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Geotour “El Rincón Solariego”, Pancrudo (Teruel) Laboreo del chopo cabecero
Pascual Tolosa Sancho 3
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modo tenemos nuestro incipiente “árbol cabecero”. Deberán transcurrir 10 ó 12 años más hasta
que estas primeras ramas hayan engrosado y crecido, y se hayan convertido en vigas. Durante
este tiempo, y con periodicidad anual, se establecen las labores de “escamonda”, que las
comentaremos más adelante. Llega el momento del primer corte de las vigas (entre 10‐12 años
en zonas húmedas ó 15 y más en áreas con mayor escasez de agua en el suelo). Los maderistas
cortan las vigas con ayuda de las máquinas motosierras (anteriormente con hachas). No
obstante, se trata de una labor de altísimo riesgo. Una vez cortadas todas, queda una verdadera
plataforma de donde volverán a brotar nuevas ramitas, que se aclararán para hacerse ramas
gruesas y finalmente vigas, al cabo de otros 12‐15 años. Y el ciclo se repite cuantas veces se
quiera ya que los chopos, bajo este tipo de cultivo, pueden llegar edades muy longevas, de
cientos de años. De este modo podemos encontrar ejemplares muy gruesos.
La escamonda
El cultivo del chopo cabecero lleva asociada la labor de la escamonda. Esta práctica, que se
realizaba normalmente para la Sanmiguelada – a finales de septiembre‐, consistente en la tala de las
ramas laterales que salen anualmente de las ramas principales, al objeto de facilitarles una mayor
longitud y esbeltez en su figura (derechas), ya que el uso principal de las mismas será la de servir de
vigas (correas) para la construcción de cubiertas (tejados y forjados). Esta labor se hace con el hacha y el
hocino (localmente llamado “facino”).
A estas ramas anuales, tiernas y pequeñas, se les llama en Pancrudo "chopina".
Productos y usos del chopo
En primer lugar hay que señalar que el cultivo del chopo para hacerlo cabecero, trae como
principal razón su rendimiento, ya que de un solo pie (un árbol en realidad) estamos produciendo 6 u 8
ramas, mientras que de un pie sin cultivar solo se produciría una rama; además de una mayor cantidad
de ramas menudas.
Como hemos visto, del resultado de esta actividad agroforestal de los chopos cabeceros, o
también llamados “árboles trasmochos”, se obtienen vigas (ramas poderosas, rectas y altas) y chopina
(ramitas anuales delgadas y llenas de hojas verdes). Pero ¿para que se emplean estos productos?
Las vigas
El principal uso de las vigas sanas y esbeltas ha sido la construcción de cubiertas (tejados) y
forjados (pisos) de casas, corrales y parideras. En concreto para este uso se han utilizado las partes más
gruesas y rectilíneas de la rama, quedando el extremo final o punta destinado a otros usos, para
tablones y tablas. Si al cortar las ramas se observa que alguna no está sana, o carece de esbeltez, se
trocea para su empleo como fuente de energía en estufas y chimeneas.
Las ramas principales, una vez caídas del árbol y antes de convertirse en vigas, se limpian de las
ramas menores y salientes que le puedan restar belleza a la pieza. Se dejan unos días para que oreen
(localmente “jorear”) y, posteriormente, se pelan; es decir, se le saca la piel (o “pelarza”) para que
quede la madera de la viga a la vista, más bonita, y además para evitar que los gusanos la perforen y la
afeen, ya que éstos se reproducen con gran facilidad y procacidad en la piel del chopo tierno recién
caído. Lo de esperar unos días a pelar es porque la pelarza se despega mejor.
Geotour “El Rincón Solariego”, Pancrudo (Teruel) Laboreo del chopo cabecero
Pascual Tolosa Sancho 4
Una vez peladas se acopian en un lugar en el que no puedan coger humedad y se dejan secar, ya
que las vigas deben emplearse para la construcción una vez secas; de lo contrario se podrían deformar
y, con ello, también las cubiertas y forjados de los que formaran parte.
Durante este tiempo, y aún después de estar colocadas en obra, es necesario inspeccionar las
vigas con cierta frecuencia ya que existen insectos que les gusta vivir en ellas y las perforan, llamados
comúnmente “carcoma”. Entre ellos se encuentran, de menor a mayor tamaño del diámetro de la
perforación, los “líctidos”, los abejorros y el taladro de la madera. Los primeros son especies autóctonas
que originan perforaciones finas, de 1‐2 mm (de adultos son como pequeños mosquitos voladores), los
abejorros (similares a las abejas) de hasta 5 mm ó más, y el taladro, por sus dimensiones, es el “rey” de
las perforaciones, si bien, los primeros son quizá los más dañinos.
Por otro lado, un uso más industrial de la madera de chopo, dado que es blanda, porosa, ligera y
frágil, es la carpintería ligera de baja resistencia, así como la fabricación de cajas, tarimas, pasta de
papel, etc. Como ornamental y árbol de sombra se ha utilizado desde antiguo. Por otro lado, la corteza
contiene salicina y taninos, por lo que se ha utilizado como curtiente.
