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Varias son las conjeturas que se tejen alrededor del grado de
responsabilidad del gobierno frente a los acontecimientos del 7
de enero de
1919. Algunos avanzan la hiptesis de que la polica
habra actuado por cuenta propia para vengar la muerte del cabo
muerto un da antes.
Nunca fue publicado resultado alguno de la
encuesta ordenada
por
el gobierno para deslindar responsabilida
des. Adems, los sucesos posteriores haran olvidar los del martes 7.
Por su parte, los socialistas responsabilizan totalmente
al
go
bierno por la masacre.
2
Igual juicio sostienen los anarquistas. Los
sindicalistas revolucionarios, en una declaracin dada a conocer el
8
por la noche, protestan contra la intervencin de
las
fuerzas del
Estado .
Pero en lo inmediato, e intentando calmar los nimos, el go
bierno hace intervenir al Departamento Nacional del Trabajo para
que interceda por la solucin del conflicto. Esa misma noche -del
da 7 de enero- el jefe de polica
y
el presidente del D.N.T piden
a Vasena que acepte recibir una comisin de huelguistas, y que
1
Carbaln, E.,
op.
cit.,
p.
35
y Las Consecuencias , en lDiario
(11.449),
8/l/1919 4a ed.
2
El
Gobierno y el Movimiento Obrero ,
en
La
Vanguardia
(4.943),
9/1/1919.
101
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conceda ciertas demandas (12% de aumento y reduccin de
las
ho
ras
de trabajo). Por su parte, la polica toma algunas medidas para
impedir que
se
produzcan nuevos enfrentamientos. Segn el jefe
de polica, Vasena acuerda cambiar el itinerario de las chatas que
realizan los transportes de materiales entre los depsitos de Nueva
Pompeya y los talleres situados en Cochabamba y Rioja, que pasaba
muy cerca del local sindical de Metalrgicos Unidos.
3
Las
posiciones de los miembros del Partido Radical en
el
Parlamento reflejan tambin las intenciones del gobierno de no
cerrar las puertas a la negociacin. El expositor de las posiciones
oficiales parece ser el diputado Oyhanarte, quien -en su interven
cin- recuerda el rol jugado por Yrigoyen como rbitro en los con
flictos obreros anteriores.
No
olvida tampoco defender
las
activida
des policiales, declarando responsables del tiroteo a los agitadores
armados y al burgus Vasena''. Oyhanarte termina su discurso
haciendo
un
llamado a confiar en el Presidente: Trabajadores de
la Repblica, unos bajo la
fe
de nuestro destino, bajo la justicia de
nuestra causa, bajo la sombra de nuestra bandera, unos trabajado
res
y sabed esperar .
4
Vemos aqu, que los radicales no delimitan su responsabilidad
del accionar policial. Con esta conducta poltica, los radicales pue
den querer mostrar que el gobierno tambin es capaz de aplicar
mano dura'', intentando as calmar la crtica de los conservado
res
Por
el
momento, el gobierno
se
enfrenta a
un
grupo del mo
vimiento obrero dirigido por anarquistas, y por lo tanto no afecta
de manera directa sus relaciones con la central sindicalista revolu
cionaria. Tambin puede ser interpretado como una advertencia
a los sindicalistas de la F.O.R.A. IX y a la
F.O.M. comprometida
3
Prosecucin de las huelgas de los obreros martimos y metalrgicos.
Solidaridad de los Trabajadores Uruguayos .. , en
a Razn
8/111919.
4
Intervencin parlamentaria del Diputado Oyhanarte, del 8 de enero de
1919, citado por Godio,
J :
La Semana
Trgica Ed. Granica, Buenos Aires,
1973, p 27.
103
en la huelga martima.
Hay
que recordar que circulaban rumores
sobre una promesa de apoyo hecha por el Ministerio de la Marina
al Centro Argentino de Cabotaje.
5
Por su lado, los sectores ms intransigentes de la clase domi
nante, no estn dispuestos a retroceder. Vasena, intimidado por
el
gobierno, solo
se
compromete a dar
un
aumento, pero inferior
al
pedido por los obreros.
En
la maana del 8 de enero, se permite
el
lujo de rechazar
una
primera delegacin del sindicato con l
pretexto que algunos de los integrantes de la comisin no trabajan
en sus establecimientos. A
una
segunda delegacin obrera,
les
pro
mete una respuesta, pero sin aceptar el pliego de reivindicaciones.
Poco ms tarde declara a la prensa no estar dispuesto a hacer ms
concesiones y denuncia la ingerencia de elementos extraos
al
es
tablecimiento en la huelga. Solicita en cambio, mayor proteccin
policial.
6
Paralelamente, los diputados conservadores en
el
Parlamento,
declaran tambin responsable de los hechos al gobierno, por su
laxismo en la represin de los agitadores y la no aplicacin de
las
leyes represivas?
La
conducta de Vasena nos parece indicativa de la importancia
de la movilizacin de los sectores conservadores en su apoyo, lo
cual explicara su capacidad para oponerse a la poltica del gobier
no. La presencia de la mayora de los miembros de la direccin de
la Asociacin Nacional del Trabajo en las oficinas de Vasena en la
maana del jueves permite confirmar esta hiptesis.
5Esta
sospecha
es
claramente evocada en la Reunin del C
F
de la
F
O.M.
el
7 de enero por la noche. Cfr. Los gremios martimos - La Asamblea de
la
F
O.M. , en La Nacin 8/111919.
6
0brerosMetalrgicos - Gestiones de Arreg lo- Los Sucesos de Ayer , en
a Prensa
9/1/1919.
7
Declaraciones del diputado conservador Luis Agote en la cmara, del 8 de
enero de 1919, citado por Godio,
J
op. cit., pp. 27-28.
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104
Una situacin similar
se
presenta en
el
puerto.
El
a travs del propone su mediacin entre la F.O.M. y
el
Cent ro de La Asociacin del decide
el 8 de enero,
una
entrevista con l Ministerio de la Marina.
En este encuentro,
el
Ministro se -segn la prensa-,
a darles
un
mayor apoyo, agregando que l dejara
en
suspenso ciertas reglamentaciones portuar ias para facilitar las tareas
de los armadores, y finalmente que la "liber tad de , sera
garantizada.
8
Vemos que el gobierno, si bien por un lado pretende guardar
las
formas mediante
las
tratativas de negociacin del D.N.T.,
por el
otro lado, al declarar
el
apoyo a los grupos patronales, condena
al
fracaso to da iniciativa del D.N T.
La actitud de los agrupamientos patronales contribuye a la ge
neralizacin de los conflictos. Poco antes de la entrevista entre la
Asociacin Nacional del Trabajo y el Ministerio de la Marina,
l
Centro de Navegacin Transatlntica, integrado por
42
compa
as de navegacin extranjeras y tambin socio de la Asociacin
decide declararse en lock-out en apoyo al Centro
Argentino de Cabotaje. En consecuencia, desde fines de la jornada
del mircoles 8 de enero, la actividad del puerto y
el
trfico marti
mo
se paralizan totalmente. El gobierno refuerza la vigilancia.
Los sectores ms importantes y concentrados de la burguesa
presin sobre l gobierno a fin de librar batalla contra las
organizaciones obreras y aplicar una poltica represiva. El gobierno
entra en este juego, aunque
dando
la impresin de querer negociar.
Por su lado,
l
P.S. inten ta canalizar el descontento dndole
un
carcter de protesta pacfica y limitada, en la perspectiva de uti
lizar la situacin para intervenir en la Cmara de Diputados con
vistas a obtener reformas legislativas. En este sentido interviene el
8
''Agitacin Obrera - Iniciacin del
paro
martimo .. ", en La Nacin,
9/l/1919.
105
el
8 de enero en la Cmara. Propone
sobre
el
reconocimiento de los sindicatos "re-
u ' a ' ' ' - ~ u ~ ' o ' " " " ' ' " ' " ' v o y que objetivos normales", seme-
a la aprobada en los Estados Unidos en 1887, para
l desarrollo del buen sindicalismo" .
9
Paralelamente, el diputado
socialista, Mario Bravo presenta
una
mocin
de
interpelacin al
Ministerio del Interior para esdarecer responsabilidades sobre los
hechos del 7.
El
ofrece sus locales para el velatorio de una de las vc-
timas Fiorini-, y participa de la agitacin convocando a con-
currir al entierro de los muertos.
Mientras, la central sindicalista revolucionaria centra sus
I Y l < . v ' - u i Y ' ' ' w - ~ en el desarrollo de la huelga martima. El nuevo
Consejo Federal, rg
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106
del da anterior.
En
ella, declaran su calurosa solidaridad con los
obreros en huelga de Vasena, considerando como justas y de in
dispensable satisfaccin sus reivindicaciones.
11
En la maana de la jornada del 8 de enero, la F.O.M. realiza
una asamblea general para discutir la marcha de la huelga. En ella,
la direccin logra convencer a los afiliados que den un carcter par
cial
al
conflicto. La huelga
se
mantendr solo con aquellos patrones
que no acepten firmar el pliego. Por
el
contrario, se ir retomando
el trabajo con aquellos que s lo firmen. La asamblea se declara
solidaria con los obreros de Vasena y decide movilizarse para el
entierro.
La
voluntad de la direccin de la F.O.M. de parcializar
el conflicto va en el sentido de nuestro anlisis: los sindicalistas
revolucionarios tratan de evitar la generalizacin de los conflictos.
La huelga martima es perfectamente seguida en el puerto de
Buenos Aires, extendindose a los puertos de
La
Plata, Santa Fe y
hacia fines de la tarde alcanza tambin a Rosario. Frente a los ru
mores de intervencin por parte del gobierno, en favor del Centro
Argentino de Cabotaje, la F.O.R.A. IX deja correr la versin sobre
la posibilidad de que
se
declare la huelga general en caso que la
intervencin del gobierno
se
confirmara.
