METÁFORAS E ICÓNOS1 DE LA CARNE EN BOGOTA: UNA RES PARCA,
EL FUNERAL DEL CERDO RISUEÑO Y EL EPILOGO DE LA EMPANADA
CANIBAL. Julián Velásquez Osorio.
Estudio culturales. Universidad Javeriana
Diseñador grafico U libertadores.
Licenciado en educación. Universidad del Quindío.
www.julianvelasquez.com
Palabras Claves: carne, icono, representación, escenificación, humor, res, pollo, cerdo, pescado.
“Si viéramos al matarife ejecutando su labor la gran mayoría de los que
usufructuamos su trabajo encontraríamos su oficio repugnante, inhumano, siniestro,
como en efecto lo es. Pero sin ese repugnante oficio de matar y desatar vacas no
habría limpísimos trozos de carne para el uso de lo limpísimos ciudadanos que
aborrecen el proceso pero aman los resultados (…) pues así como todos comen la
carne limpia, cuyo proceso de matanza y desatamiento no soportarían ver, los que
comemos el filete publicó de la paz nos rehusamos a mirar el proceso de matanza y
desatamiento que la produce”
La Guerra de Galio. Héctor Águila Camín.
Tomado de un pie de foto de contra caratula, en la revista Chilena
The Clinic(2)
“Porque estuvo muerto y revivió” (Apocalipsis 2,8)
La sonrisa se ha convertido en abrebocas de la amabilidad, del más básico sentido común en los imaginaros del
intercambio social. La sonrisa no es carcajada, en ella no se pierde el equilibrio Bergsoniano3 que devela el instante
humorístico propiciando el ridículo, pues la sonrisa siendo fluida y automática, -no irónica o sarcástica- relaja y distensiona,
proporcionando un ámbito seguro ante un reconocimiento mínimo del otro/de lo otro.
En diseño grafico y sus ámbitos análogos en la publicidad y el mercadeo, este criterio es fundamental en el desarrollo de
personajes que se denominan “Mascotas”4 y que tienen como fin posicionar cualidades de productos o mensajes,
1 Decidí señalar un camino “icónico” antes que iconológico o iconográfico, primero, porque reconozco en cualquier definición un factor de
debate; una línea de agendas que implican afiliaciones y lugares de enunciación. Esto no significa la renuncia a radical a estos métodos,
por el contrario, la instrumentalización de este proyecto articula ambos preceptos, tanto el iconológico o iconográfico, como metodologías
que brinden rutas en el lenguaje a incidir, que es concretamente la visión y la conceptualización hoy de la imagen popular y mediática en el
diseño grafico. Segundo, porque ambas, Iconografía e iconología, se concentran principalmente en valores reconocidos como estéticos y
artísticos desde una visión –quizá– del gran Arte y este texto, dista sin lugar a dudas de esa conceptualización.
Señala González de Zárate, que La Iconografía estudia y describe las imágenes conforme a los temas que desean representar,
identificándolas y clasificándola en el espacio y el tiempo, precisando el origen y evolución de las mismas. La iconología explica el por qué de
las imágenes en un contexto determinado. Según Panofsky, la obra de arte la forma no se puede separar de su contenido, teniendo un
sentido que va más allá y que comporta valores simbólicos. No sólo hay que estudiar la obra de arte como algo estético sino como un hecho
histórico en tres niveles: Análisis pre iconográfico: Se analiza la obra dentro del campo estilístico ubicándola en el periodo artístico que el
tratamiento de sus formas indiquen; Análisis iconográfico: Analiza los elementos que acompañan a la obra, sus diferentes atributos o
características, siguiendo los preceptos que este método impone; Análisis Iconológico: Analiza la obra en su contexto cultural intentando
comprender su significado en el tiempo en que se ejecutó.
2 La cita se completa con la contextualización de una foto en laque se observa un grupo de hombres sonrientes y el cuerpo ahorcado de un
hombre negro: “Linchamiento ocurrido en Texas, tres de agosto de 1920. A la victima la acusaron de asesinato. La foto se la mando una tía a
su sobrina como postal. En el reverso escribió: “Esto paso en el patio de la corte en Center, Texas. El era un joven negro de 16 años.
Asesino a la abuela de Earl. Dale esto a Bud de parte de tía Myrtle.” Edición especial. Enero 2008. No.1 Año 9. (www.theclinic.cl)
3 En Le Rire (1899), Henry Bergson, sostiene que una dela invocaciones a la Risa, es el desequilibrio, que devela la pérdida de ritmo,
proporción y consecuente desajuste del vinculo social. Este mismo formulismo es señalado habitualmente como base fundamental de la
comedia tradicional y del personaje cómico.
4 Para relacionar el concepto que se tiene de mascota en las practicas de mercadeo, señalo lo que dice Miquel de Moragas sobre “Coby”,
la mascota de Barcelona 92, : “La mascota se adapta más fácilmente a los gustos y usos populares. En manos de sus poseedores puede
convertirse en un “tú” personalizado que, en consecuencia, permite el diálogo imaginario, la broma, el juego. La mascota es un “muñeco” que
los niños pueden acariciar, llevarse a la cama; es un ser “vivo” que permite la creación de múltiples historias, identificaciones, y hacerse
presente en muchas acciones o en diversos escenarios. Pero el símbolo y la mascota también pueden tener autonomía, en el sentido que no
aterrizando de esta manera el discurso comercial o propagandístico; facilitando la pregnancia y el sistema de recordación a
través de la identificación afectiva. Ahora bien, este criterio, como toda definición entra en el terreno de lo publico y se
transforma, altera o ratifica. Es así como en determinados contextos, la efectividad icónica (semejanza con el objeto
referido) y el entretejido simbólico resultan lejanos a criterios académicos pero no por ello menos cargados de simbolismo y
efectividad retórica.
De lo anterior, deriva el propósito de este texto: no se centra pues en revisar los criterios que desde el Diseño Grafico -
tecnócrata y obtuso en ocasiones-, se sugieren para el señalamiento de procesos en la creación de imágenes –pertinentes
o profanas-, que representen marcas o productos. No. Lo que se busca está relacionado con enunciar grados de
ambivalencia discursiva en los contenidos que puede implicar no solo la mascota, sino la evocación icónica como
representación5 cuando escenifica productos cárnicos como la res, el cerdo, el pollo y el pescado en carnicerías,
supermercados, tiendas de barrio, distribuidoras, asaderos, lechonerias y pescaderías en Bogotá. Se decide señalar este
tipo de representaciones icónicas, por considerar que la carne, mas allá de ser un simple alimento, constituye todo un
engranaje simbólico y ético, que alberga diferentes niveles de conflicto: desde pujas del comercio y calidades estratificadas
a nivel social; practicas sanitarias y discursividad ética, hasta el reconociendo de la misma materialidad de nuestros
cuerpos físicos, el especiecismo6, la evasión mediática y el humor.
