Download - Abuelas_coloquio2

Transcript
  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    1/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIASegundo Coloquio Interdisciplinario de Abuelas de Plaza de Mayo

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    2/169

    Este documento ha sido elaborado con la ayuda financiera de la Unin Europea. Su

    contenido es responsabilidad exclusiva de la Asociacin Abuelas de Plaza de Mayo

    y en ningn caso se debe considerar que refleja opinin de la Unin Europea.

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    3/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIASegundo Coloquio Interdisciplinario de Abuelas de Plaza de Mayo

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    4/169

    ABUELAS DE PLAZA DE MAYO

    Virrey Cevallos 592 PB1 (CP 1097)

    Tel. 0800-666-8631 / 4384-0983

    [email protected]

    www.abuelas.org.arwww.redxlaidentidad.org.ar

    ARCHIVO BIOGRFICO FAMILIAR DE

    ABUELAS DE PLAZA DE MAYO

    Corrientes 3284 4 H

    Tel. 4864-3475 / 4867-1212

    [email protected]

    CENTRO DE ATENCIN POR

    EL DERECHO A LA IDENTIDAD

    Gurruchaga 1079

    Tel. 4899-2223 / 4899-2228

    [email protected]

    CONADI25 de Mayo 552, 2 piso

    Tel. 4312-6648

    [email protected]

    www.conadi.jus.gov.ar

    FILIAL DE ABUELAS LA PLATA

    Calle 8 N 835, Galera Williams,

    Piso 6 Oficina 1 (CP.1900)

    Tel. (0221) 425-7907

    [email protected]

    FILAL DE ABUELAS MAR DEL PLATA

    Bolivar 3053 7 D, edificio Tango

    Tel. (0223) 496-3029

    [email protected]

    FILIAL DE ABUELAS ROSARIOCalle Moreno 248

    Tel. (0341) 472-1466/472-1467

    int. 114

    [email protected]

    FILIAL DE ABUELAS CRDOBA

    Duarte Quirs 545, piso 3, dpto. C,

    Edificio El Foro (CP 5000)Tel.Fax. (0351) 421-4408

    [email protected]

    FILIAL DE ABUELAS AYACUCHO

    Almirante Brown 514

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    5/169

    EDITOR

    Abel Madariaga

    PRODUCCIN Y COORDINACIN

    Clarisa Veiga

    COMPOSICIN Y ARMADO

    Diego Gorzalczany

    DISEO DE TAPA

    Brbara Linares

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    6/169

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    7/169

    ndiceACTO DE APERTURA

    Palabras de Presentacin

    Sr. Abraham Leonardo GakEmbajador Angelos Pagkratis

    Sra. Alba Lanzilloto

    EXPOSICIONES

    Antiguos y nuevos sentidos de la poltica y la violencia,

    Pilar Calveiro

    Debate con Pilar CalveiroUna mirada psicoanaltica de la Memoria, Alicia Lo Gidice

    TRABAJO EN TALLERES

    Presentacin de la actividad

    Ex Centro Clandestino de Detencin Casa de Virrey Cevallos

    Ex Centro Clandestino de Detencin Club Atltico

    Ex Centro Clandestino de Detencin La Ribera

    Ex Centro Clandestino de Detencin Mansin SerEx Centro Clandestino de Detencin D2

    Puesta en comn de los Talleres

    Comentarios acerca de los talleres, Alejandra Naftal

    y Mnica Muoz

    13

    17

    21

    25

    31

    6375

    85

    87

    103

    123

    137

    153

    161

    165

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    8/169

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    9/169

    13

    Presentacin

    Este es el Segundo Coloquio Interdisciplinario de Abuelas de Plaza de

    Mayo. En esta edicin lleva el nombre de El porvenir de la memoria,

    porque pensamos que es oportuno hablar de los desafos que nos planteala memoria de aqu en ms y en este nuevo escenario. sta, entonces,

    ser la idea rectora de este encuentro.

    En esta primera charla de apertura contamos con la presencia del Dr.

    Abraham L. Gak, rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pe-

    llegrini. Tambin nos va a hablar el embajador Angelos Pagkratis, Jefe

    de la Delegacin de la Comisin Europea en Argentina. Y, por ltimo, la

    Abuela Alba Rosa Lanzillotto, Secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo.

    PRESENTACIN

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    10/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA14

    Mesa de apertura del Coloquio en el saln de

    Actos de la Escuela Superior de Comercio Carlos

    Pellegrini: El embajador de la Delegacin Europea

    en Argentina, Angelos Pagkratis; la Abuela de

    Plaza de Mayo, Alba Lanzillotto; y el rector de la

    institucin anfitriona; Abraham Gak.

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    11/169

    PRESENTACIN 15

    Fotografas: Damin Neustadt

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    12/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA16

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    13/169

    Dr. Abraham L. Gak

    Rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini

    Buenas noches.

    No slo en nombre mo sino tambin de las autoridades de esta escuelay de los alumnos de la misma, quiero agradecerles que nos hayan elegi-

    do como sede de esta actividad, porque me parece que es el lugar natural

    donde deben existir este tipo de eventos. Es el lugar donde estn los jve-

    nes, los adolescentes que no han vivido el drama que quienes tenemos

    ms aos s hemos sufrido y en muchos casos padecido. De modo que,

    por un lado les agradezco el que hayan iniciado esta actividad aqu, en la

    escuela. Y espero que las instalaciones y el trato que les brindemos seadel agrado de todos ustedes.

    El tema de la memoria no es un tema fcil. Porque a medida que

    pasan los aos, los testigos presenciales de la poca, de esa poca terrible,

    naturalmente vamos a ir desapareciendo. Y la tarea de establecer testimo-

    nios para poder marcar y sealar un perodo tan terrible para nosotros y

    que a la luz de lo que pasa en el siglo XXI les dira que, con las variantes

    propias, se repite en todo el mundo nos hace pensar que, si no trabaja-

    mos fuertemente para que estas memorias se transformen en accionespositivas por la paz y la convivencia, la humanidad va a tener un siglo

    terrible.

    Desde luego, cuando uno repasa lo sucedido se hace muy difcil com-

    prender cmo en algunas mentes humanas se pudo haber instalado una

    idea de accin de esta naturaleza. La tarea epopyica, homrica, de las

    Abuelas, la de rescatar a quienes en ese momento eran bebs para que

    PRESENTACIN 17

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    14/169

    puedan recuperar su identidad y conocer la realidad que se les ha oculta-

    do, me parece absolutamente imprescindible. La pregunta es cmo con-

    tinuarn los que van a venir despus, la bsqueda y el encuentro de esosya hombres y mujeres que van a tener, con seguridad, esa inquietud

    interna de que tal vez algo ha pasado con ellos.

    Y mantener la memoria en los jvenes no es fcil. No es fcil porque,

    por un lado, no han vivido personalmente esto. De modo que debemos

    colaborar y construir con ellos una imagen, un pensamiento, un razona-

    miento, que les haga poder comprender en su total magnitud lo que

    sucedi. Comprenderlo de tal manera que no quede como un episodio de

    la historia que uno lee en los libros, sino que realmente se conozca,desde la sangre de cada uno, que esto que ha pasado no puede suceder

    nunca ms. Por eso la tarea de Madres y la tarea de Abuelas, que el tiem-

    po va a ir deteniendo, tiene que ser reemplazada por la que puedan realizar

    los que hoy son jvenes y maana adultos; ellos van a tener esa misin.

    Yo dira que en esta escuela, transversalmente en todas las acciones

    desde las ms comunes, las de todos los das tratamos de que ese con-

    cepto de respeto a la persona humana, esa constante batalla contra la dis-criminacin, la segregacin y el autoritarismo, sea instalado. Y felizmen-

    te est bien instalado. Pero, cmo garantizamos que eso siga as?

    A partir del desgraciado episodio de Croman, vi en esta escuela

    algunos carteles donde los alumnos que cuentan con una total libertad

    de expresin manifestaban una equiparacin de este suceso con el pro-

    ceso militar. Estn presentes aqu algunos chicos con los hemos conver-

    sado del tema recientemente. Les deca que a m me parece que eso es un

    gravsimo error y creo que muchos lo han comprendido. Porque estacomparacin resulta de quitarle la magnitud que realmente ha tenido la

    dictadura. Y de este modo, dara la sensacin de que casi ha sido un

    error, un desvo, lo que ha sucedido en estos aos, y entonces, se deja de

    lado que se ha tratado de la instalacin de un terrorismo de Estado y de

    un programa framente calculado para destruir a hombres y mujeres que

    piensan diferente.

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA18

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    15/169

    Anualmente, nosotros, con el premio Mauricio Weinstein, que lleva el

    nombre de un ex alumno nuestro desaparecido trabajamos en plstica,

    msica, lengua, como para tener presente el tema. Adems de los mu-chos actos que, como ste, se hacen en el ao en este lugar. Pero me pre-

    gunto cunto ms se hace en otras escuelas, cunto ms se hace en las

    casas de cada uno. Y eso es una tarea, me parece, tremenda. Yo veo a

    Mariana1 y a las chicas que trabajan, y uno piensa que en ellas hay here-

    deras que van a seguir con este trabajo. Pero no basta tampoco con ellas.

    Entonces debemos comprometernos a hacer lo que podamos. Y haremos

    lo que podamos, haremos todo lo que entendemos que debemos hacer,

    sin bajar los brazos nunca, porque vindolas a ustedes, Abuelas, viendotambin a las Madres, cmo uno puede bajar los brazos? Realmente eso

    es imposible.

    De modo que yo les agradezco mucho que estn ac. Nos hacen ustedes

    un favor ya que contribuyen con nosotros en el trabajo de estos temas

    con nuestros chicos. Los que estn ac son chicos que han querido venir

    a este acto, han querido estar presentes porque les interesa el tema. Son

    nuestros herederos y la verdad es que depositamos en ellos toda nuestraconfianza y nuestra fe de que van a continuar con la antorcha levantada

    de la defensa de los derechos humanos.

    Muchas gracias. Les deseo la mejor de estas jornadas.

    PRESENTACIN 19

    1- Se refiere a Mariana Eva Prez, una de las nietas que trabaja activamente en Abuelas de

    Plaza de Mayo.

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    16/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA20

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    17/169

    Angelos Pagkratis

    Jefe de la Delegacin de la Comisin Europea en Argentina

    Sr. Rector, Abuelas, Seoras, Seores, buenas noches a todos.