La
F.O.F.
se
declara igual
mente presta a solidarizarse con los marinos.
12
Pero
si
el Consejo Federal de la F.O.R.A. IX no se preocupa por
la movilizacin activa del conjunto de sus masas en solidaridad con
los obreros de Vasena, ciertos sindicatos integrantes de esa central
s lo hacen. Durante
el
da 8, numerosos sindicatos
se
declaran so
lidarios con los obreros en huelga, en particular: la Federacin de
Obreros Metalrgicos (declara para el 9 de enero una huelga por
24 horas), la Unin General de Obreros en Calzado, los obreros
Vanguardia
(4.143), 9/111919 y EO.RA.,
Memoria y Balance
op.
Cit., P
5.
12
Conflictos Obreros - Obreros Ferroviarios EO.RA. , en
a
Razn
8/1/1919. '
107
curtidores, toneleros, obreros en tabaco, tapiceros, Unin de cons
tructores de carros, obreros molineros.
Por su parte, la F.O.R.A. anarquista enva representantes para
llamar a sumarse a la huelga.
La
noche misma del da 7, pique
tes de obreros empiezan a propagandizar el paro. El sindicato de
Metalrgicos Unidos declara inmediatamente la huelga total. La
prensa anarquista clama por la solidaridad de toda la clase obre
ra: El tugurio de Vasena debe ser purificado por el sagrado fuego
volcnico revolucionario de la poca [ .. ]
13
En la jornada del 8 de
ener.o participan activamente en la manifestacin de entierro de
una de
las
vctimas J. Fiorini-.
14
Los
principales sindicatos liderados por los anarquistas
se
plie
gan a la huelga: Federacin de Obreros de Calzado, Federacin
Obrera de la Construccin, Unin Choferes, Federacin Obrera en
Construcciones Navales (sta declara paro por 43 horas).
En la reunin del atardecer
del8
de enero, la F.O.R.A. V decla
ra la huelga general para el da 9 y llama a las sociedades obreras del
interior del pas a mantenerse en contacto.
15
Tambin los sindicatos autnomos llaman a solidarizarse:
la Federacin Nacional de Obreros y Empleados del Estado, la
Unin Cocheros, lacayos y anexos. Los vecinos del barrio de Nueva
Pompeya deciden en reunin cerrar las puertas del comercio y la in
dustria durante la jornada
del8,
en seal de protesta y en homenaje
a los obreros huelguistas.
16
La jornada del 8 de enero marca el comienzo de la moviliza
cin obrera, pero sta
es
an limitada y sobre todo localizada. El
da transcurre sin enfrentamientos, manifestndose cierta lentitud
13
Garca, E: La Huelga en lo de Vasena:
al
Proletariado en general , en La
Protesta (3.610), 8/1/1919.
14
La manifestacin rene 4.000 trabajadores. El cadver no fue finalmente
enterrado por orden de un juez quien exige la autopsia.
IS EO.R.A. y EO.L.B. , en La Protesta (3.611), 9/1/1919.
16
En Nueva Pompeya'', en
La
Razn 8/111919.
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108
en la movilizacin, la cual reviste La de
la prensa parece El alerta contra la
evolucin in crescendo de la ~ . . . w ~ v u obrera. Por el las
caractersticas que parece tomar
el
accionar obrero
y
que venimos
de sealar-, hacen decir a los periodistas de
La
Razn que el clima
que reina hacia fines del da tiende hacia la conciliacin .
17
Mismo
la prensa anarquista se indigna
por
l
poco eco suscitado
por
la
masacre en la poblacin de Buenos Aires,
y
lanza
un
clamoroso lla
mado a la accin: El crimen de las fuerzas policiales, embriagadas
por el gobierno y Vasena, dama una explosin revolucionaria .
18
Desde las primeras horas de la maana poda advertirse que
l ambiente estaba caldeado, y a medida que avanzaba el da, los
propagandistas que recorran la ciudad para buscar adhesiones, ex
tremaban los recursos para conseguirlos .
19
s
describe
el
diario La
Prensa l inicio del da 9 de enero.
Temprano en la maana, grupos de obreros confluyen hacia
l
local del P.S. de la 8 circunscripcin -cerca de los talleres de
Vasena-, donde son veladas algunas de las vctimas; como as tam
bin al local de Metalrgicos Unidos en Nueva Pompeya.
De
estos
puntos, numerosos piquetes se separan para propagar la huelga.
Piden el cierre de los comercios y la suspensin de la circulacin de
vehculos, en especial de los tranvas. Se suceden las asambleas y de
claraciones sindicales llamando a participar a la manifestacin por
d entierro de los obreros muertos, prevista para la tarde. Algunos
se declaran en huelga desde
la
maana. A los ya citados
se
unen
ahora: los obreros de Alpargatas Argentina, obreros fabricantes de
pastas, confiteros y pasteleros, ebanistas en bronce, escultores en
17
Agitacin Obrera , en
l
Diario (11.449), enero 8 de 1919,
4
edicin
y Conflictos Obreros , en La
Razn
8/111919. La opinin de
La Razn
es compartida por 7he Buenos Aires Herald del 9/l/1919 p. 3 (citado por
Herben,
J.
op. cit., p. 78).
18
LosAtropellos del Gobierno Radical , en La
Protesta
(3.611) 9/1/1919.
19
Agitacin Obrera en la Capital , en
La
Prensa
10/111919.
109
~ ~ ~ ~ ~
enLa
zoE
r lato de los hechos fue extrado de os
tesnmomos
. . ,
P
- lO de 1919
La Nacin
10/1/1919;
La Razn
3o edKwn,
ensa
n o
. .
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110
En
el resto de la ciudad la accin de los de huelga
comenzaba a hacerse sentir. La de los transportes se iba
haciendo y hacia las
14
hs. no circulaban ms vehculos
por las calles.
21
Con
el paro de los transpones, la
dudad
el verdadero
ambiente de huelga general. Luego del almuerzo, la falta de trans
portes a los empleados volver a sus trabajos. Muchos co
mercios cerraron sus puertas, inclusive en
el
centro de la ciudad.
Solo se mantuvier on abiertos las Grandes Tiendas, los correos la
Unin Telefnica. La ausencia de medios de locomocin p rodujo
la concentracin de personas imposibilitadas para retornar a sus
casas. Los empleados pblicos fueron liberados ms temprano que
de costumbre. La prensa describe estos sucesos como imprevistos ,
destacando al da siguiente que nada hubiera permitido sospechar
que la alcanzara tales proporciones.
22
Las medidas tomadas por el gobierno en el curso del da permi
ten pensar que de su parte tampoco se esperaba una reaccin
de
esa
en,verga
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automvil se encuentra con que haba sido
obreros.
de la
rPr i ' '
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9/37
114
madera, y
uno
de los talleres. Ms tarde llegan los bomberos, junto
con
refUerzos de polica y de tropas. Algunas armeras aledaas
son
asaltadas
por
los obreros.
La
llegada de la
tropa
produce una inten
sificacin del tiroteo. Hacia las 18hs. los soldados del 2 cuerpo de
infantera all presentes hacen uso
de
las ametralladoras pesadas.
Segn el agregado militar
de
la embajada
de
Francia:
Yo
habl
con
un
oficial argentino, quien
me
dijo haber visto dos secciones
de ametralladoras tirar sin interrupcin durante ms de
una
hora
y media sobre los grupos
de
agresores .
30
La
situacin
en
los esta
blecimientos Vasena,
no
retornar a la normalidad hast a tarde
en
la
noche; pero desde las
20
hs. los tiroteos se calman. As los miem
bros
de
la direccin
de
la empresa y
de
la Asociacin del Trabajo
fUeron liberados
Y
Otro
punto importante de enfrentamientos fUe el barrio
de
Almagro. Segn las versiones publicadas por la prensa, todo co
menz cuando
un
grupo
de
obreros
intenta
detener
un
tranva.
Los bomberos
que
viajaban como custodia tiran sobre la multi
tud Resultado: el tranva fUe incendiado. Un muchacho, creyendo
que los primeros tiros provinieron desde el convento situado
en
las
3
Capitaine Gouspy: attach militaire a Monsieur le Ministre
de
la Guerre.
Etat Major de l'Arm, 2 burau Buenos Aires, 26 janvier 1919 Archives
Diplomatiques. Amrique1918-1940
sous srie
Argentine
8,
n 186.
31
En declaraciones posteriores a La Prensa 10/111919),
A
Dell'Oro Maini
dice
haber estado asediado durante
14
horas. Segn La
Rdzn (5a
edicin,
9/111919),
el
nmero de agresores llegara a 50.000 y los hombres armados
de Vasena
a 300. Pero estas
cifras
pueden ser
exageradas.
Herbert,
J. (op.
cit., p. 87) citando
El Mercurio
de Santiago de Chile (1
O
de enero, p. 7) y
New York Times (lO
de
enero, p.
11) avanza
la cifra
de
20.000 asaltantes
y segn
El Da
(Montevideo, 12 de enero, p.
4)
alrededor de 20 muertos
y 60 heridos. Segn Babini
(op.
cit. p. 14), entre
23
y 28 muertos y 66
heridos. Oddone,
J.
(Gremialismo Proletario Argentino Ed. Libera, Buenos
Aires,
1975, p. 407, nota 1), afirma que Juan D.
Pern
comandaba uno
de
los grupos de soldados all presentes. Pern afirm haber estado, pero
al
da
siguiente:
115
calles Corr ientes y Yatay, comienza a tirarle piedras. Los sacerdotes
responden al fUego, pero la Iglesia es atacada por la muchedum-
bre excitada por ser blanco de los tirosY Recin a las 17.45 hs. el
cortejo llega cerca del lugar. Unos metros ms adelante, un grupo
de manifestantes ataca una armera.
