información para pasar luego a organizarla y establecer relaciones que permitan

sintetizar ideas y traducirlas en propuestas. El último paso se conecta nuevamente

con la etapa inicial del proceso, recolectando nueva información a partir de los

resultados obtenidos para poner en marcha las etapas de relación, síntesis y así

sucesivamente.

Entendiendo esta condición cíclica inscrita dentro de un proceso de constante in-

terpretación, se produce una asociación directa con el círculo hermenéutico pro-

puesto por Dilthey el cual a su vez es definido por Pablo Rico Gallegos como: “[...]

un recurso explicativo a través del cual se establece, desde una óptica evidente-

mente dialéctica, que el todo siempre es más que la suma de sus partes, pues los

elementos solo resultan comprensibles dentro de todo el contexto, pero también

el contexto se explica en función de sus partes y de las relaciones existentes entre

las mismas: la palabra, dentro de la frase; la frase, dentro del capítulo; el capítulo,

dentro de todo el texto; el texto, inscrito en su tiempo, etc., y viceversa” (Gallegos,

Fig.

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0 20 3 0

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

2001). De esta forma, el proceso inicia desde la totalidad para aproximarse a cada

una de las partes del hecho a estudiar, extrayendo de ellas nueva información que

permite alimentar el entendimiento del todo (Fig. 18). Dicho esfuerzo constituye un

avance en cada revolución, el cual Miguel Martínez estudioso de las estructuras

metodológicas compara a una escalera de caracol, donde manteniendo la cer-

canía al eje cada paso representa un ascenso, un avance en el entendimiento

(Miguélez, 2010).

Estructuras metodológicas de este tipo han sido también aplicadas muy reciente-

mente en el contexto local en la investigación de la arquitecto Carolina Bencomo

en su calidad de aspirante al Doctorado de Urbanismo del Instituto de Urbanismo

de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV . La revisión de este trabajo

y las conversaciones con la autora han permitido concordar y reconocer la im-

portancia que estos procesos podrían llegar a tener en el ámbito arquitectónico y

además han allanado el camino para que sean aplicados en este trabajo.

El segundo punto que se anunciaba anteriormente tiene que

ver precisamente con esa relación entre el todo y las partes,

circunstancia propia del diseño donde se revisan constante-

mente los eslabones de la propuesta, para hacerlos engra-

nar y que se entiendan coherentemente las relaciones entre

ellos. Adicionalmente se puede notar la presencia de esta

relación también en la crítica, es decir, cada momento del

diseño que involucra proponer se ve inmediatamente con-

trapuesto a una autocrítica la cual se asiste de todos esos

elementos que se han estudiado para confrontarlos con los

resultados obtenidos y emitir un juicio.

La atención a cada parte manteniendo especial cuidado

de las relaciones existentes entre las mismas tiene que ver

con el momento que estamos viviendo actualmente, ex-

plica Marc Augé: “Es evidente que en el período histórico

que atravesamos hoy en día, ya no resulta tan necesario di-

vidir el espacio, el mundo o al ser vivo para poder llegar a

comprenderlos. Asimismo, el pensamiento científico ya no se

basa en oposiciones binarias, sino que se esfuerza en actua-

lizar la continuidad que existe bajo la aparente discontinui-

Fig.

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0 3 1La metodología, del diseño a la invest igación

dad” (Augé, 2007, pág. 17 y 18). Actualmente no dividimos todo hasta su mínima

expresión para estudiarlo creyendo que dicha acción por sí sola permitirá el en-

tendimiento, reconocemos por el contrario que al separar una parte ella cambia

y todas las variables que proceden de la relación de dicha parte con el resto se

alteran o pierden. Por lo tanto el estudio aislado de los fragmentos separándolos

de una gran cantidad de variables, permite hacer énfasis en su entendimiento

particular, pero es igualmente necesario analizarlo en su contexto y ser testigos de

las interacciones para facilitar su comprensión (Fig. 19).

En este punto se puede complementar el círculo hermenéutico al reconocer que

la interpretación se aplica sobre los fragmentos y su relación con el todo, pero

igualmente esta acción debe atender a las interacciones entre cada una de las

partes que en su conjunto puedan mejorar el entendimiento del objeto estudiado.

Repasando, se seleccionarán puntos clave de la metodología como instrumento

del diseño asociada a la labor del arquitecto para reconocer similitudes entre es-

tos y procesos propios de la investigación, permitiendo así establecer relaciones

dialécticas que constituyan una estructura próxima al intérprete. Este esfuerzo sub-

raya el valor de la metodología dentro del hacer del arquitecto, quien, en caso de

mantenerse conectado a la academia, suele alimentarse del ámbito académico

y profesional paralelamente.

A través de estos puntos se busca sacar el mayor provecho de la participación

activa del investigador, quien aporta con su punto de vista una perspectiva úni-

ca para abordar el tema. Esta estructura cualitativa se explota a través de una

orientación hermenéutica que pretende ser capaz de interpretar cada uno de los

factores involucrados, extrayendo de ellos los conocimientos necesarios para su

entendimiento, siempre a través de una fórmula cíclica que permita volver sobre

los pasos para corroborar la información obtenida y poder así ir complementando

aquellos puntos que se consideren faltantes. Otra bondad de un planteamiento

cíclico como este es que no posee un número finito de repeticiones, permitiendo

transitarlo hasta que se satisfagan los objetivos planteados.

El presente trabajo se basa entonces en un método cíclico de interpretación que

aborda el estudio de las partes sin perder de vista el todo. Dicha interpretación se

lleva a cabo desde el punto de vista específico del autor, buscando mantener la

coherencia a lo largo del desarrollo.

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0 20 3 2

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

Compleja red de procesos

A continuación a través de este segmento del trabajo se descomponen cada uno

de los eslabones que engranan dentro del proceso hermenéutico antes selec-

cionado, permitiendo explorar e ir reconociendo como se han personalizado los

elementos que lo conforman. Este esfuerzo se inicia a través de entender que la

hermenéutica se basa en cuatro conceptos básicos: explicar, ordenar, concebir

y expresar.

Empezando por la explicación, la cual se apoya en la intención de dar a conocer,

para lo que es necesario seleccionar aquello que se quiere aprehender y fomentar

su comprensión a través de un proceso inicial de análisis. Fase que requerirá de

un ordenamiento de la información en el cual las tablas y diagramas son de gran

ayuda y forman parte de los primeros resultados prácticos de la investigación. Con

esta información ya organizada, se desarrolla un proceso de relaciones y compa-

raciones que permitirá extraer información e incluso las primeras reflexiones sobre

los puntos estudiados. Son estas reflexiones las que se formalizan en un proceso de

síntesis que permita identificar los elementos clave y aproximarse a los aspectos

propositivos.

En otras palabras se han organizado como puntos clave del

plan hermenéutico a aplicar los siguientes: la explicación uti-

lizando el análisis en primer lugar, el ordenamiento a través

de redes que permitan explicitar las relaciones seguidas de

una síntesis, y por último las reflexiones de carácter proposi-

tivo; todo enmarcado dentro de la necesidad de hacer en-

tendible la investigación bajo una estructura escrita y gráfica

que permita representar claramente las ideas (Fig. 20).

Para formalizar estos puntos en la estructura a ser aplicada,

se ha establecido una estrecha relación entre el círculo her-

menéutico, seleccionado a partir de la metodología de dise-

ño del autor, y el ideograma de la oficina X-Architects, mos-

trado anteriormente. Dicha búsqueda ha llevado por varios

intentos de generar un planteamiento que contenga todas

las variables del caso, absorbiendo nuevos componentes

que buscan atacar las particularidades del presente estudio.

Fig.

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0 3 3Compleja red de procesos

De estos primeros intentos se muestran dos imágenes: En la primera (Fig. 21), se

complementa el título de cada momento de la investigación con una representa-

ción gráfica abstracta, desde las primeras formas alabeadas que señalan un cono-

cimiento general y poco entendido, las cuales se van dividiendo como resultado

de su análisis, para posteriormente recomponerlos en formas geometrizadas que

hacen referencia a unas ideas conscientemente organizadas. Además de esta

Fig.

021

. Evo

luci

ón d

el p

roce

so m

etod

ológ

ico

I.

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0 20 3 4

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

secuencia que va de arriba a abajo, resaltan también las flechas que conectan

cada uno de los estados del proceso con el inicio, alimentándolo en un ciclo con

múltiples caminos. En la segunda (Fig. 22), las herramientas han hecho su aparición

acompañando, mientras que por otro lado las figuras abstractas se acompañan

con colores que van desde los primarios, pasando por los secundarios, hasta llegar

a una combinación que pretende representar como cada una de las propuestas

tienen en cuenta todos los elementos analizados y sus relaciones.

Fig.

022

. Evo

luci

ón d

el p

roce

so m

etod

ológ

ico

II.

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0 3 5Compleja red de procesos

Aunque el ideograma de la oficina X-Archi-

tects que sirvió de detonante para estos es-

quemas estaba planteado únicamente para

la labor proyectual, aquí se ha hibridado con

los aspectos metodológicos ya tratados en

los planteamientos y diagramas anteriores,

para construir la estructura final de procedi-

mientos que consta de los siguientes puntos

(Fig. 23):

1.- Definición del problema a estudiar y de las

partes que lo componen.

En la investigación se ha definido como pro-

blema a explorar la marcada división existen-

te entre el espacio público y privado en la

ciudad de Caracas a través de los espacios

limítrofes que lo separan. Dentro de este pun-

to central se han seleccionado cuatro com-

ponentes a desarrollar: las particularidades

del contexto físico, el lindero como límite, el

espacio de retiro como adyacencia interna y

la calle como adyacencia externa.

2.- Búsqueda y registro de información. Tan-

to en bibliografía y referencias, como en el

trabajo de campo y experiencias personales.

La búsqueda de información contempla dos

actividades fundamentales: la recolección

y registro de datos en sitio y la documenta-

ción bibliográfica sobre el tema. El registro

conlleva un levantamiento fotográfico y pla-

nimétrico de una variedad de situaciones en

múltiples contextos, haciendo énfasis en el

caso de estudio. Mientras que la bibliografía

contempla temas referidos específicamente

Fig.

023

. Esq

uem

a m

etod

ológ

ico

linea

l.

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0 20 3 6

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

al límite y los espacios intermedios, paralelamente a algunos autores dedicados a

entender la ciudad, referencias metodológicas, legislaciones urbanas y recientes

trabajos de investigación relacionados al tema.

3.- Análisis de la información obtenida. Descomposición de las temas de estudio.

La explicación y análisis aborda cada una de las áreas del problema especifica-

das anteriormente: el contexto, el límite, el retiro y la calle. En cada punto se hace

especial énfasis en los conceptos, paso fundamental para lograr el entendimiento

y establecer las posibles relaciones a través de una mirada que contrasta ciertos

momentos de la historia con la situación actual. A partir de ellos se establece una

relación entre el texto y las imágenes abstractas y figurativas, que se convertirán a

su vez en campo de exploración para formar puentes entre las ideas teóricas y su

posible materialización arquitectónica.

4.- Construcción de relaciones entre los puntos resultantes del análisis. Disposición

de una estructura que permita organizar y comparar la información desarrollada.

Aquí es fundamental llevar a cabo la estructuración de la información recolectada

y producida, principalmente a través de redes o gráficos que permitan presentarla

de forma condensada. A partir de dichas representaciones se podrán establecer

comparaciones que enriquezcan la información obtenida. Las relaciones se trazan

no únicamente entre elementos de la misma índole, sino también entre elementos

distintos: conceptos, fotografías y abstracciones; para completar una visión inte-

gral de los temas estudiados.

5.- Síntesis de la información obtenida a través de la correlación anterior.

En la síntesis de las áreas estudiadas se ha tenido en cuenta su desarrollo histórico

en contraposición a la situación actual, la representación gráfica de los conceptos

y las posibilidades expuestas a través de las experimentaciones; obteniendo los pri-

meros resultados sobre cada tema, es decir, esta etapa representa la generación

de un producto resultado de esta investigación. La síntesis establece conceptos

definitivos para el presente trabajo, como resultado de las exploraciones previas.

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0 3 7Compleja red de procesos

6.- Construcción de un primer nivel propositivo teórico.

Las primeras formulaciones se hacen sobre cada tema a partir de las síntesis ante-

riores, las cuales suelen tener aún una cierta connotación conceptual o abstracta

que permite abordar un mayor abanico de posibilidades sin confrontarlo aún con

los casos de estudio. Se proponen nuevos conceptos, clasificaciones, íconos y abs-

tracciones; adicionalmente se determinan variables y circunstancias importantes a

ser consideradas más adelante con un carácter netamente experimental.

7.- Construcción de un segundo grado de relación que permite contrastar las for-

mulaciones generadas previamente.

En este segundo nivel de relaciones se traman los planteamientos que se habían

generado por separado para cada uno de los temas abordados. Dicha operación

apunta a la multiplicación de posibilidades como una herramienta para ampliar el

marco de acción, en donde seleccionar las ideas más pertinentes y desarrollarlas.

En este segundo grado ya los casos de estudio tienen una presencia importante y

los procesos buscan generar una herramienta de aplicación más directa.

8.- Experimentación sobre los casos de estudio, denominada también propuesta

de segundo grado.

A partir de las tramas anteriores y de la identificación de una variedad de ideas, se

establecen inevitablemente reflexiones que se vuelcan sobre la formalización de

imágenes, es decir, formulaciones con un carácter más práctico que pretenden

conjugar una muestra que pueda ser confrontada y criticada. En este punto se

busca abarcar integralmente el problema planteado inicialmente pero no con un

carácter conclusivo sino, por el contrario, con la intención de detonar la confronta-

ción, revisión y enriquecimiento de las etapas anteriores y así del ciclo en general.

Desde este último punto iniciaría una reconexión con las primeras etapas ya que,

sin importar los resultados obtenidos, de seguro incitan una nueva búsqueda. Se

inicia así el proceso cíclico por el que se pasa varias veces hasta cumplir los obje-

tivos planteados.

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0 20 3 8

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

A partir del gráfico anterior y luego de haberse especificado la estructura metodo-

lógica, resalta a la vista que esta primera imagen no representa certeramente un

proceso cíclico, parece estarse hablando de un proceso lineal el cual llega a un

final que reconecta por alguna vía secundaria con el inicio. Adicionalmente a esta

observación es necesario añadir que la ejecución no siempre es tan ordenada, ni

siquiera lineal, en lugar de eso es común encontrar un enriquecimiento recíproco

entre cada una de las partes inclusive sin haber llegado a la última. Es decir, entre

cada uno de los estados de la investigación puede haber relaciones e información

fluyendo desde y hacia otro punto, por lo tanto se genera una suerte de red se-

cundaria que se desarrolla paralelamente a la línea central del proceso. Así que,

teniendo en cuenta estas reflexiones se presenta un segundo gráfico que busca

tener una representación más cónsona con la realidad y donde además se señala

esa red de conexiones entre las distintas etapas (Fig. 24).

En este caso es cierto que desde los últimos pasos se conecta nuevamente a los

iniciales, pero es igualmente cierto que el nivel de evolución del trabajo luego de

haber dado un giro en este círculo no es el mismo a cuando se iniciaba. Por lo tan-

to y en semejanza a la metáfora que describe Miguel Martínez sobre la escalera de

caracol, cada vez que completa un giro sobre esta estructura cíclica se produce

un avance que lleva a la investigación a un nuevo nivel. De esta manera se cons-

truye el gráfico definitivo que pretende ilustrar el proceso metodológico empleado

en el presente trabajo, reconociendo un proceso de tramas complejas, en el cual

se produce un desarrollo asociado a la repetición de un ciclo que representa los

avances y la búsqueda de los objetivos (Fig. 25).

En todo este proceso, como se ha intentado representar hasta ahora, no hay quie-

bres claramente establecidos en los cuales se termina una etapa para pasar a la

siguiente, sino que se produce un solape entre ellas en el que se comienza con la

nueva fase sin haber concluido la anterior, debido principalmente a la imbricación

tan intensa que existe entre una etapa y otra: la búsqueda involucra en sí misma

cierto análisis, así como las relaciones comienzan a ser síntesis, las síntesis tienen

cierto carácter propositivo, etc. Por otro lado, la reconexión de la última etapa con

el inicio del ciclo plantea en primer lugar una confrontación de los resultados ob-

tenidos a los largo del camino con el problema, hipótesis y objetivos. Reiniciando

también una nueva indagación que contribuya con elementos faltantes o permita

revisar y ajustar otros ya ejecutados, lo cual desencadenará inevitablemente un

nuevo proceso de análisis, relación, síntesis, etc. Dicho proceso cíclico tiene como

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0 3 9Compleja red de procesos

ventaja que no requiere cumplir a cabalidad una etapa para pasar a la siguiente,

sino que se vale de retornar sobre sus propios pasos para completar o desarrollar

particularmente situaciones que se reconocieron faltantes.

Sin embargo, como se explicaba anteriormente, esta corriente lineal en espiral no

es la única vía para avanzar en la investigación. Existe una red que podría enten-

derse como secundaria y que establece relaciones en múltiples direcciones, don-

Fig.

024

. Esq

uem

a m

etod

ológ

ico

circ

ular

.

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0 20 4 0

E n g r a n a n d o p r o c e s o s

de el análisis puede alimentar directamente las propuestas, estas complementar

las relaciones o cual sea otra posible combinación.

Retomando los puntos iniciales de este capítulo, vale aclarar que la adopción de

una determinada metodología en ningún momento coarta la creatividad, aun-

que sin duda representa un esfuerzo para quien no posee la práctica de trabajar

con cierta rigurosidad. Hacer conscientes los propios procesos permite además

indagar en otras líneas semejantes de aproximación a los problemas y así comple-

mentarse al reconocer debilidades y fortalezas.

Fig.

025

. Esq

uem

a m

etod

ológ

ico

en e

spira

l.

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0 4 1Compleja red de procesos

Al final, siempre están presentes los métodos en la manera de trabajar de cada

quien, independientemente del área y dirección explorada. La arquitectura no

escapa de esa afirmación, y es en su delicado balance entre arte y ciencia que

ser conscientes y rigurosos con sus propios procesos mantendrá estable su recono-

cimiento como disciplina independiente.

En síntesis, se ha planteado la construcción de una metodología basada en los

procesos del diseño arquitectónico para ser adaptada a la investigación. Dicha

adecuación se basa en una dirección cualitativa dentro de la cual se ha definido

el círculo hermenéutico como guía para construir un proceso cíclico, en donde

cada etapa se solapa con aquellas que le son adyacentes a la vez que se relacio-

na con las demás.

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0 4 3

Capítulo 3 – Cuerpo Teórico

El entendimiento de lo simple

Una vez definido el problema y la metodológica con que es tratado, se inicia el

presente y más extenso capítulo que comprende todo el desarrollo teórico. En este

se abordan los cuatro temas que se han considerado resaltantes: el contexto físico,

el lindero, el retiro y la calle; todos a través de una estructura que puede presen-

tar ciertas variaciones pero que de una u otra forma toca los siguientes puntos: el

abordaje de los conceptos, una breve revisión de ciertos momentos históricos y la

confrontación con la situación actual. Posteriormente cada sección de este capí-

tulo se cierra con unas reflexiones que permitan ser retomadas más adelante en el

estudio de casos.

Conocernos pretende exponer algunas de las particularidades de la ciudad que

da lugar a esta investigación. En este punto se hace énfasis en el contexto físico y

se busca hacer evidente una marcada relación entre los límites y la imagen de la

ciudad.

Posteriormente se desarrolla el tema central de este trabajo denominado Con-

notación del límite, dirigido a profundizar sobre el entendimiento del límite como

hecho abstracto y del lindero como objeto específico de estudio.

A continuación se abordan las dos adyacencias del lindero que se han considera-

do necesarias para reflexionar sobre el problema planteado: primero El retiro como

espacio intersticial y segundo Buscando la calle. En ambos casos se contrastan

algunos de los puntos clave que los han llevado hasta su situación actual, al mismo

tiempo que se exploran las oportunidades que pueden estar presentando y no han

sido aprovechadas.

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0 4 5

Conocernos

El presente capítulo tiene como norte construir un marco contextual que permita

tener una idea del lugar donde se desarrolla la investigación. Comprende un es-

fuerzo por el reconocimiento del contexto físico, permitiendo hacernos conscien-

tes de las dificultades y oportunidades de la urbe caraqueña. Con relación a este

tema Federico Vegas afirma que “A una ciudad tan frágil y confundida le hace

falta, primero que todo, conocerse a sí misma, entender qué diablos le sucede,

hacerse consciente de sus posibilidades y de su belleza innata e indestructible.”

(Vegas, 2007, p. 11); de esta manera, además de repasar algunas de las caracte-

rísticas de la capital, también se ha optado por hacer énfasis en ciertos puntos que

se consideran de particular importancia. Estas particularidades se abordan a tra-

vés de una estrecha relación con el tema de los límites, divididas en las secciones

que se presentan a continuación:

El primer texto se denomina Atención al contexto físico a través de la dualidad del

paisaje caraqueño y expone una diferencia marcada entre la percepción de Ca-

racas desde lo lejos, donde predomina el verde y en especial el Ávila; y la aprecia-

ción de quien camina la ciudad y la vive de cerca, donde la compartimentación

protagonizada por rejas y muros domina el paisaje.

Los distintos gradientes de propiedad expone un matiz de valores existentes entre

el espacio público y privado. Adicionalmente subraya la riqueza intrínseca en sus

momentos compartidos o intermedios, lo que dejará en evidencia el protagonismo

de los límites en cualquiera de esos niveles de interacción.

El tercero es un punto clave que se ha especificado en los objetivos del trabajo El

verde no distingue entre parque o ciudad, donde se subrayan las bondades del

clima tropical y se hace especial énfasis en motivar la inclusión del verde dentro

del diseño arquitectónico como un elemento favorable para alcanzar el confort

en los espacios.

Por último, Relaciones entre el individuo y su contexto físico explica la relación

que existe entre la imagen de la ciudad y el comportamiento de sus habitantes,

y como estos dos componentes pueden engranarse y alimentarse mutuamente.

Adicionalmente se cierra este capítulo con algunas reflexiones generales de los

puntos más importantes.

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0 30 4 6

C o n o c e r n o s

Atención al contexto físico a través de la dualidad del paisaje cara-queño

En el abordaje del contexto físico que precede a las intervenciones, se procura

reflexionar sobre el construir la imagen de la ciudad a través del paisaje urbano,

entendiendo la importancia que tienen los límites y espacios intermedios en este

tema. Para ello se abordan a continuación los siguientes puntos: contrastar la per-

cepción que se tiene de Caracas viéndola de lejos o cerca, debatir la definición

de paisaje urbano y su relación con la escala, exponer la importancia de abordar

esa escala de intervención próxima al habitante y resaltar la importancia del espa-

cio vacío entre las edificaciones como plataforma de relación para los habitantes

de la ciudad.

Para iniciar el acercamiento a la imagen de la ciudad, es necesario partir pre-

cisamente del tema central de este trabajo, el límite. Existe todo tipo de límites

definiéndose a través de la ciudad con una lógica que tiende hacia la vertical:

muros, edificaciones, topografía; que se hacen predominantes en la escena dia-

ria. Dentro de estas variedades resalta la crecida de los linderos como respuesta

poco fructífera a la inseguridad, ya que se han ido extendiendo a través de toda

la capital tomando cada vez mayor importancia y peso en la imagen que ella

transmite. El aislamiento provocado por la densificación de estos bordes de par-

cela ha contribuido al estado de abandono que suelen presentar los espacios de

retiro, condición que a su vez favorece el deterioro del paisaje urbano. Es decir, el

problema de intensa división entre el espacio público y privado, también actúa en

detrimento de la imagen de la urbe caraqueña.

En un punto relacionado a este problema y denominado específicamente “El pai-

saje de la ciudad de Caracas” Ana Lasala expone una realidad contradictoria.

Por un lado describe como se percibe la ciudad desde una visual lejana: “Desde

lo lejos y desde lo alto se podría decir que la calidad del paisaje caraqueño está

garantizada. El atractivo de la geografía de la ciudad y la importante presencia

de la gran montaña al norte, el Ávila, conforman un seductor panorama en que

los elementos protagónicos que lo constituyen actúan como una serie de eventos

que ubican y sitúan a los habitantes a lo largo del valle.” (Lasala Hernandez, 2007,

p. 67). Dejando en evidencia que desde lejos lo que predomina es la naturaleza,

mientras que por otro lado la experiencia diaria brinda un panorama distinto: “Es

a una distancia más corta desde donde se observa la continua aparición de mu-

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0 4 7Atención al contexto f ís ico a través de la dual idad del paisaje caraqueño

ros, rejas, vallas publicitarias, automóviles, construcciones temporales y multitud de

obstáculos físicos y visuales. Es aquí donde se puede percibir el mayor conflicto en

relación con la imagen de nuestra ciudad” (Lasala Hernandez, 2007, pág. 67). La

división, el aislamiento y el deterioro suelen ser protagonistas. Esta característica

deja un mal sabor de boca cuando nos encontramos con la ciudad que hemos

construido ahogada por elementos producto de una solución temporal e insufi-

ciente, de dificultades que nosotros mismos hemos generado (Fig. 026). Se dibuja

así una situación en donde el paisaje general está garantizado por el propio con-

texto geográfico, produciendo un marco maravilloso que no siempre es aprove-

chado para las intervenciones realizadas por el hombre.

Es por eso que el paisaje que se trata en este trabajo tiene que ver con la experien-

cia cercana al habitante, que disfruta y padece la ciudad calle a calle, edificio

a edificio. Crear los paisajes que alimenten sus recorridos diarios, que enriquezcan

pieza a pieza los eslabones de la ciudad. Convertir a los espacios en invitaciones

a la vida en comunidad, contribuyendo a una verdadera construcción de lugar.

En el desarrollo de este capítulo es necesario, luego de haber sido introducido el

término, ahondar sobre el paisaje urbano. Por un lado para entender como su sig-

nificado es utilizado en el trabajo y también para explorar como podría convertirse

en una herramienta para construir ciudad a medida que se intervienen los límites.

En el abordaje de este tema y para aproximarse a la construcción de su definición,

es necesario acercarnos a los elementos que componen el término por separado:

paisaje y urbano. La incorporación de lo urbano hace básicamente referencia a

aquel paisaje que se construye en las ciudades (Fig. 027 y 28). Aunque el propio

Fig.

026

. La

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os e

scal

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el p

aisa

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0 30 4 8

C o n o c e r n o s

término ciudad parece no asentarse sobre cimientos rígidos

y encontrarse en una permanente discusión, es posible tener

presente imágenes claras de lo que podríamos considerar

paisaje de ciudad. Ahora, para aproximarse al paisaje:

Paisaje: Extensión de terreno que se ve desde un sitio. Exten-

sión de terreno considerada en su aspecto artístico. Pintura

o dibujo que representa cierta extensión de terreno. (DRAE)

El paisaje se relaciona en principio con extensiones indefini-

das de terreno aunque su concepción cotidiana lo acerca a

las grandes dimensiones (Fig. 029), con vistas generales sobre

determinado espacio, pensamos en una visual de los llanos

o tepuyes como un paisaje, y complementariamente una

vista del valle caraqueño podría entenderse como un paisa-

je urbano. Pero en el enfoque que se maneja en la presente

investigación el paisaje no tiene relación con la escala de

la observación, el paisaje hace referencia a un término más

general.

Se enfatiza entonces una mayor relación con la poética del

término que con las dimensiones físicas que abarca, es decir,

aproximándonos más al segundo término de la definición de

la RAE y a la utilización digamos cotidiana de la palabra, la

imagen que se considera un paisaje es aquella que tiene un

valor que establece cierta relación de afinidad con el sujeto

que lo experimenta. Desde este punto de vista las dimensio-

nes del paisaje pasan a un segundo plano (Fig. 030), hacien-

do referencia al concepto de paisajes operativos en la publi-

cación “Metápolis”, cita a su vez extraída del texto “Nuevos

paisajes, nuevos territorios” de Eduard Bru, quién se aproxima

al concepto de paisaje desde una perspectiva similar:

“El paisaje, tal como lo queremos ver aquí, no tiene relación

con la escala, no es necesariamente la arquitectura de los

espacios grandes o vacíos, o abiertos, o «verdes», ni tam-

poco el control cientificista de los posibles estropicios que

Fig.

027

. Pai

saje

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lejo

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0 4 9Atención al contexto f ís ico a través de la dual idad del paisaje caraqueño

pueden causar las grandes construcciones. Pudo definirse

en un principio aproximadamente así, pero ha cristalizado

en arquitectura. Una arquitectura que se caracteriza por:

Atender tanto a lo que está entre las cosas como a las cosas

en sí mismas: el espacio público –un salón doméstico, una

plaza, una terraza– es, por tanto, con frecuencia su obje-

to” (Gausa, Guallart, Morales, Müller, Porras, & Sorano, 2001,

pág. 451).

La aproximación que aquí se hace a la que podríamos lla-

mar arquitectura del paisaje deja en evidencia a través de

sus objetos que no tiene que ver con la escala, sino con la

manera en que es tratado. A lo que podríamos sumar una

condicionante muy importante, esas vistas largas sobre la

ciudad o segmentos de ella, que es tal vez la primera ima-

gen que se nos viene a la mente del paisaje urbano, son una

situación eventual. Probablemente más común en postales

o libros que en la experiencia propia de la ciudad. La aproxi-

mación a la imagen de la ciudad suele tener otro punto de

vista totalmente distinto, mucho más imbuido dentro de ella,

perspectivas internas de calles, parques y edificios, en com-

posiciones dinámicas que forman nuestros paisajes. Cerca-

nos a la segunda escala a la que se refiere Ana Lasala, esa

que precisamente se encuentra más comprometida por la

intervención del hombre, por la arquitectura.

Es precisamente ese “entre las cosas”, ese habitar las calles de la ciudad, donde se

encuentran importantes semejanzas con un término que otros autores han deno-

minado “espacio urbano”, el cual se aborda a continuación para ampliar el rango

de aproximación a este tema.

El sociólogo venezolano Silverio González, establece sobre el espacio urbano: “El

espacio urbano está en el medio de los objetos; como la metáfora, se nutre de la

diversidad de los objetos con los que tercia en la aparición de sentido. […] Es cierto

que constituye un centro, pero ese centro no es objeto, ciudad, monumento, pla-

za, cuarto, templo, sino un «hueco vacío». El sentido de la comunicación politiza-

da, lo urbano, no es definible por nada objetivo, porque su misma definición remite

Fig.

030

. El p

aisa

je c

omo

conc

epto

no

dep

end

ient

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e la

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0 30 5 0

C o n o c e r n o s

a otros significados en un movimiento particular, en sucesivos saltos de apertura.

Por eso el encuentro comunicativo de la polis simbólica es un hueco, un espacio,

por donde se mueve la relación, se desplazan los sujetos en sus interpretaciones

y acciones entre los objetos.” (González, 2005, p. 210). Más allá de alejar el con-

cepto de espacio urbano de una existencia física, en relación probablemente a

la disciplina del autor, es interesante observar que este es entendido como vacío,

como espacio que se relaciona con los objetos y se enriquece precisamente de

este intercambio con su derredor.

El espacio urbano tiene una importancia específica como escenario de la convi-

vencia y de la civilización, es a través de él que se establece un plano compartido

sin el cual los ocupantes, objetos y personas, no podrían tener convivencia. Siendo

además el espacio para relacionarse es por naturaleza permeable y exige de los

intercambios dinámicos para poder existir, impulsando sin duda el desarrollo de la

humanidad a través del ir y venir de la comunicación y el diálogo.

La imposibilidad de definirlo objetivamente, como afirma González previamente,

es precisamente uno de sus mayores valores. Ya que su realidad cambiante a

cada segundo con todos los aspectos naturales y humanos lo enriquece, desde el

paso de las nubes y el cambio de la luz a cielo abierto o tamizado por los árboles

que crecen lenta pero frondosamente, el cambio de la temperatura y la multipli-

cidad de sonidos, acompañados por el paso de la gente

todos con rumbos distintos, que buscan a alguien o inten-

tan estar solos. El entre en la ciudad es materialmente vacío

pero está lleno de urbanidad, de civilización, es el manto del

progreso y construye la imagen que leemos de cada una de

nuestras urbes (Fig. 031).

Dicho cuerpo vacío se construye o limita a su vez por las

piezas que entran en juego, y en la medida en que estas

lo favorezcan el espacio urbano se torna más interesante y

dinámico. “La calidad del espacio urbano depende, primor-

dialmente, de la manera como las edificaciones se relacio-

nan con la calle y la constituyen y, si incluimos la caracteriza-

ción aportada por Silverio González también por los sucesos

que en ella se desarrollan. En este sentido, el tratamiento de

los niveles inferiores de las construcciones resulta de suma

Fig.

031

. El e

spac

io u

rban

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0 5 1Atención al contexto f ís ico a través de la dual idad del paisaje caraqueño

importancia.” (Von der Heyde, 2007, p. 26) Es así como el es-

pacio urbano no puede hacerse a sí mismo, y la manera en

que los edificios lo moldean y lo activan es fundamental. En

este sentido los linderos y espacios de retiro cobran un valor

resaltante ya que, sin importar como sean tratados los nive-

les inferiores de las edificaciones, estos pueden verse com-

pletamente desconectados del espacio urbano a través de

la intervención de un lindero denso o un retiro residual.

Para que la inyección de actividades, flujos y dinámicas desde y hacia los edificios

sea fructífera, los linderos entre el espacio público y privado deben constituirse

como la transición que transgreda las lógicas ortodoxas del límite (Fig. 032). Lo

realmente importante está del otro lado, porque el espacio urbano requiere de las

edificaciones para activarse y estas a su vez se alimentan de él como condición

sine qua non para su existencia. El único futuro posible es a través de la relación.

Anteriormente se comentaba las ventajas que tienen los programas relacionados

con el comercio para fomentar el intercambio, pero por otro lado cabría pregun-

tarse si será solo esa la excusa para promover la ocupación del espacio urbano.

En los comentarios de Ana Lasala sobre la obra del arquitecto danés Jan Gehl,

expresa que la ciudad “[…] es mejor en la medida en que sus calles ocurran más

actividades no indispensables. Propone la idea del espacio urbano como la vida

entre edificios, entendiendo este territorio como una dimensión que la arquitectura

debería atacar con especial cuidado y no como el espacio casual, producto de

la sumatoria de los distintos y ensimismados objetos arquitectónicos.” (Lasala Her-

nandez, 2007, p. 25) Reconoce la importancia de pensar y proponer sobre el espa-

cio urbano, evitando así que se convierta en una sumatoria de espacios residuales.

Además afirma que las actividades que convierten a las calles en espacios más

deseables están en asociación no a la obligación sino al placer, el placer de estar

afuera, el placer de vivir la ciudad y hacernos parte activa de ella; fundamental-

mente a través de la recreación asociada al espacio público.

Por lo tanto, cuando hablamos de paisaje urbano no nos referimos solamente a la

imagen de la ciudad como el marco de la mirada sobre un área edificada, el pai-

saje urbano está ligado a escalas más íntimas del espacio urbano. Es el espacio de

la ciudad para la convivencia, el intercambio y las relaciones, el escenario para el

desarrollo de la urbanidad, una motivación para los sentidos. El cual se construye a

Fig.

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0 30 5 2

C o n o c e r n o s

múltiples escalas y atiende especialmente a lo que ocurre entre las edificaciones,

estrechamente ligado al vacío y al espacio público que se supone es de todos,

pero que en muchos casos terminan por ser de nadie. El espacio urbano se con-

vierte en paisaje cuando se reafirma con valores positivos que no solo promueven

el intercambio sino que además invitan al habitante a hacerse participe de la ciu-

dad y formar parte de ella.

Es importante reconocer que los edificios juegan un papel fundamental en la cons-

trucción del paisaje urbano, pero estos han sido en muchos casos concebidos

independientemente. Por lo tanto se hace énfasis en la necesidad de: afectar la

pequeña escala que se vive dentro de la ciudad, apropiarse de lo que está entre

las edificaciones, constituir espacios para el placer y que sirvan en definitiva como

plataforma para el desarrollo de la urbanidad.

Es necesario reconstruir ese paisaje urbano y tejerlo momento a momento en la

ciudad para afianzar su afinidad con el sujeto que la recorre. Entendiendo que

en rasgos generales el paisaje de la ciudad de Caracas está garantizado por la

naturaleza, se requiere entonces de propiciar la activación de cada uno de los

espacios en esa escala que se vive día a día, más cercana al habitante y a la

arquitectura.

Para la afectación de dicha escala será fundamental, en estrecha relación con las

competencias de este trabajo, afectar las divisiones entre el espacio público y pri-

vado en función de construir el vacío que impulse las tan necesarias interacciones

entre los edificios y la ciudad.

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0 5 3Los dist intos gradientes de propiedad

Los distintos gradientes de propiedad

Retomando la posibilidad de construir el paisaje urbano a través de afectar lo que

está entre las cosas, resulta entonces indispensable atender a los límites como he-

rramientas fundamentales para la relación. Es en los límites donde se encuentran

los territorios para fomentar el intercambio entre entes privado y el espacio público

ya que, no importa la actitud que pueda tener una edificación frente a la ciudad

si sus espacios limítrofes con él se constituyen en barreras que la aíslan.