    Solamente dos palabras de mi lado. Estoy muy contento de estar en unevento de las Abuelas. Para nosotros este evento es parte de un proyecto

    de cooperacin, como tenemos muchos en Argentina. Un proyecto que

    es pequeo de tamao en trminos de euros, pero un proyecto especial-

    mente importante.

    Pequeo si tenemos en cuenta la totalidad de los euros que damos en

    nuestra confederacin. Muchos de ustedes saben que tenemos una coo-

    peracin muy amplia con Argentina: con muchos actores, muchas uni-versidades, muchas municipalidades, muchas organizaciones no guber-

    namentales; muchos actores pblicos tanto de administracin provincial

    como de administracin nacional. Y sobre muchos temas importantes:

    medio ambiente, salud, educacin, proyectos econmicos, pymes, coope-

    racin tcnica, etc. Una cooperacin muy importante. As que si compa-

    ramos el tamao de este pequeo proyecto parece algo pequeo. Pero les

    aseguro que para nosotros no es pequeo de ninguna manera. Es algo

    central, es algo especialmente importante por diferentes razones.En primer lugar porque el tema de los Derechos Humanos es una pre-

    ocupacin central nuestra en todo el mundo y tambin en este pas.

    Nuestra cooperacin internacional, con casi todos los pases del mundo,

    tiene como eje bsico los Derechos Humanos. Es importante, tambin,

    porque con Argentina tenemos una experiencia bastante larga de coope-

    racin. Desde hace siete u ocho aos hemos estado realizando proyectos

    PRESENTACIN 21

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    18/169

    sobre temas referidos a los Derechos Humanos con la sociedad civil, y

    con mucho xito en general. Y merece tener en cuenta que hasta ahora

    no tuvimos un programa de cooperacin sobre los Derechos Humanoscon el Gobierno Nacional. Ahora s estamos trabajando con este gobier-

    no, es decir que por fin hay un gobierno que tiene una alta sensibilidad

    sobre este tema. As que las bases estn y espero que el trabajo que esta-

    mos llevando a cabo nos permita empezar, al principio del ao prximo,

    el primer proyecto importante sobre Derechos Humanos con el Gobier-

    no, y ya no solamente con la sociedad civil.

    Es tambin un proyecto muy importante para nosotros a causa de lo

    que significan las Abuelas. Y lo digo cada vez, y lo repito, porque es muyimportante mencionarlo cada vez que podemos. Todas han hecho un

    camino extraordinario, se han transformado en un smbolo de los Dere-

    chos Humanos, dentro del pas y con enorme proyeccin en el mundo.

    Es algo absolutamente conocido, es un smbolo especialmente poderoso.

    As es que los euros que ponemos para ayudar en su trabajo lo hace-

    mos, de verdad, con mucha buena voluntad, con muchas ganas por ayu-

    dar en este aspecto, porque, adems de haber logrado esta proyeccin esdecir la creacin de este smbolo tan importante en este mundo moder-

    no y en la lucha que representan por los Derechos Humanos en todo el

    mundo, han logrado hacerlo con un sistema de muy buena gestin de

    sus actividades. Y quiero subrayar hasta qu punto es importante. Por-

    que la buena gestin es la base que permite el apoyo internacional y la

    continuacin de este apoyo. Desde nuestra parte ha sido tambin una

    muy buena experiencia de organizacin.

    Ahora, el tema de los Derechos Humanos no es solamente para laUnin Europea un tema de cooperacin internacional. Sino que es algo

    que est en la base de nuestra poltica exterior en general. En la nueva

    Constitucin, sobre la que estamos avanzando ahora, los Derechos

    Humanos son el objetivo principal de la poltica exterior de la Unin

    Europea. Es algo que intentamos promover a nivel multilateral, a nivel

    bilateral en todos los acuerdos que hacemos. No hacemos ni siquiera un

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA22

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    19/169

    acuerdo comercial en el mundo sin disponer unas condiciones mnimas

    sobre Derechos Humanos. Por lo tanto, es algo que est en la base de

    nuestra accin exterior.Y eso, es importante decirlo, no solamente por razones morales. Sino

    por la conviccin de que los Derechos Humanos son centrales para la

    calidad de nuestra democracia. Al fin de cuentas, para la organizacin de

    nuestras sociedades, para la defensa de todos nuestros valores, para la

    defensa de las libertades fundamentales. Es la fundacin de nuestro sis-

    tema democrtico, y nada menos que esto. As que no es solamente por

    razones morales; sino que es un inters bsico y fundamental promover

    y apoyar los Derechos Humanos en todos los niveles de la accin nacio-nal e internacional.

    El tema de hoy, el tema de la memoria, es un tema enorme y yo creo

    que el Rector lo present de una manera que es imposible mejorar. Pode-

    mos decirlo de distinto modo pero creo que es completamente pertinente

    y adecuada la manera que us el Rector.

    Tambin es especialmente relevante para cada europeo este tema. Por-

    que la Unin Europea misma es un sueo de paz que surgi de la pesadi-lla de las guerras de la destruccin. Es la naturaleza de la Unin Europea,

    es su principio, es por esa razn que existe la Unin Europea. Son los

    mismos pueblos europeos y su memoria Y creo que ahora aparecen en el

    mundo de una manera enormemente fuerte, promoviendo sus aspiracio-

    nes de Derechos Humanos, de paz, de solidaridad, de multilateralismo.

    Son los mismos pueblos donde no hace tanto sesenta aos nuestros

    padres estaban atrapados en la locura de los totalitarismos, la intolerancia,

    la guerra y la destruccin.La memoria histrica es la fuerza de la memoria inmediata que, des-

    pus de la guerra, hizo que estuviramos en este camino ahora, que pro-

    dujo la creacin de lo que es la Unin Europea. La fuerza de la memoria

    que hace que ahora la Unin Europea en el mundo segn una encuesta

    de opinin que sali publicada esta maana, con excepcin de Estados

    Unidos y Filipinas, sea vista por el pblico como la ms influyente en las

    PRESENTACIN 23

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    20/169

    relaciones internacionales. Porque lo ven como lo que es: una voluntad

    de promocin de lo que son los valores.

    Creo que es importante como europeos no olvidar. Esa es la naturale-za humana. Yo soy muy socrtico desde este punto de vista, y soy cristia-

    no, as que creo mucho en la calidad, en la buena naturaleza del ser

    humano. Pero sabemos por la historia que, a pesar de esta buena natura-

    leza, el ser humano es capaz de destruccin sin lmites, a nivel personal

    y a nivel colectivo. Y es la memoria, la clave que nos evita caer en el lado

    destructivo. Es la memoria la que nos hace promover con fuerza nuestros

    valores hoy. Es la memoria la que sirve para establecer que no se pueden

    aceptar desviaciones, excepciones, en lo que respecta a los DerechosHumanos. stos no son negociables, no hay mrgenes, no hay grados.

    Hay un carcter absoluto en todo lo que hacemos, sin excepciones, que

    es la defensa de los Derechos Humanos. En todo el resto podemos ser

    tolerantes y aceptar diferencias. No en esto, porque si las aceptamos no

    sabremos dnde est el lmite, y la historia mostr que el camino de dete-

    rioro puede ser enormemente largo y muy profundo. La memoria no es

    un lujo facultativo, no es algo marginal. Sino que es una necesidad paraconstruir un futuro mejor. Es la garanta para no caer y repetir los mis-

    mos errores. Es la herramienta principal para quedarnos en el sueo y

    dejar la pesadilla de manera slida en el pasado.

    As que no me queda ms que desearles mucha suerte a los partici-

    pantes y agradecerles por su atencin.

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA24

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    21/169

    Alba Rosa Lanzillotto

    Secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo

    Leyendo el ttulo El porvenir de la memoria pens que el porvenir de la

    memoria slo puede ser ms memoria. Cuando toco este tema me gustaleer unas palabras que el Subcomandante Marcos nos ha mandado a los

    argentinos en ocasin de los 25 aos del Golpe. Lo voy a leer y a pedirles

    que atiendan porque yo creo que con estas palabras se define todo lo que

    se puede decir de la memoria, todo lo que se puede ensear de la memo-

    ria, todo lo que necesitamos saber acerca de la memoria.

    Es un pedacito de su mensaje. Dice as: Nuestros ms antiguos nos

    ensearon que la celebracin de la memoria es tambin una celebracindel maana. Ellos nos dijeron que la memoria no es un golpear la cara y

    el corazn pasado. No es un recuerdo estril que habla de risas o de lgri-

    mas. La memoria, ya nos dijeron, es una de las siete guas que el corazn

    humano tiene para andar sus pasos. Las otras seis son la verdad, la ver-

    genza, la consecuencia, la honestidad, el respeto a uno mismo y al otro,

    y el amor. Por eso, dicen, la memoria apunta siempre al maana, y esa

    paradoja es la que permite que en ese maana no se permitan las pesadi-

    llas. Y que las alegras, que tambin las hay en el inventario de la memoriacolectiva, sean nuevas. La memoria es, sobre todo, dicen nuestros ms

    primeros, una poderosa vacuna contra la muerte y alimento indispensa-

    ble para la vida. Por eso quien juega y guarda la memoria, guarda y cuida

    la vida. Y quien no tiene memoria est muerto.

    Dganme si no es una hermosa y completsima definicin de la me-

    moria. Entonces, por eso, en nombre de las Abuelas, quiero augurarles

    PRESENTACIN 25

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    22/169

    mucho xito a los organizadores de este coloquio.

    Quiero decirles, tambin, que esperamos que las conclusiones, princi-

    palmente las de los talleres de maana donde se van a analizar las obrasque se realizan en esos centros increbles que llenaron la Argentina -que

    son los centros clandestinos- de muerte, de tortura, de destruccin, donde

    se van a recordar, seguramente, al analizar lo que se est haciendo, todo

    eso, todo el dolor en esos antros de oscuridad, de muerte, de miseria, de

    humillacin. Esperamos, deca, que todos quienes asistan a esos talleres

    salgan con la conviccin de que de esa oscuridad tiene que salir la luz, la

    esperanza, la vida; todo lo contrario de lo que haba all. Porque ese es el

    mejor homenaje para nuestros queridos que no estn y que han sufrido latortura en esos antros. Por eso queremos, pensamos y les decimos a los

    chicos que han organizado esto, que traten de hacer eso. Que los talleres

    sean la posibilidad de abrir muchas puertas hacia todos los horizontes.

    Porque la memoria puede abarcar todos los horizontes, y es bueno que as

    sea. No puede ir dirigida hacia un solo lado. No puede estar dirigida por

    ninguna tendencia ni por ninguna cosa, tiene que llevar a la libertad, por-

    que la memoria tambin es eso: un fruto a la libertad.Un poeta deca de la poesa que es un arma cargada de futuro. Yo

    parodindolo voy a decir que la memoria es un arma cargada de futuro.