33
En el momento en que
d
cortejo llega a la altura de la Iglesia incendiada, dos carros de bom-
beros pasan a gran velocidad
por
delante de las columnas. Varios
tiros fUeron intercambiados. Paralelamente, un grupo de policas
que quiere acercarse al convento, vindose cortado el paso por la
manifestacin, decide retirarse. Esta actitud es aplaudida
por
los
manifestantes.
34
Mientras tanto los bomberos logran formar una
lnea
de
fUego. Algunos intentan responder, pero el grueso de los
manifestantes se dispersa. El tiroteo
dura
aqu ms de
una
hora,
tirndose alrededor de 2.000 tiros.
Otros disturbios se producen
en
la parte final del trayecto hasta
el cementerio de la Chacarita, siendo el ms importante, el tiroteo
alrededor
de
la comisara 21 a.
35
Es a las 19 hs. cuando la cabeza de
32
Desrdenes en Almagro , en La
Prensa
10/111919. Quisiramos
destacar
este
testimonio, porque la mayora de las otras versiones publicadas
en La Rdzn o en La
Nacin (este
ltimo retoma la versin correcta el
11
de enero de 1919) atribuyen al conejo finebre
el
asalto de la Iglesia y el
convento. Es esta ltima falsa versin la que retoman los diputados en el
atardecer
del
9 de enero, y tambin Babini, N. y Godio,
J.
en las obras ya
citadas; como
as
tambin Piero, 0 :
Los
Orgenesy
l
Trgica
Semana
de
enero de
1919
Tall. Grf., Bellsol', Buenos Aires, 1956.
La
Vanguardia
(4.144), 10/111919, atribuye a grupos externos a
la
manifestacin, compuestos sobre todo
de jvenes
y nios,
en
todo caso
de provocadores , los incendios citados.
Sus
relatos coinciden con los de
La Prensa.
34
El diputado Repetro destaca tambin en la Cmara que miembros de
la polica fraternizan con los huelguistas. Cmara
de
Diputados , en
La
Vanguardia
(4.144), 10/111919. Lo mismo indica el Boletn
de
La
Protesta (citado por Abad de Santilln, D., op. cit., pp. 243-244).
3
5Lal?dzn 5aedicin, 9/111919.
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116
la manifestacin, o de lo que de ella entrar
ai
cemen-
terio. Solamente
uno
o dos obreros haban hecho
uso de la palabra, cuando sin razn aparente, la tropa que rodeaba
el
cementerio comienza a descargar sus armas sobre
el
gento
all
reunido, provocando una nueva matanza. Los fretros
sobre sus tumbas,
sin
recibir sepultura.
Los sucesos aqu descriptos tienen
una
fundamen-
tal y muestran la voluntad del gobierno de reprimir, quizs por
el
pnico, quizs con premedit acin. Dos diarios informan que hacia
las 17 hs., esto
es, por
lo menos dos horas antes de la llegada de la
manifestacin, fue enviado haca la Chacarita un destacamento de
Granaderos a Caballo. La causa: "la inminente posibilidad de
una
alteracin del orden" .
36
Esto significa que
el
gobierno ordena la movilizacin de
una
parte del regimiento que se supone garantiza su proteccin, para
enviarlo al otro lado
de
la ciudad,
donde
todava
no
se
haban
pro
ducido enfrentamientos de envergadura, mientras que en
el
cen
tro
de la ciudad
-mucho
ms cerca de la Casa de Gobierno-, los
tiroteos se suceden. Finalmente,
y
segn
el
peridico
l
Diario,
37
el
gobierno habra dado la orden: "de que la manifestacin quede
disuelta en
el
cementerio, tras
el
discurso del
Sr.
Zaccagnini (miem
bro del
P.S.,
E.B.).
Se
har terminantemente, cueste lo que cueste,
a
fin
de prevenir atentados y desrdenes". Aunque la informacin
de
la
prensa debe ser sometida a la crtica correspondiente
-y an
as resultara difcil utilizarla
como prueba
fehaciente de la actitud
del gobierno-,
l
conjunto
de relatos que presentamos permitiran
avanzar
la
conclusin de que los sucesos de la Chacarita, responden
a la voluntad del gobierno de "dar
una
leccin'',
y
de
montar una
nueva provocacin.
36
La Razn,
5 edicin,
9/111919 y La
Prensa
10/1/1919.
37
l Diario, l 1.450), 4 edicin, p. 12.
117
' ' ~ ' ~ ' ' ' J
a las vctimas de la masacre de Chacarita, oscilaran
entre 3
y
20 muertos,
y
varias decenas de heridos.3
8
Con
la dispersin del en diferentes puntos de la ciudad
van a estallar pequeos posiblemente debidos a los in-
tentos de dispersin de los grupos provenientes de la Chaca rita o de
otras partes de la manifestacin.
Los rganos de prensa indican que hacia
la
mitad
de la tarde,
el
gobierno
se
encontraba totalmente desbordado.
39
La polica pide
refuerzos de todos lados.
El
gobierno, reunido en sesin permanen
te, ordena la moviHzacin de la tropa. La idea de decretar l estado
de sitio comienza a circular en los medios oficiales. Si la decisin no
fue tomada
por l
momento esto se debi a especulaciones polti
cas de Yrigoyen.
40
Sin embargo, como veremos a continuaci n, las
medidas represivas implementadas en
el
transcurso de la Semana
Trgica, en poco
se
diferencian de las condiciones que hubieran
existido si
el
decreto de estado de sitio hubiera sido adoptado.
Hasta
la noche del 9 de enero, as medidas del gobierno ten
dientes a la movilizacin del ejrcito, parecen limitadas. Ellas afec
tan
solo a la primera divisin del ejrcito con asiento en Campo
de Mayo. El
comandante
de la segunda divisin del ejrcito con
asiento en
Campo
de Mayo,
el
General Luis J. Dellepiane, decide
bajar con sus tropas a Buenos Aires.
38
Segn
el
testimonio de Andrs Cabona, obtenido
por
Rock,
D
(op. cit.
p. 175 y nora 315) los muertos seran 20. Herberr,].
op.
cit.,
p.
85) cita a
Banegas quien establece en
18los
muertos y
80
heridos. Otras fuentes dan:
3 muertos y muchos heridos.
39
La Razn,
4 edicin, 9/1/1919; l
Diario,
(11.450),
4
edicin,
9/111919. Este ltimo dice: "El poder, pues, est en la huelga, no en el
gobierno".
Al
da siguiente, la mayora de los matutinos, coinciden en
sealar
l
desborde.
40
del Mazo, G. El Radicalismo, op. cit. p. 206) atribuye esta conducta de
Yrigoyen a la voluntad de ste de no tomar las mismas actitudes que los
gobiernos conservadores, y para guardar su " imagen de rbitro imparcial".
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118
Esta decisin del
~ ' - u ' - ~ ' ~ u ~ , p o r s u s ~ ~ , d ~ - c L ' ' ~ ' - ~ ' ~ '
los diarios de la
de -entre la noche del
como
una
de las medidas de
: vun- >uv .
Pero segn testimonios poste-
u u 1 u - ' ' ' - u ~ ,
la accin de
no
emanaba
de rdenes recibidas de Para dos historiadores pertene
cientes al radicalismo -Gabriel del Mazo y N. la accin de
Dellepiane produjo todava ms en el gobierno, dndole la
impresin que se trataba de
un
para deponerlo. N. Babini
relata que De lepiane puso al gobierno frente al hecho consumado
del descenso de tropas a la Capital, y
que
exigi ser
nombrado
"jefe
militar de la Capital". Tal es as que:
Cuando
Dellepiane se presen
t en los despachos del Presidente, Yrigoyen se levant diciendo,
mitad
en
chiste
mitad
en serio: 'General, yo soy su prisionero"'.
41
Fuentes diplomticas francesas confirman que Ddlepiane ac
tu sin rdenes superiores.
En
un
telegrama se relata lo siguiente:
Durante los ltimos disturbios de Buenos Aires, es gracias a la
de
una
divisin del activo que se salv la situacin. Se ha
ba atribuido el mrito de esta situacin al gobierno. Pero yo he
sabido de boca del mismo comandante de la
2
divisin, que l
tom
la responsabilidad, sin ninguna instruccin al respecto, de
traer las tropas a Buenos Aires desde
el
campo vecino en
donde
se
encontraban".
42
d gobierno tena razones fundadas para no sentirse
seguro de la conducta de Dellepiane.
En una
carta dirigida
por
Ddlepiane
mismo
al
agregado militar britnico, ste manifies
ta
que poco antes de entrar en la Capital, fue contactado por
un
grupo
de
militares retirados que propona preparar una rebelin
41
Babini,
N.,
op. cit., pp.
16
y
22.
Ambassade Fran
8/10/2019 2. BILSKY, Edgardo - La semana trgica, captulo 3 y 4..pdf
12/37
120
En el espacio de 24 horas son concentrados en Buenos Aires
ms de 10.000 policas, bomberos, soldados del ejrcito y de la
marina. Inclusive se hacen venir tropas desde Salta. Todas estas
fuerzas son confiadas a la direccin del General Dellepiane, quien
poco despus instala su comandancia general en el Departamento
Central de Polica.
Volviendo a otros aspectos de la jornada del 9 de enero, cabe
destacar que en el Parlamento la sesin se realiz bajo el clima de
g i t d ~ ~
y de rumores. Luego del medioda comenzaron a llegar
las nottctas sobre los enfrentamientos, y la preocupacin respecto a
la poltica seguida por
el
gobierno impide todo trabajo producti
vo . Los diputados socialistas intentan calmar los espritus por te
mor a que medidas como la del estado de sitio sean adoptadas. Por
su lado, los diputados conservadores exigen ahora la presencia del
Ministro del Interior, para as reclamar medidas tendientes a res
taurar
el
orden. Pero la desesperacin termina por ganar a todo
el
mundo, inclusive a los diputados socialistas. Estos ltimos intentan
hacer aprobar el pedido de interpelacin del Ministerio del Interior
propuesto en la jornada del 8, realizndose ciertas modificaciones
para obtener
el
apoyo de los conservadores. Pero no llegando a un
acuerdo sobre lo esencial -el objetivo de la interpelacin-, los con
servadores
se
abstienen de votar la mocin socialista, evitando de
esta manera que el gobierno se haga presente en
las
Cmaras, dn
de quizs hubiera tenido que informar sobre las masacres policiales
cometidas.