Aunque l@s human@s, resultamos aparentemente la única especie que sonríe, la metáfora de la amabilidad en una
Mascota no se centra solo en el rostro. Esta caracterización del intercambio social se politiza en estereotipos de raza,
afiliación al partido a través del color, iconografías relativamente posicionadas en imaginario de clase, de estatus socio
económico y educación. En Colombia, las deformaciones de estos acuerdos tácitos de proporcionalidad, darían como
resultado, desde una óptica comercial o enfadadamente académica y hegemónica (del diseño grafico doctrinal), un
esperpento del espectro social que rehusamos ver. Una mascota que no sonría cortésmente, no es consciente de su
trasegar social, de su devenir simbólico, debe cerrar el camino a la ambigüedad analítica: sino sonríe, debe ser
básicamente, amable7.
Se propone entonces revisar las constantes icónicas y posibles valoraciones iconológicas e iconografías en estos
contextos “Cárnicos Bogotanos”, entendiendo que si bien no todas esas representaciones se escenifican como Mascotas, si
formulan estrategias análogas a su puesta en escena, ya sea como entorno decorativo (fachada de carnicería popular,
zona de mesas en pescadería y decorados ambientales en grandes supermercados) o como narrador - diferenciador de
cualidades y estatus, mensajes a la vez tan ambiguos y tan precisos como una cortes sonrisa social.
ICONICIDAD
(Articulación/similitud
de lo representado
con sus los referentes
mas convencionales)
RES
POLLO
CERDO
PESCADO
SITIOS REVISADOS
.Supermercados
.Carnicerías
.Tiendas.
.Chapinero
.Restrepo
.Asaderos
.Chapinero
.Restrepo
.Centro
.Lechonerías
.Carnicerías
.Restrepo
.Pesquerías
.Supermercados
.Centro
siempre actúan (…) acompañando a otros símbolos o ilustrando otros objetos. El símbolo y la mascota también pueden ser fabricados, ellos
mismos, como objetos-símbolo. puede ser reproducido en forma de joya y adquirir múltiples formas, volumétricas” y planas, en grandes o
pequeñas dimensiones. Pero a la mascota le corresponde la máxima pluralidad de reproducciones. En primer lugar, porque la mascota, a
diferencia del logotipo, admite múltiples versiones y representaciones. El Cobi, por ejemplo, fue patinador, académico, pelotari o nadador, y
esto en todos los volúmenes y dimensiones. La aplicación más extendida correspondió a la nueva moda de los pins, que a diferencia de los
antiguos escudos de solapa, ahora son utilizados por hombres y mujeres, y admiten una gran diversidad de puntos de aplicación”
(http://olympicstudies.uab.es/pdf/wp040_spa.pdf) Recuperado el 20de enero de 2008)
5 Representación acá, es asumida como lo sugiere Baudrillard (Cultura y Simulacro, 1978) Parafraseando a Baudrillard, solo es posible es
representación, pues la verdad misma se más vacío y es más significativo lo que de ella que la representa; es decir y en relación a este
trabajo, no me interesa analizar el icono, en tanta heredad iconológica se derive de su procedencia histórica como estandarte para vender, en
este caso carne; sino, las posibles articulaciones, entornos y cadenas simbólicas que pueden derivar de su puesta en escena.
6 Dominación que ejerce la especie humana animal sobre las demás especies.
7 En adelante denominare “mascotizacion” a la generalidad de producción de personajes distintivos, tanto desde la óptica reconocida como
“dueña” del territorio que enuncia normas (diseño publicitario y mercadeo), como desde las otras que la intuyen o la apropian.
1. LA RUTINA DE LA CARNE EN BOGOTÁ Y EL IMPERIO DE LA RES MUERTA: CARNE FRÍA Y CARNE CALIENTE.
En “Carne de cuarta para consumidores de cuarta” Alejandro Guarín8 hace un rastreo sobre las cadenas de distribución y el
conjunto de prácticas derivadas de las rutinas de consumo. Señala como en Bogotá, la carne es básicamente sinónimo de
Res. En su cualificación como producto, influyen no solo factores como la distancia entre los lugares de cría y crecimiento o
la desequilibrada variabilidad en sistemas de sacrificio; también sus forma de distribución: la línea en “frío” (desollamiento
de reses en canales y cortes con fines de maduración y distribución en supermercados y redes especializadas) o en
“caliente”, (inmediatamente después del sacrificio a través canales tradicionales y tiendas de barrio) determinan gran parte
de su valor como alimento y símbolo. El recorrido por geografías e imaginarios de salubridad, calidad y clase son telón de
fondo para disputas entre economías formales e informales. Guarín, respaldado en datos de la UESP, (Unidad Ejecutiva
de Servicios Públicos) afirma que “El retroceso del sector tradicional ha sido sorprendentemente lento. El comercio de
carne no es la excepción. Hoy sólo un 10% de la carne que se consume en Bogotá se vende en los supermercados
(UESP,2005), comparado con un 60% en Santiago de Chile (Faiguenbaumet al., 2002).9 ”
El matiz sobre este alimento es significativo; "la carne no es sólo importante en el extremo de la producción, sino también en
el extremo del consumo. En Bogotá, la carne es el rubro más importante en la canasta alimentaria, y representa un 9,2% del
gasto total mensual en alimentos (Yepes et al., 2005)10
”. Según los datos de Guarín, el gasto familiar en carne la ubica por
encima de cualquier otro componente alimentario como harinas, leches y derivados. Hablamos de un mercado con
características particulares a nivel nacional y difícil articulación con el exterior: “En Colombia no existe un mercado nacional
de carne, sino múltiples mercados regionales con algunas características propias que se han venido desarrollando de
acuerdo a las exigencias del consumidor, trátese de industria, supermercados o puntos de venta tradicionales. El consumo
de carne en el país es tradicionalmente el de carne fresca, haciendo que productos con valor agregado como algunos
cortes finos y las carnes maduradas, no sean del consumo cotidiano de la población, impidiendo así que el incremento en la
diversificación de productos sea muy lenta y el común del consumidor desconoce la procedencia del producto cárnico y la
calidad del mismo (higiénico- sanitario y organoléptica)11
.
Pero carne de Res y el ganado no son solo un objeto privilegiado del mercado; constituyen igualmente un recorrió lleno de
matices, imaginarios y subjetividades. Íngrid Johanna Bolívar y Alberto Flórez en “Cultura y poder: El consumo de carne
bovina en Colombia”12
, destacan este proceso como una construcción hegemónica donde convergen patrones estatalitas,
expansión territorial, naturalizaciones y discursividad cultural.