Para abordar este punto se desarrollan a continuación: un planteamiento de los

valores de espacio de propiedad existente entre lo público y lo privado, la cons-

tante presión a la que se ven sometidos los límites entre estos sectores, la tendencia

a dejar los espacios limítrofes literalmente al margen si la división se materializa, y

una breve reflexión sobre el los posibles valores intermedios haciendo un especial

énfasis en el centro comercial como modelo que se repite a través de la ciudad.

Para comenzar es necesario llevar a cabo un acercamiento a las divisiones de

pertenencia que conllevan a la aparición de los linderos. Al fin y al cabo este tipo

de límite surge de la división entre espacio público y privado, y ha sido en la cons-

tante lucha y negociación entre estas tipologías que el límite se ha transformado,

ocupado, olvidado y repensado.

De esta forma se hace necesario definir a que nos referimos al hablar de espacios

públicos, privados o sus intermedios. Construidos en base a los conceptos compar-

tidos por la profesora María Elena Hernández y relacionados al concepto de pro-

piedad en su actividad docente dedicada a las propuestas en barrios, se destilan

las siguientes definiciones; las cuales no buscan ser contundentes sino servir de pla-

taforma para el abordaje de los capítulos siguientes y la investigación en general.

Espacio público: el espacio público es aquel que no le pertenece a nadie, o le

pertenece a todos, dependiendo del punto de vista. El hecho está en que no tiene

un propietario, sino que todos somos accionistas de él. El mejor ejemplo es la calle,

también las plazas; además de que estos espacios permanecen abiertos las 24 ho-

ras del día durante todo el año, es decir, no hay restricciones horarias con respecto

a su accesibilidad y cualquiera puede ocuparlo siempre y cuando cumpla con las

leyes. Se habla de que en el espacio público se puede hacer “lo que se quiere”

pero eso es relativo, como ya vimos, a cumplir las normativas de convivencia.

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0 30 5 4

C o n o c e r n o s

Espacio semi-público: el espacio semi-público es en esencia un espacio público

en el sentido de que en principio cualquiera puede formar parte de él. La diferen-

cia radica es que este tiene limitaciones con respecto al horario y también cuenta

con normas adicionales específicas del lugar, trazadas por un gobierno local, la

comunidad o inclusive el propietario del espacio. Aunque esto suene contradic-

torio, los ejemplos nos ayudan en esta clasificación, considerando como espacios

semi-públicos los parques, los centros comerciales y los edificios gubernamentales.

Donde en principio cualquier persona puede entrar pero que cuentan con ciertas

restricciones: una hora de apertura y de cierre, normas mínimas de etiqueta, es-

pecificaciones con respecto a la edad entre otros. Uno de los puntos más contro-

versiales es el centro comercial, por ser en sentido estricto una propiedad privada,

pero interesa resaltar como se comporta. Además de que es sin duda uno de los

principales espacios de reunión hoy en día en el contexto caraqueño. Otro ejem-

plo de esta situación es el parque, su comportamiento es semejante al del centro

comercial, limita las horas de acceso y tiene normas propias condicionantes para

su utilización.

Espacio privado: el espacio privado es aquel que pertenece a un solo ente, sea

una persona, familia o compañía, y solo ellos tienen acceso. Donde la única ma-

nera de incorporarse a este espacio es por invitación directa del propietario.

Espacio semi-privado: la diferencia de este espacio es que pertenece a un grupo,

no a una unidad. Como por ejemplo los espacios de condominio de un edificio de

apartamentos o áreas comunes de zonas multifamiliares. Así como en el espacio

privado estos tienen completamente vetado el acceso con la salvedad de aque-

llos que son invitados por algún miembro de grupo, siempre y cuando se cumpla

las normas establecidas por el conjunto de propietarios.

Esta aproximación a la clasificación de dichos espacios es relativa, se consideran

más como una plataforma para el entendimiento de ciertas situaciones que como

una sentencia definitiva. Si consideráramos que el espacio público es aquel donde

se puede hacer lo que se quiere como decíamos al principio, entonces el perfecto

ejemplo de espacio público podría ser la última habitación de nuestra casa. En

donde realmente somos libres de hacer lo que nos plazca. Es por esta reflexión,

que resulta por demás contradictoria, que se presta especial atención a otras ca-

racterísticas de los espacios más allá que sus protocolos para actuar.

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0 5 5Los dist intos gradientes de propiedad

“¿Dónde termina el dominio de lo privado en el momento en que calles, vecin-

darios, zonas enteras empiezan a estar bajo el control de intereses particulares?

¿Cómo entendemos lo público cuando nos encontramos los unos a los otros mayo-

ritariamente mientras estamos comprando algo?” (Caraballo, 2004, p. 48). Dichos

cuestionamientos perfectamente válidos hacen reflexionar sobre los conceptos

antes planteados. En definitiva ha existido siempre una presión importante sobre

el límite que separa lo público de lo privado: por parte del sector privado están los

intereses particulares que buscan controlar y poseer a través de innumerables for-

matos de participación; por parte del sector público está la intención de atender

puntos álgidos de la ciudad para desarrollar infraestructura o construir espacios

que se consideran del bien común. “Los intereses de la comunidad no son sinóni-

mo de los intereses de los promotores y corporaciones” (Kostoff, The city shaped,

1993, pág. 335)1, es precisamente dicha diferencia en el interés de cada sector

que produce el enfrentamiento. Cuando de alguna manera el ente público se ha

debilitado, la ocupación del sector privado se extiende, como podemos observar

en la ocupación anárquica de retiros y espacios públicos a lo largo de la ciudad

hoy en día (Fig. 033).

Una de las situaciones más comunes, resultado del avance del dominio privado

es el cierre de calles: “[…] una calle privada es aquella en la cual las autoridades

públicas no asumen responsabilidades. Esto se debe a que los espacios abiertos

sirven únicamente a los propietarios que involucra directamente” (Kostoff, The city

assembled, 1999, pág. 192)2. Afirmación que de aplicarla a las calles privatizadas

actualmente en la ciudad no podemos considerar cierta, ya que bomberos, ambu-

lancias, recolección de basura, entre otros servicios; deben

atender igualmente a estos sectores. El hecho de establecer

un control de paso en ningún caso las hace autosuficientes.

Son calles, urbanizaciones y edificios, que se alimentan de

los recursos de la ciudad, sin darle nada a cambio, man-

teniéndose herméticos en una situación de unidirecciona-

lidad. Constituyen una circunstancia en la que los sectores

privados de una manera u otra aprovechan recursos de la

ciudad sin ofrecerle algo a cambio y han sido denomina-

dos metafóricamente por la profesora Ana Lasala como

“urbanizaciones y edificios sanguijuela”. Adicionalmente ex-

plica, con respecto a las formas comunes de privatización

en nuestra ciudad, que existe un avance progresivo “En al-

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0 30 5 6

C o n o c e r n o s

gunas urbanizaciones de Caracas, esta especie de islamización ha traspasado

las barreras de los hogares, alcanzando las pequeñas calles que nos llevan hacia

ellos, hasta llegar a tomar, poco a poco, la urbanización entera. La extensión de

los muros de las viviendas hacia el espacio de la calle y la aparición de alcabalas

cada vez más frecuentes, son una muestra clara de la invasión física y visual del

espacio público” (Lasala Hernandez, 2007, pág. 83) (Fig. 034).

Si el avance es progresivo y envuelve cada vez a más vecinos, más territorio y

situaciones más complejas, se podría decir que para darle otra dirección a estas

circunstancias sería importante afrontar el problema desde su inicio. El primer paso

que se da es precisamente dentro del espacio privado, la invasión de los retiros y

el crecimiento desenfrenado de los linderos. De mantenerse cierto nivel de vacío o

transparencia entre la edificación y la calle, aunque no exista una conexión impor-

tante y entendiendo que en muchos casos son inmuebles de carácter residencial,

se mantendría un nivel de relación perceptual que impediría el aislamiento del

objeto arquitectónico y la completa anulación de la calle.

Cuando el límite actúa como un elemento de separación, es precisamente el te-

rritorio limítrofe el primero en ser dejado de lado por ambos sectores. Aquello que

parece alejarse de la competencia clara de un sector, cuando la propiedad o

responsabilidad de un espacio resultan difusas, suele caer en el olvido sin un res-

ponsable que lo atienda.

Por otro lado, también existe hoy en día una tendencia a explotar cada vez con

más fuerza las relaciones ganar-ganar entre entes públicos y privados para ocupar

espacios de una manera conjunta en la búsqueda del beneficio común. Asocia-

dos generalmente al ámbito comercial o de grandes empresas, donde se le dan

beneficios al desarrollo privado para que solvente alguna problemática del sector

público o que le brinde algún valor agregado (Fig. 035).

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0 5 7Los dist intos gradientes de propiedad

En esta misma línea, sería necesario activar dichas relacio-

nes en ámbitos menores de intervención, es decir, no son

únicamente las intervenciones de miles de metros cuadra-

dos sobre la ciudad las que pueden ofrecerle algún cambio,

también la propuesta de una pequeña edificación puede

venir acompaña del rescate de una pequeña plaza o la

consideración de un nuevo parque de bolsillo para la ciu-

dad. Las posibilidades de establecer negociaciones con el

ente público existen, pero mientras dicha modalidad no se

convierta en una norma, la iniciativa debe venir por parte

del arquitecto encargado del proyecto.

Las mayores posibilidades se encuentran particularmente

en los ámbitos de transición. La presión por ocupar más se

contrapone a la necesidad de intercambio asociada princi-

palmente al comercio. Inclusive en las situaciones más dra-

máticas de intento de aislamiento, la actividad comercial

termina por arrojarse de una manera u otra sobre la calle, el

café y la panadería van ocupando sectores del espacio pú-

blico ofreciendo otras atmósferas, próximas al aire libre, tan

apreciadas en nuestro clima (Fig. 036). Mientras que por otro

lado desde la planta baja, el espacio público se va filtrando

en forma de prestación de servicios, ocupando inicialmente

los rincones menos deseados para luego formalizarse poco

a poco: oficinas, estudios, talleres, consultorios, depósitos,

son casos típicos. Combinados, estos elementos producen

dinámicas muy activas de relación cambiante con el paso

del tiempo.

Aunque considerando por un lado las bondades de estas formas de ocupación, es

necesario decir también que en muchos casos son desorganizadas e ilegales, ade-

más la calidad de la intervención arquitectónica suele ser muy baja. Por lo tanto la

reflexión busca entender las posibilidades de estos intercambios y considerar bajo

que formatos podrían ser formalizados e inclusive potenciados. El aprovechamien-

to de los programas de intercambio como excusa para establecer relaciones.

En cualquier caso los ámbitos de relación no son solo programáticos. Las relaciones

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0 30 5 8

C o n o c e r n o s

espaciales son tal vez más conocidas y evidentes, el reconocimiento del espacio

intermedio desde el patio frontal, pasando por el atrio o zaguán, la existencia de

ámbitos que sirven de filtros entre la ciudad y la casa o el afuera y el adentro, son

bien conocidos y sobre todo en climas amables como el caraqueño que permite

una relación franca con el exterior.

“Incluso hasta 1952 una revista popular podía expresar: “El porche es una institu-

ción de gran valor cívico y moral. Es una señal de que las personas que se sientan

en él están listas y deseosas de compartir la vida comunal de su cuadra con sus

vecinos. Es una señal de que las personas que están sentadas en él están deseo-

sas de compartir la vida de la comunidad.”” (Kostoff, The city assembled, 1999, p.

218)3. Estos espacios han constituido siempre el punto de reunión más público de

la vivienda, donde se recibe al invitado. Además su valor de espacio intermedio

está en contar con las comodidades del interior sin perder la experiencia de estar

afuera.

Aunque estos espacios se han debilitado en los ámbitos más urbanos en aras de

la densificación, otros intermedios han surgido para alimentar la necesidad de co-

nectarnos con el afuera, la terraza, la balcón e inclusive las ventanas panorámi-

cas, como herramientas para olvidar la sensación de estar contenidos. La jardinera

de la cocina es el huerto de las hierbas aromáticas y en la sala flores exóticas

acentúan el paisaje.

Entre otras posibilidades, no valdrá solo quedarse con la necesidad comercial para

activar el intercambio cuando la típica “sala de fiestas” deje de ahogarse hacia el

retiro posterior y comience a considerar posibilidades de apertura o comunicación

hacia el frente. Operaciones como estas pueden dar un primer paso en conec-

tar el espacio más público de un edificio residencial y tal vez en convertirlo en la

primera antesala a su acceso. Podría considerarse como una interpretación del

zaguán, ahora como un espacio que se equilibra entre semipúblico y semiprivado

orientado a la vivienda multifamiliar.

Otras expresiones claras de interacciones entre lo público y lo privado son los tan

criticados centros comerciales. Adoptando una tipología de caja aislada del ex-

terior en sus inicios, su necesidad de reproducir la calle en un ambiente más con-

trolado expresa claramente el valor de ambos mundos y crea en su integración,

los espacios más amenos e inclusive más deseados si tenemos en cuenta el éxito

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0 5 9Los dist intos gradientes de propiedad

de estas tipologías de desarrollo comercial. El centro comercial no es más que el

reconocimiento de la calle como lugar de encuentro por excelencia, al intentar

reproducir todos sus elementos fervientemente, con el beneficio de que se con-

vierte en un filtro para la realidad del afuera. En otras palabras, se intenta reprodu-

cir todos los elementos de la calle dejando por fuera aquellos negativos, en otras

latitudes es el clima el principal factor a controlar, pero en el contexto local este no

es un punto predominante teniendo en cuenta que ningún microclima resulta más

ameno que el de una calle sombreada naturalmente. Evidencia de estos también

lo son los nuevos formatos que han adquirido algunas intervenciones recientes que

aprovechan el clima para prescindir del aire acondicionado y así reducir el gasto

energético.

El verdadero factor que se busca filtrar en los centros comerciales venezolanos es

la inseguridad, el ciudadano se encierra en esta sensación de seguridad privada

como única posibilidad de encontrarse. Condición que se suma a la falta de ca-

lles comerciales en nuestras ciudades que permitan congregar gran cantidad de

servicios. Esquemas como el de Sabana Grande no se han multiplicado a la misma

velocidad que el de los centros comerciales, así que no se puede culpar al habi-

tante por preferir uno sobre el otro si no se le han brindado ambas opciones.

El centro comercial es otro ejemplo de que las situaciones más interesantes están

en la interacción de ambos mundos. Acompañados de otra situación particular

donde las propias plazas, que suelen recrearse de una u otra manera cerca de

estos centros de interés, son las que antes ocupaban el frente de las iglesias, ahora

hacen reverencia a los centros comerciales como hitos principales y puntos de

reunión de nuestras ciudades. Dicho vacío busca, además de crear un espacio de

acceso, el de darle valor a ese objeto arquitectónico. El hecho de estar precedido

por un vacío construye una atmósfera de importancia.

Así como anteriormente en este capítulo se planteaba llevar las relaciones ganar-

ganar a intervenciones de menor escala, igualmente se podría llevar a menor es-

cala la materialización del vacío como antesala de la edificación a través del

retiro de frente, incrementando su valor no solo simbólico sino también económico.

Condición que sería posible si se tornaran en un espacio de encuentro, en lugar de

tratarse como el espacio residual consecuencia de promotores desinteresados y

profesionales despreocupados por el tema.

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0 30 6 0

C o n o c e r n o s

Sin importar cuanto se preparen los hogares para asumir

todas las responsabilidades espaciales y programáticas, la

necesidad de involucrarse con el espacio público estará

siempre presente. El asunto está en promover sobre el espa-

cio urbano actividades no obligatorias que motiven al ha-

bitante a formar parte de él y de esa manera fomentar el

intercambio. La multiplicación de estos vacíos motivadores

del encuentro no son más que una propuesta para hacer

frente al gran déficit de espacio público que se enfrenta ac-

tualmente. Cultivando así el tema desde la pequeña escala

que, siguiendo una lógica común, puedan entrelazarse para

construir una red de espacios que activen el recorrido (Fig.

037).

“La ausencia de lugares públicos que reconozcan y acojan

la auténtica vida colectiva de una ciudad real, paralela a

la ciudad formal, ha creado un acontecer cotidiano que va

orillando una arquitectura que nace despegada, indiferente e insensible a esta,

también, aparentemente incierta existencia intersticial.” (Von der Heyde, 2007, pp.

14,15) Dichos espacios, propuestos anteriormente, no apuntarán a convertirse en

netamente públicos, las direcciones más contemporáneas apuntan a nuevas ti-

pologías de ocupación, relacionadas a lo que varios autores han denominado

espacios colectivos. Los cuales pretenden sacar el máximo provecho de ambos

mundos, entendiendo que en el espacio público es tan importante su diseño y

construcción como las actividades que lo activarán luego de terminado.

“Los lugares que llamamos colectivos se desenvuelven entre distintas intensidades

de lo público o lo privado. Esto no quiere decir que el espacio público en toda su

cabalidad haya perdido importancia, por el contrario, las nuevas formas de espa-

cio colectivo que han ido emergiendo en las ciudades, aunque sin duda ayudan

a la activación del espacio de la calle, apuntan hacia la extinción del espacio

absolutamente público entendido en el sentido más amplio de la palabra.” (La-

sala Hernandez, 2007, p. 18) Es dentro de este concepto que parecen alojarse los

centros comerciales y sin duda que en su ecuación se manejan los factores que

podrían mantener vivos a los espacios. Sin apartar todas las críticas que podamos

hacerle a este objeto arquitectónico, sobre todo en sus versiones más cerradas,

hay mucho que podemos aprender de ellos.

Fig.

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0 6 1Los dist intos gradientes de propiedad

Tal vez decir que el espacio absolutamente público está en extinción es una afir-

mación un tanto riesgosa, pero sin duda parecen reducirse con el paso del tiempo

las expresiones puras de espacio público como una plaza, con frondosos árboles,

bancos cautelosamente organizados y alfombras de grama invitando al sol. En

esta plaza se podrían dar las condiciones idóneas: la plataforma para que la gen-

te se encuentre, incluso habrá quien aproveche los tiernos rayos de sol de las pri-

meras horas de la mañana; y los niños que no pueden faltar, encontrando estadios

y copas mundiales entre fragmentos de lugares. Luego un pequeño café al borde

de la plaza abre sus puertas, sirven desayunos que se pueden disfrutar sentado en

la grama; al poco tiempo se mantendrá incluso de noche, las mesas empezarán a

extenderse sobre la plaza y bajo los árboles, ya podemos ver más gente ocupando

el lugar. En la otra esquina una pequeña tienda de artesanías cuelga su mercan-

cía hacia afuera y ya hay quien viene desde lejos a buscarlas; al poco tiempo tres

y cuatro locales seguidos que le hacen la competencia, la plaza se llena de colo-

res. Con la acumulación de gente aparece el que vende helado, periódico, do-

nas, globos y hasta el amolador, quienes hacen resonar la plaza con sus llamados.

La tienda de instrumentos ha visto la oportunidad y decide organizar un pequeño

concierto en la plaza para llamar la atención, la entrada es libre, las ganancias

vendrán luego; así que el sábado en la tarde algunos instrumentos salen a tomar el

aire fresco y la plaza suena a música con tanta energía que es capaz de aplacar

el murmullo de la gente. Una de las casas patio abre sus puertas, un restaurant que

invita a degustar sabores de otros países hace extender el espacio público hasta

el corazón de la vivienda. Pasado el tiempo ya las tiendas de artesanías ocupan

durante el día un importante sector de la plaza, un pequeño mercado ha nacido.

Seguramente el espacio netamente público nunca se extinga, pero sin duda existe

en sus complejas interacciones con el mundo privado un cúmulo de posibilidades

de activación de la ciudad que invitan a formar parte de ella. Aunque en primer

momento el detonante pueda ser el comercio, como bien defiende Alfredo Cara-

ballo en su trabajo de grado “Genérico + Local”, sin duda alguna que las activida-

des culturales, deportivas, incluso políticas, lo acompañan. El norte está en proyec-

tar estrategias que permitan hacer dialogar a los múltiples ámbitos, evitando que

se convierta en un círculo guiado únicamente por intereses privados.

Dichas estrategias consisten en fomentar la ocupación de los límites por valores

de propiedad intermedios, ya que los extremos público y privado son los que sue-

len oponerse con más fuerza al contacto. Sobre estas tipologías de interacción se

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0 30 6 2

C o n o c e r n o s

podría reflexionar con respecto al centro comercial, el cual busca rescatar los ma-

yores valores de la calle brindándoles ciertos servicios y comodidades particulares.

De esta misma forma la ocupación de los límites debería reconocer los valores de

cada sector e integrarlos en espacios que se convirtieran en detonantes de la ocu-

pación por parte de sus habitantes; evitando así situaciones residuales.

Por otro lado, las intervenciones no se pueden convertir en acciones débiles o

aisladas sino que deben componerse en una red capaz de alterar la situación

actual que tiende a la privatización y el aislamiento. Proceso que podría llevarse

a través de acuerdos ganar-ganar donde tanto el ente privado como el público

se beneficien de las decisiones tomadas sobre sus límites, como por ejemplo la

reformulación del retiro en un espacio de recreación que revalorice la propiedad

privada adyacente además de confrontar la carencia de este tipo de espacios

en la ciudad.

El espacio colectivo y los límites difusos permiten que no exista un abandono del

área limítrofe, además de producir responsabilidades compartidas que en lugar

de cortarse por una línea, podrían solaparse relacionando a los interesados y fo-

mentando un sentido de pertenencia. En la medida en que se establezcan relacio-

nes o solapes de espacios o actividades, en esa misma medida se irá fortaleciendo

el vínculo, que una vez establecido opondría resistencia a cortarse considerando

que tiene a múltiples interesados.

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0 6 3El verde no dist ingue entre parque o ciudad

El verde no distingue entre parque o ciudad

La naturaleza, entendida en toda su complejidad, conforma el estrato básico so-

bre el cual se asienta cualquier intervención humana y su cuidado es fundamental

para minimizar la afectación del ambiente además de que tiene la capacidad de

potenciar la obra arquitectónica. Su atención es punto de especial importancia

en cualquier contexto.

De esta forma el presente punto se desarrolla a través de una breve estructura que

busca enfatizar la gran oportunidad que representa la inclusión del verde dentro

de las intervenciones arquitectónicas en la ciudad, como ayuda para alcanzar

el confort climático y apoyo para el manejo de aguas de lluvia. Además de que

forma parte importante del paisaje urbano y del espacio público sobre el cual

Caracas se encuentra en déficit; todo enmarcado en la convivencia con un clima

tropical que favorece el intenso desarrollo de la vegetación.

Si tenemos en cuenta que la ciudad es nuestro nuevo paisaje, entonces por qué

no hacemos cada una de sus perspectivas tan imponentes y resaltantes como las

naturales que las precedieron. Si hemos sido tan eficientes en la alteración del pai-

saje natural, entonces tendríamos que proponernos que aquello que reformemos

o construyamos sea al menos igualmente imponente.

A estas preocupaciones generales es necesario agregar el momento y lugar que

ocupa la ciudad de Caracas actualmente, sobre este punto afirma Posani: “No

es el peso de la cultura arquitectónica lo que predomina entre nosotros. No es la

historia milenaria, la de las pirámides abstractas, del blanco mármol de Grecia,

del perfecto estetismo japonés o la de las aspiraciones intelectuales universales

del Renacimiento lo que define nuestro horizonte arquitectónico. Son las inmensas

dimensiones de una vegetación opulenta, de calores avasallantes y de lluvias que

son torrentes, de una atmósfera cuyos elementos combaten una lucha sin piedad

contra el tiempo, las que perfilan los caracteres de las empalizadas arquitectóni-

cas que los hombres cuerdos han levantado en este enclave geográfico determi-

nante y primordial.” (Posani, ¿Dónde está el norte?, 2000, p. 54). Aunque esta visión

resulta en cierto modo radical, ya que Caracas también cuenta con un importan-

te patrimonio arquitectónico, lo que se desea subrayar aquí es la gran fuerza que

tiene la naturaleza en el contexto de la ciudad. Desde cierto punto de vista suele

convertirse en la gran protagonista.

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0 30 6 4

C o n o c e r n o s

La comparación entre estos dos ámbitos se lleva de la mano con el énfasis que se

hizo anteriormente sobre las dos escalas del paisaje urbano en la ciudad, el cua-

dro general nos habla predominantemente de la naturaleza, mientras que es la

experiencia cercana la que nos conecta con los elementos artificiales. Es así que

los elementos naturales no pueden ser dejados de lado en ninguna intervención

humana.

Es fundamental el manejo e incorporación de estos elementos para la construc-

ción del paisaje urbano, ya que “los principales aspectos felices de Caracas que

señalan sus habitantes preceden a su fundador Diego de Losada”, como afirma

repetidamente el arquitecto Federico Vegas. Son esas mismas características fa-

vorables las que impulsan a la población a habitar en zonas en las que puedan

sentirse cerca de la condición natural; sea de una manera meramente visual en

la constante búsqueda de la vista al Ávila o en la ocupación de urbanizaciones

menos densificadas que han dejado colar al verde.

Esa búsqueda de la naturaleza como utopía de bienestar dice mucho, se desea

por un lado las comodidades y servicios de la ciudad a la par que se habita en las

condiciones de bienestar que produce la cercanía a la naturaleza. Lo importante

es que estos puntos no son opuestos ni contradictorios, pueden existir y alimentar-

se mutuamente. En la medida en que se cambie la imposición por la ocupación

de la geografía y se incorpore el manejo constante de la naturaleza dentro de

la producción arquitectónica, en esa medida serán posibles intervenciones más

próximas a los deseos de sus habitantes.

En la nobleza del clima tropical donde cualquier planta se da y surge de todos los

rincones con la furia de la vida (Fig. 038), el esfuerzo necesario para utilizar esta

variable no es más que el de canalizar sus energías a través de mínimos controles.

Pero es importante tener en cuenta lo dicho para llegar más allá, no solo aprove-

char el paisajismo como un elemento contemplativo, por el contrario, uno diná-

mico que participe activamente de la realidad urbana. Componentes naturales

que ayuden a disminuir las temperaturas, colaboren con las visuales, controlen y

aprovechen las aguas de lluvia, etc.

Por otro lado, el tema no se basa en la multiplicación de áreas verdes únicamente,

la situación es mucho más compleja y sin importar todos los diseños de alta tec-

nología, la incorporación de la naturaleza a la arquitectura también pasa por la

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0 6 5El verde no dist ingue entre parque o ciudad

atención a las particularidades del clima y diseñar para aprovecharlas. “¿Dónde

está el norte? Esta era la primera pregunta que Carlos Raúl Villanueva, con ese

tono de voz suyo, entre ingenuo y burlón, le planteaba a sus estudiantes. Quienes

lo acompañábamos en las correcciones de la Facultad de Arquitectura conocían

muy bien el significado de esa pregunta. Era la pregunta por el contexto, por el

clima, por la inclinación del sol, por las brisas y las lluvias, por la orientación y por

las vistas, por la temperatura, por la geografía y la cosmografía.” (Posani, ¿Dónde

está el norte?, 2000, p. 53) Sabiduría que deja poco lugar a la duda, la arquitectura

que crece distanciada de esta cúpula tropical está condenada a convertirse en

esclava de la propia tecnología que la hizo posible. Las recientes crisis energéticas

del país han puesto en evidencia cuanto dependemos del acondicionamiento

artificial de aire, en un ciudad donde el punto de confort en fácilmente alcanzable

a través del diseño bioclimático. El propio Villanueva nos lo recuerda, no solo cuan-

do esta sencilla pregunta tan llena de contenido nos hace eco en la cabeza, sino

cada vez que nos convertimos en ocupantes de una edificación como el edificio

de la Facultad de Arquitectura de la UCV.

Existe otro factor fundamental para manejar con sabiduría la inclusión de la natu-

raleza dentro de la intervención humana que tiene ver con las alteraciones en el

planeta, de las que sabemos, somos culpables. “La renovada preocupación por

el ambiente, por los problemas ecológicos, por el reciclaje a distintas escalas, ha

promovido la aparición de una actitud hacia lo natural más preocupada por su

funcionamiento como sistema engranado con lo urbano” (Caraballo, 2004, pág.

80). El hecho de pensar verde o del diseño sustentable ya no es una opción entre

varias, al ritmo del deterioro del planeta, el aumento en los índices de degradación

Fig.

038

. La

natu

rale

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0 30 6 6

C o n o c e r n o s

y contaminación, la sustentabilidad es la única opción. Más

allá de la complejidad del término y todo lo que ella implica,

la incorporación activa de la naturaleza es un factor funda-

mental en el trato ecológico con el ambiente.

Así como no existe contención de taludes más sustentable

que un árbol, tampoco existe mejor acondicionador de aire

(Fig. 039). “Caminante no hay camino, hace calor al andar;

tanto, que el aire se convierte en margarina, las alcantarillas

en parrillas, las fachadas en espejos, las aceras en sartenes.”

(Vegas, 2007, p. 37) Luego de hacer referencia a la bondad

general que presenta nuestra naturaleza, es necesario ha-

cer énfasis en este punto, el calor y las lluvias son los dos prin-

cipales factores del contexto natural caraqueño a los que es

necesario enfrentar; siendo el manejo de la propia naturale-

za la mejor herramienta para hacerlo.

Dentro de estas consideraciones de inclusión del verde, el vacío del espacio públi-

co juega un papel fundamental, porque es precisamente su condición desocupa-

da y en contacto con la tierra un medio fundamental para propiciar el desarrollo

de la naturaleza. Dentro de esta particularidad resaltan los espacio limítrofes aquí

estudiados precisamente como una oportunidad para inyectar a la ciudad con

una importante infusión de verde, lo que contribuiría a mejorar las condiciones de

confort de estos espacios.

Tal vez sea la propia bondad de la ubicación de la ciudad una de las causas prin-

cipales para que se nos olvide cuidarla, pero igualmente las situaciones recientes

producto de las alteraciones que estamos provocando sobre el medio ambien-

te, tanto a nivel mundial como local, parecen constituir un llamado a recobrar la

consciencia.

En definitiva podemos resumir que la naturaleza además de ser la capa base para

cualquier intervención, es un elemento predominante en la ciudad de Caracas. El

planteamiento propone intensificar la incorporación del verde a esa segunda es-

cala del paisaje más cercana al habitar diario que presenta mayores carencias, y

apoyar así el desarrollo del paisaje urbano y el espacio público de la ciudad. Todo

esto teniendo en cuenta que aunque no es una garantía, su utilización mejora las

Fig.

039

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0 6 7El verde no dist ingue entre parque o ciudad

posibilidades de elaborar proyectos más confortables, sustentables y que además

se encuentran más próximos a los deseos de sus ocupantes. Dejar de imponernos

sobre el verde del valle para pasar a ocuparlo en una relación más simbiótica,

sobre todo donde se haga presente el vacío entre volúmenes arquitectónicos que

propicia la intensiva aparición del verde.

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0 30 6 8

C o n o c e r n o s

Relaciones entre el individuo y su contexto físico

El último punto de este capítulo relacionado al estudio del contexto caraqueño,

aborda las posibilidades de afectación que pueden existir entre la ciudad y sus

habitantes haciendo énfasis en dos temas importantes: el valor que tiene la gran

heterogeneidad de una Caracas que facilita la ubicación y motiva el arraigo de

quien la vive, y el círculo de afectación que se establece entre la ciudad como

órgano capaz de modelar el comportamiento de sus habitantes a la vez que ellos

mismos son los que la construyen.

Fundamentalmente el paisaje urbano se hace transmisible por medio de una ima-

gen que aprehendemos a través de los sentidos. Esa imagen de ciudad involucra

múltiples niveles de percepción y es siempre dinámica, ya que se construye con la

actuación de factores que se encuentran en un constante cambio. Los árboles no

permanecerán nunca estáticos, las tiendas no tendrán nunca el mismo color y los

caminantes no serán nunca los mismos.

Esa imagen de la ciudad se compone de la sumatoria entre la naturaleza y la inter-

vención del hombre y, además de ser la expresión primera de la ciudad, también

crea memoria y nos relaciona con el lugar donde vivimos. A través de la imagen es

que un individuo es capaz de asir la ciudad e intercambiar información con ella.

Inicia por ubicarse, reconociendo una posición e incluso trazando recorridos, para

luego comenzar a identificarse con ciertos fragmentos de ese contexto a través de

sus propias experiencias. Más adelante se reconoce a esa imagen de la ciudad

como reflejo de aquellos que la hicieron posible, por lo tanto su habitante se ve

reflejado en las condiciones que su ciudad le muestra; de la misma manera que

toma una ciudad extranjera como representación de sus ocupantes. Le damos

forma a Caracas a la vez que se convierte en representación de nosotros mismos

y nos modela.

Esa imagen de la ciudad está atada a un concepto importantísimo de relación

con el entorno, definido por Kevin Lynch como legibilidad diciendo lo siguiente:

“Con esta expresión indicamos la facilidad con que pueden reconocerse y organi-

zarse las partes en una pauta coherente. Del mismo modo que esta página impre-

sa, si es legible, puede ser aprehendida visualmente como una pauta conexa de

símbolos reconocibles, una ciudad legible sería aquella cuyos distritos, sitios sobre-

salientes o sendas son identificables fácilmente y se agrupan, también fácilmente,

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0 6 9Relaciones entre el individuo y su contexto f ís ico

en una pauta global” (Lynch, 2008, pág. 11). Por tanto todos los elementos de di-

seño juegan un papel importante en la construcción de una imagen asible con la

cual poderse ubicar, donde se identifican claramente cada uno de los elementos

que forman parte de esa imagen: edificaciones, calles, ríos, montañas, etc.

Con el paso del tiempo y a través de la experiencia se produce la vinculación con

partes de la ciudad, mientras se crean recuerdos y los rincones adquieren significa-

dos, se desarrolla un proceso en el que el habitante se identifica con el contexto.

Una calle indeterminada pasa a ser la calle, una escuela será la escuela, el árbol,

mi casa. Cada una de las experiencias no está atada solo a un hecho, también a

un lugar específico.

Relaciones como estas con determinados puntos de la ciu-

dad, se establecen con marcada nitidez en urbes como la

caraqueña, ya que su fragmentación y marcada diferen-

cia fomenta el rápido reconocimiento de sus partes. Preci-

samente esta realidad dividida y heterogénea se entiende

como una condición negativa, pero también es cierto que

desde cierto punto de vista puede convertirse en un fac-

tor favorable que fomenta la relación entre el individuo y

su contexto. Lo que dirige los planteamientos del presente

trabajo no a crear un amalgamiento indiferenciado, sino a

fomentar los lazos y el intercambio sin que esto conlleve un

deterioro de las particularidades de la ciudad. De esta ma-

nera evitar circunstancias similares a las acarreadas hoy en

día por la intensa globalización, que ha conllevado a que se

debiliten algunas características de ciertas culturas y comu-

nidades (Fig. 040).

Las diferencias de la urbe caraqueña comienzan desde sus

calles, cuyas particularidades se representan en sus nombres

de personajes, árboles e incluso de anécdotas o fragmentos

de la historia de la ciudad. A eso se le suman las edificacio-

nes, cada una testigo de su época, que se manejan ade-

más entre las múltiples posibilidades que permiten las orde-

nanzas y la propia diversidad de las parcelas, topografías y

condicionantes que dificultan la repetición de un modelo.

Fig.

040

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0 30 7 0

C o n o c e r n o s

En pocas palabras la diversidad de Caracas está presente

en muchos de sus componentes.

Lamentablemente dicha heterogeneidad suele estar sumer-

gida en un mar de quebranto, una ciudad residual en de-

terioro y donde cada quien apuesta a sí mismo (Fig. 041).

Es inevitable que eso nos afecte negativamente, haciendo

decrecer nuestro propio bienestar, desentendiéndonos del

otro y defendiendo un pedazo que creemos poseer. Es una

actitud resultante de la imagen de ciudad que fomenta un

determinado comportamiento. No es difícil de creer cuan-

do es notable como un instrumento tan pequeño como un

celular o un reproductor de música puede alterar el com-

portamiento de una persona. Por lo tanto un objeto arqui-

tectónico tendría, por relación, la capacidad de afectar el

comportamiento de muchos. Con este respecto resuenan

las palabras: “se puede matar a un hombre con un edificio

tan fácilmente como con un hacha” (Gasparini & Posani,

1969, pág. 521), entonces con una acera o una plaza ¿A

muchos?

La capacidad de afectación del individuo por parte del

contexto se hace evidente cuando se recuerda hace algu-

nos años a la ciudad de Caracas que se mantenía más o

menos en el mismo estado anárquico a todo lo largo, hasta

que Irene Sáez inició un cambio. Impulsó medidas como el

correcto rayado de las calles, la dotación de nuevos unifor-

mes a los policías y fiscales, la colocación de parquímetros,

entre otros; lo cual era considerado por un sector como algo

insignificante. Pero con el paso del tiempo el cambio de ac-

titud se despertó en el habitante del Municipio Chacao. Su-

mándose a otras buenas decisiones, el municipio comenzó a

cambiar, diferenciándose y dejando en evidencia el estado

de desorden del resto de la ciudad. Ahora se puede ver a

las personas afectadas por la correcta señalética, presencia

contundente de la autoridad y por espacios bien construi-

dos, fue un aprendizaje increíble. El perfecto antecedente

Fig.