Por lo pronto, la terrible represin de la jornada provoca la
generalizacin de la huelga y su extensin al interior del pas. Al
da siguiente la ciudad de Buenos Aires se despierta totalmente
paralizada.
Evidentemente, la jornada del 9 transform totalmente la si
tuacin existente.
Los
sindicalistas revolucionarios
se
encuentran
sin quererlo, con una huelga general, que no solo est lejos de se;
un conflicto localizado y limitado, sino que
es
ya la huelga general
121
ms importante en la historia del movimiento obrero de la primera
mitad del siglo. Los socialistas comienzan a temer las consecuencias
de esta expresin de descontento popular -que ellos hubieran prefe
rido que sea ms controlada, pero
por
sobre todo ms pacfica-. Los
anarquistas, siendo los nicos que ansiaban estos acontecimientos,
no esconden la impresin de sentirse desbordados por esta erup
cin que los deja estupefactos.
n la noche del 9, el Consejo Federal de la F.O.R.A. IX, se
decide finalmente a llamar a la huelga general en repudio de las ma
sacres policiales. En la declaracin,
el
Consejo Federal
se
dice obli
gado a tomar la direccin del movimiento para darle
un
carcter
orgnico , poniendo
as
en evidencia que
el
inicio de la huelga no
era producto de una decisin suyaY En su declaracin
se
convoca
igualmente a todos los secretarios y delegados
de sindicatos a una
reunin para fijar la duracin y objetivos de la huelga.
El
P.S.
toma una resolucin similar, llamando a sus afiliados
a seguir las decisiones de sus sindicatos respectivos, y a todas las
secciones del partido a mantenerse en contacto permanente con
el
secretariado.
48
En
el
mismo peridico donde aparece esta decla
racin, el artculo editorial pide al pueblo: prudencia y sensatez .
Se
subraya que nada permite suponer o esperar la posibilidad de
transformaciones bruscas, profundas y violentas .
49
El artculo nie
ga la participacin de la clase obrera en los enfrentamientos que
ella no quiso ni provoc , y lanza al gobierno una advertencia con
tra la continuacin de la ola de violencia, amenazando con hacer
un
llamado a la autodefensa de
las
masas. Pero
las
amenazas no se
harn realidad, an despus que las fuerzas represivas y grupos de
F.O.R.A., declaracin de la huelga general , en La Prensa 10/111919
F.O.R.A.,
Memoria
Balance op. cit., p. 5.
48
Declaracin del C.E. del P.S. frente a la huelga general , en La
Vanguardia
(4.144), 10/1/1919, Resolucin del
P.S. ,
en La Prensa
10/111919.
49
Prudencia sensatez , enLa Vanguardia (4.144), 10/1/1919.
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122
civiles armados se lancen en forma despiadada contra los obreros y
los sospechosos
de
maximalismo .
Los anarquistas, por su lado, van a sacar tambin conclusiones
sobre la jornada
del9
pero en un sentido diferente: El pueblo est
para la revolucin -escriben-. La solidaridad puesta en evidencia
ayer con los huelguistas de Vasena lo ha demostrado .
50
Enumeran
a continuacin la participacin
de
los diferentes sindicatos:
La
Federacin Obrera de la Construccin adhiere (a la huelga, E.B.)
con una declaracin anarquista revolucionaria, tambin los obreros
ceramistas, los tranviarios actualmente en huelga gracias a la acti
vidad de los anarquistas que pararon la circulacin. El comercio ha
cerrado sus puertas pero no escapar
al
castigo
de
sus infamias. Los
choferes
han
dado pruebas de su conciencia revolucionaria. Los
empleados de los ferrocarriles: el contagio se extiende a todas las
lneas a instigacin de los talleres de Liniers. Los conductores de ca
rros: vieja sociedad
de
oficios, honor de la anarqua. La Federacin
Obrera en Construcciones Navales: unanimidad completa. Los
obreros portuarios de la Capital
ya
lucharon dignamente en las ca
lles. Los
obreros del Estado, los obreros
de
los arsenales militares
adhirieron, los proletarios no tienen miedo de nada. Los obreros
panaderos
y
los pintores unidos son los primeros
en
la calle: impi
den todo trfico
y
levantan barricadas.
En
otras federaciones: todas
responden al llamado. La Federacin
de
Mar del Plata enva un
telegrama dicindose dispuesta
de
llegar
al
sacrificio _ I Efectiva
mente, los grupos anarquistas son los nicos interesados en darle
un
carcter activo a la huelga.
Durante la jornada del1
Ode
enero sigue alargndose la lista
de
los sindicatos que se pliegan a la huelga.
a
circulacin contina
50
Boletn
e La
Protesta
10/1/1911; citado por Abad
de
Santilln,
D. op.
cit., p.
243.
51
4nalyse
de a Protesta
du 10
Janvier 1919,
coqis
de
mtier adhrant
au
mouvement
grviste
rvolutionnaire , en
Annexe n V du Rapport
de
l Attach militaire franfaS
Capitaine
Gouspy,
ibd.
123
paralizada, inclusive los vehculos particulares tienen dificultades
para circular. Los piquetes de huelguistas los paran y, a veces, los
queman. Muchos conductores particulares se dirigen a la F.O.R.A.
IX para solicitar autorizaciones para poder circular. Estas sern da
das a los coches transportando heridos o cadveres, los cuales deben
llevar una bandera roja con la insignia de la F.O.R.A. El nico sec
tor del transporte que sigue trabajando
es
el
ferroviario.
a
F.O.F.
se
declarar en huelga recin
el 11
de enero.
Tambin la mayor parte de la rama de alimentacin se halla
en huelga, salvo en los frigorficos, donde segn los c o m ~ n t a r i o s
periodsticos, se producen ciertos incidentes, pero el trabao no se
detieneY
Por
el
contrario,
el
9 paran los obreros
de
los mataderos.
Rpidamente la ciudad se resiente por la falta de alimentos primor
diales. A la ausencia de carnes, de pan -por el cierre de las panade
ras-, se agrega la imposibilidad de hacer llegar los abastecimientos
provenientes del campo por la huelga de los transportistas de carga.
Ya
el
sbado 1
O
la falta
de
alimentos
es
notoria. Grupos de obreros
intentan recorrer los comercios para obligar a los comerciantes a
vender, pero sobre todo, a vender a precios razonables. q u e ~ o s
que eran descubiertos intentando vender aumentando los precios
-hecho que comenzaba a generalizarse-, vean sus n e ~ o c i o s cerr_ados
por la fuerza y sus mercaderas expropiadas o vendidas a su usto
precioY Pero en la realidad, los obreros se manifiestan incapaces
de paliar
las
necesidades de consumo de la poblacin.
a
especu
lacin se extiende y genera numerosos casos de violencia contra los
comerciantes.
Son afectadas por la huelga, la mayora de las ramas de la cons
truccin, de la fabricacin
de
muebles,
de
obreros portuarios
y,
52
La Nacin
10/1/1919,
seala
la
presencia de piquetes de
huelga en
La
Negra'' y La Blanca''; y
La
Prensa en
el
" F r i g o r f i c ~ , A r ? e n t ~ o " ,
La
Prensa
del12
de enero,
informa
de
enfrentamientos
en el
Wilson .
5
3
Cfr. La
Razn, 11/111919,
p. 4.
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124
evidentemente, la
vestido e industrias parecen menos afectados.
Sealamos tambin la d
1
b
os o reros
dependientes del Estado: de los talleres del Riachuelo, arsenales de
guerra, obreros municipales,
y
luego, de los ferroviarios de las lneas
n a c i o n ~ l e s
Se d e m ~ r c a n por su no-participacin: los empleados de
comerciO, los telefonistas, los empleados de correos
y
telgrafos,
por
lo menos los de la casa central.
o d e ~ o s
concluir, entonces, que la casi totalidad del proletaria
do
~ r g ~ m z ~ d o :
,desde los sectores ms tradicionales hasta aquellos
de smdJCahzacron reciente, participan en la huelga, arrast rando con
ellos a la poblacin de Buenos Aires.
La huelga alcanza su
punto
ms lgido de desarrollo
el 1
O
y l
11 de enero
en
la Capital y algunas zonas del
Gran
Buenos Aires,
luego de
lo
cual comienza a declinar a causa de la represin, pero
sobre todo,
por
la desercin de los sindicatos.
Durante
el da O los enfrentamientos continan. Los ms gra
ves se
producen hacia fines de la tarde, o
por
la noche.
Se
deben
en su mayora a encuentros
con
la polica o con soldados -quienes
comienzan a patrullar las calles-, generalmente en momentos en
que los obreros intentan hacer plegar a la huelga a tranvas
0
veh
culos,
o
cuando
se
inten tan atentados c ontra instalaciones pblicas
-por ejemplo, de aguas corrientes o de alumbrados-. Raros son los
casos de formacin de barricadas. Las ms de las veces los tiroteos
se
p ~ o ~ u c e n
por los ataques de las fuerzas represivas y de las bandas
de
c Vlles
armados
por
el
gobierno o la polica.
Ya
hacia fines de la jornada del 1
O,
comienza la caza del hom
bre . Uno de los casos ms clebres, demostrativo de la brutalidad
de la represin desatada,
es el
caso del asesinato de
una nia
italiana
de
13
aos a manos de
un
grupo de soldados.
