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BMW
BUTIFARRAS en MOTO…WROOMMM...
Cerrado por Vacaciones
Salida 7-8-2013
El día amaneció soleado. Habían pronosticado un descenso de las temperaturas y daba la
impresión de que a esas horas de la mañana dicha predicción no iba a suceder. Cogí la moto y
me encaminé tranquilamente hasta el punto de encuentro, la gasolinera de Pallejà. Llegué el
primero y dos minutos más tarde apareció Rethane, quien fue directamente hasta el surtidor
de gasolina para llenar el depósito. Realizada la operación dejó su moto al lado de la mía y
mientras hablábamos apareció Xavi, a quien no conocía. Primario no tardó en unirse al grupo
dejando su moto al lado del resto.
Recuerdo que mientras hablábamos de algunas leves imprudencias que se produjeron en la
última salida del grupo y de la cual no fui testigo y que fueron recogidas por varios vídeos que
cuelgan en la red, Rethane le preguntó a Xavi si era mosso, por su más que evidentes y amplios
conocimientos del código de circulación y demás normas reglamentarias, a lo que Xavi negó
más de tres veces como hizo San Pedro con Jesús en las Sagradas Escrituras. Y mientras eso
sucedía, una dotación de los mossos entró en la gasolinera y nadie reparó en el vehículo en
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cuestión, éste hizo su ronda y se detuvo justo en la espalda de Xavi. “Mierda” pensamos los
demás, ya nos han pillado… y eso que ni acabamos de salir. Xavi se dio la vuelta y reconoció al
conductor y representante de la ley y el orden y hacia allí, a escasos dos metros, se acercó a
saludarlo...El resto queríamos aprovechar el momento y huir del escenario del crimen como
alma que lleva el diablo pero la enmienda no prosperó. A partir de ahí planeó la sospecha de
que Xavi era el topo del grupo, un mosso infiltrado con la orden de identificar a los infractores
de los famosos vídeos y dió pie a momentos de risa y diversión en el posterior almuerzo. Xavi
se despidió de su amigo y estos desaparecieron como vinieron. Comenzaron las primeras risas
con las sospechas...
El siguiente en aparecer fue Doc con su majestuosa pelirroja, quien también llenó depósito
antes de unirse al grupo.
Y cinco minutos antes de la hora convenida apareció Jordi. Ya estábamos todos. Terminaron
los saludos y nos pusimos en marcha.
Rodamos en grupo los seis por la concurrida autovía, no hay que olvidar que era operación
salida y tampoco era normal la afluencia de tantos vehículos a tan temprana hora. Nuestro
ritmo era bastante tranquilo y de hecho fuimos superados por bastantes coches que tenían
más prisa por disfrutar de sus merecidas vacaciones que seis moteros en busca del santo Grial,
la auténtica y genuina Butifarra catalana.
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Poco a poco fuimos acercándonos hasta la majestuosa montaña de Montserrat y cogimos la
salida de Abrera. Realizamos el trayecto hasta Monistrol detrás de varios coches y respetando
siempre la legalidad. Aproveché para disfrutar del paisaje, el curso de un bastante lleno río
Llobregat, los impresionantes macizos de Montserrat. En un momento dado distinguí los
edificios previos al Monasterio y la Basílica y se lo indiqué a Rethane, que era quien me seguía,
pero luego me confesó que no entendió mi indicación. Que él no vio más que roca y más
roca...
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Pasado Monistrol nos cruzamos con tres motos y la última era un trike de nueva generación,
un pepino que no hay que descartar para el futuro, pues como siga engordando con tanta
butifarra voy a necesitar un bicharraco de estos. Rápidamente cogimos el desvío hacia
Marganef y comenzamos a avivar el ritmo por una carretera revirada y muy estrecha pero que
Doc y Rethane ya se conocían.
Doc dejó a Rethane que liderará el grupo y unas tres curvas más adelante nos topamos con un
inmenso camión que ocupaba completamente nuestro carril y que apenas nos dejaba ver el
carril contrario y que nos ralentizó el ritmo. El camión nos vio por el espejo y aminoró el paso y
se escoró lo que buenamente pudo a su derecha dándonos paso a todos... (¿Verdad que fue
así como sucedió la maniobra, Rethane?...Todo dentro de la más absoluta legalidad, no hubo
uno que pasó primero y que quedó grabado en vídeo porque nadie grabó la salida de aquella
mañana... SEÑOR JUEZ...-licencia de autor-)
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Con un buen ritmo íbamos enlazando los seis moteros curva tras curva y cuando
comenzábamos a disfrutar de la carretera aminoramos el ritmo y entramos en la tranquila y
desierta población a pie de Montserrat. Aparcamos nuestras motos en una amplia explanada
casi en las afueras del pueblo y bajamos andando un buen trecho por la solitaria calzada. Una
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pareja de moteros con paquete aparecieron y subieron sus motos en la acera. Nos saludamos y
les dejamos realizando la maniobra, luego almorzarían en el mismo local que el nuestro. De
hecho creo que era el único de todo el pueblo.