“El estudio del proceso de adopción y expansión del consumo de carne en Colombia ofrece
importantes oportunidades analíticas para comprender la construcción de los procesos de
hegemonía. Aunque tal consumo fue traído por los colonizadores y aunque se realizó
durante mucho tiempo en condiciones de gran descuido, tanto desde el punto de vista de la
oferta de carne como de las condiciones de su ingesta, aparece revestido hoy de cierta
“naturalidad” y “respetabilidad social”. Distintos procesos históricos han promovido esa
transformación del lugar del consumo de carne entre nosotros. En efecto, los esfuerzos por
consolidar una economía de exportación, la colonización permanente de las fronteras, el
crecimiento de los centros urbanos al calor de la economía cafetera y la diferenciación
regional y las iniciativas estatales en materia de salubridad, instrucción e higiene públicas
son factores importantes. Lugar destacado merece el uso de distintos discursos típicos de
la modernidad que transformaron los hábitos alimenticios de los colombianos, a partir de
una racionalidad particular que involucra desde el uso de nuevas tecnologías para la
8 ALEJANDRO GUARÍN: “Carne de cuarta para consumidores de cuarta”. Revista de Estudios Sociales No 29/ Historia de la comida y la
comida en la historia/Abril 2008.
9 ALEJANDRO GUARÍN: “Carne de cuarta para consumidores de cuarta”. Revista de Estudios Sociales No 29/ Historia de la comida y la
comida en la historia/Abril 2008.
10 ALEJANDRO GUARÍN: “Carne de cuarta para consumidores de cuarta”. Revista de Estudios Sociales No 29/ Historia de la comida y la
comida en la historia/Abril 2008.
11 (10) Documento del Observatorio de competitividad. Ministro de agricultura y desarrollo rural.
http://www.agrocadenas.gov.co/documentos/anuario2005/Capitulo12_Carne.pdf, Recuperado el 24 de mayo de 2008.
12 (11) ÍNGRID JOHANNA BOLÍVAR Y ALBERTO GUILLERMO FLÓREZ MALAGÓN. “Cultura y poder: El consumo de carne bovina en
Colombia” NÓMADAS NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
conservación y manipulación de la carne, hasta los discursos médicos que privilegiaban su
consumo.”
En definitiva, no estamos frente a un alimento ordinario. Más que una simple masa de valoración nutricional, consumimos
un banco polémico de significados.
Sobre lo anterior, revisaremos ahora, como estos iconos articulan su escenificación en tiendas, supermercados,
expendios y carnicerías en Bogotá
1.2 DE LA GRAN ESCENA AL CORTE IMPÚDICO: LA CARNE EXPERTA NO NECESITA SONRIER.
Dueña y señora del grueso del mercado (bate a bate con el pollo), la res como icono- índice de la carne en Bogotá,
conserva un temple parco y distante. Su presencia es silenciosa (de los iconos revisados, solo se encontró un caso de
humanización de su gesto: “La vaca que ríe”, que curiosamente no es un producto Cárnico, sino prioritariamente lácteo).
Esto no la desvincula de la hipótesis inicial de este texto, que es la estrategia de la amabilidad, como forma ambigua de
emitir mensajes, No. Por el contrario, la res, es la representación- escena más “noble” de todas, solo comparable, con la
del pez, pero este no esta tan extendido en consumo. Cuatro constantes de contenido fueron resaltados en la muestra:
1.2.1 La escenificación de la raza.
1.2.2 El distanciamiento de su espectador/lector.
1.2.3 Desestimación de la caricatura o el humor en su expresión grafica.
1.2.4 La escenificación de los cortes profesionales y especialización de la carne.
1.2.1 LA ESCENIFICACIÓN DE LA RAZA.
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. …
. (Juan 1,1-17)
La raza es una invocación a imaginarios y valoraciones de las diferencias. Características como la piel, el pelaje, la
postura, el color, firmeza y la prolongación de la fortaleza juvenil son parte de los contenidos que por siempre han minado
el referencial de la cualificación racial.
La escena en este contexto, no está matizada en si por una clasificación/cualificación de raza, que permita al comprador o
lector de iconos diferenciar imaginarios y representaciones de calidad en relación a narrativas de raza, pues, en
porcentaje, rara vez los compradores de carne Bogotanos saben qué están comprando. Sin embargo sí subyace una
estructura comparativa en relación a patrones de raza como factor de calidad. En algunos supermercados especializados
en la línea fría, se escenifica la calidad de la carne bovina articulada a imaginarios de excelencia racial: frescos alegóricos
de intención realista que cubren el cenit de la zona de carnes y escenifican colecciones de bestias robustas, solidas,
saludables (supermercados Carulla). En el cenit de la edificación, estas imágenes nunca se ven alteradas directamente por
el cambio o redistribución escénica que implica periódicamente el marketing en los supermercados. Como parte adherida a
la misma superficie de la construcción, cubren con su iconicidad, el trascurso del tiempo. Son amables, retozan, no ríen, no
contemplan; no se quejan, son eternas, son la res ideal: no brama ante su desollamiento, no se enferman, no sufren la
pérdida de kilogramos por su traslado de los llanos araucanos o los pastizales Caribeños. No se abate, no se estresa
viendo cómo se van llevando, uno a uno sus pedacitos en excelentes cortes fríos sobre bandejitas de icopor: es la carne
ideal. Irónicamente, es una carne por siempre caliente en medio de un dispensario que opto por la expansión de las
técnicas de carne en frio.
En las tiendas de barrio y carnicerías articuladas a la línea de distribución en caliente, la expresión realista es asumida
desde variantes y subjetividades disonantes de la hegemonía de las representaciones naturalistas, muy propias de los
grandes discursos del diseño y el marketing. Estas búsquedas graficas casi en su totalidad, escenifican al animal como
índice de raza Cebú13
. Las técnicas pictóricas evidencian la durabilidad como característica formal: lacas, pinturas
13
Cito textualmente a ALEJANDRO GUARÍN : “El hato ganadero colombiano está conformado, en su gran mayoría (72%), por ejemplares de
la especie Bos indicus (cebú), y en menor medida, por animales de la especie Bos taurus –razas europeas– (15%) y otros cruces criollos
(13%) (Fedegán, 2006). Esto es significativo porque, aunque B. indicus tiene una mayor tolerancia a las duras condiciones ambientales de
calor y humedad de las grandes zonas ganaderas colombianas que B. taurus, es menos productiva y menos precoz sexualmente que ésta
(Nogueira, 2004). En los países de clima estacional, B. taurus representa una porción mayoritaria del hato ganadero destinado a la
producción de carne, mientras que en Colombia está principalmente relegada a la producción de leche en las zonas de climas templados en
esmaltadas y materiales plásticos recortables. Sobre-señalar la presencia de la escena es una condición fundamental. La
res no está en el cenit de la construcción: la res es la puerta de entrada, la fachada del establecimiento y ondea firme sobre
una pequeña bandera roja.