El
hecho
se
produce
en la calle Cabrera y Bustamante, cuando los soldados entran en
una.
l v i e ~ d a
popular haciendo fuego. Los habitantes ganados por
el
mredo Intentan huir, pero muchos son heridos y muertos. La
125
nia de 13 aos -Paulina Viviani-, fue
v ~ ' ' ~ : > u ' . ~
de
un
tiro finalmente ' ~ - ' u u . a J L o L u
Uno
de sus hermanos de
21
aos fue muerto en las mismas con
diciones. La prensa justifica la masacre alegando que la nif1a tena
una
El fue tan salvaje, que
el
embajador
italiano -la italiano- exigir explicaciones a
Esa misma se los enfrentamientos que harn
ms ruido durante la Semana Trgica: los supuestos ataques con
tra d Departa mento de Polic2, contra
l
Correo Central y
varias El gobierno y la prensa difunden la especie que
estos tiroteos -cuyo origen no es claro y responden ms que nada
al
temor de la tropa-, forman parte de
un
plan de asalto a los estable-
cimientos y a los cuarteles de
En
l
caso del Central de Polica -que es el hecho
de mayor importancia-, todos los testimonios de la prensa coinci
den
en
sealar
l
caos
y
la que reina en
l
momento
en
que comienzan los tiros. Sobre su origen, las versiones son menos
claras y varan de unas a otras, pero
las
cosas habran sucedido de
la manera: luego de haber escuchado varios disparos, sin
poder establecer bien su origen, la alarn" a fue dada y las fuerzas
existentes
en el Departamento
Central
se
precipitaron sobre sus ar
mas. La luz fue inmediatamente cortada. Nadie saba exactamente
sobre tirar, pero
el
disparaba sus armas. Por
error casi es herido el mismo general Dellepiane, qui en se hizo pre
sente en ese momento en l Departamento. Segn los testimonios
y as versiones recogidas por la los tiros provenan de agre-
sores externos. Sin embargo, parece indicar que los ruidos
de detonaciones escuchados, causantes incidente, provena de
5
4
Cfr.
La Vanguardia
(4.146), 12/1/1919
y
Atropellos policiales , en
La
Var ww1rdia (4.143),
14/l/1919.
Sobre
la versin
oficial: En
las
calles Ca
Bu:;tarnarcte ', a Prensa
l l l l /1919.
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15/37
126
la
Plaza del Congreso en ese mismo momento, las tropas
tiraban contra
las
de personas, en defensa ta HU''" ' ' '
de supuestos Es recin despus que la situacin en d
Departamento Central hubiese vuelto a ser controlada, que la po
lica realiza varias razzias en las manzanas aledaas buscando a los
responsables del famoso ataque. Evidentemente, hubo numero
sos sospechosos detenidos.
En
el
caso
del
asalto
al
Correo Central, aunqu e diarios
siguen sosteniendo que fue un ataque premeditado, otros
reconocen que fue un error de la guardia que tir sobre varios em
pleados que haban salido
del
establecimiento. 56
Otros hechos particularmente destacados son los ataques con
tra las comisaras, ataques que
se
repiten en forma ms o menos
intensa a lo largo de los
4
5
primeros das (del
9
al13). De
entre
ellos, los ms importantes tienen lugar en las noches
del 1O
al 11 y
del
11 all2.
Cul es la verdadera dimensin de estos ataques , es
muy
difcil establecerlo. La prensa y la polica agrandan los hechos
para justificar la represin posterior. Es sintomtico que la prensa
obrera desmienta la mayora de estos supuestos ataques. Muchos
testimonios posteriores relatan que la polica tiraba contra la calle
totalmente vaca, en la oscuridad total, asesinando de esta manera
a gente del vecindario o muchos individuos que
se
encontraban
por
casualidad en
las
inmediaciones.
En
otros casos
se
tratara de
escaramuzas producidas entre diversos elementos de las fuerzas
represivas, que a causa de la oscuridad, se tirotean entre ellos,
por
55
El
nico diario
que
seala esta relacin entre los dos incidentes produc idos
a la misma hora y a pocos metros
de
distancia, es el Giornale d' talia, XII
(5.845),
9/111919,
en
el artculo Al
Dipartimemo
Cemrale , p. 42 Por el
resto de la prensa ver
La
Prensa
11 y
12 de
enero;[;
Nacin, 11
de enero;
La Argentina,
11
y 12 de
enero.
56
Cfr.
La Prensa
de
enero;
La Nacin, 11 de
enero. Sostiene la tesis
del
asalto:
La Argentina, 11 y
12
de
enero.
127
Todo lo que nos Ueva a relativizar. los
i n f ~ r m ~ s
sobre los asaltos a las comisaras. Si existieron, estuvieron l ~ s
a.e
auuJiuu.u
descripta
en
la prensa,
y en
todo caso
no
mte-
ningn . .
interesante situar
las
zonas de
la
CapJ.tal que se veron
prindp;;Jmente afectadas por l.os sucesos de la Semana Trgica. Si
a Buenos Aires de la poca en
una
zona que comprenda
la
sur
y oeste de la ciudad, tendremos reunidos aqu los ba-
. ' b
densamente pobla-
rrios con mayor concentracwn o rera, y m
d
de
l
otro lado -al norte-, se sitan los sectores de
os
en
- . .
s
mayores recursos: profesionales, empresarios,
p r o p l e t a ~ w s
e:c. l
nombramos los barrios que fueron testigos de las r n a m f e s t a c ~ o ~ e s
del
9
y de la mayora de los enfrentamientos, e r e m ~ s que se sttuan
en
la
primera de las zonas descriptas: Parque PatnClos, Barracas,
Nueva Pompeya, Constitucin, Boca; ms hacia
el
c e ~ t r o : San
Cristbal, Balvanera (Once); y hacia el oeste: Almagro, VIlla Cres-
po, Caballito y Chacarita. . ,
Por todo lo dicho arriba, creemos que son errados Ciertos ana-
lisis
que minimizan
la
amplitud alcanzada por la
hu_e iga g e ~ e r a l
y
los mviles que la provocaron.ss Corresponde tamblen anahzar la
conducta seguida por otras capas de la poblacin en contacto o no
con la clase obrera. Por su importancia numrica,
c o r n ~
por los la
zos polticos que la ligan con
el
radicalismo, es
~ e c e s a n o
detenerse
fundamentalmente en
el
anlisis de
la
clase r n e d l ~ . .
Dijimos
en el
captulo anterior que
el
r a d c a h s ~ o
debe su
triunfo
al
apoyo suscitado en
la
creciente clase media. Debernos
. . J 114-115
La Vtmguardia
57
Cfr. Los restimomos de Romanz,
.
op. cu.,
~ P
' (
61 2
)
(4.150),
16/111919
y
Los hroes
de la 35 , en La Protesta 3. ,
16/111919. Rad' it
ssEn
panicular
la tesis sostenida
por
Rock,
D. en Et zca m ~ ~ -
0
P
e .,
176
y artculo Lucha civil en la Argentina. La Semana Tragca
de
enero
1919 ,
en Desarrollo
Econmico
(42-44),
julio
de
1971-marzo
de 1972,
PP
165-216
(ver p. 209).
8/10/2019 2. BILSKY, Edgardo - La semana trgica, captulo 3 y 4..pdf
16/37
128
precisar que
el
radicalismo encuentra
una
base ms firme entre
las
capas medias y altas de la clase media, en especial los altos fun
cionarios. Por el contrario, es el
P.S.
que encuentra su electorado
privilegiado entre las capas inferiores de las clases medias, adems
de los votos obreros.5
9
Tambin recordamos la relacin existente entre nacionalidad
y oficio, en lo que concierne a la funcin pblica y ciertas activi
dades intelectuales. La poblacin inmigrante representa el 50,6%
del total en Buenos Aires, siendo mayoritaria en la industria, los
transportes y el comercio;
por
el contrario, la presencia de extran
jeros es menos sensible en las actividades no-productivas .
60
Los
argentinos representan el 54 del personal hospitalario, el mismo
porcentaje en las profesiones liberales, 79 de los funcionarios, y
82% de los maestros.
61
Por consiguiente, llegamos a la conclusin que en Buenos Aires,
en 1914, ser funcionario -maestro, empleado, etc.-, tener una
profesin liberal,
es
sinnimo de ser argentino. Segn
el
censo na
cional de 1914, haba en la Capital33.775 argentinos de sexo mas
culino -esto es en condiciones de votar-, registrados como emplea
dos de gobierno o de la administracin y ms 14.313 empleados
del sector privado, igualmente argentinos. Sabiendo que el total de
votos emitidos para
las
elecciones de diputados de 1916 se eleva a
125.424, y en 1918 a 143.377, podemos entonces comprender la
importancia de las relaciones privilegiadas del gobierno radical
con estos grupos de la clase media. En consecuencia, los empleados
representan uno de los principales bloques electorales en Buenos
Aires; y de entre ellos, dos de cada tres son empleados pblicos.
62
El
59
Cfr. Rock
D.: El
Radicalismo op.
cit.,
pp.
62, 77
86.
60
Bourd G., op cit., pp. 190-191.
Pero los extranjeros
representan entre
el 58 68% de
la poblacin
activa.
6
%d, p.
222.
62
Walter
R. J.: 7he
Socialist Party of
Argentine 1890-1930 Austin
1977
pp. 139, 148 y 240.
Adems
los
votos de la
Capital representan 115
de
los
129
Partido Radical llegar a utilizar los puestos pblicos y los favores
del Estado para mantener su clientela electoral, sobre todo luego
que su base de apoyo comience a reducirse como consecuencia del
fracaso de su poltica social.
El
gobierno radical intenta tambin recoger
una
parte de los
votos obreros,
el
otro bloque electoral importante.