042

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0 7 1Relaciones entre el individuo y su contexto f ís ico

que demuestra que los caminos para mejorar la ciudad son

transitables y pueden iniciar por el espacio y no necesaria-

mente por la gente (Fig. 042).

Esa construcción del paisaje urbano no solo viene dada por

los organismo gubernamentales y las grandes intervencio-

nes, la ciudad es el objeto resultante de la actuación de

todos; por pequeña que sea (Fig. 043). De alguna mane-

ra cada uno de los habitantes se convierte en autor de la

ciudad que habita. Todo aquel que la ocupa actúa sobre

la ciudad “[…] dejando huella en cada rincón, a cada

momento. Tal vez no sea siempre la impresión de nuestros

dedos o zapatos, pero sí de nuestras palabras y acciones.

La ciudad es como ese anillo que hemos heredado y que

las siguientes generaciones disfrutarán y padecerán, con el

acento de ser un objeto colectivo, en el cual nuestras hue-

llas son mucho más permanentes y palpables” (Belandria &

Capra, 2011). Bajo ninguna circunstancia se debe permitir

un accionar pasivo bajo la crédula impresión de que la ciu-

dad no se verá afectada por la ocupación del habitante. La

ciudad es un objeto colectivo resultante de la intervención

de todos y a todos representa.

La arquitectura no puede actuar aislada, debe acompañar-

se del individuo y el colectivo para modelar la ciudad, pero

por si sola es sin duda es un elemento clave para promover

un cambio de actitud en la sociedad. “La arquitectura, y

por consiguiente la ciudad, no deben sobrestimarse: con el

diseño no se salva a la gente. Tan solo se la obstaculiza o se

le estimula. Pero, por lo que valga, no hay que dejar pasar

esta ocasión que nos depara los sobresaltos de la historia,

para probar, quizás por vez primera, o ser lo que nosotros

queramos ser” (Posani, 2000, pág. 18). No se trata entonces

de una solución universal, pero siendo el área que nos com-

pete como arquitectos, lo importante es no aguardar a que

la estructura político-social comience a andar para sumar-

nos al movimiento sino convertir a la arquitectura en la ini-

Fig.

043

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0 30 7 2

C o n o c e r n o s

ciativa que ponga a andar ese ciclo.

En síntesis es necesario resaltar dos puntos fundamentales: Primero, la heteroge-

neidad de la ciudad de Caracas resulta una de sus características principales, y

colabora en cierta medida con la aprehensión del contexto por parte de los indivi-

duos. Por lo tanto, es necesario valorizar esta condición a través de intervenciones

que tengan en cuenta la variedad y eviten soluciones universales o estándares,

atendiendo por el contrario, las particularidades de cada sector. Precisamente

sus diferencias representan uno de los motivos principales para propiciar el inter-

cambio, y lograr así el enriquecimiento de los involucrados. Segundo, se puede

reconocer la existencia de un ciclo de afectación en donde la imagen de la ciu-

dad modela el comportamiento de sus habitantes a la vez que son ellos mismos

los que la construyen. Si se comparte esta afirmación, es posible hacer rotar este

círculo en una dirección favorable, donde los espacios arquitectónicos dispongan

un comportamiento que anime y active a sus ocupantes; de igual forma que un

tratamiento conveniente de los espacios limítrofes podría fomentar diversos grados

de relación. Intervenciones que no necesariamente tienen que ser de gran esca-

la o envergadura, ya que como hemos visto, inclusive las pequeñas alteraciones

producidas por cada uno de los autores de la ciudad es capaz de contribuir en su

imagen final.

Con relación a los demás aspectos abordados en este capítulo, se puede com-

poner un breve resumen comenzando por la visión confrontada que existe en la

ciudad de Caracas. En donde el atrayente paisaje lejano no se corresponde con

la vivencia de sus calles, con la visual del peatón, y por lo tanto esta investigación

propone hacer énfasis en esa escala más desatendida. Para dirigir dichas inter-

venciones será necesario tener en cuenta varios aspectos: incorporar con fuerza el

verde que tanto favorece la imagen lejana de la ciudad, no solo como un elemen-

to contemplativo sino como un componente activo de la cadena urbana; fomen-

tar múltiples gradientes de propiedad como valores intermedios entre espacios

públicos y privados que permitan establecer estrechas relaciones ganar-ganar y

favorezcan a todos los involucrados; por último, favorecer la gran diversidad que

compone a nuestra ciudad capital, a través de intervenciones ordenadas pero

asociadas a las particularidades de cada intervención.

En pocas palabras y aunque sean incontables los temas que serían necesarios tra-

tar sobre el contexto caraqueño, este capítulo reflexiona brevemente sobre aque-

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0 7 3Relaciones entre el individuo y su contexto f ís ico

llos que han resultado de especial interés para el autor, siempre considerando una

estrecha relación entre la ciudad y las causas y consecuencias de los límites aquí

estudiados.

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0 7 5

Connotación del límite

El capítulo anterior permitió llamar la atención sobre algunas de las situaciones

resaltantes en el contexto caraqueño, haciendo énfasis en un marco predomi-

nantemente verde que resalta a la distancia pero que contrasta con muchas de

las intervenciones emplazadas en sus entrañas que son protagonizadas por ele-

mentos divisorios. De esta manera se abre paso al tema del límite como uno de los

principales causantes de dicho contraste y donde se pondrá en evidencia que el

lindero es uno de los grandes protagonistas.

En este capítulo se busca profundizar en el entendimiento del límite para así mul-

tiplicar los medios a través de los cuales afrontar la desconexión entre el espacio

público y el privado. Se abordarán cuatro puntos principales:

El primero se denomina El límite, concepto y componentes, aquí se explora su sig-

nificado para avanzar hacia un análisis crítico a través del cual se plantean los

componentes que forman parte de él y condicionan su comportamiento.

Posteriormente en De las murallas al muro se abordan dos situaciones limítrofes

particulares de las ciudades: las murallas y los frentes de agua; esto en función de

establecer comparaciones con los linderos que brinden pistas sobre los posibles

caminos que podrían tomarse.

El segmento de Las condiciones y operaciones reconocibles en el límite se centra

fundamentalmente en establecer las operaciones que permitirían superar el ca-

rácter impermeable del lindero.

Por último El lindero como herida en el tejido urbano es un punto clave donde se

presentan las particularidades de este límite según el tejido en que se encuentra.

Adicionalmente se sintetiza un resumen de todos los puntos más importantes del

capítulo aplicados directamente al lindero.

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0 30 7 6

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

El límite, concepto y componentes

El límite es uno de los temas centrales de este trabajo por encontrarse precisamen-

te entre la parcela y la ciudad en forma de lindero, sirviendo en muchos casos

como divisor y generador de gran parte del problema planteado. Partiendo de

esta afirmación, el análisis presentado a continuación aborda el tema del límite a

partir de dos ideas fundamentales: primero, es cierto que el límite tiene la capaci-

dad de separar pero es igualmente cierto que es un componente indispensable en

cualquier intento de relación; y segundo, por encontrarse este en una condición

de intermedio, es especialmente dinámico al verse constantemente afectado por

los cambios en las situaciones que le son adyacentes.

Para abordar el primer punto referente al contraste entre la capacidad del límite

para dividir y relacionar se parte del propio concepto:

Límite: (Del lat. limes) Línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países,

dos territorios. Fin, término. Usado en aposición en casos como dimensiones límite,

situación límite. Extremo a que llega un determinado tiempo. Extremo que pueden

alcanzar lo físico y lo anímico. (DRAE)

Límite: línea o punto, real o no, que marca la separación entre dos cosas, en es-

pecial dos territorios. Grado máximo, punto o momento en que termina una cosa.

Nivel o punto que indica hasta dónde llega una cosa sin que se sobrepase. (La-

rousse. Gran diccionario de la lengua española, 2007)

En pocas palabras se podría decir que el límite es entonces aquel punto o línea,

real o imaginario que separa dos cosas, principalmente. Afirmación que trae en sí

misma consecuencias importantes si se toma en cuenta que la separación condu-

ce necesariamente a desligarse de lo demás. El aquí es donde me encuentro, por

lo tanto si lo que está más allá se encuentra separado comienza a perder valor.

Precisamente esta faceta del límite, la más aceptada y extendida como lo mues-

tran los conceptos citados, es la que se desea debilitar a través de los plantea-

mientos del presente trabajo, en función de fomentar gradientes de relación que

permitan acercar los diferentes espacios de la ciudad para que ninguno pierda

importancia sino que, por el contrario, se vean valorizados en la interacción.

La característica del límite que le brinda la posibilidad de relacionar se ve expre-

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0 7 7El l ímite y sus conexiones, conceptos

sada en esta afirmación también asociada a su concepto: "Lo que determina un

cuerpo es su límite, el cual es a su vez el límite del cuerpo contiguo. En este sentido

la noción de límite está relacionada con las ideas de continuidad, contigüidad

y lugar" (Ferrater Mora, 1999). Es así que el límite en su capacidad de definir ele-

mentos distintos, también se encuentra irremediablemente entre ellos, ya que es el

punto de encuentro y posee una posición privilegiada para establecer relaciones.

Precisamente esa capacidad de relación es la que resulta de vital interés para el

presente trabajo, el cual desea explotar la condición intermedia del límite en virtud

de fomentar relaciones entre diferentes espacios.

El segundo aspecto a resaltar sobre el límite, que se introdujo al principio del ca-

pítulo, tiene que ver con su condición dinámica. Ya que, luego de mostrarse dos

facetas casi contrarias del mismo concepto, es más que probable que existan en-

tre ellos un conjunto de valores intermedios o condiciones cambiantes a lo largo

del tiempo, por ejemplo: el río caudaloso que divide se convierte en paso al bajar

la marea, la puerta que bloquea el cuarto se convierte luego en su único punto

de conexión, las parcelas alguna vez indistintas son separadas ahora por un muro.

Para profundizar en el entendimiento de dichas variaciones se han definido ver-

tientes que buscan representar los diferentes momentos del límite asociados a su

comportamiento. Adicionalmente estas esperan constituirse en una cartilla que

permita reconocer la manera es que actúa determinado punto del límite según las

características que se puedan observar.

La clasificación se divide en cuatro elementos sobre los cuales se plantea una

descripción partiendo propiamente de sus conceptos, estos son: barrera, frontera,

umbral e interfaz.

La barrera es la primera vertiente considerada sobre límite. La barrera es la forma

más estática de las anteriormente nombradas, e intenta permanentemente dividir,

separar.

Barrera: Valla, compuerta, madero, cadena u otro obstáculo semejante con que

se cierra un paso o se cerca un lugar. (DRAE)

La barrera, al menos en principio, busca ser infranqueable al bloquear el intercam-

bio de los elementos involucrados. Aunque la definición arriba señalada haga re-

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0 30 7 8

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

ferencia a piezas móviles que podrían temporalmente cam-

biar su condición, esta busca constantemente establecer la

división y dejarla en claro (Fig. 044).

La barrera suele surgir en medios inseguros en donde se bus-

ca aislamiento en una u otra dirección, es decir, se aísla a

aquel que se quiere separar del resto y se auto-aísla el que

decide hacerlo por cuenta propia. La barrera no suele ser

una solución ya que cualquier circunstancia que se desea alejar seguirá presente

del otro lado; como el dique que intenta contener el mar pero no puede hacerlo

desaparecer.

Cuando existe un límite reconocible para ambas partes, pero que a diferencia de

la barrera permite cierto grado de intercambio o relación, nos aproximamos a lo

que se ha definido aquí como frontera.

Frontera: Confín de un Estado. (DRAE)

La frontera señala la separación entre países, estados u otras formas de designa-

ción política. Lo que resulta interesante para este trabajo es que esta existe inde-

pendientemente de que se materialice o no, es decir, sus reglas y controles están

de igual manera presentes indistintamente de donde se cruce la frontera. Aunque

se puede tornar invisible no deja de existir y establece claramente el fin de uno y el

inicio del otro, con la bondad adicional de permitir la relación y el intercambio. Por

lo tanto, las conexiones que se establecen a través de la frontera en ningún caso

debilitan su determinación (Fig. 045).

Volviendo al ejemplo de los países, cuando se produce un desacuerdo este suele

traducirse en aumento de filtros y controles así como en obstrucciones tempora-

les de las relaciones. Las partes involucradas rara vez se benefician de estas cir-

cunstancias y suelen fomentar el diálogo para recobrar la

reciprocidad. Tan importante son dichas relaciones, que solo

bajo condiciones de extrema gravedad se produce el cierre

de fronteras. Consideraciones como estas pueden ser igual-

mente aplicadas de forma más general, ya que a todas las

escalas, es el encuentro y el intercambio lo que enriquece a

ambas partes.

Fig.

045

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pres

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ción

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44.

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0 7 9El l ímite y sus conexiones, conceptos

Marc Augé afirma que aunque se puede dar por una determinación específica,

la definición de frontera “[…] ha consistido en oponer las diferentes categorías

-como lo masculino y lo femenino, lo caliente y lo frio, la tierra y el cielo, lo seco y lo

húmedo- y, de esta manera, dividir el espacio en secciones a las que se concede

el carácter de símbolos.” (Augé, 2007, pág. 17). A través de estas palabras se intro-

duce un punto fundamental, la diferencia. Mientras mayor es la diferencia mayor

es la separación, y el esfuerzo por establecer relaciones es también mayor; mien-

tras que al ser similares se facilita el entendimiento y la relación. Aquí la disertación

sobre el concepto de frontera permite introducir este punto que anuncia que las

relaciones en la ciudad también se ven afectadas según la similitud o diferencia

de los espacios, por ejemplo: las relaciones son más fáciles de lograr entre un es-

pacio público y otro que entre un espacio público y uno privado, así como es más

fácil relacionar una acera con otra que una acera con una calzada.

Mediante estas ideas se entiende el límite no solo como una línea, sino como la

inflexión que reconoce la diferencia entre dos condiciones distintas. Desde este

punto de vista nos alejamos de la designación de un límite de connotaciones uni-

dimensionales, para empezar a entenderlo como un espacio en sí mismo, en el

que puede resultar difícil reconocer el punto específico donde se ha pasado al

otro lado.

En la aproximación a estas variantes del límite, donde este no se designa sino que

más bien existe como un área borrosa que separa dos situaciones, nos estamos

alejando del concepto de frontera para aproximarnos al de umbral. En él las dife-

rencias que se comentaban previamente no se encuentran en un punto, ni en una

línea, sino en un espacio difuso como los colores en una paleta que se van degra-

dando progresivamente. El umbral salva las diferencias a través de una suerte de

amalgamiento en el que difícilmente se distingue el momento de inflexión.

Umbral: (De lumbral) Paso primero y principal o entrada de cualquier cosa. (DRAE)

Umbral: Principio de una actividad o proceso. Límite o término de una cosa. Ele-

vación suave que separa dos valles o cuencas en el fondo oceánico (geografía).

Parte poco profunda en el lecho de un curso de agua situada entre dos sectores

que sí lo son (geografía). (Larousse. Gran diccionario de la lengua española, 2007)

El umbral por definición está más ligado a la acción de pasar de un lado a otro que

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0 30 8 0

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

con una configuración física. Lo fascinante de este concep-

to viene dado al involucrar a la cuarta dimensión en el pro-

ceso de transición. El límite, visto desde su comportamiento

como umbral, va más allá de la separación o conformación

de un algo para convertirse en el espacio de contacto que

puede poseer gradientes de permeabilidad. No es nece-

sariamente un paso libre, constituye un tamiz que negocia

entre los elementos que lo transgreden. Posee naturaleza

espacial, implica paso, acceso, inicio, fin o conexión. Desde el umbral se pueden

percibir múltiples realidades, por su capacidad para hacer que estas se mezclen

en distintas proporciones (Fig. 046).

Si la relación puede establecerse a través de un paso difuso, habría que pregun-

tarse qué ocurre cuando se establece por medio de un elemento claramente

definido. Cuando el paso se da a través de un punto que formaliza el contacto

y además es legible. Es aquí cuando el concepto de interfaz se hace presente,

extrapolado de la informática, el interfaz es el hilo conector.

Interfaz: (Del ingl. interface, superficie de contacto). Conexión física o funcional

entre dos aparatos o sistemas independientes. (DRAE)

Interfaz: Características y elementos que un programa de ordenador presenta en

pantalla para facilitar la interacción entre el usuario y el programa. (Larousse. Gran

diccionario de la lengua española, 2007)

Con el término interfaz se define el punto de conexión entre dos entes distintos.

Posee la gran responsabilidad de hablar los dos idiomas al traducir información en

ambos sentidos, además de que sus acciones son en tiempo real, permitiendo así

el diálogo entre las partes involucradas. Donde se tiene en cuenta también que

estas dinámicas están sujeta a un constante cambio: “Las situaciones de interfa-

ce evocan también discontinuidades dinámicas referidas al

tipo de movimiento, a la velocidad en cada una de las fases

en contacto y a las posiciones cambiantes en el tiempo de

ambas fases.” (Conxita & Bru, 2002, p. 9). Son capaces de

variar, producir nuevos puntos de contacto o desconexio-

nes temporales; incluso aumento o disminución de los flujos o

cambios de dirección (Fig. 047).

Fig.

047

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0 8 1El l ímite y sus conexiones, conceptos

A partir de estos cuatro términos: barrera, frontera, interfaz y umbral, se presenta

a continuación una obra producto del autor culminada en el año 2011 y denomi-

nada “La connotación del límite”. Una incursión en el ámbito de las artes plásticas

desde la arquitectura y la investigación que busca estudiar los fenómenos más allá

del registro figurativo de los objetos, y poder así diversificar los medios de explora-

ción y análisis que complementan el proceso de reflexión.

A través de esta representación abstracta se busca facilitar la comprensión de los

conceptos al alejarse de la imagen del muro, la puerta, etc.; para concentrarse

en las implicaciones de cada uno sin importar el ámbito específico en el que se

inserten. En otras palabras, esta obra es la respuesta a una dificultad: cuando se

intentaba de alguna manera graficar las ideas aquí desarrolladas era difícil pasar

de ver la figura “ventana” a ver el concepto “interfaz”. Es así que surge la abstrac-

ción como un medio para acercarse a las ideas dejando temporalmente de lado

los objetos.

La obra ha sido pensada, diseñada y construida durante el desarrollo de este tra-

bajo convirtiéndose en un escalón importantísimo dentro de la investigación, ya

que ha servido para concretar los términos antes señalados y también como base

para la construcción de las leyendas y mapas que más adelante permitirán diag-

nosticar y proponer sobre los casos de estudio. Adicionalmente, las exploraciones

plásticas surgidas a partir de esta obra y las reflexiones aledañas han ido mate-

rializando una de las ramas más importantes de la línea de investigación, la cual

avanza paralelamente y espera ser presentada en próximas oportunidades.

En síntesis, se expone a continuación un registro fotográfico de una de las piezas

clave de esta investigación, la obra “La connotación del límite” (Fig. 048 y 051);

que acompaña y complementa la síntesis de los términos propuestos hasta ahora:

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0 30 8 2

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Fig.

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011.

La barrera es un elemento definidor por excelen-

cia y se presenta como un segmento rígido que

divide, que separa. Es fácilmente reconocible y

busca ser infranqueable (Fig. 049).

La frontera se hace visible a través de la disposi-

ción de objetos en serie o por las diferencias entre

las situaciones que define, pero cuando estos se

hacen similares no es necesariamente reconoci-

ble. La interacción está siempre presente a través

de diversos medios de relación y así como el terre-

no de una embajada, el intercambio puede tras-

plantar sectores de un lado a otro del límite. Busca

ser un elemento definidor sin cortar las relaciones

(Fig. 050).

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0 8 3El l ímite y sus conexiones, conceptos

Fig.

052

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”. 2

011.

El umbral representa la fusión donde los elemen-

tos en contacto se solapan. Se hace difuso y no

es capaz de controlar el flujo. Puede entenderse

cuando hay un umbral más no donde comienza

o termina, ya que es una transición generalmente

gradual. El umbral integra, suele ser difícil de reco-

nocer (Fig. 052).

El interfaz es un punto de contacto, los flujos e in-

tercambios pasan a través de él, generalmente

porque existe algún control de las relaciones en los

límites aledaños. Suele tener un comportamiento

de embudo y a veces de filtro, donde no todo se

deja pasar libremente o incluso se pueden cortar

las relaciones temporalmente. El interfaz conecta,

es fácilmente reconocible y busca establecer una

relación puntual y controlable (Fig. 053).

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0 30 8 4

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Observando con detenimiento las recientes definiciones,

puede decirse que estos elementos no representan el com-

portamiento del límite en su conjunto, es decir, ninguno de

estos conceptos constituye la totalidad, el límite general-

mente está compuesto por varios de ellos interactuando al

unísono. Son secciones, momentos, en donde este adquiere

ciertas características, por ejemplo: el límite de una habita-

ción puede estar compuesto por la barrera representada

por las paredes, mientras los interfaces se ven encarnados

por ventanas y puertas; o un río puede entenderse como

una frontera que define el límite pero a la vez permite los

intercambios mientras los puentes que pasan sobre él fun-

cionan como interfaces. Barrera, frontera, umbral e interfaz

son entonces las categorías planteadas en este trabajo para

clasificar la composición del límite.

La manera en que estos conceptos se unen e interactúan

entre sí enfatiza la condición cambiante a partir de la cual

surge la última parte del cuadro “La connotación del límite”, denominada “Orilla”

(Fig. 054). La imagen de la orilla es una figura metafórica que se utiliza en este tra-

bajo para asociar las divergencias provenientes de los elementos que componen

el límite, con el dinamismo producto de las alteraciones en el tiempo; ya que la

orilla no es solo cambiante a lo largo de su recorrido sino que también se transfor-

ma a cada instante.

Para apoyar esta analogía, se acompaña con una serie de fotografías que bus-

can ejemplificar el carácter cambiante del límite (Fig 055). Así como la obra abs-

tracta presentada anteriormente, estas imágenes se han convertido en un apoyo

del desarrollo teórico, complementando las ideas de manera dialéctica. En cada

experiencia se mantiene el mismo punto de vista, haciendo las tomas con pocos

segundos de diferencia, y generando así secuencias en las cuales se evidencia la

transformación en posición, dimensiones y circunstancias, de la línea que pretende

señalar el límite.

Aunque en principio las fotografías y obras abstractas fueron pensadas como es-

calones intermedios de la investigación, hoy parecen formar parte de sus produc-

tos más llamativos.

Fig.

054

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0 8 5El l ímite y sus conexiones, conceptos

Fig.

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0 30 8 6

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

El análisis de los elementos que forman parte del límite y de su constante mutabi-

lidad permiten sintetizar ahora los conceptos que se introducían al inicio del ca-

pítulo: límite cuando busca la división y cuando busca la relación. Las primeras

aproximaciones al concepto mostraron que la idea más aceptada de límite tiene

como protagonista a la separación y se podría sintetizar así:

El límite como objeto de separación, se entiende como el final. El límite, material

o no, busca establecer una división, la cual puede ir asociada a un sentido de

posesión, donde lo valioso se encuentra de este lado y se pierde interés por lo que

está más allá. Cuidar el aquí mientras se aísla del allá y este se torna ajeno. Si a esta

situación se le suma un allá que no representa un atractivo, la división se asienta y

aquel territorio se torna distante.

Por otro lado se plantea, por medio de esta investigación, el fomentar relaciones

entre el espacio público y privado a través del lindero, para lo cual el límite debe

pasar de la definición anterior a entenderse como un puente de diálogo:

El límite como objeto de relación, se entiende como el intermedio. El límite se utiliza

como ámbito para la relación o herramienta para alcanzar el otro lado, general-

mente en la búsqueda de un beneficio mutuo. Aunque el contacto no es nunca

absoluto, el intercambio acelera la transformación de los involucrados. Adicional-

mente, para que el límite adquiera esta condición deseada de intermedio debe-

rán fomentarse dentro de su estructura los elementos tipo fronteras, umbrales e

interfaces, ya que son estos los que promueven la interacción.

En síntesis, el límite es un punto fundamental a tomarse en cuenta en la exploración

del contacto entre la parcela y la ciudad, ya que posee una posición ventajosa

para establecer relaciones. Adicionalmente se ha planteado una clasificación de

los elementos que lo componen que servirán de herramienta para el diagnóstico

de los casos estudiados.

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0 8 7De las mural las al muro

De las murallas al muro

En este punto del trabajo, como paso intermedio entre el estudio de los elementos

presenten en el límite y su posible aplicación, se revisan algunas particularidades

que resultan resaltantes de su comportamiento en diferentes contextos espaciales

y temporales. Dicho esfuerzo busca evidenciar, a través de algunos ejemplos, que

los límites en su condición dinámica cambian según la situación por la que atravie-

sa la ciudad, por lo tanto es más que factible pensar que los linderos cambien su

condición predominante de barrera en el momento en que las circunstancias de

la ciudad lo permitan. Al fin y al cabo, si algo nos enseña la historia, es su condición

cíclica, donde se pueden utilizar referencias del pasado para prepararnos para el

futuro.

A continuación el énfasis se ha puesto en comparar los linderos con las murallas y

los frentes de agua de las ciudades, para buscar en dicha relación puntos de simi-

litud o diferencia que arrojen pistas sobre como pueden ser tratados.

Desde la construcción de los perímetros de las ciudades en forma de estructuras

defensivas, como todos los producidos por el hombre, se han visto forzados a cam-

biar, a evolucionar. En su momento fueron símbolo imponente de supremacía mi-

litar mientras que hoy, de seguir en pie, son la principal atracción de turistas y una

fuente cotidiana de ingresos para sus habitantes. Dichas construcciones tenían

como objetivo fundamental mantener una clara separación con el exterior, sin

embargo representaban una importantísima inversión de recursos, tiempo y mano

de obra. Si una ciudad en tiempos de guerra no se encontraba amurallada, ge-

neralmente estaba defendida por un poder no-físico, como un gobierno mayor

que la respaldaba. Mientras que aquellas con fuertes defensas, probablemente

sentirían amenazado su futuro cercano.

Lo mismo sucede hoy en día en la ciudad con la aparición de muros como pro-

tección, este fenómeno no es más que la clara expresión de que sus habitantes

no se sienten protegidos por las autoridades y por lo tanto deben protegerse a sí

mismos. Podría decirse que vivimos en una época de paz en la cual se construyen

ciudades de guerra.

Hay otras semejanzas interesantes entre las murallas medievales y los muros que aís-

lan nuestra ciudad hoy en día. Aunque a primera vista pueden considerarse como

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0 30 8 8

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

un plano alzado sobre el terreno, hay que tener en cuenta

la superficie horizontal que ocupan las murallas, márgenes

realmente imponentes que una vez demolidas han servido

como espacio propicio para la incorporación de nuevas in-

fraestructuras o áreas verdes. De igual manera es necesario

ver los muros actuales como volúmenes en lugar de planos,

los cuales al momento de desaparecer dejan abiertas las

posibilidades para nuevas intervenciones.

En torno a la construcción de las murallas también era de considerarse el trata-

miento de los espacios colindantes, los cuales solían componerse de un importante

vacío, es decir, que la afectación ocasionada por estos límites era mayor al espa-

cio ocupado propiamente por la masa vertical. De la misma manera hoy en día

el hecho de levantar un muro implica importantes alteraciones que van más allá

de la obstrucción, ya que todos los elementos cercanos incluyendo el paisajismo,

deben responder al nuevo objeto. Como se muestra en la fotografía a partir del

muro se organizan otros elementos del espacio (Fig. 056), lo que quiere decir igual-

mente que cualquier intervención posterior debe ir más allá de intervenir el límite

propiamente dicho.

Continuando con esta connotación negativa, encontrarse del lado externo de la

muralla era considerado uno de los peores lugares, ya que implicaba estar des-

conectado o alejado de la mayoría de los servicios y se consideraban espacios

sacrificables en cualquier asedio. En estas zonas se solían ubicar las edificaciones

que produjeran molestias a sus vecinos, fuentes de ruidos o malos olores, inclusive

instituciones relacionadas a la salud sobre todo con presencia de enfermedades

contagiosas. Es evidente que todo lo que estaba fuera del borde perdía valor e

interés, lo que precisamente refuerza esa concepción del límite como término o fin.

Hoy en día es también común colocar aquellas actividades consideradas molestas

hacia las afueras de las ciudades u ocupando sectores cercanos a barreras, ya

que estas suelen producir espacios residuales. Dicha tendencia se explica funda-

mentalmente porque las barreras están pensadas para cortar relaciones y por lo

tanto tienen poco interés en tomar en cuenta sus adyacencias.

Las zonas de la ciudad amuralladas que se encontraban hacia el perímetro interno

también veían reducido su valor, ya que las propias murallas se consideraban un

elemento negativo que afeaba el paisaje y nadie quería tener cerca. Esta capa-

Fig.

056

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0 8 9De las mural las al muro

cidad de afectar la imagen de la ciudad está igualmente presente en los muros

de hoy en día, a lo que se le suma su tendencia a compartimentar y por lo tanto

reducir las dimensiones de los espacios; ya que no se encuentran únicamente en

el perímetro sino que se extienden como una red a lo largo de la ciudad.

De divisiones internas también la historia de las ciudades conoce bastante, se pue-

de ver en el siguiente ejemplo: “Heijo-kyo, ahora Nara (Japón), se construía a partir

del modelo Chino del siglo VIII: […] La ciudad como un todo estaba dividida en

más de mil unidades amuralladas. Habían nueve “zonas” en sentido este-oeste;

cada una dividida en ocho “cuartos” por las calles que corrían en sentido norte-

sur; cada uno de esos cuartos estaba subdividido en dieciséis bloques; y cada uno

de ellos estaba dividido en sub-unidades” (Kostoff, The city assembled, 1999, p.

104)4. La ciudad era construida por todo un sistema de divisiones físicas entre sec-

tores, lo que producía una serie de puntos de control, los cuales podían servir para

cortar los flujos en determinados momentos como en la capital de la Dinastía Wei

(495-534), donde las puertas se cerraban al atardecer y se abrían en la mañana, e

inclusive se prohibía la entrada a los no residentes.

Volviendo al contexto local, así como Heijo-kyo, en Caracas tenemos un grano

mucho más fino de fragmentación y de puntos de control, específicamente de

alcabalas, calles cerradas y subdivisiones que cortan los flujos naturales de la ciu-

dad. Inclusive algunos mantienen un control semejante a la Dinastía Wei donde

los no residentes no son bienvenidos y es solo bajo el cumplimiento de ciertas con-

diciones que se puede pasar. Por otro lado, es interesante contrastar estos límites

provenientes principalmente del sector público con otras divisiones internas de la

ciudad también de origen público como los municipios y las parroquias. Acuerdos

políticos trazados en tinta que se apoyan en la imagen de los edificios públicos, los

uniformes de sus empleados, los materiales utilizados, etc. Lo interesante de este

tipo de divisiones es que actúan como fronteras que existen claramente identifica-

das pero en ningún caso privan el intercambio.

Si las barreras ya se han establecido existen circunstancias que pueden forzar a su

desaparición, como el fin de los muros entre las Dinastías T´ang y Sung que se le

atribuye al florecimiento del comercio. El mismo que mantuvo los frentes marítimos

en movimiento, el mismo que detonó millones de viajes, el que hizo latir los merca-

dos al centro de las ciudades. Lo cierto es que el comercio ha sido y sigue siendo

uno de los principales garantes de la conectividad, sea entre ciudades o dentro

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C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

de ellas, el comercio se opone al aislamiento y las divisiones.

Si el comercio forzó a estos muros a desaparecer y la pólvora hizo obsoletas a las

murallas, es factible que los linderos actuales se vean impactados por las circuns-

tancias que cuestionen su existencia. Si las cosas cambian, como lo harán inevi-

tablemente en algún momento, se podrían plantear dos horizontes: uno donde

la situación mejora y los muros se hacen obsoletos por no ser necesarios, o por el

contrario, un panorama donde la violencia y delincuencia alcanza un punto en el

que el muro es completamente inservible. En cualquiera de los dos enfoques será

necesario repensar estos objetos y los espacios relacionados.

Como segunda referencia a abordar en esta sección del trabajo están los frentes

de agua, los cuales han tenido siempre la necesidad de combinar sabiamente las

dos circunstancias más tratadas hasta ahora: la seguridad y el comercio.

Frentes marítimos y fluviales han contado siempre con especial atención por ser

principalmente el punto de llegada de las rutas comerciales. Dicha condición los

fortalece como puntos de enlace con otras ciudades pero, como hemos visto en

años recientes, estos pueden convertirse en un estorbo para la estructura interna

de la ciudad. En estos frentes se ubicaban, y en algunos casos aún se ubican, situa-

ciones que perturban la relación a través de ellos: zonas de depósito, transporte e

inclusive industrias ligeras. Un ejemplo actual y muy cercano

es el puerto de La Guaira, el cual impide que un gran sector

de la ciudad se relacione directamente con el mar, quedan-

do solo el aire salado como recordatorio de su cercanía.

Situaciones como estas han ido cambiando en el último si-

glo, especialmente en aquellos puertos que han perdido esa

intensidad comercial que los alimentaba. “[…] no era realis-

ta revivir los viejos rituales del mercadeo marítimo, la única

opción era encontrar un nuevo propósito para estos frentes

de agua” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 45)5. Entre las

ciudades que se han embarcado en la aventura de remo-

delar estos puntos álgidos está Barcelona (España) (Fig. 057),

la cual además lo ha dedicado al espacio público, a los par-

ques y áreas verdes en general; un buen ejemplo que brinda

un nuevo conjunto de espacios para compartir. En términos

Fig.

057

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0 9 1De las mural las al muro

específicos de relacionarse con el mar, esta franja de uso público constituye el

umbral entre la ciudad y el mar. Un elemento que suaviza el contacto y fomenta

el vínculo a la vez que se distingue como lugar en sí mismo.

Actuaciones sobre un límite tan importante como este, podrían servir de referente

conceptual al entenderse su capacidad invaluable para relacionar situaciones

distintas. Adicionalmente el éxito de las transformaciones urbanas de gran escala

como la de un frente marítimo, acercan inmediatamente la posibilidad de lograr

intervenciones mucho más sutiles como lo sería la recuperación de los linderos.

Por otro lado, resumiendo algunas de las ideas planteadas hasta ahora, los frentes

de agua son un excelente ejemplo para subrayar que el volumen afectado por el

límite va más allá de su masa o línea divisoria, ya que alcanza áreas adyacentes

que se suman a su condición limítrofe. Lo que conlleva también a entender que

cualquier intervención sobre el límite deba, probablemente, afectar un área que

va más allá de la propia línea.

En cuanto a la manera en que puede verse intervenido, se han hecho presente

dos fuerzas modeladoras importantes:

En primer lugar, la búsqueda por seguridad tiende a hacer impermeable cualquier

límite. En el pasado materializaba grandes murallas perimetrales y ahora construye

pequeños ejércitos de rejas y muros. Pero su condición efímera plantea su latente

desaparición, lo que quiere decir que la reflexión sobre los linderos puede darse

ahora que sus consecuencias negativas se han hecho evidentes o esperar que

ya no sean necesarios y se conviertan en ruinas que podrían traer incluso nuevos

problemas.

En segundo lugar, el comercio que tiende a traspasar los límites. Como uno de

los grandes motores de la humanidad, el intercambio comercial ha traído gene-

ralmente beneficios a todos los involucrados, motivando, por lo tanto, el esfuerzo

de las personas para lograr dicho intercambio. Es precisamente este esfuerzo por

mantener las relaciones el que se puede explotar como una herramienta funda-

mental en la fórmula para reconectar los edificios con la ciudad.

Adicionalmente, a manera de reflexión, se puede afirmar que los límites han exis-

tido desde siempre en una infinita gama de situaciones. Por lo tanto la posición

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C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

y crítica aquí planteada no cuestiona su necesidad, sino al contrario, objeta la

manera en que muchos de ellos se han materializado cortando flujos y relaciones

vitales. Se trata entonces de reconocerlos, entender sus capacidades y ponerlos a

funcionar como catalizadores de las relaciones, el diálogo y el intercambio siem-

pre que sea posible.

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0 9 3Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

Las condiciones y operaciones reconocibles en el límite

En la continuación de la indagación sobre el límite se desarrollan en esta oportu-

nidad dos puntos que de una manera u otra han sido introducidos anteriormente:

primero, su ámbito de afectación va más allá de una línea ya que alcanza los es-

pacios adyacentes haciéndolos partícipes del espacio limítrofe; y segundo, su ca-

rácter dinámico que difícilmente adquiere condiciones permanentes en el tiempo.

Adicionalmente, se plantea para la estructura de clasificación de los componen-

tes del límite desarrollados en la primera parte de este capítulo, tres posibles condi-

ciones sobre las cuales sus características de relación u obstrucción pueden inter-

venir: espaciales, programáticas y sensoriales.