    No es un ancla en el pasado. Y con esto hago una crtica a ciertos perio-

    distas que cuando se refieren a nuestro pasado del que fueron cmplices

    dicen que no hay que revolver, que ya basta, que hay que parar, y sin

    embargo encuentran como cosa extraordinaria que se haga un nuevo

    museo del Holocausto. A nosotros tambin nos parece extraordinario,

    desde luego. Pero no hay una paridad: est bien que recordemos aquelloporque era lejos y nosotros no tuvimos la oportunidad de ser cmplices

    (porque seguramente si ellos hubieran tenido la oportunidad lo hubieran

    sido), pero fuimos cmplices de esto otro y es mejor que nos olvidemos

    para que no nos sealen.

    Nosotros tenemos que tener memoria, pero no recobrarla a los 30

    aos como dijo este militar cuyo nombre no me puedo acordar para bien

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA26

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    23/169

    de mi alma. S, Nicolaides1, que ahora recuerda que los militares tenan

    unos manuales donde se daba permiso para matar, para tortura, para ejecu-

    tar. Ahora se acord. Ahora se acord porque como estn las megacausas,quieren con toda su cobarda buscar algn paraguas para todo lo que

    han sido capaces de hacer. Y se acordaron de los manuales. Y nosotros

    pensamos: qu leccin tan mala que dejan para todas las organizaciones,

    para todos los organismos, para las familias. Imagnense que un padre

    resuelva hacer un manual para decir que le va a romper el alma al hijo si

    no come pescado o si no le gusta alguna cosa que l le imponga. O que

    eso suceda en los internados o en otras corporaciones. Por eso es tan

    importante tener la memoria.Les deca recin que la memoria es un arma cargada de futuro, y para

    no decir ms voy a terminar con las palabras de Len Gieco.

    Yo digo que es un arma cargada de futuro y Len Gieco dice que es

    un arma que apunta hasta matar a los pueblos que la oprimen y no la

    dejan ser libres como el viento.

    Gracias.

    PRESENTACIN 27

    1- Cristino Nicolaides, ex jefe del Ejrcito, genocida de la ltima dictadura militar Argentina.

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    24/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA28

    La tarea epopyica, homrica, de las

    Abuelas, la de rescatar a quienes en ese

    momento eran bebs para que puedan

    recuperar su identidad y conocer la reali-

    dad que se les ha ocultado, me parece

    absolutamente imprescindible

    (Abraham Gak).

    Ahora, el tema de los Derechos Humanos

    no es solamente para la Unin Europea un

    tema de cooperacin internacional. Sino

    que es algo que est en la base de nuestra

    poltica exterior en general

    (Angelos Pagkratis).

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    25/169

    PRESENTACIN 29

    Fotografas: Damin Neustadt

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    26/169

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA30

    Un poeta deca de la poesa que es un

    arma cargada de futuro. Yo parodindolo

    voy a decir que la memoria es un arma

    cargada de futuro

    (Alba Lanzillotto).

    Fotografas: Damin Neustadt

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    27/169

    Antiguos y nuevos sentidosde la poltica y la violencia

    Por Pilar Calveiro

    La gratitud por la vida que nos han dado una vida

    que apreciamos incluso en el sufrimiento es la fuente

    de la memoria(Arendt en Berlanga: 140)

    UN PAR DE PALABRAS INICIALES

    Mientras escribo este texto en Mxico, me llega la noticia de la identifica-

    cin de los restos de Alcira Campiglia, la Pili, mi cuada, compaera y

    amiga queridsima, desaparecida en 1977, como consecuencia del terro-

    rismo de Estado y tambin de una forma particular que tenamos en los

    aos setenta de entender la relacin entre poltica y violencia. Por respeto

    a ella y a todos los que quedaron en ese camino, creo que es responsabili-

    dad de nosotros, los que todava tenemos prestado un poco de vida, volvera pensar con seriedad, con dignidad y, en la medida de lo posible, con

    inteligencia aquella historia que interrumpi sus vidas en medio de una

    apuesta tan alta.

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 31

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    28/169

    MEMORIAS DE UNA IDENTIDAD

    Este encuentro ha sido convocado para reflexionar sobre la conjuncin dedos fenmenos que conceptualizamos como memoria y como identidad.

    Nos remite, pues, a pensar quines fuimos y quines somos o, ms bien,

    quines creemos que fuimos y somos.

    No se trata de una cuestin sencilla, sobre todo si consideramos que

    ambos fenmenos son mltiples; me explico: no podemos hablar de una

    memoria, en sentido singular, sino de memorias siempre plurales, diver-

    sas y contradictorias como tampoco podemos hablar de una identidad

    sino de diferentes identidades que se superponen ya sea en una persona,un grupo social o una nacin. As pues, a qu memoria y a qu identi-

    dad podra referirme?

    Voy a intentar realizar un ejercicio de memoria sobre los aos setenta

    a partir de una identidad especfica, la identidad poltica; es decir, voy a

    tratar de hacer un ejercicio de memoria poltica muy preliminar, muy inci-

    piente y, espero que muy discutible, en el sentido ms amplio del trmino.

    Elijo este ngulo particular porque estoy convencida de que la dictadura,la desaparicin de personas y la violencia estatal y no estatal de los

    aos setenta fueron fenmenos en primer lugar polticos que, por lo

    mismo, reclaman ser descifrados igualmente en clave poltica.

    Hablo de un ejercicio de memoria, y no de una historia del problema,

    de manera intencional. Existen numerosas vinculaciones entre memoria

    e historia e incluso se podra decir que, en muchos casos, esta ltima es

    una forma de memoria social. Sin embargo, para hacer una historia del

    problema se requerira, por lo menos, la incorporacin de otros elementosy perspectivas que no sern parte de este anlisis.

    Memoria e historia se construyen, ambas, desde las interrogantes y las

    necesidades del presente, pero la primera tiene un distintivo singular:

    llama, despierta, reorganiza lo vivido, aquello experimentado directa-

    mente desde y con el cuerpo. La memoria arranca de una inscripcin

    hecha en el cuerpo individual o social, de una marca que, incluso desa-

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA32

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    29/169

    pareciendo de la superficie, permanece all como una especie de conector

    y desconector de la memoria. Puede ser una cicatriz o sencillamente una

    lastimadura no especfica (Actis: 81), difusa, pero de la que se conoceperfectamente su localizacin. Lo vivido por el cuerpo remite a la me-

    moria de manera directa, incluso como alucinacin aparente; recrea

    situaciones en principio distantes y puede confundir al mdico que

    opera para sanar, en el presente, con el torturador que oper para des-

    membrar, en el pasado, como lo relatan Gardella o Actis (Actis: 70); sin

    embargo tal memoria no es engaosa sino estrictamente fiel: lo que en

    realidad hace es resistirse a que otros operen sobre el propio cuerpo.

    Por eso son las marcas que llevamos en nosotros, en nuestras socie-dades, las que convocan a la memoria. De manera que todo acto de

    memoria debe reconocer este punto de arranque de lo experimentado,

    sin pretensin de una objetividad o una completud imposibles en l.

    Debe reconocer su marca, ms o menos visible, como el lugar desde el

    que reconstruye esa memoria. En caso contrario, se contrabandea un

    recuerdo, siempre parcial, como si fuera un relato histrico con preten-

    siones de generalidad; o bien, se desconoce la experiencia y se construyeun relato esquizofrnico que no reconoce continuidad alguna con lo

    vivido. Ocurre, con cierta frecuencia, una especie de travestismo del

    discurso, que pasa de haber expresado en el pasado el ms radical milita-

    rismo a una verborrea democrtica en el presente, que se reconoce rpi-

    damente como falsa, o que tiene la virulencia siempre sospechosa de los

    conversos. Periodistas, polticos, acadmicos traslapados por arte de

    magia a un discurso liberal del todo ajeno a sus prcticas antiguas y

    actuales, travestis que no pueden o no quieren dar cuenta de una expe-riencia difcil, contradictoria, y de sus significados. Se podra afirmar

    incluso que cualquier reflexin, para que sea verdadera, debe dar cuenta

    de lo vivido y sus sentidos; si se extravan los sentidos del pasado, difcil-

    mente se encontrarn los del presente.

    Hay pues una delimitacin en los ejercicios de memoria que tiene que

    ver con la explicitacin del lugar desde el que se habla, de lo vivido y sus

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 33

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    30/169

    marcas. En este caso, mi intento por realizar una memoria poltica de los

    aos setenta tiene como referencia mi experiencia particular en el mbi-

    to de lo que se caracterizaba entonces como militancia revolucionaria,dentro de un grupo armado, Montoneros, y desde una identidad poltica

    especfica, la peronista.

    Se trata por supuesto de una experiencia que, siendo individual, fue

    asimismo compartida, de manera que en esta reconstruccin memoriosa

    me voy a valer de otras voces, generalmente ms agudas o inspiradas que

    la ma pero que recogen experiencias comunes.

    En primer lugar, creo que es importante despejar un malentendido.

    Cuando se habla de memoria se suele restringir la peculiaridad de laexperiencia a una especie de relato sensible, incluso sensiblero, poco ela-

    borado y encerrado en una historia individual, casi autnoma de lo social.

    En oposicin a esta idea, considero que la memoria no implica la sus-

    pensin de la racionalidad analtica, ni mucho menos la complejidad del

    anlisis. Asimismo, propongo revisar la supuesta autonoma del sujeto

    moderno, para pensar en una heteronoma que nos implica a unos en

    relacin con los otros, y segn la cual, toda experiencia individual, siendonica, no slo se inscribe fuertemente en parmetros y cdigos de signi-

    ficacin colectivos, sino que se hace con otros, gracias a otros, iluminada

    o cegada por esos otros.

    El lazo que une a la memoria con la experiencia no hace de ella algo

    secundario, al contrario, la experiencia es el sustento mismo de todo

    conocimiento. La ciencia y la teora son realidades de segundo orden, se

    derivan de la experiencia, y su forma de construccin no tiene primaca

    alguna con respecto del conocimiento que proviene de la vida ordinaria.Esto vivido es una realidad participada, dentro de un mundo en

    comn, pero ello no le confiere el carcter de evidencia inapelable sino

    que reclama, desde las distintas vivencias, del uso de la razn, el pensa-

    miento, la argumentacin y el anlisis.