63
Aqu la tarea
result seguramente ms difcil por la tradicin abstencionista de
la clase obrera, dirigida en su mayor parte por los sindicalistas y
por los anarquistas y por la concurrencia del
P.S. El
rol jugado por
Yrigoyen como rbitro en los conflictos laborales, y la actitud to
mada por la direccin de la F.O.R.A. IX presentando l Presidente
como un interlocutor vlido, permitieron al radicalismo obtener
una
importante victoria en las elecciones de marzo de 1918: des
plaza al
P S.
en dos barrios obreros, la 1a y 3a circunscripcin.
El
retroceso del
P.S.
se debe en gran parte a
las
posiciones favorables
de la guerra con Alemania tomadas por la direccin y la banca
da
parlamentaria del partido -que son casi las mismas personas-, y
por la ruptura sufrida con la expulsin de los internacionalistas
a fines de 1917. Lo cierto es que el radicalismo obtiene resultados
favorables en barrios obreros.
Sin embargo, el triunfo no vuelve a repetirse, y a mediados de
octubre del mismo ao, en
el
momento de las elecciones munici
pales, es el Partido Radical quien retrocede en el nmero de votos.
La ley electoral argentina
l
establecer el voto obligatorio solo
para los argentinos de sexo masculino deja abierta la posibilidad l
gobierno radical de poder menospreciar
el
resto de la poblacin,
de origen extranjero. As, durante la Semana Trgica, no dudar en
utilizar
un discurso xenfobo contra los extranjeros, acusndolos
votos
del pas
(18%):
Cfr.
Cantn, D.:
Elecciones
y partidos
polticos
en
la
Argentina Siglo XXI, Buenos Aires 1973,
p.
267.
63
Solamente
los obreros
industriales
de la
Capital
representan
por
s solos
45.000 votantes. 3 o Censo
Nacional op.
cit. tomo VII,
p.
320.
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130
de ser responsables de los sucesos
y
de ser un factor de disolucin
de la nacionalidad argumentos que poco diferencian al
gobierno radical del vocabulario utilizado por os conservadores.
La divisin que hemos hecho de Buenos Aires en dos zonas,
nos diferenciar en trminos muy la conducta
seguida
por
las capas medias y superiores, del resto de la
cin de la Capital. Adems de la zona norte, la zona del centro co
mercial y administrativo de la ciud ad (circunscripciones
13
y
14),
y algunos barrios de la zona oeste -como Flores-, resultan m ~ o s
afectados por los acontecimientos. En general se trata de barnos
ocupados por empleados, o por las capas ms altas
de la sociedad.
El caso de Flores es sintomtico, porque desde principios de
sido
se instalaron
aH
argentinos,
en
su mayora empleados.
64
o:rante la Semana Trgica, el barrio se organiz rpidamente para
contribuir con
la
polica, formando grupos de guardias civiles.
Adems
el
barrio registra pocos hechos armados o enfrentamientos.
Podemos considerar que mantiene un nivel de fidelidad bastante
alto al orden establecido.
Otro aspecto de la Semana Trgica est dado por las derivacio
nes racistas de la represin, las cuales afectaron fundamentalmente
a la comunidad juda. La propaganda asimilaba maximlismo, es
bolchevismo, a "ruso";
todo
inmigrante ruso era sospechoso
de rpidamente judo, ruso, maximalista, y anar-
se transforman en sinnimos, lo mismo que antes cataln
y anarquista.
Contribu ye a la identificacin entre ruso y
el
que la ma-
yora de la poblacin proviniese de Europa Oriental. Los ba
rrios
donde
se concentraba la
comunidad
juda eran llamados "ba
rrios rusos". A diferencia de los italianos o de los espaoles, el grado
de integracin de la inmigracin a la sociedad argentina era
64
Bourd , G. , o p. cit., p. 209 y \lValter, R. J. op. cit., p. 240.
131
tod8va mucho
menor
durante aos diez. Esto se debe quizs
y
en masa un poco tarda -mediados de la
Ju .u - '
y
a las de costumbres con los
u u u
occidental. En Buenos la
comunidad
que
se instalaron en las una
Yrigoyen)
adems
calificados.
65
La inmigracin juda representa
la tercera comunidad extranjera en
66
Los obreros
dos trabajan en ciertos oficios caractersticos, como ia confeccin,
construccin de pero tambin estaban presen-
tes dent ro de los obreros de gas, pintores,
...a ~ ~ v _
etc. Sern
muy
activos dentro
del
movimiento sindical,
creando inclusive organizaciones especficas de los obreros judos.
' J ' ' l , a ' ' ' ' ~ ' - los sindicatos: Unin de Artistas Israelitas,
Unin de sombrereros judos, obreros israelitas, sastres
1917),
y judos.
Otras organizaciones si bien no llevan en su nombre la
rptcor,,..,,...,
al carcter nacional de la reagrupan funda-
mentalmente obreros obreros peleteros, obreros de la fabri
cacin de sacos, y la seccin de de la federacin textil. Todas
las corrientes
cuentan
adems
con
ncleos de z.dherentes
el P.S. crea un centro de propaganda yiddish, ''Avantgard";
los anarquistas dentro de
su
rgano
y por
varios
Historia Social del Ro e La Plata
~ a . u u u a . u Buenos Aires, 1955, pp. 338-339.
B.: La
en
l Argentina, Alzamor Buenos Aires,
1974, pp. 116 y 217-218. La vutJlacmn pasa de 17.795 personas en 1900
a 126.927 en 1919.
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aos en
la
primera
una
comunidad
juda cuenta
con
y mutuales a escala nacKm
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Una vez declarada la huelga y teniendo en cuenta la importan
te movilizacin alcanzada, hubiera podido esperarse una iniciativa
enrgica por parte de la F.O.RA. IX Sin embargo, la declaracin
misma de la huelga general en la noche del 9, fija recin para la
noche del 1
O
la reunin de los delegados sindicales.
a
Nacin
por
ejemplo, concluye que la F.O.R.A. busca limitar
el
movimiento.
Durante la jo rnada del lO,
el
Consejo Federal de la F.O.R.A. IX
se
declara en sesin permanente. Decide acordar subvenciones a las
familias obreras necesitadas, y a pedir a la F O M la generalizacin
del conflicto martimo. Publica adems un Boletn especial de
La
Organizacin Obrera el
rgano oficial de la F.O.R.A.
IX
Ninguna
otra decisin de importancia en
el
sentido de la movilizacin activa
de los sindicatos parece haber sido tomada; por lo menos, la prensa
no se hace eco de ello.
El
P S por su lado decide tomar contacto con la central sindica
lista revolucionaria, en la noche
del9 El
secretario general del par
tido -Mario Bravo-, solicita a Marotta que una representacin del
Comit Ejecutivo del partido pueda participar en las reuniones del
Consejo Federal de la Central. Mientras tanto, el Comi t Ejecutivo
~ t e
los sucesos , en
La Nacin
10/1/1919.
137
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138
del
P.S.
se rene por
la
tarde, y segn el informe de
la reunin
publicado en La Vanguardia
se
hacen
los siguientes comentarios:
2
Luego
de un
anlisis detallado
de
la situacin, los
miembros
del
C.
E. llegaron al acuerdo
sobre
el
hecho de
que si el
partido
careca
de intervencin y control
en
la huelga, sus fines y sus medios, [no]
poda aconsejarse a los trabajadores continuar en una resistencia
desarmados
contra
el
ataque armado de
las fuerzas militares del
gobierno. Que el partido
no poda mantener su
adhesin cuando
se
trataba de
darle a la
huelga
el carcter
de un
acto colectivo que
poda
ser utilizado
por
el gobierno a sus fines polticos locales .
Es decir, que en la tarde del 1 O de enero, en pleno desarrollo de la
huelga general, el P.S.
contempla ya su interrupcin.
Cneo, en nombre del P.S., solicita una reunin especial entre
el
C.E.
del P.S. y el Consejo Federal de
F O R A
IX: Esta
ltima
se
niega a
una reunin entre
las dos direcciones, bajo el pretexto
de
no
dar
lugar a
una mala
interpretacin
en
el
sentido de
una
inter-
vencin del
P.S.
en los asuntos
internos
del
movimiento
obrero .
3
En cambio,
solo aceptar recibir un
informe
sobre
la
visin
que
de la situacin
tiene el P.S. Este ser
dado por
Cneo, el cual aler-
ta
contra
el gobierno,
quien
estara
montando
una provocacin
donde las escenas de represin del cementerio
podran
llegar a
2
Todos
los
testimonios sobre
las
actividades del C.E. del
P.S.
fueron extra-
dos del informe publicado en: La huelga general y sus complicaciones.
La
intervencin del C.E. del P.S. , en La
Vanguardia (4.162), 271111919.
3
Esta negativa puede interpretarse como una consecuencia lgica
del
pen-
samiento de la direccin sindicalista revolucionaria que quiere mantenerse
al margen de los partidos y
sectas ;
pero,
en esa
situacin tambin puede
interpretarse como una actitud que cuadra bien con el tipo de relacin
existente entre
la EO.R.A. IX
e Yrigoyen,
la
cual puede
verse
cuestionada
por una reunin con el
P.S.
139
reproducirse. En su informe, Cneo hace aparecer a los anarquistas
como mezclados en la provocacin montada por el gobierno.
4
A
medianoche
del 1O, el C.E. del P.S.
publica
un manifiesto
llamando a finalizar la huelga general. Dice en l que: la desna-
turalizacin que ha sufrido un sacrosanto
movimiento de
protesta
obrera
por la intromisin de
factores extraos a la organizacin
regular y
normal de
nuestros gremios .. y
la
actitud
represiva del
gobierno,
quien
busca utilizar
la
situacin
para
fines propios, le
obliga aconsejar el
retorno
al trabajo.5
Esta declaracin provocar, inclusive,
una
respuesta del
partido
dirigido
por
Alfredo L. Palacios, el Partido Socialista Argentino.
En
su declaracin, ste ataca los
conceptos
del P.S. sobre
la in-
tromisin de
factores extraos al
movimiento
obrero
en
la
huel-
ga, denunciando que estos
argumentos fueron
utilizados
por
los
conservadores
para
sancionar las leyes represivas:
de
Residencia
en
1902, y de
Defensa
Social
en 1910,
luego de los sucesos del
Centenario.