Sumando el ámbito de acción del límite, con el entendimiento de su capacidad

mutable y la clasificación de condiciones y operaciones de las que puede ser

protagonista; se busca establecer las herramientas con las cuales afectar y operar

sobre el límite, para ser luego puestas a prueba en los casos de estudio.

Inicialmente es ineludible hacer explícita la necesidad de que el límite se convier-

ta en un espacio habitable, como único camino para que se considere como un

paso en lugar de un fin. En otras palabras, recordando las murallas y los frentes de

agua, el accionar sobre el límite debe entenderse como un espacio por el cual es

posible transitar para fomentar su condición de intermedio y no de final. Sobre este

punto se señalan a continuación dos conceptos de Kevin Lynch, que no están

dirigidos explícitamente al límite, pero abordan de lleno el tema:

“Sendas. Las sendas son los conductos que siguen el observador normalmente,

ocasionalmente o potencialmente. Pueden estar representadas por calles, sen-

deros, líneas de tránsito, canales o vías férreas. Para muchas personas son estos

los elementos preponderantes en su imagen. La gente observa la ciudad mientras

va a través de ella y conforme a estas sendas se organizan y conectan los demás

elementos ambientales.

Bordes. Los bordes son los elementos lineales que el observador no usa o considera

sendas. Son los límites entre dos fases, rupturas lineales de la continuidad, como

playas, cruces de ferrocarril, bordes de desarrollo, muros. Constituyen referencias

laterales y no ejes coordinados. Estos bordes pueden ser vallas, más o menos pe-

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0 30 9 4

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

netrables, que separan una región de otra o bien pueden ser suturas, líneas según

las cuales se relacionan y unen dos regiones.” (Lynch, 2008, p. 62)

Tomando en cuenta estos dos conceptos se puede observar una clara oposición

entre la senda como un espacio habitable y el borde como uno no habitable. En

términos generales, si un elemento de la ciudad no es habitable, quiere decir que

no se puede pasar a través de él y de esta forma se configura como una barrera.

Así que este trabajo busca partir del lindero como un borde para transformarlo en

un lugar habitable. Para eso es necesario recordar que los límites tienen un área de

afectación sobre sus adyacencias que será necesaria atender en cualquier plan-

teamiento; en el caso del lindero esas adyacencias son el retiro y la calle.

Los límites considerados como objetos netamente bidimensionales, como lo hacen

muchas de las exploraciones contemporáneas sobre las fachadas que se basan

en nuevos materiales y tecnologías, no son objeto de este trabajo; su exploración

como membrana queda abierta para próximas oportunidades. Si el límite se trata

como una línea, cualquier operación que sobre él se desee realizar no saldrá de

esa tangencia y verá restringida su capacidad de alterar lo existente.

El clasificar un determinado límite como senda o borde también es una circuns-

tancia cámbiate, por ejemplo: un río o quebrada abandonado y contaminado

se formaliza como un borde, mientras que el mismo río cuidado y visitable, o inclu-

sive embaulado, podría convertirse en una senda. Así se reafirma nuevamente la

condición mutable del límite, que se asocia en esta oportunidad con las ideas de

Josep Lluís Mateo cuando afirma: “El límite es un finis terrae, final de algo e inicio

de lo desconocido. Esta es una idea arcaica de límites, una idea que, claramente,

no es operativa en el espacio contemporáneo” (Mateo, 2007, págs. 28, 29). No es

operativa precisamente por su carácter metafórico de orilla que se comentaba

anteriormente y se expresa con énfasis en sus formas más efímeras y temporales

de límite.

En la referencia a situaciones temporales como estas se pueden nombrar: las

marchas o protestas que pueden reorganizar el mapa de la ciudad construyendo

nuevos límites que además se desplazan, densifican o esparcen, con la multitud,

cortando algunos flujos de la ciudad y redirigiendo otros; la lluvia que suele hacer

visibles límites virtuales creados por techumbres a través de la materialización de

paredes de agua; mercados completos que pueden instalarse antes del amane-

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0 9 5Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

cer cambiando la manera en que se recorre o entiende una calle o plaza, hacien-

do surgir nuevos límites que materializan a su vez otros recorridos; la música de un

local nocturno que puede hacer desaparecer por horas las múltiples barreras que

lo separan de las viviendas aledañas, haciéndolos sentir inevitablemente unidos.

Son precisamente situaciones temporales las que se valen de la ubicación estra-

tégica del límite para fortalecer sus posibilidades, es decir, la intervención de los

linderos además de buscar convertirlos en un lugar, puede valerse de actividades

cambiantes que dependen de uno u otro de los espacios relacionados para vol-

verse protagonista de nuevos escenarios. El mercado o la música pueden apa-

recer en el espacio intermedio entre lo público y lo privado, funcionando como

puntos de sutura que no se formalizan como estructuras permanentes, sino como

actividades que cambian con el paso del tiempo que pero sirven para relacionar

los espacios adyacentes.

La condición estática del lindero como barrera no solo imposibilita la existencia de

actividades cambiantes, sino que además establece una compartimentación que

parece ir asociado a las lógicas del espacio privado a la vez se opone a los flujos

propios de la ciudad. Es decir, se encuentra en el medio de dos circunstancias

distintas pero responde únicamente a una de ellas, afectando indudablemente a

los demás involucrados.

A primera vista, la menor cantidad de divisiones parece corresponder al espacio

público, ya que en él viven usos que presentan en general características más

compatibles y existe una importante estructura de flujos que requiere de las co-

nexiones, mientras que el espacio privado parece componerse de una sumatoria

de espacios con una variedad más grande de usos que alojan grupos pequeños

de personas. De esta manera, trabajar en el punto de contacto entre circunstan-

cias disímiles significa en sí una interrogante. Pero tomando nuevamente en cuen-

ta el objetivo del trabajo, la reconexión de estas dos realidades parece inclinarse

más a una estructura pública, más fluida, que se oponga a la división que en cierta

medida es causante del problema.

Las actuaciones sobre el límite deben buscar entonces establecer diferencias pero

sin cortar las relaciones, variaciones que pueden señalar un cambio pero que ma-

nipulan circunstancias más complejas que colocar un muro y seccionar por com-

pleto los espacios.

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0 30 9 6

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

En este punto es posible conectar con el tercer y más denso eslabón de esta sec-

ción el trabajo, que tiene que ver con esos diferenciales que se pueden establecer

a través del límite. Ya que es cierto que el muro funciona como una barrera pero

la reja también, la diferencia está en que ambos pueden señalar espacios distintos

pero solo el muro corta las relaciones visuales. Por lo tanto el efecto producido por

los componentes del límite depende entonces de aquello que se percibe durante

la experimentación del espacio, donde los sentidos y el sujeto juegan un papel

fundamental.

Para hacer más explícito las posibilidades de afectación de los componentes del

límite es mejor referenciar algunos ejemplos: Una puerta y una ventana aunque

ambos sean interfaces, entendiéndolos como elementos puntuales que sirven de

conexión, se diferencian cuando la puerta permite el tránsito, una conexión física;

mientras que la ventana produce una relación visual sin permitir el paso. Cuando

un escalón construye el cambio de nivel en una plaza, el programa es el mismo y

el límite es eminentemente espacial, pero cuando un escalón separa la sala del

comedor la diferencia es también de usos. La barra que controla el acceso a un

estacionamiento es percibida como un límite por quien conduce, pero la calle la

traspasa manteniendo el mismo espacio y programa de ambos lados, es un inter-

faz únicamente para quien se acerca en vehículo. Las diferencias establecidas por

el límite no son siempre ni únicamente espaciales.

De esta manera, partiendo de los elementos que componen el límite (barrera,

frontera, interfaz y umbral) se crea un nuevo nivel en la clasificación que los divide

en tres condiciones:

Espacial: cuando el elemento del límite afecta primordialmente la manera en que

se configuran los espacios.

Programática: cuando el elemento del límite afecta primordialmente la manera

en que se configuran los usos.

Sensorial: cuando el elemento del límite afecta primordialmente la manera en que

se establecen las relaciones sensoriales. Entre los sentidos que podría afectar se

considera fundamentalmente la vista y el oído, ya que son los sentidos que más

involucran la distancia es su percepción.

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0 9 7Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

Dicha clasificación se expresa en el siguiente cuadro comparativo, que señala al-

gunos ejemplos representativos de las posibles combinaciones entre los elementos

y condición (Fig 058):

Fig.

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0 30 9 8

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Barrera-espacial: una reja que separa dos espacios, pero que mantiene las relacio-

nes sensoriales y posiblemente las programáticas.

Barrera-programática: la doble línea de una calle con sentidos opuestos, se man-

tiene el mismo espacio y no se obstaculizan las relaciones sensoriales.

Barrera-sensorial: un grupo vegetal que bloquea la vista y atenúa los sonidos pero

que no construyen espacios ni programas distintos.

Frontera-espacial: un escalón que señala dos espacios distintos pero que mantiene

la relación entre ellos.

Frontera-programática: dos sembradíos que se reconocen de diferentes usos pero

que podrían en cualquier momento combinarse.

Frontera-sensorial: una línea de banderas que construyen una división pero permi-

ten las relaciones sensoriales.

Interfaz-espacial: una puerta a través de la cual se conectan espacios distintos.

Interfaz-programática: la recepción que sirve de puente entre programas distintos.

Interfaz-sensorial: una ventana a través de la cual se establece conexión visual.

Umbral-espacial: un techo que señala una relación gradual entre espacios distin-

tos.

Umbral-programática: un restaurante que extiende sus mesas como área de rela-

ción con un programa distinto.

Umbral-sensorial: una terraza como gradiente de relación sensorial entre ámbitos

distintos.

Como primer paso para poder codificar todas estas posibles circunstancias se

plantea la siguiente leyenda, la cual permitirá además las labores de mapeo que

se llevan a cabo más adelante sobre los casos de estudio (Fig. 059):

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0 9 9Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

De esta manera el entendimiento del límite como orilla cobra un nuevo significado.

Sus posibilidades y dinamismos se tornan más complejos ya que conviven en él,

paralelamente, condiciones distintas. Dicha convivencia de posibilidades múltiples

alcanza el punto en que difícilmente cada uno de estos componentes de la clasi-

ficación anterior pueden sentirse en su estado puro, es decir, que estas ocasiones

suelen mezclarse e interactuar manteniendo más de una posibilidad a la vez. Por

lo tanto, se presenta la siguiente imagen conceptual que representa los límites di-

fusos que pueden existir entre una condición y otra (Fig 060):

Fig.

059

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0 31 0 0

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Para evidenciar esta situación se consideran los siguientes ejemplos: un puente

puede ser un interfaz espacial y una barrera sensorial, un muro calado puede ser

una barrera espacial al mismo tiempo que un umbral sensorial, una diferencia de

pavimento puede ser una barrera programática y un umbral espacial. En términos

generales, las posibilidades parecen solo restringirse por el número de combinacio-

nes posibles (Fig. 061).

Una vez generadas estas categorías, se aplican a continuación sobre algunos

linderos como primera muestra del diagnóstico que se puede plantear. Para la

cual se han intervenido directamente sobre las imágenes señalando con el color

amarillo situaciones espaciales, naranja sensoriales y rojo programáticas (colores

correspondientes a la leyenda anterior). Dichas intervenciones pretenden servir de

muestra de las múltiples condiciones que se pueden solapar en un solo elemento

(Fig. 062 a 069):

Fig.

061

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1 0 1Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

Fig.

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C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

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1 0 3Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

Fig.

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0 31 0 4

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

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1 0 5Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

Una vez expuestas y ejemplificadas las variables establecidas hasta ahora, es po-

sible reafirmar que la barrera tiende a impedir la relación, mientras que la frontera,

el umbral y el interfaz la permiten de una u otra manera. Si el norte del trabajo

es fomentar el intercambio, se puede afirmar que los tres últimos elementos son

los que se desean aplicar. Adicionalmente habría que preguntarse sobre aquellos

casos en los que no se puede sustituir un elemento por otro, es decir, cuando la

barrera ya existe y sobre ella se debe trabajar, cuáles podrían ser los medios para

transformarla.

En este campo resulta útil revisar el trabajo de Maik y Dirk Löbbert registrado en su

libro “Intermezzo”, cuya línea plástica aborda posibilidades para traspasar el límite

alterando la manera en que es entendido (en el marco del presente trabajo, el lí-

mite que ellos intentan salvar tiene condiciones de barrera generalmente). En este

libro afirman que existen dos operaciones básicas para superar el límite: quebrarlo

y sobrepasarlo; y lo demuestran con varios ejemplos interesantes de los cuales aquí

se muestras tres (Fig 070): una alfombra que insinúa su continuación a través de tres

espacios distintos, un segmento de viga negra que ha sido

agregada insinuando su continuación, y por último, un área

de grama que se ha dejado crecer y de ambos lados de

una cerca para configurar un nuevo espacio que ignora la

presencia de dicho límite.

Al perforar una barrera, sin importar el porcentaje de la su-

perficie que la perforación represente, sin duda se da un pri-

mer paso para conectar los elementos que se encuentran

de cada lado. Por otra parte, al tener una intervención que

continúa a través de ella, le otorga una sensación de per-

meabilidad aunque no la posea realmente.

Sobre estas reflexiones y cuestionamientos el autor retoma las

exploraciones plásticas con la obra titulada “serie-b&n_100”

culminada en el 2010 (Fig. 071). La pieza se construye a partir

de una retícula de diez por diez espacios cuadrados sobre

cada uno de los cuales se dibuja inicialmente una línea ne-

gra vertical que los divide en dos partes iguales; este seg-

mento se puede ver claramente en la esquina superior iz-

quierda representando una situación de barrera. A partir de

Fig.

070

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0 31 0 6

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

esa línea divisoria se inicia un proceso en donde cada cuadro es una oportunidad

de experimentar con las operaciones planteadas por Maik y Dirk Löbbert, además

de emprender la búsqueda de otras acciones que no se hayan tratado hasta aho-

ra y que permitan debilitar el carácter impermeable de este límite.

En el abordaje de los ensayos se ha implementado nuevamente un lenguaje abs-

tracto que pretende concentrar la reflexión en el tema evitando distraerse con

situaciones u objetos como lo sería pensar en rampas, paredes, etc.

Fig.

071

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1 0 7Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

La obra se aprovecha como pla-

taforma para ahondar en el en-

tendimiento y representación de

las posibles operaciones aplica-

bles al límite; a su vez que sirve

como paso intermedio entre el

desarrollo teórico y la comproba-

ción de los casos de estudio abor-

dados más adelante.

A manera de facilitar la explica-

ción se agrega una retícula en

color rojo que permite visualizar

con mayor facilidad cada uno de

los cuadros, para posteriormente

seleccionar y mostrar únicamente

aquellos que hacen referencia a

una determinada operación.

Las dos primeras operaciones es-

tudiadas son precisamente aque-

llas propuestas por los hermanos

Löbbert. En la primera imagen (Fig.

072) se han dejado únicamente

aquellos casos en los que, de una

u otra manera se ha quebrado el

límite, es decir, se ha afectado la

solidez de la línea que señala la

separación al fracturar su conti-

nuidad; en algunos casos por sus-

tracción y en otros por interven-

ción de un segundo elemento.

En la siguiente imagen (Fig. 073) se

han seleccionado todas las oca-

siones en que se ha sobrepasado

la barrera, haciendo que la inter-

Fig.

072

. Cas

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Fig.

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0 31 0 8

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

vención tenga presencia a ambos

lados de la división. Puede obser-

varse como en algunos casos la

acción de pasar al otro lado se lle-

va a cabo por una figura continua,

así como la alfombra, la viga o el

gramado al que se hizo referencia

anteriormente. Pero también se

pueden identificar otras ocasio-

nes donde una intervención dis-

continua, a manera de una línea

segmentada, puede pasar de un

lado a otro aunque no entre en

contacto directo con el límite.

Mediante este proceso netamen-

te gráfico, se abren las posibilida-

des y se reconocen otro tipo de

operaciones. Además de quebrar

y sobrepasar se evidencian nue-

vas posibilidades que no se habían

tomado en cuenta hasta ahora:

enfatizar, opacar y deformar.

El límite se enfatiza cuando se au-

menta el contraste entre las partes

u otorgándole mayor presencia

a la división, en otras palabras

evidenciando el punto de sepa-

ración a través de la dilatación

de la brecha o produciendo una

importante disparidad entre los

lados involucrados (Fig. 074). Esta

operación resulta especialmente

resaltante ya que puede tener un

efecto opuesto al que se busca

a través de esta investigación así

Fig.

074

. Cas

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100”

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Fig.

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1 0 9Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

que es necesario prestarle espe-

cial atención.

En el caso contrario la barrera

puede opacarse, cuando la divi-

sión de una manera u otra pier-

de protagonismo. Puede que la

intervención adquiera mayor im-

portancia que la barrera, o que

las condiciones o espacios a su

alrededor se tornen más homo-

géneos; lo que podría trasladar el

límite a un segundo plano o debi-

litar su carácter divisorio (Fig. 075).

De esta forma las acciones de

opacar y enfatizar son opuestas, y

por lo tanto incompatibles.

Finalmente, aunque es cierto que

cualquiera de estas modificacio-

nes produce una redefinición del límite, también es cierto que en algunos casos

puede verse redefinido por transformaciones que no involucran ninguna de las

operaciones previas; se produce entonces una deformación del límite (Fig. 076).

De alguna manera se altera la forma inicial del límite en lo que podría entenderse

como una aplicación de fuerzas que terminaría por alterar su recorrido, cambiar

su posición, la organización de sus componentes o la extensión de su ámbito de

ocupación.

A través de estas reflexiones y ejercicios se puede afirmar que considerando un ele-

mento de barrera, se han reconocido cinco formas primordiales de afectarlo: que-

brarlo, sobrepasarlo, enfatizarlo, opacarlo, deformarlo. Dichas operaciones tienen

orientaciones distintas: enfatizar refuerza la barrera; quebrar, sobrepasar u opacar,

la debilitan de alguna manera; y deformar parece encontrarse en un punto medio

que puede tender hacia ambos lados. Por lo tanto, en la búsqueda por reconec-

tar la ciudad debilitando el carácter de barrera del lindero, se han de utilizar las

operaciones de quebrar, sobrepasar y opacar, pudiendo considerarse también la

de deformar.

Fig.

076

. Cas

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“se

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100”

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0 31 1 0

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Adicionalmente, y como es de esperarse, las operaciones también pueden com-

binarse. Por medio de la revisión de los gráficos, es posible notar la recurrencia

de ciertos cuadrantes en más de un caso, es decir, que se evidencia como las

intervenciones pueden involucrar varias operaciones: quebrar el límite al mismo

momento que se sobrepasa, deformarlo y además opacarlo, etc. Lo más impor-

tante de estas posibilidades es que en la medida en que se suman operaciones

que tiendan a diluir la barrera, el efecto resulta cada vez más eficaz.

A manera de síntesis y como uno de los resultados parciales producto de esta re-

flexión, se ha formulado una nueva leyenda cuyos símbolos surgen precisamente

de los casos más representativos anteriormente presentados (Fig. 077). En ella es

posible reconocer cada una de las operaciones aquí planteadas en función de

poder implementarse como herramienta de mapeo y diagnóstico para los casos

de estudio.

Para acompañar esta leyenda, se ha agregado una designación de colores que

permite señalar directamente sobre la obra las operaciones que están presentes

en cada una de las cien exploraciones (Fig. 078). A través de este ejercicio es

posible complementar las reflexiones anteriores y leer donde se presenta cada

situación.

Durante la experimentación anterior, es posible reconocer que partiendo de una

barrera, en este caso representada por una línea vertical, se pueden aplicar una

serie de operaciones capaces de debilitar su carácter impermeable. Teniendo en

cuenta la búsqueda del trabajo por relacionar el espacio público con el espacio

privado separados por una línea, este punto de la exploración cobra especial im-

portancia. Adicionalmente que los sistemas de representación conectan los plan-

teamientos teóricos con imágenes que facilitarán el abordaje y puesta a prueba

de los planteamientos sobre los casos de estudios.

A manera de inmediata reflexión sobre esta experimentación surge la duda de en

qué se convierte la barrera una vez que sus condiciones se han visto alteradas. Es

decir, es evidente que ciertas acciones pueden cambiar el estado original de la

barrera, lo cual debilita su estanques y permite producir y fomentar relaciones en-

tre los lados involucrados. Entonces es de esperarse que este segmento del límite

haya cambiado al verse afectado por ciertas operaciones, pasando a compor-

tarse distinto.

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1 1 1Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

Fig.

077

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0 31 1 2

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Volviendo a las exploraciones anteriores se pueden identificar varias imágenes

congruentes con la clasificación de componentes construida anteriormente en

este capítulo. Específicamente, y según las operaciones que se hayan utilizado, se

pueden observar:

- Elementos tipo frontera (Fig. 079): en este caso la línea del límite sigue siendo

reconocible o inclusive no ha sido afectada, pero igualmente existen relaciones

o intercambios entre los espacios. Se puede observar la organización tipo “em-

bajada”, en donde ciertos gráficos con el mismo lenguaje se hacen presentes de

ambos lados o insinúan la continuidad aunque no sea física. Este producto es resul-

tado principalmente de una operación de sobrepasar, para que precisamente los

objetos alcancen a transgredir el límite, transmitiendo la idea de que existe algún

grado de permeabilidad aunque no sea visible. Mantiene la definición pero no

corta las relaciones.

- Elementos tipo interfaz (Fig. 080): se evidencia como la intervención afecta al

límite en puntos precisos y mesurables, creando contactos a través de los cuales

pueden establecerse las relaciones. En este caso las operaciones que lo produ-

cen parecen ser principalmente dos: quebrar y sobrepasar. Las cuales funcionan

para producir interfaces siempre y cuando se haga de una manera controlada en

cuanto al porcentaje del límite que se está afectando, ya que en la medida en

que se empieza a afectar un importante segmento de la barrera empieza a leerse

más como un umbral.

- Elementos tipo umbral (Fig. 081): aquí la línea se desdibuja casi por completo y

se ve forzada a comportarse como una superficie difusa que sirve de intermedio o

gradiente entre un espacio y otro. Puede generarse por el solape de un lado sobre

el otro o por la aparición de un tercer elemento que los amalgama. Los umbrales

aparecen cuando se operan mediante quiebres muy fuertes, cuando se sobrepa-

sa gran parte del límite incluso cuando llega a opacarse. Este caso es el que altera

con mayor fuerza la condición original de la barrera.

Sin importar en que variedad se le clasifique, el concepto de límite va revelando

su complejidad a través de los ojos del autor. Una perspectiva sobre la cual se han

desarrollado tres puntos: la tendencia a considerar el límite como un área en lugar

de una línea; la posibilidad latente de incorporar en el límite actividades de índole

temporal; y una clasificación de las condiciones y operaciones a utilizar.

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1 1 3Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite

El primer punto se puede sintetizar en la afirmación de Alfredo Caraballo cuando

dice: “Más que entender entonces el límite en su sentido moderno, como línea

divisoria entre dos condiciones distintas y contrapuestas, nos aproximamos a una

noción del límite como campo, como “entrezona”, como un espacio de negocia-

ción en el que dichas condiciones se encuentran, se mezclan” (Caraballo, 2004,

pág. 7). Proceso a través del cual es necesario considerar el problema del límite

como una composición de las circunstancias que le son adyacentes, para lograr

una exploración que pueda abarcar toda la estructura del problema.

El segundo punto representa fundamentalmente una oportunidad. En pocas pa-

labras, si se ha definido al límite como cambiante, asociado a lo que sucede a su

Fig.

07

9.

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Fig.

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0”.

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0 31 1 4

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

alrededor, el lindero podría servir de campo de incorporación de actividades que

se dan generalmente de uno u otro lado pero que no requieren ser permanentes;

tal vez con carácter eventual o periódico.

Como tercer punto, reflexión final y tal vez más importante, se ha producido una

sumatoria de los elementos establecidos: barrera, frontera, umbral e interfaz; con

las condiciones que estos pueden afectar: espaciales, programáticas y sensoria-

les; para generar una estructura taxonómica que contribuye al entendimiento del

límite dentro de toda su complejidad. Adicionalmente se cuenta ahora con un

grupo de operaciones que permiten afectar la barrera para propiciar algún tipo

de relación, y así avanzar un paso más hacia el objetivo general de este trabajo,

ensañado en la reconexión de los edificios con la ciudad a través de la explora-

ción sobre el lindero.

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1 1 5El l indero como her ida en el tej ido urbano

El lindero como herida en el tejido urbano

En este punto se presentan algunas particularidades específicas del lindero. La ma-

yoría de ellas ya han sido tratadas anteriormente mientras que otras serán introdu-

cidas a continuación. Se desarrollarán en una estructura de tres puntos principales:

énfasis en algunas particularidades del concepto de lindero, su comportamiento

en los diferentes tejidos urbanos, y una síntesis que conecta los puntos más im-

portantes de las reflexiones logradas a lo largo de este capítulo denominado “La

connotación del límite”.

Para iniciar se presenta la definición de lindero y de otro concepto que parece ser

necesario para entenderlo:

Lindero: (De linde).Que linda con algo. Linde o lindes de dos terrenos. Linde, o con-

junto de los lindes de un terreno. (DRAE)

Linde: (Del lat. limes). Límite de un reino o de una provincia. Término o fin de algo.

Término o línea que separa unas heredades de otras. (DRAE)

Son protagonistas las nociones de término o fin como la conclusión de un espacio,

con lo que se menosprecia tácitamente aquello que viene después; situación se-

mejante a la detectada en las definiciones de límite. Cuando se habla del fin de

la propiedad, de esta zona o de mi casa, etc.; se está restando valor a aquello

que viene después. Al definirse en estos términos es evidente que el lindero no es

considerado como un estado intermedio o siquiera el comienzo de algo distinto

sino como el fin, el fin de lo propio, el fin de las responsabilidades, el fin de aquello

que interesa.

La posibilidad de separar ha sido precisamente el punto más explotado en el lin-

dero, una separación no solo física sino también visual. El acto de definir por medio

del lindero se ha convertido en un ejercicio de aislamiento, con la intención no solo

de implantar pertenencia sobre el terreno sino de intentar controlarlo a cabalidad

(Fig. 082). El traspasar el lindero, tal como se está viviendo actualmente implica un

cambio instantáneo de realidad, es decir, los espacios externo e interno presentan

marcadas diferencias debido a que esta barrera tiende a presentar una división

casi absoluta.

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0 31 1 6

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Fig.

082

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Dicho paso, abrupto e inconexo, olvida que el lindero no solo tiene capacida-

des divisorias sino que, como se ha podido observar en el estudio del límite, este

puede incentivar determinadas relaciones sin desaparecer. Entendiendo que los

límites son y serán siempre necesarios y juegan un papel protagónico dentro de la

ciudad, la cuestión está en equilibrar la balanza alejándose

de los extremos y considerando relaciones de condiciones

espaciales, programáticas y/o sensoriales.

La existencia de los linderos está atada a una cultura que

entiende la tierra como una propiedad, la cual requiere

por lo tanto de límites claramente establecidos para su de-

limitación, distribución y el ejercicio de los controles corres-

pondientes. Visto desde la parcela como unidad, el lindero

ejerce una acción de perímetro, pero en un contexto más

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1 1 7El l indero como her ida en el tej ido urbano

amplio se puede reconocer que su trazado es medianamente continuo (Fig. 083).

Para los horizontes del presente trabajo es fundamental reconocer esa trama cons-

truida por la sumatoria de los linderos, ya que es precisamente su extensión a través

del tejido urbano lo que permitirá que las acciones sobre este vean multiplicado su

ámbito de afectación.

En pocas palabras, el lindero es el límite capaz de definir, separar o dividir estable-

ciendo tamices o veladuras, y más importante aún para las intenciones de este tra-

bajo, a través del lindero pueden relacionarse espacios distintos y crear contactos

que produzcan un intercambio favorable para todos los involucrados.

El lindero separa dos espacios privados, dos espacios públicos, o el espacio priva-

do del público; y entre sus representaciones o fórmulas para materializarse es co-

mún encontrar: diferencias de texturas, superficies o brocales, cambios en la topo-

grafía, intervenciones paisajísticas, rejas y muros de diversas alturas, construcción

de planos virtuales, señalamiento de hitos, o combinaciones de estos métodos. Su

comportamiento depende primordialmente del tipo de tejido en que se encuen-

tra, el cual afecta la manera es que se ocupa y limita la parcela. Por lo tanto, antes

de continuar, se presenta a continuación una cita que resume la clasificación de

los tipos de tejidos propuestos por Frank Marcano, los cuales se ha tomado como

base del presente trabajo:

“Área de cascos: son todas aquellas áreas de las ciudades venezolanas que con-

forman el núcleo original de fundación, bien sea de tiempos de la colonia o de

tiempos republicanos. En todas su desarrollo urbano se realizó mediante la utiliza-

ción de la cuadricula como estructura urbana de base […].

Áreas de crecimiento por extensión: en este caso se encuentran todas las áreas

que han ido aumentando el perímetro urbano. El crecimiento por extensión que

se presentó hasta principios de este siglo, en la mayoría de los casos se utilizó las

posibilidades que le brindaba la cuadricula como estructura de crecimiento urba-

no: prolongación de sus calles en todas direcciones y construcción de las edifica-

ciones en los bordes de las manzanas conformando manzanas cerradas. Después

de los años cuarenta el crecimiento por extensión de nuestras ciudades incorporó

predominantemente el esquema de la urbanización, aislada de la trama tradi-

cional, las manzanas no son cerradas y las vías no necesariamente son trazadas

continuando las viejas calles.

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0 31 1 8

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Áreas de polígonos vacíos: son todas aquellas áreas ubicadas dentro del períme-

tro de la ciudad y rodeadas por ella, que se caracterizan por estar no construidas o

en un proceso de cambio de uso que hará necesario redefinir su vocación urbana

[…].

Áreas de barrios o de ranchos: estas áreas caracterizan las ciudades venezolanas

y latinoamericanas en general. Llegan a ocupar en algunos casos el cincuenta

por ciento de nuestras ciudades y constituyen el más grave problema urbano que

tenemos. Su crecimiento ha sido espontáneo y sin ningún tipo de control. La es-

tructura urbana que aportan a la ciudad se caracteriza por su discontinuidad con

el tejido tradicional o regulado, su difícil incorporación a la trama de servicios y en

muchos casos está signada por su accidentada topografía […].” (Marcano, 1994).

Complementariamente, y en función de profundizar en el entendimiento del linde-

ro, se han dispuesto en cada caso los siguientes elementos:

1- Una breve descripción general del comportamiento del lindero en ese teji-

do

2- Una imagen satelital

3- Plano: un plano general

4- Llenos: un plano de las áreas construidas

5- Estructura parcelaria: un plano de la estructura parcelaria

6- Vacíos: un plano que engloba los espacio no construidos

7- Vacíos internos: los espacios no construidos dentro de las parcelas

8- Linderos construidos: los linderos materializados separados del edificio

A través de estos puntos se busca alcanzar reflexiones en la comparación de las

características de cada tejido, fundamentalmente con relación a los linderos y al

próximo capítulo que se centra en los espacios de retiro.

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1 1 9El l indero como her ida en el tej ido urbano

Área de cascos: en este primer caso, tomando en cuenta los planos de “llenos”

y “estructura parcelaria” es posible observar que las construcciones apareadas

suelen coincidir con los linderos, fomentando así los patios internos que se pueden

apreciar en “vacíos internos”. Esta coincidencia entre el edificio y el borde de la

parcela hace que los “linderos construidos” sean apenas unos pocos (Fig. 084).

Fig.

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0 31 2 0

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Áreas de crecimiento por extensión: aquí los linderos se separan de las edificacio-

nes a través de los espacios de retiro en al menos una de sus fachadas (aquella

que enfrenta el espacio público); este hecho se puede observar con mayor facili-

dad en “vacíos internos”. Particularidad que deriva en una estructura discontinua

de edificaciones, apreciable en el plano de “llenos”. En consecuencia los “linderos

construidos” son muchísimo más comunes que en el resto de los tejidos estudiados.

Sumando la alta presencia de linderos construidos con la existencia de los espa-

cios de retiro, se comprende que el tejido por extensión sea el sector central de

estudio en esta investigación (Fig. 085).

Fig.

085

. Pla

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nos,

estru

ctur

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nsió

n.

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1 2 1El l indero como her ida en el tej ido urbano

Áreas de polígonos vacíos: suelen estar formados por una sola parcela, por lo tan-

to el único lindero presente es el que divide este tejido del resto de la ciudad. El

límite presenta condiciones particulares que más tienen que ver con grandes es-

calas que involucran múltiples circunstancias, que con una relación bilateral entre

el espacio público y privado (Fig. 086).

Fig.

086

. Pla

nos d

e lle

nos,

estru

ctur

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rcel

aria

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de

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.

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0 31 2 2

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Áreas de barrios: aquí es donde resulta más difícil distinguir los límites de propiedad

siendo áreas que en general se encuentran pobremente urbanizadas. Los vacíos

son el resultado de la disposición de las viviendas muchas veces guiadas por la to-

pografía lo que puede apreciarse en los planos de “llenos” y “vacíos”. Por otro lado

los “vacíos internos” suelen ser escasos también definido por el espacio que resta

entre las edificaciones. De cualquier forma las particularidades de estos sectores

representan un problema en sí mismo, el cual queda abierto para ser tratado en

futuras ocasiones ya que se escapa de los alcances del presente trabajo (Fig. 087).

Fig.

087

. Pla

nos d

e lle

nos,

estru

ctur

a pa

rcel

aria

, vac

íos,

vací

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tern

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la p

arce

la y

lind

eros

con

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; en

el te

jido

de

barri

os.

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1 2 3El l indero como her ida en el tej ido urbano

Fig.

088

. Cua

dro

com

para

tivo

de

los t

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idos

.

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0 31 2 4

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Repasando, a través de este cuadro comparativo (Fig. 088) las características pre-

sentadas sobre cada uno de los tejidos permite concretar algunas reflexiones: los

tejidos de barrios y de polígonos escapan a los alcances de este trabajo debido

a particularidades inherentes a cada uno; el tejido de extensión es el que permite

reconocer la problemática expuesta al inicio convirtiéndolo en el centro de la in-

vestigación ya que es el único que incluye el espacio de retiro y una alta densidad

de linderos construidos sobre el borde la parcela; el tejido de cascos, aunque no

posee retiro, servirá de base para mostrar una exploración del autor en el casco

de la ciudad de Caracas, que permite estudiar la factibilidad de aplicación de los

criterios desarrollados en este trabajo sobre circunstancias distintas a la de los teji-

dos de extensión. En pocas palabras, es a través del estudio y análisis de estas re-

ferencias a los tejidos en la ciudad de Caracas, que se seleccionan como campo

de exploración el tejido de cascos y el de extensión, ya que presentan las variables

de límite que interesan para el trabajo; donde resulta particularmente importante

el tejido de extensión ya que presenta el espacio de retiro que se ha considerado

como un punto álgido del problema estudiado.

Dentro del tejido de extensión se puede observar que el lindero suele dejarse en

un segundo plano, debido no solo a la distancia entre la edificación y el borde

de la parcela, sino también a que muchos de estos límites se materializan tiempo

después a que el edifico está listo. Por lo tanto el diseño del lindero en muchos

casos no se considera dentro de la concepción original del proyecto y terminan

dándosele soluciones estandarizadas que no tienen consideraciones con las parti-

cularidades de cada uno.

Por otro lado también es posible ver como el lindero se modifica con el paso del

tiempo, en búsqueda de una sensación de seguridad ya perdida hace mucho

tiempo. Las rejas brotan del suelo para convertirse en muros que intensifican su

capacidad de división, negando a la ciudad y aislándose de ella (Fig. 089). “El en-

simismamiento de los nuevos desarrollos de edificios privados generalmente niega

la presencia de la calle y asimismo la franca y saludable comunicación entre el

espacio público y privado. Desde el interior de las edificaciones, el espacio exterior

pareciera ser algo indeseado. Es como si hubiésemos entrado en una especie de

círculo vicioso en que las edificaciones privadas, mientras más niegan el espacio

público este se vuelve cada vez más peligroso e insalubre y, así, cada vez menos

deseado.” (Lasala Hernandez, 2007, pág. 67) Es precisamente esta saludable co-

municación que nombra Ana Lasala la que se pretende potenciar a través del pre-

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1 2 5El l indero como her ida en el tej ido urbano

sente trabajo, planteándose la necesidad de revertir el curso de ese círculo vicioso

que parece intensificarse con el paso del tiempo, para que la búsqueda sea por

alcanzar el diálogo y no la división.

Fig.

089

. Eje

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os d

e lo

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0 31 2 6

C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e

Cuando el lindero se involucra en este círculo y logra una separación abrupta,

difícilmente se puede pensar en entablar relaciones a través de él: “el frente de a

calle debería presentar algo que hiciera intimar una relación con la sociedad en

la que vives; un muro de veinte o treinta pies (6-9 m) de alto, que crece en la cara

de tus vecinos, solo puede inspirar terror y disgusto” (Kostoff, The city assembled,

1999, p. 98)6. Sensaciones como estas son las que terminan por intensificar los pro-

blemas iniciales, porque los linderos a través de su capacidad de aislar aumentan

los índices de inseguridad y así disminuyen la ocupación de la calle. Es decir, los

linderos no son más que una medida de sosiego personal que va en contra del

bien común.