    Partiendo de la experiencia, realiza una cierta separacin de ella para

    tratar de entenderla. Como dice Hannah Arendt: creo que entend algo

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA34

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    31/169

    acerca de la accin porque la contempl, ms o menos, desde fuera

    (Arendt en Berlanga: 120). Esta cierta distancia, que no prescinde de lo

    vivido, tambin implica ir ms all de lo estrictamente personal y de loque parece evidente.

    Aun as, toda memoria tiene sus puntos ciegos, sus imposibilidades,

    lo que no puede o no quiere ver es difcil establecer la diferencia, inde-

    pendientemente de que lo reconozca o no. Ms all de la voluntad, hay

    una imposibilidad humana de ver o aceptar la totalidad. Por ello, sta

    como cualquier otra memoria debe reconocerse slo como una voz entre

    otras, la apertura de una serie de interrogaciones, una mirada particular

    que busca encontrar contrapuntos, no ecos. Una vez ms, al decir deArendt, el mundo slo surge cuando hay diversas perspectivas (Arendt

    en Berlanga: 134). Es necesario dar lugar a figuras diferentes que se cons-

    truyen desde miradas de actores distintos, pero tambin desde momentos

    que reclaman de nosotros diferentes preguntas. Es en ese sentido que

    creo importante colocar parte del foco del anlisis en la difcil relacin

    entre poltica y violencia, ya que se trata de un problema clave en las mar-

    cas de nuestro pasado y que, al mismo tiempo, considero nodal para des-enredar algunos de los hilos del presente.

    MEMORIAS, PARA QU?

    Silvana Rabinovich, filsofa argentina que tiene una reflexin interesan-

    tsima sobre la memoria, desarrolla una idea de Tadi segn la cual la

    memoria sera un sexto sentido, aquel que es capaz de proveer de sen-tido a los otros cinco. La ubica as en el campo de lo estrictamente fsico,

    lo que de por s resulta interesante y resuena con lo planteado aqu sobre

    la marca, como inscripcin en el cuerpo y como disparadora de la me-

    moria, pero va ms all.

    Desde ese punto de vista, hacer una memoria poltica tendra el objeto

    de recuperar los sentidos de aquella prctica, la de los aos setenta, y su

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 35

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    32/169

    relacin con la violencia en las circunstancias en las que se desencaden.

    Pero tambin implicara explorar en qu sentido aquella experiencia

    reverbera en el presente y las urgencias actuales. En otros trminos, setratara de encontrar los puentes de sentido que vinculan aquella forma

    de entender la poltica y la violencia con las prcticas actuales, para ilumi-

    nar una con la otra, para descifrar el pasado desde miradas renovadas por

    una experiencia ms amplia pero tambin para decodificar el presente

    desde la distincin, que permite afirmarlo como otro a la vez que reconoce

    las posibles conexiones.

    La prdida de la memoria, en este caso de la memoria poltica, se vin-

    cula con la prdida de sentido de la poltica misma, de su vitalidad. Hoyes como si hacer poltica se hubiera convertido en actuar un guin prees-

    tablecido y pobre, en representar personajes prefigurados por los medios,

    gastados, seres tristes en lugar de actores de verdad, capaces de crear, de

    inventar y de apostar reconociendo que stos siempre han sido esca-

    sos. En este sentido, as como la memoria pugn por la reaparicin de

    los desaparecidos, exigiendo su inscripcin en la historia, en la sociedad

    y en el derecho, la memoria poltica podra apostar a hacer reaparecer ala poltica, extraviada desde hace demasiado tiempo; una poltica en el

    sentido fuerte y resistente del trmino, como desafo para inventar un

    mundo comn.

    Asimismo, creo que la memoria poltica es tambin una forma de

    tomar responsabilidad, esto es de responder por la prctica desarrollada

    hasta donde se puede hacer: tratar de entenderla y explicarla con sus pro-

    pias coordenadas de sentido, en primer lugar, para someterla a una crti-

    ca razonada, con todo lo que esto implica.Creo que es importante que pongamos la experiencia comn sobre la

    mesa, no para descuartizarla o diseccionarla, sino para presentarla ante

    los otros, para analizarla con los otros, para ofrecerla como posible ilu-

    minacin del pasado y el presente, que nos permita pasar ms all de la

    marca del dolor. Se tratara, en otros trminos, de rememorar la expe-

    riencia poltica desde la poltica; de conectar lo que fuimos con lo que

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA36

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    33/169

    somos, las identidades del pasado con las del presente para poner ambas

    en tensin y en entredicho y recuperar, o tal vez aprender, la esperanza.

    Por ltimo, creo que se podra afirmar que memoria llama memoria.Todo acto de memoria convoca a otros que lo convalidan, lo cuestionan o

    lo desmienten, y de eso precisamente se trata. Es importante volver a

    reflexionar sobre la prctica poltica que fue, sin desecharla y sin ideali-

    zarla que es otra forma de desecharla, polticamente hablando. La re-

    flexin que presento a continuacin es preliminar. Son los primeros

    pasos dentro de un terreno an brumoso pero el sentido de la memoria

    politica es aportar al cauce de las apuestas del presente y el futuro, sin

    pretender que podramos desconocer las experiencias que llevamos ins-critas como sujetos y como sociedad.

    POLTICA Y VIOLENCIA EN LOS AOS SETENTA

    Dado que me voy a referir a procesos generales, que reconstruyo a partir

    de otros contemporneos-convivientes, voy a hacer el anlisis de la relacinente violencia y poltica en tercera persona, pero creo oportuno sealar

    que me considero implicada en esta tercera persona, sobre todo en lo que

    se refiere a Argentina. Es importante reiterar esta implicacin porque

    comprende el reconocimiento de responsabilidades en los acontecimien-

    tos a los que me refiero y critico. Es decir que hablo como parte de y no

    por fuera de las prcticas violentas que trato de analizar. Hechas estas

    aclaraciones, arrancamos.

    Para comprender las coordenadas de la poltica argentina de los aossetenta es imperioso situarla en relacin con un contexto mundial que

    organiz, poltica y simblicamente, parte de los enfrentamientos.

    Cuando se habla del siglo XX, el ms terrible de la historia occiden-

    tal, segn Isaiah Berlin, por la gran cantidad de matanzas, guerras,

    genocidios, la palabra clave es guerra. Creo que se podra hacer la historia

    del corto siglo XX, como lo propone Eric Hobsbawm, a partir de la histo-

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 37

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    34/169

    ria de las guerras: 1. Primera Guerra Mundial (guerra masiva, como la

    llam Hobsbawm), 2. Entreguerras segn una clasificacin frecuente-

    mente utilizada, periodo en el que ocurre nada menos que el ascenso delos totalitarismos en preparacin de la siguiente confrontacin blica, 3.

    Segunda Guerra Mundial, caracterizada como guerra total, por la escala-

    da del exterminio, 4. Guerra Fra y organizacin de un mundo bipolar,

    hasta la cada de la Unin Sovitica en 1991.

    A lo largo de todo el siglo XX se libr una prolongada lucha para fijar

    la hegemona planetaria, global. Fue una guerra en escalada, con costos

    humanos cada vez ms altos, sobre todo en relacin con la poblacin

    civil. La Primera Guerra produjo 10 millones de muertos, entre vctimasmilitares y civiles; la segunda 54 millones y la Guerra Fra, no tan fra,

    ocasion ms de cien enfrentamientos locales en la periferia, que costa-

    ron entre 19 y 20 millones de vidas humanas, casi todas ubicadas en el

    llamado Tercer Mundo. (Hobsbawm: 433).

    As pues, la Guerra Fra, dentro de la que se inscribi nuestra guerra

    sucia, no fue en periodo de pacificacin sino de desplazamiento del con-

    flicto y de sus costos, de los pases centrales hacia los pases del entoncesllamado Tercer Mundo. Dado el desarrollo de la tecnologa nuclear, un

    posible enfrentamiento de las potencias entre s hubiera implicado la

    destruccin del mundo mismo, por ello se lo dividi en dos campos

    enfrentados y en disputa, un mundo bipolar, a pesar de todos los esfuer-

    zos terceristas.

    En los aos setenta, la bipolaridad comprenda la lucha entre dos

    modelos de hegemona, con pretensiones igualmente mundiales: el capi-

    talista y el socialista, que se asuman no como adversarios sino como ene-migos antagnicos. Ambos tenan rasgos extraordinariamente comunes:

    ponan el acento en la determinacin de lo econmico y en la centralidad

    del Estado. El sistema sovitico se vio atrapado por estos dos principios.

    Sin embargo, el capitalismo traa dos ases en la manga. El primero, una

    radicalizacin de la determinacin de lo econmico sobre lo poltico que

    no slo no confesaba sino que le endilgaba a su enemigo. El segundo,

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA38

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    35/169

    una defensa del Estado de Bienestar que adivinaba desde entonces la

    necesidad de su aniquilacin, por lo menos en la versin de Estado social

    vigente en aquel momento. De hecho, un movimiento implicaba al otro.Para mantener la viabilidad econmica del sistema, el capitalismo supo

    desde los aos setenta que deba usar al Estado como instrumento de su

    propia aniquilacin, tarea que ensay en Amrica Latina desde los setenta

    y que emprendi en los pases centrales a partir de los primeros ochenta.

    El control planetario pasaba por el control del mercado, pero ste deba

    ser garantizado por Estados hasta cierto punto kamikazes.

    En sntesis, las lgicas de ambos antagonistas, que permearon la orga-

    nizacin mundial de las relaciones de poder, en primer lugar, eran eco-nmicas y estadocntricas; su racionalidad era binaria y su forma de

    expansin y de defensa, la guerra.

    AMRICA LATINA Y LOS PROYECTOS REVOLUCIONARIOS

    La expresin latinoamericana de la Guerra Fra fueron las llamadas guerrassucias, es decir la desaparicin de personas, involucradas en proyectos

    polticos alternativos, armados y no armados, como parte de una poltica

    de Estado. En este contexto se inscribieron tanto el Plan Cndor, en los

    aos setenta, como las guerras en Centroamrica, en particular Guate-

    mala y Nicaragua, durante los ochenta.

    Como es bien sabido, en la distribucin bipolar del mundo, Amrica

    Latina perteneca al Occidente capitalista, con la excepcin de Cuba. La

    lucha de los antagonistas globales implicaba la defensa de los territorioscontrolados, de manera que Estados Unidos no poda permitir la prdida

    de control sobre el continente americano, envuelto en una serie de movi-

    mientos sociales y polticos ms o menos radicales. El control de Amri-

    ca Latina dentro del capitalismo occidental fue una precondicin para

    conquistar la hegemona planetaria.