Ambas
leyes
implicaron la
expulsin del pas y largos
aos
de
crcel,
para
miles de militantes obreros. Por otra parte,
en la
misma
declaracin, se solidariza con los obreros
de
Vasena
finalizando
con un llamado
a
retomar
el trabajo, y adoptar e i ~
de
reforma social.
6
Paralelamente,
la F O R A
IX realiza la reunin de delegados
prevista para la noche del viernes 10. Se hallan presentes 34 sindi-
catos, de los cuales 4 son secciones de la F O F y
otro
delegado es
miembro
del
Consejo
Federal de la F O F
Segn
los testimonios
La Vanguardia (4.162), 27/111919.
Esta actitud del
P.S.
hacia los anar-
quistas, es caracterstica.
Los
acusa de provocadores
al
servicio del radica-
lismo, y no dudar en plena represin, en denunciarlos y criticarlos: Cfr.
No confundir , en La
Vanguardia (4.148), 14/111919.
5
La Vanguardia (4.145), 11 de enero; La Prensa 11 de enero; y La Nacin
11
de enero.
6
La declaracin completa
fue
publicada en a
Nacin 12/111919.
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140
existentes sobre esta reunin,? el Consejo Federal de la F.O.R.A.
IX, avanza una proposicin como base para dar por terminado el
conflicto: Solucin de la huelga de los obreros de Vasena, satisfa
ciendo sus reivindicaciones, liberacin de todos los detenidos por
cuestiones sociales .
8
Tambin
se
exige que las fuerzas del Estado
no sean utilizadas en apoyo del Centro Argentino de Cabotaje con
tra la
F.O M
La
reunin fue bastante agitada. Algunos sindicatos conside
raban que haba llegado el momento largamente esperado de re
conquistar reivindicaciones perdidas. Los ferroviarios,
por
ejemplo,
piden la integracin de sus demandas en el pliego a negociar: rein
corporacin de los despedidos en las ltimas huelgas, modificacin
de la reglamentacin del trabajo de los ferroviarios, aprobacin del
proyecto de ley sobre la jubilacin de los obreros del riel, ningu
na represalia. Los delegados de los Obreros en Calzado proponen
la incorporacin de las reivindicaciones pendientes de los obreros
municipales, de los empleados de correos y telgrafos, la ley
por
las Shs. de trabajo, reduccin del costo de la vida, derogacin de
las leyes represivas -de Residencia y de Defensa Social-. Es decir,
que proponen canalizar este vasto movimiento de protesta, dndole
objetivos ms profundos, ms amplios. La huelga hubiera alcan
zado as un nivel ms avanzado de movilizacin, tras de objetivos
polticos claros.
F.O.RA., Memoria Balance op. cit., pp. 5-6; La Semana
Gremial ,
en
La Vanguardia
(4.156), 22/1/1919,
p.
4;
Marotta,
S.,
op.
cit.,
t.
II,
pp.
242-244.
8
En el transcurso de las negociaciones que se entablan con el gobierno por
estas
demandas,
la
direccin de
la F.O.R.A.
IX, cambia una de las exigen
cias
por:
la libertad de los detenidos nicamente en la
huelga
general. Los
diarios del sbado 11 publican: por la libertad
de
todos
los
detenidos por
causas
sociales -lo que incluira a
Radowitsky
y Barrera-,
pero
en los das
siguientes
la formulacin se cambia. Esto es sealado por Carbaln, E., op.
cit.,
p.
40 (fue verificado en la
prensa).
141
Pero la repuesta del Consejo Federal va en un sentido diame
tralmente opuesto: El secretario general de la F.O.R.A. seala que
la huelga general tiene
por
causa inmediata y concreta el conflicto
metalrgico. Su carcter solidario y
de
protestacin podra verse
desnaturalizado si se le agrega un programa de reivindicaciones ex
trao a sus motivos y propsitos. Advierte que en el movimiento
participan sindicatos autnomos que
se
hacen solamente solidarios
con la masacre de Nueva Pompeya, y quieren solamente contribui r
al triunfo de los obreros de Vasena''.
9
Por su parte los delegados de
la F.O.M. destacan que su organizacin se basta a s misma, y no
tiene necesidad de la solidaridad de otros sindicatos para triunfar.
En
conclusin: 19 sindicatos votan
por
la proposicin del Consejo
Federal, 6 por incluir las reivindicaciones de los ferroviarios, 3
por
el programa ms amplio propuesto
por
los obreros del calzado, y
6 se abstienen. Se resuelve, entonces, constituir
una
comisin en
cargada de contactar al jefe de polica, e iniciar de esta manera
las
negociaciones.
Esa misma noche, a las dos de la maana, se rene el Consejo de
la Federacin de Obreros Ferroviarios, declarando inmediatamente
la huelga general en las secciones bajo su control (trfico, talleres
y servicios).
Quedan
a la espera de la actitud que asuma La Frater
nidad, el apoyo de la cual era fundamental para que el movimiento
realmente adquiriera
un
carcter general. Exigen como reivindica
ciones: la libertad de todos los obreros detenidos, reincorporacin
del personal licenciado en las ltimas huelgas, y
las reivindicaciones
sealadas durante la reunin en la sede de la F.O.R.A. IX. Vemos
que el movimiento comienza a dividirse en el interior mismo de
la central. a actitud de la F.O.F. refuerza
el
movimiento general.
a resolucin de la F.O.F. se comprende fundamentalmente en el
cuadro de la crisis interna de esta organizacin.
Como
consecuencia
9
Marotta,
S.,
op. cit.,
t.
II, p. 243.
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142
de las internas que sealamos la
durante
el
ao 1918 y
se
forman fuertes ncleos
a la direccin. Se separan de la Federacin las s e d o ~
nes de Liniers
al
EC Oeste varias
secciones en el Ferrocarril Central Campana,
Rosario se transforma
en el
centro de la opo
sicin. En setiembre de 1 se crea
un
"comit de relaciones de
obreros ferroviarios". A fines de diciembre se realiza una reunin en
la cual participan, adems de los ya
por Buenos Aires, Villa Constitucin, Glvez, Caada de Gmez.
Otras dos secciones de
EO.E
existentes en Rosario se separan de
la Federacin NacionaL Son los anarquistas los organizadores de la
ruptura, logrando crear
un
sindicato
por
lnea en los Ferrocarriles
del Estado. Su influencia aumenta tambin en los ferrocarriles
Pacfico, Oeste,
y
Sud.
11
La accin de estas fuerzas que
se
pliegan rpidamente a la huelga de enero, obliga a l F.O.E a
obrar
en
consecuencia. La agitacin, sobre todo de la seccin de
trae sus frutos: la seccin de
EO.E
de Caballito
-una
de
las
ms importantes-,
se
pliega a la huelga desde
el
9 de enero, sin
esperar rdenes del Consejo Federal. Tambin se encontraban
ya
parcialmente en huelga, las lneas Oeste, la Compaa General y
los ferrocarriles en Entre Ros.
En tanto, La Fraternidad, informada de la decisin de la
evita definirse respecto a las huelgas pretextando "que la mayo
ra de los miembros de la Comisin Directiva residen fuera de la
Capital".
12
Habr que esperar hasta el 14 de enero para que La
Fraternidad tome posicin.
Fuera de estos dos organismos centrales de los obreros ferrovia
rios, la prensa publica el12 de enero una declaracin del Comit
10
Cfr. Captulo
l
11
Cfr El Obrero Ferroviario y La Protesta
de los aos 1918-1919.
12
"Dedaracin de la Huelga Ferroviaria", en
La Prensa
11/l/1919.
143
Nacional de Obreros Ferroviarios" y una de la "Asociacin
Nacional Ferroviaria'' La se solidariza con la decisin de
la denunciando al mismo la violencia. Por el contra-
rio l desaprueba a la EO.F. caracterizando el movimiento
de :'subversivo",
c ~ s n d o
a la central de fomentar la rebelin en el
medio de
una
revolucionaria''.
El
sbado 11, la huelga comienza a extenderse de ferrocarril
en ferrocarril, pero lentamente. Afecta en primer lugar al Central
Oeste, Central Argentino, Compaa GeneraL Se pro
ducen as, algunos enfrentamientos entre polica y huelguistas. La
lnea Pacfico para solo parcialmente"
En la tarde del sbado, la comisin nombrada
por
la F.O.RA.
IX -compuesta
por S
Marotta, Gonzlez Maseda,
P
Vengut y
J
Cuon10-, logra entrevistarse con
ei
Ministro del Interior y finalmen
te con Y igoyen. Previamente, la comisin haba hecho entrega de
la siguiente nota al general Dellepiane: En presencia de los acon
tecimientos ocurridos en los das de ayer y hoy de naturaleza ajena
al movimiento huelguista el consejo de la F.O.R.A. hace pblica la
declaracin de que solo se solidariza con la accin propia de la clase
obrera, rechazando toda responsabilidad por actos como el asalto al
correo y l departamento de polica, hecho con intervencin de ele
mentos extraos, ajenos
por
completo a la EO.R.A. y a los propsi
tos de protesta que persigue la clase trabajadora
en
huelga''
Y En
la
misma tarde, son convocados a la Casa de Gobierno, los hermanos
Vasena, quienes presionados por el gobierno, se comprometen a
aceptar el pliego de los obreros de
sus
establecimientos.
En
segundo
13
La primera de estas organizaciones nos es desconocida" En cuanto a la se
gunda es considerada por la
EO E y
La Fraternidad como una organizacin
amarilla (Cfro
Chiti,
J B
y
F Agnel i,
Cincuentenario
de
La Fraternidad o
p
cit.). Segn un artculo periodstico ("Asociacin Ferroviaria Nacional", en
La Argentina 4.876,
3/1/1919,
p. 5),
esta organizacin contara en 1919,
16.000 afiliados. Desaparecer hacia 1926.