Las posturas resultan más o menos invariables, casi siempre se escenifica completa, perfil o tres cuartos; escasamente
“echada” (en descanso o sospechosamente debilitada o enferma), firme, en actitud sobria, distante, quieta (nunca
dinámica, nunca en traslado), invariablemente blanca aunque señalamos acá que el Cebú puede tener otros matices como
el marrón oscuro. El concepto de manada es inexistente. La presencia de un humano así como humanización del la
misma res es escasa: indiferente de su lugar de escenificación la salud, la fortaleza y el porte son característica idealizadas
en una síntesis de forma mas o menos inalterable; vaciadas de un molde.
1.2.2 EL DISTANCIAMIENTO DE SU ESPECTADOR/LECTOR.
“Que toda carne guarde silencio en temor y temblor, que aleje de sí todo pensamiento terrestre, pues el Rey de
Reyes, y el Señor de Señores avanza para ser inmolado y darse en alimento a los fieles. “
Himno litúrgico católico
La Res no observa, es observada. Pero su postura acusa la observación. A los animales les hemos imposibilitado la
voluntad desde su ausencia en la construcción antropocéntrica del lenguaje. Esta posición los devela como presa; los
coloca en el lugar del objeto, de lo externo, de lo digerible. La Res icónicamente presume su fin (las carnicerías son un
lugar de ambiguo de homenaje al la muerte). Ella es el botín: observada por su neo depredador; es trasladada de la mirada
de la feria, no solo a la congeladores y frigoríficos, también al icono promocional. Los humanos hacemos las veces de
cazador civilizado, la preciamos, la categorizamos, la presumimos, pero no nos untamos las manos. Como neos
depredadores, urbanos, iconofilicos e iconoclastas, adoramos el icono que devoramos. El que observa la bestia, la
compra, la sirve y decora con vegetales, que contribuyen a su propia nutrición, pero también honran el ritual sangriento que
es el traspaso de nutrientes: de las coronas fúnebres a las ensaladas no hay mucho tramo.
la res no acusa ser observada, pero esta allí para ello; no cruza su mirada con otro animal: la no correspondencia con el
observador propina un juego de jerarquías.
1.2.3 DESESTIMACIÓN DE LA CARICATURA14
Y EL HUMOR EN SU EXPRESIÓN GRAFICA.
Juzgaremos este ítem bajo un valor comparativo. De las mascotas e iconos revisados, la Res es la única donde la alusión
permanece a los valores convencionalmente referidos como naturalismo y realismo, se conservan de manera general. Si la
Res de un mercado como Carulla, es mas “realista” que la del mercado popular resulta en este caso, fuera del enfoque del
texto, excepto por las rutas de la clase y hegemonías de representación. Me interesa señalar hacia las variabilidades que
de estos imaginarios de realismo se escenifican, cruzados por el criterio de clase pero no centrados en ello, pues en un
pais como Colombia, esto no es un factor transparente, inamovible ni único determinante.
Busquemos analogías. Si pudiéramos darle una perspectiva escénica a esta colección icónica, desde la discursividad
dramática, definiremos los iconos del Cerdo como comedia mientras a lo de la Res como tragedia: lo trágico no se evade
con carcajada, precisa fortaleza, ejemplaridad, sumisión frente al destino irredimible. Ser apetecida por la mayoría de
comensales es un honor que debe ser excluible en vulgarismos, esto pondría en evidencia el desparpajo que es la masacre
y el festín. Pero gran parte del sentido de la fiesta es la licencia: la fiesta que se vuelva permanente, pierde su matiz de
excepción e integrada el cotidianeidad posee reposo, lentitud decoro, distanciamiento que matice de normalidad la
reflexión sobre los orígenes y porqués de las rutinas.
En concreto, si definimos caricaturizar como realizar un retrato gráfico o literario en el que se deforman o exageran las
características de algo o alguien con intención satírica, en el corpus de la investigación, la Res nunca es matizada por
aspectos humorísticos como si lo es el cerdo y el pollo. En cuanto al Pez, este es igualmente poco valorado desde una
las montañas o altillanuras”. Carne de cuarta para consumidores de cuarta Revista de Estudios Sociales Revista No. 29/Tema: Historia de la
comida y la comida en la historia/Abril 2008
14Para quien se interese en la vigencia teórica y profundización del concepto, remito al trabajo monográfico de Carlos Alberto Villegas : LA
CARICATOGRAFIA EN COLOMBIA. PROPUESTA TEÓRICA Y TAXONÓMICA - MANIFESTACIONES DE LA CARICATURA. http://www.wikilearning.com/monografia/la_caricatografia_en_colombia_propuesta_teorica_y_taxonomica-manifestaciones_de_la_caricatura/24567-2.
perspectiva humorística, no tan radical en como la Res, pero tampoco extrema en escenificación de farsa y festín como el
cerdo y el pollo.
1.2.4 LA ESCENIFICACIÓN DE LOS CORTES PROFESIONALES Y ESPECIALIZACIÓN DE LA CARNE.
Como se señalo desde Guarin15
; comparativo con otros países del subcontinente, la multiplicidad de sistemas y rutas
regionales de carne de Res Colombiana, se ha caracterizado por la disparidad y esta lejos de un mercado unificado a
escala nacional e internacional. En cuanto al consumo de carne en Bogota, como producto alimenticio su circulación sigue
en alto porcentaje concentrado en manos de comerciantes, tenderos, expendios y distribuidores más que en las grandes
cadenas de supermercados y frigoríficos. Es acá donde el icono se convierte en nicho de la especialización del
consumidor. Icono como el referente en mismo, que en cualidades de índice, identifica las practicas de presentación de
carne cumpliendo con el canon internacional de corte y rendimiento del producto como objeto.
La libra de carne ahora tiene forma, presentación, la Res perdió “rostro,” y la mirada ya no es un atropello para su consumo:
el neo depredador, amparado por la industria, se abstrae de la matanza beneficiándose del aislamiento higiénico de un
ritual sangriento16
que cambia por un ritual nutricional. La Res paso de la corporeidad a un boceto de cena o almuerzo, en
porciones dosificadas y escenificadas para su distribución. Acá el dibujo y otras formas de expresión pictórica desaparecen
como forma dominante de representación, -típicas de la res en toda su corporeidad- y la fotografía se extiende como
constatación de lo verídico, de lo palpable: La carne abierta, pero limpia, sin sangre evidente, en porciones, en segmentos
especializados de corte; requiere una escena mas real que al carne viva, que el animal entero.