    Se instrument entonces la tan conocida poltica de seguridad nacio-

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 39

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    36/169

    nal, que remita cualquier conflicto nacional a la confrontacin global

    entre capitalismo y socialismo. Se la aplic en todos los pases a travs de

    los aparatos represivos del Estado, apoyados por los servicios de inteli-gencia norteamericanos.

    La organizacin bipolar del mundo se clon hacia dentro de las fron-

    teras nacionales y estructur la lucha poltica en campos separados y ene-

    migos. Por una parte, los Estados, en la defensa del statu quo occidental

    y por otra un sinfn de organizaciones, partidos de izquierda y movimien-

    tos que pugnaban por modelos alternativos, genricamente definidos

    como socialistas, de corte nacional popular y que se planteaban aduear-

    se del aparato del Estado para establecer un orden nuevo, mediante unproceso revolucionario.

    Si la palabra clave del escenario internacional fue la guerra, la palabra

    clave de la poltica latinoamericana fue revolucin; pero tambin aqu los

    antagonistas giraban en torno al control del Estado, reproduciendo la

    visin estadocntrica predominante en el terreno internacional.

    La idea de la Revolucin, as, con maysculas, se ha ido expulsando

    del imaginario poltico. Sin embargo, en los aos setenta era parte nodalde la propuesta de la mayor parte de los grupos disidentes. Hacer la revolu-

    cin era tomar el aparato del Estado para abrir un proyecto que prometa

    ser radicalmente nuevo, nacional, antiimperialista y, en consecuencia, de

    ruptura con el orden capitalista. Un proyecto que prometa transformar

    las relaciones del espacio pblico y privado y crear un hombre nuevo:

    una especie de milagro. Esa gran revolucin convocaba, en primer lugar,

    a la accin.

    El tema de la accin se ha malinterpretado con frecuencia. El nfasisen ella no implica, necesariamente, la falta de teora ni mucho menos de

    racionalidad o reflexin. Por el contrario, tanto la accin como el discur-

    so son inseparables de la poltica. Deca Hannah Arendt, de indiscutible

    filiacin republicana, en un texto que se tradujo al espaol precisamente

    en los aos setenta: Dejados sin control, los asuntos humanos no pue-

    den ms que seguir la ley de la mortalidad La facultad de la accin es la

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA40

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    37/169

    que interfiere en esta ley El lapso de vida del hombre en su carrera

    hacia la muerte llevara inevitablemente a todo lo humano a la ruina y la

    destruccin si no fuera por la facultad de interrumpirlo y comenzar algonuevo, facultad que es inherente a la accin La accin es la nica facul-

    tad humana de hacer milagros, como Jess de Nazaret el nacimiento

    de nuevos hombres y de un nuevo comienzo es la accin Slo la plena

    experiencia de esta capacidad puede conferir a los asuntos humanos fe y

    esperanza (Arendt: 265-266). Este nacimiento, este nuevo comienzo era

    la natalidad y la Revolucin.

    La idea de Revolucin, incluso en Arendt cuyo pensamiento fue rela-

    tivamente ajeno a las izquierdas latinoamericanas, vinculaba la accincon una visin bastante pragmtica. En su texto sobre Rosa Luxemburgo

    deca la organizacin de la accin revolucionaria puede y debe aprender-

    se en la accin misma (Arendt en Berlanga: 67). Tambin la centralidad

    de la voluntad, del querer como prerrequisito de la accin transformadora,

    que llega a impacientarse frente a la parlisis temporal del pensamiento,

    son ideas de filiacin arendtiana, que estaban presentes en el debate y en

    el imaginario de los aos setenta. incluso fuera del mbito de reflexinmarxista.

    La concepcin revolucionaria se acompaaba de la reivindicacin de la

    figura del hroe, como sujeto que acta y habla, que arriesga la seguridad

    personal, incluso su vida por un inters que no es privado sino pblico,

    poltico; alguien que es capaz de asumir un peligro, de hacer algo extraor-

    dinario, nico, por otros, dejando constancia de su acto y alcanzando as

    cierta inmortalidad.

    En Amrica Latina, el comn denominador de las sociedades era lapobreza y la exclusin, en pases gobernados por dictaduras tradiciona-

    les, militares e incluso dinsticas, con algunos ejemplos de democracias

    extraordinariamente restringidas, como la mexicana, amparadas unas y

    otras por la poltica norteamericana. En ese contexto, la izquierda no

    dudaba en la necesidad de realizar un cambio revolucionario, que funda-

    ra un orden por completo nuevo, bajo el mandato de que el deber de

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 41

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    38/169

    todo revolucionario es hacer la revolucin. Y esta consigna, aparente-

    mente tautolgica, tena un sentido y unos destinatarios precisos. Contra

    la idea de la izquierda tradicional, y especialmente de los partidos comu-nistas, sobre la existencia de unas leyes de la historia que requeran el

    cumplimiento de determinadas condiciones econmicas, materiales,

    objetivas, como condicin de posibilidad para que se diera una transfor-

    macin revolucionaria, nuevos grupos de la izquierda planteaban la posi-

    bilidad de crear esas condiciones mediante la accin poltica. Se cuestio-

    naba as la determinacin de lo econmico, la fatalidad de la historia, a la

    vez que se evidenciaba una cierta impaciencia por el debate interminable

    sobre las condiciones objetivas y subjetivas y se apelaba a la accin direc-ta para contribuir a crearlas.

    Sin embargo, esta accin que se abra paso como una nueva opcin de

    lucha poltica, tena una diferencia sustancial con la que haba propuesto

    Arendt: se fincaba en el recurso a la violencia y tomaba como modelo a la

    Revolucin Cubana, de la que seduca, sobre todo, su celeridad en la

    toma del poder del famoso Estado. Aunque con una poltica confrontativa,

    la fascinacin por la accin, la premura y lo completamente nuevo esta-ban en perfecta sintona con los valores de la Modernidad occidental que

    se cuestionaba.

    La discusin en torno a la opcin por la lucha armada se convirti en

    la discusin poltica por excelencia, efectuando un desplazamiento clave

    de lo poltico por lo tctico, tcnico, militar. As, una militante de aquella

    poca, entrevistada por Vera Carnovale, afirmaba: Bueno, yo ya te cont,

    (que) la duda era entre el ERP y el peronismo (!). (porque) estaba de

    acuerdo con el tema de la lucha armada (Carnovale: 7). Desde esta mira-da, parece ser secundaria la opcin poltica nada menos que entre el

    peronismo y el trotskismo, en relacin con una decisin que pareca ser

    la de fondo, la opcin por la va armada. Es que, en realidad, entre los

    diferentes grupos guerrilleros se daba por hecho un objetivo comn y

    difuso, la construccin del socialismo, casi siempre pensado en una

    variante nacional ms parecida al modelo cubano que a la de los pases

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA42

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    39/169

    de Europa del Este, pero no se profundizaba en el proyecto de nacin que

    se pretenda, ms all de la reafirmacin antiimperialista y anticapitalista.

    De hecho, se postergaba la discusin de qu revolucin se pretenda porel debate sobre cmo lograr tomar el aparato del Estado, llave mgica que

    abrira las puertas del cambio.

    Inmediatamente se plante otra discusin, igualmente metodolgica,

    tctica y militar: de qu caractersticas deba ser esa lucha armada. Se

    debati entonces en torno a los modelos insurreccional y guerrillero, en

    sus versiones rural y urbana; toda la izquierda, incluidos los partidos

    comunistas, se vio envuelta en estas discusiones. Como lo plantea Ana

    Guglielmucci, se haba conformado un arquetipo de formacin polticomilitar, que no fue un fenmeno poltico aislado, sino parte de un hete-

    rogneo proceso poltico que se extendi alrededor del mundo entero

    entre 1950 y 1970 (Guglielmucci: 97).

    Un texto clsico de la poca, que tuvo enorme difusin y daba cuenta

    de parte de esta polmica y de sus argumentaciones fue Revolucin en la

    revolucin?de Regis Debray. All se resume el debate y ya se encuentran

    enunciadas, con una claridad meridiana, algunas de las grandes distor-siones que llevaran a la militarizacin y asfixia de lo poltico. Si bien

    Debray afirmaba, con un espritu abiertamente gramsciano, que toda

    lnea militar depende de una lnea poltica (Debray: 124), tambin deca,

    pocas pginas ms adelante: Es ridculo continuar oponiendo cuadros

    polticos y cuadros militares, poltico puros que quieren seguir sin-

    dolo no sirven para dirigir la lucha armada del pueblo; los militares

    puros sirven, y dirigiendo una guerrilla, vivindola, se convierten en

    polticos tambin en la guerra de guerrillas los combatientes se for-man polticamente ms pronto y ms profundamente (Debray: 143).

    Recoga en parte la experiencia que haban hecho los cubanos pero,

    enunciadas as las conclusiones, resultaba que, por una parte, se requera

    la unidad de lo militar y lo poltico pero lo militar no se poda aprender

    desde lo poltico aunque s lo poltico desde lo militar, de lo que se des-

    prenda, de manera evidente, la primaca de lo militar sobre lo poltico.

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 43

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    40/169

    En general, podra afirmarse que existi un desplazamiento de la discu-

    sin de qu se buscaba por cmo lograrlo, pero tampoco el cmo se pudo

    abordar desde una perspectiva poltica. Si se piensa, con Gramsci, que lahegemona, es decir la validacin social de un proyecto poltico, econmico,

    moral se alcanza justo antes de la toma del poder y gracias a la aceptacin

    de ese proyecto por la mayor parte de la sociedad, en el caso de la discu-

    sin sobre la lucha armada en Amrica Latina no slo se persegua un

    modelo extraordinariamente difuso sino que la discusin por los mtodos

    desplazaba el cmo lograr los consensos, las alianzas y los acuerdos, pol-

    ticamente hablando.

    Sin embargo, no se puede soslayar que el cmo, que en primera ins-tancia parece ser un problema exclusivamente procedimental, encierra

    una discusin eminentemente poltica. Se trataba, ni ms ni menos que

    de la conquista del Estado, disputndole el monopolio de la violencia leg-

    tima, para refundar otro Estado. El hecho de que ello se intentara

    mediante el uso de las armas no le arrebata la dimensin poltica al pro-

    blema. En este sentido, se impone la referencia a un texto que se consi-

    dera fundante de la poltica moderna, El Prncipe de Maquiavelo, endonde la mayor parte de la argumentacin se refiere, precisamente, a

    cmo utilizar el poder militar para la constitucin del Estado, lo cual no

    lo convierte en un texto sobre estrategia sino en un clsico de la poltica.