Para alterar la concepción actual del lindero y revertir en cierta medida el aisla-

miento que su densificación ha provocado, es necesario dejar de someter nuestra

urbanidad a la inseguridad. Situación que pasa por dejar de ver el lindero como

el fin para empezarlo a considerarlo como el intermedio, ya que en esa medida

se podrán brindar soluciones que contemplen a todos los espacios involucrados.

Las posibilidades de mejorar están siempre presentes, gracias a su carácter diná-

mico, donde el mismo crecimiento acelerado en estos últimos años demuestra lo

fácil que puede cambiar.

Para lograr estas alteraciones en función de hacer dialogar al ámbito público y pri-

vado, existen de primera mano dos posibilidades: incorporar componentes como

fronteras, umbrales e interfaces que permitan algún tipo de relación; o afectar con

operaciones de quebrar, sobrepasar, opacar y deformar, las barreras existentes

para que estas puedan mutar a un estado distinto. Sumado a que la combinación

de las operaciones puede intensificar el efecto.

Combinándose con estas acciones, deben tomarse en cuenta las condiciones de

los componentes del límite: espaciales, programáticas y sensoriales; ya que son las

que pueden diversificar las relaciones o saldar aquellas que presenten dificultades,

por ejemplo: tal vez dos programas incompatibles hacen contacto en el lindero,

pero eso no impide que a través de él se establezcan relaciones espaciales o sen-

soriales que contribuyan al resultado final.

Repasar el carácter intermedio del lindero, sus componentes y condiciones posi-

bles, obliga a subrayar la necesidad de superar su carácter inicialmente bidimen-

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1 2 7El l indero como her ida en el tej ido urbano

sional para pasar a contener a los espacios adyacentes. Ya

que solo de esa manera se puede ser coherente con la pro-

blemática total establecida y apoyarse en las tendencias

más contemporáneas que abordan el tema interviniendo

áreas limítrofes.

En el caso del lindero en necesario incorporar el espacio de

retiro de frente y calle, los cuales se han visto aislados por

medio de la barrera que crece entre ellos. Esta situación ha

traído como consecuencia que los retiros se han convertido en espacios intersti-

ciales abandonados o sin uso aparente (Fig. 090), y la calle ha resultado anulada

al desconectarse de las actividades presentes en los edificios (Fig. 091). Así, calle y

retiro, como los dos afectados directamente por el lindero, deben ser envueltos en

la comprensión de este límite entre espacio público y espacio privado; es por eso

que serán los puntos analizados en los capítulos siguientes.

Los linderos serán siempre necesarios, el asunto es reconocerlos no como el fin sino

el intermedio, el punto de relación. Sus diferenciales planteados entre un espacio

y otro deben existir, condición que forma parte de la valorización de cada lugar. El

asunto está en reconocer los niveles y tipos de diálogo que se deben aprovechar.

Fig.

090

. Situ

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Fig.

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.

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1 2 9

El retiro como espacio intersticial

El espacio de retiro entra al trabajo como la adyacencia interna del lindero, pero

se configura como un tema en sí mismo con particularidades que lo han conver-

tido en una interrogante para la ciudad. Son precisamente esas particularidades

las que se buscan desentrañar a través de este capítulo que se divide en cuatro

puntos.

El primero, denominado De la Ciudad Jardín a los retiros, busca mostrar a los es-

pacios de retiro como el vestigio de un planteamiento urbano que comprendía

mucho más elementos que fueron dejados de lado. Asimismo intenta detectar

cuales son las características del retiro que se deben conservar y de cuales se

puede prescindir.

El intersticio no hace lugar introduce el concepto de espacio intersticial el cual será

necesario para seguir la perspectiva del autor donde se clasifica a los retiros dentro

de esta condición residual. Posteriormente se muestran sus experiencias sobre es-

pacios intersticiales previas a este trabajo, que además de servir de antecedente

directo y detonante de la investigación, exponen una primera aplicación intuitiva

de algunas de las categorías establecidas en el capítulo anterior.

El retiro, espacio de todos y de nadie pone en evidencia las semejanzas que exis-

ten entre las condiciones actuales de los retiros y las de los llamados espacios in-

tersticiales, haciendo énfasis en la capacidad que han tenido estos para apoyar

la condición de barrera de los linderos.

Por último en El retiro de frente, espacio de la ciudad se hace énfasis en este tipo

de retiro en particular, para identificarlo específicamente como el intermedio entre

la ciudad y la edificación. Adicionalmente se aprovecha el cierre para recoger

algunas reflexiones.

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0 31 3 0

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

De la Ciudad Jardín a los retiros

La ciudad de Caracas existe en una situación de parches inconexos en donde

cada fracción parece poseer lógicas distintas como se pudo observar en la clasi-

ficación de los tejidos estudiados anteriormente. Entendiendo que el espacio de

retiro se hace presente exclusivamente en el “Tejido de Extensión”, se presenta a

continuación una breve revisión de la evolución de las concepciones aplicadas

en este tipo de tejido partiendo desde la “Ciudad Jardín” como un precedente

fundamental. Dicho esfuerzo pretende, además de brindar un marco histórico, de-

finir cuales son las características de los espacios de retiro que deben ser conserva-

das y cuales pueden ser transformadas por medio de su intervención.

“La retícula con dos ejes principales intersectándose, y la gran plaza pública en

la intersección, eran estándar. Esta plaza es clave para todo el asentamiento; su

tamaño regulaba la apariencia de la retícula. Las cuadras que rodeaban la plaza

estaban divididas en cuatro partes (solares) y se asignaban a los líderes colonos”

(Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 115)7. Estas condiciones básicas eran las que

se fundaban los pueblos de las colonias españolas y Caracas no fue la excepción.

Una elección que nace del sentido común, si se tiene en cuenta que las ciudades

de origen de estos viajeros tenían graves problemas de salubridad por pequeñas

calles contorsionadas con difícil drenaje, escasa iluminación y ventilación. Apren-

dizaje que los llevó a implantar un estado de orden extremo, aprovechando que

estas nuevas ciudades no surgirían de la acumulación sino que serían pensadas

desde antes de hacer el primer trazo.

Para Caracas la aplicación de este sistema funcionó bien, al menos al principio,

pero no pasó mucho antes de que la geografía comenzara a dificultar su creci-

miento. Las quebradas fueron el primer obstáculo, obligando a que la ciudad se

extendiera hacia donde le era más fácil, aunque irremediablemente la estructura

reticular se vería alterada.

En cuanto a los límites internos entre los espacios públicos y privados, estos solían

ser sumamente claros, representados por un muro de cal o de tierra que llegaba

al borde del solar donde las edificaciones solían vivir hacia adentro, hacia el patio.

La separación con el exterior era evidente y quedaba poco lugar para valores

intermedios.

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1 3 1De la Ciudad Jardín a los ret i ros

La siguiente fuerza modeladora de la ciudad, precedente del tejido de extensión,

nace a finales del siglo XIX con publicaciones como la de “Ebenezer Howard –el

libro del mañana de 1898– Un Camino Pacifico a la Reforma Social, re-titulado

en la segunda edición de 1902 como Ciudades Jardín del Mañana” (Kostoff, The

city shaped, 1993, pág. 75)8. Aquí Howard propone, después de haber vivido la

agresiva competencia por el centro de las ciudades de Londres y Boston, núcleos

urbanos autosuficientes con agricultura e industrias, cuya extensión estaría contro-

lada por un cinturón verde. Anunciaba tener todas las ventajas del campo y de la

ciudad en un solo sitio. Lo que diferenciaba las ideas de Howard de otras iniciativas

semejantes de la época es que su propuesta no dependía de una ciudad matriz.

Los primeros en aplicar sus ideas fueron Raymond Urwin y Barry Parker, los respon-

sables del lenguaje de calles curvas y calles ciegas que relacionamos con este

tipo de ocupación. La primera ciudad jardín denominada Letchworth, al norte de

Londres, tenía una densidad mucho mayor a la permitida actualmente para legis-

laciones semejantes de casas aisladas. De cualquier manera aunque las primeras

intervenciones mantuvieron el espíritu de Letchworth, pronto las casas comenza-

ron a cambiar por edificios de tres y cuatro plantas.

“La principal invención desde mi punto de vista era la Independencia del edificio

del borde de la calle. El sistema que dividía el territorio en cuadras fue rechazado.

Las casas giraron sobre su parcela, para atrapar el sol y la vista. Las cuadras eran

irregulares, y las casas se agruparon alrededor de calles ciegas, frecuentemente

en forma de T” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 76)9. Se pueden reconocer en

este formato un punto positivo y uno negativo asociado al problema planteado en

este trabajo: la operación de separar la edificación del borde de la calle permitió

fachadas más abiertas y espacios verdes particulares; mientras que su disposición

en calles ciegas impulsó el aislamiento que hoy afecta a este tipo de agrupacio-

nes netamente residenciales.

La ideología de la Ciudad Jardín se transmitió luego a los Estados Unidos aunque

fue difícil de asimilar, ya que se manejaban ciertas fórmulas de propiedad comu-

nitaria que eran percibidas como amenazas provenientes de sistemas socialistas

o comunistas. Por otro lado, también les resultada difícil pensar en desarrollos ur-

banos que no se centraran en el tráfico vehicular encontrándose en plenos años

veinte, por lo que los norteamericanos adaptaron este urbanismo a sus propias

ideas. El cinturón verde y la independencia de usos fueron obviadas, el formato

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0 31 3 2

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

más próximo se convirtió en suburbios que se alimentaban

de la ciudad, de sus recursos, servicios, fuentes de trabajo,

etc. Los cuales después de la Segunda Guerra Mundial, a fal-

ta de controles, derivaron en intervenciones completamente

independientes entre sí.

Impulsados por intereses económicos, los parques, plazas y

cualquier intervención del espacio público era vista como

una pérdida de dinero, “cuando exista la posibilidad de ha-

cer dinero de la tierra urbanizada, los reclamos por el bien

común serán puestos de lado” (Kostoff, The city shaped, 1993,

pág. 121)10. Situación por la cual muchos de los formatos de

urbanización carecen de espacios de reunión (Fig. 092), lo que se ha convertido

en una de las principales debilidades también de nuestra ciudad, donde uno de

los vacíos más importantes que pudieran pasar a formar parte de la estructura de

espacios públicos es precisamente el retiro.

Tramas urbanas de este tipo se hicieron cada vez más populares en los Estados

Unidos, alcanzando un formato donde las ciudades requerían de una alta utiliza-

ción del automóvil, a diferencia de los formatos europeos más compactos y de

usos mixtos, los cuales se podían ver apoyados por medios de transporte públicos,

las bicicletas y los peatones. Fue esta forma de suburbio norteamericano la que

se importó a nuestras latitudes, como ha sucedido en otros momentos históricos e

inclusive sigue sucediendo. “Marx decía: «La comedia es una tragedia que suce-

de dos veces». Según esta «máxima», casi todo en Caracas es comedia, porque

en esta ciudad lo construido ocurre, cada vez con más descaro, como tercera

versión de algún mito ajeno y distante.” (Vegas, 2007, p. 47). Por lo tanto resulta

necesario ajustar los modelos importados a nuestras particularidades, no puede ser

sencillamente una copia. La propia geografía de la capital venezolana ha forzado

un formato más denso que inclusive nos coloca en un valor intermedio entre el mo-

delo europeo y norteamericano en donde la utilización de medios de transporte

alternativos es perfectamente posible.

El lindero y espacio de retiro podrían convertirse precisamente en los protagonistas

de esos medios de transporte alternativos ya que conforman una red casi continua

que se extiende a lo largo de la ciudad. Adicionalmente, en la interacción con

las edificaciones, estos desplazamientos podrían llegar a ser algo más que eso, es

Fig.

092

. Des

arro

llo p

erifé

rico

que

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as

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EEUU

.

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1 3 3De la Ciudad Jardín a los ret i ros

decir, dejar de ver el movimiento como una pérdida de tiempo para entenderse

como un recorrido en el cual la interacción con un conjunto de actividades permi-

te completar los movimientos obligatorios o de esparcimiento del día a día.

Independientemente de estas posibilidades, el modelo norteamericano se convir-

tió en la norma para la urbanización caraqueña desde el 1900 cuando se cruza

el río Guaire y se establece la urbanización de El Paraíso. “Las ostentosas nuevas

quintas, de estilos rebuscados, vinieron a sustituir a las anteriores casas coloniales.”

(González, 2005, pág. 89). Se inicia un cambio de la congregación a la disgrega-

ción, tanto a escala urbana con el cambio de densidad y tipos de ocupación,

como a escala arquitectónica cuando el vacío pasa de estar en el centro como

espacio de reunión para llevarlo al perímetro como margen de aislamiento.

Desde los inicios de esta disposición, y hasta la actualidad, el que conocemos

como retiro de frente presentaba poca o ninguna actividad, materializando la

separación entre la edificación y la ciudad. Las actividades protagonizadas por los

habitantes de una parcela se dan en el retiro posterior donde se siente una mayor

intimidad. Lo que refuerza la posibilidad de contar con el retiro de frente como

un espacio intermedio entre lo público y lo privado en lugar de pensarse como el

desahogo individualizado de las edificaciones.

El abandono del retiro de frente aumentó cuando las viviendas unifamiliares se

convirtieron en edificaciones de varios pisos, desconectando estos espacios de la

mayoría de sus propietarios. Aunque la organización vertical coloca más habitan-

tes por metro cuadrado, irónicamente intensifica su disgregación; efecto explica-

do por Federico Vegas cuando comenta: “Para describir el tope de la pirámide re-

visemos un lujoso conjunto en Sebucán, al borde del Ávila; se trata de cinco torres

donde viven unas cien familias. Esta agrupación de nietos equivale a unas cuatro

cuadras de la ciudad donde antes vivían los abuelos de quienes heredaron, o a un

pequeño pueblo con reina de carnaval, cura los domingos, equipo de bolas crio-

llas, fantasma, bar, bodega y una sola puta. Tanto la opción del poblado como las

cuadras de ciudad tiene una urdimbre de contactos e instituciones más arraigada

y múltiple que las torres de Sebucán” (Vegas, 2007, págs. 92, 93).

Disponer viviendas en forma vertical inmediatamente las desconecta de la calle,

por lo tanto debilita de una manera u otra su relación con la ciudad. Si esta condi-

ción se suma a unas edificaciones en estado de aislamiento, el efecto se intensifica

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0 31 3 4

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

exponencialmente. Es por eso que las edificaciones de varios pisos requieren de

una planta baja que dialogue con el espacio público para fomentar los lazos entre

sus habitantes y la ciudad en que viven. Parque Central sirve de ejemplo al mostrar

un gran desarrollo vertical acompañado de espacios colectivos que a su vez están

estrechamente relacionados con lógicas metropolitanas.

En resumidas cuentas, muchas de las características que presenta actualmente el

tejido de extensión están asociadas a los primeros planteamientos de la Ciudad

Jardín, donde resaltan las calles sin salida y obviamente el espacio de retiro. Su

aplicación estaba asociada a otros factores que referían a un funcionamiento en

conjunto, una comunidad autosuficiente y de crecimiento controlado. De esta for-

ma, cuando el formato de Ciudad Jardín se ve debilitado a través de las diversas

adaptaciones, el retiro pasa a ser solo un vestigio del diseño urbano que se había

planteado.

Actualmente este espacio requiere ser objeto de una reflexión que tenga en cuen-

ta dos consecuencias fundamentales: por un lado, poseen la debilidad de acen-

tuar la separación entre la edificación y la ciudad; por el otro, la conservación de

estos márgenes garantiza edificaciones aisladas que se nutren de una iluminación

y ventilación natural que no sería posible por ningún medio mecánico. Por lo tanto,

cualquier exploración sobre el espacio de retiro debe abogar por la conservación

del vacío mientras se fomentan interacciones entre la edificación y la calle.

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1 3 5El interst ic io no hace lugar

El intersticio no hace lugar

Desde el planteamiento de esta investigación se establecía que el retiro presenta-

ba características intersticiales, lo que en cierta manera se ha podido entrever en

el punto anterior. Ahora, para profundizar en este tema, se aborda a continuación

una breve explicación de lo que significa un espacio intersticial y así comprobar

más adelante si sus características son aplicables al retiro.

Posteriormente se presenta una breve revisión de las experiencias del autor sobre

espacios intersticiales previas a este trabajo. Principalmente porque fueron deto-

nantes y antecedentes directos de la investigación, pero adicionalmente porque

pueden brindar pistas sobre como podrían ser intervenidos los espacios de retiro,

asociado a su condición de intermedio y a las reflexiones del capítulo anterior.

En las últimas décadas se han identificado algunos fragmentos dentro de la ciu-

dad que han sido de difícil integración, quedando marginados o en una suerte de

abandono como los lechos de las quebradas y las áreas de pendientes pronuncia-

das. Otros son producto de las propias lógicas que pretenden dar coherencia a la

ciudad como autopistas e islas vehiculares. Espacios de este tipo suelen recibir la

denominación de intersticiales (Fig. 093).

Intersticio: (Del lat. interstitĭum) Hendidura o espacio, por lo

común pequeño, que media entre dos cuerpos o entre dos

partes de un mismo cuerpo. Intervalo (espacio o distancia

entre dos tiempos o dos lugares). (DRAE)

Un término traído de las ciencias médicas que ha encontra-

do su lugar en la arquitectura para designar espacios que

por sus características suelen resultar de difícil ocupación.

Dichos espacios han sido definidos por Cristina Von der He-

yde como: “Territorios que carecen del elemento simbólico,

carentes de la noción de lugar. Espacios donde su morfo-

logía es producto del residuo. Territorios que establecen in-

certidumbre en el sujeto que los recorre. Territorios en donde

la trama urbana de ciudad crea discontinuidades. Espa-

cios residuales, indefinidos, tienen a ser anárquicos, pueden

ser ocupados desde lo anárquico” (Von der Heyde, 2007).

Fig.

093

. Eje

mpl

o d

e es

paci

os in

ters

ticia

les.

1- V

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arac

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arac

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0 31 3 6

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

Como se puede observar, el intersticio no necesariamente se mantiene vacío, ya

que este puede ser intervenido generalmente de manera anárquica por la propia

dificultad de verse ocupado por medios formales.

Se pueden empezar a reconocer algunas características presentes en los espacios

de retiro, pero adicional y complementariamente llama la atención en esta defini-

ción que los términos de territorio y espacio son utilizados como sinónimos, mientras

que el de lugar se mantiene como un opuesto. Es decir, un espacio intersticial no

puede convertirse en un lugar.

Para aclarar esta disyuntiva y complementar la referencia a los espacios intersticia-

les, se presentan a continuación las definiciones de espacio y lugar:

Espacio: (Del lat. spatĭum). Extensión que contiene toda la materia existente. Parte

que ocupa cada objeto sensible. Capacidad de terreno, sitio o lugar. Distancia

entre dos cuerpos. Separación entre las líneas o entre letras o palabras de una

misma línea de un texto impreso (DRAE). Spatium tiene significado de intervalo,

tiempo, extensión, período, término, duración, distancia, área.

Lugar: (Del lat. locus). Espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo

cualquiera. Sitio o paraje. Ciudad, villa o aldea. Población pequeña, menor que

villa y mayor que aldea. Pasaje, texto, autoridad o sentencia; expresión o conjunto

de expresiones de un autor, o de un libro escrito. Tiempo, ocasión, oportunidad

(DRAE). Locus tiene significado de territorio, localidad, vecindario, región.

El espacio es el contenedor, aquel que brinda la extensión a ser ocupada. El es-

pacio hace referencia al hecho físico, al vacío donde se ubica la materia. En la

arquitectura podría entenderse como el escenario donde se desarrolla la vida de

los habitantes. Tomando el término escenario como un fondo que por sí mismo no

construye la obra y que debe ser ocupado para activarse. Cuando se produce

dicha activación se pasa más allá del simple contener para acercarnos al ocupar.

Cualquier objeto puede ser contenido, mientras que ocupar significa literalmente

tomar posesión, hacer propio.

Cada individuo aprecia y hace suyo un determinado espacio de una manera dis-

tinta, bañado por sus propias experiencias, por su propio ser. A través de esta ocu-

pación es que pasamos de conceptos más abstractos presentes en la definición

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1 3 7El interst ic io no hace lugar

de espacio como: período, intervalo y extensión; a otros asociados al habitantes

que se pueden leer en el concepto de lugar: localidad, población, ciudad, vecin-

dario, casa, cuarto. Es el habitante quien cambia dicha connotación dotando a

los espacios de significados y cristalizando así lugares.

Cualquier sitio es primero espacio y si es utilizado y apropiado por la gente, se con-

vierte en un lugar. La denominación de intersticio y lugar son por tanto incompati-

bles. Es así como el espacio que permanece anónimo puede llegar a convertirse

en intersticial, y por esa misma razón se habla de espacios intersticiales y no de

lugares intersticiales.

Para evitar que los espacios de retiro adquirieran condiciones intersticiales es ne-

cesario transformarlos en lugares ocupados por sus habitantes. Para lograrlo se re-

quiere, en primer lugar, evitar las características típicas de los intersticios plantea-

das anteriormente: condiciones residuales, desconexión de la trama urbana y las

intervenciones anárquicas. En segundo lugar se debería pensar en algún tipo de

ocupación, que de ninguna forma significa densificarlos o multiplicar la superficie,

ya que como se hizo evidente en el punto anterior, el mayor beneficio que brindan

los retiros es la iluminación y ventilación natural.

Se muestran a continuación las experiencias sobre espacio intersticiales del autor

durante el último ciclo de la carrera de arquitectura, bajo la tutoría de la profesora

Cristina Van Der Heyde. Dichas exploraciones detonaron el inicio de esta línea de

investigación, y atestiguan algunas exploraciones con respecto a espacios resi-

duales que podrían dar pistas sobre como intervenir en las áreas relacionadas con

el retiro.

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0 31 3 8

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

Antecedente #1 – reforma de islas vehiculares; plaza aérea:

La primera intervención afecta un conjunto de espacios in-

tersticiales, conformados por islas vehiculares resultantes del

cruce entre la Avenida Los Ilustres, el túnel de la Avenida Vic-

toria que pasa por debajo, y otras calles que forman ángulos

no ortogonales. Además de una parcela que ha quedado

inutilizable debido a su pequeña dimensión en la cual no se

puede intervenir manteniendo los espacios de retiro corres-

pondientes (Fig. 094).

El proyecto aprovecha actividades presentes en el lugar,

como el mercado ocasional y la parada de autobús, a las

que se formaliza a través de la obra arquitectónica; aña-

diendo un pequeño café y baños públicos. Elementos en tor-

no a los cuales se construye un hito urbano para este impor-

tante cruce de vías, visible desde varios puntos de la zona y

en diálogo con la Iglesia San Pedro a trescientos metros del

lugar (Fig. 095).

La operación más resaltante es la construcción de un nuevo

espacio público a través de la operación que se ha definido

como sobrepasar, permitiendo enlazar físicamente espacios

que se encontraban desconectados; superando así los lími-

tes impuestos por la topografía y los pasos vehiculares.

Fig.

094

. Situ

ació

n ex

isten

te #

1.Fi

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95. P

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#1.

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1 3 9El interst ic io no hace lugar

Antecedente #2 – edificios de apoyo a la comunidad sobre

estaciones de metro:

Para esta propuesta se seleccionan las áreas en torno y so-

bre dos de las salidas de Metro de la estación de Ciudad

Universitaria que presentan menor actividad, donde las jar-

dineras y los pavimentos inconclusos conforman el acceso

(Fig. 096).

Se propusieron dos edificaciones, una en la salida adyacen-

te a la Universidad Central con un programa de pasantías

que involucran a la ciudad y la universidad, produciendo

vínculos a manera fronteras programáticas que fomentan

relaciones que van más allá de la conexión física. La otra en

la salida frente a la Plaza Las Tres Gracias para trasladar a

la Asociación de Vecinos de los Chaguaramos que actual-

mente se encuentra en las adyacencias del Río Guaire en

un terreno insalubre y de alto riesgo (Fig. 097).

Los resultados muestran como las barreras se quiebran para

facilitar el flujo y fomentar la condición de espacio público.

Por otro lado, se puede reconocer una configuración de

frontera sensorial, que permite asociar los dos edificios de

la propuesta aunque no están directamente conectados,

gracias a su disposición y forma.

Fig.

096

. Situ

ació

n ex

isten

te #

2.Fi

g. 0

97. P

ropu

esta

#2.

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0 31 4 0

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

Antecedente #3 – corredor habitable en el límite entre la UCV y Los Ilustres:

Para el planteamiento del trabajo final de carrera, el tema del límite se hace pre-

sente con más fuerza, seleccionando como caso de estudio los bordes de la UCV

con especial énfasis en el contacto con el Paseo Los Ilustres el cual se define úni-

camente por una reja. Dos realidades adyacentes que se dan la espalda ignorán-

dose mutuamente.

El lindero se toma como el límite a intervenir, incorporando los espacios adyacen-

tes que carecen de una solución arquitectónica pertinente. Aunque se mantiene

la relación visual, de cualquier otra forma se anulan ambos mundos mientras se

ven afectados por la incertidumbre de dicho borde. Canchas, edificaciones, áreas

verdes, paradas de autobús, buhoneros, estaciones de metro, plazas y puertas;

todo conviviendo como una sumatoria de factores inconexos. Haciendo evidente

que el tratamiento del límite y sus relaciones abarca a los espacios y actividades

adyacentes, no solo aquella reja (Fig. 098).

Al interpretar este conjunto de variables se propone un corredor cubierto que se

encuentra en estrecha relación formal y espacial con aquellos presentes dentro de

la ciudad universitaria, pero que posee dos niveles asociados a dos velocidades:

quien va de paso a nivel del suelo y quien sube a servirse de todas las actividades

presentes en el recorrido. Reformulando este espacio que

varía a lo largo de su trazado respondiendo a las actividades

presentes previo a la intervención (Fig. 099).

De esta propuesta, y rumbo a las reflexiones que darían lugar

al presente trabajo, resalta una pieza de gradería para ver

los partidos que se desarrollan en las canchas de la universi-

dad. Estructura a la que se le accede desde la calle de for-

ma totalmente pública hacia su nivel superior estableciendo

un importante umbral sensorial, pero manteniendo a su vez

la separación espacial y programática (Fig. 100).

En síntesis, estas primeras exploraciones impulsaron sin duda

la reflexión sobre el límite y su estrecha relación con los es-

pacios adyacentes. Además, en las propuestas, se ha po-

dido observar lo que fue una primera aplicación intuitiva

Fig.

098

. Situ

ació

n ex

isten

te #

3.

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1 4 1El interst ic io no hace lugar

de algunas de las categorías establecidas en este trabajo,

formuladas a través de espacios y formas netamente arqui-

tectónicas. Por otro lado, permiten también vincular más es-

trechamente las condiciones de límite con las intersticiales,

es decir, los ejemplos que aquí se han abordado evidencian

que puede existir una estrecha relación entre los espacios li-

mítrofes y aquellos que presentan condiciones residuales. Si-

tuación que se debe fundamentalmente al estado de mar-

ginalidad que se vive en torno al límite. Como se pudo ver en

el capítulo anterior, el entender el límite como un fin tiende a

hacer que las circunstancias no deseadas sean empujadas

hacia él, y al mismo tiempo que sus áreas adyacentes ven

debilitado su valor.

Finalmente, y retomando el punto inicial de este subcapítu-

lo, se puede recordar que los espacios intersticiales poseen

generalmente características residuales, anárquicas y que

representan además discontinuidades en la ciudad; dificul-

tando su ocupación. Por lo tanto las intervenciones arqui-

tectónicas sobre este tipo de espacios deben oponerse a

estas dificultades. Asociado al tema del límite, esto se tra-

duce en proponer condiciones espaciales, programáticas y

sensoriales que fomenten las relaciones a través de él.

Fig.

100

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Fig.

099

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es.

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0 31 4 2

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

El retiro, espacio de todos y de nadie

Una vez entendidas las características de los espacios intersticiales, a continuación

se presenta una comparación con aquellas del retiro. Con el fin de demostrar que

muchas de las particularidades que muestra el retiro actualmente lo colocan en

circunstancias residuales que fomentan la desconexión y su ocupación anárquica.

En la aproximación al retiro y su designación como espacio intersticial, es necesa-

rio situarse en el “tejido de extensión” siendo el único que dispone de este tipo de

espacio. Recordando la definición se lee lo siguiente: “Áreas de crecimiento por

extensión: en este caso se encuentran todas las áreas que han ido aumentando el

perímetro urbano [...]. Después de los años cuarenta el crecimiento por extensión

de nuestra ciudades incorporó predominantemente el esquema de la urbaniza-

ción, aislada de la trama tradicional, las manzanas no son cerradas y las vías no

necesariamente son trazadas continuando las viejas calles” (Marcano, 1994). A

través de esta tipología de ocupación de la ciudad se construye una red de espa-

cios de retiro que ocupan un porcentaje importante del territorio y son de natura-

leza privada o semiprivada.

El retiro precisamente hace referencia a la acción de retirarse, retirarse del borde,

condición que produce edificios aislados que mejoran su ventilación e iluminación.

No obstante las visuales hacia los retiros laterales o de fondo suelen ser menospre-

ciadas por la proximidad de los demás edificios, aunque la distancia entre ellos

puede ser igual o mayor a la brindada por la calle. Este borde permite también

ciertas libertades formales difíciles de lograr en la disposición de edificaciones pa-

readas y es además una estructura preventiva de la propagación de incendios y

derrumbes en cadena en caso de terremotos u otros desastres.

El vacío en torno a las edificaciones es también el nuevo contacto al cielo, ya que

ahora la vivienda ocupa el espacio central y el vacío construido por el patio ha

sido desplazado al perímetro. Este borde suele aprovecharse cuando las casas

presentan espacios internos que viven hacia él, sin embargo es muy distinto a los

patios que permitían la convivencia en un solo lugar y eran en muchos casos el

punto de reunión. Ahora este anillo es más difícil de asir, generalmente desde el

interior no se puede abrir a más de dos retiros a la vez, mientras que frente a ellos

crece el muro de lindero en lugar de la otra sección de la casa (Fig. 101).

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1 4 3El ret i ro, espacio de todos y de nadie

Cuando la vivienda es multifamiliar de varios pisos la situa-

ción cambia nuevamente, ya que uno solo de sus niveles tie-

ne posibilidades de abrir hacia el retiro. Los pisos superiores

solo pueden asomarse y, teniendo en cuenta que las vivien-

das no suelen construirse en la planta baja, los espacios más

cercanos a los retiros son las áreas comunes y de servicio. En

otras palabras, el retiro en estas circunstancias pertenece

a muchos pero no es del disfrute directo de nadie, lo que

comienza a brindarles características de espacio anónimo

si se le suma que los espacios comunes suelen ver actividad

eventualmente. En el caso de edificaciones no residenciales,

los retiros terminan generalmente siendo estacionamientos o

depósitos. Solamente el retiro de frente puede tener un final

distinto, ya que a veces se condiciona como espacio de

transición. Sin embargo cuando son ocupados suele ser de

forma anárquica, ya que las ordenanzas no lo permiten, so-

bre todo retiros laterales y de fondo que se consideran propi-

cios para la construcción de un garaje o un local comercial.

Cualquiera de estos anexos termina en espacios de forma

alargada que ventilan por una sola fachada (Fig. 102).

Dentro de estas circunstancias intersticiales resalta la condición de barrera adop-

tada por el retiro de frente, produciendo un distanciamiento entre dos realidades

que no parecen estar dispuestas a dialogar. Se favorece así su estado intersticial,

ya que ni constituye en sí mismo un lugar ni se convierte en un verdadero interme-

dio. Para graficar el traspaso de la calle al edificio se puede hablar de una percep-

ción que en lugar de ir de (A) la ciudad a (B) el espacio de retiro a (C) el edificio,

esta se aproxima más a pasar de (A) la ciudad a (C) el edificio (Fig. 103).

El retiro se reconoce entonces como un vacío, pero un vacío en la memoria, pasar

por un puente que no podemos recordar. Dicha circunstancia deja en evidencia

la carencia de significado de este espacio, consecuencia de la incertidumbre que

presenta para los proyectistas y habitantes. Asimismo las edificaciones viven hacia

adentro dejando al retiro en una doble negación, atrás de la ciudad y atrás del

edificio (Fig. 104).

Una doble negación en donde nadie lo ve, nadie lo vive y se propicia su abando-

Fig.

101

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0 31 4 4

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

no. Aunque sean espacios privados, el anonimato que han

adquirido y lo alejado que están de la vida de los edificios los

ha trasladado a un estado incierto de pertenencia.

Estrechando este punto con el capítulo anterior, el retiro se

materializa como lo que está más allá, después del límite, un

espacio al que la ciudad no alcanza.

En la situación actual lindero y retiro trabajan en conjunto

en el fortalecimiento de una barrera que separa contun-

dentemente el espacio público del privado. Se suman con-

formando un recuerdo medieval de muralla elevada y fosa

hundida (Fig. 105) para creer que la ciudad no nos afecta,

para pensar que nos alejamos de sus problemas y que no

tenemos nada que ver con lo que le sucede; cuando en

realidad propiciamos su estado de abandono e índices de

inseguridad.

Dicho en pocas palabras, aunque los espacios de retiro son

concebidos formalmente desde la ordenanza, actualmente

Fig.

102

. Situ

ació

n ac

tual

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los

retir

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en la

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1 4 5El ret i ro, espacio de todos y de nadie

presentan condiciones residuales, acentúan la separación

existente y suelen ser intervenidos de forma anárquica, es

decir, características propias de los espacios intersticiales.

Así el espacio de retiro debe convertirse en objeto de re-

flexión, donde tomar en cuenta dos puntos importantes que

se han podido evidenciar hasta ahora: por un lado, el retiro

como margen vacío de propiedad privada suele terminar

en un estado residual y de abandono; mientras que por el

otro lado, representa uno de los vacíos más importantes de

una ciudad que carece de espacio público. Por lo tanto,

este podría aprovechar su condición de intermedio para

constituir un ámbito de encuentro y relación, donde se pue-

dan plantear gradientes de interacción entre el ámbito pú-

blico y privado. Ser la plataforma en donde los usos de la

edificación se extiendan y la calle pueda ampliar sus espa-

cios peatonales actualmente oprimidos.

Fig.

104

. Esq

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a qu

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Fig.

105

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0 31 4 6

E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l

El retiro de frente, espacio de la ciudad

Luego de comprender la situación actual que acontece sobre el espacio de re-

tiro, se presenta esta sección dedicada a sintetizar algunas particularidades del

retiro de frente. Donde además se aprovecha la oportunidad para condensar las

reflexiones alcanzadas hasta ahora.

Los retiros se dividen en retiros de frente, laterales y de fondo. Clasificación en la

que se puede observar que los laterales y de fondo presentan una separación

entre parcelas, mientras que el retiro de frente resalta por su condición única de

hacerle frente a la ciudad (Fig. 106).

Gracias a su proximidad a la calle, los retiros de frente suelen tener las mayores pro-

hibiciones de construcción y ser los más estrictos en cuanto a su utilización, prohi-

biendo inclusive cualquier tipo de sótano o tanque enterrado; debido a que estos

márgenes son reservados por la ciudad para poder dilatar sus espacios públicos

en caso de ser necesario.

Lo delicado de esta medida es que pudiera utilizarse para ensanchar la calzada,

lo que probablemente ayudaría poco a los problemas de tráfico de la ciudad,

e inclusive podría atraer aún más gente deseosa de trasladarse en automóvil en

lugar de buscar otras alternativas. Sería además una medida incoherente cuando

las ciudades contemporáneas apuntan, cada vez con más fuerza, a la creación

de medios de transporte más eficientes y sustentables. La posible extensión de los

espacios públicos en apoyo al vehículo automotor es sin duda perder una oportu-

nidad única en su tipo dentro de la ciudad como lo es el retiro.

De cualquier manera lo que llama la atención es que el reti-

ro de frente está pensado para ser incorporado a la ciudad,

por lo tanto su condición de propiedad privada es transito-

ria. Si se suma esta circunstancia a la condición intersticial

que lo abraza y la fuerte brecha que se ha establecido con

la ciudad a través de este vacío; el momento de que sea

intervenido parece haber llegado (Fig. 107).

De igual forma la ocupación por construcción o densifica-

ción es también inviable. En primer lugar, porque la ciudad

Fig.

106

. Esq

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a qu

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pres

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1 4 7El ret i ro de frente, espacio de la ciudad

Fig.

107

. Im

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e un

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ext

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er á

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peat

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.

no está preparada para absorber esta masificación, y en segundo, por el gran dé-

ficit de espacio público. El planteamiento de este trabajo propone darle un mejor

uso al vacío existente sin generar más superficie.