2. UN CERDO AL OTRO LADO DEL ESPEJO
En una colina estaba paciendo una manada de muchos cerdos, los demonios le rogaron a Jesús: Mándanos a los cerdos;
déjanos entrar en ellos. Así que él les dio permiso. Cuando los espíritus malignos salieron del hombre, entraron en los
cerdos, que eran unos dos mil, y la manada se precipitó al lago por el despeñadero y allí se ahogó.”
(Marcos 5:12).
“Dame mi aguinaldo aún que sea poquito, dame mi aguinaldo aún que sea poquito,
Veinticinco arepas y un marrano frito, veinticinco arepas y un marrano frito…”
LA MATICA. Lisandro Meza.
El rastreo de esta segunda expresión de iconicidad corresponde al Cerdo. El ejercicio se concentro alrededor de las
lechonerías ubicadas en la zona del Restrepo y aledaños, donde por más de 15 años (según algunos de los empresarios
del lugar) han estado ubicados lo expendios mas tradicionales de lechona en bogota.
Los cerdos que van para las lechonerías tienen no necesariamente las misma rutas que los de los expendios de carne en
canal. A diferencia de la Res, el Cerdo requiere espacios cerrados y control más directo que garantice su rendimiento. En el
caso de las lechonerías donde muchos ejemplares, provienen de criaderos reducidos y “cocheras” o patios traseros. La la
industria de carne de Cerdo dista así, de la carne de res en casi todos los aspectos: prácticas, costos y estigmas que
cualifican su carne desde sabrosa pero dañina, mortal y costosa hasta indispensable y objeto central en celebraciones de
carácter masivo y popular.
La carne de cerdo en Colombia no es la más consumida. Según datos de Agro cadenas en 2005, es el tercer renglón
después de la carne de la res y la de pollo. “La producción bruta de carnes frescas en Colombia, a pesar de la disminución
histórica de su consumo, representa un porcentaje importante dentro de la industria alimentaría del país, correspondiendo la
mayor parte a la producción de carne de bovino, seguida por la de aves y en último lugar, la de cerdo”17
. Se señala con
15
ALEJANDRO GUARÍN: “Carne de cuarta para consumidores de cuarta”. Revista de Estudios Sociales No 29/ Historia de la comida y la
comida en la historia/Abril 2008.
16 Se hace importante aclarar acá, que el realizador del texto no es vegetariano, y bajo riego de sonar cínico, se inserta dentro de estas
rutinas de consumo de carne como cualquier ciudadano promedio. Este texto no busca denunciar prácticas desde éticas de consumo,
sojuzgando o enalteciendo: solo busca señalar las practicas que rodean hechos ambiguos y naturalizados, que encuentran metáforas en
objetos tan concretos como los iconos de los productos cárnicos.
17 Recuperado en http://www.agrocadenas.gov.co/documentos/anuario2005/Capitulo12_Carne.pdf el 23 de julio de 2008
frecuencia y reiteración, algunos factores como determinantes para esta categorización: producción limitada de excedentes
del maíz de donde se obtiene en gran parte los insumo alimenticios de los porcinos; importación excesiva de grasa animal
y surgimiento de la industria del aceite vegetal; estructuras agrarias privilegiando los hatos ganaderos y desprotección del
sector respecto a la hegemonía de la industria bovina, etc.
A pesar de la racionalidad de los informes y estudios de asociaciones y porcicultores, es particular el matiz moral que
cubren casi siempre la promoción pública de la carne del cerdo y de sus múltiples derivados. Los extremos “bien y mal”
aparecen generalmente implícitos o explícitos cruzando los mensajes que invocan al consumo de carne de cerdo bajo
una perspectiva formativa de compra especializada. Ejemplo es la nota de el Lunes 25 de agosto de 2008 en “Portafolio”
(recuperado en www.portafolio.com.co),
“Asoporcicultores lanzará el martes nueva campaña para
incrementar consumo de carne de cerdo en Colombia
Con el eslogan "Los cerdos malos solo existen en tu imaginación,
en la vida real, hoy todos son buenos", la Asociación publicitará su
producto simultáneamente en Cali, Medellín, Bogotá y Pereira. El
gremio quiere posicionar la carne de cerdo como una alternativa
saludable de consumo y cambiar los mitos alrededor del consumo.
En los últimos 25 años, informó un vocero del gremio, la industria
porcícola ha mejorado la calidad de su producción, gracias a la
puesta en marcha de granjas tecnificadas, el mejoramiento genético
de los animales y el uso de una alimentación balanceada.
Disfrute de la carne de cerdo bien cortada”
Si bien, lo cerdos de lechonería, no hacen siempre parte de la misma cadena que abastece carnicerías y frigoríficos; sus
iconos y mascotas emblemáticas no son ajenos a dinámicas e imaginarios que caracterizan su consumo: el señalamiento
moral y social; escenificaciones sexistas, invocación a la suerte, la fe y la licencia festiva, a la lujuria, a la herejía que
matizada de humor desarma la censura.
Cifrare en dos, sus características:
2.1 El cerdo es fiesta, Caníbal impúdico.
2.2 El cerdo es espejo: Hereje redimido.
2.1EL CERDO ES FIESTA: CANÍBAL IMPÚDICO.
La lechona es carnaval. Su iconicidad todo el tiempo lo refiere. A diferencia del parco icono de la Res, el Cerdo sino sonríe,
despliega una caricatura estruendosa de risa. Se viste y desviste, invoca la gula, roba insumos de la televisión, piratea sus
disfraces y licencias. De la escena regional exhibe el estereotipo de la iconicidad folclórica siendo tolimense,
minoritariamente paisa o elegante ejecutivo capitalino. El destrozo y mutabilidad es un rasgo dominante: la mutabilidad es
uno de los emblemas característicos de los cuerpos contemporáneos.
La ambigüedad que implica la exhibición, destrozo y mutilación de un cuerpo como centro simbólico en las celebraciones y
fiestas, no está centrada únicamente al referente de lo denominado popular. El encuentro de grupos humanos que señalan
el deterioro como forma de renacimiento, es casi una constante dentro de la coreografía que resulta la escena festiva de
las civilizaciones: desde las prácticas sexuales íntimas, hasta el derroche brutal de piel que resulta la guerra. La carne de
cerdo, es en Colombia particularmente, índice de festividad mayor: Fin de año, navidad, bodas y conmemoraciones
familiares. La lechona es un cierre en círculo ritual alrededor de un cadáver rutinariamente condenado como dañino, en
contravención alimenticia y estigmatizado moralmente como sucio y vulgar.