    De igual manera, los trabajos de Michel Foucault sobre la fundacin de

    los Estados europeos muestran, con absoluta claridad, el papel de las

    armas y la violencia en la constitucin de las instituciones polticas.

    Adems de su condicin de llave para la refundacin del Estado, el

    poder militar tena una cualidad previa: amplificar la voz poltica. El textode Debray lo formulaba as: tener una guerrilla permite hablar en voz

    alta (Debray: 140), afirmacin que result cierta en la experiencia argen-

    tina, en la latinoamericana, incluso hasta fechas muy recientes. El movi-

    miento indgena mexicano, por ejemplo, pudo hablar en voz alta a partir

    de la constitucin del EZLN, como movimiento armado que ha tenido un

    uso verdaderamente singular y meditado de la violencia.

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA44

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    41/169

    En realidad, estas dos cuestiones remiten al verdadero ncleo del pro-

    blema: la internalidad de la violencia con respecto a la poltica, planteada

    desde los orgenes de la Modernidad, que hace aparecer las dos carasde la poltica: amor y temor, consenso y coercin, discurso y violencia,

    como elementos no excluyentes.

    En un texto fundamental para esta discusin, Walter Benjamin mues-

    tra a la violencia como elemento fundante no slo del Estado sino del

    derecho que ste configura en torno suyo. Fundacin de derecho equi-

    vale a fundacin de poder y es, por ende, un acto de manifestacin inme-

    diata de la violencia (Benjamn: 40). En consecuencia, la legalidad no

    representa una suspensin de la violencia sino su consumacin. Cuandoel Estado se erige en detentador monoplico de la violencia legtima no

    la cancela sino que se la apropia utilizndola para preservar el orden esta-

    blecido. El uso de la violencia por otros actores polticos comporta el

    cuestionamiento de este monopolio, que puede ocurrir para la fundacin

    de un nuevo orden y un nuevo derecho. Cuando es as, se podran dife-

    renciar dos violencias, simtricas en sus fines aunque no necesariamente

    en su potencia ni en sus formas de ejercicio: una violencia conservadoradel derecho vigente, que instrumenta el Estado, y otra violencia fundadora

    de un nuevo orden y un nuevo derecho, que se pretenden ms justos.

    En sntesis, toda lucha poltica por la reorganizacin del poder del Esta-

    do y el derecho, en trminos radicales, comprende simultneamente a la

    violencia y al discurso. Esta fue la perspectiva que predomin en la decisin

    de las izquierdas de los aos setenta para emprender una lucha armada. Se

    discuta el monopolio de la violencia del Estado como ilegtimo y se consi-

    deraba legtimo, por el contrario, el uso de la violencia para instaurar unnuevo orden, definido como ms justo. Se oponan as la violencia esta-

    tal y la violencia revolucionaria bajo un lenguaje guerrero. Se hablaba de

    guerra antisubversiva, por un lado, y de guerra popular y prolongada, por

    el otro. No fueron ni una cosa ni otra. La guerra popular y prolongada no

    pas de ser guerrilla urbana o rural, en algunos casos, y la guerra antisub-

    versiva no fue ms que una poltica represiva de estado basada en el terror.

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 45

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    42/169

    ARGENTINA: UNA LARGA HISTORIA DE VIOLENCIA Y AUTORITARISMO

    En relacin con las caractersticas que adopt la violencia poltica en

    Argentina en la dcada de los setenta, me limitar a presentar diez hip-

    tesis de carcter general, como primera aproximacin al problema.

    1. La violencia poltica en Argentina es de larga data y se asienta en una

    estructura autoritaria, es decir, en una visin de oposiciones binarias y de

    lucha entre enemigos, presente en la vida poltica desde el siglo XIX y arrai-

    gada fuertemente en las prcticas sociales. Esta concepcin se puede rastre-

    ar en nuestra historia desde la Campaa al Desierto, planeada para despe-jar las tierras frtiles eliminando indios, que ocurri simultneamente con

    la fundacin del Estado. Las Fuerzas Armadas como ncleo del Estado

    impusieron a lo largo de todo el siglo, mediante los sucesivos golpes de

    Estado (1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976) proyectos y formas de gobier-

    no lesivas para las mayoras. No obstante, esta lgica guerrera e impositiva

    del aparato militar fue respaldada y reclamada por los ms diversos secto-

    res polticos, de manera que no hay partido poltico o grupo de poder enArgentina que aunque en grados diferentes no haya promovido o parti-

    cipado en la interrupcin violenta del orden democrtico para imponer pro-

    yectos de su propio inters. Asimismo, el uso de la violencia poltica cre-

    ciente por parte del estado fue avalado de manera explcita o implcita, con

    el silencio, por amplsimos sectores de nuestra sociedad.

    2. Las Fuerzas Armadas, es decir el ncleo del Estado, fueron un instru-

    mento clave en la escalada de la violencia poltica de las ltimas dcadas. Si

    el gobierno peronista de los aos cincuenta reprimi a su disidencia y laencarcel, en 1955 la Marina lo sobrepas con creces bombardeando una

    plaza llena de civiles para derrocarlo. Si la Revolucin Libertadora se ini-

    ci entonces, gracias a un golpe de Estado, un ao despus no dud en

    fusilar a otros militares y civiles rebeldes porque intentaban deponerla,

    en un hecho sin precedente para la poca. Si, durante el gobierno de

    Frondizi, la proscripcin del peronismo y la cancelacin de algunas de

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA46

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    43/169

    sus conquistas llev a una resistencia obrera en ascenso y muchas veces

    violenta, las Fuerzas Armadas respondieron a la reorganizacin de los

    sectores populares tomando el poder, prohibiendo la poltica, reprimien-do el descontento, instaurando la prctica de la tortura sistemtica e ini-

    ciando la desaparicin de personas, a partir del golpe de 1966. Casi sobre

    el final de esa dictadura ocurri en Trelew el fusilamiento de 16 prisione-

    ros que haban intentado fugarse, acto de una violencia estatal tambin

    sin precedente. Por ltimo, si se generaron movimientos armados que

    alteraron el orden pblico y atacaron a miembros de las corporaciones

    militares, stas pasaron a crear campos de concentracin-exterminio

    para desarrollar una poltica sistemtica de desaparicin de personas, noslo de las organizaciones armadas sino de todo tipo de disidencia, con

    todas las secuelas que ya conocemos.

    3. La lucha armada surgi como respuesta a una estructura de poder

    ilegtima, en un contexto de descrdito general de la democracia. Si bien

    existen antecedentes de organizaciones armadas desde 1962 e incluso

    desde 1959, los grupos guerrilleros que operaron en los setenta se origi-

    naron con posterioridad a la Revolucin Argentina de 1966, que decretel agotamiento y muerte de la democracia. Es importante sealar que fue

    desde el Estado que se desech la democracia y se hizo con el apoyo tc-

    tico de Pern, del ala vandorista del sindicalismo, de amplios sectores

    del radicalismo, en especial la corriente intransigente, de la Confedera-

    cin General Econmica, la Unin Industrial Argentina, la Sociedad

    Rural Argentina, la Iglesia Catlica, los medios de comunicacin; todos

    ellos coincidan en el agotamiento de una democracia que no haba tenido

    oportunidad siquiera de nacer, entre golpes militares y proscripcin delas mayoras. Si para los grupos dominantes, la democracia era un impo-

    sible sencillamente porque no tenan consenso, es importante sealar

    que tampoco gozaba de gran prestigio en el resto de la sociedad: para el

    movimiento peronista, representaba la bandera poco creble esgrimida

    por los golpistas y represores de 1955 y para la izquierda en general,

    corresponda a una visin liberal, tericamente superada por la pro-

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 47

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    44/169

    puesta socialista y las llamadas democracias populares. As, todos coin-

    cidan en su cancelacin, aunque por motivos diversos, pero el golpe de

    gracia institucional provino del propio Estado.Los militares, ante la imposibilidad de obtener el apoyo popular que

    presuponen las democracias, impusieron un nuevo modelo de tipo cor-

    porativo y una sociedad ms disciplinada para establecerlo. La ideolo-

    ga de la Revolucin Argentina signific la proyeccin sobre el Estado y

    la sociedad de los valores de la gran institucin burocrtica que es el

    ejrcito profesional (Rouqui: 266). La disciplina social fue el resorte

    para instaurar un modelo econmico de desarrollo industrial basado en

    la apertura al capital extranjero y en la reduccin de los salarios y losderechos laborales. Los militares se lanzaron a la reorganizacin de la

    sociedad, prohibieron la poltica y se entrometieron en la vida privada

    estableciendo desde el largo permitido de las faldas hasta el de las bar-

    bas. Poco a poco se fueron gestando movimientos de oposicin en el

    mbito sindical, estudiantil y otros, que desembocaron en grandes mo-

    vilizaciones de protesta, de corte insurreccional y violento, como el cordo-

    bazo, y que alimentaron a los grupos armados en formacin. La poltica,desaparecida por decreto, reapareca a pedradas y tiros. El general Onga-

    na, antes de retirarse, instaur la pena de muerte, que nunca se aplic,

    pero que preanunciaba la escalada de violencia. Fue en este contexto

    que se dio la aparicin de los grupos guerrilleros que operaron princi-

    palmente en los aos setenta: FAP en 1968 con una guerrilla rural que

    no prosper, Montoneros en mayo de 1970 con el asesinato del general

    Aramburu, FAR en julio de ese ao con la toma de la localidad de Garn,

    mismo mes y ao en que se dio la constitucin formal del ERP y la pri-mera operacin pblica de las FAL.

    El hecho de que la llamada Revolucin Argentina fuera un gobierno

    de facto, sin legitimidad formal alguna, alent la idea de que disputarle

    el monopolio de la violencia era un hecho polticamente aceptable. La cri-

    sis econmica, la agitacin social y la cerrazn poltica promovieron un

    nivel creciente de violencia y el accionar de una guerrilla activa, con esca-

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA48

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    45/169

    sos vnculos con la estructura poltica formal pero con un considerable

    grado de simpata y aceptacin por parte de diferentes sectores.