14
"Dedaracin de la F.O.R.A.", en
La Prensa
12/111919, p 6.
145
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144
lugar, el gobierno promete a la F.O.R.A. la inmediata libertad de
todos los detenidos en esta huelga'' y la libertad para todos los
obreros condenados anteriormente, a medida que sean presentadas
las demandas correspondientes
15
En lo que concierne a la huelga
martima, la F.O.R.A. afirma haber obtenido la promesa de no in
tervencin
por
parte del gobierno. Sin embargo, la prensa seala
que esta reclamacin fue dejada de lado
por
los delegados obreros,
luego de una reflexin del Ministro del Interior en el sentido que
el gobierno no puede admiti r que sea cuestionada la imparcialidad
que siempre guard en este tipo de conflictos
16
Sobre esta base, y
previa confirmacin
por
la asamblea de delegados de F.O.R.A. IX,
la comisin se compromete a levantar la huelga general.
Luego de la reunin con el gobierno, los representantes de los
sindicatos federados dentro de la F.O.R.A IX
se
renen nuevamen
te
en
asamblea.
Se
hallan presentes
28
delegados quienes aprueban
lo actuado, produciendo solamente 4 abstenciones.
17
Segn otra
fuentes, habran estado presentes solamente 19 sindicatos: entr
ellos, la
F.
O.M. con 4 votos -obreros, patrones, conductores y cho
feres-, la Federacin de Empleados del Estado, los obreros de Obras
Sanitarias, la Asociacin Nacional de Empleados y Trabajadores del
Correo, la Federacin Grfica Bonaerense, ebanistas, co n delegados
que integran ya y representan
el
Consejo Federal, nico interesado
en poner fin a un movimiento que l no inici; as como tambin
los obreros y empleados de
La
Martona, empleados de comercio,
1
5EO.R.A,
Memoria
Balance
op.
cit.,
p. 6. La
Prensa
y La
Nacin
12/1/1919. Aparentemente
el
gobierno tambin
se
habra comprometido
a no tomar represalias contra los obreros del Estado que participaron de
la huelga.
16
Las
gestiones del arreglo , en
La Vanguardia
XXV
(4.146), 121111919.
La Nacin
121111919,
afirma que el gobierno no tuvo en cuenta
de
esta
exigencia y adems
que sern puestos
en
libertad solamente los huelguis-
tas no sometidos a la accin de la justicia''.
1
7F.O.R.A., Memoria y Balance op. cit., p. 6.
peluqueros de Barracas, carpinteros de La Boca, planchadoras,
obreros molineros, sepulteros [ .. ] ; y agrega: No se encuentran
entre stos los conductores de carros, los pintores, los estibadores
[
18
Evidentemente, los ltimos sindicatos nombrados pertene
cen a la F.O.R.A. V
Como
resultado de la reunin, la F.O.R.A. IX publica una de
claracin donde, luego de informar sobre las conquistas obteni
das, decide y ordena el fin de la huelga general, aconsejando a todos
los huelguistas retomar inmediatamente el trabajo.
La
declaracin
se
termina, haciendo un llamado para que la misma unin man
tenida durante
l
grandioso movimiento sea sostenida al volver al
trabajo, dando la prueba elocuente de que
el
proletariado orga
nizado sabe cumplir sus compromisos
y
tiene derecho a reclamar
que le sean cumplidos
19
Esta declaracin fue entregada al jefe de
polica. Esta nueva entrevista sirvi a los delegados de la F.O.F. all
presentes, para solicitar la opinin del Poder Ejecutivo a travs de la
intermediacin del jefe de polica sobre las posibilidades existentes
para resolver
el
conflicto ferroviario planteado.
20
Nos hemos detenido en los detalles de la conduc ta seguida
por
la F.O.R.A. IX,
por
la importancia que sta tiene sobre los aconte
cimientos posteriores.
La prensa
el
gobierno aprovechan inmediatamente las decla
raciones realizadas por la central obrera. La noche misma del 11,
los diarios vespertinos anuncian el fin de la huelga (antes que la
asamblea de la F.O.R.A. IX apruebe lo actuado
por
la comisin).
Sin embargo, la represin contina. Toda la prensa utilizar las
declaraciones de
la
F.O.R.A.
y
del
P.S.,
retomando la referencia a
la participacin de elementos extranjeros a los trabajadores, para
18
Carbaln,
E.:
Antecedentes Histricos op. cit.,
p.
38.
'
9
F.O.R.A., Memoria Balance
op.
cit., p.
6. La
Nacin
y
La
Prensa
12/111919.
20
La Prensa
12/111919
y
La
Vanguardia
12/111919.
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146
el
refuerzo de la cont ra los "elementos anti-socia-
les", contra la minora cont ra los agitadores
etc. La Razn del 11 de enero, en su 5a edicin: "Se termi-
n
la
huelga, ahora
los
deben buscar los promo-
tores de la de esa rebelin cuya responsabilidad rechazan
la
EO.RA
y el
P.S.
[ . .]" "La EO.R.A sindicalista, que no es la
EO.R.A. del
V
congreso anarquista, es la entidad que ha convenido
el cese de hostilidades. Queda ahora la resistencia anarquista [ . .]"
La Nacin en su editorial del
12
de enero, atribuye a
una
minora
la continuacin de los inconvenientes. La Prensa tambin se vale
de las declaraciones del P.S. y de las organizaciones obreras -en es
pecial de la Asociacin Nacional Ferroviaria-, para mostra r "la una
nimidad" existente
en
el rechazo del caos, y exigir la continuacin
de l represin: "conducirse con la misma o mayor severidad que
en los das anteriores".
Los sindicatos que responden
al
llamado de la F.O.R.A.
IX
y del
P.S.
de volver al trabajo, son aquellos que tradicionalmente
se
halla
ban ms ligados a estas tendencias (Federacin Grfica Bonaerense,
ebanistas, Unin General de obreros en calzado, Federacin de
Vendedores de diarios) y otras organizaciones de constitucin ms
reciente (obreros de Obras Sanitarias, peluqueros, obreros de arse
nales de la marina, etc.); tambin las organizaciones de empleados
del Estado.
Se
trata de sectores de cierto nivel de calificacin y/o
ligados al aparato estatal.
Sin embargo, pese
al
llamado de la F.O.R.A.
IX
y del P.S., la
contina. Los mismos sindicatos adheridos a estas organi
zaciones
se
vern imposibilitados de retomar
el
trabajo,
ya
sea por
la represin o por
el
cierre de los establecimientos. Ese es
el
caso
de sindicatos como estibadores de Diques y Drsenas, obreros de
Obras Sanitarias (el Estado mismo declara
el
lockout), obreros
del
calzado (impedidos de reunirse, no se acuerda
el
levantamiento de
la huelga), etc. Otros sindicatos deciden directamente no
tomar
en
cuenta la decisin de la F.O.R.A. IX; entre ellos, las organizaciones
147
~ l ~ a a . ' -
un
retroceso
frente al en u momento en que la contina desa-
rrollndose hada
el
interior del sino que las condicio-
porquela de
continan
el paro (F.O.M., F.O.F.,
el transporte en y los sindicatos anarquistas),
por
el
ambiente que presenta la como consecuencia
de
la
movilizacin de tropas, y por la generalizada. En a
d
llamado a volver al trabajo tiene poco eco.
El "fin" de la que la prensa vuelva a circular.
Hasta el sbado solo son distribuidas La
Vanguardia
y
La
Protesta.
La Federacin Grfica Bonaerense y la Federacin de vendedores
de se por acuerdo con la F.O.R.A de impri
mir o distribuir otra prensa, que las obreras arriba
citadas.
22
En oposicin al levantamiento de la huelga, la F.O.R.A. anar
quista emite
el
sbado 11, una nueva declaracin. Esta refleja las
decisiones tomadas en en la noche del
1
0-11 de enero.
En
el manifiesto, adems de promover la continuacin de
la
huelga,
se los del movimiento:
Continuar
el movimiento
como forma de protesta contra los crmenes del Estado realizados
en la de ayer y anteayer. Fijar un verdadero fin al movi
miento, pidiendo l salida
de
de todos los detenidos
por
cuestiones sociales. Obtener la libertad de Radowitsky y Barrera,
21
Segn Marotta,
S.
(op. cit., t. U, pp. 245-246): La vuelta
l
trabajo
comienza el lunes
13 de enero. En
ciertos
sectores
se produce ell4.
En
otros,
ellS. El
retardo tiene causas
diversas:
malentendidos, desconocimiento de
l resolucin del fin
de
la huelga, continuacin
de
la represin policial,
prohibicin del derecho de reunin, clausura de ciertos locales obreros,
de
hecho la ciudad contina estando ocupada militarmente".
La Vanguardia
10
y
12
de
enero
de
1919.
8/10/2019 2. BILSKY, Edgardo - La semana trgica, captulo 3 y 4..pdf
26/37
148
posible en estos momentos porque Radowitsky es el vengador de
los obreros cados en la masacre de 1909 [ .. ]
En
consecuencia, la
huelga contina de manera ilimitada. A la clera popular, es impo
sible ponerle un lmite.
Lo
contrario sera traicionar al pueblo en su
lucha.
Hacemos un
llamado a la lucha. Reivindicaos, proletarios
Viva la huelga general revolucionara ".
23
Firman
el manifiesto el
consejo federal
de
F.O.R.A.
V
sostenido
por
el
Comit
de agitacin
por Radowitsky y Barrera.
La
accin anarquista, no
se
reduca a la actividad en los sindi
catos. A diferencia de los sindicalistas revolucionarios, los cuales
haban
disuelto todo _reagrupamiento fuera de los sindicatos, los
anarquistas se hallan divididos
en innombrable cantidad
de grupos,
ligas, centros de estudio. Hacia
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