Sin embargo la risa del cerdo neutraliza cualquier cuestionamiento. En su icono desparpajado se reconoce al igual que en
la fiesta y el pecado, a un componente eventual de la vida: una licencia que permite la continuación en cotidianeidad. Señor
de la fiesta, desenfadado y amplio, el Cerdo lechona barre en su escena con cualquier escrúpulo que lo perjudique desde
la norma, pues sabe que la ley, oculta reglamentaciones invisibles tan sofisticadas como la licencia para el eventual
adulterio alimenticio. La lechona, se trasviste frecuentemente. Su nominación como hembra “la”, le confiere una nunca
cuestionada contraposición a su representación icónica de género dominantemente en el estereotipo de macho. Así, la
fiesta da libertad al cerdo de subvertir lo más condenado y asqueado desde los imaginarios de conceso social: la
ambigüedad y ruptura de la norma debeladora de lo ambiguo.
2.2 EL CERDO ES ESPEJO: UN HEREJE REDIMIDO.
El cerdo mira de frente. Mira al espectador desde su doble presencia en la vitrina. El icono son los ojos del cadáver asado.
Su humanización, va de la caricatura a la adopción de modos sofisticados de lenguaje abstracto. Es de señalar, como en
los casos revisados en el corpus de esta investigación, la “mascotizacion” animal, no es más que el resultado de una vuelta
en círculo, es decir, la humanización de caracteres animales que sintetizan nuestros contextos: auto canibalismo escénico
en el eufemismo de otra especie degollada.
El perfil ético sobre la carne de cerdo, es tan ambiguo como el señalamiento común de lo doble moral. Se Admite su escena
a través del filtro de la celebración o los rituales socializados de la abundancia; a la vez que se condena su carne con
ahínco de prescripción bíblica, repudiando su grasa, sus toxinas, y vulgaridad. Pero en el pecado se reconoce también la
redención y el cerdo es un neo-hereje absoluto. Es el corpus de la investigación se encontró, dos casos18
de parodia del
cerdo como emulo del cuerpo de Cristo; donde -en términos concretos- la lechona es de ultima cena; es decir, el cuerpo
mismo trasfigurado y repartido entre los apóstoles19
. Este señalamiento, no puede ser evaluado como una simple herejía:
esta representación, es la escenificación de una licencia, permitida desde la normativa misma. Menos que una herejía, es
una licencia que nutre la continuación de la doctrina. Para la redención se necesitan pecadores y confesores; y mejor aun
si el pecado esta preinscrito desde su acontecer, hasta su castigo. La lechona es el otro lado del espejo, un ser, amistoso
sin restricciones, celebrado y licencioso que eventualmente queremos ser.
3-EL POLLO, UN AMIGO FIEL:
Hacia los 70 s 80s la Renault en Colombia lanza una campaña que marco por casi dos generaciones la relación de los
colombianos con los automóviles: Renault 4, Amigo fiel. Esta vehiculo tenia todo para ser el mejor amigo: primero, en una
época de creciente tecnocratización social y tambaleante desconfianza política, él, no era humano. Segundo, Resultaba
aparentemente acoplable a la geografía nacional; compacto, ideal para el nuevo modelo de familia colombiana que admitía
a lo sumo dos hijos, uno de los dos patriarcas del modelo familiar anterior, y la pareja heteronormativa que se veía tan bien
dentro de su Renault.
El éxito, al parecer, fue haberse introducido en un momento coyuntural como modelo practico en medio de necesidades
cambiantes, ambiguas y marcada debilidad económica. El pollo sigue al parecer ese camino estratégico: solo él, se ha
batido hombro a hombro con la industria de la carne de Res. Hasta ahora no ha habido gripe aviar que confronte un hecho
al parecer práctico: un pollo no es una presa son mínimo 10, es carne familiar a precio más o menos cómodo. La nota del
TIEMPO, re difundida por Fenalco, lo escenifica:
POLLO DESPLAZA CONSUMO DE RES: Los bajos precios llevaron a los
colombianos a cambiar sus hábitos de consumo de carnes. Se dispara la
demanda de pollo. El dicho de 'quién pidió pollo' que hasta hace unos años se
utilizaba para dar a entender que algo era muy costoso, perdió sustento. La
razón, el pollo es hoy la carne más barata del país, en comparación con las de
res, cerdo y pescado. Las cuentas de las amas de casa son claras. Mientras un
kilo de pechuga cuesta entre 9.000 y 10.000 pesos, el de chatas de res vale cera
de 14.000 en los expendios al público, en tanto que el lomo de cerdo tiene un
precio aproximado de 13.000 pesos.
(Recuperado el 20 de agosto de 2008 en : http://www.fenalcobogota.com.co,
sobre una noticia publicada en el tiempo el 22 de Mayo de 2007.)
18
Imágenes de tamaño mural.
19 Insistiendo en el carácter moral en el consumo de cerdo, resulta simpático trae colación, la causa de muerte de Buda atribuida
generalmente a la ingestión de carne cerdo.
El pollo es económico. Su distribución es amplia y cubre todos los estratos sin limitación de presentación. Pero, es en los
asaderos donde el pollo despliega su artilugio escénico como mascota amable: es su sitio de boom a gran escala. La
muestra que recoge el corpus de este ítem icónico, se concentro alrededor de estos asaderos, dejando de lado los
frigoríficos o distribuidores de carne cruda de pollo básicamente por dos razones: la primera es que en el grueso de los
expendios de carne, “carne es de res” y abarca todas las demás; de esta forma los tenderos, negociantes y distribuidores,
señalan toda su escena icónica sobre la Res, (con algunas excepciones que incluyen pequeños carteles con fotos de pollos
“preparados”) dejando a suposición del comprador “que acá también se vende pollo y marrano” (pescado no). Segundo, en
el registro de los iconos de asaderos que dicen “Pollo”, se concentra lo mas aproximado a definición de mascota, narrado
desde una normatividad dominante de diseño y marketing incluso, por encima de lo ya revisado como cerdo y Res. Es en
este tipo de comercialización de Pollo, donde abundan representaciones, que confrontan la estrategia comercial como
conflicto simbólico, con la escenificación de productos a través de personajes que matizan estereotipos, cualidades y juegos
de rol: banalidad, contradicción, reinvención, reinterpretación y copia; plagio, canibalismo y pretensiones de diferenciación
entre circuitos populares y grandes marcas a través de la abstracción como estrategia de distinción.