    4. La vinculacin de los grupos armados con el movimiento peronistales permiti salir del aislamiento foquista, entrar al juego propiamente

    poltico y experimentar una expansin y un arraigo poco frecuentes en

    los grupos armados. El reconocimiento de la guerrilla como una juven-

    tud maravillosa, por parte del general Pern, le abri el acceso a un

    movimiento de masas, amplio, vital y contradictorio; apenas entonces los

    grupos armados peronistas en particular FAR y Montoneros probaron

    las mieles de la poltica, el contacto abierto con los sectores de base de un

    movimiento amplio, la movilizacin callejera legal y multitudinaria. Talvez esta insercin dentro de un movimiento de gran arraigo popular fue

    la peculiaridad de las organizaciones armadas argentinas que les permi-

    ti vincularse bastante estrechamente con sectores sociales importantes

    y numerosos.

    5. El peronismo fue, a la vez, la puerta de acceso a la poltica, la prueba

    de fuego y la trampa mortal. Si la declaratoria de juventud maravillosa

    y la participacin en la campaa electoral de 1973 fueron una gigantescapuerta de acceso al movimiento peronista, ello tambin implic la entrada

    a un universo extraordinariamente complejo y opaco. La diversidad de

    grupos internos, los conflictos y la forma de resolverlos, siendo brutales

    y violentos, no se remitan a una lgica simple, frontal, de amigo-enemigo

    sino que reclamaban de las astucias de la alianza, la simulacin, la

    paciencia, la traicin; en este sentido, la pertenencia al movimiento fue

    una verdadera prueba de fuego poltica, que las organizaciones no su-

    peraron demostrando incapacidad para dialogar, negociar y aceptar laposibilidad de perder o ganar, propias de la apuesta poltica. El aferra-

    miento a la potencialidad del peronismo como movimiento nacional

    popular impidi valorar adecuadamente el peso de las corrientes contra-

    rias y sus acuerdos previos y posteriores con el general Pern. Tampoco

    se supieron decodificar las seales que indicaban una prdida de apoyo

    de Pern, desde el momento mismo de su retorno y los acontecimientos

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 49

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    46/169

    de Ezeiza, en junio de 1973, o bien se intentaba remontar el hecho a par-

    tir de actos de fuerza, como el asesinato de Rucci en septiembre de 1973,

    lo que descoloc an ms a las organizaciones. La separacin crecientedel gobierno, nacido de un amplsimo consenso, fue generando aisla-

    miento poltico que se enfrent con una mayor radicalizacin, lo que

    agrav el problema en lugar de atenuarlo. La confianza en el potencial

    poltico de las armas, proveniente de la antigua visin foquista y reforza-

    da luego por Pern, por el movimiento, por el aplauso de vastos sectores

    sociales, por el rpido ascenso de su protagonismo poltico en la coyun-

    tura electoral, los llev a pensar que las armas los sacaran de este nuevo

    atolladero. Apostaron a ellas y perdieron la batalla poltica dentro delperonismo. La distancia y la ruptura de hecho con el movimiento fue slo

    el primer paso de su aniquilacin, iniciada desde el propio gobierno

    peronista. La consigna de la eliminacin fue previa al golpe militar de

    1976 y provino de sectores del peronismo ligados con personal de las

    fuerzas de seguridad, que formaron la AAA desde fines de 1973, antes de

    la muerte de Pern.

    Las organizaciones guerrilleras no peronistas sencillamente no entra-ron al juego propiamente poltico y se mantuvieron en la lucha clandesti-

    na y violenta prcticamente sin interrupcin, lo que las aisl del proceso y

    facilit su temprano aniquilamiento. En enero de 1974, despus del inten-

    to de copamiento de la guarnicin militar de Azul por parte del ERP,

    Pern declar que aniquilar cuanto antes a ese terrorismo criminal es

    una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y

    soberana (De Riz: 107). El mensaje, sin un destinatario directo, adverta

    a cualquiera que quisiera or. La decisin estaba tomada: toda accin vio-lenta se considerara terrorista y el procedimiento a seguir sera su aniqui-

    lacin. La muerte de Pern, poco despus de la ruptura abierta con Mon-

    toneros el 1 de mayo de 1974, no hizo ms que acelerar lo que ya se haba

    puesto en marcha desde antes: la aniquilacin, por cualquier va, de los

    grupos armados y sus entornos. Por fin, el golpe de Estado de 1976, libe-

    rado de cualquier acuerdo poltico, incluso con la derecha del peronismo,

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA50

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    47/169

    convirti en prctica de Estado la eliminacin y desaparicin no slo de los

    grupos armados o radicales y sus entornos sino de toda disidencia.

    6. Los movimientos armados de los aos setenta no fueron terroristas;guerrilla urbana y terrorismo no son sinnimos. El terrorismo se carac-

    teriza por tratar de generar terror social con el objeto de producir una

    parlisis tal que le permita imponer una determinada poltica. Para ello

    desata actos de violencia que debe ser indiscriminados, de manera que

    cualquiera pueda sentirse blanco de los mismos. El ataque a un enemigo

    militar es la figura de la guerra; el ataque a un enemigo de clase es la

    revolucin, pero si ese enemigo es suficientemente difuso, la lucha en

    su contra puede alcanzar a cualquiera. Este es el instrumento privilegiadodel terrorismo que, por lo mismo, se lanza de manera indiscriminada y

    hace blanco principalmente sobre poblacin civil. Las organizaciones

    armadas argentinas no realizaron ataques de este tipo. Sus acciones se

    orientaban principalmente a obtener recursos econmicos y militares,

    realizar propaganda armada mediante repartos de alimentos, medicinas

    y otros bienes, asesinar a miembros del aparato represivo, en particular

    involucrados en la represin y la tortura. Sobre todo en la primera poca,previa a 1973, exista un especial cuidado en la planificacin militar de las

    operaciones armadas, con el objeto de evitar cualquier dao sobre civiles.

    La colocacin de explosivos, por lo regular, se realizaba con fines de pro-

    paganda y cuidando que no hubiera vctimas. Las formas de la violencia

    recrudecieron a partir del enfrentamiento con la AAA y, ciertamente, se

    hicieron ms indiscriminadas, pero siempre sobre personal represivo,

    aunque de rango y responsabilidad menores. Hubo operativos que, sien-

    do contra miembros de las Fuerzas Armadas involucrados en la repre-sin, alcanzaron sin embargo a inocentes, como fue el caso de la hija del

    Almirante Lambruschini, pero existi slo un par de operaciones milita-

    res realizadas con posterioridad al golpe de 1976- que podran conside-

    rarse francamente terroristas, ya que cobraron indiscriminadamente la

    vida de civiles. Creo que es importante hacer esta distincin porque con-

    siderar cualquier accionar armado como terrorista es una forma de dese-

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 51

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    48/169

    char, sin ms trmite, a la mayor parte de los procesos revolucionarios de

    la historia y a muchas de las formas de resistencia.

    7. La derrota de las organizaciones armadas fue poltica primero ymilitar despus, no a la inversa. La base de la derrota poltica fue la inca-

    pacidad de convertir la construccin del socialismo en una opcin para la

    sociedad en el caso de las organizaciones trotskistas o en una corrien-

    te dentro del peronismo, bajo la versin del socialismo nacional procla-

    mado por Montoneros en el caso de las organizaciones peronistas.

    Esta derrota se inscribi en una derrota continental de todo proyecto

    alternativo, armado o no, forzada por la intervencin norteamericana. As

    se arras desde el socialismo pacfico de los chilenos a la revolucintriunfante sandinista. Sin embargo este hecho no debe impedir que se

    analicen las ineptitudes propias de cada proceso nacional. En el caso de

    las organizaciones armadas argentinas existi una gran incapacidad para

    pensar polticamente y luchar en ese terreno, cuando las condiciones no

    slo lo permitan sino que lo exigan, en el contexto del gobierno peronis-

    ta, que contaba con el apoyo electoral de ms de 60% de la ciudadana.

    La simpleza del anlisis, la ingenuidad en la valoracin de la figura dePern y el peronismo, el error de evaluacin de la relacin de fuerzas a

    nivel nacional y dentro del peronismo fueron algunos de los factores que

    llevaron a dilapidar un apoyo y un capital poltico nada despreciables. El

    aislamiento poltico de la guerrilla fue promovido por la accin violenta

    de los grupos paramilitares, pero haba sido propiciado antes por la inca-

    pacidad poltica de las organizaciones para lidiar en las arenas movedizas

    del peronismo sorteando y frenando la violencia. Podra decirse que pri-

    mero ocurri el aislamiento poltico, a causa del deslizamiento del focopoltico al militar en la disputa por la relacin de fuerzas dentro del movi-

    miento peronista. Desde ah lo que se observa es una falta de poltica, es

    decir una falta poltica, que se potenci con la escalada represiva y que

    tuvo una importancia clave en el proceso de aniquilamiento.

    8. La causa de la derrota no fue vincular lo poltico con lo militar sino

    reducir lo poltico a lo militar. Las organizaciones armadas perdieron el

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA52

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    49/169

    eje poltico en su relacin con la sociedad, en la lucha dentro del movi-

    miento peronista y en el debate interno. No fueron capaces de hacer de

    la consigna socialismo nacional una propuesta concreta y viable. Nosupieron reconocer su debilidad dentro del peronismo, una vez pasado el

    periodo electoral, para buscar alianzas que les permitieran eludir la con-

    frontacin y la provocacin de una derecha feroz, acostumbrada a la vio-

    lencia y cercana a Pern, es decir, no supieron defender el lugar que

    haban ganado dentro del movimiento peronista. Tampoco fueron capa-

    ces de escuchar las voces de alerta desde dentro mismo de las organiza-

    ciones. Por el contrario, incrementaron su accionar militar inaceptable

    en el contexto de un gobierno emanado de la voluntad popular paratener presencia poltica, exaltaron su condicin de grupo armado dentro

    de un movimiento de masas y disciplinaron el desacuerdo interno con-

    virtiendo en enemigos a parte de sus propios compaeros, es decir, redu-

    jeron la poltica a su dimensin coercitiva, extravindola.

    9. La militarizacin interna llev a reproducir el autoritarismo que se

    pretenda combatir. El nfasis creciente en lo militar llev de la nocin de

    una fuerza poltico militar irregular a la idea de constituir un Ejrcito yun Partido, institucionales, jerrquicos, disciplinados, a imagen y seme-

    janza del Estado, siempre el Estado. Se podra decir que ocurri un des-

    lizamiento de pelear contra el Estado a convertirse en un mulo del

    mismo para reemplazarlo. Aunque un mulo grotesco, dada la debilidad

    comparativa, predominaba una lgica estatal, impositiva, disciplinaria.