Resumiendo las reflexiones, los espacios de retiro de la Caracas actual suelen con-

vertirse en intersticiales, lo que los convierte en grandes territorios subutilizados y

anárquicos inmersos en el corazón del tejido urbano. Dentro de esta condición re-

salta el retiro de frente, porque junto al lindero materializan una barrera que obstru-

ye las relaciones entre la ciudad y la edificación. Por lo tanto es necesario explorar

vías para cambiar esta condición.

El retiro de frente además tiene la particularidad de ser un reservorio de espacio

para la ciudad, y sumado a la necesidad que tiene esta por espacio público, pa-

rece evidente que podría convertirse en unos de los principales medios para saldar

esa deuda. Adicionalmente, cualquier intervención debe fomentar la conserva-

ción del vacío como garantía de la iluminación y ventilación natural a la vez que

formaliza esta franja como un intermedio; de manera de incorporar situaciones

que le sean atractivas a ambos lados del límite.

Las actividades que podrían activar estas relaciones pueden surgir de las propias

particularidades de cada sector, como se pudo observar en las intervenciones de

espacios intersticiales precedentes. Esto sin olvidar que el comercio es una de las

principales herramientas para fomentar el intercambio y el interés mutuo. Siguien-

do en el tema de los usos, y teniendo en cuenta la red que tejen estos espacios en

la ciudad, otro elemento a considerar son los medios de transporte, comentados

también en el capítulo anterior, podrían considerar alternativas como la bicicleta

o el tranvía para acompañar el desplazamiento a pie.

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0 31 4 8

B u s c a n d o l a c a l l e

Por último, y relacionando los puntos sintetizados hasta ahora en el trabajo, se re-

conoce que el lindero y retiro de frente son un punto álgido dentro de la trama

urbana. La intención de incentivar su condición de intermedio parece asociarse

con los planteamientos del Movimiento Moderno sobre el espacio fluido, pero su

aplicación en el ámbito urbano espera no caer en esa suerte de anonimato en

el que parecen encontrarse muchos de los espacios públicos producto esta eta-

pa del pensamiento arquitectónico, sino que busca explotar estrechas relaciones

con los edificios en virtud de garantizar su activación. También la escala de inter-

vención propuesta plantea aprovechar las particularidades de cada sector e ir

construyendo lugares en la medida en la que se materialicen las oportunidades.

En este sentido las gradientes de lo público parecen ser un paso fundamental para

mejorar la relación entre la edificación y la ciudad, mientras que el retiro el lugar

de ser un problema, representa una de esas grandes oportunidades.

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1 4 9

Buscando la calle

Luego de establecer las causas y consecuencias que rodean a la problemática del

lindero, se ha podido determinar que no son solo intrínsecas de él sino que afectan

a los espacios adyacentes. A partir de ahí se abordó el retiro de frente como el

margen interno de la división entre espacio público y privado. Así que ahora toca

el turno de reflexionar sobre el margen externo que, a diferencia del retiro, no re-

presenta intereses particulares sino colectivos, la calle. Completando así la tríada

de componentes centrales que integran el problema de esta investigación.

El primer punto se denomina La calle como plataforma de flujos y actividades, y

en él se abordan dos temas centrales, la virtud de mantener el espacio público

al nivel de la calle y la necesidad por propiciar medios de transporte diferentes al

automóvil.

Luego en Diversificación de la calle se estudian los conceptos de calle, avenida,

bulevar y el más reciente de calle completa; los cuales se relacionan para extraer

características que puedan ser incorporadas a la vía pública en virtud de hacerla

más atractiva para las edificaciones.

Para cerrar el marco teórico, se comentan Algunas particularidades de la acera

caraqueña en donde se podrá observar como esta ha tenido que absorber de

manera casi accidental una gran cantidad de usos para la que no fue pensada y

que han ido en detrimento del flujo peatonal. Posteriormente se concluye con una

breve recopilación de los puntos más importantes de este capítulo.

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0 31 5 0

B u s c a n d o l a c a l l e

La calle como plataforma de flujos y actividades

Se inicia el presente capítulo construyendo un marco general sobre la calle como

tema, en el cual se hace un llamado a ciertos momentos del pasado para abordar

dos puntos particulares: la tendencia a sectorizar la calle y la confrontación entre

el tráfico automotor y el peatón. Estas reflexiones permitirán exponer la directriz de

este trabajo que fomenta el uso peatonal de la calle y la incorporación a ella de

actividades que motoricen su ocupación, haciéndola más atractiva para el sector

privado e impulsando así que este se abra para consolidar relaciones.

La primera disyuntiva se refiere a la mezcla o separación de los usos y flujos de

la calle. Situación que en términos generales parece plantear dos horizontes: pri-

mero, la ocupación espontánea de las calles parece proponer un cúmulo de si-

tuaciones que precisamente carecen de orden, las cuales suelen acumular gran

diversidad; segundo, cuando la calle es planificada la tendencia parece ser por

señalar ordenadamente en ella la disposición de cada una de las actividades.

Irónicamente la experiencia personal atestigua que aquellas calles donde la mez-

cla de situaciones es mayor suelen ser las más activas, esto precisamente por una

razón lógica, mientras mayor número de oportunidades existan, más gente tendrá

o querrá ir a ese lugar.

Uno de los espacios que se han intentado activar paralelamente a la calle, es el

centro de manzana. Cuando se plantean espacios como estos, lo más importante

es garantizar su firme conexión con los flujos de la ciudad, ya que en la medida en

que puedan cerrarse dejarán de ser un eslabón de la cadena pública para pasar

a ser el patio de unos pocos. Esta situación se puede evidenciar en un tema ya

comentado anteriormente que tiene que ver el con cierre de las calles.

En este sentido Londres siembra nuevamente un precedente interesante: “Obs-

trucciones de tráfico en forma de puertas y barras fueron introducidas en West

End en Londers en el siglo XVIII. El objetivo era prevenir que las calles de propiedad

privada alineadas con elegantes casas Georgianas fueron utilizadas como lugares

de paso” (Kostoff, The city assembled, 1999, pág. 93)11. Tendencias por controlar el

paso como estas se pueden contrastar con otras que parecen ser menos dañinas

para las dinámicas urbanas, como por ejemplo los filtros sobre los centros históricos

de las ciudades para reducir el tráfico automotor y así colaborar con su conserva-

ción. La bondad que tienen este tipo de controles es que a diferencia de los de

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1 5 1La cal le como plataforma de f lu jos y act iv idades

West End, mantienen el carácter público de los espacios, es decir, la regulación se

establece sobre las cosas y no sobre la gente; permitiendo que cualquiera pueda

circular y disfrutar de estos espacios.

El cierre de calles para controlar el paso de las personas, se incrementa en situa-

ciones de alta inseguridad como sucede actualmente en Caracas. Inicialmente

representados por situaciones puntuales de pequeñas calles ciegas, se ha ido ma-

sificando y extendiendo al punto de ocupar urbanizaciones enteras. Decisiones

como estas han llegado incluso a cortar vías conectoras que literalmente significan

cambiar el dudoso beneficio de unos pocos por una gran privación para muchos.

Otros intentos de segregación de la calle tienen que ver con la separación por

niveles, principalmente al elevarlos. Desde eventos puntuales como la conexión

de edificios o superación de puntos coyunturales hasta plazas elevadas y pasajes

aéreos. Pero el propio día a día de la ciudad parece anular los espacios de mane-

ra directamente proporcional a su distancia del suelo. Esta condición se enfatiza

cuando son sistemas paralelos como una pasarela, que aunque puede presentar

un escenario más cómodo que pasar por debajo, el solo hecho de tener que subir

ya desanima a muchos.

Propuestas sobre el espacio público que busquen multiplicar su superficie por me-

dio de la vertical, igualmente siguen siendo vigentes. Dos buenos ejemplos son los

trabajos de Alfredo Caraballo y Cristina Von der Heyde quienes proponen ocupar

ciertos puntos del espacio público a través de actividades en múltiples niveles.

Pero, paralelamente, es necesario tener en cuenta que cualquiera de ellas sobre

o bajo el nivel del suelo será siempre más demandante en recursos y esfuerzos que

su equivalente a cota cero.

Por lo tanto, considerando la dificultad de éxito que presentan los espacios públi-

cos estratificados, y la exigencia de recursos con relación a la extensión ocupada

por los límites estudiados en este trabajo, se busca la explotación máxima del nivel

de la calle en lugar de producir cualquier tipo de separación. Alimentando ade-

más sus flujos, actividades, diversidad, etc; para que la apropiación masiva de los

habitantes dificulte su privatización.

Teniendo en cuenta estas observaciones, resulta aún más interesante la posibilidad

de incorporar el retiro a la ecuación, aumentando la superficie y permitiendo así

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0 31 5 2

B u s c a n d o l a c a l l e

mantener la intervención al nivel de la calle. Evitando la construcción de gran-

des estructuras y garantizando que las actividades propuestas estén asociadas a

los canales de flujo. Por lo tanto, las intervenciones a nivel de calle se consideran

prioridad siempre y cuando sean suficientes para solventar y reactivar el espacio

urbano.

El segundo tema de este punto tiene que ver con la intensiva presencia del au-

tomóvil, ya que posee la particularidad de que en la medida en que este es ca-

paz de alcanzar mayores velocidades parece hacerse más incompatible con el

tránsito peatonal. Sobre esta disyuntiva, se introduce la siguiente cita: “Reporte

Buchanan de Inglaterra de 1963, Tráfico en las Ciudades. El reporte reconoció el

vehículo de motor como una invención beneficiosa, y predijo un incremento as-

tronómico en sus números. Pero acomodar este número en una situación ya tensa

podría frustrar la accesibilidad puerta-a-puerta y dañar el espacio urbano –peligro

a los peatones, ansiedad, ruido, contaminación del aire, e intromisión visual serían

probablemente los resultados. ¿La solución? Crear áreas dentro de pueblos y ciu-

dades donde las consideraciones del ambiente peatonal tomen prioridad sobre

el movimiento y estacionamiento de los vehículos” (Kostoff, The city assembled,

1999, pág. 239)12. Como bien se señala en esta profética afirmación, no se trata de

prescindir del vehículo sino de darle al peatón la importancia que se merece. Si la

persona tiene la posibilidad de elegir, irá siempre por la opción que le brinde ma-

yor comodidad y beneficios. Es por eso que desde la planificación urbana hasta el

diseño de la calle se debería fomentar el tráfico a pie como la solución más sana

y sustentable que presentan nuestras ciudades.

Durante el Movimiento Moderno se hicieron varias críticas a las estructuras mixtas

de la calle, ya que en función de las posibilidades de desplazamiento presentadas

por los vehículos, se les pretendía brindar canales de libre flujo, con la menor inte-

rrupción posible. Ideas como estas propiciaron la multiplicación de las autopistas,

donde el peatón no participa. Lo que actualmente ha derivado en un problema

constante en las ciudades contemporáneas, asociado a todos los espacios resi-

duales en torno a estas vías de comunicación y, adicionalmente, la dificultad de

atravesarlas transversalmente ha generado barreras importantes de gran escala.

En Caracas se puede evidenciar en la presencia de la autopista que la recorre de

este a oeste, la cual sumada al paso del río, obstaculiza las relaciones norte-sur.

Teniendo en cuenta que esta solución vial posee debilidades importantes, los plan-

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1 5 3La cal le como plataforma de f lu jos y act iv idades

teamientos de la investigación abogan por una calle de usos y flujos mixtos que

fomenten su activación. No se trata de un eterno desplazamiento a pie sino de es-

timular el desplazamiento peatonal que alimente a los espacios públicos así como

a los comercios y otras actividades que se nutren de la calle, en un círculo donde

retroactivamente estos usos periféricos la mantengan activa. Convertir la visita a la

calle no en un hecho conmemorativo y esporádico, sino en una acción cotidiana

que motive los procesos de relación que se pueden dar a través de ella.

El estado actual, casi colapsado, del tráfico automotor en la ciudad de Caracas,

plantea una clara oportunidad para explorar otros tipos de desplazamiento, ya

que sus habitantes se encuentran atentos a nuevas soluciones. Se puede así mate-

rializar una red de espacio público peatonal que promueva su ocupación y evite

estados de soledad que propicien la inseguridad; contribuyendo a combatir los

problemas estudiados en este trabajo.

A través de la breve revisión planteada hasta ahora se pueden sintetizar varios

puntos importantes: en primer lugar, la calle como espacio de libre tránsito puede

ver gravemente entorpecida esta cualidad si se produce alguna alteración en

su condición de espacio público; en segundo lugar, su ocupación se dificulta en

la medida en que se produce un distanciamiento del nivel del suelo y requiere

además de una mayor inversión de recursos; por último, el énfasis en el tránsito

peatonal plantea una solución saludable para la ciudad y sus habitantes que difí-

cilmente produce divisiones en su trama.

De esta forma, en virtud de invitar a las edificaciones a relacionarse con la calle,

esta debe proponer una conjunción organizada de flujos y actividades que pro-

muevan su ocupación y disminuyan así los índices de violencia que han causado

en gran medida la desconexión que existe actualmente.

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0 31 5 4

B u s c a n d o l a c a l l e

Diversificación de la calle

A continuación, y siguiendo con la metodología planteada, se lleva a cabo un

análisis de la calle desde su contexto semántico, el cual permite abordar una cla-

sificación que abarca los conceptos de: calle, avenida, bulevar y calle completa;

en función de buscar entre sus diferencias las cualidades que permitan hacer de

este espacio público un lugar que anime las relaciones con el ámbito privado.

Es cierto que ninguna calle es exactamente igual a otra, pero también es cierto

que existen una suerte de patrones que se repiten, los cuales les confieren a estas

ciertos nombres específicos; comenzando por el más general:

Calle: En una población, vía entre edificios o solares. Exterior urbano de los edificios.

(DRAE)

En un sentido simple, la calle es el restante de las construcciones dispuestas en la

ciudad, por lo tanto tiene estrecha relación con el vacío en el espacio urbano.

Resulta interesante resaltar esta condición porque si el vacío se define a través

de las edificaciones que lo contienen, entonces se puede afirmar que la calle en

cualquiera de sus variantes será, en principio, resultado de

los elementos a su alrededor. Teniendo en cuenta que el ma-

yor porcentaje de edificaciones en la ciudad son de natura-

leza privada, se podría también decir que la calle es en gran

medida construida por la sumatoria de voluntades privadas.

La calle podría considerarse entonces como el resultado de

las acciones de todos (Fig. 108).

Por otro lado la idea contraria también es una posibilidad,

la calle como modeladora del espacio y los edificios a los

que sirve. Desde este punto de vista una determinada calle

podría funcionar como referencia para determinar las densi-

dades en su perímetro, contribuyendo así a modelar el perfil

urbano.

En este par de condiciones contrapuestas se establece tam-

bién un círculo de afectación en donde la calle y los edificios

infieren mutuamente en la formación del otro. Una vía parti-

Fig.

108

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1 5 5Divers i f icación de la cal le

cular donde se concentre un alto tráfico peatonal invitaría la aparición de comer-

cios en la planta baja de las edificaciones, pudiendo estos a su vez estimular ese

flujo y terminar por propiciar la formalización de un bulevar, por ejemplo.

Partiendo del entendimiento de que la calle presenta variables que contribuyen a

construir ciertos modelos, se presentan a continuación dos de los más comunes en

las ciudades contemporáneas:

Avenida: Camino que conduce a un pueblo o paraje determinado. Vía ancha, a

veces con árboles a los lados. (DRAE)

Bulevar: Calle generalmente ancha y con árboles. Paseo central arbolado de una

avenida o calle ancha. (DRAE)

En principio estos conceptos no parecen ser de especial ayuda para aclarar las

ideas, ya que se entrelazan entre sí. Para complementar estos conceptos se pro-

pone revisar los antecedentes de cada uno de estos modelos.

El origen del bulevar está especialmente ligado al límite, ya que surge a partir de

las murallas que rodeaban las ciudades, las cuales al volverse obsoletas o inmersas

dentro de la trama urbana eran demolidas. De esta manera se revelaba un anillo

vacío que recorría la ciudad, este solía alimentarse de un flujo eminentemente

peatonal y acompañarse con árboles. Con lo cual se constituían paseos públicos

que tomaron el nombre de bulevares en París con la autorización de Luis XIV. Lo

que dio paso a que muchas ciudades siguieran la iniciativa, popularizando este

formato a través de Europa.

Por otro lado las avenidas comenzaron como caminos presentes en los campos,

donde se sembraban líneas de árboles a ambos lados de la vía para designar la

llegada a un determinado lugar. Como es habitual, muchas de estas quedaron

sumergidas en la trama urbana gracias a la expansión de las ciudades, y se con-

vertían en puntos de referencia.

De esta forma se puede relacionar al bulevar principalmente con una actividad

peatonal, mientras que la avenida hace más énfasis en el flujo sin discriminar su

medio. Para complementar esta afirmación y contextualizar los conceptos es pre-

ciso tener en mente algunos ejemplos: cuando pensamos en el término avenida

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0 31 5 6

B u s c a n d o l a c a l l e

surgen casos como la Avenida Libertador y la Avenida Ró-

mulo Gallegos; mientras que al pensar en bulevar se pueden

citar el Bulevar de Sabana Grande y el Bulevar el Carmen

(Fig. 109).

Al menos en el contexto caraqueño y en concordancia con

las observaciones anteriores, la avenida tiene una connota-

ción más vehicular, de vía colectora de flujos importantes,

mientras que el bulevar refiere al paseo peatonal. Estas ob-

servaciones se aproximan nuevamente al modelo norteame-

ricano: “En los Estados Unidos de Norteamérica, “avenida” y

“bulevar” tenían sus propias connotaciones. Las “Avenidas”

eran principalmente vías vehiculares […]. Los “Bulevares”

eran conectores verdes de parques en la periferia […] di-

señados para peatones y vehículos lentos” (Kostoff, The city

shaped, 1993, pág. 254)5. Cualquiera de estas circunstancias

representan únicamente una tendencia, ya que en ambos

casos pueden hacerse presentes el peatón y el automóvil.

Siguiendo esta reflexión es importante señalar una tipología que ha sido denomi-

nada recientemente como “calles completas”, las cuales, parafraseando a Robin-

son & Gyorgyfalvy en su conferencia titulada “Complete Streets - Shaping Public

Space” en 2010 ASLA Meeting and EXPO, fueron definidas como las calles que

presentan espacios importantes para el cómodo recorrido peatonal, a la vez que

incorporan otros medios de transporte como la bicicleta o el tranvía; tienen ade-

más un importante porcentaje de áreas verdes e incluyen el manejo de aguas de

lluvia y la incorporación consciente de toda la infraestructura requerida (Fig. 110).

Llaman especialmente la atención no solo por lo que proponen, que en un sentido

crítico no es nada nuevo, sino en que han sido un formato a través del cual se han

reformado vías existentes.

Muchos de estos componentes no son tomados en cuenta

en la mayoría de las calles caraqueñas, las cuales suelen

constituirse por no más que la calzada y una acera cons-

treñida. Siendo esta última el único espacio para el peatón,

comúnmente obstaculizado por usos dispuestos precaria-

mente. Generalmente esta incorporación descontrolada de

Fig.

109

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1 5 7Divers i f icación de la cal le

bienes y servicios es una de las principales razones para su deterioro.

En síntesis, se pueden agrupar las características de cada una de estas tipologías

de la siguiente manera:

Avenida: se caracteriza por un importante flujo vehicular, beneficiando en general

al transporte automotor. Puede estar arbolada aunque no es una característica

esencial.

Bulevar: está asociado a un desplazamiento automotor lento, llegando inclusive a

excluirlo por completo; favorece al peatón y frecuentemente se hace presente el

verde. Circunstancias que pueden consolidarlo como un lugar de encuentro y no

únicamente de paso.

Calle completa: más que una condición separada podría verse como una evolu-

ción del bulevar. Hace énfasis en el peatón, pero adaptándose a las circunstan-

cias que actualmente nos competen más que nunca como el correcto manejo

de las aguas de lluvia, la intensa inclusión de la vegetación, la incorporación de

sistemas de transporte alternativos, etc.; en función de colaborar con la conserva-

ción de nuestro planeta.

Partiendo de estos rasgos característicos, y considerando que la calle como ele-

mento genérico se extiende a lo largo de la ciudad y carece de muchos de ellos,

se propone que le sean incorporados algunos valores que promuevan el interés

del habitante y del sector privado. Las particularidades que podrían motivar esta

condición y que van de la mano con las hipótesis de este trabajo y los puntos estu-

diados hasta ahora son: reducir la velocidad o incidencia del automóvil para be-

neficiar otros medios de transporte y en especial los recorridos peatonales; incluir

elementos vegetales que mejoren las condiciones ambientales y jueguen un papel

positivo en el paisaje urbano; y desarrollar espacios que además de permitir el flujo

puedan consolidarse como lugares de encuentro.

Con la aplicación en conjunto, estas circunstancias podrían construir un ambiente

propicio para que la edificación se interese en dialogar francamente con la calle;

rompiendo así el círculo vicioso en el que el espacio público se vuelve anónimo, el

edificio lo desprecia y se encierra, deteriorando condiciones de la ciudad.

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0 31 5 8

B u s c a n d o l a c a l l e

Sumando estas reflexiones con las alcanzadas a lo largo del trabajo, podría pen-

sarse en la calle como un componente asociado al lindero y al retiro para enfren-

tar el actual déficit de espacio público. Afrontarlo no a partir de la intervención de

espacios concretos que se encuentran en apenas algunos puntos, sino por medio

de la preparación y equipamiento de esa calle que se extiende a través de la ciu-

dad y que todos tienen cerca.

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1 5 9Algunas part icular idades de la cal le caraqueña

Algunas particularidades de la acera caraqueña

Como último componente de este capítulo, se aborda un punto en el cual re-

flexionar sobre la situación de la acera en la ciudad de Caracas, la cual resulta de

especial valor para este trabajo por ser el sector de la calle que puede establecer

relaciones más directas con el lindero y retiro por encontrarse adyacente a ellos.

La revisión permitirá evidenciar que la acera se encuentra cargada por una can-

tidad de usos y circunstancias poco planificadas que la deterioran y desmotivan

su utilización.

Luego, para cerrar este último capítulo del marco teórico, se resumen las reflexio-

nes más importantes que se han alcanzado en torno a la calle y papel que pueden

jugar en las relaciones entre el edificio y la ciudad.

Desde las primeras apariciones de la acera en la Caracas colonial, esta parecía

encontrarse ya en desventaja. Apenas permitía el paso de una persona a la vez y

no contemplaba espacio para ningún uso, además era vista meramente como un

espacio de paso y no de reunión. Inclusive posteriormente la situación general no

cambiaba mucho, un ancho predominantemente vehicular y una acera donde

las intervenciones eran pocas veces planificadas.

A medida que la calle comenzaba poco a poco a absorber distintas situaciones

para las que no estaba planeada, como alumbrado, agua corriente, mobiliario,

vehículos, etc.; comenzaría a diversificar su comportamiento como sistema circu-

latorio de la ciudad ya que pasaría de controlar los desplazamientos a ser también

la plataforma para la distribución de energía y materiales.

La acera, sin mayor margen de expansión, será las encargada de ceder su lugar

a todo lo que requiriera de apoyarse en la superficie, al igual que se convertirá en

el medio predilecto para conectar con la infraestructura subterránea (Fig. 111).

Situación que se irá intensificando con el paso de los años: papeleras, buzones,

bancos, teléfonos, arborización y un sinfín de rejillas y cajas; encontrarán su lugar

en la acera. Como resultado la ciudad posee hoy una estructura de espacios pea-

tonales obstaculizados por todos estos elementos que la van ocupando casi acci-

dentalmente (Fig. 112).

No puede aumentar sus dimensiones pero constantemente crecen sus requeri-

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0 31 6 0

B u s c a n d o l a c a l l e

Fig.

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1 6 1Algunas part icular idades de la cal le caraqueña

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112

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mientos y usos, irónicamente sirviendo de apoyo inclusive a

los instrumentos propios del tráfico vehicular como señales,

semáforos, postes, etc.

Considerando este nuevo componente de la ecuación, sir-

ve retomar el concepto de calles completas, en donde pre-

ver la disposición de los elementos de servicio sin que estos

le resten espacio al peatón. Para lograrlo, la integración de

la acera y el retiro resulta una salida atrayente ya que todos

estos requerimientos ocupan espacio, que es precisamente

lo que la acera no tiene. De igual forma podría estudiarse

la posibilidad de reducir el ancho de la calzada, donde sea

posible, para que pueda ampliarse la sección correspon-

diente al peatón.

Actualmente algunas iniciativas como la remodelación par-

cial de la Av. Francisco de Miranda dejan entrever una luz al

final del túnel. La acera se convierte en un concienzudo ob-

jeto de diseño que contempla múltiples situaciones. Pero, la-

mentablemente, estos casos representan la excepción y no

la regla. De cualquier forma son un ejemplo para las reflexio-

nes aquí planteadas y representan posibles salidas para la

incorporación de actividades sin afectar el flujo (Fig. 113),

Aunque es cierto que las generalidades solo aplanan un contingente inmenso de

situaciones heterogéneas, la calle caraqueña vive una anarquía al fin y al cabo no

muy distinta a la situación general del país; convirtiéndose en testigo de la degra-

dación en la intensidad y calidad de la vida pública.

Pero hasta en la peor de las circunstancias, la gente insiste en habitarla. Cada

mañana de sábado se forma el mercado en la esquina, los jóvenes del colegio

se sientan en las aceras rotas a descubrir que están creciendo y cada atardecer

la señora pasea a su perro; aquel que recogió de esa misma calle hace ya unos

años. Aunque la inseguridad o el deterioro parezcan contener a la gente en sus

casas, estos siempre encuentran una razón para salir. Solo falta que se reconozca

el inmenso valor de los espacios públicos y se les atienda con el esmero que me-

recen. Que cada rincón de la ciudad se convierta en una razón para salir a vivirla.

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0 31 6 2

B u s c a n d o l a c a l l e

En resumen la acera se ha visto invadida por una cantidad de circunstancias que

le dificultan su función principal, la de alojar el desplazamiento peatonal. Para

contrarrestar esta situación una de las principales necesidades es el espacio, se-

guido de la planificación. Es por eso que casos como el de la Av. Francisco de Mi-

randa han podido tener éxito, pero el común de las calles no cuenta con espacios

peatonales tan dilatados, y es aquí donde las superficies adyacentes del retiro y la

calzada representan una oportunidad.

De esta forma la calle y en especial la acera, han demostrado ser un eslabón

importante dentro de la propuesta que intenta debilitar las barreras establecidas

sobre el lindero. Ya que, aunque no son el tema central de estudio, son igualmente

necesarias para abordar la totalidad del problema y llegar a planteamientos co-

herentes.

Siguiendo las reflexiones alcanzadas hasta ahora, se puede decir que las interven-

ciones sobre la calle habrán de mantenerse a nivel de suelo, ya que es ahí donde

se garantiza la ocupación por medio de los flujos, los cuales a su vez deben ser

complementados por otras actividades. De igual forma es necesario hacer én-

fasis en desplazamientos que no dependan del vehículo automotor y reducir así

Fig.

113

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1 6 3Algunas part icular idades de la cal le caraqueña

el deterioro de la ciudad y el ambiente. En conjunto, medidas como estas lo que

buscan es hacer más atractivo el espacio público, para que así las intervenciones

privadas se interesen en promover un diálogo, brindándole nuevos recursos y po-

niendo en marcha relaciones de interés mutuo que permitan debilitar el carácter

impermeable del lindero.

Este tema, así como los anteriores del cuerpo teórico, se han abordado a través

de una estrategia que busca profundizar su entendimiento a través de un análi-

sis semántico y una breve revisión histórica. La cual se ha acompañado de una

estructura constante de categorizaciones y comparaciones que han permitido

sintetizar los elementos más importantes de cada componente del intrincado pro-

blema planteado en esta investigación. Permitiendo así formalizar unas reflexiones

que serán a continuación puestas a prueba sobre los casos de estudio.

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1 6 5

Capítulo 4 – Estudio de casos y reflexiones finales

Pronunciación en lenguaje arquitectónico

Con el marco metodológico y teórico ya construidos, este capítulo presenta las

comprobaciones que se han producido a partir de las reflexiones alcanzadas has-

ta ahora. Su desarrollo comprende cuatro puntos:

Síntesis de criterios enlaza y evidencia la continuidad existente entre las etapas

previas del trabajo y esta que sigue, a través de la estructuración de los criterios

que han de aplicarse sobre los casos de estudio; sirviendo además como un primer

cuerpo de reflexiones generales sobre la investigación en torno al lindero.

El primero de los tres casos de estudio se titula Una calle para abrir camino, en el

cual se ha elegido como campo directo de experimentación la Calle Codazzi

donde se mapean los elementos y operaciones presentes en el lindero y en su pos-

terior intervención; además se involucra al espacio de retiro y a la calle.

El segundo Del borde hacia adentro es un resumen de las propuestas desarrolladas

para el Concurso de Oposición para la cátedra de diseño realizado en la Facultad

de Arquitectura de la UCV en el año 2011, donde se muestra como la búsqueda

por hacer al lindero permeable podría conducir las decisiones tomadas en la pieza

arquitectónica en un tejido de cascos.

Por último, en Abordando los gradientes de lo público se presentan las propues-

tas para dos espacios públicos desarrollados en el campo profesional dentro del

programa Espacio Sucre, en donde se puede observar un proyecto ya construido

en el cual se han tenido en cuenta las reflexiones de esta investigación. Adicional-

mente, tanto estas como las propuestas para el Concurso de Oposición, permiten

asomar otros caminos de aplicación y desarrollo de la presente investigación.

Aunque se aborda como uno de los últimos puntos, es necesario recalcar que este

capítulo ha alimentado los anteriores, como se explicó en los procesos metodoló-

gicos. El trazado de los procesos no es lineal ya que, además de cíclico, presenta

importantes conexiones transversales.

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0 41 6 6

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Síntesis de criterios

En los capítulos del Marco Teórico se han ido sintetizando las reflexiones particu-

lares de cada componente del problema, a la vez que se han conectado uno

con otro. Ahora, toca el turno de repasar esas conclusiones parciales asociadas a

las diferentes partes de cada capítulo para sintetizarlas en este texto, a través de

un listado de puntos a tratar que se presentan a continuación. Una serie de crite-

rios que recopilan las ideas más importantes de toda la información tratada hasta

ahora, que permitirán llevar a cabo las comprobaciones sobre los casos de estu-

dio y además evidenciar las relaciones entre la teoría y su aplicación. Esta síntesis

también permitirá contar con una herramienta de trabajo que concentre las ideas

centrales para que puedan ser estudiadas en otros ámbitos de atención; como

por ejemplo las propuestas de espacio público que se muestran más adelante.

A continuación se enumeran las pautas, las cuales no pretenden en ningún caso

ser absolutas, pero sin duda son una referencia clara con la cual trabajar y re-

presentan además el segundo grado de relaciones establecido en la estructura

metodológica:

1. Las propuestas deben orientarse en promover múltiples niveles de relación entre

los involucrados en torno al límite. No se trata de establecer conexiones francas

e indiscriminadas, sino de fomentar el intercambio a la vez que se mantiene la se-

paración donde y cuando sea necesario. Esto significa entender el límite no como

un fin, sino como un intermedio entre circunstancias que pueden enriquecerse por

medio del diálogo.

2. Los límites, para fomentar la relación, deben tratarse con las operaciones y ele-

mentos que permitan el intercambio. Los elementos que se han probado valiosos

para tal fin son: fronteras, umbrales e interfaces; los cuales pueden considerar gra-

dientes entre condiciones espaciales, programáticas y sensoriales; mientras que las

operaciones que pueden debilitar un elemento de barrera son: quebrar, sobrepa-

sar, opacar e inclusive deformar.

3. Para realizar cualquier propuesta arquitectónica es necesario esforzarse por en-

tender las particularidades del contexto y especialmente el clima. Particularmente

en Caracas se traduce en aprovechar las temperaturas favorables y el eterno ve-

rano. Tener en cuenta la importancia de la sombra y el manejo del agua de lluvia.

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1 6 7Síntes is de cr i ter ios

4. Diseñar el paisaje urbano para que fomente el apego del habitante por su ciu-

dad. Para la construcción de un paisaje urbano que enaltezca los sentimientos de

quien se ve reflejado en él, será necesario una intervención que se preocupe por

cuidar la relación con las particularidades del lugar. Entendiendo dicho paisaje

como un abanico que va desde los grandes planes que ocupan la totalidad, has-

ta la fina tejedura de espacios de pequeña escala que pueden establecer afini-

dad con el sujeto que los recorre.

5. Explotar la amplitud de posibilidades que existen en los distintos tipos de propie-

dad, para promover la relación entre los múltiples interesados sea desde el ámbito

público o privado. Dichas relaciones deben establecerse precisamente a través

de la intervención de los límites, es decir, fomentar a partir del intermedio la crea-

ción de espacios colectivos o que interesen tanto al sector público como privado,

aumentando la adhesión entre estos componentes de la ciudad.

6. Promover la inclusión del verde sin importar la escala de los proyectos. La inser-

ción del verde es una herramienta fundamental, sobre todo en las intervenciones

más próximas al habitante donde se presentan las mayores carencias en la ciudad

de Caracas. No solo en formas contemplativas, sino también como medios a ser

ocupados y dispositivos dinámicos que colaboren con el buen funcionamiento del

tejido urbano.

7. Enfrentar la inseguridad con presencia y transparencia. Las posturas sobre la

inseguridad deben ser redirigidas, ya que la división y el aislamiento solo vuelven

más inseguros a los espacios. En la medida en que todos puedan ver a través de la

ciudad, en esa medida podrán hacerse conscientes de la presencia del otro; por

lo tanto el alumbrado es también fundamental. Es igualmente necesario impulsar

la ocupación de los espacios públicos para evitar los crímenes asociados a vícti-

mas solitarias.

8. La intervención sobre los márgenes entre espacios públicos y privados manten-

drá como norte la valorización y multiplicación del vacío. Generando así espa-

cios de baja densidad construida que promuevan una relación más fluida. Dicha

decisión no descarta la construcción de volúmenes siempre y cuando no sea en

detrimento del diálogo entre los espacios.

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0 41 6 8

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

9. La intervención debe multiplicar y extender los espacios públicos. Reconocien-

do el bajo porcentaje de espacio público en la ciudad de Caracas, es menester

que los límites y espacios intersticiales sean utilizados para atacar este déficit. Poner

los espacios públicos al alcance de todos sin tener que recorrer grandes distancias.

Transformar la calle cotidiana en un eslabón de la ciudad más consciente de sus

necesidades.

10. Planear los espacios públicos conectados a alguna actividad que los manten-

ga vivos. La configuración de espacios públicos y colectivos es tan necesaria para

la ciudad como delicado es su estado de conservación. Entendiendo dicha con-

servación como su perdurabilidad física en el tiempo y su capacidad de atraer al

habitante que lo ocupa. Una de las medidas fundamentales para fomentar dicha

ocupación es la inserción espacial, programática o legal, del ente privado; espe-

cialmente del comercio.

11. Incluir en las propuestas medios de transporte no contaminantes. Tomando en

cuenta la necesidad de diversificar los medios de transporte, sobre todo la utiliza-

ción de aquellos no contaminantes, es fundamental que las propuestas los incor-

poren siempre que sea posible. Teniendo en cuenta que los espacios limítrofes aquí

tratados son un lugar óptimo para su implementación, por encontrarse sobre los

canales de flujo de la ciudad y tejer además una red casi continua a través de la

misma.

12. Considerar siempre las actividades ya presentes en el lugar. No debe menos-

preciarse aquello que naturalmente activa el lugar previo a ser intervenido, es de-

cir, las propuestas deben tomar en cuenta lo que sucede momento a momento en

el espacio a afectar. Entendiendo el “momento” como el momento en distancia

y tiempo, las actividades que ocupan el espacio y las que se hacen presentes de

manera temporal o cíclica.

13. Mantener las intervenciones a nivel de suelo mientras sea posible. De esta for-

ma pueden existir ciertas garantías de que los espacios sean ocupados, ya que se

asocian a los flujos que se dan en la calle; evitando la dificultad que representa

atraer a las personas a otros espacios que se encuentren fuera de su línea de trán-

sito. Es cierto que esta decisión puede limitar las dimensiones de la superficie pero

también requiere de una menor inversión.

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1 6 9Síntes is de cr i ter ios

14. Las acciones que tengan como objeto a la a acera deben orientarse a ampliar

y condicionar los espacios del peatón. En función de alimentar los lugares que

puedan desarrollarse en los espacios intermedios e impulsar las interacciones con

el ámbito privado, es fundamental que el peatón cuente con un espacio propicio

para su circulación, no solo en dimensiones sino de condiciones que promuevan

este tipo de desplazamiento.

15. Atender las conexiones con la infraestructura de la ciudad, tanto en el presente

como a futuro. Aunque la ciudad hace mayor presencia de la cota cero hacia

arriba, no es posible olvidar todo lo que sucede debajo. Donde se desarrolla una

red increíblemente compleja que la mantiene con vida, la cual suele anudarse

precisamente en los espacios limítrofes. Por lo que se deben prever los contactos

y relaciones con dicha red de infraestructura para evitar que se convierta en un

problema para la vida superficial. Esta prevención fundamentalmente requiere de

disponer de los espacios para conectar ambas redes a través del manto pavimen-

tado de la ciudad.