Las constantes del pollo fueron:
3.1 El Pollo es urbano, la Gallina es provinciana.
3.2 El pollo es caníbal.
3.1EL POLLO ES URBANO, LA GALLINA, ES PROVINCIANA.
El Pollo es un prototipo de héroe urbano. Comparativamente, en los imaginarios recurrentes resulta más confiable y salubre
que el cerdo. No en vano el segundo consumo, después de la Res a la res a quien supera en rendimiento y economía.
Pero eso no es todo, este Pollo es inmigrante, sobreviviente, puente entre la tradición del corral y las autopistas. Es un
divo- macho, sin familia, independiente, deportivo. Si resulta actuando regionalismo, nunca tendrá la barriga del cerdo. El
pollo pertenece simbólicamente a la predominante prioridad urbana. Su pareja la Gallina, o Pollona (destinada a la
reproducción y como ponedora de huevos) está confinada a un perfil agrario.
Es una comida rápida, económica, comida de paso que puede compartirse en familia o digerir en solitario. Su
escenificación insiste en valores citadinos o hibridaciones de relaciones rurales y urbanas: campesinos estereotipados en
regionalismos escénicos; salud; despeño; prisa e independencia; aligeramiento de patrones de juventud y moda;
recurrencia a la ambigua metáfora de “sacar musculo” como emblema de fortaleza y pavoneo. La utilidad de exhibir la
corporeidad en su totalidad, tiene en el pollo un patrón diferencial respecto a este mismo recurso en el cerdo y la res: en el
caso del Pollo, el comensal puede abarcar la totalidad del animal en un solo plato y distribuir sus partes rápidamente.
Esto constituye relaciones diversas con la carne como objeto y posesión: el tamaño, la constitución, el desprese, la
repartición, jerarquía entre los convidados y relaciones de prioridad en imaginarios nutricionales.
Con el Pollo se es condescendiente, si la calidad de Carne roja es regulada en precio y distribución espacial por toda la
ciudad, igual ocurre con el Pollo. Para hoy 2008, es posible conseguir, Pollo entre 30.000 pesos hasta 8.000 pesos; este
último complementado con sopa, papas y gaseosa. El Pollo se considera noble, efectivo, y sobretodo carne adaptable a
cualquier entorno de necesidad escénica o nutricional: desde la celebración hasta comida rutinaria.
3.2EL POLLO ES CANÍBAL.
Gran parte del prestigio del pollo, lo constituyo el desprestigio de la grasa del cerdo. Pero el imaginario del Pollo como una
carne saludable por ser blanca y baja en grasa, se enfrenta ahora a crecientes señalamientos por su composición híper
hormonada y fatídica dieta cuando se ingesta con frecuencia en presentaciones fritas, sobretodo en caravana con
productos tipo malteadas, papas y frituras. Esto parece no afectar a estas mascotas; es más, en el sin fin que ocurre
cuando alimentación y consumo se concatenan y terminamos ingestando lo que acabamos de expulsar, los pollos, de
alguna forma, siempre terminan beneficiados.
En los avisos de asaderos, el Pollo siempre esta alegre, sonriente, cuando se alimenta, lo hace de Pollo, es decir, el icono
se alimenta de otro icono: el acto explicito de un pollo devorando un inconfundible muslo, se escenifica también en la brutal
competitividad y tendencia al plagio abierto y frentero que caracteriza lo valores de iconicidad en esta industria.
Los iconos distintivos, hacen parte del concepto de marca. Esta a su vez constituye una pretensión de imaginarios que
sellan distinción sobre un objeto, bien o servicio. La marca es un nuevo instructivo de fe, que apila características
diferenciales al sentido y la afectividad. La imagen por ingenua o discursiva que sea, no es un simple registro. Como huella,
resulta un lenguaje cargado de intenciones, propósito y despropósitos. La metáfora urbana del Pollo es tan brutal como
sigilosa, igual que una marca consagrada a la que debemos devoción; el Pollo frito o asado no tiene nacionalidad, aunque
la actué, se frita más o menos igual en todos los países y estratos, pasa como dieta generosa de pobres y pasa bocas de
ricos, actúa sin nacionalidad, aunque la finja. Sin cuestionamientos, los iconos que dicen “Pollo”, hacen parte ineludible del
paisaje que decora la ciudad con un inconfundible de abrazo globalizador.
4-DEL PEZ LO QUE VEZ
El pez, resulta en el grueso de imágenes capturadas, particular. Me refiero a particular como diferencial en cuanto al tipo de
estandarización que implica (como en el caso del pollo) la pretensión de “Marca” y mascota. Para el caso “Pez” las
normativas corporativas no son lo constante.
Tras revisar restaurantes y pesquerías de la zona centro-chapinero de Bogotá, se encontró como, al igual que en las
demás expresiones, el cadáver (en este caso pez “pescado”) existe mínimamente. Abundan al contrario, representaciones e
híper- exaltaciones escénicas de vida. Sus conjuntos icónicos bien podrían ser señalados como exóticos: rara vez muestra
una especie comestible, o por lo menos adquirible en ese negocio: peces multicolores, tiburones, habitantes del arrecife,
pulpos y calamares gigantes, son algunas de las imágenes recurrentes en esto sitios. Mezcla entre una tierra que no besa
el mar y escenificación regionalista, los peces Bogotanos estarían entre los mas coloridos del mundo. Ubicados
prioritariamente en pescaderías, donde los dueños de los negocios son, casi en su totalidad inmigrantes (gran porcentaje
del pacifico), el pez no se muestra como un elemento aislado de su contexto: el mar, las profundidades oceánicas, están
custodiadas por las mesas de los comensales y patrones celosos de su negocio, que dentro de los dueños de sitios
revisados, resultaron particularmente los más desconfiados en permitir el registro fotográfico. (Los dueños y tenderos de
lechonerías, actuaban una simpática desconfianza que terminaba siempre en atención personalizada y prueba del producto.