Entramos en el local y nada más entrar nos topamos con una gran sorpresa, una majestuosa
Sherpa 250 en perfecto estado, una mítica Bultaco. Con una como esa, aunque en un modelo
anterior, me inicié en el inigualable mundo de las motos. Qué grandes recuerdos y qué viejo
me sentí en ese instante... Pero nada que unas muy más que divertidas risas y una buena
butifarra hiciesen olvidar. Posiblemente haya sido el almuerzo en el que más me haya reído de
todos, llegué incluso a llorar de risa literalmente y a punto estuve de atragantarme con un
trozo de buti en la garganta y sin poder dejar de reír. Menuda muerte más absurda... Pero me
hubiese muerto a gusto, eso si...
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Nada más coger mesa, Rethane miró por la ventana y distinguió dos avestruces y comenzaron
las risas que no cesaron en todo el almuerzo. Xavi, con un auténtico humor inglés, seguía
alentando que era mosso de escuadra, Primario se quejaba sobre el video del minuto de gloria
que Doc había colgado en la red y que vi y constanté, Rethane recordó más anécdotas del
famoso, y que ya está entrando en leyenda, viaje a Andorra. Anécdotas realmente divertidas y
que como no las viví no puedo recoger en esta crónica pero que todos conocemos. De hecho,
creo no equivocarme en decir que con tanta risa las butifarras y hasta la propia salida en moto
pasaron desapercibidas y a segundo término de tantas y tantas risas que se prodigaron en
aquella mesa. Incluso cuando marchamos del restaurante seguíamos riendo a carcajadas
recordando más anécdotas. Posiblemente aquel sábado seis rudos moteros rompimos la
tranquilidad de aquel silencioso y tranquilo pueblo situado en las faldas de Montserrat.
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Volvimos a nuestras fieles motos y justo cuando íbamos a salir Primario confundió una sombra
de suciedad con una grieta en la llanta de su moto y allí nos arremolinamos los seis como si
supiéramos qué hacer en caso afirmativo. Por suerte pasando el dedo y quitando la suciedad
todo se quedó en un susto y un par de risas más por nuestros amplios conocimientos de
ingeniería...
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Volvimos a la ruta y como esta vez sí que grabé en vídeo pasé a comandar al grupo durante
unos seis kilómetros que duró la revirada y estrecha carretera que moría en la que viene de
Montserrat a Manresa. Y hacia allí nos encaminamos, pasamos por Ca la iaia y tranquilamente
nos plantamos en Manresa. Al salir de la población con destino a Cardona adelanté a un
vehículo y cuando miré por el retrovisor vi que nadie del grupo me seguía. Alarma. Continué
hasta la siguiente rotonda y volví sobre mis pasos cuando distinguí a mis compañeros. Después
me enteré de que se habían detenido prudentemente en un semáforo en rojo... Las sospechas
sobre la verdadera identidad de Xavi seguían coleando…
Di la vuelta en un cruce y me uní nuevamente al grupo. Recuerdo que hasta Cardona apenas
pudimos adelantar en las dos pequeñas subidas que hay y que nuestro carril se dobla para
facilitar el adelantamiento de vehículos lentos. Mucha circulación, demasiada. Poco antes de
tomar el desvío hacia Cardona comenzaron a caernos algunas gotas, las gotas duraron poco y
apenas nos importunaron. Ascendimos hacia la ciudad con la inmejorable vista del gallardo
castillo. Doc saludó a un scooter y recorrimos sus calles hasta que dimos con otra sinuosa
carretera. Volvimos a avivar el ritmo y a entrelazar curvas y pequeñas rectas hasta que en una
curva a derechas apareció un tractor, por su carril, pero con una segadora tras de sí propia de
“la Matanza de Texas” que ocupaba todo su carril y parte del nuestro. Por suerte o por
habilidad, ya que Doc se conoce tan bien estas carreteras que hasta sabe cuándo es tiempo de
cosecha y de avistamientos de tractores y demás artilugios más propios del campo que de la
carretera, Doc entró tranquila y prudentemente en la curva y le avisó con el claxon para que el
buen y diligente granjero tuviese cuidado con el resto del grupo. Todo quedó en mera
anécdota, pero el susto fue de órdago.