Por medio de la agrupación de estas líneas de acción, se hace evidente su es-

trecha conexión con los objetivos propuestos para este trabajo, además permi-

ten contar con un puente entre los planteamientos teóricos hechos hasta ahora y

aquellos por venir; es decir, conforman una herramienta franca para llevar a cabo

las comprobaciones sobre los objetos de estudio que se presentan a continuación.

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0 41 7 0

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Una calle para abrir camino

Es el momento de abordar las comprobaciones sobre el caso central de estudio

de este trabajo, la Calle Codazzi. Su intervención se expone a través de varios

puntos: reconocer el problema de la investigación en este sector específico de la

ciudad; mapear los elementos existentes en sus linderos; presentación de la pro-

puesta incluyendo operaciones y nuevos elementos logrados; y por último, una

revisión de los resultados obtenidos.

La Calle Codazzi son en realidad dos calles alineadas, una ubicada en la Urbaniza-

ción Valle Abajo y otra en la Urbanización Los Chaguaramos, separadas por la Au-

topista Valle-Coche y el paso del Río Valle pero que responden al mismo nombre

(dicha división es un límite importantísimo pero se aleja de los intereses particulares

de este trabajo y espera ser abordado a profundidad en futuras oportunidades).

Se encuentra a su vez dentro de la Parroquia San Pedro en el Municipio Libertador

en Caracas, formando parte del “Tejido de crecimiento por extensión”. A lo largo

Fig.

114

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1 7 1Una cal le para abr i r camino

de esta calle se presentan una variedad de circunstancias que representan una

gran oportunidad de experimentación y se irán desentrañando a los largo de este

capítulo. En función de facilitar su explicación y hacer referencia a sus partes, las

cuatro cuadras se han denominado como: Sector 1, Sector 2, Sector 3 y Sector 4

(Fig. 114).

La elección de esta calle radica fundamentalmente en que en ella se puede ver

con claridad la compleja problemática expuesta al inicio del trabajo. Los linderos

han crecido y se han densificado notoriamente en un corto período de tiempo,

haciéndose evidente en los últimos años donde han llegado a convertirse en un

plano prácticamente continuo que amuralla la calle. Los retiros han quedado se-

parados de la ciudad y por consiguiente se han vuelto anónimos e intersticiales, lo

que también ha detonado las intervenciones anárquicas sobre estos espacios. La

calle, por consiguiente, se siente negada por las edificaciones que se han aislado

de ella. Mientras que las aceras se ven agobiadas por una sumatoria de obstá-

culos para el peatón, entre árboles, kioscos, alcantarillas, vehículos y todo tipo de

cajas y compuertas de servicio (Fig. 115).

Para graficar las condiciones actuales de esta calle y poder evidenciar los pro-

blemas planteados, se han elaborado una serie de planos. Empezando por los de

“llenos y vacíos” (Fig. 116) y “alturas” (Fig. 117) que muestran la diferencia en el gra-

no y densidad, donde los sectores 1 y 2 tienen una presencia más importante de

edificaciones altas y multifamiliares, mientras que el 3 y 4 son mayormente casas,

apareciendo edificios únicamente en la esquinas ya que se produce el cruce con

las avenidas del sector. La variedad permite explorar las condiciones del límite con

respecto a diversas tipologías de edificación.

Posteriormente, el plano de “usos” (Fig. 118) fue realizado específica y exclusiva-

mete con respecto a la planta baja, ya que casi todos los edificios son principal-

mente residenciales y es justo este nivel el que juega el papel más importante en

relación a los retiros y la calle. El plano muestra que aunque el sector tiene una

zonificación residencial, posee un importante desarrollo del comercio debido a

su ubicación y al alto tráfico que presenta. Adicionalmente resalta el espacio que

ocupa el colegio como uso educativo en las adyacencias de la autopista.

Luego de reconocer la diversidad presente en estas cuadras, el plano de “linderos

construidos” (Fig. 119) deja en evidencia que la materialización del borde de la

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0 41 7 2

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

parcela es un acción casi homogénea que deja abiertas únicamente las esquinas

que sirven a la Av. Las Ciencias (avenida principal y más activa del sector), esto

debido a la presencia del comercio. Este plano funciona a manera de acerca-

miento, mostrando un comportamiento que ya se había manifestado en el estudio

del lindero en este tejido. En dicho estudio también se comentaba sobre la ocu-

pación ilegal de espacio del retiro, situación que ahora se puede ver con mayor

Fig.

115

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1 7 3Una cal le para abr i r camino

claridad en el plano “retiros vacíos y ocupados” (Fig. 120). Dicha ocupación suele

comenzar por el fondo de la parcela ya que es el espacio más alejado y a su

vez más susceptible, para luego observar un avance progresivo en la conquista a

través de los retiros laterales, llegando en pocos casos a establecerse incluso en

el retiro de frente. Situaciones como estas son mucho más frecuentes donde los

linderos son más densos y bloquean la visión desde la calle.

Fig.

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Llenos y vacíos

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Linderos construidos

retiros vacíos y ocupados

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0 41 7 4

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Tomando esta sección de la ciudad como ejemplo, y apoyado en las observacio-

nes de los recorridos, se puede dejar dicho también que la ocupación ilegal de los

retiros es muchísimo más común en edificaciones unifamiliares que en las multifa-

miliares. Al parecer la presión del condominio permite ejercer una suerte de control

interno que disuade la construcción en estos espacios.

Los próximos planos muestran el “espacio vehicular” (Fig. 121) y el “espacio pea-

tonal” (Fig. 122), permitiendo comparar las superficies dedicadas a cada uno. En

muchos casos resalta la esbeltez del espacio peatonal y como este suele ampliar-

se hacia las esquinas asociado al uso comercial de las plantas bajas que favorece

la condición pública del retiro de frente. Por otro lado, aunque puede ser difícil de

percibir en la imagen, se ha reconocido también que el ancho de las aceras no

está en relación con la densidad de población de las edificaciones aledañas, es

decir, este no cambia con relación a la cantidad de personas a las que sirve (al

menos en este pequeño sector). La calzada, perfectamente continua, si presenta

distintos anchos dependiendo del flujo y velocidades de los vehículos que se supo-

ne maneja.

El siguiente ejercicio de mapeo corresponde a todos los elementos producto de la

infraestructura de la ciudad que repercuten sobre la acera de una manera u otra:

alcantarillas, cajas, medidores, etc. en un plano titulado “obstáculos” (Fig. 123).

Estos se ubican en las aceras estorbando el paso y afectando su integridad, a la

vez que parecen acumularse en ciertos lugares álgidos. Por medio de esta imagen

se puede evidenciar la gravedad del problema, la distancia más larga medida

sin estorbos es de quince metros. Existe una altísima necesidad por integrar estos

servicios al diseño de la acera, para evitar que se conviertan en estorbos y que su

mantenimiento afecte la integridad de este espacio.

En cuanto a la presencia del verde en “árboles y áreas verdes” (Fig. 124), se puede

observar que el único espacio de carácter público (aunque actualmente se en-

cuentra cerrado) es el parque adyacente al río. De resto la naturaleza se muestra

únicamente en algunos jardines privados (que no han sido señalados en este pla-

no) y a través de la arborización; lo que sirve de testimonio de la situación general

de la ciudad.

Como último punto estudiado en el análisis de este sector, se presentan los espa-

cios entre públicos y privados en “tipos de propiedad” (Fig. 125), plano que respon-

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1 7 5Una cal le para abr i r camino

de a la clasificación establecida anteriormente en el cuerpo teórico del trabajo

que especificaba cuatro tipologías de espacio: público, semipúblico, semiprivado

y privado. En el plano saltan fundamentalmente a la vista dos situaciones: En pri-

mer lugar se puede observar como los espacios aledaños a la autopista y al río

Guaire son los únicos que no tiene un propietario específico ni son espacio público;

dedicados a un colegio público, un pequeño parque y un restante espacio inters-

Fig.

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Fig.

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Espacio vehicular

Espacio peatonal

Obstáculos

Árboles y áreas verdes

Tipos de propiedad

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0 41 7 6

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

ticial que está asociado a una estación de bomberos. Aunque estos usos deberían

contar con espacios jerárquicos dentro de la ciudad, han sido literal y lamenta-

blemente dejados al margen. En segundo lugar es llamativa la manera en que el

límite como línea abstracta se hace visible a través de la diferencia marcada entre

el espacio público y el privado. El cambio de una condición a otra se produce a

través de un corte absoluto que los separa a través de una diferencia claramente

definida, sin puntos intermedios ni gradientes en dicho contraste.

Luego de entendidas las circunstancias en las que se encuentra la Calle Codazzi,

se presentan las leyendas referidas al estudio del tema del límite (Fig. 126 y 127) y

una imagen general del planteamiento (Fig. 128), estos con la finalidad de poder

ubicarse e interpretar los mapas de cada uno de los sectores que se muestran

posteriormente (Fig. 129 - 132). Después se hace un nuevo acercamiento para ob-

servar en tres dimensiones cual sería la imagen que producirían dichos plantea-

mientos (Fig. 133 - 142), lo que finalizará con una comparación entre lo que existe

actualmente y lo que se busca lograr sobre los temas que se analizaron hasta

ahora: áreas verdes, espacios peatonales, etc. (Fig. 143 - 147).

Fig.

127

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1 7 7Una cal le para abr i r camino

Fig.

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Caso de estudio: Boceto del planteamiento: Intervención propuesta:

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0 41 7 8

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

En la observación de la calle se ha hecho evidente una predominancia de los

elementos tipo barrera, acompañados de los interfaces necesarios para permitir el

tránsito a través del lindero. Los otros elementos son sencillamente excepcionales,

asociados a las esquinas y a la presencia del comercio. Las barreras son en su ma-

yoría rejas que separan el ámbito privado del público, conformando programas y

espacios distintos. Su característica permeable permite que no se conviertan en

una barrera sensorial, lo que si hacen los muros, los cuales se han designado como

elementos divisorios en los tres grados: espacial, programático y sensorial.

Entendiendo que los linderos construidos son uno de los principales obstáculos para

la relación entre el espacio público y privado, se han empleado las operaciones

antes establecidas para cambiar su condición. Se ha obviado la de enfatizar, ya

que los linderos son dominantes en el paisaje y la búsqueda por lograr mejores

relaciones a través de ellos hace necesario atenuar su presencia. Las operaciones

de quebrar, sobrepasar, opacar y deformar son las que se han combinado para

establecer múltiples niveles de relación, entendiendo que en la medida en que se

combinen estos medidos su efecto puede verse multiplicado.

Básicamente la intervención sobre la Calle Codazzi inicia por quebrar aquellos lin-

deros que estorban en la posible relación con la ciudad, específicamente donde

el comercio se hace presente y es posible crear continuidad asociada a las activi-

dades de planta baja. En muchos casos la acción de sobrepasar opera también

en este ámbito, en forma generalmente de superficies de pisos o techos que sur-

gen del edificio y ocupan parcialmente la acera.

Por otro lado existen muchos edificios residenciales de treinta años o más, e incluso

varias viviendas unifamiliares, cuya fachada a la calle a nivel de planta baja lo

constituye un espacio eminentemente residencial. Por lo tanto no se plantea sobre

ellos relaciones francas como en los casos anteriores, ya que no se busca hacer

desaparecer el límite sino que se plantean relaciones que sean beneficiosas para

ambos lados sin deteriorar la privacidad de las viviendas. En estas circunstancias

la operación más común es la deformación, para lograr alteraciones en el linde-

ro que permitan reconfigurar el espacio público sin perder la privacidad de las

viviendas que no fueron pensadas para asomarse directamente sobre la calle;

para lograrlo se acompaña esta acción con la incorporación de masas verdes y

cambios de nivel.

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1 7 9Una cal le para abr i r camino

Como resultado de la aplicación de dichas operaciones se producen importan-

tes alteraciones de las condiciones del lindero y de los elementos presentes en

él, dichas resultantes pueden presentar ciertas recurrencias. Cuando se quiebra

y sobrepasa se producen dos resultados principales: si la acción de sobrepasar

se produce por intervenciones transversalmente continuas se generan umbrales;

mientras que si se produce de manera discontinua se generan fronteras principal-

mente. Es decir, si un pavimento de naturaleza privada se extiende de adentro

hacia afuera, produce un espacio de umbral; mientras que si un pavimento de

naturaleza privada aparece sobre el espacio público sin estar físicamente conec-

tado a la parcela, se constituye una frontera gracias la relación discontinua.

Por otro lado, bajo la acción de la deformación se pueden producir multiplicidad

de nuevos elementos, dependiendo esencialmente de la manera en que se lleve

a cabo dicha acción. Cuando se produce un mero desplazamiento de la barrera

esta se mantiene, aunque puede cambiar su carácter entre espacial, programá-

tica o sensorial. Cuando la deformación afecta también la altura de la barrera, se

puede alterar su carácter hasta transformarlo en frontera ya que permite cierto

tipo de relaciones visuales. En último caso, cuando la deformación se enfatiza en

ciertos puntos de la barrera, estos pueden transformarse en algún tipo de umbral,

generalmente sensorial.

Además de las operaciones ya explicadas, opacar se hace presente para atender

o producir situaciones particulares, o como la combinación de segmentos que-

brados y sobrepasados. Estas operaciones están asociadas a oportunidades reco-

nocidas en el estudio detallado del contexto, permitiendo que ciertos espacios o

actividades puedan brindar niveles más complejos de diálogo.

A través de la combinación de estas operaciones, los elementos que se pueden

producir no son del todo predecibles. Las posibilidades son muchas dependiendo

de la manera en que se utilicen. Pero en general según la presencia que tengan,

los elementos van desde la barrera como expresión más clara del límite, pasando

por la frontera y el interfaz, hasta llegar al umbral como situación en la que el límite

se hace menos evidente.

A continuación se muestran estas acciones a través de los planos referentes a los

cuatro sectores de la calle, para luego pasar a las perspectivas de ciertos puntos

particulares.

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0 41 8 0

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

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1 8 1Una cal le para abr i r camino

Fig.

130

. Dia

gnós

tico,

ope

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y p

ropu

esta

del

sect

or 2

.

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0 41 8 2

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

131

. Dia

gnós

tico,

ope

raci

ones

y p

ropu

esta

del

sect

or 3

.

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1 8 3Una cal le para abr i r camino

Fig.

132

. Dia

gnós

tico,

ope

raci

ones

y p

ropu

esta

del

sect

or 4

.

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0 41 8 4

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

133

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

01

Actualmente:

Propuesta:

Sector 1 / caso 1

Restaurante

Se aprovecha la esquina hacia el Pa-

seo Los Ilustres para proponer una ac-

tividad comercial con terrazas como

fronteras programáticas, acompaña-

das por el techo que define el umbral

espacial. Acciones como estas se ha-

rán recurrentes siempre que una activi-

dad asociada al comer se presente en

la planta baja de las edificaciones, per-

mitiendo que esta se extiendan hasta el

espacio público y generando sombra

para el peatón.

Ubicación:

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1 8 5Una cal le para abr i r camino

Fig.

134

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

02

Sector 1 / caso 2

Espacio de reunión

En la única parcela vacía dentro de la

propuesta se aprovecha para mostrar

lo que podría ser una planta baja más

relacionada con la ciudad que se con-

cibe desde el diseño de la edificación,

donde el área social se extiende ha-

cia afuera. Así se logra un espacio de

encuentro que puede funcionar tanto

para sus propietarios como también

podría alquilarse para eventos. Ade-

más del uso, las superficies de piso y los

murales apoyan las relaciones creando

un espacio que disuelve el lindero casi

por completo. Un umbral en todos los

sentidos.

Actualmente:

Propuesta:

Ubicación:

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0 41 8 6

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

135

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

03

Actualmente:

Propuesta:

Sector 2 / caso 3

Galería comercial

En este caso se abre de nuevo a la ciu-

dad una planta baja completamente

comercial que se encontraba ahoga-

da por las rejas. La cual se apoya por

una nueva galería como umbral espa-

cial que además puede servir de terra-

za para los habitantes del primer nivel,

representando un importante espacio

de relación tanto arriba como abajo.

También se incluye el espacio para la

bicicleta y algunos puestos para vehí-

culos que no afectan la integridad de

la acera.

Ubicación:

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1 8 7Una cal le para abr i r camino

Fig.

136

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

04

Sector 2 / caso 4

Espacio de descanso

Un pequeño parque de bolsillo como

podría configurarse en muchas otras

oportunidades, a manera de umbral

que relaciona transversalmente la

acera. Su presencia quiebra el lindero

y extiende el espacio público, permi-

tiendo que el verde y los pavimentos

sobrepasen el lindero hasta alcanzar el

vacío entre edificaciones. Acción que

además se ve acompañada por los

murales que continúan hasta los espa-

cios netamente privados a manera de

umbrales sensoriales.

Actualmente:

Propuesta:

Ubicación:

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0 41 8 8

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

137

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

05

Actualmente:

Propuesta:

Sector 2 / caso 5

Plaza

La esquina más importante del área in-

tervenida es esta, donde el colegio se

hace prensente. Aquí se unen esfuerzos

para crear una plaza a través del pavi-

mento que sobrepasa incluso la calle,

opacándola y produciendo espacios

donde el peatón es protagonista. Por

otro lado se extiende el área de acce-

so a dicho colegio y se complementa

con un anfiteatro que sirve de ascenso

para alcanzar el puente para el pea-

tón y las bibicletas que conecta con el

parque en el lado sur de la autopista.

Ubicación:

Page 185: AMBOS LADOS DEL LINDEROsaber.ucv.ve/bitstream/123456789/4218/1/T026800006749-0...Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos;

1 8 9Una cal le para abr i r camino

Fig.

138

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

06

Sector 3 / caso 6

Corredor comercial

En este sector de la intervención se dan

dos de las oportunidades más intere-

santes, ambas a la derecha de la ima-

gen, donde se puede observar la terra-

za como campo de experimentación

para la escuela de cocina; además, las

flores que ya no se venden únicamente

dentro de la casa sino que se extienden

sobre la alfombra pública. Oportunida-

des como estas son precisamente las

particularidades asociadas al contexto

inmediato que pueden detonar intere-

santes relaciones entre el público y el

privado en un formato de frontera para

que dialoguen el adentro y el afuera.

Actualmente:

Propuesta:

Ubicación:

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0 41 9 0

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

139

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

07

Actualmente:

Propuesta:

Sector 3 / caso 7

Anfiteátrica

Además de formalizar el espacio para

comer como extensión de la panadería

de la esquina, resalta en esta imagen

la gradería que crece bajo los árboles

y apunta precisamente al espacio en-

tre las edificaciones donde la tarima la

completa, permitiendo la presentación

de obras sobre el límite entre el espa-

cio público y el privado. Convirtiéndose

así en un eslabón clave en esta cuadra

que presenta una situación eventual a

la diferencia de aquellas que se repiten

a los largo del recorrido.

Ubicación:

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1 9 1Una cal le para abr i r camino

Fig.

140

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

08

Sector 4 / caso 8

Mercado

De esta esquina en particular no solo

se aprovecha su carácter comercial

diario, sino que además se formaliza

un umbral a través del pavimento y las

terrazas que genera el lugar propicio

para el mercado que aquí se estable-

ce los fines se semana. Esta es una de

las operaciones que opaca el lindero

para brindar continuidades a la ciu-

dad y abre el espacio para situaciones

eventuales. Adicionalmente puede ob-

servarse como la techumbre del espa-

cio público se traduce en una posible

terraza para los habitantes del primer

piso.

Actualmente:

Propuesta:

Ubicación:

Page 188: AMBOS LADOS DEL LINDEROsaber.ucv.ve/bitstream/123456789/4218/1/T026800006749-0...Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos;

0 41 9 2

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Fig.

141

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

09

Actualmente:

Propuesta:

Sector 4 / caso 9

Espacio de juego

Se demuestra en esta acción en par-

ticular lo abrupto que pueden ser los

cambios en la apreciación de la ciu-

dad con tal solo cambiar la condición

amurallada de los linderos. También es

una buena oportunidad para obser-

var el verde actuando como agente

activo de infiltración de agua de lluvia

al terreno y así minimizar el porcenta-

je que llega a los drenajes; una razón

más para la intensa presencia de verde

acompañando la calle en la propuesta

en general.

Ubicación:

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1 9 3Una cal le para abr i r camino

Fig.

142

. Per

spec

tiva

de

la p

ropu

esta

par

a la

Cal

le C

odaz

zi #

10

Sector 4 / caso 10

Panadería

Además de tener una mejor visión de

la integración de la infraestructura sub-

terránea al diseño del espacio público,

en esta imagen se pueden resumir tres

puntos importantes: el verde haciendo

una fuerte presencia para dar som-

bra y colaborar en el manejo de las

aguas; sobrepasar como operación

fundamental para extender el privado

hacia la ciudad; y los umbrales como

elementos base para la conformación

de un límite dinámico que relaciona las

actividades comerciales presentes en

la edificación con su desdoblamiento

sobre la acera.

Actualmente:

Propuesta:

Ubicación:

Page 190: AMBOS LADOS DEL LINDEROsaber.ucv.ve/bitstream/123456789/4218/1/T026800006749-0...Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos;

0 41 9 4

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Luego de haber revisado el planteamiento para este caso de estudio, se procede

ahora a realizar una comparación entre la situación existente y la propuesta, a

través de los mismos ámbitos de análisis que se abordaron al principio.

El primer punto a contrastar tiene que ver con la relación de espacios para el

peatón y vehículo (Fig. 143 y 144). A través del plano se hace evidente el aumento

exponencial en el espacio dedicado al peatón, gracias a la inclusión del retiro

pero también a la reducción del ancho de la calzada la cual suele ser demasiado

holgada para las velocidades de la zona; además se han respetado y reubicado

los puestos que habían en los retiros previa intervención. En este nuevo y dilatado

espacio para el peatón se disponen no solo lugares para el desplazamiento, sino

también momentos en los cuales detenerse a formar parte de diversas actividades.

Desde el banco como punto central de intercambio bajo la sombra en el espacio

público, hasta plazoletas y espacios verdes que incorporan distintas actividades

dirigidas a población de diferentes edades. Se proponen también espacios de

galerías y terrazas asociadas al detonante comercial, como el café y la panadería

que se extienden sobre la acera, a la vez que las ventas al detal se aprovechan de

la sombra artificial para desacelerar el ritmo del peatón.

Espacio peatonalSituación existente:

Espacio peatonal 3.990 m2.

Espacio peatonalSituación propuesta:

Espacio peatonal 10.187 m2

Espacio peatonal que se propone agregar 6.197 m2

Fig.

143

. Pla

nos c

ompa

rativ

os d

el e

spac

io p

eato

nal.

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1 9 5Una cal le para abr i r camino

En la distribución del espacio del peatón, la configuración del suelo juega un papel

central. El concreto señala espacios de tránsito que requieren de superficies dura-

deras, el ladrillo con sus tonos más cálidos refiere a lugares de permanencia y con-

gregación, la madera construye las terrazas más amables a ser activadas por el

comercio, y las áreas verdes se asocian con espacios de juegos o entrenamiento

a menos que sean destinadas a la contemplación o el manejo del agua de lluvia.

Por otro lado, la calzada también se ha clasificado a través de la forma de los es-

pacios y el cambio de material, dejando ver sectores dedicados al tránsito y otros

al estacionamiento. Además se ha incluido una franja específica para la bicicleta

(Fig. 145), como una medida sencilla de establecer un espacio para otro medio de

transporte. Saludable y no contaminante, este aprovecha las nuevas dimensiones

con que cuenta la acera para hacerse con una franja exclusiva que podría em-

pezar a tejerse a los largo de la ciudad, haciendo especial énfasis en las rutas que

llevan a otros medios de transporte y estaciones intermodales.

Con relación a los espacios verdes, la comparación muestra como se han extendi-

do a lo largo del sector intervenido (Fig. 146). Entendiendo que no todos son transi-

tables, el verde cumple con los tres papeles fundamentales que se han estudiado

Fig.

144

. Pla

nos c

ompa

rativ

os d

el e

spac

io v

ehic

ular

.

Espacio vehicularSituación existente:Vialidad 8.437 m2.

Espacio vehicularSituación propuesta:Vialidad 7.945 m2

Espacio vehicular que se propone eliminar 492 m2

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0 41 9 6

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

en el texto dedicado al componente natural en la ciudad: construye espacios

tipo parque y áreas de juego; se utiliza activamente para mejorar la canalización

e infiltración de agua así como hacer descender las temperaturas en el espacio

público; y por último, cumple un papel contemplativo que anima el recorrido y

enriquece el paisaje urbano.

La última comparación entre el antes y el posible después es con relación a los

espacios públicos y privados (Fig. 147). En la situación existente la marcada di-

ferencia entre un valor y el otro se traza radicalmente a través del lindero. En la

propuesta tienden a multiplicar los espacios públicos y colectivos en sus múltiples

formas, los cuales se extienden principalmente en la toma del retiro y en el espacio

ganado a la calzada. Adicionalmente la hipótesis del solape se comienza a hacer

evidente. Los espacios intermedios se ven salpicados por diferentes gradientes de

propiedad, cambiando un límite que era absolutamente lineal a uno mucho más

tridimensional y complejo. El plano muestra como un simple contacto entre dos

realidades pasa a ser un engranaje que intenta trabar los intereses de las partes

involucradas. Fomentando el diálogo y la activación de este espacio intermedio.

La propuesta sobre la Calle Codazzi sirve como campo de experimentación para

los planteamientos revisados hasta ahora, además encierra las ideas e interrogan-

tes que rondan montones de cuadernos de notas y que tuvieron como escenario

otras tantas locaciones. Es cierto que muchos de los conceptos, gráficos e incluso

piezas de arte generados hasta ahora tienen en sí mismos connotaciones propo-

sitivas, pero es igualmente cierto que dentro de la disciplina arquitectónica los

resultados del presente capítulo son los que más se acercan a ver la aplicación

de las teorías planteadas. Asimismo, es necesario resaltar que esto no pretende ser

una “solución” para un pequeño sector; en realidad busca construir una muestra

de algunas posibilidades con las cuales abordar esta red de problemas que se ha

desencadenado en la ciudad.

A través de estas imágenes se ha podido observar como el lindero ha pasado de

estar al margen para convertirse en el eje central de la cruzada por la reconexión

de la ciudad. La construcción del vacío a través de la participación de todos los

frentes asociados a esta situación de intermedio mantiene la transparencia como

condición promotora del encuentro y la seguridad, mientras que las operaciones y

elementos que componen la reforma de los espacios mantienen estrecha relación

con las particularidades de cada sector. Se ha mantenido una constante prioriza-

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1 9 7Una cal le para abr i r camino

ción del verde y de diferentes formatos de propiedad que establecen gradientes

en el contacto. En pocas palabras se impulsa la transformación de una entidad

divisoria en una compleja red de intereses solapados, que han generado una se-

rie de intervenciones que sirven de comprobación de los planteamientos teóricos

expuestos hasta ahora.

Fig.

146

. Pla

nos c

ompa

rativ

os d

e la

s áre

as v

erd

es.

Fig.

147

. Pla

nos c

ompa

rativ

os d

el ti

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g. 1

45.

Plan

o d

e “c

iclo

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prop

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a” d

e la

Cal

le C

o-d

azzi.

Ciclovía propuesta

Árboles y áreas verdesSituación existente:58 árboles y 401 m2

Árboles y áreas verdesSituación propuesta:92 árboles y 2.804 m2

Tipos de propiedadSituación existente:

Tipos de propiedadSituación propuesta:

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1 9 9Del borde hacia adentro

Del borde hacia adentro

La segunda experiencia de comprobación de este trabajo, se enmarca en las ex-

ploraciones para el Concurso de Oposición del 2011. Para exponerla se presenta

primero una pequeña introducción sobre sus alcances y los requerimientos, luego

los criterios establecidos para abordarla, y por último una selección del material

producido a raíz de sus reflexiones. La inclusión de esta vivencia busca mostrar

como las reflexiones sobre los linderos generadas en el tejido de extensión, se han

aplicado sobre el tejido de cascos para la consideración de ciertas edificaciones;

aprovechando fundamentalmente la oportunidad de su coincidencia temporal.

La forma del “Concurso de Oposición” es la metodología mediante la cual se

ingresa como profesor de escalafón en la Universidad Central de Venezuela, es

decir, una evaluación para iniciar la carrera como docente dentro de esta casa

de estudios. En la mayoría de los casos, consta de una prueba oral y una escrita

donde se expone un tema sorteado al azar de una lista prestablecida, pero parti-

cularmente para la cátedra de diseño de la Facultad de Arquitectura, existe una

tercera evaluación que consta de la presentación de un proyecto elaborado en

una jornada de ocho horas.

El objeto a diseñar, en aquella edición, era un edificio de orden cultural y educa-

tivo en el área fundacional de la ciudad de Caracas (Fig. 148), en pleno tejido de

casco. Se dispusieron cinco terrenos y cinco programas, entre los cuales se sorteó

el día de la prueba la combinación a ser desarrollada. Dicha particularidad hizo

plantearme la necesidad de especificar cuales serían los criterios de diseño a apli-

carse sin importar la combinación que pudiera surgir. Dichos criterios, transcritos

literalmente de los cuadernos de notas, muestran grandes semejanzas con los ex-

puestos al inicio de este capítulo y se presentan a continuación los más resaltantes:

1. Motivar la integración del edificio con la ciudad.

2. Fachadas permeables: física, programática y sensorial-

mente.

3. Enriquecimiento del paisaje urbano.

4. Explotación de los espacios intermedios.

Fig.

148

. M

uest

ra d

el t

ejid

o en

la

zona

de

inte

rven

ción

.

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0 42 0 0

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

5. Inclusión del verde.

6. Diseño bioclimático consciente de las condiciones tropicales.

7. Reconocimiento y desarrollo de las posibilidades del contexto inmediato.

8. Valorar y potenciar el vacío.

Precisamente por las similitudes de estos criterios con los desarrollados en el pre-

sente trabajo es que se muestra un resumen de la información producida durante

la preparación para el concurso. Desarrolladas en paralelo, ambas experiencias

se inscriben en la misma línea de investigación. Asimismo este hecho se convierte

en una oportunidad para mostrar edificaciones resultantes de considerar enfática-

mente el diálogo con la ciudad.

Las primeras decisiones tuvieron que ver específicamente con el perímetro del edi-

ficio. La fachada sería completamente abierta en el nivel de planta baja para per-

mitir la relación franca desde afuera hacia los comercios y

la plaza interna; aprovechando el comercio como ese gran

detonante de los desplazamientos y ocupaciones. En decir,

se busca la creación de un umbral no solo espacial sino tam-

bién programático que atraiga a la ciudad hacia adentro

del edificio, aprovechando además la naturaleza peatonal

del lugar. Esta atracción se extiende a través de un sistema

de rampas de fácil acceso para evitar que los espacios de

índole pública se produzcan en la planta baja únicamente.

Estas interfaces permiten relacionar todos los lugares abier-

tos a los visitantes como talleres, aulas, anfiteatros; mientras

que un sistema paralelo y más íntimo sirve para desplazar al

personal por las áreas administrativas y de servicio (Fig. 149).

También sobre los niveles superiores de la fachada se toman

otras decisiones importantes asociadas al aprovechamien-

to de las bondades del clima tropical y a las reflexiones del

análisis del contexto en el primer capítulo del marco teórico.

Para lograrlo los niveles intermedios son permeables a la vista

y al paso de la brisa, a la vez que funcionan como parasoles

Fig.

149

. Crit

erio

s con

resp

ecto

al b

ord

e d

e la

inte

rven

ción

: 1- P

aso

libre

en

la p

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ja. 2

- Ex-

tens

ión

del

esp

acio

púb

lico

haci

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entro

del

ed

ifici

o.

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2 0 1Del borde hacia adentro

que combaten la radiación directa. Se mantienen en franco intercambio con la

ciudad, permitiendo observarla desde dentro a la vez que convierten al transeúnte

en espectador de las actividades culturales que suceden en los talleres. De esta

manera, aunque no existe un contacto físico, igualmente se trazan las relaciones

a través de los sentidos; aprovechando las condiciones sensoriales de relación a

través del límite (Fig. 150).

Se puede notar también la presencia de una terraza predominante, que enfatiza

el umbral espacial debajo de ella, a la vez que produce un importante espacio de

umbral sensorial cuando su ocupante se ve desplazado sobre la ciudad por en-

cima de los otros peatones. Esta terraza supera incluso el perímetro de la parcela

para engranar relaciones más interesantes con el afuera (Fig. 151).

La operación de sobrepasar, llevada a cabo por la terra-

za, se utiliza también en los pavimentos de planta baja (Fig.

152). El diseño del piso se propone igualmente para exten-

derse por encima de la línea de lindero y formar parte de los

bulevares aledaños. Asimismo se complementa la interven-

ción con la inclusión del verde que reverbera dentro y fuera

estableciendo una frontera sensorial. Logrando finalmente

opacar la línea que separa este lote de la ciudad al aprove-

char algunas de las operaciones y elementos más propicios

para el diálogo que se han definido hasta ahora.

Una vez desarrollado el perímetro de la propuesta, es nece-

sario prestar atención al centro protagonizado por el vacío y

la presencia del auditorio, donde muchas de las decisiones

tienen un precedente directo en las ideas de Gordon Cu-

llen sobre el “aquí y el allí” resaltando la siguiente línea: “[…]

como un mástil que sobresale detrás de unos edificios nos

sugiere, inmediatamente, la idea de mar” (Gordon, 1974,

pág. 183). Es de notar entonces que el vacío no es el úni-

co medio para lograr la relación, también la conexión vi-

sual con un elemento que pertenece a un espacio contiguo

puede anunciar la presencia del allá. El papel del mástil que

se nombra en la cita es representado por el auditorio pieza

que, girada y de color, anuncia incluso al más desprevenido

Fig.

150

. Fa

chad

a qu

e re

salta

su

perm

eabi

lidad

ta

nto

espa

cial

co

mo

sens

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l.

Fig.

151

. Per

spec

tiva

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terra

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um

bral

es e

ntre

la

ciu

dad

y la

ed

ifica

ción

.

Fig.

152

. Mue

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0 42 0 2

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

peatón la existencia de un algo más allá del

borde urbano. En términos sensoriales, este

volumen representa la conexión más direc-

ta de afuera hacia adentro. Por otro lado,

la decisión de crear un patio obedece a

dos razones fundamentales: primero ejerce

un papel importantísimo en la ventilación e

iluminación de los espacios, segundo cons-

truye en el espacio central una condición

de apertura que lo relaciona con la calle y

le brinda un carácter colectivo; contrario a

la intimidad que podría producir una cons-

trucción más cerrada o compartimentada.

Al contar con un perímetro tan permeable, el centro vacío delata la similitud entre

las condiciones del adentro y el afuera (Fig. 153).

Todas estas afirmaciones pueden entenderse no solo desde visuales externas sino

también a través del estudio de las secciones (Fig. 154). En ellas se puede apreciar

paralelamente el adentro y el afuera mantenidos constantemente en contacto

por medio del edificio que actúa literalmente como intermediario al establecer

distintos niveles de relación a través de sus niveles.

En una visión más general (Fig. 155) se puede observar como esta experiencia

sirve de laboratorio de experimentación para los criterios decantados durante la

investigación. Mostrando que las reflexiones surgidas a partir de un determinado

objeto pueden ser aplicadas en otros, siempre y cuando se interpreten de manera

conceptual y no meramente formal.

El límite se vuelve dinámico, vibrante; un

elemento jerárquico dentro de las explora-

ciones. Se aprovechan las operaciones y

elementos que cuentan con mayores capa-

cidades para permitir el intercambio, mien-

tras se toman en cuenta las condiciones es-

paciales, programáticas y sensoriales para

multiplicar los gradientes de diálogo. Deci-

siones que además tienen en cuenta otras

Fig.

153

. Bo

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Fig.

154

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2 0 3Del borde hacia adentro

reflexiones importantes como el aprovechamiento del clima y la multiplicación de

los espacios públicos.

El límite se entiende entonces como el entre y no el final. Pasando a tener verda-

dera presencia dentro de la propuesta que le permite explotar todas sus capaci-

dades para relacionar dos ámbitos distintos. Brindar a la ciudad la vida que solo los

edificios le pueden dar al considerar el lindero como la orilla que presenta múltiples

posibilidades para la relación entre la tierra y el mar.

Fig.

155

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0 42 0 4

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

Abordando los gradientes de los público

El último espacio de comprobación a mostrar tiene que ver con proyectos de es-

pacios públicos en donde se implementaron los criterios desarrollados en esta in-

vestigación adaptándolos a las circunstancias específicas. Fundamentalmente, al

incorporar esta sección al trabajo, se desea mostrar como las reflexiones no solo

han colado en el ámbito profesional sino que se han visto materializadas, es decir,

que las ideas que aquí se han discutido pueden llegar y han llegado más allá de

la teoría para aplicarse en proyectos que comprenden toda la gama de particu-

laridades propias de la arquitectura, desde la composición hasta el presupuesto

para la obra.