En los asaderos, -irónicamente- desconfiaban sobretodo, en ser fruto de un robo o copia de su mascota, marca o personaje
distintivo, y en las carnicerías, no hubo ni atención ni oposición, a menos que nos confundieran con personal de sanidad)
4.1PECES Y HUMANOS
El pez posee otra particularidad dentro las colecciones icónicas revisadas. La relación de dominación humana se matiza
icónicamente como una forma diferente a las otras especies recorridas en este texto: del pez, no presentimos el bramido
siniestro que acompasa el derramamiento de sangre recordando la propia corporeidad humana. La pesca artesanal pasa
por una práctica de lo denominado como folclor. En el desollé de la Res, Cerdo o Pollo, se reconoce aun el escrúpulo que
debemos esconder en el intermedio, del engorde del animal y la ingestión en un plato decorado y vaporoso. Nuestro
distanciamiento con los peces (y con el pollo no “Mascotizado”), Las representaciones de los peces son tranquilas,
naturalistas, casi de estereotipo paradisíaco, matizadas de encuentro turístico, acá los humanos se integran con facilidad
casi amistosa, pero no hay dialogo mi humanización. Iconos de Buzos entre corales exóticos, o pescadores de presencia
afro (invariablemente hombres), acompañan frecuentemente los escenarios marinos donde un pez solo no sobrevive, se
convierte en plato.
5-EPILOGO DE UNA EMPANADA CANÍBAL
Definir el corpus de este trabajo como algo esencialmente popular, resulta resbaladizo. Primero, por lo relativo que resultan
los señalamientos esencialistas; segundo, porque en un contexto como el colombiano y específicamente el Bogotano
donde los vínculos entre lo culto, masivo y popular se transversalizan en subjetividades tensas de criterios políticos,
económicos, de clase y moral; las definiciones varían por aspectos tan ínfimos y a la vez tan definitivos, como una mínima
forma de enunciación o ubicación en la ciudad. Esto determina, -en casos concretos como los revisados-, una cadena
amplia de relaciones que tratare de precisar antes que definir en una única y cerrada conclusión.
Más que para delimitar el aspecto de lo popular y su articulación a los discursos normativos en el diseño de mascotas, los
iconos explorados se revisaron como escenas que aunque escapan, en su mayoría a la enunciación taxonómica de la
academia, no por ello inciden con resultados menos efectivos que solidas estrategias comerciales. Pero es más allá donde
reside el interés profundo de este texto: en estos iconos, los significados se atrapan/ se escapan consolidando rutas de
significación mientras anclan reiteraciones de uso. Es decir, rutinas de significación en la manera que se practica el
significado del icono y en relación a lo que se quiere decir y lo que se prefiere no decir: en estas imágenes se evidencia
como en lo no enunciado habita también lo no enunciado. Para argumentar lo anterior, hablemos de una empanda caníbal
Respecto a lo nombrado hasta este momento y con excepción de las lonjas de res, la empanada de carne es un producto
en “partícula”. Está ubicada, en los extramuros de la cadena productiva. En términos generales, nunca está hecha de lo
mejor de ningún animal; es variada y regional. Combina cinco productos tan latentes en los imaginarios nacionales como la
carne: trigo, arroz, papa, grasa y maíz. No es netamente colombiana, reparte rasgos y características a lo largo y ancho de
Latinoamérica. Junto con la arepa son la cuota de comida rápida nacional más extendida. Ahora bien, como ya vimos, que
un cerdo o un pollo humanizado se “canibalicen” pasa por criterios de interpretación más o menos comprensibles, pero que
pasa con una empanada se auto coma?
El auto canibalismo es un oxímoron20
, entre toda la revisión de iconos, se encontró alusión continua al canibalismo, pero al
auto canibalismo, entendido, como consumirse asimismo, no a otro de la misma especie, solo en las empanadas
(otorguemos por uno segundo a la empanada la posibilidad de ser especie). Consumir para poseer la energía de otro tiene
sentido tribal, pero la auto-consumación en solitario, sin ofrenda bizarra o emblemática para un colectivo, convierte la
autoeliminación en un hecho masturbatorio y sin sitio en la memoria colectiva para la energía resultante. Es un válido
placer; considerable pero efímero, construido sobre el narcisista fetiche contemporáneo. Lo mejor del repertorio está
escondido tras lo que creemos ingenuo.
20
Consiste en armonizar dos conceptos opuestos en una sola expresión, formando así un tercer concepto, cuyo significado se desprende de
su interpretación lógica
La humanización de las mascotas posee un rango altamente narciso, la identificación con la propia anatomía, interpreta en
parte nuestra selectividad afectiva hacia animales que escenificamos, imitándonos. Eso que podemos denominar
“mascotizacion” de las formas, no es más que la elaboración en espejo de nuestras circunstancias. En la mascota sonriente
reside la nostalgia de nosotros mismos, una licencia para ser reflejos deformados de la norma, pero cercanos a lo que
tememos ser.
Como la sonrisa, el gesto no es menos actuado, hace presencia activa como patrón de identificación de emociones y
coreografías indicadoras del gusto, la censura y la afiliación. La carne humana adolorida, igual que ocurre con los circuitos
alimenticios y simbólicos en Bogotá, se decorada en su padecimiento con la sonrisa y el gesto; solo pactamos de ella sus
extremos icónicos y ligeramente simbólicos: carne buena y carne mala, carne sexy y reprochable, nunca derramable, nunca
contagiable, siempre mediatizada, “mascotizada”.
El cuerpo es la casa y el habitante pero también lo que de la casa y del habitante se dice. Los relatos de cuerpos, las
masacres, muertes y demás desastres sobre la corporeidad en Colombia, no serían lo mismo sin caras amables y
sonrientes: neo mascotas humanas y mediáticas que posicionadas en noticieros informativos y notas de espectáculo,
actúan, como difusores autorizados mientras imitan un tramo de la humanidad global. Al igual que las mascotas en
cualquier cadena de carnes, iconizan los dos extremos visibles de noticia: información e ilusión de consenso. Desde la
comodidad de la opinión en terceras manos, presentadores y presentadores de noticias coreografían el gesto que califica la
información a medida que es emitida. Auto consumen su imagen como una empanada caníbal: Un iconocidio
La amabilidad es una cuota del sentido común, pero el sentido común no es una esencia, resulta un momento estático en el
tiempo que trascurre durante la imposición de los consensos. Sonreír mientras consumimos a los demás o nos
consumimos así mismos como cuerpo social, encuentra una radiografía escénica en la carne y sus representaciones
graficas. De esta forma y por siempre, el icono se convierte en el único posible cielo donde se constata la resurrección
misma de la sangre.
Fuentes:
PANOFSKY, E. Estudios sobre iconología. Madrid. Alianza editorial,1994
GONZÁLEZ DE ZÁRATE, J.M. Método iconográfico. Vitoria. Ed. Ephialte (Institutos de estudios iconográficos), 1991.
MARISCAL ROCÍO LEÓN: Recuperado El 12 De Julio De 2008 En Http://Usuarios.Lycos.Es/Odiseomalaga/Art_02.Htm.
NÓMADAS NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
REVISTA DE ESTUDIOS SOCIALES No 29/ Historia De La Comida Y La Comida En La Historia/Abril 2008.