La chopina
La chopina la constituyen los restos de la escamonda anual que se les practica a las ramas
principales (futuras vigas). Son ramas pequeñas llenas de hojas verdes.
En este sentido, el hecho de escamondar los árboles a finales de septiembre proviene de dar
“verde” al ganado ovino ya que en estas fechas es quizá cuando más se acusa el período seco del
verano. La hierba verde escasea y las ovejas comen paja seca de los rastrojos por lo que unas comidas
de hojas verdes de chopo resultan ser un jugoso manjar. Una vez quedan las ramas peladas de hojas, se
recogen en gavillas y se almacenan como leña para encender las estufas en invierno. Estos palos secos y
finos prenden muy bien.
Si en esta labor de engavillado se encuentran ramas rectilíneas, y más o menos resistentes, se
retiran y tras un breve laboreo con el hacha se preparan como soportes para el trepado de las plantas
de las judías, a emplear en el próximo año. De este modo se preparan los fardos de “palos de judieras”.
Otras veces puede resultar interesante reservar la chopina para el invierno. En ese caso, nada
más escamondar, se hacen las gavillas con todo el ramaje y, tras esperar unos días a que las hojas se
sequen, se procede a su almacenamiento en los graneros o establos.
Entre todas estas labores también se retira chopina como alimento para los conejos de corral.
Estos animales se comen especialmente la corteza de las ramas, quedando éstas completamente limpias
para ser usadas como leña para el fuego.
Medioambiente
Este cultivo del chopo cabecero genera de modo indirecto numerosas protuberancias y huecos
en su cabeza, de modo que se convierte en un excelente edificio para el anidamiento de las aves, entre
ellas las grajas. También sobre ellos hacen sus nidos los pájaros carpinteros y otros de menor tamaño.
En la actualidad, dado el desuso en que ha entrado la madera del chopo, en concreto para la
construcción, hace que esta práctica se vaya extinguiéndose poco a poco, de manera que cada vez
resulta más frecuente ver choperas formadas por árboles de rama única destinados a producir madera
para usos más industrializados tales como tablones, cajas, tarimas, pasta de papel, etc. Es por lo que hoy
en día está en serio peligro de extinción esta actividad agrológica. En Pancrudo actualmente el uso
principal de esta madera, pese a su reducida calidad, es para calefacción a través de estufas y
chimeneas.
Geotour “El Rincón Solariego”, Pancrudo (Teruel) Laboreo del chopo cabecero
Pascual Tolosa Sancho 5
3.‐ Propiedades medicinales
El chopo tiene diversos componentes que pueden administrarse con uso medicinal. Se extraen
de la corteza (decocción) y de las yemas (infusión). Por ejemplo:
Como uso interno
Es una planta contra el dolor y la inflamación. Las yemas contienen salicina que el hígado
transforma en ácido salicílico, una forma natural de la aspirina. Se han utilizado para tratar el
reumatismo debido a su capacidad para reducir el dolor y desinflamar las articulaciones.
Asimismo se han usado para el tratamiento de la gota favoreciendo la excreción del ácido úrico
Remedio para las infecciones del aparato urinario: nefritis, cistitis, piedras en el riñón.
Ayuda para algunas enfermedades respiratorias: bronquitis y resfriados.
Como uso externo
Los taninos de que dispone favorece la función cicatrizante de las heridas. Usado como
cataplasma en el tratamiento de heridas y úlceras.
Las yemas de los chopos (localmente también llamadas "gaticos"), de carácter resinoso y olor
agradable, constituyen un remedio antiquísimo contra las hemorroides que, incorporadas con
manteca de cerdo y otros componentes, han servido para preparar el ungüento popúleo.
También se usa para el tratamiento de las quemaduras.
Recolección, conservación y preparación
La corteza se recoge en otoño y se deja secar al sol. Las yemas se recogen a principio de
primavera y deben secarse a la sombra en espacios abiertos. Posteriormente se guardan en frascos
herméticos.
La preparación de decocciones e infusiones es la siguiente:
Decocción: media cucharadita de corteza seca por taza de agua.
Infusión: dos cucharadas de yemas secas por litro de agua.
La dosificación depende del tipo de enfermedad a tratar (Dos‐tres tazas al día).
4.‐ Bibliografía
Revista “Pancrudo”, Nº 5 (2001) y Nº 7 (2003). Asociación Cultural “El Calabozo” de
Pancrudo (Teruel). D.L.: TE‐76‐1.998
http://es.wikipedia.org
Directiva 92/43/CEE del Consejo, de 21 de mayo de 1992, relativa a la conservación de los
hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres
http://www.aragon.es/DepartamentosOrganismosPublicos/Departamentos/AgriculturaGan
aderiaMedioAmbiente/AreasTematicas/MA_Biodiversidad/RedNatura2000/ci.03_Habitats.d
etalleDepartamento
http://www.botanical‐online.com/propiedadesdelchopo.htm
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