La exposición de estas experiencias comienza por una introducción del ámbito

en el que se sucedieron, para luego pasar a abordar los dos casos donde resalta

especialmente el segundo que ya cuenta con una etapa ejecutada. Hacia el final

de este texto también se concentran algunas de las reflexiones resultantes de este

álgido capítulo de comprobaciones.

El programa “Espacio Sucre” se inicia en el 2008 con la intención de recuperar y

proponer espacios públicos en el Municipio Sucre de Caracas, implementando el

mismo esfuerzo en barrio que en zonas formalmente urbanizadas. El desarrollo de

estos de espacios tuvo la particularidad de contar con reuniones entre la alcaldía,

los representantes de la comunidad y el proyectista; donde se exponían las ideas

de proyecto y se confrontaban con los requerimientos de sus habitantes.

Con la oportunidad de formar parte de esta iniciativa como asesor y proyectista,

tuve la tarea de concebir el diseño para dos espacios: un bulevar en la urbaniza-

ción Palo Verde en la Av. Central que no se construyó; y el Parque Galipán en la

urbanización Lomas del Ávila en la Calle 15 que se construyó y actualmente cuen-

ta con una segunda etapa que espera a ser ejecutada.

El primer proyecto fue el de Palo Verde, que se ubica en una zona céntrica de la

urbanización y cuenta con bastante actividad de personas de todas las edades.

Está conformado por un piso indiferenciado de concreto, el talud rematado por un

muro bajo, la presencia de los árboles como cobertura natural y la avenida de tres

canales. De esta manera aunque cuenta con unos cuatrocientos metros cuadra-

dos, el espacio parece estar disociado de los alrededores (Fig. 156).

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2 0 5Abordando los gradientes de lo públ ico

Al momento de abordar la propuesta las primeras ideas

plantean bajar el bulevar para nivelarlo con la acera pero,

tomando en cuenta lo cuantioso de una demolición tan ex-

tensa, se consideran otras ideas para mejorar las relaciones

de este espacio con su contexto. Es así como, en una se-

gunda mirada, se reconoce la proporción longitudinal de

las aceras, la calle y el bulevar, como una de las circunstan-

cias principales que obstaculiza las relaciones entre estos es-

pacios, es decir, están adosadas pero no interactúan como

se puede ver en la primera parte de la imagen arriba a la

izquierda (Fig. 157). Dicha observación conlleva a proponer

una intervención basada en ejes transversales que permitan

romper con esta condición y enlazar el bulevar al resto de la

trama. Lo que comienza siendo una propuesta para el bule-

var, termina por involucrar a la calle y las dos aceras.

Posteriormente, la idea de proponer un paso a nivel atra-

vesando la calle se deja de lado, debido a dificultades de

competencia entre la alcaldía y la gobernación sobre la

afectación de la calzada. Pero, teniendo en cuenta otros

ámbitos de la investigación, esta situación no evita la inclu-

sión en el proyecto de la acera que se encuentra del otro

lado de la calle para lograr que el bulevar repercuta más allá de su perímetro. De

esta forma se toman las superficies planteadas en el bulevar y se extienden hasta

la otra acera, conformando una frontera sensorial que permite al peatón recono-

cer que algo diferente sucede en ese tramo de la calle. Dichas superficies se repre-

sentan fundamentalmente por franjas de ladrillos, y otras combinadas de concreto

y arena. Las primeras representan los umbrales espaciales que cuentan además Fi

g. 1

56.

Situ

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Fig.

157

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Fig.

158

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0 42 0 6

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

con los interfaces de conexión, mientras que los sectores de

arena señalan espacios de permanencia y afectan inclusive

hasta el talud, disolviendo el muro de contención y dejando

que este metafóricamente se derrame sobre el espacio pú-

blico (Fig. 158).

Para completar la propuesta, estas nuevas franjas transver-

sales se solapan por medio de un degradado que evita que

se entiendan como elementos divisorios. Así el paso longitu-

dinal a través de ellas, sobre todo en el caso de las aceras,

no se ve obstaculizado sino enriquecido (Fig. 159).

Por último, es imporante notar que aunque se producen algunas divisiones nece-

sarias, en todo momento se favorece la transparencia en busca de la seguridad,

mientras que se respeta e intensifica el vacío y la presencia del verde; mantenien-

do como norte el objetivo fundamental de integrar este espacio con la ciudad.

El segundo proyecto fue el Parque Galipán, cuya primera etapa contaba con una

extensión de casi cuatro mil metros cuadrados y se encontraba azarosa y densa-

mente ocupada por árboles (Fig. 160). Para la elaboración de este proyecto una

de las discusiones más intensas con la comunidad tenía que ver con la construc-

ción o no de una reja en torno al parque. Los habitantes del lugar consideraban

que el espacio debía resguardarse ya que resultaría poco seguro, así que se les

propuso tres meses de prueba sin reja, al confrontar la inseguridad con transparen-

cia y buena iluminación, pero sobre todo con la ocupación por parte de la comu-

nidad de dicho espacio; ya que solo con su presencia podrían evitarse situaciones

Fig.

159

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2 0 7Abordando los gradientes de lo públ ico

lamentables. La comunidad aceptó, el parque no tiene reja, no ha sido vandaliza-

do y se mantiene como un espacio completamente público.

Sus dimensiones se convirtieron en un obstáculo presupuestario, por lo que uno de

los objetivos principales de la propuesta era el de desarrollar una estrategia para

construir diferentes ámbitos en el parque sin poder dotarlos de muchos elementos

construidos. Era evidente que esta situación había también sido un problema en

el intento anterior de adecuar el parque, ya que se había hecho énfasis en el es-

pacio central dejando un perímetro verde de carácter intersticial en una situación

semejante a las de los retiros de las edificaciones.

La estrategia general para la intervención consiste en una red de líneas rectas que

se trazaron a lo largo del parque, sorteando los árboles para evitar su remoción.

Sobre dicha red resalta un circuito cerrado de caminería que recorre todo el es-

pacio para garantizar que esta sola actividad mantenga toda la superficie activa,

cuidando de que esta línea no coincida con el perímetro del parque para evitar

enfatizar su límite. Además el contacto de este circuito con la calle es la interfaz

principal del parque, la rampa, que invita a gran parte de la población a entrar al

parque por el final de la calle ciega, evitando que las áreas más alejadas resulten

desocupadas. Otro gesto importante de esta caminería tiene que ver con su se-

Fig.

160

. Situ

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0 42 0 8

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

paración de la acera, donde se genera un espacio de plaza

(identificable por la superficie de ladrillo), que funge como

espacio intermedio entre el parque y la calle. Dejando a la

población infantil más resguardada a través de este umbral

espacial y sensorial que sirve de punto de reunión para la

comunidad (Fig. 161).

En el resto de los sectores se ubican diferentes superficies que

tienen que ver con los usos que se proponen. El pavimento

blando como arena o canto rodado designa las áreas de

juego permanente que en lugar de concentrarse, se distribu-

yen a lo largo del parque. Mientras que las superficies vege-

tales son áreas de paso, juego esporádico o contemplación

según sea el caso. Las áreas de contemplación se dan prin-

cipalmente en los bordes norte y sur del parque, ya que con

la vegetación alta y evitando el paso, se refuerza la barrera

contra el muro de estacionamiento de dos edificios (borde

sur) y hacia un terrero gubernamental completamente ocio-

so (borde norte). Como también se ha comentado, no se

trata de disolver indiscriminadamente los límites sino de bus-

car las relaciones que contribuyan al enriquecimiento.

Por otro lado, es importante resaltar el espacio para la pi-

ñata como el otro punto jerárquico, y que se reconoce por

tener también superficie de ladrillo. Este se desarrolla en la

parte más interna del parque y sobrepasa la línea creada

por la caminería, para que la plaza haga eco hacia el es-

pacio interno y no se recree una barrera sensorial. Es decir,

se sobrepasa la línea creada por la caminería construyendo

entre estos dos espacios un triángulo virtual que se traduce

en una frontera sensorial (Fig. 162).

La propuesta se cierra con dos piezas importantes: el mural

en el borde sur y el monolito de identificación del parque

(Fig. 163). El mural titulado “La reverberación de lo oculto”

pone en evidencia las trazas del suelo (generadoras de la

propuesta) que se continúan en forma líneas negras. Meta-

Fig.

161

. Esq

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e d

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la id

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- Situ

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162

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2 0 9Abordando los gradientes de lo públ ico

fóricamente estas caen sobre el paisaje verde, produciendo

ondas que lo distorsionan como si se tratara de una superfi-

cie acuosa. Su trama, visible desde todo el parque, señala al

ocupante la continuidad de los diferentes espacios, aunque

sus pavimentos señalen actividades distintas. El monolito, por

su parte, también lleva a la vertical la existencia de las líneas

del piso, pero esta vez en forma de vacío, construyendo el

negativo con la presencia de las dos piezas de concreto.

Estos elementos verticales juegan un papel importantísimo

en la construcción del vacío del espacio público, ya que

son las únicas piezas que se diferencian del plano horizontal

y acentúan la ausencia de volúmenes.

En las fotografías de la obra ejecutada se puede observar

un cambio importante en las superficies del suelo con res-

pecto al proyecto. El pavimento originalmente de adoqui-

nes de ladrillo fue cambiado por otros de concreto, debido

a problemas de presupuesto, debilitando la idea de la rela-

ción entre la plaza y el área de la piñata. Pero por otro lado,

el color gris parece funcionar mejor como punto intermedio

entre el color de la calzada, la acera y aquellos presentes en

el parque. De igual forma los tonos de la vegetación toman

mayor importancia, acentuando sus formas (Fig. 164).

En pocas palabras, la propuesta para el Parque Galipán busca siempre activar un

espacio que se encontraba en condiciones de abandono, por medio de la gene-

ración de dinámicas interesantes entre sus distintos ámbitos y la ciudad, producto

de las reflexiones alcanzadas en la presente investigación. Se ha mantenido una

completa transparencia entre sus espacios evitando inclusive vegetación alta en

sus áreas centrales, también se ha hecho especial uso de los umbrales y fronteras

para establecer relaciones espaciales, programáticas y sensoriales entre sus par-

tes, y entre el parque y la ciudad. Salvando las dificultades propias de la ejecución

arquitectónica se han podido plasmar varios de los criterios aquí desarrollados.

Posteriormente a la ejecución del parque, se presentó la tarea de proponer so-

bre el espacio que se encuentra del otro lado de la calle, igualmente extenso

pero casi todo expuesto al sol, presenta árboles únicamente en el perímetro (Fig.

Fig.

163

. 1- P

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0 42 1 0

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

165). Esta condición permitió abrir la posibilidad una gran área deportiva gramada

que se convertiría en el punto central del espacio, como imán programático para

atraer a los habitantes a dicho espacio. Esta actividad se acompañó a su vez con

acciones complementarias como el parque de perros y un área de reunión techa-

da, los cuales no se habían podido incluir en Galipán I.

Las principales decisiones de diseño se aproximan a las tomadas en el bulevar

de Palo Verde con respecto a la superación de la calle en la búsqueda por la

configuración de nuevos espacios y la integración del tejido urbano. Tanto el tra-

zado irregular, como la plaza y la rampa de acceso se ven complementados en

la segunda etapa de la propuesta, permitiendo atar lazos entre estos dos espacios

para fortalecer su entendimiento como un único parque (Fig. 166).

Fig.

164

1- P

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2 1 1Abordando los gradientes de lo públ ico

La plaza y el espacio de la rampa ahora se relacionan compositiva y material-

mente con sus reflejos al frente, construyendo fronteras espaciales y sensoriales

atadas sobre la calle. Igualmente las superficies de pavimento blando se hacen

nuevamente presentes en la segunda etapa para señalar las actividades de per-

manencia (Fig. 167).

Fig.

165

. Situ

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Fig.

166

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0 42 1 2

P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o

La propuesta para esta segunda etapa se completa con acciones igualmente

ligadas a la compresión de los límites. En primer lugar se encuentra la cancha que

requiere de un cerco perimetral por lógicas del deporte, convirtiéndose en una

caja cerrada en medio del espacio vacío. Esta situación siempre representó una

incomodidad para el proyecto, ya que al intentar hacer fluir las relaciones espa-

ciales entre los distintos ámbitos, el volumen de malla metálica representaba un

inconveniente. Es así como se tomó la decisión de dejar al descubierto el lado de

la cancha que da frente a la calle y mitigar las posibles escapadas de los balones

con una pieza de gradería con carácter de escultura. La cual transforma lo que

podría haber sido una barrera, en una frontera, que cambia a lo largo de su reco-

rrido y remata en un hito vertical que entra en diálogo con el mural, el monolito y

la chimenea del espacio techado. La segunda acción fue la de crear, en el único

punto techado del parque, una pérgola que se extiende sobre la pendiente a

manera de mirador, para abrirse hacia el oeste de la ciudad, como el espacio de

umbral que desea ser arrojado al atardecer (Fig. 168).

La adición de una segunda etapa del parque, aunque no ha sido ejecutada aún,

permitió especular sobre llevar las reflexiones del límite un paso más allá. Se reco-

noce la calle como una posible barrera, derivando en una serie de propuestas de

relaciones tangibles e intangibles a través de ella. Dando como resultado dos sec-

tores de una propuesta que presentan importantes diálogos entre ellos y sus partes.

Los elementos y operaciones decantados en el trabajo se han aplicado en los

linderos entre los parques y la calle, ya que aunque los dos son espacios públicos,

estos igualmente suelen verse separados en muchos casos de la urbe caraqueña.

Del mismo modo la búsqueda por la intervención de sus áreas limítrofes ha busca-

do que los parques y la calle se integren activando los flujos y actividades que se

dan lugar en cada espacio.

Fig.

168

. 1- G

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2 1 3Abordando los gradientes de lo públ ico

En términos más generales, se ha evidenciado a lo largo de la revisión de estos

tres grupos de propuestas, que las herramientas definidas como elementos y ope-

raciones sobre el límite pueden ser aplicadas en el lindero y en otras condiciones

limítrofes como en la calzada o la división entre diferentes espacios. Asimismo el

entendimiento del límite como un espacio intermedio en lugar del final, ha permi-

tido reordenar la configuración de los espacios entre el edificio y la ciudad para

pensar en zonas de intercambio en donde se den lugar actividades asociadas a

ámbito privado y público.

En cuanto al espacio de retiro, las comprobaciones atestiguan que su incorpora-

ción de tendencia pública a la ciudad podría permitir la generación de nuevos

espacios equipados para la recreación y el encuentro. Dicho margen también po-

dría colaborar al ordenamiento de la acera como espacio peatonal, generando

una zona que propicie el desplazamiento a pie que a su vez pueda activar los usos

que se dan en las adyacencias de la calle.

Por otro lado estas breves experiencias han permitido mostrar la factibilidad de

proyectos que tengan en cuenta interacciones dinámicas con la ciudad en nues-

tro contexto actual. En realidad, las intervenciones que comprendan a la ciudad

como una red de relaciones y busquen el intercambio, pueden ser capaces de

obtener lo mejor de ella y darle lo mejor de sí en mutuo beneficio.

Finalmente, es posible afirmar que tener en cuenta los criterios antes planteados

podría servir como primer paso para afrontar esta problemática compleja sobre el

lindero, orientando las intervenciones a transgredir el límite en función de potenciar

las relaciones entre el espacio público y privado.

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2 1 5

Reflexiones finales

El título de reflexiones tiene exactamente las dos connotaciones que por significa-

do se le atribuyen. Como último capítulo de una investigación tiene que ver con la

acción de considerar algo nuevamente, es decir, detenerse un momento para re-

visar lo construido en lugar de formular algo nuevo. En segundo término la reflexión

también se da sobre el espejo, reflejarse sobre algo y hacerse testigo de sí mismo.

Cuando nos miramos sobre el espejo no vemos lo que somos sino lo que fuimos.

Luego de vernos ya todo cambió, somos distintos a cuando apenas dirigíamos la

mirada hacia el reflejo. Cambiamos en el momento en que nos hacemos cons-

cientes de nuestra situación actual. Las ideas que aquí se plasman no son más que

un observar el espejo para convertir al autor en testigo. No se alcanzan finales,

sino que se filtran las ideas y se generan interrogantes como consecuencia de los

caminos transitados.

Repasar lo alcanzado y recordar los tropiezos, pone inmediatamente en evidencia

el valor de observar, como base para despertar los cuestionamientos que aquí

se presentan. En donde la labor del paseante atento a su entorno, identifica y

construye a través de su disciplina, un problema que gira en torno al lindero y que

embiste contra la misma sociedad que lo construye; aísla a las edificaciones y des-

precia a la ciudad.

A partir de aquí es necesario resaltar la condición hermenéutica como principal

puente para alcanzar los objetivos logrados. Por medio de este proceso interpreta-

tivo se ha llevado a cabo el acercamiento a cada uno de los puntos estudiados en

estructura que se personaliza específicamente para el presente trabajo, pero que

pueda desarrollarse para ser aplicada más adelante. La construcción de esta me-

todología se ha basado en procesos familiares al arquitecto, de ahí que se apela

a etapas como análisis, relación, síntesis y propuesta; las cuales se han constituido

en una estrategia cíclica que ha permitido reconocer una similitud importantísima

entre la investigación y el proyecto: ninguno tiene un verdadero fin. El proyecto

parece terminar cuando se agotan los plazos, pero durante la obra e inclusive

después de su inauguración los cambios serán necesarios, lo que requerirá retomar

el proceso proyectual. Por otro lado, la investigación parece encontrarse en cons-

tante avance y mutación, logrando diversos productos que de ninguna manera

detienen su eterno desarrollo.

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Otra situación importante de resaltar, luego de revisados los procesos metodoló-

gicos, es que nada termina exactamente como se planea. Para no generalizar,

ha sido evidente durante la línea de tiempo en la que ha trascurrido este trabajo,

que importantes cambios surgen en la medida en que se avanza desde los plan-

teamientos iniciales y los métodos seleccionados. Mientras nueva información es

incorporada, debe ajustarse el curso como cuando se conduce un velero en mal

tiempo, con nociones claras de hacia donde se quiere ir, pero con una ruta bas-

tante incierta.

El mayor ejemplo de esta afirmación la representa precisamente el eje central del

trabajo, el lindero. Aunque se consideró inicialmente como objeto único de estu-

dio, el desarrollo del método cíclico permitió alcanzar las primeros planteamientos

e intervenciones que no tardaron en mostrar más denso el problema; lo que trajo

consigo la inclusión de varios temas importantes uno a uno. El retiro se incorporó

en primer lugar, luego de comprender que la problemática en torno al límite su-

peraba la condición bidimensional para configurarse como un espacio intermedio

entre lo público y lo privado. Después se mostró también necesaria la revisión de

la cara externa del lindero, la calle; como representante de ese ámbito público y

componente necesario para equilibrar la balanza. Creando por último el requeri-

miento de establecer un marco contextual que introdujera las particularidades de

la ciudad como escenario de las divisiones que se dan lugar en ella.

Posterior a la consolidación de los elementos que tienen presencia en el contac-

to entre el espacio público y el privado, es que se re-compone la estructura de

presentación que finalmente tiene este documento. El cual, como todos, posee

la debilidad de leerse de forma lineal, con lo cual ha sido necesario reforzar las

relaciones transversales que existen entre sus diversos momentos y componentes.

Lo más importante con respecto al papel de la estructura metodológica, es com-

prender que el reconocimiento de los métodos involucrados dentro del hacer aca-

démico y profesional solo pueden ser útiles para alcanzar los objetivos planteados,

y en ningún caso deben considerarse como una práctica negativa ni restrictiva de

la creatividad. No pueden entenderse como una camisa de fuerza, es decir, di-

bujar una determinada estructura de procesos no quiere decir que deba seguirse

ciegamente, porque como toda mirada al futuro, de seguro requerirá adaptarse

cuando la alcance el presente. Además, luego de que esos pasos andados se

conviertan en pasado, dejarán muchas enseñanzas y sobre todo pistas para los

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nuevos caminos por recorrer.

En mi caso en particular, el proceso de construir la metodología ha sido práctica-

mente una investigación en sí mismo, con sus propias conclusiones representadas

a manera de gráficos que solo se hicieron evidentes solo después de terminados.

Todos estos procesos sirvieron para acercarse a un problema pero también a una

ciudad, Caracas. Lo que ha significado sin duda una ventaja, ya que es precisa-

mente en esas márgenes gaseosas entre la arquitectura y el diseño urbano es don-

de se pueden escenificar las intervenciones pertinentes. Es necesario comprender

la importancia de evitar que los edificios crezcan obviando al contexto en que

nacieron o que los planes generales no tengan en consideración la importancia

de la pieza dentro del rompecabezas; con particular énfasis en los espacios limí-

trofes que son del interés y responsabilidad de todos los que se encuentran en sus

adyacencias.

Precisamente la actuación sobre el espacio público y la ciudad no tiene porque

venir únicamente del plan maestro. Dentro del acertijo urbano, cada una de las

piezas involucradas tiene el mismo peso sobre la imagen final. Cada nuevo objeto

arquitectónico planteado dentro de la ciudad produce consecuencias, una rever-

beración semejante a las ondas sobre el agua al perturbarse su superficie; nuevas

dinámicas, flujos, nuevas memorias son creadas a partir de cada gesto. Donde

precisamente los límites han cobrado especial valor al entenderse como perturba-

dores por excelencia de la imagen de la ciudad.

El acercamiento intensivo al contexto se debe a que sencillamente la tabula rasa

se ha convertido en un sueño a la misma velocidad que la anti-ciudad se constru-

ye en los suburbios de Caracas, pero no solo dentro del valle, sino afuera donde la

Gran Caracas comenzó a existir antes de llevar dicho nombre. Se debe reconocer

entonces que la aprehensión del contexto es una obligación de los arquitectos

contemporáneos, quienes vamos siempre a operar sobre la preexistencia. Es nece-

sario digerir quienes somos, la verdad nos hará libres de malas decisiones.

Así, quien ha visto a través del lente del autor, ha sido testigo de una ciudad a

retazos, que se corta y descose en pequeños fragmentos como efecto de la inse-

guridad y la falta de ideas. Atender a las debilidades y potencialidades que esta

ciudad posee, es la única forma en que se podrá allanar el camino hacia el reco-

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nocimiento del problema y las posibilidades de afrontarlo. Comenzar a pensar en

lo que podemos ser, porque de seguro tenemos más en el futuro de lo que existe

en el pasado.

Por otro lado, a todas las intervenciones les hacen falta menos líneas rectas y más

curvas, curvas de tallos y hojas, curvas de naturaleza que permitan asociarnos en

simbiosis con ella. Arquitecturas tropicales, cuyo adjetivo no hable de la localidad

en la que se encuentran sino de las bondades que de dicho contexto aprove-

chan. Posibilidad planteada para la Calle Codazzi donde la comparación antes

y después permite evidenciar que casi se duplican el número original de árboles,

mientras que las áreas verdes se han hecho participes de todo el recorrido en for-

matos contemplativos y habitables. Como un iglú que se hace con hielo, la arqui-

tectura venezolana ha de hacerse con árboles y brisas.

Un iglú de brisas capaz de alojar a una sociedad caracterizada por la mezcla

y la hibridación. La cual se entrelaza naturalmente y requiere de la arquitectura

como escenario de su novela. Donde la concepción de cada intervención debe

preocuparse por la construcción de un paisaje urbano favorable que permita re-

vertir el ciclo de deterioro para impulsar la intensiva ocupación de los espacios.

Planteamiento que se trata firmemente en el Parque Galipán, el cual pasó de ser

un espacio abandonado a un parque público donde las fiestas infantiles y los no-

viazgos de juventud son la excusa para relacionarse. Lugar sobre el cual se puede

decir con orgullo que a un año de su inauguración, sin rejas que lo aíslen, no ha

sido víctima del primer acto de vandalismo. Lo que se podría considerar como

una pequeña prueba de que los espacios tratados con esmero promueven una

conducta positiva.

Intervenciones de escala controlada pueden orientarnos hacia alteraciones pro-

fundas de la imagen de la ciudad. Claro que se siente lejano pensar en modificar

uno a uno cada edificio que compone dicho paisaje; es sin duda más factible re-

formular el espacio urbano que se encuentra entre ellos para motivar un cambio,

y convertirnos luego en testigos del progreso.

Es una invitación a la convivencia a través de una trama de espacios públicos de

primera calidad, que atienda a cada puntada como si de un bordado se tratase.

Esta ciudad cuyas esquinas son todas distintas y esconde en sus diferencias los prin-

cipales atractivos, no puede esperar ser intervenida con planes estándares, sino

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que debe concebir espacios a través de criterios generales que a su vez dejen la

puerta abierta para la exaltación de sus particularidades.

De igual forma es también cierto que aunque se formalicen las calles como espa-

cios públicos equipados, no se logra solventar las carencias; ya que siguen siendo

igualmente necesarias otras escalas de ocupación. Espacios públicos que hablen

de la vida metropolitana que no se pueden resolver en segmentos lineales, ya

que se requiere espacios para la congregación. La afectación de los retiros lo que

hace es entenderlos como un reservorio de espacio para la ciudad, con la posi-

bilidad de materializar lugares de reunión local al alcance inmediato de la gran

mayoría de los ciudadanos; estos podrían funcionar igualmente como la tejedura

que permita enlazar los puntos inconexos.

Observar a Caracas es precisamente hacerse testigos de una constelación de pun-

tos inconexos, donde las líneas se cortan, sobre todo la peatonal. De esta manera

la intervención sobre los límites del Tejido de Extensión, dilatado a través del valle,

abre la posibilidad para configurar los enlaces entre espacios aislados. Porque es

cierto que intervenciones como la de la Calle Codazzi podrían establecer francas

conexiones peatonales entre el colegio, el comercio local y otros puntos de interés

de esa comunidad, pero es igualmente necesario pensar en una afectación masi-

va que permita relacionar a través de la ciudad parques, centros religiosos, plazas,

etc.; lo que podría tener efectos verdaderamente contundentes en la forma de

vida de sus habitantes. Serían estos espacios el escenario para un digno recorrer

del peatón en su reconquista.

La conexión de los espacios públicos diseminados por la ciudad busca multiplicar

su alcance a través de intervenciones que haga al recorrido lo suficientemente

nutrido como para dejar de sentirse como un esfuerzo por llegar a, y entenderse

como un momento tan enriquecedor como el propio estar. De esta manera tiem-

po y distancia cobrarían sentido al convertirse en parte positiva de la experiencia.

Razón fundamental por la cual, empezando por la acera, los desplazamientos de-

ben ser pensados como algo más que eso.

Enfatizando la reflexión, es igualmente necesario resaltar que los espacios de retiro

no son intersticiales per sé y que dicha condición se hace presente con la con-

jugación de ciertas características: el amurallamiento del lindero, la ocupación

anárquica por parte del vehículo, la construcción no controlada, el poco interés

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R e f l e x i o n e s f i n a l e s

por las áreas verdes, el desorden en la instalación de las maquinarias, entre otras.

Notándose cada vez mayor el número de espacios que abrazan esta condición

que los mantiene en un estado indeterminado de usos o posibilidades, afectando

inclusive a los espacios de retiro laterales y de fondo. Los cuales, por los alcances

planteados, no han sido tratados directamente en este trabajo y pasan a formar

parte de la lista de pendientes.

Dentro de esos puntos que no se han alcanzado a cubrir, se pueden observar

importantes ramas que comienzan a crecer pero que no forman parte del tronco

central de este segmento de la investigación: las fuertes divisiones producto de los

ríos y autopistas, la revisión crítica de las ordenanzas y la profundización en otros

tejidos urbanos; son una muestra de que son tantos los temas tratados como los

que están aún por tratarse.

En cuanto a las propuestas, se evidencia que estas buscan hacer frente a esa

condición fragmentaria que ha adquirido el retiro, a través de un planteamiento

de espacio fluido que recuerda a las teorías del Movimiento Moderno. Pero incor-

porando además esa condición dinámica que suele verse en los centros de las

ciudades donde la espontaneidad ha pintado distinto cada rincón. Es decir, las

propuestas se han constituido en una amalgama entre dos posiciones distintas con

la intención de extraer virtudes de cada una.

Los esfuerzos se dirigen a debilitar la división existente, hacer desaparecer el límite

podría considerarse en este caso, un logro. Sin embargo se espera que el principal

aporte de este trabajo sea el de hacer consciente la marcada separación que

existe actualmente. La cual ha derivado en consecuencias como: el debilitamien-

to en la relación entre el espacio público y privado, la condición intersticial de los

retiros, la devaluación de los comercios asociados a las plantas bajas, el estado de

soledad y abandono de los espacios públicos, deterioro del paisaje urbano, de-

trimento de los espacios del peatón, entre otras. A lo que adicionalmente se han

propuesto algunas pistas que podrían ayudar a confrontar esta situación: debilitar

el llamado carácter impermeable del lindero, fomentar actividades asociadas al

comercio que relacionen ambos lados, incorporar intensivamente el verde, mejo-

rar los espacios del peatón, incluir espacio públicos equipados de pequeña esca-

la, considerar las particularidades de cada sector, etc.

La división afecta intensamente a la ciudad en múltiples escalas, donde los linderos

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parecen representar pequeñas cortaduras superficiales agrupadas en cientos de

heridas semejantes que le han cambiado la cara a la ciudad. Una extrapolación

del limes griego donde se pierde el interés por lo que está más allá. Una visión ar-

caica que lo considera como la excusa perfecta para materializar la separación,

cuando su lugar podría entenderse como el paso obligatorio para lograr cualquier

intercambio, donde los involucrados se envuelvan en una acción de enriqueci-

miento mutuo.

El límite físico, representado por muros y cercas, ha tenido una gran variedad de

connotaciones a lo largo de la historia. Por un lado, ciertas nociones de intimidad y

resguardo, de sentirse cobijado a través de la separación de aquello que normal-

mente resulta ajeno. Por otro lado el muro ha tomado importantes valores negati-

vos, en algunos casos, asociados a ideas de recesión. Desde los amurallamientos

de las ciudades medievales hasta el muro de Berlín, estos han sido un sinónimo de

privación, de restricciones de libertad. En el intento por alejar a las personas de

determinados deseos, la aparición del primer límite se acompañó por el primer

intento de traspasarlo.

De esta manera las concepciones más recientes han ido evolucionando, particu-

larmente en la arquitectura contemporánea, donde han alcanzado connotacio-

nes de conexión, de solape. El límite ha pasado de ser el final de uno y el comien-

zo de otro, para entenderse como el intermedio; lo que trae consigo un cambio

importantísimo en su concepción. A través de esta alteración se revaloriza inme-

diatamente no solo el límite sino también lo que sucede detrás de él. Nos hace

conscientes del otro lado, de aquel que ocupa un espacio distinto, es el reconoci-

miento de la otredad, sin la cual no pueden existir relaciones. Por consecuencia el

rasgo más importante es el de encuentro entre los dos, el que pertenece a ambos.

Para la comprensión de estas afirmaciones es cierto que ha sido fundamental la re-

visión semántica de los conceptos referentes a cada uno de los temas, en especial

el límite, pero también han cobrado un inmenso valor las exploraciones plásticas

desarrolladas a raíz de esta investigación. Las cuales han brindado la oportunidad

de enfocarse en los contenidos de cada idea por medio de la abstracción. Hacer

un esfuerzo por expresarse a través de imágenes nuevas es reconocer que las figu-

ras del día a día pueden estar tan cargadas o gastadas de significado que no nos

permiten ver más allá. Cuando se recomponen en manchas, colores, densidades

y texturas, la reflexión gráfica cobra nueva vida y complementa las interrogantes

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que las vieron nacer.

Por medio de este ejercicio ha llegado a considerarse al límite como punto de

articulación, objeto moldeable que permite hacer encajar piezas distintas. Es el

elemento que dialoga entre los espacios involucrados, adquiriendo en sí mismo la

connotación de espacio, convirtiéndose en objeto de reflexión y abriendo espacio

para las propuestas. Es vibrante, se agita ante el roce de las acciones que se suce-

den en los cuerpos en torno a él, lo que lo mantiene en constante transformación.

Al fin y al cabo, una orilla.

Con estas consideraciones en mente, los arquitectos contemporáneos tienen la

responsabilidad de pensar y proponer sobre esos límites, los cuales se han converti-

do en interrogantes constantes los últimos años. Fomentar su capacidad de comu-

nicación a través de la creación de tamices, brumas y penumbras que dinamicen

la relación entre espacios distintos.

Como primeros pasos para llevar estas ideas al mundo físico, se han podido ob-

servar dos esfuerzos importantes, uno en el ámbito académico y uno en el campo

profesional. Los cuales han permitido estrechar relaciones transversales entre dis-

tintos campos del ejercicio del arquitecto, alimentando la investigación con cada

una de esas experiencias.

Como primer punto está la confrontación de una línea de investigación en un con-

curso de oposición, lo que busca no solo incentivar las opiniones de otros sino que

también tiene la intención de transmitir ciertas inquietudes. Asimismo, y apoyado

en mi labor como docente, la mejor oportunidad que brinda el ámbito académi-

co para cualquier investigación es poder debatir con los estudiantes. Ellos siempre

brindan una mirada fresca, que permitirá además contribuir en la formación de

profesionales conscientes del problema y con posturas claras al respecto.

Paralelamente, y como segundo punto, la presencia de los proyectos arquitectó-

nicos brinda la oportunidad de ver como los planteamientos desarrollados pueden

tener cabida en este espacio a veces alejado de la academia. Además permite

mostrar que las reflexiones se han enriquecido desde varios ámbitos y esperan ex-

presarse en todos ellos, especialmente en los escenarios más duros del ejercicio

profesional.

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Para concluir solo me queda decir que el límite entre el espacio público y el espa-

cio privado requiere sin duda de una intervención. El retiro debe derramarse hacia

la ciudad y la calle inflarse de vida, todo a través de un lindero permeable. Los

muros y las rejas de obsolescencia habrán de morir, desangrados por una insegu-

ridad extrema o demolidos por una sociedad que comenzó a creer... la pregunta

es ¿estaremos listos?

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Notas

Las citas que se consultaron en inglés fueron traducidas por el autor. Es así que se

transcriben a continuación las notas originales previa traducción:

1. Pág. 055: “The interests of the community are not synonymous with the interests of deve-lopers and corporations” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 335).

2. Pág. 055: “[…] a private street is one for witch public authorities assume no responsibility. This is because the open spaces servers only the property owners directly involved” (Kostoff, The city assembled, 1999, pág. 192).

3. Pág. 058: “As late as 1952 a popular magazine could rhapsodize: “The front porch is an American institution high civic and moral value. It is a sign that the people who sit on it are ready and willing to share the community life on their block with their neighbors.”” (Kostoff, The city as-sembled, 1999, p. 218).

4. Pág. 089 “Heijo-kyo, now Nara (Japan), laid out on the Chinese model in the 8th century: […] There were nine “zones” running east-west; each of these was divided into eight “quarters” by street running north-south; each of those quarters was in turn subdivided into sixteen blocks; and each of those was divided into sub-units” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 104).

5. Pág. 090: “Since it was not realistic to revive the old rituals of sea trade, the only option was to find some new purpose for the waterfront” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 45).

6. Pág. 126: “the front to the street should still present something that intimates a relation to the society in which you live; a dead wall of twenty or thirty feet (6-9 m) high, run up in the face of your neighbors, can only inspire horror an dislike” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 98).

7. Pág. 130: “The grid with two main axes intersecting, and the large public square at the intersection, were standard. This plaza is the key to the entire settlement; its size regulated the makeup of the grid. The block immediately surrounding the plaza were divided into four equal sections (solares) and assigned to the leading settlers. (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 115).

8. Pág. 131: “Ebenezer Howard –the author of the 1898 book To-Morrow, A Peaceful Path to Social Reform, retitled in the second edition of 1902 Garden Cities of To-Morrow” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 75).

9. Pág. 131: “The main invention from my point of view was the Independence of the buil-ding line from the street line. The blocks system of land division was rejected. The houses turned on their lots, to catch the sun and view. The blocks were irregular, and the houses were grouped around blind alleys, frequently T-shaped” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 76).

10. Pág. 132: “when there is the chance of making money from urban land, the claims of the public good will be set aside.” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 121).

11. Pág. 150: “Obstructions to traffic in the form of gates and bars were introduced to London’s West End estates in the 18th century. The goal was to prevent the privately-owned streets lined with elegant Georgian townhouses from being used as cross-town” (Kostoff, The city assem-bled, 1999, pág. 93).

12. Pág. 152: “England´s Buchanan Report of 1963, Traffic in Towns. The report recognized the motor vehicle as a beneficial invention, and predicted an astronomical rise in its numbers. But accommodating these numbers in already strained setting would frustrate door-to-door accessi-bility and damage the urban environment –danger to pedestrian, anxiety, noise, air pollution, and visual intrusion when likely outcomes. The solution? Create areas within towns and cities where considerations of the pedestrian environment took precedence over the movement and parking of automobiles” (Kostoff, The city assembled, 1999, pág. 239).

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