    Para colmo, las supuestas condiciones de guerra, declaradas tanto por la

    guerrilla como por las Fuerzas Armadas, fueron la justificacin de la

    toma de decisiones verticales y la implantacin de una conduccin vitali-cia -que slo se relevaba por la muerte de sus miembros-, sin valoracin

    alguna de los errores polticos constantes y sucesivos, que no han reco-

    nocido ni siquiera a la fecha. El nfasis en la lucha armada haba enquis-

    tado en las conducciones a los que sobresalan por sus virtudes guerreras

    que, como se vio en la reflexin de Debray, se esperaba que desarrollaran

    virtudes polticas semejantes, pero esto no ocurri. De manera que las

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 53

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    50/169

    limitaciones polticas de la mayor parte de los miembros de la conduc-

    cin, su condicin de vitalicia y el disciplinamiento de todo desacuerdo

    que ciertamente exista- impidieron una seleccin ms adecuada para elliderazgo de los tiempos difciles. Cabe sealar que este proceso es simi-

    lar al que se reporta en muchos otros grupos armados latinoamericanos,

    por lo que habra que revisar si la asociacin entre lo militar y lo autorita-

    rio es o no indisoluble y bajo qu circunstancias.

    10. En lugar de utilizar el recurso de las armas como instrumento para

    detener la violencia estatal, los grupos guerrilleros alimentaron la espiral

    de violencia hasta que sta termin por destruirlos. Pretender que la vio-

    lencia es algo ajeno a la poltica parece ser una afirmacin por lo menosdiscutible. No se trata de la bondad o maldad de la violencia sino de su pre-

    sencia de hecho en las relaciones de poder y dominacin. Sin embargo,

    hay distintos vnculos con ella. Una primera distincin que se podra

    hacer entre la violencia estatal y la que podramos llamar resistente con-

    siste en que la primera pretende mantener un monopolio de la fuerza

    para incrementar ms y ms su uso efectivo o potencial; por eso el Estado

    se arma y se informa de manera interminable. Por el contrario, la violen-cia resistente se usa para cortar el monopolio de la violencia como una

    forma de reducirlo pero no para apropirselo sino para restringir toda vio-

    lencia, para abrir las otras vas de la poltica, como el discurso y la comu-

    nicacin. En la violencia resistente hay un forzaje, pero es un forzaje

    para abrir el dilogo y el acuerdo. Los grupos armados argentinos no

    supieron hacer esto y ante cada situacin de violencia forzaron pero no

    hacia la desactivacin del uso de la fuerza sino hacia un incremento del

    mismo. Tampoco supieron retirarse de los espacios perdidos y permane-cieron en ellos exponindose de manera prcticamente suicida. La espi-

    ral de violencia, como una especie de tornado, se traga primero y antes

    que nada al ms dbil. Entre la insurgencia y el Estado, puestos a desafiar-

    se en el terreno de la fuerza, gana el Estado. Slo hay un lugar desde el que

    la insurgencia puede triunfar y ste es la lucha poltica. Los cubanos no le

    ganaron a Batista por su potencial militar, le ganaron polticamente. Si la

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA54

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    51/169

    insurgencia usa la violencia para abrir una lucha poltica cancelada (como

    ocurra durante la Revolucin Argentina) y luego gana la lucha poltica

    tiene posibilidades; en caso contrario, su derrota es un hecho.

    MARCAS DE LA VIOLENCIA

    Transitar del anlisis de las formas violentas de la poltica a las actuales no

    es asunto sencillo. Creo que hay que empezar por hacer distinciones. El

    proceso vivido entre 1976 y 1983 tuvo peculiaridades que lo diferencian de

    cualquier otro en la historia argentina, antes y despus. Cerr una etapa(la de protagonismo de las Fuerzas Armadas y el desarrollo de la visin

    guerrera de la poltica) pero tambin abri otra (la de una sociedad frag-

    mentada y fuertemente marcada por la penetracin neoliberal-global).

    Quiere decir que el periodo posterior reconoce rupturas y continuidades

    con respecto a los aos de la dictadura; lo nuevo y lo viejo se superponen.

    Qu inici en los aos setenta, qu es lo nuevo a partir de entonces?

    La actual reorganizacin de la hegemona planetaria, como hegemonaglobal. La implantacin del nuevo modelo econmico neoliberal y la

    reduccin de las funciones econmicas y sociales del Estado para dar

    completa libertad de movimiento al mercado se iniciaron en la periferia.

    Primero fue Pinochet y luego Reagan, pero el modelo se haba ideado no

    en Santiago de Chile sino en Chicago. Uno de los rasgos sobresalientes

    de esta reorganizacin es el desplazamiento de la centralidad del Estado.

    Las guerras sucias fueron el recurso para impedir polticas alternati-

    vas que cerraran el paso al nuevo modelo de acumulacin, vital para lapreservacin del sistema. Impusieron por la fuerza, en las naciones lati-

    noamericanas, lo que a partir de entonces han seguido imponiendo en el

    mundo entero. En este sentido, no en otros, Menem no fue algo nuevo

    sino la consumacin de la poltica de las Juntas.

    Hay que entender el desconcierto de los militares ante el hecho de ser

    juzgados despus de haber triunfado militar y polticamente. Lo parad-

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 55

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    52/169

    jico del asunto recuerda a aquella recomendacin que haca Maquiavelo

    al Prncipe en el sentido de que, cuando alguno de sus subordinados

    cometiera actos crueles en su nombre, se deshiciera luego de l, usandoun castigo ejemplar. De esa manera el beneficio resultara doble: haber

    logrado la ejecucin de la violencia y desentenderse de su responsabili-

    dad. Aqu ha pasado algo similar. La mayora de las actuales democracias

    promovidas por Estados Unidos navegan sobre aquella sangre desenten-

    dindose del costo.

    De la misma manera que se ha impuesto un modelo nico para las

    economas, diseado y monitoreado por los organismos globales, se ha

    impuesto un modelo poltico basado en democracias abiertas, es decirdciles. Pero las democracias que se promueven y la mayor parte de las

    que existen en Amrica Latina luego de la transicin alentada por los

    pases centrales no son ms que nuevas formas de oligarqua, en el sen-

    tido ms estricto del trmino; es decir, gobierno de los ricos para los ricos.

    Eduardo Saxe Fernndez define de la siguiente manera a lo que llama

    las nuevas repblicas oligrquicas latinoamericanas:

    En lo econmico las caracteriza por estar orientadas al mercado externo,beneficiar al capital corporativo transnacional, subordinarse a las agencias

    financieras internacionales y tener una redistribucin regresiva del ingreso

    que incrementa la polarizacin, de por s alarmante, del continente.

    En lo social, por incrementar todas las formas de exclusin, como

    efecto de la redistribucin regresiva y de la privatizacin de lo pblico,

    mediante corporaciones, realizando una verdadera expropiacin social

    en beneficio de los grandes capitalistas. La exclusin de la cultura y la

    educacin facilita la manipulacin y la escasa participacin poltica. A suvez, incrementa la violencia social, como violencia estructural, que se

    conceptualiza como delincuencia.

    En lo poltico, el autodesmantelamiento del Estado, adems de una

    transferencia de recursos efecta una desaparicin de lo pblico. Los ad-

    ministradores del aparato estatal se convierten en garantes de los negocios

    y hacen sus propios negocios. El trfico de influencias y la corrupcin

    EL PORVENIR DE LA MEMORIA56

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    53/169

    dejan de ser una disfuncin para convertirse en variables estructurales.

    Las elecciones se convierten en procesos mediticos, que presentan

    opciones restringidas a quienes acceden a l -siempre ricos- para legiti-mar relativamente a los gobernantes.

    Aunque hay intentos importantes por separarse de este modelo, y creo

    que el gobierno del Presidente Kirchner es uno de ellos, estas democra-

    cias oligrquicas son las que se promueven y felicitan y son las que prob

    Argentina despus de la dictadura militar. Corporativas y privatizadoras

    son contrarias al principio ciudadano que, supuestamente, organizara

    estos nuevos tiempos. Se contraponen con lo pblico y no son estadocn-

    tricas, en la medida en que el Estado deja de constituir un principio deuniversalidad para convertirse en instrumento de la oligarqua gobernante

    y sus negocios. Si hay una palabra que las define, esa palabra es mercado.

    Pese a todo ello, se podra decir que representan una ganancia: no hay

    violencia. En efecto, las sociedades latinoamericanas parecen hoy relati-

    vamente pacificadas. Sin embargo, valdra la pena hacer algunas precisio-

    nes: 1) La pacificacin poltica de las actuales democracias se asienta en

    la violencia sin precedentes de las dictaduras. 2) La aplicacin del modeloneoliberal implica una violencia sorda que se expresa como exclusin

    social. 3) Una de las formas ms violentas de la exclusin, en nuestras

    sociedades, es la construccin de la delincuencia como alternativa de vida

    para los marginados, que obliga a cada vez mayor nmero de personas a

    subsistir en la ms completa inseguridad y sometida a la violencia brutal

    de corporaciones pblicas y privadas. 4) El ataque a la delincuencia me-

    diante el incremento de las penas, genera un crecimiento aceleradsimo

    de la poblacin carcelaria, en su mayora perteneciente a los sectoressocialmente marginados, lo que hace que el nmero de personas some-

    tidas a encierro en las sociedades democrticas se multiplique de

    manera veloz y constante.

    El actual orden global ha declarado dos enemigos: el delincuente y el

    terrorista, que por otro lado se suelen asimilar uno al otro. Sobre ellos el

    Estado deja caer toda su violencia abierta, no potencial, no simblica sino

    ANTIGUOS Y NUEVOS SENTIDOS DE LA POLTICA Y LA VIOLENCIA 57

  • 8/6/2019 Abuelas_coloquio2

    54/169

    estrictamente fsica y destructora. Baste revisar los nuevos sistemas peni-

    tenciarios, en particular las prisiones de alta seguridad, para comprender

    que se trata de maquinarias de destruccin y depsito de sujetos desecha-dos socialmente. Este tipo de crceles se multiplican rpidamente en

    toda Amrica Latina.

    El tratamiento de los terroristas es an ms atroz. El campo de con-

    centracin de Guantnamo no tiene nada que envidiar a cualquiera de

    las instituciones de concentracin exterminio del siglo XX y est all para

    recordarnos que, en plena democracia, no se abandonan esas prcticas.

    Si el delincuente entra en un mundo regido no por la ley, sino por las cor-

    poraciones ilegales; el terrorista entra en un mundo fuera del mundo, delderecho y hasta de cualquier existencia. Ni siquiera se sabe quines estn

    internados en Guantnamo ni en qu otros lugares funcionan institucio-

    nes semejantes aunq