Y entre más curvas y rectas que cada vez se estaban haciendo más estrechas llegamos a una
pequeña población, pedanía o vaya a usted saber qué. Era tan pequeño que hasta el nombre le
hacía juego, SU. Yo no sabía si habíamos viajado en el tiempo y estábamos en China o alguien
había cortado el cartel indicativo y lo dejó tal cual. Incluso llegué a pensar en el nombre de Su-
Ellen… Menuda chorrada se llega a pensar debajo de un casco… La cuestión es que parecía que
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Doc había errado la ruta y nos adentramos en SU, para consular el gps y para aprovechar y
echar un cigarrito los fumadores.
Vueltos a las motos salimos de SU y, nada más salir, nos encontramos con una bifurcación y ni
un solo cartel informativo. Acabábamos de batir el récord de… a ver quién se pierde antes… No
habíamos recorrido ni cincuenta metros y ya estábamos parados en la cuneta dudando sobre
qué camino escoger. Finalmente Doc se decantó por la de mejor asfalto y con arcén y por allí
comenzamos a estirar los motores de nuestras dormidas motos. El ritmo era mucho más
alegre ya que el asfalto lo permitía, exceptuando pequeños tramos en los que nos
encontrábamos socavones tapados por gravilla sin compactar y que unía la peligrosidad de
pasar por encima la lluvia de grava que nos íbamos escupiendo unos a otros con nuestras
ruedas traseras. Cuando nos libramos de la lacra de los parches de gravilla el grupo fue
estirándose como la cola de un dragón, con la consecuencia de que el último pasa,
generalmente, a ser el que realiza el récord del circuito ya que para seguir el ritmo de los de
adelante tiene que apretar más los dientes. Poco antes de llegar a la carretera que baja de
Andorra me puse en cabeza y le pedí a Doc que aminorara el ritmo, que los últimos íbamos a
ser los primeros en llegar al reino de los cielos. Así, con ritmo mucho más tranquilo, llegamos
al cruce de la carretera de Andorra, aunque nosotros íbamos en dirección inversa, hacia Calaf
pues ya era buena hora de regresar a nuestras respectivas moradas.
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Doc bajó tanto el ritmo que hubo un momento en que pensé si se había molestado por mi
pequeña sugerencia. Pero no, posteriormente me confirmó que a partir de ahí la ruta siempre
estaba plagada de los temidos hombre de azul, y no eran los pitufos precisamente. Prueba de
ello es que en breve comenzamos a cruzarnos con automóviles que nos indicaban la presencia
de “grillos” y nos aconsejaban que bajásemos un ritmo que ya era imposible bajar más de lo
lento que circulábamos. Prueba de ello es que detrás de una casamata había escondido un
coche patrulla camuflado y dos cientos metros más adelante la consabida patrulla alerta para
la caza y captura de los buenos samaritanos que pagamos religiosamente nuestros impuestos…
Tranquilamente llegamos a Calaf y recuerdo como Jordi y yo le echábamos unas miraditas de
envidias a tres motos clásicas que estaban estacionadas en el carril contrario. Una era una
impala, otra parecía una brinco y la tercera no pude identificar pero era la más brillante y
cuyos cromados relucían mucho. Continuamos la ruta y nos desviamos para entrar en otro
pequeño pueblo, Prats del Rei, para hacer una ligera pausa y refrescarnos un rato antes de
despedirnos.
Doc le preguntó a una buena mujer y ésta le aconsejó el bar Ca la Montse, pero la Montse no
estaba, sino su hija Giorgina que muy amablemente nos atendió y hasta nos hizo una de las
fotos de grupo.
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Cuando volvimos a las motos aprovechamos para despedirnos y volvimos a la ruta por una vía
revirada y estrecha. Pasamos cerca de unos molinos de viento que me recordaron a Tarifa y
enlazamos con la autovía que nos llevaría a casa.
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Nada más entrar en la autovía Xavi nos adelantó a todos y tomó la salida de Vilafranca.
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El resto seguimos por los túneles del Bruch, Montserrat, el pont del Diable y Rethane fue el
siguiente en despedirse y tomar la variante que le llevaría hasta la Ap-7. Después vino mi turno
y me despedí de Doc, de Jordi y de Primario, llegando a casa con unos 270 km en el
velocímetro.
Y como esto se cierra por vacaciones sólo me resta desear buenas vacaciones a todo el mundo
y hasta la vuelta.
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